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Las enfermedades mentales, también denominadas "trastornos de salud mental", se

refieren a una amplia gama de afecciones de la salud mental, es decir, un trastorno mental o
del comportamiento que se caracteriza por una perturbación de la actividad intelectual, el
estado de ánimo o el comportamiento que no se ajusta a las creencias y las normas
culturales. En la mayoría de los casos, los síntomas van acompañados de angustia e
interferencia con las funciones personales.

El CIE-10 es un sistema de clasificación de los trastornos mentales con ejes de


diagnósticos variables, entre ellos encontramos el Eje V (Situaciones psicosociales), cuyo
capítulo se dedica a trastornos mentales y del comportamiento. Mediante este sistema de
clasificación empleado con carácter internacional, se facilita el avance de los estudios
médicos

Este capítulo contiene los siguientes grupos:

1) F00–F09   Trastornos mentales orgánicos, incluidos los trastornos sintomáticos:


Esta sección comprende una variedad de trastornos mentales que se agrupan por tener en
común una etiología demostrable de enfermedad cerebral, lesión u otro trauma del cerebro
que lleva a una disfunción cerebral.

2) F10–F19   Trastornos mentales y del comportamiento debidos al uso de sustancias


psicoactivas: Este grupo incluye una gran diversidad de trastornos, de diferente gravedad y
formas clínicas, pero todos atribuibles al uso de una o más sustancias psicoactivas, las
cuales pueden o no haber sido prescritas por el médico

3) F20–F29   Esquizofrenia, trastornos esquizotípicos y trastornos delirantes: En este


grupo se han reunido la esquizofrenia en su calidad de integrante más importante del grupo,
los trastornos esquizotípicos, los trastornos delirantes persistentes y un gran grupo de
trastornos psicóticos agudos y transitorios. Los trastornos equizoafectivos se mantienen en
este grupo, a pesar de que su naturaleza es objeto de controversia.

4) F30–F39   Trastornos del humor (afectivos): Son trastornos en los cuales la


perturbación fundamental consiste en una alteración del humor o de la afectividad, que
tiende a la depresión (con o sin ansiedad concomitante), o a la euforia. Este cambio del
humor se acompaña habitualmente de modificaciones en el nivel general de actividad, y la
mayor parte de los demás síntomas son secundarios a esos cambios del ánimo y de la
actividad, o bien, fácilmente explicables en el contexto de los mismos. La mayoría de estos
trastornos tienden a ser recurrentes, y a menudo el comienzo de cada episodio se relaciona
con sucesos o situaciones generadores de estrés.

5) F40–F48   Trastornos neuróticos, trastornos relacionados con el estrés y trastornos


somatomorfos: Son trastornos mentales que tienen fundamento  biológico y psicológico,
en los cuales el juicio de realidad en algunos casos es dudoso y hay ocasiones que sus
síntomas acarrean causas más graves. Dentro de esta categoría encontramos, por ejemplo,
trastornos fóbicos de ansiedad, trastorno obsesivo-compulsivo, reacción al estrés grave y
trastornos de adaptación, trastornos disociativos (de conversión) y trastornos somatomorfos
(jaladura de cabellos).

6) F50–F59   Síndromes del comportamiento asociados con alteraciones fisiológicas y


factores físicos: Está relacionado con los trastornos de la ingestión de alimentos, trastornos
no orgánicos del sueño, disfunción sexual no ocasionada por trastorno ni enfermedad
orgánicos, trastornos mentales y del comportamiento asociados con el puerperio, no
clasificados en otra parte, factores psicológicos y del comportamiento asociados con
trastornos o enfermedades clasificados en otra parte, abuso de sustancias que no producen
dependencia y síndromes del comportamiento asociados con alteraciones fisiológicas y
factores físicos, no especificados.

