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ALIMENTO Y FUNCIONAMIENTO CEREBRAL

El cerebro es un órgano muy sensible que controla las emociones, el pensamiento, la


percepción, los estados de ánimo, y la conducta; depende de los suplementos de energía
y factores nutricionales aportados a través de la sangre.

El cerebro tiene una barrera protectora que transporta selectivamente nutrientes y


sustancias que son adecuadas para su funcionamiento. Si los nutrientes son inadecuados,
ocasiona desequilibrios neuroquímicos, que provocan alteraciones en el pensamiento,
percepción, emociones, o conductas.

Algunas personas son especialmente sensibles ante determinados alimentos, inhalantes


o productos químicos que inducen reacciones alérgicas. Aunque parezca increíble,
algunos alimentos comunes pueden provocar respuestas muy variadas; por ejemplo: el
trigo puede inducir reacciones hiperactivas; el huevo, hostilidad; la leche, confusión de
pensamiento; y la naranja, cansancio. Es un imperativo identificar la posible
intolerancia o alergia de las personas ante determinados alimentos o sustancias.

En el cerebro, los mensajes (pequeños bloques de información) son pasados de una


célula a otra por medio de impulsos eléctricos y químicos. Los medios químicos son
llamados neurotrasmisores. Hace poco más de diez años, se descubrió que tres de los
neurotrasmisores químicos son elaborados por el cerebro a partir del alimento que
consumimos. Estos tres neurotrasmisores químicos son: la dopamina, la norepinefrina, y
la serotonina.

Debido a su estructura molecular, las dos primeras son catalogadas como catecolaminas
(la adrenalina es otro ejemplo de catecolamina). La serotonina, el tercer neurostrasmisor
que sintetiza el cerebro a partir del alimento, entra en la categoría de las indoleaminas.

La dopamina y la norepinefrina son los elementos químicos que propician el estado de


alerta. Cuando estas substancias están presente en el cerebro se advierten cambios en
las conductas y en el estado de ánimo; las personas manifiestan tendencia para pensar
más ágilmente, reaccionan más rápidamente ante los estímulos, sienten mayor atención,
motivación y energía mental; los problemas, aun cuando sean grandes, parecen
solucionables, y cualquier situación parece manejable.

La serotonina es la substancia química que propicia la calma. Cuando el cerebro está


empleando activamente la serotonina, los sentimientos de tensión disminuyen y se
incrementa la habilidad de concentración; la serotonina, también, retarda las reacciones
y puede ocasionar somnolencia y pasividad.

El cerebro sintetiza la dopamina, la norepinefrina, y la serotonina a partir de los


aminoácidos: substancias químicas que contienen nitrógeno y que originan las
proteínas; éstas, a su vez, son uno de los nutrientes básicos de las células, y son
proporcionados por los alimentos de origen animal, legumbres, granos y semillas.

Los dos aminoácidos que más importan para la comprensión de este tema son :

* la tirosina: principal ingrediente en los neurotrasmisores dopamina y norepinefrina.


* El triptofán: aminoácido del que se elabora el neurotrasmisor serotonina.

Dado que los alimentos proteínicos contienen ambos aminoácidos (tirosina y triptofán),
mientras más consumamos tal alimentación más tendremos disponibles estos dos
aminoácidos.

Sin embargo la asimilación de cada uno y los consecuentes efectos dependen de un


mecanismo que los rige.
Siempre que consumimos proteínas, llega tirosina al cerebro y, por lo tanto, disponemos
de dopamina y norepinefrina, que provocan el estado de alerta y energización del
cerebro.

En cambio, no sucede lo mismo con el triptofán. En los años 70 el psicólogo John


Fernstrom y el neurólogo Richard Wurtman (Massachusetts Institute of Technology)
descubrieron que los aminoácidos penetran al cerebro por un camino común: una
estructura especial en la membrana que rodea al cerebro; pero, dado que el espacio en el
camino de entrada es limitado, no todos los aminoácidos pueden introducirse al mismo
tiempo. El triptofán es el que menos posibilidades tiene de entrar al cerebro ante la
acometida de los otros aminoácidos. Por esta razón, si consumimos alimentos llenos de
proteínas, no necesariamente dispondremos de mayor cantidad de triptofán. Al mismo
tiempo Fernstrom y Wurtman descubrieron que el consumo de carbohidratos solos sí
incrementaba la presencia de triptofán en el cerebro.

Los carbohidratos, ingeridos en la forma de azúcar, jamón o alimentos con almidón


( pan, pasta) activan la secreción de insulina desde el pancreas. La insulina,
naturalmente ayuda a regular la cantidad de azúcar en la sangre. Sin embargo, otra
función importante es la de asentar en la sangre los aminoácidos del alimento digerido
para su encuentro con las células.

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SELECCION DE ALIMENTOS

No todos los alimentos con proteínas o carbohidratos proporcionan los mismos


resultados deseables; algunos son mejores que otros. Lo aconsejable es consumir
alimentos que pueden encontrarse en su forma más pura.

Aunque todas las proteínas son hechas de aminoácidos, la naturaleza difícilmente


estructura alimentos que contienen grandes cargas de aminoácidos en forma
bioquímicamente pura. Por ejemplo, la clara del huevo es quizá la forma más pura de
alimento proteínico que existe, pues está hecha casi completamente de aminoácidos y
no contiene grasa ni carbohidratos; pero la yema del huevo está compuesta sobre todo
de grasa. ¿Esto quiere decir que es necesario consumir grandes cantidades de clara de
huevo para que nuestra mente esté alerta y energética?
No... afortunadamente. Pero es importante seleccionar alimentos proteínicos que
contengan poca grasa y/o carbohidratos cuando deseamos tener una mente alerta,
energética y motivada.

