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​ LA (IN) VISIBILIDAD DE LA MENSTRUACIÓN EN

LOS MATERIALES ÁULICOS

Autora: Ornela Barone Zallocco

Diseño y Género una relación vinculante.

Al hablar de género y diseño es factible asociar la producción de mensajes visuales como


audiovisuales, a la forma en la que les diseñadores y productores de imágenes pensamos y creamos las
mismas. Quizá se nos pase por alto pensar o analizar, con qué herramientas, con qué recursos
humanos y tecnológicos así como también con qué deconstrucción o afectación al momento histórico.
En este tiempo los movimientos feministas han logrado conquistar e invadir todos los espacios
sociales de construcción de sentido, ya sea el familiar, el público, así como también las instituciones,
y entre ellas la escuela, a la que referiré próximamente. En este sentido, es que nos encontramos hoy
con la posibilidad de abordar temáticas y problemáticas que hace pocos años atrás no estaban ni en la
agenda política, ni mediática y tampoco en las currículas educativas. En ese aspecto, es importante
destacar que la Ley de Educación Sexual Integral 26.150 ha sido un marco de referencia y sostén para
el abordaje de las diversas aristas de la educación sexual y de género, incluyendo además de las
políticas públicas que conocemos, cuadernillos, imágenes y videos realizados especialmente con
recursos para abordar áulicamente diferentes temáticas en relación. Menciono esto para hacer
referencia a las condiciones que hoy posibilitan que pensemos nuestras prácticas en relación al diseño
y su vinculación con el género, en este sentido sabemos que todos los materiales que producimos
generan, refuerzan o multiplican sentidos, una construcción social de determinado tema o situación, y
siempre son afectantes al modo de conocer, percibir o comprender de les intérpretes; por lo que se
vuelve imprescindible considerar nuestro rol ético como comunicador@s.
Ahora bien, considero importante tener especial atención con el diseño de los materiales áulicos ( ya
sean manuales, videos e imágenes) a sabiendas de que los mismos constituyen el material avalado
institucionalmente por el cual estamos ​estableciendo el objeto a conocer ​(o desconocer) a les
estudiantes.

Entonces, si bien les diseñadores son parte de una estructura institucionalizada, de acuerdo a Frascara
“estos procesos implican muchas variables, y la información acerca de ellas es siempre incompleta”.
Por tanto, es preciso preguntarse ¿qué ocultamos cuándo mostramos? ¿qué ignorancias producimos y
reforzamos visualmente? En este marco, se inscribe este trabajo que pretende dar cuenta de las
(in)visibilidades de la menstruación en los materiales educativos.

“Las imágenes por su modalidad de ​representación (semejanza) están directamente vinculadas a lo


ilusorio, la ilusión de una realidad” (Rollie y Branda; 2004), ésta realidad que se produce en el efecto
de la representación tiende a ser considerada la única verdad acerca de aquello que se exhibe, ​así es
que los códigos visuales determinan la forma en la que conocemos y representamos el mundo. ​Por lo
tanto, es importante nuestro ​rol ético como diseñadores/as al crear piezas gráficas donde se ofrezca
la posibilidad de construir respuestas individuales, de construir el propio conocimiento y no definirlo
como algo limitante, cerrado y sólido. Dar espacio para la interpretación no sólo constituye la
pluralidad de quienes leen y estudian con dichos materiales sino también promueve la pluralidad de
sentidos que puedan constituirse, animando a que el material visual dialogue con las culturas y
contextos de cada intérprete.“Esto no es sólo indispensable como principio fundamental para la
creación de comunicaciones éticas, sino también para la creación de comunicaciones efectivas: es
importantísimo tener al público como socio en todo proceso de cambio que lo afecte” (Frascara;
2008:49)
Es sabido que los poderes del diseño logran afectar a las personas, ya sea en sus ideas, emociones,
decisiones e incluso en la forma que conocen o desconocen determinado tema; sin embargo “hay que
destacar que los poderes del diseño funcionan como las fibras de una soga, actúan en equipo y lo que
importa para el efecto del conjunto es cómo se relaciona y articula un poder con otro (...) (Guerrini
2017;59) en este sentido vale mencionar que el diseño se construye y constituye no sólo en función
del “poder” en términos de efecto que pueda tener tal o cual pieza gráfica, sino también enmarcada en
los poderes dominantes y hegemónicos de una sociedad.

​ enstruación
Maldita m

Maldita, porque la maldicen, maldita pórque muches de quiénes la tienen la padecen, maldita porque
no se puede nombrar, no se puede mostrar, apenas se logra comprender y menos se logra (y se busca)
enseñar.

