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“Disciplina a tu hijo”

Propósito General: Ético.


Propósito Específico: Mostrarte como disciplinar de acuerdo a la Biblia.
Palabra clave: Disciplina.
Proposición: ¡Disciplina a tu hijo como el Padre Eterno lo haría!
Texto: Salmo 50.1-23 (inicio), Hebreos 12.1-14 (todos), Varios (Mensaje Semanal)

INTRODUCCIÓN
En la Biblia, el término disciplina se aplica primeramente al proceso de instrucción y corrección
que Elohim utiliza para con su pueblo o una persona. En el Antiguo Testamento se expresa el
concepto mediante las palabras hebreas ‫( יָסַ ר‬yāsar) y ‫( מּוסָ ר‬musar(, que se refieren a castigar e
instruir. En el Nuevo Testamento la palabra griega es παιδεία (pedía), el que se relaciona con la
idea del padre que corrige a su hijo.
‫( יָסַ ר‬yāsar). Disciplina, castigar, instruir.
‫( מּוסָ ר‬musar(. Instrucción, educación, castigo, reprensión; disciplina (de la naturaleza moral), la
corrección.
παιδεία (pedía). Proporcionar instrucción, con la intención de formar hábitos adecuados de
comportamiento, enseñar, instruir, capacitar.
Pero nos ha tocado vivir una época, en la que se felicita a quienes asisten a una “Escuela para
Padres”, no por asistir, sino por ser obedientes, ya que obedecieron a sus padres, y ahora
obedecen a sus hijos; si a eso le sumamos la injerencia que la ONU y los gobiernos locales
quieren tener en las familias, promoviendo la llamada “Disciplina Positiva”, nos encontramos
con padres pusilánimes, o histéricos, incapaces de disciplinar, y por ende, de educar a sus hijos.
El Dr. James Dobson (autor cristiano, evangélico, psicólogo y fundador de Focus on the Family),
en su libro “Atrévete a disciplinar” establece que: Cuando usted ha sido desafiado, es el
momento de hacerse cargo de la situación, de defender su derecho a liderar.
Cuando los padres no asumen el mando en momentos de desafío, crean para sí mismos y para su
familia lo que puede ser toda una vida de pesadumbre. O como dijera Susanna Wesley (madre de
Charles y John): “Ninguna indulgencia para con el desafío intencional puede ser trivial, y
ninguna negación a éste será sin provecho”.
Para un niño de menos de siete meses de edad, no se requiere de ninguna disciplina sea cual sea
el comportamiento o las circunstancias; a esa edad, necesitan que los carguen, los amen, los
acaricien y los tranquilicen hablándoles suavemente. Alimentar cuando tienen hambre,
mantenerlos limpios, secos y abrigados; probablemente los cimientos para la salud física y
emocional son colocados durante los primeros seis meses de vida, los que deben caracterizarse
por la seguridad, el afecto y la ternura.
Gran parte de la confusión en cuanto a cómo impartir la disciplina surge de la incapacidad de los
padres para definir los límites en forma apropiada; así que, si tú estás confuso en cuanto a lo que
es aceptable y lo que no lo es, sin duda que tu hijo va a estar doblemente confundido. La mayor
parte de los niños van a aceptar los límites si los entienden, y están seguros de que hablaste en
serio cuando los estableciste.
Los principios de la buena disciplina permanecen iguales, sin importar la situación familiar,
aunque los procedimientos se hacen un poco más difíciles, para que los implemente una madre o
un padre solo, dado que, cuando los hijos se vuelven irritables, no cuenta con apoyo adicional.

