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La identidad sexual, también llamada identidad de género, es una vivencia interna

e íntima relacionada con la percepción que cada individuo tenga sobre sí mismo,


sobre su cuerpo y los rasgos físicos que presente, sin embargo esta percepción puede
o no corresponder con el sexo determinado al nacer, es decir, está vinculada con el
género, ya sea femenino o masculino.

Cada ser humano nace siendo hombre o mujer, la identidad sexual permite que
elija el género que lo identifica. En este sentido, su formación es un proceso complejo
que empieza en la concepción, pero que se vuelve clave durante el proceso de
gestación e incluso en experiencias vitales tras el nacimiento. Existen muchos
factores y bastantes combinaciones de los mismos que pueden llevar a la confusión,
pero la tradición en la mayoría de las sociedades insiste en catalogar cada individuo
por la apariencia de sus genitales. Por esta razón surgen muchos conflictos en
personas que nacen con rasgos intersexuales. Esto no tiene necesariamente que ver
con las funciones biológicas, sino con las ideas y valores culturales.

Como consecuencia del conflicto de las personas que nacen con combinaciones de
rasgos de los dos sexos las cuales no se identificaban en el continente americano, la
Organización Panamericana de la Salud en el año 2002, se vio en la necesidad de
aclarar las controversias definiendo la identidad sexual como:

“La manera como la persona se identifica como hombre o mujer, o como una
combinación de ambos, y la orientación sexual de la persona. Es el marco de
referencia interno que se forma con el correr de los años, que permite a un individuo
formular un concepto de sí mismo sobre la base de su sexo, género y orientación
sexual y desenvolverse socialmente conforme a la percepción que tiene de sus
capacidades sexuales”.

Las mujeres y hombres, que no se sienten identificados con el género asignado al


nacer, pasan por una transición (reasignación de sexo, en cual incluye la cirugía de
reasignación sexual, mal llamada operación de cambio de sexo), con el que cambian
su aspecto y el modo en que las personas los ven. Los especialistas aseguran que el
periodo de transición es largo y difícil, sin embargo, es necesario para aquellos que
no se sienten identificados con el género que tuvieron al nacer.

En Venezuela, la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, mediante


una sentencia del 1° de junio en el año 2017, admitió un recurso que permite 
reconocer el derecho a cambiar de identidad y sexo. La acción fue invocada por un
grupo de ciudadanos que solicitaron el derecho "al libre desenvolvimiento de la
personalidad" previsto en el artículo 20 de la Constitución venezolana.

Cada caso será analizado individualmente. Las personas interesadas deberán


consignar copia certificada de actas de nacimiento y un informe médico, psiquiátrico
y psicológico suscrito por especialistas que “demuestre la veracidad de la identidad
sexual pretendida”, agrega el fallo.

Se da a los interesados un lapso de 15 días para consignar la documentación.


Cabe destacar que, la diputada Tamara Adrián; activista de la población LGBTI,
de línea opositora, elegida al Parlamento en diciembre de 2015 convirtiéndose en la
primera legisladora transexual en la historia de Venezuela, se pronunció sobre dicha
sentencia asegurando que “al pedir requisitos de prueba más allá de la voluntad de
la persona, el Estado está asumiendo una posición de ‘gatekeeper’, guardián de la
puerta, de la identidad”.

Como conclusión, se puede extraer que la normativa legal vigente en el


ordenamiento jurídico venezolano, puede dar una solución coherente y adecuada a la
situación de los intersexuales, transexuales y transgéneros que proceden o no a una
cirugía de reasignación de sexo, a los fines de regularizar su identidad e
identificación.

Además, el derecho hasta hace poco sabía quién era hombre y quien mujer y lo
establecía de manera sencilla, observando los órganos genitales, pero con el
transexualismo y los intersexuales, se ha forzado a modificar estos conceptos
aparentemente claros y que no requerían de una regulación jurídica especial. No
obstante, no debemos pensar en esto como un grave problema ya que el derecho se ha
basado sobre ficciones que nada tiene que ver con la realidad, existiendo la verdad
donde el derecho constata (certeza, exactitud y evidencia) y donde debe imponer la
verdad (creencia, convicción y apariencia).