7) F60–F69   Trastornos de la personalidad y del comportamiento en adultos: Este


grupo comprende una diversidad de afecciones y de rasgos conductuales clínicamente
significativos, que tienden a ser persistentes y que parecen ser la expresión del estilo de
vida característico de la persona y de su modo de relacionarse consigo mismo y con los
demás. Algunas de estas afecciones y rasgos de la conducta surgen tempranamente en el
curso del desarrollo individual, como producto tanto de factores constitucionales como de
experiencias sociales, mientras otros se adquieren más tarde. Trastornos específicos de la
personalidad (F60.–), trastornos mixtos y otros trastornos de la personalidad (F61.–), y
cambios perdurables de la personalidad (F62.–) constituyen formas de la conducta
profundamente arraigadas y permanentes, que se manifiestan como respuestas invariables a
un amplio abanico de situaciones personales y sociales. Representan desviaciones extremas
o significativas con respecto a la forma en que el individuo promedio de una cultura dada
percibe, piensa, siente y, especialmente, se relaciona con los demás. Estos esquemas
conductuales tienden a ser estables y a abarcar múltiples dominios del comportamiento y
del funcionamiento psicológico. Se asocian frecuentemente, pero no siempre, con diversos
grados de aflicción subjetiva y de deterioro de la actuación social.

8) F70–F79   Retraso mental: En este grupo se evidencia un estado de desarrollo mental


incompleto o detenido caracterizado especialmente por un deterioro de las capacidades que
se manifiestan durante la fase de desarrollo, capacidades que contribuyen al nivel global de
inteligencia, por ejemplo, las funciones cognoscitivas, el lenguaje y las habilidades
motrices o sociales. El retraso puede tener lugar con o sin otra alteración mental o física.

9) F80–F89   Trastornos del desarrollo psicológico: Los trastornos incluidos en este


grupo tienen en común lo siguiente: a) comienzan invariablemente durante la infancia o la
niñez; b) hay deterioro o retardo del desarrollo de funciones estrechamente relacionadas
con la maduración biológica del sistema nervioso central; c) son de curso progresivo, sin
remisiones ni recaídas. En la mayoría de los casos las funciones afectadas abarcan al
lenguaje, las habilidades viso-espaciales y la coordinación motriz. Por lo común, el retraso
o el deterioro se hacen evidentes tan pronto como se los puede detectar en forma confiable
y disminuyen progresivamente a medida que los niños crecen, aunque a menudo se
mantienen déficits leves durante la vida adulta.

10) F90–F98   Trastornos emocionales y del comportamiento que aparecen habi-


tualmente en la niñez y en la adolescencia: Los múltiples cambios físicos, emocionales y
sociales que se dan en este periodo, incluida la exposición a la pobreza, el abuso o la
violencia, pueden hacer que los adolescentes sean vulnerables a problemas de salud mental.

Los trastornos emocionales surgen habitualmente durante la adolescencia. Además de la


depresión o la ansiedad, los adolescentes con trastornos emocionales también pueden
experimentar reacciones excesivas de irritabilidad, frustración o enojo. Es posible que se
superpongan los síntomas de más de un trastorno emocional, y que se den cambios rápidos
e inesperados de estado de ánimo y arrebatos emocionales. Los adolescentes más jóvenes
también pueden desarrollar síntomas físicos relacionados con su situación emocional, como
dolor de estómago, dolor de cabeza o náuseas.

Los trastornos del comportamiento infantil son la segunda causa principal de la carga de
morbilidad entre los adolescentes de edades comprendidas entre los 10 y los 14 años, y la
undécima entre los de edades comprendidas entre los 15 y los 19. Cabe incluir entre ellos el
trastorno por déficit de atención con hiperactividad (que se caracteriza por la dificultad para
prestar atención, el exceso de actividad y el desprecio por las consecuencias de las propias
acciones, en un grado no apropiado para la edad de la persona) y los trastornos de la
conducta (que presentan síntomas como los comportamientos destructivos o desafiantes).
Los trastornos del comportamiento infantil pueden afectar a la educación de los
adolescentes y llevar a comportamientos delictivos.

11) F99 Trastorno mental no especificado: Encontramos a la  enfermedad mental NEOM


y excluye al trastorno mental no especificado debido a afección fisiológica conocida (F09).

