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Livro - Ledesma - OEA
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EL SISTEMA INTERAMERICANO
DE PROTECCIÓN DE
LOS DERECHOS HUMANOS
Aspectos institucionales y procesales
Tercera edición,
revisada y puesta al día
2004
IV INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
341.481.8
I59s3 Instituto Interamericano de Derechos Humanos
El sistema interamericano de protección de los derechos
humanos: aspectos institucionales y procesales / Héctor
Ledesma Faúndez. -- 3 ed. -- San José, C.R.: Instituto Interameri-
cano de Derechos Humanos, 2004.
600 p.; 15 x 22.5 cm.
ISBN 9968-917-24-9
1. DERECHOS HUMANOS-PROTECCION 2. DERECHOS HUMANOS-SISTEMA
INTERMERICANO 3. DERECHOS HUMANOS-INSTRUMENTOS INTERNACIONALES
4. COMISIÓN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS 5. CONVENCIÓN
AMERICANA SOBRE DERECHOS HUMANOS 6. ESTADOS DE EMERGENCIA 7.
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS I. Faúndez Ledesma, Héctor
II. Título.
Las opiniones y los énfasis destacados en el texto, son de exclusiva responsabilidad de su autor y
no reflejan necesariamente los puntos de vista del IIDH ni la posición de la Autoridad Noruega
para el Desarrollo Internacional.
Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio existente sin la autorización explícita
y escrita del Instituto Interamericano de Derechos Humanos.
Este material puede ser citado siempre que se dé el respectivo crédito.
Autor:
Héctor Faúndez Ledesma
Equipo productor de la publicación:
Gilda Pacheco, Directora del Departamento de Entidades de la Sociedad Civil
Coordinación académica
Marisol Molestina, Unidad de Información y Servicio Editorial
Coordinación editorial
Mabel Morvillo
Revisión de estilo
Alejandro Pacheco R.
Diagramación y artes finales
Mundo Gráfico
Impresión
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www.iidh.ed.cr
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS V
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
Dedicatoria
El Sistema Interamericano
de Protección de los Derechos Humanos
SUMARIO
Introducción 1
Primera Parte:
Los sistemas normativos 25
Cap. I El subsistema derivado de la Carta de la OEA 31
Cap. II El subsistema de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos 53
Cap. III El régimen jurídico de los estados de emergencia 95
Cap. IV Los órganos de la Convención 141
Segunda Parte:
Las competencias de los órganos de la Convención 227
Cap. V El establecimiento de la competencia de la Comisión 239
Cap. VI Las condiciones y requisitos de admisibilidad de las peticiones 273
Cap. VII La solicitud de medidas cautelares 371
Cap. VIII La instrucción del procedimiento 395
Cap. IX El procedimiento de conciliación 431
Cap. X La decisión de la Comisión 465
Cap. XI La adopción de medidas provisionales 509
Cap. XII La competencia contenciosa de la Corte 591
Cap. XIII Las excepciones preliminares 629
Cap. XIV Las fases del procedimiento sobre el fondo 673
Cap. XV La sentencia y el pronunciamiento sobre reparaciones 777
Cap. XVI Los recursos disponibles 929
Cap. XVII La competencia consultiva de la Corte 947
Conclusión:
Balance y perspectivas 995
Bibliografía 1013
Anexos 1033
VIII INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS IX
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
TABLA DE MATERIAS
Introducción
Primera Parte
Los sistemas normativos
Capítulo I
El subsistema derivado de
la Carta de la OEA
Capítulo II
El subsistema de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos
Capítulo III
El régimen jurídico
de los estados de emergencia
Capítulo IV
Los órganos
de la Convención
A.- La Comisión ................................................................................141
1.- Su composición .....................................................................142
a) Los requisitos y mecanismo de selección .........................142
XII INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
b) El régimen de incompatibilidades.....................................145
c) Los impedimentos e inhibiciones ......................................147
d) La prolongación de sus mandatos .....................................149
2.- Sus competencias ..................................................................149
3.- Su funcionamiento ................................................................156
a) Su organización interna ....................................................156
b) Su sede..............................................................................157
c) Sus períodos de sesiones...................................................158
d) El quórum .........................................................................158
e) La Secretaría Ejecutiva .....................................................159
f) Los recursos financieros....................................................164
4.- Sus idiomas de trabajo ..........................................................165
B.- La Corte .......................................................................................166
1.- Su composición .....................................................................167
a) Los jueces titulares ...........................................................167
i.- Las condiciones requeridas ..........................................167
ii.- El mecanismo de selección .........................................169
iii.- La prolongación del mandato.....................................171
iv.- La provisión de vacantes ............................................177
b) Los jueces ad hoc ............................................................180
i.- Su justificación .............................................................182
ii.- Su procedencia ............................................................186
iii.- Su idoneidad para el cargo .........................................193
c) Los jueces interinos .........................................................193
2.- El régimen de incompatibilidades .........................................194
3.- Impedimentos e inhabilidades ...............................................202
a) Impedimentos ...................................................................202
b) Inhabilidades.....................................................................204
4.- Sus competencias ..................................................................207
5.- Su organización y funcionamiento ........................................208
a) La sede ..............................................................................208
b) Los recursos humanos y financieros.................................209
c) La organización interna ....................................................211
d) El quórum .........................................................................212
e) La función de la Secretaría ...............................................213
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS XIII
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
Segunda Parte
Las competencias
de los órganos de la Convención
Capítulo V
El establecimiento
de la competencia de la Comisión
Capítulo VI
Las condiciones
y requisitos de admisibilidad de las peticiones
Capítulo VII
La solicitud de medidas cautelares
Capítulo VIII
La instrucción del procedimiento
Capítulo IX
El procedimiento de conciliación
Capítulo X
La decisión de la Comisión
Capítulo XI
La adopción de
medidas provisionales
Capítulo XII
La competencia contenciosa de la Corte
Capítulo XIII
Las excepciones preliminares
Capítulo XIV
Las fases del
procedimiento sobre el fondo
Capítulo XV
La sentencia
y el pronunciamiento sobre reparaciones
Capítulo XVI
Los recursos disponibles
Capítulo XVII
La competencia
consultiva de la Corte
Conclusión:
Balance y perspectivas
Bibliografía
Anexos
Roberto Cuéllar M.
Director Ejecutivo
Roberto Cuéllar M.
Director Ejecutivo
PREFACIO
(a la Primera Edición)
INTRODUCCIÓN
Una de las áreas en que -en las últimas décadas- el Derecho Internacional
ha experimentado mayores trasformaciones, y en la que aún se encuentra en
una etapa de formación y consolidación, es en el campo del Derecho de los
derechos humanos. En esta esfera, caracterizada como el desarrollo progresivo
de los derechos humanos -y siempre con el propósito más amplio de preservar
y fortalecer los derechos del individuo-, se observa una marcada tendencia hacia
la protección de lo que se considera grupos vulnerables, hacia el diseño de
mecanismos internacionales de protección más eficaces, e incluso hacia la
formulación de nuevos derechos.1
Debido a que el respeto de los derechos humanos es un elemento que le
confiere legitimidad al orden social y político, prácticamente todos los Estados,
en mayor o menor medida, reconocen, en su ordenamiento jurídico interno, un
catálogo de derechos individuales y confieren algunas garantías mínimas para
el goce y ejercicio de esos derechos; sin embargo, la experiencia ha demostrado
que tales garantías suelen ser insuficientes, en la medida en que pueden ser
modificadas por la voluntad unilateral de cada Estado, en función de los valores
prevalecientes y de los intereses de los grupos dominantes en cada sociedad. Es
por este motivo que, a partir del término de la Segunda Guerra Mundial, se ha
puesto mayor énfasis en el reconocimiento internacional de ciertos derechos
básicos de la persona, a los cuales se ha denominado derechos humanos, y a los
que, paralelamente, se ha rodeado de garantías y de mecanismos procesales
internacionales de protección, que configuran un sistema de garantía colectiva
de los Estados, distinto del previsto en los ordenamientos jurídicos nacionales
1 Cfr., en este sentido, Pedro Nikken, La protección internacional de los derechos humanos: su
desarrollo progresivo, Instituto Interamericano de Derechos Humanos / Editorial Civitas, S.A.,
Madrid, 1987, 321 pp.
2 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
A.- LA NOCIÓN
DE ‘DERECHOS HUMANOS’
No nos vamos a referir aquí al contenido político y valorativo inherente
a la noción de derechos humanos, ni tampoco a las distintas acepciones en que
se puede emplear esta expresión, ya sea como producto de una obligación moral,
o de una aspiración o ideal por alcanzar, o como producto de ciertas necesidades
básicas que se requiere atender, o como manifestación de reivindicaciones
políticas insatisfechas.3
Con plena conciencia de sus dimensiones políticas y culturales, en las
páginas que siguen nos referiremos a los derechos humanos en cuanto categoría
normativa, como reflejo de una facultad derivada del ordenamiento jurídico.
Sin embargo, tampoco podemos olvidar que el ordenamiento jurídico es fuente
de diversas categorías de derechos -tanto para las personas naturales como para
las personas jurídicas-, y que con la expresión ‘derechos humanos’ no nos
referimos a todos los derechos de que pueda ser titular un ser humano,4 ya sea
que éstos deriven de sus vínculos familiares, de sus relaciones contractuales o
extra-contractuales, o de su pertenencia a un grupo social o político. Esta
expresión se ha reservado para ciertos derechos básicos, o mínimos, que son
inherentes a toda persona, y que derivan únicamente de su condición de ser
humano. Aunque sin identificar exactamente cuáles son esos derechos básicos
o elementales, lo dicho precedentemente proporciona un criterio que permite
responder a esta interrogante y precisar el contenido material de los derechos
humanos, teniendo como punto de referencia la dignidad inherente del ser
humano, independientemente de la vieja controversia entre positivistas y ius-
naturalistas.
3 En esta materia nos remitimos a un trabajo anterior nuestro, titulado El estudio de los derechos
humanos: su concepto, carácter interdisciplinario, y autonomía jurídica, en Revista de la Facultad
de Derecho, Universidad Católica Andrés Bello, Nº 39 - 40, Caracas, 1988, pp. 67 y ss.
4 Cfr. ibíd., p. 71.
4 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
7 Cfr., en este sentido, la sección I de la Ley Fundamental Alemana, que puede señalarse como
precursora de esta tendencia, seguida por la sección 1a. del Capítulo I de la Constitución Española,
y también, por el capítulo 1 del Título II de la Constitución colombiana (aunque, en este caso, con
exclusión de los derechos económicos, sociales y culturales, y de los derechos ambientales).
8 Cfr. su voto razonado concurrente en Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Bulacio
vs. Argentina, sentencia del 18 de septiembre de 2003, párrafo 25 del voto razonado.
9 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Baena Ricardo y otros (270 trabajadores
vs. Panamá). Competencia, sentencia del 28 de noviembre de 2003, párrafo 78.
10 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, La expresión ‘leyes’ en el artículo 30 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, Opinión Consultiva OC-6/86, del 9 de mayo
de 1986, párrafo 21.
6 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
11 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso del Tribunal Constitucional (Aguirre Roca,
Rey Terry y Revoredo Marsano vs. Perú), sentencia del 3 de enero de 2001, párrafo 68.
12 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe N° 6/91, Caso 10.400, Guatemala,
adoptado el 22 de febrero de 1991, Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos 1990 - 1991, Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos, Washington
D.C., 1991, p. 244, párrafo 90.
8 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
13 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez, sentencia del 29 de
julio de 1988, párrafos. 164, 169, y 170; y Caso Godínez Cruz, sentencia del 20 de enero de 1989,
párrafos. 173, 178, y 179.
14 Una temprana expresión de la necesidad de proteger al individuo de los abusos o excesos del poder
estatal se refleja en la noción de libertades fundamentales que, aunque más restringida que el concepto
de derechos humanos, resalta precisamente la obligación que tiene el Estado de abstenerse de interferir
en el ejercicio de ciertos derechos individuales.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 9
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
15 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso del Tribunal Constitucional. Competencia,
sentencia del 24 de septiembre de 1999.
16 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Bámaca Velásquez, sentencia del 25
de noviembre de 2000, párrafo 98.
17 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso de la ‘Panel Blanca’ (Paniagua Morales y
otros), sentencia del 8 de marzo de 1998, párrafo 91, y Caso de los ‘Niños de la calle’ (Villagrán
Morales y otros), sentencia del 19 de noviembre de 1999, párrafo 75.
10 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
25 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez, sentencia del 29 de julio
de 1988, párrafo 134. También, Caso Godínez Cruz , sentencia del 20 de enero de 1989, párrafo
140, y Caso Fairén Garbi y Solís Corrales, sentencia del 15 de marzo de 1989, párrafo 136.
26 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Responsabilidad internacional por expedición y
aplicación de leyes violatorias de la Convención (Arts. 1 y 2 Convención Americana sobre
Derechos Humanos), Opinión Consultiva OC-14/94, del 9 de diciembre de 1994, párrafo 56.
27 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Castillo Petruzzi y otros, sentencia del 30
de mayo de 1999, párrafo 89.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 13
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
28 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez, sentencia del 29 de julio
de 1988, párrafo 154, y Caso Godínez Cruz, sentencia del 20 de enero de 1989, párrafo 162.
29 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez, sentencia del 29 de
julio de 1988, párrafo 172, y Caso Godínez Cruz, sentencia del 20 de enero de 1989, párrafo 182.
30 Cfr., en este sentido, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Caballero Delgado y
Santana, sentencia del 8 de diciembre de 1995, párrafo 60. También, Caso Castillo Petruzzi y
otros, sentencia del 30 de mayo de 1999, párrafo 90.
31 Esta consideración tampoco ha escapado a la atención de la Corte, la cual ha expresado que “toda
persona privada de libertad tiene derecho a vivir en condiciones de detención compatibles con su
dignidad personal y (que) el Estado debe garantizarle el derecho a la vida y a la integridad personal.
En consecuencia, el Estado, como responsable de los establecimientos de detención, es el garante de
estos derechos de los detenidos”. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Caballero
Delgado y Santana, sentencia del 8 de diciembre de 1995, párrafo 60. Las cursivas son del autor de
estas líneas.
14 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
32 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Hilaire, Constantine y Benjamin y otros
vs. Trinidad y Tobago, sentencia del 21 de junio de 2002, párrafo 101.
33 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez, sentencia del 29 de
julio de 1988, párrafo 154, y Caso Godínez Cruz, sentencia del 20 de enero de 1989, párrafo 162.
34 Cfr., en este sentido, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Castillo Petruzzi y otros.
Excepciones preliminares, sentencia del 4 de septiembre de 1998, párrafo 83.
35 Ibíd, párrafo 84.
36 Cfr. ibíd, párrafo 103.
37 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Blake, sentencia del 24 de enero de 1998,
párrafos 17 y 84.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 15
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
38 Lo que pudiéramos caracterizar como la tesis del liberalismo clásico, o del liberalismo en lo político.
39 Lo que pudiéramos caracterizar como la tesis del socialismo.
40 Cfr., en este sentido, la Resolución Nº 1169 (XXII-O/92) de la Asamblea General de la Organización
de Estados Americanos, del 23 de mayo de 1992, párrafo 6.
41 Omitimos referirnos a la no menos importante función que ejerce el Estado a través de las otras
ramas del Derecho, tales como el Derecho Civil, el Derecho Laboral, el Derecho Procesal, el Derecho
administrativo, etc., que también tienen el efecto de proteger al individuo en el goce y ejercicio de
sus derechos.
16 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
beligerantes;42 frente a los excesos en el ejercicio del poder cometidos por los
órganos del Estado, el individuo cuenta con el nuevo Derecho de los derechos
humanos.
A mayor abundamiento, la determinación de los agentes que pueden violar
los derechos humanos, para que sea coherente con los acuerdos internacionales
sobre esta materia, debe relacionarse con los entes que asumen la obligación de
respetar esos derechos -los Estados-, y sobre todo con la capacidad que se tiene
para garantizarlos, a través de los órganos del poder público.
De manera concordante con lo ya expresado, a los órganos de supervisión
del sistema internacional y regional sólo les corresponde pronunciarse sobre la
responsabilidad del Estado en las denuncias que se le sometan por la presunta
violación de los derechos humanos, la cual puede ser el resultado de una acción
directa de sus órganos o de una omisión del deber de garantía. En efecto, en
armonía con el criterio antes expuesto, en el sistema interamericano son los
Estados quienes, de acuerdo con el art. 1 de la Convención, asumen la obligación
de respetar los derechos reconocidos en ella, y de garantizar su libre y pleno
ejercicio; 43 en este mismo sentido -además de que la parte primera de la
Convención se denomina “Deberes de los Estados y Derechos protegidos”-,
también es importante recalcar que el art. 33 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos se refiere a la competencia de la Comisión y de la Corte
para conocer del cumplimiento de los compromisos contraídos por los Estados,
quedando excluidos del ámbito de los derechos humanos los hechos que ni
directa ni indirectamente puedan imputarse a los Estados. Asimismo, también
es importante observar que, en el preámbulo de la Convención de la OEA para
la Prevención y Castigo de Actos Terroristas,44 se señala que el respeto por los
42 Recogido principalmente en los cuatro convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949, a saber, el
Convenio de Ginebra para aliviar la suerte de los heridos y enfermos en las fuerzas armadas en
campaña, el Convenio para aliviar la suerte de los heridos, enfermos y náufragos de las fuerzas
armadas en el mar, el Convenio de Ginebra sobre el trato a los prisioneros de guerra, y el Convenio
sobre la protección de las personas civiles en tiempo de guerra, y los dos protocolos adicionales a
dichos convenios, el Protocolo Adicional a los Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949
relativo a la Protección de las Víctimas de los Conflictos Armados Internacionales, y el Protocolo
Adicional a los Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949 relativo a la Protección de las
Víctimas de los Conflictos Armados sin Carácter Internacional, ambos del 10 de julio de 1977.
43 Aunque, según una tesis del gobierno de los Estados Unidos no compartida por la doctrina, el art. 2
de la Convención, que señala que los Estados se comprometen a adoptar las medidas legislativas o
de otro carácter que fueren necesarias para hacer efectivos los derechos y libertades que allí se
consagran, constituiría la obligación principal asumida por los Estados y privaría de exigibilidad
inmediata y directa a la obligación de respeto y garantía contenida en el art. 1. Cfr. Louis B. Sohn y
Thomas Buergenthal, International Protection of Human Rights, The Bobbs-Merrill Company Inc.,
New York, 1973, p. 1365.
44 Suscrita en Washington, D. C., el 2 de febrero de 1971.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 17
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
caníbales. Sin duda que los bienes jurídicos involucrados pueden ser los mismos
y que, desde un punto de vista ético, pudiera sostenerse que en cualquier caso
se han violado derechos humanos. Pero, sin perjuicio de la responsabilidad
penal del delincuente, la responsabilidad jurídica y política por el respeto de los
derechos humanos corresponde solamente al Estado, en cuanto garante de los
mismos, y en cuanto ente del que tenemos derecho a esperar un comportamiento
digno y decente.
Lo anterior no equivale a sostener que el poder estatal y los derechos
humanos sean elementos antagónicos e irreconciliables; muy por el contrario,
ellos son complementarios y se necesitan mutuamente. En una sociedad
democrática, si bien el Estado tiene el deber de respetar y garantizar los derechos
humanos, la sociedad también necesita de los órganos del poder, como mejor
garantía para que cada ciudadano pueda ejercer y disfrutar plenamente de sus
derechos.
45 Cfr., en este sentido, la Declaración final de la Conferencia de Viena, aprobada por la Conferencia
Mundial de Derechos Humanos el 25 de junio de 1993, cuyo punto 8 expresa que “la democracia, el
desarrollo y el respeto de los derechos humanos y de las libertades fundamentales son conceptos
interdependientes que se refuerzan mutuamente”. Véase. también, en lo que se refiere únicamente a
su relación con la democracia, el Compromiso de Santiago con la Democracia y con la Renovación
del Sistema Interamericano, aprobado en la 3ª sesión plenaria de la Asamblea General de la OEA,
celebrada el 4 de junio de 1991, vigésimo primer período ordinario de sesiones, Santiago, Chile.
OEA/Ser.P/AG/doc. 2734/91, 4 junio 1991.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 19
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
46 Es evidente que la situación de los derechos humanos es más precaria bajo regímenes dictatoriales;
pero, lamentablemente, la violación de esos derechos no es un privilegio exclusivo de las dictaduras.
La diferencia con la democracia radica en que ésta hace posible asumir compromisos para garantizar
el respeto de los derechos humanos y en que, por su propia naturaleza, rechaza los atropellos del
aparato represivo que, en otras circunstancias, pueden formar parte de lo cotidiano.
47 Corte Interamericana de Derechos Humanos, La colegiación obligatoria de periodistas (Arts. 13
y 29 Convención Americana sobre Derechos Humanos), Opinión Consultiva OC-5/85 del 13 de
noviembre de 1985, párrafo 44.
20 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
48 Corte Interamericana de Derechos Humanos, El efecto de las reservas sobre la entrada en vigencia
de la Convención Americana (Arts. 74 y 75), Opinión Consultiva OC-2/82 del 24 de septiembre
de 1982, párrafo 27.
49 Ibíd, párrafo 29.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 21
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
55 Cfr. Taking Rights Seriously, Harvard University Press, Cambridge, Massachusetts, 1977, 371 pp.
24 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
Primera Parte
1 Cfr., en este sentido, La Protección Internacional de los Derechos Humanos en América Latina y el
Caribe (versión preliminar), documento de Naciones Unidas, A/Conf.157/PC/63/Add.3, del 18 de
marzo de 1993, pp. 13 a 27.
28 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
2 Cfr. Thomas Buergenthal, El Sistema Interamericano para la Protección de los Derechos Humanos,
en Anuario Jurídico Interamericano, 1981, Secretaría General de la Organización de los Estados
Americanos, Washington, D. C., 1982, p. 121.
3 Cfr. el Título II, capítulos II y III del Reglamento de la Comisión.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 29
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
4 En realidad, las diferencias más apreciables se producen en la última etapa del procedimiento y
tienen que ver con las gestiones de mediación de la Comisión para lograr una solución amistosa, y
con los trámites que la Comisión puede realizar ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos,
únicamente respecto de aquellos Estados que hayan ratificado la Convención y que hayan aceptado
la competencia de la Corte.
30 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 31
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
Capítulo I
EL SUBSISTEMA DERIVADO DE
LA CARTA DE LA OEA
que proclama los derechos fundamentales del individuo, sin distinción de raza,
nacionalidad, credo, o sexo, y que establece como uno de los deberes
fundamentales de los Estados el de respetar los derechos de la persona humana,
y ii) la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, aprobada
el 2 de mayo de 1948, siete meses antes de la adopción de la Declaración
Universal de Derechos Humanos.7
La Declaración Americana constituye un complemento indispensable de
la Carta, en cuanto esta última no especifica cuáles son los derechos de la persona
humana, tarea que desarrolla la primera. Pero, si bien la Declaración sostiene,
en su preámbulo, que la protección internacional de los derechos humanos debía
ser ‘guía principalísima’ del Derecho Americano en evolución, a diferencia de
la Carta de la OEA, ella no adoptó la forma de un tratado,8 por lo que, en
cuanto mera Declaración, no resulta vinculante; según su propio preámbulo, la
Declaración fue concebida como “el sistema inicial de protección” que los
Estados americanos consideraron adecuado en el momento de adoptarla. Sin
embargo, la circunstancia de que la Declaración no tenga, en sí misma, un
carácter obligatorio, no significa que el contenido de la Declaración tenga las
mismas características y carezca de fuerza jurídica; en este sentido, se ha
sostenido que muchos de los derechos allí reconocidos tienen la categoría de
costumbre internacional, 9 o que ella enuncia principios fundamentales
reconocidos por los Estados americanos.10 Además, según el gobierno del Perú,
si bien antes de entrar en vigencia la Convención Americana sobre Derechos
7 Resolución XXX, Acta Final de la Novena Conferencia Internacional de los Estados Americanos,
Bogotá, Colombia, marzo 30 - mayo 2, 1948, p. 38. En realidad, también se aprobaron otras
resoluciones relativas a los derechos humanos, tales como aquella que aprobó la convención sobre
la concesión de los derechos civiles y políticos de la mujer, la relacionada con la condición económica
de la mujer trabajadora, y la Carta Interamericana de Garantías Sociales. Cfr. Conferencias
Internacionales Americanas, segundo suplemento, 1945-1954, Unión Panamericana, Washington,
D. C., 1956, pp. 172 y sig., p. 192, y pp. 195 a 203.
8 En la resolución XL de la Conferencia Interamericana sobre Problemas de la Guerra y de la Paz,
celebrada en la ciudad de México del 21 de febrero al 8 de marzo de 1945 (Conferencia de
Chapultepec), se consideró que, para lograr la protección internacional de los derechos humanos,
estos deberían estar enunciados “en una Declaración adoptada en forma de Convención por los
Estados”. Sin embargo, la Conferencia de Bogotá optó por una solución diferente, aprobando el
texto que comentamos como una mera Declaración, y no como un tratado.
9 Cfr. la tesis de los gobiernos de Costa Rica y Uruguay, en Corte Interamericana de Derechos Humanos,
Interpretación de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre en el marco
del artículo 64 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, Opinión Consultiva OC-
10/89 del 14 de julio de 1989, párrafos 11, 14 ii), y 18.
10 Cfr. la tesis del gobierno de Uruguay, en Corte Interamericana de Derechos Humanos, Interpretación
de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre en el marco del artículo
64 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, Opinión Consultiva OC-10/89 del 14
de julio de 1989, párrafo 14 ii).
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 33
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
11 Cfr. la tesis del gobierno del Perú en Corte Interamericana de Derechos Humanos, Interpretación
de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre en el marco del artículo
64 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, Opinión Consultiva OC-10/89 del 14
de julio de 1989, párrafo 13.
12 Con anterioridad, la misma idea se había expresado en el párrafo 6º del preámbulo del Tratado
Interamericano de Asistencia Recíproca, suscrito en Río de Janeiro el 2 de septiembre de 1947, el
cual afirma que “la organización jurídica es una condición necesaria para la seguridad y la paz y que
la paz se funda... en el reconocimiento y la protección internacionales de los derechos y libertades
de la persona humana”.
13 En este mismo orden de ideas, las reformas introducidas a la Carta de la OEA, con la aprobación del
Protocolo de Buenos Aires, incorporaron nuevas disposiciones en los capítulos VII, VIII, y IX de la
misma, relativas a los derechos económicos, sociales, y culturales.
14 Resolución XXXI, Acta Final de la Novena Conferencia Internacional de los Estados Americanos,
Bogotá, Colombia, marzo 30 - mayo 2, 1948.
34 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
19 Prólogo del libro La denuncia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, de Mónica
Pinto, Editores del Puerto s.r.l., Buenos Aires, 1993, p. 16.
36 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
24 Cfr., en este sentido, el art. 2 del Estatuto original de la Convención, aprobado el 25 de mayo de
1960.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 39
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
C.- LA EXPANSIÓN DE
LOS PODERES DE LA COMISIÓN
Desde el primer momento, la Comisión percibió lo reducido de sus
atribuciones, por contraste con la magnitud de las responsabilidades que se le
encomendaron. Es por ello que, en su primera sesión, por iniciativa del entonces
Presidente de la Comisión, señor Rómulo Gallegos, 25 en su reunión del 28 de
octubre de 1960, ésta se dirigió al Consejo de la OEA señalando que sus limitados
poderes no le permitirían cumplir la misión en defensa de los derechos humanos
que los pueblos de América esperaban de ella, y que sentía que sus obligaciones
no deberían restringirse a promover el respeto de tales derechos sino también a
velar porque ellos no fueran violados; en ese sentido, propuso modificar el art.
9 del Estatuto y agregar dos artículos adicionales.
25 Se trata del destacado escritor venezolano que, luego de ser electo Presidente de Venezuela en
diciembre de 1947, gobernó brevemente dicho país desde febrero de 1948 hasta el 24 de noviembre
del mismo año, fecha en que fue depuesto por un golpe militar.
26 Cfr., Louis B. Sohn and Thomas Buergenthal, International Protection of Human Rights, The Bobbs-
Merrill Company, Inc., Indianápolis, Kansas City, Nueva York, 1973, pp. 1286 a 1288.
27 Acta Final de la Octava Reunión de Consulta de Ministros de Asuntos Exteriores, Resolución IX,
OASOR, OEA/Ser.F/II.8, Doc. 68 Rev., 1962.
40 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
2.- LA INTERPRETACIÓN
DE LAS ATRIBUCIONES DE LA COMISIÓN
28 Cfr. Inter-American Commission on Human Rights, Report on the work accomplished during its
first session , October 3 to 28, 1960, OASOR, OEA/Ser.L/V/11.1, Doc. 32, Washington, D. C.,
1961, pp. 8 a 14.
29 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, La Organización de los Estados Americanos
y los Derechos Humanos, 1960-1967, Washington, D. C., 1972, pp. 39 a 53.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 41
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
30 Cfr. Inter-American Commission on Human Rights, Report on the work accomplished during
its first session, October 3 to 28, 1960, OASOR, OEA/Ser.L/V/11.1, Doc. 32, Washington, D. C.,
1961, p. 9.
42 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
31 Disposición que sirvió para sesionar en República Dominicana en 1961 y 1963, permitiendo a la
Comisión aprovechar esa oportunidad para recibir denuncias y considerar la situación general de los
derechos humanos en el país.
32 Aprobado por la Asamblea General de la OEA mediante resolución Nº 447, en su noveno período de
sesiones, celebrado en La Paz, Bolivia, en octubre de 1979.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 43
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
33 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe sobre la situación de los derechos
humanos en Paraguay, Washington, D.C., 1978, párrafos 1 al 16.
44 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
41 Cfr., en este sentido, Mónica Pinto, La denuncia ante la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos, Editores del Puerto s.r.l., Buenos Aires, 1993, p. 28.
42 En efecto, en la reunión de mayo de 1975, al conocer del informe de la Comisión sobre la situación
de los derechos humanos en Chile, la Asamblea General rompió con su práctica anterior, y adoptó
una resolución en que solicitó de la Comisión aprovechar todos los medios pertinentes para obtener
y considerar más información, y presentar, a la próxima sesión de la Asamblea General, un nuevo
informe sobre la situación de los derechos humanos en dicho país. Cfr. la Resolución 190, del 19 de
mayo de 1975. Al año siguiente, no sólo se adoptó una resolución más vigorosa por las violaciones
de los derechos humanos cometidas en Chile (AG/OEA, Resolución 243, del 17 de junio de 1976),
sino que también se adoptó otra resolución (AG/OEA, Resolución 242, del 17 de junio de 1976)
sobre algunos de los aspectos considerados en el informe anual de la Comisión correspondiente a
1975. Desde entonces, la Asamblea General ha examinado -con mayor o menor detenimiento- los
informes que le presenta la Comisión y ha adoptado medidas respecto de las situaciones allí tratadas.
48 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
43 Además del art. 9 (bis), también se agregó al Estatuto un art. 7 (bis), autorizando al Presidente de la
Comisión para trasladarse a la sede de la misma y permanecer allí por el tiempo que fuera necesario
para el cumplimiento de sus funciones, y un art. 14 (bis), disponiendo que los servicios de secretaría
de la Comisión serían proporcionados por una unidad funcional especializada, que sería parte de la
Secretaría General de la OEA, y que contaría con los recursos necesarios para el cumplimiento de
las tareas que se había confiado a la Comisión.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 49
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
51 Cfr. el art. 150 de la Carta de la OEA, reformada por el Protocolo de Buenos Aires.
52 Nota del gobierno de los Estados Unidos, de fecha 4 de enero de 1991, en el caso Nº 10.573, citada
en el Informe de la Comisión Nº 31/93, caso 10.573, Estados Unidos, de fecha 14 de octubre de
1993. Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos 1993, Secretaría
General Organización de los Estados Americanos, Washington, D. C., 1994, p. 224.
53 El cual fue aprobado el 31 de octubre de 1979, por la Asamblea General de la OEA, en su noveno
período ordinario de sesiones, celebrado en La Paz, Bolivia.
52 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
Capítulo II
EL SUBSISTEMA
DE LA CONVENCIÓN AMERICANA
SOBRE DERECHOS HUMANOS
1 Resolución XL de la Conferencia.
54 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
5 Cfr. el Informe anual de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, 1991, Secretaría General,
Organización de los Estados Americanos, Washington, D. C., 1991, p. 9.
6 Suscrito en San Salvador, el 17 de noviembre de 1988, y en vigor desde el 16 de noviembre de 1999.
7 Suscrito en Asunción, Paraguay, el 8 de junio de 1990. En vigor desde el 28 de agosto de 1991.
8 Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura, suscrita en Cartagena de
Indias, Colombia, el 9 de diciembre de 1985, y en vigor desde el 28 de febrero de 1987.
9 Convención Interamericana sobre la Desaparición Forzada de Personas, aprobada en el vigésimo
cuarto período ordinario de sesiones de la Asamblea General de la OEA, en junio de 1994. En vigor
desde el 28 de marzo de 1996.
10 Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer
(Convención de Belem do Pará), adoptada en Belém do Pará, en el vigésimo cuarto período ordinario
de sesiones de la Asamblea General de la OEA, el 9 de junio de 1994. En vigor desde el 5 de marzo
de 1995.
11 Convención Interamericana para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra
las Personas con Discapacidad, adoptada en Ciudad de Guatemala, el 7 de junio de 1999.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 57
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
12 Cfr. Pedro Nikken, La protección Internacional de los Derechos Humanos: su desarrollo progresivo,
Instituto Interamericano de Derechos Humanos / Editorial Civitas, S.A., Madrid, 1987.
13 En el continente americano, cfr., por ejemplo, el art. 5, párrafo 2º, de la Constitución de Chile del 11
de agosto de 1980 y reformada, en este punto, el 17 de agosto de 1989, el art. 93 de la Constitución
de Colombia, del 6 de julio de 1991, y los artículos 23 y 31 de la Constitución de Venezuela, en vigor
desde el 30 de diciembre de 1999.
58 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
14 Por contraste, esta obligación se puede comparar con la asumida por los Estados en el art. 2 del
Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, que dispone que cada uno de
los Estados Partes “se compromete a adoptar medidas, tanto por separado como mediante la asistencia
y la cooperación internacionales, especialmente económicas y técnicas, hasta el máximo de los
recursos de que disponga, para lograr progresivamente, por todos los medios apropiados, inclusive
en particular la adopción de medidas legislativas, la plena efectividad de los derechos aquí
reconocidos”.
15 Sin duda, hay que exceptuar aquellos derechos en que la propia Convención encomienda la regulación
de su ejercicio a las leyes internas de los Estados. Cfr., por ejemplo, los arts. 10, 18, y 25 de la
Convención. Asimismo, respecto de los derechos económicos, sociales, y culturales, a que se refiere
el art. 26, el compromiso de los Estados consiste en “adoptar providencias... para lograr
progresivamente la plena efectividad de esos derechos”.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 59
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
16 Cfr., en este sentido, Thomas Buergenthal, El Sistema Interamericano para la Protección de los
Derechos Humanos, Anuario Jurídico Interamericano 1981, Secretaría General de la Organización
de Estados Americanos, Washington, D. C., 1982, pp. 124 y ss.
60 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
protegidos), sino también en relación con las normas procesales, tal como la
referente a la cláusula de aceptación de la competencia contenciosa del Tribunal.
Tal cláusula, esencial a la eficacia del mecanismo de protección internacional,
debe ser interpretada y aplicada de modo que la garantía que establece sea
verdaderamente práctica y eficaz, teniendo presente el carácter especial de los
tratados de derechos humanos”.17
Por otra parte, el carácter autoejecutorio de la Convención está
íntimamente relacionado con la naturaleza autónoma de sus disposiciones. Con
esto queremos indicar que los conceptos utilizados por la Convención, tales
como ‘seguridad nacional’, ‘ley’, ‘orden público’, etc., tienen un sentido propio,
en el contexto de la Convención, y son independientes del sentido y alcance
que el Derecho interno de los Estados partes pueda atribuir a esas mismas
expresiones.
2.- SU APLICACIÓN
A LOS ESTADOS FEDERALES
17 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Ivcher Bronstein. Competencia, sentencia del
24 de septiembre de 1999, párrafo 37, y Caso del Tribunal Constitucional. Competencia, sentencia
del 24 de septiembre de 1999, párrafo 36.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 61
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
3.- EL MARGEN
DE APRECIACIÓN DEL ESTADO
26 Cfr. la sentencia de la Corte en Brannigan and McBride v. United Kingdom, sentencia del 23 de
mayo de 1993, párrafo 43.
64 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
27 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Ivcher Bronstein (Baruch Ivcher Bronstein
vs. Perú), sentencia del 6 de febrero de 2001, párrafo 88.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 65
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
29 Cfr. Corte Europea de Derechos Humanos, Case of Jacubowski v. Germany, sentencia del 26 de
mayo de 1994, párrafo 26.
30 Cfr. Corte Europea de Derechos Humanos, Case of Steel and others v. The United Kingdom,
sentencia del 23 de septiembre de 1998, párrafo 101.
31 Cfr. Corte Europea de Derechos Humanos, Case of Chorherr v. Austria, sentencia del 25 de agosto
de 1993, párrafo 31.
32 Cfr. Corte Europea de Derechos Humanos, Case of Otto-Preminger-Institut v. Austria, sentencia
del 20 de septiembre de 1994, párrafo 50.
33 Cfr. Corte Europea de Derechos Humanos, Case of Tolstoy Miloslavsky v. The United Kingdom,
sentencia del 23 de junio de 1995, párrafo 48.
34 Cfr. Corte Europea de Derechos Humanos, Segunda Sección, Case of Demuth v. Switzerland,
sentencia del 5 de noviembre de 2002, párrafo 48.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 67
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
35 Cfr. Corte Europea de Derechos Humanos, Case of Wingrove v. The United Kingdom, sentencia
del 22 de octubre de 1996, párrafos 56 y 58.
36 Cfr. ibíd, párrafo 63.
68 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
37 Cfr., por ejemplo, European Court of Human Rights, Case of Müller and others, sentencia del 24
de mayo de 1988, párrafo 32.
38 Cfr. . E/CN.4/1985/4, párrafo 12.
39 Cfr. Corte Europea de Derechos Humanos, Case of Castells v. Spain, sentencia del 23 de abril de
1992, párrafo 46.
40 Cfr. Corte Europea de Derechos Humanos Case of Markt Intern Verlag GmbH and Klaus
Beermann, sentencia del 20 de noviembre de 1989, párrafo 33. Cfr., también, Corte Europea de
Derechos Humanos, Case of Sürek and Özdemir v. Turkey, sentencia del 8 de julio de 1999,
párrafo 57 (ii).
41 Cfr. Corte Europea de Derechos Humanos, Case of Wingrove v. The United Kingdom, sentencia
del 22 de octubre de 1996, párrafo 58.
42 Cfr. Corte Europea de Derechos Humanos, Case of Goodwin v. The United Kingdom, sentencia
del 27 de marzo de 1996, párrafo 40.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 69
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
43 Cfr., por ejemplo, Corte Europea de Derechos Humanos, Segunda Sección, Case of Marônek v.
Slovakia, sentencia del 19 de abril de 2001, párrafo 53. También, Corte Europea de Derechos
Humanos, Case of Vogt v. Germany, sentencia del 26 de septiembre de 1995, párrafo 52.
44 Cfr. Cfr. Corte Europea de Derechos Humanos, Case of Müller and others, sentencia del 24 de
mayo de 1988, párrafos 44 y 45.
70 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
45 Algunos de esos derechos han sido examinados por el autor de estas líneas en Administración de
justicia y Derecho Internacional de los derechos humanos, Universidad Central de Venezuela, Caracas,
1992, 398 pp. También, Daniel O’Donnell, Protección Internacional de los Derechos Humanos,
Comisión Andina de Juristas, Lima, 1988, 752 pp.
46 Aunque el derecho a fundar una familia pueda calificarse como un derecho civil, el derecho a la
protección de la familia tiene un evidente contenido social.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 71
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
51 Cfr. Los fundamentos filosóficos de los derechos humanos en el contexto europeo, en A. Diemer, J.
Hersch y otros, Los fundamentos filosóficos de los derechos humanos, Serbal / UNESCO, París,
1985, p. 153.
52 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe N° 25/88 sobre los casos 9777 y
9718, Argentina, 30 de marzo de 1988, párrafo 6 de la parte dispositiva, en Informe Anual de la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos 1987-1988, Secretaría General Organización
de los Estados Americanos, Washington, D.C., 1988, p. 79.
74 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
53 Hasta marzo de 2004, este protocolo ha sido ratificado por 13 Estados: Argentina, Brasil, Colombia,
Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, México, Panamá, Paraguay, Perú, Surinam, y Uruguay.
54 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez, sentencia del 29 de
julio de 1988, párrafo 162, y Caso Godínez Cruz, sentencia del 20 de enero de 1989, párrafo 171.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 75
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
y por las omisiones de los mismos aun si actúan fuera de los límites de su
competencia o en violación del derecho interno.55
En relación con el artículo 2 de la Convención, la Corte ha dicho que, en
el Derecho Internacional (‘derecho de gentes’, según el tribunal), una norma
consuetudinaria prescribe que un Estado que ha celebrado un convenio
internacional, debe introducir en su derecho interno las modificaciones necesarias
para asegurar la ejecución de las obligaciones asumidas, y que esta norma ha
sido calificada por la jurisprudencia como un principio evidente; por lo tanto,
es en ese orden de ideas que la Convención Americana establece la obligación
de cada Estado Parte de adecuar su derecho interno a las disposiciones de dicha
Convención, para garantizar los derechos en ella consagrados.56 A juicio de la
Corte, el deber general del artículo 2 de la Convención implica la adopción de
medidas en dos vertientes: por una parte, la supresión de las normas y prácticas
de cualquier naturaleza que entrañen violación a las garantías previstas en la
Convención; por la otra, la expedición de normas y el desarrollo de prácticas
conducentes a la efectiva observancia de dichas garantías.57 Por consiguiente,
los Estados Partes en la Convención no pueden dictar medidas legislativas o de
cualquier otra naturaleza que violen los derechos y libertades en ella reconocidos,
porque ello contraviene, además de las normas convencionales que consagran
los respectivos derechos, el artículo 2 de la Convención.58 Además, la Corte ha
señalado que, independientemente de que haya sido aplicada en un caso concreto,
una norma de Derecho interno puede, per se, violar el art. 2 de la Convención.59
1.- EL ‘RESPETO’
DE LOS DERECHOS HUMANOS
55 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez, sentencia del 29 de
julio de 1988, párrafos. 164, 169, y 170; y Caso Godínez Cruz, sentencia del 20 de enero de 1989,
párrafos. 173, 178, y 179.
56 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Garrido y Baigorria. Reparaciones,
sentencia del 27 de agosto de 1998, párrafo 68.
57 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Castillo Petruzzi y otros, sentencia del 30
de mayo de 1999, párrafo 207.
58 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Baena Ricardo y otros (270 trabajadores
vs. Panamá), sentencia del 2 de febrero de 2001, párrafo 182.
59 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Suárez Rosero, sentencia del 12 de noviembre
de 1997, párrafo 98.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 77
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
2.- LA ‘GARANTÍA’
DE LOS DERECHOS HUMANOS
60 Es innecesario destacar que esta obligación está íntimamente asociada con el concepto mismo de
derechos humanos, el cual surge en el marco de las relaciones entre el individuo y el Estado, y
supone poner límites al poder ejercido por los órganos del Estado.
61 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Juan Humberto Sánchez vs.
Honduras, sentencia del 7 de junio de 2003, párrafo 142.
78 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
62 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez, sentencia del 29 de
julio de 1988, párrafo 166, y Caso Godínez Cruz, sentencia del 20 de enero de 1989, párrafo 175.
63 Cfr. ibíd, párrafos 167 y 176 respectivamente.
64 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Bulacio vs. Argentina, sentencia del 18 de
septiembre de 2003, párrafo 142.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 79
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
sino que además requiere que los Estados tomen todas las medidas apropiadas
para proteger y preservar el derecho a la vida (lo que se caracteriza como una
obligación positiva), bajo su deber de garantizar el pleno y libre ejercicio de los
derechos de todas las personas bajo su jurisdicción; pero la Corte subraya que
esta protección activa del derecho a la vida por parte del Estado no sólo involucra
a sus legisladores, sino a toda institución estatal, y a quienes deben resguardar
la seguridad de las personas, ya sean estas sus fuerzas de policía o sus fuerzas
armadas.65 En opinión de los jueces Cançado Trindade y Pacheco Gómez, la
violación de un derecho sustantivo debe vincularse expresamente con la
obligación general de garantizar los derechos protegidos que tienen los Estados
partes en la Convención de conformidad con el art. 1 N° 1 de la misma, pues de
lo contrario se estaría privando a ésta de sus efectos en el Derecho interno.66
En el marco de esta obligación, de acuerdo con el criterio sustentado por
la Corte, un hecho ilícito violatorio de los derechos humanos que inicialmente
no resulte imputable directamente a un Estado, ya sea por tratarse de la obra de
un particular o por no haberse identificado al autor de la transgresión, puede
acarrear la responsabilidad internacional del Estado no por ese hecho en sí
mismo, sino por falta de la debida diligencia para prevenir la violación o para
tratarla en los términos requeridos por la Convención.67 Según el tribunal, el
Estado está en el deber jurídico de prevenir razonablemente las violaciones de
los derechos humanos, de investigar seriamente con los medios a su alcance las
violaciones que se hayan cometido dentro del ámbito de su jurisdicción a fin de
identificar a los responsables, de imponerles a éstos las sanciones pertinentes, y
de asegurar a la víctima una adecuada reparación.68 Cuando las normas de
Derecho interno que garantizan los derechos consagrados en la Convención no
son observadas, entonces el Estado debe aplicar las disposiciones previstas para
los casos de incumplimiento e imponer las sanciones correspondientes; éstas
serían las medidas previstas por la Convención para garantizar y hacer efectivos
los derechos y libertades previstos en ella.69 De manera que el contenido de
65 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Juan Humberto Sánchez vs. Honduras ,
sentencia del 7 de junio de 2003, párrafo 110.
66 Cfr. su voto razonado conjunto, en Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Las Palmeras,
sentencia del 6 de diciembre de 2001, párrafo 8 del voto razonado.
67 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez, sentencia del 29 de
julio de 1988, párrafo 172, y Caso Godínez Cruz, sentencia del 20 de enero de 1989, párrafo 182.
68 Cfr. ibíd, párrafos 174 y 184 respectivamente.
69 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Garrido y Baigorria. Reparaciones (Art.
63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de agosto de 1998,
párrafo 71.
80 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
70 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Juan Humberto Sánchez vs. Honduras ,
sentencia del 7 de junio de 2003, párrafo 111.
71 Cfr. ibíd, párrafo 132.
72 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Castillo Petruzzi y otros, sentencia del 30
de mayo de 1999, párrafo 207, y Caso Bulacio vs. Argentina, sentencia del 18 de septiembre de
2003, párrafo 143.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 81
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
73 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Juan Humberto Sánchez vs. Honduras ,
sentencia del 7 de junio de 2003, párrafo 134.
74 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Excepciones al agotamiento de los recursos internos
(Arts. 46.1, 46.2.a y 46.2.b Convención Americana sobre Derechos Humanos), Opinión Consultiva
OC-11/90, del 10 de agosto de 1990, párrafo 34.
75 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Barrios Altos (Chumbipuma Aguirre y
otros), sentencia del 14 de marzo de 2001, párrafos 41 al 44, y Caso Bulacio vs. Argentina, sentencia
del 18 de septiembre de 2003, párrafos 111 y 116.
82 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
3.- LA ADOPCIÓN DE
DISPOSICIONES DE DERECHO INTERNO
83 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Barrios Altos (Chumbipuma Aguirre y
otros vs. Perú), sentencia del 14 de marzo de 2001, párrafos 42, 43, y 44.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 85
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
4.- LA PROHIBICIÓN
DE LA DISCRIMINACIÓN
84 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Bulacio vs. Argentina, sentencia del 18 de
septiembre de 2003, párrafo 116.
85 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Juan Humberto Sánchez vs. Honduras ,
sentencia del 7 de junio de 2003, párrafo 189.
86 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Hilaire, Constantine y Benjamin y otros
vs. Trinidad y Tobago, sentencia del 21 de junio de 2002, párrafo 113.
86 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
D.- LA RELACIÓN
ENTRE DERECHOS Y DEBERES
La primera parte de la Convención incluye un capítulo sobre los deberes
de las personas, conformado por un solo artículo -el art. 32-, cuyo título hace
referencia a la ‘correlación’ entre deberes y derechos. En realidad, el párrafo 1
del art. 32 no establece exactamente esa correlación, y se limita a indicar -en
forma genérica- que toda persona tiene deberes para con la familia, la comunidad,
y la humanidad, pero sin especificar cuáles son esos deberes.91 En el mismo
sentido, en el preámbulo del Pacto Internacional de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales, así como en el preámbulo del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos, se expresa que “el individuo, por tener deberes
respecto de otros individuos y de la comunidad a que pertenece, está obligado a
procurar la vigencia y observancia de los derechos reconocidos” en dichos pactos
internacionales.
Este enfoque no es nuevo en el sistema interamericano, puesto que
anteriormente ya había sido adoptado por la Declaración Americana de los
Derechos y Deberes del Hombre, cuyo preámbulo se refiere a la relación que
existe entre unos y otros, observando que el cumplimiento del deber de cada
uno es exigencia del derecho de todos, que derechos y deberes se integran
correlativamente en toda actividad social y política del hombre, y que si los
derechos exaltan la libertad individual, los deberes expresan la dignidad de esa
libertad.
Si bien, desde un punto de vista ético, no se puede negar que, en efecto,
derechos y deberes están íntimamente relacionados, desde un punto de vista
político, no podemos dejar de subrayar el peligro que encierra el destacar tal
relación en un instrumento de esta naturaleza, cuya función es señalar los límites
del poder del Estado frente al individuo y no los deberes de este último frente a
la sociedad, formulados de manera genérica y abstracta.
No se puede ignorar que, a pesar de lo dispuesto por el art. 29 de la
Convención, que prohíbe a los Estados interpretar cualquiera de sus disposiciones
en el sentido de permitir suprimir el goce y ejercicio de los derechos y libertades
92 Cfr. su voto razonado en Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Hilaire vs. Trinidad y
Tobago. Excepciones preliminares, sentencia del 1 de septiembre de 2001, Caso Constantine y
otros vs. Trinidad y Tobago. Excepciones preliminares, sentencia del 1 de septiembre de 2001, y
Caso Benjamin y otros vs. Trinidad y Tobago. Excepciones preliminares, sentencia del 1 de
septiembre de 2001, párrafo 20 del voto razonado.
90 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
93 Corte Interamericana de Derechos Humanos, El efecto de las reservas sobre la entrada en vigencia
de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (Arts. 74 y 75), Opinión Consultiva OC-
2/82, del 24 de septiembre de 1982, párrafo 29.
94 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, El Derecho a la Información sobre la Asistencia
Consular en el Marco de las Garantías del Debido Proceso Legal, Opinión Consultiva OC-16/
99, del 1 de octubre de 1999, párrafo 114, y Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas
Tingni vs. Nicaragua, sentencia del 31 de agosto de 2001, párrafo 146.
95 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Ivcher Bronstein. Competencia, sentencia
del 24 de septiembre de 1999, párrafo 42, y Caso del Tribunal Constitucional. Competencia.,
sentencia del 24 de septiembre de 1999, párrafo. 41.
96 Cfr. Corte Internacional de Justicia, Reservations to the Convention on the Prevention and
Punishment of the Crime of Genocide, Advisory opinion, I.C.J. Reports 1951, p. 23.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 91
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
equilibrio entre las obligaciones asumidas por las partes; por el contrario, los
tratados de derechos humanos están inspirados en el reconocimiento de objetivos
superiores a los intereses de las partes, derivados de la existencia de un orden
público internacional, y al que las partes se han comprometido a brindarles su
garantía colectiva. Los tratados de derechos humanos, cuyo propósito es el
reconocimiento de ciertos valores fundamentales que hacen posible la
convivencia civilizada, han contribuido a generar normas de ius cogens, válidas
erga omnes, y cuya vigencia es independiente de una obligación convencional.
Estos principios, que sirvieron de inspiración a la hoy desaparecida Comisión
Europea de Derechos Humanos,97 han sido parte de la jurisprudencia reiterada
de la Corte Europea de Derechos Humanos,98 que ha sido citada con aprobación
por parte de la Corte Interamericana.99
En la interpretación de la Convención, el principio del efecto útil, de
tanta relevancia en el ámbito del Derecho Internacional, adquiere una importancia
trascendental, y así ha sido enfatizado por la Corte. Citando a su homóloga
europea,100 la Corte interamericana ha subrayado que la Convención debe ser
interpretada en función de su carácter específico de tratado de garantía colectiva
de los derechos humanos y libertades fundamentales, y que el objeto y fin de
este instrumento de protección de seres humanos exigen comprender y aplicar
sus disposiciones de manera que haga efectivas y concretas aquellas
exigencias.101
Pero tampoco debe perderse de vista que, en la interpretación de la
Convención, el elemento primordial a tener en consideración es el texto de la
misma, y que las reglas de interpretación son las que señala el Derecho
Internacional, teniendo en cuenta las particularidades propias de los tratados de
derechos humanos. En tal sentido, la Corte ha rechazado lo alegado por un
Estado respecto del efecto de su declaración de aceptación de la competencia
102 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Hilaire vs. Trinidad y Tobago. Excepciones
preliminares, sentencia del 1 de septiembre de 2001, párrafo 93, Caso Constantine y otros vs.
Trinidad y Tobago. Excepciones preliminares, sentencia del 1 de septiembre de 2001, párrafo 84,
y Caso Benjamin y otros vs. Trinidad y Tobago. Excepciones preliminares, sentencia del 1 de
septiembre de 2001, párrafo 84.
103 Cfr. ibíd, párrafo 17 de su voto razonado.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 93
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
104 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas
Tingni vs. Nicaragua, sentencia del 31 de agosto de 2001, párrafos 148 y 149.
94 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
105 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso del Tribunal Constitucional (Aguirre
Roca, Rey Terry y Revoredo Marsano vs. Perú), sentencia del 31 de enero de 2001, párrafos 111
y 112, y Caso Baena Ricardo y otros (270 trabajadores vs. Panamá), sentencia del 2 de febrero
de 2001, párrafo 105.
106 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Baena Ricardo y otros (270 trabajadores
vs. Panamá), sentencia del 2 de febrero de 2001, párrafos 107 y 170.
107 Cfr. ibíd, párrafo 106.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 95
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
Capítulo III
EL RÉGIMEN JURÍDICO
DE LOS ESTADOS DE EMERGENCIA
1 Para los efectos del Derecho de los derechos humanos, la denominación que se le otorgue a esta
institución en el Derecho interno es absolutamente irrelevante; lo que importa es solamente el efecto
que ella pueda tener en la vigencia de los derechos humanos, y si la situación concreta que la motiva
se encuentra prevista por la Convención. En las páginas que siguen, nosotros nos referiremos al
régimen de suspensión contemplado en la Convención como Estado de emergencia.
2 Cfr. el art. 4 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, y el art. 15 de la Convención
Europea para la Protección de los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales.
96 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
3 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, El hábeas corpus bajo suspensión de garantías
(Arts. 27.2, 25.1, y 7.6 Convención Americana sobre Derechos Humanos), Opinión Consultiva
OC-8/87, del 30 de enero de 1987, párrafo 18.
4 Según la Corte, “las garantías sirven para proteger, asegurar o hacer valer la titularidad o el ejercicio
de un Derecho”. Ibíd, párrafo 25.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 97
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
5 Alfredo Vázquez Carrizosa, La democracia y los derechos humanos en América Latina, documento
mimeografiado de la reunión constitutiva de la Asociación Latinoamericana para la Defensa de los
Derechos Humanos, Quito, Agosto de 1980, p. 3.
6 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe Anual presentado por la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos a la Asamblea General correspondiente a 1974, Washington,
D. C., 1975, pp. 24 y 25.
7 Ex Parte Milligan, 4, Wall, 475 (1867). El texto de dicha decisión se puede encontrar en Paul A.
Freund, Arthur E. Sutherland, Mark DeWolfe Howe, y Ernest J. Brown, Constitutional Law: cases
and other problems, fourth edition, Little, Brown and Company, Boston and Toronto, 1977, p. 1050;
también, Gerald Gunther, Constitutional Law: cases and materials, ninth edition, Foundation Press,
Mineola, N.Y., 1975, pp. 52 y 408.
98 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
8 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, El hábeas corpus bajo suspensión de garantías
(Arts. 27.2, 25.1 y 7.6 Convención Americana sobre Derechos Humanos), Opinión Consultiva
OC-8/87, del 30 de enero de 1987, párrafo 20.
9 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Bámaca Velásquez, sentencia del 25 de
noviembre de 2000, párrafo 174,
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 99
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
1.- LA GUERRA
14 En una tesis que no compartimos, por el peligro que encierra para la libertad individual, se ha
sugerido que el subdesarrollo también podría constituir una emergencia que justifique la suspensión
de los derechos humanos. Cfr. Stephen P. Marks, Les principes et normes des droits de l’homme
applicables en période d’exception, en Les Dimensions Internationales des Droits de l’Homme,
Karel Vasak rédacteur général, UNESCO, París, 1978, pp. 199 y ss.
15 En este sentido, en ausencia de una paz absoluta, F. van Hoof ha distinguido entre situaciones de: a)
conflictos armados internacionales, b) conflictos armados de naturaleza no internacional, y c)
disturbios internos. The protection of Human Rights and the Impact of Emergency Situations under
International Law with Special Reference to the Present Situation in Chile, en Human Rights
Journal, vol. X, N 2, 1977, p. 214.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 101
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
16 Desde luego, es innecesario subrayar que este concepto no se ha utilizado en el sentido figurado que
se le puede dar en expresiones como ‘guerra contra el hampa’, ‘guerra contra el hambre’, o ‘guerra
contra el desempleo’.
17 Esta circunstancia ha conducido a Daniel O’Donnell a restar importancia a la distinción entre el
concepto clásico de guerra, guerra civil, u otra forma de conflicto armado, pues -aunque la palabra
guerra fuera tachada de la Convención- cualquier conflicto armado que amenace la independencia
o seguridad del Estado constituiría un peligro público, u otra emergencia que permitiría la suspensión
de los derechos humanos. Cfr. Legitimidad de los Estados de Excepción a la Luz de los Instrumentos
de Derechos Humanos, en Derecho, Facultad de Derecho / Pontificia Universidad Católica del
Perú, Nº 38, diciembre 1984, p. 170.
102 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
18 Cfr. los arts. 13, párrafo 2, 15, 16 -párrafo 2-, 22, párrafo 3. Véase también los conceptos de ‘seguridad’
pública, empleado en los art. 12, párrafo 3, 15, 16 -párrafo 2-, y 22 -párrafo 3-, de la Convención, y
de ‘orden’ público referido en el art. 12, párrafo 3, de la Convención.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 103
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
19 Cfr., en este sentido, Roberto Garretón Merino, Los Estados de Excepción al servicio de la Doctrina
de la Seguridad Nacional: La experiencia chilena, en Estados de emergencia en la región andina,
compilado por Diego García-Sayán, Comisión Andina de Juristas, Lima, 1987, p. 131.
20 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Report on the situation of human rights in
the Republic of Bolivia, Washington, D. C., 1981, p. 23.
104 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
3.- LA AMENAZA A LA
‘INDEPENDENCIA’ DEL ESTADO
21 Corte Europea de Derechos Humanos, Lawless case (Merits), sentencia del 1 de julio de 1961,
serie A, 1961, párrafo 28 de los considerandos de Derecho.
22 Cfr. Droit International Public, Tome II, Les sujets de Droit, Editions SIREY, París, 1974, p. 72.
23 Cfr. ibíd, pp. 73 a 84.
24 Cfr. ibíd, pp. 84 a 91.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 105
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
4.- LA AMENAZA
A LA ‘SEGURIDAD’ DEL ESTADO
25 Cfr. Stephen J. Del Rosso Jr., The Insecure State: Reflections on “the State” and “Security” in a
changing world, en Daedalus, Journal of the American Academy of Arts and Sciences, Vol 124, Nº
2, spring 1995, p. 183.
26 Cfr. Robert McNamara, The essence of security: Reflections in office, Harper and Row, New York,
1968.
106 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
27 Cfr. Lester Brown, Redefining National Security, World Watch Institute Paper Nº 14, Washington,
D. C., 1977.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 107
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
28 Cfr. los arts. 13, párrafo 2, 15, 16 -párrafo 2-, y 22, párrafo 3, de la Convención.
29 En efecto, en el preámbulo de la Convención se reafirma el “propósito de consolidar en este
Continente, dentro del cuadro de las instituciones democráticas, un régimen de libertad personal y
de justicia social, fundado en el respeto de los derechos esenciales del hombre”.
30 El literal c) del art. 29 expresa que ninguna disposición de la Convención se puede interpretar en el
sentido de excluir otros derechos o garantías que se deriven de la forma democrática representativa
de gobierno.
31 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, El hábeas corpus bajo suspensión de garantías
(Arts. 27.2, 25.1 y 7.6 Convención Americana sobre Derechos Humanos), Opinión Consultiva
OC-8/87, del 30 de enero de 1987, párrafo 20.
108 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
36 Se puede pensar, por ejemplo, en el impacto migratorio que tuvo sobre la India la guerra civil en
Pakistán Oriental, justo antes de la independencia de Bangladesh.
37 En este sentido, en su Informe sobre la situación de los derechos humanos en Nicaragua, de octubre
de 1978, luego de examinar el Estado de Emergencia en vigor en dicho país, la Comisión señala que
las disposiciones de su Derecho interno habrían creado una realidad socio-política que se habría
convertido en una anormalidad jurídica, puesto que tendía a la violación sistemática y generalizada
de los derechos humanos. Cfr. Report on the Situation of Human Rights in Nicaragua, General
Secretariat, Organization of American States, Washington, D. C., 1978, p. 30.
110 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
Sin duda, debe tratarse de una emergencia de tal entidad que ponga en
peligro la vida organizada del Estado como un todo. No importa que la
emergencia como tal pueda ser localizada sólo en una parte del territorio, pero
sus efectos deben ser generales.
En el caso de la Convención Europea, el art. 15 de la misma requiere que
se trate de una emergencia ‘que amenace la vida de la nación’, lo cual sugiere
no solamente la gravedad de la misma sino el efecto excepcionalmente severo
que ella debe producir respecto del Estado como tal.
45 Harry E. Groves, Emergency Powers, en Journal of the International Commission of Jurists, Vol.
VIII, Nº 2, Ginebra, 1961, p. 1.
46 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, El hábeas corpus bajo suspensión de garantías
(Arts. 27.2, 25.1 y 7.6 Convención Americana sobre Derechos Humanos), Opinión Consultiva
OC-8/87, del 30 de enero de 1987, párrafo 24.
114 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
47 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez, sentencia del 29 de
julio de 1988, párrafo 154, y Caso Godínez Cruz, sentencia del 20 de enero de 1989, párrafo 162.
48 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Bámaca Velásquez, sentencia del 25 de
noviembre de 2000, párrafo 174, y Caso Juan Humberto Sánchez vs. Honduras, sentencia del 7
de junio de 2003, párrafo 86.
49 Calificar a estos derechos como ‘absolutos’ es equivocado, pues algunos de los derechos no
susceptibles de suspensión (tales como el derecho a la vida, o la libertad de conciencia y religión),
permiten que el Estado pueda someterlos, en circunstancias normales, a importantes limitaciones
señaladas en los artículos que regulan esos mismos derechos. Por ejemplo, la garantía del derecho a
no ser privado arbitrariamente de la vida no impide, en sí misma, la aplicación de la pena de muerte,
ni es incompatible con las muertes causadas legítimamente en el curso de una guerra.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 115
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
50 El art. 15, Nº 2, de la Convención Europea no autoriza la suspensión del art. 2, relativo al derecho a
la vida (salvo para el caso de muertes resultantes de actos lícitos de guerra), del art. 3, relativo a la
integridad personal, del art. 4 Nº 1, en cuanto prohíbe la esclavitud y servidumbre, y del art. 7, que
prohíbe la aplicación retroactiva de leyes penales.
51 De acuerdo con el art. 4, Nº 2, del Pacto, no se permite la suspensión de las disposiciones relativas
al derecho a la vida, la integridad personal, la prohibición de la esclavitud y servidumbre, la prohibición
de la prisión por incumplimiento de obligaciones contractuales, la prohibición de la aplicación
retroactiva de leyes penales, el derecho al reconocimiento de la personalidad jurídica, y el derecho a
la libertad de pensamiento, conciencia y religión.
52 Cfr. los artículos 11 y 4 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.
53 Cfr., del autor de estas líneas, La prohibición de la esclavitud, servidumbre y trabajos forzados: su
relevancia actual, en Revista de la Fundación Procuraduría General de la República, año 8, Nº 7,
Caracas, 1993, pp. 47 a 65.
116 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
54 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, El hábeas corpus bajo suspensión de garantías
(Arts. 27.2, 25.1 y 7.6 Convención Americana sobre Derechos Humanos), Opinión Consultiva
OC-8/87, del 30 de enero de 1987, párrafo 27.
55 Cfr. ibíd, párrafo 28.
56 Cfr. ibíd, párrafo 29.
57 Cfr. ibíd, párrafo 30.
58 Cfr. ibíd, párrafo 16.
59 Cfr. ibíd, párrafos 33, 35, y 44.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 117
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
63 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Neira Alegría y otros, sentencia del 19 de
enero de 1995, párrafos 77 y 84.
64 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Garantías judiciales en estados de emergencia (Arts.
27.2, 25 y 8 Convención Americana sobre Derechos Humanos), Opinión Consultiva OC-9/87 del
6 de octubre de 1987, párrafo 1 de la parte dispositiva.
65 Cfr. ibíd, párrafos 29 y 30.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 119
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
69 Es decir, el Convenio para aliviar la suerte de los heridos y enfermos de las fuerzas armadas en
campaña, el Convenio para aliviar la suerte de los heridos, enfermos y náufragos de las fuerzas
armadas en el mar, el Convenio sobre el trato a los prisioneros de guerra, y el Convenio sobre la
protección de personas civiles en tiempo de guerra, todos suscritos en Ginebra, el 12 de agosto de
1949.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 121
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
70 En esta materia, estamos siguiendo el mismo criterio expuesto por la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, en ‘Otros tratados’ objeto de la función consultiva de la Corte (Art. 64 Convención
Americana sobre Derechos Humanos), Opinión Consultiva OC-1/82 del 24 de septiembre de
1982, párrafo 43.
71 No se incluyó el origen nacional, que está en la raíz de los conflictos internacionales, y de muchos
conflictos locales; en tales circunstancias, parece natural que quienes detentan el poder adopten
medidas diseñadas para favorecer los intereses de su propio grupo nacional.
122 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
Ante todo, para que el Estado pueda invocar estos poderes extraordinarios
-y suspender la vigencia de los derechos humanos- debe justificar la necesidad
de esta medida, demostrando la existencia de una emergencia de la entidad y
gravedad requerida por las circunstancias operativas previstas en el art. 27 Nº 1
de la Convención. Ciertamente, éste es el fundamento que permite al Estado
hacer uso del derecho de suspensión, el cual debe ser interpretado de manera
restrictiva.
Pero, además de lo anterior, el tipo y características precisas de la
emergencia que se alegue tienen un efecto decisivo en el alcance de la suspensión,
determinando los derechos que se pueden suspender, el grado en que ellos pueden
ser afectados por dicha medida, y el tiempo que ella puede durar. Sobre este
particular, la Corte ha observado que, habida cuenta que el art. 27 Nº 1 de la
Convención contempla distintas situaciones, y dado que las medidas que se
adopten en cualquiera de estas emergencias deben ser ajustadas a “las exigencias
de la situación”, resulta claro que lo permisible en unas de ellas podría no serlo
en otras; por ende, la juridicidad de las medidas que se adopten para enfrentar
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 123
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
cada una de las situaciones especiales a que se refiere esta disposición dependerá
del carácter, intensidad, profundidad y particular contexto de la emergencia, así
como de la proporcionalidad y razonabilidad que guarden las medidas adoptadas
respecto de ella.72 De modo que cada una de las medidas que adopte el Estado
debe estar estrictamente justificada, en función de la naturaleza específica de la
emergencia que se invoque. Por consiguiente, la suspensión de los derechos
humanos, junto con tener un carácter excepcional, tiene que guiarse por tres
principios fundamentales, atendiendo a su necesidad, a su proporcionalidad, y
a su duración, todas estrictamente limitadas a las exigencias de la situación; en
realidad, estos tres requisitos se encuentran íntimamente asociados, y su
contenido preciso depende de las características propias de cada emergencia.
a) El principio de necesidad
72 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, El hábeas corpus bajo suspensión de garantías
(Arts. 27.2, 25.1 y 7.6 Convención Americana sobre Derechos Humanos), Opinión consultiva
OC-8/87, del 30 de enero de 1987, párrafo 22.
73 En este contexto, ‘todos’ significa aquellos derechos que no tienen el carácter de intangibles y que,
en términos generales, pueden ser suspendidos.
74 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Castillo Petruzzi y otros, sentencia de 30
de mayo de 1999, párrafo 109; El Hábeas Corpus bajo suspensión de garantías (Arts. 72.2, 25.1
y 7.6 Convención Americana sobre Derechos Humanos), Opinión Consultiva OC-8/87 del 30 de
enero de 1987, párrafo 38, y Garantías judiciales en estados de emergencia (Arts. 27.2, 25 y 8
Convención Americana sobre Derechos Humanos), Opinión Consultiva OC-9/87 del 6 de octubre
de 1987, párrafos 21 y 36.
124 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
75 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Baena Ricardo y otros (270 trabajadores
vs. Panamá), sentencia del 2 de febrero de 2001, párrafo 90.
76 La referencia que hace el art. 27 de la Convención a la intangibilidad de las garantías judiciales está
contemplada únicamente para asegurar la protección de los otros derechos que no se pueden suspender,
entre los cuales no figura el derecho a la libertad personal, siendo pertinente plantearse si, en casos
como el propuesto, es necesaria su suspensión.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 125
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
77 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Report on the situation of Human Rights
in Paraguay, Washington, D. C., 1978, p. 18, párrafo 20.
78 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Neira Alegría y otros, sentencia del 19 de
enero de 1995, párrafo 58.
79 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Neira Alegría y otros, sentencia del 19 de
enero de 1995, párrafo 74.
126 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
b) El principio de proporcionalidad
Una segunda limitación tiene que ver con el alcance de las medidas
que, legítimamente, puede adoptar el Estado como reacción frente a la
emergencia.
Asumiendo que las características de la emergencia hacen indispensable
la suspensión de ciertos derechos humanos, dicha medida debe aplicarse de una
manera que no sea excesiva, y que resulte proporcional a las circunstancias que
la generan. En este sentido, en el caso de una guerra civil, el arresto de niños de
corta edad, o de ancianos o inválidos, que no constituyen ninguna amenaza
para el Estado y que en nada obstaculizan la forma como el gobierno desee
enfrentar a los rebeldes, sería una medida desproporcionada que iría más allá
de las facultades que le confiere la Convención. Del mismo modo, aunque la
existencia de una guerra internacional pueda justificar la suspensión de la libertad
de expresión, a fin de no interferir con los planes de guerra del Estado e impedir
la difusión de información que podría afectar la seguridad de sus tropas, tal
medida no podría aplicarse de manera irrestricta, sometiendo a censura la difusión
de cualquier tipo de información, aunque ésta no tenga que ver con el conflicto
que ha originado la suspensión de los derechos humanos.
En el caso Neira Alegría y otros, la Comisión acompañó evidencia que
indicaba que la fuerza militar utilizada para controlar un motín en un recinto
penal fue desproporcionada con relación al peligro realmente existente,81 y
sostuvo, en su alegato final ante la Corte, que el Estado demandado había violado
el art. 27 de la Convención;82 curiosamente, no obstante que el tribunal dio por
probado que se había hecho un uso desproporcionado de la fuerza,83 en la parte
resolutiva de su sentencia no señaló que el Estado demandado hubiera infringido
este requisito fundamental, violando el art. 27, Nº 1, de la Convención.
80 La Corte declaró que el Perú había violado la prohibición del art. 27, Nº 2, de la Convención, en
cuanto a los derechos que no se pueden suspender bajo ninguna circunstancia, pero no se pronunció
sobre el cumplimiento de este requisito, cuya ausencia estaba implícita tanto en los alegatos de la
Comisión como en la evidencia que se había acompañado.
81 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Neira Alegría y otros, sentencia del 19 de
enero de 1995, párrafo 43.
82 Cfr. ibíd, párrafo 58.
83 Cfr. ibíd, párrafos 69 y 74.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 127
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
c) El principio de temporalidad
86 Cfr. la notificación al Secretario General de la OEA por parte de El Salvador, de fecha 9 de mayo de
1980.
87 Cfr. la notificación de Nicaragua al Secretario General de la OEA, de fecha 23 de enero de 1980.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 129
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
Convención debe ser compatible con las demás obligaciones que le impone el
Derecho Internacional, entre las que figura la prevista en el art. 4 Nº 1 del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que requiere que la existencia de
una situación excepcional sea oficialmente proclamada. Esa proclamación oficial
supone indicar, por lo menos, la naturaleza de la emergencia, las medidas
adoptadas para hacerle frente, y la individualización de los derechos que se ha
considerado necesario suspender.
Por otra parte, el art. 29, letra b), de la Convención establece que ésta no
se puede interpretar en el sentido de limitar el goce y ejercicio de cualquier
derecho o libertad que pueda estar reconocido de acuerdo con otra convención
en que el Estado sea parte. En tal sentido, debe recordarse que el art. 4 N° 1 del
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que le confiere a los Estados
una facultad equivalente a la derivada del art. 27 N° 1 de la Convención, somete
el ejercicio de la misma a que la situación excepcional que justifica la suspensión
de los derechos humanos haya sido proclamada oficialmente. Pero el Estado no
puede invocar una emergencia para justificar restricciones de los derechos
humanos aplicadas discrecionalmente, sin que los ciudadanos estén oficialmente
enterados de la naturaleza de esa emergencia y de la forma como ella incidirá
en el ejercicio de sus libertades públicas.
En el caso Baena Ricardo y otros, el Estado alegó que en el momento
de los hechos existía una grave situación de emergencia nacional que amenazaba
la seguridad del Estado, y que la Ley 25 se había expedido conforme a Derecho,
incorporando las restricciones autorizadas por la Convención, haciendo expresa
mención, inter alia, del art. 27 de la Convención. Sin embargo, en su escrito de
réplica, la Comisión alegó que el estado de emergencia no había sido declarado
formalmente por Panamá, violando los principios de proporcionalidad,
‘proclamación’ y notificación que rigen los estados de emergencia, según los
cuales se limita el ejercicio del derecho de suspensión de garantías a la existencia
de determinadas condiciones materiales y al cumplimiento de precisos requisitos
formales, que en este caso habrían sido omitidos por el Estado.89 En su sentencia,
en razón de que no se declaró un estado de emergencia en Panamá en el cual se
suspendieran algunas de las garantías consagradas en la Convención Americana,
la Corte estimó improcedente la alegación del Estado referente a la supuesta
existencia de ese estado de emergencia.90
89 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Baena Ricardo y otros (270 trabajadores
vs. Panamá), sentencia del 2 de febrero de 2001, párrafos 89 y 90.
90 Cfr. ibíd, párrafo 94.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 131
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
derechos humanos, cualquiera que sea el motivo que la genere, acarrea consigo
el peligro de la tentación totalitaria y de graves abusos por parte de la autoridad;
de hecho, los ‘Estados de Excepción’ tradicionalmente han sido asociados con
graves y masivas violaciones de derechos humanos. 91 En consecuencia, el
propósito de la notificación a los demás Estados partes en la Convención es
permitir la supervisión internacional en dos aspectos: en primer lugar, tal
información permite constatar si las características de la emergencia alegada
por el Estado corresponden a las previstas por la Convención; en segundo lugar,
la notificación permite controlar si el uso que los Estados hacen de este derecho,
y la forma como lo aplican, es compatible con los propósitos de la Convención.
Es en este sentido que, en el caso Castillo Petruzzi y otros, el Tribunal, por
medio de su Secretaría, solicitó al Secretario General de la OEA que le informara
si, de conformidad con la disposición que comentamos, el Estado le había
notificado sobre alguna suspensión de garantías referente al lapso comprendido
entre el 1 de enero de 1993 y el 1 de junio de 1994, y si dicha notificación
incluía una indicación de las disposiciones suspendidas, los motivos de la
suspensión, su alcance territorial, y la correspondiente fecha de terminación.92
Lamentablemente, la función de supervisión que le corresponde a la
Comisión en esta materia no ha sido ejercida de manera sistemática y vigorosa,
o lo ha sido en forma selectiva. En tal sentido, es sintomático que las protestas
populares que hubo en Caracas y otras ciudades de Venezuela, entre el 27 de
febrero de 1989 y la primera semana de marzo del mismo año, que condujeron
a la suspensión de las garantías constitucionales y a la muerte de centenares de
personas, no merecieron ningún comentario en el Informe Anual de la Comisión,
ni para pronunciarse sobre la existencia de alguna de las circunstancias operativas
que justificarían la suspensión, ni para examinar si la suspensión se había aplicado
en la medida estrictamente requerida por las circunstancias. De cualquier modo,
tampoco merecieron comentarios en el Informe Anual de la Comisión las
suspensiones de garantías de febrero y noviembre de 1992, generadas por los
dos alzamientos militares que hubo en Venezuela, la segunda de las cuales se
91 Cfr., por ejemplo, Diego García-Sayán, Hábeas Corpus y Estados de Emergencia, Comisión Andina
de Juristas, Lima, 1989, pp. 35 y ss. También, Héctor Gros Espiell, Rodolfo Piza R., y Daniel Zovatto,
Los estados de excepción en América Latina y su incidencia en la cuestión de los derechos humanos
en caso de disturbios internos, en Estados de Emergencia en la región andina, Diego García-
Sayán (editor), Comisión Andina de Juristas, Lima, 1987, pp. 19 y ss, Harry E. Groves, Emergency
Powers, en Journal of the International Commission of Jurists, vol. VIII, Nº 2, Ginebra, 1961,
pp. 1 y ss.
92 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Castillo Petruzzi y otros, sentencia del 30
de mayo de 1999, párrafo 50.
132 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
b) La Comisión
97 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Baena Ricardo y otros (270 trabajadores
vs. Panamá), sentencia del 2 de febrero de 2001, párrafos 27, 29, y 30.
98 Cfr., en este sentido, lo dicho por la Corte Interamericana de Derechos Humanos en El hábeas
corpus bajo suspensión de garantías (Arts. 27.2, 25.1 y 7.6 Convención Americana sobre
Derechos Humanos), Opinión Consultiva OC-8/87, del 30 de enero de 1987, párrafo 40.
99 Cfr. el fallo dictado en abril de 1977, en el caso Nº 1980, citado por la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos, Informe sobre la situación de los derechos humanos en Argentina, OEA/
Ser.L/V/II.49, Washington, D. C., 1980, pág. 252.
136 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
a) Su oportunidad
100 Cfr. la Comunicación del Ministro de Relaciones Exteriores de Nicaragua, de fecha 23 de enero de
1980, dirigida al Secretario General de la OEA, en cumplimiento del art. 27 de la Convención
Americana, en la cual se informa que el gobierno de Nicaragua ha decidido extender por seis meses
la suspensión de derechos y garantías ciudadanas decretada con fecha 21 de agosto de 1979.
101 Cfr., en este sentido, Thomas Buergenthal, Robert Norris, y Dinah Shelton, Protecting Human Rights
in the Americas: Selected problems, N.P. Engel, publisher, Kehl / Strasbourg / Arlington, 1982, p.
197.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 137
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
b) Su contenido
102 Cfr. comunicación del representante permanente de El Salvador, de fecha 9 de mayo de 1980, dirigida
al Secretario General de la OEA, de conformidad con el art. 27 de la Convención Americana.
138 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
interno de los Estados -sean ellas de rango constitucional o de otro tipo-, que no
generan obligaciones internacionales.
Una descripción más precisa de las características de la emergencia se
contiene en la notificación de Nicaragua, de enero de 1980, en la cual se expresa
que las razones para la suspensión de ciertos derechos y garantías eran bien
conocidas; se recuerda que hacía sólo seis meses Nicaragua había vivido una
sangrienta guerra civil que puso fin a la dictadura de Somoza -la cual había
durado 45 años, sostenida por un aparato militar feroz compuesto de casi 15.000
hombres, entrenados por extranjeros, especialmente preparados para reprimir y
asesinar a quienes se oponían a la dictadura, la mitad de los cuales estaban en
prisión a disposición de tribunales especiales-, y se sostiene que, en una situación
de este tipo, debido a la naturaleza de los acontecimientos, era imposible
mantener un estado de normalidad jurídica. 103 Por otra parte, indepen-
dientemente del detalle con que se describe la emergencia, esta notificación no
especifica la forma concreta en que aquella repercute en la vida del Estado, que
es lo que permitirá ejercer un control sobre el propósito de la suspensión y
sobre el grado y el tipo de derechos que legítimamente se pueden suspender;
además, y aunque este aspecto no constituya un requisito absolutamente
imprescindible, la notificación tampoco indica si la emergencia se puede
caracterizar como un caso de guerra, de peligro público, o si corresponde a otro
tipo de amenaza a la independencia o seguridad del Estado.
103 Cfr. la comunicación del Ministro de Relaciones Exteriores de Nicaragua, del 23 de enero de 1980,
dirigida al Secretario General de la OEA, de conformidad con el art. 27 de la Convención Americana.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 139
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
104 Cfr., en este sentido, la comunicación del Secretario Ejecutivo de la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos, de fecha 8 de agosto de 1980, dirigida al gobierno de Bolivia, después del
golpe de Estado del 17 de julio del mismo año, fecha en que el nuevo gobierno decretó la suspensión
de las garantías constitucionales. Report of the situation of human rights in the Republic of
Bolivia, Washington, D. C., julio de 1981, pp. 2 a 4.
105 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Baena Ricardo y otros (270 trabajadores
vs. Panamá), sentencia del 2 de febrero de 2001, párrafo 90.
106 Cfr. ibíd, párrafo 91.
140 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
Capítulo IV
LOS ÓRGANOS
DE LA CONVENCIÓN
A.- LA COMISIÓN
Como se recordará, de acuerdo con el protocolo de Buenos Aires, que
había modificado la Carta de la OEA, la estructura y competencia de la Comisión
serían finalmente determinadas por la Convención. A esta materia se refiere el
capítulo VII de la Convención, que no se aparta de lo que antes había establecido
el Estatuto de la Comisión aprobado en 1960 por el Consejo de la OEA, con sus
posteriores modificaciones.
Atendiendo a lo dispuesto por el art. 35 de la Convención, la Comisión
representa a todos los Estados miembros de la Organización de Estados
142 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
Americanos,1 con lo cual se confirma, una vez más, el carácter dual del sistema
interamericano de protección de los derechos humanos que, sin perjuicio de
diferencias de grado en el ámbito de sus competencias, le encomienda a la
Comisión la función de promover la observancia y la defensa de los derechos
humanos en el territorio de todos los Estados miembros de la OEA, sean o no
partes en la Convención. 2 El nuevo Estatuto de la Comisión se encarga de
definir -en sus artículos 18 y 19- las funciones de la Comisión tanto respecto de
los Estados partes en la Convención como respecto de los otros miembros de la
OEA que no la han ratificado.
1.- SU COMPOSICIÓN
1 En este aspecto, la Convención introduce una innovación a la fórmula adoptada originalmente por el
Estatuto de la Comisión, que disponía que los miembros de la Comisión representaban a todos los
Estados miembros de la OEA y actuaban en su nombre.
2 Cfr., en este sentido, el art. 41 de la Convención. Hay una diferencia con la versión en inglés de esta
disposición que, en vez de referirse a la función de “promover la observancia y la defensa de los
derechos humanos” como hace el texto en castellano, señala que su función es “to promote respect
for and defense of human rights”, lo cual podría sugerir un papel menos activo de la Comisión en lo
que concierne a promover la observancia o plena vigencia de los derechos humanos.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 143
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
proponer hasta tres candidatos, nacionales del Estado que los proponga o de
cualquier otro Estado miembro de la OEA;3 sin embargo, cuando se proponga
una terna, por lo menos uno de los candidatos debe ser nacional de un Estado
distinto del que la propone. De hecho, cada Estado sólo propone a un candidato,
o a ninguno; en el primer caso, a través de los arreglos diplomáticos que sean
indispensables, el gobierno del Estado proponente procura que su candidato
resulte elegido.
En la práctica, el procedimiento de selección previsto por la Convención
no ha asegurado la debida independencia e imparcialidad de los integrantes de
la Comisión; la forma como los Estados se involucran en la proposición de
candidaturas y en negociaciones diplomáticas para obtener los votos suficientes
para el éxito de las mismas -incluyendo acuerdos de apoyo recíproco para la
distribución de puestos en el conjunto de la Organización e incluso en otras- le
resta credibilidad a la supuesta independencia de los elegidos.
Por otra parte, la falta de transparencia del proceso de selección impide
que se brinde la debida atención a los dos requisitos esenciales que deben reunir
los integrantes de la Comisión, en cuanto a ser personas de alta autoridad moral
y de reconocida competencia en materia de derechos humanos. La presencia de
tales condiciones debería ser objeto de una minuciosa consideración, y no
presumirse con ligereza que cualquier candidato propuesto por un Estado reúne
efectivamente los requisitos indispensables para ser elegido en su capacidad
personal, ofreciendo garantías de independencia e imparcialidad. En este sentido,
la Barra de Abogados de la Ciudad de Nueva York ha observado que el proceso
de elección en el seno de la OEA “no siempre ha producido Comisionados con
un sólido compromiso con los derechos humanos”;4 asimismo, se ha afirmado
que “el fracaso de la Comisión en ejercer efectivamente sus poderes para proteger
los derechos humanos en casos individuales es el reflejo del lugar que ésta
ocupa en la política de la OEA”,5 sugiriendo la ausencia de un compromiso
serio por parte de los Estados.
Ni la posesión de una alta autoridad moral ni la de una reconocida
competencia en materia de derechos humanos son condiciones que se pueden
3 Por contraste, los miembros de la Comisión Europea son elegidos por el Comité de Ministros del
Consejo de Europa, de una lista de nombres elaborada por la mesa de la Asamblea Consultiva, ante
la que cada grupo de representantes debe presentar tres candidatos, de los que al menos dos serán de
su nacionalidad.
4 The Inter-American Commission on Human Rights: a promise unfulfilled, a report by the Committee
on International Human Rights of the Association of the Bar of the City of New York, mecanografiado,
febrero de 1993, pág. 28.
5 Ibíd, p. 5.
144 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
dar fácilmente por satisfechas; desde luego, una alta autoridad moral supone
condiciones morales excepcionales, tanto en la esfera pública como en la privada,
que permitan garantizar la independencia política de la persona escogida y su
compromiso con los valores implícitos en el reconocimiento de los derechos
humanos que el sistema procura asegurar. Por otra parte, la hoja de vida del
aspirante a comisionado debe reflejar no sólo un alto nivel de competencia en
materia de derechos humanos sino que, lo que es más importante y de acuerdo
con la propia Convención, el reconocimiento público de ese grado de
competencia. No negamos que algunos de los miembros que ha tenido, o tiene,
la Comisión hayan poseído, o posean, estas condiciones y que, en el desempeño
de sus funciones, hayan actuado con absoluta independencia e imparcialidad;
pero sí observamos que el procedimiento de selección no asegura la designación
de los mejores ni garantiza adecuadamente su independencia de los Estados
que los proponen y eligen.
La falta de independencia que, en más de un momento, ha caracterizado
el trabajo de la Comisión, tampoco ha escapado a la atención de quienes han
formado parte de ella. Para que ésta no parezca una acusación sin fundamento,
es bueno recordar lo sostenido por el Prof. Tom Farer, que se desempeñó como
miembro de la Comisión desde 1976 hasta 1983, y que fue su presidente desde
1980 hasta 1982; según Farer, “por muchos años pareció haber un acuerdo de
caballeros entre los Estados miembros de la OEA para no prestar atención a las
atrocidades de cada uno. En la medida en que los miembros de la Comisión
asuman sus obligaciones, y en la medida en que se preserve el grado de autonomía
de que dispone la Comisión, se obstruirá cualquier retorno gradual, sutil o
vocinglero, a los días en que prevalecía una conspiración de silencio”.6
Al igual que como se preveía en su Estatuto original, los miembros de la
Comisión no son representantes de los Estados que los han propuesto o de los
cuales son nacionales; ellos son elegidos entre nacionales de cualquier Estado
miembro de la OEA, sin perjuicio de que, para permitir una más amplia
participación, no pueda haber en su seno más de un nacional de un mismo
Estado. Esta circunstancia hizo que, en septiembre de 2003, el comisionado
Juan Méndez, que hacía cuatro años había sido electo como nacional de
Argentina, presentara su renuncia al cargo debido a que días antes había adquirido
la nacionalidad estadounidense, y a que ya había en el seno de la Comisión un
6 The Grand Strategy of the United States in Latin America, Transaction Books, New Brunswick
(USA) and Oxford (UK), 1988, p. 77.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 145
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
b) El régimen de incompatibilidades
7 Cfr. carta de Juan Méndez, del 23 de septiembre de 2003, dirigida al Presidente y al Secretario
Ejecutivo de la Comisión.
8 Cfr. la comunicación del Representante permanente de Nicaragua ante la OEA, de abril de 1993,
dirigida al presidente del Comité Preparatorio de la Asamblea General, en OEA/Ser.P/AG/CP/doc.
539/93, del 20 de abril de 1993.
9 El texto en vigor del Estatuto de la Comisión fue aprobado por la Asamblea General de la OEA,
mediante resolución Nº 447, en su noveno período ordinario de sesiones, celebrado en La Paz,
Bolivia, en octubre de 1979.
146 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
11 Sin perjuicio del espíritu de cuerpo que puede existir entre sus miembros, si se considera que la
Comisión está conformada por siete miembros, que el quórum para sesionar es de cuatro, y que la
persona afectada está inhabilitada de participar en la votación de una decisión que le concierne, esta
mayoría calificada se convierte, virtualmente, en el requerimiento de que la incompatibilidad sea
declarada prácticamente por la unanimidad de sus pares.
148 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
12 Distinguiendo las funciones de las atribuciones, y poniendo el énfasis en estas últimas más que en
las primeras, Félix Laviña ha entendido que estas ‘atribuciones’ de la Comisión no serían taxativas,
de modo que podría ejercer otras indispensables para el ejercicio de sus funciones. Cfr. Sistemas
Internacionales de Protección de los Derechos Humanos, Depalma, Buenos Aires, 1987, p. 106.
150 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
13 Sin perjuicio de lo que se diga más adelante respecto de la competencia que tiene la Comisión para
atender las consultas que le formulen los Estados en cuestiones relacionadas con derechos humanos,
y que no debe confundirse con la competencia consultiva que posee la Corte en lo relativo a la
interpretación de la Convención o a otros tratados concernientes a la protección de los derechos
humanos.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 151
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
14 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Asunto Viviana Gallardo y otras, Nº G 101/81,
decisión del 13 de noviembre de 1981, párrafo 22.
15 La jurisprudencia reiterada de la Corte Europea de Derechos Humanos, refiriéndose a la función
judicial, ha expresado que, independientemente de cual sea su denominación, un ‘tribunal’ se
caracteriza, en el sentido sustantivo del término, por su función judicial; esto es, por la facultad de
resolver o determinar asuntos dentro de su competencia, sobre la base del Derecho, y siguiendo
procedimientos conducidos de una manera preestablecida. Cfr., por ejemplo, la sentencia en el caso
Belilos, del 29 de abril de 1988, párrafo 64, y la sentencia en el caso H. v. Belgium , del 30 de
noviembre de 1987, párrafo 50.
16 Thomas Buergenthal, El Sistema Interamericano para la Protección de los Derechos Humanos, en
Anuario Jurídico Interamericano 1981, Secretaría General de la Organización de los Estados
Americanos, Washington, D. C., 1982, p. 133.
17 Cfr. ibíd, p. 142.
152 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
18 Cfr. Sistemas Internacionales de Protección de los Derechos Humanos, Depalma, Buenos Aires,
1987, p. 107. La opinión de Félix Laviña parece haber sido reforzada por el criterio expuesto
tempranamente por la Corte, y sin matizar, en el sentido de que la Comisión “no es un órgano
judicial”. Asunto Viviana Gallardo y otras, Nº G 101/81, decisión del 13 de noviembre de 1981,
párrafo 24.
