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Para muchas personas, la decisión de adoptar a una mascota tiene más importancia
de lo que pudiera pensarse en primera instancia. Ciertamente no es algo que deba tomarse a
la ligera, ya que el modo de vivir de la familia que haya decidido adoptar a un perro o gato
seguramente se verá bastante alterada.
El cambio será radical también para esa mascota y es algo que debemos tener
presente en todo momento desde que el animal haya llegado a este nuevo hogar. Se perfila
como un factor clave para garantizar una buena calidad de vida y la felicidad de ese animal
de compañía que hemos resuelto recibir en casa.
Desde la perspectiva del perrito o del joven gato que es adoptado y que llega a una
nueva familia, a un hogar desconocido por completo, de un día para otro, la vivencia
tampoco es sencilla de asimilar.
Estos son algunos de los beneficios que aporta la convivencia con una mascota:
Disminuyen el sentimiento de soledad: su presencia constante hace que las personas
se sientan más confiadas, seguras y protegidas.
Su compañía estimula el contacto físico y la comunicación; casi todos los dueños le
hablan a su mascota y la conversación resulta más relajante debido a una sencilla
razón: “los animales no juzgan a las personas”.
Incrementan la autoestima: los cuidados y atenciones que demandan las mascotas
reducen los tiempos de ocio, hacen que la persona se sienta útil y generan una
estrecha relación entre el adolescente y el animal que se elija como mascota, en la
que ambos intercambian cariño y emociones. Son una constante fuente de
motivación para su dueño.
Los adolescentes aprenden que la convivencia con las mascotas contribuye a que
aprendan valores positivos como el respeto hacia los animales y la vida, la amistad
y el amor, crea sentido de responsabilidad y promueve la comunicación entre padres
e hijos. Las mascotas pueden enseñar a los adolescentes una forma distinta de amar.
Una mascota desarrolla la sensación de ser siempre aceptado y querido.
Las mascotas en el hogar mejoran el humor: ellas son una fuente de alegría y
diversión para toda la familia, y con su compañía enseñan a disfrutar de las cosas
sencillas de la vida.
Las mascotas en casa estimulan el contacto social: tener una mascota es una buena
manera de establecer contactos sociales más positivos, conociendo a otras personas
con quienes compartir anécdotas y experiencias sobre ella, ampliando así el círculo
de amistades. Esto ayuda a que los adolescentes tengan vivencias distintas y
amplíen sus conocimientos sobre el cuidado y las necesidades de una mascota.