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Los fósiles

Mitos y leyendas
sobre los fósiles

Aquí se narra el carácter mágico que se ha otor-


gado a los fósiles desde las primeras culturas hu-
manas. Mitos y leyendas que los relacionan con
seres fantásticos como centauros o gigantes; o
con trampas del diablo o amuletos, entre otros.

Francisco Sour Tovar y Sara A. Quiroz Barroso

E
n el siglo I antes de Cristo, Tito midades, órganos, y a todo tipo de piezas orgánicas que un ser
Lucrecio Caro relata en su poema humano pueda imaginar; durante una segunda etapa de armo-
De la naturaleza de las cosas el ori- nía, la mezcla azarosa de estas piezas fue el origen de todos los
gen de los animales a partir del tipos de animales. El hecho de que en la naturaleza no existie-
suelo, donde consideraba a éste como una ran todas las combinaciones posibles fue explicado por Empé-
enorme placenta. Al establecer un origen no docles (y también por Lucrecio) como resultado de etapas en
divino para los seres vivos, describe animales las que el caos y el odio dominaban sobre la naturaleza, provo-
reales como leones, zorros y corderos junto con cando la desaparición de las formas menos afortunadas y de las
centauros, quimeras, minotauros y otros seres menos viables.
mitológicos. Los seres mitológicos que menciona Lucrecio representan
Esta idea sobre el origen de los animales ya una pequeña porción de los seres fantásticos que se han creado
había sido esbozada 400 años antes por Em- con la mezcla de culturas a lo largo de la historia, ya sea como
pédocles en su obra Sobre la naturaleza de los producto de la imaginación humana, a partir de interpreta-
seres, estableciendo que la creación de los se- ciones erróneas de la naturaleza o bien basándose en la obser-
res vivos se había dado en etapas en las que el vación de animales extraños para un pueblo. El hallazgo de
amor y la armonía reinaban sobre la Tierra. fósiles de diferentes tipos de organismos, la mayoría de ellos ex-
Según Empédocles, durante una primera etapa tintos y por lo tanto ajenos al conocimiento de la gente, ha re-
de armonía, la mezcla de diversos componen- presentado uno de los principales promotores de la imagina-
tes existentes en la naturaleza dio origen a una ción humana y en muchos casos también ha sido utilizado para
amplia diversidad de cabezas, cuerpos, extre- sustentar de manera artificiosa creencias religiosas, mitos y le-

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Mitos y leyendas

yendas. Esto, que fue común en el pasado histórico, todavía


está presente en algunas sociedades modernas en las que es po-
sible encontrar vigente la creencia de que ciertos tipos de
fósiles poseen cualidades sobrenaturales o medici-
nales, o bien que representan restos de seres
fantásticos.

PREHISTORIA

La evidencia más antigua del contacto del


hombre con los fósiles, con una edad estimada
de 80 mil años, se ha encontrado en la cueva de
Arcy-sur-Cure en Borgoña y consiste en una pe-
queña colección de gasterópodos y corales fósiles que se
cree fue formada por un grupo de neandertales que ocuparon
dicha cueva. La interpretación y el uso que hicieron de estos
fósiles es una incógnita, pero es muy probable que fueran utili-
zados como piezas de ornato, amuletos, u objetos con propieda-
des mágicas o religiosas. Hallazgos con antigüedades de hasta
35 mil años demuestran que las conchas de erizos, bivalvos,
gasterópodos y amonitas, así como los dientes sueltos de dife-
rentes organismos, fueron utilizados por el hombre del neolítico
para construir collares, para tallar en ellos pequeñas esculturas,
e incluso para adornar a sus muertos y sus sepulturas, refle-
jando el carácter sobrenatural que se le ha otorgado a los fósi-
les desde las primeras culturas humanas.

