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LA VIDA QUE CONFIERE JESÚS

A LA LUZ DE:
Jn 11,1-46
La resurrección de Lázaro
¿Cómo se sugiere analizar el relato de Jn 11,1-46)
A manera de preámbulo sobre este pasaje
• La primera parte, el episodio de la resurrección de Lázaro, quiere mostrar que la vida comunicada
por Jesús a los suyos con el Espíritu vence la muerte y, por tanto, lleva consigo la resurrección.

• Se desarrolla en una comunidad de discípulos que, habiendo recibido la vida definitiva, no


perciben aún su calidad. De ahí que se encuentren angustiados ante la perspectiva de la muerte.
Esta falta de visión está en paralelo con una falta de comprensión del mesianismo de Jesús; no se
dan cuenta de la potencia del Mesías, por estar aún apegados a la mentalidad del AT.

• Cada uno de los tres personajes que forman el grupo, Lázaro, María y Marta, los hermanos, son
tipo de la comunidad en diversos aspectos. La enfermedad de Lázaro se debe a su condición
humana, que lleva consigo la muerte física, pero está rodeada por el miedo a la muerte misma; es
éste la máxima esclavitud del hombre, y raíz de toda otra esclavitud de que viene a liberar Jesús.
Notas Filológicas
• V.1 Había cierto enfermo gr. én de tis asthenón. cf. 4,46b; 5,3.7.13; 6,2 (retrospectivo). Aparece
aún en 11,1.2.3.6; astheneia en 5,5 y 11,4. Se cierra en este episodio la acción de Jesús con los
enfermos/débiles. Asthenón no aparece nunca como predicado verbal (estaba enfermo), sólo
como adj. sustantivado (cierto enfermo).
• …Lázaro, de Betania, pueblo de María y de su hermana Marta. gr. Lazaros, apo Béthanias, ek tés
kómés Marías kai Marthas, tés adelphés autés. Hay que notar que la expresión indica desde el
principio que Lázaro no habitaba en Betania y que tampoco era hermano de María y Marta. el
texto está construido en perfecto paralelo con 1,44: en de ho Philippos apo Béthsaida, ek tés
poleos Andreou kai Petrou. La intención del paralelo es hacer a Lázaro receptor de la invitación
hecha por Jesús: Sígueme (1,43). Lázaro, como Felipe, ha recibido el llamamiento, es discípulo.
Después del período de actividad con el hombre en general, va a mostrar Jesús su obra con
aquellos que le dan su adhesión respondiendo a su llamada.
• su hermana, gr. tés adelphés autés. El término «hermano» se aplica en el evangelio, antes de la
resurrección, a la pareja de discípulos Andrés y Pedro (1,40.41; 6,8), a María, Marta y Lázaro
(11,1.2.3.4.19.21.23.28.32.39), a la madre de Jesús y su hermana (19,25). El término connota,
pues, la igualdad y el amor mutuo propios de los discípulos de Jesús, que forman la nueva
comunidad, distinta y opuesta a la antigua (los «hermanos/la gente de Jesús»).
Notas Filológicas
• V.3 … tu amigo, gr. hon phileis, forma nominal por verbal, cf. 11,11: ho philos hémón.
• V.4 se manifestará ...la gloría, gr. doxasthé, adquiere carácter manifestativo. La gloria del Hijo es la
del Padre (1,14) y será visible (11,40). Se trata, pues, de una manifestación, que pone este
episodio en relación con 2,11: ephanerósen ten doxan autou, y con la muerte de Jesús (12,23: hé
hora hiña doxasthé; cf. 7,39: oudepó edoxasthé).
• V.12 se salvará, gr. sóthésetai, cf. 3,17, en paralelo, con «no perderse» y con «tener vida
definitiva» (3,16); en oposición a «juzgar» ( = dar sentencia de muerte: 3,17; 12,47).
• V.16 compañeros, gr. summathétais; condiscípulos, que en castellano se usa más bien para
estudiantes.
• V.18 a unos tres kilómetros, lit. como quince estadios, medida equivalente a 600 pies, variables
según las regiones, es decir, entre 185 y 197 m. El total suma un poco menos de tres kilómetros;
esta cifra, como la del texto, es aproximada.