Lista A. Son los mejores, porque contienen muy poca grasa y casi no tienen
carbohidratos:
Mariscos
Pescado
Pollo (sin pellejo, que tiene mucha grasa)
Ternera
Carne de res sin grasa

Lista B. Son los productos lácteos con poca grasa, y los vegetales. Aunque las proteínas
de origen vegetal frecuentemente tienen mucho carbohidrato, contienen suficiente
tirosina como para incitar la producción de los productos químicos que propician estado
de alerta. Los alimentos que se enlistan son igualmente aconsejables:

Requesón con poca grasa


Lecha con poca grasa
Yogurt con poca grasa
Fruta seca
Lentejas
Soya y sus derivados.

Lista C. Los siguientes alimentos tienen mucha proteína pero también tienen altos
niveles de grasa; y dado que ésta tiende a retardar su ritmo de absorción en el sistema,
no pueden esperarse resultados rápidos. Tales alimentos exigen que se oriente mayor
cantidad de sangre al estómago e intestinos que al cerebro. Los procesos mentales se
hacen lentos, la mente seentorpece y da como resultado un pensamiento confuso o un
estado de letargo. Por lo tanto, aunque la grasa no afecta al cerebro de la misma manera
que las proteínas y los carbohidratos, que inducen cambios químicos, sí influye en la
mente, el estado de ánimo, y en la actuación intelectual -y siempre en forma negativa.
La grasa también añade calorías, lo cual influye en el aumento del peso. Se sugiere que
NO incluyamos los alimentos enlistados abajo, si queremos incrementar la energía
mental, pues la mayoría de ellos logran lo contrario:

Carne de res (a menos que carezca de grasa)


Cordero
Puerco y sus derivados (tocino, chicharrón)
Organos interiores (hígado, lengua, menudo, etc.)
Quesos enteros
Lecha entera
Yogurt entero

CARBOHIDRATOS
Los alimentos generalmente catalogados como carbohidratos son de dos tipos:
azúcares, llamados también carbohidratos simples, y los almidones , conocidos
técnicamente como carbohidratos compuestos. Los adjetivos simple y compuesto
describen su estructura molecular. Los azúcares, en otras palabras, están hechos de
moléculas menos complejas que los almidones.
El carbohidrato más efectivo para allegar al cerebro mayor cantidad de serotonina es el
que, probablemente, sólo se pude obtener por prescripción médica y se aporta por
inyección intravenosa: la glucosa.
La glucosa es un azúcar (otras son: sucrosa, fructosa, y lactosa), que, según los
científicos, es la única azúcar capaz de causar un inmediato incremento en la cantidad
de insulina aportada por el páncreas. Conviene recordar que la insulina es crucial en el
proceso por el cual el triptofán logra tener acceso al cerebro y estimular la producción
de serotonina. El triptofán atenúa la trasmisión eléctrica entre las neuronas, y puede
inducir al sueño; por esta razón, la atención puede ser afectada después de un fuerte
consumo de carbohidratos.
El cerebro consume dos terceras partes de la glucosa que tenemos en el cuerpo, y es
altamente dependiente de la sangre para el abastecimiento de este combustible; de
hecho, la glucosa genera los 20 o 25 watts de electricidad necesaria para conducir los
impulsos eléctricos cerebrales. Al mismo tiempo, el cerebro casi no tiene lugar para
almacenar glucosa y, cuando ésta le hace falta, tiene que solicitarla al hígado, el cual,
además, almacena el azúcar sobrante. El balance de azúcar en la sangre es muy
importante para el adecuado funcionamiento cerebral y emocional. Si desequilibramos
el delicado mecanismo que regula el azúcar podemos afectar negativamente el
funcionamiento corporal, ocasionando letargo o excitabilidad, según falte o exceda.

Algunas sustancias ocasionan que el hígado descargue glucosa en el torrente sanguíneo


en forma muy intensa. Entre ellas figura el café, el alcohol y el tabaco.
El consumo de glucosa pura es prácticamente imposible, pero la mayoría de los
carbohidratos -simples y compuestos- tienen suficiente glucosa en su estructura para
activar la respuesta alimento-mente-estado de ánimo.

Dulces. El azúcar refinada tiene una cualidad adictiva: "mientras más comas, más
desearás". Dado que la característica más distintiva de las alergias cerebrales es la
búsqueda ansiosa de la sustancia ante la que es alérgica la víctima, no es extraño que
encontremos frecuentemente alergias ante el azúcar refinada. Esto sucede porque el
cuerpo constantemente trata de alcanzar la homeostasis (estabilidad interna): cuado el
cuerpo es bombardeado por algo que no puede manejar, responde con una adaptación a
tal elemento (inclusive con una dependencia).

La estabilidad en el nivel de azúcar en la sangre es tan importante que el cuerpo posee


un intrincado sistema para mantenerla. El proceso protector empieza con el sistema
endocrino; si éste es requerido exageradamente no funciona adecuadamente. El
páncreas es el principal factor de equilibrio de azúcar; cuando una persona cosume
carbohidratos refinados provoca una repentina y repetida elevación del azúcar; esta
situación ocasiona que el páncrear la sobrecompense con abastecimiento de insulina. Si
este proceso de desequilibrio-equilibrio es constante, ocasiona falta de armonía en todo
el organismo, incluyendo en el cerebro, que es dependiente del nivel estable de glucosa;
lo mismo sucede con otras glándulas endocrinas ( sobre todo, las suprarrenales, el timo,
la tiroides, la pituitaria y el hígado).

