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Por tu amor…

Existen momentos tan fantásticos, detalles inesperados y sobre todo oportunidades únicas de
la vida tan misteriosas que no hace falta preguntar el porqué de las cosas si no, como avanzarlas.

No estoy seguro de cómo y por qué la vida me dio esta oportunidad, pero pasó, no sé cómo,
pero sucedió. Mi vida era normal, tan normal como las hojas que caen en otoño y el irradiante sol
presentándose al amanecer en las temporadas de verano. Yo, un chico de 23 años, con una familia
tradicional para nuestra época, papá, mamá, hermano y una mascota, que, por cierto, puede sentir
cuando estoy alegre o triste. Pero ahora les presento a mi enamorada Rocío, ella con unos ojos tan
enormes como los luceros del firmamento, con una sonrisa tan radiante como el ocaso de todos los
días y siendo yo el único afortunado de observar tanta majestuosidad… ¿Por qué tanto detalle?...
Por qué es la única chica que me hace volar estando en la tierra.

Llevamos ya más de un año de relación, las cosas siguen su curso con normalidad, es decir,
pasamos por los procesos más cotidianos de toda relación, conflictos, reconciliaciones, celos y sobre
todo un amor tan intenso que puede opacar hasta la supernova más potente en la vía láctea, no
exagero, podemos estar horas y horas juntos y no aburrirnos de la dichosa rutina que todos temen,
eso sí que no lo normal, pero nos encanta.

Mi novia tiene algo en particular, algo tan grande lo cual me hace admirarla por completo, tiene
una fortaleza tan grande que no me cabe en la cabeza como puede existir en ese cuerpo tan delicado
y hermoso. Muchas personas afrontan problemas en la vida, cargan su cruz, como se dice, teniendo
un tinte de misterio, tan misteriosa como averiguar qué fue primero el huevo o la gallina, pero a la
vez fascinante porque muchas cosas pueden suceder. Eso sucedió con mi amada, le ocurrió una de
esas circunstancias de la vida tan difíciles, pero a la vez importante siendo ella la única en poder
superarlo.

Tal vez se pregunten por qué tanta explicación, la razón es simple, retrocedí en el tiempo, no se
alarmen, no estoy delirando, ni estoy haciendo uso de los trucos que muchos charlatanes elaboran
para ser famosos, así de crudo y directo, viajé en el tiempo, no me pregunten como, porque no lo
sé, pero si estoy seguro de una cosa, desperté en lugar, tiempo y espacio preciso que solo la vida
con sus tan lúgubres misterios puede realizar.

Desperté cuando tenía 5 años, en estos momentos puedo pensar la suerte tan grande en mi
vida, tener un nuevo comienzo, sacar buenas notas, ser buen hijo, estudiar mucho, pasar más
tiempo con mi familia, en fin, todas esas cosas que a los 20 tantos años de edad uno quiere volver
a realizar. Pero había algo que no me dejaba tranquilo, porqué a mí, porque yo de todas las personas
en el mundo me sucedió algo así, mientras más seguía pensando el tiempo mis años de edad se
alargaban aún más.

En la secundaria, me di cuenta que nada había cambiado, seguía teniendo las mismas notas, el
mismo salón, los mismos compañeros, los mismos problemas familiares, es decir, sólo había
retrocedido por lo mismo, es eso lo que la vida me ha otorgado, darme cuenta que hagamos lo que
hagamos nuestro destino ya está escrito y no podemos hacer nada, aun así, en mi cabeza, como
cada día, cada semana, cada mes y cada año saltaba por todos lados el nombre de Rocío, el cual fue
lo único que me mantenía motivado en este destino supuestamente ya escrito por la benévola vida.
Cuando culminé el colegio lo sentí más largo que la primera vez, suena chistoso, pero he cursado
2 veces el colegio y los mismos grados, jocosa la vida. Me sentía enojado, frustrado con el destino,
es por eso que decidí darle la contra, lo que significa, dejar de lado estudiar en la academia, como
pasó en mi “antigua vida” y empezar la universidad con el único fin de encontrarme con mi amada.
Y así fue, ingresé a la universidad, tan grande como siempre y costosa a la vez. Pero ya está, algo
que me hizo sacarle la vuelta al tiempo, frase inventada por mi amada siendo ahora una realidad.

Llegó el primer día de clases de la universidad, lo primero que hice es, lo que todos los veteranos
hacen cuando están próximos a culminar su carrera, no ir la primera semana de clases y realizar
otras cosas fuera de la universidad. Y así fue, me sentía un veterano, alguien por culminar la carrera,
pero por obras tan irracionales de la propia vida estoy de nuevo en primer ciclo. Lo primero fue
coger la C de Salaverry, mi cabeza tan fresca como siempre, lo recordaba con tanta nitidez, con el
único fin de ir al encuentro de mi amada. En mi mente brotaban muchas ideas, las cuales eran,
pensará en mí, me recordará, me habrá esperado como yo lo hice, tantas emociones difíciles de
controlar.

Llegado el tan esperado reencuentro, me di con una espantosa y aterradora sorpresa, ella ya no
vivía en el mismo lugar, mi amada no vive en la casa de siempre, un hogar de segundo piso, ancha y
adornada por un árbol deshidratado que ya no estaban. En su lugar, una vivienda de primer piso, de
color blanca, en donde vivían una familia que no era La señora Rosa y el Señor Fernando.

No entendía nada, pero con el temple que me caracteriza, fui y pregunté a esa familia de esa
casa que ya no es de mi amada. Cuando toqué a la puerta, me recibió una madre de familia, el cual
no esperé ni un momento y pregunté.

- ¿Conoce a la familia Vidal Escobal? – Con una voz temblorosa y ansiosa por la respuesta que
puede darme.
- No conozco a esa familia – Me respondió fríamente.

Cuando escuché esas palabras me fui con lágrimas en los ojos, mirando al cielo y
preguntándome “Porqué la vida puede tan hermosa y miserable a la vez” …

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