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GIOTTO RENUNCIA A LOS BIENES: Giotto figuró la Renuncia de los bienes, la escena que ejemplifica la decisión del santo
San Francisco de llevar una vida de pobreza y amor hacia los más desfavorecidos. El momento que se representa aquí es
el de la renuncia pública de San Francisco hacia su padre y hacia su vida de lujos y grandezas, acogiéndose ahora a los
dictados de su nuevo padre, Cristo, a cuya mano mira el santo, en señal de acatamiento y obediencia. Giotto sitúa la
escena en el espacio abierto de la ciudad, flanqueando los dos grupos de personajes; San Francisco a la derecha
despojándose de sus ropas, su padre y el séquito de ciudadanos sorprendidos a la izquierda, entre dos arquitecturas. La
composición deja libre el espacio del centro, con lo que se separa más aún a los dos bloques, quedando el espacio donde
aparece la mano de Cristo, en el cielo, a la que se dirige con su ademán San Francisco. Las figuras aparecen con gran
consistencia, recortándose poderosas por los edificios que le sirven de marco. Giotto también logra dotar a los personajes
de actitud propia, en su rostro y en sus movimientos, quedando ejemplarmente compuesta la escena, el momento
dramático en el que el santo abandona su antigua vida de riqueza y poder, para acogerse al nuevo mundo a imitación de
Cristo.
GIOTTO_MILAGRO DE LA FUENTE: La composición está centrada en la
figura del santo que, en actitud orante y de rodillas, se encuentra rogando
en medio de un macizo montañoso de rasgos muy sumarios. Flanqueando a
San Francisco, más abajo, Giotto equilibra la composición con dos
personajes a la izquierda, dos hermanos franciscanos que comentan
asombrados el suceso milagroso: San Francisco, dirigiendo sus plegarias
hacia el cielo, ha conseguido que brote una fuente de entre las rocas. A la
derecha, cerrando por este lado la composición, el campesino se avalanza
sobre el macizo para calmar su sed, en una postura que recuerda mucho a
la María Magdalena de la Fuente de Perusa, conjunto escultórico de Arnolfo
di Cambio, otro de los renovadores trecentistas, como Giotto. Todas las
figuras tienen gran consistencia y corporeidad, incluso la de San Francisco,
que no parece estar suspendido en el aire, sino apoyado claramente en la
diagonal ascendente que traza la línea de la montaña. Mientras que los
gestos y posturas de los hermanos franciscanos explicitan la sorpresa ante
el acontecimiento, como si ellos fueran una metáfora del contemplador que
observa en la basílica la representación, mientras este grupo se muestra
más relajado y tranquilo, decía, en la parte opuesta destaca la torsión y
movimiento del campesino, de gran dinamismo. Pero todos los personajes
quedan unificados y se relacionan con el paisaje, por el ajustado
cromatismo de marrones de todos sus matices.
Pero la obra es también de una gran elegancia, tanto por la luminosidad que se
alcanza por el fondo de oro y las orlas de los santos, como por la decoración
minuciosa de ajedrezado, taqueados y en estilo cosmatesco. Y lo más importante, la
confluencia de miradas hacia el núcleo compositivo, con lo que se establece una
relación entre todos los personajes, y la mirada de la Virgen hacia el exterior del
cuadro, invitando al espectador a formar parte de la representación.
La historia del Renacimiento italiano es la historia de una serie de generaciones de artistas que
modificaron la concepción artística del mundo entero; la conocida como Primera Generación
que incluía a artistas como Masaccio o Filipo Lippi dio los primeros pasos hacia una pintura
mucho más realista y naturalista que la estética gótica y a partir de entonces el arte
renacentista fue evolucionando hasta su culminación en la estética manierista.
