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ISSN: 0379-8682
hidalgo@geo.puc.cl
Pontificia Universidad Católica de Chile
Chile
Paulsen, Abraham
Reseña de "Las tres ecologías" de Félix Guattari
Revista de Geografía Norte Grande, núm. 33, julio, 2005, pp. 149-156
Pontificia Universidad Católica de Chile
Santiago, Chile
ABRAHAM PAULSEN1
El texto que origina nuestra reflexión circunstancias nos empujan a cavar hoyos
corresponde al contenido de los últimos cada vez más y más profundos. Y desgra-
pensamientos del filósofo Félix Guattari an- ciadamente, no se oyen muchas voces des-
tes de su triste final. Fue este también el de estos huecos tan profundos y especiali-
contenido de una conferencia que dictó en zados. Para mantener las cumbres de la
Chile y que para la época en que estas pa- ciencia afiladas y brillantes, debemos rom-
labras e ideas fueron enunciadas aparecen per los fragmentos disciplinarios en piezas
como análisis tangenciales a los grandes te- todavía más pequeñas, pero tenemos que
mas que se discutían en el período. En este pagar un precio muy alto en el conoci-
sentido, la obra de Guattari se adelanta a la miento a causa de esta constante fragmen-
reflexión acerca de las problemáticas am- tación” (Gould, 2000). En tal sentido, los
bientales que posteriormente emanaría des- geógrafos no podemos perder de vista que
de todo el orbe y desde diversas vertientes tenemos mucho que decir con respecto a
epistemológicas. No nos habíamos permiti- las problemáticas ambientales e incluir en
do recoger desde la geografía los alcances las disquisiciones epistemológicas de esta,
del pensamiento posmoderno aun cuando nuestra ciencia, concepciones y valoracio-
muchos de los nuestros abrazan tal corrien- nes acerca del medio ambiente. ¿No es me-
te de pensamiento y otros (también de los dio ambiente un sortilegio lingüístico que
nuestros) llegan incluso a negar su existen- evoca lo que por tantos años hemos llama-
cia; esperamos que las siguientes líneas no do espacio geográfico?, nos parece que la
aparezcan como un atrevimiento que no respuesta es además de afirmativa más que
aporte a la construcción de lo que somos y obvia, pero sin lugar a dudas que hablar
de lo que hacemos. del espacio suena más frío, más técnico,
menos emocional que el cálido y ambiguo
Nos dice Peter Gould: “Afortunadamen- concepto ecológico.
te, una de las muchas tradiciones de la in-
vestigación geográfica es la capacidad de Se pierde en la niebla del tiempo las
síntesis, de volver a unir un mundo que se advertencias que geógrafos han realizado
está viendo fragmentado por la investiga- en virtud de que el planeta Tierra vive y ha
ción especializada. Actualmente, el cono- vivido un período de intensas transforma-
cimiento está tan especializado y su expan- ciones técnico-científicas. De hecho, desde
sión parece requerir una cada vez más el siglo XVIII que constatamos crecimiento
temprana especialización que a veces las económico, innovaciones tecnológicas y
1 Instituto de Geografía, Pontificia Universidad Católica de Chile y Universidad Cardenal Raúl Silva
Henríquez. E-mail: apaulsen@ucsh.cl
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mejoras sustanciales del nivel de vida de lógicos, el del medio ambiente, el de las
una generación con respecto a la prece- relaciones sociales y el de la subjetividad
dente. Primero fueron los geógrafos, luego humana, sería susceptible de clarificar con-
los literatos, los que le informaron a la hu- venientemente estas cuestiones” (Guattari,
manidad que junto a estos logros surgían 1990: 23). Esta síntesis es la que precisa-
procesos y fenómenos de desequilibrio mente nos anima a abordar el análisis de
ecológico que amenazan y amenazaban, esta obra dado que los geógrafos defende-
en el corto plazo, si no se le ponía reme- mos como un estanco analítico propio la
dio, a la vida sobre su superficie. Tal dis- existencia de relaciones multivariadas en
curso ecologista-catastrofista tuvo especial fenómenos que ocurren en la superficie te-
difusión en la segunda mitad del siglo XX y rrestre que presenten manifestaciones espa-
sus implicancias fueron diversas, incluso ciales que puedan ser rastreadas, analiza-
marcó el desarrollo de las relaciones inter- das, descritas y cartografiadas.