Así corresponde al derecho ante esta nueva realidad: 1) determinar el estado de las
personas (al derecho le toca decidir que un hombre es una mujer o viceversa), 2) la
verdad de la desinformación y, 3) la determinación de los derechos de la personalidad
o la verdad de la información.
El Derecho se debe encargar de asegurar a cada ser humano su propia dignidad y
su realización personal, así como los demás derechos humanos relacionados a esto, a
través de la regulación de las conductas humanas intersubjetivas según los valores
existentes, dando a cada sujeto, dentro del respeto al derecho ajeno y dirigido hacia al
bien común, la posibilidad de elegir, en cuanto ser independiente, su proyecto de
vida. Así el ordenamiento jurídico está concebido para darle mayor libertad al
hombre, convirtiéndose en un instrumento de su liberación permanente, que le da una
continuada posibilidad de encontrar su propia identidad y de ser conforme a su libre
elección.

En el tema que estamos desarrollando relativo a los intersexuales y los


transexuales, se da el drama humano en el propio cuerpo, en cuanto a que su
morfología exterior, le impide vivir de acuerdo con su elección no existe otra
alternativa que, una vez agotadas todas las que brinda la ciencia, ayudarlos a ser
como “decidieron ser”. Como ya indicáramos antes, a diferencia de los homosexuales
o los travestis, el transexual es un ser atormentado, que no puede oponerse a una
fuerza irresistible, incontrolada, superior a su voluntad.

Una gran cantidad de países consideran lícita este tipo de operaciones o,


simplemente existe omisión e indiferencia sobre el tema, con lo cual dicha operación
consideramos que se puede realizar lícitamente, ya sea porque la ley lo permite
expresamente o porque no lo prohíbe al no existir un tipo penal que lo incorpore.

También el derecho ante este tipo de operaciones no tiene respuesta sencilla con
respecto a las modificación de las actas del estado civil para ser adecuadas a dicho
cambio, esto es debido sobre todo a que la causa para la modificación o rectificación
de las actas del estado civil debe estar expresamente permitida, cosa que no sucede en
todos los países del mundo.

Algunas posiciones y opiniones se pueden manifestar contrarias a la necesidad de


regular el síndrome transexual alegando que son pocos, raros y escasos el número de
personas afectadas por el mismo. Sin embargo, ese argumento pierde sentido cuando
se aprecia que independientemente del mayor o menor frecuencia de una situación
biológica no debe importar para una adecuada solución jurídica, ya que la condición
de estos seres humanos debe mejorarse, cualquiera que sea su impacto cuantitativo en
la sociedad.

También el derecho ante este tipo de operaciones no tiene respuesta sencilla con
respecto a las modificación de las actas del estado civil para ser adecuadas a dicho
cambio, esto es debido sobre todo a que la causa para la modificación o rectificación
de las actas del estado civil debe estar expresamente permitida, cosa que no sucede en
todos los países del mundo.

El trastorno de identidad de género constituye un fenómeno altamente minoritario


desde el punto de vista epidemiológico y es una condición médica reconocida con un
protocolo de tratamiento médico específico establecido por la Organización Mundial
de la Salud en el CIE-10 y anteriormente en el DSM-IV, siendo que para poder
culminar con los pasos del protocolo de tratamiento médicamente reconocido
internacionalmente para el tratamiento de esta condición de salud y lograr su plena
integración social y laboral, y para lograr el goce efectivo de sus derechos
constitucionales se requiere la reasignación legal en todos los registros públicos y
privados de manera tal que no impidan, limiten o menoscaben el ejercicio de sus
derechos.

Con respecto al matrimonio se debe observar aquellos países que hayan legislado
sobre el problema, a los fines de observar las diferentes soluciones y tratar estimar la
más conveniente a nuestra realidad; sin embargo, la tendencia europea y mundial
pareciera ser el reconocimiento oficial del transexual, dejándolo capaz de contraer
nupcias de acuerdo con su nuevo sexo, como ocurre en Italia.

Además se debe entender que es difícil establecer un concepto de familia válido


para todas las épocas y en todos los lugares, al ser un fenómeno natural y universal,
no inmutable; que se ha transformando a través de los siglos, de las civilizaciones, de
las costumbres de los pueblos, los cambios sociales y culturales que influyen en este
concepto que se ha venido abriendo a organizaciones familiares de distinta índole, en
lo cual ha influenciado los avances científicos en el entendimiento de sus
instituciones.

