Edición Mensual Número 471 Junio 2021

Mensaje de Paz

MAYORDOMOS
DEL
PLANETA

Dolores de parto
El Evangelio y la polución
¿Cómo vivimos entre tanto?
EDITORIAL

Estimados lectores:
Nuestro planeta está al borde del colapso. El calentamiento global y todo el daño que resulta de
ello, como el derretimiento de los casquetes polares, la desertificación de millones de hectáreas
que antes albergaban una frondosa selva tropical, la mortandad de especies de animales y mucho
más, son síntomas del preocupante estado de nuestra Tierra.
A pesar de ello, vemos a diario personas que al hacer compras usan un montón de bolsas de
plástico que, después de ser usadas por media hora, son desechadas y contaminan el planeta por
los próximos ciento cincuenta años. Observamos gente que desecha baterías, pinturas o aceites
usados de su auto sobre la naturaleza. Causamos permanentemente y sin pensar enormes
cantidades de emisiones y contaminación de todo tipo.
¿Cómo llegamos a este punto? Y ¿qué factor nos empuja a seguir con una tremenda indiferencia
hacia la creación que nos rodea?
En este número de «Mensaje de Paz», el pastor Edgar Mamani nos muestra cuál es la raíz de
este fatal desarrollo, pero también cuál es la solución de este problema. Esperamos poder
sensibilizarles tanto por la responsabilidad como por la esperanza que tenemos.

HARTMUT SAYK

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c /. A. Ponsnansky esq. Claudio Pinilla