19 Cfr. ibíd, p. 129.
20 Cfr. Los Derechos Humanos en el Sistema Interamericano, Instituto de Cultura Hispánica, Madrid,
1972, p. 312.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 153
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
21 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Asunto Viviana Gallardo y otras, Nº G 101/81,
decisión del 13 de noviembre de 1981, párrafos 22 y 23.
22 Tarea en la que, obviamente, deberá desplegar todas sus habilidades diplomáticas pero en la que
tampoco debe ignorar el respeto de los derechos consagrados en la Convención.
23 Proposiciones y recomendaciones que, sin duda, pueden tener un carácter más político que jurídico,
pero que no por ello dejan de tener carácter vinculante para los Estados partes.
154 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
24 Cfr. Aspects of the Administration of International Justice, Grotius Publications Limited, Cambridge,
England, 1991, pp. 30 y ss. Ver también ASIL Proceedings, 1991, pp. 38 y ss.
25 International Human Rights litigation in Latin America: The OAS Human Rights system, en Collective
responses to regional problems: The case of Latin America and the Caribbean, compilado por
Carl Kaysen, Robert A. Pastor, y Laura W. Reed, American Academy of Arts and Sciences, Cambridge,
Massachusetts, 1994, p. 74.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 155
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
3.- SU FUNCIONAMIENTO
a) Su organización interna
b) Su sede
d) El quórum
e) La Secretaría Ejecutiva
28 Cfr. el art. 20, letra a), de las Normas generales para el funcionamiento de la Secretaría General
de la Organización de los Estados Americanos, aprobadas por la Asamblea General mediante
resolución AG/RES. 123 (III-0/73), y modificadas o adicionadas mediante resoluciones AG/RES.
248 (VI-0/76), AG/RES. 256 (VI-0/76), AG/RES. 257 (VI-0/76), AG/RES. 301 (VII-0/77), AG/
RES. 359 (VIII-0/78), AG/RES. 404 (IX-0/79), AG/RES 438 (IX-0/79), AG/RES. 479 (X-0/80),
AG/RES. 671 (XIII-0/83), AG/RES. 672 (XIII-0/83), AG/RES. 731 (XIV-0/84), AG/RES. 791 (XV-
0/85), AG/RES. 842 (XVI-0/86), AG/RES. 981 (XIX-0/89) y AG/RES. 1036 (XX-0/90).
29 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe del 119° Período Ordinario de Sesiones
de la CIDH, adoptado el 12 de marzo de 2004, párrafo 16.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 161
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
36 Cfr., también, los arts. 24, 25, y 27 de las Normas Generales para el Funcionamiento de la Secretaría
General de la Organización de los Estados Americanos.
37 Cfr., en este sentido, las funciones que el Reglamento de la Comisión le encomienda a los miembros
del personal de Secretaría, especialmente en los arts. 14, 22, 30, 36, 50 Nº 2, 57, y 68.
38 Cfr., en este sentido, el art. 28 de las Normas Generales para el Funcionamiento de la Secretaría
General de la Organización de los Estados Americanos, que señala que “ningún miembro del personal
prestará sus servicios a gobiernos o entidades en condiciones que no sean específicamente aprobadas
por el Secretario General. Ningún miembro del personal podrá aceptar condecoraciones de gobiernos.
Tampoco podrá aceptar honores, premios, gratificaciones, favores u obsequios cuando, a juicio del
Secretario General, ello resulte incompatible con su condición de funcionario internacional o con
los intereses de la Organización”.
164 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
41 Presupuesto de la Comisión para 1988, US $ 1.083.700, para 1989, US $ 1.168.900, para 1990, US
$ 1.305.500, para 1991, US $ 1.367.100, para 1992, US $ 1.487.600, para 1993, US $ 1.617.100,
para US $ 1.734.100, para 1995 US $ 1.734.800, y para el año 2000 US $ 2.987.500.
166 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
B.- LA CORTE
Sin perjuicio de la importancia de las tareas que le incumben a la
Comisión, la Corte Interamericana de Derechos Humanos es, sin duda, el órgano
de mayor relevancia creado por la Convención Americana sobre Derechos
Humanos. Sin embargo, el ejercicio de su competencia contenciosa está sujeto
a la aceptación expresa de la misma, mediante una declaración especial que los
Estados deben hacer en tal sentido.
No obstante ser el órgano convencional que, a diferencia de la Comisión,
no figura entre los órganos de la OEA, la Corte está concebida como “una
institución judicial del sistema interamericano”42 en su integridad. Según el
criterio expresado por la propia Corte, “es justamente en su función consultiva,
que se pone de relieve el papel de este tribunal, no sólo dentro de la Convención,
sino también dentro del sistema en su conjunto. Ese papel se manifiesta, ratione
materiae, en la competencia que se reconoce a la Corte para interpretar por vía
consultiva otros tratados internacionales diferentes de la Convención; y, además,
ratione personae, en la facultad de consulta, que no se extiende solamente a la
totalidad de los órganos mencionados en el Capítulo X de la Carta de la OEA,
sino asimismo a todo Estado Miembro de ésta, aunque no sea parte de la
Convención”.43
En la medida en que el prestigio y la reputación de cualquier tribunal
dependen de la confianza que éste pueda inspirar en la opinión de sus eventuales
usuarios, y que esa confianza depende de la calidad e independencia de sus
jueces, examinar los rasgos del elemento humano al que se ha encomendado la
función de decir el Derecho, y velar porque los Estados respeten y garanticen el
ejercicio de los derechos consagrados en la Convención, tiene una importancia
fundamental. En ese sentido, también es relevante explorar hasta qué punto
éste es un asunto cuya determinación concierne más al Derecho que a la política;
porque, al igual que sucede con la integración de los tribunales nacionales,
1.- SU COMPOSICIÓN
44 El cual ha sido aprobado por la Asamblea General de la OEA, lo que significa que, en todo caso, ha
contado con la aprobación de los Estados partes en la Convención.
168 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
45 Y sin perjuicio de que la institución del juez ad hoc pueda sugerir algo diferente.
46 Comparar con el art. 9 del Estatuto de la Corte Internacional de Justicia, que dispone que “en toda
elección, los electores tendrán en cuenta no sólo que las personas que hayan de elegirse reúnan
individualmente las condiciones requeridas, sino también que en el conjunto estén representadas las
grandes civilizaciones y los principales sistemas jurídicos del mundo”.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 169
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
47 A diferencia de los miembros de la Comisión, en cuya elección participan todos los Estados miembros
de la OEA. La razón de ser de esta diferencia de trato radica en la circunstancia de que la Comisión
es un órgano de la OEA (al que la Convención le encomienda determinadas funciones), mientras
que la Corte es un órgano meramente convencional, sin perjuicio de las funciones que pueda
desempeñar respecto de los Estados no partes en la Convención.
170 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
50 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Neira Alegría y otros, resolución del 29 de
junio de 1992 (Art. 54.3 Convención Americana sobre Derechos Humanos), párrafo 24.
51 Cfr. ibíd, párrafo 26.
172 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
también invocó, por analogía, el texto del art. 19, párrafo 3, del Reglamento de
la Corte, que señala que cuando por cualquier causa un juez no esté presente en
alguna de las audiencias o actos del proceso, la Corte podrá decidir su
inhabilitación para continuar conociendo del caso; a juicio del tribunal, esta
regla enunciaría un principio según el cual, en aras de la equidad para con los
litigantes y la eficacia judicial, en lo posible únicamente los jueces que hubieren
participado en todas las etapas del proceso deberían dictar el fallo en ese caso.52
Asimismo, la Corte también cita en su respaldo la regla del art. 27, párrafo 3, de
su Reglamento en vigor para ese momento (correspondiente al art. 36 N° 3 del
actual Reglamento), que dispone que las excepciones preliminares no suspenden
el procedimiento sobre el fondo, y que tiene como fin asegurar que el
procedimiento no se vea retrasado, como sucedería si los nuevos jueces vinieran
a desplazar a quienes ya están familiarizados con el asunto pero cuyos mandatos
han vencido.53
Para los efectos de determinar su composición, la Corte también ha
aplicado esta disposición de la Convención a la interpretación de sentencias a
que se refiere el art. 67 de la Convención porque, de acuerdo con los principios
generales de Derecho procesal, un asunto contencioso no puede considerarse
concluido sino hasta que el fallo se cumpla totalmente y, por analogía, el tribunal
concluyó que debía seguir interviniendo en un caso que se encontraba en estado
de ejecución de la sentencia, más aún cuando la propia Corte había resuelto que
supervisaría el cumplimiento del pago de la indemnización acordada y sólo
después archivaría el expediente. 54 En este sentido, el art. 58 N° 3 del
Reglamento de la Corte indica que, para el examen de la demanda de
interpretación la Corte se reunirá, si es posible, con la composición que tenía al
dictar la sentencia respectiva, sin perjuicio de que, en caso de fallecimiento,
renuncia, impedimento, excusa, o inhabilitación, se sustituya al juez de que se
trate.
Aunque sólo sea por vía analógica, es interesante observar que la
interpretación que hace la Corte de esta disposición es coincidente con la
contenida en el art. 13 Nº 3 del Estatuto de la Corte Internacional de Justicia,
que indica que, aún después de reemplazados, los jueces continuarán conociendo
de los casos que hubieren iniciado, hasta su terminación; asimismo, dicha
55 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Neira Alegría y otros, resolución del 29 de
junio de 1992.
56 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Paniagua Morales, resolución del 17 de mayo
de 1995, párrafo 1 de la parte considerativa, Caso Castillo Páez, resolución del 17 de mayo de
1995, párrafo 1 de la parte considerativa, y Caso Loayza Tamayo, resolución del 17 de mayo de
1995, párrafo 1 de la parte considerativa.
57 Ibíd, párrafo 2 de la parte considerativa de las respectivas resoluciones.
174 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
58 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Genie Lacayo. Excepciones preliminares,
sentencia del 27 de enero de 1995, párrafo 2 de la parte dispositiva.
59 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Genie Lacayo, Resolución del 18 de mayo
de 1995 (Art. 54.3 Convención Americana sobre Derechos Humanos), párrafo 1.
60 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Genie Lacayo, resolución del 18 de mayo
de 1995 (Art. 54.3 Convención Americana sobre Derechos Humanos), párrafos 6 y 7 de la parte
considerativa, y párrafo 2 de la parte resolutiva.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 175
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
61 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe Nº 2/93, de 1993, párrafos 5.5, 5.17,
5.29, 5.31, y 5.32, citado en el párrafo 12 del voto salvado del Juez Antonio Cançado Trindade a la
resolución de la Corte en el Caso Genie Lacayo, resolución del 18 de mayo de 1995 (Art. 54.3
Convención Americana sobre Derechos Humanos).
62 Cfr., Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Genie Lacayo. Excepciones preliminares,
sentencia del 27 de enero de 1995, párrafo 29 de la parte considerativa.
63 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Genie Lacayo, resolución del 18 de mayo
de 1995 (Art. 54.3 Convención Americana sobre Derechos Humanos), párrafo 7 de la parte
considerativa.
64 Cfr. el párrafo 3 del voto salvado del juez Cançado Trindade, en Corte Interamericana de Derechos
Humanos, Caso Genie Lacayo, Resolución del 18 de mayo de 1995 (Art. 54.3 Convención
Americana sobre Derechos Humanos).
65 Cfr. ibíd, párrafo 5.
176 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
68 Cfr. Resolución del Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 19 de diciembre
de 2003, Solicitud de opinión consultiva formulada por la República Bolivariana de Venezuela,
párrafos 2 y 3 de la parte considerativa, y párrafo 1 de la parte resolutiva.
69 Cfr. el art. 18, párrafo 3, del estatuto de la Corte.
70 Cfr. el art. 21, párrafos 1 y 3, del Estatuto de la Corte.
71 Cfr. el art. 21, párrafos 2 y 3, del Estatuto de la Corte.
178 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
72 También es interesante observar que, de acuerdo con la práctica de los Estados, cuando se trata de
llenar una vacante producida antes de la expiración del mandato de un juez, se aprueba la designación
del candidato postulado por el Estado del cual era nacional el juez que causó dicha vacante.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 179
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
73 Esta información fue gentilmente proporcionada al autor de estas líneas, de manera verbal, por el
propio Asdrúbal Aguiar.
74 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Informe Anual de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos 1994, Secretaría General Organización de los Estados Americanos, Washington,
D. C., 1995, p. 6.
180 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
75 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Caballero Delgado y Santana, excepciones
preliminares, sentencia del 21 de enero de 1994, párrafo 8.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 181
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
i.- Su justificación. Como quiera que sea, los jueces ad hoc constituyen
un vestigio indeseable del arbitraje, que se ha enquistado en algunos tribunales
internacionales, confundiendo la función diplomática y conciliadora del árbitro
con la estrictamente jurisdiccional que corresponde a un magistrado.79 Sin duda,
una institución de esta naturaleza podría encontrar justificación en la Corte
Internacional de Justicia, la cual está llamada a resolver disputas en que los
litigantes son Estados soberanos e iguales en derechos; es en este contexto, y
refiriéndose precisamente a la Corte Internacional de Justicia, que Thomas M.
Franck ha sugerido que un juez proveniente de una de las partes en una
controversia no debería participar en el conocimiento de ese caso y que, de lo
contrario, su presencia debería equilibrarse mediante la designación de un juez
ad hoc para evitar una ventaja inaceptable.80
Esta circunstancia se hizo patente en el caso Trujillo Oroza, en el que
el juez ad hoc Charles Brower -actuando más como abogado del Estado
demandado que como juez-, manifestó compartir la opinión de un juez ad hoc
de la Corte Internacional de Justicia, indicando que éste tiene la obligación
especial de esforzarse por asegurar que, hasta donde sea razonable, cada
argumento relevante que sea favorable a la parte que lo ha nombrado haya sido
completamente apreciado en el curso de la consideración colegiada, y que
finalmente sea reflejado en cualquier voto concurrente o disidente que ese juez
pueda suscribir. 81 El juez ad hoc Brower no mostró igual preocupación por
considerar los argumentos relevantes que fueran favorables a la víctima.
En el caso de la Corte Internacional de Justicia, esta figura ha sido
concebida para mantener el equilibrio procesal entre las partes que, como ya se
79 Según Elihu Root, “ha sido una práctica generalizada para los árbitros actuar no como jueces
decidiendo cuestiones de hecho y de Derecho, sobre la base de lo que consta en el expediente ante
ellos y bajo un sentimiento de responsabilidad judicial, sino como negociadores procurando un
arreglo de la cuestión sometida ante ellos de acuerdo con las tradiciones y costumbres diplomáticas,
y sometido a todas las consideraciones e influencias que puedan ejercer los agentes diplomáticos.
Los dos métodos son radicalmente diferentes, proceden de diferentes obligaciones y patrones de
honorabilidad asociados a ella, y con frecuencia conducen a resultados diametralmente diferentes”.
Instructions to the American Delegates to the Hague Conference, May 31, 1907, 1907, Foreign
Relations of the United States, at 1128, 1135, citado por W. Michael Reisman, Has the International
Court Exceeded its Jurisdiction?, en American Journal of International Law, 80, Nº 1, January
1986, p.134.
80 Cfr. Judging the World Court, Priority Press Publications, New York, 1986, p. 69. Sin embargo,
incluso en el marco de la Corte Internacional de Justicia la institución del juez ad hoc ha sido
duramente criticada; cfr., en este sentido, José María Ruda, Presente y Futuro del Tribunal
Internacional de Justicia, Universidad de Granada, Granada, 1990, p.35.
81 Cfr. su voto razonado en Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Trujillo Oroza vs.
Bolivia. Reparaciones (Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia
del 27 de febrero de 2002, párrafo 1 del voto razonado.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 183
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
expresó, sólo pueden ser Estados soberanos e iguales en derechos; en tal sentido,
el art. 31 de su Estatuto dispone que los magistrados de la misma nacionalidad
de cada una de las partes litigantes conservarán su derecho a participar en la
vista del negocio de que conoce la Corte y que, si en el conocimiento de ese
asunto la Corte incluyere un magistrado de la nacionalidad de una de las partes,
cualquier otra parte podrá designar a una persona de su elección para que tome
asiento en calidad de magistrado; asimismo, el artículo antes citado expresa
que si la Corte no incluyera entre sus magistrados a ninguno de la nacionalidad
de las partes, cada una de ellas podrá designar a una persona para que tome
asiento en calidad de magistrado. Como se puede apreciar, el art. 55 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos no ha hecho sino transcribir,
casi literalmente, los párrafos 1, 2, y 3 del art. 31 del Estatuto de la Corte
Internacional de Justicia, que tiene vigencia en un contexto marcadamente
diferente, diseñado para asegurar los intereses de los Estados (incluyendo el
respeto al principio de la igualdad soberana de los Estados) y no los derechos
fundamentales de los individuos.82 En consecuencia, es en el marco de disputas
entre Estados -y refiriéndose al Estatuto de la Corte Permanente de Justicia
Internacional- que se ha señalado que los países no sentirían completa confianza
en las decisiones de la Corte en un caso que les atañe, si ella no incluye un juez
de la nacionalidad de la otra parte.83
En su jurisprudencia más reciente -sin un solo voto disidente-, la Corte
Interamericana de Derechos Humanos ha demostrado tener suficientemente claro
que la solución internacional de controversias en casos de derechos humanos
(confiada a tribunales como la propia Corte Interamericana), no admite analogías
con la solución pacífica de controversias internacionales en el contencioso
puramente interestatal (confiada a tribunales como la Corte Internacional de
Justicia), por tratarse de dos contextos fundamentalmente distintos. 84
Paradójicamente, la Corte no ha hecho extensivas estas consideraciones a la
institución del juez ad hoc y, por el contrario, en esos mismos casos, les notificó
82 Además, resulta interesante observar que, incluso en el marco de procedimientos incoados ante la
Corte Internacional de Justicia, los Estados partes en dicho proceso no siempre han ejercido este
derecho. Por ejemplo, en el caso del Templo de Preah Vihear, ni Camboya ni Tailandia designaron
jueces ad hoc.
83 Cfr. Comité Informal Inter-Aliado, Informe del Proyecto de Estatuto de la Corte Permanente de
Justicia Internacional, párrafo 39, citado por el juez Montiel Argüello en su voto disidente en la
Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 11 de septiembre de 1995, Caso
Paniagua Morales y otros, párrafo 3 del voto disidente.
84 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Ivcher Bronstein. Competencia, sentencia
del 24 de septiembre de 1999, párrafo 48, y Caso del Tribunal Constitucional. Competencia,
sentencia del 24 de septiembre de 1999, párrafo 47.
184 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
herencia una figura del juez ad hoc que no corresponde a lo previsto por la
Convención sino a una práctica errada del propio tribunal, y que lamentablemente
persiste en el nuevo Reglamento, en espera de otros jueces que finalmente
enmienden ese error.
La figura del juez ad hoc no tiene ninguna justificación en el campo de
los derechos humanos, puesto que los tribunales establecidos para conocer de
esta materia deben pronunciarse sobre denuncias que, al menos inicialmente,
han sido formuladas por el individuo en contra de un Estado; además, es
importante hacer notar que, en la nueva versión del Reglamento de la Corte, a
la víctima o a la presunta víctima se le reconoce la condición de ‘parte’ en el
procedimiento ante el tribunal.87 Al no conferir ni a la Comisión ni al individuo
un derecho semejante al del Estado, la presencia de un juez ad hoc contraviene
el propósito mismo de esta institución, que es procurar la igualdad de las partes
y no proporcionar una ventaja para el Estado demandado.
Como parte de un sistema de protección de los derechos humanos, la
institución del juez ad hoc resulta, a simple vista, reprochable e inconveniente;
porque si la Corte es un órgano judicial, y sus miembros son elegidos en su
capacidad personal, debiendo actuar con absoluta independencia e imparcialidad,
parece inaceptable que un Estado parte pueda designar a un juez de su elección
para conocer de la controversia y participar en la adopción de una decisión, que
se supone debe ser el resultado de una evaluación imparcial de los argumentos
de hecho y de Derecho. Aunque es cierto que la presencia de un juez nacional
del Estado parte en la controversia sometida a la Corte puede aportar sus
conocimientos del Derecho y del sistema jurídico del Estado que lo propone,
tal ventaja tiene una importancia muy reducida cuando el Derecho aplicable es
el Derecho Internacional y no el Derecho interno; además, ese mismo objetivo
se logra -de manera más transparente- con la intervención de un abogado en el
curso del procedimiento. En el dominio de la protección internacional de los
derechos humanos -que ha sido diseñada para asegurar el respeto de la dignidad
individual-, la Corte no puede modificar su composición para prestar mayor
atención a los intereses o percepciones del Estado demandado, pues eso
compromete su independencia e imparcialidad.88
Por otra parte, aunque la persona elegida sea moralmente irreprochable,
y aunque de hecho los jueces ad hoc puedan eventualmente decidir en contra de
los intereses de la parte que los designó, el origen de ese juez ad hoc -designado
directamente por un Estado involucrado- puede poner en duda su ecuanimidad
y su independencia respecto de una de las partes en la controversia; si a lo
anterior se agrega la mera posibilidad de que ese juez pueda transmitir
información u orientación al Estado que lo ha designado, lo que se verá afectado
es la transparencia y rectitud del procedimiento judicial, además de la integridad
e idoneidad moral de quien ha sido llamado a servir como juez.
89 Cfr. el Caso Cayara. Excepciones preliminares, sentencia del 3 de febrero de 1993, párrafo 5, en
que el gobierno del Perú designó como juez ad hoc a Manuel Aguirre Roca, el Caso Neira Alegría
y otros. Excepciones preliminares, sentencia de 11 de diciembre de 1991, párrafo 6, en el cual el
gobierno del Perú designó como juez ad hoc a Jorge E. Orihuela Iberico, el Caso Aloeboetoe y
otros, sentencia de 4 de diciembre de 1991, párrafo 6, y el Caso Gangaram Panday. Excepciones
preliminares, sentencia de 4 de diciembre de 1991, párrafo 6, en que el gobierno de Surinam designó
como juez ad hoc al Prof. Antonio Cançado Trindade, nacional de Brasil. Sin embargo, es conveniente
observar que en estos dos últimos casos la designación recayó en un jurista de una nacionalidad
distinta a la del Estado denunciado, quien en ambos casos concurrió con la opinión de la Corte e
incluso, en el caso Gangaram Panday, aportó argumentos adicionales para rechazar las excepciones
preliminares que había opuesto el Estado que lo propuso. En el caso Maqueda, Argentina no necesitó
hacer uso de la invitación formulada por el Presidente de la Corte pues previamente llegó a un
arreglo amigable con el denunciante y obtuvo que la Comisión se desistiera de la demanda.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 187
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
92 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Cesti Hurtado. Excepciones Preliminares,
Sentencia del 26 de enero de 1999, párrafos 15 y 16.
93 Cfr. ibíd, párrafo 25.
94 Cfr. Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 19 de enero de 1999 en el
Caso Cesti Hurtado, párrafo 2 de la parte resolutiva.
95 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Cesti Hurtado, sentencia del 29 de septiembre
de 1999, párrafo 34.
96 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Cantos vs. Argentina. Excepciones
preliminares, sentencia del 7 de septiembre de 2001, párrafo 15.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 189
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
97 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Hilaire vs. Trinidad y Tobago. Excepciones
preliminares, sentencia del 1 de septiembre de 2001, párrafo 18, Caso Constantine y otros vs.
Trinidad y Tobago. Excepciones preliminares, sentencia del 1 de septiembre de 2001, párrafo 20,
y Caso Benjamin y otros vs. Trinidad y Tobago. Excepciones preliminares, sentencia del 1 de
septiembre de 2001, párrafo 16.
98 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Juan Humberto Sánchez vs. Honduras ,
sentencia del 7 de junio de 2003, párrafo 14.
99 Cfr. PCIJ, Order (Right to appoint judge ad hoc), 31 de octubre de 1935, serie A/B, Nº 65, pp. 70
y sig., y Corte Internacional de Justicia, Legal consequences for States of the continued presence
of South Africa in Namibia (South West Africa) notwithstanding Security Council resolution
276 (1970), request for advisory opinion, Order, del 29 de enero de 1971, p. 13, y Opinión
Consultiva en el mismo caso, del 21 de junio de 1971, pp. 25-27.
190 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
100 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Durand y Ugarte. Excepciones
preliminares, sentencia del 28 de mayo de 1999, párrafos 12 y 14.
101 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Ivcher Bronstein. Competencia, sentencia
del 24 de septiembre de 1999, párrafo 22.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 191
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
102 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Caballero Delgado y Santana. Reparaciones
(Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 29 de enero de 1997,
párrafo 4. Llama la atención que, en este único caso en que la Corte en pleno ha invitado al Estado
a designar un juez ad hoc, en la fase inicial se había desempeñado como juez Rafael Nieto Navia,
nacional de Colombia y que además había sido Presidente de la Corte, y que el Estado designó para
ocupar esa función precisamente a Rafael Nieto Navia.
103 Cfr. la opinión de Thomas Buergenthal, en el sentido de que la Corte tiene atribuciones para rechazar
como juez ad hoc a quien no reúna las condiciones indispensables para asumir dicho cargo. The
Inter-American Court of Human Rights, en The American Journal of International Law, vol. 76,
Nº 2, 1982, p. 235.
104 Cfr. Rafael Nieto Navia, La Corte Interamericana de Derechos Humanos, en Estudios Básicos de
Derechos Humanos, Rodolfo Cerdas Cruz y Rafael Nieto Loaiza, compiladores, Instituto
Interamericano de Derechos Humanos, Serie Estudios de Derechos Humanos Tomo I, San José de
Costa Rica, 1994, p. 260.
105 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos Caso Paniagua Morales y otros, Resolución del
11 de septiembre de 1995, párrafo 3 de la parte considerativa.
192 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
que la persona propuesta por el Estado para sustituir al juez ad hoc previamente
había sido designada como asistente de ese mismo Estado para la audiencia
pública sobre excepciones preliminares, y que este hecho, por sí solo,
representaba una clara causal de incompatibilidad, en virtud del art. 18 letra c)
del Estatuto de la Corte, según el cual el ejercicio del oficio de juez de la Corte
es incompatible con el de otros cargos o actividades que impidan a los jueces
cumplir sus obligaciones, o que afecten su independencia o imparcialidad.106
En el caso Baena Ricardo y otros, en el que Panamá había designado como
Juez ad hoc al señor Rolando Adolfo Reyna Rodríguez, el mismo designado
informó a la Corte que había actuado como Presidente de la Junta de Conciliación
y Decisión Laboral No. 4 en la demanda de uno de los peticionarios en contra
de una empresa del Estado (la cual rechazó por falta de jurisdicción), y que
desempeñaría “el cargo de Asuntos Marítimos Internacionales en la República
de Panamá” (sic), por lo que le pidió al tribunal que determinara si esos hechos
constituían una causal de impedimento; a partir de esa información
proporcionada por el propio interesado, y de su expresa solicitud para que se le
indicara si ello constituía una circunstancia que le impedía actuar como juez ad
hoc, la Corte dictó una Resolución mediante la cual declaró que el señor Rolando
Adolfo Reyna Rodríguez estaba impedido para el ejercicio del cargo de Juez ad
hoc en dicho caso, y decidió continuar con el conocimiento del mismo con la
composición que tenía en ese momento.107
En la decisión del asunto sometido a la consideración de la Corte, los
jueces ad hoc participan en condiciones de plena igualdad con los jueces titulares.
Además, de acuerdo con el art. 10 Nº 5 del Estatuto de la Corte, los jueces ad
hoc gozan de las mismas inmunidades y privilegios que los jueces ordinarios, y
están sometidos a las mismas responsabilidades y al mismo régimen disciplinario
que éstos. Como certeramente ha expresado el juez Cançado Trindade, una vez
juramentado e integrado a la Corte, el juez ad hoc no puede ser removido
unilateralmente por una de las partes.108
Un elemento que no se puede pasar por alto es que, después de designado,
pueden cesar las circunstancias que justificaron recurrir a un juez ad hoc. En
este sentido, el art. 35 N° 6 del Reglamento de la Corte Internacional de Justicia
dispone que, si las razones para la designación de un juez ad hoc han dejado de
existir, éste cesará de formar parte del tribunal.
iii.- Su idoneidad para el cargo. Desde luego, los jueces ad hoc deben
reunir las mismas condiciones que los jueces titulares; sin embargo, en su caso
se plantea con mayor vigor la necesidad de que la persona escogida posea las
condiciones de independencia e imparcialidad indispensables para integrar el
tribunal. En este sentido, la Corte Internacional de Justicia ha señalado que no
es en interés de una sana administración de justicia que se incorpore como juez
ad hoc una persona que recientemente ha actuado como agente de un Estado,
como consejero, o como abogado en otro caso ante la Corte; por consiguiente,
la Corte Internacional de Justicia estima que los Estados deberían abstenerse de
nominar a quienes, en los tres años anteriores, hayan actuado en alguna de esas
capacidades; como contrapartida, el tribunal de La Haya considera que los
Estados deben abstenerse, igualmente, de designar como agente, consejero, o
abogado, a quienes, en los tres años precedentes, hayan sido jueces de la Corte
Internacional de justicia, hayan participado como jueces ad hoc en otro caso
ante la Corte, o se hayan desempeñado como Secretario, Secretario adjunto, o
alto oficial de la Corte.109 En el sistema interamericano, lamentablemente, la
ausencia de una práctica semejante a la de la Corte Internacional de Justicia ha
permitido que quienes acaban de concluir sus mandatos como jueces sean
designados como jueces ad hoc, o como consejeros de un Estado parte en una
controversia ante la Corte Interamericana.
109 Cfr. Corte Internacional de Justicia, Instrucciones de Procedimiento, del 7 de febrero de 2002,
directivas N° VII y VIII.
194 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
110 El cual ha sido aprobado por la Asamblea General de la OEA, lo que significa que, en todo caso, ha
contado con la aprobación de los partes en la Convención.
111 Cfr., del autor de estas líneas, Administración de Justicia y Derecho Internacional de los Derechos
Humanos, Universidad Central de Venezuela, Caracas, 1992, pp. 228-241.
112 Cfr. Haim H. Cohn, International Fact-Finding Processes, en The Review, International Commission
of Jurists, Nº 18, junio de 1977, p. 43.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 195
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
113 Cfr. Felix Ermacora, Partiality and impartiality of Human Rights Enquiry Commissions of
International Organizations, en René Cassin Amicorum Discipulorumque Liber, vol. I, Pédone,
París, 1969, p. 70.
114 Cualquiera que sea el sentido que se otorgue a esta expresión, ella supone una subordinación jerárquica
extraordinaria, no obstante que, en el marco de un régimen presidencial, todos los funcionarios del
poder ejecutivo -con la sola excepción del Presidente de la República- están subordinados a un
funcionario de superior jerarquía.
196 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
comprender qué hace a los demás agentes diplomáticos (tales como el jefe de la
misión de un Estado acreditado ante la ONU, o la UNESCO), que están llamados
a desempeñar una función igualmente política y que tienen que contar con la
confianza del jefe de Estado respectivo, menos dependientes del gobierno que
les confió esa misión y que podría ser denunciado ante la Corte por alguna
violación de los derechos humanos consagrados en la Convención.115 Hay que
subrayar que la Convención no prohíbe sólo los lazos de dependencia que el
magistrado pueda tener con la OEA sino que, sobre todo, con un Estado parte,
de cualquier forma que interfiera con la toma de decisiones independientes e
imparciales.
Curiosamente, la bien fundamentada carta de renuncia a su condición de
Juez de la Corte, sometida por el embajador Miguel Rafael Urquía el 20 de
julio de 1979, quién a la sazón se desempeñaba como representante permanente
de El Salvador en la Organización de Naciones Unidas, contradice el criterio
adoptado posteriormente en el Estatuto de la Corte. En su extensa misiva, el
señor Urquía entiende que el ejercicio de un puesto diplomático permanente es
una de esas actividades que puede afectar la independencia e imparcialidad de
un juez, y que difícilmente se puede excluir del alcance del art. 71 de la
Convención.116 Luego de señalar la importancia que se atribuyó a la Convención
Europea y al funcionamiento de sus instituciones en los trabajos preparatorios
de la Convención Americana, el señor Urquía recuerda que, antes de la elección
de los jueces de la Corte Europea de Derechos Humanos, la Asamblea Consultiva
del Consejo de Europa discutió expresamente la compatibilidad del cargo de
juez con el desempeño simultáneo de un cargo diplomático, y prevaleció la
opinión de que tal circunstancia era incompatible con la independencia requerida
de un juez.117 Por el contrario, el Juez Piza Escalante, que al momento de su
elección (coincidente con la fecha en que resultó electo el señor Urquía) se
desempeñaba como embajador de Costa Rica ante la Organización de Naciones
Unidas, no estimó necesario renunciar a ninguno de sus cargos, y participó en
la redacción del proyecto de Estatuto de la Corte que, entre otras cosas, debía
reglamentar los casos en los cuales resultaba aplicable el régimen de
incompatibilidades previsto por el art. 71 de la Convención. Este hecho penoso
115 A menos que entre los cargos que ocupaban los jueces elegidos en la primera elección, y que tuvieron
la misión de redactar el estatuto, se descubra alguna incompatibilidad de esta naturaleza y que, por
una condescendencia mal entendida con el colega, se le haya exceptuado del régimen de
incompatibilidades.
116 Cfr. la referida carta, reproducida en OEA/Ser. P., AG/Doc., 1085/79, add. 1, 2 de octubre de 1979,
párrafo 6.
117 Ibíd. párrafo 5.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 197
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
indispensables para acceder a los más altos cargos judiciales del Estado del
cual se es nacional o del que lo propone no puede, razonablemente, interpretarse
en el sentido de requerir -o permitir- el desempeño simultáneo de esas dos
funciones.120 La lógica de esta incompatibilidad ha sido recogida en el Derecho
interno de los Estados -particularmente de los Estados federales- y en algunos
casos incluso con rango constitucional; así, por ejemplo, el art. 34 de la
Constitución de Argentina expresa que “los jueces de las Cortes federales no
podrán serlo al mismo tiempo de los tribunales de provincia”. Desafortuna-
damente, los Estados partes en la Convención Americana no han evitado este
tipo de incompatibilidades en la selección de los jueces de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, descuidando garantizar la independencia
de los mismos, y generando -por lo menos- la apariencia de una falta de
imparcialidad.
Por otra parte, hay que observar que, en cuanto los Estados han asumido
el compromiso de adoptar las medidas legislativas o de otro carácter que fueren
necesarias para hacer efectivos los derechos y libertades consagrados en la
Convención, 121 los integrantes de cuerpos legislativos también pueden
comprometer la responsabilidad internacional del Estado, ya sea por omisión -
al no adoptar la legislación pertinente- o por acción, al aprobar leyes
manifiestamente incompatibles con la Convención.
Para evitar que pueda ponerse en duda la legitimidad y autoridad de la
institución o la alta autoridad moral de sus integrantes, sería muy conveniente
que la Corte procediera a la reforma de su Estatuto, de manera que éste reflejara
fielmente la letra y el espíritu de la Convención. Mientras esto no ocurra, debe
observarse que la Convención no ha dejado a la discrecionalidad de la Corte la
solución de una cuestión tan delicada como ésta, y que la regla de oro en esta
materia es la señalada por el art. 71 de la Convención, que declara incompatible
el cargo de juez de la Corte Interamericana con cualquier otro cargo o actividad
que pueda afectar su independencia o imparcialidad, cuestión que no puede
interpretarse sino de buena fe, excluyendo la malicia criolla; el propósito
primordial de esta disposición es excluir de la función de juez a quien ocupe un
cargo público o, en cualquier forma, se encuentre al servicio de uno de los
Estados partes en la Convención -ya sea desempeñando funciones políticas,
120 Una interpretación diferente tampoco parece corresponder a los principios que -en el Derecho
Internacional clásico- inspiran la institución de la inmunidad de jurisdicción de los Estados. Porque,
aunque no se trata de un tribunal nacional juzgando la conducta de un tercer Estado, se trata de una
situación en que un Estado es juzgado por quienes, paralelamente, son magistrados de los tribunales
nacionales de otro Estado.
121 Cfr. el art. 2 de la Convención.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 199
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
122 Parece innecesario subrayar que el Estatuto de la Corte Internacional de Justicia es parte integrante
de la Carta de las Naciones Unidas, suscrita en San Francisco, el 26 de junio de 1945.
123 Cfr. el art. 17 del Estatuto de la Corte.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 201
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
a) Impedimentos
El art. 19 del Estatuto de la Corte dispone que los jueces están impedidos
de participar en asuntos en que ellos o sus parientes tuvieren interés directo o
hubieren intervenido anteriormente como agentes, consejeros o abogados, o
como miembros de un tribunal nacional o internacional, o de una comisión
investigadora, o en cualquier otra calidad, a juicio de la Corte.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 203
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
127 En párrafos previos, al comentar el art. 54 párrafo 3 de la Convención, ya nos hemos referido a la
interpretación que ha hecho la Corte de la expresión ‘en estado de sentencia’ y que debe entenderse
como equivalente de ‘casos aún pendientes’.
128 En este mismo sentido, el art. 17 del Estatuto de la Corte Internacional de Justicia dispone que los
miembros de la Corte no podrán ejercer funciones de agente, consejero o abogado en ningún asunto,
y que tampoco podrán participar en la decisión de ningún asunto en que hayan intervenido
anteriormente como agentes, consejeros o abogados de cualquiera de las partes, o como miembros
de un tribunal nacional o internacional o de una comisión investigadora, o en cualquier otra calidad.
129 A título de agente, consejero, abogado, miembro de tribunales nacionales o internacionales, miembro
de comisiones investigadoras, asesor, o en cualquier otra condición.
130 Aunque tanto el Estatuto como el Reglamento de la Corte se refieren a las excusas como si fueran
algo distinto de los impedimentos e inhabilidades, nos parece que ellas simplemente reflejan la
apreciación subjetiva, por parte del juez, de encontrarse dentro de alguna de las causales que le
impide participar en el conocimiento de un asunto, o que lo inhabilita para ello.
204 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
b) Inhabilidades
131 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Durand y Ugarte. Excepciones preliminares,
sentencia del 28 de mayo de 1999, nota al pie de página luego de señalar la forma como estuvo
integrada la Corte en este caso.
132 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Caballero Delgado y Santana. Reparaciones
(Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia de 29 de enero de 1997,
párrafo 11.
133 Cfr., en el mismo sentido, la fórmula empleada por el art. 24 del Estatuto de la Corte Internacional
de Justicia.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 205
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
134 Cfr. comunicación del juez Nieto Navia, transmitida vía Facsímil el 12 de noviembre de 1993.
También, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Medidas provisionales solicitadas por la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de la República Argentina, Caso
Reggiardo Tolosa, resolución del 19 de enero de 1994, párrafo 2 de la parte expositiva.
135 Según el párrafo 1 del art. 19 del Estatuto de la Corte, los impedimentos son calificados “a juicio de
la Corte”, y en los párrafos 2 y 3 del mismo artículo expresa que, en lo que concierne a impedimentos,
excusas o inhabilidades, “la Corte decidirá”.
136 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Ivcher Bronstein. Competencia, sentencia
del 24 de septiembre de 1999, y Caso del Tribunal Constitucional. Competencia, sentencia del 24
de septiembre de 1999, nota al pie de página en el párrafo inicial de ambas sentencias, relativo a la
integración de la Corte.
206 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
137 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Neira Alegría y otros, resolución de 29 de
junio de 1992 (Art. 54.3 Convención Americana sobre Derechos Humanos), párrafo 18.
138 Cfr. Opinión del juez ad hoc sobre la llamada sentencia de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, Caso Neira Alegría y otros, del 19 de enero de 1995, anexa a la citada sentencia. Hay
que observar el carácter peculiar de esta declaración, pues el juez ad hoc Orihuela Iberico no participó
en la sentencia del tribunal y, por lo tanto, ésta no constituye una opinión disidente o separada.
139 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Cantos vs. Argentina. Excepciones
preliminares, sentencia del 7 de septiembre de 2001, nota al pie de página correspondiente al párrafo
inicial, relativo a la composición de la Corte.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 207
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
140 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Caballero Delgado y Santana, sentencia
del 8 de diciembre de 1995, párrafo 12. Con posterioridad, por resolución del Presidente del 22 de
junio de 1994, y debido a la renuncia que hizo la vicepresidente a su condición de juez de la Corte,
se cedió la presidencia para el conocimiento de este caso al juez Héctor Fix-Zamudio.
141 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Suaréz Rosero, sentencia del 12 de noviembre
de 1997, nota al pie de página, en el párrafo inicial, relativo a la composición de la Corte.
142 Aunque es bueno recordar que la Comisión puede invitar a un Estado parte que no haya aceptado la
jurisdicción de la Corte a que lo haga para un caso específico. Cfr. el art. 62, párrafo 2, de la
Convención, y el art. 50, párrafo 3, del Reglamento de la Comisión.
208 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
a) La sede
las comunicaciones entre ambas, e impone una carga adicional a los individuos
y organizaciones no-gubernamentales que, habiendo sometido algún asunto ante
la Comisión, esperan poder hacer el seguimiento del mismo en caso de que éste
sea llevado a la Corte.
Para garantizar su funcionamiento, el 10 de septiembre de 1981, la Corte
suscribió con Costa Rica un acuerdo de sede, en el que se estipulan las
inmunidades y privilegios de la Corte, de los jueces y del personal del tribunal,
así como de las personas que comparecen ante la misma. En este tratado, Costa
Rica se comprometió a dotar a la Corte de un local adecuado para su
funcionamiento, promesa a la que dio cabal cumplimiento al aportar el dinero
necesario para comprar el inmueble que el tribunal había venido ocupando desde
junio de 1980 como su sede en San José de Costa Rica.
144 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Informe Anual de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos 1989-1990, Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos,
Washington, D. C., 1992, p. 12.
145 Cfr. el art. 26 del Estatuto de la Corte.
146 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Informe Anual de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos 1988, Secretaría General Organización de los Estados Americanos, Washington,
D. C., 1988, p. 9.
147 En años anteriores, ese presupuesto se compuso de la siguiente manera: 1988, US $ 300.400, 1989,
US $ 312.300, 1990, US $ 360.600, 1991, US $ 392.700, 1992, US $ 429.700, 1993, US $ 518.500,
y 1994, US $ 505.500.
148 En este sentido, debido a reducciones presupuestarias, la Corte debió suspender su XLVIII período
ordinario de sesiones, acarreando consigo la suspensión, entre otras, de las audiencias convocadas
para escuchar alegatos sobre el fondo en el caso de la Comunidad Mayagna. Cfr. Corte
Interamericana de Derechos Humanos, Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni vs.
Nicaragua, sentencia del 31 de agosto de 2001, párrafo 46.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 211
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
c) La organización interna
d) El quórum
151 Cfr., en este sentido, los arts. 26 y 29 del Estatuto de la Corte Internacional de Justicia.
152 Cfr. el art. 56 de la Convención.
153 De hecho, en el curso de 1990 la Corte debió cancelar, por falta de quórum, la celebración de un
período ordinario (XXII) y de un período extraordinario de sesiones (X).
154 Cfr. el art. 20, N° 3, del Reglamento de la Corte Internacional de Justicia, del 14 de abril de 1978,
con las enmiendas introducidas por la Corte el 5 de diciembre de 2000.
155 Cfr. el Informe Anual de la Corte Interamericana de Derechos Humanos - 1996, Secretaría
General Organización de los Estados Americanos, Washington, D. C., 1997, p. 155.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 213
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
e) La función de la Secretaría
156 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Las Palmeras, sentencia del 6 de diciembre
de 2001, segunda nota al pie de página.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 215
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
g) La práctica interna
157 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas
Tingni vs. Nicaragua, sentencia del 31 de agosto de 2001, párrafo 46.
216 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
que, para preservar la rectitud del procedimiento ante el tribunal, éste debía
requerir a Honduras para que castigara al citado oficial con las penas
contempladas para el delito de perjurio en su legislación interna, o que iniciara
acciones penales en su contra por el delito de perjurio; aunque esta información
fue transmitida al gobierno de Honduras, la Corte rechazó las peticiones
formuladas por el Lawyers Committee for Human Rights, en calidad de amicus
curiae, argumentando que el papel del amicus no podía ser otro que el de
colaborar con el tribunal en el estudio y resolución de los asuntos sometidos a
su jurisdicción, pero no hacer peticiones que pudieran obligarlo a actuar o decidir
de una u otra forma.158
Con posterioridad, en el caso Genie Lacayo, el gobierno de Nicaragua
solicitó se amonestara al abogado Sr. José Miguel Vivanco, uno de los asistentes
de la Comisión en ese caso, por considerar que, en un comunicado de prensa de
Human Rights Watch/Americas, éste había utilizado expresiones que atacaban
a dicho gobierno, y que esto era una cuestión de orden y disciplina que se
suscitaba a raíz del pronunciamiento de la sentencia de excepciones preliminares
en ese caso; el Sr. Vivanco pidió se rechazara la solicitud de amonestación,
aduciendo que las expresiones vertidas por él -además de ser parte del ejercicio
legítimo de la libertad de expresión garantizada en el art. 13 de la Convención-,
fueron efectuadas como representante de Raymond Genie y a nombre de Human
Rights Watch/Americas, y no en su calidad de asistente de la Comisión.
Admitiendo que las personas que participan en representación de las partes en
el proceso se deben recíprocamente, dentro y fuera de él y con independencia
del carácter que ostenten, respeto al honor, cortesía y buenas maneras, sin afectar
su legítimo derecho de opinión y de disenso, el tribunal se inhibió de dar curso
a esta solicitud de amonestación, por considerar que las atribuciones
reglamentarias actuales reservan al presidente decidir las cuestiones de orden
pero sólo cuando se susciten en las sesiones de la Corte, lo que no ocurrió en
este caso.159
En cuanto al comportamiento de las partes, con motivo del escrito de
excepciones preliminares interpuesto por el gobierno de Guatemala en el caso
Blake, el Presidente de la Corte observó que ciertos términos utilizados en
dicho escrito resultaban inapropiados, innecesarios, y contrarios al lenguaje
que deberían utilizar las partes ante el tribunal; en consecuencia, dispuso que
158 Cfr. la Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 21 de julio de 1989, en los
casos Velásquez Rodríguez, Fairén Garbi y Solís Corrales, y Godínez Cruz.
159 Cfr. la Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Genie Lacayo, 29 de
noviembre de 1995, párrafo 1 de la parte expositiva, y párrafos 1, 2, 4, y 5 de la parte considerativa.
218 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
dichos términos -contrarios al respeto que debía ser guardado ante la Corte y la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos como órganos del sistema
interamericano de protección de los derechos humanos-, fueran borrados del
escrito de excepciones preliminares, y solicitó al gobierno de la República de
Guatemala que en el futuro mantuviera la consideración que las partes en el
proceso debían guardarse en todo momento.160
160 Cfr. la Resolución del Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 30 de enero
de 1996, Caso Blake, parte considerativa, y párrafos 1 y 2 de la parte resolutiva.
161 Anteriormente se disponía que los idiomas de trabajo serían los que acordara la Corte cada año, y en
una versión anterior del Reglamento se indicaba que los idiomas de trabajo serían los que acordara
la Corte cada tres años, conforme a los idiomas hablados por sus jueces. Además, ese lapso de tres
años coincidía con la renovación parcial de los jueces de la Corte, lo que permitía tomar en
consideración eventuales cambios en los idiomas hablados por ellos.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 219
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
162 Corte Interamericana de Derechos Humanos, El efecto de las reservas sobre la entrada en vigor
de la Convención Americana (Arts. 74 y 75), Opinión Consultiva OC-2/82, del 24 de septiembre
de 1982.
163 Trinidad y Tobago, que era el único país angloparlante que, al adherir a la Convención, con fecha 28
de mayo de 1991, había aceptado la competencia de la Corte, con fecha 26 de mayo de 1998, notificó
su denuncia -o más bien su retiro- de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
164 Entre las excepciones figuró, inicialmente, el juez Thomas Buergenthal, de Estados Unidos, y desde
el 1 de enero de 1995 los jueces Oliver H. Jackman, de Barbados, y Antonio Cançado Trindade, de
Brasil.
165 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Gangaram Panday , sentencia del 21 de
enero de 1994, párrafo 33.
220 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
166 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Villagrán Morales y otros. Excepciones
preliminares, sentencia del 11 de septiembre de 1997, párrafos 4 y 12.
167 Cfr. ibíd, párrafo 11.
168 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Castillo Petruzzi y otros. Excepciones
preliminares, sentencia del 4 de septiembre de 1998, párrafos 45 y 47.
169 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Responsabilidad internacional por expedición
y aplicación de leyes violatorias de la Convención (Arts. 1 y 2 Convención Americana sobre
Derechos Humanos), Opinión Consultiva OC-14/94, del 9 de diciembre de 1994, párrafo 14.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 221
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
170 A diferencia de la función de promoción de los derechos humanos, que ha sido encomendada
enteramente a la Comisión.
222 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
171 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Asunto Viviana Gallardo y otras, Nº G 101/81,
serie A, decisión del 13 de noviembre de 1981, párrafo 22.
172 Cfr. el voto razonado del juez Antonio Cançado Trindade, en Corte Interamericana de Derechos
Humanos, Caso Castillo Páez. Excepciones preliminares, sentencia del 30 de enero de 1996,
párrafo 16, nota 11; también en Caso Loayza Tamayo. Excepciones preliminares, sentencia del
31 de enero de 1996, párrafo 16, nota 12.
173 Por ejemplo, al declarar la inadmisibilidad de una petición.
174 Particularmente, en la determinación de si se ha cometido o no una violación de la Convención.
175 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez. Excepciones
preliminares, sentencia del 26 de junio de 1987, párrafo 75.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 223
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
176 Cfr. el voto razonado del juez Antonio Cançado Trindade, en Corte Interamericana de Derechos
Humanos, Caso Castillo Páez. Excepciones preliminares, sentencia del 30 de enero de 1996,
párrafo 10; también en Caso Loayza Tamayo. Excepciones preliminares, sentencia del 31 de
enero de 1996, párrafo 10.
177 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso del Tribunal Constitucional (Aguirre
Roca, Rey Terry y Revoredo Marsano vs. Perú), sentencia del 31 de enero de 2001, párrafo 29.
224 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
178 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez. Excepciones
preliminares, sentencia del 26 de junio de 1987, párrafo 28; Caso Fairén Garbi y Solís Corrales.
Excepciones preliminares, sentencia del 26 de junio de 1987, párrafo 33; y Caso Godínez Cruz.
Excepciones preliminares, sentencia del 26 de junio de 1987, párrafo 31.
179 Cfr. ibíd, párrafos 29, 34, y 32, respectivamente.
180 Cfr. ibídem.
181 Cfr. ibídem.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 225
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
4.- LA CORTE
COMO INSTANCIA DECISIVA
Segunda Parte
1 Aunque el art. 41, letra e), de la Convención le encomienda a la Comisión “atender las consultas que
le formulen los Estados miembros de la OEA, en cuestiones relacionadas con los derechos humanos”,
ésta es, más bien, una función de asesoría que la Comisión debe brindar, dentro de sus posibilidades,
a los Estados que se la soliciten; por sus características, ella constituye una de las formas en que la
Comisión puede promover los derechos humanos y, por lo tanto, corresponde a la función de
promoción antes referida.
2 Como se podrá constatar, el art. 41 de la Convención recoge, en sus letras a), b), c), d) y e), las
competencias que originalmente se le atribuyeron a la Comisión en el art. 9 del Estatuto aprobado
por el Consejo de la OEA el 25 de mayo de 1960.
230 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
3 Entre estos últimos hay que mencionar en forma destacada el Informe sobre la situación de los
derechos humanos en Argentina, del 11 de abril de 1980, y el Informe sobre la situación de los
derechos humanos en Chile, del 27 de septiembre de 1985.
4 Cfr., por ejemplo, el Informe sobre la situación de los derechos humanos en Haití, OEA/Ser.L/
V/II.77, doc. 18, rev. 1, 1990, o el Informe sobre la situación de los derechos humanos en Panamá,
OEA/Ser.L/V/II.76, doc. 16, rev. 2, 1989.
5 Suscrito en Roma, el 4 de noviembre de 1950, en adelante la Convención Europea de Derechos
Humanos, o simplemente la Convención Europea.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 231
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
6 Institución que no ha perdido su vigencia, pero que está diseñada para brindar protección a los
extranjeros, y no a los nacionales del Estado cuya responsabilidad se persigue.
7 Parece innecesario destacar que, al hacer uso de este derecho, el Estado ya no está defendiendo un
derecho propio sino que, por el contrario, está actuando en defensa de normas de Derecho Internacional
general; se trata de normas que suponen obligaciones erga homnes, a diferencia de aquellas que
están basadas en la reciprocidad y que sólo generan derechos respecto de aquellos Estados que
hayan asumido la misma obligación.
8 Desde luego, esta circunstancia forma parte de un proceso mucho más complejo, cuyas raíces se
remontan a los tratados de protección de minorías, a los tratados sobre abolición de la esclavitud, y
a la formación del Derecho Internacional Humanitario. Después del término de la Segunda Guerra
Mundial, esta transformación se reflejó primero en la identificación del individuo como titular de
obligaciones internacionales, recogidas en el Estatuto del Tribunal de Nüremberg, seguidas, con la
Carta de la ONU, del reconocimiento del individuo como titular de derechos derivados directamente
del Derecho Internacional, y posteriormente, a partir de la adopción de la Convención Europea de
Derechos Humanos, en la creación de mecanismos de garantía colectiva para la realización de esos
derechos. Cfr., del autor de estas líneas, La evolución del Derecho Internacional y la condición
jurídica del individuo, en Summa, libro homenaje a la Procuraduría General de la República en su
135° aniversario, Caracas, julio de 1998, pp. 403-479.
232 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
Desde el punto de vista semántico, llama la atención que -al igual que en
la Convención Europea o en el sistema del Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos, complementado por su Protocolo Facultativo- se haya eludido
la denominación de ‘denuncias’ o ‘quejas’ -individuales o estatales-, que es lo
que en realidad son, para calificarlas con una expresión más inocua y menos
ofensiva de la dignidad del Estado ‘denunciado’, que identifica las quejas o
denuncias individuales (o de grupo) como meras ‘peticiones’ individuales, y
las quejas o denuncias formuladas por los Estados como simples ‘comu-
nicaciones’ de los Estados. No obstante, la utilización de una denominación
menos precisa para estos recursos no les quita, de ningún modo, su carácter de
verdaderas ‘quejas’ o ‘denuncias’; además, el mismo art. 44 de la Convención
se refiere a las ‘peticiones que contengan denuncias o quejas’.
9 Cfr. Corte Europea de Derechos Humanos, Case of Cruz Varas and others v. Sweden, sentencia
del 20 de marzo de 1991, párrafos 92, 93, y 99.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 233
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
10 Voto concurrente en Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Castillo Petruzzi y otros.
Excepciones preliminares, sentencia del 4 de septiembre de 1998, párrafo 3 del voto concurrente.
11 Ibíd., párrafos 34 y 35 del voto concurrente.
234 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
12 En la actualidad, con la entrada en vigor del Protocolo N° 11, respecto de los Estados partes en la
Convención Europea así modificada, la Corte Europea de Derechos Humanos tiene competencia
para recibir y examinar peticiones individuales que contengan denuncias de violaciones de derechos
consagrados en la Convención por cualquiera de los Estados partes, sin necesidad de ninguna
declaración adicional por parte de esos Estados.
13 Adoptada el 26 de junio de 1981, en la décimo octava Conferencia de Jefes de Estado y de Gobierno
de la Organización de Unidad Africana, celebrada en Nairobi, Kenia.
14 Adoptada el 27 de mayo de 1970, en el XLVII período de sesiones del Consejo Económico y Social.
15 Cfr. el art. 55 de la Carta Africana de los Derechos Humanos y de los Pueblos.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 235
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
16 Hasta el presente -abril de 2004-, sólo Argentina, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Jamaica,
Perú, Uruguay y Venezuela han aceptado la competencia de la Comisión para conocer de
comunicaciones de otro Estado parte alegando violaciones de los derechos humanos consagrados en
la Convención.
236 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
Cuadro Nº 1
Procedimiento previsto para la tramitación
de peticiones individuales o comunicaciones estatales
Comunicaciones estatales
(Art. 48.1.f)
238 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
Capítulo V
EL ESTABLECIMIENTO DE LA
COMPETENCIA DE LA COMISIÓN
1 Cfr., por ejemplo, la Resolución Nº 15/89, recaída en el caso 10.208, introducido por Salvador Jorge
Blanco en contra de República Dominicana, en el Informe Anual de la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos, 1988-1989, Washington, D. C., 1989, p. 126, párrafo 20 de las conclusiones.
240 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
1.- LA COMPETENCIA
RESPECTO DEL DENUNCIADO
7 Si bien en estos dos últimos casos no se menciona que esta declaración se formula de acuerdo con el
art. 45 de la Convención, o para permitirle a la Comisión conocer de las comunicaciones que presenten
otros Estados partes denunciando la violación de los derechos humanos consagrados en la Convención,
hay que observar que éste es el único caso en el cual la Convención requiere un reconocimiento
expreso de la competencia de la Comisión, y el único caso en el que dichas declaraciones pueden
tener un efecto útil.
8 Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe sobre la situación de los derechos
humanos en Argentina, Washington, D. C., 1980, p. 29.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 243
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
2.- LA COMPETENCIA
RESPECTO DEL DENUNCIANTE
11 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Resolución N° 59/81, caso 1954 (Uruguay),
del 16 de octubre de 1981, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos 1981-1982, Secretaría General Organización de los Estados Americanos, Washington,
D.C., 1982, p. 98.
12 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Ivcher Bronstein (Baruch Ivcher Bronstein
vs. Perú), sentencia del 6 de febrero de 2001, párrafos 6 y 8.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 245
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
13 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Hilaire vs. Trinidad y Tobago. Excepciones
preliminares, sentencia del 1 de septiembre de 2001, párrafo 3.
14 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Castillo Petruzzi y otros. Excepciones
preliminares, sentencia del 4 de septiembre de 1998, párrafo 81 letra a).
15 Cfr. ibíd, párrafo 82, que se remite al párrafo 77.
246 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
16 Cfr. su voto concurrente en Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Castillo Petruzzi y
otros. Excepciones preliminares, sentencia del 4 de septiembre de 1998, párrafo 27 del voto
concurrente.
17 Ibíd, párrafo 84.
18 Cfr., en este sentido, la sub-sección siguiente, relativa a la competencia de la Comisión respecto de
la presunta víctima de la violación.
19 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe N° 6/91, Caso 10.400, Guatemala,
adoptado el 22 de febrero de 1991, Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos 1990 - 1991, Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos, Washington
D.C., 1991, p. 244, párrafo 90.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 247
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
20 Cfr., en este sentido, Edmundo Vargas, Algunos problemas que presentan la aplicación y la
interpretación de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en La Convención
Americana sobre Derechos Humanos, O.E.A., Washington, D. C., 1980, p. 159.
21 Cfr. Corte Interamericana de derechos Humanos, Caso Castillo Petruzzi y otros. Excepciones
preliminares, sentencia del 4 de septiembre de 1998, párrafo 76 letra a).
22 Cfr. ibíd, párrafo 76 letra b).
248 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
25 Por el contrario, en los casos relativos al África Sud-Occidental, la Corte Internacional de Justicia
rechazó las demandas interpuestas por Etiopía y Liberia, por estimar que no se podía considerar que
los actores tuvieran un derecho legal o un interés jurídico con relación al objeto de dicha demanda.
Cfr. South West Africa cases (Ethiopia v. South Africa; Liberia v. South Africa), Second Phase,
1966, sentencia del 18 de julio de 1966, parágrafo 99.
250 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
26 Cfr. la resolución Nº 13/83, Asunto Viviana Gallardo y otras, Costa Rica, 30 de junio de 1983, en
Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, 1982-1983, Washington,
D. C., 1983, pp. 54 y 55.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 251
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
pero hizo presente que el caso no se abrió por la denuncia del demandante, la
cual se planteó cuando el caso ya se encontraba en trámite, sino que, ante la
seriedad del asunto, la Comisión ya había comenzado a tratar el caso ex officio,
al amparo de los poderes que le asignaba su propio Reglamento.27 Demás está
decir que, hasta la fecha (y por razones que no nos parece pertinente analizar
aquí), la Comisión no ha utilizado debidamente esta facultad. A título ilustrativo,
en el caso Blake, no obstante que se dio por probada la desaparición y muerte
de Nicholas Blake y Griffith Davis, las recomendaciones que la Comisión le
hizo al Estado, al igual que la demanda que posteriormente se introdujo en la
Corte, se referían únicamente al primero. La Corte expresó su extrañeza por el
hecho de que, habiendo sido encontrados los restos mortales de dos personas, y
habiendo sido identificados los del señor Davis antes que los del señor Blake, la
Comisión no hizo uso de la facultad que le confería el art. 26 N° 2 de su
Reglamento, que le permitía actuar motu proprio aun cuando no mediara una
petición expresa en favor del señor Griffith Davis, y no lo incluyó en la demanda;
según la Comisión, esto se debió a que los familiares del señor Davis no
manifestaron interés en iniciar una acción ante la Comisión; 28 pero ésta no
puede ignorar su función de velar por la protección de los derechos humanos,
independientemente de los deseos -o de la indiferencia- de la víctima o de sus
familiares.
Una práctica corriente, ciertamente no prohibida por la Convención e
implícita en el derecho de petición previsto en el art. 44 de la misma, consiste
en adherirse a la petición sometida previamente por otra persona o grupo de
personas.29 Sin embargo, en la práctica de la Comisión, para que una persona
que se adhiere a un caso pueda ser tenida como co-peticionario, es indispensable
que el peticionario original presente un escrito aceptándolo como tal, para que,
a partir de ese momento, se le mantenga informado sobre el desarrollo del
procedimiento; si el co-peticionario requiere información sobre lo actuado con
anterioridad a su intervención, tiene que solicitarla por escrito. En todo caso,
para evitar posibles confusiones, la Secretaría de la Comisión trata de canalizar
toda la información a través del peticionario original. En este sentido, en el
27 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe N° 6/91, Caso 10.400, Guatemala,
adoptado el 22 de febrero de 1991, Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos 1990 - 1991, Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos, Washington
D.C., 1991, p. 244, párrafo 91.
28 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Blake, sentencia del 24 de enero de 1998,
párrafo 85.
29 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso de la Comunidad Mayagna
(Sumo) Awas Tingni vs. Nicaragua, sentencia del 31 de agosto de 2001, párrafo 12.
252 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
3.- LA COMPETENCIA
RESPECTO DE LA PRESUNTA VÍCTIMA
30 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Barrios Altos (Chumbipuma Aguirre y
otros vs. Perú), sentencia del 14 de marzo de 2001, párrafo 13.
31 Cfr. el Informe Nº 39/99, Petición MEVOPAL, S.A., Argentina (11 de marzo de 1999), en el Informe
Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, 1998, pp. 308 y ss., párrafo 13.
32 Cfr. la resolución de la Comisión Nº 59/81, recaída en el caso Nº 1954, en el Informe Anual de la
Comisión, 1981-1982, pp. 95 y 99.
33 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Ivcher Bronstein. Competencia, sentencia
del 24 de septiembre de 1999, párrafos 3 y 5.
34 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso del Tribunal Constitucional. Competencia,
sentencia del 24 de septiembre de 1999, párrafo 3.
35 Por el momento, basta con señalar que el art. 32 del reglamento de la Comisión requiere individualizar
tanto al denunciante como a la presunta víctima de la violación que se denuncia.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 253
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
36 Cfr., por ejemplo, una referencia a esta práctica de la Comisión en la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, Caso Castillo Petruzzi y otros. Excepciones preliminares, sentencia del 4 de septiembre
de 1998.
37 Cfr. el art. 33 de la Convención.
38 Cfr. el art. 48, N° 1, letra f), de la Convención.
39 Cfr. el Informe Nº 10/91, caso Nº 10.169, en el Informe Anual de la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos, 1990-1991, pp. 454 y s.
254 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
40 Cfr. el Informe Nº 47/97, Tabacalera Boquerón, S.A., Paraguay (18 de octubre de 1997), en el
Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, 1997, pp. 229 y ss.,
párrafos 25 y 35.
41 Cfr. el Informe Nº 39/99, Petición MEVOPAL, S.A., Argentina (11 de marzo de 1999), en el Informe
Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, 1998, pp. 308 y ss., párrafos 2 y 17.
42 Cfr. Corte Internacional de Justicia, Affaire de la Barcelona Traction Light and Power Company
Limited (Nouvelle requète: 1962), (Belgique c. Espagne), Deuxième phase, sentencia del 5 de
febrero de 1970, párrafos 90 y 91.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 255
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
43 Cfr. el Informe Nº 47/97, Tabacalera Boquerón, S.A., Paraguay (18 de octubre de 1997), en el
Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, 1997, pp. 229 y ss.,
párrafo 27.
44 Cfr. el Informe Nº 39/99, Petición MEVOPAL, S.A., Argentina (11 de marzo de 1999), en el Informe
Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, 1998, pp. 308 y ss., párrafos 18 y 19.
45 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Cantos vs. Argentina. Excepciones
preliminares, sentencia del 7 de septiembre de 2001, párrafos 22 y 23.
256 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
49 Cfr. El Sistema Interamericano para la Protección de los Derechos Humanos, en Anuario Jurídico
Interamericano, 1981, Secretaría General de la Organización de Estados Americanos, Washington,
D. C., 1982, p. 123.
258 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
50 Cfr., por ejemplo, Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe N° 10/96, Caso 10.636,
Guatemala, adoptado el 5 de marzo de 1996, en Informe Anual de la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos, 1995, Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos,
Washington, D. C., 1996, p. 141, párrafo 35.
51 El Reglamento no menciona la Convención Interamericana para la Eliminación de todas las Formas
de Discriminación contra las Personas con Discapacidad, adoptada en Ciudad de Guatemala, el 7 de
junio de 1999, pues ésta no contempla la intervención de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 259
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
52 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Baena Ricardo y otros (270 trabajadores
vs. Panamá), sentencia del 2 de febrero de 2001, párrafo 95.
53 Cfr. ibíd, párrafo 99.
260 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
54 Cfr. el Informe Nº 47/97, Tabacalera Boquerón, S.A., Paraguay (18 de octubre de 1997), en el
Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, 1997, pp. 229 y ss.,
párrafo 29.
55 Cfr., en este sentido, el art. 44 de la Convención y, respecto de Estados miembros de la OEA que no
sean partes en la Convención, el art. 51 del Reglamento de la Comisión. Cfr., también, Corte
Interamericana de Derechos Humanos, Interpretación de la Declaración Americana de Derechos
y Deberes del Hombre en el marco del artículo 64 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, OC-10/89, del 14 de julio de 1989, párrafos 45 y 46.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 261
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
56 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Caso 9260 (Jamaica), en Informe Anual de
la Comisión Interamericana de Derechos Humanos 1987-1988, Secretaría General de la
Organización de los Estados Americanos, Washington D.C., 1988, p. 166.
57 Cfr. su voto razonado conjunto, en Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Las Palmeras,
sentencia del 6 de diciembre de 2001, párrafo 13 del voto razonado.
58 Cfr., en este sentido, las reservas formuladas por Uruguay (en lo que concierne a los derechos políticos,
previstos en el art. 23 de la Convención), Argentina (respecto del art. 21 de la Convención), Barbados
(referidas a los artículos 4 y 8), México (sobre el art. 23), Venezuela (sobre el art. 8 de la Convención,
en lo que se refiere a juicios en ausencia), y Dominica (referidas a los artículos 4, 5, 8, 21, y 27 de la
Convención). Al momento de ratificar la Convención, Guatemala formuló una reserva respecto de
la prohibición de la aplicación de la pena de muerte en caso de delitos comunes conexos con los
políticos; sin embargo, el 20 de mayo de 1986 esa reserva fue retirada. En el caso de Trinidad y
Tobago, al adherirse a la Convención, este país hizo una reserva sobre la prohibición de la aplicación
de la pena de muerte a personas mayores de 70 años, pero el 26 de mayo de 1998 dicho Estado
denunció la Convención.
262 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
absoluto del Derecho interno de los Estados, o del hecho que las presuntas
víctimas puedan haber cometido algún delito. En un caso en que el Estado
denunciado alegó que las presuntas víctimas habían ingresado subrepticiamente
al Perú y se dedicaron a subvertir el orden establecido, asociándose con una
organización terrorista,63 la Corte subrayó que ella no podía ni debía discutir o
juzgar la naturaleza de los delitos -ciertamente muy graves- atribuidos a las
supuestas víctimas, pues ella estaba llamada a pronunciarse acerca de violaciones
concretas a las disposiciones de la Convención, en relación con cualquier
persona, e independientemente de la licitud o ilicitud de su conducta desde la
perspectiva de las normas penales que pudieran resultar aplicables conforme a
la legislación nacional.64 Su función es juzgar la conducta de los Estados; no la
de los individuos. Sin embargo, es posible que ocasionalmente la Corte deba
examinar la legislación interna, particularmente en el contexto del derecho a
ser juzgado con las debidas garantías -previsto en el art. 8 de la Convención-, o
en el contexto del derecho a un recurso efectivo, sencillo y rápido, que ampare
a las personas de actos que violen sus derechos fundamentales, previsto en el
art. 25 de la Convención.65
No obstante lo anterior, en el caso Las Palmeras, en respuesta a la
demanda de la Comisión para que entre las disposiciones infringidas se
incluyeran “los principios recogidos en el art. 3 común de las Convenciones de
Ginebra de 1949”, y se ordenara al Estado adoptar las reformas necesarias a fin
de que las Fuerzas Armadas de Colombia “conduzcan las operaciones militares
de acuerdo con los instrumentos internacionales y la costumbre internacional,
aplicables a los conflictos armados de carácter interno”, la Corte resolvió que la
Comisión y la propia Corte no tienen competencia para decidir si un acto
determinado es o no contrario a los Convenios de Ginebra de 1949 o a otros
tratados distintos de la Convención Americana, porque ésta última sólo ha
atribuido competencia a la Corte para determinar la compatibilidad de los actos
o de las normas de los Estados con la propia Convención, y no con los Convenios
de Ginebra de 1949.66 Pero no debe olvidarse que, según el artículo 29 de la
Convención, ninguna de sus disposiciones puede interpretarse en el sentido de,
63 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Castillo Petruzzi y otros. Excepciones
preliminares, sentencia del 4 de septiembre de 1998, párrafo 81, letra a).
64 Cfr. ibíd, párrafo 83.
65 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Hilaire, Constantine y Benjamin y otros
vs. Trinidad y Tobago, sentencia del 21 de junio de 2002, párrafo 84, letra j).
66 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Las Palmeras. Excepciones preliminares,
sentencia del 4 de febrero de 2000, párrafos 32 y 33.
264 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
68 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe N° 5/97, Caso 11.227, Sobre
admisibilidad, Colombia, adoptado el 12 de marzo de 1997, en Informe Anual de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos, 1996, Secretaría General de la Organización de los Estados
Americanos, Washington, D. C., 1997, pp. 106 y siguientes, párrafos 21 al 26.
69 Cfr. el art. 51 de la Convención.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 267
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
70 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Fairén Garbi y Solís Corrales, sentencia
del 15 de marzo de 1989, párrafo 157.
268 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
71 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, resolución Nº 17/84, caso Nº 9178 (Costa
Rica), del 3 de octubre de 1984, en el Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos, 1984-1985, pp. 56 y sig.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 269
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
72 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe N° 26/88, Caso 10.109, Argentina,
del 13 de septiembre de 1988, Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos 1987 - 1988, Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos, Washington
D.C., 1988, p. 112, párrafo 4.
73 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe Nº 1/93, Informe sobre solución
amistosa respecto de los casos 10.288, 10.310, 10.436, 10.496, 10.631 y 10.771, Argentina, 3 de
marzo de 1993, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos 1992 -
1993, Washington, D. C., 1993, p. 37.
74 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Resolución Nº 26/88, caso 10109, Argentina,
del 13 de septiembre de 1988, párrafos 4, 5, y 6, de las conclusiones, en Informe Anual de la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos 1987 - 1988, Washington, D. C., 1988,
pp. 112 y sig.
270 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
de la entrada en vigor de la Convención pero que están amparadas por leyes que
contemplan alguna forma de amnistía o perdón,75 estimamos que la Comisión
es competente para conocer de peticiones o comunicaciones que tengan por
objeto denunciar violaciones de los derechos humanos derivadas de la aplicación
de este tipo de leyes, y en cuanto la aplicación de estas medidas constituyan una
denegación de justicia y favorezcan la impunidad de abusos previos que haya
tenido lugar después de la entrada en vigor de la Convención para el Estado
respectivo. Estas consideraciones llevaron a presentar sendas denuncias en contra
de Argentina, Uruguay, y Chile, ante la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos, señalando que las leyes de amnistía de las violaciones de los derechos
humanos cometidas durante los últimos regímenes dictatoriales en esos países
constituían en sí mismas, una denegación de justicia y una violación adicional
de los derechos humanos. En el caso de Chile, cuya amnistía fue decretada por
el mismo gobierno que se beneficiaría de ella, la Comisión observó que los
favorecidos con la amnistía no fueron terceros ajenos, sino los mismos partícipes
de los planes gubernamentales del régimen militar, y que una cosa era sostener
la necesidad de legitimar los actos celebrados por la sociedad en su conjunto,
para no caer en el caos, y otra muy distinta extender igual trato a los que actuaron
con un gobierno ilegítimo, en violación de la Constitución y las leyes.76 Según
la Comisión, la aplicación de las amnistías hace ineficaces y sin valor las
obligaciones internacionales de los Estados partes impuestas por el art. 1 de la
Convención, y elimina la medida más efectiva para poner en vigencia los
derechos consagrados en la Convención, como es el enjuiciamiento y castigo
de los responsables.77 Según la Comisión,
75 Debido, por ejemplo, a una ley de amnistía -cualquiera que sea su denominación-, como la ‘Ley de
Punto Final’ -aprobada en Argentina, en diciembre de 1986-, la ‘Ley de obediencia debida’
-aprobada en la misma Argentina, en junio de 1987-, el Decreto Ley Nº 2191 -aprobado por el
gobierno de Pinochet en Chile, en abril de 1978-, o como la ‘Ley de caducidad’ -aprobada en Uruguay
en diciembre de 1986-, o la ‘Ley de descongestión judicial ’, aprobada en Colombia en octubre de
1991. Ciertamente, también es relevante saber si esa ley de amnistía fue aprobada antes o después de
la entrada en vigor de la Convención.
76 Cfr. Informe N° 36/96, caso 10.843 en contra de Chile, adoptado el 15 de octubre de 1996, párrafo 29.
77 Cfr. ibíd, párrafo 50.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 271
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
78 Informe N° 34/96, casos 11.228, 11.229, 11.231 y 11.282, en contra de Chile, adoptado el 15 de
octubre de 1992, párrafo 70.
272 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
79 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 19 de junio de 1999, Ampliación
de las medidas provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
respecto de la República de Trinidad y Tobago, Caso James y otros, párrafos 3 de la parte
expositiva y 3 de la parte considerativa.
80 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Constantine y otros vs. Trinidad y Tobago.
Excepciones Preliminares, sentencia del 1 de septiembre de 2001, párrafo 1, y Caso Benjamin y
otros vs. Trinidad y Tobago. Excepciones Preliminares, sentencia del 1 de septiembre de 2001,
párrafo 1.
81 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe Nº 74/90, caso 9850, Argentina, del 4
de octubre de 1990, párrafos 5 y 6 de la opinión y conclusiones de la Comisión, en Informe Anual de
la Comisión Interamericana de Derechos Humanos 1990 - 1991, Washington, D. C., 1991, p. 75.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 273
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
Capítulo VI
1 Por ejemplo, la denuncia del caso Benavides Cevallos fue presentada a la Comisión el 22 de agosto
de 1988 y el caso sólo se abrió más de un año después, el 24 de octubre de 1989, fecha en la que se
remitió la información pertinente al Estado denunciado. Cfr. Corte Interamericana de Derechos
Humanos, Caso Benavides Cevallos, sentencia de 19 de junio de 1998, párrafo 3.
2 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Castillo Petruzzi y otros. Excepciones
preliminares, sentencia del 4 de septiembre de 1998, párrafo 54.
3 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez. Excepciones
preliminares, sentencia del 26 de junio de 1987, párrafos 39, 40, y 41. Cfr. también, del mismo
tribunal y de la misma fecha, Caso Fairén Garbi y Solís Corrales. Excepciones preliminares,
párrafos 44, 45, y 46, y Caso Godínez Cruz. Excepciones preliminares, párrafos 42, 43, y 44.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 275
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
4 Sin perjuicio de señalar que el art. 47, letra b), menciona incorrectamente como un caso de
inadmisibilidad el que la petición o comunicación “no exponga hechos que caractericen una violación
de los derechos garantizados” por la Convención. En nuestra opinión, este es un asunto que concierne
a la competencia de la Comisión, la cual -de acuerdo con los arts. 41 letra f) y 44 de la Convención-
sólo está facultada para recibir y tramitar “peticiones que contengan denuncias o quejas de violación
de esta Convención por un Estado Parte”.
276 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
8 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Resolución Nº 11/84, caso Nº 9274, (Uruguay),
del 3 de octubre de 1984, en el Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos, 1984-1985, p. 127.
9 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Caballero Delgado y Santana. Excepciones
preliminares, sentencia del 21 de enero de 1991, párrafo 15.
10 Cfr. el art. 46, N° 1, letra d), de la Convención, que requiere que la petición vaya firmada.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 279
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
11 Baste mencionar los argumentos esgrimidos por la dictadura de Jean-Claude Duvalier en Haití, que
se defendía de las acusaciones por violación de los derechos humanos destacando “la mala intención
del denunciante anónimo”. Cfr. el caso 1944, en el Informe Anual de la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos, 1977, p. 28.
280 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
15 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe N° 38/96, Caso 10.506, Argentina,
adoptado el 15 de octubre de 1996, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos, 1996, Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos, Washington,
D.C., 1997, p. 52.
282 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
16 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Hilaire, Constantine y Benjamin y otros
vs. Trinidad y Tobago, sentencia del 21 de junio de 2002, párrafo 113.
17 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Ciertas atribuciones de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos (Arts. 41, 42, 44, 46, 47, 50 y 51 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos) , Opinión Consultiva OC-13/93, del 16 de julio de 1993,
párrafos 26 y 27.
18 Cfr. ibíd, párrafo 30.
19 Cfr. ibíd, párrafo 34.
20 Cfr. ibíd, párrafo 37.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 283
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
todos los miembros de dicha categoría de inculpados, por lo que violaba per se
el art. 2 de la Convención, independientemente de que se hubiera aplicado o no
a ese caso.24 Esta tesis fue reiterada en el caso Castillo Petruzzi y otros.25
En el mismo sentido, en el caso Barrios Altos, la Corte señaló que la
adopción de leyes de autoamnistía, incompatibles con la Convención Americana,
incumplió la obligación de adecuar el Derecho interno consagrada en el art. 2
de la misma. De acuerdo con el tribunal, los Estados partes en la Convención
tienen el deber de tomar las providencias de toda índole para que nadie sea
sustraído de la protección judicial y del ejercicio del derecho a un recurso sencillo
y eficaz, en los términos de los artículos 8 y 25 de la Convención; por
consiguiente, los Estados que adopten leyes que tengan este efecto, como lo
son las leyes de autoamnistía, incurren en una violación de los artículos 8 y 25
en concordancia con los artículos 1.1 y 2 de la Convención. Según la Corte, las
leyes de autoamnistía conducen a la indefensión de las víctimas y a la
perpetuación de la impunidad, por lo que son incompatibles con la letra y el
espíritu de la Convención; este tipo de leyes impide la identificación de los
individuos responsables de violaciones de derechos humanos, ya que se
obstaculiza la investigación y el acceso a la justicia, y se impide a las víctimas
y a sus familiares conocer la verdad y recibir las reparaciones correspondientes.
Por consiguiente, la Corte dictaminó que, como consecuencia de la manifiesta
incompatibilidad entre las leyes de autoamnistía y la Convención Americana
sobre Derechos Humanos, dichas leyes carecían de efectos jurídicos y no podían
seguir representando un obstáculo para la investigación de los hechos que
constituían este caso, ni para la investigación y el castigo de los responsables,
ni podían tener igual o similar impacto respecto de otros casos de violación de
los derechos consagrados en la Convención.26 En su voto concurrente, el juez
Cançado Trindade señaló que las leyes de autoamnistía, al conllevar a la
impunidad y la injusticia, son flagrantemente incompatibles con la normativa
internacional de protección de los derechos humanos, acarreando violaciones
de jure de los derechos de la persona humana; dichas leyes afectan derechos
inderogables, que constituyen el mínimo internacionalmente reconocido, y que
recaen en el ámbito del ius cogens. Según Cançado Trindade, estas leyes son la
fuente de un acto ilícito internacional a partir de su propia adopción,
24 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Suárez Rosero, sentencia del 12 de noviembre
de 1997, párrafo 98.
25 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Castillo Petruzzi y otros, sentencia del 30
de mayo de 1999, párrafo 205.
26 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Barrios Altos (Chumbipuma Aguirre y
otros), sentencia del 14 de marzo de 2001, párrafos 41 a 44.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 285
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
27 Cfr. su voto concurrente en Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Barrios Altos
(Chumbipuma Aguirre y otros), sentencia del 14 de marzo de 2001, párrafos 6, 10, y 11 del voto
concurrente.
28 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Hilaire, Constantine y Benjamin y otros
vs. Trinidad y Tobago, sentencia del 21 de junio de 2002, párrafo 116.
29 Cfr. ibíd, párrafo 223, punto 8 de la parte resolutiva.
30 Cfr. ibíd, párrafos 211 y 212.
31 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso “La última tentación de Cristo” (Olmedo
Bustos y otros), sentencia del 5 de febrero de 2001, párrafo 85.
32 Cfr. ibíd, párrafo 87.
286 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
35 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 7 de agosto de 2000, Solicitud de
Medidas Provisionales a favor de personas haitianas y dominicanas de origen haitiano en
República Dominicana, párrafos 1 y 2 de la parte expositiva.
36 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 18 de agosto de 2000, Solicitud de
Medidas Provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
respecto de la República Dominicana, caso de haitianos y dominicanos de origen haitiano en la
República Dominicana, párrafo 11, literal c, de la parte expositiva.
37 Cfr. ibíd, párrafo 14, literal i, de la parte expositiva.
38 Cfr. ibíd, párrafo 8 de la parte considerativa.
39 Cfr. ibíd, párrafo 10 de la parte resolutiva.
40 Cfr. su voto concurrente en Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 18 de
agosto de 2000, Solicitud de Medidas Provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos respecto de la República Dominicana, caso de haitianos y dominicanos
de origen haitiano en la República Dominicana, párrafo 19 del voto concurrente.
41 Cfr. ibíd, párrafo 21 del voto concurrente.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 289
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
Sin embargo, debe advertirse que la Corte no ha sugerido que estos requisitos,
que parecen ser indispensables en el caso de una solicitud de medidas
provisionales, se hagan rigurosamente extensivos a las peticiones que se formulan
ante la Comisión.
Si bien nuevamente en relación con otra solicitud de medidas
provisionales y no en la determinación de los requisitos de una petición, en el
caso de la Comunidad de Paz de San José de Apartadó, particularmente con
el voto razonado concurrente de los jueces Abreu Burelli y García Ramírez, la
jurisprudencia de la Corte hizo otro aporte sustancial en esta materia. En efecto,
en este caso la Comisión solicitó medidas provisionales a favor de los habitantes
de la Comunidad de Paz de San José de Apartadó, con el fin de proteger su vida
e integridad personal; la Comisión comunicó a la Corte que había sido informada
del asesinato de 47 de los miembros de la comunidad en un período de nueve
meses, señaló una serie de otras agresiones físicas y amenazas en contra de los
miembros de la comunidad, así como incidentes en que les incendiaron sus
casas, les destruyeron sus bienes, y les mataron sus animales.42 En su resolución,
el Presidente de la Corte recordó que en otras oportunidades la Corte había
considerado indispensable individualizar las personas que corren peligro de
sufrir daños irreparables a efectos de otorgarles medidas de protección; sin
embargo, señaló que era “de esperarse que las medidas de protección adoptadas
por el Estado en cumplimiento de las resoluciones dictadas por la Corte o su
Presidente beneficien a otras personas de la misma comunidad que puedan
encontrarse en igual situación de vulnerabilidad y riesgo”.43 En la audiencia
ante la Corte, la Comisión alegó que las medidas solicitadas tenían el fin de
proteger la vida y la integridad personal de los miembros de la Comunidad de
Paz de San José de Apartadó, asentada en la región del Urabá antioqueño, uno
de los epicentros del conflicto armado interno que se desarrolla en Colombia, y
que dicha comunidad estaba integrada por aproximadamente 1.200 civiles y,
desde su creación en 1997, se había visto constantemente azotada por la violencia
paramilitar y la estigmatización, a pesar de sus intentos de aislarse del conflicto
armado; según la Comisión, la Comunidad de Paz se regía por los principios de
neutralidad ante todos los actores armados, no participación directa o indirecta
en la guerra, no portar armas, y no ofrecimiento o manipulación de información
42 Cfr. Resolución del Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 9 de octubre de
2000, Medidas Provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
respecto de Colombia, Caso Medidas Provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos respecto de la República Dominicana, Caso de la Comunidad de Paz de
San José de Apartadó, párrafos 1 y 2 de la parte expositiva.
43 Cfr. ibíd, párrafo 7 de la parte considerativa.
290 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
44 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 24 de noviembre de 2000, Medidas
Provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de
Colombia, Caso de la Comunidad de Paz de San José de Apartadó, párrafo 9, literales a, c, i, j, k,
y n.
45 Cfr. ibíd, párrafos 6 y 7 de la parte considerativa, y 3 de la parte resolutiva.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 291
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
Según los jueces Abreu Burelli y García Ramírez, esta decisión fijó con
claridad un criterio de protección que extiende razonablemente el ámbito
subjetivo de las medidas provisionales, y sirve con mayor intensidad a los
propósitos preventivos de este género de medidas, pudiendo alcanzar a una
46 Cfr. su voto razonado concurrente en Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del
24 de noviembre de 2000, Medidas Provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos respecto de Colombia, Caso de la Comunidad de Paz de San José de Apartadó,
párrafos 2 y 3 del voto razonado.
47 Ibíd, párrafo 4.
292 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
1.- EL AGOTAMIENTO
DE LOS RECURSOS INTERNOS
sencillo determinar cuáles eran los recursos disponibles en cada caso, ni tampoco
es fácil establecer cuáles son los recursos que el peticionario estaba efectivamente
en la obligación de agotar.
En cierto sentido, esta condición puede entenderse como la contrapartida
del derecho de petición individual. En efecto, si bien los Estados han accedido
a que los individuos o grupos de individuos puedan presentar ante la Comisión
Interamericana peticiones que contengan denuncias de violación de los derechos
consagrados en la Convención, ello ha sido a condición de que cualquier eventual
reclamante haya agotado previamente la vía interna.52 Pero esta regla implica,
igualmente, la obligación de los Estados partes en la Convención de suministrar
recursos judiciales efectivos a las víctimas, de conformidad con lo dispuesto en
el art. 25 de la Convención, 53 sin que algunos de esos recursos -tales como el
habeas corpus o las garantías judiciales- puedan suspenderse ni aun en estado
de emergencia.54 Según la Corte Interamericana, el derecho de toda persona a
un recurso sencillo y rápido o a cualquier otro recurso efectivo ante los jueces o
tribunales competentes que la ampare contra actos que violen sus derechos
fundamentales constituye uno de los pilares básicos, no sólo de la Convención
Americana, sino del propio Estado de Derecho en una sociedad democrática en
el sentido de la Convención; por consiguiente, el artículo 25, que contempla el
derecho a ese tipo de recursos, se encuentra íntimamente ligado con la obligación
general del artículo 1 N° 1 de la Convención, al atribuir funciones de protección
al derecho interno de los Estados Partes.55 De acuerdo con la jurisprudencia
del tribunal, los Estados tienen la responsabilidad de consagrar normativamente
y de asegurar la debida aplicación de los recursos efectivos y las garantías del
debido proceso legal ante las autoridades competentes que amparen a todas las
52 Cfr., en este sentido, Antonio Cançado Trindade, El agotamiento de los recursos internos en el
Derecho Internacional de los Derechos Humanos, IV Curso Interdisciplinario en Derechos
Humanos, IIDH, San José, 18 al 30 de agosto de 1986, citado por Mónica Pinto, La denuncia ante
la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Editores del Puerto S.R.L., Buenos Aires, 1993,
p. 58.
53 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez. Excepciones
preliminares, sentencia del 26 de junio de 1987, párrafo 91. También, Caso Fairén Garbi y Solís
Corrales. Excepciones preliminares, sentencia del 26 de junio de 1987, párrafo 90, y Caso Godínez
Cruz. Excepciones preliminares, sentencia del 26 de junio de 1987, párrafo 93.
54 Cfr., en este sentido, Corte Interamericana de Derechos Humanos, El hábeas corpus bajo suspensión
de garantías (Arts. 27.2, 25.1 y 7.6 Convención Americana sobre Derechos Humanos), Opinión
Consultiva OC-8/87, del 30 de enero de 1987, párrafos 27, 36, y 42. También, Garantías judiciales
en estados de emergencia (Arts. 27.2, 25 y 8 Convención Americana sobre Derechos Humanos),
Opinión Consultiva OC-9/87 del 6 de octubre de 1987, párrafos 25, y 38.
55 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Ivcher Bronstein (Baruch Ivcher Bronstein
vs. Perú), sentencia del 6 de febrero de 2001, párrafo 135.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 295
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
personas bajo su jurisdicción contra actos que violen sus derechos fundamentales
o que conlleven a la determinación de los derechos y obligaciones de éstas.56
En este sentido, en el caso Cinco pensionistas, al constatar que, durante casi
ocho años, el Estado no había ejecutado las sentencias emitidas por sus propios
tribunales, la Corte declaró que ese hecho constituía una violación del derecho
a un recurso efectivo, sencillo y rápido, que ampare a las personas de actos que
violen sus derechos fundamentales, previsto en el art. 25 de la Convención.57
En consecuencia, el agotamiento de los recursos internos también puede
percibirse como un elemento previsto en beneficio del individuo, en cuanto un
más eficiente funcionamiento del sistema jurídico del Estado pueda garantizarle
una pronta reparación del derecho cuya violación se alega, y no como una medida
dilatoria o un mero privilegio a disposición del Estado. Lo que no se ha
contemplado es que -utilizando uno de los recursos procesales previstos en el
Derecho Comunitario Europeo- el individuo pueda solicitar a los tribunales
nacionales que éstos recurran a la Corte Interamericana de Derechos Humanos
sometiendo, como cuestión preliminar, para la determinación del Derecho
aplicable.
Desde luego, los recursos de la jurisdicción interna deben agotarse en
su integridad, no bastando con la decisión de un mero incidente dentro del
procedimiento, o con una sentencia interlocutoria que no ponga fin al mismo.
En tal sentido, en el caso de una denuncia en contra de República Dominicana,
la Comisión consideró que los recursos agotados por el reclamante se referían a
incidentes que surgen en el curso del procedimiento, y que tienen relación con
la cuestión que se considera principal; en su opinión, las cuestiones incidentales
son obstáculos procesales imprevistos, o elementos indispensables para despejar
el acceso lógico al fondo del asunto, y que las sentencias interlocutorias tendrían
la misma finalidad, pero con ellos no agotarían los recursos de la jurisdicción
interna, pues no habría una decisión final, basada en la autoridad de cosa
juzgada.58 Sin embargo, si una vez interpuestos los recursos disponibles no
59 Cfr., por ejemplo, Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Resolución N° 18/87, Caso
9.426, Perú, adoptada el 30 de junio de 1987, Informe Anual de la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos 1986 - 1987, Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos,
Washington D.C., 1987, p. 132, párrafo 7 de la parte considerativa.
60 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez, sentencia del 29 de julio
de 1988, párrafo 61; Caso Godínez Cruz, sentencia del 20 de enero de 1989, párrafo 64; y Caso
Fairén Garbi y Solís Corrales, sentencia del 15 de marzo de 1989, párrafo 85.