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Los padres y las madres solos tienen un papel difícil de desempeñar, pero los niños no son
indulgentes con las circunstancias difíciles; y al igual que en cualquier familia, el padre o la
madre se deben ganar el respeto de los hijos, o no lo van a recibir.
La actitud permisiva de los padres cuando los niños tienen entre dos y cinco años, tiempo en el
cual se da una etapa formativa, en palabras del Dr. Dobson, es como “ofrecer en muchos casos,
un boleto de ida sin regreso, hacia la rebeldía de los adolescentes”. Si no puedes hacer que un
niño de 5 años recoja sus juguetes, es difícil que vayas a ejercer mucho control durante la etapa
más desafiante de la vida: la adolescencia.
Por lo tanto, creo que unas nalgadas suaves y apropiadas son la disciplina que se le debe aplicar a
un niño entre los dos y los doce años.
Pero, veamos que dice la Biblia al respecto.

DESARROLLO
1) Comienza temprano.
Proverbios 22:6 Enseña al niño el camino en que debe andar, y aun cuando sea viejo no se
apartará de él.
‫( חָ נְַך‬ḥanaḵ). Entrenar, acostumbrar.
‫( נַעַ ר‬naar). Muchacho, un niño de cualquier edad desde la infancia, pasando por el destete (en la
época bíblica ocurría cuando los niños tenían entre dos y tres años), y la adolescencia. Por lo que
puede referirse al muy joven, y también al de 20 años. Joven, criado, operador, administrador.
Este proverbio, conforme al hebreo, cubre desde la infancia hasta la adolescencia, y el
entrenamiento, la formación, lleva la connotación de instruir de acuerdo con las reglas
apropiadas de conducta y comportamiento que incluirían tanto principios como la enseñanza de
rituales sagrados.
Instruir a un niño, es entonces, proporcionarle la enseñanza apropiada de acuerdo a su edad,
comenzando en la infancia.
También encontramos en Proverbios 1:8 y 6:20:
Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, y no abandones la enseñanza de tu madre;
‫[ מּוסָ ר‬musar]. Instrucción, educación, castigo, reprensión.
‫ּתֹורה‬
ָ [torah]. Instrucción, norma, ley.
Hijo mío, guarda el mandamiento de tu padre, y no abandones la enseñanza de tu madre;
‫[ ִמ ְצוָה‬miṣwah]. Mandamiento, mandato, ley, obligación.
Por lo que podemos decir, que en la Biblia, la disciplina se relaciona estrechamente por un lado
con la educación, la instrucción y el conocimiento, y por el otro, con la censura, la corrección y
el castigo. La aplicación natural del término es en el ámbito de la educación de los hijos; por
consiguiente, disciplinar, es mucho más que reprender, ya que abarca toda la formación que los
hijos precisan para desarrollarse.
Si deseas que los niños sean amables, agradecidos y agradables, debes enseñarles esas
cualidades; inculcar en ellos valores y esto es una Gran Responsabilidad que compete a los
padres; seamos bien claros, la conducta anhelada no va a aparecer por arte de magia, se debe
trabajar en ella. Algo que es fundamental, es que los padres deben estar de acuerdo en los
métodos y prácticas que utilizan para educar a sus hijos.
El Dr. Bill Slonecker, que fuera pediatra en Primm Springs, Tennessee dijo: “si la disciplina
comienza el segundo día de vida, ya lleva usted un día de retraso”.
¡Disciplina a tu hijo desde pequeño!

