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Revista de Geografía Norte Grande

ISSN: 0379-8682
hidalgo@geo.puc.cl
Pontificia Universidad Católica de Chile
Chile

Paulsen, Abraham
Reseña de "Las tres ecologías" de Félix Guattari
Revista de Geografía Norte Grande, núm. 33, julio, 2005, pp. 149-156
Pontificia Universidad Católica de Chile
Santiago, Chile

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=30003311

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F É L I X G U A T T A R I . L A S T R E S Revista
E C de
O Geografía
L O G Í ANorte
S 149
Grande, 33: 149-156 (2005)

Félix Guattari. Las tres ecologías


VALENCIA: PRE-TEXTOS, 1990. 79 P.

ABRAHAM PAULSEN1

El texto que origina nuestra reflexión circunstancias nos empujan a cavar hoyos
corresponde al contenido de los últimos cada vez más y más profundos. Y desgra-
pensamientos del filósofo Félix Guattari an- ciadamente, no se oyen muchas voces des-
tes de su triste final. Fue este también el de estos huecos tan profundos y especiali-
contenido de una conferencia que dictó en zados. Para mantener las cumbres de la
Chile y que para la época en que estas pa- ciencia afiladas y brillantes, debemos rom-
labras e ideas fueron enunciadas aparecen per los fragmentos disciplinarios en piezas
como análisis tangenciales a los grandes te- todavía más pequeñas, pero tenemos que
mas que se discutían en el período. En este pagar un precio muy alto en el conoci-
sentido, la obra de Guattari se adelanta a la miento a causa de esta constante fragmen-
reflexión acerca de las problemáticas am- tación” (Gould, 2000). En tal sentido, los
bientales que posteriormente emanaría des- geógrafos no podemos perder de vista que
de todo el orbe y desde diversas vertientes tenemos mucho que decir con respecto a
epistemológicas. No nos habíamos permiti- las problemáticas ambientales e incluir en
do recoger desde la geografía los alcances las disquisiciones epistemológicas de esta,
del pensamiento posmoderno aun cuando nuestra ciencia, concepciones y valoracio-
muchos de los nuestros abrazan tal corrien- nes acerca del medio ambiente. ¿No es me-
te de pensamiento y otros (también de los dio ambiente un sortilegio lingüístico que
nuestros) llegan incluso a negar su existen- evoca lo que por tantos años hemos llama-
cia; esperamos que las siguientes líneas no do espacio geográfico?, nos parece que la
aparezcan como un atrevimiento que no respuesta es además de afirmativa más que
aporte a la construcción de lo que somos y obvia, pero sin lugar a dudas que hablar
de lo que hacemos. del espacio suena más frío, más técnico,
menos emocional que el cálido y ambiguo
Nos dice Peter Gould: “Afortunadamen- concepto ecológico.
te, una de las muchas tradiciones de la in-
vestigación geográfica es la capacidad de Se pierde en la niebla del tiempo las
síntesis, de volver a unir un mundo que se advertencias que geógrafos han realizado
está viendo fragmentado por la investiga- en virtud de que el planeta Tierra vive y ha
ción especializada. Actualmente, el cono- vivido un período de intensas transforma-
cimiento está tan especializado y su expan- ciones técnico-científicas. De hecho, desde
sión parece requerir una cada vez más el siglo XVIII que constatamos crecimiento
temprana especialización que a veces las económico, innovaciones tecnológicas y