Lamentablemente nuestro país tiene un vacío jurídico para el reconocimiento legal


de la identidad de las personas intersexuales, transexuales y transgéneros, incluyendo
lo relativo al sexo y al nombre en todos los registros públicos y demás documentación
que indique estos aspectos, lo que ha impedido en la práctica que se dé un
reconocimiento integral de la identidad, en condiciones de privacidad y el ejercicio de
acciones en contra de la discriminación de las personas, a diferencia de lo que ocurre
en la mayoría de los países del continente.
La jurisprudencia que se ha dictado sobre estos asuntos no ha resuelto
judicialmente el tema de forma completa y conclusiva, ya que generalmente queda
excluida de dichas sentencias la posibilidad de modificar diplomas o títulos, entre
otros, aunado al hecho de que el efecto de la sentencia es la inclusión de una nota
marginal con la cual se puede mantener la discriminación a lo largo de la vida de la
persona.

La identidad sexual contiene una temática totalmente compleja, a su vez, menos


comprendida o rechazada en distintas maneras. Sin duda, es un objeto de
investigación trascendental de diversas materias o disciplinas. No obstante, mantiene
una especie de origen que se remonta a mediados del Siglo XX, es lo de que se tiene
como conocimiento inicial de dicho término, sin embargo, no establece una veracidad
absoluta de su nacimiento. Ahora bien, es Estados Unidos el primer país conocedor
de ésta esfera la cual proviene de ambientes médicos y psiquiátricos.

De esta manera, en 1955 inicia el psicólogo John Money en sus primeros trabajos


con hermafroditas habla de gender roles definida por él como; "Todo aquello que
una persona dice o hace para revelarse como poseedor de un estatus de niño u
hombre, niña o mujer. Comprende la sexualidad entendida como erotismo".
Asimismo, el psicoanalista Robert Stoller adopta el término gender de la obra de
Money y propone una diferenciación entre sexo y género, siendo el primero
biológico y el segundo psicológico y social.

Posteriormente, el término gender identity es introducido en el léxico profesional


casi simultáneamente por Robert Stoller y Evelyn Hooker en 1960. Imperativamente,
años más tarde, el término pasa a ser de dominio público por medio de la prensa, ésta
lo difunde mundialmente al lenguaje común y a otros idiomas, pese a la dificultad de
su traducción.

Dicho termino siendo o sometido al público, ocurre lo que mencionan los editores
de Holloway, John (2011 - IX) en su libro; a través de la historia, la diversidad
siempre ha creado polémica cuando de conservar la tradición se trata; sin embargo
estos cambios pueden ser tanto positivos como negativos, pero lo que está claro es
que una vez que comienzan a presentarse con mayor eventualidad, se observa cómo
estos hechos terminan por convertirse en revoluciones de cambio. En los siglos
pasados la humanidad ya ha luchado contra los defectos de su propia especie, uno de
ellos, la discriminación; esta ha sido la causa de algunas de las mayores atrocidades
de la historia humana: la esclavitud, el racismo, el antisemitismo, el machismo, son
algunas de las variaciones que pueden ser mencionadas como ejemplo de ello.

Por otra parte, esta temática fue contraproducente a la teoría evolutiva propuesta
por Darwin, en la cual sugiere el mecanismo de la selección natural para explicar la
forma como las especies se adaptaron, sobrevivieron y evolucionaron, y el
mecanismo de la selección sexual para explicar su reproducción. De esta manera,
postula que los rasgos adaptativos son reproducidos más sucesivamente que los
rasgos desadaptativos. De acuerdo con esto, la selección natural debería favorecer la
heterosexualidad, pues ésta facilita la reproducción y la propagación de genes.

En consecuencia, ¿qué sucede con la orientación sexual que no favorece la tesis


darwiniana (como lo es, la homosexualidad) y por qué se ha mantenido? La
investigación en esta área se ha centrado en aspectos hormonales, de diferenciación
cerebral y genéticos, arrojando resultados inconsistentes. Se parte de la tesis de que la
orientación sexual humana, en particular la orientación homosexual, es tan compleja
como para ser descrita y explicada tan solo por un modelo o una disciplina. Se hace
una revisión de las diferentes áreas de investigación sobre orientación sexual y se
sugiere la incapacidad de las teorías evolutivas para dar cuenta de ella.