Yaryura-Tobias ha demostrado que el desequilibrio en el nivel de azúcar en la sangre


(sobre todo ocasionado por la sobrecarga de carbohidratos refinados y por alimentos
alergénicos) tiene un efecto devastador en los neurotrasmisores que controlan el sueño,
los estados de ánimo, la motivación, y el aprendizaje; es factible encontrar
hiperactividad o conductas violentas.
La cafeína (contenida en el café, refrescos de cola, chocolate) ocasiona algo más que los
carbohidratos refinados : provoca pánico en las glándulas suprarrenales; puede producir
palpitaciones, temblores, depresión, ansiedad, nerviosismo, e insomnio.
El círculo vicioso de sube-baja en el nivel de azúcar en la sangre, perpetrado por el
consumo combinado de azúcar y cafeína es difícil de romper, por el alto contenido
adictivo.
El desayuno es la comida más importante del día, porque establece el nivel de azucar de
la sangre para todo el día: un desayuno rico en nutrientes, carente de alimentos
alergénicos asegura, en gran parte, una buena jornada.
El azúcar de mesa (sucrosa), químicamente hablando, es parte glucosa y parte fructosa;
es el dulcificante principal en las golosinas. También es el principal componente de la
miel. De esta manera, casi toda la comida dulce, sobre todo, está hecha de grandes
cantidades de azúcar, e inicia el complicado proceso que termina en que el cerebro
produce más serotonina. La lista que continúa parece un compendio de la anti-dieta.

Dulces
Galletas
Pasteles
Helados
Mermeladas, gelatinas, y preservadores
Jarabes
Refrescos

La fruta no activará la respuesta alimento-mente-estado de ánimo. El sabor dulce de las


frutas y jugos naturales se debe a su alto contenido de fructosa, que es mucho más dulce
que la sucrosa. Pero, aunque la fructosa es convertida, eventualmente en glucosa por el
cuerpo, el proceso es tan lento y gradual que la fruta es prácticamente incapaz de
promover la producción de serotonina. La fruta, por supuesto, es necesaria para el ser
humano, pero no para lograr menor tensión o mayor atención.

Almidones. Los productos elaborados a partir de trigo, maíz, y otros tipos de harina, así
como los vegetales, comúnmente catalogados como "almidonados" (por ejemplo, la
papa), están químicamente compuestos de grandes cadenas de moléculas de glucosa.
Cuando entran a la sangre después de la digestión, la glucosa de tales alimentos activa la
secreción de insulina, permitiendo que el triptofán llegue al cerebro y, por lo tanto,
estimule la producción de serotonina. El consumo de cualquiera de los siguientes granos
y almidones nos ayudará a lograr un estado mental más tranquilo y más atento:

Pan
Pasta
Papas
Arroz
Maíz (incluyendo las tortillas)
Cebada
Avena y otros cereales. (Sin embargo, si añadimos leche a los cereales, introducimos
proteína, lo cual inhibirá la producción de serotonina.)

Los vegetales verdes y de color brillante son "neutrales" en la relación alimento-mente-


estado de ánimo. La lechuga, espinacas, broccoli, zanahorias, betabel, y otros vegetales
ricos en vitaminas y con pocas calorías son parte de una dieta bien balanceada, sin
embargo no aportan carbohidratos en cantidades suficientes para activar la producción
de serotonina en el cerebro; en este sentido es mejor una papa que un plato de espinacas.

El factor grasa. Es conveniente evitar la mantequilla, la mayonesa, la comida frita, los


quesos enteros, las cremas y las salsas. Existen muchas razones para evitar al máximo
tales alimentos: la grasa se asocia con enfermedades mortales, tales como infartos y
ciertos tipos de cáncer. Además, naturalmente, la grasa tiene más calorías (más del
doble) que la comida con proteínas y carbohidratos. Pero lo más importante desde el
punto de vista alimento-mente-estado de ánimo: la grasa requiere de más tiempo para
ser digerida que otros alimentos, lo cual afecta negativamente nuestras reacciones
mentales y emocionales.

¿Cuánta proteína? ¿Cuántos carbohidratos son demasiados?


Según los experimentos realizados por nutriólogos del Massachusetts Institute of
Technology, para la mayoría de la gente, tres o cuatro onzas de proteína en los
alimentos lleva suficiente tirosina al cerebro para estimular la producción de dopamina
y norepinefrina, los elementos químicos que mantienen a la mente alerta y pronta para
intervenir acertadamente ante los retos que enfrenta.
Una onza u onza y media de alimentos con carbohidratos (azúcar o almidón) permitirá
que suficiente triptofán entre al cerebro para activar la producción de serotonina, el
elemento químico que tranquiliza, incrementa el poder de concentración y nos libera de
los sentimientos de ansiedad y frustración. Sólo las personas que tienen 20% o más de
su peso ideal y las mujeres en los días anteriores a su menstruación pueden requerir de
mayor cantidad de carbohidratos. Para tales personas dos o dos y media onzas de
carbohidratos son los aconsejables.

Si tan pequeñas cantidades son las adecuadas, ¿qué pasaría si incrementamos el


consumo de proteína o carbohidratos? ¿Mejoraría el resultado? La respuesta es: no. Los
mecanismos cerebrales están tan perfectamente balanceados que un pequeño cambio
químico logrará una diferencia notable en la forma que que pensamos, sentimos y
actuamos.

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ALIMENTACION PARA UNA MEJOR MEMORIA

Frecuentemente consideramos que la memoria se forma por generación espontánea, sin


embargo, es el resultado de muchos factores que coinciden para lograr un mejor
funcionamiento de este grupo de habilidades llamado: memoria. Uno de estos elementos
se ubica en el área de la alimentación.

Cuando se empezó a estudiar casos severos de pérdida de memoria, sobre todo en el


llamado "mal de Alzheimer", la atención de los investigadores se orientó al efecto de
una sustancia llamada colina (Cfr. Nutrition and the brain, Raven Press, 1977). Sus
efectos se advierten, sobre todo, en dos aspectos: aparentemente incrementa el ritmo
del metabolismo en el cerebro, pues la colina es la sustancia de la cual el cerebro
elabora la acetilcolina, un neurotrasmisor involucrado en la función de la memoria;
también se considera que ayuda a mantener la integridad estructural de las sinapsis, que
son los puntos de comunicación entre las células cerebrales. Los niveles de colina
suelen descender con la edad, sobre todo en las personas con tendencia a adquirir el mal
de Alzheimer, una de las formas más comunes de senilidad. Sin embargo, también los
jóvenes pueden verse afectados por los efectos de bajos niveles de colina, lo cual
repercute en un mal funcionamiento de la memoria.

