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El Sacerdocio Eterno Melquisedec A La Lu
El Sacerdocio Eterno Melquisedec A La Lu
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presentar los datos bíblicos, expondremos brevemente los comentarios de
Hipólito (sig. II-III), Cipriano (200 - 258), Jerónimo (340 - 420), Agustín (354-
430), y Beda el Venerable (762-735).
El Génesis cuenta que Abraham luchó con Quedorlaómer y sus aliados, que
tenían cautivo a su sobrino Lot. Abraham los derrotó, recuperó a Lot, y cuando
volvía de esa victoria tuvo lugar su encuentro con Melquisedec. Antes de leer el
relato del encuentro cabe recordar que Abraham todavía no había celebrado con
Dios el Pacto de la circuncisión, que Moisés no había nacido y que la Ley fue
instituida mucho después.
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como alguien dotado de autoridad, pues recibe su bendición y le da los diezmos
de su botín.
"Porque este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, que salió
a recibir a Abraham que volvía de la derrota de los reyes, y le bendijo, a quien
asimismo dio Abraham los diezmos de todo; cuyo nombre significa
primeramente Rey de justicia, y también Rey de Salem, esto es, Rey de paz; sin
padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de vida,
sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre"
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por eso presenta características que evocan a Cristo: aunque aparece en la
historia no tiene comienzo ni fin, es rey de Paz y de Justicia, es superior a
Abraham –pues éste recibe su bendición y le da el diezmo-, no pertenece al
sacerdocio levítico, celebra la comunión del vino y el pan, y ha sido confirmado
eternamente en su sacerdocio por el propio Dios.
Melquisedec en la herejía
El dato aparece en el Libro VII de la Refutación de todas las herejías (siglo III
d.C.). Una parte de esa obra circuló durante un tiempo separada del resto con el
nombre Philosophoumena. Pero en 1842 fueron encontrados providencialmente
en el Monte Athos varios de los manuscritos faltantes. En principio, y por error,
la obra fue atribuida a Orígenes, pero estudios posteriores determinaron que su
autor fue Hipólito de Roma.
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los "Teodotianos" o "Melquisedequianos" ofrecían sus oblaciones en nombre de
Melquisedec (εις ονομα του Μελχισεδεκ), el verdadero Hijo de Dios, el camino
hacia Dios, el príncipe de la justicia”.
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verdadera". Es decir, es el propio Señor el que justifica la identificación del vino
con su sangre. Y dicha identificación aparece confirmada en la última cena
cuando Jesús dice: "Éste cáliz es el nuevo Testamento en mi sangre, que será
derramada por vosotros".
Cabe señalar que el "testamento" ahí (del latín testamentum, y a su vez del
griego διαθηκη diatheke) no es sólo la voluntad de legar algo antes de morir,
sino también la expresión de un pacto. El vino de la Eucaristía, entonces, es la
sangre de Jesús y expresa el Pacto con Él. Estas dos significaciones están en
juego en Melquisedec.
Siguiendo con Cipriano; tras una breve alusión a Noé, el Padre pasa a hablar de
Melquisedec y dice que en él "vemos prefigurado el misterio del sacrificio del
Señor". Es decir, Melquisedec es un tipo que anticipa el sacrificio de Jesús. Ese
misterio, la ofrenda del pan y del vino en el nombre del Señor, es justamente la
esencia del rito, del orden, de Melquisedec.
Es claro que para Cipriano, como para los otros Padres de la Iglesia, la historia
sagrada no se subordina al tiempo lineal del mundo. De modo que el sacrificio
de Cristo estaba ya implícito en la ofrenda de Melquisedec. A propósito de esto,
cabe recordar que el Apocalipsis llama a Jesús “Cordero inmolado desde el
principio del mundo”.
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También alude Cipriano a la prefiguración del sacrificio de Cristo por medio del
vino en la vida de varios profetas, entre ellos Salomón e Isaías. Y al respecto
afirma: "Se hace, ciertamente, mención del vino para que por el vino se
entienda la sangre del Señor y para anunciar por la predicación de los
profetas lo que después se realizó en el cáliz del Señor".
El propio Jerónimo también se inclina por esa opinión, pero discrepa respecto a
la ciudad de Salem. Pues dice dice que no se trata de Jerusalén sino de un
"pueblo cerca de Escitópolis, que hasta hoy se llama Salem y en el que se
enseña lo que fue el palacio de Melquisedec, y a juzgar por sus ruinas se
percibe la magnificencia de la obra antigua".
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Cristo, establecieron y comentaron el texto bíblico hebreo llamado
"protomasorético". Y por cierto su concepción sobre Melquisedec parece
dirigida a rellenar la falta de genealogía del mismo, asignándole un vínculo
carnal con la historia posterior de Israel.