¿Cómo enseñamos la menstruación? ¿Cómo mostramos el ciclo menstrual? Los como son el modo o
la manera en que se lleva a cabo la acción del verbo de la que dependen. MENSTRUAR como verbo
depende también de cómo se lo haga, en torno a qué prácticas, a qué contextos, a qué gestiones de la
menstruación se puedan llevar a cabo, a cuánto conocemos (o desconocemos) nuestro ciclo y nuestra
sexualidad. Claramente esos “cómo” no son inocentes ni inherentes a nuestra persona si no que se
circunscriben en condiciones estructurales, las formas en las que menstruamos nos fueron enseñadas y
las fuimos (y seguimos) aprendiendo por las prácticas familiares, por la escuela, el sistema de salud y
también por las publicidades.

Si revisamos la forma en que percibimos nuestra menstruación, en la gran mayoría de los casos se
relaciona con un hecho asqueroso, vergonzante el cual es necesario ocultar. Este ha sido el atributo
principal acerca de la menstruación, “ocultamiento” que nadie sepa ni se dé cuenta que estás
menstruando, realizar todo tipo de malabares para evitar nombrar pero aun así ponerse “el pantalón
blanco esos días”… el pantalón ese de todas las publicidades de toallitas y tampones para que en el
pulcro blanco la sangre sea aún más vergonzante, aún más contrastante.
Ocultarla no sólo de la vista sino también de la nominación, entre muchas nominaciones posibles, se
conoce la menstruación como la “regla” o “Andrés” ambas nominaciones connotan una expresión
lineal, propia de este sistema económico y los discursos sociales que de éste se desprenden; sin
embargo la menstruación no trata de un hecho aislado y “mensual” sino que trata de un ciclo, de
cuatro fases, en las que una es el sangrado, pero ésta es tan importante como las otras tres (pre
ovulación, ovulación y pre menstruación).

En los materiales educativos analizados y su enseñanza áulica, la menstruación se manifiesta desde un


paradigma heteronormativo acotando el tema a lo biológico y explicándolo sólo a instancias del
destino “único e inexorable de la maternidad” o bien, y en consecuencia, a razón de los cuidados en
enfermedades de transmisión sexual (siempre en relaciones heterosexuales). No aparece entonces la
matriz política, emocional, visible, decible, social y cultural que existe alrededor de les cuerpes
menstruantes.

Es preciso señalar que las personas menstruantes tienen su ciclo aproximadamente cada 28 días, 13
veces al año, durante casi 40 años; sin embargo este hecho debe ser secreto, ocultado, invisibilizado e
incluso desechado. Lo mencionado sorprende si se considera el extendido tabú que aún existe sobre el
tema y en este sentido tal hecho
Se busca develar los sentidos que se sostienen en el mundo del diseño y la visualidad por los que se
perpetúa el ocultamiento de la menstruación en los materiales áulicos. “(con)moviendo los espacios
solidificados que (in)visibilizan y demonizan les cuerpes menstruantes asignándoles emociones como
el asco o la vergüenza; (des)armar los discursos esencialistas, biologicistas y heteronormativos que
asocian la enseñanza del ciclo menstrual sólo a expensas de la reproducción, como destino único e
inexorable. Así como (con)mover nuestras corporalidades salvajes, bárbaras en aras de las búsquedas
por valorar, amar, sentir, descubrir, y observar nuestras corporalidades menstruantes”. (Barone
Zallocco, 2019)
A continuación compartiré imágenes de algunos manuales obtenidos como corpus en base a
entrevistas realizadas a docentes de la materia “Salud y Adolescencia” de 4º año de escuelas
secundarias de gestión pública, privada y técnicas confesionales, no confesionales, de la Provincia de
Buenos Aires.

Imagen extraída del manual de Salud y adolescencia. Opciones para una vida saludable. 2017
Editorial Maipué.

En esta imagen citada del manual Maipué es posible visualizar la marca de género al referir al
“Sistema reproductor ​femenino”​ , pudiendo quizá distinguir entre gestante e inseminante. Asimismo
deja por fuera todas las identidades de género menstruantes que son lesbianas, no binaries, trans; ya
que ni todas las mujeres menstrúan, ni únicamente las mujeres menstrúan.
Por otra parte, el poco espacio dedicado a la profundización del conocimiento o ​desconocimiento​,
como es posible observar dos cortos párrafos explicando únicamente el sangrado evadiendo un hecho
muy importante que es considerar que es un ciclo; contemplando únicamente la posibilidad de
menstruar a causa de no haber sido fecundade, es decir no sólo refuerza la idea de “lo femenino” sino
que por otra parte se considera de referencia las relaciones heterosexuales y de penetración
únicamente. Así es que la sexualidad, el placer, la autoexploración y masturbación quedan en las
sombras, en las aguas del (des)conocimiento programado. No es inocente considerar el título que le
sigue ¡Y por fin la fecundación! el mismo continúa la línea de pensamiento de considerar el “sistema
reproductor femenino” en la que sólo importa mientras que bebites produzca.