El Dr. Wurtman considera que la colina o la lecitina puede mejorar la memoria entre la
gente joven con funciones memorísticas relativamente deficientes. Igualmente, el Dr.
Sheldon Saul Hendler sugiere que la lecitina es un nutriente que juega papeles muy
importantes en muchas funciones intelectuales, sobre todo en la memoria, por lo que
recomienda incluir en la dieta común alimentos ricos en este ingrediente, como son:
calabaza, coliflor, huevo (sólo teniendo cuidado con el colesterol), hígado de res,
pescado.
Parte de la colina es sintetizada por el hígado, pero la mayor parte es aportada por los
alimentos que digerimos. En algunas ocasiones el nutriólogo puede sugerir el consumo
de suplementos de lecitina para incrementar la colina.

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INFLUENCIA DE LAS VITAMINAS Y MINERALES EN EL FUNCIONAMIENTO


INTELECTUAL

Aun cuando se desconoce la mejor mezcla de nutrientes para el cerebro, plantearemos


las últimas informaciones prácticas sobre la relación entre la alimentación y el cerebro.

Las vitaminas

La Vitamina B
La vitamina B trabaja en el cuerpo para ayudar a convertir las proteínas, carbohidratos,
y grasas en "combustible" vital, y en el cerebro para ayudar a sintetizar los elementos
químicos que controlan los estados de ánimo. Esta es una de las razones por lo que la
deficiencia en vitamina B frecuentemente se manifiesta en debilidad muscular extrema
y en problemas psiquiátricos que van desde la irritabildad hasta la psicosis.
Afortunadamente, los casos severos son raros, pero aun la deficiencia marginal puede
ocasionar tristeza y ligera depresión.

La vitamina B1 o tiamina es vital para el adecuado funcionamiento del sistema


nervioso, el metabolismo de las grasas, carbohidratos, y proteínas, así como para para
producción de enzimas y jugos gástricos. La tiamina es esencial para el crecimiento, la
atención mental, la asimilación de carbohidratos (cambio de carbohidratos a glucosa),
mantenimiento del tono muscular, estaminas, funcionamiento de los nervios y cerebro,
formación de la acetilcolina, conversión de la glucosa en energía o grasa, y para la
elaboración del ácido hidroclórico.

La tiamina también está íntimamente relacionada con el proceso de oxidación


(combustión de la glucosa) que sucede en cada célula para el abastecimiento de energía.
Como todas la vitaminas B, la tiamina es soluble en el agua y no puede ser almacenada
en el cuerpo, por lo que debe ser consumida frecuentemente.

La deficiencia marginal de tiamina (vitamina B1) puede ocasionar un sentimiento de


laxitud (debilidad muscular), pérdida de apetito, fatiga, estreñimiento,insomnio, dolores
de cabeza, sensibilidad al ruido, náusea por movimiento (mareos en el aire o mar). Los
síntomas mentales incluyen: apatía, confusión, pérdida de memoria, irritabilidad,
inhabilidad para concentrarse, depresión, inestabilidad mental, hostilidad.

Las principales fuentes de Tiamina son: levadura, germen de trigo, arroz, semillas,
nueces, soya, productos lácteos, papas, betabel, vegetales de hoja verde, champiñones,
melaza.

La Vitamina B2 o Riboflavina es esencial para el crecimiento normal; para la salud de


los ojos, piel, uñas y piel; para el metabolismo de los ácidos grasos, aminoácidos y
glucosa; para la respiración de las células; y para la formación de acticuerpos.
Los síntomas de deficiencia incluyen: desórdenes digestivos, insomnio, mareos, dolor
de lengua, piel grasosa, torpeza mental, visión borrosa, ojos enrojecidos, sensibilidad a
la luz, fatiga ocular, mal funcionamiento del hígado.

Las principales fuentes de riboflavina son: levadura, germen de trigo, productos lácteos,
almendras, aguacate, semillas de girasol, vegetales de hoja verde, huevo.

La vitamina B3 o niacina es necesaria para la estabilización de los niveles de azúcar en


la sangre; para el metabolismo cerebral; el mantenimiento de la piel, del sistema
nervioso y digestivo. La niacina incrementa el oxígeno en la sangre.

La insuficiencia de niacina (vitamina B3) puede ocasionar fatiga, molestias digestivas,


dolores de cabeza recurrentes, náusea, insomnio, debilidad muscular, depresión,
irritabilidad, nerviosismo, desorientación, aprehensión, confusión, hiperactividad,
hostilidad, hipersensibilidad en el olfato y gusto; torpeza mental, extrema sensibildad
ante la luz, y pérdida de memoria de hechos recientes (Anderson-Johnston).Cuando la
deficiencia de esta vitamina es severa ocasiona la pelagra.

Las principales fuentes de niacina son: la carne, el pollo, el atún, el germen de trigo,
semillas de girasol, levadura, y el mero.

La Vitamina B6 o Piridoxina es uno de los nutrientes más necesarios; trabaja


íntimamente con el magnesio y el zinc para realizar muchas funciones. La piridoxina
activa al sistema enzimático; ayuda en la síntesis de los ácidos nucleicos; es vital para el
funcionamiento normal del cerebro y del sstema nervioso; es esencial para la absorción,
síntesis y metabolismo de las proteínas; regula los flúidos corporales y es necesaria para
la producción de anticuerpos y hormonas (adrenalina, insulina). La piridoxina, además,
tiene un efecto antihistamínico (junto con la vitamina C, el ácido pantoténico y la
vitamina E), y, de este modo, es útil para el sistema inmunológico. Esta vitamina, en
varios casos, ha probado su utilidad en deficiencias de lenguaje y de caminar. La
piridoxina es esencial para el metabobolismo de las grasas y de los carbohidratos;
también es necesaria para que el hígado convierta el glicógeno (glucosa almacenada) en
energía.