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2) Ama a tu hijo.
Proverbios 13:24 El que escatima la vara odia a su hijo, mas el que lo ama lo disciplina con
diligencia.
Debemos diferenciar lo que es un acto de irresponsabilidad infantil de lo que es el desafío
intencional, es muy diferente que un niño por accidente corra y quiebre un florero
(irresponsabilidad infantil) a que le grite a la madre y de forma clara le dé a entender “no voy a
hacer lo que me dices”; cuando hay una confrontación cara a cara entre tú y tu hijo, es el
momento en que un par de nalgadas, en absoluto control de las emociones, debiesen aplicarse.
Aclaro que deben darse con amor y por corrección, lo que no tiene nada que ver con golpes u
otro tipo de maltrato. No malentendamos, no se trata de dar nalgadas a un recién nacido u otra
forma de castigo físico, se trata de que los padres tengan el control, por amor a sus hijos.
El objetivo principal de disciplinar al niño, es obtener y mantener su respeto, si los padres
fracasan en esa tarea, la vida se volverá muy incómoda; la acción disciplinaria no es una falta de
amor paternal, sino una función de éste; el castigo apropiado es algo que los padres hacen por el
bien de ellos.
Recuerda que: La necedad está ligada al corazón del niño; la vara de la disciplina la alejará de
él. (Proverbios 22:15). La vara y la reprensión dan sabiduría, pero el niño consentido
avergüenza a su madre. (Proverbios 29:15). Corrige a tu hijo y te dará descanso, y dará alegría
a tu alma. (Proverbios 29:17)
Así como Elohim nos ama, siendo imperfectos como todo ser humano, así debe ser el amor a los
hijos, no basándose en un comportamiento perfecto. El ejemplo de los padres habla más que las
palabras, la consistencia permite al niño desarrollar confianza y seguridad en ti y tus
instrucciones. Se lo que quieres que tu hijo llegue a ser, porque la moral relativa produce un
carácter relativo, no se trata de crear jóvenes perfectos, se trata de tomar la materia básica con
que llegan al Mundo y luego irla moldeando poco a poco, hasta formar adultos responsables y
maduros, con temor a Elohim.
No escatimes la disciplina del niño; aunque lo castigues con vara, no morirá. Lo castigarás con
vara, y librarás su alma del Sheol. (Proverbios 23:13-14)
¡Disciplina a tu hijo con y por amor!
3) Con calma.
Proverbios 19:18 Corrige a tu hijo mientras hay esperanza, pero no desee tu alma causarle la
muerte (no te hagas cómplice de su muerte).
‫[ יָסַ ר‬yasar]. Educar, corregir, castigar.
Tan pronto como aparece un principio de corrupción en los hijos, hay que aplicar el correctivo
antes que se convierta en hábito; así que, si un hijo resulta difícil, el mantener una disciplina
firme provee la esperanza de que se corrija, razón más que suficiente para que los padres no
abandonen la disciplina. La segunda línea se puede entender de dos maneras: a) No te sobrepases
en la disciplina física castigando a tu hijo hasta el extremo, o b) no dejes de disciplinar, para que
no contribuyas, a causa de una vida indisciplinada, a su destrucción.
La manera en que respondes a tus hijos les enseña a tratar con las situaciones en su propia vida, y
éstas se manejan mejor, conservando clara la mente, en vez de reaccionar emocionalmente;
recuerda que los padres deben hacerse dignos del respeto del niño en sus primeros años de vida,
y eso no tiene nada que ver con gritar como locos, ofender, insultar o abuso de la fuerza. Por el
contrario, estas acciones son la prueba de que tu hijo no te respeta, pues necesitas hacer uso de
ellas para que te escuche.

