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Criterios para la elección de cultivares y parámetros de calidad en césped.

Cual cultivar elijo? Cual es mejor?


La respuesta para estas preguntas, dependerá de: para que lugar, para que uso y con que
mantenimiento.
Los principales elementos a considerar en la elección de un cultivar para un determinado lugar
y un uso determinado son por un lado su adaptación a las condiciones ambientales locales y a
los requerimientos del uso al que se destinará esa superficie cespitosa y por otra parte las
posibilidades disponibles para la implantación y el mantenimiento.
El material elegido debe: adaptarse al ambiente y al manejo que podamos darle para adecuarlo
al uso al que lo destinaremos, y, tener un costo sostenible de implantación y mantenimiento.
Un concepto interesante en la elección de cultivares es el de habilidad competitiva que tenga
un material, con el uso y manejo que vayamos a darle y frente a las condiciones ambientales:
malezas, enfermedades, plagas, sequía, periodo invernal, heladas, temperaturas altas, suelo,
fertilidad, sombra, etc.

Respecto a su adaptación a condiciones ambientales tenemos que señalar, en primer lugar, que
podemos clasificar a las especies cespitosas en dos grandes grupos: de verano o mega-térmicas
y de invierno o meso-térmicas. En nuestra zona, las de verano son más importantes en parques
y jardines, ya que son perennes y permanecen en crecimiento durante muchos meses del año,
mientras que las de invierno, se utilizan en algunos casos, mediante resiembra otoñal, para
cubrir el bache de unos meses en invierno, donde las especies de verano entran en dormición.
Dentro de cada uno de estos dos grupos se observan comportamientos distintos de los
cultivares frente a factores ambientales como temperatura, sombra, salinidad, falta o exceso de
agua, al uso tales y adaptación a alturas de corte, resistencia al pisoteo, capacidad de
recuperación, etc.

En función de todos estos elementos se elegirá un material o una mezcla y se decidirá el


momento y el método de implantación, siendo esta una etapa crucial para el éxito.

Una vez lograda la implantación, el objetivo del manejo del césped, será lograr y mantener la
calidad. Ahora bien que entendemos por calidad en césped? Con calidad nos referimos tanto a
componentes estéticos, como funcionales y estará condicionada por factores : ambientales,
genéticos, fisiológicos, sanitarios y de manejo.

La calidad estética se refiere caracteres sensitivos: esto es a “cómo se ve; como se siente”
mientras que la funcional se refiere a “cómo se comporta” esto es en qué medida una
superficie cespitosa se adapta al uso al que se la destina.
Para evaluar la calidad estética se pueden utilizar los siguientes parámetros:

 Uniformidad: un césped de alta calidad debe ser muy uniforme en todas sus características,
esto es densidad, color etc. La falta de uniformidad por problemas propios del cultivar o
provocada por la presencia de malezas, por áreas desnudas o alteradas debidas a
enfermedades o daños; por problemas de suelo, nutricionales o por un hábito de crecimiento
irregular, disminuyen la calidad estética y funcional del césped.
Densidad: se la define como el número de brotes y hojas por unidad de superficie y es uno de
los componentes más importantes de la calidad del césped. La estimación visual de la calidad se
correlaciona positivamente con la uniformidad y la densidad. Una alta densidad es conveniente
en campos deportivos, ya que brinda mejor sostén a la pelota y además presenta mayor
competencia a malezas.

Textura: la textura se refiere al ancho de las hojas. Varía según especies, cultivares, momento
del año, altura de corte etc. La textura preferida depende en gran medida del uso. En campos
deportivos se prefiere una textura media a fina.

Hábito de crecimiento: se refiere a la forma como cada cultivar ocupa el terreno, esto es si es
macollador o rastrero produciendo rizomas y/o estolones; a la forma en que se disponen
estolones, brotes y hojas y al tipo de trama que produce. Se prefiere que hojas y brotes se
dispongan en posición vertical, que los estolones sean finos de entrenudos cortos, pegados al
suelo y un tramado denso.

Suavidad: se puede evaluar por la sensación al tacto. Una superficie suave genera menos
fricción y por lo tanto, provoca menos resistencia al rodamiento de una pelota. Una evaluación
empírica frecuente de la suavidad en jardines suele referirse a sí, el césped permite o no,
caminar a pie desnudo sobre él.

 Color: Es una característica propia de cada cultivar. También es un importante indicador del
estado general de un césped. La pérdida del color típico, un cambio de la tonalidad verdosa o
desuniformidad en la distribución del color, pueden ser síntomas inicio del periódo de dormi-
ción, de enfermedades, de daños por insectos o nematodos o bien indicar problemas de nutri-
ción, de exceso o déficit de agua u otros problemas de origen ambiental.

La calidad funcional nos indica en qué medida una superficie cespitosa se adapta al manejo que
se le brinda y a los requerimientos del uso al que se la destina. Esto es especialmente
importante en campos deportivos. Estos requerimientos pueden estar en relación al confort y
la seguridad de los jugadores, en relación a elementos propios del juego o a los requerimientos
de manejo. Puede evaluarse utilizando los parámetros que vemos a continuación.
 Rigidez: es la resistencia del césped a la compresión y al arrancado. La rigidez está relacionada
con la resistencia al pisoteo y al daño durante el uso. Está influenciada por varios factores entre
ellos la composición química de los tejidos de la planta, el estado fenológico, el contenido de
agua y la densidad.

