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EL TRABAJO Y LA HUMANIDAD

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Al igual que cualquier otra especie animal, el ser humano es producto de un proceso
evolutivo consistente en una sucesión continua de pequeñas variaciones; en el que los
individuos que por casualidad adquieren variaciones favorables para adaptarse de mejor
manera a las condiciones de existencia y de sobresalir en la lucha por la vida, tienden a
dejar mayor descendencia y heredar sus variaciones, por lo que éstas se acumulan y al cabo
de varias generaciones la especie se diferencia en gran medad de sus antecesores; en cuanto
a los individuos que adquieren variaciones desfavorables, tienden a vivir menos tiempo y
por lo tanto su descendencia se reduce gradualmente hasta que la especie se extingue.
Un ejemplo de lo anterior, es la especialización de un órgano como «la mano»: con un
estilo de vida que obligaba a los prehumanos a trepar y recoger frutas de los árboles, las
variaciones que permitieran una mayor precisión de movimientos y una mayor fuerza para
la prensión resultaban altamente favorables, por lo que se conservaron y heredaron; el
continuo perfeccionamiento de estas funciones durante miles de años, hizo posible la
utilización de herramientas para tareas más precisas como la caza y la construcción de
refugios. El surgimiento de estas nuevas actividades, demandó a su vez una mayor
especialización en las funciones de las manos y otros órganos, la cual se fue aumentando de
generación en generación.
Conforme la humanidad fue adquiriendo mayores habilidades, pudo disponer de
suficientes recursos tecnológicos como para cultivar la tierra y domesticar animales; hasta
que consiguió dejar la vida nómada y con ello dejar de ser un receptor pasivo de los
recursos que la naturaleza ofrece, convirtiéndose así en un modificador activo de las
condiciones y procesos naturales para procurarse los recursos necesarios para satisfacer sus
necesidades. Esta nueva manera de relacionarse con la naturaleza provocó el surgimiento
de nuevas actividades que fueron demandando nuevas habilidades y nuevas formas de
organización social, moldeando así las características tanto físicas como sociales del ser
humano hasta llegar a la actualidad.
Si entendemos el trabajo como la actividad que transforma los recursos naturales en
bienes y servicios que satisfacen nuestras necesidades, puede decirse que “el trabajo ha
creado al propio hombre [humano]” [1], puesto que ha producido los cambios orgánicos
que significaron la distinción del humano entre los demás primates y dio pie al surgimiento
de los distintos modos de relación social en que se ha organizado la humanidad.
No obstante, con el desarrollo de la sociedad capitalista, el trabajo se ha convertido en
una actividad deshumanizadora; puesto que para la mayoría de la población «trabajar»
significa perder gran parte de su tiempo en actividades que no le interesan, que le parecen
pesadas y desagradables, y encima el beneficio que obtiene en forma de salario le permite
únicamente tener las comodidades necesarias para poder seguir trabajando y reproducirse.
De esta manera, con el trabajo asalariado el capitalista adquiere únicamente lo más
animalesco que tiene el ser humano: su fuerza de trabajo; y el tiempo libre que le queda al
trabajador suele ser tan reducido que le alcanza principalmente para realizar actividades
animalescas como comer, dormir y copular; y encima cuando decide distraerse se encuentra
bombardeado de entretenimiento banal, diseñado para adormecerlo. Pero más importante
aún, es que nadie puede gozar libremente de los productos resultantes de su propio trabajo.
El trabajo volverá a ser digno únicamente cuando la producción esté al servicio de la
humanidad, y no la humanidad al servicio de la producción.

Por: El caballero de la triste figura.


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Notas
1. Engels (1979)
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Referencias
 Darwin, C. (1966). El origen del hombre. Madrid: E.D.A.F.
 Engels, F. C. (1979). El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre.
En F. Engels, & C. Marx, La ideología alemana / El manifiesto comunista / El papel del
trabajo en la transformación del mono en hombre (págs. 166-183). Colombia:
ANDREUS.
 Sztajnszrajber, D. (2015). En Facultad Libre, Marx | Por Darío Sztajnszrajber.
Disponible en: https://youtu.be/RC9DFphrblc

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