61 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Asunto Viviana Gallardo y otras, decisión del 13 de
noviembre de 1981, párrafo 26. Énfasis agregado.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 297
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
a) El momento crítico
hecho nuevo, o que no sean adecuados o efectivos y que, por lo tanto, no sean
de aquellos que se tiene la obligación de agotar. En el caso de la Comunidad
Mayagna, debido a que, estando el caso en trámite ante la Comisión, los
peticionarios habían interpuesto un recurso de amparo y luego una solicitud de
ejecución de una sentencia anterior, el Estado alegó que no se habían agotado
los recursos internos y que, por lo tanto, la petición debía ser declarada
inadmisible; sin embargo, es interesante observar que, cuando el Estado invocó
esta circunstancia, ya había transcurrido casi un mes sin que se resolviera ese
recurso de amparo y, respecto de la sentencia que se pedía ejecutar, ella había
sido dictada hacía más de un año; en consecuencia, la Corte desestimó estos
alegatos del Estado y procedió a aprobar su informe final.64
64 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas
Tingni vs. Nicaragua, sentencia del 31 de agosto de 2001, párrafos 23, 24, y 25.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 299
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
74 Resolución 15/89, caso 10.208, contra República Dominicana, del 14 de abril de 1989, en Informe
Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, 1988-1989, Washington, D. C.,
1989, p. 126.
75 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Loayza Tamayo. Excepciones preliminares,
sentencia del 31 de enero de 1996, párrafo 37, letra a.
76 Cfr. ibíd, párrafos 41, 42, 43, 44, 45, y 46 Nº 1.
77 Cfr. ibíd, párrafo 38, letra d.
302 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
Desde luego, los recursos que hay que agotar son los recursos
jurisdiccionales del Estado denunciado como presunto responsable de las
violaciones de derechos humanos que se alega en la petición. En un caso referido
a los reclamos provocados por la acción militar estadounidense que tuvo lugar
en Panamá en diciembre de 1989, con el objeto de derrocar y capturar a Manuel
Antonio Noriega, el gobierno de los Estados Unidos objetó la admisibilidad de
dicha petición, argumentando que no se habían agotado los recursos disponibles
en Panamá. La Comisión observó que la obligación de agotar los recursos
internos no exige que los peticionarios agoten los recursos disponibles en un
Estado contra el cual no se ha interpuesto un recurso; la Convención y el
Reglamento de la Comisión indican claramente que los recursos que han de
agotarse son aquellos del sistema jurídico del Estado que supuestamente ha
cometido la violación; en este caso, el Estado recurrido era Estados Unidos, y
la obligación de agotar los recursos internos se refería únicamente a los recursos
existentes en el sistema jurídico de los Estados Unidos. 78
En todo caso, los recursos que hay que agotar son aquellos que resultan
apropiados en el contexto preciso de la violación de derechos humanos que se
alega. En tal sentido, en un caso en que a un procesado se le había negado el
beneficio de la excarcelación, la Comisión indicó que éste era un incidente
dentro del proceso incoado en contra del peticionario, y que, por lo tanto, respecto
de ese punto, el agotamiento de los recursos internos se cumplió con la
interposición de los petitorios respectivos de excarcelación y las resoluciones
denegatorias; además, el reclamante interpuso las apelaciones previstas en el
Código de Procedimiento en Materia Penal ante la Corte Suprema de Justicia,
las cuales también fueron rechazadas. Con estas providencias, a juicio de la
Comisión, quedaron agotadas las acciones que el reclamante podía tomar en el
orden interno, quedando así superado el requisito del agotamiento de los recursos
internos, sin perjuicio de la continuación de los procesos en que estos incidentes
tuvieron lugar.79
78 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe Nº 31/93, caso 10.573, Estados Unidos,
del 14 de octubre de 1993, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos 1993, Secretaría General Organización de los Estados Americanos, Washington, D. C.,
1994, pp. 241 y sig., nota N° 20 al pie de página.
79 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Resolución N° 17/89, Informe Caso 10.037,
Argentina, adoptado el 13 de abril 1989, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos, 1988 - 1989, Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos,
Washington, D. C., 1989, p. 39 párrafo 6, y pág. 61, segunda conclusión.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 303
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
Por otra parte, tampoco existe el deber de agotar absolutamente todos los
recursos jurisdiccionales disponibles, incluyendo aquellos de naturaleza
extraordinaria que no sean aptos para reparar el daño que se alega. La misma
Corte ha distinguido entre recursos ordinarios y extraordinarios, sugiriendo que
sólo existe la obligación de agotar los primeros; en efecto, en el caso Cantoral
Benavides, la Corte señaló que estaba demostrado que “el señor Cantoral
Benavides hizo uso de todos los recursos internos, incluso uno de carácter
extraordinario como lo es el recurso de revisión”. 80 En esta misma sentencia,
el juez Vidal Ramírez fue más allá, y sostuvo que el recurso de revisión era un
recurso extraordinario, no preclusivo, que de acuerdo con la legislación peruana
podía interponerse en cualquier momento, y que no tenía la virtualidad ni la
eficacia jurídica como para que pudiera ser considerado un recurso de la
jurisdicción interna de aquellos que habría que agotar.81
En todo caso, para que exista el deber de agotarlos, los recursos internos,
sean ordinarios o extraordinarios, deben presentar características que permitan
considerarlos como un remedio a la situación jurídica infringida. En efecto, de
acuerdo con el art. 46 de la Convención Americana, en la letra a) de su
párrafo 1, se requiere que se hayan agotado los recursos de la jurisdicción interna
“conforme a los principios de Derecho Internacional generalmente reconocidos”;
a juicio de la Corte Interamericana, esos principios no se refieren sólo a la
existencia formal de tales recursos, sino que, como se desprende de las
excepciones contempladas en el párrafo 2 del art. 46 de la Convención, a que
estos recursos también sean ‘adecuados’ y ‘efectivos’.82
83 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Resolución N° 15/87, Caso 9.635, Argentina,
adoptada el 30 de junio de 1987, Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos 1986 - 1987, Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos, Washington
D.C., 1987, p. 63, párrafo 7 de la parte considerativa.
84 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Resolución N° 1/94, Caso 10.473, Colombia,
del 1o de febrero de 1994, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
1993, Washington, D. C., 1994, pp. 116 y sig., párrafo 3 a) de la parte considerativa.
85 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez, sentencia de 29 de julio
de 1988, párrafo 64, Caso Godínez Cruz , sentencia de 20 de enero de 1989, párrafo 67, y Caso
Fairén Garbi y Solís Corrales, sentencia del 15 de marzo de 1989, párrafo 88.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 305
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
86 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Ivcher Bronstein, sentencia
del 6 de febrero de 2001, párrafo 136, Caso Cantoral Benavides , sentencia del 18 de agosto de
2000, párrafo 164, y Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni vs. Nicaragua,
sentencia del 31 de agosto de 2001, párrafo 113.
87 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez, sentencia del 29 de
julio de 1988, párrafo 65, Caso Godínez Cruz , sentencia del 20 de enero de 1989, párrafo 68, y
Caso Fairén Garbi y Solís Corrales, sentencia del 15 de marzo de 1989, párrafo 90.
88 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Durand y Ugarte, sentencia
del 16 de agosto de 2000, párrafo 103, Caso Bámaca Velásquez, sentencia del 25 de noviembre de
2000, párrafo 192, y Caso Juan Humberto Sánchez vs. Honduras, sentencia del 7 de junio de
2003, párrafo 122.
89 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez, sentencia del 29 de
julio de 1988, párrafo 64, Caso Godínez Cruz , sentencia del 20 de enero de 1989, párrafo 67, y
Caso Fairén Garbi y Solís Corrales, sentencia del 15 de marzo de 1989, párrafo 88.
306 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
caso, respondía perfectamente al criterio antes expuesto por ella en los primeros
casos en contra de Honduras.
Por otra parte, si bien es posible que, en líneas generales, existan recursos
adecuados para subsanar la situación jurídica infringida, puede ocurrir que, en
el caso particular, dichos recursos no estén disponibles. Respecto de una persona
privada de su libertad, la Comisión sostuvo ante la Corte que no existía un
recurso idóneo que aquella pudiera interponer, pues se le procesó de acuerdo
con dos decretos leyes que prohibían el ejercicio de la acción de hábeas corpus
para los procesados por los delitos de terrorismo o traición a la patria.97
101 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe N° 27/93, Caso 11.092, Canadá,
adoptado el 6 de octubre de 1993, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos 1993, Secretaría General Organización de los Estados Americanos, Washington D.C.,
1994, p. 61, párrafo 28.
102 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez, del 29 de julio de 1988,
párrafo 66, Caso Godínez Cruz, del 20 de enero de 1989, párrafo 69, y Caso Fairén Garbi y Solís
Corrales, del 15 de marzo de 1989, párrafo 91.
103 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Bámaca Velásquez, sentencia del 25 de
noviembre de 2000, párrafo 191, Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni vs.
Nicaragua, sentencia del 31 de agosto de 2001, párrafo 114, Caso ‘Cinco Pensionistas’ vs. Perú,
sentencia del 28 de febrero de 2003, y Caso Juan Humberto Sánchez vs. Honduras, sentencia del
7 de junio de 2003, párrafo 121.
104 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Bulacio vs. Argentina, sentencia del 18 de
septiembre de 2003, párrafo 127.
310 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
105 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe Nº 14/93, caso 10.956, México, del 7
de octubre de 1993, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
1993, Secretaría General Organización de los Estados Americanos, Washington, D. C., 1994, p. 367.
106 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Juan Humberto Sánchez vs. Honduras ,
sentencia del 7 de junio de 2003, párrafo 85.
107 Cfr. ibíd, párrafo 123.
108 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Baena Ricardo y otros (270 trabajadores
vs. Panamá). Competencia, sentencia del 28 de noviembre de 2003, párrafo 82.
109 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez. Excepciones
preliminares, sentencia del 26 de junio de 1987, párrafo 93. También, Caso Fairén Garbi y Solís
Corrales. Excepciones preliminares, sentencia del 26 de junio de 1987, párrafo 92, y Caso Godínez
Cruz. Excepciones preliminares, sentencia del 26 de junio de 1987, párrafo 95.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 311
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
dicho recurso se tramite conforme a las reglas del debido proceso, consagradas
en el art. 8 de la Convención, incluyendo el acceso a la asistencia letrada.110
La Corte entiende que la inexistencia de un recurso efectivo contra las
violaciones a los derechos reconocidos por la Convención constituye una
transgresión de la misma por el Estado Parte en el cual semejante situación
tenga lugar; en su opinión, para que tal recurso exista, no basta con que esté
previsto por la Constitución o la ley o con que sea formalmente admisible, sino
que se requiere que sea realmente idóneo para establecer si se ha incurrido en
una violación a los derechos humanos y proveer lo necesario para remediarla;
por lo tanto, no pueden considerarse efectivos aquellos recursos que, por las
condiciones generales del país, o incluso por las circunstancias particulares de
un caso dado, resulten ilusorios.111 Según la Corte, los recursos son ilusorios
cuando se demuestra su inutilidad en la práctica, el Poder Judicial carece de la
independencia necesaria para decidir con imparcialidad, faltan los medios para
ejecutar las decisiones que se dictan en ellos, o hay denegación de justicia,
retardo injustificado en la decisión, o se impide el acceso del presunto lesionado
al recurso judicial.112 En el caso Juan Humberto Sánchez, el tribunal se refirió
a la inutilidad de los recursos internos en el contexto de un patrón de violaciones
reiteradas y sistemáticas de los derechos humanos, que impide enjuiciar y
sancionar a los responsables de las mismas; según la Corte, la muerte de Juan
Humberto Sánchez se encuadró dentro de un patrón de ejecuciones
extrajudiciales, las cuales se caracterizan por ir a su vez acompañadas de
impunidad, en la cual los recursos judiciales no son efectivos, las investigaciones
judiciales tienen graves falencias, y el transcurso del tiempo juega un papel
fundamental en borrar todos los rastros del delito, haciéndose de esta manera
ilusorio el derecho a la defensa y protección judicial en los términos consagrados
en los artículos 8 y 25 de la Convención Americana.113
En todo caso, la eficacia de esos recursos tiene que interpretarse en función
de las garantías judiciales a que, de acuerdo con el art. 8 de la Convención,
tiene derecho toda persona en la sustanciación de cualquier acusación penal
110 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Hilaire, Constantine y Benjamin y otros
vs. Trinidad y Tobago, sentencia del 21 de junio de 2002, párrafo 148.
111 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Garantías Judiciales en Estados de Emergencia
(Arts. 27.2, 25 y 8 Convención Americana sobre Derechos Humanos), Opinión Consultiva OC-
9/87, del 6 de octubre de 1987, párrafo 24.
112 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Ivcher Bronstein (Baruch Ivcher Bronstein
vs. Perú), sentencia del 6 de febrero de 2001, párrafos 136 y 137.
113 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Juan Humberto Sánchez vs. Honduras ,
sentencia del 7 de junio de 2003, párrafo 135.
312 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
114 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Genie Lacayo, sentencia del 29 de enero de
1997, párrafo 77, Caso Suárez Rosero, sentencia del 12 de noviembre de 1997, párrafo 72, y Caso
Hilaire, Constantine y Benjamin y otros, sentencia del 21 de junio de 2002, párrafo 143.
115 Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Demanda ante la Corte Interamericana de
Derechos Humanos, Caso 11.219 (Nicholas Chapman Blake), 3 de agosto de 1995, p. 32.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 313
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
116 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Ivcher Bronstein (Baruch Ivcher Bronstein
vs. Perú), sentencia del 6 de febrero de 2001, párrafos 139, 140, y 141.
117 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas
Tingni vs. Nicaragua, sentencia del 31 de agosto de 2001, párrafo 134.
118 Por ejemplo, durante la dictadura militar de Augusto Pinochet en Chile, el recurso de amparo, que
tradicionalmente había sido eficaz en casos de detenciones ilegales o arbitrarias, dejó de serlo para
conocer de la detención de dirigentes políticos, debido a que los tribunales se conformaban con la
simple negativa de que dichas personas estuvieran detenidas por autoridades militares o policiales,
rechazándolos sin realizar ninguna investigación independiente al respecto.
119 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez, sentencia del 29 de
julio de 1988, párrafo 68, Caso Godínez Cruz , sentencia del 20 de enero de 1989, párrafo 71, y
Caso Fairén Garbi y Solís Corrales, sentencia del 15 de marzo de 1989, párrafo 93.
314 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
decisión de la juez que había declarado con lugar la acción de hábeas corpus a
favor del Señor Castillo Páez, pues de acuerdo con la ley el recurso de nulidad
contra el fallo de segundo grado sólo procedía contra la denegación del hábeas
corpus que, por el contrario, había sido otorgado.120 Sin embargo, al rechazar
de plano la excepción de no-agotamiento de los recursos internos, por
extemporánea,121 la Corte no se pronunció sobre la eficacia de este recurso; en
cambio, sí lo hizo en el caso Durand y Ugarte, en el que señaló que, en casos
de desaparición forzada de personas, el recurso de hábeas corpus normalmente
es el adecuado para hallar a una persona presuntamente detenida por las
autoridades, averiguar si lo está legalmente y, llegado el caso, lograr su libertad;
pero el tribunal se cuidó de señalar que el hábeas corpus también debe ser
eficaz, es decir, capaz de producir el resultado para el que ha sido concebido.122
En el caso del Tribunal Constitucional, el Estado alegó ante la Comisión
la inadmisibilidad de la petición pues se encontraban pendientes los recursos de
amparo presentados por las víctimas ante los tribunales domésticos. 123 Sin
embargo, los peticionarios sostuvieron que los recursos disponibles en el Derecho
interno no eran adecuados ni eficaces, por lo que no estaban obligados a
agotarlos; en particular, cuestionaron la independencia de los tribunales
encargados de absolver en primera instancia las acciones de amparo, debido a
la fuerte injerencia política en el proceso de reorganización de la magistratura
emprendida por el gobierno; en segundo lugar, se alegó que esa falta de
independencia del poder judicial también se manifestaba en la rotación de que
eran objeto los jueces que expedían sentencias contrarias a los intereses del
gobierno; además, se señaló que las acciones de garantía iniciadas por las
víctimas en la jurisdicción interna debían concluir en el Tribunal Constitucional,
cuyos miembros se encontraban impedidos de pronunciarse, de conformidad
con las normas procesales, por haber participado en los hechos que motivaron
la denuncia; igualmente, se hizo notar que ya habían vencido largamente los
plazos para que se resolvieran las acciones de garantía planteadas por las víctimas
ante los tribunales nacionales, señalando que los jueces objeto de esta petición
habían sido destituidos por el Congreso el 28 de mayo de 1997 y, casi un año
120 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Castillo Páez. Excepciones preliminares,
sentencia del 30 de enero de 1996, párrafo 38, letra c.
121 Cfr. ibíd, párrafos 41, 42, 43, 44, 45, y 46 Nº 1.
122 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Durand y Ugarte. Excepciones
preliminares, sentencia del 28 de mayo de 1999, párrafo 34.
123 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe N° 35/98, Caso 11.760, Manuel Aguirre
Roca, Guillermo Rey Terry y Delia Revoredo de Mur, Perú, 5 de mayo de 1998, párrafo 11.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 315
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
128 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Cantoral Benavides. Excepciones
preliminares, sentencia del 3 de septiembre de 1998, párrafo 29 letra b).
129 Cfr., en este sentido, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Caballero Delgado y
Santana. Excepciones preliminares, sentencia del 21 de enero de 1994, párrafo 67.
130 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez. Excepciones
preliminares, sentencia del 26 de junio de 1987, párrafo 93. También, Caso Fairén Garbi y Solís
Corrales. Excepciones preliminares, sentencia del 26 de junio de 1987, párrafo 92, y Caso Godínez
Cruz. Excepciones preliminares, sentencia del 26 de junio de 1987, párrafo 95.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 317
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
131 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe N° 90/90, Caso 9.893, Uruguay,
adoptado el 3 de octubre de 1990, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos 1990 - 1991, Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos,
Washington D.C., 1991, p. 93, párrafo 22.
318 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
132 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe N° 1/95, Caso 11.006, Perú, adoptado
el 7 de febrero de 1995, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
1994, Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos, Washington D.C., 1995,
pp. 85 y 98.
133 Cfr. la decisión de la Comisión sobre admisibilidad, caso 9213, presentado por Disabled Peoples’
International et al. contra Estados Unidos, en el Informe Anual de la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos, 1986-1987, Secretaría General de la Organización de los Estados
Americanos, Washington D. C., 1987, p. 207.
134 Cfr. el Informe Nº 1/92, Caso 10.235, Colombia, del 6 de febrero de 1992, en el Informe Anual de
la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, 1991, Washington, D. C., 1992, p. 42.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 319
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
135 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe N° 1/94, Caso 10.473, Colombia,
adoptado el 1o de febrero de 1994, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos, 1993 , Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos,
Washington, D.C., 1994, p. 117, párrafo 3 a) de la parte considerativa.
136 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Séptimo Informe sobre la Situación de los
Derechos Humanos en Cuba, Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos,
Washington D.C., 1983, pp. 67 y sig.
137 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe N° 13/96, Caso 10.948, El Salvador,
adoptado el 1o de marzo de 1996, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos, 1995 , Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos,
Washington, D.C., 1996, p. 109, párrafos 9, 10, y 11.
320 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
138 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe sobre la Situación de los Derechos
Humanos en el Perú, Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos,
Washington D. C., 1993, p. 20.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 321
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
139 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe N° 1/95, Caso 11.006, Perú, adoptado
el 7 de febrero de 1995, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
1994, Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos, Washington D. C., 1995,
pp. 94 a 100.
322 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
los casos más notables fue la destitución absolutamente irregular, con fecha 30
de octubre de 2003, de todos los jueces que conformaban la Corte Primera en lo
Contencioso Administrativo, ocurrida luego de algunas decisiones claves en
contra del gobierno; cinco meses después, hasta la fecha de escribir estas líneas
(25 de marzo de 2004), no se ha designado a los reemplazantes de los jueces de
la Corte Primera, manteniendo físicamente cerrado dicho tribunal, privando del
acceso a la justicia a cualquier persona que tenga algún reclamo en contra de la
administración, y privando del acceso a un recurso efectivo, sencillo y rápido, a
todos aquellos que tenían asuntos pendientes en dicho tribunal. Estas
circunstancias fueron alegadas ante la Comisión en una audiencia de
admisibilidad en el caso de la petición P-073/03, del General Carlos Alfonzo
Martínez, celebrada el 4 de marzo de 2004; en su caso particular, a esos elementos
se agregaban la arbitrariedad de su detención, sin que al momento de la misma
se le informara de las razones de la misma o la autoridad que la había dispuesto,
y sin que durante dos meses se le pusiera a disposición de un tribunal competente.
La propia Comisión, en su comunicado de prensa del 10 de marzo de 2003,
había manifestado que la detención de Carlos Alfonzo Martínez durante más de
dos meses, sin que se hubieran formulado acusaciones penales concretas en su
contra, era una grave violación del derecho a la libertad personal y al debido
proceso. Adicionalmente, en este caso se había dictado un mandamiento de
habeas corpus, disponiendo el cese inmediato de cualquier medida de privación
de libertad que pudiera afectar a Carlos Alfonzo; dicha orden judicial no fue
acatada, y las autoridades militares encargadas de su detención se negaron incluso
a recibirla. Tampoco se acató un mandamiento de amparo que otro tribunal
dictó en su favor, disponiendo que se suspendiera un procedimiento disciplinario
que se había iniciado en su contra. El 4 de febrero de 2003, el Tribunal Supremo
de Justicia de Venezuela dispuso que Carlos Alfonzo debía permanecer detenido
durante treinta días más, en espera de que el Fiscal General de la República
determinara si había méritos para acusarlo de algún delito. En la audiencia de
admisibilidad de este caso, se sostuvo que esas circunstancias, unidas a la falta
de independencia e imparcialidad del tribunal, que hacían que el proceso fuera
un mero trámite formal, en el que el acusado ya había sido condenado,
configuraban la excepción de inexistencia del debido proceso legal.
un acto del Estado, que físicamente no permite al individuo tener acceso a los
recursos internos, o de circunstancias objetivas o subjetivas que no hacen posible
acceder a los mismos.
En un caso en el que se denunciaba ejecuciones extrajudiciales, en el
cual el gobierno había informado a la Comisión que las víctimas eran terroristas
asesinadas por terroristas, y que el caso ya no era objeto de investigación y que
se consideraba cerrado, la Comisión decidió que, al cerrarse la investigación, el
reclamante no había podido tener acceso a los recursos de la jurisdicción interna,
estando por tanto facultada para aplicar la excepción prevista en el art. 37, inciso
2, literal b), de su Reglamento y proceder al examen de la denuncia.140
En el caso del asesinato de Myrna Mack, la Comisión constató que la
investigación que desarrolló el organismo policial presentó deficiencias evidentes
en la conservación y recopilación de la prueba tendiente al esclarecimiento del
hecho y a la identificación de sus autores; las pruebas que la policía no recopiló
ni protegió podrían haber aclarado la participación de los otros supuestos autores-
aparte de Noel de Jesús Beteta Álvarez-, en el primer proceso judicial, y habrían
proveído más elementos para juzgarlos ahora en el segundo proceso. La
acusadora privada hizo constantes solicitudes a las autoridades gubernamentales
y judiciales para tener acceso a la prueba, sustentando sus peticiones en las
leyes de Guatemala e interponiendo todo recurso adecuado para conseguir las
pruebas documentales y de otro tipo que guardaban los oficiales del EMP y del
Ejército; sin embargo, sus solicitudes fueron rechazadas con formalismo y sin
mayores argumentos por las autoridades judiciales; aún después de dictada una
orden de la Corte de Apelaciones requiriendo finalmente que se suministraran
las pruebas pedidas, el gobierno rehusó de nuevo suministrar algunas pruebas;
además, el testimonio de al menos cinco testigos considerados por los
peticionarios como de vital importancia ya no podía ser utilizado, porque algunos
habían abandonado el país, y otros se negaron a ratificar lo previamente
declarado. En estas circunstancias, la Comisión consideró que no se aplicaba el
requisito del agotamiento de los recursos internos, porque los peticionarios
demostraron no haber tenido acceso efectivo a los mismos.141
140 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Resolución Nº 19/87, Caso 9.429, Perú, del
30 de junio de 1987, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos,
1986 - 1987, Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos, Washington, D. C.,
1987, pp. 134 y ss., párrafos 3 y 6 de la parte expositiva, y párrafo 7 de la parte considerativa.
141 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe Nº 10/96, Sobre admisibilidad, Caso
10.636, Guatemala, adoptado el 5 de marzo de 1996, en Informe Anual de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos, 1995, Secretaría General de la Organización de los Estados
Americanos, Washington, D. C., 1996, pp. 143 y sig., párrafos 41, 42, y 45.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 325
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
142 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe N° 5/96, Caso 10.970, Perú, adoptado
el 1o de marzo de 1996, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
1995, Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos, Washington D. C., 1996,
pp. 192 y 205.
143 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe N° 1/95, Caso 11.006, Perú, adoptado
el 7 de febrero de 1995, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
1994, Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos, Washington D. C., 1995,
pp. 87 a 89.
326 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
144 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe N° 5/94, Caso 10.574, El Salvador,
adoptado el 1o de febrero de 1994, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos 1993 , Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos,
Washington D. C., 1994, pp. 187 y sig., párrafo 5, literales f, g, h, e i.
145 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Resolución Nº 19/89, Caso 10.117, Surinam,
del 27 de septiembre de 1989, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos, 1988-1989, p. 136. También, las resoluciones Nº 20/89, Caso 10.118, y 21/89, Caso
10.119, todas contra Surinam y de la misma fecha que la anterior, en el informe citado, pp. 137 y ss.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 327
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
146 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe N° 9/94, Caso s 11.105, 11.107,
11.110, 11.111. 11.112, 11.113, 11.114, 11.118, 11.120, 11.122, y 11.102, Haití, adoptado el 1o de
febrero de 1994, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos,
1993, Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos, Washington, D. C., 1994,
pp. 312 y sig., párrafos 5, 6, y 7.
147 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Hilaire, Constantine y Benjamin y otros
vs. Trinidad y Tobago, sentencia del 21 de junio de 2002, párrafo 152, letra b).
328 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
148 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez. Excepciones
preliminares, sentencia del 26 de junio de 1987, párrafo 93, Caso Fairén Garbi y Solís Corrales.
Excepciones preliminares, sentencia del 26 de junio de 1987, párrafo 92, y Caso Godínez Cruz.
Excepciones preliminares, sentencia del 26 de junio de 1987, párrafo 95.
149 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe Nº 1/92, Caso 10.235, Colombia, del
6 de febrero de 1992, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos,
1991, Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos, Washington, D. C.,
1992, p. 42.
150 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Resolución Nº 17/87, Caso 9.425, Perú, del
28 de marzo de 1987, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos,
1986 - 1987, Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos, Washington, D. C.,
1987, p. 127, párrafo 6 de la parte considerativa.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 329
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
151 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe Nº 10/96, Sobre admisibilidad, Caso
10.636, Guatemala, adoptado el 5 de marzo de 1996, en Informe Anual de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos, 1995, Secretaría General de la Organización de los Estados
Americanos, Washington, D. C., 1996, pp. 143 y sig., párrafos 43, 44, y 45.
152 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Genie Lacayo, sentencia del 29 de enero de
1997, párrafo 77, Caso Suárez Rosero, sentencia del 12 de noviembre de 1997, párrafo 72, y Caso
Hilaire, Constantine y Benjamin y otros, sentencia del 21 de junio de 2002, párrafo 143.
153 Cfr. la Resolución Nº 2/84, en el caso Nº 9058 en contra de Venezuela, del 17 de mayo de 1984, en
Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, 1984-1985, Washington,
D. C., 1985, pp. 137 y sig.
154 Cfr. la resolución Nº 17/87, en el caso Nº 9425 en contra de Perú, del 28 de marzo de 1987, en
Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos 1986-1987, Washington,
D. C., 1987, p. 127.
330 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
155 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe N° 1/96, Caso N° 10.559, Perú,
adoptado el 1° de marzo de 1996, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos 1995, Secretaría General de los Estados Americanos, Washington, D. C., 1996, p. 156.
156 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe N° 2/94, Caso N° 10.912, Colombia,
adoptado el 1o de febrero de 1994, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos 1993, Secretaría General de los Estados Americanos, Washington, D. C., 1994, p. 158,
párrafo 3, literales c), d), y e), de la parte considerativa.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 331
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
para dictar una sentencia final de la demanda presentada -siete años antes- el 26
de marzo de 1989.157
Reforzando la práctica de la Comisión, a partir del principio del plazo
razonable consagrado en la Convención Americana, la Corte ha sostenido que
los recursos de amparo resultarán ilusorios e inefectivos si en la adopción de la
decisión sobre éstos se incurre en un retardo injustificado.158 Ese retardo
injustificado, además de constituir una violación de la Convención, exonera al
peticionario de tener que agotar los recursos internos como condición de
admisibilidad de la petición. El tribunal consideró que en el caso Juan Humberto
Sánchez se había producido un retardo injustificado en la decisión sobre los
recursos internos, ya que, si bien se habían iniciado las investigaciones en sede
penal en octubre de 1992, a la fecha de su sentencia -junio de 2003- aún no se
había sancionado a los responsables materiales e intelectuales de la ejecución
extrajudicial del señor Sánchez; según la Corte, en la jurisdicción internacional
lo esencial es que se preserven las condiciones necesarias para que los derechos
procesales de las partes no sean disminuidos o desequilibrados, y para que se
alcancen los fines para los cuales han sido diseñados los distintos
procedimientos.159 En todo caso, la Corte considera que corresponde al Estado
exponer y probar la razón por la que se ha requerido más tiempo que el que
sería razonable, en principio, para dictar sentencia definitiva en un caso
particular.160
No obstante, el que el peticionario esté exonerado de agotar los recursos
internos no libera al Estado de su obligación de proporcionar recursos efectivos,
sencillos y rápidos, ni impide a la Comisión -antes de pronunciarse sobre la
admisibilidad de la petición- solicitarle información sobre el estado en que se
encuentran los procedimientos judiciales relativos al caso en la jurisdicción
interna.161
157 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe N° 2/96, Caso N° 10.325, Grenada,
adoptado el 1o de marzo de 1996, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos 1995, Secretaría General de los Estados Americanos, Washington, D. C., 1996, p. 128,
párrafos 2, 3, y 5.
158 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas
Tingni vs. Nicaragua, sentencia del 31 de agosto de 2001, párrafo 134.
159 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Juan Humberto Sánchez vs. Honduras ,
sentencia del 7 de junio de 2003, párrafo 67.
160 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Hilaire, Constantine y Benjamin y otros,
sentencia del 21 de junio de 2002, párrafo 145.
161 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Villagrán Morales y otros (Caso de los
‘Niños de la calle’), sentencia del 19 de noviembre de 1999, párrafo 24.
332 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
162 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez. Excepciones
preliminares, sentencia del 26 de junio de 1987, párrafo 87, Caso Fairén Garbi y Solís Corrales.
Excepciones preliminares, sentencia del 26 de junio de 1987, párrafo 86, y Caso Godínez Cruz.
Excepciones preliminares, sentencia del 26 de junio de 1987, párrafo 89.
163 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Excepciones al agotamiento de los recursos internos
(Arts 46.1, 46.2.a y 46.2.b Convención Americana sobre Derechos Humanos), Opinión Consultiva
OC-11/90 del 10 de agosto de 1990. párrafo 31.
164 Ibíd, párrafo 35.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 333
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
165 Cfr. la Resolución Nº 29/86, Caso 9102, Nicaragua, del 16 de abril de 1986, en Informe Anual de
la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, 1985-1986, Washington, D. C., 1986,
pp. 103 y sig.
166 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, El Derecho a la Información sobre la Asistencia
Consular en el Marco de las Garantías del Debido Proceso Legal, Opinión Consultiva
OC-16/99, del 1 de octubre de 1999, párrafo 117.
167 Cfr. ibíd, párrafo 119.
168 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, El Hábeas Corpus bajo suspensión de garantías
(Arts. 27.2, 25.1 y 7.6 Convención Americana sobre Derechos Humanos), Opinión Consultiva
OC-8/87, del 30 de enero de 1987, párrafo 25.
169 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Garantías judiciales en estados de emergencia
(Arts. 27.2, 25 y 8 Convención Americana sobre Derechos Humanos), Opinión Consultiva
OC-9/87, del 6 de octubre de 1987, párrafo 28.
334 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
e) La carga de la prueba
170 Cfr., en este sentido, Mónica Pinto, La denuncia ante la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos, Editores del Puerto s.r.l., Buenos Aires, 1993, op. cit., p. 64.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 335
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
171 Cfr., por ejemplo, la resolución de la Comisión en el caso Nº 7473, en el Informe Anual de la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos, 1981-1982, Washington, D. C., 1982, pp. 36 y
37; también, el Informe Nº 9/91, del 15 de febrero de 1991, que dispone la publicación de varios
informes en contra del Perú, en los que se expresa que la falta de respuesta a las solicitudes de
información formuladas por la Comisión hace presumir que no hay recursos de jurisdicción interna
que deban ser agotados. Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos,
1990-1991, Washington D. C., 1991, pp. 277 y ss.
172 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe Nº 3/94, Caso 10.242, El Salvador,
del 1o de febrero de 1994, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
1993, Secretaría General Organización de los Estados Americanos, Washington, D. C., 1994, p. 170,
párrafo 5 a) de la parte considerativa.
173 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe Nº 31/93, Caso 10.573, Estados Unidos,
del 14 de octubre de 1993, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos 1993, Secretaría General Organización de los Estados Americanos, Washington, D. C.,
1994, pp. 238 y sig.
174 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez. Excepciones
preliminares, sentencia del 26 de junio de 1987, párrafo 88, Caso Fairén Garbi y Solís Corrales.
Excepciones preliminares, sentencia del 26 de junio de 1987, párrafo 87, y Caso Godínez Cruz.
Excepciones preliminares, sentencia del 26 de junio de 1987, párrafo 90.
175 Cfr. el Informe Nº 11/92, Caso 10.284, El Salvador, del 4 de febrero de 1992, en el Informe Anual
de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, 1991, Washington, D. C., 1992, p. 139.
336 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
176 Cfr., Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Gangaram Panday. Excepciones
preliminares, sentencia del 4 de diciembre de 1991, párrafos 39 y 40.
177 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez, sentencia del 29 de julio
de 1988, párrafo 60, Caso Godínez Cruz, del 20 de enero de 1989, párrafo 63, y Caso Fairén
Garbi y Solís Corrales, sentencia del 15 de marzo de 1989, párrafo 84.
178 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Excepciones al agotamiento de los recursos
internos (art. 46.1, 46.2.a y 46.2.b Convención Americana sobre Derechos Humanos), Opinión
Consultiva OC-11/90 del 10 de agosto de 1990, párrafo 41.
179 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Castillo Petruzzi y otros. Excepciones
preliminares, sentencia del 4 de septiembre de 1998, párrafo 63. También, Caso Castillo Páez.
Excepciones preliminares, sentencia del 30 de enero de 1996, párrafo 40, y Caso Loayza Tamayo.
Excepciones preliminares, sentencia del 31 de enero de 1996, párrafo 40.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 337
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
182 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Asunto Viviana Gallardo y otras, Decisión del 13 de
noviembre de 1981, párrafo 27.
183 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez. Excepciones
preliminares, sentencia del 26 de junio de 1987, párrafo 84, Caso Fairén Garbi y Solís Corrales.
Excepciones preliminares, sentencia del 26 de junio de 1987, párrafo 83, y Caso Godínez Cruz.
Excepciones preliminares, sentencia del 26 de junio de 1987, párrafo 86.
184 Cfr. voto razonado del juez ad hoc Antonio Cançado Trindade, especialmente párrafos 6 y 7, en
Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Gangaram Panday. Excepciones preliminares,
sentencia del 4 de diciembre de 1991. También, su voto disidente en Corte Interamericana de Derechos
Humanos, Caso Genie Lacayo, Resolución del 18 de mayo de 1995 (art. 54.3 Convención Americana
sobre Derechos Humanos), párrafos 12 a 14, y sus votos razonados en el Caso Castillo Páez.
Excepciones preliminares, sentencia del 30 de enero de 1996, y en el Caso Loayza Tamayo.
Excepciones preliminares, sentencia del 31 de enero de 1996.
185 Cfr. el voto disidente de Antonio Cançado Trindade, en Corte Interamericana de Derechos Humanos,
Caso Genie Lacayo, Resolución del 18 de mayo de 1995 (art. 54.3 Convención Americana sobre
Derechos Humanos), párrafo 14.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 339
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
186 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Castillo Páez. Excepciones preliminares,
sentencia del 30 de enero de 1996, párrafos 41, 42, 43, 44, 45, y 46 Nº 1; y Caso Loayza Tamayo.
Excepciones preliminares, sentencia del 31 de enero de 1996, párrafos 41, 42, 43, 44, 45, y 46 Nº 1.
187 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Durand y Ugarte. Excepciones preliminares,
sentencia del 28 de mayo de 1999, párrafo 38.
188 Cfr. voto razonado del Juez Antonio Cançado Trindade, en particular párrafos 3 y 9, en Corte
Interamericana de Derechos Humanos, Caso Castillo Páez. Excepciones preliminares, sentencia
del 30 de enero de 1996, y Caso Loayza Tamayo. Excepciones preliminares, sentencia del 31 de
enero de 1996.
189 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Juan Humberto Sánchez vs. Honduras,
sentencia del 7 de junio de 2003, párrafo 64.
340 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
197 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Cantoral Benavides. Excepciones
preliminares, sentencia del 3 de septiembre de 1998, voto disidente del juez Carlos Vicente de
Roux Rengifo. Dadas estas circunstancias, en opinión del juez disidente la decisión de la Corte en el
sentido de que la víctima “hizo uso de todos los recursos internos, incluso uno de carácter
extraordinario como lo es el recurso de revisión” (párrafo 33 de la sentencia), estaría sometida a
demasiadas sombras e incertidumbres.
198 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Excepciones al agotamiento de los recursos
internos (Art. 46.1, 46.2.a y 46.2.b Convención Americana sobre Derechos Humanos), Opinión
Consultiva OC-11/90 del 10 de agosto de 1990, párrafo 34.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 343
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
200 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Bulacio vs. Argentina, sentencia del 18
de septiembre de 2003, párrafos 111 y 115.
201 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Hilaire, Constantine y Benjamin y otros,
sentencia del 21 de junio de 2002, párrafo 145.
202 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Villagrán Morales y otros (Caso de los
‘Niños de la calle’), sentencia del 19 de noviembre de 1999, párrafo 222, Caso Bámaca Velásquez,
sentencia del 25 de noviembre de 2000, párrafo 188, y Caso Juan Humberto Sánchez vs. Honduras,
sentencia del 7 de junio de 2003, párrafo 120.
203 Cfr., en este sentido, la opinión del juez Antonio Cançado Trindade en su voto disidente en el caso
Genie Lacayo. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Genie Lacayo, Resolución del
18 de mayo de 1995 (art. 54.3 Convención Americana sobre Derechos Humanos), párrafo 13.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 345
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
Puesto que esta condición constituye una barrera para el acceso del
individuo a la Comisión, la jurisprudencia de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos ha contribuido notablemente a restringir el ámbito de
aplicación de la misma. En tal sentido, en la medida en que la Convención
requiere que se hayan interpuesto y agotado los recursos de la jurisdicción interna,
“conforme a los principios del Derecho Internacional generalmente
reconocidos”, la Corte ha sostenido que esta referencia a los ‘principios del
Derecho Internacional generalmente reconocidos’ es relevante no solamente
para determinar en qué situaciones se exime al peticionario del agotamiento de
los remedios locales, sino también al tratar problemas relativos a la forma cómo
debe probarse el no-agotamiento de los recursos internos, o a quién tiene la
carga de la prueba o, incluso, qué debe entenderse por recursos internos.204
Fácilmente se podrá apreciar que el efecto de esta condición de
admisibilidad -o derecho del Estado denunciado- se ve substancialmente
reducido, debido a las excepciones previstas por la propia Convención y a los
requisitos que, en opinión de la Corte, deben reunir los recursos de la jurisdicción
interna. En consecuencia, éste no constituye un obstáculo insalvable para el
ejercicio del derecho de petición ante la Comisión. Según la Comisión, cuando
una demanda ha sido declarada inadmisible por la falta de agotamiento de los
recursos internos, siempre es posible que el reclamante pueda comparecer
posteriormente ante la Comisión si comprueba el agotamiento de dichas vías.205
204 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez. Excepciones
preliminares, sentencia del 26 de junio de 1987, párrafo 87, Caso Fairén Garbi y Solís Corrales.
Excepciones preliminares, sentencia del 26 de junio de 1987, párrafo 86, y Caso Godínez Cruz.
Excepciones preliminares, sentencia del 26 de junio de 1987, párrafo 89.
205 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Resolución N° 15/89, caso 10.208, República
Dominicana, del 14 de abril de 1989, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos 1988 - 1989, Washington, D. C., 1989, p. 126, párrafo 22 de las conclusiones.
346 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
206 Desde luego, no debe confundirse una ampliación de la denuncia contenida en la petición original
con el desarrollo o ampliación de los argumentos jurídicos que sustentan dicha petición, y que, al
igual que los elementos probatorios de que se disponga, pueden presentarse en cualquier etapa del
procedimiento.
207 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Cantos vs. Argentina. Excepciones
preliminares, sentencia del 7 de septiembre de 2001, párrafo 4.
208 Cfr. ibíd, párrafo 6.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 347
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
como una nueva denuncia, que requería una decisión sobre admisibilidad.209
Al desestimar este argumento del Estado, la Corte distinguió entre la denuncia
de los hechos y los alegatos adicionales de Derecho que se pudieran formular
posteriormente; el tribunal observó que la denuncia original contenía todos los
hechos que podían ser relevantes para una determinación ‘legal’ (sic), y que ni
el art. 46 N° 1 de la Convención ni el art. 32 letra c) del Reglamento de la
Comisión entonces en vigor exigían mencionar específicamente las disposiciones
que se consideraban infringidas.210
En la especie, se trata de una regla que concierne estrictamente a la
admisibilidad de la queja o denuncia, la cual no debe confundirse con la
competencia rationae temporis de los órganos de la Convención y a la que ya
nos hemos referido en páginas previas. Mientras esta última tiene que ver con
el momento en que ocurrieron los hechos materia de la denuncia, la regla que
nos ocupa está relacionada con el plazo para presentarla ante la Comisión.211
La regla de los seis meses está íntimamente asociada con el agotamiento
de los recursos internos porque, como ya se indicó, la violación de los derechos
consagrados en la Convención se considera cometida en el momento en que se
dicte la decisión definitiva conforme al Derecho local, y no en el momento en
que ocurrieron los hechos que le dieron origen; en consecuencia, el momento a
partir del cual comienza a correr este lapso de seis meses se determina -en
principio-, en función del agotamiento de los recursos internos. 212 Pero,
obviamente, ambas excepciones son excluyentes, de manera que sería
contradictorio alegar la inadmisibilidad de la petición porque ésta habría sido
presentada cuando ya habría vencido el lapso de seis meses, y luego afirmar
209 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Hilaire vs. Trinidad y Tobago. Excepciones
preliminares, sentencia del 1 de septiembre de 2001, párrafos 32 y 33.
210 Cfr. ibíd, párrafos 40, 41, y 42.
211 En el caso Cantoral Benavides el Estado peruano alegó ante la Corte, como excepción preliminar,
la caducidad de la petición presentada ante la Comisión, sosteniendo que cuando ésta se transmitió
al Perú ya había vencido en exceso el plazo de seis meses previsto por la Convención. Sin embargo,
el tribunal sostuvo que esa supuesta caducidad no se configuraba pues la denuncia ante la Comisión
-que sería el punto crítico a tener en consideración- se presentó dentro de los seis meses previstos en
el art. 46 N° 1 letra b) de la Convención. Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso
Cantoral Benavides. Excepciones preliminares, sentencia del 3 de septiembre de 1998, párrafos
36 letra a), 37 letra a), 39, y 40.
212 Pero determinar cuál ha sido la decisión definitiva en un caso particular puede no ser tarea fácil. En
el caso Cantoral Benavides el juez Vidal Ramírez fue de opinión que el recurso de revisión no era de
aquellos que el afectado estaba obligado a agotar, puesto que (de acuerdo con la legislación peruana)
su finalidad era la eliminación de un error en la sentencia que le puso fin al proceso penal y, por lo
tanto, no tenía la virtualidad ni la eficacia como para interrumpir el plazo de seis meses para interponer
la petición ante la Comisión. Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Cantoral
Benavides. Excepciones preliminares, sentencia del 3 de septiembre de 1998, voto disidente del
juez Fernando Vidal Ramírez, párrafos 1.2 y 1.3.
348 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
213 Cfr., por ejemplo, lo alegado por el Perú en el caso Cantoral Benavides, en Corte Interamericana de
Derechos Humanos, Caso Cantoral Benavides. Excepciones preliminares, sentencia del 3 de
septiembre de 1998, párrafos 4 y 9. Cfr. también lo expresado por la Corte en este mismo caso,
observando que una contradicción de esta naturaleza en nada contribuía a la economía procesal.
Cfr. Ibíd., párrafo 38.
214 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Durand y Ugarte. Excepciones
preliminares, sentencia del 28 de mayo de 1999, párrafos 55, 56, 58, 59, y 60.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 349
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
215 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe Nº 10/96, Sobre admisibilidad, Caso
10.636, Guatemala, adoptado el 5 de marzo de 1996, en Informe Anual de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos, 1995, Secretaría General de la Organización de los Estados
Americanos, Washington, D. C., 1996, p. 142, párrafo 37.
216 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe N° 4/97, Sobre admisibilidad,
Colombia, adoptado el 12 de marzo de 1997, en Informe Anual de la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos, 1996, Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos,
Washington, D. C., 1997, pp. 119 y sig, párrafos 65 al 67.
350 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
217 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe N° 28/92, Casos 10.147, 10.181,
10.240, 10.262, 10.309, y 10.311, Argentina, adoptado el 2 de octubre de 1992, en Informe Anual
de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos 1992-1993, Secretaría General de la
Organización de los Estados Americanos, Washington, D. C., 1993, pp. 42 y ss., párrafos 1, 3, 5, y 10.
218 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe N° 10/96, Caso 10.636, Guatemala,
adoptado el 5 de marzo de 1996, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos, 1995 , Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos,
Washington, D. C., 1996, p. 142, párrafo 37.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 351
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
219 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Neira Alegría y otros. Excepciones
preliminares, sentencia del 11 de diciembre de 1991, párrafos 28 y 29.
352 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
que, como éste depende del agotamiento de los recursos internos, corresponde
al gobierno alegar el vencimiento del mismo ante la Comisión.220
En apoyo de la tesis de que éste es un plazo de caducidad, se ha sostenido
que, atendiendo al contexto en que se encuentra ubicado en la Convención, este
plazo determina la competencia de la Comisión y, por consiguiente, no es
susceptible de ser modificado por los órganos encargados de cumplirla.221 Por
el contrario, invocando el principio pro homine, Mónica Pinto se inclina por
considerar que se trataría de un plazo de prescripción, interpretación que permite
a la Comisión evaluar las situaciones en que motivos fundados han impedido el
acceso a la instancia internacional en el tiempo previsto.222 Desde luego, no es
aventurado asumir que, así como el Estado puede impedir el acceso a los recursos
de la jurisdicción interna pueda, igualmente, obstaculizar el acceso del individuo
ya sea a la Comisión o a otras instancias internacionales.
En la práctica de la Comisión, en caso de peticiones presentadas con
demoras que no son significativas, ésta las ha aceptado como si hubieran sido
presentadas dentro de los plazos establecidos por el art. 46, literal b, de la
Convención. En un caso en que la sentencia definitiva fue dictada el 11 de abril
de 1996 y la petición fue presentada el 17 de octubre de 1996, en el que, además,
el peticionario había dejado constancia a través de una diligencia de presentación
personal en la Oficina Judicial de Santafé de Bogotá que su petición se encontraba
preparada para el día 30 de septiembre de 1996, la Comisión indicó que la
demora en la recepción del documento en la Secretaría de ésta no era atribuible
al reclamante y que no se consideraba tan significativa como para no admitir el
caso.223
reparación de toda posible violación de los derechos que ella misma consagra y
la indemnización de la víctima.224
Un segundo elemento a considerar requiere precisar cuáles son los otros
procedimientos de arreglo internacional, para cuya identificación la distinción
entre mecanismos de control judicial y no-judicial resulta especialmente útil.
En tal sentido, un ejemplo de otro ‘procedimiento de arreglo internacional’
sería el contemplado por el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos,
respecto de comunicaciones estatales, o por el Protocolo Facultativo de dicho
Pacto, respecto de peticiones individuales. En cambio, el procedimiento para la
recepción y tramitación de denuncias individuales contemplado por la
Resolución 1503 del Consejo Económico y Social de Naciones Unidas -diseñado
para tramitar comunicaciones relativas a situaciones que parezcan revelar un
cuadro persistente de violaciones manifiestas y fehacientemente comprobadas
de los derechos humanos-, en cuanto no intenta resolver la situación particular
del denunciante y dar satisfacción a su reclamación, no constituye un
procedimiento de ‘arreglo internacional’ y puede, por lo tanto, coexistir
paralelamente con el examen de esa misma denuncia ante los órganos de la
Convención Americana.
Pero debe observarse que esta causal de inadmisibilidad encuentra
aplicación únicamente cuando es ‘la misma materia’ la que ya se encuentra
sometida a otro procedimiento de arreglo internacional. En consecuencia, puede
asumirse que, aun cuando otra petición, basada en los mismos hechos, haya
sido previamente sometida a otra instancia de arreglo internacional, esto no
sería motivo suficiente para desestimarla si las presuntas víctimas no son las
mismas, o si los derechos que se señalan infringidos, en uno y otro caso, son
diferentes. Por ejemplo, si en el primer caso se alega que los hechos denunciados
constituyen una ‘pena cruel’ y en el otro se les califica como ‘privación arbitraria
de la libertad’, el autor de estas líneas estima que la ‘materia’ en discusión no
sería la misma. En este sentido, la Comisión ha señalado que esta condición
debe interpretarse restrictivamente, y sólo en relación a aquellos supuestos en
los cuales la petición se limita a “la misma reclamación relativa al mismo
individuo”.225
No obstante, incluso si en ambos casos se alegara la violación de un
mismo derecho, tampoco hay que olvidar las diferencias que puede haber en lo
que concierne a los contornos de ese derecho en uno y otro tratado, y en lo que
se refiere a las garantías de que ese derecho pueda hallarse revestido; por ejemplo,
el derecho a un juicio justo, que se encuentra consagrado tanto en el art. 8 de la
Convención Americana como en el art. 14 del Pacto de Derechos Civiles y
Políticos, tiene una dimensión diferente según el texto que consideremos.
Mientras la Convención Americana garantiza al acusado el derecho a
comunicarse libre y privadamente con su defensor, al menos expresamente, el
Pacto no reconoce expresamente este derecho; en el mismo sentido, mientras el
Pacto asegura que nadie puede ser juzgado o sancionado por un delito por el
cual ya haya sido condenado o absuelto, la Convención Americana
-aparentemente- reconoce este derecho sólo respecto del inculpado absuelto.226
En tales casos, nos parece que lo que estaría en discusión en ambas instancias
internacionales no sería exactamente ‘la misma materia’ y no sería procedente
declarar inadmisible la petición sometida ante la Comisión Interamericana,
puesto que la naturaleza de las obligaciones internacionales asumidas por el
Estado -en uno y otro caso- sería distinta.
Además, en la medida que, en el marco de la Convención Americana, un
grupo o una organización no gubernamental podría denunciar un hecho que ha
violado los derechos humanos de varias personas, estimamos que esa petición
no podría declararse inadmisible porque una de las víctimas de esa violación ha
recurrido previamente ante una instancia de arreglo internacional, cuando esa
instancia se puede pronunciar sólo sobre la denuncia del peticionario y no sobre
los agravios del resto del grupo. En este sentido, en el caso Durand y Ugarte,
el Estado demandado alegó duplicidad de procedimientos, por considerar que
la materia de esta petición era sustancialmente la misma que la relativa al caso
Neira Alegría y otros, pero la Corte desestimó este argumento, por considerar
que ambas peticiones se referían a personas diferentes.227
Sin perjuicio de lo anterior, la letra b del párrafo 2 del art. 33 del
Reglamento de la Comisión dispone que, en caso de duplicidad de
226 En realidad, como ya hemos sostenido en otro lugar, se puede argumentar que el derecho a ser oído
‘con las debidas garantías’, previsto en el art. 8, Nº 1, de la Convención Americana lleva implícito
el derecho a no ser juzgado más de una vez por un mismo hecho. En su defecto, el someter a una
persona ya condenada a un nuevo proceso por los mismos hechos que dieron lugar a la condena
inicial, constituiría un trato cruel e inhumano, en violación de la garantía prevista en el art. 5, Nº 2,
de la Convención. Cfr., del autor de estas líneas, Administración de Justicia y Derecho Internacional
de los Derechos Humanos: El Derecho a un juicio justo, Universidad Central de Venezuela, Caracas,
1992, pp. 343 y sig.
227 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Durand y Ugarte. Excepciones
preliminares, sentencia del 28 de mayo de 1999, párrafos 37, 62, letra d), y 65.
356 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
228 Cfr., en este sentido, la opinión divergente de Antonio Cançado Trindade, en La Protección de los
Derechos Humanos en América Latina y el Caribe, versión preliminar, documento de Naciones
Unidas, A/Conf.157/PC/63/Add. 3, del 18 de marzo de 1993, pp. 27 y sig.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 357
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
229 Cfr. el Informe Nº 1/92, en el caso 10.235, contra Colombia, del 6 de febrero de 1992, en el Informe
Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, 1991, Washington, D. C.,
1992, p. 42.
230 Cfr., por ejemplo, la Resolución Nº 33/88, en el caso 9786 contra Perú, del 14 de septiembre de
1988, en el Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, 1988-1989,
Washington, D. C., 1989, p. 36.
231 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Resolución N° 30/88, Caso 9.746, Perú,
adoptado el 14 de septiembre de 1988, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos 1988 - 1989, Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos,
Washington, D. C., 1989, p. 33, literal f de la parte considerativa.
232 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe N° 10/95, Caso 10.580, Ecuador,
adoptado el 12 de septiembre de 1995, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos 1995, Washington, D. C., 1996, p. 89, párrafo 2 de las consideraciones sobre
admisibilidad.
358 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
pesar de que se les había introducido primero ante la Comisión y luego ante la
otra instancia internacional.233
Por otra parte, esta causal de inadmisibilidad no es perentoria, y tiene
un carácter condicional o relativo, pues la Comisión puede informar al reclamante
que su caso será declarado inadmisible a menos que lo retire de la otra instancia
internacional, lo cual permitiría a la Comisión conocer de dicho asunto tan
pronto éste deje de estar pendiente ante otra instancia internacional. De hecho,
y mientras los peticionarios no los retiren expresamente, la práctica de la
Comisión se ha inclinado por mantener en examen los casos que previamente
puedan haberse sometido a otro procedimiento de arreglo internacional.
233 Cfr., por ejemplo, el caso de Raúl Sendic Antonaccio, en las observaciones del Comité de Derechos
Humanos en el caso Nº 63/1979, Violeta Setelicch c. Uruguay, en Human Rights Committee:
Selected Decisions under the Optional Protocol, United Nations, New York, 1985, pp. 101 a 105.
234 Por la propia Comisión o por otro organismo internacional.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 359
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
235 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe N° 5/97, Caso 11.227, Sobre
admisibilidad, Colombia, adoptado el 12 de marzo de 1997, en Informe Anual de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos, 1996, Secretaría General de la Organización de los Estados
Americanos, Washington, D. C., 1997, pp. 120 y siguientes, párrafos 68 al 76.
360 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
236 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe N° 5/96, Caso 10.970, Perú, adoptado
el 1o de marzo de 1996, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
1995, Washington, D. C., 1996, pp. 179 a 183.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 361
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
5.- LA PROCEDENCIA
Y FUNDAMENTO DE LA PETICIÓN
237 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Resolución Nº 2/92, Caso Nº 10.289, Costa
Rica, adoptado el 4 de febrero de 1992, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos, 1991, Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos,
Washington, D. C., 1992, p. 84, párrafos 1 y 2 de la parte resolutiva.
238 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe N° 39/96, Caso 11.673, Argentina,
adoptado el 15 de octubre de 1996, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos, 1996 , Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos,
Washington, D. C., 1997, p. 96, párrafos 73 y 74.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 363
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
239 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe N° 4/97, Sobre admisibilidad,
Colombia, adoptado el 12 de marzo de 1997, en Informe Anual de la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos, 1996, Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos,
Washington, D. C., 1997, p. 102, párrafo 29.
240 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Resolución Nº 13/83, Asunto Viviana Gallardo
y otras, Costa Rica, adoptada el 30 de junio de 1983, en Informe Anual de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos, 1982 - 1983, Secretaría General de la Organización de los
Estados Americanos, Washington, D. C., 1983, pp. 54 y sig., párrafos 3 y 4 de la parte considerativa,
y párrafo 1 de la parte resolutiva.
241 Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Resolución Nº 24/88, caso Nº 9706 contra México,
del 23 de marzo de 1988, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos,
1987-1988, Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos, Washington, D. C.,
1988, p. 178.
364 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
242 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe Nº 47/97, Tabacalera Boquerón, S.A.,
Paraguay (18 de octubre de 1997), en el Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos, 1997, pp. 229 y ss., párrafos 31 y 33.
243 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe Nº 30/93, caso 10.804, Guatemala,
del 12 de octubre de 1993, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos 1993, Washington, D. C., 1994, p. 298. Ambas conclusiones parecen contradictorias
pues, si los hechos alegados no configuran una violación de la Convención, la Comisión carece de
competencia por razón de la materia. Por otra parte, si lo que se quiere sostener es que los hechos
alegados no constituyen una violación de un derecho protegido -por ejemplo, los derechos políticos
contemplados por el art. 23 de la Convención-, ello no es procedente en la fase de admisibilidad sino
en una etapa posterior, que supone el examen de los hechos y el Derecho.
244 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Resolución Nº 24/88, caso 9706, México, del
23 de marzo de 1988, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
1987 -1988, Washington, D. C., 1988, p. 178.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 365
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
C.- EL PRONUNCIAMIENTO
SOBRE ADMISIBILIDAD
A diferencia de la práctica implantada por la hoy extinta Comisión Europea
de Derechos Humanos, que se pronunciaba expresamente sobre la admisibilidad
245 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Resolución Nº 26/88, Caso Nº 10.109,
Argentina, del 13 de septiembre de 1988, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos, 1987-1988, Washington, D. C., 1988, pp. 106 a 115.
366 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
últimos años se puede apreciar una mayor inclinación, por parte de la Comisión
Interamericana, a adoptar una decisión preliminar sobre admisibilidad, teniendo
en cuenta los requisitos y condiciones previstos en la Convención. Ese informe
debe, en todo caso, comunicársele tanto al Estado denunciado como a los
peticionarios. 251 A diferencia de lo dispuesto respecto del informe previsto en
el art. 50, no hay ninguna disposición de la Convención que exija que este
pronunciamiento de la Comisión deba mantenerse confidencial; en realidad, a
partir de 1997, en los últimos informes anuales de la Comisión se ha incorporado
un nuevo capítulo, en el que se recogen los informes de admisibilidad o
inadmisibilidad adoptados por ella. Sin duda, esta publicidad contribuye a hacer
más transparentes los procedimientos de la Comisión, y a hacer explícitos los
criterios utilizados por ella para admitir una petición, los cuales pueden ser
contrastados con su práctica posterior.
Según lo previsto en el art. 37 N° 3 del Reglamento, en circunstancias
excepcionales, luego de haber solicitado información a las partes, la Comisión
podrá abrir el caso pero diferir la consideración de su admisibilidad hasta el
debate y decisión sobre el fondo. Pero, como dato curioso, es interesante observar
que, en el caso Villagrán Morales y otros, la Comisión se pronunció sobre la
admisibilidad de la petición en el mismo informe que adoptó de acuerdo con lo
previsto en el art. 50 de la Convención,252 el cual es confidencial, y que, como
tal, sólo fue transmitido al Estado de Guatemala.
El procedimiento de admisibilidad de las peticiones que se sometan a la
Comisión se encuentra regulado por el art. 30 del Reglamento de la Comisión
actualmente en vigor. En primer lugar, se señala que la solicitud de información
al Estado denunciado no prejuzga sobre la decisión que posteriormente pueda
adoptar la Comisión sobre la admisibilidad de la petición. En segundo lugar,
después de que el Estado haya recibido la comunicación de la Comisión
transmitiéndole las partes pertinentes de la petición, éste dispondrá de un plazo
de dos meses para presentar su respuesta, con sus observaciones sobre la
admisibilidad de la misma; la Secretaría Ejecutiva podrá evaluar solicitudes de
prórroga de dicho plazo que estén debidamente fundadas, pero no podrá conceder
prórrogas que excedan de tres meses contados a partir de la fecha de envío de la
primera solicitud de información al Estado.
251 Cfr., por ejemplo, el informe que declaró inadmisible la petición presentada por Salvador Jorge
Blanco, Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Resolución N° 15/89, caso 10.208,
República Dominicana, del 14 de abril de 1989, en Informe Anual de la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos 1988 - 1989, Washington, D. C., 1989, p. 126, párrafo 23 de las conclusiones.
252 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Villagrán Morales y otros (Caso de los
‘Niños de la calle’), sentencia del 19 de noviembre de 1999, párrafos 29 y 30.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 369
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
253 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Ivcher Bronstein (Baruch Ivcher Bronstein
vs. Perú), sentencia del 6 de febrero de 2001, párrafos 10, 11, y 14.
254 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe N° 31/93, Caso 10.573, Estados
Unidos, adoptado el 14 de octubre de 1993, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos, 1993, Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos,
Washington, D. C., 1994, pp. 241 y sig., nota 20 al pie de página.
370 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 371
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
Capítulo VII
LA SOLICITUD DE
MEDIDAS CAUTELARES
2 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Hilaire vs. Trinidad y Tobago. Excepciones
preliminares, sentencia del 1 de septiembre de 2001, párrafo 3.
3 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Barrios Altos (Chumbipuma Aguirre y
otros vs. Perú), sentencia del 14 de marzo de 2001, párrafos 4 y 5.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 373
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
B.- SU FUNDAMENTO
En lo que se refiere a la base de sustentación jurídica para que la Comisión
pueda adoptar este tipo de medidas, debe destacarse que el art. 33 de la
Convención señala a la Comisión como uno de los órganos competentes para
conocer de los asuntos relacionados con el cumplimiento de los compromisos
contraídos por los Estados partes en la Convención y que, según el art. 41 letra
b) de la misma Convención, cuando lo estime conveniente, la Comisión tiene
competencia para formular recomendaciones a los Estados miembros para que
adopten disposiciones apropiadas para fomentar el debido respeto a los derechos
humanos. Asimismo, el art. 18, letra b, del Estatuto de la Comisión reproduce el
texto del art. 41 letra b) de la Convención, y le atribuye a la Comisión la función
de formular recomendaciones a los gobiernos de los Estados para que adopten
medidas progresivas a favor de los derechos humanos, y disposiciones apropiadas
para fomentar el respeto a esos derechos. Como parte de las competencias
estatutarias de la Comisión,4 se trata de una atribución que ésta tiene respecto
de todos los países miembros de la OEA, sean o no partes en la Convención.
Por otra parte, de acuerdo con el art. 19, letra a, del mismo Estatuto de la
Comisión, a ésta le corresponde diligenciar las peticiones y otras comunicaciones
que se le dirijan, de conformidad con los artículos 44 al 51 de la Convención.
En nuestra opinión, el ejercicio de esa competencia lleva implícita la facultad
de adoptar las medidas que sean indispensables a fin de garantizar la eficacia de
lo que se resuelva al final de ese procedimiento; de lo contrario, al no evitarse
un daño irreparable, cualquier determinación que pudiera hacer la Comisión en
relación con esas peticiones, así como cualquier recomendación que le pudiera
formular al Estado denunciado, podría verse frustrada.
C.- SU PROCEDENCIA
De acuerdo con el art. 25 N° 1 del Reglamento de la Comisión, en
casos de gravedad y urgencia y toda vez que resulte necesario de acuerdo a la
información disponible, la Comisión podrá, por iniciativa propia o a petición
de parte, solicitar al Estado de que se trate la adopción de medidas cautelares
para evitar daños irreparables a las personas. La disposición antes citada sustituye
al art. 29, números 1 y 2, del anterior Reglamento, que disponía que la Comisión
4 Cfr. el art. 18, letra b), del Estatuto de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
374 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
5 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 1 de agosto de 1991, Medidas
provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de
Guatemala, Caso Chunimá, párrafo 6, letra a).
6 Cfr. el Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos - 2000, vol. I,
Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos, Washington, D. C., 2001 p. 52.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 375
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
7 Cfr. el Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos - 1999, vol. I, Secretaría
General de la Organización de los Estados Americanos, Washington, D. C., 2000,pág. 67.
8 Cfr. el Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos - 2001, vol. I, Secretaría
General de la Organización de los Estados Americanos, Washington, D. C., 2002, pág. 74.
9 Cfr. ibíd, pp. 86 y sig.
10 Cfr. el Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos - 2002, vol. I, Secretaría
General de la Organización de los Estados Americanos, Washington, D. C., 2003, pp. 70 y sig.
11 Cfr. el Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos - 1999, vol. I, Secretaría
General de la Organización de los Estados Americanos, Washington, D. C., 2000, pág. 57.
12 Cfr. ibídem.
13 Cfr. ibíd, pág. 58.
14 Cfr. ibíd, pág. 62.
15 Cfr. el Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos - 2000, vol. I, Secretaría
General de la Organización de los Estados Americanos, Washington, D. C., 2001 p. 54.
16 Cfr. ibíd, p. 55.
17 Cfr. ibíd, p. 60.
18 Cfr. el Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos - 2001, vol. I, Secretaría
General de la Organización de los Estados Americanos, Washington, D. C., 2002, pp. 74 y sig.
376 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
19 Cfr. el Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos - 2000, vol. I, Secretaría
General de la Organización de los Estados Americanos, Washington, D. C., 2001 pp. 54 y sig.
20 Cfr. ibíd, p. 55.
21 Cfr. el Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos - 2001, vol. I,
Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos, Washington, D. C., 2002, p. 73.
22 Cfr. el Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos - 2000, vol. I,
Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos, Washington, D. C., 2001, p. 63.
23 Cfr. el Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos - 2002, vol. I,
Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos, Washington, D. C., 2003, p. 68.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 377
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
24 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe 1/95, caso 11.006, Perú, 7 de febrero
de 1995, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos 1994,
Washington, D. C., 1995, p. 74.
25 Cfr. la Resolución Nº 15/89, caso 10.208, República Dominicana, del 14 de abril de 1989, párrafos
16 y 17 de la parte dispositiva.
26 Resolución de la Comisión, de fecha 14 de febrero de 1995, citada por la Comisión Andina de
Juristas en Informativo Andino, Nº 99, Lima, 27 de febrero de 1995, pág. 4.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 379
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
32 Dicha disposición señala que, ‘en casos graves y urgentes’, puede realizarse una investigación previo
consentimiento del Estado en cuyo territorio se alegue haberse cometido la violación, tan sólo con la
presentación de una petición o comunicación que reúna todos los requisitos de admisibilidad.
33 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Resolución N° 17/89, Informe Caso 10.037,
Argentina, adoptado el 13 de abril 1989, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos, 1988 - 1989, Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos,
Washington, D. C., 1989, p. 69, párrafo
34 Cfr. ibíd, pág. 63.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 381
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
afirmarse que se trataba de casos urgentes. Sin embargo, y con mayor propiedad,
en los casos más recientes la Comisión se ha referido a las medidas cautelares
adoptadas respecto de personas ‘cuyas vidas e integridad personal se hallaban
gravemente amenazadas.’35
Teniendo en cuenta este requisito, la Comisión ha dispuesto medidas
cautelares en casos que afectan a defensores de derechos humanos, a testigos
de hechos cometidos por cuerpos policiales o militares, a abogados que han
recibido amenazas de muerte, a personas que se amenazaba con deportar a su
país de origen con riesgo para sus vidas o su integridad física, o a personas
condenadas a muerte.
36 Cfr. Resolución del Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, del 27 de mayo de
1998, Medidas provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
respecto de la República de Trinidad y Tobago, Casos James, Briggs, Noel, García, y Bethel,
párrafo 3 de la parte expositiva.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 383
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
37 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 14 de junio de 1998,
Medidas provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
respecto de la República de Trinidad y Tobago, Casos James, Briggs, Noel, García, y Bethel,
párrafo 6 de la parte considerativa.
38 Cfr. el Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos - 1997, Secretaría
General de la Organización de los Estados Americanos, Washington, D. C., 1998, p. 42.
384 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
F.- SU TRAMITACIÓN
Como ya se ha indicado en páginas anteriores, las medidas cautelares no
suponen un procedimiento previamente en curso ante la Comisión, ni tienen
necesariamente que plantearse junto con la presentación de una denuncia. En
este último supuesto, la pertinencia de las medidas cautelares solicitadas no
depende de que la petición que se presenta paralelamente con ella esté en debida
forma y cumpla con los requisitos de admisibilidad; en tal sentido, en algunas
ocasiones la Comisión ha indicado expresamente que dichas medidas se adoptan
‘sin abrir [el] caso’,42 práctica que ciertamente no corresponde a lo dispuesto
por la Convención, que en ninguna de sus disposiciones permite a la Comisión
decidir si abre o no un caso que se le someta. Pero tampoco se puede descartar
que, luego de recibir una petición y adoptar medidas cautelares, la Comisión
decida que dicha petición es inadmisible. En realidad, lo frecuente será que la
Comisión disponga medidas cautelas en un caso en trámite. A título ilustrativo,
en el caso Cantos, luego de introducida la petición, el señor Cantos presentó
información adicional de la que surgía que éste había sido objeto de nuevas y
desproporcionadas regulaciones de honorarios en el ámbito interno, razón por
la cual pidió la adopción de medidas cautelares, las cuales fueron acordadas por
la Comisión, solicitando al Estado la adopción de medidas tendientes a suspender
la ejecución judicial de los bienes del señor Cantos.43
De acuerdo con el art. 25 N° 4 del Reglamento, el otorgamiento de
medidas cautelares, así como su adopción por el Estado, no prejuzgan sobre el
fondo de la cuestión. Como ya se señaló previamente, se trata de medidas de
carácter temporal, cuyo único propósito es evitar un daño irreparable, que anule
la eficacia de cualquier decisión que, finalmente, puedan adoptar los órganos
de la Convención.
En el trámite de una solicitud de medidas cautelares, la Comisión puede
solicitar información a las partes interesadas sobre cualquier asunto relacionado
con la adopción y vigencia de las mismas.
La Comisión, a veces, ha sido bastante reticente para adoptar medidas
cautelares, y ocasionalmente ha tardado más de dos años en hacerlo. A título
42 Cfr., por ejemplo, las medidas cautelares adoptadas por la Comisión en los casos de Ana María
López, o de Leonor La Rosa Bustamante, en el Informe Anual de la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos - 1997, Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos,
Washington, D. C., 1998, pp. 47 y 48.
43 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Cantos vs. Argentina. Excepciones
preliminares, sentencia del 7 de septiembre de 2001, párrafo 6.
386 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
44 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas
Tingni vs. Nicaragua, sentencia del 31 de agosto de 2001, párrafos 6, 7, 16, 18, y 20.
45 Cfr. la referencia de estas medidas que hace la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en
Caso Caballero Delgado y Santana. Excepciones preliminares, sentencia del 21 de enero de
1991, párrafo 15.
46 Cfr. el Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos - 1996, Secretaría
General de la Organización de los Estados Americanos, Washington, D. C., 1997, p. 35.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 387
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
G.- SU EFICACIA
Estas medidas han tenido como destinatarios a varios países del continente,
destacando entre ellos los casos de Argentina, Brasil, Canadá, Colombia,
República Dominicana, Ecuador, El Salvador, Estados Unidos, Guatemala,
Honduras, Jamaica, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Trinidad y
Tobago, y Venezuela, con resultados variables.51
La utilidad o el grado de eficacia de las medidas cautelares no depende,
únicamente, de su naturaleza jurídica, o del tipo concreto de medidas acordadas
por la Comisión. Con mucha frecuencia, esa eficacia dependerá de la mayor o
menor disposición del Estado denunciado para cumplir de buena fe con las
obligaciones que ha asumido en el marco de la Convención; además, en caso de
que esas medidas sean acatadas, no siempre será fácil determinar si el resultado
alcanzado se debió precisamente a la adopción de medidas cautelares por parte
de la Comisión, o a otro factor, de índole política, o de otro tipo.
El caso más evidente en que la acción oportuna de la Comisión surtió
plenos efectos ha sido el del periodista Gustavo Gorriti que, gracias a las medidas
Capítulo VIII
LA INSTRUCCIÓN
DEL PROCEDIMIENTO
A.- EL ESTUDIO
Y TRAMITACIÓN INICIAL DE LA PETICIÓN
De acuerdo con el art. 26 del Reglamento de la Comisión, la Secretaría
Ejecutiva, tiene de la responsabilidad del estudio y tramitación inicial de las
peticiones presentadas a la Comisión que llenen todos los requisitos establecidos
en el Estatuto y en el art. 28 del Reglamento; si una petición no reúne los
requisitos exigidos en el Reglamento, la Secretaría Ejecutiva puede solicitar al
peticionario o a su representante que los complete; si la Secretaría tuviera alguna
duda sobre el cumplimiento de los requisitos mencionados, deberá consultar a
la Comisión.
Es en esta fase en la que se puede apreciar, de manera más nítida, las
características de un procedimiento contradictorio ante la Comisión. Sin
embargo, ésta no está condenada a asumir un papel puramente pasivo,
limitándose a contemplar la actividad de las partes; en realidad, ella puede tomar
parte activa en ese procedimiento, el que incluso puede adquirir rasgos
inquisitoriales.
Para proceder al examen de los alegatos del reclamante, la Comisión
debe, en primer lugar, solicitar informaciones al gobierno del Estado denunciado,
transcribiendo las partes pertinentes de la petición o comunicación; si bien esta
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 397
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
1 Cfr., por ejemplo, la solicitud de ampliación de la denuncia solicitada por los peticionarios en el
Caso Castillo Petruzzi y otros, para que se extendiera a una víctima que no se había mencionado
en la denuncia original, a lo cual la Comisión accedió. Cfr. Corte Interamericana de Derechos
Humanos, Caso Castillo Petruzzi y otros. Excepciones preliminares, sentencia del 4 de septiembre
de 1998, párrafo 6.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 399
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
2 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe N° 5/97, Caso 11.227, Sobre
admisibilidad, Colombia, adoptado el 12 de marzo de 1997, en Informe Anual de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos, 1996, Secretaría General de la Organización de los Estados
Americanos, Washington, D. C., 1997, pp. 113 y sig., párrafos 39 al 42.
3 Cfr. ibíd, p. 115, párrafo 48.
400 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
4 Cfr. el Informe sobre los casos Nº 9777 y 9718, ambos contra Argentina, del 30 de marzo de 1988,
pp. 33 y s.
5 A título meramente ilustrativo, puede observarse que a la denuncia presentada ante la Comisión por
la masacre de El Amparo, y registrada con el Nº 10602, se acumuló una denuncia posterior, relativa
a la violación de garantías judiciales e irregularidades procesales ocurridas durante la instrucción
del procedimiento. Cfr. comunicaciones de la Secretaría Ejecutiva de la Comisión, de fecha 4 de
septiembre de 1990 y 5 de junio de 1992, dirigidas a los autores de esta segunda denuncia.
6 Cfr., por ejemplo, el tratamiento que dio la Secretaría de la Comisión a un segundo grupo de
denunciantes en el caso Castillo Petruzzi y otros, no obstante que esta segunda petición incluía el
nombre de una víctima adicional a las señaladas en la petición original. Cfr. Corte Interamericana de
Derechos Humanos, Caso Castillo Petruzzi y otros. Excepciones preliminares, sentencia del 4 de
septiembre de 1998, párrafo 4.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 401
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
7 Cfr. el Informe Nº 28/92, casos 10.147, 10.181, 10.240, 10.262, 10.309, y 10.311, todos contra
Argentina, párrafos 4 y 5 del Informe, en OEA/Ser.L/V/II.82, Doc. 24, del 2 de octubre de 1992.
8 Cfr. el Informe Nº 29/92, casos 10.029, 10.036, 10.145, 10.305, 10.372, 10.373, 10.374, y 10.375,
contra Uruguay, párrafo 14, en OEA/Ser.L/V/II.82, Doc. 25, del 2 de octubre de 1992.
9 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Barrios Altos (Chumbipuma Aguirre y
otros vs. Perú), sentencia del 14 de marzo de 2001, párrafos 4, 7, 9, y 10.
402 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
13 Cfr., por ejemplo, Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe N° 9/92, Caso 10.256,
El Salvador, adoptado el 4 de febrero de 1992, en Informe Anual de la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos, 1991, Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos,
Washington, D. C., 1992, p. 129, párrafo 9 de la parte considerativa, Informe N° 9/93, Caso 10.433,
Perú, adoptado el 12 de marzo de 12993, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos, 1992 - 1993, p. 133, párrafos 10 y 11 de la parte considerativa, e Informe N°
11/94, Caso 11.128, Haití, adoptado el 1 o de febrero de 1994, en Informe Anual de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos, 1993, p. 331, párrafo 9.
404 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
21 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Hilaire vs. Trinidad y Tobago. Excepciones
preliminares, sentencia del 1 de septiembre de 2001, párrafos 5, 6, 8 y 9.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 407
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
partes de los procedimientos ante esta Comisión y que no hizo antes para que
no sea dado aducir limitación al derecho de defensa”.22
El expediente así elaborado debe ser sometido por la Secretaría a la
consideración de la Comisión, si no ha habido cooperación del gobierno del
Estado aludido, en el primer período de sesiones que se realice después de
transcurrido el plazo previsto para que suministrara información. En caso
contrario, dicho expediente debe ser sometido a la Comisión una vez transcurrido
el plazo para que el peticionario presente sus observaciones sobre la información
proporcionada por el gobierno, o una vez transcurrido el plazo para que el
gobierno presente sus observaciones finales, sin que se hayan recibido unas u
otras.
Si bien en esta etapa la Comisión desempeña un papel muy pasivo, la
información obtenida por esta vía le permite una primera determinación y
evaluación de los hechos, en la forma expuesta por las partes; asimismo, esta
confrontación entre denunciante y denunciado le permite verificar si subsisten
los motivos que originaron la petición. En la práctica, la intervención del
individuo en esta fase del procedimiento puede tener un carácter decisivo, ya
sea por la evidencia que pueda aportar o por la orientación que le pueda dar al
procedimiento, al requerir determinadas diligencias; además, también hay que
señalar que la falta de cooperación del Estado, o la ambigüedad de las
informaciones aportadas por éste, podría conducir a una intervención más activa
de la Comisión.
De acuerdo con la Convención, recibidas las informaciones solicitadas,
o transcurrido el plazo fijado sin que éstas se hayan recibido, la Comisión debe
verificar si existen o subsisten los motivos de la petición o comunicación; de no
existir o subsistir tales motivos, la Comisión debe mandar archivar el
expediente.23 En este punto, lo que se requiere de la Comisión parece configurar
un segundo examen de admisibilidad de la petición o comunicación, a la luz de
esa información adicional; en tal sentido, esta disposición debe interpretarse en
conexión con la letra c) del párrafo 1 del art. 48 de la Convención, según la cual
se puede declarar la inadmisibilidad o la improcedencia de la petición o
comunicación, sobre la base de informaciones o pruebas sobrevinientes, y con
los artículos 31 y 30 N° 6 del Reglamento de la Comisión, que exige decidir si
22 Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe Nº 2/92, Caso Nº 10.289, Costa Rica, del
3 de octubre de 1984, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos,
1991, Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos, Washington D.C., 1992,
p. 80, párrafo 14, letra b.
23 Cfr. el art. 48, Nº 1, letra b) de la Convención Americana.
408 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
casos tendrán por objeto recibir exposiciones verbales y escritas de las partes
sobre hechos nuevos e información adicional a la que ha sido aportada durante
el procedimiento. La información podrá referirse a alguna de las siguientes
cuestiones: admisibilidad; inicio o desarrollo del procedimiento de solución
amistosa; comprobación de los hechos; fondo del asunto; seguimiento de
recomendaciones; o cualquier otra cuestión relativa al trámite de la petición o
caso. En consecuencia, el propósito de estas audiencias no puede ser oír sólo
los argumentos -de hecho o de Derecho- que presenten las partes; su objetivo
es, también, el recibir testimonios o pruebas de cualquier carácter; además,
durante las audiencias, la Comisión puede pedir al Estado aludido cualquier
información pertinente y recibir, si así lo solicita, las exposiciones verbales o
escritas que presenten los interesados.
El art. 62 N° 2 del Reglamento señala que las solicitudes de audiencia
deberán ser presentadas por escrito, con una anticipación no menor a 40 días al
inicio del correspondiente período de sesiones de la Comisión, debiendo indicar
su objeto y la identidad de quienes participaran en ella en representación de la
parte que la solicita.
Si la Comisión accede a la solicitud o decide celebrarla por iniciativa
propia, deberá convocar a ambas partes. Si una parte debidamente notificada
no comparece, la Comisión proseguirá con la audiencia. Pero el propósito de
estas audiencias es escuchar a ambas partes en el caso. Por consiguiente, no es
procedente, ni está previsto en el Reglamento, que los peticionarios soliciten
que su queja se escuche por separado, sin la audiencia del Estado; aceptar lo
contrario equivaldría a asumir que las garantías judiciales que la Convención
exige de los Estados no tienen ninguna aplicación en el ámbito de la Comisión
o de la Corte, y que no se respetaría el principio de la igualdad de partes. Pero,
obviamente, el Estado tampoco puede pedir que se le escuche por separado, en
una audiencia a la que no puedan asistir los peticionarios, y antes de que se les
escuche a estos. No debe olvidarse que -salvo el caso de las audiencias generales-
la audiencia está prevista como parte del trámite de una petición o comunicación,
a fin de permitirle a las partes exponer sus argumentos de hecho y de Derecho,
y a fin de presentar los medios probatorios que consideren apropiados; como
parte de ese procedimiento oral, se espera que el Estado responda a los
argumentos de los peticionarios y que presente sus propias pruebas; pero el
Estado no puede pretender que se invierta el procedimiento, y que éste
comparezca antes, en una audiencia a puertas cerradas, sin la presencia de quienes
han denunciado al Estado por violaciones de derechos humanos. Curiosamente,
ésta es, precisamente, la actitud que ha asumido el agente del Estado venezolano
en algunos casos recientes, pidiendo ser escuchado antes que los peticionarios
410 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
24 Así ocurrió, por ejemplo, en las audiencias convocadas en el caso de Globovisión, y en el caso del
General Carlos Alfonso Martínez, del 4 de febrero de 2004.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 411
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
a la otra parte, debiendo tomar las medidas necesarias para garantizar el equilibrio
procesal de las partes en el asunto sometido a su consideración. La Comisión
oirá a un testigo a la vez, y los restantes permanecerán fuera de la sala; los
testigos no podrán leer sus presentaciones ante la Comisión. Antes de su
intervención, los testigos y peritos deberán identificarse y prestar juramento o
promesa solemne de decir la verdad; a solicitud expresa del interesado, la
Comisión podrá mantener en reserva la identidad del testigo o perito cuando
sea necesario para proteger a éstos o a otras personas.
Pero, de acuerdo con el art. 64 del Reglamento, las audiencias también
pueden tener un carácter general. En tal caso, los interesados en presentar a la
Comisión testimonios o informaciones sobre la situación de los derechos
humanos en uno o más Estados, o sobre asuntos de interés general, deberán
solicitar una audiencia a la Secretaría Ejecutiva, con la debida antelación al
respectivo período de sesiones. El solicitante deberá expresar el objeto de la
comparecencia, una síntesis de las materias que serán expuestas, el tiempo
aproximado que considera necesario para tal efecto, y la identidad de quienes
participaran en la audiencia.
A fin de permitir un mejor aprovechamiento del tiempo y poder celebrar
tantas audiencias como sea posible, el art. 65 del Reglamento dispone que el
Presidente de la Comisión podrá conformar grupos de trabajo para atender el
programa de audiencias. Según el art. 66 del Reglamento, la asistencia a las
audiencias se limitará a los representantes de las partes, la Comisión, el personal
de la Secretaría Ejecutiva y los Secretarios de Actas; la decisión sobre la presencia
de otras personas corresponderá exclusivamente a la Comisión, que deberá
informar al respecto a las partes antes del inicio de la audiencia, en forma oral o
escrita. En consecuencia, la regla general es que las audiencias son privadas, a
menos que la Comisión decida otra cosa, aspecto en el que no se ha avanzado
respecto de la versión anterior del Reglamento, que así lo decía expresamente.
Por otra parte, debe observarse que las audiencias convocadas con el propósito
específico de examinar una petición se celebran en presencia de las partes o de
sus representantes; sin embargo, en la versión anterior del Reglamento, aunque
la participación de ambas partes en la audiencia era la regla general, se
contemplaba una excepción en el caso de que ella hubiera sido solicitada por
una de las partes y la Comisión considerara que existían razones que aconsejaban
conceder a la audiencia de esa parte un carácter confidencial.25
Para determinar los hechos de la causa, el primer elemento con que cuenta
la Comisión está constituido por la información que le proporcionen las partes
en la controversia. Con este propósito, después de admitida una petición o
comunicación, la Comisión debe solicitar información al gobierno del Estado
al cual pertenezca la autoridad señalada como responsable de la violación
alegada, transcribiendo las partes pertinentes de la referida petición o
comunicación. Como se recordará, de acuerdo con el art. 30, párrafo 2, del
Reglamento, al transmitir al Estado la información indicada, la Comisión debe
omitir cualquier dato que pueda servir para identificar al peticionario, excepto
que él mismo haya autorizado expresamente que se revele su identidad.
Atendiendo al tenor del art. 48, Nº 1, letra a), de la Convención, y teniendo
en consideración las circunstancias de cada caso, la Comisión debe fijar al
gobierno un plazo razonable para que éste le haga llegar las informaciones
requeridas. Ese plazo razonable ha sido establecido por el art. 30, párrafo 3 del
Reglamento de la Comisión, según el cual la información solicitada debe ser
proporcionada dentro de los dos meses siguientes a la fecha del envío de la
solicitud. Sin embargo, como ya se señaló en párrafos precedentes, esta regla
tiene dos excepciones, las cuales pueden reducir o extender ese plazo de dos
meses.
La parte pertinente de la respuesta del gobierno, así como los documentos
proporcionados por éste, deben comunicarse al peticionario o a su representante,
invitándole a que -en un plazo de 30 días- formule sus observaciones y presente
cualquier medio probatorio de que disponga y que contradiga dicha respuesta.32
a) La prueba documental
b) La prueba testimonial
c) Las presunciones
Aunque ésta es una materia que está íntimamente vinculada con la carga
de la prueba, tampoco hay que olvidar la presunción de veracidad de los hechos
prevista por el art. 39 del Reglamento de la Comisión, para los casos en que el
Estado no coopere, y no proporcione -dentro del plazo estipulado- la información
que le solicite la Comisión, siempre que de otros elementos de convicción no
resulte una conclusión diferente, y siempre que se haya formulado el
apercibimiento previo, advirtiendo al Estado que ésta puede ser la consecuencia
de su falta de respuesta a la solicitud de información de la Comisión. Esta
presunción es aplicable no sólo en caso de falta de respuesta del Estado; desde
luego, la insuficiencia de las respuestas proporcionadas por el gobierno del
Estado denunciado a la Comisión contribuye a conceder verosimilitud a las
49 Cfr., en este sentido, la Resolución Nº 12/80, en el caso Nº 3358 contra Argentina, en el Informe
Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, 1979-1980, Washington, D. C.,
1980, pp. 64 a 69. También, el Informe Nº 3/92, en el caso Nº 10.003 en contra de El Salvador, en el
Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, 1991, Washington,
D. C., 1992, p. 87.
50 Cfr., por ejemplo, la Resolución Nº 38/82, en el caso Nº 2646 en contra de Haití, del 9 de marzo de
1982, en el Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, 1982-1983,
Washington, D. C., 1983, pp. 69 a 72. En este mismo sentido, las resoluciones Nº 39/82 en el caso
2647, 40/82 en el caso 2648, 41/82 en el caso 2650, y 42/82 en el caso 2652, todas en contra de Haití
y de la misma fecha que la anterior, ibíd., pp. 73 a 84.
424 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
51 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe Nº 1/91, Caso Nº 9999, El Salvador,
adoptado el 13 de febrero de 1991, en el Informe Anual de la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos, 1990-1991, p. 99, párrafo 7 de la parte considerativa.
52 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe Nº 5/96, Caso Nº 10.970, Perú,
adoptado el 1o de marzo de 1996, en el Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos, 1995, pp. 184 y sig.
53 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Resolución 1/85 (bis), Caso N° 9.265
(Suriname), adoptada el 1o de octubre de 1985, en Informe Anual de la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos, 1984-1985, p. 126, párrafos 3 y 4 de la parte considerativa.
54 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Resolución 10/86, Caso N° 9.285 (Nicaragua),
adoptada el 16 de abril de 1986, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos, 1985-1986, pp. 119 y sig., párrafos 2 a 5 de la parte expositiva, 1 y 4 de la parte
considerativa, y 1 de la parte resolutiva.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 425
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
55 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe Nº 13/96, caso Nº 10.948, El Salvador,
adoptado el 1o de marzo de 1996, en el Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos, 1995, p. 111, párrafo 16.
56 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe Nº 13/96, caso Nº 10.948, El Salvador,
adoptado el 1o de marzo de 1996, en el Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos, 1995, p. 112, párrafo 21.
57 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe Nº 9/94, Casos 11.105, 11.107, 11.110,
11.111, 11.112, 11.113, 11.114, 11.118, 11.120, 11.122, y 11.102, Haití, adoptado el 1o de febrero de
1994, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, 1993, pp. 313
y sig., párrafos 9 y 11 de la parte considerativa.
426 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
58 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe Nº 13/96, caso Nº 10.948, El Salvador,
adoptado el 1o de marzo de 1996, en el Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos, 1995, pp. 112 y sig, párrafos 20, 22, y 23.
59 Cfr. ibíd, párrafo 24.
60 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe Nº 5/96, caso Nº 10.970, Perú, adoptado
el 1 o de marzo de 1996, en el Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos, 1995, p. 186.
61 Cfr. ibíd, p. 187.
62 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Resolución N° 23/81, Caso 2141, Estados
Unidos de América, adoptada el 6 de marzo de 1981, en Informe Anual de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos, 1980 -1981, p. 42, párrafo 11 de la parte considerativa.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 427
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
63 Cfr., por ejemplo, Thomas Buergenthal, Judicial Fact-Finding: Inter-American Human Rights Court,
en Fact-Finding before International Tribunals, editado por Richard Lillich, Transnational
Publishers, Inc., Ardsley-on-Hudson, New York, 1992, págs. 264 y sig., y Tom Farer, Finding the
facts: The procedures of the Inter-American Commission on Human Rights of the Organization of
American States, en Fact-Finding before International Tribunals, editado por Richard Lillich,
Transnational Publishers, Inc., Ardsley-on-Hudson, New York, 1992, págs. 279 y sig.
64 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez, sentencia del 29 de
julio de 1988, párrafo 138, y Caso Godínez Cruz, sentencia del 20 de enero de 1989, párrafo 144.
65 Cfr. Corte Internacional de Justicia, Corfu Channel case, Judgment of December 15th, 1949, I.C.J.
Reports 1949, p. 248.
428 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
66 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe Nº 7/94, Caso 10.911, El Salvador,
adoptado el 1o de febrero de 1994, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos, 1993, Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos, Washington,
D. C., 1994, p. 204, párrafo 3, letra e, de la parte considerativa.
67 Cfr. Corte Internacional de Justicia, United States Diplomatic and Consular Staff in Teheran,
Judgment, I.C.J. Reports 1980, párrafos 12 y 13.
68 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe Nº 11/94, Caso 11.128, Haití, adoptado
el 1o de febrero de 1994, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos,
1993, Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos, Washington, D. C., 1994,
p. 333, párrafo 18.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 429
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
69 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Resolución N° 17/89, Informe Caso 10.037,
Argentina, adoptado el 13 de abril 1989, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos, 1988-1989, Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos,
Washington, D. C., 1989, p. 69, párrafo
430 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
70 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe N° 3/96, Caso 9.213, Estados Unidos,
adoptado el 1o de marzo de 1996, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos, 1995, Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos, Washington,
D. C., 1996, pp. 120 y sig.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 431
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
Capítulo IX
EL PROCEDIMIENTO
DE CONCILIACIÓN
1 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Asunto Viviana Gallardo y otras, Nº G 101/81,
serie A, decisión del 13 de noviembre de 1981, serie A, párrafo 24.