Elasticidad: es la capacidad de las hojas del césped de recuperar su posición una vez que se
elimina una fuerza de compresión. Esta es una propiedad esencial ya que la compresión por
pisoteo u otros factores es inevitable al caminar o realizar una práctica deportiva, al cortarlo y
otras actividades de mantenimiento.

Resiliencia: es la capacidad de la superficie de un césped para absorber los golpes sin alterarse.
Varía según el cultivar, la humedad superficial, la compactación y otros factores. Tiene gran
influencia sobre el rebote de la pelota, el cual es muy importante para el desarrollo del juego.

Rodadura o velocidad de la pelota: es la distancia promedio que una pelota recorre sobre la
superficie al ser lanzada. Se utilizan dispositivos mecánicos (plano inclinado) para soltar la
pelota a una velocidad constante y obtener mediciones fiables. Se habla de una superficie más
rápida o más lenta. Está relacionada con la altura de corte, la compactación y otros factores.

Rendimiento: es una medida de la cantidad de pasto cortado en cada corte. Es una indicación
del crecimiento del césped, está influenciada por el genotipo, las condiciones ambientales y el
manejo.

Verdor: se refiere a la cantidad de brotes y hojas verdes que quedan después de un corte
efectuado a la altura y frecuencia correctas. El incremento del verdor se correlaciona con el
aumento de la densidad de hojas y es un indicador de la adaptación del cultivar a la altura de
corte y a las condiciones ambientales.

Enraizamiento: es la cantidad y desarrollo de las raíces presentes en cualquier momento de la


temporada de crecimiento. Se puede estimar mediante la extracción de un cilindro de césped,
quitando el suelo para exponer las raíces. Es un importante indicador de la vitalidad de un
césped, un sistema radicular bien desarrollado es fundamental para un césped sano, vigoroso y
capaz de soportar las actividades que se desarrollen sobre él, ya que cerca del 80% del peso de
las plantas de césped, corresponde a las sus partes subterráneas, raíces y rizomas.

Producción de broza (thatch). Se conoce así a la capa de tejido muerto, desprendida de las
plantas y parcialmente descompuesta que se ubica sobre la superficie del suelo bajo el dosel
del césped. Una capa delgada es beneficiosa porque reduce la compactación del suelo y
aumenta la tolerancia al pisoteo. Sin embargo, una capa de broza de más de 1 cm evita que el
aire y el agua lleguen con normalidad a la raíz y también es caldo de cultivo para hongos
patógenos e insectos dañinos.
 Capacidad de recuperación: es la capacidad de un césped de cubrir rápidamente sectores que
han sido dañados ya sea por el uso o por patógenos, insectos, etc.; ocupando de esa manera el
espacio vacío, evitando que los mismos permanezcan desnudos o sean ocupados por malezas.
Varía con el genotipo y su habilidad competitiva en él ambiente donde está siendo cultivado y
está influenciada por el manejo y las condiciones ambientales.

La compactación es un incremento de la densidad del suelo causada por el tránsito intenso o


uso excesivo de determinadas zonas, como por ejemplo, centro de la cancha y áreas en fútbol.
El suelo compactado disminuye su capacidad de infiltración y de retención del agua, también se
reduce la proporción de macroporos y por ende la disponibilidad de oxígeno para las raíces,
todo esto hace que el césped sufra de asfixia radicular y no crezca con normalidad alterándose
su calidad funcional, además disminuye la capacidad de absorción de impactos y la dureza de la
superficie lo que aumenta la posibilidad de lesiones.

La cobertura se refiere al porcentaje de la superficie del suelo que está efectivamente cubierta
por el césped. Idealmente debe ser del 100, sin suelo desnudo. Los problemas de cobertura
pueden originarse por muchas causas: enfermedades, daños por insectos o mecánicos
problemas de suelo etc. Cuando las condiciones no son las ideales, merma la capacidad de
recuperación y comienzan a aparecer sectores desnudos. Esto se observa por ejemplo en
especies mega-térmicas a fines del otoño, especialmente en sectores sombríos. La situación
ideal es una cobertura completa, uniforme, con alta densidad y baja producción de broza.

Los principales parámetros con los que se evalúa la calidad del césped en una cancha de fútbol,
en relación a lo que necesitan los jugadores, para que se sientan cómodos en una superficie
cespitosa y minimizar la posibilidad de lesiones, están en función de los anteriores y son
principalmente: la ausencia de desniveles, la capacidad absorción de impactos, la tracción, la
resistencia a la deformación y la resistencia al deslizamiento.

Parámetros para estimar la calidad en césped:


Calidad estética

• Uniformidad

• Densidad

• Textura

• Cobertura

• Color

• suavidad
Calidad Funcional:

A--En relación al juego

-- sostén de la pelota

--Rodadura de la pelota

--Rebote vertical y lateral

--Resiliencia

--Elasticidad

B--En relación al jugador: confort, evitar lesiones

• Tracción (agarre)

• Deslizamiento

• Dureza: efecto alfombra

• Uniformidad

• Micro-desniveles

Calidad agronómica

• Enraizamiento

• Rendimiento

• Infiltración y drenaje

• Compactación

• Producción de broza (thatch)

• Capacidad de recuperación

• Temperatura

• Verdor

• Calidad del corte

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