1 Instituto de Geografía, Pontificia Universidad Católica de Chile y Universidad Cardenal Raúl Silva
Henríquez. E-mail: apaulsen@ucsh.cl
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mejoras sustanciales del nivel de vida de lógicos, el del medio ambiente, el de las
una generación con respecto a la prece- relaciones sociales y el de la subjetividad
dente. Primero fueron los geógrafos, luego humana, sería susceptible de clarificar con-
los literatos, los que le informaron a la hu- venientemente estas cuestiones” (Guattari,
manidad que junto a estos logros surgían 1990: 23). Esta síntesis es la que precisa-
procesos y fenómenos de desequilibrio mente nos anima a abordar el análisis de
ecológico que amenazan y amenazaban, esta obra dado que los geógrafos defende-
en el corto plazo, si no se le ponía reme- mos como un estanco analítico propio la
dio, a la vida sobre su superficie. Tal dis- existencia de relaciones multivariadas en
curso ecologista-catastrofista tuvo especial fenómenos que ocurren en la superficie te-
difusión en la segunda mitad del siglo XX y rrestre que presenten manifestaciones espa-
sus implicancias fueron diversas, incluso ciales que puedan ser rastreadas, analiza-
marcó el desarrollo de las relaciones inter- das, descritas y cartografiadas.
nacionales, en el diálogo norte-sur y en el
modo como comenzó a abordarse el fenó- Probablemente el análisis ecológico no
meno de la vida. Surge la tragedia del de- abordaría una faceta residual del problema
sarrollismo, aparecían promesas incumpli- cual es el cómo se instala, ramifica, con-
das del capitalismo y pese al optimismo creta dicha situación en los modos de vida
generalizado las personas experimentaban de las colectividades. Todo cambio de con-
y experimentan en su calidad de vida un ducta implica una reeducación de las con-
progresivo deterioro. ciencias, que se geste un nuevo modo de
ver las cosas y en este sentido la geografía
En esta dinámica de encuentros y des- también intenta dar luces acerca del cómo
encuentros aparece un texto que para los lograr este giro y como ciencia instruye a
posmodernos tiene un insigne valor, una las sociedades acerca de los requerimien-
obra que pese a lo reducido de su exten- tos necesarios si se pretende establecer una
sión instala con claridad y no menos pesi- relación amigable entre el hombre y su es-
mismo la mirada filosófica de la problemá- pacio (que comúnmente es definido como
tica ambiental, “Las Tres Ecologías”, del medio ambiente). No ha sido la geografía
filósofo francés Félix Guattari. En las próxi- la responsable de esa mirada tecnocrática,
mas líneas nos animaremos a comentar, es más, es precisamente el carácter profun-
desde la geografía, los contenidos de dicha damente humanista de sus alcances la que
producción. Señalar primero que este autor ha originado acusaciones de otras ciencias
discrimina la ecología social, la ecología en materia de cierta ambigüedad y baja es-
mental y la ecología medioambiental, y pecificidad de los alcances. No se puede
bajo la égida ético-estética de una ecoso- señalar con fundamentos que la obra de
fía. Veremos cómo cada una de estas di- geógrafos tales como Patrick Geddes, Eliseo
mensiones tienen, han tenido y tendrán sus Reclus, responda a análisis tecnocráticos,
respectivas esferas de acción epistemológi- superficiales, carentes de sentido. De he-
ca en la geografía. cho, sus análisis están comprometidos so-
cialmente y denuncian la magnitud y los
Con mucha fuerza se nos señala que peligros del desencantamiento del mundo.
“ las formaciones políticas y las instancias
ejecutivas se muestran totalmente incapa- El capitalismo ha incorporado modos
ces de aprehender esta problemática (las dominantes de valoración en las colectivi-
medioambientales) en el conjunto de sus dades tales como el imperio de un merca-
implicaciones, en general se limitan a abor- do mundial que lamina los sistemas parti-
dar el campo de la contaminación indus- culares de valor que sitúa en un mismo
trial, pero exclusivamente desde una pers- plano de equivalencia a los bienes materia-
pectiva tecnocrática, cuando en realidad les, los bienes culturales, los espacios natu-
solo una articulación ético-política –que yo rales y el situar al conjunto de las relacio-
llamo ecosofía– entre los tres registros eco- nes sociales e internacionales bajo el
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dominio de las máquinas (o dispositivos, términos de monetarización o como valor