432 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
A.- EL PROPÓSITO
DE ESTE PROCEDIMIENTO
Con el afán de permitir al Estado infractor una salida de tipo político, la
Convención Americana -al igual que la Convención Europea- intenta proteger
los derechos humanos evitando, a toda costa, la decisión de un órgano
jurisdiccional que deba pronunciarse sobre los méritos de la denuncia. Es dentro
de este contexto que la Convención le encomienda a la Comisión una función
conciliadora, y requiere que ésta se ponga a disposición de las partes interesadas,
a fin de procurar un arreglo amigable del asunto, antes de emitir sus propias
conclusiones y recomendaciones, y antes de recurrir a otras soluciones más
2 Cfr., por ejemplo, Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe Nº 28/93, caso 10.675,
Estados Unidos, Decisión de la Comisión respecto a la admisibilidad, 13 de octubre de 1993, párrafo
3 de la parte resolutiva, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
1993, Secretaría General Organización de los Estados Americanos, Washington, D. C., 1994, p. 288.
3 Cfr. el art. 18, letra b, del Estatuto de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 433
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
4 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Caballero Delgado y Santana. Excepciones
preliminares, sentencia del 21 de enero de 1994, párrafo 27.
5 Cfr. Asamblea General de la OEA, Resolución del 11 de junio de 1993, párrafo 5, en Informe Anual
de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos 1993, Secretaría General Organización de
Estados Americanos, Washington, D. C., 1994, p. 15.
6 Aunque durante las negociaciones los peticionarios habían aceptado la cifra propuesta por el gobierno
a título de indemnización, tal aceptación formaba parte de un acuerdo más amplio, que incluía
medidas reparadoras de naturaleza distinta a la indemnización, a la cuales el Estado accedió en un
primer momento pero que luego fueron rechazadas; al no aceptarse el conjunto de medidas propuestas,
ya no existían las condiciones en las cuales la indemnización propuesta resultaba adecuada.
434 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
1.- UN PROCEDIMIENTO
POLÍTICO - DIPLOMÁTICO
7 Cfr. Informe N° 49/96, caso 11.068, Eleazar Ramón Mavares vs. República de Venezuela, adoptado
por la Comisión el 17 de octubre de 1997, párrafos 11, 13, 14, 74-77, 136, 137, y 150, en Informe
Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos 1997, Secretaría General,
Organización de los Estados Americanos, Washington D. C., 1998, pp. 869 y ss.
8 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Cantoral Benavides. Excepciones
preliminares, sentencia del 3 de septiembre de 1998, párrafo 7.
9 En el amparo diplomático, el individuo endosa su reclamación al Estado del cual es nacional y, si
éste decide hacerla suya, la presenta en contra del Estado que habría incurrido en responsabilidad
internacional. El conflicto se plantea entre dos Estados y la relación es entre Estados.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 435
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
10 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Asunto Viviana Gallardo y otras, Nº G 101/81, serie
A, decisión del 13 de noviembre de 1981, serie A, párrafo 22.
11 Cfr. Corte Internacional de Justicia, North Sea Continental Shelf, Judgment, I.C.J. Reports 1969,
párrafo 85, letra a).
436 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
12 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Asunto Viviana Gallardo y otras, Nº G 101/81, serie
A, decisión del 13 de noviembre de 1981, serie A, párrafo 24.
13 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Cantoral Benavides.
Excepciones preliminares, sentencia del 3 de septiembre de 1998, párrafo 7.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 437
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
18 Cfr. ibídem.
19 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Barrios Altos (Chumbipuma Aguirre
y otros vs. Perú), sentencia del 14 de marzo de 2001, párrafo 16.
20 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Cantos vs. Argentina. Excepciones
preliminares, sentencia del 7 de septiembre de 2001, párrafos 7 y 8.
21 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Villagrán Morales y otros (Caso de los
‘Niños de la calle’), sentencia del 19 de noviembre de 1999, párrafos 18 y 23.
22 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Ivcher Bronstein. Competencia, sentencia
del 24 de septiembre de 1999, párrafos 9 y 12.
23 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso del Tribunal Constitucional (Aguirre
Roca, Rey Terry y Revoredo Marsano vs. Perú), sentencia del 31 de enero de 2001, párrafo 9.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 439
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
C.- SU PROCEDENCIA
En principio, no parece haber mayores dudas en cuanto a que este
procedimiento es inaplicable si la situación que ha originado la petición ya ha
sido resuelta; por consiguiente, la Comisión ha declarado que un caso no es
susceptible de una solución amistosa si corresponde a un hecho o situación ya
superada jurídica y fácticamente.25 Por otro lado, la naturaleza de la denuncia
formulada en contra del Estado -en lo que se refiere a la gravedad de los hechos
y al carácter primordial de los derechos involucrados- supone, igualmente, que
en ciertos casos el procedimiento de conciliación no resulta procedente.26 En
tal sentido, el art. 41 N° 4 del Reglamento de la Comisión señala que la Comisión
podrá dar por concluida su intervención en el procedimiento de solución amistosa
si advierte que el asunto no es susceptible de resolverse por esta vía.
Siendo la búsqueda de un arreglo amigable una cuestión que depende
esencialmente de la voluntad de las partes y no un recurso meramente dilatorio,
éste no es un trámite automático u obligatorio para la Comisión, la que sólo
puede recurrir a este procedimiento cuando ambas partes lo hayan aceptado
expresa o tácitamente. En este sentido, lo primero que la Comisión deberá tener
27 En el caso Neira Alegría y otros, la falta de suficiente cooperación de parte del Estado denunciado,
el cual demoró más de un año y nueve meses en responder -en forma genérica- la denuncia formulada
en su contra, señalando posteriormente que el asunto se encontraba pendiente en sus tribunales
militares y que sería conveniente que se aguardara la culminación de este trámite antes de que la
Comisión emitiera un pronunciamiento definitivo, también debe haber influido para que la Comisión
declarara que este caso era inapropiado para una solución amistosa. Cfr., Comisión Interamericana
de Derechos Humanos, Resolución 43/90, de 7 de junio de 1990, párrafo 2 de la parte dispositiva.
28 Cfr., por ejemplo, Comisión Interamericana, Informe Nº 9/94, casos 11.105, 11.107, 11.110, 11.111,
11.112, 11.113, 11.114, 11.118, 11.120, 11.122 y 11.102, Haití, 1o de febrero de 1994, párrafo 18, en
Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos 1993, Secretaría General
Organización de los Estados Americanos, Washington, D. C., 1994, p. 315.
29 Cfr., por ejemplo, el informe de la Comisión Nº 43/90, del 7 de junio de 1990, en el caso Nº 10.078,
párrafo 2 de la parte dispositiva.
30 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez. Excepciones
preliminares, sentencia del 26 de junio de 1987, párrafo 44; también Caso Fairén Garbi y Solís
Corrales. Excepciones preliminares, sentencia del 26 de junio de 1987, párrafo 49, y Caso Godínez
Cruz. Excepciones preliminares, sentencia del 26 de junio de 1987, párrafo 47.
31 Cfr. ibíd, párrafos 43, 48, y 46 respectivamente.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 441
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
32 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe Nº 37/93, Caso 10.563, Perú, adoptado
el 7 de octubre de 1993, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos,
1993, Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos, Washington, D. C.,
1994, p. 394.
33 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe sobre la situación de los derechos
humanos de un sector de la población nicaragüense de origen miskito, OEA/Ser.L/V/II.62,
doc. 10, rev. 3, del 29 de noviembre de 1983.
34 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Baena Ricardo y otros (270 trabajadores
vs. Panamá), sentencia del 2 de febrero de 2001, párrafo 10.
442 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
de arreglo “no cabe, por ejemplo, cuando se trata de violaciones tales como el
arresto injustificado, la detención prolongada sin sujeción a proceso judicial, o
en los casos de tortura, o en el de las ejecuciones ilegales, o tampoco en el de las
desapariciones forzadas”.35 En tal sentido, en numerosos casos de detención y
posterior desaparición, o en casos de secuestro, tortura, y privación de la vida
(en que, en uno de dichos casos, una de las víctimas era un menor de edad y otra
se encontraba en estado de embarazo), la Comisión ha señalado que no es
aplicable el procedimiento de solución amistosa.36 Asimismo, en el caso de
una masacre de veinte campesinos en Colombia, la Comisión resolvió que “el
irrecuperable derecho a la vida y la irrevisable (sic) absolución contra evidencia
que los priva para siempre del derecho a que se les haga justicia, no son por su
naturaleza susceptibles de ser resueltos a través de la solución amistosa”.37
La improcedencia del procedimiento de conciliación en caso de
desapariciones forzadas, por su propia naturaleza, parece no presentar
dificultades; en efecto, este eufemismo ha sido utilizado para referirse al arresto
arbitrario de una persona, la cual es llevada a un centro de detención clandestino
para ser torturada e interrogada -después de lo cual frecuentemente se procede
a su eliminación física-, unido a la negativa de responsabilidad de las autoridades
del Estado, como parte de un esfuerzo sistemático para destruir cualquier
evidencia que pueda haber de su detención, lo cual hace prácticamente imposible
todo tipo de control judicial. En estas circunstancias, es evidente que la única
transacción razonable incluye la aparición (preferiblemente con vida) de la
persona desaparecida; al respecto, la Corte Interamericana ha expresado que,
“cuando se denuncia la desaparición forzada de una persona por acción de las
autoridades de un Estado y éste niega que dichos actos se han realizado, resulta
muy difícil lograr un acuerdo amistoso que se traduzca en el respeto de los
derechos a la vida, a la integridad y libertad personales”.38
39 Cfr. el Informe Nº 22/93, caso 9477, Colombia, del 12 de octubre de 1993, párrafo 3, letra a, de la
parte considerativa, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
1993, Secretaría General Organización de los Estados Americanos, Washington, D. C., 1994, p. 82.
40 Cfr. el Informe Nº 23/93, caso 10.456, Colombia, del 12 de octubre de 1993, párrafo 3, letra a, de la
parte considerativa, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
1993, Secretaría General Organización de los Estados Americanos, Washington, D. C., 1994, p. 96.
41 Cfr. el Informe Nº 1/94, caso 10.473, Colombia, del 1 de febrero de 1994, párrafo 5, letra a, de la
parte considerativa, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
1993, Secretaría General Organización de los Estados Americanos, Washington, D. C., 1994, p. 118.
42 Cfr. el Informe Nº 7/94, caso 10.911, El Salvador, del 12 de febrero de 1994, párrafo 4, letra a, de la
parte considerativa, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
1993, Secretaría General Organización de los Estados Americanos, Washington, D. C., 1994, p. 204.
43 Cfr. el Informe Nº 25/94, caso 15.508, Guatemala, del 22 de septiembre de 1994, párrafo 4, letra a,
de la parte considerativa, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
1994, Secretaría General Organización de los Estados Americanos, Washington, D. C., 1995, p. 53.
44 Cfr. el Informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de Colombia y su
referencia al caso de Trujillo, tramitado con el número 11.007, en Informe Anual de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos 1994, Secretaría General Organización de Estados
Americanos, Washington, D. C., 1995, pp. 143 y ss.
45 Cfr. el Acuerdo de las partes en el caso de Eleazar Ramón Mavares (11.068), de fecha 15 de
febrero de 1995 y, sobre este mismo caso, Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe
Nº 8/95, caso 11.068, Venezuela, párrafos 4.29 a 4.32. OEA/Ser/L/V/II.90, doc. 12, del 12 de
septiembre de 1995.
444 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
46 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe N° 28/92, Casos 10.147, 10.181,
10.240, 10.262, 10.309, y 10.311, Argentina, adoptado el 2 de octubre de 1992, en Informe Anual
de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos 1992-1993, Secretaría General de la
Organización de los Estados Americanos, Washington, D. C., 1993, p. 46, párrafo 20.
47 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe N° 29/92, Casos 10.029, 10.036,
10.145, 10.305, 10.372, 10.373, 10.374, y 10.375, Uruguay, adoptado el 2 de octubre de 1992, en
Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos 1992 - 1993, Secretaría
General de la Organización de los Estados Americanos, Washington, D. C., 1993, p. 166, párrafo 18.
48 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe N° 8/91, Caso 10.180, México,
adoptado el 22 de febrero de 1991, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos 1990-1991, Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos,
Washington, D. C., 1991, pp. 261 y 271, párrafos 3 y 36.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 445
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
D.- LA OPORTUNIDAD
EN QUE PROCEDE SU APLICACIÓN
En cuanto a la determinación de la oportunidad en que procede recurrir a
la conciliación, el art. 41 del Reglamento de la Comisión señala que, a fin de
llegar a una solución amistosa del asunto, ya sea por propia iniciativa o a petición
de cualquiera de las partes, la Comisión debe ponerse a disposición de estas
últimas ‘en cualquier etapa del examen de una petición’ o caso. Adicionalmente,
el art. 38 N° 2 del Reglamento dispone que, antes de pronunciarse sobre el
fondo de la petición, la Comisión fijará un plazo para que las partes manifiesten
si tienen interés en iniciar el procedimiento de solución amistosa previsto en el
artículo 41 del Reglamento.
En uso de esta muy amplia atribución, la Comisión ha invitado a las
partes a buscar una solución amistosa incluso en casos cuya tramitación acababa
de iniciarse, lográndose rápidamente dicho acuerdo en una audiencia convocada
para conocer de las medidas cautelares dispuestas por la Comisión.49 A la inversa,
la Comisión también ha planteado la posibilidad de llegar a un arreglo amigable
después de haber adoptado el informe previsto en el art. 50 de la Convención,
como ocurrió por ejemplo en el caso Colotenango,50 o puede plantearlo el
propio Estado luego de la adopción del mencionado informe, como ocurrió, por
ejemplo, en el caso Mavares. 51 Similarmente, en el caso del Tribunal
52 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso del Tribunal Constitucional (Aguirre Roca,
Rey Terry y Revoredo Marsano vs. Perú), sentencia del 31 de enero de 2001, párrafos 9 y 13.
53 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Las Palmeras, sentencia del 6 de diciembre
de 2001, párrafos 10, 11, y 12.
54 Cfr., en este sentido, Francis G. Jacobs, The European Convention on Human Rights, Clarendon
Press, Oxford, 1975, p. 255.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 447
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
evidencia; ciertamente, esa opinión tentativa -si considera que, prima facie,
hay una violación de la Convención- estimulará al gobierno a procurar llegar a
un arreglo amigable antes de que la Comisión emita formalmente sus
conclusiones.
Resulta sintomático que, en la Convención Americana, esta disposición
se haya incluido después de referirse al examen de admisibilidad de la petición
o comunicación, y después de referirse al examen del asunto planteado, para lo
cual la Comisión podrá realizar sus propias investigaciones o pedir a los Estados
interesados cualquier información que estime pertinente. Desde luego, parece
incuestionable que no se puede recurrir a este procedimiento antes de que la
Comisión haya establecido su competencia, o antes de que haya estudiado la
admisibilidad de la petición o comunicación; en este sentido, en un caso en que
no se habían agotado los recursos de la jurisdicción interna y en que el
peticionario propuso se iniciara el procedimiento de reconocimiento de su
inocencia, renunciando a cualquier tipo de indemnización económica, junto
con rechazar la admisibilidad de la petición, la Comisión se pronunció sobre la
improcedencia de su intervención para buscar un arreglo amigable.55
Este procedimiento no parece ser apropiado antes de que se pueda tener
una idea clara de cuáles son los hechos y las posiciones de las partes. Al respecto,
hay que observar que el art. 45, Nº 2, de la versión anterior del Reglamento de
la Comisión indicaba que la Comisión sólo podía ofrecer sus buenos oficios
después de que se hubieran precisado suficientemente las posiciones y
pretensiones de las partes; lo anterior era concordante con la noción de que este
procedimiento procede únicamente después de que se hayan establecido los
hechos o, por lo menos, después de que la Comisión haya dado comienzo a esa
etapa.56 En concordancia con la regla anterior, César Sepúlveda ha observado
que, para que no resulte prematura o ineficaz, la solución amistosa sólo debiera
intentarse cuando se conozcan plenamente las posiciones de las partes, una vez
que la Comisión ha estudiado a fondo el contenido y el alcance de la reclamación,
y que las partes se encuentran plenamente identificadas.57 Por otra parte, la
55 Cfr. la Resolución Nº 24/88, caso 9706, México, del 23 de marzo de 1988, en Informe Anual de la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos 1987 - 1988, Washington, D. C., 1988, pp. 169
a 178.
56 Cfr., en este mismo sentido, su procedencia en el sistema de la Convención Europea, cuyo texto
original, en su art. 28, había previsto que la anterior Comisión primero procedería a determinar los
hechos y, “al propio tiempo, se pondrá a disposición de los interesados, a fin de llegar a un arreglo
amistoso del asunto...”
57 Cfr. El procedimiento de solución amistosa ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos,
en Derechos Humanos en las Américas, homenaje a la memoria de Carlos A. Dunshee de Abranches,
Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Washington, D. C. 1984, p. 247.
448 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
58 Cfr., por ejemplo, Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Resolución Nº 5/85, caso
Nº 7956 (Honduras), del 5 de marzo de 1985, párrafo 7, en Informe Anual de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos 1984-1985, Secretaría General de la Organización de los
Estados Americanos, Washington, D. C., 1985, pp. 109 y sig.
59 Cfr. el caso Colotenango en el Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos - 1996, Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos, Washington
D. C., 1997, pp. 546 a 551, y el caso Mavares, en el Informe Anual de la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos - 1997, Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos,
Washington D. C., 1997, pp. 869 a 908, párrafo 137.
60 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Cantoral Benavides. Excepciones
preliminares, sentencia del 3 de septiembre de 1998, párrafo 7.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 449
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
65 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Ivcher Bronstein (Baruch Ivcher Bronstein
vs. Perú), sentencia del 6 de febrero de 2001, párrafo 78.
66 Cfr. el art. 45, número 2, del Reglamento de la Comisión.
67 Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe Nº 22/93, caso 9477, Colombia, 12 de
octubre de 1993, párrafo 3, letra a, de la parte considerativa, en Informe Anual de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos 1993, Secretaría General Organización de los Estados
Americanos, Washington, D. C., 1994, p. 82. También, y a título meramente ilustrativo, Informe
Nº 32/93, caso 10.456, Colombia, 12 de octubre de 1993, párrafo 3, letra a, de la parte considerativa,
op. cit., p. 96; Informe Nº 1/94, caso 10.473, Colombia, 1 o de febrero de 1994, párrafo 5, letra a,
op. cit., p. 118; e Informe Nº 24/93, caso 10537, Colombia, 12 de octubre de 1993, párrafo 3, letra a,
de la parte considerativa, op. cit., p. 137.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 451
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
68 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Caballero Delgado y Santana. Excepciones
preliminares, sentencia del 21 de enero de 1994, párrafos 19 y 20.
69 Ibíd, párrafo 21.
70 Cfr. ibíd, párrafos 29 y 30.
71 Cfr., por ejemplo, Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe Nº 22/94, caso 11.012,
Argentina, solución amistosa, 20 de septiembre de 1994, en Informe Anual de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos: 1994, Secretaría General Organización de los Estados
Americanos, Washington, D. C., 1995, p. 42, párrafos 10 y 11.
452 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
F.- SU PROCEDIMIENTO
La convención no proporciona ninguna orientación sobre la forma cómo
la Comisión y las partes deben proceder en esta etapa. Si bien algunos de los
aspectos procesales que es indispensable resolver han sido regulados ya sea por
el Estatuto de la Comisión o por el Reglamento de la misma, no es menos cierto
que, lamentablemente, estas disposiciones dejan lagunas importantes, o carecen
de la precisión que sería deseable. En particular, no hay una indicación precisa
de las atribuciones que le corresponden a la Comisión en el curso de este
procedimiento, o de los lapsos que habría que observar; en todo caso, aunque es
indudable que la Comisión puede propiciar el diálogo entre las partes y que
incluso pueda formular proposiciones concretas con miras a una solución
amistosa, ninguna disposición de la Convención la autoriza para dictar los
términos de la misma.
Al aceptar actuar como órgano de solución amistosa, la Comisión podrá
encomendar a uno o más de sus miembros la tarea de facilitar la negociación
entre las partes. En la práctica, la Comisión designa -o se le solicita que designe-
a uno de sus miembros para que coordine las negociaciones entre las partes y
contribuya a facilitar una eventual conciliación.73 Este procedimiento supone
la realización de numerosas reuniones entre las partes, con o sin la presencia
72 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas
Tingni vs. Nicaragua, sentencia del 31 de agosto de 2001, párrafos 9 y 11.
73 Cfr., por ejemplo, Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe Nº 22/94, caso 11.012,
Argentina, solución amistosa, 20 de septiembre de 1994, en Informe Anual de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos: 1994, Secretaría General Organización de los Estados
Americanos, Washington, D. C., 1995, p. 42, párrafo 11.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 453
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
76 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe Nº 10/95, Caso 10.580, Ecuador,
adoptado el 12 de septiembre de 1995, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos, 1995, Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos,
Washington, D. C., 1996, pp. 90 y sig., párrafo 7 de la parte considerativa.
77 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas
Tingni vs. Nicaragua, sentencia del 31 de agosto de 2001, párrafo 48.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 455
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
80 Cfr. el informe N° 31/97, del 14 de octubre de 1997, en el caso N° 11.217, Paulo C. Guardatti contra
Argentina, en el Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos - 1997,
Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos, Washington, D. C., 1998,
pp. 237 a 245, párrafo 19.
81 Cfr. ibíd, párrafos 20 y 21.
82 Cfr. ibíd, párrafos 29 a 32.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 457
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
H.- SU NECESIDAD
DE APROBACIÓN POSTERIOR
Aunque el propósito de este procedimiento es evitar una decisión de
carácter jurisdiccional, procurando que las partes lleguen a un arreglo amigable,
no basta con que dicha solución sea aceptable para ellas sino que tiene que
contar con la aprobación de la Comisión. En efecto, de acuerdo con la
Convención, la Comisión no puede refrendar cualquier tipo de avenimiento al
que pueda llegar el peticionario con el Estado denunciado; cuando las partes
logren llegar a una solución amistosa, ésta sólo puede ser aceptada por la
Comisión si ella está fundada en el respeto a los derechos humanos reconocidos
en la Convención,83 de manera que satisfaga el interés general que ésta persigue.
Según el art. 41 N° 5 del Reglamento de la Comisión, la solución amistosa
deberá fundarse en el respeto de los derechos humanos reconocidos en la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, la Declaración Americana
de los Derechos y Deberes del Hombre, y otros instrumentos aplicables. Sin
embargo, el Reglamento de la Comisión no contiene ninguna orientación precisa
en cuanto a los elementos que debe reunir un acuerdo para resultar aceptable.
En realidad, independientemente de su utilidad práctica, cabe preguntarse hasta
qué punto el respeto por los derechos humanos puede ser compatible con
soluciones de compromiso, alcanzadas al margen de un procedimiento de
naturaleza jurisdiccional.
En el caso planteado por el periodista Horacio Verbitsky, antes de dar su
aprobación al acuerdo alcanzado por las partes, la Comisión examinó los
términos del mismo para asegurarse de su compatibilidad con la Convención,
observando que éste eliminaba una base legal para la restricción indebida -en
casos futuros- de un derecho consagrado por la Convención;84 por el contrario,
en el caso de una persona que había sido expulsada de su país por considerarla
extranjera, no se prestó suficiente atención al interés general y, previo
consentimiento del peticionario, la Comisión aceptó como compatible con el
respeto a los derechos humanos la disposición del gobierno de permitirle al
85 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Resolución Nº 5/85, caso Nº 7956 (Honduras),
del 5 de marzo de 1985, párrafos 1, 2, y 3 de la parte considerativa, y párrafo 4 de la parte resolutiva,
en Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos 1984-1985 ,
Washington, D. C., 1985, pp. 115 y sig.
86 Cfr., por ejemplo, Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe N 1/93, Informe sobre
solución amistosa respecto de los casos 10.288, 10.310, 10.436, 10.496, 10.631, y 10.771, Argentina,
3 de marzo de 1993, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos,
1992 - 1993, Secretaría General, Organización de los Estados Americanos, Washington, D. C., 1993,
pp. 36 a 41.
87 Cfr., por ejemplo, Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe Nº 1/93, Informe sobre
solución amistosa respecto de los casos 10.288, 10.310, 10.436, 10.496, 10.631 y 10.771, Argentina,
adoptado el 3 de marzo de 1993, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos 1992 - 1993, Washington, D. C., 1993, pp. 36 a 41.
88 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe Nº 22/94, caso 11.012, Argentina,
solución amistosa, 20 de septiembre de 1994, en Informe Anual de la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos 1994, Secretaría General Organización de Estados Americanos, Washington,
D. C., 1995, p. 42, párrafos 9, 14, y 20 punto ii.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 459
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
I.- LA CONCLUSIÓN
DEL PROCEDIMIENTO DE CONCILIACIÓN
Atendiendo al tenor del art. 49 de la Convención, si las partes han logrado
llegar a un arreglo satisfactorio, y siempre que éste sea compatible con el respeto
a los derechos humanos, la Comisión debe redactar un informe conteniendo
una breve exposición de los hechos y de la solución alcanzada, el cual será
transmitido a las ‘partes interesadas’ y al Secretario General de la Organización
de Estados Americanos para su publicación.89 El art. 41 N° 5 del Reglamento
dispone que ese informe será publicado por la Comisión.
Las características de este informe tienen que ver con el propósito del
procedimiento de conciliación, el cual persigue evitar no sólo una decisión
judicial sino un pronunciamiento de la Comisión sobre los hechos objeto de la
petición o comunicación; sobre este particular, resulta oportuno recordar que,
en opinión de la Corte, la Convención contempla un mecanismo de intensidad
creciente, diseñado para estimular al Estado para que coopere en la solución del
caso, y ofreciendo al reclamante la posibilidad de obtener un remedio apropiado,
de una manera rápida y sencilla.90 Se supone que la ausencia de una decisión
que pueda atribuir a esos hechos el carácter de una violación de la Convención
debería actuar como un incentivo para que el Estado denunciado muestre una
buena disposición a buscar una solución amistosa. Sin embargo, a pesar de los
términos precisos del art. 49 de la Convención, la Comisión no siempre ha
podido evitar emitir un pronunciamiento sobre los hechos que han servido de
base al acuerdo alcanzado por las partes; en efecto, en el caso del periodista
Horacio Verbitsky, no obstante haber llegado a una solución amistosa con el
gobierno de Argentina, la Comisión no resistió la tentación de indicar que la
derogación de la figura del desacato -en el contexto de ese caso- resultaba en la
conformidad del Derecho argentino con la Convención, ya que eliminaba una
base legal para la restricción gubernamental de la libertad de expresión
consagrada en ésta, agregando que en el caso en que una ley resulte incompatible
con la Convención el Estado está obligado, de conformidad con el art. 2, a
89 Art. 45, párrafo 6, del Reglamento de la Comisión. El texto de esta disposición difiere del art. 49 de
la Convención, el cual requiere que este informe sea transmitido “al peticionario y a los Estados
partes” en la Convención.
90 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez. Excepciones
preliminares, sentencia del 26 de junio de 1987, párrafo 60; Caso Fairén Garbi y Solís Corrales.
Excepciones preliminares, sentencia del 26 de junio de 1987, párrafo 60; y Caso Godínez Cruz.
Excepciones preliminares, sentencia del 26 de junio de 1987, párrafo 63.
460 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
adoptar las medidas legislativas que fueren necesarias para hacer efectivos los
derechos y libertades garantizados por la Convención.91
En cuanto a la publicación del informe, aunque, en principio, éste se
transmite al Secretario General de la OEA para que sea éste quien proceda a la
misma, la Comisión también puede decidir publicarlo en el Informe anual que
somete a la Asamblea General.92
Aunque ni la Convención ni el Reglamento de la Comisión señalan un
plazo para la elaboración de este informe, se supone que el mismo deberá
evacuarse dentro de un lapso razonable, que no comprometa la ejecución del
acuerdo logrado y que, en todo caso, no exceda del plazo estipulado para la
elaboración del informe previsto en el art. 50 en caso de no llegarse a una solución
amistosa.
De acuerdo con el art. 23, Nº 2, del Estatuto de la Comisión, de no llegarse
a un arreglo amigable, la Comisión redactará, dentro del plazo de 180 días, el
informe a que hace referencia el art. 50 de la Convención.
1.- LA OBLIGATORIEDAD
DEL ACUERDO ALCANZADO
91 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe Nº 22/94, caso 11.012, Argentina,
solución amistosa, 20 de septiembre de 1994, en Informe Anual de la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos: 1994, Secretaría General Organización de los Estados Americanos,
Washington, D. C., 1995, p. 42, párrafos 21 y 22.
92 Cfr. ibíd, párrafo 24.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 461
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
2.- LA SUPERVISIÓN
DE SU CUMPLIMIENTO
93 Cfr. el Informe N° 31/97, caso 11.217, Paulo C. Guardatti / Argentina, del 14 de octubre de 1997,
párrafos 19, 26, 27, y 28, en el Informe Anual de la Comisión Interamericana - 1997, Secretaría
General de la Organización de los Estados Americanos, Washington, D. C., 1998, pp. 237 a 245.
Con posterioridad, los peticionarios remitieron una nueva comunicación a la Comisión, desistiendo
de su objeción inicial y solicitándole que aprobara la solución amistosa alcanzada en este caso.
462 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
96 Cfr. el Informe N° 31/97, caso 11.217, Paulo C. Guardatti / Argentina, del 14 de octubre de 1997,
párrafos 41, 42, 43, y 45 letra B), en el Informe Anual de la Comisión Interamericana - 1997,
Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos, Washington, D. C., 1998, pp. 237
a 245.
97 Cfr. el Informe N° 19/97, caso 11.212, Solución amistosa / Guatemala, del 13 de marzo de 1997,
párrafo 18, en el Informe Anual de la Comisión Interamericana - 1996, Secretaría General de la
Organización de los Estados Americanos, Washington, D. C., 1997, pp. 546 a 551.
98 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Maqueda, resolución del 17 de enero de
1995, párrafo 3 de la parte dispositiva.
464 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 465
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
Capítulo X
LA DECISIÓN DE LA COMISIÓN
A.- LA DECISIÓN
RESPECTO DE ESTADOS NO PARTES
Para los Estados miembros del sistema interamericano que no han
ratificado la Convención, el pronunciamiento de la Comisión se emite en una
sola etapa, que no presenta dificultades prácticas. Si establece que no hubo
466 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
B.- LA DECISIÓN
RESPECTO DE ESTADOS PARTES
En lo que concierne a los Estados partes en la Convención, esta fase del
procedimiento, que se encuentra regulada por los artículos 50 y 51 de la
1.- EL CONTENIDO
DE LOS ARTÍCULOS 50 Y 51
4 Cfr. su prólogo al libro de Mónica Pinto, La denuncia ante la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos, Editores del Puerto s.r.l., Buenos Aires, 1993, p. 18.
5 El procedimiento de solución amistosa ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en
Derechos Humanos en las Américas, homenaje a la memoria de Carlos A. Dunshee de Abranches,
Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Washington, D. C., 1984, p. 247.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 469
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
Para entender estas dos disposiciones hay que remitirse a sus antecedentes,
cuyo origen se encuentra en los arts. 31 y 32 del Convenio Europeo para la
Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales. De
acuerdo con lo establecido por este convenio, para el evento de no haberse
llegado a un arreglo amigable, se contempla la elaboración de un informe por
parte de la Comisión, el cual se transmite al Comité de Ministros y a los Estados
interesados, y en el que se hacen constar los hechos y el dictamen de la Comisión
sobre si ellos constituyen o no una violación de las obligaciones que le incumben
al Estado en materia de derechos humanos; una vez que han transcurrido tres
meses desde la fecha en que ese informe fue transmitido al Comité de Ministros
sin que la Comisión haya ejercido su facultad de someter el caso a la Corte,
corresponde al Comité de Ministros decidir si ha habido una violación de la
Convención. En consecuencia, no resulta difícil percibir que allí se contemplan
dos pronunciamientos diferentes, porque intervienen dos órganos distintos.
Por el contrario, en la Convención Americana no se ha previsto la
intervención de un órgano político, equivalente al Comité de Ministros del
Consejo de Europa; de manera que, para el evento de que el asunto no sea
remitido a la Corte, se encomendó a la propia Comisión adoptar una decisión
definitiva sobre dicho caso -si la Comisión lo considera conveniente y se dan
los otros presupuestos procesales-, la cual se reflejaría en un segundo informe,
al cual se refiere el art. 51. De cualquier modo, el lapso transcurrido entre uno y
otro informe supone un cambio en las circunstancias que, probablemente, el
segundo informe tomará en consideración.
7 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Caballero Delgado y Santana, Excepciones
preliminares, sentencia del 21 de enero de 1994, párrafos 19, y 32 y siguientes.
8 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Ciertas atribuciones de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos (Arts. 41, 42, 46, 47, 50 y 51 de la Convención Americana
sobre Derechos humanos), Opinión Consultiva OC-13/93, del 16 de julio de 1993.
9 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Informes de la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos (Art. 51. Convención Americana sobre Derechos Humanos), Opinión
Consultiva OC-15/97, del 14 de noviembre de 1997.
10 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Ciertas atribuciones de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos (Arts. 41, 42, 46, 47, 50 y 51 de la Convención Americana
sobre Derechos humanos), Opinión Consultiva OC-13/93, del 16 de julio de 1993, párrafos
42 a 55.
11 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez. Excepciones
preliminares, sentencia del 26 de junio de 1987, párrafo 67, Caso Fairén Garbi y Solís Corrales.
Excepciones preliminares, sentencia del 26 de junio de 1987, párrafo 67, y Caso Godínez Cruz.
Excepciones preliminares, sentencia del 26 de junio de 1987, párrafo 70.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 471
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
17 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Barrios Altos (Chumbipuma Aguirre y
otros vs. Perú), sentencia del 14 de marzo de 2001, párrafo 17.
18 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Cantoral Benavides. Excepciones
preliminares, sentencia del 3 de septiembre de 1998, párrafo 7.
19 Posteriormente identificado por la Corte como el Caso del Caracazo.
474 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
a) Su contenido
20 En una interpretación que no compartimos, César Sepúlveda ha sugerido que este informe requeriría
la unanimidad de los miembros de la Comisión. Esta conclusión no corresponde al tenor literal del
art. 50 y, además, es contradictoria con la naturaleza obligatoria de este informe, que sería muy
difícil de adoptar si para ello fuera necesario contar con la unanimidad de los miembros de la Comisión;
además, no tendría sentido que se permitiera agregar a dicho informe la opinión separada de quienes
no lo compartan. Cfr., El procedimiento de solución amistosa ante la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos, en Derechos Humanos en las Américas, homenaje a Carlos A. Dunshee de
Abranches, Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Washington, D. C., 1984, p. 248.
21 César Sepúlveda sugiere que la Comisión puede escalonar y graduar el cumplimiento de esas
proposiciones y recomendaciones, de manera que puedan cumplirse unas antes que otras, dejando
las más difíciles de atender para el final, y combinando su cumplimiento con el nuevo plazo que
podrá otorgarle de acuerdo con el art. 51, párrafo 2. El procedimiento de solución amistosa ante la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en Derechos Humanos en las Américas, homenaje
a Carlos A. Dunshee de Abranches, Comisión Interamericana de Derechos Humanos,
Washington, D. C., 1984, p. 248.
22 Cfr., en este sentido, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Neira Alegría y otros,
Excepciones preliminares, sentencia del 11 de diciembre de 1991, párrafo 34, Caso Cayara.
Excepciones preliminares, sentencia del 3 de febrero de 1993, párrafo 38, Caso Caballero Delgado
y Santana. Excepciones preliminares, sentencia del 21 de enero de 1994, párrafo 54, y Ciertas
atribuciones de la Comisión Interamericana (Arts. 41, 42, 46, 47, 50 y 51 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos), Opinión Consultiva OC-13/93, del 16 de julio de 1993,
párrafo 51.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 475
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
b) Su obligatoriedad
26 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Resolución Nº 25/81, caso 3102 (Jamaica),
del 25 de junio de 1981, y Resolución Nº 24/81, caso 3115 (Jamaica), del 25 de junio de 1981, en
Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos: 1981-1982, Washington,
D. C., 1982, pp. 91 a 95. También, Resolución Nº 13/84, caso Nº 9054 (Jamaica), del 3 de octubre de
1984, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos: 1984-1985,
Washington, D. C., 1985, pp. 116 a 118.
27 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe Nº 90/90, caso 9893, Uruguay,
adoptado el 3 de octubre de 1990, párrafo 3 de la parte dispositiva, en Informe Anual de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos 1990-1991, Washington, D. C., 1991, p. 95.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 477
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
c) Su denominación
d) Su confidencialidad
30 Cfr., por ejemplo, Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe Nº 75/90, caso 10.163,
Perú, párrafo 11 de la parte considerativa, Informe Nº 76/90, caso 10.202, Perú, párrafo 11 de la
parte considerativa, Informe Nº 77/90, caso 10.203, Perú, párrafo 11 de la parte considerativa, Informe
Nº 78/90, caso 10.444, Perú, párrafo 11 de la parte considerativa, Informe Nº 79/90, caso 10.460,
Perú, párrafo 11 de la parte considerativa, Informe Nº 80/90, caso 10.461, Perú, párrafo 11 de la
parte considerativa, Informe Nº 81/90, caso 10.463, Perú, párrafo 11 de la parte considerativa, e
Informe Nº 82/90, caso 10.464, Perú, párrafo 11 de la parte considerativa, todos en Informe Anual
de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos 1990 - 1991, Washington, D. C., 1991,
pp. 387 a 421.
31 Es oportuno resaltar que, si bien no parece ser ese su propósito, de la referencia que esta disposición
hace a los ‘Estados interesados’ podría inferirse que ella se refiere únicamente a casos contenciosos
entre Estados.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 479
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
e) Su reconsideración
42 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe Nº 27/94, caso 11.084, Perú, del 30
de noviembre de 1994, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
1994, Secretaría General Organización de los Estados Americanos, Washington, D. C., 1995, p. 128.
43 Cfr. ibíd, p. 129.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 483
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
44 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Baena Ricardo y otros (270 trabajadores
vs. Panamá), sentencia del 2 de febrero de 2001, párrafos 12 y 185.
484 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
5.- EL PROPÓSITO Y
NATURALEZA DEL LAPSO DE TRES MESES
47 Cfr., en este sentido, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez.
Excepciones Preliminares, sentencia del 26 de junio de 1987, párrafo 60; Caso Fairén Garbi
y Solís Corrales. Excepciones Preliminares, sentencia del 26 de junio de 1987, párrafo 60; y Caso
Godínez Cruz. Excepciones Preliminares, sentencia del 26 de junio de 1987, párrafo 63.
48 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Ivcher Bronstein (Baruch Ivcher Bronstein
vs. Perú), sentencia del 6 de febrero de 2001, párrafos 50 y 51.
49 Ibíd, párrafos 62, 62, y 65, respectivamente. Las cursivas son del autor de estas líneas. La Corte se
refiere incorrectamente a un informe que se transmite ‘a las partes’, no obstante que el art. 50 señala
que éste sólo se transmitirá a ‘los Estados interesados’.
50 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Constantine y otros vs. Trinidad y Tobago.
Excepciones preliminares, sentencia del 1 de septiembre de 2001, párrafo 40, y Caso Benjamin y
otros vs. Trinidad y Tobago. Excepciones preliminares, sentencia del 1 de septiembre de 2001,
párrafo 40.
486 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
51 Cfr., por ejemplo, el Informe de la Comisión en el caso Loayza Tamayo, adoptado con el Nº 20/94,
de fecha 26 de septiembre de 1994, en cuyo párrafo 2 de su parte dispositiva se recomienda al
Estado peruano que, en consideración al análisis de los hechos y del Derecho realizado por la
Comisión, proceda ‘de inmediato’ a dejar en libertad a María Elena Loayza Tamayo. Citado en,
Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Loayza Tamayo. Excepciones preliminares,
sentencia del 31 de enero de 1996, párrafo 18.
52 Cfr., por ejemplo, el Informe de la Comisión en el Caso Paniagua Morales y otros, originado en la
petición Nº 10.154, de fecha 23 de septiembre de 1994, cuyo párrafo 5 de la parte dispositiva le
otorga al Estado un plazo de 60 días para implementar las recomendaciones contenidas en el informe.
Citado en, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Paniagua Morales y otros.
Excepciones preliminares, sentencia del 25 de enero de 1996, párrafo 20. También, el Informe de
la Comisión en el caso Castillo Páez, originado en la denuncia Nº 10.733, de fecha 13 de octubre de
1994, en cuyo párrafo 3 de la parte resolutiva se recomienda al Estado peruano que, en consideración
al análisis realizado por la Comisión, en un plazo no mayor de cuarenta y cinco días, realice una
nueva investigación sobre los hechos denunciados, determine el paradero de la víctima, y proceda a
identificar y sancionar a los responsables de la desaparición de Ernesto Castillo Páez. Citado en,
Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Castillo Páez. Excepciones preliminares,
sentencia del 30 de enero de 1996, párrafo 20.
53 Cfr., por ejemplo, el Informe de la Comisión en el caso Castillo Páez, aprobado con fecha 26 de
septiembre de 1994, con el Nº 19/94, que confiere al Estado un plazo de sesenta días para que
informe sobre el resultado de sus recomendaciones. Citado en, Corte Interamericana de Derechos
Humanos, Caso Castillo Páez. Excepciones preliminares, sentencia de 30 de enero de 1996, párrafo
20. También, el Informe de la Comisión en el caso Loayza Tamayo, aprobado el 26 de septiembre de
1994, con el Nº 20/94, en que solicita al gobierno del Perú que informe a la Comisión, dentro del
plazo de treinta días, sobre las medidas que se hubieren adoptado en el presente caso, de conformidad
con las recomendaciones de la Comisión. Citado en, Corte Interamericana de Derechos Humanos,
Caso Loayza Tamayo. Excepciones preliminares, sentencia del 31 de enero de 1996, párrafo 18.
54 El caso Hilaire fue sometido a la Corte antes de que transcurriera un mes de la notificación del
informe final. Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Hilaire vs. Trinidad y Tobago.
Excepciones preliminares, sentencia del 1 de septiembre de 2001, párrafos 10 y 16.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 487
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
58 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Las Palmeras, sentencia del
6 de diciembre de 2001, párrafo 11.
59 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Ivcher Bronstein. Competencia, sentencia
del 24 de septiembre de 1999, párrafos 12 y 13.
60 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso del Tribunal Constitucional. Competencia,
sentencia del 24 de septiembre de 1999, párrafo 16.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 489
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
6.- LA NATURALEZA
DEL INFORME DEL ARTÍCULO 51
62 Cfr., en este sentido, la opinión de César Sepúlveda, El procedimiento de solución amistosa ante la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en Derechos Humanos en las Américas, homenaje
a Carlos A. Dunshee de Abranches, Comisión Interamericana de Derechos Humanos,
Washington, D. C., 1984, p. 248.
63 Cfr., por ejemplo, Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe Nº 5/91, relativo a los
informes preliminares en varios casos en contra de Guatemala, adoptado el 15 de febrero de 1991,
en Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos 1990-1991 ,
Washington, D. C., 1991, p. 119.
64 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Castillo Petruzzi y otros, sentencia de 30
de mayo de 1999, párrafo 212.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 491
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
65 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe Nº 1/92, Caso 10.235, Colombia,
adoptado el 6 de febrero de 1992, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos 1991, Washington, D. C., 1992, p. 76, párrafo 3 de la parte resolutiva.
66 Cfr., por ejemplo, Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe Nº 1/92, Caso 10.235,
Colombia, adoptado el 6 de febrero de 1992, en Informe Anual de la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos 1991, Washington, D. C., 1992, p. 44.
67 Cfr., por ejemplo, Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe Nº 9/94, Casos 11.105,
11.107, 11.110, 11.111, 11.112, 11.113, 11.114, 11.118, 11.120, 11.122 y 11.102, Haití, adoptado el
1o de febrero de 1994, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
1993, Washington, D. C., 1994, p. 311.
68 Cfr., por ejemplo, Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe N° 5/94, Caso 10.574,
El Salvador, adoptado el 1o de febrero de 1994, en Informe Anual de la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos 1993, Washington, D. C., 1994, p. 190, párrafo 6 de las conclusiones.
69 Cfr. ibíd, párrafo 5 de las conclusiones.
492 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
71 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe 74/90, caso 9850, Argentina, adoptado
el 4 de octubre de 1990, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
1990-1991, Washington, D. C., 1991, pp. 43 a 80.
72 Cfr. ibídem.
73 Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe Nº 90/90, caso 9893, Uruguay, adoptado
el 3 de octubre de 1990, párrafo 4 de la parte dispositiva, en Informe Anual de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos 1990 -1991, Washington, D. C., 1991, p. 95.
494 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
De una primera lectura del art. 51, se infiere que con este segundo informe
se cierra definitivamente el caso. Pero la historia del caso Martorell y el dictamen
consultivo OC-15 de la Corte sugieren algo diferente. En efecto, en el caso
Martorell, con fecha 14 de septiembre de 1995, la Comisión aprobó, de acuerdo
con el art. 50 de la Convención, el Informe 20/95 y lo transmitió al Estado de
Chile, el cual le dio respuesta el 8 de febrero de 1996; el 19 de marzo de 1996 la
Comisión puso en conocimiento de Chile un segundo Informe, con el N° 11/96,
indicándole que éste había recibido su aprobación final y que se había ordenado
su publicación.77 Obviamente este último era el informe previsto en el art. 51
de la Convención, con el que teóricamente se daba por concluido el caso. Sin
embargo, el 2 de abril de 1996 la Comisión le informó al Estado que, en vista de
información sobre nuevos hechos que le había sido suministrada por los
peticionarios, había acordado posponer la publicación del informe 11/96;
posteriormente, con fecha 3 de mayo de 1996, la Comisión adoptó un nuevo
informe, el cual le fue transmitido al Estado señalando que se trataba de una
74 Cfr., por ejemplo, los informes Nº 54/90, en el caso 9933, 55/90, en el caso 9935, 56/90, en el caso
9936, 57/90, en el caso 9946, 58/90, en el caso 9948, 59/90, en el caso 9955, 60/90, en el caso 9956,
y 61/90, en el caso 9960, todos contra Guatemala, en Informe Anual de la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos 1990-1991, Washington, D. C., 1991, pp. 139 a 170.
75 Cfr., por ejemplo, Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe N° 3/92, Caso 10.003,
El Salvador, adoptado el 4 de febrero de 1992, en Informe Anual de la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos 1991, Washington, D. C., 1992, p. 89, párrafo 5 de la parte resolutiva.
76 Cfr., por ejemplo, Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe N° 1/94, Caso 10.473,
Colombia, adoptado el 1o de febrero de 1994, en Informe Anual de la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos 1993, Washington, D. C., 1994, p. 123, párrafo 4 de las conclusiones.
77 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Informes de la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos (Art. 51 Convención Americana sobre Derechos Humanos), Opinión
Consultiva OC-15/97, de 14 de noviembre de 1997, párrafo 2 a).
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 495
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
copia del Informe anterior con las modificaciones que había aprobado la
Comisión.78 Según el gobierno de Chile, la posibilidad de revisar y enmendar
un informe final ya adoptado por la Comisión no está contemplada en los
artículos 50 y 51 de la Convención, ni tampoco puede inferirse de su texto; por
el contrario, tal proceder constituiría un serio atentado a la seguridad jurídica
que el sistema requiere. 79 En el mismo sentido, según lo expresado por el
gobierno de Guatemala, una vez que la Comisión ha adoptado los dos informes
a que se refieren los artículos 50 y 51 de la Convención, no tiene facultad legal
para emitir un tercer informe, que modifique el informe descrito por el art. 51,
particularmente cuando este último había sido notificado al Estado como un
informe definitivo, por lo que un nuevo informe no surtiría ningún efecto.80
En opinión de la Comisión, de acuerdo con su interpretación de los
párrafos 2 y 3 del art. 51 de la Convención, y según la doctrina expuesta por la
propia Corte en su opinión consultiva OC-13/93, en circunstancias restrictas
(sic) y justificadas, resulta permisible introducir modificaciones a un informe
aprobado de acuerdo con el art. 51, antes de proceder a su publicación.81 Pero
la consulta del Estado se refería a la competencia de la Comisión para modificar
‘sustancialmente’ el informe del art. 51, al cual calificaba como ‘definitivo’.82
En cuanto al carácter definitivo del informe del art. 51, al referirse a los
informes previstos en los artículos 50 y 51, la misma Corte había expresado que
el primero de ellos tendría carácter preliminar y el otro definitivo.83 Sin embargo,
en fecha más reciente este mismo tribunal ha sostenido que, en ese contexto, las
expresiones ‘preliminar’ y ‘definitivo’ son términos puramente descriptivos,
que no establecen categorías jurídicas de informes, las cuales no están previstas
en la Convención.84
En segundo lugar, en cuanto a la modificación del informe, la Corte ha
sostenido que, aun cuando la Convención no prevé la posibilidad de que la
Comisión modifique el segundo informe al que hace referencia el art. 51, tampoco
lo prohíbe; 85 la Corte acepta que hay supuestos excepcionales que harían
admisible que la Comisión procediera a hacer una modificación del citado
informe: a) uno sería el cumplimiento parcial o total de las recomendaciones y
conclusiones contenidas en ese informe; b) otro sería la existencia en el informe
de errores materiales sobre los hechos del caso, y c) finalmente, otra hipótesis
sería el descubrimiento de hechos que no fueron conocidos en el momento de
emitirse el informe y que tuvieron una influencia decisiva en el contenido del
mismo. Pero eso implica que no se puede abrir el debate sobre los mismos
hechos anteriores ni sobre las consideraciones de Derecho. 86 Citando su
sentencia en el caso Cayara, la Corte recuerda que, refiriéndose al período de
preclusión para someter un caso a la Corte, ella señaló la necesidad del justo
equilibrio que debe existir en el procedimiento del sistema interamericano de
protección de los derechos humanos, y que consideraciones de la misma o similar
naturaleza serían aplicables en relación con el período posterior, cuando ya no
existe posibilidad de que la Comisión o el Estado involucrado sometan el caso
a la Corte; en esa etapa la Comisión continúa conociendo del caso, como único
órgano convencional que puede hacerlo. Pero, en estas circunstancias, los actos
de la Comisión deben responder a los siguientes criterios: a) el principio general
de que sus actos deben ser equitativos e imparciales respecto de las partes
interesadas, b) el mandado establecido en el art. 41 de la Convención, según el
cual la Comisión tiene la función principal de promover la observancia y la
defensa de los derechos humanos, y c) sus atribuciones, según el art. 41 letra b)
de la Convención, que le permiten formular recomendaciones, ‘cuando lo estime
conveniente’, a los gobiernos de los Estados miembros para que adopten medidas
progresivas en favor de los derechos humanos, dentro del marco de sus leyes
internas y de sus preceptos constitucionales, al igual que disposiciones apropiadas
para fomentar el debido respeto a esos derechos.87
91 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe N° 24/92, Casos 9328, 9329, 9742,
9884, 10.131, 10.193, 10.230, 10.429, 10.469, (Costa Rica), Derecho de revisión de fallo penal,
adoptado el 2 de octubre de 1992, en el Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos, 1992-1993, p. 81, párrafo 10.
92 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe Nº 9/94, Casos 11.105, 11.107, 11.110,
11.111, 11.112, 11.113, 11.114, 11.118, 11.120, 11.122 y 11.102, Haití, Informe N° 10/94, Casos
11.106, 11.109, 11.108, 11.115, 11.119 y 11.121, Haití, e Informe 11/94, Caso 11.128, Haití, todos
adoptados el 1o de febrero de 1994, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos, 1993 , Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos,
Washington, D. C., 1994, pp. 308 a 334.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 499
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
93 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe Nº 1/92, Caso 10.235, Colombia,
adoptado el 6 de febrero de 1992, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos, 1991 , Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos,
Washington, D. C., 1992, pp. 44, 69, y 75.
500 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
94 Cfr., por ejemplo, Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe Nº 15/95, Caso 11.010,
Colombia, adoptado el 13 de septiembre de 1995, en Informe Anual de la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos, 1995, Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos,
Washington, D. C., 1996, p. 78, párrafo 7 de las conclusiones.
95 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe N° 27/92, Caso 10.957, México,
adoptado el 28 de septiembre de 1992, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos 1992-1993, Washington, D. C., 1993, p. 121, nota a pie de página.
96 Helio Bicudo, Cumplimiento de las sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y
de las recomendaciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en El Sistema
Interamericano de Protección de los Derechos Humanos en el Umbral del Siglo XXI, Corte
Interamericana de Derechos Humanos, San José de Costa Rica, 2001, p. 230.
97 Cfr., por ejemplo, el art. 2 N° 1 de la Carta de las Naciones Unidas.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 501
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
98 Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe Nº 8/91, caso 10.180, México, adoptado
el 22 de febrero de 1991, párrafos 52 y 53 de las conclusiones, en Informe Anual de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos 1990-1991, Washington, D. C., 1991, pp. 275 y sig.
502 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
abordar este punto tampoco se puede perder de vista cuál es el objeto y fin de la
Convención, y el deber que tienen los Estados partes en ella de cumplir de
buena fe con los compromisos adquiridos, sin omitir el deber de cooperar con
los órganos a que se ha encomendado la función de velar por el respeto y garantía
de los derechos humanos. No siempre los Estados han mostrado buena
disposición para cumplir con las recomendaciones contenidas en el informe de
la Comisión; en realidad, en algunos casos, sin que exista ninguna norma de la
Convención que se lo permita, el Estado denunciado ha ‘rechazado’ ese
informe,99 desconociendo la competencia que, según el art. 33 de la Convención,
los propios Estados partes le han conferido a la Comisión. En otros casos el
Estado ha respondido a ese informe,100 ignorando que la única respuesta posible
es que el Estado indique la forma en que ha dado cumplimiento a las
recomendaciones de la Comisión o, en su defecto, manifestar su desacuerdo
sometiendo el caso a la Corte para que sea ésta la que decida.
En su alegato final en el caso Caballero Delgado y Santana, la Comisión
se pronunció implícitamente por el carácter vinculante de sus decisiones, al
pedir a la Corte que, con base en el principio pacta sunt servanda, declarara que
el gobierno de Colombia había violado el art. 51, Nº 2, de la Convención, al
incumplir deliberadamente las recomendaciones formuladas por la Comisión.101
Luego de recordar que el informe previsto en el art. 51 sólo es procedente cuando
el caso no se ha sometido a la Corte -lo cual sí había ocurrido en el presente
caso-, la Corte señaló que el término “recomendaciones” usado por la
Convención debe ser interpretado conforme a su sentido corriente, de acuerdo
con la regla general de interpretación contenida en el art. 31 Nº 1 de la
Convención de Viena sobre Derecho de los Tratados, y que, al no haberse dado
a esta expresión un sentido especial, no tendría el carácter de una decisión
jurisdiccional obligatoria cuyo incumplimiento comprometería la respon-
sabilidad internacional del Estado; en consecuencia, según el criterio inicial de
la Corte, el Estado no incurriría en responsabilidad internacional por incumplir
con lo que considera una recomendación no obligatoria.102
99 Cfr., por ejemplo, la actitud del Perú en el caso Cesti Hurtado, reseñada por la Corte Interamericana
de Derechos Humanos en Caso Cesti Hurtado. Excepciones preliminares, sentencia del 26
de enero de 1999, párrafo 8.
100 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Hilaire vs. Trinidad y Tobago.
Excepciones preliminares, sentencia del 1 de septiembre de 2001, párrafo 11.
101 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Caballero Delgado y Santana, sentencia
del 8 de diciembre de 1995, párrafo 23.
102 Cfr. ibíd, párrafo 67. Cfr., también, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Genie Lacayo,
sentencia del 29 de enero de 1997, párrafo 93.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 503
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
103 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez. Excepciones
preliminares, sentencia del 26 de junio de 1987, párrafo 59, Caso Fairén Garbi y Solís Corrales.
Excepciones preliminares, sentencia del 26 de junio de 1987, párrafo 60, y Caso Godínez Cruz.
Excepciones preliminares, sentencia del 26 de junio de 1987, párrafo 63.
504 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
104 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Loayza Tamayo, sentencia del 17 de septiembre
de 1997, párrafo 80.
105 Cfr. ibíd, párrafo 81.
106 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Cantos vs. Argentina. Excepciones
preliminares, sentencia del 7 de septiembre de 2001, párrafo 11 N° 2.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 505
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
Corte, aunque ésta es una opción que, por estar sujeta a un plazo de caducidad,
no está disponible en toda circunstancia.
Excepcionalmente, para el evento de que el Estado no dé cumplimiento a
compromisos adquiridos con la Comisión, en lo que concierne -por ejemplo- a
la garantía del derecho conculcado o a la observancia de garantías judiciales,
teniendo presente que se trataría de una nueva infracción de la Convención y lo
dispuesto por el art. 26.2 del Reglamento de la Comisión, ésta podría reabrir el
caso.
8.- EL SEGUIMIENTO
DE LAS RECOMENDACIONES DE LA COMISIÓN
107 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe Nº 64/99, Caso 11.778, Ruth del
Rosario Garcés Valladares, Ecuador, adoptado el 13 de abril de 1999, en Informe Anual de la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos, 1998, Secretaría General de la Organización
de los Estados Americanos, Washington, D. C., 1999, vol. I, p. 534, párrafo 113.
108 Cfr., por ejemplo, Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe Nº 5/92, Caso 10.151,
El Salvador, adoptado el 4 de febrero de 1992, en Informe Anual de la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos, 1991, Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos,
Washington, D. C., 1992, p. 102, párrafo 4 de la parte resolutiva, Informe N° 25/91, Casos 10.111 y
10.112, Guatemala, en Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos,
1991, Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos, Washington, D. C., 1992,
p. 178, párrafo 3 de la parte resolutiva, Informe N° 26/91, Caso 10.113, Guatemala, en Informe
Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, 1991, Secretaría General de la
Organización de los Estados Americanos, Washington, D. C., 1992, p. 180, párrafo 4 de la parte
resolutiva, e Informe N° 27/91, Caso 10.120, Guatemala, en Informe Anual de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos, 1991, Secretaría General de la Organización de los Estados
Americanos, Washington, D. C., 1992, p. 182, párrafo 4 de la parte resolutiva.
109 Cfr. Resolución AG/RES. 1917 (XXXIII-0/03), puntos resolutivos 3 b) y 3 c).
110 Cfr. Resolución AG/RES. 1925 (XXXIII-0/03), puntos resolutivos 2 b) y 4 d).
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 507
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
9.- LA DURACIÓN
DEL PROCEDIMIENTO ANTE LA COMISIÓN
111 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe N° 19/03, Petición 11.725, Acuerdo
de cumplimiento, Carmelo Soria Espinoza, Chile, adoptado el 6 de marzo de 2003.
112 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas
Tingni vs. Nicaragua, sentencia del 31 de agosto de 2001, párrafos 6 y 9.
508 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
derecho a ser oída ‘dentro de un plazo razonable’; porque, si bien quien asume
las obligaciones correlativas es el Estado, los órganos de protección del sistema
no pueden ser ajenos a los derechos que la Convención le reconoce a toda persona
y que ellos tienen la obligación de proteger. De lo contrario, estaríamos en
presencia de un sistema que exige de los Estados lo que sus propios órganos no
están en capacidad de garantizar.
Excepcionalmente, algunos casos pueden tramitarse con relativa
diligencia. A título ilustrativo, puede observarse que el caso Cesti Hurtado fue
denunciado ante la Comisión el 7 de marzo de 1997, y la demanda se introdujo
ante la Corte tan solo diez meses después, el 9 de enero de 1998. Asimismo, el
caso Hilaire se inició en una denuncia recibida el 9 de octubre de 1997, y fue
sometido a la Corte año y medio después, el 25 de mayo de 1999. El caso del
Tribunal Constitucional, desde que se introdujo la petición ante la Comisión
hasta que se presentó la demanda ante la Corte, tomó un año once meses. En el
caso Villagrán Morales y otros, cuya denuncia se presentó el 15 de septiembre
de 1994, también hubo celeridad en algunos de sus trámites, notificándose al
Estado cinco días después, y realizándose inmediatamente una audiencia sobre
el caso en el período ordinario de sesiones que celebró la Comisión entre el 19
y el 30 de septiembre de ese año, en la cual Guatemala presentó su respuesta a
la denuncia respectiva.113 Pero, desafortunadamente, eso no es lo frecuente. En
el caso Baena Ricardo y otros, la denuncia fue introducida en la Comisión el
22 de febrero de 1994, y la transmitió al Estado, casi cuatro meses después, el 6
de julio del mismo año,114 y una vez recibida la respuesta del Estado ella fue
remitida al peticionario mes y medio después,115 por lo que no puede llamar la
atención que todo el procedimiento ante la Comisión en dicho caso haya tardado
cuatro años.
Sin embargo, tampoco debe perderse de vista que, en ocasiones, son los
propios peticionarios los que dilatan el procedimiento, con reiterados escritos
en los que se envía información adicional a la suministrada inicialmente, o con
nuevos argumentos sobre los mismos hechos, cada uno de los cuales se transmite
al Estado para que responda, lo que puede generar un interminable intercambio
de escritos entre las partes.116
113 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Villagrán Morales y otros (Caso de los
‘Niños de la calle’), sentencia del 19 de noviembre de 1999, párrafos 5 y 6.
114 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Baena Ricardo y otros (270 trabajadores
vs. Panamá), sentencia del 2 de febrero de 2001, párrafo 6.
115 Cfr. ibíd, párrafo 8.
116 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Villagrán Morales y otros
(Caso de los ‘Niños de la calle’), sentencia del 19 de noviembre de 1999, párrafos 7 a 17, 21, 25 a
26, y 28.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 509
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
Capítulo XI
LA ADOPCIÓN DE
MEDIDAS PROVISIONALES
1 Tal ha sido, por ejemplo, la situación de los casos Chunimá, Colotenango, Bustíos-Rojas, Chipoco,
Penales Peruanos, y Reggiardo-Tolosa, en los que -a pesar de la ‘extrema gravedad’ que les atribuía
la Comisión- nunca se sometió a la Corte el examen de los méritos de la denuncia planteada por los
peticionarios.
2 Cfr. el art. 63, No. 2, de la Convención. Esta es una materia en que la Convención Europea de
Derechos Humanos se encuentra en una situación de desventaja frente al sistema interamericano,
pues ella no prevé, de modo explícito, la posibilidad de adoptar medidas cautelares o provisionales
respecto de quienes aleguen ser víctimas de una violación de sus derechos humanos; no obstante,
ella estaba prevista en el art. 36 del Reglamento interior de la ahora desaparecida Comisión de
Derechos Humanos, y también pudiera deducirse del art. 25 de la Convención Europea -cuya última
frase expresa que los Estados partes se comprometen a no poner ninguna traba al ejercicio eficaz del
derecho de petición individual-, y del art. 46 del mismo Convenio, que confiere al tribunal jurisdicción
plena para todos los asuntos relativos a la interpretación y aplicación de dicho tratado.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 511
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
1.- SU COMPETENCIA
RESPECTO DE CASOS QUE YA ESTÉ CONOCIENDO
3 Cfr. Resolución del Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, del 10 de febrero
de 1998, Medidas provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos respecto de la República de Guatemala, Casos Paniagua Morales y otros y Vásquez
y otros (N° 11.448), párrafo 2 de la parte expositiva.
4 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 7 de diciembre de 1994, Medidas
provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de
Colombia, Caso Caballero Delgado y Santana, párrafos 1 y 2 de la parte resolutiva.
512 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
5 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 31 de enero de 1997, Medidas
provisionales adoptadas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos respecto de la
República de Colombia, Caso Caballero Delgado y Santana, párrafo 2 de la parte considerativa.
6 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 16 de abril de 1997, Medidas
provisionales adoptadas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos Respecto de la
República de Colombia, Caso Caballero Delgado y Santana.
7 Cfr., en este sentido, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 21 de enero de
1998, Medidas provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
Respecto del Perú, Caso Cesti Hurtado, párrafos 4 y 5 de la parte expositiva, y párrafo 5 de la
parte considerativa.
8 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 19 de junio de 1998,
Medidas provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
respecto de la República de Guatemala, Casos Paniagua Morales y otros y Vásquez y otros
(N° 11.448), párrafo 4 de la parte considerativa.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 513
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
2.- SU COMPETENCIA
RESPECTO DE ASUNTOS PENDIENTES ANTE LA COMISIÓN
9 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Hilaire. Excepciones Preliminares, sentencia
del 1 de septiembre de 2001, párrafo 13.
10 Cfr. Héctor Gros Espiell, Estudios sobre Derechos Humanos, Instituto Interamericano de Derechos
Humanos / Editorial Civitas, S.A., Madrid 1988, p. 170.
11 Cfr. Comunicación del juez Héctor Fix-Zamudio, en su condición de Presidente de la Corte, dirigida
al Secretario de la misma, de fecha 30 de noviembre de 1992, en relación con las solicitudes de
medidas provisionales en el Caso Chipoco y en el Caso de Penales Peruanos, p. 1, punto I.
514 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
12 Ibíd., p. 4, punto III, letra c). Cfr., también, Resolución del Presidente de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos de 14 de diciembre de 1992, Medidas provisionales solicitadas por la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos respecto del Perú, caso de Penales Peruanos, párrafo 4
de la parte considerativa, y resolución de la misma fuente y fecha en el caso Chipoco, párrafo 4 de
la parte considerativa. Es evidente que, por ‘ medidas cautelares’, el juez Fix-Zamudio se refiere a
las medidas provisionales que puede aplicar la Corte, y no a las medidas cautelares cuya aplicación
corresponde a la Comisión.
13 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 25 de mayo de 1999, Medidas
provisionales adoptadas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos respecto de la
República de Trinidad y Tobago, Caso James y otros, particularmente los párrafos 3, 5 y 7 del
voto concurrente.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 515
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
capítulos VI, VII, y VIII de la Convención, que definen la estructura del sistema
interamericano de protección de los derechos humanos, regulando las funciones
de los órganos que lo conforman, y que deben trabajar de manera articulada
para alcanzar los fines del sistema; de manera que, al abstenerse de prolongar la
vigencia de las medidas provisionales, la Corte desconocería los alcances
combinados de los artículos 50, 51, y 63 N° 2 de la Convención; teniendo en
cuenta lo anterior, mal podría la Corte dejar sin la protección de sus medidas
provisionales a las personas cuyos derechos han sido amparados por
recomendaciones expresas de la Comisión Interamericana, desde el momento
mismo en que quedan en firme dichas recomendaciones; armonizando el
contenido de los artículos 50, 51, y 63 N° 2 de la Convención, lo que procedería
es prolongarlas por un plazo razonable, con el objeto de garantizar que se cree
un marco temporal dentro del cual, antes de que se produzca un perjuicio
irreparable, el Estado realice sus mejores esfuerzos para aplicar las
recomendaciones de la Comisión. 14 Es interesante observar que esta solicitud
de medidas provisionales, que inicialmente se referia a cinco personas,
posteriormente fue sometido a la Corte como el caso Constantine y otros,
aunque sin incluir a tres de las personas respecto de las que previamente se
habían solicitado medidas provisionales, y que se acumuló en lo que finalmente
llegó a ser el caso Hilaire, Constantine y Benjamin y otros.15
Sin duda, para que la Corte pueda conocer de una solicitud de medidas
provisionales deben darse los demás supuestos propios de su competencia. No
obstante, en el caso James y otros la Corte dio curso a una solicitud de
ampliación de medidas provisionales, para incluir a dos personas cuyas denuncias
habían sido recibidas en la Comisión un día antes de que surtiera todos sus
efectos la denuncia de la Convención por parte de Trinidad y Tobago. Dicha
solicitud se presentó ante la Corte el 18 de junio de 1999, cuando la referida
denuncia ya había surtido pleno efecto; comprensiblemente, la Corte indicó
que la denuncia no tenía como efecto el relevar al Estado de sus obligaciones
respecto de actos que hayan ocurrido antes de la entrada en vigor de la denuncia,
y que puedan constituir una violación de la Convención.16
C.- EL FUNDAMENTO DE
LA JURISDICCIÓN PARA APLICARLAS
Determinar los casos en que el tribunal puede adoptar medidas
provisionales es una materia de la mayor importancia teórica y práctica; si bien,
en los asuntos que se le habían presentado, hasta hace poco, ningún Estado
había objetado la competencia de la Corte para dictar medidas interlocutorias
de este tipo, tampoco hay que olvidar que en todas estas ocasiones el Estado
había aceptado previamente la competencia de la Corte para conocer de los
casos que se le sometieran. A pesar de ello, en el caso James y otros, en un
hecho insólito, Trinidad y Tobago se convirtió en el primero en objetar
oblicuamente este tipo de medidas, señalando que la Comisión solamente tenía
facultad para emitir recomendaciones y no para ‘casar sentencias de los
tribunales internos’, que los órganos internacionales tenían el deber de crear
los mecanismos necesarios para que los Estados ‘cumplan con su Derecho
interno’, y que según una reserva formulada por el Estado se reconocía la
25 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 29 de agosto de 1998, Medidas
provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de
la República de Trinidad y Tobago, Caso James y otros, párrafos 5 de la parte expositiva, y 7 y 10
de la parte considerativa.
26 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Informe Anual de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos - 1998, Secretaría General Organización de los Estados Americanos,
Washington D. C., 1999, p. 36.
27 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 24 de noviembre de
2000, Medidas provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
respecto de Colombia, Caso de la Comunidad de Paz de San José de Apartadó, párrafo 12 de la
parte considerativa.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 521
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
28 Por ejemplo, en el caso de que el Estado, al momento de ratificar la Convención o adherirse a ella,
haya formulado una reserva válida que, respecto de ese Estado, restringe el ámbito material de
aplicación de la Convención.
29 Cfr. las opiniones disidentes de los jueces Morozov y Ruda en el caso de la Plataforma Continental
del Mar Egeo. Aegean Sea Continental Shelf, Interim Protection, Order of 11 September 1976,
I.C.J. Reports 1976, pp. 21 y 22, 23, respectivamente.
30 Cfr. Corte Internacional de Justicia, Nuclear Test case, Australia v. France, I.C.J. Report 1974,
pp. 259 y sig. Aunque, en opinión de Taslim O. Elias, esta tesis requiere que la petición de medidas
provisionales esté basada en un tratado en vigor entre las partes. Cfr. The International Court
of Justice and some Contemporary Problems, Martinus Nijhoff Publishers, The Hague, Boston,
London, 1983, p. 21.
31 Cfr. Corte Internacional de Justicia, Anglo Iranian Oil Company case (jurisdiction), Judgment of
July 22nd, 1952, I.C.J. Reports 1952, p. 93, y Fisheries Jurisdiction case (United Kingdom v.
Iceland), Jurisdiction of the Court, Judgment, I.C.J. Reports 1973, p. 3.
32 Cfr. The Inter-American Court of Human Rights, en The American Journal of International Law,
vol. 76, N 2, 1982, p. 241.
522 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
33 Cfr. Rafael Nieto Navia, Las medidas provisionales en la Corte Interamericana de Derechos
Humanos: Teoría y praxis, en La Corte y el sistema interamericanos de derechos humanos,
Corte Interamericana de Derechos Humanos, editado y presentado por Rafael Nieto Navia, San
José, Costa Rica, 1994, p. 385.
34 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 14 de junio de 1998, Medidas
provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de
la República de Trinidad y Tobago, Casos James, Briggs, Noel, García y Bethel, párrafo 1 de la
parte considerativa.
35 Cfr. Corte Internacional de Justicia, Anglo-Iranian Oil Co. Case, request for the indication of
interim measures of protection (United Kingdom / Iran), order of July 5th, 1951; I.C.J. Reports
1951, pp. 93 y sig.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 523
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
43 Esta posición se encuentra avalada por el art. 62 Nº 3 de la Convención, el cual dispone que la Corte
tiene competencia para conocer de cualquier caso relativo a la interpretación y aplicación de las
disposiciones de la Convención que le sea sometido, “siempre que los Estados Partes en el caso
hayan reconocido o reconozcan dicha competencia”.
44 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Resolución 2/90, caso 10.548, República del
Perú, de 16 de mayo de 1990, párrafo 13.
45 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Solicitud de medidas provisionales, caso 10.674,
junio de 1991, párrafo 7 de la parte considerativa.
46 Cfr. Resolución del Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 15 de julio de
1991, Medidas Provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
(Guatemala), párrafo 2 de la parte considerativa.
47 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Medidas Provisionales solicitadas por la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de Guatemala, Caso Chunimá,
resolución del 1 de agosto de 1991.
48 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Medidas provisionales solicitadas por la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de la República Argentina, Caso
Reggiardo Tolosa, resolución del 19 de enero de 1994. Sin embargo, en la Resolución previa dictada
en el mismo caso por la Presidente de la Corte, en el párrafo 1 de su parte considerativa, se deja
constancia de que Argentina había aceptado la competencia de la Corte.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 525
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
49 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 15 de enero de 1988, Casos Velásquez
Rodríguez, Fairén Garbi y Solís Corrales, y Godínez Cruz, párrafo 1 de la parte considerativa.
50 Cfr. ibíd, párrafo 1 de la parte resolutiva.
51 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución de la Corte del 2 de febrero de 1996,
Medidas provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
respecto de Nicaragua, Caso Alemán Lacayo, párrafo 1 de la parte resolutiva. Cfr., en este mismo
sentido, el párrafo 1 de la parte dispositiva de la resolución del Presidente de la Corte, del 12 de abril
de 1996, en el Caso Vogt, la cual fue confirmada por la resolución de la Corte del 27 de junio de
1996, Medidas provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
respecto de la República de Guatemala, Caso Vogt, párrafos 3 de la parte considerativa y 1 de la
parte resolutiva. Cfr. también el párrafo 1 de la parte dispositiva de la resolución del Presidente de la
Corte, del 24 de abril de 1996, en el Caso Serech y Saquic, ratificada por la resolución de la Corte
del 28 de junio de 1996, Medidas provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos respecto de la República de Guatemala, Caso Serech y Saquic, párrafo 1 de
la parte resolutiva.
526 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
presentado ante la Corte; por lo tanto, después de que así lo había decidido la
Comisión, según Trinidad y Tobago la Corte no tenía facultades para adoptar
medidas provisionales en el caso de Anthony Briggs, y la resolución de la Corte
que las había acordado se había adoptado sin tener jurisdicción para ello y, en
consecuencia, era nula.55 La Corte no abordó la objeción de Trinidad y Tobago,
no hizo presente que la solicitud inicial de medidas provisionales se introdujo
el 22 de mayo de 1998, cuando el caso aún estaba pendiente ante la Comisión,
y parece haber asumido la tesis de la jurisdicción inherente que tendría para
dictar medidas provisionales. En efecto, la Corte se limitó a señalar que, de
conformidad con las resoluciones de la Corte, de fecha 14 de junio de 1998, 29
de agosto de 1998, y 25 de mayo de 1999, Trinidad y Tobago tenía el deber de
preservar la vida e integridad física de Anthony Briggs, beneficiario de las
medidas provisionales ordenadas por ella; además, la Corte observó que los
Estados partes en la Convención deberían cumplir plenamente y de buena fe
con todas las disposiciones de la Convención, incluyendo las relativas a la
operación de los dos órganos supervisores de la Convención, y que en vista del
objetivo fundamental de la misma, en el sentido de garantizar la protección
efectiva de los derechos humanos (citando a ese efecto los artículos 1 N° 1, 2,
51, y 63 N° 2), los Estados debían abstenerse de emprender acciones que pudieran
impedir la restitutio in integrum de los derechos de las presuntas víctimas.56
En el caso James y otros, la Corte abordó también el problema de los
efectos de la denuncia de la Convención Americana sobre Derechos Humanos
por parte de un Estado respecto de la competencia del tribunal para adoptar
medidas provisionales. En el caso en cuestión, es importante observar que -de
acuerdo con los términos del art. 78 N° 1 de la Convención- habiendo transcurrido
un año desde la notificación de la referida denuncia al Secretario General de la
OEA, tal denuncia ya se había hecho efectiva y, por lo tanto, Trinidad y Tobago
ya no era un Estado parte de la Convención; sin embargo, la Corte consideró
que, conforme al art. 78 N° 2 de la Convención, la denuncia hecha por un Estado
no tiene el efecto de librarle de sus obligaciones respecto de actos que hubiesen
ocurrido antes de la fecha efectiva de la denuncia y que podrían constituir una
violación de la Convención.57 En este sentido, aunque Trinidad y Tobago había
55 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 16 de agosto de 2000, Medidas
provisionales ordenadas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos respecto de la
República de Trinidad y Tobago, Caso James y otros, párrafo 13 de la parte expositiva.
56 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 24 de noviembre de 2000, Medidas
provisionales ordenadas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos respecto de la
República de Trinidad y Tobago, Caso James y otros, párrafos 7 y 11 de la parte considerativa.
57 Cfr. ibíd, párrafo 6 de la parte considerativa.
528 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
58 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 19 de junio de 1999, Ampliación
de las medidas provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
respecto de la República de Trinidad y Tobago, Caso James y otros, párrafos 3 de la parte
expositiva y 7 y 8 de la parte considerativa.
59 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 25 de septiembre de 1999, Medidas
provisionales ordenadas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos respecto de la
República de Trinidad y Tobago, Caso James y otros, párrafos 1 y 2 de la parte resolutiva.
60 Cuya demanda se introdujo el 25 de mayo de 1999 y las excepciones preliminares el 16 de agosto
de 1999.
61 Cuya demanda se introdujo el 22 de febrero de 2000 y las excepciones preliminares el 14 de junio
de 2000.
62 Cuya demanda se introdujo el 5 de octubre de 2000 y las excepciones preliminares el 9 de diciembre
de 2000.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 529
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
D.- SU PROPÓSITO
Al contrario de lo que ocurre en el Derecho Internacional general, en que
ellas están destinadas fundamentalmente a mantener el statu quo, o en la esfera
del Derecho Civil, en que ellas están contempladas para preservar los derechos
de las partes en la controversia, en el marco del Derecho de los derechos humanos
el propósito de estas medidas -provisionales, cautelares, o conservatorias- es
preservar los derechos fundamentales de las personas, haciendo valer la primacía
del ordenamiento jurídico convencional, y asegurando el ejercicio de la función
jurisdiccional que se le ha encomendado a la Corte, evitando situaciones
irremediables que hagan ilusorio el cumplimiento de la sentencia definitiva. Se
trata de una medida destinada a evitar un daño irreparable, anticipándose a lo
que pueda resolverse en la sentencia definitiva, que introduce elementos
revolucionarios en el Derecho Internacional clásico, haciendo de la
administración de justicia una tarea que definitivamente trasciende las fronteras
de los Estados, y cuya importancia para la protección de los derechos individuales
no se puede ignorar.
En la esfera de los derechos humanos, el propósito de las medidas
provisionales no puede ser el propio del Derecho Internacional Clásico, en cuanto
a preservar el statu quo ante o a estabilizar una situación que es materia de
conflicto, ni tampoco el objetivo que se le atribuye en el Derecho interno, en
cuanto a garantizar la eficacia de los resultados del proceso; en este contexto,
bajo ciertas circunstancias, su función es proporcionar un remedio temporal a
quien alega ser víctima de una violación de ciertos derechos humanos. En tal
sentido, la Corte ha sostenido que, en el Derecho Internacional de los Derechos
Humanos, el propósito de las medidas provisionales va más allá de su función
propia en el Derecho interno de los Estados, por cuanto, además de su carácter
esencialmente preventivo, ellas protegen efectivamente derechos fundamentales,
en la medida en que buscan evitar daños irreparables a las personas.63 Además,
63 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 24 de noviembre de
2000, Medidas provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
respecto de Colombia, Caso de la Comunidad de Paz de San José de Apartadó, párrafo 12 de la
parte considerativa.
530 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
64 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 1 de agosto de 1991, Medidas
Provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de
Guatemala, Caso Chunimá, párrafo 6, letra b).
65 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez, sentencia del 29 de
julio de 1988, párrafos 39 a 41, Caso Godínez Cruz, sentencia del 20 del enero de 1989, párrafos 41
a 43, y Caso Fairén Garbi y Solís Corrales, sentencia del 15 de marzo de 1989, párrafos 62 a 64.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 531
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
Corte recibió una nueva solicitud de la Comisión para que tomara las medidas
pertinentes para proteger la integridad y seguridad de las personas que ya habían
comparecido o que comparecieran en el futuro ante la Corte; como medidas
provisionales complementarias, la Comisión solicitó a la Corte, inter alia,
requerir al gobierno de Honduras para que, en un plazo perentorio, informara a
la Corte de las medidas concretas que había adoptado para proteger la integridad
física de los testigos así como de las personas que de alguna manera se
encontraban vinculadas a esos procesos, como era el caso de los dirigentes de
organizaciones de derechos humanos.66 Después de oír a las partes en audiencia
pública, la Corte resolvió, en forma unánime, requerir al gobierno de Honduras
para que, en el plazo de dos semanas, informara a la Corte: a) sobre las medidas
que hubiera adoptado, o pretendiera adoptar, enderezadas a proteger la integridad
física y evitar daños irreparables a las personas vinculadas a esos procesos, b)
sobre las investigaciones judiciales que se adelantaran, o que se fueran a iniciar,
en razón de las amenazas en contra de las mismas personas, y c) sobre las
investigaciones por los asesinatos, incluyendo los respectivos dictámenes médico
forenses, y las acciones que se proponía ejercer ante la administración de justicia
de Honduras para que se sancionara a los responsables; asimismo -a fin de
desvirtuar las versiones y campañas que tendían a presentar como desleales a
su país a los hondureños que habían concurrido a la Corte, con lo que se les
exponía al desprecio público y a agresiones físicas o morales-, la Corte acordó
requerir al gobierno de Honduras para que adoptara medidas concretas destinadas
a aclarar que la comparecencia individual ante la Comisión o la Corte
Interamericana de Derechos Humanos constituía un derecho de toda persona,
reconocido por Honduras como parte en la misma Convención.67
68 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 9 de octubre de
2000, Medidas provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
respecto de Colombia, Caso de la Comunidad de Paz de San José de Apartadó, párrafo 7 de la
parte considerativa, y Resolución del 18 de agosto de 2000, Medidas provisionales solicitadas por
la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de la República Dominicana,
Caso de haitianos y dominicanos de origen haitiano en República Dominicana, párrafo 8 de la
parte considerativa.
69 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 17 de noviembre de 1999, Medidas
provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de
los Estados Unidos Mexicanos, Caso Digna Ochoa y Plácido y otros, párrafo 2 de la parte resolutiva.
70 Cfr. Resolución del Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 9 de octubre de
2000, Medidas Provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
respecto de Colombia, Caso Medidas Provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos respecto de la República Dominicana, Caso de la Comunidad de Paz de
San José de Apartadó, párrafos 1 y 2 de la parte expositiva.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 533
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
Según los jueces Abreu Burelli y García Ramírez, esta decisión fijó con
claridad un criterio de protección que extiende razonablemente el ámbito
subjetivo de las medidas provisionales, y sirve con mayor intensidad a los
propósitos preventivos de este género de medidas, y que pueda alcanzar a una
pluralidad de personas, aunque no se les individualice previamente, que estén
potencialmente colocadas en la situación de ser víctimas de actos de la autoridad
o de personas vinculadas con ella. Por lo tanto, la pertenencia al grupo de víctimas
potenciales, beneficiarias de las medidas provisionales, no se hace a partir del
conocimiento preciso de cada individuo, en forma nominal, sino bajo criterios
objetivos que, a la hora de ejecutar las medidas, permitirían individualizar a los
beneficiarios; se trata de abarcar el peligro que corren los integrantes de una
comunidad, y no sólo algunos individuos, como ocurre generalmente. Pero no
se puede perder de vista que las víctimas potenciales pudieran optar por no
proporcionar sus nombres para una solicitud de medidas provisionales, ante el
riesgo real de que esa identificación pudiera exponerlos, más todavía, a los
daños irreparables que con ellas se trata de evitar.76
Por otra parte, como requisito previo, aunque la Convención no contiene
ninguna indicación en ese sentido, se ha sugerido que, respecto de las situaciones
de extrema urgencia que se presenten en los asuntos de que esté conociendo la
Comisión, de acuerdo con el art. 29 de su reglamento, ella está dotada de
atribuciones para solicitar medidas cautelares a los gobiernos respectivos y
debería, como cuestión previa, hacer uso de las mismas antes de solicitar la
intervención de la Corte; 77 según Fix-Zamudio, “las providencias que en esta
74 Cfr. su voto razonado concurrente en Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del
24 de noviembre de 2000, Medidas Provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos respecto de Colombia, Caso de la Comunidad de Paz de San José de
Apartadó, párrafos 2 y 3 del voto razonado.
75 Ibíd, párrafo 4.
76 Cfr. ibíd, párrafos 6 y 8.
77 Cfr. la comunicación del juez Héctor Fix-Zamudio, en su condición de Presidente de la Corte, dirigida
al Secretario de la misma, con fecha 30 de noviembre de 1992, en relación con las solicitudes de
medidas provisionales en el Caso Chipoco y en el Caso de Penales Peruanos, p. 2, punto I, y punto
II, letra a).
536 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
78 Ibíd, p. 2, punto I.
79 Cfr., además del texto mismo de la solicitud de medidas provisionales introducida por la Comisión,
la Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 27 de enero de 1993, Medidas
provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto del
Perú, caso de Penales Peruanos, párrafo 2 de la parte expositiva. Desde el punto de vista semántico,
conviene recordar que la Convención se refiere a esta institución como ‘ medidas provisionales’, y
que el Reglamento de la Comisión ha introducido, entre las atribuciones de esta última, la posibilidad
de solicitar ‘medidas cautelares’ como algo distinto de las que corresponden a la Corte.
80 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 17 de noviembre de
1999, Medidas provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
respecto de la República Dominicana, Caso de haitianos y dominicanos de origen haitiano en
la República Dominicana, párrafo 2, letra b).
81 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 17 de noviembre de
1999, Medidas provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
respecto de los Estados Unidos Mexicanos, Caso Digna Ochoa y Plácido y otros, párrafo 6 de la
parte considerativa.
82 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 28 de octubre de
1996, Medidas provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
respecto de la República de Colombia, Caso Giraldo Cardona, párrafo 6 de la parte considerativa.
83 Cfr. Resolución del Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, del 27 de mayo de
1998, Medidas provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
respecto de la República de Trinidad y Tobago, Casos James, Briggs, Noel, García, y Bethel,
párrafo 3 de la parte considerativa.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 537
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
84 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 22 de junio de 1994,
Medidas provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
respecto de Guatemala, Caso Colotenango, párrafo 5 de la parte considerativa.
85 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 15 de enero de 1988, Casos
Velásquez Rodríguez, Fairén Garbi y Solís Corrales, y Godínez Cruz, párrafo 5 de la parte
considerativa.
538 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
86 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Resolución 2/90, caso 10.548, República
del Perú, de 16 de mayo de 1990.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 539
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
87 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 14 de junio de 1998, Medidas
provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de
la República de Trinidad y Tobago, Casos James, Briggs, Noel, García, y Bethel, párrafos 1 de
la parte expositiva, y 4 y 9 de la parte considerativa.
88 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Solicitud de Medidas provisionales, caso
10.674 (Chunimá), junio de 1991, párrafo 1 de la parte considerativa. También, Solicitud de Medidas
provisionales, caso 11.212 (Colotenango), Guatemala, 17 de junio de 1994, párrafo 23 de la parte
considerativa.
89 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 2 de febrero de 1996, Medidas
provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de
Nicaragua, Caso Alemán Lacayo, párrafos 3 y 4 de la parte considerativa.
540 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
92 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso del Tribunal Constitucional (Aguirre
Roca, Rey Terry y Revoredo Marsano vs. Perú), sentencia del 31 de enero de 2001, párrafos 32,
33, y 35.
93 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 14 de marzo de 2001, Medidas
provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de
la República de Perú, Caso del Tribunal Constitucional, párrafo 4 de la parte considerativa.
94 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 14 de junio de 1998, Medidas
provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de
la República de Trinidad y Tobago, Casos James, Briggs, Noel, García, y Bethel, párrafos 1 de
la parte expositiva, y 4 y 9 de la parte considerativa.
542 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
95 Cfr. Resolución del Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 16 de agosto
de 1995, Medidas provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos respecto de la República de Guatemala, Caso Blake, párrafo 3, letras a), b), y c), de la
parte expositiva, y párrafo 4 de la parte considerativa.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 543
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
96 Cfr. el punto II, letra b), de la comunicación enviada por el Presidente de la Corte al Secretario de la
misma, con fecha 30 de noviembre de 1992, antes de dictar su resolución sobre las medidas
provisionales solicitadas. En esta última resolución no se ofrecen los mismos argumentos que figuran
en la carta.
97 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Solicitud de medidas provisionales, caso
11.212 (Colotenango), Guatemala, 17 de junio de 1994, párrafo 31.
98 Cfr. Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 2 de febrero de 1996, Medidas
provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de
Nicaragua, Caso Alemán Lacayo, párrafos 3 y 4 de la parte considerativa.
99 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Medidas provisionales solicitadas por la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de Guatemala, Caso Colotenango,
resolución del 22 de junio de 1994, párrafo 1 de la parte resolutiva.
544 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
100 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 22 de junio de 1994, Medidas
provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de
Guatemala, Caso Colotenango, párrafo 6 de la parte considerativa.
101 Cfr. Resolución de la Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 19 de noviembre
de 1993, Medidas provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos respecto de la República Argentina, Caso Reggiardo Tolosa, párrafo 4 de la parte
considerativa.
102 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas
Tingni vs. Nicaragua, sentencia del 31 de agosto de 2001, párrafo 3.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 545
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
103 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 2 de febrero de 1996, Medidas
provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de
la República Dominicana, Caso de haitianos y dominicanos de origen haitiano en la República
Dominicana, párrafo 14 del voto concurrente.
104 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 21 de enero de 1998, Medidas
provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto del
Perú, Caso Cesti Hurtado, párrafos 5 letra b) de la parte expositiva y 7 de la parte considerativa, y
Caso Cesti Hurtado. Excepciones preliminares, sentencia del 26 de enero de 1999, párrafo 12.
546 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
el art. 63 de la misma faculta a la Corte para que disponga que se reparen las
consecuencias de la situación que configuró la vulneración de esos derechos y
el pago de una justa indemnización a la parte lesionada. Por el contrario, según
el escrito de la Comisión, la Convención establecía fundamentalmente un sistema
de protección de los derechos humanos y no un sistema resarcitorio (sic) de las
violaciones a tales derechos, que operaría como resultado de la violación de la
Convención; además, la gravedad y la irreparabilidad de la situación se referían
a los derechos de las personas, derechos reconocidos en la Convención, y respecto
de los cuales los Estados partes habían asumido una obligación de respeto y
garantía. Después de realizada la audiencia pública prevista para recibir evidencia
y escuchar los alegatos de las partes, la Corte consideró que había surgido la
necesidad de obtener mayor información en lo relativo a la irreparabilidad del
daño que pudiera sufrir el señor Mauricio Herrera si su nombre era incluido en
el Registro Judicial de Delincuentes de Costa Rica y que, con dicho propósito,
el Estado debía presentar un informe indicando las posibilidades que contenía
la legislación interna de Costa Rica para evitar o remediar el daño de que se
trataba; mientras tanto, la Corte requirió al Estado que se abstuviera de realizar
cualquier acto que pudiera alterar el statu quo del asunto, hasta que presentara
el informe requerido y el tribunal pudiera deliberar y decidir sobre el mismo.105
Desde luego, en el caso de una persona que ya ha sufrido un atentado en
contra de su vida, y que requiere la adopción de medidas idóneas para evitar su
repetición, o para evitar un daño irreparable, la presencia de este requisito es
evidente y no parece plantear dificultades,106 como tampoco las presenta el
caso de una o más personas que hayan sido amenazadas de muerte,
particularmente cuando otras personas que se encontraban en las mismas
circunstancias ya han sido asesinadas.107 Tampoco debería presentar dificultades
para ser incluido en esta categoría el caso de una persona que se encuentra
105 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 23 de mayo de 2001, Solicitud de
Medidas provisionales de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de la
República de Costa Rica, Caso del Periódico “La Nación”, párrafos 3 y 4 de la parte expositiva,
5, 6, y 8 de la parte considerativa, y 2 de la parte resolutiva.
106 Cfr., por ejemplo, la Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 2 de febrero
de 1996, Medidas provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos respecto de Nicaragua, Caso Alemán Lacayo, párrafo 4 de la parte considerativa.