Básicamente, la orientación sexual es conocida como la inclinación o preferencia


hacia miembros del sexo opuesto (heterosexualismo), del mismo sexo
(homosexualismo) o de ambos sexos (bisexualismo). La investigación en este campo
ha ido adquiriendo cada vez mayor interés por parte de la comunidad científica,
especialmente de los evolucionistas que ven en ella un problema para la teoría
evolutiva. Kirkpatrick, 2000; Rahman and Wilson, 2003.

El paradigma evolutivo está basado en la adaptabilidad de la conducta: aquel


comportamiento que favorece la supervivencia es adaptativo y garantiza el éxito
reproductivo. Si la orientación heterosexual favorece la reproducción, la selección
sexual y la evolución de las especies, ¿cómo ha ocurrido la conducta homosexual que
se caracteriza por no ser reproductiva? La orientación homosexual (atracción erótica
y emocional hacia el mismo género) ha sido considerada como anormal por lo que se
requiere aclararla y explicarla. Según McKnight (1997), la homosexualidad es un
problema para la teoría evolutiva darwiniano, pues cuestiona cómo una preferencia
sexual no reproductiva puede sobrevivir.

La orientación sexual ha sido persistentemente estudiada por disciplinas como la


biología, la sociología, la psicología y la antropología, con el objetivo de encontrar
sus causas y explicar su valor adaptativo. Los cambios en la conceptualización social
y científica de la homosexualidad y su tratamiento reflejan los cambios en los
paradigmas prevalecientes sobre las causas de la conducta humana. (Muscarella y
otros, 2001).

La tesis darwiniana de la genética ha extendido su influencia a las ciencias


sociales y éste es más claramente visto en el surgimiento de nuevas disciplinas como
la psicología evolutiva, que sostiene que la conducta humana puede ser entendida en
términos de su valor adaptativo; así, la conducta exhibida por los humanos ha
contribuido a la supervivencia y reproducción en el pasado evolutivo y ha perpetuado
los genes que influyen la conducta.

De la misma manera, este paradigma evolutivo ha incrementado visiblemente su


influencia a muchas áreas de estudio de la conducta humana, y la orientación sexual
no puede ser la excepción; sin embargo, es claro que históricamente la
homosexualidad no puede ser explicada bajo un solo modelo, dado la complejidad de
los factores que influyen en su desarrollo. Este tipo de orientación sexual ha sido
recientemente estudiado desde la neuroendocrinología, la genética y la fisiología.

Ahora bien, es totalmente visible que en propuesta como fenómeno, la identidad


sexual contrario a lo típico fue un rechazo de todo cuerpo social. No obstante, han
existidos movimientos que mantienen la igualdad como hecho inevitable debido a la
manipulación de cuestiones como doctrinas internacionales y nacionales. Adoptando
como principio, sobre todo las cosas, la igualdad de condiciones por ser humano.

Sin embargo, en las últimas décadas se han tomado diferentes medidas que
promueven la igualdad de trato para las personas afrodescendientes, así como la
igualdad de oportunidades para las mujeres y actualmente aún se ven rastros de
discriminación étnica y de género en distintos lugares del planeta, sin embargo puede
considerarse que estas campañas han surtido efecto de manera genérica. Este nuevo
siglo ha traído consigo en diferentes culturas la apertura de la tolerancia y aceptación
de las personas sexo diversas cumpliendo con las exigencias de igualdad de derechos
hacia este colectivo; para conseguir una mejor comprensión del tema se procederá a
definir la Diversidad Sexual.

En plano netamente venezolano, se introdujo como tema totalmente general en el


año 1979, en la cual se crea un movimiento entendido por iniciativa de Edgar
Carrasco, movimiento que apoya la identidad sexual o la igualdad. Pero, sin embargo
no es adoptado por una sociedad en extensión. De ahí, suele ser objeto, como fue
mencionado, de distintas materias, asi en el año 1983, científicos descubren el Virus
de Inmunodeficiencia Humana, que se identifica como causante del Síndrome de
Inmuno Deficiencia  Adquirida (SIDA). En la década de los ochenta, este virus afecta
principalmente a personas homosexuales, por lo que es denominado despectivamente
“cáncer gay”. Pocos años más tarde se conoce que el virus afecta por igual a hombres
y mujeres heterosexuales.