• V.19 judíos del régimen, gr. loudaión, no necesariamente dirigentes, pero sí adictos.
Notas Filológicas
• V.23 resucitará, gr. anastésetai, voz media intransitiva; levantarse, resucitar:11,23.24.31; 20,9.
Para indicar agente externo se usa la voz activa: 6,39.40.44.54. Cabe decir que en la cosmovisión
del judaísmo tradicional se emplea el término Tejiat HaMetim = la vuelta a la vida de los difuntos,
o mejor dicho, resurrección.
• V.26 todo el que vive, gr. pas ho ion, con referencia a la vida que produce la adhesión a él (11,25:
zésetai); y me presta adhesión, gr. kai pisteuón eis eme, en paralelo con el participio anterior,
indicando la continuidad de la adhesión.
• V.27 creo firmemente, gr. pepisteuka, el pf. denota al mismo tiempo la compleción de la fe de
Marta.
• V.33 la expresión correcta es: se reprimió. El verbo embrimaomai, en gr. clásico «bufar, resoplar»,
se utiliza cinco veces en el NT. En Mt 9,30; Mc 1,43; 14,5, indicando un acto enérgico o indignado
con el que se quiere impedir, reprochar o reprimir la acción de otro. En Jn 11,33.38 denota, por
tanto, un acto enérgico que procede del interior de Jesús (tó pneumati/en heautó), por el que
reprime su propio sentimiento.
• con una sacudida, gr. etaraxen heauton. El verbo reflexivo indica un acto voluntario. El aor. es
puntual. En relación con la frase precedente indica que el acto interior de Jesús es visible al
exterior.
Notas Filológicas
• V.35 se le saltaron las lágrimas, gr. edakrusen, se podría traducir: derramó lágrimas, pero la
expresión es demasiado poética. Hay que evitar traducir por «llorar» (klaió), para distinguir las
dos clases de llanto, el agitado de los circunstantes y el tranquilo de Jesús.
• V.38 la traducción correcta es Era una cueva y una losa estaba puesta en la entrada…
• en la entrada, gr. ep'autó. A falta de una preposición que traduzca sin ambigüedad el gr. epi, se
precisa el lugar donde estaba colocada una losa.
• V.40 llegas a creer, gr. Pisteusés.
• V.43 dio un grito, gr. ekraugasen, como en 12,13; 18,40; 19,6.12.15; se distingue de krazó, gritar
(7,28.37; 12,44).
• V.44 piernas, gr. podas, pies, piernas… cf. Ap 10,1: sus piernas (podes) como columnas de fuego;
Hch 10,25: cayendo de rodillas (epi tous podas).
• brazos, gr. kheiras, manos, brazo… cf. Mt 4,6; Le 4,11; Me 3,5: extiende el brazo (ten kheira).
Analicemos:
11, 1-17. Jesús y los discípulos: el temor de la muerte.
• V.1 = El enfermo Lázaro resume y personifica, por una parte, a todos los enfermos presentados hasta
ahora, comenzando por el hijo del funcionario, que estaba a punto de morir (4,46b, cf. 11,1 nota). La
enfermedad de Lázaro representa la amenaza de la muerte física, de la cual no está exento el discípulo.
• Es la primera vez que un enfermo tiene nombre propio; el hijo del funcionario (4,46b), el inválido
(5,3ss) y el ciego (9,1) han sido personajes anónimos: nuevo rasgo que caracteriza a Lázaro como ya
perteneciente a la comunidad de Jesús, que lo ha llamado por su nombre para sacarlo fuera de la
institución judía (cf. 10,3).
• La localización «Betania» pone el episodio en relación con el anterior, donde Jesús se había establecido
más allá del Jordán, en el lugar donde Juan había estado bautizando al principio (10,40). Aquel lugar se
llamaba Betania (1,28). La coincidencia de nombres indica una topografía simbólica. Betania es la
localización de la comunidad creada por Jesús.
• Marta era hermana de María. «Hermano» es uno de los modos de llamarse entre los discípulos, e
indica, como ya el lugar (Betania), la pertenencia de Marta a la comunidad de Jesús y la relación de
amor y de igualdad vigente entre sus miembros.
Analicemos:
11, 1-17. Jesús y los discípulos: el temor de la muerte.