107 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 19 de enero de
1988, casos Velásquez Rodríguez, Fairén Garbi y Solís Corrales, y Godínez Cruz, párrafo 1 de
la parte resolutiva. También, la resolución del 1 de agosto de 1991, Medidas provisionales solicitadas
por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de Guatemala, Caso Chunimá,
párrafo 1 de la parte resolutiva, en relación con la resolución del 15 de julio de 1991 adoptada por el
Presidente de la Corte en el mismo caso.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 547
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
108 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 2 de julio de 1996, Medidas
provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto del
Perú, Caso Loayza Tamayo, párrafos 8 y 9 de la parte considerativa, y 2 de la parte resolutiva.
109 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 15 de enero de 1988, Casos
Velásquez Rodríguez, Fairén Garbi y Solís Corrales, y Godínez Cruz, párrafo 5 de la parte
considerativa. Cfr., también, la carta del Presidente de la Corte, del 6 de noviembre de 1987, dirigida
al gobierno de Honduras, para que adoptara las medidas necesarias para garantizar la vida ‘y
propiedades’ de los testigos en los casos antes referidos.
110 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 12 de noviembre de 2000, Medidas
provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de
la República Dominicana, Caso de haitianos y dominicanos de origen haitiano en la República
Dominicana, párrafos 5 de la parte considerativa, y 1, 2, y 3 de la parte resolutiva.
111 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Hilaire, Constantine y Benjamin y otros
vs. Trinidad y Tobago, sentencia del 21 de junio de 2002, párrafo 26.
548 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
ii.- Las personas que se busca proteger. Pero la adopción de este tipo
de medidas sólo se justifica si las garantías normales que el Estado debe ofrecer
a toda la población no son suficientes en el caso específico, y se hace necesario
extremarlas, debido a que las personas respecto de las cuales se solicitan medidas
provisionales realizan tareas que las exponen a riesgos particularmente graves.112
En ningún caso ellas pueden ser vistas como el substituto de la obligación de
respeto y garantía de los derechos humanos que, de acuerdo con el art. 1 de la
Convención, le incumbe a todos los Estados partes.
Por otra parte, en el contexto del art. 63 N° 2 de la Convención, debe
entenderse que las personas a quienes se busca proteger están relacionadas con
casos pendientes ante la Corte, o con casos que aún no han sido sometidos a la
Corte, pero que están en trámite ante la Comisión. Desde un comienzo, la Corte
ha protegido, mediante la adopción de medidas provisionales, a personas que
han comparecido como testigos ante ella;113 obviamente, la Corte ha entendido
que, cuando quien afirma temer por su integridad personal es un peticionario en
un caso pendiente ante la Corte, con mayor razón se justifica la adopción de
medidas provisionales.114
112 Cfr., por ejemplo, Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Solicitud de medidas
provisionales, caso 11.212 (Colotenango), Guatemala, 17 de Junio de 1994, párrafos 24, 25, y 26.
113 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 15 de enero de 1988, Casos
Velásquez Rodríguez, Fairén Garbi y Solís Corrales, y Godínez Cruz.
114 Cfr., por ejemplo, Resolución del Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, del
7 de abril de 2000, Caso del Tribunal Constitucional, párrafo 8 de la parte considerativa.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 549
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
115 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 15 de enero de 1988, Casos Velásquez
Rodríguez, Fairén Garbi y Solís Corrales, y Godínez Cruz, párrafos 1, 2, y 3 de la parte expositiva.
116 Cfr. ibíd, párrafo 4 de la parte considerativa.
117 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 16 de abril de 1997, Medidas
provisionales adoptadas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos respecto de la
República de Colombia, Caso Caballero Delgado y Santana, párrafo 4 de la parte expositiva.
118 Cfr. ibíd, especialmente el párrafo 1 de la parte considerativa.
550 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
1.- LA LEGITIMACIÓN
ACTIVA PARA PEDIRLAS
119 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso del Tribunal Constitucional (Aguirre
Roca, Rey Terry y Revoredo Marsano vs. Perú), sentencia del 31 de enero de 2001, párrafos 32,
34, y 35.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 551
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
120 Cfr. Resolución del Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 13 de diciembre
de 2000, Caso Loayza Tamayo, párrafos 1 de la parte expositiva, 7, 12, y 14 de la parte considerativa,
y 1 de la parte resolutiva.
121 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 21 de noviembre de 2000, Medidas
provisionales respecto del Estado del Perú, Caso Ivcher Bronstein, párrafos 2 de la parte
expositiva, 6 de la parte considerativa, y 1 y 2 de la parte resolutiva.
552 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
2.- LA PRESENTACIÓN
Y TRÁMITE DE LA SOLICITUD
122 Cfr. Resolución del Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 13 de julio de
1998, Ampliación de las medidas provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos respecto de la República de Trinidad y Tobago, Caso James y otros, párrafo
2 de la parte resolutiva.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 553
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
123 Reglamento aprobado durante el LXI Período Ordinario de Sesiones, celebrado del 20 de noviembre
al 4 de diciembre de 2003, durante las sesiones número 9 y 10, el día 25 de noviembre de 2003.
554 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
124 Cfr. Resolución del Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 29 de junio de
1998, Solicitud de ampliación de las medidas provisionales adoptadas por la Corte
Interamericana de Derechos Humanos respecto de la República de Trinidad y Tobago, Caso
James y otros, párrafos 2 y 4 de la parte expositiva, 3 y 7 de la parte considerativa, y 1 y 2 de la parte
resolutiva.
125 Cfr. Resolución del Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 13 de julio de
1998, Ampliación de las medidas provisionales adoptadas por la Corte Interamericana de
Derechos Humanos respecto de la República de Trinidad y Tobago, Caso James y otros, párrafos
5 de la parte expositiva, 3 y 6 de la parte considerativa, y 1 y 2 de la parte resolutiva.
126 Cfr. Resolución del Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 22 de julio de
1998, Ampliación de las medidas provisionales adoptadas por la Corte Interamericana de
Derechos Humanos respecto de la República de Trinidad y Tobago, Caso James y otros, párrafos
5 de la parte expositiva, 3 y 7 de la parte considerativa, y 1 y 2 de la parte resolutiva.
127 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Medidas provisionales solicitadas por la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de Guatemala, Caso Chunimá,
resolución del 1 de agosto de 1991, párrafo 5.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 555
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
128 Cfr. Resolución del Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 27 de mayo de
1998, Medidas provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
respecto de la República de Trinidad y Tobago, Casos James, Briggs, Noel, García y Bethel,
párrafos 6 y 7 de la parte considerativa.
129 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Medidas provisionales solicitadas por la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de la República Argentina, Caso
Reggiardo Tolosa, resolución del 19 de enero de 1994, párrafo 1 de la parte resolutiva.
130 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 19 de septiembre de 1995, Medidas
provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de
Guatemala, Caso Carpio Nicolle, párrafo 5 de la parte resolutiva.
131 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 30 de septiembre de 1999, Medidas
provisionales adoptadas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos respecto de la
República de Colombia, Caso Giraldo Cardona, párrafos 2 y 3 de la parte expositiva.
556 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
132 En este mismo orden de ideas, debe subrayarse que, en cuanto a la composición de la Corte, hasta la
fecha nunca se ha seguido la práctica errónea de invitar al Estado a designar un juez ad hoc para
pronunciarse sobre medidas provisionales.
133 Nota del gobierno de Guatemala, de fecha 24 de julio de 1991, dirigida al Presidente de la Corte,
citada en Corte Interamericana de Derechos Humanos, Medidas provisionales solicitadas por la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de Guatemala, Caso Chunimá,
resolución del 1 de agosto de 1991, párrafo 3 de la parte expositiva.
134 Cfr. Resolución del Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 28 de junio de
1996, Medidas provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
respecto de la República del Ecuador, Caso Suárez Rosero, párrafos 6 y 8 de la parte expositiva.
135 Cfr., por ejemplo, la Resolución del Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos
del 30 de junio de 1998, Medidas provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos, Caso Bámaca Velásquez, párrafo 2 de la parte resolutiva.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 557
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
136 Cfr., por ejemplo, Resolución del Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del
15 de julio de 1991, Medidas provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos respecto de Guatemala, Caso Chunimá, párrafos 2 y 3 de la parte resolutiva.
También, Resolución del Presidente de la Corte del 29 de julio de 1997, Medidas Provisionales
solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto del Perú, Caso
Cesti Hurtado, párrafo 3 de la parte resolutiva.
137 Cfr. Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 1 de diciembre de 1994,
Medidas provisionales solicitadas por la comisión Interamericana de Derechos Humanos
respecto de Guatemala, Caso Colotenango, párrafo 6. Cfr. también la Resolución de la Corte del
16 de abril de 1997, Medidas provisionales adoptadas por la Corte Interamericana de Derechos
Humanos respecto de la República de Colombia, Caso Giraldo Cardona, párrafos 1 a 3 de la
parte expositiva.
138 Cfr. Resolución del Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 15 de julio de
1991, Medidas provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
respecto de Guatemala, Caso Chunimá, párrafo 3 de la parte resolutiva.
139 Cfr. ibíd, parte resolutiva.
140 Cfr. la comunicación de la Secretaría de la Corte, del 26 de julio de 1990, REF. CHD-S/302, dirigida
al Encargado de Negocios a.i. de la Embajada del Perú en Costa Rica.
558 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
141 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución de la Corte del 5 de febrero de 1997,
Medidas provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
respecto de la República de Colombia, Caso Giraldo Cardona, párrafos 3, 5, 6, y 7 de la parte
expositiva, párrafo 7 de la parte considerativa, y párrafo 5 de la parte resolutiva.
142 Cfr. Carta del Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos al Primer Ministro de
Trinidad y Tobago del 19 de agosto de 1998, en Informe Anual de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos - 1998, Secretaría General Organización de los Estados Americanos, Washington
D. C., 1999, pp. 297 y sig.
143 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 29 de agosto de 1998, Medidas
provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de
la República de Trinidad y Tobago, Caso James y otros, párrafo 13 de la parte considerativa.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 559
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
148 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Constantine y otros. Excepciones
preliminares, sentencia del 1 de septiembre de 2001, párrafos 12 al 16; Caso Benjamin y otros.
Excepciones preliminares, sentencia del 1 de septiembre de 2001, párrafos 9 al 12; y Caso Hilaire.
Excepciones preliminares, sentencia del 1 de septiembre de 2001, párrafos 13 y 14.
149 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 14 de marzo de 2001, Medidas
provisionales ordenadas por la Corte en el caso Ivcher Bronstein, párrafos 3 y 4 de la parte
expositiva, 3 y 4 de la parte considerativa, y 1 de la parte resolutiva.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 561
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
150 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 14 de marzo de 2001, Medidas
provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de
la República de Perú, Caso del Tribunal Constitucional, párrafos 3 y 4 de la parte considerativa,
y 1 de la resolutiva.
151 Cfr., en este sentido, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 19 de junio de
1998, Medidas provisionales adoptadas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos
respecto de la República de Guatemala, Caso Carpio Nicolle, párrafos 4 de la parte expositiva, 3
de la parte considerativa, y 1 y 2 de la parte resolutiva, y Resolución de la misma fecha, Medidas
provisionales adoptadas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos respecto de la
República de Colombia, Caso Giraldo Cardona, párrafos 2, 3, y 4 de la parte considerativa, y 1,
2, y 3 de la parte resolutiva.
562 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
resolución por medio de la cual ésta había decidido levantar las medidas
provisionales; sin embargo, la Corte consideró que con esta solicitud no se
estaba impugnando su resolución anterior, sino que, en razón de hechos
sobrevenidos, se estaba pidiendo que se dictara una nueva providencia para
proteger la vida e integridad personal de las personas afectadas por tales actos,
por lo que accedió a adoptar nuevas medidas provisionales en su favor.152
152 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 16 de abril de 1997, Medidas
provisionales adoptadas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos respecto de la
República de Colombia, Caso Caballero Delgado y Santana, párrafos 4 de la parte expositiva, 1
y 2 de la parte considerativa, y 1 de la parte resolutiva.
153 Cfr., en este sentido, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 21 de mayo de
2001, Solicitud de medidas provisionales de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
respecto de la República de Costa Rica, Caso del Periódico “La Nación”, párrafo 2 de la parte
resolutiva.
154 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 1 de agosto de 1991, Medidas
provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de
Guatemala, Caso Chunimá, párrafo 7 de la parte considerativa.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 563
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
perdieran su vigencia sin haber convocado a las partes a una audiencia y pidiendo
que las mismas fueran restablecidas, junto con reprocharle que los hechos a que
se refería esta carta se presentaran extemporáneamente al tribunal, el Presidente
de la Corte observó que en esa comunicación no se adjuntaba prueba alguna
que justificara sus aseveraciones, como sí lo había hecho el gobierno.155
Destacando la necesidad de contar con elementos probatorios que le
permitieran pronunciarse, en el caso Chipoco la Corte desestimó la solicitud de
medidas provisionales, porque la Comisión no había “presentado al Tribunal
información suficiente que permita adoptar dichas medidas, las cuales requieren
que la Comisión hubiese acopiado, así sea en forma preliminar, elementos que
hagan presumir la veracidad de los hechos denunciados y la existencia de una
situación de extrema gravedad y urgencia que pueda causar daños irreparables
a las personas”.156 En el mismo sentido, en el caso de Penales Peruanos,
respecto de una de las medidas solicitadas por la Comisión, basada en falta de
asistencia médica y malos tratos a los reclusos, el Presidente de la Corte observó
que la Comisión no había proporcionado un principio de prueba sobre la
veracidad de los hechos denunciados.157 Por el contrario, dado que los hechos
motivo de la petición de medidas provisionales habían sido suficientemente
difundidos por la prensa nacional e internacional, en el caso Alemán Lacayo la
Corte estimó que tales hechos tenían características de notoriedad y veracidad,
y no demandó ninguna prueba adicional. 158 En el caso Giraldo Cardona,
teniendo en consideración “los antecedentes violentos y los nuevos hechos de
violencia y agresión contra los miembros del Comité Cívico por los Derechos
Humanos del Meta, ocurridos desde 1992, [constituían] una situación de
inminente y grave peligro para los miembros de dicho Comité”.159
155 Cfr. Carta del Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 14 de enero de 1992,
dirigida a la Secretaría Ejecutiva de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Caso
Chunimá, párrafo 3.
156 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 27 de enero de 1993, Medidas
provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto del
Perú, caso Chipoco, párrafo 2 de la parte considerativa.
157 Cfr. Resolución del Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 14 de diciembre
de 1992, Medidas provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos respecto del Perú, caso de Penales Peruanos, párrafo 6 de la parte considerativa.
158 Cfr. Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 2 de febrero de 1996, Medidas
provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de
Nicaragua, caso Alemán Lacayo, párrafo 3 de la parte considerativa.
159 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 28 de octubre de 1996, Medidas
provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de
la República de Colombia, Caso Giraldo Cardona, párrafo 5 de la parte considerativa.
564 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
160 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez, sentencia del 29 de
julio de 1988, párrafo 135, y Caso Godínez Cruz, sentencia del 20 de enero de 1989, párrafo 141.
161 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 27 de mayo de 1999,
Ampliación de las medidas provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos respecto de la República de Trinidad y Tobago, Caso James y otros, párrafo
8 de la parte considerativa.
162 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 25 de septiembre de
1999, Medidas provisionales ordenadas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos
respecto de la República de Trinidad y Tobago, Caso James y otros, párrafo 9 de la parte
considerativa.
163 Cfr, por ejemplo, ibíd, párrafo 11 de la parte considerativa.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 565
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
164 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 7 de diciembre de 1994, Medidas
provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de
Colombia, Caso Caballero Delgado y Santana, párrafo 3 de la parte considerativa.
165 Cfr. Resolución del Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 26 de julio de
1995, Ampliación de las medidas provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos respecto de la República de Guatemala, Caso Carpio Nicolle, párrafo 4 de
la parte considerativa, confirmada por la resolución dictada por la Corte el 16 de agosto de 1995 en
el mismo caso.
166 Cfr. Carta del Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 6 de noviembre de
1987, dirigida al gobierno de Honduras para que adoptara las medidas necesarias para garantizar la
vida y propiedades de los testigos Jiménez Puerto y Custodio López, en los casos Velásquez
Rodríguez, Fairén Garbi y Solís Corrales, y Godínez Cruz, segundo párrafo de la carta.
566 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
167 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 19 de junio de 1998, Medidas
provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de
la República de Colombia, Caso Clemente Teherán y otros, párrafos 5 de la parte expositiva y 7
de la parte considerativa.
168 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 18 de agosto de 2000, Medidas
provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de
la República Dominicana, Caso de haitianos y dominicanos de origen haitiano en la República
Dominicana, párrafos 5 y 9 de la parte considerativa.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 567
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
169 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 1 de agosto de 1991, Medidas
provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de
Guatemala, Caso Chunimá, párrafo 6, letra a), de la parte considerativa.
170 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 13 de septiembre de 1996, Medidas
provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto del
Perú, Caso Loayza Tamayo, párrafo 56 de la parte considerativa.
171 Cfr. Resolución del Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, de fecha 7 de abril
de 2000, Caso del Tribunal Constitucional, párrafo 7 de la parte considerativa.
172 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 22 de septiembre de 1995, Medidas
provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de
Guatemala, Caso Blake, párrafo 5 de la parte considerativa.
568 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
4.- LA SUPERVISIÓN
DE SU CUMPLIMIENTO
173 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 1 de febrero de 1996, Medidas
provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de
Guatemala, Caso Colotenango, párrafo 8 de la parte considerativa. La referencia a ‘excepciones
preliminares’ debe, sin duda, entenderse como ‘medidas provisionales’.
174 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 17 de enero de 1991, Medidas
provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto del
Perú, Caso Bustíos-Rojas, párrafo 3 de la parte resolutiva.
175 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Medidas provisionales solicitadas
por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de Guatemala, Caso
Colotenango, resolución del 22 de junio de 1994, párrafo 4 de la parte resolutiva.
176 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Medidas provisionales solicitadas
por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de Guatemala, Caso
Colotenango, resolución del 10 de septiembre de 1996, párrafo 2 de la parte considerativa.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 569
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
177 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Medidas provisionales solicitadas
por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto del Perú, Caso Loayza Tamayo,
resolución del 13 de septiembre de 1996, párrafo 3 de la parte considerativa.
178 Cfr., por ejemplo, Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 18 de mayo de
1995, Medidas provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos,
Caso Colotenango, párrafo 4 de la parte resolutiva.
179 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 2 de febrero de 1996, Medidas
provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de
Nicaragua, Caso Alemán Lacayo, párrafo 3 de la parte dispositiva.
180 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 2 de febrero de 1996, Medidas
provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de
la República Dominicana, Caso de haitianos y dominicanos de origen haitiano en la República
Dominicana, párrafo 2 de la parte resolutiva.
181 Cfr. Resolución del Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 16 de febrero
de 2001, Medidas provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos, Caso Bámaca Velásquez, párrafos 3 y 4 de la parte expositiva, párrafos 4 y 5 de la parte
considerativa, y parte resolutiva.
570 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
éste. En este sentido, en el caso James y otros, a pesar de las múltiples ocasiones
en que se solicitó al Estado el envío de información relativa a las medidas
provisionales, Trinidad y Tobago no presentó la información que se le pedía
sobre las presuntas víctimas.182 Similarmente, en varios casos venezolanos en
que el Estado presentó información en una sola oportunidad, y no respondió
oportuna y apropiadamente a la solicitud de información requerida por la Corte,
ésta señaló que “el deber de informar a la Corte no se cumple con la sola
presentación formal de un documento ante el Tribunal, sino que constituye una
obligación dual que requiere para su efectivo cumplimiento la presentación
formal de un documento en plazo y la referencia material específica, actual,
cierta y detallada a los temas sobre los cuales recae dicha obligación”.183 Según
la Corte, el cumplimiento por el Estado de esta obligación es fundamental para
evaluar el caso.184 Asimismo, en el caso del Tribunal Constitucional, la Corte
observó que el Estado había omitido presentar el informe urgente que le había
sido requerido por el Presidente del Tribunal, tanto sobre las medidas adoptadas
para asegurar eficazmente la integridad física, psíquica y moral de la señora
Delia Revoredo como sobre la situación de ésta, y que el incumplimiento por
parte del Estado era especialmente grave dada la naturaleza jurídica de las
medidas provisionales, que buscan la prevención de daños irreparables a las
personas en situación de extrema gravedad y urgencia.185
La Corte ha observado que los beneficiarios de las medidas provisionales
adoptadas por ella también tienen la obligación de cooperar con el Estado, para
que éste pueda adoptar con mayor eficacia las disposiciones de seguridad
pertinentes.186
La Corte debe incluir, en su informe anual a la Asamblea General de la
OEA, una relación de las medidas provisionales que haya ordenado en el período
del informe y, cuando dichas medidas no hayan sido debidamente ejecutas,
podrá formular las recomendaciones que estime pertinentes.
182 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Hilaire, Constantine y Benjamin y
otros vs. Trinidad y Tobago, sentencia del 21 de junio de 2002, párrafo 32.
183 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 2 de diciembre de 2003, Medidas
provisionales respecto de la República Bolivariana de Venezuela, Caso Marta Colomina y
Liliana Velásquez, párrafo 14 de la parte considerativa.
184 Cfr. ibíd, párrafo 15 de la parte considerativa.
185 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 14 de agosto de 2000, Medidas
provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de
la República de Perú, Caso del Tribunal Constitucional, párrafos 11 y 12 de la parte considerativa.
186 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 29 de agosto de 1998, Medidas
provisionales adoptadas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos respecto de la
República de Colombia, Caso Álvarez y otros, párrafos 7 y 8 de la parte expositiva y 6 de la parte
considerativa.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 571
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
preservar la vida e integridad personal del Sr. Alemán Lacayo y evitarle daños
irreparables-, el tribunal requirió que se investigaran los hechos (el atentado en
contra de la vida del candidato presidencial Arnoldo Alemán Lacayo), y que se
castigara a los responsables de los mismos; 188 y en el caso Colotenango se
requirió del gobierno que, además de las medidas ya tomadas, estableciera
mecanismos de control y vigilancia sobre las patrullas civiles que actuaban en
Colotenango.189 En el mismo sentido, en el caso Blake, la Corte confirmó las
medidas previamente dispuestas por su Presidente, en el sentido de solicitar al
gobierno que adoptara cuantas medidas fueren necesarias para que las personas
en cuyo favor se solicitaron las medidas provisionales pudieran seguir viviendo
en su lugar de residencia, y que se les garantizara que no serían perseguidas o
amenazadas por agentes del Estado o por personas que actuaran con la
aquiescencia del Estado.190 Por el contrario, aunque en el caso Cesti Hurtado
la Comisión había solicitado a la Corte que ordenara al Estado, como medida
provisional, dar cumplimiento a la sentencia de hábeas corpus dictada en favor
del señor Cesti Hurtado, el Presidente de la Corte se limitó a solicitar al Estado
que adoptara sin dilación ‘cuantas medidas fueran necesarias’ para asegurar la
integridad física, psíquica y moral del señor Cesti, resolución que fue ratificada,
sin modificaciones, por la Corte.191
Al pronunciarse sobre las solicitudes de medidas provisionales, en el
caso Giraldo Cardona, la Corte también ha puesto de relieve la importancia
de asegurar a los beneficiarios la posibilidad de poder continuar viviendo en su
residencia habitual o de retornar a sus hogares, brindándoles la seguridad de
que no serán perseguidos o amenazados por agentes del gobierno o por
particulares.192 Asimismo, en el caso de la Comunidad de Paz de San José de
188 Cfr. Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 2 de febrero de 1996, Medidas
provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de
Nicaragua, caso Alemán Lacayo, párrafo 2 de la parte dispositiva.
189 Cfr. Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 1 de febrero de 1996, Medidas
provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de
Guatemala, caso Colotenango, párrafo 3 de la parte dispositiva.
190 Cfr. la Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 22 de septiembre de 1995,
Medidas provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
respecto de la República de Guatemala, Caso Blake, párrafo 1 de la parte dispositiva, en relación
con la Resolución del Presidente de la Corte en el mismo caso, de fecha 16 de agosto de 1995,
párrafo 2 de la parte dispositiva.
191 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Cesti Hurtado. Excepciones preliminares,
sentencia del 26 de enero de 1999, párrafos 10 y 11.
192 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 5 de febrero de 1997, Medidas
provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de
la República de Colombia, Caso Giraldo Cardona, párrafo 5 de la parte considerativa.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 573
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
193 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 24 de noviembre de 2000, Medidas
provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de
la República de Colombia, Caso de la Comunidad de Paz de San José de Apartadó, párrafo 8 de
la parte considerativa.
194 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 28 de junio de 1996, Medidas
provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de
la República de Guatemala, Caso Serech y Saquic, párrafo 5 de la parte considerativa.
195 Cfr. ibíd, párrafo 6 de la parte considerativa.
196 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 4 de junio de 1995, Medidas
provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de
la República de Guatemala, Caso Carpio Nicolle, párrafo 5 de la parte considerativa.
574 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
197 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 27 de noviembre de 1998, Medidas
provisionales adoptadas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos respecto de la
República de Colombia, Caso Giraldo Cardona, párrafo 4 de la parte resolutiva.
198 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 1 de diciembre de 1994, Medidas
provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de
la República de Guatemala, Caso Colotenango, párrafo 2 de la parte resolutiva.
199 Cfr., en este sentido, la resolución de la Corte Permanente de Justicia Internacional en German
interests in Polish upper Silesia and the Factory at Chorzow, order (interim protection), November
21, 1927, serie A Nº 12, pp. 9-11.
200 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 14 de junio de 1998,
Medidas provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
respecto de la República de Trinidad y Tobago, Casos James, Briggs, Noel, García, y Bethel,
párrafo 5 de la parte considerativa.
201 Cfr. Resolución del Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, del 7 de abril de
2000, Caso del Tribunal Constitucional, párrafo 12 de la parte considerativa.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 575
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
competente, por considerar que existía una vinculación directa entre el pedido
de la Comisión de que se liberara al señor Cesti y la materia misma sobre el
fondo del caso que, en ese momento, se ventilaba ante la Comisión, lo que
implicaría prejuzgar sobre un caso que todavía no se encontraba en conocimiento
de la Corte.202 De modo semejante, en el caso James y otros, en el que la
Comisión solicitó a la Corte que requiriera a Trinidad y Tobago que tomara las
medidas necesarias para asegurar que cinco condenados a muerte no fueran
ejecutados mientras dichos casos eran examinados por la Comisión y que ésta
emitiera la decisión respectiva, la Corte dejó constancia de que esta solicitud no
se refería al fondo de dichos casos sino a las obligaciones de carácter procesal
del Estado como parte en la Convención, y que la ejecución de los afectados
causaría una situación irremediable, con la que el Estado desconocería la
autoridad de la Comisión, afectándose seriamente la esencia misma del sistema
interamericano.203
En el caso de Penales peruanos, la resolución del Presidente de la Corte
expresó que algunas de las medidas solicitadas no podían considerarse
propiamente como de carácter cautelar y provisional en los términos del inciso
2 del art. 63 de la Convención, puesto que se referían a la autorización del
propio Gobierno a fin de permitir a la Comisión que realizara una inspección in
situ de las instalaciones penitenciarias del Perú, situación que se encontraba
regulada por los arts. 48 Nº 2 de la Convención y 44 Nº 2 del Reglamento de la
Comisión entonces en vigor, preceptos que requerían el consentimiento previo
del Gobierno para la práctica de dichas visitas, consentimiento que no podría
suplirse con una resolución del Presidente de la Corte.204 En el mismo sentido,
refiriéndose al caso Chipoco, el juez Fix-Zamudio sostuvo que la solicitud de
la Comisión, en cuanto a requerir del gobierno del Perú que confirmara a la
mayor brevedad posible la veracidad de los hechos denunciados, resultaba a
202 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 11 de septiembre de 1997, Medidas
provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto del
Perú, Caso Cesti Hurtado, párrafos 4 y 5 de la parte considerativa.
203 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 14 de junio de 1998, Medidas
provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de
la República de Trinidad y Tobago, Casos James, Briggs, Noel, Garcia y Bethel, parte expositiva,
y párrafos 4, 5, y 8 de la parte considerativa.
204 Cfr. Resolución del Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 14 de diciembre
de 1992, Medidas provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos respecto del Perú, Caso de Penales Peruanos, párrafo 5 de la parte considerativa.
576 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
205 Cfr. la comunicación del juez Héctor Fix-Zamudio, de fecha 30 de noviembre de 1992, dirigida al
Secretario de la Corte, en su condición de Presidente de la misma, en relación con la solicitud de
medidas provisionales en el Caso Chipoco y en el Caso de Penales Peruanos, p. 3. No obstante el
lenguaje de la Convención, que habla de medidas provisionales, la misiva del juez Fix-Zamudio se
refiere a medidas cautelares, que es la denominación utilizada por el Reglamento de la Comisión
para las medidas que ella puede solicitar directamente de los Estados involucrados.
206 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 2 de febrero de 1996, Medidas
provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de
Nicaragua, Caso Alemán Lacayo, párrafo 2 de la parte expositiva y 1 de la parte resolutiva.
207 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 13 de septiembre de 1996, Medidas
provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto del
Perú, Caso Loayza Tamayo, párrafo 1 de la parte resolutiva.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 577
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
208 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 28 de junio de 1996, Medidas
Provisionales solicitadas por la comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto del
Ecuador, Caso Suárez Rosero, párrafos 3 y 4 de la parte expositiva.
209 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 5 de febrero de 1997, Medidas
provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de
la República de Colombia, Caso Giraldo Cardona, párrafos 3 y 5 de la parte expositiva.
210 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 30 de septiembre de 1999, Medidas
provisionales adoptadas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos respecto de la
República de Colombia, Caso Girardo Cardona, párrafo 4 de la parte resolutiva.
578 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
211 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 27 de noviembre de 1998, Medidas
provisionales adoptadas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos respecto de la
República de Colombia, Caso Giraldo Cardona, párrafos 4 de la parte considerativa y 3 de la
parte resolutiva.
212 Cfr. los arts. 73 N° 2, y 75 N° 2 del Reglamento de la Corte Internacional de Justicia, del 14 de abril
de 1978, con las enmiendas introducidas por la Corte el 5 de diciembre de 2000.
213 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 11 de noviembre de
1997, Medidas provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
respecto de la República de Colombia, Caso Álvarez y otros, párrafo 2 de la parte resolutiva.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 579
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
las medidas provisionales dispuestas por ella; por ejemplo, en el caso Alemán
Lacayo el tribunal se limitó a requerir al gobierno que le informara mensualmente
sobre las medidas provisionales que hubiese tomado. 214 De no fijarse de
antemano el lapso de su duración, la Corte mantiene una vigilancia constante
para verificar si aún subsisten las circunstancias que les dieron origen;215 de lo
contrario, dichas medidas quedarán sin efecto o serán levantadas, como lo fueron
las que se adoptaron en favor de Arnoldo Alemán Lacayo, al asumir éste, el 10
de enero de 1997, como Presidente de la República de Nicaragua.
En todo caso, este requisito tampoco supone la existencia de un lapso
matemático y preciso, más allá del cual la vigencia de las medidas provisionales
resulta necesariamente improcedente. En el caso Colotenango, el gobierno de
Guatemala solicitó al tribunal dejar sin efecto las medidas provisionales
decretadas, las cuales ya se habían mantenido en vigencia durante diecinueve
meses y -en opinión del gobierno-, dado su carácter temporal, se hacía imperativo
dejarlas sin efecto ya que las mismas no debían perpetuarse en el tiempo para
que no se desvirtuara su naturaleza;216 sin embargo, a pesar de las acciones
tomadas por el gobierno para cumplir con el mandato de la Corte sobre
excepciones preliminares, y a pesar de que con ellas habrían disminuido los
actos de intimidación por parte de los patrulleros civiles, la Corte estimó
conveniente, en su deber de prevención, que las medidas provisionales debían
mantenerse en vigor hasta que existiera certeza de que no ocurrirían daños
irreparables a la vida e integridad física de las personas protegidas.217 En el
mismo sentido, al decidir prorrogar la vigencia de las medidas provisionales
dispuestas en el caso Carpio Nicolle, la Corte señaló que, “en razón de lo
expresado por la Comisión Interamericana sobre presuntos actos de intimidación
y amenaza a algunas de las personas beneficiadas por las medidas provisionales,
subsiste la preocupación de la Corte en cuanto a la prevención de daños
214 Cfr., por ejemplo, la Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 2 de febrero
de 1996, Medidas provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos respecto de Nicaragua, Caso Alemán Lacayo, párrafo 3 de la parte dispositiva.
215 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 5 de febrero de
1997, Medidas provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
respecto de la República de Colombia, Caso Giraldo Cardona, párrafos 2, 3, y 4 de la parte
resolutiva.
216 Cfr. Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 1 de febrero de 1996, Medidas
provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de
Guatemala, Caso Colotenango, párrafo 4 de la parte expositiva.
217 Cfr. ibíd, párrafo 8 de la parte considerativa.
580 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
218 Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 1 de febrero de 1996, Medidas
provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de
Guatemala, Caso Carpio Nicolle, párrafo 3 de la parte considerativa.
219 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 1 de diciembre de 1994, Medidas
provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de
Guatemala, Caso Colotenango, párrafo 6 de la parte expositiva.
220 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 10 de septiembre de 1996, Medidas
provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de
Guatemala, Caso Colotenango, párrafo 4 de la parte expositiva.
221 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 16 de abril de 1997, Medidas
provisionales adoptadas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos respecto de la
República de Colombia, Caso Caballero Delgado y Santana, párrafo 5 de la parte expositiva.
222 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 16 de abril de 1997, Medidas
provisionales adoptadas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos respecto de la
República de Colombia, Caso Giraldo Cardona, párrafo 3 de la parte expositiva.
223 Cfr. ibíd, párrafo único de la parte considerativa.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 581
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
224 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 1 de diciembre de
1994, Medidas provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
respecto de Guatemala, Caso Colotenango, párrafo 5 de la parte considerativa.
582 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
225 Cfr. Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 18 de mayo de 1995, Medidas
provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Caso
Colotenango, párrafo 2 de la parte considerativa.
226 Cfr. ibíd, párrafos 3 y 4 de la parte considerativa, y párrafo 1 de la parte resolutiva.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 583
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
227 Cfr. Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 19 de junio de 1998, Medidas
provisionales adoptadas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos respecto de la
República de Colombia, Caso Giraldo Cardona, párrafos 2 de la parte considerativa y 1 de la
parte resolutiva.
228 Cfr. ibíd, párrafos 3 de la parte considerativa y 2 de la parte resolutiva.
229 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Hilaire, Constantine y Benjamin y otros
vs. Trinidad y Tobago, sentencia del 21 de junio de 2002, párrafo 30.
584 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
Comisión. Sin embargo, el que las partes hayan llegado a una solución amistosa,
en el que directa o indirectamente se ha encomendado a la Comisión vigilar el
cumplimiento de las disposiciones de dicho acuerdo, no implica que el caso se
haya cerrado por completo, ni supone que necesariamente se deban levantar las
medidas provisionales dispuestas por la Corte. En este sentido, en el caso
Colotenango, aunque las partes habían convenido una solución amistosa
debidamente refrendada por la Comisión, 230 a solicitud de ésta, la Corte
consideró que subsistía la situación de extrema gravedad y urgencia que motivó
la adopción de medidas provisionales, y decidió mantenerlas mientras
subsistieran esas circunstancias.231 Por el contrario, en el caso Loayza Tamayo,
teniendo presente la sentencia de la Corte, mediante la cual había ordenado
poner en libertad a María Elena Loayza Tamayo, y la información procedente
del Estado, indicando que la señora Loayza Tamayo ya había sido puesta en
libertad, la Corte señaló que ya no existían las razones que motivaron la adopción
de medidas provisionales en este caso, y dispuso levantarlas y darlas por
concluidas.232
Por otra parte, aunque pudiera asumirse que las medidas provisionales
quedan sin efecto ipso facto cuando se dicta una sentencia definitiva en el caso,
el tribunal no lo ha considerado así. En el caso Caballero Delgado y Santana,
en el que se había dictado sentencia sobre el fondo el 8 de diciembre de 1995 y
sentencia sobre reparaciones el 29 de enero de 1997, no fue sino hasta el 31 de
enero de 1997 cuando la Corte decidió levantar las medidas provisionales que
había dispuesto previamente; además, una de las interpretaciones posibles de
dicha resolución indica que tales medidas todavía podrían haberse mantenido,
puesto que la Corte aún tenía jurisdicción para supervisar el cumplimiento de la
última sentencia dictada en ese caso, y que ellas se levantaron sólo porque ya
230 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe N° 19/97, del 13 de marzo de 1997,
caso N° 11.212, solución amistosa, Guatemala, en Informe Anual de la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos-1996, Secretaría General Organización de los Estados Americanos,
Washington D. C., 1997, pp. 546 a 551.
231 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 16 de abril de 1997, Medidas
provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de
Guatemala, Caso Colotenango, parte considerativa, y párrafo 2 de la parte resolutiva.
232 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 11 de noviembre de 1997, Medidas
provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de
la República del Perú, Caso Loayza Tamayo, párrafos 6 de la parte expositiva, parte considerativa,
y 1 de la parte resolutiva.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 585
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
4.- EL DESISTIMIENTO
DE LAS MEDIDAS PROVISIONALES
233 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 31 de enero de 1997, Medidas
provisionales adoptadas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos respecto de la
República de Colombia, Caso Caballero Delgado y Santana, párrafos 1 y 2 de la parte considerativa
y parte resolutiva.
234 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 16 de abril de 1997, Medidas
provisionales adoptadas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos respecto de la
República de Colombia, Caso Caballero Delgado y Santana.
235 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 19 de septiembre de 1997, Medidas
provisionales adoptadas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos respecto de la
República de Guatemala, Caso Serech y Saquic, párrafos 4 a 6 de la parte expositiva, y párrafo 1
de la parte resolutiva.
236 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 11 de noviembre de 1997, Medidas
provisionales adoptadas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos respecto de la
República de Guatemala, Caso Vogt, párrafo 4 de la parte expositiva.
586 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
237 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 27 de noviembre de 1998, Medidas
provisionales adoptadas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos respecto de la
República de Guatemala, Casos Paniagua Morales y otros y Vásquez y otros (N° 11.448), párrafos
4 de la parte expositiva, 2 de la parte considerativa, y 1 de la parte resolutiva.
238 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 28 de junio de 1996, Medidas
provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de
la República del Ecuador, Caso Suárez Rosero, párrafos 6 y 7 de la parte expositiva, 2 y 3 de la
parte considerativa, y la parte resolutiva.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 587
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
239 Cfr. Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 19 de septiembre de 1995,
Medidas provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
respecto de la República de Guatemala, caso Carpio Nicolle, párrafos 1, 2, y 3, de la parte
considerativa.
240 Cfr. Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 2 de febrero de 1996, Medidas
provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de
Nicaragua, caso Alemán Lacayo, párrafo 6 de la parte considerativa.
588 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
241 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 2 de diciembre de
2003, Medidas provisionales respecto de la República Bolivariana de Venezuela, Caso Marta
Colomina y Liliana Velásquez, párrafo 15 de la parte considerativa.
242 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 29 de agosto de 1998, Medidas
provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de
la República de Trinidad y Tobago, Caso James y otros, párrafos 5 de la parte expositiva, y 7 y 10
de la parte considerativa.
243 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Informe Anual de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos - 1998, Secretaría General Organización de los Estados Americanos, Washington
D. C., 1999, p. 36.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 589
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
244 Cfr. Resolución del Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 14 de diciembre
de 1992, Medidas provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos respecto del Perú, Caso de Penales Peruanos, párrafo 1 de la parte resolutiva.
245 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución del 1 de febrero de 1996, Medidas
provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respecto de
Guatemala, Caso Colotenango, párrafo 2 de la parte resolutiva.
246 Cfr. el párrafo 4 del art. 24 del reglamento de la Corte.
590 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
J.- SU EFICACIA
Como regla general, fieles a sus compromisos internacionales y al respeto
de los derechos humanos, los Estados han dado estricto cumplimiento a las
medidas provisionales dispuestas por la Corte. Pero el tipo de medidas acordadas
no siempre ha tenido el efecto de brindar protección efectiva a los beneficiarios
de las mismas.
En el caso James y otros, a pesar de que la Corte había dispuesto que se
adoptaran las medidas provisionales indispensables para preservar la vida y la
integridad física de un grupo de personas que se encontraban detenidas en espera
de su ejecución en Trinidad y Tobago, el Estado ejecutó al señor Joey Ramiah,
una de las personas que se encontraban protegidas por esas medidas.247 A pesar
de haber sido debidamente notificado por la Corte, el Estado indicó que no
había recibido orden alguna relacionada con la adopción de medidas de
protección a favor de Joey Ramiah.248 En el presente caso, la Corte había
ordenado al Estado adoptar estas medidas provisionales con el objeto de no
obstaculizar el trámite de su caso ante el sistema interamericano, específicamente
ante la Comisión, orden que fue reiterada por la Corte y por su Presidente en
posteriores resoluciones;249 por lo tanto, el tribunal consideró que la ejecución
de Joey Ramiah por parte de Trinidad y Tobago constituía una privación arbitraria
del derecho a la vida, situación que se vio agravada porque la víctima se
encontraba amparada por una medida provisional ordenada por el tribunal, en
la cual se señalaba expresamente que esa ejecución debía suspenderse hasta
que el caso fuera resuelto por los órganos del sistema interamericano.250
247 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Hilaire, Constantine y Benjamin y otros
vs. Trinidad y Tobago, sentencia del 21 de junio de 2002, párrafos 33, 84 letra r), y 191.
248 Cfr. ibíd, párrafo 197.
249 Cfr. ibíd, párrafo 196.
250 Cfr. ibíd, párrafos 198, 199, y 200.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 591
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
Cap. XII
LA COMPETENCIA
CONTENCIOSA DE LA CORTE
8 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Blake, sentencia del 24 de enero de 1998,
párrafos 52 y 85.
9 Al examinar los hechos, y luego al someterlos a la Corte, la Comisión se puede equivocar no solo en
su apreciación de las disposiciones de la Convención que habrían sido infringidas, sino también en
la determinación de las personas que habrían sido víctimas de estos hechos.
10 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Loayza Tamayo. Reparaciones (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de noviembre de 1998,
párrafo 103.
11 Cfr. ibíd, párrafo 104.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 595
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
17 Cfr. el art. 5, N° 1, literales b), c), y d), del Protocolo a la Carta Africana de Derechos Humanos y de
los Pueblos sobre el establecimiento de una Corte Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos
(1998).
18 El Asunto Viviana Gallardo y otras, al que ya se ha hecho referencia previamente, sometido a la
Corte por el gobierno de Costa Rica, fue declarado inadmisible por decisión de la Corte de fecha 13
de noviembre de 1981 y no puede considerarse que haya sido, propiamente, un caso contencioso.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 597
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
la mitad de esos casos hayan sido sometidos al tribunal después de 1996 sugiere
un saludable cambio de actitud.
De la escasa práctica existente en esta materia, resulta difícil extraer los
criterios utilizados por la Comisión para determinar qué casos deben ser llevados
a la Corte. De algún modo, esa decisión se ha visto afectada por la escasez de
recursos humanos y financieros disponibles, lo cual parece asignar un carácter
prioritario a aquellos casos en que se ha recogido -o está disponible y se puede
presentar- abundante evidencia como para permitir someter un caso
suficientemente sólido ante la Corte. En segundo lugar, el no-acatamiento de
sus recomendaciones, por parte del Estado, ha sido otra consideración importante.
En efecto, al adoptar su informe en el caso Gangaram Panday, al igual que en
el caso Aloeboetoe y otros, y en el caso Paniagua Morales y otros, la Comisión
ha manifestado que, si no se cumplían sus recomendaciones en el plazo de 90
días (excepto en el caso Paniagua Morales y otros, en el que sólo se indicó un
plazo de 60 días para implementar las recomendaciones de la Comisión),
sometería el caso a la Corte; similarmente, aunque tal indicación no se estipuló
en el informe de la Comisión, en el caso Caballero Delgado y Santana, puede
asumirse que la decisión de la Comisión de someter ese caso a la Corte estuvo
relacionada con el no-acatamiento de sus recomendaciones por parte del gobierno
del Estado demandado; este elemento es más evidente en la decisión adoptada
por la Comisión en el caso Castillo Petruzzi y otros, en el que, antes de que
venciera el plazo que ésta le había conferido al Estado para cumplir con las
recomendaciones formuladas en el informe elaborado de acuerdo con el art. 50
de la Convención, acordó someter dicho caso a la Corte, sujeto al eventual
cumplimiento de sus recomendaciones por parte del Perú.19
Al margen del criterio antes expresado, en una primera etapa, el elemento
común en la mayoría de los casos sometidos a la consideración de la Corte era
que ellos involucraban una violación del derecho a la vida.20 Sin embargo,
desde 1994 en adelante, comenzando con el caso Genie Lacayo, y siguiendo
con los casos Maqueda, Loayza Tamayo, y Suárez Rosero, la Comisión ha
abandonado la actitud muy conservadora que caracterizó el período anterior, y
ha sometido a la Corte asuntos en que el objeto de la demanda se refiere
esencialmente a la violación de garantías judiciales, con lo cual ha ampliado,
19 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Castillo Petruzzi y otros. Excepciones
preliminares, sentencia del 4 de septiembre de 1998, párrafos 87 y 88.
20 Tal fue el elemento central en los casos Velásquez Rodríguez, Fairén Garbi y Solís Corrales,
Godínez Cruz, Aloeboetoe y otros, Gangaram Panday, Neira Alegría y otros, Cayara, Caballero
Delgado y Santana, y El Amparo.
598 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
más allá de las estrechas fronteras del derecho a la vida, la naturaleza de los
casos que justifican la intervención de la Corte. Esta tendencia renovadora se
ha fortalecido con los nuevos casos que recientemente se han enviado a la Corte,
y que, entre otras cosas, incluyen la violación del derecho de propiedad,21 la
protección de la honra y de la dignidad, 22 la protección de la familia,23 el
principio de legalidad y de irretroactividad de la ley penal,24 el derecho de
reunión,25 la libertad de asociación,26 la libertad de conciencia,27 y la libertad
de expresión.28
Si bien la Convención entrega a la Comisión la facultad de resolver,
discrecionalmente, si un caso debe o no ser remitido a la Corte,29 esta potestad
no se puede ejercer en forma arbitraria, en violación de los propósitos de la
Convención, impidiendo la intervención del tribunal y la posibilidad de que el
individuo obtenga un pronunciamiento judicial sobre su petición;30 esa decisión
debe tener en cuenta los propósitos de la Convención y, por lo tanto, considerar
lo que sea más favorable para la protección de los derechos humanos. Teniendo
en cuenta esta circunstancia, la propia Corte se ha encargado de sugerir algunos
criterios que deberían guiar a la Comisión al momento de decidir si un caso
debe ser enviado a la Corte; en efecto, en su Opinión Consultiva sobre la
colegiación obligatoria de periodistas, este tribunal sostuvo que,
21 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Cesti Hurtado. Excepciones preliminares,
sentencia del 26 de enero de 1999, párrafo 13. También, Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo)
Awas Tingni. Excepciones preliminares, sentencia del 1 de febrero de 2000, párrafo 25, y la demanda
introducida el 9 de marzo de 1999 contra Argentina, en el caso Cantos. Excepciones Preliminares,
sentencia del 7 de septiembre de 2001, párrafo 11.
22 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Cesti Hurtado. Excepciones preliminares,
sentencia del 26 de enero de 1999, párrafo 13.
23 Ibídem.
24 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Baena Ricardo y otros (270 trabajadores
vs. Panamá), sentencia del 2 de febrero de 2001, párrafo 1.
25 Ibídem.
26 Ibídem.
27 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso “La última tentación de Cristo” (Olmedo
Bustos y otros vs. Chile), sentencia del 5 de febrero de 2001, párrafo 1.
28 Cfr. ibídem.
29 Cfr., en este sentido, el art. 51 de la Convención, que sugiere que la Comisión dispone de un cierto
margen de discrecionalidad al decidir si debe o no enviar un caso a la Corte.
30 En este sentido, los argumentos de Edgar Macías, peticionario en el caso Nº 9102 en contra de
Nicaragua, aunque no correspondan exactamente a las normas jurídicas contenidas en la Convención
y no reflejen el estado actual del Derecho en esta materia, como lege ferenda, resultan especialmente
interesantes. Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos 1985 - 1986,
Washington, D. C., 1986, pp. 81 a 91.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 599
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
sino que debe apoyarse en la alternativa que sea más favorable para la tutela de
los derechos establecidos en la Convención”.33 En realidad, y sin perjuicio de
que esta conclusión no refleje exactamente la intención de lo expresado en los
pasajes pertinentes, en los primeros casos en contra de Honduras el tribunal
llegó a insinuar que, una vez agotado el procedimiento dispuesto por los arts.
48 a 50 de la Convención sin que se hubiera logrado un resultado satisfactorio,
dentro del respeto debido a los derechos humanos reconocidos en la Convención,
y como parte del mecanismo de intensidad creciente previsto por ésta, el recurso
a la instancia jurisdiccional debería operar de manera automática,34 lo que
ciertamente privaría de todo carácter discrecional a la decisión de la Comisión.
La Corte ha expresado que, tratándose de medidas provisionales en asuntos
que no han sido sometidos al tribunal, y cuando se mantengan las circunstancias
de extrema gravedad y urgencia por un período prolongado, la Comisión debería
analizar la posibilidad de someter el caso a la consideración de la Corte, ya que
ésta carece de suficiente información directa sobre los hechos y de las
circunstancias que le permitirían tomar la decisión más adecuada.35
En último término, parece innecesario destacar la importancia de
considerar el interés del peticionario en que el asunto sea finalmente resuelto
por la Corte. Si la Comisión no ha logrado resolver el asunto de una manera
basada en el respeto a los derechos humanos y teniendo en cuenta la alternativa
más favorable a la tutela de los mismos, 36 ella no puede refugiarse en su
discrecionalidad para negarse a enviar dicho caso al tribunal, privando al
individuo de un medio de protección contemplado por la Convención, y
olvidando que el objeto y fin del tratado es, precisamente, brindar el máximo de
protección a los derechos humanos. En tal sentido, en lo que constituye un giro
en 180 grados, el art. 43 N° 3 del nuevo Reglamento de la Comisión establece
B.- EL ESTABLECIMIENTO
DE LA COMPETENCIA DE LA CORTE
Para que la Corte pueda conocer de un caso, ésta previamente debe
verificar, de oficio, y sin necesidad de que el Estado haya introducido alguna
excepción preliminar, que posee competencia para conocer del mismo: a) en
razón de las partes que intervienen en el procedimiento, b) en razón de la materia
objeto de la controversia, y c) en atención al tiempo transcurrido desde la
602 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
37 Por contraste, el art. 36, párrafo 6, del Estatuto de la Corte Internacional de Justicia señala que, en
caso de disputa en cuanto a si la Corte tiene o no jurisdicción, la Corte decidirá.
38 Cfr. Corte Interamericana de Derechos humanos, Caso Neira Alegría y otros, sentencia del 19 de
enero de 1995, párrafo 21.
39 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Cantos vs. Argentina. Excepciones
preliminares, sentencia del 7 de septiembre de 2001, párrafo 21. En una nota al pie de página, la
Corte cita su jurisprudencia anterior, así como la jurisprudencia concordante de otros tribunales
internacionales.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 603
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
40 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Ivcher Bronstein. Competencia, sentencia
del 24 de septiembre de 1999, párrafo 34, y Caso del Tribunal Constitucional. Competencia,
sentencia del 24 de septiembre de 1999, párrafo 33.
41 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Hilaire, Constantine y Benjamin y otros
vs. Trinidad y Tobago, sentencia del 21 de junio de 2002, párrafo 19.
42 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Ivcher Bronstein. Competencia, sentencia
del 24 de septiembre de 1999, párrafos 28 y 29, y Caso del Tribunal Constitucional. Competencia,
sentencia del 24 de septiembre de 1999, párrafos 27 y 28.
43 Cfr. Ibíd, párrafos 32 y 31, respectivamente.
44 Cfr. ibíd, párrafos 33 y 32 respectivamente. En diversas notas, el Perú objetó las sentencias sobre
competencia dictadas por la Corte, manifestando, entre otras cosas, que ellas no se encontraban
procesalmente previstas por ninguno de los instrumentos de derechos humanos vigentes en el sistema
interamericano. Cfr. ibíd, párrafos 33 y 22 N° 1, respectivamente.
604 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
a) El Estado demandado
50 Cfr. ibíd, párrafo 34. Se omite la cita de jurisprudencia anterior que se hace en el texto.
51 Ibídem.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 607
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
52 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Cantos vs. Argentina. Excepciones
preliminares, sentencia del 7 de septiembre de 2001, párrafos 21 y 32.
53 Cfr. ibíd, párrafo 38.
54 Cfr. ibíd, párrafo 39.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 609
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
55 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Ivcher Bronstein. Competencia, sentencia
del 24 de septiembre de 1999, párrafos 36 y 37, y Caso del Tribunal Constitucional. Competencia,
sentencia del 24 de septiembre de 1999, párrafos 35 y 36.
56 Cfr. ibíd, párrafos 39 y 40, y 38 y 39, respectivamente. A pesar de lo dicho por el propio art. 78 de la
Convención, hay que observar que la doctrina considera que la denuncia encuentra aplicación en el
caso de tratados bilaterales, mientras que, respecto de los tratados multilaterales, como es el caso de
la Convención Americana sobre Derechos Humanos, lo que procedería es el retiro.
610 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
del tribunal, lo cual no solo afectaría la eficacia de dicho mecanismo, sino que
impediría su desarrollo futuro; por lo demás, el art. 29 letra a) de la Convención
establece que ninguna disposición de la misma puede ser interpretada en el
sentido de permitir a algún Estado parte, grupo o persona, suprimir el goce y
ejercicio de los derechos y libertades reconocidos en la Convención, o limitarlos
en mayor medida que la prevista en ella; de manera que una interpretación de la
Convención en el sentido de permitir que un Estado parte pueda retirar su
reconocimiento de la competencia obligatoria del tribunal implicaría la supresión
del ejercicio de los derechos y libertades reconocidos por la Convención, iría
en contra de su objeto y propósito como tratado de derechos humanos, y privaría
a todos los beneficiarios de la Convención de la garantía adicional de protección
de tales derechos por medio de la actuación de su órgano jurisdiccional.57
Para rechazar la posibilidad de que el Estado pueda retirar su
reconocimiento de la competencia obligatoria de la Corte, ésta pone especial
énfasis en el carácter de la Convención como tratado de garantía colectiva de
los derechos humanos. En este sentido, la Corte expresa que,
59 Cfr. International Court of Justice, Nuclear Tests case (Australia v. France), judgment of 20
December 1974, ICJ Reports 1974, p. 268, párrafo 46, y Nuclear Tests case (New Zealand v.
France), judgment of 20 December 1974, ICJ Reports (1974), p. 473, párrafo 49.
60 Cfr. International Court of Justice, Case concerning Military and Paramilitary Activities in and
against Nicaragua (Nicaragua v. United Sates of America), Jurisdiction and Admissibility,
judgment of 26 November 1984, ICJ Reports 1984, p. 420, párrafo 63.
61 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Ivcher Bronstein. Competencia, sentencia del
24 de septiembre de 1999, párrafos 52 y 53, y Caso del Tribunal Constitucional. Competencia,
sentencia del 24 de septiembre de 1999, párrafos 51 y 52.
612 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
62 Cfr. ibíd, párrafos 47, 48, y 49, y 46, 47, y 48, respectivamente.
63 Cfr. ibíd, párrafos 50, 51, y 52, y 49, 50, y 51, respectivamente.
64 Cfr. el art. 62, número 3, de la Convención.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 613
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
b) El actor
65 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Resolución Nº 25/87, caso 9726, Panamá, del
23 de septiembre de 1987, párrafo 6 de la parte resolutiva, en Informe Anual de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos 1987-1988, Washington, D. C., 1988, p. 245.
66 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe Nº 1/91, caso 9999, El Salvador, del
13 de febrero de 1991, párrafo 2 de la parte resolutiva, en Informe Anual de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos 1990-1991, 1991, p. 99.
67 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe Nº 2/91, caso 10.000, El Salvador,
adoptado el 13 de febrero de 1991, párrafo 2 de la parte dispositiva, en Informe Anual de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos 1990-1991, p. 103.
68 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe Nº 3/91, caso 10.001, El Salvador,
adoptado el 13 de febrero de 1991, párrafo 2 de la parte dispositiva, en Informe Anual de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos 1990-1991, p. 107.
69 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Resolución Nº 29/86, caso 9102, Nicaragua,
del 16 de abril de 1986, párrafo 3 de la parte resolutiva, en Informe Anual de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos 1985-1986, 1986, p. 106.
70 Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe N 2/93, caso 10.792, Nicaragua, del
10 de marzo de 1993, párrafo 7.3 de las recomendaciones.
71 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Asunto Viviana Gallardo y otras, Nº G 101/81,
decisión del 13 de noviembre de 1981, párrafo 22.
614 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
72 Cfr. la opinión en contrario de Gerardo Trejos, quien estima que la Corte podría conocer de un caso
sometido por un Estado que no ha aceptado su competencia en contra de un Estado que sí lo ha
hecho, siempre que este último no haya aceptado la competencia de la Corte bajo condición de
reciprocidad. Rubén Hernández y Gerardo Trejos, La Tutela de los Derechos Humanos, Ed. Juricentro
S.A., San José de Costa Rica, 1977, p. 101. En el mismo sentido, Félix Laviña, op. cit., p. 121.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 615
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
88 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Castillo Petruzzi y otros. Excepciones
preliminares, sentencia del 4 de septiembre de 1998, párrafo 100, letra a).
89 Cfr. ibíd, párrafo 101.
90 Cfr. ibíd, párrafo 102.
620 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
94 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Genie Lacayo. Excepciones preliminares,
sentencia del 27 de enero de 1995, párrafo 49 de la parte considerativa.
95 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Loayza Tamayo, sentencia del 17 de
septiembre de 1997, párrafo 68.
622 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
96 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Suárez Rosero, sentencia del 12 de noviembre
de 1997, párrafo 98.
97 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Loayza Tamayo. Reparaciones (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de noviembre de 1998,
párrafo 164.
98 Cfr. Corte Interamericana de derechos Humanos, Caso Genie Lacayo. Excepciones preliminares,
sentencia del 27 de enero de 1995, párrafo 21.
99 Cfr. ibídem.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 623
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
100 Cfr. ibíd, párrafos 22 al 26. Si bien compartimos el criterio del tribunal, hay que convenir en que, de
acuerdo con el art. 63 de la Convención, corresponde a la Corte calificar jurídicamente los hechos y
decidir si ha habido alguna violación de la Convención; la posibilidad de resolver ultra petita se
plantea únicamente porque el hecho de la privación de la vida de la víctima no fue sometido a la
Corte y, en consecuencia, ésta carecía de competencia para conocer del mismo y pronunciarse sobre
su eventual violación.
101 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Cayara. Excepciones preliminares,
sentencia del 3 de febrero de 1993, párrafo 33.
624 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
102 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Cantos vs. Argentina. Excepciones
preliminares, sentencia del 7 de septiembre de 2001, párrafo 22.
103 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Cantos vs. Argentina. Excepciones
preliminares, sentencia del 7 de septiembre de 2001, párrafo 25.
104 Cfr. Corte Internacional de Justicia, Barcelona Traction, Light and Power Company, Limited,
Judgment, I.C.J. Reports 1970, p. 36, para. 47.
105 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Cantos vs. Argentina. Excepciones
preliminares, sentencia del 7 de septiembre de 2001, párrafo 27.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 625
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
106 Cfr., por ejemplo, Caso Constantine y otros. Excepciones preliminares, sentencia del 1 de
septiembre de 2001, párrafo 75; Caso Benjamin y otros. Excepciones preliminares, sentencia del
1 de septiembre de 2001, párrafo 76; Caso Hilaire. Excepciones preliminares, sentencia del 1 de
septiembre de 2001, párrafo 84; El Derecho a la Información sobre la Asistencia Consular en el
marco de las Garantias del Debido Proceso Legal, Opinión Consultiva OC-16/99 de 1 de octubre
de 1999, párrs. 58, 114 y 128; Exigibilidad del derecho de rectificación o respuesta (arts. 14.1,
1.1 y 2 Convención Americana sobre Derechos Humanos), Opinión Consultiva OC-7/86 del 29
de agosto de 1986, párr. 21; Propuesta de modificación a la Constitución Política de Costa Rica
relacionada con la naturalización, Opinión Consultiva OC-4/84 del 19 de enero de 1984, párr. 21;
y Restricciones a la pena de muerte (Arts. 4.2 y 4.4 Convención Americana sobre Derechos
Humanos), Opinión Consultiva OC-3/83 del 8 de septiembre de 1983, párr. 48.
107 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Cantos vs. Argentina. Excepciones
preliminares, sentencia del 7 de septiembre de 2001, párrafo 28.
108 Ibíd, párrafo 29.
109 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Ivcher Bronstein, sentencia del 6 de febrero
de 2001, párrafos 123, 125, 138 y 156.
626 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
110 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Cantos vs. Argentina. Excepciones
preliminares, sentencia del 7 de septiembre de 2001, párrafo 29. La cita es a Eur. Court H.R., Pine
Valley Developments Ltd and Others Judgment of 29 November 1991, Series A no. 222.
111 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Baena Ricardo y otros (270 trabajadores
vs. Panamá), sentencia del 2 de febrero de 2001, párrafo 95.
112 Cfr. ibíd, párrafo 99.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 627
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
113 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Las Palmeras. Excepciones preliminares,
sentencia del 4 de febrero de 2000, párrafo 34.
114 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Bámaca Velásquez, sentencia del 25 de
noviembre de 2000, párrafos 126, 157, y 158.
115 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Cantoral Benavides, sentencia del 18 de
agosto de 2000, párrafos 98, 100, y 101.
116 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Villagrán Morales y otros (Caso de los
‘Niños de la calle’), sentencia del 19 de noviembre de 1999, párrafos 247 a 252.
117 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Caso Paniagua Morales y otros, sentencia
del 8 de marzo de 1998, párrafos 133 a 136.
628 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
118 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Hilaire. Excepciones preliminares, sentencia
del 1 de septiembre de 2001, párrafo 43, Caso Benjamin y otros. Excepciones preliminares,
sentencia del 1 de septiembre de 2001, párrafo 42, y Caso Constantine y otros. Excepciones
preliminares, sentencia del 1 de septiembre de 2001, párrafo 42.
119 Cfr. Nota de Trinidad y Tobago del 8 de febrero de 2002, en Corte Interamericana de Derechos
Humanos, Caso Hilaire, Constantine y Benjamin y otros vs. Trinidad y Tobago, sentencia del 21
de junio de 2002, párrafo 16.
120 Cfr. ibíd, párrafos 17, 19, y 20.
121 En el caso Constantine y otros, la demanda fue introducida el 22 de febrero de 2000, y en el caso
Benjamin y otros el 5 de octubre de 2000.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 629
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
Capítulo XIII
1 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Ivcher Bronstein. Competencia, sentencia
del 24 de septiembre de 1999, párrafos 23, 28, y 29, y Caso del Tribunal Constitucional.
Competencia, sentencia del 24 de septiembre de 1999, párrafos 23, 27, y 28.
630 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
1.- SU EFECTO
SOBRE EL PROCEDIMIENTO
8 Cfr. el art. 79 N° 5 del Reglamento de la Corte Internacional de Justicia, del 14 de abril de 1978, con
las enmiendas introducidas por la Corte el 5 de diciembre de 2000.
9 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Cayara. Excepciones preliminares,
sentencia del 3 de febrero de 1993, párrafo 7.
10 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Paniagua Morales y otros. Excepciones
preliminares, sentencia del 25 de enero de 1996, párrafo 8; Caso Castillo Páez. Excepciones
preliminares, sentencia del 30 de enero de 1996, párrafo 7; Caso Loayza Tamayo. Excepciones
preliminares, sentencia del 31 de enero de 1996, párrafo 8; y Caso Hilaire vs. Trinidad y Tobago.
Excepciones preliminares, sentencia del 1 de septiembre de 2001, párrafos 19 y 21 N° 2.
11 Cfr. Resolución de fecha 1 de octubre de 1999, en Corte Interamericana de Derechos Humanos,
Caso Hilaire, Constantine y Benjamin y otros vs. Trinidad y Tobago, sentencia del 21 de junio
de 2002, párrafo 37, nota 26 a pie de página.
12 Cfr., en este sentido, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Villagrán Morales y otros.
Excepciones preliminares, sentencia del 11 de septiembre de 1997, párrafo 6.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 633
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
no es extraño que una solicitud de esta naturaleza también haya sido declarada
improcedente por la Corte.13
Sin embargo, el tribunal ha tenido buen cuidado en observar que el hecho
de que, debido a un principio de economía procesal, no se interrumpa la
tramitación del procedimiento en cuanto al fondo no significa que se pueda
decidir dicho asunto antes de que se resuelvan las excepciones preliminares;
simplemente, ello quiere decir que la no-suspensión del procedimiento en cuanto
al fondo no afecta la naturaleza distinta y separada de la etapa de excepciones
preliminares, e implica la no interrupción de los plazos y de la realización de
actos procesales como la presentación de la contestación de la demanda, o de
las otras diligencias indispensables para allegar prueban al proceso.14
Por otra parte, y en estrecha relación con lo anterior, también es
conveniente subrayar que la interposición de excepciones preliminares no impide
que la Comisión, o el Estado demandante según el caso, puedan pedir la adopción
de medidas provisionales, ni que, de acuerdo con los términos del art. 63 Nº 2
de la Convención, el tribunal pueda adoptarlas. Después de todo, la Corte es
uno de los órganos de protección de los derechos humanos en el marco del
sistema establecido por la Convención y, como ya se comentó en páginas previas,
no es concluyente que su competencia para adoptar las medidas provisionales
previstas en el art. 63 N° 2 de la Convención, que suponen ‘casos de extrema
gravedad y urgencia’, dependa de la aceptación de la competencia de la Corte
a que hace referencia el art. 62 de la misma Convención.
2.- SU PROPÓSITO
15 Cfr. Corte Internacional de Justicia, Appeal relating to the Jurisdiction of the ICAO Council,
(India v. Pakistan), Judgment of 18 August 1972, I.C.J. Reports 1972, p. 46, párrafo 18, letra a).
16 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Cayara. Excepciones preliminares, sentencia
del 3 de febrero de 1993, párrafo 63.
17 Cfr. ibíd, párrafos 40 y 42.
18 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Villagrán Morales y otros. Excepciones
preliminares, sentencia del 11 de septiembre de 1997, párrafo 15.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 635
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
3.- SU CLASIFICACIÓN
25 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Blake. Excepciones preliminares, sentencia
del 2 de julio de 1996, párrafos 22 de la parte expositiva y 1 y 2 de la parte resolutiva.
638 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
durante la etapa que se sigue ante la propia Comisión, pues estuvo impedido de
hacer uso de los derechos que le asistían en esa fase, la Corte admitió esta
excepción, naturalmente sólo con el efecto de impedir que se continuara con la
tramitación del fondo del caso respecto de esa parte de la demanda.26
c) Según su objeto
26 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Castillo Petruzzi y otros. Excepciones
preliminares, sentencia del 4 de septiembre de 1998, párrafos 65, 66, 68, 69, 105 N° 2, y 105 N° 3.
27 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso de la Comunidad Mayagna
(Sumo) Awas Tingni. Excepciones preliminares, sentencia del 1 de febrero de 2000, párrafo 32.
28 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Cantoral Benavides. Excepciones
preliminares, sentencia del 3 de septiembre de 1998, párrafos 42 y 44.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 639
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
-tanto en lo que se refiere al locus standi del demandante como a la persona del
demandado- (competencia ratione personae), y el momento en que habrían
ocurrido los hechos denunciados, en relación con el momento en que la
Convención entró en vigor para el Estado demandado (competencia ratione
temporis). Obviamente, la ausencia de cualquiera de estos elementos inhabilita
a la Corte para conocer de un caso que se someta a su consideración, permitiendo
oponer una excepción de incompetencia sustentada en la falta de jurisdicción
del tribunal.
Dado que la propia Convención requiere de una declaración especial,
aceptando expresamente la competencia de la Corte, a menos que se invoque
alguno de los elementos antes referidos, es difícil para un Estado que haya
hecho tal declaración sostener la incompetencia del tribunal. Sin embargo, ello
no ha sido obstáculo para que, con mucha frecuencia y a veces con bastante
ligereza, los Estados opongan la excepción de incompetencia de la Corte; por
ejemplo, en el caso Villagrán Morales y otros, Guatemala alegó que una
intervención de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en un caso ya
decidido por sus propios tribunales, constituiría una violación del principio de
soberanía e independencia de los Estados, consagrado en la Carta de la OEA.29
Similarmente, en el caso Castillo Petruzzi y otros, el Estado demandado, que
identificó una de sus excepciones con el título de ‘soberanía y jurisdicción’,
afirmó: a) que existían aspectos inherentes a la soberanía de los Estados que no
podían renunciarse sin afectar el orden público, b) que el Perú era una República
soberana, con pleno derecho a dictar las leyes necesarias para reprimir los delitos
cometidos en su territorio, c) que la decisión soberana de cualquier organismo
jurisdiccional del Perú no podía ser modificada, y menos aún dejada sin efecto,
por ninguna autoridad nacional, extranjera o supranacional, y d) que los ilícitos
penales que cometan los nacionales y extranjeros en el territorio peruano debían
ser sancionados por los tribunales competentes del país, y que lo que éstos
resolvieran era definitivo.30 Asimismo, en el caso Cantoral Benavides el Perú
sostuvo que la cuestión de compatibilidad o falta de compatibilidad de la
legislación anti-subversiva con la Convención Americana era ‘un asunto interno
y de exclusiva competencia de las autoridades peruanas, que de ninguna manera
(podía) ser tratado en un procedimiento jurisdiccional como el presente’,
argumento que fue desestimado por la Corte, señalando que ella puede examinar,
29 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Villagrán Morales y otros. Excepciones
preliminares, sentencia del 11 de septiembre de 1997, párrafo 15, letra c).
30 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Castillo Petruzzi y otros. Excepciones
preliminares, sentencia del 4 de septiembre de 1998, párrafos 99 y 100 letra a).
640 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
35 Cfr. ibíd, párrafos 88, 90 y 92, 79, 81, y 83, y 79, 81, y 83, respectivamente.
36 Cfr. ibíd, párrafos 93 y 98, 84 y 89, y 84 y 89, respectivamente.
642 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
la Corte por parte de dicho país se produjo el 12 de febrero de 1991, para conocer
de hechos posteriores a la misma; además, aunque Nicaragua aceptó
posteriormente la competencia de la Corte para conocer de este caso, lo hizo
únicamente en los términos precisos de la demanda introducida por la Comisión,
excluyendo el examen de hechos ocurridos con anterioridad al 12 de febrero de
1991.37 Esta excepción fue rechazada por la Corte, pues los hechos objeto de la
demanda habrían ocurrido después de la fecha en que Nicaragua formuló su
declaración -con carácter general- aceptando la competencia de la misma.38
Sin embargo, como ya se ha señalado en páginas anteriores, esta misma
excepción se alegó con éxito en el caso Blake, logrando que la Corte se declarara
incompetente para decidir sobre la presunta responsabilidad de Guatemala
respecto a la detención y a la muerte del señor Nicholas Blake, por haber ocurrido
antes de la aceptación de la competencia de la Corte por parte del Estado
demandado.39
El efecto de cosa juzgada que puedan tener las sentencias en la esfera del
Derecho interno también se ha alegado como excepción de incompetencia. En
efecto, en el caso Cesti Hurtado, el Estado alegó que, con su demanda, la
Comisión pretendía enervar la institución de la cosa juzgada, al solicitar que se
declarara la nulidad de un proceso ante el fuero militar;40 según el punto de
vista del Estado, la pena privativa de libertad que se impuso al señor Cesti
derivaba de una sentencia definitiva, emitida en última instancia por el fuero
militar, que goza de la autoridad de cosa juzgada y, por lo tanto, sería ‘inamovible
e irrevisable’,41 sugiriendo que la Corte no tenía competencia para admitir y
tramitar la demanda interpuesta por la Comisión. En sus observaciones, la
Comisión había hecho notar que las sentencias judiciales pueden ser causa de
responsabilidad internacional del Estado y, por ende, objeto de un proceso judicial
internacional;42 por su parte, la Corte recordó que en la jurisdicción internacional
las partes y la materia de la controversia son, por definición, distintas de las de
la jurisdicción interna, y que en ese caso el aspecto sustancial de la controversia
ante la Corte no era si la supuesta víctima violó la legislación interna del Estado,
37 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Genie Lacayo. Excepciones preliminares,
sentencia del 27 de enero de 1995, párrafo 21.
38 Cfr. ibíd, párrafos 23 a 26.
39 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Blake. Excepciones preliminares, sentencia
del 2 de julio de 1996, párrafos 22 de la parte expositiva y 1 y 2 de la parte resolutiva.
40 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Cesti Hurtado. Excepciones preliminares,
sentencia del 26 de enero de 1999, párrafo 35 letra a).
41 Cfr. ibíd, párrafo 41 letra b).
42 Cfr. ibíd, párrafo 36 letra d).
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 643
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
47 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Paniagua Morales y otros. Excepciones
preliminares, sentencia del 25 de enero de 1996, párrafo 23.
48 Cfr. ibíd, párrafos 31 al 42.
49 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Castillo Petruzzi y otros. Excepciones
preliminares, sentencia del 4 de septiembre de 1998, párrafos 27, y 90 al 93.
50 Cfr. ibíd, párrafo 92.
646 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
B.- LA ADMISIBILIDAD
DE LAS EXCEPCIONES OPUESTAS
Sin duda, la muy amplia variedad de excepciones preliminares que,
eventualmente, pueden llegar a plantear los Estados, hace necesario examinar
la cuestión relativa a la admisibilidad de las mismas, sobre la que el tribunal
tendrá que pronunciarse como cuestión previa al examen de sus méritos.
Independientemente del mérito de su planteamiento, esas excepciones
preliminares pueden ser inadmisibles, ya sea porque son extemporáneas, por
algún defecto de forma que impida que ella pueda ser considerada por el tribunal,
o porque no tienen una naturaleza estrictamente preliminar.
En el caso específico del no-agotamiento de los recursos internos, opuesto
ante la Corte como excepción preliminar en el caso Gangaram Panday, aunque
el tribunal consideró extemporáneo que el gobierno invocara esta excepción no
habiéndola planteado ante la Comisión, 75 el juez ad hoc Antonio Cançado
Trindade emitió un voto razonado en el que rechaza, en toda circunstancia, la
procedencia de esta excepción ante la Corte. En su opinión, ésta es una cuestión
que está ligada a la admisibilidad de la petición ante la Comisión y es en esa
instancia ante la cual debe ser alegada; si el Estado no la alegó en ese momento
habría renunciado tácitamente a dicha objeción, cuyo propósito es permitirle
remediar la presunta violación antes de que el órgano internacional decida sobre
los méritos de la denuncia. Por otra parte, en la hipótesis de que el Estado
efectivamente haya alegado dicha excepción ante la Comisión sin que la misma
haya sido acogida por ésta, el Estado no podría reabrir la discusión ante la
Corte, entre otras razones porque, en el sistema de la Convención, la Comisión
y la Corte tendrían poderes claramente definidos, correspondiendo a la Comisión
la competencia para decidir sobre la admisibilidad de las peticiones o
comunicaciones, y a la Corte la competencia para decidir -en casos contenciosos-
si ha habido una violación de la Convención; además, Cançado Trindade rechaza
la posibilidad de considerar la cuestión de admisibilidad en una doble instancia,
porque ello generaría una desigualdad procesal, creando una disparidad entre
las partes, pues el individuo no tiene abierta la posibilidad de recurrir a la Corte
impugnando una decisión de la Comisión que declare inadmisible su petición
por falta de agotamiento de los recursos internos.76 Aunque en el caso Cantoral
84 De hecho, en los primeros casos en contra de Honduras el primer escrito del gobierno formulando
objeciones a la admisibilidad de la demanda se presentó cinco meses y medio después de notificada
la demanda, cuando vencía el plazo señalado como límite para que el gobierno presentara su escrito
de contestación a la demanda. Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez
Rodríguez. Excepciones preliminares , sentencia del 26 de junio de 1987, párrafos 3 y 7, Caso
Fairén Garbi y Solís Corrales. Excepciones preliminares, sentencia del 26 de junio de 1987,
párrafos 3 y 7, y Caso Godínez Cruz. Excepciones preliminares, sentencia del 26 de junio de
1987, párrafos 3 y 7.
85 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Benavides Cevallos , sentencia del 19 de
junio de 1998, párrafo 12.
86 Cfr. ibíd, párrafo 14.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 655
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
87 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Hilaire vs. Trinidad y Tobago. Excepciones
preliminares, sentencia del 1 de septiembre de 2001, párrafos 19 y 20.
88 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Castillo Petruzzi y otros. Excepciones
preliminares, sentencia del 4 de septiembre de 1998, párrafos 22, 25, 26, 27, 28, y 29 N° 5.
89 Cfr. ibíd, párrafo 30.
90 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Castillo Páez. Excepciones preliminares,
sentencia del 30 de enero de 1996, párrafo 24; y Caso Loayza Tamayo. Excepciones preliminares,
sentencia del 31 de enero de 1996, párrafo 23. Según el gobierno del Perú, esta diferencia derivaría
de que mientras los plazos en meses se computarían en forma calendaria, los plazos en días sólo
incluirían los días ‘hábiles’.
91 Cfr. ibíd, párrafos 25 y 24 respectivamente.
656 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
97 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Castillo Páez. Excepciones preliminares,
sentencia del 30 de enero de 1996, párrafo 35; y Caso Loayza Tamayo. Excepciones preliminares,
sentencia del 31 de enero de 1996, párrafo 34. Las cursivas son del autor de estas líneas.
98 Cfr. la Resolución del Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso
Caballero Delgado y Santana, de fecha 16 de febrero de 1993.
99 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Castillo Páez. Excepciones preliminares,
sentencia del 30 de enero de 1996, párrafo 36; y Caso Loayza Tamayo. Excepciones preliminares,
sentencia del 31 de enero de 1996, párrafo 35.
658 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
3.- SU FUNDAMENTACIÓN
Y LA EVIDENCIA NECESARIA
107 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Gangaram Panday. Excepciones
preliminares, sentencia del 4 de diciembre de 1991, párrafo 36. La referencia que hace la Corte es
al art. 27, párrafo 2, del Reglamento de la Corte entonces vigente.
108 Cfr. ibíd, párrafo 41.
109 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Castillo Petruzzi y otros. Excepciones
preliminares, sentencia del 4 de septiembre de 1998, párrafo 81 letra a).
110 Ibíd, párrafo 81 letra b).
111 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Cantos vs. Argentina. Excepciones
preliminares, sentencia del 7 de septiembre de 2001, párrafo 22.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 661
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
112 Cfr. ibíd, párrafo 31. La Corte Interamericana cita la sentencia arbitral del 31.VII.1989 sobre la
delimitación de la frontera marítima entre Guinea-Bissau y Senegal, Reports of International Arbitral
Awards, vol. XX, pp. 135-136; y la sentencia arbitral del 13.X.1995 sobre la Laguna del Desierto,
§§ 77 y 78.
113 En realidad, el gobierno de Surinam no hizo uso de este derecho, pues posteriormente renunció a la
comparecencia de los testigos ofrecidos. Cfr., Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso
Gangaram Panday. Excepciones preliminares, sentencia del 4 de diciembre de 1991, párrafo 9.
114 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Cayara. Excepciones preliminares,
sentencia del 3 de febrero de 1993, párrafos 9 y 10.
115 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Paniagua Morales y otros. Excepciones
preliminares, sentencia del 25 de enero de 1996, párrafo 4.
662 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
corpus tramitado a favor de los señores Durand Ugarte y Ugarte Rivera, así
como el expediente iniciado contra ellos por el delito de terrorismo.116 Asimismo,
en el caso Cantoral Benavides la Secretaría de la Corte, mediante nota de
fecha 1 de octubre de 1996, solicitó al Estado que requiriera a la Corte Suprema
de Justicia del Perú un informe sobre si el señor Cantoral Benavides, o alguna
persona en su representación, interpuso algún recurso de revisión contra la
sentencia de ese mismo tribunal de fecha 6 de octubre de 1995; no obstante,
dicho documento no fue presentado por el Perú. 117 Asimismo, siguiendo
instrucciones de la Corte, la Secretaría solicitó al Perú, como prueba para mejor
resolver, una copia debidamente certificada del comprobante judicial donde
constara la fecha de notificación oficial a la supuesta víctima de la sentencia del
24 de septiembre de 1993 y de la legislación que regulaba todos los aspectos
procesales relacionados con el recurso extraordinario de revisión tanto en el
fuero militar como en el fuero ordinario; dicha documentación tampoco fue
remitida por el Estado.118
C.- LA TRAMITACIÓN
DE LAS EXCEPCIONES PRELIMINARES
116 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Durand y Ugarte. Excepciones
preliminares, sentencia del 28 de mayo de 1999, párrafo 21.
117 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Cantoral Benavides. Excepciones
preliminares, sentencia del 3 de septiembre de 1998, párrafo 18.
118 Cfr. ibíd, párrafo 24.
119 Cfr. el art. 37 N° 2 del actual Reglamento de la Corte. El art. 31 del anterior Reglamento exigía que
el escrito de excepciones preliminares se presentara “en diez ejemplares”, referencia que el reglamento
en vigor ha omitido.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 663
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
120 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Castillo Páez. Excepciones preliminares,
sentencia del 30 de enero de 1996, párrafo 44, y Caso Loayza Tamayo. Excepciones preliminares,
sentencia del 31 de enero de 1996, párrafo 44.
121 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Ivcher Bronstein. Competencia, sentencia
del 24 de septiembre de 1999, y Caso del Tribunal Constitucional. Competencia, sentencia del 24
de septiembre de 1999.
122 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez. Excepciones
preliminares, sentencia del 26 de junio de 1987, párrafos 7, 11, 25, y 28; Caso Fairén Garbi y
Solís Corrales. Excepciones preliminares, sentencia del 26 de junio de 1987, párrafos 7, 11, 30, y
33; y Caso Godínez Cruz. Excepciones preliminares, sentencia del 26 de junio de 1987, párrafos
7, 11, 28, y 31.
123 Cfr. el art. 79, N° 4, del Reglamento de la Corte Internacional de Justicia, del 14 de abril de 1978,
con las enmiendas introducidas por la Corte el 5 de diciembre de 2000.
664 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
1.- SU NOTIFICACIÓN
124 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Gangaram Panday.
Excepciones preliminares, sentencia del 4 de diciembre de 1991, párrafo 8.
125 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Castillo Páez. Excepciones preliminares,
sentencia del 30 de enero de 1996, párrafo 8.
126 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Loayza Tamayo. Excepciones preliminares,
sentencia del 31 de enero de 1996, párrafos 6 y 7.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 665
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
para sustentar las excepciones opuestas,127 lo cual originó un nuevo escrito por
parte de la Comisión, solicitando que este último escrito del gobierno se tuviera
por no presentado.128 Como ya se ha señalado, esto plantea una cuestión previa,
que el tribunal debe resolver antes de pronunciarse sobre el fondo de las
excepciones preliminares.129
Por otra parte, la Corte ha rechazado observaciones a las excepciones
preliminares formuladas en forma genérica por la Comisión, en las que ésta
hace referencia a lo que ya ha argumentado en otro caso ventilado ante la Corte.
Según el tribunal, la petición de la Comisión en el sentido que la Corte considere
‘en lo pertinente’ argumentos que fueron planteados en otro caso, no contribuye
a la marcha del proceso pues, cuando la Comisión presenta observaciones sobre
las excepciones preliminares interpuestas por el Estado, debe relacionarlas con
las circunstancias particulares del caso respectivo; en consecuencia, la Corte se
negó a examinar las observaciones a las excepciones preliminares planteadas
en el desarrollo de otros casos.130
127 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Castillo Páez. Excepciones preliminares,
sentencia del 30 de enero de 1996, párrafo 11; y Caso Loayza Tamayo. Excepciones preliminares,
sentencia del 31 de enero de 1996, párrafo 11.
128 Cfr. ibídem.
129 Cfr. ibíd, párrafos 23 y 22 respectivamente.
130 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Cesti Hurtado. Excepciones preliminares,
sentencia del 26 de enero de 1999, párrafos 28 y 29.
131 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Neira Alegría y otros.
Excepciones preliminares, sentencia del 11 de diciembre de 1991, párrafo 9. También, Caso
Gangaram Panday. Excepciones preliminares, sentencia del 4 de diciembre de 1991, párrafo 9, y
Caso Durand y Ugarte. Excepciones preliminares, sentencia del 28 de mayo de 1999, párrafo 19.
132 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Paniagua Morales y otros. Excepciones
preliminares, sentencia del 25 de enero de 1996, párrafo 10; Caso Castillo Páez. Excepciones
preliminares, sentencia del 30 de enero de 1996, párrafo 10; y Caso Loayza Tamayo. Excepciones
preliminares, sentencia del 31 de enero de 1996, párrafo 10.
666 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
4.- SU UNIÓN
CON LA CUESTIÓN DE FONDO
137 Cfr. el art. 79, N° 10, del Reglamento de la Corte Internacional de Justicia, del 14 de abril de 1978,
con las enmiendas introducidas por la Corte el 5 de diciembre de 2000.
138 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Cantoral Benavides. Excepciones
preliminares, sentencia del 3 de septiembre de 1998, párrafo 15.
139 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas
Tingni. Excepciones preliminares, sentencia del 1 de febrero de 2000, párrafo 46.
140 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Villagrán Morales y otros.
Excepciones preliminares, sentencia del 11 de septiembre de 1997, párrafo 19.
668 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
141 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez. Excepciones
preliminares, sentencia del 26 de junio de 1987, párrafo 83; Caso Fairén Garbi y Solís Corrales.
Excepciones preliminares, sentencia del 26 de junio de 1987, párrafo 82; y Caso Godínez Cruz.
Excepciones preliminares, sentencia del 26 de junio de 1987, párrafo 85.
142 Cfr. ibíd, párrafos 91, 90, y 93, respectivamente.
143 Cfr. ibíd, párrafos 89 y 90, 89, y 91 y 92 respectivamente.
144 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Genie Lacayo. Excepciones preliminares,
sentencia del 27 de enero de 1995, párrafo 29.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 669
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
145 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Castillo Petruzzi y otros. Excepciones
preliminares, sentencia del 4 de septiembre de 1998, párrafos 52, 53, 56, y 57.
146 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Cesti Hurtado. Excepciones preliminares,
sentencia del 26 de enero de 1998, párrafo 33.
147 Que, en opinión del juez Cançado Trindade, es la única competente para pronunciarse sobre la
admisibilidad de las peticiones ante la Comisión.
670 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
148 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Juan Humberto Sánchez vs. Honduras ,
sentencia del 7 de junio de 2003, párrafo 19.
149 Cfr. la Resolución del Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 30 de
noviembre de 2002, en el Caso Mack Chang vs. Guatemala, punto primero de la parte resolutiva.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 671
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
D.- EL DESISTIMIENTO
DE LAS EXCEPCIONES PRELIMINARES
Obviamente, nada impide que, luego de introducido el escrito de
excepciones preliminares, el Estado demandado se desista de las mismas; esto
fue lo que ocurrió, efectivamente, en el caso Aloeboetoe y otros, en que, en la
misma audiencia convocada para escuchar a las partes sobre las excepciones
preliminares, el gobierno de Surinam reconoció su responsabilidad en ese caso
y el derecho de la Corte a determinar las indemnizaciones correspondientes.150
En el caso Bámaca Velásquez, después de haber presentado un escrito
formulando excepciones preliminares, por presunta falta de agotamiento de los
recursos internos, en la contestación de la demanda manifestó que reconocía su
responsabilidad en el presente caso, pero advirtió que este reconocimiento no
implicaba reconocimiento del agotamiento de los recursos internos, toda vez
que el caso seguía vigente de conformidad con el ordenamiento jurídico
guatemalteco. En tales circunstancias, la Comisión le pidió a la Corte que aclarara
si se había retirado la excepción preliminar antes referida, a lo cual el Estado
respondió que, al haber reconocido su responsabilidad internacional, debía
entenderse por retirada la excepción preliminar interpuesta; la Corte resolvió
que se tenía por retirada dicha excepción preliminar, y dispuso que se continuara
con la tramitación del caso en cuanto al fondo.151
En el caso Mack Chang, después de haber formulado excepciones
preliminares en el escrito de contestación de la demanda, el Estado envió al
tribunal una comunicación indicando que había resuelto mantener y reiterar, en
los mismos y textuales términos planteados ante la Comisión, la ‘aceptación
internacional que de su responsabilidad institucional hizo en el caso 10.636’,
en el procedimiento ante la Comisión. Por su ambigüedad, los términos de ese
allanamiento fueron objetados tanto por la Comisión como por los representantes
de los familiares de la víctima. En esas circunstancias, el Estado presentó un
nuevo escrito, en el que manifestó que se veía precisado a desistir de las
excepciones preliminares interpuestas previamente; ese desistimiento fue
confirmado en los alegatos orales del Estado en la audiencia pública convocada
150 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Aloeboetoe y otros, sentencia del 4 de
diciembre de 1991, párrafo 22.
151 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Bámaca Velásquez, sentencia del 25 de
noviembre de 2000, párrafos 22, 23, 25, y 26.
672 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
previamente por la Corte. 152 Con estos antecedentes, el tribunal señaló que el
Estado demandado se había desistido de la totalidad de las excepciones
preliminares interpuestas en la demanda.153
152 Cfr. la Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 18 de febrero de 2003, en
el Caso Mack Chang vs. Guatemala, párrafos 2, 4, 5, 6, y 8 de la parte expositiva.
153 Cfr. ibíd, párrafo 1 de la parte considerativa, y párrafo 1 de la parte resolutiva.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 673
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
Capítulo XIV
1 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez, sentencia del 29 de
julio de 1988, párrafo 132, Caso Godínez Cruz, sentencia del 20 de enero de 1989, párrafo 138, y
Caso Fairén Garbi y Solís Corrales, sentencia del 15 de marzo de 1989, párrafo 134.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 675
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
676 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
Corte nunca conocerá casos que provengan de particulares, debido a que, cuando
un individuo presenta un caso ante la Comisión, éste puede ser remitido a la
Corte ya sea por un Estado parte o por la Comisión”.4 Sin embargo, con la
entrada en vigor del nuevo Reglamento de la Corte,5 esta situación ha cambiado
radicalmente, pues el art. 2 N° 23 del citado Reglamento considera ‘partes en el
caso’ a la víctima o a la presunta víctima, al Estado, y sólo procesalmente a la
Comisión. Sin perjuicio de lo anterior, indirectamente ya se había asegurado la
intervención del individuo en los procedimientos que se siguieran ante la Corte.
Efectivamente, el art. 71, N° 4, del anterior Reglamento de la Comisión
expresaba, desde hacía tiempo, que los delegados de la Comisión ante la Corte
podían ser asistidos por cualquier persona designada por la Comisión; de hecho,
en todos los casos sometidos ante la Corte, la Comisión se ha hecho asistir por
los abogados o representantes del peticionario.6 Esta práctica de la Comisión
no sólo había sido aceptada por la Corte sino que había sido confirmada por el
art. 22 N° 1 de su Reglamento anterior, el cual disponía que los delegados de la
Comisión podían hacerse asistir por ‘cualesquiera personas de su elección’;
además, ella había sido reforzada por el art. 22, N° 2, del mismo Reglamento,
que contemplaba expresamente la posibilidad de que, entre esos asistentes,
figuraran abogados representantes designados por el peticionario, la víctima, o
los familiares de ésta. A mayor abundamiento, el art. 28 del citado Reglamento
obligaba al Secretario de la Corte a comunicar la demanda, inter alia, al
denunciante original, si se le conocía, y a la víctima o sus familiares, si fuere el
caso.
En la práctica, en la medida en que normalmente los peticionarios son
organizaciones no gubernamentales de derechos humanos, o que están asistidos
por ellas, todo lo anterior se traduce en que dichas organizaciones no
gubernamentales tienen un papel protagónico en el procedimiento ante la Corte.
