Está en la página 1de 2

Despierta, Raúl despierta, oye hazme caso despierta.

Esas fueron las palabras que mi madre me dijo cuando llegamos a este nuevo lugar que seria
nuestro hogar por los próximos tres años, ¿Que donde estoy?, bueno, ni yo mismo podría explicarlo,
pero se que es un pequeño pueblo a las afueras de la ciudad y aquí fue donde se criaron mis
abuelos y vivieron toda su vida.

Lo que veía eran campos verdes llenos de cosechas y nada mas a la distancia, me intrigaba el saber
que es lo que encontraría cuando llegáramos a ese pueblo donde viviremos ahora mi madre y yo,
pero la sorpresa fue para mal, era un pueblo con pocas casas, no había tiendas grandes como en la
ciudad, las personas eran casi todas mayores y la escuela, bueno, eso no podía ser considerada
una escuela.

Una fachada dañada por el tiempo, las ventanas tan sucias que no podías ver hacia adentro, todo el
exterior lleno de pasto sin podar, no podía creer que tan siquiera alguien estudiara acá o que algún
maestro nos diera clase, mi entusiasmo se fue desvaneciendo con forme más veía a la escuela.

Mi madre me decía que no pasaba nada, que quizás con el tiempo se repararía o que quizás había
otra escuela por algún lado del pueblo, pero, ya solo era cuestión de esperar para ir el lunes a mi
primer día en ese lugar.

Una caminata de 30 minutos para llegar a esa escuela, y para mi sorpresa si tenia alumnos, eran
unos 90 alumnos, 30 por cada grado, ellos estaban tan acostumbrados a su escuela que me
impacto, como era posible que estén tan tranquilos ante un lugar en tan malas condiciones que
incluso tenían animales por los alrededores.

El interior era peor que el exterior, los pisos todo sucios con basura tirada, lar puertas de madera
estaban apunto de caerse, en los salones no había escritorio para el maestro y nuestras butacas
estaban tan descuidadas que en cualquier momento si me sentaba se rompería y sería el hazme reír
de mis nuevos compañeros que aún no conocía ni me presentaba.

Después de una presentación muy normal ante mi grupo, el día transcurrió de la manera mal normal,
solo que mi asombre aumentaba cada vez mas al ver la naturalidad de mis compañeros al estar en
esta escuela que parecía abandonada y que era ocupada con normalidad.
Les pregunte que el porque no exijan una remodelación o que construyeran una nueva, pero ellos
me respondieron que ya estaban tan acostumbrados a esto que les seria muy extraño el cambio de
imagen, estaba impactado con esa respuesta, ¡Que acaso no quieren estudiar en un mejor lugar!
Esas fueron mis palabras, pero no vi en sus rostros nada que me indicara que pensaban tan siquiera
en esa posibilidad.

Mis días transcurrieron de forma acelerada que cuando me di cuenta, yo ya me había acostumbrado
a este escenario y no volví a comentar acerca del tema durante mi tiempo de estudio en esta
escuela que parecía abandonada.

También podría gustarte