FRA ANGELICO_ TABERNACULO DE LOS TEJEDORES: La Virgen y el Niño
configuraban la escena principal del Tabernáculo de los lineros, obra que le
encargó esta cofradía florentina de comerciantes en 1433. Sobre un pedestal de
mármol, decorado con elementos clásicos de figuras geométricas de cuadrados y
rombos de diferentes colores, se presenta la imagen de la Virgen sedente con el
Niño en brazos, en actitud de bendecir, de pie sobre sus rodillas. Los pliegues de
la túnica de María están bien formados y dan idea muy ajustada de la
monumentalidad de la anatomía de la Virgen. El efecto espacial se completa con
unos cortinajes, también dorados, cuyos pliegues acentúan la sensación de
perspectiva, creando sombras y matizaciones luminosas bien conseguidas.
LIPPI, Filippino_ Aparición de la Virgen a San Bernardo: Tras unos años trabajando con Botticelli, Filippino Lippi se
destapa como el gran maestro florentino en la década de 1480 momento en el que empieza sus trabajos en
la capilla Brancacci, continuando la decoración iniciada 60 años antes por Masolino y Masaccio. En 1486 ejecuta
una de sus obras maestras: la visión de san Bernardo. El santo sentado en su pupitre se coloca al aire libre, junto a
una roca de aristas puntiagudas donde deposita sus libros como si de una estantería se tratara. La Virgen y una
corte de ángeles se presentan ante él sin aparecer ningún elemento de divinidad como luces doradas o aureolas. Al
fondo se observa el monasterio con las figuras de los monjes a la puerta y un sensacional paisaje. El donante
contempla la escena con las manos unidas en actitud orante, integrándose en la perspectiva. Las figuras son
ligeramente alargadas, cubiertas por pesados paños que no permiten apreciar su anatomía, mostrando la intensa
relación con Botticelli en los idealizados rostros y el brillante color. La minuciosidad detallística de todos los
elementos dispersos por el espacio es una evidente influencia de la pintura flamenca que por aquellos años era
muy apreciada.
PERUGINO_La visión de San Bernardo: El interés por la
perspectiva lo aprendió Perugino de Piero della Francesca así
como el desarrollo volumétrico de la figura. Ambas cuestiones se
aprecian claramente en esta composición, realizada por Pietro
para la iglesia del Santo Spirito, diseñada por Brunelleschi. En la
aparición de la Virgen al santo mientras éste escribía ha sido
eliminada cualquier referencia sobrenatural, situando a María en
el mismo espacio que san Bernardo. Las figuras que acompañan a
la Virgen refuerzan el aspecto de una "Sacra Conversazione"
dotándolas de ese aspecto blando y elegante que caracteriza al
maestro. El desarrollo espacial de la arquería y el paisaje típico de
Umbría, al fondo, ofrecen de manera soberbia la perspectiva,
reforzada por la distribución de la luz. Precisamente la iluminación
empleada resalta las figuras y acentúa el aspecto volumétrico
individual de cada personaje, cuyos gestos serenos y placenteros
heredará Rafael.