No es común encontrar en las personas la insuficiencia en la vitamina B6 ; sin embargo


las causas más comunes de esta deficiencia son: a) requerimientos más elevados al
promedio de piridoxina ( por infecciones o enfermedades crónicas); b) por la
interacción con ciertos medicamentos (hidrazina, algunos colorantes artificiales como la
tetraxina, las pastillas anticonceptivas, y los PCB que son sustancias químicas tóxicas).
La vitamina B6 se involucra en la producción de dos neurotrasmisores químicos en el
cerebro: la dopamina y la serotonina. Se encuentra en grandes cantidades en: carne,
pescado (sobre todo el salmón y el atún), cereales, sandía, frijol, levadura, nueces y
cacahuates, semillas de girasol, y plátanos; sin embargo el 20 o 30 % puede perderse en
la cocción.

La falta de vitamina B6 ha sido asociada con la depresión, la hiperactividad, letargo,


inhabilidad para concentrarse, deficiencias visuales y auditivas, enuresis, el autismo y la
esquizofrenia. Cuando los investigadores franceses proporcionaron suplementos de
vitamina B6 y magnesio a niños autistas advirtieron enormes mejorías: mayor interés
en las personas y acontecimientos, incremento en las habilidades de comunicación, y
mejores patrones en el sueño y en el alimento.

La Vitamina B12 o Cianocobalamina es una vitamina químicamente muy compleja que


contiene cobalto. Su asimiliación en el cuerpo es difícil, pues requiere de la presencia de
una secreción (factor íntrinseco) dentro del mismo cuerpo para que sea asimilada en el
intestino delgado. El calcio contribuye a la absorción de esta vitamina.
La vitamina B12 es necesaria para la producción de RNA y DNA; ayuda a mantener la
mielina alrededor de las neuronas; ofrece resistencia a las infecciones; es necesaria para
la producción y regeneración de las células rojas de la sangre (previene la anemia);
promueve el crecimiento; y está involucrada en muchos procesos metabólicos y
enzimáticos.

Las deficiencias de la vitamina B12 han sido asociadas con muchos efectos mentales:
psicosis, severa pérdida de memoria y confusión. La deficiencia severa puede ocasionar
que el cerebro y la médula espinal degeneren. Igualmente influye en que el cerebro
procese menos glucosa y sintetice menor cantidad de acetilcolina. Algunos elementos
pueden entorpecer la asimilación de la vitamina B12 : el mercurio, los metales pesados
y algunos solventes. Muchos de estos elementos están presentes en la contaminación
ambiental. Muchos casos de anemia también se deben a la deficiencia de esta vitamina,
pues el cuerpo no produce suficientes ácidos digestivos. Otros efectos de la deficiencia
de esta vitamina son: escaso apetito; crecimiento retardado; fatiga; depresión; olor
corporal desagradable; hipersensibilidad al ruido y a la luz; agitación severa;
disminución de reflejos; dificultades para hablar y caminar; deficiencia en el
metabolismo de carbohidratos.

Algunos medicamentos pueden entorpecer la asimilación de esta vitamina, como son:


Aldomet, la neomicina y el ácido para-aminosalicílico. Las personas que no consumen
carne, pescado o productos lácteos también corren el riesgo de no aprovechar los
beneficios de esta vitamina, pues no se encuentra presente en los alimentos vegetales. El
Dr. Sheldon Saul Hendler recomienda que los vegetarianos rigurosos estén alertas ante
los signos de deficiencia severa de vitamina B12, que pueden advertir en desórdenes
nerviosos, tales como debilidad en los miembros.
Las principales fuentes de esta vitamina son: el hígado de res, la carne, los productos
lácteos, el huevo, la levadura, las sardinas, los ostiones, los cangrejos, el salmón y la
trucha.

El ácido fólico es parte del complejo vitamínico B, que es necesario para la formación
de las células rojas de la sangre; producción de RNA y DNA; producción de
anticuerpos; adecuado funcionamiento del hígado; adecuado funcionamiento del sistema
inmunológico; utilización de la glucosa y de los aminoácidos. El ácido fólico
incrementa el apetito y es crucial para el bienestar emocional y mental.

El ácido fólico se encuentra , sobre todo, en las verduras; sus efectos saludables se
pierden cuando se cocinan a altas temperaturas: si son cocinados durante 10 minutos a
una temperatura de 110°C a 120°, pierden hasta el 65% de su valor nutricional.
Juntamente con la vitamina B12 ayudan a la producción de acetilcolina en el cerebro.

Algunos medicamentos inhiben la absorción de esta vitamina: Aldomet, Bactrim,


neomicina, isoniazidos, metotrexatos, Dilantin, Diácidos, y Premarin.

Los efectos de la deficiencia de ácido fólico son: fatiga, mareos, respiración


entrecortada, irritabilidad, olvido, torpeza mental, depresión, nerviosismo.

Las principales fuentes de ácido fólico son: hígado, levadura, germen de trigo, yema del
huevo, vegetales de hoja verde, espárragos, champiñones, nueces, lentejas, habas,
cacahuates.

El ácido pantoténico es vital para el adecuado funcionamiento de las glándulas


suprarrenales; es necesario para la síntesis de los lípidos (grasas); estimula la movilidad
intestinal; ayuda a construir anticuerpos; previene la fatiga; y es crucial para ayudar al
cuerpo a enfrentar la tensión.

El ácido pantoténico está presente en la producción del neurotrasmisor llamado


acetilcolina (muy importante para la memoria y la concentración); ayuda contra las
reacciones alérgicas; la conversión de la glucosa y de la grasa en energía es una de las
funciones más importantes.

