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Geografía Mítica

Argentina
Leyendas y Lugares físicos
sábado, 25 de octubre de 2014

Pais del Diablo

Pais del Diablo

Por más de cien años en la zona sur de la provincia de Buenos Aires se señalaba como el País del Diablo. Esta
zona abarcaba desde las sierras de Tandil, en ese momento llamadas del Volcán hasta las sierras de Ventana,
llamadas Cashuatí.

 La primera referencia cartográfica aparece en el libro del sacerdote jesuita inglés Thomas Falkner que en su
libro “Descripción de la Patagonia y de las partes adyacentes de la América Meridional” editado en 1774
dice:

“El país entre las primeras montañas y el Casuhati es llano y abierto, y los indios tardan
comúnmente 

cuatro días en pasarlo, cuando viajan sin tiendas de campaña. Los Chechehets, que viajan
hasta el río 

Colorado, vaya directamente de la Vuulcan, más cerca de la costa, y pasan entre el


Casuhati y el mar, 

cerca de quince leguas al este de la montaña, y tanto desde el mar hacia el oeste; que
puedan evitar un 
vasto, desierto de arena, llamado Huecuvu Mapu o País del Diablo; donde ellos y sus
familias pueden 

sentirse abrumados, si se presenta un viento en el momento que están pasando por


encima.”

  Kitchin, Th (Detalle) / 1774

En éste párrafo observamos dos cuestiones, la primera el nombre del Huecuvu mapuche vinculado al Diablo
europeo y por otro lado la presencia de “un viento” soplando sobre ese desierto.

 Vayamos a la primera cuestión: ¿Que se entiende como Huecuvu?

 A veces se lo confunde con el Gualicho o Walichu y aunque tiene alguna relación que lo identifica con la
adversidad, éste sería “el mal” y el Huecuvu, el malo. El Gualichu, en suma comprende el concepto de
enfermedad y parte de la confusión, también, es que al decir de los tehuelche septentrionales éste se habría
originado en las sierras de Tandil que según una leyenda mapuche se trataría del hermano de Chachao y que
con su soplo dio vida a las criaturas de barro creadas por el dios.  
Chamouin, J. B. / 1813

 Pero volviendo a Huekuvu… la leyenda dice:

“Cuentan los ancianos que al comienzo de los tiempos Antu  decidió tomar una mujer como esposa.

Las  wangulén  deseaban serlo pues él era el más resplandeciente de los antiguos  pillán.  Antu se decidió
por Kuyén, la más luminosa de todas. Ella aceptó feliz pero muchas quedaron decepcionadas y descontentas.

Las  wangulén  despechadas criticaron con palabras duras y malvadas la elección de Antu, al comienzo en voz
baja y entre ellas, pronto la efervescencia creció animadas por algunos  pillán.

Peripillán  era el que creaba más desorden en el Wenu Mapu  [mundo del bien], el es un espíritu muy
luminoso y poderoso de color rojo como el fuego que incendia y transforma todo en brasa, como la sangre
que da la vida.

Siempre había disputas entre  Antu y  Peripillán, que comprometían las luces y colores del  Wenu
Mapu;Peripillán envidiaba el color oro de  Antu porque la llama no logra ennegrecerlo, y Antu  el de su rival
porque la llama reluce más que el oro en la oscuridad.

La armonía se había roto, lo que antes era un arco iris donde cada color tenía su justo lugar, era ahora un
caleidoscopio desordenado. Esto no estaba en consonancia con el admapu  [conjunto de tradiciones].

La consecuencia fue que los dos  pillán se enfrentaron con todas sus fuerzas, los demás tomaron partido
formándose dos bandos.

Muchos pillán  y casi todas las wangulén estuvieron del lado de  Peripillán. La lucha fue larga y violenta,
el  mapu  [la tierra] fue sacudida, también  Minche Mapu [inframundo]  y el Ankawenu [espacio entre la
tierra y el cielo].

La lucha se extendía, los hijos de los espíritus antiguos ya eran mayores, y deseosos de ocupar el lugar de sus
padres lucharon contra ellos.

Antu y  Peripillán, enfurecidos agarraron a los hijos, que eran gigantes de sus cabelleras y los arrojaron hacia
abajo, cayendo entre las nubes sobre la pedregosa tierra. Uno cayó del lado  puelmapu [Este] donde hoy
está el lago Lácar, y otro en el lafkenmapu [Oeste].

Sus macizos cuerpos al caer formaron grandes montañas, y como se hicieron pedazos, éstos se enterraron
profundamente dejando sus huellas en el mapu.

Finalmente Antu  fue el triunfador, ciego de ira y sediento de venganza, arrojó a los  pillán derrotados
al  mapu, y los hundió en sus profundidades. Luego levantó piedras, rocas y montañas y las colocó sobre los
sepultados, formando grandes cadenas de cerros, como Peripillán era el más poderoso sobre él colocó las
rocas más grandes.

Pero todo ello no bastó para apagar la luz de  Peripillán, la luz del fuego sigue existiendo, además cuando él
o los otros pillanes se revuelcan tratando de salir de su encierro, el mapu entero se sacude con sus
movimientos.
A veces sus cuerpos de llamas atraviesan las montañas hasta alcanzar las cumbres más elevadas, y por allí
logran sacar un brazo o una mano y resbalan por las laderas como enormes culebras de fuego. Pero todo es
inútil, al tiempo se apagan y se convierten en piedra.

Por su parte las wangulén, que con su envidia habían sido la causa inicial del revuelo, lloraban implorando
perdón; tanto lloraban y tan numerosas eran, que sus lágrimas llegaron al  mapu  y empezaron a deslizarse
por las montañas que cubrían los cuerpos de los pillanes, formando grandes lagos. Cuando las lágrimas
cayeron en las cumbres más elevadas de las montañas, el frío las transformó en hielos eternos.

Conmovido por esta actitud, Antu  decidió como castigo menor apagarle gran parte de la luz que poseían,
ahora su relumbrar era pálido y tenue, y Kuyén no tiene rivales cuando Antu  se oculta detrás de aquellos
lugares que están más allá de donde termina el mapu.

Entre los cuerpos destrozados que se revolcaban en el mapu estaban también los propios hijos
de Antu  yPeripillán. Sus respectivas esposas se lamentaban y lloraban sin cesar. Antu  decidió entonces que
los dos cuerpos volvieran a llenarse de vida, pero no permitió que recuperaran su forma antigua. Así al hijo
de Peripillán lo convirtió en una inmensa culebra llamada Kai-Kai Filu, y al propio en otra llamada Ten-Ten.
Las dos fueran adversarias como sus padres, se convirtieron en un instrumento para cumplir la voluntad de
los espíritus antiguos.

La lucha había revuelto el  Minche Mapu y el  Ankawenu, así los wekufe y los laftrache  [espíritus malignos],
antes confinados a la  "tierra de abajo", recorren ahora el mapu.

El admapu  se había quebrado, consecuentemente el universo no tenía armonía, se vendría el diluvio ...”

 Ésta leyenda habla particularmente de una lucha entre dos fuerzas y a partir de ella un cataclismo que
forma las montañas que circundan al Lago Lácar y Lolog. Además Antú, en venganza, encierra a los pillanes
rebeldes dentro de los volcanes.

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