MASACCIO_ El Tributo: El Tributo se ubica en el compartimento superior del lateral izquierdo de la capilla Brancacci. Se
narra la llegada de Jesús con sus apóstoles a Cafarnaum, recogida en el Evangelio según San Mateo, en tres episodios dentro
de la misma composición: en el centro contemplamos al recaudador solicitando el tributo a Cristo y éste indicando a Pedro
que en el agua encontrará el dinero; en el fondo, a la izquierda, observamos a san Pedro sacando una moneda de la boca de
un pez; y en la derecha el pago del tributo ante una construcción. Las figuras del grupo principal se sitúan en un paisaje,
formando casi un círculo y vestidas a la manera griega. Su monumentalismo está inspirado en las estatuas clásicas y en las
obras de Donatello por las que Masaccio sentía especial admiración. Conviene destacar la expresividad de los rostros, que
aportan una tremenda sensación de realismo, reforzada por los gestos. Al ubicar al recaudador de espaldas, el maestro
intenta involucrarnos en la escena y hacernos partícipes del episodio. La luz inunda la composición, resaltando los colores
empleados -que también sirven para dar efecto de perspectiva a la obra colocando los más cálidos en primer plano y los más
fríos al fondo- y el efecto volumétrico de los personajes, interesándose Masaccio por la anatomía, como se observa en las
piernas del recaudador mientras que los apóstoles ocultan sus cuerpos bajo pesadas túnicas. Incluso se puede afirmar que
existe una cierta sensación atmosférica, desdibujando los contornos de la zona final. La arquitectura de la derecha es aún
algo arcaica pero sirve para obtener perspectiva. Esta obra será de referencia para pintores de la siguiente generación
como Paolo Ucello, Domenico Venezianoo Piero della Francesca. Respecto al significado que Masaccio pretende transmitir
con este fresco existen diversas interpretaciones; se ha apreciado una referencia a la reforma tributaria que se produjo
en Florencia durante el año 1427, que obligaba a declarar las rentas propias con la introducción del catastro; también se
apuesta por una interpretación relacionada con el comercio marítimo de Florencia en la escena del hallazgo de la moneda,
en clara alusión a Felice Brancacci, el patrono de la obra; otros especialistas consideran que se debe parangonar a san Pedro
con el papa Martín V, cuya actividad se enfocó a la consolidación del poder de la Iglesia, refiriéndose concretamente al
principio por el cual la Iglesia debe obtener el dinero para el pago de impuestos de fuentes ajenas a su entorno; también se
ha planteado la historia como la redención a través de la Iglesia dentro de un significado eminentemente religioso. La crítica
ha querido ver en la segunda figura de la derecha en el grupo central un retrato de Felice Brancacci, por lo que sería lógico
pensar que el significado estaría en relación con el comitente.
FRA FILIPPO LIPPI_ Anunciación: Fra Filippo Lippi va a ser
fundamental para la pintura florentina del Quattrocento como correa
de transmisión entre Masaccio y Botticelli. Sin embargo, Lippi aporta
un sensible movimiento a sus figuras como podemos apreciar en esta
Anunciación, así como un marcado interés por los detalles, influencia
de la Escuela flamenca. La perspectiva será también su otra gran
preocupación, desarrollando una profundidad espacial admirable al
proyectar las dos alas del edificio y mostrar un paisaje y las siluetas
de los "campaniles" típicos de Florencia al fondo. La Virgen recibe al
ángel con un gracioso movimiento mientras lee, motivando la sonrisa
de san Gabriel que porta una vara de azucenas como símbolo de
pureza. Dos ángeles más acompañan al arcángel, dirigiendo su
mirada al espectador uno de ellos. El pilar y la arquería de primer
plano se emplean para involucrarnos en el asunto, al igual que el
jarrón de cristal, que casi está en nuestro espacio. Las luces
colaboran en la ejecución de la profundidad, resaltando el carácter
monumental de las figuras y el colorido de sus túnicas y mantos.
ANDREA MANTEGNA_ San Sebastián: El modelo de San Sebastián de Mantegna es el complemento para su San Jorge.
Ambos representan la belleza ideal masculina y la moda de los caballeros cristianos en todos los momentos del arte
cristiano. San Sebastián era el único santo, aparte de Adán, que podía ser representado desnudo y es por esta razón que
los pintores volcaban sobre él el canon de belleza física, que trataban de empañar lo menos posible. Así, Mantegna
presenta la figura lacerada por múltiples flechas, con heridas que sin embargo apenas sangran ni provocan repulsión. Por
el contrario, la silueta del hombre resulta muy hermosa y bien proporcionada, al tiempo que está puesta en relación con
la columna a la que los soldados, sus antiguos compañeros, le han atado. Esta filiación entre el cuerpo humano y la
arquitectura respondía a una inquietud del Renacimiento por la que se trataba de recuperar la construcción antigua,
romana, con un canon proporcional al cuerpo humano, lejos de la catedral gótica, incomprensible e inconmensurable. El
eco de la figura humana y el edificio se repite con el pie de la escultura que debía adornar el arco en el que ahora está
siendo martirizado Sebastián, un pie con sandalia romana, una ruina que nos habla del final de una civilización y el
comienzo de la era cristiana. Es uno de los cuadros más hermosos de su autor.
