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Jesús nos preguntará: “¿Dónde están los hijos que te di?

” ¿Qué
vamos a responder?
Hace algún tiempo, me encontré con una persona que me hizo el siguiente
comentario: “Amo a mis hijos, pero fue muy laborioso decidir qué curso quería
hacer, para conseguir mi diploma y posicionarme profesionalmente en la
sociedad. Me temo que si dejo de trabajar para dedicarme a ellos, perderé todo lo
que he conquistado profesionalmente, y que será difícil empezar de nuevo “.
Entonces la miré directamente a los ojos y le hice algunas preguntas:
 – ¿Cuánto tiempo sus hijos estarán con usted? ¿Cinco, diez, quince años?
 – ¿Qué es más importante: la educación de sus hijos o su desempeño profesional?
 – ¿Qué sucederá con su profesión si sus hijos se vuelvan rebeldes y maleducados
ante la sociedad?
 – ¿Su profesión será capaz de sacar a sus hijos de los vicios y de la presión
social?
 – ¿La niñera podrá sustituir sus abrazos, besos, su cariño y seguridad?
 – Ellos intercambiarán los juguetes, las ropas de marca que usted les compre con
su salario por el tiempo de calidad que necesitan de usted?
 – ¿Su desempeño profesional les mostrará un modelo a seguir?
 – Si Dios le permitió tener hijos, usted no cree que Él podría recolocarla
profesionalmente, e incluso en situación mejor que ahora?
En aquel momento, como un rayo, me vino a la mente el verso de 2 Corintios
4:18 que dice: “no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven;
pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.”
La educación de nuestros hijos no depende de la niñera, de los abuelos, de la
escuela, de la iglesia o de la sociedad. Especialmente en los siete primeros años
de su vida, cuando se forma el carácter y ellos comienzan a sentar los
fundamentos de las creencias y principios que regirían su vida. Es necesario tener
un hogar bien constituido, donde se ofrezca apoyo espiritual y un ejemplo a
seguir.
Ellen G. White explica este problema de la siguiente manera en el libro El
Hogar :
“En su sabiduría el Señor ha decretado que la familia sea el mayor agente educativo.
En el hogar es donde ha de empezar la educación del niño. Allí está su primera
escuela, allí, con sus padres como maestros, debe aprender las lecciones que han de
guiarlo a través de la vida: lecciones de respeto, obediencia, reverencia, dominio
propio. Las influencias educativas del hogar son un poder decidido para el bien o
para el mal. Son, en muchos respectos, silenciosas y graduales, pero si se ejercen de
la debida manera, llegan a ser un poder abarcante para la verdad y la justicia. Si no
se instruye correctamente al niño en el hogar, Satanás lo educará por instrumentos
elegidos por él. ¡Cuán importante es, pues, la escuela del hogar!”(P. 161).
Entonces, afirma:
“Los padres no deben permitir que las preocupaciones comerciales, y las
costumbres, máximas y modas del mundo los dominen al punto de hacerles
descuidar a sus hijos en la infancia y dejar de darles las instrucciones apropiadas a
medida que transcurren los años.” {162.2}

“Una de las grandes razones de que haya tanto mal en el mundo hoy estriba en que
los padres dedican su atención a otras cosas que la que es de suma importancia:
cómo adaptarse a la obra de enseñar a sus hijos con paciencia y bondad el camino
del Señor. Si pudiera descorrerse la cortina, veríamos que debido a esta negligencia
muchísimos hijos que se han extraviado se perdieron y escaparon a las buenas
influencias. Padres, ¿podéis tolerar que así suceda en vuestra experiencia? No
debiera haber para vosotros obra tan importante que os impida dedicar a vuestros
hijos todo el tiempo que sea necesario para hacerles comprender lo que significa
obedecer al Señor y confiar plenamente en él….” (182)
Creo que la primera cosa que Dios nos preguntará cuando Jesús vuelvaa
buscarnos será:

“¿Dónde están los hijos que le di?” ¿Qué vamos a responder?