• V.2a = Se anticipa la escena de 12,1-3, donde se describen las mismas acciones casi en los mismos
términos; sólo allí se dirá que ungió con perfume los pies de Jesús, mientras aquí la unción tiene como
término su persona.
• Se indican aquí, brevemente, las relaciones de intimidad y afecto que existen entre Jesús y los suyos, y
que nacen del don de la vida y de la gratitud que experimentan los discípulos. En 12,1-3, la descripción
será más detallada.
• V.2b = María vuelve a ser centro: lo mismo que Marta era «su hermana», Lázaro es «su hermano». Se
subraya el carácter inclusivo de la figura de María en cuanto comunidad. El vínculo de amor, implícito
en «hermano», estará fundado en el amor que Jesús les tiene (11,5).
• V.3 = Se menciona a las hermanas sin dar sus nombres y sin añadir el posesivo («sus hermanas»);
quedan así elevadas a categoría para significar la comunidad de Jesús, que muestra su interés por uno
de sus miembros. La comunidad se dirige a él con el título de «Señor». Tiene plena confianza en él,
porque conoce su amor y sabe que no puede dejar de acudir a la necesidad.
Analicemos:
11, 1-17. Jesús y los discípulos: el temor de la muerte.
• V.4 = Jesús comenta la noticia recibida. Esta enfermedad, por ser de uno que ha dado su adhesión a
Jesús, no tiene como término la muerte. El encuentro con Jesús cambia la situación y el futuro del
hombre.
• «Muerte» significa cesación de vida, la que produce «el pecado» (8,21). Para los que han salido del
pecado, es decir, han dado su adhesión a Jesús, la vida ya no cesará, pues él comunica vida definitiva.
• Como todas las señales que Jesús realiza (2,11), también ésta anticipa los efectos de su muerte (10,18)
para dar vida a los suyos. Será entonces, el último día (6,39; 7,37), cuando Jesús, al comunicar el
Espíritu (19,30.34), dará al que se adhiere a él la vida y la resurrección.
• V.5= Se describe la relación de Jesús con el grupo de hermanos. En la enumeración, sin embargo, se
omite el nombre de María, antes en primer lugar (11,1.2); ésta es ahora presentada como la hermana
de Marta. Lázaro, que ocupaba al principio el primer lugar (11,1), queda ahdra en el último. El cambio
de orden y la omisión del nombre indican la unidad del grupo. No existen precedencias, la igualdad es
tal que da lo mismo comenzar por uno o por otro. Cada uno de los personajes es central en el grupo
según los momentos.
Analicemos:
11, 1-17. Jesús y los discípulos: el temor de la muerte.
• Hay una ligera diferencia entre los verbos usados en el texto. Las hermanas han expresado el amor de
Jesús a Lázaro en términos de amistad, que colocan en primer lugar la relación de afecto; en cambio, el
verbo usado en este versículo es «amar» (traducido «querer»), e indica un amor que se traduce en
actividad y que comunica vida (cf. 14,15). Jesús, por tanto, no sólo está unido a los suyos por un vínculo
de afecto, sino por una actividad de amor.
• V.6= El retraso de Jesús es deliberado. Con su pasividad, deja que el hecho de la muerte se consume. El
no ha venido a alterar el ciclo normal de la vida física, liberando al hombre de la muerte biológica, sino
a dar a ésta un nuevo sentido. Comunica una vida cuya potencia supera la muerte misma y anula sus
efectos. Así, la muerte deja de ser motivo de temor.
• V.7= Jesús escoge su momento, su acción se realiza cuando él lo decide. El término Judea evoca la
oposición a Jesús. Judea estaba bajo el control inmediato de Jerusalén, donde había tenido el último
encuentro con sus adversarios en el templo (10,22-39), sin embargo, decide volver allá, para no
abandonar a su amigo.
Analicemos:
11, 1-17. Jesús y los discípulos: el temor de la muerte.
• V.8= Los discípulos objetan. Tienen miedo por Jesús (cf. 10,31.39), piensan que su muerte será el final
de todo y debe ser evitada a toda costa. No llegan a comprenderla. Sólo ven el peligro… No creen que
Jesús disponga de su propia vida (10,18) ni que sea capaz de vencer la muerte. Quieren protegerlo del
peligro, y, al mismo tiempo, protegerse ellos.