Asimismo, 1989, la Organización Mundial de la Salud (OMS) excluye la


homosexualidad de la lista de enfermedades mentales. Así como lo hizo la
Asociación de Psiquiatría Americana (APA).

  Es importante destacar qué, en el año 1999, la Sociedad Venezolana de Sexología


Médica y la Sociedad Venezolana de Psicología Sexológica suscriben la Declaración
Universal de los Derechos Sexuales, que consagra, entre otros, el derecho a la
igualdad y la equidad sexual, que se refiere al respeto de todas las formas de
expresión de la sexualidad humana, sin discriminación por sexo, género u orientación
sexual.

De manera análoga, entre 1995 y 2003, existieron diversos acontecimientos que


otorgaron un protagonismo a las personas pertenecientes a esta comunidad. Es así,
pues, como nace el primer grupo religioso Inclusivo, denominado “Hermanos
Cristianos” liderado por el Pastor Oswaldo Valdés, donde se reunían alrededor de 50
personas de la Diversidad Sexual. Asimismo, Owaldo Reyes se postuló como el
primer candidato abiertamente gay a la Asamblea Constituyente de 1999.

De la misma manera, en 2001 se realiza la primera marcha del Orgullo Gay en


Chacaito, Venezuela, y, a principios del año 2003 el Movimiento Gay Revolucionario
presenta ante algunos Diputados de la Asamblea Nacional de Venezuela un “Proyecto
de ley para las Minorías Sexuales” Con el título de ‘Transforo’, se realiza el primer
foro sobre transexualidad en Caracas, dictado por la antropóloga social Marcia Ochoa
en el Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos.

Todo lo anterior, evidencia de manera transcendental la importancia del ser


humano, por el simple hecho de serlo, sea denominado como “fenómeno” o
enfermedad, la identidad sexual a pequeña medida es aceptada tanto como en ámbito
social como legislativo. No es coactiva, y menos condenatoria, solo trata dirimir
discriminaciones. No solo es la identidad sexual, también feminismo, racismo y entre
otras cuestiones que no separan en categorías las personas. Pero, es comprobado que
la ideología suele ser más hermética. Sin embargo, la evolución es facultativa.
Los conceptos de identidad sexual y orientación sexual, normalmente son
confundidos entre sí. Socialmente, no es captada la diferencia entre ambos y el
desconocimiento es la base de la discriminación. El mayor obstáculo al cual de
enfrenta la comunidad transgénero es no ser aceptada por la sociedad, sobre todo en
un país como Venezuela, en el cual es sumamente escaso el conocimiento sobre los
transgénero. Todos los seres humanos pertenecen a una minoría, por eso todos poseen
rasgos irrepetibles y siempre habrá quien rechace esas diferencias. Sin embargo,
nadie nace racista, xenófobo, misógino, ¿entonces donde se originan esas conductas?
De los convencionalismos sociales, caracterizados por establecer patrones de
conducta de las personas, dichas conductas son las "socialmente aceptadas" y
cualquier conducta o comportamiento fuera de ello es discriminado. Este
comportamiento es aprendido en los hogares, las escuelas, las calles, los medios de
comunicación, los centros religiosos; por no educar a la sociedad a aceptar la
diversidad.

En la sociedad latinoamericana, las personas transgénero son marginadas y poco


comprendidas, expulsadas de sus hogares a temprana edad, quedan sin educación, en
situación de calle y su destino es la prostitución. Las personas transgénero presentan
una identidad sexual que corresponde con el cuerpo que poseen; y, debido a la gran
desinformación, se crea confusión sobre ellos mismos. La identidad de género va
referida a la conciencia de una persona de sentir pertenencia al sexo masculino o
femenino y no está relacionada con la orientación sexual que determina el sexo hacia
el que un individuo se siente atraído.