LEYENDAS GRECOLATINAS

En las mitologías griega y romana se mezclaron las ideas religio-


sas con las generadas mediante la observación de la naturaleza
para crear un catálogo muy amplio de seres mitológicos. El ori-
gen de estos seres se atribuyó a procesos naturales, a creaciones
divinas con un fin determinado, a castigos o premios de los dio-
ses a ciertos humanos u otros dioses, e incluso como productos
de la hibridación entre dioses y hombres. Centauros, quime-
ras, minotauros, hidras, cíclopes, nereidas, sirenas y tritones
Figura 1. Entierro encontrando en la cueva de Duns-
son sólo algunos ejemplos. En este contexto, el hallazgo de di- table Down, Inglaterra. Alrededor del cuerpo de una
versos tipos de fósiles fue utilizado como prueba de la exis- presunta madre que abraza a su hijo se colocaron
equinoideos irregulares fósiles (galletas de mar o
tencia de parte de esa diversidad mitológica, e incluso quedó sand-dollars). Este hallazgo, que posee una antigüe-
inmerso en algunas leyendas que se conocen con detalle en dad de cerca de 10 mil años, demuestra la connota-
ción mágica o religiosa que los hombres del Neolítico
nuestros días y que han permitido localizar yacimientos fosilí- europeo daban a ciertos fósiles.
feros muy importantes, como los de la isla de Samos, en la que

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Los fósiles

C. Forsyth Major, alrededor de 1888, descubrió una


rica fauna de vertebrados miocénicos después de
conocer los relatos de Éforo sobre las aneades (gran-
des bestias que ataban a las personas en la región y
que podían destruir la Tierra con el sonido de sus
voces) y los relatos de Plutarco, donde los esquele-
tos que los griegos encontraron en Samos fueron
considerados como los restos de la amazonas muer-
tas por Dionisio.
Hace cinco mil años, marinos aqueos descubrie-
ron fósiles de grandes mamíferos en Sicilia, entre
ellos los de grandes proboscidios (posiblemente mas-
todontes o elefantes enanos). Al observar el tama-
ño de los huesos pensaron que se trataba de los res-
tos de enormes seres de forma semi-humana a los
Figura 2. Cráneo de un mamut. El forámen nasal que pre- que llamaron cíclopes, pensando que poseían un solo ojo; la idea
sentan los proboscideos fue interpretado por griegos y
surgió por la forma del cráneo de los proboscidios, que pre-
romanos como la foseta que ocupaba el único ojo que te-
nían los cíclopes, gigantes de forma semi-humana presen- senta la foseta nasal en la región centro-frontal y que fue inter-
tes en varias leyendas. En otras culturas, los grandes hue- pretada como la cavidad ocupada por el único ojo del gigante.
sos de éstos y de otros animales del pasado han sido la
fuente para postular la existencia de seres de Este hallazgo, y varios más, propiciaron el desarrollo subsecuente
grandes dimensiones. de diversas leyendas sobre la existencia de seres gigantescos:
por ejemplo, Homero, en el canto IX de la Odisea, describe el
enfrentamiento de Ulises y de su tripulación con cíclopes de
apariencia monstruosa y hábitos carnívoros. Posteriormente en
el siglo V, el historiador Tuclides (apoyado por Empédocles) re-
saltó el hallazgo de abundantes restos de proboscidios en las
laderas del Etna, al señalar a éste como el lugar en donde el cí-
clope Polifemo, hijo del dios Poseidón, devoró a parte de la tri-
pulación del barco de Ulises.
Hace cinco mil años, El tamaño de los gigantes fue concebido en diferentes esca-
marinos aqueos descubrieron las: para Plinio, el esqueleto de Orión tenía un tamaño de más
de 13 metros; en contraste, al describir el hallazgo de Orestes,
fósiles de grandes mamíferos
Herodoto menciona que el tamaño de los gigantes era de sólo
en Sicilia, entre ellos cuatro metros.
los de grandes proboscidios
(posiblemente mastodontes
o elefantes enanos) LOS FÓSILES EN OTRAS CULTURAS

Al lado de gigantes y demás seres de la mitología grecolatina,


aparecen otros que tuvieron su origen en otras culturas: por
ejemplo, de la cultura china la creencia en dragones viaja des-
de Asia hasta Europa y es asimilada por griegos y romanos, y
posteriormente heredada a la cultura occidental. En China per-
siste la creencia ancestral de que diferentes tipos de piezas den-
tales, pertenecientes en realidad a distintos tipos de organis-