• V.9-10= Jesús responde, en primer lugar, al miedo de los discípulos. Las doce horas de día representan
el período de su actividad, la duración del día «sexto», que simbólicamente comenzó en Cana (2,1) y va
a terminar con la resurrección de Lázaro y la decisión de matarlo por parte de las autoridades (11,54);
entonces comenzará «su hora», la hora final de su día, cuando llevará a término su obra con el don de
su vida.
• V.11= «Amigo», como «hermano», era un modo de llamarse los cristianos entre sí, al menos en las
comunidades joánicas (cf. 3 Jn 15: Recuerdos para ti de los amigos. Saluda tú a los amigos uno por
uno). Jesús designa a Lázaro como un miembro de su grupo y, en continuidad con las expresiones
anteriores (11,3.5; cf. 15,14s), señala cuál es la relación entre los discípulos y él.
• Es el pastor que desafía el peligro por amor a los suyos (10,12). Jesús va a despertar a Lázaro. Ha
llegado el momento de mostrar hasta dónde llega el designio del Padre (6,39s).
Analicemos:
11, 1-17. Jesús y los discípulos: el temor de la muerte.
• V.12-13= Los discípulos no han comprendido aún la calidad de vida que comunica Jesús, siguen
aferrados a la antigua concepción de la muerte. De ahí su temor al riesgo que pueden correr en Judea.
El equívoco en que caen los discípulos es además un recurso literario que subraya la interpretación de
la muerte como sueño dada por Jesús.
• V.14-15= Ante la incomprensión de los discípulos, Jesús les aclara el sentido de sus palabras: Lázaro ha
muerto. Paradójicamente, une la noticia de la muerte con una manifestación de alegría: me alegro por
vosotros. Muestra así que la muerte no es definitiva, como lo había hecho ver con la metáfora del
sueño; la paradoja muerte-alegría anuncia la victoria de la vida; ante esta evidencia, los discípulos
llegarán a creer.
• Jesús habla de Lázaro como si estuviese vivo (Ea, vamos a verlo). No se propone ir a consolar a las
hermanas, sino a encontrarse con Lázaro mismo.
• V.16= Tomás es uno de los discípulos (compañerosl'condiscípulos). El hecho de ofrecer la traducción del
nombre arameo muestra que Jn atribuye importancia a su significado y que invita al lector a
considerarlo. Este discípulo, dispuesto a seguir a Jesús hasta la muerte, representa otro aspecto de la
comunidad, unida a Jesús y dispuesta a correr su misma suerte: es el doble (mellizo) de Jesús. Tomás,
sin embargo, piensa que la muerte es inminente; no se da cuenta de que las doce horas de día no han
terminado aún.
Analicemos:
11, 1-17. Jesús y los discípulos: el temor de la muerte.
• V.17= Se pensaba que la muerte era definitiva a partir del tercer día, cuando la descomposición
empezaba a borrar los rasgos del difunto'. Cuando llega Jesús, Lázaro está definitivamente muerto.
• El sepulcro significa la ausencia de vida (por eso lo hará salir Jesús de él); los cuatro días significarían la
totalidad del tiempo pasado: el sepulcro ha sido el destino de la humanidad desde el principio… ha
sido asimilada por los suyos a la muerte de siempre, sin esperanza, según la condición común de la
humanidad, de la que Jesús ha venido a sacar al hombre. Esta interpretación se verá confirmada por el
significado de la «cueva».
Analicemos:
11, 18-27. Jesús y Marta: La resurrección y la vida.
• V.18= esta Betania, cercana a Jerusalén, no se identifica con la situada más allá del Jordán (10,40; cf.
1,28). La doble localización simboliza, pues, dos estados en las comunidades cristianas: el de aquellos
que han creído saliendo de la antigua institución, y el de otros que, habiendo dado la adhesión a Jesús,
y siendo, por tanto, discípulos, aún no han roto con su pasado judío. Jesús vuelve a acercarse a la
capital, aunque esta vez no entra en ella. Es allí donde se cierne la amenaza de muerte (10,31.39).