MASACCIO_ Expulsión del paraíso: La escena de la expulsión de los primeros padres del
Paraíso se sitúa en el compartimento superior del lateral izquierdo de la capilla Brancacci.
Algunos especialistas quieren ver aquí la primera obra que realizó Masaccio en la capilla,
aunque existen diversas opiniones. También se ha lanzado la idea de un fresco en sucesivas
fases, considerándose que la primera figura sería el ángel de la zona superior, después se
ejecutó Adán, posteriormente Eva y, por último, la puerta del Paraíso de donde procede la
luz divina. A finales del siglo XVII los sexos de ambas figuras se cubrieron de ramajes -
especulándose que ocurriera en tiempos de Cósimo III, de famosa mojigatería - que han sido
recientemente eliminados. La escena está cargada de dramatismo, destacando los rostros
de ambos personajes y la actitud de Adán al llevarse las manos a la cara, así como la dureza
y sequedad del paisaje por donde se encaminan las figuras. Sus cuerpos desnudos están
inspirados en las estatuas clásicas y en las obras de Donatello, interesándose por los efectos
anatómicos y volumétricos a través de la iluminación empleada. El fondo azulado se aleja de
la capa de pan de oro que servía de cierre en los tiempos góticos, iniciándose con Masaccio
la búsqueda de la perspectiva típica del Quattrocento.
FRA ANGÉLICO_ La coronación de la Virgen: La Coronación de María es uno de los temas más desarrollados dentro
de la iconografía de Fra Angelico. Pero si en otras representaciones primaba la opulencia del acontecimiento, con
enorme utilización del fondo de oro y de motivos decorativos de todo tipo, este fresco deSan Marcos se presenta de
forma mucho más simplificada, pero con el elemento de la luz como gran componente del episodio divino de la
Coronación de la Virgen. María y Jesucristo se sitúan en el ámbito celestial, rodeados de una aureola de color verdoso
muy difuminado. Las figuras, vestidas con túnicas de color blanco, se sitúan sobre un banco y un escabel de nubes, lo
que acentúa el carácter sobrenatural donde tiene lugar el acontecimiento. Todo el conjunto queda recorrido por un
fuerte sentido evanescente e irreal, configurado por la fuerte luminosidad de la escena. Los colores también ayudan
en el carácter vaporoso de la representación, predominando suaves colores blancos y amarillos. En la parte terrenal,
abajo, un grupo de santos se dispone en semicírculo, siguiendo la línea compositiva del suceso de arriba. San Benito,
Santo Tomás de Aquino y Santo Domingo, a la izquierda, San Pedro Mártir, San Marcos y San Francisco, a la derecha,
contemplan en actitud de reverencia la escena de la Coronación de María. Los ropajes y las reverberaciones de la luz,
que les llega por la derecha, confieren corporeidad a las figuras que, materializadas y mucho más vivas de color, los
sitúa en el plano terrenal, muy diferente a la caracterización del acontecimiento de la Coronación.