Imagen extraída del Manual Salud y Adolescencia. Saber es clave. 2011 Editorial Santillana

En este otro ejemplo nuevamente se inscriben algunas categorías conceptuales que abordé en el
párrafo anterior, sumándole a éstas las informaciones anatómicas acerca de la genitalidad que
generalmente presentan las mujeres. Pero si consideramos los nombres utilizados para algunos como
las “Trompas de falopio” observaremos la perpetuación de la colonización de nuestras corporalidades
por apellidos de “médicos” que han realizado sus experimentos con mujeres negras esclavizadas
dónde les han efectuado más de 30 operaciones sin anestesia.
Algo a destacar en esta imagen, es la visibilización de la vulva desde una vista supina, una imagen
accesible si utilizaramos un espejo para explorarnos. En los detalles de la misma se hace referencia al
clítoris, vale destacarlo ya que no todos los materiales áulicos lo mencionan, sin embargo aparece con
una muy breve referencia.
En términos generales al observar toda la composición visual es posible dar cuenta de que toda la
narrativa de la explicación gira en torno a la fecundación, por tanto pareciese ser que las personas
menstruamos sólo para gestar...

En los dos ejemplos citados se despliega un ​discurso biomédico en tanto se coloniza nuestras
genitalidades, se privilegia el espacio de la imagen desde una mirada anatómica pero sin animar a la
autoexploración. También como ya se ha mencionado abunda en estos materiales el ​discurso
heteronormativo que nos orienta a perpetuar vínculos heteronormativos, invisibilizando otras formas
de vinculación con otros géneros.
Por otra parte en la recopilación del corpus así como de las entrevistas realizadas a les docentes de la
materia Salud y Adolescencia de 4º año de Escuelas Secundarias (confesionales y no confesionales, de
gestión pública, privada y técnicas). Se ha observado la fuerte presencia y orientación del ​discurso
higienista​. El mismo históricamente ha organizado nuestras currículas, y perpetúa fuertemente en
torno al ciclo menstrual por ser considerado un hecho “sucio” que requiere de “higiene” abonando el
ideal social de lo abyecto y dando cuenta también del temor generalizado de una corporalidad
impredecible, que puede develarse menstrual en cualquier momento.

Así mismo es importante considerar que las imágenes provistas por los manuales educativos para
explicar el ciclo menstrual constituyen el régimen de visualidad accesible junto con las publicidades,
los memes, las fotografías de Instagram, Pinterest, Tumblr, entre otras. Por tanto voy a exponer
también algunas de estas imágenes que constituyen el universo visual de la adolescencia.

Publicidad de productos de gestión menstrual Kotex

“Los enfáticos términos utilizados en la publicidad de productos menstruales tales como “ultrafina”
“invisible” dan cuenta de aquello que es y debe continuar siendo un tabú, de la etimología “prohibido”
a su vez connotando “peligroso”. ¿Por qué es peligroso ver la menstruación? ¿Por qué se nos vende en
clave de “cuidado íntimo” “protección”? ¿De qué deberíamos protegernos? ¿Del ataque de “los rojos”
al orden normal de las cosas? El discurso publicitario despliega en todos estos términos, claramente
no inocentes, un cómo menstuar, se propone una performatividad del género en tanto el hecho que
hace “que la mujer sea mujer” es lo mismo que hay que ocultar” (Barone Zallocco, 2019) .
La visualidad teñida de ​rosa nena, ​con una mujer feliz mirando a cámara en un cielo celeste y abierto
que augura la libertad de “no detenerse” aunque el “período exista”, da cuenta del extractivismo que
se gesta en torno a tanto tabú, a tanto ocultamiento, la respuesta los males: ultrafina; ¿la respuesta?
performar el género de una corporalidad abyecta que cíclicamente sangra.