En algunos casos, éstas pueden contar con mayores recursos técnicos, humanos,
e incluso financieros, que la Comisión o que la Corte para reunir evidencia y
examinar determinados puntos de Derecho; tienen mayor facilidad de
desplazamiento que cualquiera de los órganos de la Convención, y un acceso
Corte considera que el plazo estipulado en el art. 51, párrafo 1, no es fatal y que
puede ser prorrogado.11
De acuerdo con el criterio del tribunal, la disposición antes citada estipula
que la Comisión, dentro de los tres meses siguientes a la remisión del informe,
si el asunto no ha sido solucionado, debe optar por enviar el caso a la Corte o
por emitir posteriormente su opinión y conclusiones; pero en el curso de ese
plazo podrían presentarse -a juicio de la Corte- diversas circunstancias que lo
interrumpan o, incluso, que hagan necesaria la elaboración de un nuevo informe
o la reanudación de un nuevo plazo desde el principio, por lo que en cada caso
sería necesario hacer el análisis respectivo para determinar si el plazo venció o
no, o cuáles fueron las circunstancias que razonablemente lo interrumpieron.12
Curiosamente, la propia Corte señala que “la seguridad jurídica exige, sin
embargo, que los Estados sepan a qué atenerse y no puede dejarse a la Comisión
hacer uso arbitrario de los plazos y menos aún si son de aquellos contemplados
en la Convención misma”.13 Como quiera que sea, en el caso Cayara el tribunal
consideró que un lapso de más de siete meses excedía con mucho los límites de
temporalidad y razonabilidad que, en su opinión, debían informar el
procedimiento.14
En el caso Cayara, la Corte dejó sentado que el informe de la Comisión
se remitió al gobierno el 1 de marzo de 1991 y que el plazo para someterlo a ella
hubiera vencido el 31 de mayo,15 lo que sólo ocurrió el 3 de junio de 1991,
cuando le fue comunicada dicha demanda vía facsímil; en consecuencia, el
tribunal admite que la demanda original llegó tres días después del supuesto
vencimiento de dicho plazo.16 A pesar de lo anterior, la Corte expresó que “una
demanda que contiene imputaciones tan graves como aquellas a que nos
referimos ahora, no podría considerarse caducada simplemente por ello”.17
Concordante con lo anterior, en párrafos previos había sostenido que para resolver
adecuadamente las objeciones planteadas por el Gobierno debía ratificar su
criterio tantas veces expresado en el sentido que el objeto y fin del tratado es la
la Corte admitió la posibilidad -no del todo evidente a juicio de quien escribe
estas líneas- de que este procedimiento se pudiera renunciar, o excusar, en asuntos
que, ab initio, se planteen entre Estados, y no entre un individuo (o grupo de
individuos) y el Estado.22
Otro aspecto íntimamente asociado con el punto anterior tiene que ver
con la competencia de la Comisión para someter un asunto a la Corte dentro del
plazo de tres meses previsto en el art. 51 de la Convención, pero antes del
vencimiento de una prórroga que se haya concedido al Estado para que cumpla
con las recomendaciones de la Comisión. En el caso Castillo Petruzzi y otros,
el Estado demandado objetó lo que calificó de prematura decisión de la Comisión
de enviar el caso a la Corte, a pesar de que estaba corriendo un plazo adicional
para que el Perú pudiera pronunciarse sobre el informe de la Comisión;23 aunque
la Corte rechazó este argumento, observando que esa decisión se adoptó sujeta
al eventual cumplimiento por parte del Perú de las recomendaciones contenidas
en el informe de la Comisión, las cuales el Estado se negó a atender, y que de
hecho la demanda se introdujo después de que ya había vencido la prórroga
concedida al Estado demandado, sin que se causara a este último ningún perjuicio
que pudiera afectar el ejercicio de sus derechos,24 ella no se pronunció en cuanto
a si el plazo que tiene el Estado para cumplir con las recomendaciones de la
Comisión suspende el derecho de la Comisión de someter el caso a la Corte,
haciendo inadmisible una demanda interpuesta durante ese lapso.
Por otra parte, de acuerdo con lo dispuesto por el art. 61, Nº 2, de la
Convención, la Corte debe examinar, como requisito previo de procesabilidad,
el agotamiento del procedimiento previsto ante la Comisión por los arts. 48 a
50 de la Convención, sin el cual la intervención de la Corte carecería de validez
formal. Este criterio fue sustentado por la Comisión en el Asunto Viviana
Gallardo y otras, afirmando que en ningún caso que se quiera traer al
conocimiento de la Corte Interamericana de Derechos Humanos puede
prescindirse de los procedimientos establecidos en los artículos 48 a 50 de la
Convención.25 Pero es conveniente observar que esta decisión se produjo en un
caso sometido a la Corte directamente por el Estado, y que en la decisión del
26 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Asunto Viviana Gallardo y otras, Nº G 101/81,
decisión del 13 de noviembre de 1981, párrafo 25.
27 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Asunto Viviana Gallardo y otras, decisión del
13 de noviembre de 1981, Nº G 101/81, párrafos 20, 21, y 25.
28 Ibíd., párrafo 25.
29 Cfr. The Inter-American Court of Human Rights, en The American Journal of International Law,
vol. 76, Nº 2, 1982, pp. 238 y s.
684 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
B.- LA INTRODUCCIÓN
DE LA DEMANDA
Ya sea que la demanda sea presentada por un Estado parte o por la
Comisión, la introducción de la misma se hará ante la Secretaría de la Corte. El
escrito de demanda deberá interponerse en los idiomas de trabajo de la Corte y
expresará cuáles son las partes en el caso, el objeto de la demanda, una exposición
de los hechos, las pruebas ofrecidas indicando los hechos sobre los cuales
versarán, la individualización de los testigos y peritos, los fundamentos de
Derecho y las conclusiones pertinentes; si quien introduce la demanda es la
Comisión, junto con la demanda deberá acompañar una copia del informe a que
se refiere el art. 50 de la Convención;36 la demanda debe contener, además, la
designación de los agentes del Estado demandante o de los delegados de la
Comisión, indicando en el caso de los primeros, la dirección a la cual se
entenderán oficialmente remitidas las comunicaciones pertinentes.
Al tenor del art. 32 del Reglamento de la Corte, la introducción de una
causa, de conformidad con el artículo 61 N° 1 de la Convención, se hará ante la
Secretaría de la Corte mediante la interposición de la demanda en los idiomas
de trabajo del tribunal; si la demanda ha sido presentada en uno sólo de esos
idiomas, no se suspenderá el trámite reglamentario, pero la traducción al o a los
otros idiomas de trabajo deberá presentarse dentro de los 30 días siguientes. La
mayor parte de las demandas han sido introducidas y tramitadas en castellano;
en los casos Hilaire, Constantine y otros, y Benjamin y otros, las demandas
fueron presentadas en inglés y su tramitacion se efectuó en el mismo idioma.37
De acuerdo con el art. 26 del Reglamento, el escrito de solicitudes,
argumentos y pruebas y los demás escritos dirigidos a la Corte podrán presentarse
personalmente, vía courier, facsimilar, telex, correo o cualquier otro medio
generalmente utilizado. En el caso del envío por medios electrónicos, los
documentos originales, así como la prueba que los acompañe, deberán ser
remitidos a más tardar en el plazo de siete días. El escrito original de demanda,
contestación de la demanda, solicitudes, argumentos y pruebas, contestación
de excepciones preliminares, así como los anexos respectivos de estos, deberán
ser acompañados con tres copias idénticas a la original. El Presidente de la
36 Cfr. el art. 33 del Reglamento de la Corte. El art. 25 del Reglamento original requería que la demanda
indicara, además, los derechos involucrados.
37 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Hilaire, Constantine y Benjamin y otros
vs. Trinidad y Tobago, sentencia del 21 de junio de 2002, parrafo 4, nota 3 a pie de página.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 687
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
38 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas
Tingni vs. Nicaragua, sentencia del 31 de agosto de 2001, párrafos 48 y 49.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 689
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
39 Cfr., por ejemplo, la comunicación de la Secretaría de la Corte dirigida a los delegados de la Comisión
en el caso Ivcher Bronstein, de fecha 20 de abril de 1999.
40 Cfr. ibídem.
41 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso del Tribunal Constitucional (Aguirre
Roca, Rey Terry y Revoredo Marsano vs. Perú), sentencia del 31 de enero de 2001, párrafo 16.
690 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
42 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Baena Ricardo y otros (270 trabajadores
vs. Panamá), sentencia del 2 de febrero de 2001, párrafo 22.
43 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Castillo Petruzzi y otros, sentencia del 30
de mayo de 1999, párrafo 107. Cfr. también, en la misma sentencia, los párrafos 116, 166, y 178,
referidos a otras omisiones de la Comisión en su demanda.
44 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Cayara. Excepciones
preliminares, sentencia del 3 de febrero de 1993, párrafo 4; Caso El Amparo, sentencia del 18 de
enero de 1995, párrafo 7; y Caso Caballero Delgado y Santana, sentencia del 8 de diciembre de
1995, párrafo 8.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 691
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
45 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Villagrán Morales y otros (Caso de los
‘Niños de la calle’), sentencia del 19 de noviembre de 1999, párrafos 36 a 38, y 40 y 41.
46 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Barrios Altos (Chumbipuma Aguirre y
otros vs. Perú), sentencia del 14 de marzo de 2001, párrafos 22 y 23.
47 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Cantos vs. Argentina. Excepciones
preliminares, sentencia del 7 de septiembre de 2001, párrafo 14.
692 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
48 Cfr., por ejemplo, la designación por Argentina de múltiples agentes en el caso Bulacio. Corte
Interamericana de Derechos Humanos, Caso Bulacio vs. Argentina, sentencia del 18 de septiembre
de 2003, párrafo 15.
49 Cfr. nota de la Secretaría de la Corte, dirigida al Agente del Estado en los primeros casos en contra
de Honduras, Ref. CDH-CH/032, del 26 de septiembre de 1986.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 693
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
50 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Hilaire, Constantine y Benjamin y otros
vs. Trinidad y Tobago, sentencia del 21 de junio de 2002, párrafo 41.
694 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
51 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Castillo Petruzzi y otros. Excepciones
preliminares, sentencia del 4 de septiembre de 1998, párrafo 68.
52 Cfr. ibídem.
53 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Castillo Petruzzi y otros, sentencia del 30
de mayo de 1999, párrafos 107, 116, 166, y 178.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 695
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
54 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas
Tingni vs. Nicaragua, sentencia del 31 de agosto de 2001, párrafos 156 y 157.
55 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Castillo Petruzzi y otros. Excepciones
preliminares, sentencia del 4 de septiembre de 1998, párrafo 92.
56 Cfr. ibídem.
57 Cfr. ibíd, párrafo 22.
58 Cfr. ibíd, párrafos 25 y 26.
696 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
63 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Las Palmeras, sentencia del 6 de diciembre
de 2001, párrafos 22, 23 y 31. Cfr. también Caso Aloeboetoe y otros. Reparaciones (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 10 de septiembre de 1993,
párrafo 81.
64 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Baena Ricardo y otros (270 trabajadores
vs. Panamá), sentencia del 2 de febrero de 2001, párrafos 95, 96, y 99.
698 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
65 Cfr., en este sentido, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Castillo Petruzzi y otros,
sentencia del 30 de mayo de 1999, párrafo 29.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 699
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
69 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Baena Ricardo y otros (270 trabajadores
vs. Panamá). Competencia, sentencia del 28 de noviembre de 2003, párrafos 34, 36, 40, y 47.
70 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Benavides Cevallos, sentencia
del 19 de junio de 1998, párrafo 12.
71 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Caballero Delgado y Santana. Excepciones
preliminares, sentencia del 21 de enero de 1994, párrafo 5.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 701
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
c) El contenido de la contestación
72 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Castillo Petruzzi y otros. Excepciones
preliminares, sentencia del 4 de septiembre de 1998, párrafo 33.
73 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Bulacio vs. Argentina, sentencia del 18 de
septiembre de 2003, párrafo 16.
702 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
74 Cfr. Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 28 de enero de 1996, Caso
Blake, párrafos 1 y 2 de la parte expositiva, párrafo 2 de la parte considerativa, y parte resolutiva de
la misma.
75 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Castillo Petruzzi y otros. Excepciones
preliminares, sentencia del 4 de septiembre de 1998, párrafo 40.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 703
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
76 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Aloeboetoe y otros, sentencia del 4 de
diciembre de 1991, párrafos 22 y 23.
77 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso El Amparo, sentencia del 18 de enero de
1995, párrafos 17, 19, y 20.
78 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Garrido y Baigorria, sentencia del 2 de
febrero de 1996, párrafo 27.
79 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso del Caracazo, sentencia del 11 de noviembre
de 1999, párrafos 37, 39, y 41.
80 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Bulacio vs. Argentina, sentencia del 18 de
septiembre de 2003, párrafos 27 y 31.
81 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Las Palmeras, sentencia del 6 de diciembre
de 2001, párrafo 19.
704 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
d) El traslado de la contestación
86 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Barrios Altos (Chumbipuma Aguirre y
otros vs. Perú), sentencia del 14 de marzo de 2001, párrafos 31 y 32.
87 Cfr. ibíd, párrafos 35 y 36.
88 Cfr. ibíd, párrafos 38 y 39.
89 Cfr. ibíd, párrafo 40.
706 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
90 Cfr. el art. 44, N° 3, del Reglamento de la Corte Internacional de Justicia, del 14 de abril de 1978,
con las enmiendas introducidas por la Corte el 5 de diciembre de 2000.
91 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Aloeboetoe y otros, sentencia
del 4 de diciembre de 1991, párrafo 5; Caso Gangaram Panday, sentencia del 21 de enero de 1994,
párrafo 15; y Caso Neira Alegría y otros, sentencia del 19 de enero de 1995, párrafo 16.
92 Cfr. Ibídem.
93 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Caballero Delgado y Santana, sentencia
del 8 de diciembre de 1995, párrafos 8, 10, y 11.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 707
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
debía fijar los plazos para el depósito de los documentos respectivos. Por el
contrario, el art. 38 del Reglamento actualmente en vigor dispone que, contestada
la demanda, y antes del procedimiento oral, las partes podrán solicitar al
Presidente la celebración de otros actos del procedimiento escrito y, en caso de
que el Presidente lo estime pertinente, fijará los plazos para la presentación de
los documentos respectivos. La disposición que comentamos es el resultado de
una reforma progresiva del Reglamento de la Corte, adoptada con el propósito
de simplificar el procedimiento y evitar que éste se prolongara indebidamente.
Asimismo, a fin de evitar trámites puramente dilatorios, el art. 26 N° 2 del
Reglamento faculta al presidente del tribunal para que, en consulta con la
Comisión Permanente, pueda rechazar cualquier escrito de las partes que
considere manifiestamente improcedente, el cual ordenará devolver sin trámite
alguno al interesado.94
Teniendo en cuenta los vaivenes en la regulación de esta materia, no
han faltado ocasiones en que se han recibido escritos de réplica y dúplica.
Después de contestada la demanda, en el caso Las Palmeras la Comisión solicitó
la celebración de otros actos del procedimiento escrito, lo cual fue aceptado por
el Presidente de la Corte, otorgando plazo a ambas partes para la presentación
de los escritos pertinentes.95 Asimismo, en el caso Baena Ricardo y otros, la
Comisión informó a la Corte que consideraba de suma importancia la celebración
de otros actos del procedimiento escrito, para lo cual solicitó que se le otorgara
un plazo de dos meses para presentar la réplica; la Secretaría informó a la
Comisión y al Estado que el Presidente, de conformidad con el artículo 38 del
Reglamento, había otorgado a la primera un plazo de dos meses para la
presentación de la réplica y que, con posterioridad a la recepción de dicho escrito,
lo transmitiría al segundo para que, dentro del mismo plazo, presentase el escrito
de dúplica; sin embargo, en el caso del Estado, éste solicitó una prórroga de un
mes para la presentación de su escrito de dúplica, la cual le fue otorgada.96 En
el mismo sentido, en el caso Bulacio, la Comisión solicitó al Presidente la
posibilidad de presentar otros actos de procedimiento escrito, a lo cual éste
accedió, otorgando a ambas partes un plazo de un mes para presentar sus escritos
94 Esta disposición fue agregada al art. 29 del Reglamento, mediante decisión aprobada por la Corte el
16 de julio de 1993.
95 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Las Palmeras, sentencia del 6 de diciembre
de 2001, párrafo 21.
96 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Baena Ricardo y otros (270 trabajadores
vs. Panamá), sentencia del 2 de febrero de 2001, párrafos 23, 24, y 28.
97 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Bulacio vs. Argentina, sentencia del 18 de
septiembre de 2003, párrafo 17.
708 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
de réplica y dúplica.97
Al comparar la práctica de la Corte Interamericana con la de la Corte
Internacional de Justicia, se puede observar que en esta última el procedimiento
escrito está regido por los términos del acuerdo entre las partes, a menos que la
Corte, después de escuchar las opiniones de las partes, decida lo contrario; si el
acuerdo no contiene disposiciones sobre el procedimiento escrito, después de
la presentación de la Memoria y Contramemoria, la Corte no autorizará la
presentación de respuestas, a menos que lo considere necesario. Sin embargo,
si se contempla la presentación de escritos de réplica y dúplica, ellos deberán
estar destinados a abordar los asuntos que todavía dividen a las partes, y no a
repetir lo sostenido previamente; pero cualquier inadvertencia o error que se
haya deslizado en un escrito ya sometido a la Corte puede ser corregido en
cualquier momento con el consentimiento de la otra parte, o con el permiso del
Presidente, debiendo ser notificada a la otra parte de la misma manera como el
escrito al que se refiere.98 Después de que se ha cerrado el procedimiento escrito,
ya no se puede presentar ningún otro documento, excepto con el consentimiento
de la otra parte, el cual se presumirá si, después de haber sido notificado del
mismo, no presenta ninguna objeción.99
El Presidente de la Corte puede, en consulta con la Comisión Permanente,
rechazar cualquier escrito de las partes que considere manifiestamente
improcedente, el cual ordenará devolver sin trámite alguno al interesado.
Todos los documentos que formen parte de la fase escrita se depositarán
en la Secretaría de la Corte, y serán comunicados al Presidente y los jueces de
la Corte, a los Estados involucrados,100 a la Comisión, al denunciante original
(si se conoce) y, si fuere el caso, a la víctima o sus familiares.
98 Cfr. los arts. 46 al 52 del Reglamento de la Corte Internacional de Justicia, del 14 de abril de 1978,
con las enmiendas introducidas por la Corte el 5 de diciembre de 2000.
99 Cfr. ibíd, art. 56.
100 El art. 28, número 1, del Reglamento de la Corte sólo menciona al Estado demando, pero es evidente
que, si hay un Estado demandante, éste tiene derecho a que se le notifiquen las actuaciones del
proceso.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 709
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
101 Cfr., por ejemplo, la resolución del 3 de junio de 1993, en la que el Presidente de la Corte dispuso
convocar a una audiencia pública, en la sede del tribunal, para el día 15 de julio de 1993, a las 15.00
horas, con el fin de oír las observaciones de las partes sobre excepciones preliminares presentadas
por el gobierno de Colombia en el caso Caballero Delgado y Santana. Corte Interamericana de
Derechos Humanos, Caso Caballero Delgado y Santana. Excepciones preliminares, sentencia
del 21 de enero de 1994, párrafo 7.
102 Cfr. las notas de la Secretaría de la Corte, de fecha 21 de enero de 1999, REF. CDH-11.383/139 y
REF. CDH-11.383/140.
103 Cfr., por ejemplo, la Resolución del Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos
del 14 de septiembre de 2000, en el Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni.
104 Cfr. la Resolución del Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 30 de
noviembre de 2002, en el Caso Mack Chang vs. Guatemala, párrafo primero de la parte resolutiva.
710 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
105 Cfr., por ejemplo, la Resolución del Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos
del 18 de marzo de 1997, en el Caso Blake. Cfr., también, la Resolución del Presidente de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos del 20 de octubre de 2000, en el Caso de la Comunidad
Mayagna (Sumo) Awas Tingni.
106 Cfr., por ejemplo, la Resolución del Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos
del 9 de septiembre de 1999, en el Caso Aguilera La Rosa y otros, posteriormente identificado
como el Caso del Caracazo.
107 Cfr. ibídem.
108 Cfr. la Resolución del Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 9 de septiembre
de 1999, en el Caso Castillo Páez, del 11 de septiembre de 1995, y la Resolución del Presidente de
la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 9 de septiembre de 1999, en el Caso Loayza
Tamayo, del 11 de septiembre de 1995.
109 Cfr. la comunicación de la Secretaría de la Corte, de fecha 21 de enero de 1999, REF. CDH-11.383/
140 bis, dirigida al agente del gobierno de Guatemala.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 711
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
110 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez, sentencia del 29 de
julio de 1988, párrafos 31, 33, y 34; Caso Godínez Cruz, sentencia del 20 de enero de 1989,
párrafos 33, 35, y 36; y Caso Fairén Garbi y Solís Corrales, sentencia del 15 de marzo de 1989,
párrafos 32, 34, y 36.
111 Cfr. la Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 1o de septiembre de 1998,
en el Caso Bámaca Velásquez, párrafos 1 y 4 de la parte resolutiva.
112 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Baena Ricardo y otros (270 trabajadores
vs. Panamá), sentencia del 2 de febrero de 2001, párrafo 38. Cfr. también las comunicaciones de la
Secretaría de la Corte, de fecha 19 de enero de 1999, REF. CDH/11.325-097 y REF.
CDH/11.325-098, dirigidas a los delegados de la Comisión y al agente del Estado respectivamente.
113 Cfr. la comunicación de la Secretaría de la Corte, de fecha 19 de octubre de 2000, REF. CDH-S/649,
dirigida a los delegados de la Comisión en el trámite de esa solicitud.
712 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
c) El procedimiento
114 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas
Tingni vs. Nicaragua, sentencia del 31 de agosto de 2001, párrafos 56, 57, 58, 59, y 60.
115 En realidad, su notificación se produjo el mismo día en que comenzaban las audiencias.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 713
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
116 Cfr. Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Genie Lacayo, 27 del
noviembre de 1995, párrafo 1 de la parte expositiva, párrafos 2 y 3 de la parte considerativa, y parte
resolutiva.
714 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
acta por los Estados Partes, por la Comisión y por las víctimas o las presuntas
víctimas, sus familiares o sus representantes debidamente acreditados; e) las
declaraciones hechas por los testigos, peritos y demás personas que hayan
comparecido, así como las preguntas que se les formularen y sus respuestas; f)
el texto de las preguntas hechas por los jueces y las respuestas respectivas; y g)
el texto de las decisiones que la Corte hubiere tomado durante la audiencia.
Anteriormente los agentes, delegados, las víctimas o las presuntas víctimas, sus
familiares o sus representantes debidamente acreditados, así como los testigos,
peritos y demás personas que hubieran comparecido, recibían copia de las partes
pertinentes de la transcripción de la audiencia a fin de que pudieran corregir los
errores de transcripción. Con la reforma del Reglamento de la Corte, actualmente
la Secretaría debe grabar las audiencias, y anexar una copia de dicha grabación
al expediente; los agentes, los delegados, las víctimas o las presuntas víctimas,
sus familiares o sus representantes debidamente acreditados, recibirán copia de
la grabación de la audiencia pública al término de ésta o dentro de los 15 días
siguientes.
117 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso de la Comunidad Mayagna
(Sumo) Awas Tingni vs. Nicaragua, sentencia del 31 de agosto de 2001, párrafo 70.
118 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Bulacio vs. Argentina, sentencia del 18 de
septiembre de 2003, párrafo 29. Esta sentencia, anterior a la reforma del Reglamento, de fecha 25 de
noviembre de 2003, hace referencia a la transcripción de la audiencia, y no a su grabación.
119 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Juan Humberto Sánchez vs. Honduras ,
sentencia del 7 de junio de 2003, párrafo 22.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 715
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
audiencia pública.119
Concluido ese trámite, se ha fijado un plazo, que frecuentemente es de
alrededor de un mes, para que las partes presenten sus alegatos finales escritos.
En el evento de que alguna de las partes solicite una prórroga para someter
dichos alegatos finales escritos, la misma se concede para ambas partes. De
cualquier forma, la Corte ha sido suficientemente flexible como para aceptar
esos escritos incluso si ellos se presentan fuera de lapso; en este sentido, aunque
en el caso Baena Ricardo y otros Panamá presentó sus alegatos finales escritos
extemporáneamente, la Corte los admitió, aplicando el ‘criterio de razonabilidad
y temporalidad’, y considerando que dicha dilación no menoscababa el equilibrio
que debe guardar el tribunal entre la protección de los derechos humanos, por
una parte, y la seguridad jurídica y la equidad procesal, por la otra.120
En el caso de la Comunidad Mayagna Nicaragua objetó que se otorgara
a las partes la posibilidad de presentar alegatos finales escritos y solicitó que,
en caso de que la Corte decidiera seguir adelante con la admisión de dichos
alegatos, se le concediera una prórroga para su presentación. La Secretaría de la
Corte, siguiendo instrucciones del Presidente, informó al Estado que había sido
práctica constante y uniforme de la Corte conceder a las partes la oportunidad
de presentar alegatos finales escritos, entendidos éstos como un resumen de las
posiciones de las partes manifestadas en la audiencia pública sobre el fondo, en
la inteligencia de que dichos escritos no estaban sujetos a observaciones
adicionales contradictorias de las partes. En relación con la solicitud de prórroga
para la presentación de los alegatos finales del Estado, la Secretaría manifestó a
éste que, siguiendo instrucciones del Presidente, en atención al tiempo que habían
tenido las partes para presentar sus alegatos finales escritos, y en aras de que no
se menoscabara el equilibrio que debe guardar el Tribunal entre la protección
de los derechos humanos, la seguridad jurídica y la equidad procesal, se otorgaba
un plazo improrrogable a ambas partes hasta el 17 de agosto de 2001.121
120 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Baena Ricardo y otros (270 trabajadores
vs. Panamá), sentencia del 2 de febrero de 2001, párrafo 50.
121 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas
Tingni vs. Nicaragua, sentencia del 31 de agosto de 2001, párrafo 70.
716 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
122 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez, sentencia
del 29 de julio de 1988, párrafo 38; Caso Godínez Cruz, sentencia del 20 de enero de 1989, párrafo
40; Caso Fairén Garbi y Solís Corrales, sentencia del 15 de marzo de 1989, párrafo 47; Caso
Velásquez Rodríguez. Indemnización compensatoria, sentencia del 21 de julio de 1989, párrafo
19; Caso Godínez Cruz. Indemnización compensatoria, sentencia del 21 de julio de 1989, párrafo
19, Caso Aloeboetoe y otros, Reparaciones (Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos
Humanos), sentencia del 10 de septiembre de 1993, párrafo 38; y Caso Gangaram Panday, sentencia
del 21 de enero de 1994, párrafo 37.
123 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Baena Ricardo y otros (270 trabajadores
vs. Panamá). Competencia, sentencia del 28 de noviembre de 2003, párrafos 20 y 46.
124 Cfr. Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 21 de julio de 1989, en los
casos Velásquez Rodríguez, Fairén Garbi y Solís Corrales, y Godínez Cruz.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 717
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
D.- EL ESTABLECIMIENTO
DE LOS HECHOS
En procedimientos ante tribunales internacionales, y particularmente en
las disputas entre Estados, la controversia suele versar sobre el contenido del
Derecho más que sobre los hechos; por consiguiente, las reglas en materia de
125 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Baena Ricardo y otros (270 trabajadores
vs. Panamá), sentencia del 2 de febrero de 2001, párrafo 37.
126 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas
Tingni vs. Nicaragua, sentencia del 31 de agosto de 2001, párrafo 52.
718 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
127 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Neira Alegría y otros, sentencia del 19 de
enero de 1995, párrafos 90, y 91 Nº 3 y 5; y Caso Caballero Delgado y Santana, sentencia del 8 de
diciembre de 1995, párrafos 71, y 72 Nº 7. En ambos casos el tribunal también ha señalado la
necesidad de probar los gastos en que pudieran haber incurrido los familiares de las víctimas, en sus
gestiones ante las autoridades nacionales.
128 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso El Amparo, sentencia del 18
de enero de 1995, y Caso Garrido y Baigorria, sentencia del 2 de febrero de 1996.
129 Cfr., por ejemplo, la nota dirigida a la Comisión por el Ministro de Relaciones Exteriores del Perú,
de fecha 20 de septiembre de 1990, en la que expresa que “los presuntos desaparecidos Víctor Neira
Alegría, Edgar Zenteno Escobar y William Zenteno Escobar no se (encontraban) entre los amotinados
que se rindieron en los sucesos del penal de San Juan Bautista,... ni sus cadáveres (estaban) entre los
pocos que pudieron ser identificados”, lo que permitió a la Corte dar por probados estos hechos.
Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Neira Alegría y otros, sentencia del 19 de enero
de 1995, párrafo 67.
130 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Hilaire, Constantine y Benjamin y otros
vs. Trinidad y Tobago, sentencia del 21 de junio de 2002, párrafo 84.
131 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Ivcher Bronstein (Baruch Ivcher Bronstein
vs. Perú), sentencia del 6 de febrero de 2001, párrafo 76, aa).
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 719
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
132 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo)
Awas Tingni vs. Nicaragua, sentencia del 31 de agosto de 2001, párrafo 98.
133 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Aloeboetoe y otros, sentencia del 4 de
diciembre de 1991, párrafo inicial de la parte resolutiva.
134 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso El Amparo, sentencia del 18 de enero de
1995, parte dispositiva, especialmente párrafos 1 y 2.
135 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Garrido y Baigorria, sentencia del 2 de
febrero de 1996, párrafos 1 y 2 de la parte dispositiva.
136 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Barrios Altos (Chumbipuma Aguirre y
otros vs. Perú), sentencia del 14 de marzo de 2001, párrafos 31 y 32.
137 Cfr. ibíd, párrafos 35 y 36.
720 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
Sin perjuicio de los medios de prueba que las partes puedan haber
presentado ante la Comisión o que esta misma pueda haber recogido, la Corte
-como órgano jurisdiccional que es- tiene competencia para examinar el caso
en su integridad, pudiendo recibir las pruebas que le ofrezcan las partes y
procurarse de oficio aquellas otras que estime indispensables para el
cumplimiento de su misión. De acuerdo con este criterio, tanto la labor de la
Comisión en materia probatoria como su opinión en lo que concierne al
establecimiento de los hechos no tendrían un carácter concluyente, y podrían
ser objeto de revisión por el tribunal.
Es evidente que esta materia no está exenta de controversia, y que ella
requiere ser analizada con particular atención. Según Thomas Buergenthal, hay
que preguntarse si la Corte tiene una función independiente en lo que concierne
al establecimiento de los hechos y, de ser así, cómo es que esa competencia
interactúa con los poderes que tiene la Comisión en ese aspecto.141 En su opinión,
el ámbito de las funciones judiciales en materia de establecimiento de los hechos
depende de que el órgano respectivo sea un tribunal de primera o de segunda
141 Cfr. Judicial Fact-Finding: Inter-American Human Rights Court, en Fact-Finding Before
International Tribunals, Eleventh Sokol Colloquium, editado por Richard B. Lillich, Transnational
Publishers, Inc., Ardsley-on-Hudson, New York, 1992, p. 262.
722 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
147 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Las Palmeras, sentencia del 6 de diciembre
de 2001, párrafos 27 y 28.
148 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Durand y Ugarte. Excepciones
preliminares, sentencia del 28 de mayo de 1999, párrafo 21.
149 Cfr. ibíd., párrafo 25.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 725
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
150 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Baena Ricardo y otros (270 trabajadores
vs. Panamá), sentencia del 2 de febrero de 2001, párrafo 51.
151 Cfr. ibíd, párrafo 53.
152 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Baena Ricardo y otros (270 trabajadores
vs. Panamá), sentencia del 2 de febrero de 2001, párrafo 81.
726 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
153 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas
Tingni vs. Nicaragua, sentencia del 31 de agosto de 2001, párrafo 40.
154 Cfr. ibíd, párrafo 69.
155 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Durand y Ugarte. Excepciones
preliminares, sentencia del 28 de mayo de 1999, párrafo 27.
156 Cfr. ibíd, párrafo 26.
157 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Durand y Ugarte. Excepciones
preliminares, sentencia del 28 de mayo de 1999, párrafo 22.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 727
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
esos hechos. En todo caso, también debe observarse que, excepto por algunos
artículos de prensa sobre los hechos ocurridos en los penales de Lurigancho, El
Frontón, y Santa Bárbara, todos los otros medios de prueba que la Comisión
solicitó se incorporaran al acervo probatorio de el caso Durand y Ugarte eran
documentos oficiales, que emanaban de los órganos del propio Estado peruano
(específicamente, el Dictamen de la Minoría de la Comisión Investigadora del
Congreso del Perú sobre los hechos acaecidos los días 18 y 19 de junio de 1986
en los penales antes referidos, los informes de autopsia realizados a los cadáveres
de los internos de El Frontón, y los expedientes del fuero privativo militar
relativos a El Frontón), o de la propia Corte Interamericana de Derechos
Humanos (concretamente, la transcripción de las declaraciones rendidas por
los testigos que comparecieron ante la Corte en la audiencia pública celebrada
los días 6 y 10 de julio de 1993).158
159 Cfr. la Resolución del Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Paniagua
Morales y otros, del 20 de julio de 2000.
160 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas
Tingni vs. Nicaragua, sentencia del 31 de agosto de 2001, párrafo 99.
161 Cfr. la Resolución del Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 20 de octubre
de 2000, en el Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni, párrafo 2 de la parte
resolutiva.
162 Cfr. la Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 22 de enero de 1997, Caso
Genie Lacayo, párrafo 2 de la parte considerativa.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 729
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
164 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez, sentencia del 29 de
julio de 1988, párrafo 123; Caso Godínez Cruz, sentencia del 20 de enero de 1989, párrafo 129; y
Caso Fairén Garbi y Solís Corrales, sentencia del 15 de marzo de 1989, párrafo 126.
165 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Fairén Garbi y Solís Corrales, sentencia
del 15 de marzo de 1989, párrafo 137.
166 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez, sentencia del 29 de
julio de 1988, párrafo 135, y Caso Godínez Cruz, sentencia del 20 de enero de 1989, párrafo 141.
167 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Neira Alegría y otros, sentencia del 19 de
enero de 1995, párrafo 65.
168 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez, sentencia del 29 de
julio de 1988, párrafo 136, y Caso Godínez Cruz, sentencia de 20 de enero de 1989, párrafo 142.
169 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de derechos Humanos, Caso Neira Alegría y otros, sentencia
del 19 de enero de 1995, párrafo 44.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 731
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
habían sido detenidas, y que, por ende, se encontraban bajo la custodia del
Estado, en los casos Bulacio y Juan Humberto Sánchez la Corte ha sostenido
que la condición de garante del Estado con respecto a estos derechos le obliga a
prevenir situaciones que pudieran conducir, por acción u omisión, a la afectación
de esos derechos; en consecuencia, si una persona fue detenida en buen estado
de salud y posteriormente murió, recae en el Estado la obligación de proveer
una explicación satisfactoria y convincente de lo sucedido, de manera que pueda
desvirtuar las alegaciones sobre su responsabilidad, mediante elementos
probatorios válidos; para este alto tribunal, el Estado tiene tanto la
responsabilidad de garantizar los derechos del individuo bajo su custodia como
la de proveer la información y las pruebas relacionadas con lo que le suceda al
detenido.170
Como corolario de lo anterior, al evaluar la evidencia en su poder, la
Corte ha considerado legítimo atribuir un efecto jurídico a la conducta del Estado,
y muy particularmente a su inactividad o silencio en materia probatoria. En este
sentido, en los primeros casos en contra de Honduras, la Corte sostuvo que la
forma en que la defensa había sido conducida hubiera podido bastar para que
muchos de los hechos afirmados por la Comisión se tuvieran válidamente por
ciertos, sin más, en virtud del principio de que, salvo en materia penal, el silencio
del demandado o su contestación elusiva o ambigua pueden interpretarse como
aceptación de los hechos de la demanda, por lo menos mientras lo contrario no
aparezca de los autos o no resulte de la convicción judicial; no obstante, y aunque
sin renunciar a su potestad discrecional para apreciar el silencio o la inercia del
Estado demandado, la Corte trató de suplir esas deficiencias procesales,
admitiendo todas las pruebas que le fueron propuestas, aun en forma
extemporánea, y ordenando de oficio algunas otras.171 Asimismo, en el caso
Hilaire, Constantine y Benjamin y otros, la Corte observó que “el Estado no
cumplió con su obligación de presentar prueba de descargo en las oportunidades
procesales señaladas en el artículo 43 del Reglamento… [y] consider[ó] al
respecto que, cuando el Estado no contesta la demanda de manera específica, se
presumen verdaderos los hechos sobre los cuales guardó silencio, siempre que
de las pruebas presentadas en el proceso se puedan inferir conclusiones
170 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Juan Humberto Sánchez vs. Honduras ,
sentencia del 7 de junio de 2003, párrafos 100 y 111, y Caso Bulacio vs. Argentina, sentencia del
18 de septiembre de 2003, párrafo 138.
171 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez, sentencia del 29 de
julio de 1988, párrafo 138; y Caso Godínez Cruz, sentencia del 20 de enero de 1989, párrafo 144.
172 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Hilaire, Constantine y Benjamin y otros
vs. Trinidad y Tobago, sentencia del 21 de junio de 2002, párrafo 67.
732 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
a) El ofrecimiento de la prueba
173 Cfr., por ejemplo, la comunicación de la Secretaría de la Corte, de fecha 20 de marzo de 2000, REF.
CDH-11.577/090, dirigida a Rodolfo Stavenhagen, en relación con el Caso de la Comunidad
Mayagna.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 733
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
174 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Baena Ricardo y otros (270 trabajadores
vs. Panamá), sentencia del 2 de febrero de 2001, párrafo 68.
175 Cfr. la Resolución del Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Paniagua
Morales y otros, del 20 de julio de 2000, párrafos 5, 6, y 8 de la parte expositiva, y párrafo 1 de la
parte considerativa.
734 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
176 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas
Tingni vs. Nicaragua, sentencia del 31 de agosto de 2001, párrafos 54 y 55.
177 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas
Tingni vs. Nicaragua, sentencia del 31 de agosto de 2001, párrafos 73 y 159.
178 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso de la Comunidad Mayagna
(Sumo) Awas Tingni vs. Nicaragua, sentencia del 31 de agosto de 2001, párrafo 86. La Corte se
refiere al art. 43 del Reglamento, que ha devenido en art. 44.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 735
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
haya sido ofrecida oportunamente, en caso que alguna de las partes alegare
fuerza mayor, un impedimento grave, o hechos supervinientes en momento
distinto a los antes señalados, siempre que se garantice a la parte contraria el
derecho a la defensa. Esta excepción ha encontrado aplicación, por ejemplo, en
el caso del Tribunal Constitucional, en el que algunos de los documentos
aportados por la Comisión durante la audiencia pública sobre el fondo eran
posteriores a la demanda, relativos a hechos supervinientes a ésta, por lo que la
Corte dispuso su incorporación al acervo probatorio; 179 asimismo, en la etapa
de reparaciones en el caso Cesti Hurtado, la Corte aceptó que una resolución
de la Sala Plena del Consejo Supremo de Justicia Militar, que no había sido
aportada en el momento procesal oportuno, por referirse a un hecho
superviniente, se justificaba su presentación tardía y era procedente su
incorporación al acervo probatorio.180 En el mismo sentido, en el caso Juan
Humberto Sánchez el tribunal admitió algunos documentos aportados durante
la audiencia pública, incluyendo tres avisos de recompensa publicados en
periódicos de circulación nacional, documentos relacionados con las gestiones
del Fiscal del Ministerio Público y del juez de primera instancia, y escritos
relacionados con la captura de una de las personas señaladas como responsables
de los hechos del presente caso, por haberse producido los mismos con
posterioridad a la presentación de la demanda.181
Inicialmente, se había adoptado un criterio más flexible, que aunque ya
no corresponde a la normativa vigente, es conveniente mencionar. En la medida
en que la Corte consideraba que debía contar con todos los elementos de juicio
necesarios para decidir el caso, ella sostuvo que no había impedimento alguno
para proponer prueba de testigos con posterioridad a la presentación de la
demanda;182 en sintonía con este criterio, en los primeros casos en contra de
Honduras, la Corte admitió todas las pruebas que le fueron presentadas, aun en
forma extemporánea.183 No obstante, junto con rechazar que fuera un requisito
sine qua non el que los testigos se ofrecieran en la demanda, la Corte sugirió, al
179 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso del Tribunal Constitucional (Aguirre
Roca, Rey Terry y Revoredo Marsano vs. Perú), sentencia del 31 de enero de 2001, párrafo 51.
180 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Cesti Hurtado. Reparaciones (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 31 de mayo de 2001,
párrafo 29.
181 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Juan Humberto Sánchez vs. Honduras ,
sentencia del 7 de junio de 2003, párrafo 46.
182 Cfr. Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Genie Lacayo, 28 de
noviembre de 1995, párrafo 3.
183 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez, sentencia del 29 de
julio de 1988, párrafo 138, y Caso Godínez Cruz, sentencia del 20 de enero de 1989, párrafo 144.
736 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
pasar, que sí sería necesario que se les ofreciera con suficiente antelación a las
audiencias,184 lo que obviamente tiene sentido en un proceso contradictorio.
Sin embargo, en el caso de la Comunidad Mayagna, la Corte consideró útiles
tres documentos presentados por la Comisión en forma extemporánea, máxime
cuando ellos no fueron controvertidos ni objetados, ni su autenticidad o veracidad
fueron puestas en duda.185
En correspondencia con esa práctica inicial, eventualmente el Presidente
del tribunal otorgó plazo a las partes para ofrecer y presentar pruebas, así como
para formular observaciones sobre esos escritos; 186 asimismo, la Corte fijó
audiencias públicas para escuchar los alegatos del gobierno y las observaciones
de la Comisión sobre la oposición del gobierno a algunos de los testigos
propuestos por la Comisión, y señaló un plazo a la Comisión para que presentara
los curricula vitarum y los dictámenes de los expertos propuestos por ella.187
Destacando la importancia de estos lapsos, en el caso Neira Alegría y otros la
Corte rechazó una solicitud de la Comisión en el sentido de prorrogar el plazo
para presentar los curricula vitarum y los dictámenes de los peritos ofrecidos
por ella, “en vista de que la Comisión (había) tenido las oportunidades y el
tiempo necesarios para presentar dicha información dentro del plazo fijado y a
que, por su propia naturaleza, los plazos judiciales deben respetarse salvo causas
excepcionales que no se (daban) en este caso”;188 sin embargo, al recibir estos
documentos fuera de lapso y rechazar la solicitud del gobierno de que ellos se
devolvieran a la Comisión, el mismo tribunal se encargó de subrayar el carácter
no fatal de estos plazos, disponiendo que esos documentos se mantuvieran en el
expediente para ser valorados en su oportunidad, y autorizó al Presidente de la
Corte para que, previa consulta con la Comisión Permanente, decidiera si recibía
la declaración de los peritos ofrecidos por la Comisión, como en efecto se hizo.189
Asimismo, en lo que concierne a la presentación de la lista de testigos propuestos
por las partes, ésta también ha sido objeto de modificaciones posteriores, sin
184 Cfr. Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Genie Lacayo,
párrafo 7.
185 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo)
Awas Tingni vs. Nicaragua, sentencia del 31 de agosto de 2001, párrafo 97.
186 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Neira Alegría y otros, sentencia del 19 de
enero de 1995, párrafo 24.
187 Cfr. ibíd, párrafo 27.
188 Ibíd, párrafo 30.
189 Cfr. ibíd, párrafos 31, 32, 33, 35, 47, 48, 56, y 57.
190 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Caballero Delgado y Santana,
sentencia del 8 de diciembre de 1995, párrafos 16 y 17.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 737
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
191 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Castillo Petruzzi y otros, sentencia del 30
de mayo de 1999, párrafos 60 y 61; y Caso del Tribunal Constitucional (Aguirre Roca, Rey
Terry y Revoredo Marsano vs. Perú), sentencia del 31 de enero de 2001, párrafo 45.
192 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Castillo Petruzzi y otros, sentencia del 30
de mayo de 1999, párrafo 72.
738 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
193 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Ivcher Bronstein (Baruch Ivcher Bronstein
vs. Perú), sentencia del 6 de febrero de 2001, párrafo 71. Las disposiciones citadas por la Corte
corresponden a los artículos 44 y 45 N° 1 del actual Reglamento.
194 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Cesti Hurtado. Reparaciones (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 31 de mayo de 2001,
párrafo 20.
195 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez, sentencia del 29 de
julio de 1988, párrafo 130; Caso Godínez Cruz, sentencia del 20 de enero de 1989, párrafo 136; y
Caso Fairén Garbi y Solís Corrales, sentencia del 15 de marzo de 1989, párrafo 133.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 739
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
a) La prueba de testigos
196 Según una versión anterior del Reglamento, el ejercicio de esta facultad requería consultar previamente
a las partes.
197 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas
Tingni vs. Nicaragua, sentencia del 31 de agosto de 2001, párrafo 47.
198 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Ivcher Bronstein (Baruch Ivcher Bronstein
vs. Perú), sentencia del 6 de febrero de 2001, párrafos 36, 37, 38, 40, y 41.
740 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
199 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez, sentencia del 29 de
julio de 1988, párrafo 29; Caso Godínez Cruz , sentencia del 20 de enero de 1989, párrafo 31; y
Caso Fairén Garbi y Solís Corrales, sentencia del 15 de marzo de 1989, párrafo 30.
200 Cfr. las notas de la Secretaría de la Corte, de fecha 21 de enero de 1999, REF. CDH-11.383/139 y
REF. CDH-11.383/140, en el Caso Villagrán Morales y otros.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 741
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
201 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez, sentencia del 29 de
julio de 1988, párrafos 31, 33, y 34; Caso Godínez Cruz, sentencia del 20 de enero de 1989,
párrafos 33, 35, y 36; y Caso Fairén Garbi y Solís Corrales, sentencia del 15 de marzo de 1989,
párrafos 32, 34, y 36.
202 Cfr. Juan E. Méndez y José Miguel Vivanco, Disappearences and the Inter-American Court:
Reflections on a litigation experience, en Hamline Law Review, Vol. 13, Nº 3, summer 1990,
p. 560.
203 Cfr. ibídem.
204 Cfr. la Resolución del Presidente de la Corte, del 18 de julio de 1994, y la sentencia de la propia
Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Caballero Delgado y Santana, sentencia del 8
de diciembre de 1995, párrafo 16.
205 Cfr. Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Caballero Delgado y
Santana, 25 de enero de 1995. En ejecución de esta resolución, el 11 de marzo de 1995 se le tomó
declaración a Gonzalo Arias Alturo; respecto del testigo Velandia Pastrana, éste no pudo ser
interrogado porque se dificultó su voluntaria comparecencia y el gobierno de Colombia, que fue la
parte que lo propuso, declinó que se realizara dicha prueba por no considerarla indispensable. Cfr.,
Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Caballero Delgado y Santana, sentencia del 8
de diciembre de 1995, párrafo 21.
742 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
206 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Caballero Delgado y Santana, resolución
de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 25 de enero de 1995, párrafo 2 de la parte
dispositiva.
207 Cfr. la Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 1o de septiembre de 1998,
en el Caso Bámaca Velásquez, párrafos 1 y 4 de la parte resolutiva.
208 Cfr., por ejemplo, la comunicación de la Secretaría de la Corte, de fecha 20 de marzo de 2000, REF.
CDH-11.577/090, dirigida a Rodolfo Stavenhagen, en relación con el Caso de la Comunidad
Mayagna.
209 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Juan Humberto Sánchez vs. Honduras ,
sentencia del 7 de junio de 2003, párrafo 36.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 743
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
b) La prueba pericial
213 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Gangaram Panday, sentencia de 21 de
enero de 1994, párrafos 53 y 54.
214 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez. Indemnización
compensatoria, sentencia de 21 de julio de 1989, párrafos 12 y 51; Caso Godínez Cruz.
Indemnización compensatoria, sentencia de 21 de julio de 1989, párrafos 11 y 49.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 745
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
215 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Fairén Garbi y Solís Corrales, sentencia
del 15 de marzo de 1989, párrafos 38, 124 letra a), y 138.
216 Cfr. ibíd, párrafo 46.
217 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Gangaram Panday , sentencia del 21 de
enero de 1994, párrafo 30.
218 Cfr. ibídem.
219 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Aloeboetoe y otros. Reparaciones (Art.
63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 10 de septiembre de 1993,
párrafo 39.
220 Cfr. ibídem.
221 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Gangaram Panday , sentencia del 21 de
enero de 1994, párrafo 31.
746 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
c) La prueba documental
222 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso del Tribunal Constitucional (Aguirre
Roca, Rey Terry y Revoredo Marsano vs. Perú), sentencia del 31 de enero de 2001, párrafo 30.
223 Cfr. ibíd, párrafo 50.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 747
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
actos a los que se refieren son públicos y notorios, o cuando recojan declaraciones
de funcionarios del Estado;224 por consiguiente, ha agregado dichos artículos
al acervo probatorio como instrumento idóneo para verificar, junto con los demás
medios aportados, la veracidad de los hechos del caso.
Hasta el momento, la Corte no ha reaccionado ante la excesiva
proliferación de documentos, que no resultan pertinentes, o que son meramente
reiterativos. Por el contrario, la Corte Internacional de Justicia, en sus
instrucciones de procedimiento, ha instado a las partes a que eviten los excesivos
anexos en sus alegatos escritos, pidiéndoles que sólo acompañen aquellos que
sean estrictamente necesarios.225
Independientemente de la prueba documental recibida de las partes, en
el proceso de establecer los hechos, sin duda que la Corte también puede pedir,
de oficio o a petición de parte, ya sea a la Comisión, a un Estado parte, o a un
tercero, la presentación de determinados documentos u otros medios probatorios,
como en la práctica ha hecho en varias ocasiones. En ejercicio de esta atribución,
el tribunal ha solicitado del Estado demandado se le suministre el organigrama
de un batallón, indicando su ubicación dentro de la estructura de las Fuerzas
Armadas,226 ha requerido de la Comisión las boletas migratorias y el permiso
de circulación del automóvil de las presuntas víctimas,227 ha solicitado del
dentista de una de las presuntas víctimas que suministre las placas dentales de
esa persona,228 ha pedido del gobierno de un Estado no parte en la controversia
(aunque parte en la Convención) copia de los datos personales de las presuntas
víctimas, en poder de las autoridades de migración suministrados al solicitar el
pasaporte,229 y ha requerido un dictamen del Colegio de Abogados de Honduras,
explicando el procedimiento legal para la exhumación de un cadáver en ese
país y el derecho que tendría un extranjero para solicitarla.230 Asimismo, al
Estado demandado se le ha pedido copia de los expedientes de los procesos que
224 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Ivcher Bronstein (Baruch Ivcher Bronstein
vs. Perú), sentencia del 6 de febrero de 2001, párrafo 70, y Caso del Tribunal Constitucional,
sentencia del 31 de enero de 2001, párrafo 53.
225 Cfr. International Court of Justice, Practice directions, adoptadas el 7 de febrero de 2002, Practice
Direction III.
226 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez, sentencia del 29 de
julio de 1988, párrafo 29; Caso Godínez Cruz , sentencia del 20 de enero de 1989, párrafo 31; y
Caso Fairén Garbi y Solís Corrales, sentencia del 15 de marzo de 1989, párrafo 30.
227 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Fairén Garbi y Solís Corrales, sentencia
del 15 de marzo de 1989, párrafo 30.
228 Ibídem.
229 Ibídem.
230 Ibídem.
748 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
231 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Caballero Delgado y Santana, sentencia
del 8 de diciembre de 1995, párrafo 14.
232 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Gangaram Panday , sentencia del 21 de
enero de 1994, párrafo 29.
233 Cfr. ibíd, párrafo 33.
234 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Castillo Petruzzi y otros. Excepciones
preliminares, sentencia del 4 de septiembre de 1998, párrafo 41.
235 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Castillo Petruzzi y otros, sentencia del 30
de mayo de 1999, párrafo 50.
236 Cfr. ibíd, párrafo 42.
237 Cfr. ibíd, párrafo 40. En este caso se notificó a las partes que se integrarían al expediente los textos
legales peruanos consignados en el Caso Loayza Tamayo.
238 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Ivcher Bronstein (Baruch Ivcher Bronstein
vs. Perú), sentencia del 6 de febrero de 2001, párrafo 61.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 749
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
239 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Caballero Delgado y Santana,
sentencia del 8 de diciembre de 1995, párrafo 20.
240 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Gangaram Panday, sentencia
del 21 de enero de 1994, párrafos 29 y 33.
241 Por ejemplo, en el caso Fairén Garbi y Solís Corrales, la Comisión ofreció como testigos a varios
funcionarios de migración de Guatemala, los cuales no comparecieron ante la Corte. En este mismo
caso, los gobiernos de Guatemala y El Salvador -que no eran partes en el caso- proporcionaron
información contradictoria, que la Corte no pudo esclarecer. Cfr. Corte Interamericana de Derechos
Humanos, Caso Fairén Garbi y Solís Corrales, sentencia del 15 de marzo de 1989, párrafos 29 y
155.
242 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Fairén Garbi y Solís Corrales, sentencia
del 15 de marzo de 1989, párrafos 144 y 155.
243 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Caballero Delgado y Santana, sentencia
del 8 de diciembre de 1995, párrafo 25.
244 Cfr. ibíd, párrafo 47, letras c) y d).
245 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas
Tingni vs. Nicaragua, sentencia del 31 de agosto de 2001, párrafos 63 y 64.
750 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
para mejor resolver, decide admitir la prueba ofrecida por testigos o peritos.
Un aspecto que no se ha previsto es la verificación por el propio tribunal
de las traducciones de documentos proporcionadas por las partes. En este sentido,
el art. 70 del Reglamento de la Corte Internacional de Justicia dispone que el
Secretario hará los arreglos necesarios para la verificación de las traducciones
proporcionadas por una de las partes de la evidencia aportada por ella.
d) La inspección judicial
este caso y convocar a expertos calificados que colaboraran con los que designara
la Corte para la identificación de los restos mortales;248 sin embargo, cuando el
gobierno remitió copia de un informe de la Dirección Nacional de Fiscalías de
Colombia en relación con la práctica de una diligencia de inspección judicial
realizada por la seccional de Bucaramanga, donde según información
suministrada por un testigo se podían hallar los restos óseos de una de las
presuntas víctimas, la Comisión objetó dicha diligencia, por haberse practicado
sin su presencia ni la de los representantes de las víctimas, “y sin la intervención
de un magistrado comisionado por la Corte”.249
248 Cfr., Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Caballero Delgado y Santana, sentencia
del 8 de diciembre de 1995, párrafo 24.
249 Ibíd, párrafo 27.
250 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Castillo Petruzzi y otros, sentencia del 30
de mayo de 1999, párrafo 62.
251 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Ivcher Bronstein (Baruch
Ivcher Bronstein vs. Perú), sentencia del 6 de febrero de 2001, párrafo 68.
752 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
252 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Gangaram Panday , sentencia del 21 de
enero de 1994, párrafos 50 y 51.
253 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez, sentencia del 29 de
julio de 1988, párrafos 119 y 124, y Caso Godínez Cruz, sentencia del 20 de enero de 1989, párrafos
125 y 130.
254 Cfr. ibíd, párrafos 126 y 132 respectivamente.
255 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez, sentencia del 29 de julio
de 1988, párrafo 131, y Caso Godínez Cruz, sentencia del 20 de enero de 1989, párrafo 137.
256 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Fairén Garbi y Solís Corrales, sentencia
del 15 de marzo de 1989, párrafo 158.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 753
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
257 Cfr. ibídem. En éste, al contrario de los otros dos primeros casos en contra de Honduras, no había
testigos del arresto ni otra evidencia de las circunstancias en que éste se habría producido; además,
según la Corte había numerosas e insalvables dificultades de prueba para establecer que estas
desapariciones efectivamente habían ocurrido en Honduras, pues existía la posibilidad de que las
presuntas víctimas hubieran salido de ese país. Cfr. ibíd, párrafos 157 y 159.
258 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Juan Humberto Sánchez vs. Honduras ,
sentencia del 7 de junio de 2003, párrafo 70, letra A), N° 1.
259 Cfr. ibíd, párrafo 97.
260 Cfr. ibíd, párrafo 98.
754 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
La práctica observada tanto por la Corte como por los Estados también
obliga a plantearse algunas interrogantes en cuanto a la pertinencia de la prueba
ofrecida por las partes en un caso particular; concretamente, en el caso Neira
Alegría y otros, el gobierno del Perú objetó la prueba testimonial por
considerarla improcedente e innecesaria, y se opuso -aunque sin éxito- a la
comparecencia de los testigos y peritos ofrecidos por la Comisión.265
Las medidas adoptadas por el tribunal en materia probatoria reflejan que
éste tampoco ha sido indiferente en lo que concierne a la pertinencia de la
evidencia que se le ofrece, sin perjuicio de que esta preocupación también pueda
haber estado relacionada con otro tipo de medios probatorios que resultan
admisibles. En los primeros casos en contra de Honduras, la Corte adoptó
-como cuestión de procedimiento- una resolución mediante la cual dispuso que,
dentro de los treinta días siguientes a su notificación, la Comisión debía ratificar
por escrito su solicitud de prueba ya formulada, sin perjuicio de que pudiera
ampliarla o modificarla, indicando los hechos que con cada una de las pruebas
pretendía demostrar, y la forma, ocasión y términos en que deseaba presentarla;
en esa misma resolución, instruyó a su Presidente para que, sin perjuicio del
recurso de alzada ante el propio tribunal, admitiera o rechazara las pruebas ya
ofrecidas o que se ofrecieran por las partes, ordenara la evacuación de aquellas
que no tuvieran un carácter testimonial, y, en consulta con las partes, convocara
a las audiencias en que -inter alia- se incorporarían las pruebas recibidas, y se
recibirían las declaraciones de testigos y peritos.266 En cumplimiento de esta
265 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Neira Alegría y otros, sentencia del 19 de
enero de 1995, párrafo 25.
266 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez, sentencia del 29 de
julio de 1988, párrafo 24, Nº 2 y 3; Caso Godínez Cruz, sentencia del 20 de enero de 1989, párrafo
26, Nº 2 y 3; y Caso Fairén Garbi y Solís Corrales, párrafo 23, Nº 2 y 3.
756 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
6.- EL CONTROL
E INMEDIATEZ DE LA PRUEBA
271 Cfr. la Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 1o de septiembre de 1998,
en el Caso Bámaca Velásquez, párrafos 4 a 8 de la parte expositiva, párrafos 2, 5, y 6, de la parte
considerativa, y párrafos 1, 4, y 5, de la parte resolutiva.
272 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Bulacio vs. Argentina, sentencia del 18 de
septiembre de 2003, párrafo 62.
758 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
qué momento ni por qué causas podría recurrirse a ellas. Esta materia está
prevista, aunque sólo parcialmente, respecto de testigos y peritos, en los artículos
49 y 50 del Reglamento de la Corte, por lo que las interrogantes que ella sugiere,
en una medida importante, han tenido que ser resueltas como producto del
desarrollo jurisprudencial
El art. 48 del Reglamento de la Corte se refiere a las objeciones contra
testigos, y señala que estos podrán ser objetados por cualquiera de las partes
antes de prestar declaración. Sin embargo, la Corte podrá, si lo estima útil, oír a
título informativo a una persona que esté impedida de declarar como testigo.
De acuerdo con esta misma disposición, el valor de las declaraciones y el de las
objeciones de las partes sobre las mismas será apreciado por la Corte. En tal
sentido, en el caso Trujillo Oroza, en la fase de excepciones preliminares, el
Estado demandado ofreció como prueba el testimonio de la embajadora Marlene
Fernández del Granado, representante permanente de Bolivia ante la OEA, lo
cual no fue objetado por la Comisión; el tribunal decidió convocar a dicha
embajadora del Estado demandado para que rindiera su declaración ante la Corte
en el curso de la audiencia pública sobre excepciones preliminares, quien
declararía sobre el curso de las negociaciones desarrolladas con la Comisión y
con los representantes de la peticionaria, sobre las instrucciones recibidas de su
gobierno, y sobre las audiencias celebradas ante la Comisión.273 Pero es
importante observar que la resolución del Presidente del tribunal no indica que
la embajadora Marlene Fernández del Granado sería escuchada en calidad de
testigo.
En cuanto a la recusación de peritos, el art. 49 del Reglamento de la
Corte dispone que a estos les serán aplicables las mismas causales de
impedimento previstas para los jueces en el art. 19 N° 1 del Estatuto de la
Corte. La recusación deberá plantearse dentro de los 15 días siguientes a la
notificación de la designación del perito. Si el perito recusado contradijere la
causal invocada, la Corte decidirá; sin embargo, no estando reunida la Corte, el
Presidente, en consulta con la Comisión Permanente, podrá ordenar que se reciba
la prueba, dando cuenta de ello a la Corte, la cual resolverá en definitiva sobre
el valor de la misma. Cuando fuere necesario designar un nuevo perito, la Corte
decidirá; sin embargo, si existiere urgencia en evacuar la prueba, el Presidente,
en consulta con la Comisión Permanente, hará la designación, dando cuenta de
ello a la Corte, la cual resolverá en definitiva sobre el valor de esa prueba.
Desde luego, en el marco de un proceso contradictorio, la prueba
273 Cfr. la Resolución del Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 6 de diciembre
de 1999, Caso Trujillo Oroza, Excepciones preliminares, párrafo 2 de la parte resolutiva.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 759
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
274 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Baena Ricardo y otros (270
trabajadores vs. Panamá), sentencia del 2 de febrero de 2001, párrafo 79.
275 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez, sentencia del 29 de
julio de 1988, párrafo 141, Caso Godínez Cruz, sentencia del 20 de enero de 1989, párrafo 147, y
Caso Fairén Garbi y Solís Corrales, sentencia del 15 de marzo de 1989, párrafo 139.
276 Cfr. Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Genie Lacayo, 28 de
noviembre de 1995, párrafo 8.
760 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
277 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez, sentencia del 29 de
julio de 1988, párrafo 143, Caso Godínez Cruz, sentencia del 20 de enero de 1989, párrafo 149, y
Caso Fairén Garbi y Solís Corrales, sentencia del 15 de marzo de 1989, párrafo 141.
278 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Ivcher Bronstein (Baruch Ivcher Bronstein
vs. Perú), sentencia del 6 de febrero de 2001, párrafo 75.
279 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Juan Humberto Sánchez vs. Honduras ,
sentencia del 7 de junio de 2003, párrafo 58.
280 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Ivcher Bronstein (Baruch Ivcher Bronstein
vs. Perú), sentencia del 6 de febrero de 2001, párrafos 145, 151, y 143, respectivamente.
281 Cfr. Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Genie Lacayo, 28 de
noviembre de 1995, párrafos 4 y 8.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 761
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
282 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez, sentencia del 29 de
julio de 1988, párrafo 144, Caso Godínez Cruz, sentencia del 20 de enero de 1989, párrafo 150, y
Caso Fairén Garbi y Solís Corrales, sentencia del 15 de marzo de 1989, párrafo 142.
283 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Loayza Tamayo, sentencia del 17 de
septiembre de 1997, párrafo 42, y Caso Castillo Petruzzi y otros, sentencia del 30 de mayo de
1999, párrafo 83.
284 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Juan Humberto Sánchez vs. Honduras ,
sentencia del 7 de junio de 2003, párrafo 59.
762 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
285 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Castillo Petruzzi y otros, sentencia del 30
de mayo de 1999, párrafos 78 y 79.
286 Cfr., en este sentido, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Castillo Petruzzi y otros,
sentencia del 30 de mayo de 1999, párrafos 42 y 43.
287 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Baena Ricardo y otros (270 trabajadores
vs. Panamá), sentencia del 2 de febrero de 2001, párrafos 75, 76, y 77.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 763
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
de la Corte, las pruebas presentadas durante todas las etapas del proceso son
integradas en un mismo acervo probatorio, que se considera como un todo.288
Asimismo, en el caso Hilaire, Constantine y Benjamin y otros, que resultó de
la acumulación de tres casos que, hasta la fase de excepciones preliminares,
habían sido tramitados en forma separada, la Corte resolvió incorporar a un
mismo acervo probatorio, considerándolo como un todo único, la prueba
presentada en los tres casos de cuya acumulación resultó éste.289
En cuanto a su apreciación, y sin perjuicio de su liberalidad para admitir
pruebas, la Corte se ha reservado el derecho de ponderar su valor probatorio
observando que, aun cuando ni la Convención ni el Estatuto de la Corte o su
Reglamento regulan esta materia, “la jurisprudencia internacional ha sostenido
la potestad de los tribunales para evaluar libremente las pruebas, aunque ha
evitado siempre suministrar una rígida determinación del quantum de prueba
necesario para fundar el fallo”.290 Incluso los documentos no controvertidos ni
objetados, ni cuya autenticidad ha sido puesta en duda, se incorporan al acervo
probatorio sujetos a la valoración que de ellos haga la Corte; en este sentido, en
el caso Bulacio, respecto de dos dictámenes periciales aportados por escrito, el
tribunal decidió no darles carácter de plena prueba, sino apreciar su contenido
dentro del contexto del acervo probatorio y aplicando las reglas de la sana
crítica. 291 Asimismo, en casos de ejecuciones extrajudiciales, la Corte ha
reconocido ‘ un alto valor probatorio ’ a las pruebas testimoniales,
circunstanciales, o inferencias lógicas pertinentes, con todas las dificultades
probatorias que de éstas se derivan, cuando se enmarcan dentro de una práctica
impulsada o tolerada por el Estado de graves violaciones a los derechos
humanos.292
En cualquier caso, la Corte no ha eludido su obligación de fijar criterios
para la evaluación de los elementos de convicción presentados ante ella como
288 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Bulacio vs. Argentina,
sentencia del 18 de septiembre de 2003, párrafo 68.
289 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Hilaire, Constantine y Benjamin y otros
vs. Trinidad y Tobago, sentencia del 21 de junio de 2002, párrafo 78.
290 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez, sentencia del 29 de julio
de 1988, párrafo 127, Caso Godínez Cruz, sentencia del 20 de enero de 1989, párrafo 133, y Caso
Fairén Garbi y Solís Corrales, sentencia del 15 de marzo de 1989, párrafo 130. En los fallos antes
citados, se incluyen referencias a las sentencias de la Corte Internacional de Justicia en los casos del
Canal de Corfú (1949) y el caso relativo a las actividades militares y paramilitares en y en contra de
Nicaragua, Nicaragua c. Estados Unidos (1986).
291 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Bulacio vs. Argentina, sentencia del 18 de
septiembre de 2003, párrafo 62.
292 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Juan Humberto Sánchez vs. Honduras ,
sentencia del 7 de junio de 2003, párrafo 108.
764 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
medio para demostrar la veracidad de los hechos alegados. Según la Corte, ésta
puede apreciar discrecionalmente las declaraciones o manifestaciones que se le
presenten, tanto en forma escrita como por otros medios, pudiendo hacer una
adecuada valoración de la prueba, según la regla de la sana crítica, lo cual
permitirá llegar a la convicción sobre la verdad de los hechos alegados, tomando
en consideración el objeto y fin de la Convención Americana; de manera que,
con el fin de obtener el mayor número posible de pruebas, el tribunal ha sido
muy flexible en la admisión y valoración de las mismas, de acuerdo con las
reglas de la lógica y con base en la experiencia; esa informalidad en la valoración
de la prueba se debe a que el procedimiento ante la Corte Interamericana ostenta
características propias que lo diferencian de los procesos de derecho interno,
no estando el primero sujeto a las formalidades propias del segundo; es por ello
que, según la Corte, la sana crítica y el no requerimiento de formalidades en la
admisión y valoración de la prueba, son criterios fundamentales para valorar
ésta, la cual es apreciada en su conjunto y racionalmente.293
Según la Corte, para un tribunal internacional los criterios de valoración
son menos formales que en los sistemas legales internos y, en cuanto al
requerimiento de prueba, esos mismos sistemas reconocen gradaciones diferentes
que dependen de la naturaleza, carácter, y gravedad del litigio.294 El tribunal
está conciente de que la determinación de la responsabilidad internacional de
un Estado por la violación de derechos de la persona requiere una mayor
flexibilidad en la valoración de la prueba rendida ante él, de acuerdo con las
reglas de la lógica y con base en la experiencia;295 pero la Corte ha sostenido
que ella no puede ignorar la gravedad especial que tiene el atribuir a un Estado
parte en la Convención determinadas violaciones de la misma, lo cual la obliga
a aplicar una valoración de la prueba que tenga en cuenta esta consideración y
que, sin perjuicio de lo expresado previamente, sea capaz de producir la
convicción de la verdad de los hechos alegados.296 En tal sentido, como resultado
293 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Baena Ricardo y otros (270 trabajadores
vs. Panamá), sentencia del 2 de febrero de 2001, párrafos 69 a 72.
294 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez, sentencia del 29 de
julio de 1988, párrafo 128, Caso Godínez Cruz, sentencia del 20 de enero de 1989, párrafo 134, y
Caso Fairén Garbi y Solís Corrales, sentencia del 15 de marzo de 1989, párrafo 131. Cfr. también,
Caso ‘La última tentanción de Cristo’ (Olmedo Bustos y otros), sentencia del 5 de febrero de
2001, párrafos 49 y 51.
295 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso ‘La última tentanción de Cristo’ (Olmedo
Bustos y otros), sentencia del 5 de febrero de 2001, párrafo 50.
296 Cfr. ibíd, párrafos 129, 135, y 132, respectivamente. También, Caso Neira Alegría y otros, sentencia
del 19 de enero de 1995, párrafo 86; y Caso Caballero Delgado y Santana, sentencia del 8 de
diciembre de 1995, párrafo 65.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 765
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
297 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Aloeboetoe y otros. Reparaciones (Art.
63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 10 de septiembre de 1993,
párrafo 58.
298 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Caballero Delgado y Santana, sentencia
del 8 de diciembre de 1995, párrafo 53, letra b).
299 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Bulacio vs. Argentina,
sentencia del 18 de septiembre de 2003, párrafo 66.
300 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Ivcher Bronstein (Baruch Ivcher Bronstein
vs. Perú), sentencia del 6 de febrero de 2001, párrafo 74.
301 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Bulacio vs. Argentina, sentencia del 18 de
septiembre de 2003, párrafo 59.
766 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
302 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Neira Alegría y otros, sentencia
del 19 de enero de 1995, párrafo 38.
303 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Ivcher Bronstein (Baruch Ivcher Bronstein
vs. Perú), sentencia del 6 de febrero de 2001, párrafo 73.
304 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Hilaire, Constantine y Benjamin y otros
vs. Trinidad y Tobago, sentencia del 21 de junio de 2002, párrafos 82 y 83.
305 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez, sentencia del 29 de
julio de 1988, párrafo 129, Caso Godínez Cruz, sentencia del 20 de enero de 1989, párrafo 135, y
Caso Fairén Garbi y Solís Corrales, sentencia del 15 de marzo de 1989, párrafo 132.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 767
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
306 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Fairén Garbi y Solís Corrales, sentencia
del 15 de marzo de 1989, párrafo 157.
307 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Gangaram Panday , sentencia del 21 de
enero de 1994, párrafo 56.
308 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Caballero Delgado y Santana, sentencia
del 8 de diciembre de 1995, párrafo 53, letra f).
309 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez, sentencia del 29 de
julio de 1988, párrafo 146, Caso Godínez Cruz, sentencia del 20 de enero de 1989, párrafo 152, y
Caso Fairén Garbi y Solís Corrales, sentencia del 15 de marzo de 1989, párrafo 145.
310 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Bulacio vs. Argentina, sentencia del 18 de
septiembre de 2003, párrafo 63.
768 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
E.- EL EFECTO DE
LA NO COMPARECENCIA DEL ESTADO
Hasta el momento de escribir estas líneas (febrero de 2004), el Estado se
ha negado a comparecer ante la Corte en las primeras fases del caso Ivcher
Bronstein y del Tribunal Constitucional, y, en la fase de fondo, en los casos
en contra de Trinidad y Tobago. Esta es una posibilidad relativamente frecuente
en procedimientos internacionales, 311 que puede tener importantes
consecuencias prácticas en el procedimiento y que, asimismo, puede incidir en
la decisión que se adopte.
A diferencia del Estatuto de la Corte Internacional de Justicia,312 la
Convención no ha regulado el efecto de la no comparecencia del Estado
demandado, lo que permite al tribunal, después de asegurarse que tiene
competencia para conocer del caso, dar curso al procedimiento y extraer, en
materia probatoria, las consecuencias que se deriven de la falta de cooperación
del Estado. En este sentido, el art. 27 del Reglamento de la Corte dispone que
cuando una parte no compareciere o se abstuviere de actuar, la Corte, de oficio,
impulsará el proceso hasta su finalización, y que cuando una parte se apersone
tardíamente tomará el procedimiento en el estado en que se encuentre. En todo
caso, y sin perjuicio de la presunción de veracidad que se pueda derivar de esta
circunstancia, ella no exime a la Comisión o al Estado demandante de su
obligación de probar los hechos alegados.
La experiencia de los casos en contra del Perú y de Trinidad y Tobago, en
los que el Estado demandado no compareció en todo o en parte del
procedimiento, tienen características diferentes, que obligaron a la Corte a una
reacción distinta en cada caso, y que no se pueden pasar por alto. En el caso
Ivcher Bronstein, inicialmente el Estado acusó recibo de la demanda, designó
a sus agentes, fijó el domicilio en el cual se recibirían las comunicaciones
relativas al caso, y solicitó una ampliación del plazo para designar juez ad hoc,
311 En realidad, en varios de los casos iniciados ante la Corte Internacional de Justicia por vía de una
demanda, el Estado demandado se ha negado a participar en el procedimiento, como ocurrió -por
ejemplo- con Turquía en el caso de la Plataforma Continental del Mar Egeo, o con Irán en el caso
del Personal Diplomático y Consular en Teherán; asimismo, también ha habido varias ocasiones
en que el Estado demandado no ha comparecido en una segunda fase del procedimiento, tal como
hizo Albania en el caso del Canal de Corfú o, más recientemente, Estados Unidos en el caso de las
Actividades militares y paramilitares en y en contra de Nicaragua.
312 Cfr. el art. 53 del Estatuto de la Corte Internacional de Justicia.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 769
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
pero pocas semanas después devolvió a la Corte la demanda y sus anexos porque
el Perú había acordado el retiro del reconocimiento de la competencia
contenciosa de la Corte, con efecto inmediato; en consecuencia, procedió a
dejar sin efecto el nombramiento de los agentes previamente designados.313 En
el caso del Tribunal Constitucional, una vez notificada la demanda, el Estado
demandado inmediatamente la devolvió a la Corte, haciendo referencia al retiro
del reconocimiento de la competencia contenciosa de la Corte, con efecto
inmediato.314 En ambos casos, esta circunstancia condujo a que la Corte dictara
sendas sentencias pronunciándose sobre su competencia;315 sin embargo, esas
sentencias también fueron devueltas al tribunal, con una serie de notas en las
cuales el Perú expresaba su posición respecto de las mismas, manifestando,
entre otras cosas, que ellas no se encontraban procesalmente previstas en ninguno
de los instrumentos vigentes en materia de derechos humanos en el sistema
interamericano, que la Corte carecía de competencia para emitir pronunciamiento
alguno sobre la validez jurídica de la decisión del Gobierno del Perú en el sentido
de apartarse de su competencia contenciosa, y que, por lo tanto, el Estado peruano
no estaba sometido a la competencia contenciosa de la Corte en los casos que se
referían esas sentencias, pues no era parte en los aludidos procesos.316 No
obstante lo anterior, la Corte siguió conociendo de ambos casos, esta vez en la
fase de fondo, y convocó a las partes a audiencias públicas, a las que tampoco
compareció el Estado. 317 En consecuencia, al negarse a participar en el
procedimiento, el Perú no pudo interrogar a los testigos propuestos por la
Comisión, no pudo objetar el resto de la evidencia presentada por aquella, ni
presentó alegatos finales escritos; sin embargo, antes de que se dictara sentencia,
a través de la embajada del Perú en Costa Rica, el Estado demandado hizo
llegar a la Corte copia de una resolución legislativa mediante la cual se derogaba
la resolución que disponía el retiro del reconocimiento de la competencia
contenciosa de la Corte, y se restablecía a plenitud el reconocimiento de la
313 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Ivcher Bronstein (Baruch Ivcher Bronstein
vs. Perú), sentencia del 6 de febrero de 2001, párrafos 22, 23, 24, 25, y 26.
314 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso del Tribunal Constitucional (Aguirre Roca,
Rey Terry y Revoredo Marsano vs. Perú), sentencia del 31 de enero de 2001, párrafos 17 y 18.
315 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Ivcher Bronstein. Competencia, sentencia
del 24 de septiembre de 1999, y Caso del Tribunal Constitucional. Competencia, sentencia del 24
de septiembre de 1999.
316 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Ivcher Bronstein (Baruch Ivcher Bronstein
vs. Perú), sentencia del 6 de febrero de 2001, párrafos 32 y 33, y Caso del Tribunal Constitucional
(Aguirre Roca, Rey Terry y Revoredo Marsano vs. Perú), sentencia del 31 de enero de 2001,
párrafo 22.
317 Cfr. ibíd, párrafos 36 y 44, y 24 y 25, respectivamente.
318 Cfr. ibíd, párrafos 49 y 31 respectivamente.
770 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
misma.318
Pero es importante subrayar que, en los casos Ivcher Bronstein y del
Tribunal Constitucional, después de haber precisado los hechos probados que
la Corte consideró relevantes, antes de pronunciarse sobre si ellos comprometían
o no la responsabilidad internacional del Estado, la Corte estimó necesario
examinar en forma previa los argumentos presentados por la Comisión respecto
a la incomparecencia del Estado en el presente caso. El tribunal dejó constancia
de que el Estado no emprendió defensa alguna ni compareció en las instancias
para las que fue citado y recordó lo dispuesto por el art. 27 de su Reglamento,
que establece, entre otras cosas, que, cuando una parte no compareciere o se
abstuviere de actuar, la Corte, de oficio, impulsará el proceso hasta su
finalización, como en efecto lo hizo el tribunal. Según la Corte, la comparecencia
de las partes al proceso es una carga procesal y no un deber jurídico, en razón
de que la inactividad de aquéllas en el juicio no genera una sanción contra el
omiso, en sentido estricto, ni afecta el desarrollo del proceso, sino produce,
eventualmente, un perjuicio a quien decide no ejercer su derecho de defensa en
forma completa ni llevar a cabo las actuaciones procesales convenientes para
su interés, de conformidad con la máxima audi alteram partem; además, según
se ha reconocido en la jurisprudencia internacional, la ausencia de una parte en
cualquier etapa del caso no afecta la validez de la sentencia, por lo cual, de
conformidad con el artículo 68 N° 1 de la Convención, permanecía vigente la
obligación del Perú de cumplir las decisiones del tribunal en ambos casos.319
La no comparecencia de Trinidad y Tobago, en los casos en su contra,
tuvo características diferentes. Si bien no contestó la demanda ni designó juez
ad hoc, el Estado opuso excepciones preliminares a la competencia del tribunal
para conocer de los casos Hilaire, Constantine y otros, y Benjamin y otros,
participando activamente en los procedimientos respectivos. Fue una vez que
la Corte rechazó esa excepción preliminar que el Estado desconoció la
319 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Ivcher Bronstein (Baruch Ivcher Bronstein
vs. Perú), sentencia del 6 de febrero de 2001, párrafos 77 a 82, y Caso del Tribunal Constitucional
(Aguirre Roca, Rey Terry y Revoredo Marsano vs. Perú), sentencia del 31 de enero de 2001,
párrafos 57 a 62. La referencia de la Corte es a las sentencias de la Corte Internacional de Justicia en
Military and Paramilitary Activities in and against Nicaragua (Nicaragua v. United States of
America), Merits, Judgment, I.C.J. Reports 1986, párrafo 27; Fisheries Jurisdiction (United
Kingdom v. Iceland), Jurisdiction of the Court, Judgment, I.C.J. Reports 1973, párrafo 12;
Fisheries Jurisdiction (United Kingdom v. Iceland), Merits, Judgment, I.C.J. Reports 1974, párrafo
17; Nuclear Tests (Australia v. France), Judgment of 20 December 1974, I.C.J. Reports 1974,
párrafo 15; Aegean Sea Continental Shelf, Judgment, I.C.J. Reports 1978, párrafo 15; y United
States Diplomatic and Consular Staff in Tehran, Judgment, I.C.J. Reports 1980, párrafo 33.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 771
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
320 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Hilaire, Constantine y Benjamin y otros
vs. Trinidad y Tobago, sentencia del 21 de junio de 2002, párrafo 16.
321 Cfr. ibíd, párrafos 17 y 20.
772 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
322 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso El Amparo, sentencia del 18 de enero de
1995, párrafo 19.
323 Cfr. ibíd, párrafo 4 de la parte dispositiva.
324 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Cayara. Excepciones preliminares,
sentencia del 3 de febrero de 1993, párrafo 44.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 773
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
329 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Maqueda, Resolución del 17 de enero de
1995, párrafo 16.
330 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas
Tingni vs. Nicaragua, sentencia del 31 de agosto de 2001, párrafo 49.
331 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Cantoral Benavides, Resolución del 18 de
junio de 1998.
332 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Maqueda, Resolución del 17 de enero de
1995, párrafos 17 y 20.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 775
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
Capítulo XV
LA SENTENCIA
Y EL PRONUNCIAMIENTO
SOBRE REPARACIONES
embargo, cualquier juez tiene derecho a pedir que una declaración hecha por él
se inserte como parte de esas minutas.
Además de las disposiciones reglamentarias antes comentadas, la Corte
Internacional de Justicia adoptó una resolución sobre su práctica judicial interna,1
sin perjuicio de que, en un caso particular, se pueda apartar de sus reglas, si las
circunstancias así lo justifican. Según esta resolución, después de la conclusión
del procedimiento escrito, y antes del procedimiento oral, se celebra una delibe-
ración en la cual los jueces intercambian opiniones sobre el caso e indican los
puntos en relación con los cuales es necesario escuchar explicaciones adicionales
durante el procedimiento oral; en los casos en que hay dos rondas de argumentos
orales, después de que concluye el primero de ellos tiene lugar una deliberación
adicional, con el mismo propósito. Además, la Corte también se puede reunir
en privado durante el procedimiento oral, para permitir a los jueces intercambiar
opiniones sobre el desarrollo del caso, e informar a los demás jueces de las
posibles preguntas que se proponen formular durante la audiencia. Concluido
el procedimiento oral, los jueces disponen del tiempo apropiado para estudiar
los argumentos presentados al tribunal; luego de la expiración de ese período,
los jueces se reúnen para deliberar y, en esta reunión, el Presidente esboza los
aspectos que, en su opinión, deben ser discutidos y decididos por la Corte.
Cualquier juez puede comentar sobre la exposición del Presidente, o llamar la
atención sobre otros puntos que considere relevantes, y puede distribuir un texto
escrito formulando nuevas preguntas, o reformulando las ya planteadas. Durante
las deliberaciones, cualquier juez puede comentar sobre la pertinencia de los
temas o las preguntas que puedan surgir del caso. El Presidente invita a los
jueces a presentar sus impresiones preliminares sobre cualquier asunto. En el
intervalo después de esa deliberación, cada juez prepara una nota escrita, para
ser distribuida a los demás jueces, indicando, entre otras cosas: a) si alguno de
los temas planteados debería ser eliminado de consideraciones futuras, o si no
debería, o si no necesita ser decidido por la Corte; b) los puntos precisos que
deberían ser decididos por la Corte; c) su respuesta inicial en relación con esos
aspectos y sus razones para ello; y d) su conclusión inicial en cuanto a la forma
como debería decidirse el caso. Después que los jueces han tenido oportunidad
de examinar esas notas, se celebra una nueva reunión para deliberar, en la que
los jueces son llamados por el Presidente, en el orden inverso a su precedencia,
para que expresen sus puntos de vista; cualquier juez puede hacer comentarios
1 Cfr. Resolution Concerning the Internal Judicial Practice of the Court (Rules of Court, Art. 19),
del 5 de julio de 1968, enmendada el 12 de abril de 1976.
780 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
2 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso ‘Cinco pensionistas’ vs. Perú , sentencia
del 28 de febrero de 2003, párrafo 19.
3 Hasta el momento de escribir estas líneas (15 de febrero de 2004), así se puede apreciar en las
sentencias de excepciones preliminares en los casos Hilaire vs. Trinidad y Tobago, Benjamín y
otros vs. Trinidad y Tobago, Constantine y otros vs. Trinidad y Tobago, y Cantos vs. Argentina,
en las sentencia de fondo en los casos Hilaire, Constantine y Benjamín y otros vs. Trinidad y
Tobago, de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni vs. Nicaragua, y en el Caso ‘Cinco
pensionistas’ vs. Perú, y en las sentencias de reparaciones en los casos Caso Bámaca Velásquez
vs. Guatemala, Trujillo Oroza vs. Bolivia, y Durand y Ugarte vs. Perú.
4 Las sentencias de reparaciones en el Caso Paniagua Morales y otros, y en el Caso de los ‘Niños de
la calle’, utilizan como subtítulo la denominación de Caso Paniagua Morales y otros vs. Guatemala
y Villagrán Morales y otros vs. Guatemala, respectivamente. Asimismo, en el Caso Barrios Altos,
en las sentencias sobre el fondo y sobre reparaciones, así como en la sentencia de interpretación de
la sentencia de fondo, se utiliza como subtítulo la denominación de Chumbipuma Aguirre y otros
vs. Perú. Además, en los casos Ivcher Bronstein y Cesti Hurtado, en las sentencias de interpretación
de las sentencias de fondo y de reparaciones, respectivamente, se utilizan los subtítulos de Baruch
Ivcher Bronstein vs. Perú, y de Gustavo Adolfo Cesti Hurtado vs. Perú, respectivamente.
Asimismo, en la sentencia de fondo del llamado Caso del Tribunal Constitucional se utiliza, como
subtítulo, Aguirre Roca, Rey Terry y Revoredo Marsano vs. Perú, y en la sentencia de fondo en
el caso Baena Ricardo y otros se utiliza el subtítulo de 270 trabajadores vs. Panamá.
784 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
en ese caso. Pero, a pesar de esta tendencia muy reciente, aún no se puede decir
que, en la práctica de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, se haya
consolidado la utilización del nombre de ambas partes en la controversia (aunque
sólo sea en el subtítulo), como forma de identificar los casos que conoce; de
hecho, algunas sentencias igualmente recientes continúan prescindiendo de la
referencia al Estado demandado. 5 Como parte de esta falta de coherencia,
incluso, en el caso Cantos, al que en la fase de excepciones preliminares se le
había denominado Caso Cantos vs. Argentina, en la sentencia sobre el fondo,
de noviembre de 2002, se vuelve a utilizar sólo el apellido del autor de la petición
sometida ante la Comisión. Pero es de celebrar que, en su práctica más reciente,
la Corte finalmente haya adoptado un criterio uniforme, que identifica los casos
que se le someten con el nombre de ambas partes en la controversia.
Por otra parte, en cuanto a la naturaleza de sus sentencias, salvo en los
casos en que éstas se refieren al fondo de la controversia, las cuales sólo se
identifican por los elementos antes referidos, en otros casos dichas sentencias
especifican si se refieren a las ‘excepciones preliminares’ opuestas por el Estado,
a las ‘reparaciones’ a que haya dado lugar una sentencia en la que se condena al
Estado por violación de los derechos humanos (inicialmente calificadas como
‘indemnización compensatoria’ ), o a la que responde al recurso de
‘interpretación’ de cualquiera de sus sentencias previas; excepcionalmente, la
Corte también ha dictado sentencias para pronunciarse sobre su ‘competencia’
para conocer del caso sometido a su conocimiento. Además, entre sus muchas
resoluciones interlocutorias, no pueden pasarse por alto las resoluciones sobre
‘medidas provisionales’, que pueden dictarse como parte de un incidente dentro
del procedimiento principal, o en forma independiente, en un procedimiento
que no corresponde a un caso pendiente ante la Corte.
5 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Cantoral Benavides,
Reparaciones (Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 3 de
diciembre de 2001, Caso Las Palmeras, sentencia del 6 de diciembre de 2001, o Caso Cantos,
sentencia del 28 de noviembre de 2002.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 785
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
puede dar por ciertos aquellos hechos expuestos por la Comisión,6 sin perjuicio
de que subsistan diferencias en cuanto a su calificación jurídica, o en cuanto a
otros hechos, tales como los que se relacionan con la determinación de los
daños efectivamente ocasionados, las reparaciones que resultan procedentes, y
el alcance de las mismas.7 Por consiguiente, incluso en estas circunstancias es
conveniente que el tribunal escuche el parecer de las partes.8
En todo caso, incluso en el evento de que el Estado haya reconocido su
responsabilidad en los hechos objeto de la demanda, la Corte debe cerciorarse
de que efectivamente ha cesado la controversia sobre los mismos. En tal sentido,
en el caso Bámaca Velásquez, aunque el Estado reconoció su responsabilidad
internacional puesto que no había resultado posible, hasta ese momento,
identificar a las personas penalmente responsables de los hechos objeto de la
demanda, y solicitó se tuviera por reconocida la responsabilidad internacional
de Guatemala ‘respecto de los hechos vertidos en el numeral II de la demanda’,
la Corte consideró que, del examen de los escritos presentados por Guatemala,
no se podía concluir que se hubieran aceptado los hechos expuestos en la
demanda y, por lo tanto, dispuso continuar con el conocimiento del asunto.9
2.- LA CALIFICACIÓN
JURÍDICA DE LOS HECHOS
6 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso El Amparo. Reparaciones (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 14 de septiembre de 1996,
párrafo 13.
7 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Aloeboetoe y otros, sentencia del 4 de
diciembre de 1991, párrafo 23, y Caso Aloeboetoe y otros. Reparaciones (Art. 63.1 Convención
Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 10 de septiembre de 1993, párrafo 42. También,
Caso El Amparo, sentencia del 18 de enero de 1995, párrafo 20.
8 Cfr., en este sentido, la Resolución del Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos
del 9 de diciembre de 1995, en el Caso Garrido y Baigorria, fondo.
9 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Bámaca Velásquez, sentencia del 25 de
noviembre de 2000, párrafos 23, 24, y 27, y Resolución de la Corte del 5 de febrero de 1997.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 787
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
13 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Aloeboetoe y otros, sentencia del 4 de
diciembre de 1991, párrafo 22.
14 Cfr. su voto razonado concurrente en Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Bulacio
vs. Argentina, sentencia del 18 de septiembre de 2003, párrafo 8 del voto razonado.
15 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Bulacio vs. Argentina, sentencia del 18 de
septiembre de 2003, párrafos 31, 32, 33, y 38.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 789
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
disposiciones jurídicas pertinentes en una causa, aun cuando las partes no las
invoquen expresamente. 16 Asimismo, aunque en este caso la violación del
art. 5 -derivada de condiciones de detención de los condenados a muerte que se
calificaban de trato cruel, inhumano y degradante- había sido alegada por la
Comisión sólo respecto de algunas de las víctimas, el tribunal declaró que, en
virtud del principio iura novit curia, a partir de las pruebas presentadas a lo
largo del procedimiento, incluyendo los peritajes sobre las condiciones de
detención, concluyó que las condiciones descritas eran condiciones generales
del sistema carcelario de Trinidad y Tobago, por lo que consideró que esa
disposición se había violado en perjuicio de todas las víctimas del presente
caso.17
En el caso Las Palmeras, la Corte entendió que el pronunciamiento
previo de los tribunales nacionales, declarando que el Estado era responsable
por la muerte de algunas de las víctimas en ese caso,18 la eximía de tener que
pronunciarse sobre la violación del derecho a la vida de esas personas. Sin
embargo, según los jueces Cançado Trindade y Pacheco Gómez, la res judicata
en Derecho interno no es vinculante para un tribunal internacional como la
Corte Interamericana, pues es a esta última a la que le corresponde determinar,
motu propio, la responsabilidad del Estado; en su opinión, la Corte no puede
abdicar de proceder a esta determinación ni siquiera en la hipótesis en que la
decisión de un tribunal nacional sea enteramente coincidente con la suya en
cuanto al fondo; de lo contrario, esto conduciría a un total relativismo jurídico,
ilustrado por la convalidación de una decisión de un tribunal nacional cuando
es considerada conforme a la Convención, o por la determinación de que tal
decisión no genera efectos jurídicos cuando es considerada incompatible con la
Convención, como en efecto decidió la Corte en los casos Barrios Altos y
Cantoral Benavides.19 En tal sentido, debe recordarse que, en el caso Cesti
Hurtado, la propia Corte había rechazado una excepción preliminar opuesta
por el Estado demandado objetando su competencia para pronunciarse sobre la
libertad personal de un individuo cuya situación jurídica ya había sido resuelta
por una sentencia definitiva y con autoridad de cosa juzgada, señalando que en
16 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Hilaire, Constantine y Benjamin y otros
vs. Trinidad y Tobago, sentencia del 21 de junio de 2002, párrafo 107. Cfr., también, Caso Castillo
Petruzzi y otros, sentencia del 30 de mayo de 1999, párrafo 166.