• V.19= Se confirma el significado de la doble Betania. Mientras Jesús va a ver a Lázaro (11,15) para
despertarlo (11,11), los judíos van a ver a las dos hermanas para mostrarles su solidaridad en la
muerte, para ellos irremediable. Han ido a consolar a las hermanas, sin poderles ofrecer nada. Es Jesús
quien les dará el verdadero consuelo.
• V.20= El encuentro entre Jesús y los suyos es siempre la confluencia de dos movimientos (1,38). El vino
a los suyos (1,11), pero cada uno ha de acercarse a él (6,37). María, que no se entera de que Jesús
llega, sigue en la casa donde se expresa la solidaridad en la muerte.
• Allí no puede entrar Jesús. Está sentada: la muerte del hermano, que para ella ha significado el término
de su vida, la reduce a la inactividad; esa idea de la muerte como destrucción paraliza a la comunidad y
la hace permanecer en el ambiente del dolor, mezclada con los que no tienen fe en Jesús.
Analicemos:
11, 18-27. Jesús y Marta: La resurrección y la vida.
• V.21= La frase que pronuncia muestra su pena e insinúa un reproche. Se podía haber evitado el dolor
de la muerte. Donde está Jesús reina la vida; su hermano ha muerto debido a su ausencia.
• Marta no sabe aún lo que significa el amor de Jesús (11,5). Sin él la muerte es la ruina del hombre, el
fin de su existencia; pero para los que él ama, sólo un sueño (11,11).
• V.22= Se percibe en las palabras de Marta la esperanza de una intervención taumatúrgica de Jesús;
como el funcionario, espera la salvación desde fuera. El profeta Elíseo había resucitado un muerto (2
Re 4,8ss). Marta estima que también Jesús, con su intervención, puede restituir la vida a un difunto.
• La salvación que trae Jesús no se realiza por actos aislados, que no cambian la condición humana:
consiste en una transformación desde dentro del hombre entero, confiriéndole una calidad de vida que
es indestructible. Marta no ha comprendido aún.
• V.23= Jesús responde a Marta, restituyéndole la esperanza. La muerte de su hermano no es definitiva.
Contra lo que ella habría deseado, no le dice «yo resucitaré a tu hermano», sino simplemente
«resucitará», sin prometer acción personal suya.
• Esta frase parece contrastar con lo que había dicho Jesús exponiendo el designio del Padre: que todo el
que reconoce al Hijo y le presta adhesión tenga vida definitiva, y lo resucite yo el último día (6,40).
Analicemos:
11, 18-27. Jesús y Marta: La resurrección y la vida.

• V.24= Marta interpreta las palabras de Jesús según la creencia farisea y popular. Este es, sin duda, el
consuelo que le han ofrecido los que han venido a visitarla. tampoco en ella llega a la fe de un
discípulo. Sus palabras (ya sé) delatan una decepción. Lo que Jesús le dice lo ha oído muchas veces. El
último día está lejos. Sigue pensando en categorías judías, sin comprender la novedad de Jesús.
• V.25ª= Jesús no viene a prolongar la vida física que el hombre posee; no es un médico ni un
taumaturgo; viene a comunicar la vida que él mismo posee y de la que dispone (5,26). En la frase de
Jesús, el primer término, la resurrección, depende del segundo, la vida.
• La calidad que ésta posee hace que, al encontrarse con la muerte, la supere; a esto se llama
resurrección.
• Marta se había imaginado una resurrección lejana. Jesús, en cambio, se identifica él mismo con la
resurrección, que ya no está relegada a un futuro, porque él, que es la vida, está presente.
Analicemos:
11, 18-27. Jesús y Marta: La resurrección y la vida.
• V.25b= Para que esa realidad de Jesús pueda llegar al hombre se requiere como condición la adhesión
a él, que incluye la aceptación de su vida y muerte como norma de la propia vida. A la adhesión
responde él con el don del Espíritu (7,39), nuevo nacimiento a una vida nueva y permanente (3,3ss). La
muerte física no la interrumpe, esa vida continúa por sí misma.
• V.26= La muerte física no tiene para el discípulo realidad de muerte. Esta segunda formulación precisa
y, en cierto modo, corrige la primera: la muerte, de hecho, no existe. Esta es la fe que Jesús espera de
Marta: ¿Crees esto? No bastan para ser discípulo las antiguas creencias judías.