En este sentido, Esther Pineda (2016) establece que:


“La discriminación en sus diversas formas y manifestaciones es uno de los
fenómenos más arraigados, cotidianizados y naturalizados en las sociedades
contemporáneas; génesis de la violencia, la exclusión, y, sin embargo, con
frecuencia obviada, desestimada e inclusive negada. Entre estas múltiples y diversas
formas de discriminación una de las que encuentra más adeptos y ejecutores es la
discriminación contra la población LGBTI, fundamentada en la identidad de género
y las preferencias sexo-afectivas de las personas”.

Las personas transgénero expresan que, para progresar en la sociedad, muchas


veces tienen que anular su identidad, comportarse de una manera en la cual no se
sienten identificados para complacer a su familia y a la sociedad, reprimiendo si
verdadera identidad.

Al respecto, Esther Pineda (2016) también manifiesta que:

“Los Estados deberán diseñar políticas públicas de sensibilización y prevención


de la discriminación en materia LGBTI; así como, acciones específicas tendentes a
garantizar derechos fundamentales vulnerados como lo es el derecho al libre
desenvolvimiento de la personalidad, el derecho a la no discriminación y el derecho
a la educación”.

Ahora bien, con lo referente a la identidad legal, tiene como finalidad de otorgar a
todo ciudadano un elemento diferenciador con respecto a los integrantes de una
sociedad, el cual se interrelaciona y se desarrolla con el derecho al libre
desenvolvimiento de la personalidad. La identidad legal es acreditada por todos los
documentos basados en la identidad personal del individuo. ¿Qué sucede cuando la
identidad legal y la identidad personal no coinciden? En tal caso, el Estado debe
garantizar el derecho al desenvolvimiento de la personalidad del individuo. Sin
embargo, ¿qué ocurre con una sociedad que no acepta la diversidad? Más allá del
reconocimiento de los derechos, eso no garantiza la aceptación de la sociedad, de
manera que la discriminación no desaparecería. Mientras se trabaja en leyes tan
particulares, quienes son discriminados por otras razones, siguen esperando la
creación de una ley que los proteja de la discriminación, tal es el caso de las personas
LGBTI (orientación sexual, identidad de género y expresión de género), o
discriminación por preferencia política, condición económica, por condición de salud,
etc.).

No se trata de un tipo de discriminación dirigida solo a la persona, sino que dicha


discriminación se hace presente en todos los ámbitos en los cuales se desenvuelve el
individuo, bien sea en el área laboral, social, religiosa. Ninguna discriminación es
más grave que otra, todas son iguales y revisten igual peligrosidad e injusticia. No
tiene ningún sentido la creación de leyes para la protección de grupos particulares
cuando todos merecemos protección, de eso se trata la equidad, de ser tratados por
igual ante la ley. En este orden de ideas, Esther Pineda (2015) define que:

“Es posible afirmar que todos los prejuicios y estereotipos son discriminatorios
partiendo del hecho de que la discriminación supone un trato diferenciado a las
personas de acuerdo a la categoría social que les ha sido asignada arbitrariamente,
la negación de oportunidades e igualdad de derechos. No obstante, estos estereotipos
no son naturales, son una construcción social, el primer contacto de los individuos
con los estereotipos se desarrolla en la institución familiar, donde el niño y la niña
aprende a categorizar a las personas según perciben lo hacen sus padres, familiares
y amigos cercanos. Posteriormente estos estereotipos serán reforzados por otros
agentes socializadores como la escuela, la religión, los medios de comunicación y
los grupos de pares”.

En el caso venezolano, se educa sin fomentar el respeto y tolerancia a la


diversidad, la cual representa una minoría denigrada por el resto de la sociedad, no
solo a la comunidad transgénero, sino que también se presenta hacia las personas con
discapacidad, ideologías políticas y religiosas. La sociedad venezolana presenta un
alto grado de rechazo hacia las personas diferentes, se puede definir como prejuicio,
basan su juicio de valor en las apariencias de las personas, que si presentan tatuajes,
el color del cabello, entre otros factores que resultan ínfimos y no definen a las
personas. Con respecto a esto, en un conversatorio sobre racismo, machismo y
homofobia, llevado a cabo por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura, se
expresó que:

Cuando se habla de racismo en Venezuela nos encontramos con la afirmación de


que es cosa del pasado, pero no, no solo existe, sino que persiste en el imaginario
colectivo y en las prácticas cotidianas, donde se acentúan demás formas de
discriminación como la homofobia, el sexismo, la xenofobia o el rechazo a las
personas que posean alguna discapacidad. El objetivo de este encuentro es ser un
espacio de debate acerca de estos temas y cómo están insertos en la sociedad
venezolana.