Publicidad de productos de gestión menstrual “BodyForm”

Pero también encontramos otros discursos publicitarios más aggiornados al momento y por lo tanto, si
se quiere, “más feministas” en dónde se exhibe un líquido rojo emulando ser sangre (que tampoco la
es) y si bien muches teóricas y teóricos lo celebran, creo que deberíamos por lo menos tener la
desconfianza de una publicidad de productos de gestión menstrual que sostiene algo así como “La
empatía mata la vergüenza de la ​sangre normal​”, si bien es un mensaje bonito y alentador “El
mensaje que dice que una mujer que menstrúa es normal a hace una desviada (...) (Young 2005 citada
en Tarzibachi 2017; 89). Sobre esto hago referencia, si bien las comunicaciones se revisan, los
mensajes se actualizan y las gráficas se diversifican y actualizan en términos técnicos, el mensaje de
lo abyecto se reinscribe.

La imbricaciones entre la (in)visibilidad y visualidad

La visualidad constituye la forma en la que tenemos acceso a los relatos de las cosas que además de
producir y reproducir o reforzar sentidos sociales, constituyen las formas de relatos históricos, en este
caso, de la enseñanza del ciclo menstrual.

Analizando los procesos de la construcción cultural de la visualidad, podríamos sostener citando a


Mieke Bal que “la visualidad de la vida social supone un acceso significativo a las cuestiones relativas
a qué es la subjetividad, cómo puede percibirse y qué nos dice, dicha visibilidad, de la existencia
humana en esa «escena» de la interacción aparentemente superficial y, sin embargo, tan
profundamente formativa”.(Mieke Bal : ) Así es que las representaciones visuales,las interacciones y
prácticas que desarrollamos constituyen los sentidos sociales del mundo tal como lo vemos y
concebimos.

Así como existe una retórica que nos acerca a un efecto de lo real, también existe una que produce el
efecto de la materialidad, de los cuerpos por ejemplo, como objetos inertes, sin expresión, sin vida, sin
deseo, afección, ni afectación. En las imágenes citadas anteriormente es posible observar una
materialidad inerte que no se asemeja en punto alguno a las corporalidades que habitamos. Se
observan gráficos de cuerpos erguidos, rígidos, imágenes que acotan las corporalidades a meras líneas
para esbozar un territorio vacío de vida pero con abundante significado. Esta materialidad inerte de
las corporalidades visualizadas constrasta con los enfáticos efectos de lo real propios de nuestra
cultura visual, ya sea de las publicidades, medios de comunicación o redes sociales, dónde se actualiza
a cada instante la ilusión de estar “más cerca” corporalmente y más exhibidos visualmente.

Políticas de la mirada

¿Qué busca la mirada de les estudiantes y docentes? ¿encontrarse con que? ¿aprender? o confirmar lo
que sútil o vagamente ya saben, “forjamos una comprensión del mundo con sentido a partir de lo que
ya sabemos o creemos saber” (Mirzoeff 2016,71)

En la experiencia de la imagen se pueden observar los regímenes visuales heteronormativos que


abundan en los materiales áulicos de la escuela secundaria, más específicamente abordando la
visualidad de la menstruación y los entramados que tejen los discursos biomédicos, heteronormativos,
biologicistas, religiosos y capitalistas. ¿Qué oculta lo que no vemos? Lo que no se dice, aquello que
sólo se enuncia y menciona a instancias de lo meramente reproductivo o en aras del usufructo de los
capitales.

¿Cuáles son los límites de lo (in)visible de lo (in)decible? Tal como propone Mieke Bal la visualidad
subyace en la posibilidad de que las imágenes importen, por lo tanto es una cuestión cultural. Y
encuadrades en una cultura patriarcal en la que los cuerpos que importan son los del “hombre”, no
sólo no importan las corporalidades de las mujeres y disidencias sino que en tanto menstruar “es de
mujer” su visualidad debe ser acotada y entendida desde la diferencia a ese ser de referencia
masculino a-menstrual.

Los discursos visibles en torno a la menstruación sostienen una emocionalidad asquerosa, vergonzante
y heteronormativa; sostenida no sólo por los materiales áulicos sino también por las publicidades, los
discursos religiosos y sociales. Como se ha dejado expuesto mediante los ejemplos citados el discurso
publicitario colabora con el régimen visual extendido acerca de la menstruación, asegurando un
ocultamiento perfecto, reforzando el sentido de lo abyecto de les cuerpes menstruantes, resaltando la
condición vergonzosa de tal acontecimiento. (Re)inscribiendo por lo tanto las lógicas higienicistas
extendidas en las currículas de nuestro sistema educativo.