en lenguaje posmoderno) policiales y mili- de cambio, sin que se incorporen análisis
tares. Dichas valoraciones influyen decisi- que discriminen también a los recursos na-
vamente en el modo como se ocupan y se turales (tanto los bienes libres, económicos
adaptan los espacios a las necesidades hu- y los comunes) como magnitudes que se
manas. El modelo económico dominante podrían interpretar desde modalidades que
es, en gran parte, responsable de que en den cuenta de sus propiedades eminente-
nuestra sociedad postindustrial la produc- mente físicas como también aquellas socia-
ción, la distribución y el consumo de bie- les y culturales (Lasch y Urry, 1998). Consi-
nes estén unidos inevitablemente a la gene- deraciones como las señaladas hacen
ración de males. La causa más evidente es posible la existencia de ciertas compatibili-
que en el tema de la naturaleza siempre dades entre geografía, ecología y econo-
prima el criterio económico sobre cual- mía, especialmente en el concepto de de-
quier otro. Y la solución a corto plazo pa- sarrollo sostenible que tiene su origen en
rece imposible porque la economía y la 1972; en tal período, la Comisión Brundt-
ecología tienen dos racionalidades diferen- land propuso la necesidad de repensar la
tes y, en principio, aparentemente contra- democracia a una dimensión intergenera-
dictorias. También la tiene la geografía, que cional encaminada a garantizarles a las ge-
en este caso, toma más bien partido con la neraciones futuras recursos naturales y cali-
ecología. dad del medio ambiente, advirtiendo que
las decisiones de la generación actual de-
Desde este enfoque, nos animamos a se- berían tener en cuenta su impacto sobre las
ñalar que la geografía debería (si es que generaciones futuras. En el informe de la
aún no lo ha hecho; queremos desde ya señora Brundtland se mantiene la necesi-
solicitar disculpas si es que ignoramos es- dad de mantener frente al crecimiento eco-
fuerzos teóricos en esta línea) reflexionar nómico sostenido un desarrollo sostenible.
acerca de las connotaciones espaciales del
concepto de Sustentabilidad, especialmen- El término se difundió rápidamente en
te en aquello referido a las causas estructu- los medios de comunicación y en poco
rales, modalidades e impactos de las posi- tiempo ha encontrado eco no solo en la
bles internalizaciones de las valoraciones y aplicación política de la economía, sino en
valores ambientales en un sistema (el espa- los propios ecologistas y en el resto de la
cio - ecológico) que se asume como cerra- sociedad civil. Su mayor atractivo consiste
do. Qué más cercano a la geografía que los en que parece solucionar los dos grandes
esquemas ecointegradores de la actividad problemas causados por nuestro sistema
económica y humana y cuán activos se en- económico –la desigualdad social y la cri-
cuentran en el desarrollo de los distintos sis ecológica– sin renunciar al desarrollo
paradigmas en la evolución del pensamien- económico. Sin embargo, habrá que anali-
to geográfico de recomendaciones vincula- zar más detenidamente esta propuesta,
das a modificaciones en las pautas, hábitos pues es posible que caigamos nuevamente
y objetivos de la producción, en los siste- en la trampa del progreso económico –en-
mas y modalidades de consumo, la orienta- tendido como crecimiento económico–
ción del cambio tecnológico y de las rela- alejándonos, una vez más, de la senda del
ciones entre naciones subdesarrolladas e progreso moral.
industrializadas.
Tampoco la geografía ha rehuido el pro-
Mucho tiene que decir el pensamiento blema de proyectar los modos futuros de
geográfico, porque ya lo ha hecho, respec- vida en el planeta y los efectos de la acele-
to a la evaluación técnica del sistema eco- ración de las mutaciones técnico-científi-
nómico y las modalidades de producción cas y del considerable crecimiento demo-
capitalista en tanto en él aparece represen- gráfico. Particularmente constructivo en
tado un concepto universalista del valor en estos análisis ha sido el paradigma de la
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geografía crítica (o radical), destacando para lograr cualquier acuerdo en materia