Como sea, y aún si se aceptara como válida la hipótesis de los rabinos, esa
filiación no contradice su valor tipológico como figura del sacerdocio cristiano.
Pues seguiría siendo un sacerdote incircunciso y anterior al establecimiento del
sacerdocio levítico; por lo tanto, el representante de un orden sacerdotal
distinto. De hecho, Jerónimo afirma la historicidad de Melquisedec para
corregir la distorsión de considerarlo sobrenatural (como se hacía en la obra que
motivó la consulta de Evángelo), pero también, como enseguida veremos,
reconoce su significado figurativo o tipológico.
Sigue diciendo Jerónimo, que Melquisedec: "no fue ungido con óleo sacerdotal,
como establecían los preceptos de Moisés, sino con el óleo de la exultación y la
pureza de fe". Y agrega "tampoco inmoló víctimas de carne y sangre ni tomó en
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sus manos las entrañas de brutos animales, sino que, con el pan y el vino,
sacrificio sencillo y puro, consagró el misterio de Cristo".
"De una cosa se trata en toda la disertación: antes de Leví y de Araón hubo un
sacerdote, Melquisedec, proveniente de la gentilidad, que destacó tanto por sus
méritos, que bendijo en los lomos de Abraham a los futuros sacerdotes de los
judíos. Y todo lo que sigue en alabanza de Melquisedec se refiere a la figura de
Cristo, cuyo desarrollo son los misterios de la Iglesia"
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multiplicará las ruinas,
castigará cabezas en tierra de muchos”
Ante todo, queremos señalar que uno de los méritos de la exégesis de Agustín es
que permite reconocer la coherencia que existe entre todos los versículos del
salmo, y la relación de los mismos con Jesucristo. Por eso recomendamos su
lectura completa. Sin embargo, aquí sólo vamos a hablar de algunos pasajes.
"Y estando junto con los fariseos, Jesús les preguntó, diciendo: ¿Qué pensáis
del Cristo? ¿De quien es hijo? Le dijeron: de David.
Él les dijo: ¿pues cómo David en el Espíritu le llama Señor diciendo ‘Dijo el
Señor a mi Señor: siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos por
estrado a tus pies?’ Pues si David le llama Señor, ¿cómo es su hijo?”
Pero ese misterio sólo puede ser aprehendido en la fe. Por eso, dice Agustín,
durante la existencia histórica de Jesús todos vieron al hijo de David, pero sólo
los que creyeron vieron al Señor de David. Y afirma: "Creamos, diré, y digamos
que es Hijo de David, y también Señor de David."
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Pasemos a otro versículo del Salmo: "hará salir de Sión el cetro de su poder"
Al respecto Agustín señala que ese "cetro de poder" no se refiere al que Cristo
tiene desde la eternidad en tanto Hijo de Dios, sino que profetiza algo que debía
ocurrir en la tierra y en el tiempo. En sus palabras:
Ese otro reino, que aquí Agustín llama "administrativo", viene de Sión, es decir
de Jerusalén. De modo que "hará salir de Sión el cetro de su poder" significa
que el poder de Cristo parte de Jerusalén. No porque no tuviera poder antes, ya
que lo tiene desde el comienzo, sino porque en su paso por Jerusalén sujetó a
todos los hombres con Él. Y esa sujeción, dice Agustín, es “por gracia" para
quienes creen en Él, y “por pena" para quienes lo rechazan.
Dicho de otro modo, el poder que Jesucristo tiene desde siempre en tanto Dios,
parte de Sión, en tanto Mesías; y desde entonces todos los hombres están
sujetos a Él. Ya sea por gracia o por pena; es decir, para su bendición o para su
condenación.
Veamos ahora el versículo que dice: “del vientre antes del lucero te engendré”.
De modo que la expresión “ex utero” habla, por un lado, del nacimiento eterno
del Hijo de Dios en el seno de Dios Padre; y por otro lado, de su nacimiento
carnal, en Belén, desde el vientre de la Virgen María.
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Dicho sea de paso, la misma idea se encuentra en Justino mártir; quien en su
Diálogo con Trifón afirma: "Y las palabras de David: 'En los esplendores de tus
santos, del seno, antes de la aurora, te engendré. Juró el Señor y no se
arrepentirá: Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec',
¿no significan para ustedes que desde toda la antigüedad, y por el seno de un
ser humano había de engendrarle el que es Dios y Padre del universo?"
"Él, que está a la derecha de Dios e intercede por nosotros como sacerdote
entrando en el arcano, o en el sancta sanctorum, en el secreto de los cielos"
Para que se perciba mejor el sentido de todo esto, puede resultar útil hacer
referencia a la noción de "pontífice". En la tradición latina el sumo sacerdote es
llamado "pontífice" (pontificex), es decir hacedor de puentes. De hecho esa
significación de pontífice, quien tiende el puente hacia Dios, es aplicable a los
sacerdotes de cualquier religión. Incluso en la Roma pagana también el
emperador era llamado así. Pero lo específico del sacerdocio de Cristo es que
Dios mismo se hizo puente...