Los síntomas de su deficiencia son: pérdida de apetito, insomnio, irritabilidad,


depresión, mareos, fatiga, molestias gastrointestinales, debilidad muscular, crecimiento
retardado, deficiente formación de anticuerpos; si es deficiente la producción de
adrenalina puede hacer descender el nival de azucar en la sangre y propiciar alergias.

Las principales fuentes de ácido pantoténico son: levadura, hígado, yema de huevo,
melaza, germen de trigo, frijol, cacahuates, semillas de girasol, ajonjolí.

Vitamina C
El cuerpo tiene muchas formas de emplear la vitamina C (ácido ascórbico). En el
cerebro juega un papel importante en la conversión de la dopamina a la norepinefrina
(dos de los neurotrasmisores más importantes). La vitamina C es uno de los ingredientes
que forman parte del instinto de sobrevivencia: la hormona llamada adrenalina y el
neurotrasmisor llamado norepinefrina; ambos estimulan la respuesta de "lucha o corre"
ante un peligro; el ácido ascórbico protege al cuerpo del envenenamiento que producen
los metales pesados (mercurio, plomo, cadmio y cobre).

La vitamina C también ayuda al cuerpo para asimilar otra vitamina particularmente


importante al cerebro: el hierro..
Los síntomas más comunes de la deficiencia de vitamina C son: frecuentes sangrados de
la nariz, confusión, alergias, recuperación lenta, escasa resistencia a las infecciones,
insuficiencias glandulares, problemas digestivos, depresión, desórdenes mentales.

Las principales fuentes de abastecimiento son: la mayoría de las frutas y vegetales


frescos (en especial los cítricos, las fresas, el broccoli, las manzanas, las cerezas, los
pérsimos, la col.

Vitamina E
Es necesaria para la formación del núcleo de las célula (además del RNA y DNA); es
esencial para la utilización del oxígeno en la célula; interviene en el adecuado enfoque
de los ojos.

Una investigación dirigida en la Universidad de Helsinki por el Dr. Matti Tolonen ha


comprobado que esta vitamina y otro antioxidante: el selenio, ayudan a las personas a
mejorar emocional y mentalmente. Los efectos se advierten en el tratamiento de la
depresión, ansiedad, hostilidad y cansancio; al mismo tiempo las personas pueden
incrementar su capacidad de atención, apertura al cambio, interés por su medio
ambiente y autoestima.

Las principales fuentes de abastecimiento son: el aceite de germen de trigo, cacahuates,


arroz, avena, espinacas, broccoli, espárragos, soya.

LOS MINERALES

Obtenemos los minerales de fuentes orgánicas e inorgánicas, y constituyen el 4 o 5% de


nuestro peso. Son esenciales para el adecuado funcionamiento mental y físico, dado que
participan en casi todos los procesos corporales.
Los minerales requeridos en grandes cantidades por el cuerpo se llaman macrominerales
(calcio, fósforo, magnesio, potasio, sodio, cloro, y azufre); los que se necesitan en
pequeñas cantidades, pero no menos importantes, son los microelementos (zinc,
manganeso, hierro, cromo, selenio, silicón, yodo, litio, fluor, molibdeno, cobre, cobalto,
y otros cuyas funciones son todavía desconocidas).

Como todos los nutrientes, los minerales deben estar balanceados; y el equilibrio se
logra mejor a través de alimentos ricos en nutrientes más que los procesados. Aquí
analizaremos sólo aquellos que tienen mayor repercusión en el aprendizaje y en la
conducta.

Hierro
El cerebro requiere de una gran cantidad de óxigeno para funcionar efectivamente, y el
hierro juega un papel fundamental para llevarlo a través de la sangre.

Específicamente, el oxígeno es transportado por la hemoglobina, la proteína roja que da


a nuestra sangre su color. Si nuestra dieta es baja en hierro, la producción y el
funcionamiento de la hemoglobina se entorpecen. Los síntomas de esta deficiencia se
advierten en: decremento en la atención, escasez en el rango de atención, y problemas
de aprendizaje. Muchos infantes anémicos han logrado mayor atención y responsividad
tras una semana de suplemento de hierro. En los adultos se ha advertido una fuerte
correlación entre los niveles de hierro en la sangre y la fluidez verbal.
El hierro, además, desempeña un papel fundamental como componente de varios
neurotrasmisores como son la serotonina, la dopamina, y la noradrenalina.

Curiosamente, se ha encontrado que el hierro afecta más al hemisferio cerebral


izquierdo que al derecho; y lo que es más: los hombres y las mujeres responden en
forma diferente ante los efectos de suplementos de hierro. Las mujeres suelen requerir
de mayor cantidad de hierro cuando están embarazadas o son lactantes.

Las personas sujetas a dietas no controladas profesionalmente y los ancianos tienden a


reflejar perfiles deficientes de hierro porque comen menos; igualmente los vegetarianos
rígidos, dado que el hierro se encuentra en grandes cantidades en la carne, pescado,
mariscos, huevo; sin embargo existen vegetales muy ricos en hierro: soya, semillas de
girasol, espinacas, broccoli, melaza, habas, y frutas secas.

La absorción del hierro puede ser bloqueada de muchas maneras: por los antiácidos, el
té, los aditivos de fosfato en los alimentos y bebidas (casi todos los refrescos tienen
fosfatos como agente efervecente), algunos medicamentos (Aldomet, tetraciclinos,
Premarin, y Theodur), y por el preservador EDTA.
Se puede facilitar e incrementar la absorción de hierro se se consumen alimentos ricos
en vitamina C en conjunción con alimentos que contienen hierro.