Ahora bien, una vez analizado el CIE-10 como un aspecto clave de la psiquiatría y otras
profesiones relacionadas a la salud mental y un tema importante para las personas
propensas a ser diagnosticadas, es menester acotar que en ese mismo orden de ideas la
Organización Mundial de la Salud (OMS) presento la undécima edición de la Clasificación
Estadística Internacional de Enfermedades y Problemas Relacionados con la Salud (CIE-
11), la cual entrara en  vigor el 1 de enero de 2022. Esta nueva edición, viene a sustituir a la
CIE-10.

El capítulo 06 de dicha clasificación trata sobre los trastornos mentales y conductuales o


trastorno del neurodesarrollo, los cuales son síndromes que se caracterizan por una
alteración clínicamente significativa en la cognición, la regulación emocional o el
comportamiento de un individuo que refleja una disfunción en los procesos psicológicos,
biológicos o del desarrollo que subyacen al funcionamiento mental y comportamental.
Estas perturbaciones están generalmente asociadas con malestar o deterioro significativos a
nivel personal, familiar, social, educativo, ocupacional o en otras áreas importantes del
funcionamiento.

Este capítulo contiene los bloques de nivel superiores siguientes:


1) Trastornos del neurodesarrollo: Son trastornos cognitivos y del comportamiento que
surgen durante el período del desarrollo y que implican dificultades significativas en la
adquisición y ejecución de funciones intelectuales, motoras y sociales específicas.

2) Esquizofrenia u otros trastornos psicóticos primarios: Se caracterizan por


distorsiones significativas en el juicio de la realidad y por alteraciones en el
comportamiento que se manifiestan a través de síntomas positivos como delirios y
alucinaciones persistentes, pensamiento desorganizado (que suele manifestarse como
lenguaje desorganizado), comportamiento gravemente desorganizado, y experiencias de
pasividad y de control, y por síntomas negativos como afecto embotado o sin variación y
abulia, y alteraciones psicomotoras.

3) Catatonia: Es un marcado disturbio en el control voluntario de los movimientos,


caracterizado por varios de los siguientes síntomas: actividad motora extremadamente lenta
o ausente, mutismo, actividad motora sin propósito que no se relaciona con estímulos
externos, asumir y mantener posturas rígidas, inusuales o bizarras, resistencia a las
instrucciones o intentos de ser movido, o apego automático a instrucciones. 

4) Trastornos del estado de ánimo: Se refieren a una agrupación superior de trastornos


bipolares y depresivos. Los trastornos del estado de ánimo se definen de acuerdo con
determinados tipos de episodios del estado de ánimo y su patrón en el tiempo. Los
principales tipos de episodios de alteración del estado de ánimo son: episodio depresivo,
episodio maníaco, episodio mixto y episodio hipomaníaco. 

5) Trastornos de ansiedad o relacionados con el miedo: Se caracterizan por miedo y


ansiedad excesiva y problemas de comportamiento relacionados, con síntomas que son lo
suficientemente graves como para provocar un malestar o deterioro significativos en el
funcionamiento personal, familiar, social, educativo u otras áreas importantes. El miedo y
la ansiedad son fenómenos estrechamente relacionados; el miedo representa una reacción a
la amenaza inminente percibida en el presente, mientras que la ansiedad está más orientada
hacia el futuro, refiriéndose a la amenaza anticipada percibida. Una característica clave de
diferenciación entre los trastornos de ansiedad y los trastornos relacionados con el miedo
son los focos de aprehensión específicos del trastorno, es decir, el estímulo o la situación
que desencadena el miedo o la ansiedad.

6) Trastornos obsesivo-compulsivos y otros trastornos relacionados: Son un grupo de


trastornos caracterizados por pensamientos y comportamientos repetitivos que se cree que
comparten similitudes en la etiología y los validadores clave de diagnóstico. Algunos
fenómenos cognitivos como obsesiones, pensamientos y preocupaciones intrusivas son
fundamentales en un subconjunto de estas afecciones (es decir, el trastorno obsesivo-
compulsivo, el trastorno dismórfico corporal, la hipocondría y el trastorno de referencia
olfativa) y se acompañan de comportamientos repetitivos relacionados. El trastorno de
acumulación no está asociado con pensamientos intrusivos no deseados, sino que más bien
se caracteriza por una necesidad compulsiva de acumular posesiones y malestar relacionado
con tirarlos a la basura.

