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“Estudio de Génesis”

Pastor Alex Donnelly

GÉNESIS 6:1-8

El v.32 del capítulo anterior rompió el esquema de la lista genealógica en Gén 5, afirmando que
Noé tenía 500 años cuando engendró a sus tres hijos (comparar Gén 5:3, 6, 9, etc.). Esta ruptura
en el esquema permite a Moisés describir las características de la vida de los hombres en el
tiempo de Noé (que es el tema del pasaje que hemos leído hoy).

1. La Identidad de “los hijos de Dios” (v.1-4)

En v.2 hay un contraste entre “las hijas de los hombres” y “los hijos de Dios”. El primer grupo
consistía en seres humanos, pero ¿qué del segundo grupo? Aunque algunos afirman que ellos
también eran seres humanos, es más probable que hayan sido seres angelicales (ver Job 1:6). 1
Pedro 3:19-20 habla de “espíritus encarcelados” que pecaron en los días de Noé. Estos
“espíritus” no eran espíritus humanos, sino espíritus angelicales, que habían cometido el serio
delito de ‘no guardar su dignidad’ (Judas 6); es decir, que viendo a las mujeres hermosas en los
tiempos de Noé, codiciaron la habilidad de tener relaciones sexuales con ellas, y tomaron la
forma de cuerpos humanos (o se posesionaron de cuerpos humanos) para poder hacerlo. Por
este pecado, ellos fueron condenados a un lugar de ‘tinieblas’, donde no podrían salir hasta el
día del juicio final (ver Judas 6 y 2 Pedro 2:4; comparar Lucas 8:31, “abismo”). Por estar en
este lugar, aislado del resto de la creación, ellos no fueron conscientes de la victoria de Cristo en
la cruz (ver Col 2:15); por eso Cristo tuvo que descender a ese lugar (falsamente llamado el
infierno), y declararles Su victoria (1 Pedro 2:19).

Esta explicación de quienes eran “los hijos de Dios” nos ayuda a entender el nacimiento de
personas gigantescas, y de renombre, narrado en el v.4.

2. La Perversidad Generalizada (v.5)

En los días de Noé la maldad del hombre se había multiplicado en tal manera que la raza
humana se volvió totalmente perversa. Ciertas palabras en el texto enfatizan la pecaminosidad
del ser humano en ese tiempo: “la maldad de los hombres era mucha en la tierra”, y “todo
designio de los pensamientos...era de continuo solamente el mal”. ¡Qué terrible habrá sido la
vida en ese entonces!

La Biblia nos advierte que antes del fin del mundo, estas condiciones se repetirán (Mat 24:37-
39). Ese pasaje no solo indica una vida relajada, de personas que no tienen a Dios en su
corazón, sino que también señala la perversidad moral detrás de todo accionar humano. A la luz
de Gén 6 sabemos que el comer, beber, y casarse, se dio en un ambiente de gran perversidad.
Así será también antes de la Segunda Venida (comparar 2 Pedro 3:3-4; 2 Tim 3:1-4; Mat 24:12).

3. El Juicio de Dios (v.6, 7)

Cuando Dios creó al mundo, vio que eran “bueno en gran manera” (Gén 1:31); ahora Su
evaluación es totalmente diferente (v.5). Por ende, a pesar de Su amor por la creación, Dios no
puede postergar Su juicio.

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Cuando la Biblia afirma que Dios “se arrepintió”, y que “le dolió en su corazón” (v.6), debemos
entender que está hablando en forma antropomórfica; es decir, está usando términos humanos
para describir la reacción de Dios. Obviamente, Dios sabe todas las cosas; por ende Él sabía
que el ser humano se iba a volver perverso. Sin embargo, a pesar de Su previo conocimiento,
no dejó de dolerle lo que el hombre hizo de su vida.

Felizmente, un hombre “halló gracia ante los ojos de Jehová” (v.8), aunque, ¡cuán difícil habrá
sido ser creyente en ese tiempo!