Zinc
Otro de los minerales indispensables para el organismo humano es el zinc. Es un
constituyente esencial de la insulina; interviene en la acción de numerosas enzimas; en
la formación del núcleo de las células; en el metabolismo de los ácidos grasos; en la
síntesis de las proteínas; en el metabolismo de la energía. El "Brain Bio Center" de la
Universidad de Princeton ha encontrado deficiencias de zinc en muchos niños
hiperactivos y autistas. Cuando el cerebro no recibe suficiente abastecimiento de este
mineral se observan efectos de letargo y apatía (pérdida de interés en el aprendizaje); la
dopamina y la norepinefrina se obstaculizan; y se afectan negativamente áreas del
cerebro que procesan la información procedente de los sensores del gusto y del olfato.
Esta última característica ha orientado a los investigadores a profundizar el efecto del
zinc en los desórdenes de la alimentación, como la anorexia y la bulimia.

Las fuentes de abastecimiento más comunes son: los ostiones, levadura, mariscos,
huevo, semillas de girasol y calabaza, nueces, germen de trigo, y vegetales de hojas
verdes.

Manganeso
Es un elemento esencial para la producción de insulina; para la síntesis de ácidos grasos
y colesterol; formación de la tiroxina en la tiroides; activa muchas enzimas y ayuda en
la regulación de varios neurotrasmisores cerebrales.
Los principales síntomas de deficiencia son: crecimiento retardado, hiperactividad,
movimientos sin coordinación, escaso equilibrio, escasa tolerancia a la glucosa,
problemas digestivos, asma, mareos.
Las principales fuentes de abastecimiento son: nueces, yema del huevo, vegetales de
hoja verde, germen de trigo, naranjas, espinacas, betabel.

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PATRONES REACTIVOS CONDUCTUALES

CONDUCTAS DE SOBRE-ACTIVIDAD

Las conductas de sobre-actividad, o de hiperactividad, se caracterizan por escasa


coordinación, poca tolerancia ante la frustración y ante el esfuerzo, escaso rango de
atención, aleraciones en el sueño, impulsividad, excitabilidad, cambios imprevistos de
humor, incremento en la rapidez perceptual, agitación, problemas de aprendizaje y
concentración. Las características pueden variar mucho en los niños sobreactivos, pues
pueden manifestar respuestas contradictorias, que desconciertan a los padres y
maestros.

Frecuentemente se prescriben drogas que bloquean el sistema nervioso central para


lograr conductas más aceptables, pero no mejorarn la habilidad del niño para aprender.
Las principales medicinas prescritas son: ritalin, dexedrin, meyeril, cilert, torazin,
tofranil, benadril o vistaril. Algunos efectos de tales medicamentos son: mareos, pérdida
de apetito, insomnio o sueño interrumpido, dolores de cabeza, menos alerta mental,
nausea, malestares estomacales, diarrea, erupciones, irritabilidad, visión borrosa, o
confusión. No necesariamente ocurrirán tales efectos, pero son probables.

El método más popular para controlar la hiperactividad, además de los medicamentos,


es la dieta sugerida por el Dr. Benjamin Feingold, que requiere de la eliminación de los
colorantes y saborizantes artificiales que contienen salicilatos artificiales, así como los
siguientes alimentos con salicilatos naturales: almendras, manzanas, cerezas, pepinos,
uvas, pasas, naranjas, peras, ciruelas, fresas, jitomate, grosella, duraznos. Entre los
elementos que provocan más reacciones hiperactivas son: el colorante amarillo
(tartrazin), el ácido benzoico, la leche de vaca, el chocolate, la soya, las uvas, el trigo,
las naranjas, el huevo, el queso de vaca, los cacahuates, y el maíz.

Se ha encontrado una íntima relación entre la sensibilidad ante los alimentos,


anormalidades en el nivel de azúcar en la sangre, y la hiperactividad. Diferentes
estudios (O'Shea y Porter, Doris Rapp, New York Institute for Child Development,
Alberta Children Hospital) han confirmado que el 75% de los niños hiperactivos y con
problemas de aprendizaje tienen alergias y niveles anormales de azúcar en la sangre.
Mediante la mejoría de la sietas, eliminación de alimentos alergénicos, suplementos, el
Hospital Infantil de Alberta, Canadá, logró mejorar los patrones de sueño; disminuyeron
los dolores y erupciones; se incrementó la atención; se eliminaron o disminuyeron las
conductas repetitivas; se mejoró la obediencia; mejoró la coordinación motriz fina;
desapareció la enuresis.

John Ott, pionero de la investigación sobre los efectos de los diferentes tipos de luz en
plantas, animales y hombres, ha descubierto que la exposición a la luz fluorescente y a
la televisión afecta negativamente a los niños, distorsionando el funcionamiento
cerebral y nervioso. Ott encontró que los alumnos eran poco cooperativos, irritables,
hiperactivos, poco atentos, bajo la luz fluorescente; pero estaban más tranquilos y
atentos cuando trabajaban bajo la luz de espectro total (luz natural). La luz intermitente
de la televisión agrava los síntomas de la hiperactividad.
Recientemente, las investigaciones llevadas a cabo en Inglaterra por Hyperactive
Children's Support Group apoyaron la posición de que los niños hiperactivos con
alergias atópicas (eczema, urticarias, asma) tienden a estar continuamente sedientos y
producir orina concentrada; este fenómeno es característico de la deficiencia de ácidos
grasos (pérdida de líquidos por la piel extremadamente permeable); otras observaciones
de esta investigación son:

1. Una gran parte de niños hiperactivos provienen de familias con antecedentes de


desórdenes atópicos.
2. La hiperactividad afecta tres veces más a los niños que a las niñas. Los varones
requieren de tres veces más de ácidos grasos que las mujeres, para mantener su
crecimiento.
3. Varias sustancias (tartrazin, salicilatos, y otras) tienen efectos negativos en los niños
hiperactivos, pero no en otros niños.

Nichols (1980) y Naeye (1979) encontraron una fuerte relación entre las madres que
fumaban durante el embarazo y los niños hiperactivos. Sin embargo, el humo del tabaco
también afecta a los niños especialmente sensibles, por el contenido de cadmio y plomo.
El Instituto de Neurociencia Aplicada de la Universidad de Maryland ha descubierto
que el cadmio/plomo afecta fuertemente la función cognitiva. El fumar cerca de los
niños es un grave error.