las obras de Edward Soja, Richard Peet, de incorporación de tecnologías blandas,
Milton Santos, David Harvey. Probable- disminución del CO, CO 2 , de los CFC.
mente en donde se ha manifestado menor
elaboración ha sido en la problemática Quizás también, como usted, tenía
demográfica, pero en las carencias sur- muchas expectativas, infundadas por
gen los nuevos desafíos investigativos. cierto, acerca de la llegada de un nuevo
Surge a propósito de esto una pregunta milenio. Sobre cualquier otra considera-
¿de qué modo la geografía abordará en el ción, los dos mil años cronológicos te-
siglo XXI el problema demográfico?, ¿im- nían una gran fuerza simbólica que nos
pulsará un análisis maltusiano o neomal- hizo reflexionar acerca de la evolución
tusiano?, ¿razonará desde una perspectiva del mundo cuyo futuro es incierto donde
ecléctica?, o ¿mirará el fenómeno demo- han colapsado los grandes proyectos de
gráfico desde una perspectiva cercana a la modernidad y han emergido descon-
las tesis de Julian Simon? Modestamente certantes nuevos sentidos civilizatorios
pensamos que es necesario generar una (Leff, 1999) con implicancias en las for-
definición epistemológica-holística que mas como se concibe el medio ambiente
depure primero el objeto de estudio, lo dado que junto a la crisis de la moderni-
libere de la presión ideológica y lo anali- dad se genera la crisis ambiental y la
ce en tanto condiciona las relaciones desestructuración de los sentidos de la
hombre medio. Una vez realizado este cultura. La alternativa para solucionar
proceso podremos abordar arropados y tales problemáticas parece ser, por un
muy bien apertrechados los estudios de lado la sustentabilidad del desarrollo y
caso o en su defecto teorías generales y por otro, la globalización y/o mundiali-
no repetir lo dañino y negativo del creci- zación.
miento demográfico como una verdad
asumida sin contrapeso. A nuestro juicio, El tránsito hacia el tercer milenio es
es precisamente en la relación crecimien- un viraje de los tiempos en nuevas direc-
to demográfico (acusado de insostenible, ciones. La sustentabilidad no podrá resul-
vertiginoso, inaceptable), pobreza, polu- tar de la extrapolación de los procesos
ción, variable responsable de la mayor naturales y sociales generados por la ra-
parte de las patologías de la modernidad cionalidad económica e instrumental do-
donde se mantienen ciertos arcaísmos y minante. No será una solución trascen-
pesan tanto la subjetividad colectiva dental fundada en la “conciencia
como cierta “ temible exacerbación de los ecológica” como emergencia de una dia-
fenómenos de integrismo antirreligioso ”. léctica de la naturaleza (Bookchin, 1990),
sino la construcción social de una racio-
En este orden de cosas, Félix Guattari nalidad ambiental. La crisis ambiental ha
manifiesta con especial prolijidad que “ la estado acompañada por la emergencia de
verdadera respuesta a la crisis ecológica la complejidad frente a la instrumentali-
solo podrá hacerse a escala planetaria y a dad del conocimiento y el fraccionamien-
condición que se realice una auténtica to de lo real. La degradación ecológica
revolución política, social y cultural que introyecta la flecha del tiempo como un
reoriente los objetivos de la producción camino inexorable hacia la muerte entró-
de los bienes materiales e inmateriales ”. pica del planeta, develando el carácter
A propósito de este tópico surgen los antinatura de la racionalidad económica;
análisis de los factores críticos del desa- revela las estrategias fatales de ese espec-
rrollo sustentable, el concierto social re- táculo sin límites que manifiesta su ca-
querido para transformar los modos de rácter autodestructivo e incontrolable por
producción y los términos de intercambio su ineluctable inercia hacia la catástrofe.
y en contrapartida la actitud negativa de Pero también anuncia la posibilidad de
las principales potencias contaminadoras construir otra racionalidad social, funda-
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da en la autoorganización de la materia, Estos temas no han sido sistemática-