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En Cristo, Dios tendió un puente con nosotros en Sí mismo. Y no sólo eso sino
que además ofició el rito sacrificial también en Sí mismo, pues se entregó como
ofrenda. Así, el sacerdocio de Jesucristo es único.
El Padre sigue su comentario del Salmo hasta el último versículo, pero nosotros
lo dejaremos aquí.
Beda habla de Melquisedec en varias de sus obras, pero donde trata el tema con
detenimiento es en su comentario sobre el Libro del Génesis, y en particular en
el capítulo tercero del mismo donde comenta la vida de Abraham.
El propio Beda expresa el principio general que guía su lectura del siguiente
modo:
Podrían mencionarse muchos ejemplos de eso, pero para limitarnos a los más
directamente relacionados con Abraham y Melquisedec, sólo comentaremos
algunos:
Y para Beda no hay ahí sólo una referencia empírica, es decir el relato de ciertos
sucesos, sino también un simbolismo ligado a la significación espiritual de la
lucha de Abraham. Pues Dan significa "justicia", Hobah "veredicto" y Damasco
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"lecho de sangre". Así, el triunfo de Abraham es el triunfo de la justicia sobre la
malignidad (Beda sigue aquí las enseñanzas de San Jerónimo sobre los nombres
hebreos).
Otro tanto dice respecto de los números mencionados en el relato. La Biblia dice
que Abraham lucho junto a trescientos diez y ocho hombres, y con ellos derrotó
al ejército enemigo que era mucho más numeroso. Desde un punto de vista
moral es claro que Abraham triunfa porque cuenta con ayuda divina debido a su
fe y a lo justo de su motivación (rescatar a Lot de manos de sus secuestradores).
Pero en otro nivel de sentido, esos números esconden para Beda un simbolismo
cristiano; ya que 318 equivale a 300 + 18. Donde 300 es el valor numérico de la
letra griega Tau; cuya forma es figura de la Cruz, pues basta desplazar
ligeramente el travesaño horizontal para obtener una cruz. A su vez, el 18
corresponde al valor de las letras I (iota) y H (etha) del nombre de Jesús en
griego (ΙΗΣΟΥΣ). Por lo cual, según Beda “aquí, entonces, con una pequeña
diferencia puede leerse: la cruz de Jesús”.
Señala que así como el simbolismo del nombre propio de Melquisedec (rey de
justicia) alude a Cristo, el de su ciudad (Salem) alude a la Iglesia de los santos.
Pues Salem es la ciudad de la adoración, la ciudad santuario, tal como afirma el
Salmo 76 que dice de Dios: "en Salem está su tabernáculo, y su habitación en
Sión".
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Salem, entonces, no sólo significa "paz", como ya habían señalado Filón y la
Carta a los Hebreos, sino que es una figura de la Iglesia. Pues Salem es el
"tabernáculo" donde los hombres se reúnen con el Señor. Esa ciudad, dice Beda,
fue más tarde llamada Jerusalén por el Rey David, y en ella construyó Salomón
el templo.
Cabe destacar que Beda extrae su interpretación de la propia Escritura. Pues así
como Melquisedec es interpretado en Hebreos en relación al Salmo 110, donde
se lo vincula al sacerdocio eterno de Cristo, la ciudad sobre la cual reina, Salem,
es interpretada por Beda en función del Salmo 76, donde se la identifica con el
santuario de Dios. El Rey de Salem, entonces, es Cristo como cabeza de su
Iglesia.
Otra vez ahí Beda apunta a lugar de la Iglesia. Pues es justamente en la Iglesia
donde se reúne y concreta todo lo que está implicado en la figura de
Melquisedec: el tipo de Cristo, el sacramento de la comunión, el Nuevo Pacto, y
el sacerdocio eterno.
Beda dice otras cosas a propósito de nuestro tema, pero todas ellas remiten, de
uno u otro modo, a las ideas expresadas en Hebreos y en los otros Padres. Así
que para nuestros fines basta con lo anterior.
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Epílogo
Lázaro Lameiro
Noviembre de 2019
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Bibliografía citada
Biblia Reina Valera, Nuevo Testamento, revisión 1960. Ed. Sociedades Bíblicas
de América Latina.
The eastern Fathers of the fourth century, por George Florovsky (hay ediciones
digitales disponibles en Internet).
Obras Completas de San Agustín, Enarraciones sobre los Salmos Vol. III. Ed.
BAC.
Diálogo con Trifón, por Justino mártir. Editado online por el Monasterio
Benedictino Santa María de los Toldos: http://www.abadialostoldos.org
Bibliografía consultada
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