“En esta pretendida ilusión de visualidad total se continúa con nuestra mirada obtusa que mira sin ver
el cuerpo menstrual que Instagram censura, la publicidad televisiva y gráfica tiñe y las escuelas
ocultan o acotan a lo biológico y heteronormado. Cuirizar la mirada, en un gesto de apropiación de
“educar la mirada” como propone Dussel, se vuelve entonces potencial herramienta para (des)armar
los discursos de lo visible, de lo decible, los “regímenes de la visualidad y la visibilidad” (2014:277)
en los que nuestres cuerpes abyectos de acuerdo al control social impuesto y aprehendido no figuran
sino como posibilidad de engendrar. En palabras de Berardi retomando a Mondzain, “la relación entre
lo visible y lo invisible constituye el núcleo de la historia económica. De hecho, la economía es la
esfera en la cual las cosas materiales que son visibles, tangibles y usables son interpretadas e
intercambiadas en términos de abstracción, es decir de dinero y valor” (2017:151)” (Barone Zallocco;
2019)

Analizando el encuadre en el que son recorridos, leídos, estudiados dichos materiales áulicos está
claro que las fotografías, las gráficas de Instragam, las publicidades, las imágenes difundidas por los
medios de comunicación, los memes, stickers, dialogan constituyendo la cultura visual o el régimen
de visualidad al que les estudiantes acceden. En este sentido es que se busca poner de relieve los
dispositivos de poder que habilitan o deniegan qué elementos, o hechos “biológicos” como la
menstruación sea vista, mostrada fuera de un concepto biologicista, heteronormativo, higienicista,
biomédico y patriarcal.

En función de lo expuesto lo que se sostiene en esta comunicación es la importancia de los sentidos


sociales que desplegamos, utilizamos y reforzamos cuándo diseñamos piezas gráficas. No sólo
considerando los elementos estéticos que utilizamos sino el lenguaje escrito, los discursos, las
nominaciones, lo que no mostramos.
Afectar la enseñanza áulica de la menstruación con materiales diseñados éticamente implicaría por lo
menos quitar el velo de lo abyecto, lo vergonzante de dicha situación, animando a las preguntas
interminables acerca de los orígenes de tales juicios de valor. “Este biopoder al decir de Foucault,
difuso y tentacular copta no sólo les cuerpes menstruantes que adhieren a los discursos que les hacen
sentír sucies y defectuoses por menstruar. Sino que también este poder coptó les cuerpes de quienes
no menstrúan, mediante el gesto de la burla, la risa, el chiste o el prejuicio”. (Barone Zallocco 2019).

Se propone entonces considerar reflexionar sobre la importancia de nuestras prácticas como


diseñadoras y diseñadores, para no reinscribir los tradicionales mensajes con actualizaciones técnicas.
Considerando que somos productoras y productores de la cultura visual y que nuestras prácticas son
también portadoras de sentidos, es fundamental indagar en aquellas representaciones visuales que las
sociedades no toleran ver y menos aún conocer. Desentramar los puntos y bits ocultos que pretenden
no ser vistos, que nos orientan a lo desconocido. Como sugiere Ahmed “la esperanza al cambiar de
dirección es que no siempre sabemos a dónde nos pueden llevar algunos caminos: arriesgarnos a salir
de lo recto (heterosexual) y lo estrecho (de mente) hace posibles nuevos futuros, lo que puede implicar
extraviarnos, perdernos o incluso volvernos queer”. (Ahmed; 2019)
Orientaciones bibliográficas:

Ahmed, S ​(2019) Fenomenología Queer: orientaciones, objetos, otros. Edicions Belaterra. Barcelona
Barone Zallocco, O​. (2019) Lo cuir de la menstruación en las aulas. ​Revista de Educación de la
Facultad de Humanidades Nº18, Año 9. 233-250 .
Disponible en: ​https://fh.mdp.edu.ar/revistas/index.php/r_educ/article/view/3758/3699
Barone Zallocco, O (2019) Menstruar como verbo de acción política. ​Nota de opinión para Editorial
Chirimbote 28/05/2019. Disponible en: .
https://antiprincesasyantiheroes.wordpress.com/2019/05/27/menstruar-como-verbo-de-accion-politica/
Frascara J. (4ª Ed. 2008) Diseño gráfico para la gente. ​Comunicaciones de masa y cambio social.
268 pg. Buenos Aires, Argentina. Ediciones Infinito Buenos Aires.
Guerrini, S​ (2017). Los poderes del diseño. 240 pg. Argentina. Edición Troupe Comunicación
Mieke Bal (2016) Tiempos trastornados. ​Análisis, historias y políticas de la mirada. Madrid, España.
Ediciones Akal
R. Rollie y M. Branda (2004) La enseñanza del Diseño en Comunicación Visual: ​Conceptos básicos
y reflexiones pedagógicas. 1​ 64 pg. Argentina. Editorial Nobuko
Tarzibachi​, E (2017). Cosa de mujeres.​ Menstruación, género y poder.​ Buenos Aires: Sudamericana.

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