en la productividad de la naturaleza y la mente tratados por la geografía; la geo-
creatividad de los pueblos (Leff, 1998). grafía crítica aborda más bien las causas
estructurales que originan aquello que
De hecho, aparentemente nos encon- Guattari define como subjetividad o posi-
tramos cada vez más lejos de que se pro- ciones subjetivas, o, en su defecto, estu-
duzca una estabilización del desequili- dios específicos tales como “Urbanismo y
brio ecológico (crecimiento de la Desigualdad Social” de David Harvey
población, de la economía, de la tecno- (1977) o los estudios incorporados en
logía), por cuanto se mantiene la acele- “Postmodern Geography” de Edward Soja
ración de las sinergias negativas y los (Soja, 1989). También la geografía crítica
círculos perversos de pobreza, desigual- se ha preocupado de la emergencia y
dad social y degradación ambiental. Ha- evolución en el largo plazo de inmensas
cia donde quiera que uno mire encuen- zonas de miseria, de hambre y de muerte
tra por un lado, el desarrollo continuo parece desde ahora formar parte integran-
de nuevos medios técnico-científicos, te de un sistema de “estimulación” del
susceptibles potencialmente de resolver Capitalismo Mundial Integrado cuya ex-
las problemáticas ecológicas dominantes presión máxima son los NICs y las moda-
y el reequilibrio de las actividades so- lidades de hiperexplotación de los facto-
cialmente útiles sobre la superficie del res productivos en la etapa del
planeta y, por otro, la incapacidad de las capitalismo tardío.
fuerzas sociales organizadas y de las for-
maciones subjetivas constituidas de am- Según Guattari, la ecosofía social
pararse de esos medios para hacerlos “ consistirá, pues, en desarrollar prácticas
operativos. Sin embargo, por todas par- específicas que tiendan a modificar y a
tes surgen reivindicaciones de singulari- reinventar formas de ser en el seno de la
dad, como en el caso de reivindicacio- pareja, en el seno de la familia, del con-
nes nacionalistas, las ecológicas, texto urbano, del trabajo, etcétera. De
autonomistas, entre otras. construir literalmente el conjunto de las
modalidades del ser-en-grupo. Y no solo
Al respecto, sostiene el autor posmo- mediante intervenciones “comunicacio-
derno que “ los nuevos desafíos multipo- nales”, sino mediante mutaciones exis-
lares de las tres ecologías sustituirán pura tenciales que tienen por objeto la esencia
y simplemente a las antiguas luchas de de la subjetividad ” (Guattari, 1990: 43).
clase y a sus mitos de referencia. Eso sí Hay una deuda pendiente de la geografía,
que una sustitución de este tipo no será cual es, a nuestro juicio, la realización
tan mecánica. Los antagonismos de cla- de un análisis residual (dado que sería,
ses surgidos en el siglo XIX han contribui- de darse, un análisis geográfico casi psi-
do inicialmente a forjar campos homogé- cológico, casi antropológico, casi socio-
neos bipolarizados de subjetividad. Más lógico) respecto a las modalidades inicia-
tarde, durante la segunda mitad el siglo les de apropiación del espacio geográfico
XX, a través de la sociedad de consumo, por parte del ser; la posesión del cuerpo,
el walfare , los “media”…, la subjetividad el primer espesor de la existencia huma-
obrera pura y dura se ha desmoronado. Y na. Tal apropiación, así como el modo
aunque las segregaciones y las jerarquías como los individuos conciben su cuerpo
jamás hayan sido tan intensamente vivi- es un hecho cultural, escenario de divini-
das, una misma coraza imaginaria recu- zaciones y de tabúes. Sin embargo, el
bre ahora el conjunto de las posiciones tema de las relaciones entre los hombres,
subjetivas. Un mismo sentimiento difuso en especial aquellos elementos vinculan-
de pertenencia social habría descrispado tes de una sociedad, representa tópicos
las antiguas conciencias de clase” fundacionales de la geografía. Ritter y
(Guattari, 1990: 39). Humboldt se preocuparon de tales aspec-
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tos; Vidal de la Blache se interesó en los del deseo, etc.). Hasta el presente, solo el