Por su parte, Esther Pineda (2015) también manifiesta que:


“En la cultura venezolana coexisten prejuicios sexistas, clasistas, racistas, homo-
lesbo-transfóbicos, aspectistas, ostracistas, políticos, religiosos, xenofóbicos; entre
ellos estereotipos como que quienes poseen percings y tatuajes son drogadictos, las
personas de los sectores populares y los afrodescendiente son delincuentes, los
gochos son brutos, las mujeres deportistas son lesbianas, los gays son peluqueros,
los artistas son vagos, los motorizados son malandros, los indígenas andan en
guayuco, los adultos mayores son inútiles, entre otros”.

En relación a lo anterior, la identidad de género es solo un factor de la persona, no


define qué tipo de persona es, su grado de educación. Es decir, no debería ser un
elemento tomado para predisponer qué tan buena o mala persona es. En todos los
casos, se trata de la educación, la educación es el pilar principal para la formación de
una persona, fomentar el afecto y respeto a los terceros, sin importar si son
transgénero, católicos, extranjeros; también se trata de un problema de cultura, pues
la educación inculcada en los hogares es resultado de un patrón establecido por los
ascendientes. Sin importar la diversidad, todos son seres humanos y merecen ser
respetados y aceptados como tal, es un tema de dignidad humana.

La familia así como las instituciones educativas y religiosas controlan la conducta


sexual a través de la vigilancia, el castigo y la estigmatización. En el proceso de
socialización, estos controles son internalizados como normas y se convierten en
criterios de autorregulación. Las tasas crecientes de conducta sexual prematrimonial y
liberalización de las actitudes a lo largo del siglo XX sugieren que estos controles de
la religión y la familia han perdido fuerza. No obstante, las variables religiosas siguen
constituyendo predictores importantes de conductas y actitudes sexuales.
En una muestra se estudiaron las actitudes frente al celibato y las personas con
conducta homosexual. Hallaron que el énfasis de la distinción persona-conducta (un
tema aceptado en la ideología cristiana conservadora) generaba una actitud de mayor
rechazo hacia la mujer lesbiana, pero de mayor aceptación hacia el hombre
homosexual, siendo esta relación significativa tras parcializar el efecto del género en
la varianza de las actitudes.

Así, los autores remarcaban la importancia de considerar las creencias religiosas al


estudiar las conductas y actitudes sexuales, por los matices explicativos que
introducen. También realizaron estudios de actitudes, pero centrado en relaciones
sexuales prematrimoniales y conductas sexuales de riesgo. Los autores investigaron el
impacto de la religión en la conducta y en las actitudes sexuales. Integraron una
muestra de 1,915 mujeres y 1,111 hombres solteros. Observaron que ante actitudes
más liberales aparecían conductas sexuales prematrimoniales con más frecuencia. Los
varones afroamericanos, las personas que procedían de familias monoparentales y los
que se declaraban sin religión eran los que presentaban las actitudes más liberales e
incurrían más en prácticas sexuales de riesgo y relaciones prematrimoniales.

Los latinos, las personas pertenecientes a las confesiones cristianas y católicas y


que procedían de familias tradicionales, mostraban una actitud menos liberal y menor
actividad sexual, en los que los varones adolescentes y adultos deben hacerse
responsables, siendo las mujeres las víctimas, lo que daba finalmente un bajo sentido
de vulnerabilidad personal.

De estos estudios, se colige que la religión constituye un aspecto de creencias y de


identidad social de gran peso en la sexualidad, de ahí que el estudio de la conducta
sexual, sin considerar la religión, cae en una limitación importante. La convicción (fe)
y la frecuencia con que se siguen los rituales religiosos (práctica) son las variables
religiosas más estudiadas, siendo la práctica religiosa la variable más relacionada con
una actitud más conservadora hacia la sexualidad y una menor frecuencia de
conductas sexuales de riesgo.