GÉNESIS 6:9-21

El v.9 indica que estamos empezando la tercera sección principal de Génesis (ver ‘Introducción
a Génesis’); la sección que trata con “las generaciones de Noé”.

1. El Carácter de Noé

Tres palabras o frases describen la vida espiritual de este hombre: [1] Era “varón justo”, [2]
“era perfecto en sus generaciones”, y [3] “con Dios caminó”. La última frase nos hace recordar
a Enoc (Gén 5:22); sin embargo, aunque Dios llevó a Enoc, Noé quedó en la tierra. Esto indica
que Dios no siempre trata a Sus hijos en la misma manera. Quizá a Noé le hubiera gustado que
Dios se lo llevara al cielo; sin embargo, Dios tenía una obra que quería que Noé cumpliera, y
por eso lo dejó vivir en medio de mucha maldad.

En contraste con Noé, toda la tierra estaba corrompida moral y espiritualmente (v.11-12). Noé,
a pesar de la santidad de su vida, no pudo frenar la maldad del hombre. Él predicó la palabra de
Dios (2 Pedro 2:5), pero su predicación no tuvo efecto. Noé y su familia fueron el remanente
que Dios mantuvo, por Su gracia, para que la raza humana no sea totalmente destruida (ver Rom
11:5, y comparar Rom 9:29).

2. El Juicio del Mundo

Al contemplar la tierra, Dios podía ver que toda la raza humana se había corrompido (ver Gén
6:5). Es interesante notar que Moisés destaca la violencia de los hombres (v.11, 13). Esto
indica que el proceso comenzado por Caín (Gén 4:8), y continuado por Lamec (Gén 4:23-24),
llegó a su máxima expresión en los días de Noé. Por ende, Dios decidió destruir la tierra con un
diluvio (v.17). Posteriormente, hizo algo parecido (aunque en forma limitada, geográficamente)
con las ciudades de Sodoma y Gomorra (Gén 19); en los últimos tiempos lo hará otra vez con
toda la creación (2 Ped 3:7, 10).

Juzgar al mundo con un diluvio era algo insólito, dado a que hasta este momento ni siquiera
había llovido sobre la tierra. Esto implica que habrá sido difícil para Noé predicar acerca de un
diluvio. La gente seguramente reaccionó como los yernos de Lot (Gén 19:14), tomando la
advertencia de Noé como un chiste.

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3. La Salvación de Dios

La salvación de Dios, tanto para Noé como para los animales, fue por medio de un arca (v.14).
Aunque Noé construyó el arca, Dios le dio las dimensiones, etc (v.15-16); por ende, podemos
tomar el arca como representando la salvación de Dios.

En v.18 tenemos la primera referencia en la Biblia a la palabra “pacto”. La palabra significa,


‘acuerdo’, y es un término importantísimo en la Biblia. Dios no es un ser caprichoso o
impredecible; Él siempre se relaciona con el ser humano por medio de pactos. Esto implica
que el hombre siempre sabe qué es lo que Dios espera de él, y también sabe lo que él puede
esperar de Dios. Aunque hay varios pactos en el Antiguo Testamento, el pacto fundamental fue
el pacto que Dios estableció con Israel por medio de Moisés. Este pacto fue reemplazado por el
Nuevo Pacto, establecido por Cristo.

Pero, ¿a qué pacto se refiere Dios en v.18? Podría ser al pacto que estableció en Gén 9 (ver Gén
9: 9, 11, 15 etc.). Sin embargo, otros opinan que es el pacto general de salvación; es decir, el
acuerdo de Dios de establecer Su salvación por medio de los descendientes de Noé.

Lo impactante de la vida de Noé fue su obediencia a Dios (v.22), a pesar de que lo que Dios le
estaba mandando hacer era algo tan inusual (construir el arca, juntar los animales, reunir la
comida, etc.). Los hombres seguramente se burlaron de Noé, pero él decidió obedecer a Dios, y
no hacer caso a los hombres. ¡Qué buen ejemplo para nosotros!

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