nacionales, en el diálogo norte-sur y en el
modo como comenzó a abordarse el fenó- Probablemente el análisis ecológico no
meno de la vida. Surge la tragedia del de- abordaría una faceta residual del problema
sarrollismo, aparecían promesas incumpli- cual es el cómo se instala, ramifica, con-
das del capitalismo y pese al optimismo creta dicha situación en los modos de vida
generalizado las personas experimentaban de las colectividades. Todo cambio de con-
y experimentan en su calidad de vida un ducta implica una reeducación de las con-
progresivo deterioro. ciencias, que se geste un nuevo modo de
ver las cosas y en este sentido la geografía
En esta dinámica de encuentros y des- también intenta dar luces acerca del cómo
encuentros aparece un texto que para los lograr este giro y como ciencia instruye a
posmodernos tiene un insigne valor, una las sociedades acerca de los requerimien-
obra que pese a lo reducido de su exten- tos necesarios si se pretende establecer una
sión instala con claridad y no menos pesi- relación amigable entre el hombre y su es-
mismo la mirada filosófica de la problemá- pacio (que comúnmente es definido como
tica ambiental, “Las Tres Ecologías”, del medio ambiente). No ha sido la geografía
filósofo francés Félix Guattari. En las próxi- la responsable de esa mirada tecnocrática,
mas líneas nos animaremos a comentar, es más, es precisamente el carácter profun-
desde la geografía, los contenidos de dicha damente humanista de sus alcances la que
producción. Señalar primero que este autor ha originado acusaciones de otras ciencias
discrimina la ecología social, la ecología en materia de cierta ambigüedad y baja es-
mental y la ecología medioambiental, y pecificidad de los alcances. No se puede
bajo la égida ético-estética de una ecoso- señalar con fundamentos que la obra de
fía. Veremos cómo cada una de estas di- geógrafos tales como Patrick Geddes, Eliseo
mensiones tienen, han tenido y tendrán sus Reclus, responda a análisis tecnocráticos,
respectivas esferas de acción epistemológi- superficiales, carentes de sentido. De he-
ca en la geografía. cho, sus análisis están comprometidos so-
cialmente y denuncian la magnitud y los
Con mucha fuerza se nos señala que peligros del desencantamiento del mundo.
“ las formaciones políticas y las instancias
ejecutivas se muestran totalmente incapa- El capitalismo ha incorporado modos
ces de aprehender esta problemática (las dominantes de valoración en las colectivi-
medioambientales) en el conjunto de sus dades tales como el imperio de un merca-
implicaciones, en general se limitan a abor- do mundial que lamina los sistemas parti-
dar el campo de la contaminación indus- culares de valor que sitúa en un mismo
trial, pero exclusivamente desde una pers- plano de equivalencia a los bienes materia-
pectiva tecnocrática, cuando en realidad les, los bienes culturales, los espacios natu-
solo una articulación ético-política –que yo rales y el situar al conjunto de las relacio-
llamo ecosofía– entre los tres registros eco- nes sociales e internacionales bajo el
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tos; Vidal de la Blache se interesó en los del deseo, etc.). Hasta el presente, solo el
géneros de vida. Ratzel es para algunos el Estado está en posición de arbitrar domi-
fundador de la geografía social y la so- nios de valor que no proceden del benefi-
ciología deriva de los estudios inicial- cio capitalista (por ejemplo: la aprecia-
mente geográficos. Aun cuando la geo- ción del domino del patrimonio).
grafía describe, analiza y explica aquel
conjunto de fenómenos que se manifies- Respecto a la ecosofía mental, Guatta-
tan espacialmente en áreas diferenciadas ri nos dice que “ se verá obligada a rein-
de la superficie terrestre, también se ocu- ventar la relación del sujeto con el cuer-
pa y se ha ocupado desde siempre de las po, el fantasma, la finitud del tiempo, los
relaciones entre los hombres y las que “misterios” de la vida y de la muerte. Se
tengan que ver con el medio geográfico. verá obligada a buscar antídotos a la uni-
formización “mass-mediática” y telemáti-
Destacamos que el espacio geográfico ca, al conformismo de las modas, a las
es lo otro, lo absolutamente otro que se manipulaciones de la opinión por la pu-
hace “nuestro” a partir de la experiencia, blicidad, los sondeos, etc. ” (Guattari,
que ha de comprenderse como la modali- 1990: 57). Al respecto, Yi Fu Tuan nos
dad de apertura hacia un infinito de alte- proporciona, desde la geografía de la per-
ridad proveniente del ambiente como ex- cepción, bases desde las cuales el indivi-
terioridad. Esta condición lo asimila a la duo construye o reinventa la unicidad. La
colectividad, al conjunto de los otros fo- individuación tiene sin lugar a dudas un
cos de reflexividad a partir de los cuales componente espacial; desde la topofilia
el individuo constituye su identidad. Esta (Tuan, 1980) o bien desde la topofobia.
ha sido una preocupación permanente en De acuerdo con lo anterior, asumiendo la
la geografía de la percepción desarrolla- redefinición del concepto de lugar, en-
da principalmente en el mundo anglo- tendiéndolo fundamentalmente como en-
sajón desde 1960 y de la geografía pos- cuentro y como espacio susceptible de
moderna (también de corte anglosajón) y ser apropiado por un proceso de carácter
de la geografía poscolonial (fundamental- cognitivo-pedagógico por cuanto la topo-
mente tercermundista). Entonces, a lo que filia no busca otra cosa que otorgar un
Guattari llamó ecosofía social, ha sido acervo de conocimientos al individuo y a
desde el siglo XVIII un tema presente en las colectividades para que desde las res-
los estudios de geografía. pectivas condiciones político-administra-
tivas de los espacios en que viven y par-
Esta ecología, entendida como sistema tiendo de sus específicas características
y modo de conocimiento, trabaja en la psicosociales, culturales, ambientales y
constitución de territorios existenciales económicas, estén en capacidad de en-
que sustituyen a duras penas a los anti- frentar y responder ellas mismas a su pro-
guos controles rituales y religiosos del so- blemática sentida, con el apoyo técnico y
cius . Parece evidente que, en ese domi- logístico que según el caso será de orden
nio, mientras no se produzca el relevo de público, privado o mixto. De este modo
praxis colectivas políticamente coheren- interpreta, a nuestro juicio, la geografía
tes, siempre serán, a fin de cuentas, las la dimensión ecosófico-mental.