Mensaje de Paz Nº 1591, Miraflores, Casilla 139
La Paz – Bolivia
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DOLORES
DE PARTO
“Sabemos que toda la creación gime a una, y a
una está con dolores de parto hasta ahora”
(Romanos 8:22).
“Ya casi no hay lugar limpio en el planeta. Hay
basura incluso en los casquetes polares, los
océanos profundos y las montañas más
altas...”. Esta fue la conclusión a la que llegó
una organización mundial al estudiar la
contaminación del planeta. La creación entera
sufre, y la Biblia compara este sufrimiento a
“dolores de parto”. ¿Por qué no podemos
parar este desastre mundial? Existen
algunas razones corroboradas por la Biblia
que nos pueden explicar esta triste realidad.
El hombre caído
El hombre sin Cristo es un ser sumamente
destructivo, que está dispuesto a hacer lo que
sea para satisfacer sus deseos banales; no le
importa, si en el intento destruye el planeta
entero. El pecado en el hombre es algo
mucho más serio que solamente la inclinación
a robar, mentir o matar. El pecado hace del
hombre un ser mezquino, que contamina y
envenena los ríos de sus vecinos que viven río
abajo y no le importa; un ser hipócrita, que
puede premiar los emprendimientos y las
fotos de los defensores de la naturaleza y
continuar saqueando esa misma naturaleza; un
ser destructivo, porque no puede frenarse a
IMPACTO
sí mismo y por donde pasa deja huellas de
destrucción en el intento de tener sus
preciados zapatos de cuero o su refrescante
cuarto litro de agua en un envase que
contamina por casi mil años.
La maldición a la que está sujeta
“La creación fue sujetada a vanidad, no por su
propia voluntad…” (Romanos 8:20). Desde la
caída de la humanidad en el pecado, Dios
mismo sujetó el potencial productivo de la
Tierra. Sujetó la Tierra a vanidad, es decir, a
una maldición por la cual la decadencia, el
desastre y la enfermedad son permanentes, a
pesar de los esfuerzos que haga el hombre
por cuidarla.
La tendencia autodestructiva
del planeta
La segunda ley de la termodinámica, llamada
también Entropía, dice que el universo se está
agotando, que tiene una tendencia intrínseca
hacia el desorden. Científicamente se ha
comprobado que, aunque no hagamos nada
en contra de la naturaleza, la misma
naturaleza se desgastará. Lamentablemente la
Tierra está programada para la
autodestrucción. ¿Hay alguna esperanza
para el planeta?
EDGAR MAMANI LIUCA
3
CRECIMIENTO
EL EVANGELIO
Y LA POLUCIÓN
“El anhelo ardiente de la creación es el
aguardar la manifestación de los hijos de Dios”.
Romanos 8:19
La polución:
una inclinación incontrolable
Al principio de la creación, el hombre fue
hecho a la imagen de Dios. Entonces tenía la
capacidad de valorar el planeta de una forma
responsable, porque reconocía que le
pertenecía a su Señor. Jamás pensaría en
saquearlo o destruirlo por el temor y el amor
que le profesaba a su Creador. Después de
todo, este planeta no solamente era su hogar,
sino también el jardín donde disfrutaba de
una relación completa con el Creador.
La caída —y con ella la entrada del pecado en
el mundo— acabó con esa perspectiva de la
creación en el hombre. Como consecuencia
de la caída, el mismo Creador sujetó a la
creación a una maldición: “La creación fue
sujetada a vanidad, no por su propia voluntad,
sino por causa del que la sujetó en esperanza”
(Romanos 8:20).
A partir de entonces el hombre se ha
desenfrenado en la devastación de la
creación, tanto que casi no existen lugares en
el mundo donde el hombre no haya dejado
sus huellas destructivas. Uno de los efectos
4
más grandes de esta inclinación humana es la
“polución” es decir, la contaminación del
planeta. La cantidad de basura y residuos
industriales que generamos están
envenenando casi todos los ríos, lagos y
mares del mundo. Los gases y los desperdicios
químicos, electromagnéticos, radiactivos, etc.
han contaminado la atmósfera y muchos lugares
antes considerados reservas naturales. Hemos
llevado al planeta a un colapso de dimensiones
apocalípticas. ¿Qué podemos hacer?
El Evangelio: ¡la única esperanza!
El texto que mencionamos arriba nos dice
que la tierra fue sujetada “en esperanza”.
¿Qué significa “la sujetó en esperanza”? ¿Cuál
es esa esperanza?
La única esperanza que puede revertir el
poder del pecado en el hombre es el
Evangelio. Cristo murió en la cruz para
redimirnos en todos los sentidos. También
dice la Biblia que “el anhelo ardiente de la
creación es el aguardar la manifestación de los
hijos de Dios” (Romanos 8:19). La palabra
“aguardar” significa en el texto original
“ponerse de puntillas” esperando algo con
ansiedad. Figuradamente, la tierra está
esperando con ansiedad, no mejores sistemas
de gobierno ni mejores mecanismos para cuidar
el planeta, sino “la manifestación de los hijos de
Dios”. ¿Por qué? Porque solo en el poder del
Espíritu Santo, el hombre puede mirar la esta maravilla, cada milímetro de la belleza de
creación con respeto, con una profunda la creación fue hecha por un Dios infinito y
vocación de cuidado y con el deseo de ejercer misericordioso, a quien amo con toda mi
una mejor administración o mayordomía. alma!

El Evangelio tiene el poder de El Evangelio le da al hombre una

transformar la naturaleza destructiva
del hombre hacia la creación: “Porque
también la creación misma será libertada de la
esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de
los hijos de Dios” (Romanos 8:21).
Lo que el Evangelio puede hacer en el
hombre es redimirlo de su banalidad y
convencerlo de que no necesita tener un
anillo lleno de diamantes en su joyero, de que
no necesita comprar otro celular cada vez
que aparece un nuevo modelo y de que no es
necesario talar bosques, matar animales,
destruir ríos, mares y océanos para darse
lujos excéntricos y tener objetos exóticos
para el deleite de sus ojos. Puede
convencerlo de que una vida más simple no
es sinónimo de pobreza, ni de mediocridad,
sino de buena administración. Lo que el
Evangelio puede hacer en el hombre, es
devolverle una admiración sana hacia el
Creador. El hombre redimido por el
Evangelio puede decir: ¡Toda la creación, toda
perspectiva correcta acerca de la
creación: La otra cara de la caída es que el
hombre entregado al pecado se ha volcado a
adorar la tierra o partes de la creación. Tan
malo como destruir la creación de Dios, es
adorarla. Como Francisco de Asís, muchos
hombres erróneamente creen que la
creación es “su hermana”, una colección de
seres animados. Muchos otros creen que es
digna de tributos y adoración, ya sea para
aplacar su ira o evitar su autodestrucción. Sin
embargo, el Evangelio pone todas las cosas
en el lugar correcto.
El Evangelio es la esperanza de la
abolición de todas las maldiciones: La
Biblia nos dice al describir la gloria venidera de
la nueva creación, que allí “ya no habrá más
maldición” (Apocalipsis 22:3). Pero lo más
precioso de ese futuro no es la perfección de
la nueva creación, sino la presencia de Dios en
medio de ella, habitando con su pueblo para
siempre. Amén.