El azúcar refinada ha sido estudiada por muchas universidades e investigadores; sus


efectos no sólo se advierten en un sistema, sino que puede alcanzar la circulación
(problemas cardiovasculares), digestión (caries, hemorroides), locomoción (artritis), y
sistema nervioso (desórdenes en la conducta).

El efecto fisiológico del consumo de carbohidratos refinados -en especial azúcar- es la


sobreproducción de insulina y la hipoglucemia. Al comer azúcar, o cualquier
carbohidrato, el páncreas secreta insulina para metabolizar tales elementos. La
sobredosis de azúcar obliga al páncreas a trabajar en exceso y si este proceso es
continuo o intenso, el páncreas "aprende" a sobreproducir insulina, lo cual,
gradualmente reduce el nivel de azúcar en la sangre. El resultado es que, después de dos
horas después del consumo de azúcar, se puede experimentar hipoglucemia. En esta
situación la gente se puede sentir irritable, fatigada, tensionada, y hambrienta. Si tales
hábitos continúan, el páncreas, agotado, disminuye o suspende la producción de
insulina; el resultado es un alto nivel de azúcar en la sangre, azúcar en la orina e,
inclusive, diabetes.

El desequilibrio en el nivel de azúcar en la sangre tiene marcados concomitantes


psicológicos: cambios bruscos en los estados de ánimo, manía, depresión, ansiedad,
indecisión, distorsión en la autopercepción, y confusión; cuando el nivel es bajo se
asocia con la apatía, la indiferencia, "tristezas o depresiones inexplicables", explosiones
emocionales o violencia.

La razón de tales efectos desastrosos en la conducta humana es que el sistema nervioso


utiliza la glucosa (azúcar simple) como su combustible. Los glucoreceptores del
hipotálamo monitorean continuamente y regulan la cantidad de glucosa en la sangre. Si
es deficiente, se libera azúcar almacenada en el cuerpo y es convertida en glucosa. Si es
excesiva, se produce insulina, para metabolizar el exceso de azúcar. Este es un proceso
vital y muy sensible que está íntimamente ligado con lo que comemos.

Los carbohidratos se encuentran en muchas formas y en diferentes alimentos. Por


ejemlo, los granos integrales se convierten en azúcar simple en forma lenta y pueden
ser fácilmente absorbidos y metabolizados por el organismo en un rango de conducta
estable. Los vegetales y las frutas se metabolizan más rápidamente; su azúcar se
adquiere más rápidamente. Grandes cantidades de frutas pueden desestabilzar el
organismo y ocasionar cambios en el humor y cierta inestabildad emocional. El
carbohidrato que desequilibra más al sistema nervioso y a la conducta es el azúcar: el
nivel de azúcar en la sangre se eleva rápidamente y después decae precipitadamente.
Este proceso se refleja inmediatamente en el sistema nervioso, sistema endocrino y en la
conducta; y es probable que los tres se desordenen crónicamente.

El azúcar también puede descontrolar la conducta al ocasionar un efecto inhibitorio en


la neurotrasmisión. Investigaciones recientes sugieren que el azúcar reduce la
disponibilidad de algunas sustancias con las que el cerebro elabora muchos de sus
neurotrasmisores (componentes químicos que llevan la información de neurona a
neurona en el cerebro). El resultado final es el mismo: el azúcar ocasiona conductas
desintegradas.

En los niños hiperactivos se han encontrado altos niveles de metales pesados tales como
el plomo, cobre, mercurio, y cadmnio, que interfieren y desplazan minerales esenciales
como: zinc, hierro, manganeso y potasio. Tal interferencia bloquea el suplemento de
energía al cerebro, con la consecuente anormalidad en el funcionamiento cerebral.

El Dr. Carl Pfeiffer del Brain Bio Center de Princeton explica el porqué de la
vulnerabilidad de los niños ante tales elementos: 1) la barrera protectora de la sangre
que llega al cerebro aún no ha madurado y, por lo tanto, los elementos venenosos (como
el plomo y otros metales pesados) afectan directamente al cerebro. 2) Los niños
absorben el plomo más fácilmente que los adultos y lo retienen más. Además, los
adultos almacenan el plomo sobre todo en los huesos, mientras que los niños lo retienen
en los tejidos suaves.
Otra investigación afirma que la acumulación de plomo es más evidente cuando un niño
tiene deficiencia de calcio; y como el azúcar refinada inhibe la absorción de calcio, es
necesario disminuir, también por este motivo, el consumo de azúcar refinada. En
cambio, la combinación de vitamina C, zinc, y calcio en la dieta, ayuda a eliminar en el
cuerpo los metales pesados.

Las principales fuentes de plomo son: el humo de cigarrillos, algunas pinturas y lápices;
asfalto, condicionadores de aire y calentadores, baterías, materiales de construcción,
cemento, carbón, cosméticos, crayones, tintes, llantas, lluvia, gasolina y sus derivados.
Obviamente, es imposible evitar el efecto de algunas fuentes, pero es conveniente
reducirlas al máximo.

Las principales fuentes de cadmio son: humo de tabaco, pinturas, y agua contenida en
recipientes viejs que contiene cadmio. La deficiencia de zinc y el alto consumo de
azúcar refinada incrementa la absorción de cadmio y puede afectar la inteligencia y el
rendimiento académico.
El cobre es un mineral esencia, pero su exceso es más común que la deficiencia, debido
al empleo extendido de la tubería de cobre para el agua. El cobre excesivo activa la
agresión y otros cambios negativos en las conductas de los niños. La deficiencia de zinc
también es un factor que incrementa la vulnerabilidad ante el cobre.

El mercurio sobre todo se encuentra en los pesticidas, productos derivados el petróleo,


fungicidas, productos químicos presentes en el agua. Este metal compite con el selenio
en el cuerpo.

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