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La intervención: Imaginario del cambio o cambio del imaginario

Jacques Ardoino

Intervenir: latín interventio – venir entre, interponerse. (por eso en el lenguaje corriente es
sinónimo de mediación, intercesión, ayuda, apoyo, cooperación. Aunque también es sinónimo
de intromisión, injerencia, intrusión, etc.)

En todos estos sentidos, la intervención aparece como un acto de un tercero que sobreviene
en relación con un estado preexistente.

Para la psicología social, la intervención se convierte en un procedimiento clínico aplicado a las


comunidades prácticas cuyo objetivo es el conocimiento de las situaciones estudiadas y el
posterior estudio de la dinámica de la evolución y del cambio que pueden derivarse de ella. Ç

Aquí, lejos de las nociones tradicionales y positivistas con respecto a la objetividad, la


implicación recupera un lugar central al convertirse ella misma en objeto de estudio también.
También la dinámica de grupos (como modelo de funcionamiento de un campo microsocial y
como práctica de formación-sensibilización) caracteriza este procedimiento.

Para los objetivos de la intervención es mucho menos interesante la rehabilitación de los


organismos sociales o el tratamiento de los disfuncionamientos, que la interrogación acerca
del sentido, la puesta en evidencia y la elucidación de lo que hasta ese entonces quedaba
oculto en los fenómenos institucionales debido al juego de los intereses y su opacidad
resultante.

Instituyente como instancia de negación dialéctica de lo instituido.

La intervención es un derrotero clínico que va a hacer actuar, al mismo tiempo que ciertos
procedimientos, una forma de presencia para asumir y tratar los procesos sociales, buscando
su evolución.

1- El acto fundador de una intervención es la expresión de una demanda. (diferente al


encargo)
2- Elaboración de un contrato metodológico: conjunto de reglas prácticas que regirán a
partir de ese momento las relaciones entre los intervinientes y los clientes.
3- Gastos y prestaciones
4- Redacción del contrato
5- Desarrollo de la intervención: a diferencia del psicoanálisis, las diferentes formas de
intervención en el medio organizacional o institucional no pueden nunca excluir el
pasaje al acto. Sobre todo cuando es “institucional” el análisis no puede excluir ni
olvidar el principio de su propio cuestionamiento: lo que es analizable en primer lugar
en la intervención es la precaria institución construida por el dispositivo analizador y la
función de análisis. El análisis de la institución cliente propiamente dicho se hará
indirectamente a través de la precedente.
La intervención tendrá como objeto y efecto poner a la luz procesos informales que
actúan más o menos clandestinamente al margen de las estructuras formales. Los
disfuncionamientos en las comunicaciones, la entropía de la información, las zonas de
poder y contrapoder, los territorios reivindicados por unos y por otros. De paso, se
revelarán las contradicciones en el seno mismo de las lógicas organizacionales o entre
las diferentes políticas de la organización. Será posible igualmente interesarse por los
roles particulares de ciertos individuos que ocupan situaciones claves, que no
coinciden con la jerarquía evidente y con la influencia de sus psicosociologías
personales.
La intervención se caracteriza siempre más o menos por armar dispositivos
analizadores construidos o por la utilización de lo que puede constituir un analizador
natural. Toda metodología definida de intervención constituye ya en sí misma un
dispositivo analizador.

El análisis institucional privilegiará sobretodo las relaciones de fuerza socioeconómicas y la


lógica de la dominación que atraviesan y estructuran los microsistemas, como así también las
luchas internas de poder.

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