También están incluidos en esta agrupación los trastornos por comportamientos


repetitivos centrados en el cuerpo, que se caracterizan principalmente por acciones
recurrentes y habituales dirigidas al tegumento (por ejemplo, arrancarse el cabello,
pellizcarse la piel) y carecen de un aspecto cognitivo prominente. Los síntomas provocan
malestar o deterioro significativos a nivel personal, familiar, social, educativo, laboral o en
otras áreas importantes del funcionamiento.

7) Trastornos específicamente asociados con el estrés: Están directamente asociados con


la exposición a un acontecimiento traumático o estresante, o a una serie de eventos o
experiencias adversas de este tipo. Para cada uno de los trastornos de este grupo se
requiere, aunque no es suficiente, la presencia de un estresor identificable como factor
causal. Aunque no todas las personas expuestas a un mismo estresor desarrollarán un
trastorno, los trastornos de este grupo no se hubieran presentado si el estresor no hubiera
ocurrido. Los acontecimientos estresantes que causan algunos trastornos de este grupo se
ubican en el rango normal de las experiencias vitales (por ejemplo, un divorcio, problemas
socioeconómicos, muerte de un ser querido). Otros trastornos requieren que ocurran
acontecimientos traumáticos sumamente estresantes de naturaleza extremadamente
amenazante o terrible para manifestarse (es decir, acontecimientos potencialmente
traumáticos). 
8) Trastornos disociativos: Se caracterizan por una interrupción o discontinuidad
involuntaria en la integración normal de uno o varios de los siguientes aspectos: identidad,
sensaciones, percepciones, afectos, pensamientos, recuerdos, control sobre los movimientos
corporales o comportamiento. La interrupción o discontinuidad puede ser completa, pero
generalmente es parcial y puede variar de un día a otro o incluso de una hora a otra. 

9) Trastornos del comportamiento alimentario: Abarcan los comportamientos anormales


vinculados con la alimentación que no pueden explicarse por otra afección de salud y que
no son apropiados para el nivel de desarrollo del individuo ni congruentes con las normas
culturales. Incluyen tanto alteraciones del comportamiento que no están relacionadas con
preocupaciones con el peso y la figura corporales como la ingesta de sustancias no
comestibles o la regurgitación voluntaria de alimentos, como comportamientos anormales
vinculados con la ingesta o preocupación por la comida, el peso y la figura corporales.

10) Trastorno de eliminación: Incluye la micción repetida de orina en la ropa o en la cama


(enuresis) y el paso repetido de heces en lugares inapropiados (encopresis). El trastorno de
eliminación solo puede ser diagnosticado después de que el individuo ha alcanzado la edad
de desarrollo en la que se espera normalmente la continencia (5 años para enuresis y 4 años
para encopresis). La incontinencia urinaria o fecal puede haber estado presente desde el
nacimiento (es decir, una extensión atípica de la incontinencia infantil normal) o puede
haber surgido después de un periodo de control vesical o intestinal adquirido. Un trastorno
de eliminación no debe diagnosticarse si el comportamiento es totalmente atribuible a otra
condición de salud que cause incontinencia, anormalidades congénitas o adquiridas del
tracto urinario o intestinal, o uso excesivo de laxantes o diuréticos.

11) Trastornos de distrés corporal o de la experiencia corporal: Se caracterizan por


alteraciones en la experiencia que la persona tiene de su cuerpo. El trastorno de angustia
corporal implica síntomas corporales que el individuo encuentra angustiantes y a los que se
dirige una atención excesiva. La disforia de integridad corporal implica una perturbación en
la experiencia de la persona con respecto al cuerpo, manifestada por el deseo persistente de
tener una discapacidad física específica acompañada por una incomodidad persistente, o
sentimientos intensos de inadecuación con respecto a la configuración actual del cuerpo sin
discapacidades.
12) Trastornos debidos al consumo de sustancias o a comportamientos adictivos: Son
los trastornos mentales y del comportamiento que se desarrollan como resultado del
consumo de sustancias predominantemente psicoactivas, lo que incluye los medicamentos,
o comportamientos específicos y repetitivos de búsqueda de recompensa y de refuerzo.