EDGAR MAMANI LIUCA

“También la creación misma será

libertada de la esclavitud de corrupción,
a la libertad gloriosa de los hijos de Dios”.
Romanos 8:21

5
SERIE
EL
GRAN YO SOY
LA PUERTA DE LAS OVEJAS
¿Alguna vez te han comparado con una
oveja? Para muchos sería un insulto. Las
ovejas no son muy inteligentes, no tienen
mucha iniciativa y tienen necesidad de que
alguien las cuide y proteja. Que alguien nos
llame ovejas nos ofende si nos creemos
autosuficientes y somos orgullosos. Pero
—oh sorpresa— es precisamente así como
nos llama Jesús. No lo hace de forma
despectiva ni busca hacernos sentir mal,
sino que así nos muestra la necesidad que
tenemos de Dios. “Por eso [Jesús] volvió a
decirles: ‘Ciertamente les aseguro que YO SOY
la puerta de las ovejas. Todos los que vinieron
antes de mí eran unos ladrones y unos
bandidos, pero las ovejas no les hicieron caso.
Yo soy la puerta; el que entre por esta puerta,
que soy yo, será salvo. Se moverá con entera
libertad y hallará pastos’” (Juan 10:7-9, NVI).
Con esas palabras extraordinarias
Jesucristo nuevamente se revela como lo
que es: Dios hecho hombre. Afirma
también que Él es la única vía de salvación
para el ser humano. Nuestras vidas están
llenas de peligros e incertidumbres. El peor
peligro es el pecado, que nos hace
extraviar el rumbo y nos conduce a un
precipicio fatal. Solo cuando nos sentimos
necesitados, comprendemos que, pese a
nuestros mejores esfuerzos y destrezas,
en el fondo somos seres indefensos y
desorientados, no muy diferentes de las
6
ovejas sin pastor. Fuera de Dios, el ser
humano está perdido y sin esperanza.
¡Qué maravilloso es escuchar que Cristo
nos dice que en Él está nuestra esperanza!
Si reconocemos que estamos perdidos y
ponemos nuestra confianza solo en Él,
podemos estar seguros de que seremos
admitidos en el redil, ese recinto cercado
donde los pastores guardan al rebaño y lo
protegen. Y al acudir a Cristo, es decir
cruzar la única entrada a la salvación,
podremos encontrar paz y provisión para
nuestras necesidades.
Jesús terminó este pasaje con otra
declaración impresionante: “El ladrón no
viene más que a robar, matar y destruir; yo he
venido para que tengan vida, y la tengan en
abundancia” (Juan 10:10, NVI). En el mundo
hay un adversario, el diablo, que lucha por
mantenernos extraviados y hacernos
vulnerables a su influencia maligna.
¿Reconocerás tu necesidad ante Jesucristo
y cruzarás esa única puerta hacia la
salvación que trae paz y seguridad? Si lo
haces, disfrutarás de una vida espiritual
abundante que sólo Dios
puede ofrecerte.
JOSÉ YELINCIC
 VARIOS
Acertijo «Cuida el medio ambiente»
El siguiente juego de preguntas y respuestas quiere sensibilizarnos sobre la importancia de cuidar el medio
ambiente mediante un responsable manejo de la basura.
Marca las respuestas correctas. Las letras entre paréntesis al final de la línea forman la palabra
de solución, que indica la respuesta al problema de la polución.
Te invitamos a revisar las respuestas en nuestra página web usando el código QR.

Reducir (E)
Retornar (A)
1 ¿Cuáles de estas acciones pertenecen a la Reutilizar (V)
regla de las 3 “R” de la sostenibilidad?
Reciclar (A)
Respetar (M)
2 El reciclaje busca reducir la presión que
ejercemos sobre los recursos naturales
para mejorar el modo en que nos
relacionamos con nuestro entorno. Pese a Sí (N)
tener un impacto ecológico muy
beneficioso, existe la percepción de que No (U)
perjudica económicamente a la sociedad.
¿El reciclaje es rentable económicamente?