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Mitos y leyendas

mos de muy diversas edades geológicas, son dientes de dra-


gón. Dada la divinidad benefactora que este ser representa,
sus supuestos dientes han sido utilizados por los chinos
como amuletos, talismanes y sobre todo como medica-
mentos casi milagrosos. Actualmente existen farmacias
chinas, ubicadas incluso en muchos lugares fuera de
China, en las que aún se expenden los llamados dien-
tes de dragón como curas a enfermedades diversas o
como afrodisiacos. Al igual que los dientes, grandes hue-
sos fosilizados fueron considerados por la mitología china
como los restos de los dragones que no habían encontrado una
nube que les permitiera entrar al cielo.
También se encuentran algunos mitos relativos a los fósi-
les en la cultura egipcia, en la que los sacerdotes utilizaban a
las amonitas, llamadas cuernos de Amón, como elementos que
permitían tener premoniciones y visiones divinas durante el
sueño. Esta idea surge de la similitud en la forma de la concha
de estos moluscos con la de los cuernos del carnero, animal con Figura 3. Durante la Edad Media, se pensaba en Europa
que las amonitas eran serpientes petrificadas. En la región
el que se representaba al dios Amón-Ra.
de Yorkshire, en Inglaterra, creían que Santa Hilda les ha-
bía cortado la cabeza a dichas serpientes. Aprovechando
estas creencias, los falsificadores esculpían una cabeza en
las amonitas para poder venderlas. En algunas culturas
prehispánicas de México las amonitas han sido interpreta-
LA EDAD DEL OSCURANTISMO
das como rayos de sol petrificados. Por ejemplo, el pena-
cho de los voladores de Papantla es una representación de
A lo largo de toda la Edad Media, en un ambiente dominado la forma enrollada de una amonita y por ende del Sol.
por la religión, los fósiles fueron considerados simples curiosida-
des de la naturaleza, trampas puestas por el diablo para poner a
prueba la fe de los creyentes, inflorescencias de las rocas o bien,
siguiendo los ideas de Aristóteles, exhalaciones de la tierra a las
que les faltó la vis plastica, la entelequia o un soplo divino para
alcanzar el nivel de seres vivos. Estas ideas se fueron enfren-
tando paulatinamente a una serie de hechos y eventos
que demostraron el origen orgánico de los fósiles.
En el siglo I de nuestra era, Plinio el Viejo llamó glos-
sopetrae a los dientes de tiburón fósiles (abundantes en
muchas localidades de Europa y otras partes del mundo
en las que afloran rocas del Terciario) y las describió como
lenguas petrificadas caídas como lluvia durante los eclipses lu-
nares; el mismo pensador describe los caparazones de erizos
como pequeñas tortugas o huevos de serpiente, utilizados como
amuletos por los druidas para poder obtener lo que quisieran de
Figura 4. Gryphae sp. Es un molusco bivalvo de concha
los príncipes; y al ámbar, nombrado por los griegos como elec- semienrrollada que fue interpretado como las pezuñas
trum por sus propiedades eléctricas, lo describe como orina de perdidas por el diablo. Durante la Edad Media, éste y
muchos otros fósiles fueron utilizados para apoyar la
lince petrificada. creencia en una diversidad de seres mitológicos rela-
Muchas de estas ideas y otras, generadas en distintos tiem- cionados con la religión católica.
pos y en diversas culturas, se transmitieron a lo largo de la Edad

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Media y se transformaron en leyendas ligadas a la religión cris-


tiana. Por ejemplo, las glossopetrae fueron renombradas como
lenguas de San Pablo y consideradas como dientes de serpien-
tes, animales maldecidos por el apóstol después de ser mordido
por una de ellas en la isla de Malta. De acuerdo a este supuesto
origen, se les atribuyó poderes medicinales y fue-
ron utilizadas como elementos capaces de absorber
venenos y ponzoñas. En contraste, las mismas glos-
sopetrae fueron uno de los primeros tipos de fósiles
a partir de los cuales personajes como Conrado
Gesner (1516-1565), Nicolás Steno (1638-1686) o
Fabio Colonna (1567-1650) compararon su mor-
fología con la de dientes de tiburones vivientes y
postularon el origen orgánico de los fósiles, atre-
viéndose a hacer públicas sus ideas a pesar de la
represión que ejercía la iglesia católica.
Durante la Edad Media existió en la mente de
la gente un ser mítico que fue plasmado en muchas
historias escritas, pinturas y esculturas: el unicor-
nio. El origen de este ser mítico se ha atribuido a
la observación e interpretación distorsionada de
diversos animales, entre ellos el rinoceronte o el
órix. Así, los atributos medicinales y afrodisiacos
que le dieron y aún le dan al cuerno de rinoceronte
las culturas de Asia, Medio Oriente o África tam-
bién se le atribuyeron al cuerno del unicornio, re-
percutiendo en una búsqueda frenética de estas
piezas. En diversos mercados, era posible encon-
trarlas a la venta y se sabe que lo que se ofrecía
eran defensas de proboscidios o los incisivos de
narvales actuales y fósiles. Estos últimos eran los
mejor aceptados como verdaderos, por lo que fue-
ron los más cotizados y su forma espiralada es la que normal-
Figura 5. El Jardín de las Delicias (detalle). En este mente se utiliza para representar al cuerno del unicornio en el
cuadro, el Bosco pintó un unicornio bebiendo agua al
lado de diversos seres fantásticos; la ubicación de arte del medioevo y del Renacimiento.
esta escena denota el carácter del unicornio como un La interpretación de los fósiles de grandes vertebrados como
animal divino con poderes benéficos para el hombre.
Los incisivos de narvales y los colmillos de probosci-
restos de gigantes nos da otro ejemplo de cómo la cultura cris-
dios fósiles fueron vendidos como cuernos de unicor- tiana asimiló mitos y leyendas antiguas y las transformó en pro-
nio con gran demanda y a precios de oro para la cura
de enfermedades, maleficios y envenenamientos.
pias. Una de las más conocidas es la leyenda de Teotobocus, de
quien se dice fue rey de los teutones y de otras tribus germáni-
cas, y que a finales del siglo II antes de Cristo invadió el sur de
Europa al lado de 400 mil soldados, y que fue derrotado y muer-
to por el ejército romano en el sur de Francia, y sus restos fue-
ron enterrados en la zona de batalla. Alrededor de 1613, se en-
contraron en esa región una serie de huesos que se utilizaron