• Es esto lo que Jesús quiere decir a Marta, corrigiendo la concepción tradicional. La comunidad de Jesús
es la de aquellos que ya poseen la vida definitiva; son «los resucitados de la muerte», pues la muerte
física por la que pasarán no será ya una interrupción de vida.
• V.27= La fórmula que usa Marta para expresar su fe la inserta Jn en el primer colofón del evangelio; es
la fe a que él pretende llevar al lector (20,31). Es, por tanto, la perfecta profesión de fe cristiana. Jesús
es el Mesías, el Ungido, el Consagrado por Dios con el Espíritu, el Hijo de Dios, el Hombre que es Dios
(1,18: el único Dios engendrado).
Analicemos:
11, 28-38a. Jesús y María: El dolor por la muerte.
• V.28= El recado a María en voz baja delata la hostilidad que reinaba contra Jesús en los ambientes
oficiales, a los que pertenecían, al menos como simpatizantes, los judíos que habían ido a visitar a las
hermanas (11,19).
• Marta llama a su hermana, pero, en realidad, no hace más que transmitir la llamada de Jesús. De
hecho, éste no le ha dado ningún recado para María, pero ella interpreta la llegada de Jesús como una
llamada a los suyos.
• Marta, que ha encontrado a Jesús en el doble sentido, local y de fe plena, va a buscar a su hermana,
como Andrés buscó a su hermano Simón Pedro (1,41) y Felipe a Natanael (1,45). No va para hacerle
conocer a Jesús como en los dos casos citados, puesto que María ya lo conoce, sino porque sabe que
María debe oír de labios de Jesús lo que ella ha oído.
• V.29-30= María sale inmediatamente porque reconoce la voz de Jesús, el pastor (10,3s), que la llama, y
responde sin vacilar. Esta voz la saca de la inmovilidad en que se encontraba (11,20), paralizada por el
dolor sin esperanza. Ella, que estaba en la casa del duelo, se levanta y la deja. Jesús no entra en la casa
del duelo. Él no ha dado el pésame a Marta, le ha asegurado que su hermano resucitará. Aquella casa
no es lugar para que se reúna con los suyos.
Analicemos:
11, 28-38a. Jesús y María: El dolor por la muerte.
• V.31= Los visitantes interpretan la salida de María como un nuevo impulso de dolor, como si el sepulcro
la llamase. Lo único que esperan es el llanto, que expresa la conciencia de la desgracia. María, en
cambio, ha salido de prisa para ir a Jesús. Va a hacer el mismo recorrido de Marta (se dirigió adonde
estaba él).
• Los judíos salen detrás de María. Siguiendo a un discípulo, van, sin esperárselo, a encontrarse con
Jesús. La intervención de éste tendrá lugar en presencia de ellos. Los solidarios de la muerte van a ver
brillar la vida. Ante ella tendrán que hacer su opción (11,45s).
• V.32= El dolor de María es más expresivo que el de Marta. La repetición, en estricto paralelo, convierte
esta frase en el leitmotiv de los encuentros. Jn subraya no ser misión de Jesús preservar a los suyos de
la muerte natural.
• Jesús no le responde. El dolor de esta muerte no puede encontrar más consuelo que la vida misma. A
la queja de Marta había respondido con las palabras de vida. En contraste con el pésame de los judíos,
solidaridad sin eficacia, Jesús no pronuncia palabras de consuelo ni exhorta a la resignación. Va a
llamar a Lázaro a que salga del sepulcro.
Analicemos:
11, 28-38a. Jesús y María: El dolor por la muerte.
• V.33= Jesús contempla el espectáculo de los que lloran ruidosamente; son María, la hermana del
difunto, y los visitantes que se le habían reunido. María no tiene aún esperanza. Su llanto se equipara
al de «los Judíos», que no conocen a Jesús. Aun habiendo creído, no comprende las consecuencias de
su fe.
• Jesús se reprime; no quiere participar en esta clase de dolor. El suyo se manifestará después, pero con
otro género de llanto. Este es el llanto desconsolado, por la inevitabilidad y definitividad de una muerte
sin esperanza; a lo más, con la de una lejana resurrección (11,24).