13) Trastornos del control de los impulsos: Se caracterizan por el fracaso repetido de
resistir un impulso, pulsión o necesidad de realizar un acto que es gratificante para la
persona, al menos en el corto plazo, a pesar de consecuencias como el daño a largo plazo
para el individuo o para otros, marcado malestar en relación con el patrón de
comportamiento, o deterioro significativo a nivel personal, familiar, social, educativo,
ocupacional o en otras áreas importantes del funcionamiento. Los trastornos del control de
los impulsos involucran una variedad de comportamientos específicos que incluyen el
incendio, el robo, el comportamiento sexual y los arrebatos explosivos.

14) Trastornos de comportamiento disruptivo y disocial: Se caracterizan por problemas


comportamentales persistentes que van desde marcados comportamientos desafiantes,
desobedientes, provocadores o maliciosos (es decir, disruptivos) hasta aquellos que violan
persistentemente los derechos básicos de otros o importantes normas, reglas o leyes propias
de la edad (es decir, disociales). Estos trastornos se inician comúnmente, aunque no
siempre, en la infancia

15) Trastornos de la personalidad y rasgos relacionados: Se caracteriza por un patrón de


pensamiento, desempeño y comportamiento marcado y poco saludable. Una persona con
trastorno de personalidad tiene problemas para percibir y relacionarse con las situaciones y
las personas. Esto causa problemas y limitaciones importantes en las relaciones, las
actividades sociales, el trabajo y la escuela.

16) Trastornos parafílicos: Se caracterizan por patrones persistentes e intensos de


excitación sexual atípica, que se manifiestan como pensamientos, fantasías, deseos intensos
o conductas sexuales centrados en terceros cuya edad o situación los hace reacios o
incapaces de consentir, y con respecto a los cuales la persona ha actuado o siente un
marcado malestar. Los trastornos parafílicos pueden incluir patrones de excitación que
implican comportamientos solitarios o personas que pueden dar su consentimiento solo
cuando se asocian con un malestar marcado que no es simplemente el resultado del rechazo
o el temor al rechazo de los demás debido al patrón de excitación, o se asocian con un
riesgo significativo de lesión o muerte.

17) Trastornos facticios: Se caracterizan por fingir, falsificar, inducir o agravar


intencionalmente los signos y síntomas médicos, psicológicos o de comportamiento, o las
lesiones en uno mismo o en otra persona, más comúnmente un niño dependiente, y que se
asocia con un engaño descubierto. Puede haber un trastorno o enfermedad preexistente,
pero el individuo agrava intencionalmente los síntomas existentes o falsifica o induce
síntomas adicionales. 

18) Trastornos neurocognitivos: Se caracterizan por déficits clínicos primarios en el


funcionamiento cognoscitivo que se adquieren en lugar de ser parte del desarrollo. Es decir,
se trate de trastornos neurocognitivos que no incluyen trastornos caracterizados por déficits
en la función cognitiva que están presentes desde el nacimiento o que se presentan durante
el período de desarrollo, que se clasifican en el grupo de trastornos del neurodesarrollo. Por
el contrario, los trastornos neurocognitivos representan una disminución de un nivel
alcanzado previamente de funcionamiento. Aunque los déficits cognitivos están presentes
en muchos de los trastornos mentales (por ejemplo, esquizofrenia, trastornos bipolares),
solo los trastornos cuyas características principales son cognitivas están incluidos en el
grupo de los trastornos neurocognitivos.

19) Trastornos mentales o del comportamiento asociados con el embarazo, el parto o


el puerperio: Comienzan alrededor de 6 semanas después del parto, implican
características mentales y de comportamiento significativas. Si los síntomas cumplen los
requisitos diagnósticos de algún trastorno mental específico se debe asignar también ese
diagnóstico.