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Mitos y leyendas

para apoyar la leyenda de Teotobocus; fueron exhibidos por toda


Francia, parte de Holanda e incluso Inglaterra, contándose que El hallazgo de otros
habían sido hallados en una tumba de 10 metros de largo cu- esqueletos de grandes
bierta con una loza en la que estaba grabado el nombre del rey
mamíferos, e incluso
germánico; sin embargo, ahora sabemos que se trataba de hue-
sos de un mastodonte.
de algunos dinosaurios,
El hallazgo de otros esqueletos de grandes mamíferos, e in- fueron interpretados en varios
cluso de algunos dinosaurios, fueron interpretados en varios casos como los restos
casos como los restos de algunos personajes cristianos, como de algunos personajes
San Cristóbal o San Pablo, de quienes se creía poseían cuerpos
de grandes proporciones
cristianos, como San Cristóbal
Los benéficos dragones de la mitología china se transforma- o San Pablo
ron en la cultura occidental en seres malignos y perversos con-
tra los que tuvieron que combatir diversos héroes cristianos
como San Miguel o San Jorge. Leyendas de éstas y otras bata-
llas se creyeron comprobar con el
hallazgo de esqueletos fosilizados de
varios tipos de animales. Por ejem-
plo, al noreste de Europa, en cuevas
de los Cárpatos y otras regiones cer-
canas, se encontraron esqueletos de
osos del Pleistoceno que fueron ex-
hibidos como restos de dragones. Lo
mismo ocurrió a finales del siglo XVI,
cuando una reproducción del crá-
neo de un rinoceronte lanudo se pre-
sentó en Klagenfurt, al sur de Aus-
tria, como el de un dragón abatido
por un héroe cristiano desconocido.

EL RENACIMIENTO

La idea expuesta por griegos de los


siglos V y VI antes de Cristo, como
Anaximandro, Jenófanes o Herodoto, de que el hallazgo de
fósiles de organismos marinos en zonas montañosas es una evi-
Figura 6. San Jorge y el dragón. Esta pintura de Carpac-
dencia de los cambios ocurridos en la configuración o en el ni- cio, realizada en el siglo XVI, ilustra la leyenda del dragón
vel de los océanos en el pasado, fue retomada por varios libre- que asoló el pueblo de Silena y cuyos habitantes, para ali-
mentarlo y apaciguarlo, le ofrecían un humano, elegido
pensadores de los siglos XVI al XIX. Sin embargo, en este periodo
por sorteo, cada día. El día en que le tocó el turno a la hi-
las ideas religiosas seguían determinando las interpretaciones ja del rey, San Jorge apareció y mató al dragón. En leyen-
que se hacían sobre el registro fósil y, entre varias creencias re- das parecidas, el héroe es San Miguel u otros personajes
cristianos. Esqueletos de osos y otros vertebrados fósiles
lacionadas con los fósiles, se desarrolló la idea de que el supues- fueron utilizados como prueba de la existencia de drago-
to diluvio que relata la Biblia explica la presencia de los restos nes y en muchos casos exhibidos a cambio de ciertas re-
muneraciones.
de los organismos marinos en zonas continentales. Se cree que