• La expresión se reprimió puede tener un segundo sentido, por la ambivalencia del adjunto griego (to
pneumati), que puede indicar simplemente un acto interior de voluntad o connotar «el espíritu» como
opuesto a «la carne». El llanto de María y los judíos es propio del hombre inacabado («la carne»), que
se siente vencido por la muerte; Jesús, que tiene el Espíritu, rehúsa participar.
• V.34= La pregunta de Jesús: ¿Dónde lo habéis puesto?, muestra que son ellos los que han colocado a
Lázaro en el sepulcro sin esperanza. Esta última frase es idéntica a aquella con la que Felipe invitó a
Natanael a convencerse por experiencia de la realidad de Jesús; aquí, en cambio, invitan a Jesús a
constatar la realidad de la muerte. Por primera vez presenta Jn a Jesús ante la cruda realidad de la
muerte, destino del hombre, débil y enfermo (11,1).
Analicemos:
11, 28-38a. Jesús y María: El dolor por la muerte.
• V.35-36= Jesús, que no se ha dejado llevar por el desconsuelo de los circundantes, llora ahora
espontáneamente, mostrando su afecto personal a Lázaro y su dolor por la ausencia del amigo. Su
llanto no es ruidoso, sino sereno. Se solidariza con el dolor, pero no con la desesperanza.
• El llanto de Jesús carecería de sentido si fuese a devolver a Lázaro la vida física. Los presentes
interpretan correctamente el llanto de Jesús (¡Mirad cuánto lo quería!), pero hablan de su cariño a
Lázaro como de cosa pasada. Sin embargo, el amor de Jesús es siempre presente.
• V.37= Algunos de los presentes hacen un comentario distinto, recordando lo que Jesús había hecho con
el ciego. Se extrañan de que aquella manifestación de potencia no se haya ejercido con el enfermo
impidiéndole morir. La pregunta parece insinuar la esperanza de encontrar a Lázaro vivo.
• V.38ª= Jesús ha llorado, mostrando su cariño a Lázaro, su amigo. Ahora va al sepulcro, pero no para
duelo, como los judíos habían pensado de María (11,31), sino a manifestar la gloria de Dios, su amor
que, a través de Jesús-hombre, salva al hombre de la muerte irreparable.
Analicemos:
11, 38b-46. Jesús y Lázaro: De la muerte a la vida.
• V.38b= La precisión dada por Jn, que el sepulcro era una cueva, recuerda el sepulcro de los patriarcas,
la cueva de Macpela, donde fueron sepultados Abrahán, Isaac y Jacob (Gn 49,29-32; 50,13). La cueva-
sepulcro está ligada a los orígenes del pueblo. Lázaro ha sido enterrado a la manera y según la
concepción judía, para «reunirse con sus padres» (Gn 15,15); «con los suyos» (Gn 35,28); «con su
pueblo» (Gn 49,33).
• La losa, que cierra el paso y es símbolo de la definitividad de la muerte, completa el significado de la
cueva. Separa dos mundos, el de los muertos y el de los vivos, y aplaza la resurrección hasta el último
día, según la concepción judía expresada por Marta (11,24).
• V.39= La orden de Jesús pide a la comunidad que se despoje de esa creencia que demora la
resurrección hasta el final, separando a los vivos de los muertos.
• El texto subraya de nuevo el vínculo entre Marta y Lázaro, el muerto. La comunidad piensa que la
muerte es el fin (el dijunto). Marta objeta a la orden de Jesús. La nueva mención de los cuatro días
(11,17) subraya los estragos de la muerte y muestra una vez más que la hermana no ve diferencia entre
la muerte de un discípulo y la que ha sufrido la humanidad desde siempre. No cree que la adhesión a
Jesús haya cambiado la condición del hombre. La fe expresada antes por Marta, clara en su
formulación (11,27), vacila ante la cruda realidad (ya huele mal); no conoce la calidad del amor de Dios
ni el alcance de su obra creadora.
Analicemos:
11, 38b-46. Jesús y Lázaro: De la muerte a la vida.
• V.40= Jesús reprocha a Marta su incredulidad. Su amor ha realizado ya su obra en Lázaro, pero ella no
puede verlo hasta que no llegue a creer. Se lo impide su persistencia en la antigua concepción,
representada por la losa que cierra el sepulcro.