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Tenlo bien claro, no se trata de agredir a los hijos y darles golpes sin ton ni son, eso puede ser
calificado como maltrato, tanto físico como emocional; recuerda lo que dijo Pablo: no
provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en la disciplina e instrucción del Señor (Efesios
6:4). Padres, no exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten (Colosenses 3:21).
παροργίζω (parorgizo). Irritar, excitar a la ira.
παιδεία (pedía). Proporcionar instrucción, con la intención de formar hábitos adecuados de
comportamiento, enseñar, instruir, capacitar.
νουθεσία (nuthesia). Escarmiento, llamado de atención, buenos consejos.
ἐρεθίζω (erethizo). Estimular; irritar, exasperar.
ἀθυμέω (athiméo). Desanimarse, descorazonarse, desalentarse.
Ante el Padre Eterno, los padres son responsables por el desarrollo físico, emocional, mental,
social y espiritual de sus hijos, porque son sus representantes; así que no deben desalentarlos, ni
hacerles difícil la obediencia, los padres deben probar que son dignos de ser respetados y
obedecidos por sus hijos.
Cuando se les enseña a los hijos la obediencia, los padres no deben ser inconsistentes,
dictatoriales, irrazonables ni duros, el Padre Eterno no quiere que sean indulgentes con sus hijos,
ni que les den todo lo que quieran; pero tampoco quiere que sean ásperos, los amarguen, o los
lleven a pensar que no pueden hacer nada bien, ni nada que sea agradable a sus padres.
Conforme a la Biblia, la disciplina siempre debe ser el resultado del deseo cariñoso de los padres
de enseñarle a sus hijos a evitar el camino equivocado, y como seguir el camino recto, es
guiarlos de una manera firme y amorosa, pero no tirana; deja de ser disciplina, si es la manera en
que los padres desfogan sus frustraciones, o su ira.
No podemos pasar por alto, que las reglas deben ser comunicadas previamente, de forma clara,
siendo, en lo que cabe, breves y concretos; es importante pensar y transmitir, no sólo las reglas,
sino también las consecuencias o la sanción que acarrea su transgresión, asegurandose de que se
haya escuchado y entendido todo el mensaje. La actitud del adulto debe transmitir seguridad,
calma y firmeza; usando un tono de voz firme, tranquilo, y manteniendo el contacto visual.
Los padres deben predicar con el ejemplo, lo que hacen es más importante que lo que dicen; el
respeto a la autoridad se genera cuando se le demuestra al niño que se es consecuente con los
actos y decisiones.
¡Disciplina a tu hijo calmadamente, sin enojo alguno!

CONCLUSIÓN
El Padre Eterno nos disciplina.
Proverbios 3:12 porque el SEÑOR a quien ama reprende, como un padre al hijo en quien se
deleita.
‫( יָכַח‬yākaḥ). Decidir, juzgar, probar, reprender, corregir, castigar.
A través de las enfermedades, las penas, y las aflicciones de la vida, nuestro Padre celestial: nos
templa, nos enseña a ser pacientes, y nos llama a confiar de una manera más completa en su
fuerza; por lo que debiésemos de buscar en ellas el propósito benéfico de Elohim, e intentar de
obtener de ellas, el beneficio que ÉL quiere para nosotros.
Por tanto, debes comprender en tu corazón que el SEÑOR tu Elohim te estaba disciplinando, así
como un hombre disciplina a su hijo (Deuteronomio 8:5).
La mejor manera de disciplinar a los niños puede ser una tarea difícil de aprender, pero es
crucial; hay quien afirma, que la disciplina física (el castigo corporal) como las nalgadas es el

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único método que la Biblia apoya, otros insisten en que los “tiempos fuera”, y otros castigos, que
no implican disciplina física son mucho más eficaces. Pero no podemos negar, que la Biblia
enseña que la disciplina física es apropiada, beneficiosa y necesaria; eso no significa, que
aboguemos por el abuso infantil.
Un niño nunca debe ser disciplinado físicamente en la medida en que se le cause un daño, sea
físico, emocional o espiritual; y si bien es cierto que la obediencia forzada no produce más
cualidades en el carácter, mucho menos las genera la permisividad, pues ante la falta de
autoridad, el niño es su propio amo desde muy pequeño, y entonces nos encontramos con ese
montón de madres nerviosas y asustadizas encerradas en sus casas, por temor de que sus
indisciplinados hijos las avergüencen, o se metan en algún problema.
La Biblia enseña que la disciplina es un proceso de instrucción y corrección, que debe iniciarse
tan temprano como los dos años de edad (cuando los niños se sienten más autónomos y se
muestren desobedientes a la hora de seguir las normas de sus padres), que debe aplicarse con
amor, y libre de todo enojo o frustración; y también enseña, que la disciplina física apropiada y
restringida de los niños es algo bueno y contribuye al bienestar y la educación correcta del niño.

¡Disciplina a tu hijo como el Padre Eterno lo haría!


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