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Los fósiles

esta idea fue expuesta por primera vez en el siglo XIII por un
monje italiano llamado Ristoro de Arezzo, y madurada poste-
riormente por otros personajes. Durante este proceso se dieron
En América, diferentes diversos eventos como el que el médico naturalista ruso Jacob
culturas desarrollaron mitos Scheuchzer protagonizó en 1725, al hacer público el hallazgo
del llamado Homo diluvii testis u hombre del diluvio, al que des-
o leyendas alrededor
cribió como los restos de un hombre que fue testigo del diluvio.
de restos fosilizados El esqueleto utilizado por Scheuchzer para probar la veracidad
de plantas y animales. del diluvio fue analizado a principios del siglo XIX por el anato-
Al igual que en el viejo mundo, mista francés George Cuvier, quien demostró que en realidad se
el hallazgo de grandes huesos trataba del fósil de una salamandra de gran tamaño.

o troncos fosilizados
generó la creencia
LOS FÓSILES EN LAS CULTURAS
en gigantes DE LA AMÉRICA PREHISPÁNICA

En América, diferentes culturas desarrollaron mitos o leyendas


alrededor de restos fosilizados de plantas y animales. Al igual
que en el viejo mundo, el hallazgo de grandes huesos o troncos
fosilizados generó la creencia en gigantes: el pueblo navajo
creía que los troncos petrificados encontrados en Arizona eran
los huesos del gigante Yetso, al que sus antepasados habían te-
nido que matar para poder habitar sus tierras; esos mismos tron-
cos fueron interpretados por otras culturas anteriores, como los
anasazi, como enormes flechas o armas rotas utilizadas durante
las batallas entre gigantes.
Fray Juan de Torquemada describe en su Monarquía indiana
las ideas del pueblo tolteca sobre la existencia de grandes hom-
bres, llamados Quinametin, que poblaron la región antes de la
llegada de los hombres normales. La leyenda tolteca dice que
estos gigantes llegaron por mar, construyeron grandes edifica-
ciones y que fueron muertos por un fuego divino como castigo
a los enormes pecados que cometieron. Como prueba de la
existencia de estos gigantes, de al menos tres veces la estatura
de un hombre, los toltecas mostraban huesos fosilizados de
grandes mamíferos terciarios. El mismo Torquemada, para apo-
yar la existencia de gigantes en América, relata entrevistas con
europeos que afirmaron haber visto enormes huesos, cráneos,
mandíbulas y piezas dentales de esos gigantes. La crónica de
Bernal Díaz del castillo, Historia verdadera de la conquista de la
Figura 7. Esqueleto de una salamandra de gran tamaño Nueva España, relata la continuación de la leyenda tolteca di-
que en el siglo XVIII J. Scheuchzer proclamó como el Homo
diluvii testis, el esqueleto del hombre testigo del diluvio.
ciendo que los tlaxcaltecas presentaron a Hernán Cortés un
En estos tiempos, los fósiles de origen marino, encon- enorme hueso como prueba de la existencia de gigantes contra
trados en regiones montañosas, fueron utilizados como
los que habían tenido que luchar sus ancestros para conquistar
prueba del diluvio universal descrito en la Biblia.
la región. Para vencer a esos gigantes, la leyenda tlaxcalteca di-

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Mitos y leyendas

ce que sus antepasados, aprovechando


la glotonería y el gusto por las bebidas
embriagantes de parte de los gigantes,
les prepararon un festín y esperaron a
que el alcohol y la comida hicieran
dormir a los gigantes para luego matar-
los. El hueso mostrado a los españoles,
según relata Díaz del Castillo, conven-
ció a Cortés sobre la existencia de gi-
gantes en América y por ello decidió
enviarlo a España como muestra.
Una de las leyendas más conocidas
de un pueblo prehispánico está relacio-
nada con el ritual de los voladores de
Papantla que, en su vuelo imaginario,
representan al Sol y a la lluvia al caer
sobre la tierra, venerando al mismo tiempo a las deidades co- Figura 8. Tronco fósil en el bosque petrificado de Arizona.
rrespondientes. Los fósiles de amonitas eran familiares para la La gente del pueblo navajo consideraba a estos troncos
como huesos de Yetso, gigante al que sus antepasados ha-
cultura totonaca, pues son comunes en las rocas que afloran en bían matado para conquistar la tierra que habitaban. Otras
diversas localidades que se encuentran en los límites de Vera- tribus pensaban que se trataba de flechas y lanzas utiliza-
das en batallas entre gigantes.
cruz y Puebla. Estos fósiles (llamados localmente “solecitos”)
fueron relacionados por los totonacas con el Sol, al considerar-
los reflejos o rayos de luz solar petrificados, dejados por su dios
como señal de su existencia. De hecho, durante su ritual utili-
zan un penacho construido de plumas arregladas helicoidal-
mente, que reproduce los destellos iridiscentes del Sol y la for-
ma de las amonitas.