empresas nacionalistas reaccionarias,
opresivas para las mujeres, para los ni- El principio específico de la ecología
ños, los marginales y hostiles a cualquier mental reside en que su forma de abordar
innovación, las que triunfen. Aquí se trata los territorios existenciales depende de
de responsabilizarse del conjunto de las una lógica preobjetal y prepersonal que
componentes ecosóficas cuyo objetivo evoca lo que Freud ha descrito como un
será, en particular, el establecimiento de “proceso primario”. Lógica que podría
nuevos sistemas de valoración (como la denominarse del “tercer incluido”, en la
rentabilidad social, estética, los valores que el blanco y el negro son indistintos,
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en la que lo bello coexiste con lo feo, el que defina nuevos indicadores del bienes-
adentro con el afuera, el buen “buen obje- tar que sustituya al Producto Interno Bruto
to” como el malo. En cualquier momento, (PIB) que se asimile al llamado Producto
en cualquier lugar el problema de la ecolo- Nacional Neto Social Sostenible.
gía mental puede surgir, más allá de los
conjuntos bien constituidos, en el orden in- Hoy menos que nunca puede separarse
dividual colectivo. la naturaleza de la cultura, y hay que
aprender a pensar “transversalmente” las
Para aprehender estos fragmentos cata- interacciones entre ecosistemas, macanos-
lizadores de bifurcaciones existenciales, fera y Universo de referencia sociales e in-
Freud ha inventado los rituales de la se- dividuales.
sión, de la asociación libre, de la inter-
pretación, en función de mitos de refe- También la geografía tiene que analizar
rencias psicoanalíticos. Mito o teoría con los procesos de desterritorialización del
pretensión científica, la pertinencia de Tercer Mundo, que afecta conjuntamente a
los modelos relativos a la ecología metal la textura cultural de las poblaciones, al
debería ser juzgada en función de su ca- hábitat, al medio físico, a la disponibilidad
pacidad para circunscribir los eslabones de recursos naturales, todos temas propios
discursivos en ruptura de sentidos; y de de esta ciencia.
su creación de conceptos que autoricen
una autoconstructibilidad teórica y prác- Leyendo a Guattari rescatamos que el
tica: el freudismo responde a duras penas principio común a las tres ecologías con-
la primera exigencia, pero no a la segun- siste, pues, en que los territorios existencia-
da; inversamente, el postsistemismo ten- les no se presentan como en-sí, cerrados
dría más bien tendencia a responder a la sobre sí mismos, sino como un para-sí pre-
segunda subestimando la primera, mien- cario, acabado, finitizado, singular, singu-
tras que, en el campo político-social, los larizado, capaz de bifurcarse, en reiteracio-
medios “alternativos” desconocen gene- nes estratificadas o en apertura procesual a
ralmente el conjunto de las problemáticas partir de praxis que permiten hacer del
relativas a la ecología mental. Ya sea en mundo y sus sociedades algo “habitable”
la vida individual o colectiva, el impacto para todo ser humano y que la técnica pue-
de una ecología mental no presupone da definitivamente aliviar los infortunios de
una importación de conceptos y de prác- aquellos Job que transitan por nuestras ciu-
ticas a partir de un campo “psy” especia- dades.
lizado. Hacer frente a la lógica de la am-
bivalencia deseante, donde quiera que Bibliografía
ella se perfile –en la cultura, la vida coti-
diana, el trabajo, el deporte, etcétera–, GOULD, P. Pensar como un geógrafo.
volver a apreciar la finalidad del trabajo Una exploración en la geografía moderna.
y de las actividades humanas en función En Scripta Nova. Revista Electrónica de
de otros criterios que no sean los del ren- Geografía y Ciencias Sociales, 2000, Nº
dimiento y el beneficio. 78. En Internet http://www.ub.es/geocrit/sn-
78.htm
En resumen
LASCH, S. y URRY, J. Economías de Sig-
La geografía (tanto en sus ámbitos físi- nos y Espacios. Sobre el capitalismo de po-
cos y humanos) debe proponer otros y pro- sorganización. Buenos Aires: Amortorrou,
pios nuevos instrumentos de análisis espe- 1998.
cial que tengan que ver la incorporación
de los costos ecológicos, sociales y am- LEFF, E. La racionalidad ambiental y el
bientales ligados a los procesos económi- fin del naturalismo dialéctico. Persona y
cos. También debe apuntar a la reflexión Sociedad , 1999.
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