géneros de vida. Ratzel es para algunos el Estado está en posición de arbitrar domi-
fundador de la geografía social y la so- nios de valor que no proceden del benefi-
ciología deriva de los estudios inicial- cio capitalista (por ejemplo: la aprecia-
mente geográficos. Aun cuando la geo- ción del domino del patrimonio).
grafía describe, analiza y explica aquel
conjunto de fenómenos que se manifies- Respecto a la ecosofía mental, Guatta-
tan espacialmente en áreas diferenciadas ri nos dice que “ se verá obligada a rein-
de la superficie terrestre, también se ocu- ventar la relación del sujeto con el cuer-
pa y se ha ocupado desde siempre de las po, el fantasma, la finitud del tiempo, los
relaciones entre los hombres y las que “misterios” de la vida y de la muerte. Se
tengan que ver con el medio geográfico. verá obligada a buscar antídotos a la uni-
formización “mass-mediática” y telemáti-
Destacamos que el espacio geográfico ca, al conformismo de las modas, a las
es lo otro, lo absolutamente otro que se manipulaciones de la opinión por la pu-
hace “nuestro” a partir de la experiencia, blicidad, los sondeos, etc. ” (Guattari,
que ha de comprenderse como la modali- 1990: 57). Al respecto, Yi Fu Tuan nos
dad de apertura hacia un infinito de alte- proporciona, desde la geografía de la per-
ridad proveniente del ambiente como ex- cepción, bases desde las cuales el indivi-
terioridad. Esta condición lo asimila a la duo construye o reinventa la unicidad. La
colectividad, al conjunto de los otros fo- individuación tiene sin lugar a dudas un
cos de reflexividad a partir de los cuales componente espacial; desde la topofilia
el individuo constituye su identidad. Esta (Tuan, 1980) o bien desde la topofobia.
ha sido una preocupación permanente en De acuerdo con lo anterior, asumiendo la
la geografía de la percepción desarrolla- redefinición del concepto de lugar, en-
da principalmente en el mundo anglo- tendiéndolo fundamentalmente como en-
sajón desde 1960 y de la geografía pos- cuentro y como espacio susceptible de
moderna (también de corte anglosajón) y ser apropiado por un proceso de carácter
de la geografía poscolonial (fundamental- cognitivo-pedagógico por cuanto la topo-
mente tercermundista). Entonces, a lo que filia no busca otra cosa que otorgar un
Guattari llamó ecosofía social, ha sido acervo de conocimientos al individuo y a
desde el siglo XVIII un tema presente en las colectividades para que desde las res-
los estudios de geografía. pectivas condiciones político-administra-
tivas de los espacios en que viven y par-
Esta ecología, entendida como sistema tiendo de sus específicas características
y modo de conocimiento, trabaja en la psicosociales, culturales, ambientales y
constitución de territorios existenciales económicas, estén en capacidad de en-
que sustituyen a duras penas a los anti- frentar y responder ellas mismas a su pro-
guos controles rituales y religiosos del so- blemática sentida, con el apoyo técnico y
cius . Parece evidente que, en ese domi- logístico que según el caso será de orden
nio, mientras no se produzca el relevo de público, privado o mixto. De este modo
praxis colectivas políticamente coheren- interpreta, a nuestro juicio, la geografía
tes, siempre serán, a fin de cuentas, las la dimensión ecosófico-mental.
empresas nacionalistas reaccionarias,
opresivas para las mujeres, para los ni- El principio específico de la ecología
ños, los marginales y hostiles a cualquier mental reside en que su forma de abordar
innovación, las que triunfen. Aquí se trata los territorios existenciales depende de
de responsabilizarse del conjunto de las una lógica preobjetal y prepersonal que
componentes ecosóficas cuyo objetivo evoca lo que Freud ha descrito como un
será, en particular, el establecimiento de “proceso primario”. Lógica que podría
nuevos sistemas de valoración (como la denominarse del “tercer incluido”, en la