Los fósiles de amonitas


eran familiares
RECAPITULACIÓN
para la cultura totonaca,
Los griegos del siglo VI antes de nuestra era, como Anaximan- pues son comunes
dro, Jenófanes, Pitágoras o Herodoto, reconocieron en los fósi-
en las rocas que afloran
les su verdadero origen orgánico y con ello el significado real
que tienen para el conocimiento humano. Platón y Aristóteles en diversas localidades
cambiaron esa concepción y propiciaron que durante más de 18 que se encuentran
siglos se negara la verdadera naturaleza del registro fósil y que en los límites de Veracruz
por el contrario fuera utilizado para apoyar ideas y teorías reli-
y Puebla
giosas, mitos y leyendas. En los siglos XVI y XVII, las colecciones
paleontológicas que se habían formado, las descripciones y
comparaciones que se hicieron con organismos vivientes, y la
apertura del pensamiento humano fuera de la religión, lograron
que se retomara la concepción de los griegos de Mileto, pero no
se consiguió erradicar totalmente la fantasía que en cualquier
humano despierta el encontrar los restos de seres desconocidos,

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Los fósiles

Bibliografía

Buffetaut, E. (1991), Des fossiles et des hommes, Pa-


rís, Éditions Robert Laffont.
Rudwick, M. J. S. (1976), The meaning of fossils:
Episodes in the history of paleontology, Univer-
sity of Chicago Press.
Tassy, P. (1991), El mensaje de los fósiles, Alianza
(El libro de bolsillo).

con enormes dimensiones o con rasgos morfo-


lógicos totalmente desconocidos en los orga-
nismos actuales.
Los siglos XVIII y XIX aportaron nuevas da-
tos, observaciones e ideas de cómo estudiar a
los fósiles. La anatomía comparada y la corre-
lación orgánica, principios desarrollados por
Cuvier, permitieron establecer que los seres
fantásticos que se ven en los fósiles sólo son
variedades de los organismos que vemos en el
presente.
Francisco Sour Tovar es doctor en ciencias adscrito como profesor de carrera al
La teoría de la evolución, propuesta en el Museo de Paleontología de Facultad de Ciencias de la UNAM, del cual es coordinador.
siglo XIX y enriquecida con los avances de la Su trabajo de investigación se enfoca a las faunas paleozoicas de México, tema so-
biología a lo largo del siglo XX, nos permite ex- bre el que ha publicado diversos trabajos en revistas nacionales e internacionales.
Como docente ha impartido las materias de Paleobiología, Evolución, Ciencias de la
plicar los cambios en la diversidad a lo largo Tierra y otras en la Facultad de Ciencias de la UNAM y en la Escuela Nacional de An-
de la historia de la vida y que ahora podemos tropología e Historia.
conocer a través del registro fósil. Sin embar- fst@hp.fciencias.unam.mx
go, a pesar de los avances en el conocimien-
Sara Alicia Quiroz Barroso es doctora en ciencias biológicas y su especialidad es la
to de la naturaleza, el hombre sigue creyendo paleontología de invertebrados. Actualmente trabaja como profesora de carrera titu-
en mitos y leyendas y continúa la búsqueda de lar adscrita al Museo de Paleontología, Departamento de Biología Evolutiva de la Fa-
seres fantásticos en los bosques y en las mon- cultad de Ciencias, UNAM. Ha impartido numerosos cursos de licenciatura y posgrado
relacionados con el área y su trabajo de investigación se enfoca al estudio de las fau-
tañas nevadas de Norteamérica, en las selvas
nas paleozoicas, de las que ha presentado trabajos en revistas y foros nacionales e
del Amazonas o el Congo, o en un lago de internacionales.
Escocia. saqb@hp.fciencias.unam.mx

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