17 Cfr. ibíd, párrafo 170.
18 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Las Palmeras, sentencia del 6 de diciembre
de 2001, párrafos 32, 34, y 71 N° 1 de la parte resolutiva.
19 Cfr. su voto razonado conjunto, en Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Las Palmeras,
sentencia del 6 de diciembre de 2001, párrafo 4 del voto razonado.
790 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
20 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Cesti Hurtado. Excepciones preliminares,
sentencia del 26 de enero de 1999, párrafo 47.
21 Cfr. su voto razonado conjunto, en Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Las Palmeras,
sentencia del 6 de diciembre de 2001, párrafo 6 del voto razonado.
22 Cfr. ibíd, párrafos 10 y 11.
23 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Responsabilidad internacional por expedición
y aplicación de leyes violatorias de la Convención (Arts. 1 y 2 Convención Americana sobre
Derechos Humanos), Opinión Consultiva OC-14/94, del 9 de diciembre de 1994, párrafo 49.
24 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso El Amparo. Reparaciones (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 14 de septiembre de 1996,
párrafo 60.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 791
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
3.- LA DETERMINACIÓN
DE LA RESPONSABILIDAD ESTATAL
28 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Loayza Tamayo. Reparaciones (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de noviembre de 1998, párrafo
164.
29 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Castillo Petruzzi y otros, sentencia del 30 de
mayo de 1999, párrafo 122.
30 Cfr. Corte Permanente de Justicia Internacional, Interpretation of Judgments 7 and 8 (Factory of
Chorzow), sentencia del 16 de septiembre de 1927, serie A Nº 13, en Manley O. Hudson, World
Court Reports, Oceana, Dobbs Ferry, New York, 1969, vol. I, pp. 632 y sig.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 793
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
31 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Aloeboetoe y otros. Reparaciones (Art.
63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 10 de septiembre de 1993,
párrafo 46.
32 En este caso, el reconocimiento de responsabilidad del Estado se refería únicamente a los hechos
relativos al retardo injustificado en la aplicación de justicia dentro del caso Blake, sin alcanzar a
otros hechos comprendidos en la demanda presentada por la Comisión. Cfr. Corte Interamericana de
Derechos Humanos, Caso Blake, resolución del 17 de abril de 1997, párrafo 1 de la parte considerativa
y 2 de la parte resolutiva.
794 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
33 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Gangaram Panday , sentencia del 21 de
enero de 1994, párrafo 69.
34 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Neira Alegría y otros, sentencia del 19 de
enero de 1995, párrafo 89.
35 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Loayza Tamayo, sentencia del 17 de
septiembre de 1997, párrafos 84 de la parte considerativa y 5 de la parte resolutiva.
36 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Loayza Tamayo. Reparaciones (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de noviembre de 1998,
párrafo 4.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 795
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
de los derechos humanos fueron condenadas en un proceso penal sin las garantías
del debido proceso, la Corte declaró la invalidez tanto del proceso como de la
sentencia que recayó en el mismo, y ordenó al Estado llevar a cabo un nuevo
juicio, dentro de un plazo razonable, pero omitió pronunciarse sobre la libertad
provisional de los afectados, por entender que la adopción de esta medida
correspondía a los tribunales nacionales.37
Esta institución pudo encontrar una aplicación parcial en el caso
Aloeboetoe y otros, en el que la Comisión había indicado que las víctimas
fueron despojadas de algunos de sus bienes y pertenencias en el momento de su
captura; sin embargo, como la Comisión no formuló ninguna petición concreta
sobre esta materia, la que también podría haberse planteado en el contexto de
una reparación o indemnización, la Corte se abstuvo de pronunciarse al respecto
y, por lo tanto, no se dispuso la devolución de esas pertenencias a sus legítimos
propietarios.38
37 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Castillo Petruzzi y otros, sentencia del 30
de mayo de 1999, párrafo 221.
38 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Aloeboetoe y otros. Reparaciones (Art.
63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 10 de septiembre de 1993,
párrafo 80.
39 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Garrido y Baigorria. Reparaciones (Art.
63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de agosto de 1998,
párrafo 40.
796 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
40 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Bulacio vs. Argentina,
sentencia del 18 de septiembre de 2003, párrafo 73.
41 Tales como el otorgamiento público de un informe oficial, completo y veraz, sobre la situación y
destino de todos los desaparecidos, un compromiso público y oficial de que se respetarían los derechos
humanos, la desmovilización y desintegración de los cuerpos represivos que fueron creados para
secuestrar, torturar, desaparecer y asesinar personas y, en general, medidas para evitar la recurrencia
de situaciones similares.
42 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez. Indemnización
compensatoria (Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 21
de julio de 1989, párrafos 8 y 32, y Caso Godínez Cruz. Indemnización compensatoria (Art.
63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 21 de julio de 1989, párrafos
7 y 30.
43 Cfr. ibíd, párrafos 34 y 32, respectivamente.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 797
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
44 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso El Amparo. Reparaciones (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 14 septiembre de 1996,
párrafo 61.
45 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Paniagua Morales y otros, sentencia del 8
de marzo de 1998, párrafos 169 y 173.
46 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Loayza Tamayo. Reparaciones (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de noviembre de 1998,
párrafo 168.
47 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez. Indemnización
compensatoria (Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 21
de julio de 1989, párrafos 8 y 32, y Caso Godínez Cruz. Indemnización compensatoria (Art.
63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 21 de julio de 1989, párrafos
170 y 171.
798 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
48 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso del Tribunal Constitucional (Aguirre
Roca, Rey Terry y Revoredo Marsano vs. Perú), sentencia del 31 de enero de 2001, párrafo 130,
N° 4 de la parte dispositiva.
49 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Cantoral Benavides. Reparaciones (Art.
63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 3 de diciembre de 2001,
párrafos 69 y 70, Caso Bámaca Velásquez vs. Guatemala. Reparaciones (Art. 63.1 Convención
Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 22 de febrero de 2002, párrafos 76 y 77,
Caso Trujillo Oroza vs. Bolivia. Reparaciones (Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos
Humanos), sentencia del 27 de febrero de 2002, párrafo 99, Caso Las Palmeras vs. Colombia.
Reparaciones (Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 26 de
noviembre de 2002, párrafo 66, Caso del Caracazo vs. Venezuela. Reparaciones (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 29 de agosto de 2002, párrafo
115, Caso Juan Humberto Sánchez vs. Honduras, sentencia del 7 de junio de 2003, párrafo 184,
y Caso Bulacio vs. Argentina, sentencia del 18 de septiembre de 2003, párrafo 110.
50 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Bulacio vs. Argentina, sentencia del 18 de
septiembre de 2003, párrafos 114 y 115.
51 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Barrios Altos. Interpretación de la sentencia
de fondo (Art. 67 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 3 de septiembre
de 2001, párrafo 15, Caso Trujillo Oroza vs. Bolivia. Reparaciones (Art. 63.1 Convención
Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de febrero de 2002, párrafo 106, y Caso
Bulacio vs. Argentina, sentencia del 18 de septiembre de 2003, párrafo 116.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 799
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
acuerdo con las obligaciones convencionales asumidas por los Estados, ninguna
disposición de Derecho interno, incluidas la amnistía y la prescripción, puede
oponerse al cumplimiento de las decisiones de la Corte en cuanto a la
investigación y sanción de los responsables de violaciones de derechos
humanos.52
52 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Bulacio vs. Argentina, sentencia del 18 de
septiembre de 2003, párrafo 117.
53 Cfr. su voto razonado en Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Bulacio vs. Argentina,
sentencia del 18 de septiembre de 2003, párrafos 25, 31, y 34 del voto razonado.
800 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
58 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Baena Ricardo y otros (270 trabajadores
vs. Panamá), sentencia del 2 de febrero de 2001, párrafo 194.
59 Cfr. el art. 63, párrafo 1, de la Convención.
60 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Cesti Hurtado. Reparaciones
(Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 31 de mayo de 2001,
párrafos 36 y 37.
61 Por ejemplo, poner en libertad a una persona presa, o invalidar una sentencia producto de un proceso
irregular, y disponer que se haga un nuevo juicio.
802 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
62 Cfr. el voto razonado conjunto de los jueces Cançado Trindade y Abreu Burelli, en Corte
Interamericana de Derechos Humanos, Caso Loayza Tamayo. Reparaciones (Art. 63.1 Convención
Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de noviembre de 1998, párrafo 5 del voto
razonado.
63 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Gangaram Panday, sentencia del 21 de
enero de 1994, párrafo 69.
64 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Aloeboetoe y otros. Reparaciones (Art.
63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 10 de septiembre de 1993,
párrafos 1 y 5 de la parte resolutiva.
65 Cfr., en este sentido, L. Joinet, The administration of justice and the human rights of detainees,
E/CN.4/Sub.2/1996/18, párrafo 19.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 803
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
66 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Garrido y Baigorria. Reparaciones (Art.
63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de agosto de 1993,
párrafo 72.
67 Cfr. ibídem.
68 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Informes de la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos (Art. 51 Convención Americana sobre Derechos Humanos), Opinión
Consultiva OC-15/97, de 14 de noviembre de 1997, párrafo 29 de su voto disidente.
69 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Genie Lacayo, sentencia del 29 de enero de
1997, párrafos 95, y 97 N° 4.
804 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
70 Cfr. la carta de Raymond y Gloria Ángeles Genie, del 1 de diciembre de 1997, dirigida a John
Donaldson, Presidente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, con la petición de que
se remitiera a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, y con copia a otras personas. La Corte
como tal no hace ninguna referencia a esta carta; el único que se refiere a ella y deja constancia de la
misma es el juez Cançado Trindade, en su voto separado al suscribir la Resolución de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos del 29 de agosto de 1998 en el caso Genie Lacayo; en esta
resolución, luego de tomar nota de la información de Nicaragua en el sentido de que se había
consignado en una notaría la suma de US $ 20.000 dólares a nombre del señor Raymond Genie
Peñalba y que éste no la había aceptado ‘dentro del término de ley’, la Corte resolvió que Nicaragua
había cumplido con la sentencia y decidió archivar el caso.
71 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Caballero Delgado y Santana, sentencia del 8
de diciembre de 1995, párrafo 58. Parece innecesario señalar que, con la “reparación a la parte
lesionada”, el tribunal parece referirse a la indemnización que le pueda corresponder a ésta.
72 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez. Indemnización
compensatoria (Artículo 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia de
21 de julio de 1989, párrafo 25; y Caso Godínez Cruz. Indemnización compensatoria (Artículo
63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 21 de julio de 1989,
párrafo 23.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 805
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
A pesar de los criterios antes expuestos, ésta es una materia que -por lo
menos en una primera etapa- no fue correctamente abordada en la práctica de la
Corte, reflejando, en ocasiones, una noción del concepto de reparaciones
diferente del indicado en el párrafo anterior, y que pareciera identificarlo con el
de indemnización. En efecto, en su sentencia en el caso Velásquez Rodríguez78
la Corte hizo referencia solamente a la justa indemnización que Honduras estaba
obligada a pagar a los familiares de las víctimas, otorgando al gobierno y a la
Comisión un plazo de seis meses para que se pusieran de acuerdo al respecto, y
dejando abierto el procedimiento para determinar ella misma la cuantía de esa
indemnización en caso de que las partes no llegaran a un acuerdo; en el caso
Godínez Cruz, una vez más la Corte se refirió sólo a una justa indemnización
compensatoria, reservándose la decisión sobre la forma que ella debía adoptar
y la cuantía de la misma para una etapa posterior. 79 En ejecución de estas
decisiones, la Corte celebró audiencias públicas para escuchar el parecer de las
partes sobre la indemnización, y dictó, en cada caso, una sentencia adicional
sobre ‘indemnización compensatoria’;80 a pesar de lo anterior, en ambas
sentencias se incluyen medidas de naturaleza distinta a la indemnización,
derivadas de la obligación de respeto y garantía contenida en el art. 1 de la
Convención, tales como la investigación de los hechos relativos a la desaparición
forzada de Manfredo Velásquez y de Saúl Godínez, o el castigo de los
responsables de las mismas, que corresponden al concepto más amplio de
‘reparación’.81
Esta incorrecta interpretación del art. 63, párrafo 1, de la Convención
ofrecida inicialmente por la Corte parecía que había sido corregida en su
sentencia en el caso Aloeboetoe y otros, en que el tribunal dejó abierto el
procedimiento para los efectos de las ‘reparaciones y costas’,82 en ejecución
de lo cual dictó posteriormente una sentencia sobre ‘reparaciones’,83 que abarca
78 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez, sentencia del 29 de
julio de 1988, párrafo 194 Nº 6 de la parte dispositiva.
79 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Godínez Cruz, sentencia del 20 de enero de
1989, párrafo 6 de la parte dispositiva.
80 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez. Indemnización
compensatoria (Artículo 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos) sentencia del
21 de julio de 1989, y Caso Godínez Cruz. Indemnización compensatoria (Artículo 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 21 de julio de 1989.
81 Cfr. ibíd, párrafos 32 y 33, y 30 y 31, respectivamente.
82 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Aloeboetoe y otros, sentencia del 4 de
diciembre de 1991, párrafo 2 de la parte resolutiva.
83 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Aloeboetoe y otros. Reparaciones (Artículo
63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 10 de septiembre de 1993.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 807
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
en ella aspectos que van más allá de una mera indemnización compensatoria, y
que incluyen medidas reparadoras de interés general, como -en el caso que
comentamos- la orden de “reabrir la escuela sita en Gujaba y dotarla de personal
docente y administrativo para que funcione permanentemente a partir de 1994
y poner en operación en el curso de ese año el dispensario existente en ese
lugar”.84 De modo semejante, en el caso de la Comunidad Mayagna, la Corte
estimó que el Estado debía invertir, por concepto de reparación del daño
inmaterial, la suma de US $ 50.000 dólares de los Estados Unidos de América,
en obras o servicios de interés colectivo, en beneficio de la comunidad de Awas
Tingni, de común acuerdo con ésta, y bajo la supervisión de la Comisión.85
Asimismo, en el caso Hilaire, Constantine y Benjamin y otros, además de
disponer que el Estado debía abstenerse de aplicar la Ley de Delitos contra la
Persona -la cual debía ser modificada para adecuarla a la Convención americana,
garantizando el respeto y el goce a los derechos a la vida, a la integridad personal,
al debido proceso legal y a las garantías judiciales-, la Corte también consideró
pertinente ordenar al Estado que ajustara las condiciones del sistema carcelario
a las normas internacionales de protección de los derechos humanos aplicables
a la materia.86
Los efectos saludables de la sentencia dictada en el caso Aloeboetoe y
otros no tuvieron mucha duración ni se han aplicado de manera consistente; en
efecto, a pesar del fracaso de las negociaciones dispuestas por la Corte en el
caso Velásquez Rodríguez, ocasionalmente el tribunal ha regresado a la práctica
iniciada en ese caso -en que se encomienda a la Comisión y al Estado demandado
la determinación de la forma y cuantía de la indemnización, sin perjuicio de
reservarse la facultad de revisar dicho acuerdo y, en caso de que no se llegara a
él en un lapso de seis meses, determinar directamente el monto de la
indemnización-, como se desprende de las sentencias dictadas en los casos de
El Amparo, Neira Alegría y otros, y Garrido y Baigorria.87
La sentencia sobre el fondo dictada en el caso El Amparo plantea nuevas
dificultades en cuanto a la interpretación, por parte de la Corte, del art. 63 de la
Convención y del alcance de la obligación de ‘reparar’ contenida en dicha
88 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso El Amparo, sentencia del 18 de enero de
1995, párrafos 4 y 14 de la parte considerativa, y párrafos 2 y 3 de la parte dispositiva.
89 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso El Amparo. Reparaciones (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 14 de septiembre de 1996,
párrafos 58, 59, y 60.
90 Cfr. ibíd, voto disidente.
91 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Loayza Tamayo, sentencia del 17 de
septiembre de 1997, párrafo 68, y Caso Suárez Rosero, sentencia del 12 de noviembre de 1997,
párrafos 93 a 98.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 809
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
92 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso de los “Niños de la calle” (Caso Villagrán
Morales y otros vs. Guatemala). Reparaciones (Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos
Humanos), sentencia del 26 de mayo de 2001, párrafo 98.
93 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso El Amparo, sentencia del 18 de enero de 1995,
párrafos 2 y 3 de la parte dispositiva.
94 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso El Amparo. Reparaciones (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 14 de septiembre de 1996.
95 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez, sentencia del 29 de
julio de 1988, p. 194 Nº 6.
96 En realidad, en la práctica de la Corte Internacional de Justicia también hay precedentes en este
sentido, como lo demuestra la sentencia en el caso de los rehenes en Teherán. Cfr. Case concerning
United States Diplomatic and Consular Staff in Tehran (United States of America v. Iran),
judgment of 24 May 1980, párrafo 6 de la parte dispositiva.
97 Aunque el Derecho Internacional forma parte del bloque normativo que tiene que aplicarse en el
ámbito nacional, sobran los jueces y abogados que no lo perciben así, para no mencionar a aquellos
que simplemente desconocen la existencia de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
810 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
98 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso El Amparo, sentencia del 18 de enero de
1995, párrafos 3 y 4 de la parte dispositiva.
99 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso El Amparo. Reparaciones (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 14 de septiembre de 1996,
párrafos 7 y 8.
100 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Garrido y Baigorria. Reparaciones (Art.
63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de agosto de 1998,
párrafos 17 y 18.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 811
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
104 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Caballero Delgado y Santana. Reparaciones
(Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 29 de enero de 1997,
párrafos 53, 54, y 55.
105 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Garrido y Baigorria. Reparaciones (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de agosto de 1998,
párrafo 43.
106 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Loayza Tamayo. Reparaciones (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de noviembre de 1998,
párrafos 107 y 109.
107 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Ivcher Bronstein (Baruch Ivcher Bronstein
vs. Perú), sentencia del 6 de febrero de 2001, párrafos 179 y 180.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 813
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
110 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Baena Ricardo y otros (270 trabajadores
vs. Panamá), sentencia del 2 de febrero de 2001, párrafo 203.
111 Cfr. ibíd, párrafos 210 y 211.
112 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso de los “Niños de la calle” (Caso Villagrán
Morales y otros vs. Guatemala). Reparaciones (Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos
Humanos), sentencia del 26 de mayo de 2001, párrafo 99.
113 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Paniagua Morales y otros, sentencia del 8
de marzo de 1998, párrafo 173.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 815
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
114 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Bulacio vs. Argentina, sentencia del 18 de
septiembre de 2003, párrafo 121.
115 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez. Indemnización
compensatoria (Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 21
de julio de 1989, párrafo 36 y Caso Godínez Cruz. Indemnización compensatoria (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 21 de julio de 1989, párrafo 34.
116 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Loayza Tamayo. Reparaciones (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de noviembre de 1998,
párrafo 158.
117 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Castillo Petruzzi y otros, sentencia del 30
de mayo de 1999, párrafo 225.
118 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso del Caracazo vs. Venezuela. Reparaciones
(Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 29 de agosto de
2002, párrafo 128, Caso Las Palmeras vs. Colombia. Reparaciones (Art. 63.1 Convención
Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 26 de noviembre de 2002, párrafo 75, Caso
Juan Humberto Sánchez vs. Honduras, sentencia del 7 de junio de 2003, párrafo 188, y Caso
Bulacio vs. Argentina, sentencia del 18 de septiembre de 2003, párrafo 145.
816 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
119 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Juan Humberto Sánchez vs. Honduras ,
sentencia del 7 de junio de 2003, párrafo 188.
120 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso de los “Niños de la calle” (Caso Villagrán
Morales y otros vs. Guatemala). Reparaciones (Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos
Humanos), sentencia del 26 de mayo de 2001, párrafo 103.
121 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Aloeboetoe y otros. Reparaciones (Art.
63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 10 de septiembre de 1993,
párrafo 20.
122 Cfr. ibíd, párrafo 109.
123 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Bámaca Velásquez. Reparaciones (Art.
63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 22 de febrero de 2002,
párrafos 76 y 81, Caso Trujillo Oroza vs. Bolivia. Reparaciones (Art. 63.1 Convención Americana
sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de febrero de 2002, párrafos 114 y 115, Caso del
Caracazo vs. Venezuela. Reparaciones (Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos
Humanos), sentencia del 29 de agosto de 2002, párrafo 123, Caso Las Palmeras vs. Colombia.
Reparaciones (Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 26 de
noviembre de 2002, y Caso Juan Humberto Sánchez vs. Honduras, sentencia del 7 de junio de
2003, párrafo 187.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 817
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
124 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Loayza Tamayo. Reparaciones (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de noviembre de 1998,
párrafos 113 y 192 N° 1.
125 Cfr. ibíd, párrafos 115 y 116.
126 Cfr. ibíd, párrafos 114 y 192 N° 2.
127 Cfr. ibíd, párrafos 118, 119, 122, y 192 N° 3.
818 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
128 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Ivcher Bronstein (Baruch Ivcher Bronstein
vs. Perú), sentencia del 6 de febrero de 2001, párrafo 185.
129 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Castillo Páez. Reparaciones (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de noviembre de 1998,
párrafo 84.
130 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso El Amparo. Reparaciones (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 14 de septiembre de 1996, párrafo
35. Las cursivas son del autor de estas líneas. Llama la atención que la Corte, como tribunal de
Derecho que es, no invoque las normas de Derecho en que se fundamenta dicha indemnización y,
por el contrario, determine que ésta procede ‘conforme a la equidad’, noción subjetiva y escurridiza
que puede cambiar según cambie el ánimo o la composición de la Corte.
131 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Ivcher Bronstein (Baruch Ivcher Bronstein
vs. Perú), sentencia del 6 de febrero de 2001, párrafo 183.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 819
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
132 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso del Tribunal Constitucional (Aguirre
Roca, Rey Terry y Revoredo Marsano vs. Perú), sentencia del 31 de enero de 2001, párrafo 122.
133 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Cesti Hurtado. Reparaciones (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 31 de mayo de 2001, párrafos
66 y 67.
134 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Bulacio vs. Argentina,
sentencia del 18 de septiembre de 2003, párrafo 111.
135 A diferencia de lo dispuesto por el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que dispone
que “nadie podrá ser juzgado ni sancionado por un delito por el cual haya sido ya condenado o
absuelto…”, el art. 8 N° 4 de la Convención Americana establece que “el inculpado absuelto por
una sentencia firme no podrá ser sometido a nuevo juicio por los mismos hechos”. En nuestra opinión,
en el sistema interamericano el inculpado que haya sido condenado por una sentencia firme puede,
en todo caso, invocar lo previsto en el art. 5 N° 2 de la Convención Americana.
820 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
136 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Castillo Petruzzi y otros, sentencia del 30
de mayo de 1999, párrafo 219.
137 Cfr. ibíd, párrafo 220.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 821
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
141 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Caballero Delgado y Santana.
Reparaciones (Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 29 de
enero de 1997, párrafo 17.
142 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Loayza Tamayo. Reparaciones (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de noviembre de 1998,
párrafos 123 y 124.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 823
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
a) El alcance de la indemnización
143 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Baena Ricardo y otros (270 trabajadores
vs. Panamá), sentencia del 2 de febrero de 2001, párrafo 206.
824 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
144 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Castillo Páez. Reparaciones (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de noviembre de 1998,
párrafos 51 y 53. También, Caso Garrido y Baigorria. Reparaciones (Art. 63.1 Convención
Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de agosto de 1998, párrafo 43.
145 Cfr., por ejemplo, el art. 25 del Convenio Económico de Bogotá, adoptado en la Novena Conferencia
Internacional de Estados Americanos, celebrada en Bogotá, del 30 de marzo al 2 de mayo de 1948,
y en la cual también se aprobaron la Carta de la OEA y la Declaración Americana sobre Derechos y
Deberes del Hombre. Cfr., también, Louis B. Sohn and Richard R. Baxter, Draft Convention on the
International Responsibility of States for Injuries to Aliens, American Journal of International
Law, vol. 55, 1961, p. 548, particularmente el art. 10 del mencionado proyecto.
146 Cfr., por ejemplo, Jorge Castañeda, La Carta de Derechos y Deberes Económicos de los Estados
desde el punto de vista del Derecho Internacional, en Justicia Económica Internacional, Kurt
Waldheim y otros, Fondo de Cultura Económica, México, 1976, pp. 107 y ss., y Eduardo Novoa
Monreal, La nacionalización en su aspecto jurídico, en Derecho Económico Internacional, Jorge
Castañeda y otros, Fondo de Cultura Económica, México, 1976, pp. 153 y ss.
147 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Suárez Rosero. Interpretación de la
sentencia sobre reparaciones (Art. 67 Convención Americana sobre Derechos Humanos),
sentencia del 29 de mayo de 1999, párrafo 26.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 825
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
imponía una carga tributaria del 1% a toda transacción monetaria que se realizara
a través de las instituciones (bancarias) que integraban el sistema financiero;
sin embargo, la Corte estimó necesario dejar sentado que del texto mismo de la
sentencia sobre reparaciones se desprendía con claridad la obligación estatal de
pagar los montos ordenados, y de hacerlo en forma integral; por consiguiente, a
juicio del tribunal, el Estado tenía la obligación de aplicar los mecanismos que
resultaran idóneos para asegurar el cumplimiento de estas obligaciones de la
manera más expedita y eficiente y, particularmente, de adoptar las medidas
adecuadas para asegurar que la deducción legal que efectuaban las entidades
del sistema financiero ecuatoriano a las transacciones monetarias no menoscabara
el derecho de los beneficiarios de disponer de la totalidad de los montos
ordenados en su favor.148 Sin embargo, una vez que los beneficiarios hayan
recibido el pago efectivo e integral de la justa indemnización que les es debida,
éste pasa a formar parte de sus respectivos patrimonios y, a partir de ese momento,
el uso, administración o destino que se dé al mismo podrá estar sujeto a las
normas tributarias aplicables en el Derecho interno de los Estados.149
Respecto al carácter adecuado de la indemnización, en el caso de
fideicomisos dispuestos en favor de beneficiarios menores de edad, la Corte ha
tenido especial cuidado en señalar las medidas que debe adoptar el Estado para
preservar el valor de la indemnización acordada por ella. En este sentido, en el
caso Suárez Rosero, respecto de la indemnización ordenada a favor de la menor
Suárez Ramadán, la Corte dispuso que el Estado debía constituir un fideicomiso
en una institución financiera solvente y segura, en las condiciones más favorables
que permitieran la legislación y la práctica bancarias, y que los beneficios
derivados de intereses incrementarían el patrimonio, el cual debía entregarse a
la beneficiaria cuando cumpliera la mayoría de edad;150 junto con señalar que
el Estado tiene la obligación de tomar todas las medidas necesarias para asegurar
que el monto cuyo pago se ordenó a favor de la menor se colocara en el
fideicomiso mencionado en forma íntegra, y que dicho monto no estaba sujeto
a tributo alguno al momento de la constitución del fideicomiso, la Corte subrayó
que, en cuanto a los beneficios derivados del mismo, el Estado tenía el deber de
tomar todas las medidas de salvaguarda que fueran necesarias para asegurar
151 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Suárez Rosero. Interpretación de la
sentencia sobre reparaciones (Art. 67 Convención Americana sobre Derechos Humanos),
sentencia del 29 de mayo de 1999, párrafo 32.
152 Cfr., por ejemplo, el escrito de reparaciones y costas presentado por la Comisión en el caso Aloeboetoe,
citado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Aloeboetoe y otros. Reparaciones
(Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 10 de septiembre de
1993, párrafo 15. En el texto en castellano de esta sentencia, la expresión utilizada tanto por la
Comisión como por la Corte es in integrum restitutio.
153 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Aloeboetoe y otros. Reparaciones (Art.
63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 10 de septiembre de 1993,
párrafo 49.
154 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez.
Indemnización compensatoria (Artículo 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos),
sentencia del 21 de julio de 1989, párrafo 9, Caso Godínez Cruz. Indemnización compensatoria
(Artículo 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 21 de julio de
1989, párrafo 8, o Caso Aloeboetoe y otros. Reparaciones (Art. 63.1 Convención Americana
sobre Derechos Humanos), sentencia del 10 de septiembre de 1993, párrafo 9.
155 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez.
Indemnización compensatoria (Artículo 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos),
sentencia del 21 de julio de 1989, párrafo 9, y Caso Godínez Cruz. Indemnización compensatoria
(Artículo 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 21 de julio de
1989, párrafo 8.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 827
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
156 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Loayza Tamayo. Reparaciones (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de noviembre de 1998,
párrafos 144 al 154.
157 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Caballero Delgado y Santana. Reparaciones
(Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 29 de enero de 1997,
párrafo 22.
158 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Gangaram Panday , sentencia del 21 de
enero de 1994, párrafo 70 de la parte considerativa, y párrafo 4 de la parte resolutiva.
159 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Genie Lacayo, sentencia del 29 de enero de
1997, párrafos 95 y 97 N° 4. En una carta dirigida al Presidente de la Comisión, con petición expresa
de que fuera transmitida a la Corte, esta indemnización fue rechazada por los padres de la víctima,
no por el monto de la misma, sino con el argumento más amplio de que ellos habían recurrido a la
Corte buscando que se hiciera justicia, cosa que no habían conseguido, y no una compensación
monetaria; en todo caso, afirmaron que esa indemnización no tenía ‘ningún asidero moral ni jurídico’.
160 A título ilustrativo, cabe mencionar que, de acuerdo con el art. 38 N° 2 del Estatuto de la Corte
Internacional de Justicia, ésta puede resolver una controversia conforme a la equidad (ex aequo et
bono), eximiéndose en ese caso de aplicar el Derecho, sólo si las partes así lo convinieren.
828 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
161 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Hilaire, Constantine y Benjamin y otros
vs. Trinidad y Tobago, sentencia del 21 de junio de 2002, párrafo 216. El párrafo 223, N° 12 de la
parte resolutiva, aclara que se trata de una indemnización por concepto de daño inmaterial; pero no
resulta evidente a qué tipo de daño inmaterial se refiere.
162 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Loayza Tamayo. Reparaciones (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de noviembre de 1998,
párrafos 6 al 10 del voto concurrente de los jueces Cançado Trindade y Abreu Burelli.
163 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Cantoral Benavides. Reparaciones (Art.
63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 3 de diciembre de 2001,
párrafos 42, 53, y 57, Caso Bámaca Velásquez vs. Guatemala. Reparaciones (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 22 de febrero de 2002, párrafos
56 y 60, Caso Trujillo Oroza vs. Bolivia. Reparaciones (Art. 63.1 Convención Americana sobre
Derechos Humanos), sentencia del 27 de febrero de 2002, párrafos 63, 77, y 83, Caso del Caracazo
vs. Venezuela. Reparaciones (Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos),
sentencia del 29 de agosto de 2002, párrafos 94 y 99, Caso Las Palmeras vs. Colombia.
Reparaciones (Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 26 de
noviembre de 2002, párrafos 39 y 58, Caso Juan Humberto Sánchez vs. Honduras, sentencia del
7 de junio de 2003, párrafos 156, 168, 172, y 177, Caso Bulacio vs. Argentina, sentencia del 18 de
septiembre de 2003, párrafos 78, 79, 90, y 96, Caso Miran Mack Chang vs. Guatemala, sentencia
del 25 de noviembre de 2003, párrafos 237, 243, 255, 260, 261, 262, 264, 265, y 267.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 829
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
164 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Loayza Tamayo. Reparaciones (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de noviembre de 1998, párrafo
12 del voto concurrente.
165 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Aloeboetoe y otros. Reparaciones (Art.
63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 10 de septiembre de 1993,
párrafo 49.
166 Cfr., en este sentido, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Bulacio vs. Argentina,
sentencia del 18 de septiembre de 2003, párrafo 88.
167 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Garrido y Baigorria. Reparaciones (Art.
63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de noviembre de 1998,
párrafo 58.
830 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
168 Cfr. E/CN.4/Sub.2/1992/8. Cfr., también, la resolución 1990/35 de la Comisión de Derechos Humanos
de Naciones Unidas, titulada Indemnización a las víctimas de violaciones flagrantes de los
derechos humanos, aprobada el 2 de marzo de 1990.
169 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Juan Humberto Sánchez vs. Honduras ,
sentencia del 7 de junio de 2003, párrafo 166, letras c) y d).
170 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso El Amparo. Reparaciones (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 14 de septiembre de 1996, párrafo
28, y Caso Loayza Tamayo. Reparaciones (Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos
Humanos), sentencia del 27 de noviembre de 1998, párrafo 128.
171 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez. Indemnización
compensatoria (art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 21
de julio de 1989, párrafos 47 y 48; y Caso Godínez Cruz. Indemnización compensatoria (art.
63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 21 de julio de 1989,
párrafos 45 y 46.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 831
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
percibir qué relación tiene el daño efectivamente causado con la habilidad del
beneficiario de la indemnización para trabajar y obtener ingresos propios;
además, una decisión de esa naturaleza conduciría al absurdo de que -para el
evento en que hubiera que pagar una indemnización- sería más conveniente
para el Estado matar a la víctima de una violación de derechos humanos que
dejarla simplemente incapacitada.
En su jurisprudencia más reciente, la Corte también ha considerado la
pérdida de ingresos que, como consecuencia de la violación de los derechos
humanos, puedan haber experimentado los familiares de la víctima. En tal
sentido, en el caso Juan Humberto Sánchez la Corte se refirió a los ingresos
dejados de percibir por parte de la compañera de la víctima en el proceso de
buscar su paradero, y por las hermanas del mismo, las cuales perdieron sus
empleos como consecuencia de las constantes diligencias que tuvieron que llevar
a cabo con la finalidad de declarar ante la Corte Interamericana; sin embargo,
como los representantes de las víctimas no habían estimado el monto de dicho
daño, la Corte procedió a fijarlo, en equidad, en la suma de US $ 1.500 dólares
para cada una de ellas.172
En cuanto al cálculo de los ingresos que se han dejado de percibir, teniendo
en cuenta la actividad a la que se dedicaba la víctima, dichos ingresos deben
calcularse sobre la base del sueldo o salario real, considerando las mejoras
económicas a que ésta se podría haber hecho acreedora, más los otros beneficios
económicos previstos en las normas legales del país de que se trate. En el caso
de quienes carecen de un trabajo estable, la Corte ha considerado que, a falta de
información precisa sobre los ingresos de las víctimas, se debe tomar como
base el salario mínimo para actividades no agrícolas.173
172 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Juan Humberto Sánchez vs. Honduras ,
sentencia del 7 de junio de 2003, párrafo 166, letra b).
173 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso de los “Niños de la calle” (Caso Villagrán
Morales y otros vs. Guatemala). Reparaciones (Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos
Humanos), sentencia del 26 de mayo de 2001, párrafo 79.
832 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
174 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Loayza Tamayo. Reparaciones (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de noviembre de 1998,
párrafo 129.
175 Cfr. ibíd, párrafo 130.
176 Cfr. ibíd, párrafos 131 y 132.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 833
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
177 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Bulacio vs. Argentina, sentencia del 18 de
septiembre de 2003, párrafo 88.
178 Cfr. ibídem.
834 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
puede comprender tanto los sufrimientos y las aflicciones causados a las víctimas
directas y a sus allegados, como el menoscabo de valores muy significativos
para las personas, y otras perturbaciones que no son susceptibles de medición
pecuniaria.179 En el caso El Amparo, la Comisión sostuvo que el daño moral
de una víctima no puede estar en relación directa con la posición social o la
situación económica de la misma,180 argumento que no fue controvertido por
el Estado y que tampoco mereció un comentario en contrario por parte de la
Corte, la cual se limitó a consignarlo en su sentencia.
Para los efectos de su reparación integral, la Corte ha señalado que al
daño moral no es posible asignarle un equivalente monetario preciso, y que
sólo puede ser compensado de dos maneras. En primer lugar, mediante el pago
de una suma de dinero o la entrega de bienes o servicios apreciables en dinero,
que el tribunal determine en una aplicación razonable de su arbitrio judicial y
en términos de equidad; en segundo lugar, mediante la realización de actos u
obras de alcance o repercusión públicos, que tengan efectos como la reparación
de la memoria de las víctimas, el restablecimiento de su dignidad, la consolación
de sus deudos, o la transmisión de un mensaje de reprobación oficial a las
violaciones de los derechos humanos de que se trata y de compromiso con los
esfuerzos tendientes a que no vuelvan a ocurrir.181
En su jurisprudencia más reciente, a partir del caso Cantoral
Benavides,182 el tribunal se ha inclinado por omitir toda referencia al daño
moral, y sustituir esta expresión por el concepto de ‘daño inmaterial’, que tendría
un carácter más amplio, y que comprendería la noción tradicional de daño moral;
sin embargo, este cambio, que no es meramente semántico, tiene un carácter
eminentemente cualitativo, y apunta a abandonar una noción propia del Derecho
civil, para sustituirla por otra que refleje más apropiadamente el carácter de las
reparaciones en el marco del Derecho de los derechos humanos, tomando en
cuenta al individuo como un todo, y apreciando el impacto que han tenido sobre
179 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso de los “Niños de la calle” (Caso Villagrán
Morales y otros vs. Guatemala). Reparaciones (Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos
Humanos), sentencia del 26 de mayo de 2001, párrafo 84.
180 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso El Amparo. Reparaciones (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 14 de septiembre de 1996,
párrafo 31.
181 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso de los “Niños de la calle” (Caso Villagrán
Morales y otros vs. Guatemala). Reparaciones (Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos
Humanos), sentencia del 26 de mayo de 2001, párrafo 84.
182 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Cantoral Benavides. Reparaciones (Art.
63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 3 de diciembre de 2001,
párrafos 42, 53, y 57.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 835
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
183 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Trujillo Oroza vs. Bolivia. Reparaciones
(Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de febrero de
2002, párrafo 77, Caso del Caracazo vs. Venezuela. Reparaciones (Art. 63.1 Convención
Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 29 de agosto de 2002, 94, Caso Juan
Humberto Sánchez vs. Honduras, sentencia del 7 de junio de 2003, párrafo 168, y Caso Bulacio
vs. Argentina, sentencia del 18 de septiembre de 2003, párrafo 90.
184 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez. Indemnización
compensatoria (Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 21
de julio de 1989, párrafos 8 y 32, y Caso Godínez Cruz. Indemnización compensatoria (Art.
63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 21 de julio de 1989, párrafos
36 y 34, respectivamente.
185 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez. Indemnización
compensatoria (Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 21
de julio de 1989, párrafo 39, y Caso Godínez Cruz. Indemnización compensatoria (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 21 de julio de 1989, párrafo 37.
186 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Aloeboetoe y otros. Reparaciones (Art.
63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 10 de septiembre de 1993,
párrafo 28.
187 Cfr. ibíd, párrafo 51.
836 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
188 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Garrido y Baigorria. Reparaciones (Art.
63.1 Convención Americana de Derechos Humanos), sentencia del 27 de agosto de 1998,
párrafo 50.
189 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Loayza Tamayo. Reparaciones (Art. 63.1
Convención Americana de Derechos Humanos), sentencia del 27 de noviembre de 1998, párrafo
134.
190 Cfr. ibíd, párrafo 138.
191 Cfr. ibíd, párrafos 140, 142, y 143.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 837
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
192 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Bulacio vs. Argentina, sentencia del 18 de
septiembre de 2003, párrafo 98.
193 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Castillo Páez. Reparaciones (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de noviembre de 1998, párrafo
79.
194 Cfr. ibíd, párrafo 81. En realidad, los familiares se refieren a las consecuencias del ‘asilo’ y no del
exilio.
195 Cfr. ibíd, párrafos 86, 87, 88, y 89.
838 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
196 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Blake. Reparaciones (Art. 63.1 Convención
Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 22 de enero de 1999, párrafos 51 y 52.
197 Cfr. ibíd, párrafos 56 y 57.
198 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Ivcher Bronstein (Baruch Ivcher Bronstein
vs. Perú), sentencia del 6 de febrero de 2001, párrafos 76 y 183.
199 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Baena Ricardo y otros (270 trabajadores
vs. Panamá), sentencia del 2 de febrero de 2001, párrafo 206.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 839
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
Sin duda, la noción de daño moral puede que no siempre sea la más
adecuada para caracterizar el daño cuya indemnización se reclama, y así lo ha
entendido el tribunal en su jurisprudencia más reciente, sustituyéndola por la
de ‘daños inmateriales’. En el caso de la Comunidad Mayagna, la Corte se
refirió al ‘daño inmaterial’ ocasionado a la comunidad, debido a la falta de
delimitación, demarcación y titulación de su propiedad comunal; en las
circunstancias de dicho caso, basándose en una apreciación prudente del ‘daño
inmaterial’, el cual no era susceptible de tasación precisa, y tomando en cuenta
lo decidido en casos similares, la Corte estimó que el Estado debía invertir, por
concepto de reparación del daño inmaterial, la suma de US $ 50.000 dólares de
los Estados Unidos de América en obras o servicios de interés colectivo en
beneficio de la comunidad de Awas Tingni, de común acuerdo con ésta y bajo la
supervisión de la Comisión.200 La noción de ‘daños inmateriales’ también fue
utilizada por el tribunal en el caso Bulacio, para caracterizar no solamente los
sufrimientos que los hechos causaron a la víctima y a sus familiares, sino también
el cambio en las condiciones de existencia de la familia y las demás
consecuencias de orden no material o no pecuniario que sufrieron estos;201 en
tal sentido, a pesar de que no había sido incluida en las pretensiones de la
Comisión ni de los representantes de las víctimas -teniendo en consideración la
información recibida, su propia jurisprudencia, y los hechos probados-, la Corte
declaró que la indemnización por daño inmaterial debía comprender una suma
de dinero correspondiente a los gastos médicos futuros de los familiares de la
víctima (que el tribunal discrecionalmente estimó en US $ 10.000), pues existía
evidencia suficiente para demostrar que los padecimientos de aquellos tuvieron
origen tanto en lo sucedido a Walter David Bulacio como en el cuadro de
impunidad que se presentó posteriormente.202
200 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas
Tingni vs. Nicaragua, sentencia del 31 de agosto de 2001, párrafo 167.
201 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Bulacio vs. Argentina, sentencia del 18 de
septiembre de 2003, párrafo 96.
202 Cfr. ibíd, párrafo 100.
203 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Loayza Tamayo, Reparaciones (Artículo
63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de noviembre de 1998,
párrafo 144.
840 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
204 Cfr., por ejemplo, Giulio Ponzanelli, Il contributo della doctrina, en La valutazione del danno alla
salute, Jorge Mosset Iturraspe, Responsabilidad por daños, Ediar, Buenos Aires, 1982, y Gennaro
Giannini, Questioni giuridische in tema di danno psicologico, en Danno biologico e danno
psicologico, Giuffré, Milano, 1990.
205 Cfr., por ejemplo, Protección Jurídica de la Persona, Universidad de Lima / Facultad de Derecho y
Ciencias Políticas, Lima, 1992; Daño al proyecto de vida, Revista de la Facultad de Derecho de la
Pontificia Universidad Católica del Perú, N° 50, diciembre 1996, pp. 45 y ss., y Daño psíquico,
Revista Scribas, Arequipa, año II, N° 3, 1998, pp. 111 y siguientes.
206 Cfr. Protección Jurídica de la Persona, pp. 165 a 167.
207 Cfr. ibíd, pp. 166 y 167.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 841
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
208 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Loayza Tamayo, Reparaciones (Artículo
63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de noviembre de 1998,
párrafo 147.
209 Cfr. ibíd, párrafo 150.
210 Cfr. ibíd, párrafo 117.
211 Cfr. ibíd, párrafo 148.
842 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
217 Por contraste, el art. 38 N° 1, letra d), del Estatuto de la Corte Internacional de Justicia señala
claramente que las decisiones judiciales y la doctrina de los publicistas de mayor competencia de las
distintas naciones son sólo un ‘medio auxiliar para la determinación de las reglas de derecho’, pero
no son el mecanismo que crea la regla de Derecho (como lo sería la ley en el Derecho interno, o el
tratado o la costumbre jurídica en el Derecho Internacional), ni tampoco se pueden confundir con la
regla de Derecho. Mientras la doctrina explica el Derecho, las decisiones judiciales aplican reglas
de Derecho preexistentes; pero ninguna de ellas puede sustituir a la norma jurídica, cuyo mecanismo
de creación es el resultado de un proceso diferente, en que ni el juez ni el tratadista tienen funciones
legislativas.
218 Según este criterio, como la jurisprudencia existente al respecto no ofrece ningún precedente en que
apoyarse, las nuevas decisiones que se adopten no pueden apartarse de esa jurisprudencia.
219 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Loayza Tamayo, Reparaciones (Artículo 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de noviembre de 1998, párrafo
154.
220 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Castillo Páez, Reparaciones (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de noviembre de 1998,
párrafo 74.
844 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
221 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso de los “Niños de la calle” (Caso Villagrán
Morales y otros vs. Guatemala). Reparaciones (Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos
Humanos), sentencia del 26 de mayo de 2001, párrafos 89 y 90.
222 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Bulacio vs. Argentina, sentencia del 18 de
septiembre de 2003, párrafo 81, letra c).
223 Cfr. ibíd, párrafo 82, letra c).
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 845
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
224 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Juan Humberto Sánchez vs. Honduras ,
sentencia del 7 de junio de 2003, párrafo 170, letra c).
225 Cfr. ibíd.
226 Cfr. su voto razonado en Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Bulacio vs. Argentina,
sentencia del 18 de septiembre de 2003, párrafo 3 del voto razonado.
227 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez. Indemnización
compensatoria (Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 21
de julio de 1989, párrafo 38, y Caso Godínez Cruz. Indemnización compensatoria (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 21 de julio de 1989, párrafo 36.
En estos dos casos, el pago de daños punitivos había sido solicitado por los abogados acreditados
como ‘consejeros o asesores’ de la Comisión.
846 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
c) El monto de la indemnización
228 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Fairén Garbi y Solís Corrales, sentencia
del 15 de marzo de 1989, párrafo 136.
229 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Garrido y Baigorria, Reparaciones
(Artículo 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de agosto de
1998, párrafos 43 y 44.
230 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso El Amparo, Reparaciones (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 14 de septiembre de 1996,
párrafo 34.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 847
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
231 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Castillo Petruzzi y otros, sentencia del 30
de mayo de 1999, párrafo 226 N° 15.
232 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Gangaram Panday , sentencia del 21 de
enero de 1994, párrafo 4 de la parte dispositiva.
848 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
233 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso El Amparo, Reparaciones (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 14 de septiembre de 1996,
párrafo 31.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 849
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
d) La forma de la indemnización
234 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Ivcher Bronstein (Baruch Ivcher Bronstein
vs. Perú), sentencia del 6 de febrero de 2001, párrafo 184.
235 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Baena Ricardo y otros (270 trabajadores
vs. Panamá), sentencia del 2 de febrero de 2001, párrafo 207.
236 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Aloeboetoe y otros, Reparaciones (Art.
63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 10 de septiembre de 1993,
párrafo 46.
850 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
237 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez. Indemnización
compensatoria, (Artículo 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia
de 21 de julio de 1989, párrafo 57, y Caso Godínez Cruz. Indemnización compensatoria, (Artículo
63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 21 de julio de 1989,
párrafo 52.
238 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Aloeboetoe y otros, Reparaciones (Art.
63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 10 de septiembre de 1993,
párrafo 116 Nº 1.
239 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Gangaram Panday , sentencia del 21 de
enero de 1994, párrafo 4 de la parte dispositiva.
240 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Loayza Tamayo, Reparaciones
(Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de noviembre de
1998, párrafo 185, y Caso Castillo Páez, Reparaciones (Art. 63.1 Convención Americana sobre
Derechos Humanos), sentencia del 27 de noviembre de 1998, párrafo 118 N° 3.
241 241 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Baena Ricardo y otros (270
trabajadores vs. Panamá), sentencia del 2 de febrero de 2001, párrafos 205, 212, y 214 N° 6.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 851
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
242 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez. Interpretación de
la sentencia de indemnización compensatoria (Art. 67 Convención Americana sobre Derechos
Humanos), sentencia del 17 de agosto de 1990, párrafos 31, 34, y 40, y Caso Godínez Cruz.
Interpretación de la sentencia de indemnización compensatoria (Art. 67 Convención Americana
sobre Derechos Humanos), sentencia del 17 de agosto de 1990, párrafos 31, 34, y 40.
243 Cfr. ibíd, párrafo 42, en ambas sentencias.
244 Cfr. ibíd, párrafos 37 a 42, en ambas sentencias.
245 Cfr. la nota del agente del gobierno de Honduras, embajador Edgardo Sevilla Idiaquez, de fecha 17
de octubre de 1990, dirigida al Secretario de la Corte, en Informe Anual de la Corte Interamericana
de Derechos Humanos 1990, Secretaría General Organización de los Estados Americanos,
Washington, D. C., 1994, pp. 95 y ss.
246 Cfr. la comunicación del Presidente de la Corte al agente del gobierno de Honduras, de fecha 12 de
noviembre de 1990, en Informe Anual de la Corte Interamericana de Derechos Humanos 1990,
Secretaría General Organización de los Estados Americanos, Washington, D. C., 1994, pp. 99 y
siguiente.
852 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
247 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso El Amparo, Reparaciones (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 14 de septiembre de 1996,
párrafos 44 y 45.
248 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Loayza Tamayo, Reparaciones (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de noviembre de 1998,
párrafo 127.
249 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez. Indemnización
compensatoria (Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 21
de julio de 1989, párrafo 60.1, y Caso Godínez Cruz. Indemnización compensatoria (Artículo
63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 21 de julio de 1989,
párrafo 55.1.
250 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Aloeboetoe y otros, Reparaciones (Art.
63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 10 de septiembre de 1993,
párrafo 116 Nº 1 y Nº 4, y Caso Gangaram Panday, sentencia del 21 de enero de 1994, párrafo 4 de
la parte dispositiva.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 853
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
251 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Trujillo Oroza vs. Bolivia.
Reparaciones (Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de
febrero de 2002, párrafo 85.
252 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Juan Humberto Sánchez vs. Honduras ,
sentencia del 7 de junio de 2003, párrafo 166.letras c) y d).
253 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Bulacio vs. Argentina, sentencia del 18 de
septiembre de 2003, párrafo 41.
854 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
prueba alguna sobre su identidad real, edad y filiación que permita determinar
el monto de tales daños, ni sobre sus eventuales beneficiarios, este tribunal se
encuentra impedido de ordenar el pago de indemnización por ese concepto”.254
En el mismo sentido, en el caso de la Comunidad Mayagna, la Corte observó
que la Comisión no probó que se hubiesen causado daños materiales a los
miembros de la comunidad.255 En realidad, la Comisión presentó el escrito
relativo a las reparaciones, costas y gastos, doce días después de vencido el
plazo fijado para ello; como no se demostró la existencia de circunstancias
excepcionales que hubieran justificado ese retardo, la Corte rechazó ese escrito,
por haber sido presentado extemporáneamente, y se abstuvo de pronunciarse
sobre lo señalado en éste.256
En la fase de reparaciones el tribunal debe tener como punto de referencia
los hechos que fueron probados en la etapa anterior, para establecer la
responsabilidad del Estado, y aquellos otros elementos probatorios que se
acompañen en esta fase, con el propósito de demostrar la existencia de hechos
complementarios, que sean relevantes para la determinación de las medidas de
reparación. 257 Porque, si bien la Corte ha admitido la procedencia de la
indemnización respecto de daños tanto materiales como morales, ella también
ha enfatizado la necesidad de que éstos sean debidamente probados.258 Por
consiguiente, un aspecto no menos importante es el relativo al tipo de prueba
que se requiere aportar para demostrar la naturaleza de los daños, como elemento
indispensable para fijar el monto de la indemnización;259 asimismo, también
resulta necesario establecer la oportunidad en que la presentación de esa
evidencia resulta pertinente.
254 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Caballero Delgado y Santana. Reparaciones
(Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 29 de enero de 1997,
párrafo 45.
255 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas
Tingni vs. Nicaragua, sentencia del 31 de agosto de 2001, párrafo 165.
256 Cfr. ibíd, párrafo 159.
257 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Loayza Tamayo. Reparaciones (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de noviembre de 1998, párrafo
106, y Caso Castillo Páez, Reparaciones (Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos
Humanos), sentencia del 27 de noviembre de 1998, párrafo 68.
258 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Aloeboetoe y otros.
Reparaciones (Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 10 de
septiembre de 1993, párrafo 75.
259 Cfr., por ejemplo, la Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 21 de
septiembre de 1995, Reparaciones, caso El Amparo, párrafo 3, letra a, de la parte resolutiva, en
que se otorgó a la Comisión un plazo para que presentara un escrito y las pruebas de que dispusiera
para la determinación de las reparaciones e indemnizaciones en este caso.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 855
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
260 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Garrido y Baigorria. Reparaciones (Art.
63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de noviembre de 1998,
párrafos 59, 60, y 61.
261 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Juan Humberto Sánchez vs. Honduras ,
sentencia del 7 de junio de 2003, párrafo 163.
262 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez. Indemnización
compensatoria (Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 21
de julio de 1989, párrafo 12, y Caso Godínez Cruz. Indemnización compensatoria (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 21 de julio de 1989, párrafo 11.
263 En este contexto, esta expresión parece estar utilizada en un sentido amplio, comprensiva tanto de
las reparaciones propiamente tales como de las indemnizaciones.
264 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Aloeboetoe y otros, Reparaciones, (Art.
63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), Sentencia del 10 de septiembre de 1993,
párrafo 13.
856 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
después de que finalmente esta práctica parecía haberse impuesto, en los casos
más recientes se ha optado por emitir un pronunciamiento sobre reparaciones
en la misma sentencia sobre el fondo. En el curso de estos procedimientos, en
los primeros casos en contra de Honduras, la Corte no sólo recibió la prueba
ofrecida por las partes (tales como informes clínicos, o informes de peritos
psiquiatras para determinar la extensión del daño moral), sino que también
admitió escritos en calidad de amici curiae,265 solicitó directamente información
del Estado denunciado,266 requirió los servicios de expertos,267 y dispuso la
visita de una funcionaria de la Corte para obtener información in situ acerca de
la situación económica, financiera y bancaria del país, así como para conocer la
aldea de la que procedían las víctimas, estimar los ingresos que habrían obtenido
de acuerdo con las actividades económicas que cada una de ellas desarrollaba,
y poder dictar una sentencia ajustada a la realidad del país.268 Asimismo, en el
caso Garrido y Baigorria el Presidente de la Corte se dirigió a la Comisión y
al Estado demandado a fin de requerirles el prontuario con los antecedentes
penales de las víctimas, y datos acerca de dos presuntos hijos de una de ellas.269
En el caso Loayza Tamayo, la víctima también hizo llegar a la Corte, como
medio de prueba de los daños alegados, una cinta de video, que tuvo que ser
reproducida para hacérsela llegar a la Comisión y al Estado;270 además, en este
mismo caso, y en esta fase del procedimiento, la Comisión ofreció a la propia
víctima como testigo.271
265 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez. Indemnización
compensatoria (Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 21
de julio de 1989, párrafo 19, Caso Godínez Cruz. Indemnización compensatoria (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 21 de julio de 1989, párrafo 19,
y Caso Aloeboetoe y otros, Reparaciones (Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos
Humanos), sentencia del 10 de septiembre de 1993, párrafo 38.
266 Cfr. Caso Velásquez Rodríguez. Indemnización compensatoria (Art. 63.1 Convención
Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 21 de julio de 1989, párrafo 13; Caso Godínez
Cruz. Indemnización compensatoria (Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos
Humanos), sentencia del 21 del julio de 1989, párrafo 12; y Caso Loayza Tamayo, Reparaciones
(Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de noviembre de
1998, párrafo 26.
267 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Aloeboetoe y otros, Reparaciones (Art.
63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 10 septiembre de 1993,
párrafo 39.
268 Cfr. ibíd, párrafos 40 y 88.
269 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Garrido y Baigorria. Reparaciones, (Art.
63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 10 septiembre de 1993,
párrafo 29.
270 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Loayza Tamayo. Reparaciones (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de noviembre de 1998,
párrafo 8.
271 Cfr. ibíd, párrafo 16.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 857
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
272 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso El Amparo, sentencia del 18 de enero de
1995, párrafos 17 y 19 de la parte considerativa, y párrafos 1 y 3 de la parte resolutiva.
273 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso El Amparo. Reparaciones (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 14 de septiembre de 1996,
párrafo 9.
274 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Bulacio vs. Argentina, sentencia del 18 de
septiembre de 2003, párrafo 19.
275 Cfr. ibíd, párrafos 21 y 22.
276 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Castillo Petruzzi y otros, sentencia del 30
de mayo de 1999, párrafos 214 a 225.
858 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
hay que admitir que éste era un caso muy peculiar, cuya sentencia generó una
fuerte reacción por parte del gobierno del Perú que, a través de su Presidente de
la República, anunció públicamente que no cumpliría con ella, en violación
flagrante de los compromisos que asumió libremente y que se había
comprometido a honrar. De manera que, consciente de la importancia de una
etapa procesal separada para conocer de las reparaciones, en la cual se puedan
probar los daños alegados, en el caso Caballero Delgado y Santana, aunque
sin hacer referencia a una audiencia, la Comisión le pidió a la Corte que abriera
un incidente de determinación de los daños, en el que se diera participación a
los familiares de las víctimas.277 Con la excepción antes indicada en el caso
Castillo Petruzzi y otros, esa fue, hasta hace poco la práctica del tribunal.278
La práctica más reciente del tribunal, al igual que en la fase del fondo,
requiere que la víctima, la Comisión, y el Estado demandado precisen el número
de testigos y peritos que serán ofrecidos en la audiencia pública sobre
reparaciones, y el objeto de su testimonio o peritaje; asimismo, en atención a la
celeridad y economía procesal, se le ha solicitado a las partes otorgar especial
consideración a la posibilidad de presentar algunos testimonios y experticias
mediante declaración jurada.279 En este sentido, en el caso Bulacio, la Corte
requirió que el peritaje ofrecido por la República Argentina fuera rendido
mediante un dictamen escrito, que debería ser reconocido en su contenido así
como en su firma ante notario público.280
Sobre la apreciación de la prueba, aunque la experiencia de la Corte
Internacional de Justicia sugiere considerar como evidencia admisible las
declaraciones juradas ofrecidas por alguna de las partes para los efectos de
resolver la cuestión de fondo y pronunciarse sobre la responsabilidad del Estado,
el tribunal de La Haya ha subrayado la necesidad de una evidencia más
277 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Caballero Delgado y Santana, sentencia
del 8 de diciembre de 1995, párrafo 23, Nº 5.
278 El Reglamento de la Corte no contiene ninguna disposición que disponga expresamente que el
pronunciamiento sobre reparaciones se emitirá en una etapa separada de la del examen y
pronunciamiento sobre el fondo; en realidad, el art. 57 N° 1 dispone que “cuando en la sentencia de
fondo no se hubiere decidido específicamente sobre reparaciones, la Corte fijará la oportunidad para
su posterior decisión y determinará el procedimiento”. Sin embargo, el art. 23 del Reglamento
anterior se refería implícitamente a la determinación de las reparaciones como una etapa distinta, al
señalar que “en la etapa de reparaciones los representantes de las víctimas o de sus familiares podrán
presentar sus propios argumentos y pruebas en forma autónoma”.
279 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Loayza Tamayo. Reparaciones
(Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de noviembre de
1998, párrafo 13.
280 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Bulacio vs. Argentina, sentencia del 18 de
septiembre de 2003, párrafo 27 N° 4.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 859
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
281 Cfr. Corte Internacional de Justicia, Case concerning United States Diplomatic and Consular
Staff in Tehran (United States of America v. Iran), I.C.J. Reports 1980, p. 3.
282 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Loayza Tamayo. Reparaciones (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de noviembre de 1998,
párrafo 38.
283 Cfr. ibíd, párrafo 70.
284 Cfr. ibíd, párrafos 72 y 73.
285 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso El Amparo. Reparaciones (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 14 de septiembre de 1996,
párrafo 19.
860 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
291 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso El Amparo. Reparaciones (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 14 de septiembre de 1996,
párrafos 24 a 28.
292 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Aloeboetoe y otros. Reparaciones (Art.
63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 10 de septiembre de 1993,
párrafo 52.
293 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Loayza Tamayo. Reparaciones
(Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de noviembre de
1998, párrafos 138, 140, 142, y 143, Caso Castillo Páez. Reparaciones (Art. 63.1 Convención
Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de noviembre de 1998, párrafos 86 y 88.
294 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Blake. Reparaciones (Art. 63.1 Convención
Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 22 de enero de 1999, párrafo 57.
862 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
visitas esporádicas realizadas por algunos de ellos cuando aquel estaba preso;
por el contrario, según la apreciación del tribunal, los hermanos de Adolfo
Garrido únicamente demostraron seria preocupación a partir del momento de
su desaparición.295 Asimismo, en el caso de Raúl Baigorria, la Corte consideró
que los hermanos de la víctima no habían aportado pruebas fehacientes que
demostraran una relación afectiva con la persona de la víctima que fuera más
allá del simple vínculo de sangre; no había pruebas de que lo hubieran visitado
en la cárcel, ni que se hubieran preocupado por él de otro modo; solamente
demostraron un interés por su suerte desde el momento en que desapareció, a
partir del cual realizaron diversas gestiones para dar con su paradero.296 En
cuanto a los hijos extramatrimoniales de Raúl Baigorria, a los cuales no había
sido posible ubicar, el tribunal sostuvo que ellos no podrían invocar un derecho
a ser indemnizados por el daño moral sufrido con motivo de la desaparición de
su padre porque no se demostró que lo hubieran conocido, o que hubieran sabido
de él.297
Eventualmente, los sucesores de la víctima también tendrán que acreditar
su condición de tales; en este sentido, en su sentencia en el caso Caballero
Delgado y Santana, la Corte observó que para dar cumplimiento a la parte de
su sentencia en lo relativo al daño moral causado a María del Carmen Santana,
de quien la propia Comisión dijo ‘poseer muy poca información’ y cuya
indemnización fue adjudicada ‘al pariente más cercano’ de ella, en el marco
del Derecho interno, debía resolverse la cuestión de la identidad de la víctima.298
La distinción que se hace entre los sucesores y los terceros perjudicados
también tiene importantes consecuencias probatorias; efectivamente, de acuerdo
con el criterio sustentado por la Corte, mientras se puede presumir que la muerte
de la víctima le ha causado un perjuicio material y moral a los sucesores de ésta
-correspondiendo a la contraparte probar que tal perjuicio no ha existido-, los
reclamantes que a título de dependientes alegan ser terceros perjudicados deben
aportar pruebas para justificar el derecho a ser indemnizados.299 Sin embargo,
295 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Garrido y Baigorria. Reparaciones (Art.
63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de agosto de 1998,
párrafo 63.
296 Cfr. ibíd, párrafo 64.
297 Cfr. ibíd, párrafo 65. En todo caso, el tribunal admitió que, como herederos de su padre, ellos también
le sucedían en todo el sufrimiento padecido en vida por aquel.
298 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Caballero Delgado y Santana. Reparaciones
(Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 29 de enero de 1997,
párrafo 45.
299 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Aloeboetoe y otros. Reparaciones (Art.
63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 10 de septiembre de 1993,
párrafos 54 y 71.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 863
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
en cuanto se refiere al daño moral de los padres de las víctimas que no eran
sucesores de éstas, en el caso Aloeboetoe y otros la Corte sostuvo que se podía
admitir la presunción de que ellos también habían sufrido moralmente por la
muerte cruel de sus hijos, pues es propio de la naturaleza humana que toda
persona experimente dolor ante el suplicio de su hijo,300 criterio que ha sido
reiterado en casos posteriores.301
303 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Trujillo Oroza vs. Bolivia. Reparaciones
(Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de febrero de
2002, párrafo 57, Caso Las Palmeras. Reparaciones (Art. 63.1 Convención Americana sobre
Derechos Humanos), sentencia del 26 de noviembre de 2002, párrafos 54 y 55, Caso Juan Humberto
Sánchez vs. Honduras, sentencia del 7 de junio de 2003, párrafos 101 y 156, y Caso Bulacio vs.
Argentina, sentencia del 18 de septiembre de 2003, párrafo 78.
304 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Juan Humberto Sánchez vs. Honduras,
sentencia del 7 de junio de 2003, párrafo 152, letra a).
305 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Juan Humberto Sánchez vs. Honduras,
sentencia del 7 de junio de 2003, párrafo 164 letra c).
306 Cfr. ibíd, párrafo 155.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 865
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
307 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Loayza Tamayo, sentencia del 17 de
septiembre de 1997, párrafos 2, 3, 4, y 6 de la parte resolutiva.
308 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Loayza Tamayo. Reparaciones (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de noviembre de 1998,
párrafos 88 y 89.
309 Cfr. ibíd, párrafo 92.
310 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Cesti Hurtado. Reparaciones (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 31 de mayo de 2001, párrafos
39 y 40.
311 Cfr. ibíd, párrafo 54.
866 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
315 Cfr., en este sentido, el acuerdo de solución amistosa al que llegaron las partes en el caso Bulacio, en
el que el Estado reconoció su responsabilidad internacional, y en el que implícitamente se dio por
terminada la controversia en cuanto a quiénes eran las víctimas, quiénes eran los beneficiarios, y
quiénes los familiares de las víctimas. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Bulacio
vs. Argentina, sentencia del 18 de septiembre de 2003, párrafo 79.
316 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso del Caracazo vs. Venezuela. Reparaciones
(Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 29 de agosto de
2002, párrafo 91.
317 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Juan Humberto Sánchez vs. Honduras ,
sentencia del 7 de junio de 2003, párrafo 164.
318 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Aloeboetoe y otros. Reparaciones (Art.
63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 10 de septiembre de 1993,
párrafo 54.
319 Cfr., en este sentido, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Aloeboetoe y otros.
Reparaciones (Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 10 de
septiembre de 1993, párrafo 62.
868 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
320 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso del Caracazo vs. Venezuela. Reparaciones
(Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 29 de agosto de
2002, párrafos 91 y 93.
321 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Garrido y Baigorria. Reparaciones (Art.
63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de agosto de 1998,
párrafo 57.
322 Cfr., Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Aloeboetoe y otros. Reparaciones (Art.
63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 10 de septiembre de 1993,
párrafos 63 y 64.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 869
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
332 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez, sentencia del 29 de
julio de 1988, párrafos 190, 191, 192, y 194 N° 6.
333 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Godínez Cruz, sentencia del 20 de enero de
1989, párrafos 200, 201, y 203 N° 6.
334 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Aloeboetoe y otros, sentencia del 4 de
diciembre de 1991.
335 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Caballero Delgado y Santana, sentencia
del 8 de diciembre de 1995, párrafo 72 Nº 7.
336 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso El Amparo. Reparaciones (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 14 de septiembre de 1996, Caso
Neira Alegría y otros. Reparaciones (Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos
Humanos), sentencia del 19 de septiembre de 1996, Caso Caballero Delgado y Santana.
Reparaciones (Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 29 de
enero de 1997, Caso Garrido y Baigorria. Reparaciones (Art. 63.1 Convención Americana
sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de agosto de 1998, Caso Loayza Tamayo.
Reparaciones (Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de
noviembre de 1998, Caso Castillo Páez. Reparaciones (Art. 63.1 Convención Americana sobre
Derechos Humanos), sentencia del 27 de noviembre de 1998, Caso Suárez Rosero. Reparaciones
872 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
Panday , 337 Genie Lacayo , 338 Castillo Petruzzi y otros , 339 Ivcher
Bronstein,340 del Tribunal Constitucional,341 de la Comunidad Mayagna,342
Hilaire, Constantine y Benjamin y otros,343 Cantos,344 Bulacio,345 Juan
Humberto Sánchez ,346 Myrna Mack Chang,347 y Maritza Urrutia,348 la
(Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 20 de enero de 1999,
Caso Blake. Reparaciones (Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos),
sentencia del 22 de enero de 1999, Caso de la ‘Panel blanca’ (Caso Paniagua Morales y otros vs.
Guatemala). Reparaciones (Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos),
sentencia del 25 de mayo de 2001, Caso de los ‘Niños de la calle’ (Caso Villagrán Morales y
otros). Reparaciones (Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia
del 26 de mayo de 2001, Caso Cesti Hurtado. Reparaciones (Art. 63.1 Convención Americana
sobre Derechos Humanos), sentencia del 31 de mayo de 2001, Caso Barrios Altos (Chumbipuma
Aguirre y otros vs. Perú). Reparaciones (Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos
Humanos), sentencia del 30 de noviembre de 2001, Caso Cantoral Benavides. Reparaciones
(Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 3 de diciembre de
2001, Caso Durand y Ugarte vs. Perú. Reparaciones (Art. 63.1 Convención Americana sobre
Derechos Humanos), sentencia del 3 de diciembre de 2001, Caso Bámaca Velásquez vs.
Guatemala. Reparaciones (Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos),
sentencia del 22 de febrero de 2002, Caso Trujillo Oroza vs. Bolivia. Reparaciones (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de febrero de 2002, Caso
del Caracazo vs. Venezuela. Reparaciones (Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos
Humanos), sentencia del 29 de agosto de 2002, y Caso Las Palmeras vs. Colombia. Reparaciones
(Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 26 de noviembre de
2002.
337 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Gangaram Panday , sentencia del 21 de
enero de 1994, párrafos 69 y 70 de la parte considerativa, y párrafo 4 de la parte resolutiva.
338 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Genie Lacayo, sentencia del 29 de enero de
1997, párrafos 95, 96, y 97 N° 4.
339 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Castillo Petruzzi y otros, sentencia del 30
de mayo de 1999, párrafos 214 a 225 de la parte considerativa, y párrafo 226 N° 15 de la parte
resolutiva.
340 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Ivcher Bronstein (Baruch Ivcher Bronstein
vs. Perú), sentencia del 6 de febrero de 2001, párrafos 171 a 189, y párrafo 191 N° 7, 8, 9, y 10 de
la parte resolutiva.
341 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso del Tribunal Constitucional (Aguirre
Roca, Rey Terry y Revoredo Marsano vs. Perú), sentencia del 31 de enero de 2001, párrafos 114
al 128, y párrafo 130 N° 4, 5, y 6, de la parte resolutiva.
342 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas
Tingni vs. Nicaragua, sentencia del 31 de agosto de 2001, párrafos 158 y ss.
343 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Hilaire, Constantine y Benjamin y otros
vs. Trinidad y Tobago, sentencia del 21 de junio de 2002, párrafos 201 y ss.
344 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Cantos, sentencia del 28 de noviembre de
2002, párrafos 66 y ss.
345 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Bulacio vs. Argentina, sentencia del 18 de
septiembre de 2003, párrafos 39 y ss.
346 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Juan Humberto Sánchez vs. Honduras ,
sentencia del 7 de junio de 2003, párrafos 147 y ss.
347 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Myrna Mack Chang vs. Guatemala,
sentencia del 25 de noviembre de 2003, párrafos 234 y ss.
348 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Maritza Urrutia vs. Guatemala, sentencia
del 27 de noviembre de 2003, párrafos 141 y ss.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 873
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
349 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Gangaram Panday , sentencia del 21 de
enero de 1994, párrafo 4 de la parte dispositiva.
350 Excepto en el Caso Aloeboetoe y otros, en el Caso El Amparo, y en el Caso Garrido y Baigorria,
en que sencillamente no lo hizo, limitándose a tomar nota del ‘reconocimiento de responsabilidad’
efectuado por los Estados demandados en dichos casos, sin señalar qué disposiciones de la Convención
habrían sido infringidas.
351 Cfr. la Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 19 de septiembre de 1995,
párrafo 4 de la parte considerativa.
352 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, casos Castillo Petruzzi y otros, Ivcher Bronstein,
del Tribunal Constitucional, de la Comunidad Mayagna, Hilaire, Constantine y Benjamin y
otros, Cantos, Bulacio, Juan Humberto Sánchez, Myrna Mack Chang, y Maritza Urrutia.
353 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Hilaire, Constantine y Benjamin y otros
vs. Trinidad y Tobago, sentencia del 21 de junio de 2002, párrafo 42.
874 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
Bulacio, sobre la base del principio de economía procesal, en las primeras etapas
del procedimiento, la Corte solicitó a las partes que presentaran sus
argumentaciones sobre las eventuales reparaciones.354 Por otra parte, tampoco
debe pasarse por alto que, sin perjuicio de lo que se resuelva en la sentencia
sobre reparaciones, también es posible que, en la sentencia sobre el fondo, se
incluyan algunos elementos de la reparación; por ejemplo, en el caso Bámaca
Velásquez, sin perjuicio de disponer la apertura de la etapa de reparaciones, la
Corte decidió que el Estado debía “ordenar una investigación para determinar
las personas responsables de las violaciones de los derechos humanos a que se
ha hecho referencia en esta Sentencia, así como divulgar públicamente los
resultados de dicha investigación y sancionar a los responsables”.355
Desde luego, esta circunstancia tiene el efecto de repercutir negativamente
en la duración del procedimiento, dilatando aun más la solución definitiva del
caso,356 y contrasta con el art. 68 Nº 2 de la Convención, que se refiere a ‘la
parte del fallo que disponga indemnización compensatoria’, asumiendo que
hay una sola sentencia sobre el asunto sometido a la Corte, en una de cuyas
partes se aborda la responsabilidad del Estado y en otra lo relativo a la
‘indemnización compensatoria’. Sin embargo, esta división del trabajo también
ofrece algunas importantes ventajas procesales; en efecto, ella permite que, en
una primera etapa (en que la víctima o sus representantes no tienen un papel
independiente del que le corresponde a la Comisión), tanto las partes como el
propio tribunal se concentren en la determinación de la responsabilidad del
Estado y, en una segunda fase, si se logró establecer esa responsabilidad,
determinar el monto de los daños con la participación activa de la víctima o de
sus representantes; es en este sentido que, después de haber dictado su sentencia
sobre el fondo en el caso Loayza Tamayo, la Corte resolvió otorgar a la Comisión
y a la víctima, a sus familiares, o a sus representantes un mismo plazo para que,
en forma separada, presentaran un escrito y las pruebas de que dispusieran para
la determinación de las indemnizaciones y gastos en este caso, y fijar un plazo
al Estado demandado para que formulara sus observaciones a los escritos de la
354 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Bulacio vs. Argentina, sentencia del 18 de
septiembre de 2003, párrafo 18.
355 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Bámaca Velásquez, sentencia del 25 de noviembre
de 2000, párrafo 230, punto resolutivo N° 8.
356 Teniendo en cuenta esta circunstancia, en el marco de la Convención Europea de Derechos Humanos,
y a fin de acelerar el procedimiento, en este último tiempo la Corte ha modificado lo que también
había sido su práctica inicial, procurando -y con frecuencia con éxito- pronunciarse en una misma
sentencia sobre la eventual existencia de una violación de la Convención y sobre la aplicación del
art. 50 de la misma, para los efectos de cualquier posible indemnización que sea procedente.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 875
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
De acuerdo con la práctica del tribunal, las reparaciones pueden ser objeto
de un pronunciamiento en la misma sentencia sobre el fondo, o puede ser el
resultado de una etapa procesal distinta, que se abre precisamente para ese efecto,
o puede ser el producto de un acuerdo entre las partes, que es avalado por el
tribunal. Una opción más discutible, que curiosamente deja en manos del Estado
la determinación del monto de la indemnización pertinente, es el que se utilizó
en los casos Cesti Hurtado e Ivcher Bronstein. En este último caso, la Corte
señaló que, en cuanto al resarcimiento relativo a los dividendos y las demás
percepciones que hubieran correspondido al señor Ivcher como accionista
mayoritario y funcionario de la Compañía Latinoamericana de Radiodifusión
S.A., debía aplicarse el derecho interno, por lo que las peticiones respectivas
debían someterse a las autoridades nacionales competentes.359
357 Cfr. la Resolución de la Corte del 11 de noviembre de 1997, cuya parte dispositiva se reproduce en
Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Loayza Tamayo. Reparaciones (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de noviembre de 1998,
párrafo 5.
358 Cfr. ibíd, párrafo 11.
359 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Ivcher Bronstein (Baruch Ivcher Bronstein
vs. Perú), sentencia del 6 de febrero de 2001, párrafo 181.
360 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Gangaram Panday , sentencia del 21 de
enero de 1994, párrafos 69 y 70 de la parte considerativa, y párrafo 4 de la parte resolutiva.
876 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
361 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Genie Lacayo, sentencia del 29 de enero de
1997, párrafos 95, 96, y 97 N° 4.
362 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Castillo Petruzzi y otros, sentencia del 30
de mayo de 1999, párrafos 214 a 225 de la parte considerativa, y párrafo 226 N° 15 de la parte
resolutiva.
363 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Benavides Cevallos , sentencia del 19 de
junio de 1998, párrafos 44 a 56 de la parte considerativa, y párrafos 3 y 4 de la parte resolutiva.
364 Cfr. ibíd, párrafos 48 de la parte considerativa y 3 de la parte resolutiva.
365 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Bulacio vs. Argentina, sentencia del 18 de
septiembre de 2003, párrafos 27 y 32.
366 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas
Tingni vs. Nicaragua, sentencia del 31 de agosto de 2001, párrafos 159, 165, 166, y 167.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 877
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
367 Cfr. Resolución del Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, del 19 de junio de
2001, Caso Trujillo Oroza, Reparaciones, párrafos 1 y 2 de la parte considerativa, y parte resolutiva.
368 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Loayza Tamayo. Reparaciones (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de noviembre de 1998, párrafo
15, letras a y b.
878 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
372 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Godínez Cruz, sentencia del 20 de enero de
1989, párrafo 203, Nº 6.
373 Nota del Agente de la República de Venezuela, Ildegar Pérez, de fecha 11 de enero de 1995, citada
también en Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso El Amparo, sentencia del 18 de
enero de 1995, párrafo 19.
374 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Garrido y Baigorria, sentencia del 2 de
febrero de 1996, párrafos 24 y 25.
375 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Garrido y Baigorria. Reparaciones (Art.
63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de agosto de 1998,
párrafos 23, 24, y 25.
880 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
cual podía ser objetado en caso de arbitrariedad), y una comisión ad hoc para
investigar los hechos y hacer recomendaciones; ambas instancias cumplieron
su cometido, pero los representantes de los familiares de las víctimas impugnaron
la decisión por arbitraria; aunque la Comisión manifestó a la Corte que reiteraba
su conformidad con el fallo del tribunal arbitral que definió el resarcimiento
para los familiares de las víctimas dentro de los puntos del acuerdo celebrado
para solucionar el caso, y dejó a ‘la prudente apreciación de la Corte constatar
la presencia de la arbitrariedad invocada’, la Corte sostuvo que no era tribunal
de apelación de ninguna instancia arbitral y se limitó a comprobar que el laudo
no había sido aceptado unánimemente, por lo que decidió abrir la etapa de
reparaciones.376 Esta decisión de la Corte contrasta con una de la Comisión en
el caso Guardatti, también contra Argentina, que se negoció paralelamente y
en idéntica forma, con la misma objeción por parte de los representantes de los
familiares de las víctimas en cuanto a la supuesta arbitrariedad del tribunal que
fijó las indemnizaciones, en el que la Comisión sostuvo que no había podido
constatar la arbitrariedad invocada y que las partes debían acatar el resultado,
por más legítima que fuera la expectativa de lograr un monto mayor para las
víctimas.377
En el caso Barrios Altos, dado el reconocimiento de responsabilidad
efectuado por el Perú, la Corte consideró apropiado que la determinación de las
reparaciones se hiciera de común acuerdo entre el Estado demandado, la
Comisión Interamericana y las víctimas, sus familiares o sus representantes
debidamente acreditados, para lo cual se estableció un plazo de tres meses
contados a partir de la notificación de la sentencia sobre el fondo; asimismo, la
Corte estimó pertinente señalar que el acuerdo a que llegaran las partes sería
evaluado por ella, y que debería ser en un todo compatible con las disposiciones
relevantes de la Convención Americana; para el caso de que no se llegara a un
acuerdo, la Corte determinaría el alcance y el monto de las reparaciones.378
Un caso en el que ciertamente se logró una solución entre las partes es el
caso Benavides Cevallos; pero aquí el acuerdo no fue el resultado de una
resolución de la Corte que lo impulsara, sino de negociaciones llevadas a cabo
entre las partes, mientras el procedimiento se encontraba pendiente en el tribunal;
dicha propuesta fue transmitida a la Corte por la Comisión, la cual fue analizada
en la audiencia pública convocada en este caso y posteriormente, teniendo
presente que se encontraba ajustada a los propósitos de la Convención, fue
aprobada por la Corte.379 Aunque el art. 53 del Reglamento de la Corte entonces
en vigor señalaba que cuando las partes le comunicaran la existencia de una
solución amistosa, de un avenimiento, o de otro hecho idóneo para la solución
del litigio, la Corte podría sobreseer y declarar terminado el asunto; sin embargo,
en este caso, además de declarar procedente el allanamiento del Estado
demandado a las pretensiones de la demanda y aprobar el acuerdo sobre
reparaciones alcanzado por las partes, la Corte dispuso que el Estado debía
continuar las investigaciones para sancionar a todos los responsables de las
violaciones de los derechos humanos a que se hace referencia en la sentencia, y
se reservó la facultad de supervisar el cumplimiento de las obligaciones
establecidas en la misma.380
Como quiera que sea, este procedimiento se aparta de lo que había resuelto
la Corte en el caso Aloeboetoe y otros en que, no obstante que el Estado
demandado también había reconocido su responsabilidad en los hechos
denunciados por la Comisión, el propio tribunal asumió la tarea de determinar
la naturaleza de las reparaciones, fijar el monto de las indemnizaciones
correspondientes, e indicar la forma como ellas deberían hacerse efectivas. 381
Esta es, precisamente, la práctica que parece estar prevaleciendo, particularmente
después de las sentencias dictadas en los casos Loayza Tamayo, Castillo Páez,
y Blake.
379 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Benavides Cevallos , sentencia del 19 de
junio de 1998, párrafos 25 al 56 de la parte expositiva, y 3 de la parte resolutiva.
380 Cfr. ibíd, párrafos 1 al 5 de la parte dispositiva.
381 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Aloeboetoe y otros. Reparaciones (Art.
63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 10 de septiembre de 1993,
parte resolutiva.
882 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
382 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Cesti Hurtado. Reparaciones (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 31 de mayo de 2001, párrafos
46 y 47.
383 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Cesti Hurtado. Reparaciones (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 31 de mayo de 2001, párrafos
34 y 35.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 883
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
384 Cfr. ibíd, párrafo 1 de la parte resolutiva, ordenando “que el Estado del Perú indemnice a Gustavo
Adolfo Cesti Hurtado por los daños materiales que las violaciones declaradas en la sentencia sobre
el fondo del 29 de septiembre de 1999 le han ocasionado y que proceda a fijar, siguiendo los trámites
nacionales pertinentes, los montos indemnizatorios correspondientes, a fin de que éste los reciba en
un plazo razonable, si hubiere lugar a ellos”. Las cursivas son nuestras.
884 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
385 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Cesti Hurtado (Gustavo Adolfo Cesti
Hurtado vs. Perú). Interpretación de la sentencia de Reparaciones (Art, 67 Convención
Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de noviembre de 2001, párrafo 32 letras
a) y d), y párrafo 3 de la parte resolutiva.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 885
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
386 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Baena Ricardo y otros (270 trabajadores
vs. Panamá), sentencia del 2 de febrero de 2001, párrafos 203 y 205.
387 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Resolución sobre cumplimiento de sentencia,
Caso Baena Ricardo y otros (270 trabajadores vs. Panamá), del 22 de noviembre de 2002, párrafos
1 y 6 de la parte resolutiva.
886 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
388 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez. Indemnización
compensatoria (Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 21
de julio de 1989, párrafos 57 y 58; y Caso Godínez Cruz. Indemnización compensatoria (Art.
63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 21 de julio de 1989, párrafos
52 y 53.
389 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Aloeboetoe y otros. Reparaciones (Art.
63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 10 de septiembre de 1993,
párrafos 100 a 102.
390 Cfr. ibíd, párrafo 102.
391 Cfr. ibíd, párrafos 103 a 108.
392 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso El Amparo. Reparaciones (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 14 de septiembre de 1996,
párrafo 46.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 887
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
393 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso El Amparo. Reparaciones (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 14 de septiembre de 1996, párrafo
47, Caso Loayza Tamayo. Reparaciones (Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos
Humanos), sentencia del 27 de noviembre de 1998, párrafo 187, Caso Castillo Páez. Reparaciones
(Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de noviembre de
1998, párrafo 115, Caso Bulacio vs. Argentina , sentencia del 18 de septiembre de 2003, párrafo
159, y Caso Juan Humberto Sánchez vs. Honduras, sentencia del 7 de junio de 2003,
párrafo 198.
394 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Garrido y Baigorria. Reparaciones (Art.
63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de agosto de 1998,
párrafo 86.
395 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso del Tribunal Constitucional (Aguirre
Roca, Rey Terry y Revoredo Marsano vs. Perú), sentencia del 31 de enero de 2001, párrafo 128.
396 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas
Tingni vs. Nicaragua, sentencia del 31 de agosto de 2001, párrafo 171.
888 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
397 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Juan Humberto Sánchez vs. Honduras ,
sentencia del 7 de junio de 2003, párrafo 199.
398 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Suárez Rosero. Interpretación de la
sentencia sobre reparaciones (Art. 67 Convención Americana sobre Derechos Humanos),
sentencia del 29 de mayo de 1999, párrafos 43 y 45 N° 2.
399 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Loayza Tamayo. Reparaciones
(Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de noviembre de
1998, párrafos 183 y 190, Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni vs. Nicaragua,
sentencia del 31 de agosto de 2001, párrafo 171.
400 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Cesti Hurtado. Reparaciones (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 31 de mayo de 2001, párrafos
47, 74, y 80 N° 1.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 889
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
que, para dar cumplimiento a su sentencia, el Estado debería fijar, siguiendo los
trámites nacionales pertinentes, y pagar, en un plazo de doce meses a partir de
su notificación, los montos indemnizatorios establecidos a favor de las víctimas,
sus derechohabientes o representantes legales debidamente acreditados, con
excepción de lo relativo al daño moral, cuya reparación debía efectuarse mediante
pagos que debían hacerse efectivos dentro de los 90 días siguientes a la adopción
de la sentencia.401
La naturaleza de las medidas dispuestas por la Corte en sus sentencias de
reparaciones, que suelen abarcar más de un aspecto, algunos de los cuales no se
pueden ejecutar en forma inmediata, ha hecho que, en su práctica constante, la
Corte haya decidido supervisar el cumplimiento de sus sentencias, indicando
que el procedimiento se dará por concluido sólo cuando el Estado haya dado
cabal cumplimiento a lo dispuesto en ellas.402 Además, en el caso Bulacio la
Corte ha dispuesto que, en el plazo de seis meses contados a partir de la
notificación de su sentencia, el Estado debe rendir un informe al tribunal,
indicando las medidas tomadas para darle cumplimiento.403
401 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Baena Ricardo y otros (270 trabajadores
vs. Panamá), sentencia del 2 de febrero de 2001, párrafos 212 y 214 N° 6.
402 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Loayza Tamayo. Reparaciones
(Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de noviembre de
1998, párrafos 191 y 192 N° 10, y Caso Bulacio vs. Argentina, sentencia del 18 de septiembre de
2003, párrafo 161.
403 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Bulacio vs. Argentina, sentencia del 18 de
septiembre de 2003, párrafo 162 N° 14.
890 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
404 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso del Tribunal Constitucional (Aguirre
Roca, Rey Terry y Revoredo Marsano vs. Perú), sentencia del 31 de enero de 2001, párrafo 115.
405 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Hilaire, Constantine y Benjamin y otros
vs. Trinidad y Tobago, sentencia del 21 de junio de 2002, párrafo 218.
406 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Aloeboetoe y otros, sentencia del 4 de
diciembre de 1991, párrafo 2 de la parte resolutiva.
407 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso El Amparo, sentencia del 18 de enero de
1995, párrafo 4 de la parte resolutiva.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 891
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
408 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Cesti Hurtado. Reparaciones (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 31 de mayo de 2001,
párrafo 71.
409 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Gangaram Panday , sentencia del 21 de
enero de 1994, párrafo 71.
410 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Ivcher Bronstein (Baruch Ivcher Bronstein
vs. Perú), sentencia del 6 de febrero de 2001, párrafos 47, 60, y 172.
892 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
411 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Ivcher Bronstein (Baruch Ivcher Bronstein
vs. Perú), sentencia del 6 de febrero de 2001, párrafos 188 y 189.
412 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas
Tingni vs. Nicaragua, sentencia del 31 de agosto de 2001, párrafo 169.
413 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Bulacio vs. Argentina, sentencia del 18 de
septiembre de 2003, párrafos 151 y 152.
414 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Aloeboetoe y otros, sentencia del 4 de
diciembre de 1991, párrafo 21, punto 3.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 893
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
415 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Aloeboetoe y otros. Reparaciones (Art.
63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 10 de septiembre de 1993,
párrafo 9.
416 Cfr. ibíd, párrafos 112, 113, y 114.
417 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Caballero Delgado y Santana, sentencia
del 8 de diciembre de 1995, párrafo 23, Nº 6.
418 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Garrido y Baigorria. Reparaciones (Art.
63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de agosto de 1998,
párrafo 75.
894 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
419 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Loayza Tamayo. Reparaciones (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de noviembre de 1998,
párrafo 174.
420 Cfr., a título ilustrativo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Caballero Delgado y
Santana, sentencia del 8 de diciembre de 1995, párrafo 72 N° 6, Caso Loayza Tamayo, sentencia
del 17 de septiembre de 1997, párrafo 6 de la parte dispositiva, y Caso Castillo Páez, sentencia del
3 de noviembre de 1997, párrafo 5 de la parte dispositiva.
421 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Neira Alegría y otros, sentencia del 19 de
enero de 1995, párrafo 58, Nº 2, letra c).
422 Comisión Interamericana de Derechos Humanos, alegato final en el Caso Caballero Delgado y
Santana, citado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Caballero Delgado y
Santana, sentencia del 8 de diciembre de 1995, párrafo 23 Nº 6.
423 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Caballero Delgado y Santana, sentencia
del 8 de diciembre de 1995, párrafo 70.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 895
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
424 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Cantos vs. Argentina. Excepciones
preliminares, sentencia del 7 de septiembre de 2001, párrafo 11 N° 4.
425 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Castillo Páez. Reparaciones (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de noviembre de 1998,
párrafo 109.
426 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Garrido y Baigorria. Reparaciones (Art.
63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de agosto de 1998,
párrafo 79, Caso Loayza Tamayo. Reparaciones (Art. 63.1 Convención Americana sobre
Derechos Humanos), sentencia del 27 de noviembre de 1998, párrafo 176, y Caso Cesti Hurtado.
Reparaciones (Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 31 de
mayo de 2001, párrafo 71.
896 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
tanto los gastos en que ha debido incurrir la víctima o sus familiares como los
honorarios de abogados que estos hayan debido pagar. Adicionalmente, en casos
recientes la Corte también ha considerado los gastos futuros en que deberán
incurrir las víctimas o sus familiares para impulsar los procedimientos
conducentes a la investigación de los hechos, disponiendo para ese efecto el
pago de una suma estimada en equidad.427
a) Las costas
427 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Bulacio vs. Argentina, sentencia del 18 de
septiembre de 2003, párrafo 153.
428 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Aloeboetoe y otros. Reparaciones (Art.
63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 10 de septiembre de 1993,
párrafo 9.
429 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Aloeboetoe y otros. Reparaciones (Art.63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 10 de septiembre de 1993,
párrafos 79, 94, 95, 110, 111, y 112.
430 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Caballero Delgado y Santana,
sentencia del 8 de diciembre de 1995, párrafo 72 N° 6, Caso Loayza Tamayo, sentencia del 17 de
septiembre de 1997, párrafo 6 de la parte dispositiva, y Caso Castillo Páez, sentencia del 3 de
noviembre de 1997, párrafo 5 de la parte dispositiva.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 897
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
431 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Garrido y Baigorria. Reparaciones
(Art.63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de agosto de 1998,
párrafo 80.