“¡Ah, Señor, yo estaba ocupado trabajando para Ti! Ve cuántas personas he
ayudado con mi profesión.

Nuestro primer ministerio, como padres, es cuidar la educación de nuestros


hijos. Tal vez usted tuvo que renunciar a muchas cosas para conseguir el diploma
que usted tiene, para ejercer la profesión que usted ama. Pero cuando usted
decidió tener hijos, decidió también que iban a ser el más importante para su
familia y que todo lo demás pasaría a ocupar un segundo lugar.
Tenemos que poner de lado nuestras prioridades egoístas, sea la realización
profesional o la buena situación económica para dedicarnos a la educación de
nuestros hijos. Muchos padres hoy se acercan a mí pidiendo ayuda porque sus
hijos adolescentes están totalmente desviados y no saben qué hacer.
Como dice el verso que leemos al principio, debemos enfocarnos en las cosas que
no se ven, en las que son trascendentes y eternas. El carácter de nuestros hijos es
eterno y puede llevarlos a la vida o a la muerte. La educación que le damos
también es eterna, y puede llevarlos a tomar decisiones para el bien o para el
mal. El tiempo que dedicamos a la educación trascendente de nuestros hijos en
sus primeros años de vida marcará la diferencia.
Como es importante que los padres nos dediquemos a las cosas que no se ven, a
las cosas que trascienden el paso en este mundo; que trascienden el pecado y
nuestra propia individualidad. Si Dios nos ha bendecido con hijos, ¿no crees que
este sea el momento de hacer de ellos nuestro primer ministerio?
Pidamos a Dios los frutos del Espíritu: “amor, gozo, paz, longanimidad,
benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza” (Ga 5:22), para llevar
adelante esta tarea con su bendición. Le aseguro que cuando sus hijos alcen su
propio vuelo, usted sentirá la mayor de las satisfacciones y, además, Dios la
recolocará profesionalmente de forma mucho mejor que antes!
Lia Treves (a través de Detalles de mujer)

LA INFLUENCIA EN UN NIÑO DURANTE LA ETAPA PRENATAL –


CURSO ANDRÉS PORTES
Una serie titulada “Jesús y la crianza de los hijos” presentada por el pastor
Andrés Portes.
Muchos padres creen que el efecto de las influencias prenatales es cosa de poca
monta; pero el Cielo no las considera así. Si, antes del nacimiento de su hijo, la
madre procura complacerse a sí misma, si es egoísta, impaciente e imperiosa,
estos rasgos de carácter se reflejarán en el temperamento del niño. Así se explica
que muchos hijos hayan recibido por herencia tendencias al mal que son casi
irresistibles. Pero si la madre se atiene invariablemente a principios rectos, si
es templada y abnegada, bondadosa, apacible y altruista, puede transmitir a
su hijo estos mismos preciosos rasgos de carácter. –Consejos para la Iglesia, p.
249
Cuando se habla de instruir a un niño hay que tomar en cuenta cinco aspectos en
la vida del ser humano:
1. Hay que instruirlo fisicamente
2. Hay que instruirlo mentalmente
3. Hay que instruirlo socialmente
4. Hay que instruirlo espiritualmente
El estilo de crianza que tienen los padres, la posición moral que tienen en la vida
y la fe de ellos es lo que da forma a la vida y actitudes de los jóvenes. El 70% de
los jóvenes dicen que la influencia de los padres es lo que les importa más en la
vida. Lo jóvenes que están mas cerca de sus padres son: (1) mas propensos a
escoger la pureza (2) menos probables de salir embarazas u causar un embarazo.
La forma mas efectiva de proteger a los jóvenes de comportamientos no sanos
peligrosos es para los padres estar involucrados en sus vidas. Dios encargo a
todos los padres y madres la responsabilidad de llevar sus hijos a Jesús y de
enseñarles a orar y a creer en la palabra de Dios.

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