rentabilidad social, estética, los valores que el blanco y el negro son indistintos,
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en la que lo bello coexiste con lo feo, el que defina nuevos indicadores del bienes-
adentro con el afuera, el buen “buen obje- tar que sustituya al Producto Interno Bruto
to” como el malo. En cualquier momento, (PIB) que se asimile al llamado Producto
en cualquier lugar el problema de la ecolo- Nacional Neto Social Sostenible.
gía mental puede surgir, más allá de los
conjuntos bien constituidos, en el orden in- Hoy menos que nunca puede separarse
dividual colectivo. la naturaleza de la cultura, y hay que
aprender a pensar “transversalmente” las
Para aprehender estos fragmentos cata- interacciones entre ecosistemas, macanos-
lizadores de bifurcaciones existenciales, fera y Universo de referencia sociales e in-
Freud ha inventado los rituales de la se- dividuales.
sión, de la asociación libre, de la inter-
pretación, en función de mitos de refe- También la geografía tiene que analizar
rencias psicoanalíticos. Mito o teoría con los procesos de desterritorialización del
pretensión científica, la pertinencia de Tercer Mundo, que afecta conjuntamente a
los modelos relativos a la ecología metal la textura cultural de las poblaciones, al
debería ser juzgada en función de su ca- hábitat, al medio físico, a la disponibilidad
pacidad para circunscribir los eslabones de recursos naturales, todos temas propios
discursivos en ruptura de sentidos; y de de esta ciencia.
su creación de conceptos que autoricen
una autoconstructibilidad teórica y prác- Leyendo a Guattari rescatamos que el
tica: el freudismo responde a duras penas principio común a las tres ecologías con-
la primera exigencia, pero no a la segun- siste, pues, en que los territorios existencia-
da; inversamente, el postsistemismo ten- les no se presentan como en-sí, cerrados
dría más bien tendencia a responder a la sobre sí mismos, sino como un para-sí pre-
segunda subestimando la primera, mien- cario, acabado, finitizado, singular, singu-
tras que, en el campo político-social, los larizado, capaz de bifurcarse, en reiteracio-
medios “alternativos” desconocen gene- nes estratificadas o en apertura procesual a
ralmente el conjunto de las problemáticas partir de praxis que permiten hacer del
relativas a la ecología mental. Ya sea en mundo y sus sociedades algo “habitable”
la vida individual o colectiva, el impacto para todo ser humano y que la técnica pue-
de una ecología mental no presupone da definitivamente aliviar los infortunios de
una importación de conceptos y de prác- aquellos Job que transitan por nuestras ciu-
ticas a partir de un campo “psy” especia- dades.
lizado. Hacer frente a la lógica de la am-
bivalencia deseante, donde quiera que Bibliografía
ella se perfile –en la cultura, la vida coti-
diana, el trabajo, el deporte, etcétera–, GOULD, P. Pensar como un geógrafo.
volver a apreciar la finalidad del trabajo Una exploración en la geografía moderna.
y de las actividades humanas en función En Scripta Nova. Revista Electrónica de
de otros criterios que no sean los del ren- Geografía y Ciencias Sociales, 2000, Nº
dimiento y el beneficio. 78. En Internet http://www.ub.es/geocrit/sn-
78.htm
En resumen
LASCH, S. y URRY, J. Economías de Sig-
La geografía (tanto en sus ámbitos físi- nos y Espacios. Sobre el capitalismo de po-
cos y humanos) debe proponer otros y pro- sorganización. Buenos Aires: Amortorrou,
pios nuevos instrumentos de análisis espe- 1998.
cial que tengan que ver la incorporación
de los costos ecológicos, sociales y am- LEFF, E. La racionalidad ambiental y el
bientales ligados a los procesos económi- fin del naturalismo dialéctico. Persona y
cos. También debe apuntar a la reflexión Sociedad , 1999.
156 R E V I S T A D E G E O G R A F Í A N O R T E G R A N D E

BOOKCHIN, M. The Philosophy of Social SOJA, E. Postmodern Geographies. The


Ecology. Essays on Dialectical Naturalism. reassertion of space in critical social
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