20) 6E40 Factores psicológicos o del comportamiento que afectan a enfermedades o


trastornos clasificados en otra parte: Son aquellos que pueden afectar negativamente la
manifestación, el tratamiento o la evolución de una enfermedad. Estos factores pueden
afectar de forma adversa la manifestación, el tratamiento o la evolución de una enfermedad
o trastorno al interferir con el tratamiento del trastorno o la enfermedad por la falta de
adhesión o de búsqueda de atención, al representar un riesgo de salud adicional o al influir
en la fisiopatología subyacente, lo que puede precipitar o exacerbar los síntomas o requerir
atención médica. Este diagnóstico debe aplicarse solo cuando estos factores aumentan el
riesgo de sufrimiento, discapacidad o muerte, y representan un foco de atención clínica, y
no se explican mejor por otro trastorno mental o del comportamiento, y debe asignarse
junto con el diagnóstico de la otra enfermedad.

21) Síndromes secundarios mentales o del comportamiento asociado con


enfermedades o trastornos clasificados en otra parte: Esta agrupación incluye
síndromes caracterizados por la presencia de síntomas psicológicos o del comportamiento
prominentes que se consideran consecuencia fisiopatológicas directas de una condición de
salud no clasificada en los trastornos mentales y del comportamiento sobre la base de los
antecedentes, el examen físico o los resultados de laboratorio. Los síntomas no se explican
por delirium u otro trastorno mental o del comportamiento, y no son una respuesta mediada
psicológicamente a un trastorno médico grave (trastorno de adaptación o síntomas de
ansiedad en respuesta al diagnóstico de una enfermedad potencialmente mortal). Estas
categorías deben usarse además del diagnóstico del presunto trastorno o enfermedad
subyacente cuando los síntomas psicológicos y del comportamiento son lo suficientemente
graves como para requerir atención clínica específica.

Cabe destacare, que la CIE-11 incorpora numerosas novedades, entre las que cabe
destacar el cambio en la clasificación de síntomas para la esquizofrenia y otros trastornos
psicóticos. Frente a las anteriores propuestas que establecen una división en diferentes
subtipos (y que han sido criticadas por el solapamiento entre estos subtipos, su inestabilidad
o su alejamiento respecto a la realidad clínica), propone una nueva forma de categorizar a
estos pacientes con síntomas psicóticos en función de seis dominios principales, con
indicadores de presencia y gravedad.

Asimismo, los cambios realizados en los trastornos por uso de sustancias, una de las
categorías diagnósticas que más modificaciones ha sufrido a lo largo de las diferentes
revisiones, se espera que también se adecuen mejor a la realidad clínica y que permitan
mejorar las orientaciones para la prevención y el tratamiento de estos problemas. Entre las
novedades que incorpora la nueva versión, se encuentra que la CIE-11 recoge los diferentes
patrones de consumo nocivo, desde episodios recurrentes hasta continuos y simplifica las
pautas de diagnóstico para la dependencia de sustancias.

Otros de los cambios que presenta esta versión, y que han sido objeto de atención
mediática, tienen que ver con la inclusión de la transexualidad en el apartado de
comportamientos sexuales y, por tanto, su eliminación como trastorno mental o desorden de
la identidad de género, así como  la incorporación del trastorno por videojuegos dentro del
epígrafe de trastornos debidos a comportamientos adictivos.

En definitiva, la nueva versión de la Clasificación Estadística Internacional de


Enfermedades y Problemas Relacionados con la Salud (CIE-11), ha intentado mediante este
proceso de revisión primar el principio de utilidad clínica, sus características de
implementación para la práctica clínica (tales como precisión en la descripción, facilidad de
uso y tiempo empleado); y su utilidad para la selección de las intervenciones y para la toma
de decisiones clínicas.
Bibliografía.

1. Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social. Clasificación Internacional de


Enfermedades. Disponible en: https://www.msp.gob.do/web/?page_id=3253.

2. CIE-11 para estadísticas de mortalidad y morbilidad (Versión: 04 / 2019). Disponible en:


https://icd.who.int/browse11/lm/es#/http%3a%2f%2fid.who.int%2ficd%2fentity
%2f302122526.

3. Waldyr Flecha. CIE 11 (en español). pdf. Academia. Disponible en:


https://www.academia.edu/38502361/CIE_11_en_espa%C3%B1ol_pdf.

4. Infocop (2018). La OMS publica la versión final de la CIE-11. Disponible en:


http://www.infocop.es/view_article.asp?id=7548.

5. Clasificación Internacional de Enfermedades Mentales (CIE-10). Organización Mundial


de la Salud.1990.

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