Lefkowitz, Gillen, Shearer y Boone (2004) observaron que los cristianos


conservadores que asisten con más frecuencia a la iglesia tienen una actitud de mayor
rechazo a la sexualidad que los católicos y cristianos de las corrientes dominantes,
siendo equivalentes los promedios de actitudes entre católicos y protestantes de las
corrientes dominantes. También observaron que, a mayor religiosidad y práctica
religiosa, se reporta mayor culpa y vergüenza ante conductas sexuales.

La presente investigación tiene como objetivos determinar la relación de la


confesión religiosa, la convicción en las creencias religiosas y la frecuencia con que
se acude a los servicios religiosos, con los significados asociados a la palabra-
estímulo “sexualidad” y las actitudes hacia la sexualidad en general y hacia la
homosexualidad. El estudio integra una metodología sobre país de cultura latina,
cuando la mayoría de los estudios sobre estas variables se han hecho en población
anglosajona, donde domina la religión cristiana no católica.

Desde los estudios revisados, se espera una representación de la sexualidad ligada


a la relación y los preceptos morales de las personas más religiosas, y al placer y la
libertad sexual en personas sin religió; asimismo, mayor valoración de la virginidad,
homofobia, rechazo de la masturbación y desnudez en las personas más religiosas,
especialmente entre aquellas que practican su religión con mayor frecuencia, al tener
una identidad religiosa más definida.

Este estudio toma especial relevancia en la medida en que los países occidentales,
entre ellos este latino, sufren una crisis religiosa, con un abandono de los cultos
tradicionales frente a posiciones ateas o muy personales, donde las creencias
religiosas pierden influencia en la configuración de la persona. Por lo que las
conclusiones, en un principio, se circunscriben a esta. Para los aspectos considerados
de la religión (confesión, convicción y práctica) son de índole cultural; no se
contempla la dimensión espiritual, es decir, la esfera privada y personal de la religión
la cual también podría ser diferencial.

En conclusión, la religión influye en los significados y actitudes frente a la


sexualidad, siendo la relación más definida con las actitudes y más tenue con los
significados. La actitud más liberal aparece entre las personas sin religión, y la más
conservadora, entre cristianos y personas que siguen con más frecuencia las
ceremonias religiosas. En estas poblaciones no aparecen asociaciones espontáneas de
contenidos moralistas de corte religioso ante la palabra-estímulo “sexualidad”, pero sí
de educación sexual, tanto en personas con o sin religión, en lo cual el contexto de
aplicación (académico) seguramente es un determinante.

Dentro de la muestra, se pueden distinguir cinco agrupaciones de participantes


con base en los significados asociados con sexualidad: sexo físico, mensajes de
educación sexual, sexo como expresión de amor, madurez y temas académicos
asociados, y diferencia de género. Los cristianos y las personas con religión más
practicantes valoraban más la virginidad, condenaban más la pornografía y aceptaban
menos la masturbación. Las personas sin religión, consonante con su identidad,
adoptaban una actitud de mayor aceptación.

Y con la llegada de los nuevos descubrimientos médicos y nuevos métodos de


anticoncepción a lo largo del siglo XX provoca graves problemas a la Iglesia al temor
que afrontar tal cuestión. Al inicio, tanto la iglesia católica como la iglesia protestante
la condenaron buscando sus principios negacionistas en textos del Antiguo y Nuevo
Testamento.

El camino para su aceptación fue la Comunidad anglicana quien relajó sus


principios de contracepción y dejó de considerarla como un pecado. Sin embargo,
esto no ha sucedido en la iglesia católica. La píldora es rechazada.

Si hacemos una comparativa entre las tres grandes religiones monoteístas


veremos, que a rasgos generales, presentan una visión bastante homogénea en la
mayoría de los temas de la sexualidad. Como podemos comprobar se basan en la
represión, miedo y en la falta de libertad sexual de sus miembros, como una forma de
control social.
Bibliografía.

 2014. Fundación reflejos Venezuela. Historia/Cronología del Movimiento


LGBTI. Documento en línea:
https://www.fundacionreflejosdevenezuela.com/noticias/historiacronologi
a-del-movimiento-lgbti-en-venezuela-1979-2014/
´
 2009. Tania Esmeralda Sánchez. Desarrollo de la identidad de género desde
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