• V.41ª= Ante el reproche, la comunidad se decide a dejar su idea de la muerte. Desaparece así la
frontera entre muertos y vivos. La losa no sólo no dejaba entrar, tampoco dejaba salir. Pretendía poner
el punto final a la existencia: ocultaba la presencia de la vida en la muerte.
• V.41b= Como en 8,23: yo pertenezco a lo de arriba, lo alto representa la esfera del Padre, de quien
procede el Espíritu y a la que pertenece Jesús. Su gesto muestra a los circunstantes su comunicación
con la esfera de Dios.
• V.41c= El texto no dice que Jesús ore y, de hecho, el verbo «orar» (proseukhomai) no aparece nunca en
Jn. Da gracias al Padre, que se lo ha dado todo (3,35). Por eso no necesita pedir. Ahora da gracias por
esa vida comunicada.
Analicemos:
11, 38b-46. Jesús y Lázaro: De la muerte a la vida.
• V.42 = El agradecimiento, expresión del amor, es una faceta de su relación con él. Reconoce así Jesús
que su ser y su amor proceden del Padre. La acción de gracias responde a las acusaciones de blasfemia.
Lo habían acusado de hacerse igual a Dios (5,18), de hacerse Dios (10,33); ahora quiere hacerles ver
cómo él y el Padre son uno.
• Por eso, la fe en Jesús como enviado, a que deben llegar los circunstantes, brotará de reconocer en la
obra de Jesús la acción del Padre, que manifiesta su gloria. Esta comunidad (Marta), por su parte, le ha
dado su adhesión; pero, anclada en la tradición judía, aún no ha descubierto toda la realidad de Jesús,
que él es la presencia del amor del Padre (1,51).
• V.43= El sepulcro en que habían colocado a Lázaro, según la costumbre y la mentalidad judía, no era su
lugar propio. Han sido ellos los que lo han colocado allí… El creyente no está destinado a él, porque,
aunque muera, sigue viviendo.
Analicemos:
11, 38b-46. Jesús y Lázaro: De la muerte a la vida.
• V.44= Expone el texto una paradoja. El que sale está muerto y ostenta todos los atributos de la muerte,
pero sale él mismo, porque está vivo.
• La exhortación a quitarle las vendas los invita a traducir en la práctica la nueva convicción de que el
muerto está vivo, que no está sometido al poder de la muerte. La narración escenifica el cambio de
mentalidad frente a la muerte que Jesús les pide. Son ellos los que lo han atado y ellos han de
desatarlo.
• Jesús no devuelve Lázaro a la comunidad, lo deja marcharse, pero ya libre. El camino de Lázaro lleva al
Padre (cf. 6,21), con quien Lázaro está vivo. No es que Lázaro tenga aún que irse con el Padre, son ellos
los que tienen que dejarlo ir, comprendiendo que Lázaro está vivo en la esfera de Dios, en vez de
retenerlo en su mente como un difunto sin vida.
• Al desatar a Lázaro muerto son ellos los que se desatan del miedo a la muerte que los paralizaba. Salen
así todos fuera del sepulcro, que los sometía a la esclavitud de la muerte. Sólo ahora, sabiendo que
morir no significa dejar de vivir, podrá la comunidad entregar su vida como Jesús, para recobrarla
Analicemos:
11, 38b-46. Jesús y Lázaro: De la muerte a la vida.

• V.45= De los que habían ido a ver a María, muchos se ponen de su parte. Impotentes ante la muerte,
habían ido a expresar su solidaridad en el dolor (11,19.31). Con Jesús ha amanecido la esperanza; la
muerte no es la última palabra. Conocen el sistema religioso judío y saben que no da la solución al gran
problema del hombre; Jesús, en cambio, presencia y actividad del amor de Dios, la ofrece.
• María, figura de la comunidad (11,2), es la única que ahora se menciona. Ha visto la gloria y ésta brilla
ahora en su conducta. Este testimonio lleva a los otros a creer en Jesús.
• V.46= Son los incondicionales del orden injusto, los que no se rinden ante los hechos porque no desean
la vida, los muertos que buscan la muerte. De nuevo se lleva la noticia a los fariseos, que controlan la
situación (9,13). Que el hombre tenga vida y sea libre es un escándalo para ellos, un motivo de
inquietud. Jesús es el responsable de la existencia del hombre nuevo.

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