Ninguno / 50 litros (P)

3 ¿Cuántos litros de agua puede contaminar Cada uno 100 litros (E)
una pila común y cuántos un litro de aceite 300 litros / 500 litros (S)
usado?
3000 litros / 1000 litros (G)

20 años (B)
4 ¿Sabes cuánto tarda, en promedio, una 120 años (I)
botella de plástico en degradarse?
700 años (E)

Evitamos la emisión de 1 kilogramo

de CO2 a la atmósfera (L)
5 Con el reciclado de 3 botellas de vidrio... Reducimos 1 kilogramo de basura
(hay más de una respuesta posible) que va al vertedero (I)
Ahorramos más de 1 kilogramo de
materia prima (O)
Solución:
Tomado de https://nationalgeographic.com.es, adaptado
Solución de la sopa de letras «Esperanza en el sufrimiento» de la edición de abril/mayo:
"Entonces Jesús dijo: Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí vivirá, aunque muera;
y todo el que vive y cree en mí no morirá jamás. ¿Crees esto?" Juan 11:25-26 7
DESAFÍO
¿CÓMO VIVIMOS
ENTRE TANTO?
“Si, pues, comen o beben o hacen otra cosa, háganlo
todo para la gloria de Dios”.
1 Corintios 10: 31
¿Quiénes somos?
Aunque el hombre tiene el altísimo llamado de
gobernar sobre la creación, jamás se le ha
delegado la responsabilidad de ser su soberano.
El título correcto del hombre es “mayordomo”,
porque no está gobernando sobre algo propio,
sino sobre algo que le pertenece al Creador.
¿Cómo vivimos?
La Biblia nos enseña que el propósito de la vida
es hacer todas las cosas —incluso las más
cotidianas como comer y beber— para la gloria
de Dios. Esto quiere decir que cuando
aprovechamos alguna materia prima de la
creación, debemos ser agradecidos con quien la
creó, y extraer solo lo suficiente. Es decir,
hacerlo, pensando que Dios está siempre
delante de nosotros, observando cómo
administramos su creación.
Podemos talar un árbol para construir o para
hacer una fogata; pero debemos pensar en la
reforestación seriamente. Podemos matar
hormigas y gusanos que están invadiendo
nuestra casa, pero no podemos pisar hormigas y
gusanos por el simple gusto de hacerlo.
Podemos extraer minerales, pero no podemos
hacer de la minería una fuente de veneno para
los ríos. Podemos cazar animales para nuestra
sobrevivencia, pero no debemos matar animales
por deporte. Podemos usar combustible para
nuestros automóviles, aunque la contaminación
será inevitable, pero no debemos usar
8
automóviles de gran cilindrada y alto consumo
de gasolina para transportar a una sola persona.
Podemos producir una cantidad de basura que
es inevitable, pero debemos pensar en formas
creativas para evitar la contaminación, aunque al
hacerlo parezca que mi contribución es muy
pequeña y no ayuda mucho a la sobrevivencia del
planeta. ¡Eso significa hacerlo todo para la gloria
de Dios!
¿Quién nos ayuda?
Aquí tropezamos con un gran problema: ¡No
logramos hacerlo! En el día a día prevalecen
nuestros intereses, el sistema no nos ayuda y
nuestro esfuerzo para otros es cansador e
irrelevante. Ni siquiera pensamos en Dios al ver
su creación. ¡El Evangelio es nuestra esperanza!
Solamente aquellos cuya voluntad ha sido
sometida a la voluntad de Dios pueden dar el
lugar correcto a la creación. Necesitamos de
Cristo todos los días de nuestra vida,
¡necesitamos vivir a los pies de la cruz!
La polución ambiental es efecto de la terrible
caída del hombre, pero el Evangelio es la
esperanza para este mundo caído. Y la creación
está esperando con ansias al hombre nuevo… Y
para pasar a ser un hombre nuevo solo existe un
camino: el Evangelio.
EDGAR MAMANI LIUCA