432 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Aloeboetoe y otros. Reparaciones (Art.63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 10 de septiembre de 1993, párrafo
116, punto 7 de la parte dispositiva.
433 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Caballero Delgado y Santana, sentencia
del 8 de diciembre de 1995, párrafos 71, y 72 Nº 6 y 7.
434 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Caballero Delgado y Santana. Reparaciones
(Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 29 de enero de 1997,
párrafo 47.
898 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
caso Bulacio el tribunal distribuyó el monto que ordenó pagar por concepto de
costas y gastos entre dos de los abogados que intervinieron en los procedimientos
ante los tribunales argentinos, y que debieron incurrir en gastos de llamadas
telefónicas, fotocopias, servicios de correo, y viajes a Washington, D. C. y a
Costa Rica, más los honorarios de los abogados del Centro de Estudios Legales
y Sociales, la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional, y el
Centro por la Justicia y el Derecho Internacional.435
En consecuencia, puede apreciarse que, por lo menos inicialmente, la
Corte distinguió entre los gastos ocasionados en las instancias nacionales y
aquellos generados como consecuencia de haber recurrido a los órganos de
protección previstos en el sistema interamericano, acogiendo los primeros y
desestimando los segundos. Además, al margen de los gastos en que sea necesario
incurrir en las instancias de la jurisdicción interna, también es conveniente
examinar lo concerniente al pago de los honorarios por los servicios profesionales
prestados a la víctima o a sus familiares en la tramitación del caso ya sea ante la
Comisión o ante la Corte. En ambos aspectos ha habido un cambio fundamental.
435 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Bulacio, sentencia del 18 de septiembre de
2003, párrafo 152.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 899
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
436 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Garrido y Baigorria. Reparaciones
(Art.63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de agosto de 1998,
párrafo 79.
437 Cfr. ibíd, párrafo 80.
438 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Cesti Hurtado (Gustavo Adolfo Cesti
Hurtado vs. Perú). Interpretación de la sentencia sobre reparaciones (Art. 67 Convención
Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de noviembre de 2001, párrafo 22.
900 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
439 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Garrido y Baigorria. Reparaciones
(Art.63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de agosto de 1998,
párrafo 81.
440 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Garrido y Baigorria. Reparaciones (Art.
63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de agosto de 1998,
párrafo 82.
441 Cfr. ibídem.
442 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Ivcher Bronstein (Baruch Ivcher Bronstein
vs. Perú), sentencia del 6 de febrero de 2001, párrafo 4.
443 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso del Tribunal Constitucional (Aguirre Roca,
Rey Terry y Revoredo Marsano vs. Perú), sentencia del 31 de enero de 2001, párrafo 2.
444 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Ivcher Bronstein (Baruch Ivcher Bronstein
vs. Perú), sentencia del 6 de febrero de 2001, párrafo 45, y Caso del Tribunal Constitucional
(Aguirre Roca, Rey Terry y Revoredo Marsano vs. Perú), sentencia del 31 de enero de 2001,
párrafo 27.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 901
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
448 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Blake. Reparaciones (Art. 63.1 Convención
Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 22 de enero de 1999, párrafos 66 y 70.
449 Cfr. ibíd, párrafo 69.
450 Teniendo en cuenta lo resuelto por la Corte, en el caso Garrido y Baigorria, en el sentido de que es
a ella a quien le corresponde determinar el quantum razonable de las costas, sobre una base equitativa,
esta omisión no debiera haber inhibido al tribunal para fijar dichos honorarios. Cfr. Corte
Interamericana de Derechos Humanos, Caso Garrido y Baigorria. Reparaciones (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de agosto de 1998,
párrafo 82.
451 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Castillo Páez. Reparaciones (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de noviembre de 1998,
párrafos 109, 112, y 113.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 903
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
que está preparada para reconocer como razonable. En este sentido, en el caso
Cesti Hurtado la Corte indicó que:
452 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Cesti Hurtado. Reparaciones (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 31 de mayo de 2001,
párrafo 72.
453 Cfr. ibíd, párrafos 73 y 75.
454 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Baena Ricardo y otros (270 trabajadores
vs. Panamá), sentencia del 2 de febrero de 2001, párrafos 197, 209, y 214, punto resolutivo 9.
904 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
d) El régimen tributario
455 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Juan Humberto Sánchez vs. Honduras ,
sentencia del 7 de junio de 2003, párrafo 195.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 905
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
las sumas que reciben los profesionales por el ejercicio de su profesión. 456 La
Comisión expresó que le parecía injusto que el Estado se beneficiara mediante
la retención, a título de impuesto, de un porcentaje de la reparación, pues dicho
pago se debía a su propia conducta antijurídica.457 Según la Corte, el monto del
pago ordenado a favor de la abogada Carolina Loayza fue considerado como
equitativo y que, como parte de la justa indemnización a que hace referencia el
art. 63.1 de la Convención, era equitativo que la abogada de la víctima recibiera
dichas cantidades en forma íntegra y efectiva; porque, si el Estado dedujese
algún porcentaje de estas cantidades por concepto de gravámenes, el monto
recibido por la beneficiaria no sería el mismo fijado por la Corte y no se estaría
dando cumplimiento a lo dispuesto en la sentencia sobre reparaciones. Por
consiguiente, la Corte reiteró que el pago de honorarios y gastos profesionales
ordenado a favor de la abogada Loayza Tamayo no podía ser gravado con tributo
alguno por el Estado, pero agregó que, una vez que la beneficiaria recibiera el
pago íntegro del monto correspondiente a honorarios y gastos, éste pasaría a
formar parte de su patrimonio y que, a partir de ese momento, el uso,
administración o destino que se le diera al mismo estaría sujeto ‘a las normas
peruanas aplicables’.458 A juicio del tribunal, este criterio sería concordante
con su jurisprudencia constante, y también con la de la Corte Europea de
Derechos Humanos, la cual, cuando ordena el pago de las costas, requiere al
Estado que añada el valor del pago de los impuestos que podrían ser aplicables,
o realiza ella misma el cálculo respectivo y ordena el pago del monto
resultante.459
La pertinencia de exonerar del pago de impuestos los honorarios
profesionales acordados por la Corte también fue objetada por el Estado
demandado en el caso Suárez Rosero. En respuesta a esta objeción, la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos manifestó que el pago de honorarios, al
ser un componente de la reparación, debe estar sujeto al mismo tratamiento
tributario que el pago de indemnizaciones, y que todo impuesto que los grave
debe ser cubierto por el Estado; por su parte, el señor Suárez Rosero señaló que,
456 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Loayza Tamayo. Interpretación de la
sentencia sobre Reparaciones (Art. 67 Convención Americana sobre Derechos Humanos),
sentencia del 3 de junio de 1999, párrafo 20.
457 Cfr. ibíd, párrafo 21.
458 Cfr. ibíd, párrafos 24, 26, 27, y 28.
459 Cfr. ibíd, párrafo 25. La referencia es a las sentencias de la Corte Europea de Derechos Humanos en
los casos Balut c. Austriche, del 22 de febrero de 1996, Recueil des arréts et décisions, 1996-II,
punto resolutivo cuarto, y Young, James et Webster, del 18 de octubre de 1982, (artículo 50), série
A N° 55, punto resolutivo segundo.
906 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
de no haberse producido las violaciones de los derechos humanos por parte del
Estado, el tiempo y el esfuerzo que sus abogados le dedicaron a este caso no
hubieran sido necesarios.460 En primer lugar, la Corte observó que el Estado no
había explicado las razones por las cuales consideraba que su legislación
tributaria era aplicable a las costas otorgadas en beneficio de dos abogados que,
totalmente uno y parcialmente el otro, habrían desarrollado sus actividades en
los Estados Unidos de América; en segundo lugar, el tribunal indicó que el
monto del pago ordenado a favor de los abogados del señor Suárez Rosero fue
considerado como equitativo y razonable y que, como parte de la justa
indemnización a que hace referencia el art. 63 N° 1 de la Convención, era
equitativo y razonable que los abogados de la víctima recibieran dichas
cantidades en forma íntegra y efectiva. Según el tribunal, si el Estado dedujese
algún porcentaje de estas cantidades por concepto de gravámenes, el monto
recibido por los abogados no sería el mismo que aquel sobre el cual la Corte
emitió pronunciamiento; por lo tanto, en la hipótesis mencionada no se estaría
dando cumplimiento a lo ordenado en la sentencia sobre reparaciones. En
consecuencia, la Corte consideró que el pago de las costas y los gastos ordenados
a favor de los abogados del señor Suárez Rosero no podía ser gravado con
tributo alguno por el Estado.461
460 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Suárez Rosero. Interpretación de la
sentencia sobre reparaciones (Art. 67 Convención Americana sobre Derechos Humanos),
sentencia del 29 de mayo de 1999, párrafos 34, 35, y 36.
461 Cfr. ibíd, párrafos 41 y 44.
462 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Genie Lacayo. Excepciones preliminares,
sentencia del 27 de enero de 1995, párrafo 6.
463 Cfr. ibíd, párrafos 52 de la parte expositiva, y párrafo 4 de la parte resolutiva.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 907
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
464 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Baena Ricardo y otros (270 trabajadores
vs. Panamá), sentencia del 2 de febrero de 2001, párrafos 21 y 198.
465 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso del Caracazo vs. Venezuela. Reparaciones
(Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 29 de agosto de
2002, párrafo 128, Caso Las Palmeras vs. Colombia. Reparaciones (Art. 63.1 Convención
Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 26 de noviembre de 2002, párrafo 75, Caso
Juan Humberto Sánchez vs. Honduras, sentencia del 7 de junio de 2003, párrafo 188, y Caso
Bulacio vs. Argentina, sentencia del 18 de septiembre de 2003, párrafo 145.
908 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
Las sentencias se publicarán en los idiomas de trabajo del caso; los demás
documentos se publicarán en su lengua original.
Los documentos depositados en la Secretaría de la Corte, concernientes
a casos ya sentenciados, estarán accesibles al público, salvo que la Corte haya
resuelto otra cosa.
468 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Informe Anual de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos -1991, Secretaría General Organización de los Estados Americanos, Washington,
D. C., 1992, p. 9.
469 Cfr. las resoluciones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 10 de septiembre de 1996
en los casos Velásquez Rodríguez y Godínez Cruz, en Informe Anual de la Corte Interamericana
de Derechos Humanos - 1996, Secretaría General Organización de los Estados Americanos,
Washington D. C., 1997, pp. 207 a 213.
470 Cfr. la resolución de la Corte del 27 de noviembre de 1998 en el Informe Anual de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos - 1998, Secretaría General Organización de los Estados
Americanos, Washington D. C., 1999, pp. 553 a 555.
910 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
471 Cfr. la resolución de la Corte del 29 de agosto de 1998 en el Informe Anual de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos - 1998, Secretaría General Organización de los Estados
Americanos, Washington D. C., 1999, pp. 355 a 357.
472 Cfr. ibíd, pp. 34 y 35.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 911
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
473 Cfr. Carta del 19 de agosto de 1998 del Presidente de la Corte al Primer Ministro de Trinidad y
Tobago, en el Informe Anual de la Corte Interamericana de Derechos Humanos - 1998, Secretaría
General Organización de los Estados Americanos, Washington D. C., 1999, pp. 297 y sig.
912 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
474 Cfr. la Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 29 de agosto de 1998,
Medidas Provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
respecto de la República de Trinidad y Tobago, Caso James y otros, en Informe Anual de la
Corte Interamericana de Derechos Humanos - 1998, Secretaría General Organización de los
Estados Americanos, Washington D. C., 1999, pp. 337 a 347, párrafos 7 de la parte considerativa y
1 y 2 de la parte resolutiva.
475 Cfr. el Informe Anual de la Corte Interamericana de Derechos Humanos - 1998, Secretaría
General Organización de los Estados Americanos, Washington D. C., 1999, pp. 35 a 37.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 913
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
476 Medio de defensa del Estado que, en su opinión, “inexplicablemente fue declarado improcedente...
con violación de los principios de legalidad y el debido proceso preceptuados en el artículo
cientotreintinueve (sic) y doscientos cinco de la Carta Magna del Perú”.
914 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
477 Cfr. la citada resolución en El Peruano, del sábado 12 de junio de 1999, en su sección sobre Normas
Legales, pp. 174138 a 174141.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 915
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
todo tratado en vigor obliga a las partes y debe ser cumplido por ellas de
buena fe.
Si bien la Convención no prevé un mecanismo coactivo para el
acatamiento de las decisiones de la Corte, en caso de incumplimiento de las
mismas se ha contemplado la intervención de un órgano político; efectivamente,
de acuerdo con el art. 65 de la Convención, en el informe que la Corte debe
someter anualmente a la Asamblea General de la OEA, ésta debe señalar, de
manera especial y con las recomendaciones pertinentes, los casos en que un
Estado no haya dado cumplimiento a sus fallos. Aunque el art. 65 de la
Convención se refiere al informe que la Corte debe presentar a la Asamblea
General ‘en cada período ordinario de sesiones’, esto no significa que el no
cumplimiento de sus sentencias no pueda ser planteado en una sesión especial
de la Asamblea General, por iniciativa de algún Estado, o que la Corte no pueda
llamar la atención del Consejo Permanente de la OEA -cuando la Asamblea
General no esté sesionando- sobre casos que puedan requerir la adopción urgente
de medidas apropiadas, especialmente en situaciones que se refieran al
incumplimiento de medidas provisionales dictadas por la Corte.478
En todo caso, no se ha previsto el tipo de medidas que podría adoptar la
Asamblea General, ni tampoco se han indicado los mecanismos coercitivos que
ella estaría en condiciones de utilizar para lograr el cumplimiento de la sentencia;
sin embargo, hay que admitir que, en ciertos casos, la mera posibilidad de que
ese asunto pueda ser debatido ante una instancia internacional podría, por sí
sola, actuar como disuasivo para el incumplimiento de los fallos de la Corte.
Por ser la protección de los derechos humanos la función más importante que
actualmente tiene la Organización de Estados Americanos, en casos extremos,
no debería descartarse que, del mismo modo que se hizo con el gobierno de
Cuba en 1962,479 teniendo en cuenta que, de acuerdo con el art. 3 de la Carta de
la OEA, el Derecho Internacional es norma de conducta de los Estados en sus
relaciones recíprocas, que la buena fe debe regir las relaciones de los Estados
entre sí, y que en esta misma disposición se proclaman los derechos
fundamentales de la persona humana, y en cuyo art. 17 se señala entre los deberes
de los Estados que “el respeto y la fiel observancia de los tratados constituyen
normas para el desarrollo de las relaciones pacíficas entre los Estados”, se
determine que “el actual gobierno del Perú -o de Trinidad y Tobago, o de
478 Cfr., en este sentido, Thomas Buergenthal, The Inter-American Court of Human Rights, en The
American Journal of International Law, vol. 76, N 2, 1982, p. 241.
479 Cfr. la Resolución VI del Órgano de Consulta de la Organización de los Estados Americanos, de
enero de 1962.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 917
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
480 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso de la Comunidad Mayagna
(Sumo) Awas Tingni vs. Nicaragua, sentencia del 31 de agosto de 2001, párrafo 173, punto resolutivo
Nº 8, y Caso Juan Humberto Sánchez vs. Honduras, sentencia del 7 de junio de 2003, párrafo
201, punto resolutivo N° 19.
481 Cfr. Cfr. el Informe Anual de la Corte Interamericana de Derechos Humanos - 1998, Secretaría
General Organización de los Estados Americanos, Washington D. C., 1999, p. 35.
482 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Baena Ricardo y otros (270 trabajadores
vs. Panamá). Competencia, sentencia del 28 de noviembre de 2003, párrafo 105.
483 Cfr. ibíd, párrafo 106.
918 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
484 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Caballero Delgado y Santana. Reparaciones
(Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 29 de enero de 1997,
párrafo 61, Caso Caballero Delgado y Santana. Cumplimiento de sentencia, Resolución de la
Corte Interamericana de Derechos Humanos del 4 de diciembre de 2001, párrafo 3 de la parte
expositiva, y Nota CDH-10.319/643, del 20 de enero de 1999.
485 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Barrios Altos. Reparaciones (Art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 30 de noviembre de 2001, párrafo
35, y Caso Barrios Altos. Cumplimiento de sentencia, Resolución de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos del 28 de noviembre de 2003, párrafo 15 de la parte expositiva, párrafos 7 a 13
de la parte considerativa, y párrafo 2 de la parte resolutiva.
486 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Durand y Ugarte. Cumplimiento de
sentencia, Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 13 de junio de 2002,
párrafo 4 de la parte expositiva, y párrafo 2 de la parte resolutiva.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 919
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
487 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Baena Ricardo y otros. Cumplimiento de
sentencia, Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 22 de noviembre de
2002, párrafos 6, 7, y 9 de la parte considerativa, y párrafos 1 y 2 de la parte resolutiva.
488 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Baena Ricardo y otros (270 trabajadores
vs. Panamá). Competencia, sentencia del 28 de noviembre de 2003, párrafo 132.
920 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
489 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Baena Ricardo y otros (270 trabajadores
vs. Panamá). Competencia, sentencia del 28 de noviembre de 2003, párrafos 4, 12, 21, y 26.
490 Cfr. ibíd, párrafos 37, 41, y 54.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 921
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
501 Cfr. ibíd, párrafo 81. La jurisprudencia que se cita de la Corte Europea de Derechos Humanos es
Hornsby v. Greece, sentencia del 19 de marzo de 1997, párrafo 40, Antonetto c. Italie, sentencia
del 20 de julio de 2000, e Immobiliare Saffi v. Italy, sentencia del 28 de julio de 1999, párrafo 63
502 Cfr. ibíd, párrafos 74 al 78.
503 Cfr. ibíd, párrafos 82 y 129.
504 Cfr. ibíd, párrafo 83.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 925
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
505 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Baena Ricardo y otros (270 trabajadores
vs. Panamá). Competencia, sentencia del 28 de noviembre de 2003, párrafo 84.
506 Cfr. Informe sobre Órganos de la Protección y Disposiciones Generales, OEA/Ser.K/XVI/1.1,
Doc. 21 de noviembre de 1969, pág. 5.
507 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Baena Ricardo y otros (270 trabajadores
vs. Panamá). Competencia, sentencia del 28 de noviembre de 2003, párrafo 90.
926 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
Por otra parte, el art. 29, letra a, de la Convención establece que ninguna
disposición de la misma puede ser interpretada en el sentido de permitir a alguno
de los Estados partes, grupo o persona, suprimir el goce y ejercicio de los
derechos y libertades reconocidos en la Convención, o limitarlos en mayor
medida que la prevista en ella; según la Corte, una interpretación de la
Convención, en el sentido de permitir que ningún órgano supervise el
cumplimiento de las sentencias por parte de los Estados responsables, iría en
contra del objeto y propósito de dicho tratado, que es la eficaz protección de los
derechos humanos, y privaría a todos los beneficiarios de la Convención de la
garantía de protección de tales derechos por medio de la actuación de su órgano
jurisdiccional y la consecuente ejecución de lo decidido por éste; por
consiguiente, permitir a los Estados que cumplan las reparaciones ordenadas en
las sentencias sin una adecuada supervisión equivaldría a dejar a su libre voluntad
la ejecución de lo dispuesto por el tribunal.508 La Corte ha interpretado los arts.
33, 62 N° 1, 62 N° 3, y 65 de la Convención, así como el art. 30 del Estatuto de
la Corte, conforme al objeto y fin del tratado, que es la protección de los derechos
humanos, y de acuerdo al principio del efecto útil; de esas disposiciones es de
donde se deriva el fundamento jurídico de la facultad del tribunal de supervisar
el cumplimiento de sus propias decisiones; además, para asegurar que el Estado
cumpla con el deber de garantizar consagrado en el art. 63. N° 1 de la
Convención, la Corte entiende que ella debe supervisar el cabal cumplimiento
de sus decisiones; de lo contrario, éstas serían ilusorias.509
Para sustentar su facultad de supervisar el cumplimiento de sus sentencias,
el tribunal también recurre a la existencia de una práctica constante y uniforme
de la propia Corte, con la consiguiente opinio juris communis de los Estados
partes en la Convención, respecto de los cuales la Corte ha emitido diversas
resoluciones sobre cumplimiento de sentencia. La referida opinio juris communis
se habría manifestado en que dichos Estados han mostrado una actitud
generalizada y reiterada de aceptación de la función supervisora de la Corte, lo
cual se habría visto clara y ampliamente demostrado con la presentación por
parte de estos de los informes que la Corte les ha solicitado, así como la
observancia de lo resuelto por el tribunal al impartirles instrucciones o dilucidar
aspectos sobre los cuales existía controversia entre las partes, relativos al
cumplimiento de las reparaciones.510 Esta circunstancia se ve reforzada por el
508 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Baena Ricardo y otros (270 trabajadores
vs. Panamá). Competencia, sentencia del 28 de noviembre de 2003, párrafo 95.
509 Cfr. ibíd, párrafo 100.
510 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Baena Ricardo y otros (270 trabajadores
vs. Panamá). Competencia, sentencia del 28 de noviembre de 2003, párrafo 102.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 927
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
Capítulo XVI
Por otra parte, si bien la sentencia que dicte la Corte tiene un carácter
definitivo e inapelable, es bueno subrayar que, según lo dispuesto por el art. 29
N° 2 del Reglamento de la Corte, las decisiones adoptadas por el Presidente del
tribunal que no sean de mero trámite son recurribles ante la Corte. Por lo demás,
el art. 29 N° 3 del Reglamento indica que, contra las sentencias y resoluciones
de la Corte no procede ningún medio de impugnación.
2 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Baena Ricardo y otros (270 traba-
jadores vs. Panamá). Competencia, sentencia del 28 de noviembre de 2003, párrafos 41 y 54,
letras m) y n).
3 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez.
Interpretación de la sentencia de indemnización compensatoria (Art. 67 Convención Americana
sobre Derechos Humanos) sentencia de 17 de agosto de 1990, párrafo 1, Caso Godínez Cruz.
Interpretación de la sentencia de indemnización compensatoria (Art. 67 Convención Americana
sobre Derechos Humanos) sentencia de 17 de agosto de 1990, párrafo 1, y Caso Barrios Altos
(Chumbipuma Aguirre y otros). Interpretación de la sentencia de fondo (Art. 67 Convención
Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 3 de septiembre de 2001.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 931
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
4 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Loayza Tamayo.
Interpretación de la sentencia sobre reparaciones (Art. 67 Convención Americana sobre
Derechos Humanos), sentencia del 3 de junio de 1999, párrafo 2, Caso Blake. Interpretación de
la sentencia sobre reparaciones (Art. 67 Convención Americana sobre Derechos Humanos),
sentencia del 1 de octubre de 1999, párrafo 2, y Caso Cesti Hurtado. Interpretación de la sentencia
de fondo (Art. 67 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 29 de enero
de 2000, párrafo 2.
5 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Cesti Hurtado (Gustavo
Adolfo Cesti Hurtado vs. Perú). Interpretación de la sentencia sobre reparaciones (Art. 67
Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 27 de noviembre de 2001,
párrafos 2 y 11.
6 Aprobado por la Corte en su XXXIV período ordinario de sesiones, celebrado del 9 al 20 de septiembre
de 1996, y en vigor hasta el 31 de mayo de 2001.
7 Aprobado por la Corte en su XLIX período ordinario de sesiones, celebrado del 16 al 25 de noviembre
de 2000, y actualmente en vigor, desde el 1 de junio de 2001.
932 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
2.- LA PROCEDENCIA
DEL RECURSO DE INTERPRETACIÓN
a) El objeto de la interpretación
14 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Neira Alegría y otros, solicitudes de revisión
e interpretación de la sentencia sobre excepciones preliminares del 11 de diciembre de 1991,
resolución de 3 de julio de 1992, párrafo 23.
15 Cfr. ibíd, párrafos 25 y 26.
16 Curiosamente, en el caso Baena Ricardo y otros la Corte señaló, incorrectamente, que “a pesar de
contar con la facultad de solicitar la interpretación de la sentencia, por el desacuerdo sobre el sentido
o alcance de las disposiciones relativas a la competencia de la Corte para supervisar el cumplimiento
de la sentencia, el Estado no utilizó el medio procesal previsto en el artículo 67 de la Convención”.
Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Baena Ricardo y otros (270 trabajadores
vs. Panamá). Competencia, sentencia del 28 de noviembre de 2003, párrafo 126.
17 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez. Interpretación de
la sentencia de indemnización compensatoria (Art. 67 Convención Americana sobre Derechos
Humanos), sentencia del 17 de agosto de 1990, párrafo 21. También, en lo que concierne a la
oposición de la ampliación de la solicitud de aclaración, el párrafo 24 de la misma sentencia.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 935
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
puntos resolutivos del fallo, sino también la determinación del alcance, el sentido
y la finalidad de la resolución, de acuerdo con las consideraciones de la misma;18
sin embargo, el tribunal no acogió la petición de la Comisión, en el sentido de
imponer al gobierno el desembolso periódico de sumas adicionales a la
indemnización previamente asignada para mantener constante el valor de los
activos originales mientras durara el fideicomiso, por considerar que esto
impondría al gobierno una obligación que no se deducía de la sentencia y que,
por lo tanto, excedía el ámbito de mera interpretación de la misma.19 La Corte
hizo notar que, según los términos del art. 67 de la Convención, ella está facultada
para interpretar sus fallos cuando exista desacuerdo sobre el sentido o alcance
de los mismos, o cuando en éstos existan aspectos cuyo sentido o alcance sean
dudosos o controversiales, lo que no correspondía a lo denunciado en el caso de
autos, que se refería al incumplimiento de los plazos estipulados en la
sentencia;20 no obstante, como en la sentencia la Corte se había reservado la
supervisión del pago de la indemnización acordada y había indicado que sólo
después de su cancelación archivaría el expediente, concluyó que ella conservaba
jurisdicción sobre el caso y estaba habilitada para resolver sobre las
consecuencias de la demora del gobierno en abonar la indemnización ordenada.21
Esta materia resultó más evidente en el caso Loayza Tamayo, en que el
Estado solicitó la interpretación de diversos aspectos de la sentencia de
reparaciones. Entre otras cosas, en el referido recurso, se pedía a la Corte precisar
el concepto y la extensión del núcleo familiar tomado en consideración por el
tribunal para determinar los beneficiarios de las medidas de reparación; en
segundo lugar, el Estado demandado se refería a las dificultades que se
presentaban para reincorporar a la señora María Elena Loayza Tamayo, de
acuerdo con el párrafo 1192 N° 1 de la sentencia sobre reparaciones, al servicio
docente de instituciones públicas, debido a que en ese momento ella residía en
29 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Neira Alegría y otros, solicitudes de revisión
e interpretación de la sentencia sobre excepciones preliminares del 11 de diciembre de 1991,
resolución de 3 de julio de 1992, párrafo 12.
30 Cfr. Voto separado del Juez Piza Escalante, en la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, Caso Velásquez Rodríguez. Interpretación de la sentencia de indemnización
compensatoria (Art. 67 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia de 17 de
agosto de 1990.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 939
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
de los representantes del señor Suárez Rosero el 5 de los mismos mes y año, por
lo que las razones aducidas por éste no eran atendibles; sin embargo,
considerando que el escrito fue presentado dentro de un plazo razonable después
del vencimiento del término prescrito, que de esta presentación no dependía la
realización de acto procesal alguno, y que el procedimiento de interpretación
reviste características propias que hacen útil que la Corte tenga presente la
opinión de todos los interesados, la Corte estimó procedente dar consideración
al escrito del señor Suárez Rosero.36
Esas características propias del procedimiento de interpretación hacen
que sea el Presidente de la Corte quien determine el plazo dentro del cual las
partes en el caso podrán presentar las alegaciones pertinentes; sin embargo, ese
plazo, que no está estipulado en el Reglamento y que corresponde decidir al
Presidente del tribunal, puede ser extendido en caso de que una de las partes así
lo solicite.37 Asimismo, no está descartado que las partes puedan presentar
escritos adicionales o complementarios,38 o que puedan solicitar la realización
de una audiencia, con el propósito de escuchar los argumentos de las partes.39
Aunque una versión anterior del Reglamento de la Corte (art. 50,
párrafo 5) disponía que la demanda de interpretación de una sentencia se
resolvería mediante una sentencia, en el caso Neira Alegría y otros,
curiosamente, la Corte decidió este recurso adoptando una mera ‘resolución’.40
El Reglamento actualmente en vigor no dice nada sobre el particular.
considerar que el tiempo y los recursos que habían sido dedicados a este
procedimiento, tanto por la Comisión como por la Corte, debían ser tenidos en
cuenta al determinar las costas que podrían fijarse a las partes en el caso.46
En el caso antes referido, la Comisión solicitó a la Corte rechazar el
recurso de revisión por considerar, inter alia, que la inexistencia del recurso de
revisión en la Convención, así como en el Estatuto y en el Reglamento de la
Corte, sería motivo y razón suficiente para rechazarlo; 47 en realidad, la
circunstancia de que este recurso no se mencione en los textos antes referidos
no significa -necesariamente y en toda circunstancia- que no exista, o que esté
absolutamente descartado por tales instrumentos. Con mayor precisión, la
Comisión también sostuvo que los principios generales que informan este recurso
no favorecían su admisión, pues el recurso de revisión es de naturaleza
excepcional, eminentemente restrictivo, y sólo procedería cuando se da una
modificación del estado de hecho -como consecuencia de la aparición de nuevos
elementos probatorios-, o cuando la sentencia ha sido obtenida por medios
fraudulentos.48 La Comisión rechazó la doctrina aludida por el gobierno peruano
en favor de la procedencia del recurso de revisión, por cuanto ella se referiría a
sentencias definitivas y no interlocutorias, agregando que no había precedentes
que autorizaran la interposición de este recurso contra pronunciamientos
interlocutorios.49
Sin embargo, en un caso en que, después de que se haya dictado la
sentencia, se descubran nuevos hechos, que eran desconocidos por la víctima,
por la Comisión, o incluso por el Estado demandado, no parece ser incompatible
con el espíritu de la Convención el permitir que se revise esa sentencia. Tal
conclusión resulta especialmente pertinente, teniendo en cuenta que el Estado
se encuentra en una posición privilegiada en relación con el acceso a los medios
probatorios y que, por lo tanto, está en capacidad de ocultar hechos que puedan
ser desconocidos para la víctima o para la Comisión. En cualquier caso, también
es necesario subrayar que no es cualquier hecho nuevo el que puede justificar la
revisión de la sentencia, y que el recurso respectivo debe interponerse dentro de
un plazo razonable, no sólo en relación con el momento en que se descubrió ese
hecho nuevo, sino en relación con el tiempo transcurrido desde que se dictó la
sentencia.
Capítulo XVII
LA COMPETENCIA
CONSULTIVA DE LA CORTE
1 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Restricciones a la pena de muerte (Arts. 4.2 y
4.4 Convención Americana sobre Derechos Humanos), Opinión Consultiva OC-3/83 del 8 de
septiembre de 1983, párrafo 43.
2 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Informe Anual de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos 1994 , Secretaría General Organización de los Estados Americanos,
Washington, D. C., 1995, p. 8.
948 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
3 Hasta el 9 de diciembre de 1994 se habían formulado catorce consultas a la Corte, mientras que,
hasta esa misma fecha, los casos contenciosos sometidos al tribunal sólo alcanzaban a once. En la
actualidad esas cifras se han invertido, de manera que hasta enero de 2004 se han formulado 19
consultas (la última de ellas formulada por Venezuela el 12 de noviembre de 2003 y, al momento de
escribir estas líneas -enero de 2004- aún sin responder), y -hasta enero de 2004, se han sometido 49
casos contenciosos, 43 de los cuales ya han sido objeto de un pronunciamiento de la Corte.
4 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Informes de la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos (Art. 51 Convención Americana sobre Derechos Humanos), Opinión
Consultiva OC-15/97, de 14 de noviembre de 1997, párrafo 24.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 949
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
A.- EL ÁMBITO DE LA
COMPETENCIA CONSULTIVA
A diferencia de la jurisdicción contenciosa, que requiere de una
declaración especial de los Estados aceptando la competencia de la Corte, la
competencia consultiva es obligatoria y, en consecuencia, su ejercicio no requiere
de la aceptación expresa de ningún Estado.
El ámbito de la competencia consultiva que posee la Corte debe
examinarse desde una doble perspectiva, considerando tanto su aspecto material
como el relativo a los sujetos con capacidad para comparecer ante ella y poner
en movimiento el ejercicio de la función consultiva; es decir, los asuntos que
pueden ser objeto de consulta y los entes que están legitimados para formularlas.
5 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Restricciones a la pena de muerte (Arts. 4.2 y 4.4
Convención Americana sobre Derechos Humanos), Opinión Consultiva OC-3/83 del 8 de
septiembre de 1983, párrafo 43.
950 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
6 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Condición jurídica y derechos humanos del
niño, Opinión Consultiva OC-17/02, del 28 de agosto de 2002, párrafo 20.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 951
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
7 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, El efecto de las reservas sobre la entrada en
vigencia de la Convención Americana (Arts. 74 y 75), Opinión Consultiva OC-2/82, del 24 de
septiembre de 1982, párrafo 13.
8 Cfr. Resolución del Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 19 de diciembre
de 2003, Solicitud de la República Bolivariana de Venezuela, párrafo 1 de la parte expositiva.
952 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
12 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Condición jurídica y derechos humanos del
niño, Opinión Consultiva OC-17/02 del 28 de agosto de 2002, párrafos 23 y 24.
13 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, “Otros tratados” objeto de la función consultiva
de la Corte (Art. 64 Convención Americana sobre Derechos Humanos), Opinión Consultiva
OC-1/82 del 24 de septiembre de 1982.
14 Cfr. ibíd, párrafo 52.
15 Cfr. ibíd, párrafo 14.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 955
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
16 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Restricciones a la pena de muerte (Arts. 4.2 y
4.4 Convención Americana sobre Derechos Humanos), Opinión Consultiva OC-3/83 del 8 de
septiembre de 1983, párrafo 45.
17 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, El derecho a la información sobre la asistencia
consular en el marco de las garantías del debido proceso legal, Opinión Consultiva OC-16/99
del 1 de octubre de 1999, párrafos 72 y 76.
18 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Interpretación de la Declaración Americana
de los Derechos y Deberes del Hombre en el marco del artículo 64 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos, Opinión Consultiva OC-10/89 del 14 de julio de 1989, párrafo 48.
19 Cfr. The Inter American Court of Human Rights, en The American Journal of International Law,
vol. 76, N 2, 1982, p. 243.
956 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
20 Cfr. El sistema interamericano para la protección de los derechos humanos, en Anuario Jurídico
Interamericano 1981, Secretaría General de la Organización de los estados Americanos, Washington,
D. C., 1982, p. 146.
21 Cfr. la opinión consultiva de la Corte Internacional de Justicia en el caso de Namibia, Legal
Consequences for States of the Continued Presence of South Africa in Namibia South West
Africa) Notwithstanding Security Council Resolution 276 (1970), Advisory Opinion, I.C.J.,
Reports 1971, p. 16. También, la opinión consultiva de la Corte Permanente de Justicia Internacional
en el caso del Carelia Oriental, Status of Eastern Carelia, reply to request for advisory opinion,
July 23, 1923, en Manley O. Hudson (editor), World Court Reports, vol. I, 1922 - 1926, Oceana
Publications, Inc., Dobbs Ferry, New York, 1969, p. 190.
22 Cfr., en este sentido, Corte Interamericana de Derechos Humanos, La colegiación obligatoria de
periodistas (arts. 13 y 29 Convención Americana sobre Derechos Humanos), Opinión Consultiva
OC-5/85 del 13 de noviembre de 1985, párrafo 22.
23 Cfr,, en este sentido, la consulta formulada por Venezuela el 12 de noviembre de 2003, en Resolución
del Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 19 de diciembre de 2003,
Solicitud de la República Bolivariana de Venezuela, párrafo 1 de la parte expositiva.
24 Cfr. Resolución del Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 19 de
diciembre de 2003, Solicitud de la República Bolivariana de Venezuela, párrafo 3, letra b), de la
parte expositiva.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 957
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
En lo que se refiere a las opiniones que le pueden ser solicitadas por los
Estados miembros de la OEA respecto de la compatibilidad de sus ‘leyes internas’
con la Convención u otros tratados concernientes a la protección de los derechos
humanos, la Corte ha interpretado esta expresión en su sentido más amplio,
entendiendo que “la referencia es para toda la legislación nacional y para todas
las normas jurídicas de cualquier naturaleza, incluyendo disposiciones
constitucionales”.26
De acuerdo con el art. 62 del Reglamento de la Corte, una consulta
formulada de conformidad con el art. 64 N° 2 de la Convención debe señalar,
inter alia, las disposiciones de derecho interno, así como las de la Convención
o de otros tratados concernientes a la protección a los derechos humanos, que
son objeto de la consulta, y las preguntas específicas sobre las cuales se pretende
obtener el pronunciamiento de la Corte. Además, dicha solicitud debe ser
acompañada de una copia de las disposiciones internas a que se refiera la
consulta.
25 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Condición jurídica y derechos humanos del
niño, Opinión Consultiva OC-17/02 del 28 de agosto de 2002, párrafo 21.
26 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Propuesta de modificación a la Constitución Política
de Costa Rica relacionada con la naturalización, Opinión Consultiva OC-4/84 del 19 de enero de
1984, párrafo 14.
958 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
En primer lugar, hay que hacer notar que los órganos de la OEA tienen
capacidad procesal sólo en el marco del art. 64 Nº 1 de la Convención, es decir,
en lo que se refiere a la interpretación de la Convención o de otros tratados
concernientes a la protección de los derechos humanos en los Estados
americanos.
La Corte ha observado que, mientras los Estados miembros de la OEA
tienen un derecho absoluto a formular consultas, sus órganos sólo pueden hacerlo
dentro de los límites de su competencia, por lo que el derecho de estos últimos
estaría restringido a asuntos en los que tales órganos tengan un ‘legítimo interés
institucional’;56 aunque inicialmente cada órgano puede decidir si la consulta
c) El retiro de la consulta
57 Cfr. ibídem.
58 Cfr. el art. 112 de la Carta de la OEA.
59 Cfr. el art. 41, letra b), de la Convención.
60 Cfr. el art. 41, letra c), de la Convención.
61 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, El efecto de las reservas sobre la entrada en
vigencia de la Convención Americana (Arts. 74 y 75), Opinión Consultiva OC-2/82, del 24 de
septiembre de 1982, párrafo 16.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 965
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
Convención o de los otros tratados que sean objeto de la consulta, b) las preguntas
específicas sobre las cuales se pretende el pronunciamiento de la Corte, y c) el
nombre y dirección del agente designado para representar al Estado solicitante
ante la Corte. Obviamente, este tipo de solicitudes debe ir acompañado de copia
de las disposiciones del Derecho interno a que se refiere la consulta.81
Atendiendo a la forma como haya sido redactada una consulta, la Corte
ha entendido que, en el ejercicio de sus funciones, según el art. 64 de la
Convención, ella puede tener que precisar o esclarecer y, en ciertos supuestos,
reformular, las preguntas que se le plateen, con el fin de determinar con claridad
lo que se le está preguntando.82 Lo que no puede hacer la Corte es formular una
pregunta enteramente distinta a la que le fue sometida, ni atribuirle al Estado o
al órgano que formula la consulta lo que éste no ha dicho.
consulta no implica que el tribunal esté obligado a responder a ella, pues también
debe tener presente consideraciones que trascienden los aspectos meramente
formales, y que se reflejan en los límites genéricos que el tribunal ha reconocido
al ejercicio de su función consultiva.85 Por ejemplo, desde el primer momento
en que se requirió el ejercicio de su competencia consultiva, la Corte ha señalado
que ella debe determinar si el trámite de la solicitud puede conducir a alterar o
a debilitar, en perjuicio del ser humano, el régimen previsto por la Convención;86
en su jurisprudencia posterior, el tribunal ha tenido igualmente presente esta
consideración.87 Otro elemento a tener en consideración es la inconveniencia
de que, por vía del dictamen que responde a una consulta, un Estado obtenga
prematuramente un pronunciamiento sobre un asunto que podría eventualmente
ser sometido a la Corte en el marco de un procedimiento contencioso.88
De cualquier modo, la Corte entiende que este amplio poder de
apreciación no puede confundirse con una simple facultad discrecional para
evacuar o no la consulta que se le formula, y que toda decisión por la cual
considere que no debe dar una respuesta debe ser motivada.89 Al decidir si
acepta o no evacuar una consulta, la Corte debe fundarse en consideraciones
que trascienden los aspectos meramente formales, y debe emitirla si llega a la
convicción de que su pronunciamiento sobre la materia que se le requiere
proporcionará orientación, tanto a la Comisión como a las partes que
comparezcan ante ella, respecto de importantes aspectos relacionados con la
interpretación de la Convención, sin que por ello se afecte el equilibrio que
debe existir entre la seguridad jurídica y la protección de los derechos humanos.90
85 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Condición jurídica y derechos humanos del
niño, Opinión Consultiva OC-17/02, del 28 de agosto de 2002, párrafo 19.
86 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, “Otros tratados” objeto de la función consultiva
de la Corte (Art. 64 Convención Americana sobre Derechos Humanos), Opinión Consultiva
OC-1/82, del 24 de septiembre de 1982, párrafo segundo de la parte resolutiva.
87 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, El derecho a la información sobre
la asistencia consular en el marco de las garantías del debido proceso legal, Opinión Consultiva
OC-16/99, del 1 de octubre de 1999, párrafo 43, Condición jurídica y derechos humanos del
niño, Opinión Consultiva OC-17/02, del 28 de agosto de 2002, párrafo 31, y Condición jurídica y
derechos de los migrantes indocumentados, Opinión Consultiva OC-18/03, del 17 de septiembre
de 2003, párrafo 61.
88 Cfr., por ejemplo, Corte Interamericana de Derechos Humanos, El derecho a la información sobre
la asistencia consular en el marco de las garantías del debido proceso legal, Opinión Consultiva
OC-16/99, del 1 de octubre de 1999, párrafo 45.
89 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, “Otros tratados” objeto de la función consultiva
de la Corte (Art. 64 Convención Americana sobre Derechos Humanos), Opinión Consultiva
OC-1/82, del 24 de septiembre de 1982, párrafo 30.
90 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Informes de la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos (Art. 51 Convención Americana sobre Derechos Humanos), Opinión
consultiva OC-15/97, de 14 de noviembre de 1997, párrafos 31 y 41.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 971
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
100 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, El derecho a la información sobre la asistencia
consular en el marco de las garantías del debido proceso legal, Opinión Consultiva OC-16/99,
del 1 de octubre de 1999, párrafos 51 y 52.
101 Cfr. ibíd, párrafos 54 al 61. La referencia a su jurisprudencia anterior es a su dictamen en “Otros
tratados” objeto de la función consultiva de la Corte (Art. 64 Convención Americana sobre
Derechos Humanos), Opinión Consultiva OC-1/82, del 24 de septiembre de 1982, párrafo 50.
102 Cfr. Ibíd, párrafos 61 al 63.
974 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
103 Cfr., por ejemplo, los antecedentes que llevaron a la consulta sobre La colegiación obligatoria de
periodistas (Arts. 13 y 29 Convención Americana sobre Derechos Humanos), Opinión Consultiva
OC-5/85, del 13 de noviembre de 1985.
104 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, El derecho a la información sobre la asistencia
consular en el marco de las garantías del debido proceso legal, Opinión Consultiva OC-16/99,
del 1 de octubre de 1999.
105 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Condición jurídica y derechos de los migrantes
indocumentados, Opinión Consultiva OC-18/03, del 17 de septiembre de 2003.
106 Cfr. ibíd, párrafo 63.
107 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, El derecho a la información sobre la asistencia
consular en el marco de las garantías del debido proceso legal, Opinión Consultiva OC-16/99,
del 1 de octubre de 1999, párrafo 47.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 975
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
la Convención; pero la Corte observó que, como el caso que pudiera haber
originado esta solicitud ya había quedado resuelto, cualquier determinación
que ésta hiciera respecto del fondo de las preguntas que le fueron formuladas
no afectaría los derechos de las partes involucradas.112 En segundo lugar, la
Corte reiteró que el hecho de que en la consulta se citara como antecedente un
caso específico, en el cual la Comisión había hecho aplicación concreta de los
criterios sobre los que el Estado pedía una respuesta, era un argumento en favor
de que se ejerciera la competencia consultiva, puesto que no se trataba de
especulaciones puramente académicas, sin una previsible aplicación a situaciones
concretas, que justificaran el interés de que se evacuara la consulta; además, se
expresó que el Tribunal no estaba facultado para entrar al examen de un caso en
trámite ante la Comisión, y que en el presente caso, el asunto al que se hacía
referencia no podía ser objeto de conocimiento de la Corte por tratarse de una
causa concluida, al haberse incluso publicado el informe del artículo 51.113
Sin duda, una de las situaciones que plantea evidentes problemas de
admisibilidad de una consulta es la derivada de un conflicto pendiente ante la
Comisión, sobre la misma materia, cuando dicho conflicto versa esencialmente
sobre cuestiones jurídicas. Las circunstancias en que se puede presentar esta
situación incluyen, por lo menos, las siguientes hipótesis: a) el Estado denunciado
no ha aceptado la competencia de la Corte, y la Comisión recurre a ésta por vía
de la consulta; b) el Estado denunciado no ha aceptado la competencia del
tribunal, pero quien formula la consulta es un tercer Estado, que no es parte en
el procedimiento ante la Comisión; c) se trata de una controversia entre Estados,
uno de los cuales no ha aceptado la competencia de la Corte, y cualquiera de
ellos (o la Comisión) recurre al tribunal por vía de la consulta; d) aunque el
Estado denunciado ha aceptado la competencia de la Corte, ni la Comisión ni el
Estado someten el caso ante ella por la vía contenciosa, pero la Comisión lo
presenta en forma de consulta; y e) la misma situación anterior, pero quien
formula la consulta es el propio Estado denunciado.
Una primera objeción, común a todas las hipótesis previamente sugeridas,
tiene que ver con lo inapropiado que puede resultar el procedimiento consultivo
para resolver controversias jurídicas que son objeto de un procedimiento
contencioso; esta inquietud adquiere mayor vigor cuando el Estado denunciado
no ha aceptado la competencia de la Corte en materia contenciosa, pues la
presentación de ese caso en forma de consulta sugiere la utilización de un
subterfugio para invocar la autoridad del tribunal, burlando la falta de
114 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Restricciones a la pena de muerte (Arts. 4.2 y
4.4 Convención Americana sobre Derechos Humanos), Opinión Consultiva OC-3/83, del 8 de
septiembre de 1983, párrafo 10.
115 Cfr. ibíd, párrafo 11.
116 Cfr. ibíd, párrafo 38. Según la Corte, ésto no se limitaría sólo a la Comisión, pues también la Asamblea
General de la OEA podría encontrarse en una situación similar si fuera a formular una consulta
mientras tuviera en consideración algún proyecto de resolución que instara a un Estado miembro a
cumplir con sus obligaciones internacionales en materia de derechos humanos. Cfr. ibíd.
117 Cfr. ibíd, párrafo 24.
118 Cfr. The amendments to the Rules of Procedure of the International Court of Justice, en American
Journal of International Law, vol. 67, 1973, p. 9.
119 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Restricciones a la pena de muerte (Arts. 4.2 y
4.4 Convención Americana sobre Derechos Humanos), Opinión Consultiva OC-3/83, del 8 de
septiembre de 1983, párrafo 25.
978 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
3.- LA ADMISIBILIDAD DE
CONSULTAS SOBRE ‘OTROS TRATADOS’
de derechos humanos, es claro que la Corte sería competente para conocer del
mismo y que no podría, razonablemente, rehusarse a responder a esa consulta.127
D.- EL PROCEDIMIENTO
Por su propia naturaleza, el procedimiento consultivo presenta diferencias
importantes con el que debe seguir el tribunal en los asuntos contenciosos que
se le sometan. Desde luego, sin perjuicio de que puedan intervenir actores con
distintos puntos de vista -para no decir con intereses antagónicos-, en el
procedimiento consultivo no hay propiamente ‘partes’. Según la Corte, en los
procedimientos consultivos “no hay partes pues no hay demandados ni actores;
ningún Estado es requerido a defenderse contra cargos formales, ya que el
procedimiento no los contempla; (y) ninguna sanción judicial está prevista ni
puede ser decretada”. 132 Asimismo, es importante resaltar que, como las
consultas que se le sometan deben recaer solamente sobre cuestiones de Derecho
y no hay una controversia sobre cuestiones de hecho, este procedimiento se
caracteriza por no requerir que se abra un lapso probatorio, pues tiene únicamente
el propósito de precisar el alcance de una norma jurídica determinada;133 sobre
este particular, al pronunciarse sobre su competencia para conocer de la consulta
que se le formuló sobre las restricciones a la pena de muerte contempladas en la
Convención, la Corte dejó constancia de que no se le pedía que se pronunciara
sobre ningún hecho cuya existencia estuviera en disputa, y que la objeción de
Guatemala a la competencia de la Corte para conocer de esta consulta tampoco
daba lugar a cuestiones de hecho, girando exclusivamente en torno a la
interpretación de la Convención.134
El art. 64 del Reglamento de la Corte señala que ésta aplicará al trámite
de las opiniones consultivas las disposiciones del título II del referido
Reglamento, concerniente al procedimiento aplicable a casos contenciosos, en
la medida en que las juzgue compatibles. En el caso de la Corte Internacional
de Justicia, es interesante observar que el art. 102 N° 2 de su Reglamento contiene
135 Estamos utilizando esta expresión en el sentido amplio que le otorga el Reglamento de la Corte,
comprendiendo tanto las consultas relativas a la interpretación de la Convención o de un tratado
relativo a la protección de los derechos humanos como las solicitudes de los Estados que requieren
la opinión de la Corte sobre la compatibilidad de sus leyes internas con la Convención u otros
tratados concernientes a la protección de los derechos humanos.
136 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, “Otros tratados” objeto de la función consultiva
de la Corte (Art. 64 Convención Americana sobre Derechos Humanos), Opinión Consultiva
OC-1/82, del 24 de septiembre de 1982, párrafos 2 y 3.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 983
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
137 A título meramente ilustrativo, puede verse Corte Interamericana de Derechos Humanos, El efecto
de las reservas sobre la entrada en vigencia de la Convención Americana (Arts. 74 y 75), Opinión
Consultiva OC-2/82, del 24 de septiembre de 1982, párrafo 3; o Responsabilidad internacional
por expedición y aplicación de leyes violatorias de la Convención (Arts. 1 y 2 Convención
Americana sobre Derechos Humanos), Opinión Consultiva OC-14/94, del 9 de diciembre de 1994,
párrafo 6.
138 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Restricciones a la pena de muerte (Arts. 4.2 y
4.4 Convención Americana sobre Derechos Humanos), Opinión Consultiva OC-3/83, del 8 de
septiembre de 1983, párrafo 11.
139 Cfr. ibíd, párrafos 12 y 13.
984 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
sin comentar el contenido de los mismos. Sin embargo, con motivo de la consulta
sobre responsabilidad internacional por expedición y aplicación de leyes
violatorias de la Convención, se produjo un notable desarrollo cuando el
Presidente del tribunal invitó a un grupo de organizaciones no-gubernamentales
-dos de las cuales ya habían ofrecido sus puntos de vista como amicus curiae-
a participar en las audiencias convocadas con motivo de esta consulta.143
Asimismo, diversas organizaciones no gubernamentales e individuos que
previamente han presentado escritos de amici curiae han participado en las
audiencias públicas convocadas en consultas posteriores, aunque sin intervenir
en las mismas. En algunos casos, los amici curiae también han presentado por
escrito sus observaciones finales. Hasta antes de la consulta sobre El derecho a
la información sobre la asistencia consular en el marco de las garantías del
debido proceso legal,144 en sus dictámenes, la Corte siempre había resumido
los argumentos de los Estados o de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos, pero nunca había hecho lo mismo con los argumentos de los amici
curiae. Hasta ese momento, en ninguno de los dictámenes de la Corte se había
dejado constancia de los argumentos esgrimidos por el amicus, ni tampoco de
la importancia o del peso que el tribunal les ha atribuido a los mismos, ya sea
para acogerlos o para desestimarlos. Porque, si bien es el tribunal el que conoce
el Derecho, resulta poco serio que, de acuerdo con el Reglamento aprobado por
la propia Corte, se reciban escritos de instituciones académicas, de profesores
de Derecho, de organizaciones no gubernamentales que trabajan en el campo
de los derechos humanos, o de profesionales del Derecho, sin que sus argumentos
sean debidamente considerados. A partir del dictamen evacuado en relación
con la consulta sobre El derecho a la información sobre la asistencia consular
en el marco de las garantías del debido proceso legal, se produjo un paso
significativo, en el que se deja constancia de los argumentos de los amici curiae,
y en el que se percibe que la Corte comienza a tomarlos en consideración.145
143 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Responsabilidad internacional por expedición
y aplicación de leyes violatorias de la Convención (Arts. 1 y 2 Convención Americana sobre
Derechos Humanos), Opinión Consultiva OC-14/94, del 9 de diciembre de 1994, párrafos 10 y 11.
144 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, El derecho a la información sobre la asistencia
consular en el marco de las garantías del debido proceso legal, Opinión Consultiva OC-16/99,
del 1 de octubre de 1999.
145 Cfr. ibíd, párrafo 15.
986 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
una sentencia y, al igual que en estas últimas, los jueces que no compartan en
todo o en parte la decisión de la Corte pueden adjuntar su opinión separada o
disidente. De hecho, el dictamen del tribunal no siempre ha logrado reflejar
fielmente la opinión de todos sus jueces, por lo que éstos han recurrido a los
votos separados,148 declaraciones que intentan precisar algunos alcances del
dictamen del tribunal, 149 y, en las situaciones más extremas, a votos
disidentes.150
Una vez emitido el pronunciamiento del tribunal, éste es leído en una
audiencia pública, con lo cual concluye el procedimiento.
En el cuadro que sigue, como cuadro N° 3, se puede apreciar, en forma
muy esquemática, el procedimiento previsto por la Convención en materia
consultiva:
148 Cfr. las opiniones separadas de los jueces Carlos Roberto Reina y Rodolfo Piza Escalante en Corte
Interamericana de Derechos Humanos, Restricciones a la pena de muerte, Opinión Consultiva
OC-3/83, del 8 de septiembre de 1983, el voto separado del juez Piza en Propuesta de modificación
a la Constitución Política de Costa Rica relacionada con la naturalización, Opinión Consultiva
OC-4/84, del 19 de enero de 1984, las opiniones separadas de los jueces Nieto y Piza en La colegiación
obligatoria de periodistas (Arts. 13 y 29 Convención Americana sobre Derechos Humanos),
Opinión Consultiva OC-5/85, del 13 de noviembre de 1985, las opiniones separadas de los jueces
Gros y Piza en Exigibilidad del derecho de rectificación o respuesta (Arts. 14.1, 1.1 y 2 Convención
Americana sobre Derechos Humanos), Opinión Consultiva OC-7/86, del 29 de agosto de 1986, y
el voto concurrente del juez Antonio Cançado Trindade en Informes de la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos (Art. 51 Convención Americana sobre Derechos Humanos), Opinión
consultiva OC-15/97, de 14 de noviembre de 1997.
149 Cfr. las declaraciones de los jueces Cisneros y Nikken en Corte Interamericana de Derechos Humanos,
La colegiación obligatoria de periodistas (Arts. 13 y 29 Convención Americana sobre Derechos
Humanos), Opinión Consultiva OC-5/85, del 13 de noviembre de 1985.
150 Cfr. la opinión disidente del juez Buergenthal en Corte Interamericana de Derechos Humanos,
Propuesta de modificación a la Constitución Política de Costa Rica relacionada con la
naturalización, Opinión consultiva OC-4/84, del 19 de enero de 1984, la opinión disidente conjunta
de los jueces Nieto y Nikken, la opinión disidente y concurrente del juez Buergenthal, en Exigibilidad
del derecho de rectificación o respuesta (Arts. 14.1, 1.1 y 2 Convención Americana sobre
Derechos Humanos), Opinión Consultiva OC-7/86, del 29 de agosto de 1986, y el voto disidente
del juez Máximo Pacheco en Informes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
(Art. 51 Convención Americana sobre Derechos Humanos), Opinión Consultiva OC-15/97, de
14 de noviembre de 1997.
988 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 989
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
151 Cfr. el art. 96 de la Carta de la ONU, y los arts. 65, 66, y 67 del Estatuto de la Corte Internacional de
Justicia. El capítulo IV del citado Estatuto se titula, precisamente, Opiniones consultivas; asimismo,
el art. 65 Nº 1 del Estatuto señala que la Corte podrá emitir ‘opiniones consultivas’ en los casos que
se le requiera, lo cual marca una diferencia fundamental con el texto de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos, que no utiliza esta expresión.
152 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, La colegiación obligatoria de periodistas (Arts.
13 y 29 Convención Americana sobre Derechos Humanos), Opinión Consultiva OC-5/85, del 13
de noviembre de 1985, párrafos 16 y 85.
153 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, “Otros tratados” objeto de la función consultiva
de la Corte (Art. 64 Convención Americana sobre Derechos Humanos), Opinión Consultiva
OC-1/82 del 24 de septiembre de 1982, párrafo 51.
154 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Restricciones a la pena de muerte (arts. 4.2 y 4.4
Convención Americana sobre Derechos Humanos), Opinión Consultiva OC-3/83 del 8 de
septiembre de 1983, párrafo 32.
155 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Informes de la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos (Art. 51 Convención Americana sobre Derechos Humanos), Opinión
Consultiva OC-15/97, de 14 de noviembre de 1997, párrafo 26.
990 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
156 Cfr. The Inter-American Court of Human Rights, en The American Journal of International Law,
vol. 76, N 2, 1982, pp. 244 y s.
157 Cfr. el art. 33 de la Convención.
158 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Restricciones a la pena de muerte (Arts. 4.2 y
4.4 Convención Americana sobre Derechos Humanos), Opinión Consultiva OC-3/83, del 8 de
septiembre de 1983, párrafo 43.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 991
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
americanos-, y las materias sobre las cuales se le podrá pedir ‘opiniones’, y que
comprenden el examen de la compatibilidad de la legislación interna de los
Estados con la Convención u otros tratados concernientes a la protección de los
derechos humanos. Partiendo únicamente del tenor literal de la disposición que
comentamos (y sin referirnos a los propósitos de la Convención), las
consecuencias jurídicas que derivan del ejercicio de una u otra de estas
competencias no parecen ser las mismas.
Mientras el art. 64, párrafo 1, de la Convención le confiere a la Corte
competencia para emitir interpretaciones autorizadas de la Convención y de
otros tratados concernientes a la protección de los derechos humanos, las cuales
no corresponden a una mera asesoría sino a un dictamen que reúne las
características de certeza y finalidad, el párrafo 2 de la misma disposición la
autoriza para emitir su opinión sobre la compatibilidad de leyes internas con
esos tratados, opinión que en todo caso, por emanar del órgano del cual emana,
tampoco puede considerarse como una mera asesoría, carente de obligatoriedad
para un Estado parte en la Convención, o para un Estado miembro de la OEA
que está considerando ratificar la Convención. En este último caso, la ‘opinión’
recae sobre la legislación interna; pero el pronunciamiento sobre la
compatibilidad o incompatibilidad de esa legislación con las obligaciones
asumidas por el Estado en el marco de la Convención, tiene un carácter definitivo
y concluyente, que el Estado no puede ignorar. De hecho, llama la atención que
los propios Estados han tomado estos dictámenes con bastante seriedad; por
ejemplo, Guatemala amoldó su comportamiento a lo dicho por la Corte en su
opinión consultiva sobre las restricciones a la pena de muerte (evacuada a
solicitud de la Comisión y no precisamente de Guatemala),159 y Costa Rica
rápidamente ajustó su legislación a lo sostenido por la Corte en materia de
libertad de expresión y colegiación obligatoria de los periodistas,160 a lo que
luego se plegó Colombia, no obstante que la consulta había sido hecha por
Costa Rica y no por Colombia.
En el ejercicio de esta competencia, la Corte opera como una especie de
tribunal constitucional, encargado de interpretar la Convención u otros tratados
de derechos humanos y, a requerimiento de los Estados, encargado de
pronunciarse sobre la medida en que la legislación nacional se ajusta a las
159 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Restricciones a la pena de muerte (Arts. 4.2 y
4.4 Convención Americana sobre Derechos Humanos), Opinión Consultiva OC-3/83, del 8 de
septiembre de 1983.
160 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, La Colegiación obligatoria de periodistas, (Arts.
13 y 29 Convención Americana sobre Derechos Humanos), Opinión Consultiva OC-5/85, del 13
de noviembre de 1985.
992 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
163 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, “Otros tratados” objeto de la función consultiva
de la Corte (Art. 64 Convención Americana sobre Derechos Humanos), Opinión Consultiva
OC-1/82, del 24 de septiembre de 1982, párrafo 25.
164 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Restricciones a la pena de muerte (Arts. 4.2 y
4.4 Convención Americana sobre Derechos Humanos), Opinión Consultiva OC-3/83, del 8 de
septiembre de 1983, párrafo 32.
165 Cfr., en este sentido, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velásquez Rodríguez.
Excepciones preliminares, sentencia del 26 de junio de 1987, párrafo 30; Caso Fairén Garbi y
Solís Corrales. Excepciones preliminares, sentencia del 26 de junio de 1987, párrafo 35; y Caso
Godínez Cruz. Excepciones preliminares, sentencia del 26 de junio de 1987, párrafo 33.
166 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Informes de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos (Art. 51 Convención Americana sobre Derechos Humanos), Opinión Consultiva
OC-15/97, de 14 de noviembre de 1997, párrafo 29.
994 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
composición, pueda llegar a sostener una tesis diferente, más ajustada a lo que
se desprende del propio texto de la Convención. Hay que tener presente que, en
este caso, no se trata de la decisión del tribunal resolviendo una controversia
específica; se trata de un pronunciamiento relativo a la correcta interpretación
de la Convención que, como tal, debería tener efectos generales y permanentes,
además de gozar de una mayor estabilidad, y no estar sujeto a los vaivenes y
cambios de opinión del órgano llamado a interpretar ese tratado. Para ponerlo
de otra manera, ¿hasta qué punto compromete a la Corte un pronunciamiento
previo suyo sobre la interpretación de la Convención? En segundo lugar, ¿qué
efecto tiene que ese pronunciamiento esté en manifiesta contradicción con el
texto de la Convención? Tercero, ¿puede una decisión de un tribunal internacional
modificar, en su aplicación práctica, el texto de un tratado? Por último, ¿tendrá
alguna relevancia que ese tratado verse sobre derechos humanos y que, como
resultado de esa incorrecta interpretación, no se cumpla cabalmente lo que es el
objeto y fin del tratado en cuanto a la protección de esos derechos? Tales son
algunas de las preguntas que sugiere la práctica de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos al calificar sus dictámenes consultivos como meras
‘opiniones’, privándolas del efecto útil que les atribuye la Convención, y
presentándolas como un mero ejercicio especulativo, carente de efectos jurídicos.
Como parte de esa respuesta, aunque refiriéndose a otra materia, el juez Antonio
Cançado Trindade, nada menos que el Presidente de la Corte, ha observado que
no toda práctica se consustancia en costumbre, de modo que pase a formar
parte del Derecho Internacional general, por cuanto esa práctica puede no estar
ajustada al Derecho (ex injuria jus non oritur), y que no es función del jurista
simplemente tomar nota de la práctica de los Estados, sino más bien decir cuál
es el Derecho.167
167 Cfr. el voto razonado del juez Antonio Cançado Trindade en las sentencias en los casos en contra de
Trinidad y Tobago, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Hilaire vs. Trinidad y Tobago.
Excepciones preliminares, sentencia del 1 de septiembre de 2001, Caso Constantine y otros vs.
Trinidad y Tobago. Excepciones preliminares, sentencia del 1 de septiembre de 2001, Caso
Benjamin y otros vs. Trinidad y Tobago. Excepciones preliminares, sentencia del 1 de septiembre
de 2001, párrafo 26 del voto razonado.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 995
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
Conclusión
BALANCE Y PERSPECTIVAS
B.- LA PROMOCIÓN
POLÍTICA Y LA PROTECCIÓN JUDICIAL
El propósito de la Convención Americana sobre Derechos Humanos es
proporcionar mecanismos institucionales que den respuesta a las violaciones
de derechos humanos en la región; para tal efecto se creó una Corte
interamericana de derechos humanos, que es el órgano judicial principal del
sistema, y una Comisión, cuya función es, inter alia, “promover la observancia
y la defensa de los derechos humanos”,2 y actuar respecto de las peticiones y
comunicaciones que se le sometan, de acuerdo con el procedimiento que la
misma Convención señala,3 y cuyo objetivo es alcanzar una solución sobre la
1 Cfr., en este sentido, la sentencia 1942 de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia de
Venezuela, del 15 de julio de 2003.
2 Cfr. el art. 41 de la Convención.
3 Cfr. el art. 41, letra f), de la Convención.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 997
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
4 En este sentido, conviene recordar que esta idea se encuentra latente a lo largo de toda la Convención,
requiriendo del Estado la adopción de “medidas legislativas o de otro carácter que fueren necesarias
para hacer efectivos” los derechos humanos (art. 2 de la Convención), e incluyendo entre estos
últimos -según el art. 25 de la Convención- el derecho de toda persona “a un recurso sencillo y
rápido o a cualquier otro recurso efectivo ante los jueces o tribunales competentes, que la ampare
contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la Constitución, la ley o la
presente Convención, aun cuando tal violación sea cometida por personas que actúen en ejercicio de
sus funciones oficiales”. Sería absurdo asumir que, no obstante que la Convención impone a los
Estados obligaciones jurídicas y confiere a los individuos recursos legales, los mecanismos de la
propia Convención para hacer valer esos derechos puedan ser meramente políticos.
5 Cfr. Prólogo al libro de Mónica Pinto, La denuncia ante la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos, Editores del Puerto s.r.l., Buenos Aires, 1993, p. 18.
998 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
se podrían hacer cambios importantes, a fin de tener una idea más exacta de la
utilización del sistema y permitir una mejor evaluación del trabajo de la
Comisión.
Algo semejante se puede decir en lo que concierne a la labor de los
tribunales. Aunque, inicialmente, al igual que en la Convención Americana,
sólo los Estados y la Comisión podía someter casos ante la Corte, entre 1959 y
fines de 1994 la Corte Europea ha dictado sentencia en 498 casos,9 alcanzando
la cifra de 72 sentencias en 1991, 81 en 1992, 60 en 1993, y 50 en 1994, lo que
da un promedio anual de 65 sentencias para esos últimos cuatro años;10 en
1997 el número de casos que recibió la Corte Europea se elevó a 197, y en 2003
las distintas salas de la Corte Europea dictaron, en total, 703 sentencias. En
muchos de estos casos esas sentencias han encontrado que el Estado denunciado
ha violado las obligaciones asumidas en el marco de la Convención Europea,
forzándolo a derogar leyes o a abandonar prácticas prohibidas, sin que esas
decisiones creen problemas insolubles al Estado demandado. Por el contrario,
desde que la Convención Americana entró en vigor, el 18 de julio de 1978 -en
un continente caracterizado por la violencia y la represión-, la Comisión ha
enviado (hasta enero de 2004) solo 49 casos a la Corte, lo que, en promedio,
corresponde a menos de un caso por año, sin considerar que más de la mitad de
ellos ha ingresado después de 1995; estas modestas cifras resultan mucho más
impresionantes si se considera que varios de esos casos conciernen a pequeños
Estados dentro de la región (Honduras, Surinam, Nicaragua, Guatemala, y
Ecuador), desprovistos de todo tipo de poder e influencia, y no siempre populares
en la comunidad internacional. Hasta mediados de los años 90 no se había dado
curso a ninguna denuncia en contra de los países de tamaño medio o grande, en
complacencia con las graves violaciones de los derechos humanos que ha
reseñado la prensa en esos países. Tal selectividad en el tratamiento de casos
igualmente graves, dependiendo del país al que se denunciaba, en su oportunidad,
no fue explicada por la Comisión.
9 Cfr. European Court of Human Rights, Survey: Thirty-five years of activity, 1959 - 1994, Council
of Europe, Strasbourg, 1995, p. 35.
10 Cfr. ibíd., p. 19.
1000 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
F.- LA PACIENCIA
DE LOS USUARIOS DEL SISTEMA
Dentro de este mismo orden de ideas, se puede observar que la lentitud
del sistema no se compadece con la celeridad procesal a que se refieren los
artículos 8 y 25 de la Convención, la supervisión de cuyo cumplimiento por
parte de los Estados se encomienda a la Comisión y a la Corte; en realidad, la
duración de este tipo de procedimientos no es un problema trivial, y sería
altamente conveniente mejorar la eficacia y la rapidez del sistema. Si la justicia
tardía es una injusticia, y si la propia Convención consagra el derecho de toda
persona a ser oída dentro de un plazo razonable, los órganos del sistema no se
han distinguido por su agilidad y rapidez. A título meramente ilustrativo, se
puede señalar que el caso Velásquez Rodríguez se sometió a la Comisión el 7
de octubre de 1981, ésta lo presentó a la Corte cuatro años y medio después, el
24 de abril de 1986, y la sentencia de indemnización compensatoria se dictó el
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 1003
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
11 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Durand y Ugarte vs. Perú. Reparaciones
(Art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos), sentencia del 3 de diciembre de
2001.
12 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Durand y Ugarte. Excepciones
preliminares, sentencia del 28 de mayo de 1999, párrafos 3, 4, 5, y 9.
13 Por ejemplo, en el caso Cesti Hurtado, el peticionario recurrió a la Comisión el 7 de marzo de 1997,
y diez meses después la demanda ya había sido introducida ante la Corte, la cual, un año después, el
26 de enero de 1999, dictó su sentencia sobre excepciones preliminares, el 29 de septiembre del
mismo año se dictó la sentencia sobre el fondo, y el 31 de mayo de 2001 la sentencia de reparaciones.
14 Cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Juan Humberto Sánchez vs Honduras,
sentencia del 7 de junio de 2003.
1004 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
G.- LA INSUFICIENTE
VOLUNTAD POLÍTICA DE LOS ESTADOS
Hay que convenir que, en este estado de cosas, la voluntad política de los
Estados también ha jugado un papel importante. Mientras los Estados no tomen
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 1005
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
Por el contrario, aún debemos esperar que, en una próxima reforma del
Reglamento de la Corte, se elimine la práctica reiterada, incompatible con el
texto de la Convención, de invitar a los Estados a que designen un juez ad hoc
cuando entre los jueces de la Corte no hay un nacional suyo.
16 Cfr. Thomas Buergenthal, Claudio Grossman, y Pedro Nikken, Manual Internacional de Derechos
Humanos, Instituto Interamericano de Derechos Humanos, Editorial Jurídica Venezolana, Caracas
/ San José, 1990, p. 94.
17 Cfr. ibídem.
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 1009
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
COLOFÓN
Tanto la experiencia de la Comisión como la jurisprudencia de la Corte
han puesto de relieve las limitaciones, teóricas y prácticas, del sistema. Debido
a que los Estados se han mostrado reacios a aceptar un mecanismo de protección
judicial de los derechos humanos que sea eficaz y confiable, hasta el momento,
los resultados tangibles han sido inferiores a las posibilidades teóricas que ofrece
la Convención. Una notable falta de voluntad política, producto de una mezcla
de desconfianza y de resistencia por parte de los Estados, ha hecho que el
progreso sea más lento de lo que se quisiera; sin embargo, a pesar de los
obstáculos y de las dificultades, no puede haber lugar para el pesimismo ni se
pueden abandonar los esfuerzos para fortalecer las instituciones y los
procedimientos que se han establecido para la protección de los derechos
humanos. Desde luego, tampoco se puede desconocer el efecto que el sistema
1010 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
*****
1012 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 1013
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EL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS 1033
ASPECTOS INSTITUCIONALES Y PROCESALES
Anexos
1034 INSTITUTO INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS
ESTADO DE RATIFICACIONES DE LA CONVENCIÓN AMERICANA SOBRE DERECHOS HUMANOS
(Hasta el 31 de marzo de 2004)
Reparaciones
Estado Sometido Violación Excepciones Decisión sobre Otros trámites
Nº Caso e indemniza-
demandado a la Corte alegada preliminares el fondo procesales
ciones
1 Velásquez Honduras 4/24/86 Arts. 4, 5, y 7 de Sentencia del 07/06/87. Sentencia del 29/07/88. Sentencia del Sentencia de
Rodriguez la Convención Rechazadas, salvo la relativa Desestimó excepción 21/07/89 interpretación.
al agotamiento de los preliminar pendiente. 17/08/90.
recursos internos que se unió Violación arts. 1.1, 4, 5 y 7
al fondo. de la Convención.
2 Fairén Garbi Honduras 4/24/86 Arts. 4, 5, y 7 de Sentencia del 26/06/87. Sentencia del 15/03/89. /-/-/-/-/ /-/-/-/-/
y Solís la Convención Rechazadas, salvo la relativa Desestimó excepción
Corrales al agotamiento de los preliminar pendiente. No se
recursos internos que se unió probó violación de la
al fondo. Convención.
3 Godínez Cruz Honduras 4/24/86 Arts. 4, 5, y 7 de Sentencia del 26/06/87. Sentencia del 20/01/89. Sentencia del Sentencia de
la Convención Rechazadas, salvo la relativa Desestimó excepción 21/07/89 interpretación.
al agotamiento de los preliminar pendiente. 17/08/90.
recursos internos que se unió Violación arts. 1.1, 4, 5 y 7
al fondo. de la Convención
4 Aloeboetoe y Suriname 8/27/90 Arts. 2, 4.1, 5.1, Sentencia del 02/12/91. El Sentencia del 04/12/91. Sentencia del /-/-/-/-/
otros 5.2, 7.1, 7.2, 7.3, Estado se desistió de las Tomó nota del 10/09/93
25.1 y 25.2 de la excepciones opuestas reconocimiento de
Convención resposabilidad del Estado,
dio por sentado que se había
violado la Convención, pero
no se pronunció sobre cuáles
son las disposiciones
infringidas.
Reparaciones
Estado Sometido Violación Excepciones Decisión sobre Otros trámites
Nº Caso e indemniza-
demandado a la Corte alegada preliminares el fondo procesales
ciones
5 Gangaram Suriname 8/27/90 Arts. 1, 2, 4, 5, 7 Sentencia del 04/12/91. Sentencia del 21/01/94. Misma sentencia /-/-/-/-/
Panday y 25 de la Rechazadas Violación arts. 1.1 y 7.2 de la sobre el fondo
Convención Convención 21/01/94
6 Nerira Perú 10/10/90 Arts. 1, 4, 5, 7, Sentencia del 11/12/91. Sentencia del 19/01/95. Sentencia del Solicitud
Alegría y 8, 21 y 25 de la Rechazadas. Solicitud de Violación arts. 1.1, 4.1, 7.6 y 19/09/96 Interpretación
otros Convención revisión e interpretación, 27.2 de la Convención sentencia
rechazada mediante reparaciones,
sentencia del 03/07/92 rechazada por
extemporánea
11/02/97
7 Cayara Perú 2/14/92 Arts. 1.1, 4, 5, 7, Sentencia del 03/02/93. /-/-/-/-/ /-/-/-/-/ /-/-/-/-/
8, 21 y 25 de la Acogidas.
Convención
8 Caballero Colombia 12/24/92 Arts. 1.1, 2, 4, 5, Sentencia del 21/01/94. Sentencia del 08/12/95. Sentencia del /-/-/-/-/
Delgado y 7, 8, 25, 44 y Rechazadas. Violación de los arts. 1.1, 4 y 29/01/97
Santana 51.2 de la 7 de la Convención
Convención
9 Genie Lacayo Nicaragua 1/6/94 Arts. 1.1, 2, 8, Sentencia del 27/01/95. Sentencia del 29/01/97. Misma sentencia Recurso Revisión.
24, 25 y 51.2 de Rechazadas, salvo la relativa Desestimó excepción sobre el fondo Declarado
la Convención al agotamiento de los preliminar pendiente. 29/01/97 improcedente el
recursos internos que se unió Violación de los arts. 1.1 y 13/09/97
al fondo. 8.1 de la Convención
10 El Amparo Venezuela 1/14/94 Arts. 1.1, 2, 4, 5, No hubo Sentencia del 18/01/95. Tomó Sentencia del Interpretación de
8.1, 24 y 25 de la nota del reconocimiento de 14/09/96 la sentencia de
Convención resposabilidad del Estado, fondo. Resolución
dio por sentado que se había del 16/04/97.
violado la Convención, pero
no se pronunció sobre cuáles
son las disposiciones
infringidas.
Reparaciones
Estado Sometido Violación Excepciones Decisión sobre Otros trámites
Nº Caso e indemniza-
demandado a la Corte alegada preliminares el fondo procesales
ciones
11 Maqueda Argentina 5/25/94 Arts. 1.1, 2, 8.1, No hubo. Resolución de /-/-/-/-/ /-/-/-/-/ /-/-/-/-/
8.2 y 25 de la fecha 17/01/95, aceptando el
Convención desistimiento de la demanda.
12 Castillo Paéz Perú 1/12/95 Arts. 1, 4,5,7,8 y Sentencia del 30/01/96. Sentencia del 03/11/97. Sentencia del /-/-/-/-/
25 de la Rechazadas. Violación arts. 4, 5, 7 y 25 de 27/11/98
Convención la Convención
13 Loayza Perú 1/12/95 Arts. 1, 5, 7, 8, Setencia del 31/01/96, Sentencia del 17/09/97. Sentencia del Interpretación
Tamayo 25 y 51.2 de la Rechazadas. Recurso de Violación arts. 1.1, 5, 7, 8.1, 27/11/98 sentencia de fondo,
Convención nulidad, rechazado 27/06/96. 8.2 y 8.4 de la Convención desestimada por
improcedente
08/03/98.
Interpretación
sentencia
reparaciones 03/
06/99 - Resolución
de cumplimiento
de sentencia
17/11/99
14 Paniagua Guatemala 1/19/95 Arts. 1.1, 4, 5, 7, Sentencia del 25/01/96. Sentencia del 08/03/98. Sentencia del /-/-/-/-/
Morales y 8 y 25 de la Rechazadas Violación arts. 1.1, 4.1, 5.1, 25/05/2001
otros Convención 5.2, 7, 8.1, y 25 Convención
Americana, y 8 Americana, y 1, 6, y 8
de la Convención Convención Interamericana
Americana para para la Prevenir y Sancionar
Prevenir y la Tortura.
Sancionar la
Tortura.
Reparaciones
Estado Sometido Violación Excepciones Decisión sobre Otros trámites
Nº Caso e indemniza-
demandado a la Corte alegada preliminares el fondo procesales
ciones
15 Garrido y Argentina 5/29/95 Arts. 1.1, 4, 5, 7, No hubo. Argentina aceptó Sentencia del 02/02/96. Toma Sentencia del /-/-/-/-/
Baigorria 8, y 25 de la los hechos expuestos en la nota del reconocimiento de 27/08/98
Convención demanda. responsabilidad del Estado.
No se pronuncia sobre
disposiciones infringidas.
Concede plazo de 6 meses
para que las partes lleguen a
acuerdo de reparaciones
16 Blake Guatemala 8/3/95 Arts. 1.1, 4, 7, 8, Sentencia del 02/07/96. Sentencia del 24/01/98. Sentencia del Interpretación de
13, 22 y 25 de la Desestimadas algunas, Violación arts. 5 y 8.1 de la 22/01/99 la sentencia sobre
Convención parcialmente fundada otra. Convención reparaciones
La Corte continuó con el 01/10/99
conocimiento del caso.
17 Suárez Ecuador 12/22/95 Arts.1.1,2,5,7, 8 No hubo. Sentencia del 12/11/97. Sentencia del Interpretación de
Rosero y 25 de la Violación arts. 1.1, 5, 7, 8, y 20/01/99 la sentencia sobre
Convención 25 de la Convención reparaciones
29/05/99
18 Benavides Ecuador 3/21/96 Arts. 1.1, 3, 4, 5, No hubo. Reconocimiento Sentencia del 19/06/98. Misma sentencia /-/-/-/-/
Cevallos 7, 8 y 25 de la de resposabilidad por parte Violaciónn arts. 1.1, 3,4,5,7,8 sobre el fondo.
Convención del Estado y 25 de la Convención 09/06/98.
19 Cantoral Perú 8/8/96 Arts. 1, 2, 5, 7, 8 Sentencia del 03/09/98. Sentencia del 18/08/2000. Sentencia del /-/-/-/-/
Benavides y 25 de la Rechazadas Violación arts. 5.1, 5.2, 7.1, 03/12/2001
Convención 7.2, 7.3, 7.4, 7.5, 8.1, 8.2, 8.2
Americana, y 2 y c, d, f, y g, 8.3, y 8.5 de la
8 de la Convención
Convención
Interamericana
para Prevenir y
Sancionar la
Tortura.
Reparaciones
Estado Sometido Violación Excepciones Decisión sobre Otros trámites
Nº Caso e indemniza-
demandado a la Corte alegada preliminares el fondo procesales
ciones
20 Durand y Perú 8/8/96 Arts. 1.1, 4, 7, 8, Sentencia del 28/05/1999. Sentencia del 16/08/2000. Sentencia del /-/-/-/-/
Ugarte 25, y 27 de la Rechazadas Violación arts. 1.1, 2, 4.1, 03/12/2001
Convención 5.2, 7.1, 7.5, 7.6, 8.1, y 25.1
de la Convención
21 Bámaca Guatemala 8/30/96 Arts. 1, 3, 4, 5, Retiradas Sentencia del 25/11/2000. Sentencia /-/-/-/-/
Velásquez 7.8, y 25 de la Violación arts. 1.1, 3, 4, 5.1, 22/02/2002
Convención 7, 8, y 25 Convención
Americana, y 1, 2, 6, y 8
Convención Interamericana
para Prevenir y Sancionar la
Tortura
22 “Niños de la Guatemala 1/30/97 Arts. 1, 4, 5, 7, 8, Sentencia del 11/09/97. Sentencia del 19/11/1999. Sentencia del /-/-/-/-/
calle” y 25 de la Rechazadas. Violación de los arts. 1.1, 4, 26/05/2001
(Villagrán Convención 5.1, 5.2, 7, 8.1, 19, y 25
Morales y Convención Americana, 1, 6,
otros) y 8 Convención
Interamericana para Prevenir
y Sancionar la Tortura
23 Castillo Perú 7/22/97 Arts. 1.1, 2, 5, 8, Sentencia del 04/09/98. Sentencia del 30/05/99. Misma sentencia Resolución de
Petruzzi y 20, 29, y 51.2 de Rechazadas, excepto una Violación arts. 1.1, 2, 5, 7.5, sobre el fondo. cumplimiento de
otros la Convención referida sólo a una parte de 7.6, 8.1, 8.2 b, c, d, f, y h, 30/05/99 sentencia
la demanda. 8.5, 9, 20, y 25 de la 19/11/1999
Convención
24 Cesti Hurtado Perú 1/9/98 Arts. 1, 2, 5, 7, 8, Sentencia del 26/01/1999. Sentencia del 29/09/1999. Sentencia del Interpretación de la
11, 17, 21, 25, y Rechazadas. Violación de los arts. 1.1, 2, 31/05/2001 sentencia sobre el
51.2 de la 7.1, 7.2, 7.3, 7.6, y 8.1 de la fondo 29/01/2000.
Convención Convención Interpretación de
la sentencia sobre
reparaciones
27/11/2001
Reparaciones
Estado Sometido Violación Excepciones Decisión sobre Otros trámites
Nº Caso e indemniza-
demandado a la Corte alegada preliminares el fondo procesales
ciones
25 Baena Panamá 1/16/98 Arts. 1, 2, 8, 9, Sentencia del 18/11/1999. Sentencia del 02/02/2001. Misma sentencia Sentencia sobre la
Ricardo y 10, 15, 16, 25, Rechazadas Violación arts. 1.1, 2, 8,1, sobre el fondo. competencia de la
otros 33, y 52.2 de la 8.2, 9, 16, y 25 de la 02/02/2001. Corte para
Convención Convención supervisar el
cumplimiento de
sus sentencias.
28/11/2003
26 Comunidad Nicaragua 6/4/98 Arts. 1, 2, 21, y Sentencia del 01/02/2000. Sentencia del 31/08/2001. Misma sentencia /-/-/-/-/
Mayagna 25 de la Rechazada Violación de los arts. 1.1, 2, sobre el fondo.
(Sumo) Awas Convención 21, y 25 de la Convención 31/08/2001
Tigni
27 Las Palmeras Colombia 7/6/98 Arts. 1.1, 4, 8, y Sentencia del 04/02/2000. Sentencia del 06/12/2001. Sentencia del /-/-/-/-/
25 de la Desestimadas unas y Violación arts. 4, 8.1, y 25.1 26/11/2002.
Convención admitidas otras que no de la Convención
Americana y art. impidieron continuar con el
3 de los conocimiento del caso.
Convenios de
Ginebra de 1949.
28 “La última Chile 1/15/99 Arts. 1.1, 2, 12, No hubo. Sentencia del 05/02/2001. Misma sentencia /-/-/-/-/
tentación de y 13 de la Violación de los arts. 1.1, 2, y sobre el fondo.
Cristo” Convención 13 de la Convención. 05/02/2001
(Olmedo
Bustos y
otros)
29 Cantos Argentina 3/10/99 Arts. 1.1, 2, 8, Sentencia del 07/092001. Sentencia del 28/11/2002. Misma sentencia /-/-/-/-/
21, 25, y 50.3 de Rechazada una y admitida Violación de los arts. 8.1 y 25 sobre el fondo.
la Convención parcialmente otra que no de la Convención. 28/11/2002
impidió continuar con el
conocimiento del caso.
Reparaciones
Estado Sometido Violación Excepciones Decisión sobre Otros trámites
Nº Caso e indemniza-
demandado a la Corte alegada preliminares el fondo procesales
ciones
30 Ivcher Perú 3/31/99 Arts. 1.1, 8, 13, No hubo. El Estado rechazó Sentencia del 06/02/2001. Misma sentencia Interpretación de
Bronstein 20, 21, y 25 de la la competencia de la Corte Violación de los arts. 1.1, 8,1, sobre el fondo. la sentencia sobre
Convención para conocer de este caso. 8.2, 13.1, 13.3, 20.1, 20.3, 06/02/2001 el fondo.
Sentencia sobre su 21,1, 21.2, y 25.1 de la 04/09/2001.
competencia del 24/09/1999. Convención.
31 Hilaire Trinidad y 5/25/99 Arts. 1.1, 2, 4, 5, Sentencia del 01/09/2001. Caso acumulado con los
Tobago 7, y 25 de la Rechazada casos Constantine y otros y
Convención Benjamin y otros. Sentencia
del 21/06/2002. Violación de
los arts. 1.1, 2, 4.1, 4.2, 4.6,
5.1, 5.2, 7.5, 8, 8.1, y 25 de la
Convención
32 El Caracazo Venezuela 6/7/99 Arts. 1.1, 2, 4, 5, No hubo. El Estado Sentencia del 11/11/1999. Sentencia del /-/-/-/-/
7, 8.1, 25.1, 25.2, reconoció los hechos Violación de los arts. 1.1, 2, 29/08/2002
y 27.3 de la expuestos en la demanda. 4.1, 5, 7, 8.1, 25.2.a, y 27.3
Convención de la Convención.
33 Trujillo Bolivia 6/9/99 Arts. 1.1, 3, 4, Presentadas el 08/09/1999 y Sentencia del 26/01/2000. Sentencia del
Oroza 5.1, 5.2, 8.1, y 25 retiradas el 21/01/2000. El Violación arts. 1.1, 3, 4, 5.1, 27/02/2002
de la Convención Estado reconoció los hechos 5.2, 7, 8.1, y 25 de la
expuestos en la demanda. Convención.
34 Tribunal Perú 7/2/99 Arts. 1.1, 2, 8.1, No hubo. El Estado rechazó Sentencia del 31/01/2001. Misma sentencia
Constitucional 8.2.c, 23.1.c, y la competencia de la Corte Violación arts. 1.1, 8, y 25 de sobre el fondo.
25 de la para conocer de este caso. la Convención. 31/01/2001
Convención Sentencia sobre su
competencia del 24/09/1999.
35 Constantine y Trinidad y 2/22/00 Arts. 1, 2, 4, 5, 7, Sentencia del 01/09/2001. Caso acumulado con los casos
otros Tobago 8, y 25 de la Rechazada Hilaire y Benjamin y otros .
Convención Sentencia del 21/06/2002.
Violación de los arts. 1.1, 2,
4.1, 4.2, 4.6, 5.1, 5.2, 7.5, 8,
8.1, y 25 de la Convención
Reparaciones
Estado Sometido Violación Excepciones Decisión sobre Otros trámites
Nº Caso e indemniza-
demandado a la Corte alegada preliminares el fondo procesales
ciones
36 Barrios Altos Perú 6/8/00 Arts. 1, 2, 4, 5, No hubo. Inicialmente el Sentencia del 14/03/2001. Sentencia del Interpretación de
7, 8, 13, y 25 de Estado rechazó la Violación de los arts. 1.1, 2, 30/11/2001 la sentencia sobre
la Convención competencia de la Corte, y 4, 5, 8, y 25 de la el fondo.
luego reconoció su Convención 03/09/2001
responsabilidad
internacional en el caso
37 Benjamin y Trinidad y 10/5/00 Arts. 1, 2, 4, 5, Sentencia del 01/09/2001. Caso acumulado con los
otros Tobago 7, 8, y 25 de la Rechazada casos Hilaire y Constantine
Convención y otros. Sentencia del 21/06/
2002. Violación de los arts.
1.1, 2, 4.1, 4.2, 4.6, 5.1, 5.2,
7.5, 8, 8.1, y 25 de la
Convención
38 “19 Colombia 1/24/01 Arts. 1.1, 4, 5, 7, Sentencia del 12/06/2002.
Comerciantes” 8.1, y 25 de la Rechazada
Convención
39 Bulacio Argentina 1/24/01 Arts. 1.1, 4, 5, 7, No hubo. Acuerdo de Sentencia del 18/09/2003. Misma sentencia
8, 19, y 25 de la solución amistosa en que el Violación de los arts. 1.1, 2, sobre el fondo.
Convención Estado reconoció su 4, 5, 7, 19 y de la 18/09/2003
responsabilidad Convención
internacional en el caso
40 Mack Chang Guatemala 6/19/01 Arts. 1.1, 4, 8, y El Estado presentó un Sentencia del 25/11/2003. Misma sentencia
25 de la escrito de excepciones Violación de los arts. 1.1, 4.1, sobre el fondo.
Convención. preliminares del que 5.1, 8, y 25 de la Convención 25/11/2003
posteriormemente se desistió
41 Juan Honduras 9/8/01 Arts. 1.1, 4, 5, 7, Desestimada en la misma Sentencia del 07/06/2003. Misma sentencia Interpretación de la
Humberto 8, y 25 de la sentencia sobre el fondo. Violaciòn de los arts. 1.1, 4.1, sobre el fondo. sentencia sobre
Sánchez Convención Sentencia del 07/06/2003 5, 7.1, 7.2, 7.3, 7.4, 7.5, 7.6, 07/06/2003 excepciones
8, y 25 de la Convención preliminares, fondo
y reparaciones.
26/11/2003
Reparaciones
Estado Sometido Violación Excepciones Decisión sobre Otros trámites
Nº Caso e indemniza-
demandado a la Corte alegada preliminares el fondo procesales
ciones
42 “Cinco Perú 12/4/01 Arts. 1.1, 2, 21, No hubo Sentencia del 28/02/2003. Misma sentencia
Pensionistas” 25, y 26 de la Violación de los arts. 1.1, 2, sobre el fondo.
(Torres Convención 21, y 25 de la Convención 28/02/2003
Benvenuto y
otros)
43 Maritza Guatemala 1/9/02 Arts. 1.1, 5, 7, 8, No hubo. El Estado aceptó Sentencia del 27/11/2003. Misma sentencia
Urrutia 13, y 25 su “responsabilidad Violación de los arts. 1.1, 5, sobre el fondo.
Convención institucional” en este caso 7, 8, y 25 de la Convención 27/11/2003
Americana, y 1, Americana, y arts. 1, 6, y 8
6, y 8 de la Convención
Convención Interamericana para Prevenir
Interamericana y sancionar la Tortura
para Prevenir y
Sancionar la
Tortura
44 Gómez Perú 2/5/02 Arts. 1.1, 4, 5, 7,
Paquiyauri 8, 19, y 25
Convención
Americana, y 1,
6, y 8
Convención
Interamericana
para Prevenir y
Sancionar la
Tortura