PIERO DELLA FRANCESCA_ El bautismo de Cristo: El Bautismo de Cristo es
una de las obras tempranas más famosas de Piero della Francesca. En ella
encontramos una referencia paisajística básica para la pintura del
Quattrocento ya que se acerca a la realidad que circunda al artista,
considerándose una imagen de las cercanías de Sansepolcro donde el
pintor nació y vivió la mayor parte de su tiempo. Encontramos así una
destacable alusión a la perspectiva, fundamental en la obra de Piero, ya
que las propias figuras conforman el espacio donde se asientan. La figura
de Cristo se sitúa en el centro de la composición, recibiendo el agua
bendita de su primo san Juan Bautista; sobre su cabeza encontramos la
paloma del Espíritu Santo y bajo sus pies las aguas del río Jordán. Tres
figuras aladas se sitúan junto al árbol; han sido identificadas como los
ángeles que acompañaban a Cristo en su bautismo pero no portan las
vestiduras ni los elementos típicos, interpretándose como una alusión a la
Concordia entre las Iglesias occidental y oriental que llegaron a
acercamientos en el Concilio Ecuménico celebrado enFlorencia en 1439,
fecha en la que el maestro se encuentra en la capital de la Toscana. Esa
hipótesis se refuerza con los atuendos orientales de los personajes que se
aprecian tras el catecúmeno que se despoja de sus ropas. Las figuras están
sabiamente interpretadas, obteniendo un marcado acento volumétrico
gracias al empleo de la luz, resaltando el aspecto escultórico y anatómico
de los personajes, especialmente de Jesucristo. Las tonalidades no son muy
vivas, al bañar las figuras con esa luz blanca y uniformemente distribuida.
BOTTICELLI_ PRIMAVERA: Cuando Botticelli realiza esta magna obra en pleno Renacimiento italiano no podía ser
completamente consciente de la trascendencia que supondría para el arte posterior. Lo primero que debiera llamar
nuestra atención, en relación con los usos de la época, es su enorme formato, la pintura profana casi nunca utilizó estas
dimensiones, que se reservaban para la expresión de los temas sacros. Esto le confiere un carácter de cristianización de un
tema que a primera vista parece totalmente ajeno a las creencias religiosas. Por otro lado, bien pudiera relacionarse con
otro género de la época, el tapiz. Los tapices sí tenían este gran tamaño y se dedicaban mayormente a la pintura profana,
puesto que su función era decorar muros, cerrar vanos, etc. Los mejores tapices eran los flamencos, procedentes de
Gante, Brujas y Bruselas, realizados en la lana de mejor calidad, la castellana. Su precio en el mercado era elevadísimo,
hasta el punto de que comenzó a ser sustituido por materiales más baratos, como era la pintura. Esta sustitución de
materiales baratos -la pintura- por caros, ya había tenido lugar en el Gótico italiano, donde el elemento desplazado fue el
mosaico. Reforzando el paralelismo de esta obra con el tapiz tenemos el suelo sembrado de flores, como ocurre en La
Anunciación de Fra Angelico, según el modelo "milflores" de tejidos flamencos y franceses. El tema del cuadro es
extremadamente complejo: abundan las figuras de la mitología clásica, pero no componen ninguna escena conocida de los
textos clásicos, aunque parece seguro que se trata de una alegoría de carácter moral bajo la apariencia de la mitología
antigua. La presencia de la diosa Flora, heraldo de la Primavera, es lo que dio su nombre al cuadro, que aparece presidido
por Venus y Cupido, con la presencia, ajena al resto de los personajes, de Mercurio en el extremo izquierdo. La explicación
es posible intuirla a través del cliente del encargo. Botticelli lo pintó para el jovencísimo Lorenzo di Pierfrancesco di Médici,
miembro de la prestigiosa familia Médicis. Lo encargó para él su tutor, el filósofo Marsilio Ficino, quien encarnaba el auge
del Neoplatonismo florentino típico del Quattrocento. Es más que probable que fuera Ficino el diseñador del programa de
la obra, siguiendo los postulados de Alberti en la parte estética. Así, sumaba la presencia de las virtudes y principios del
neoplatonismo en las alegorías de los dioses, al tiempo que aplicaba las teorías albertianas: variedad y abundancia de los
elementos, los personajes, sus posturas, etc.
Botticelli_ El nacimiento de Venus: El Nacimiento de Venus es una de las obras más famosas de Botticelli. Fue pintada
para un miembro de la familia Médici, para decorar uno de sus palacios de ocio en el campo. El tema mitológico era
habitual en estos emplazamientos campestres, surgiendo imágenes como la primavera oVenus y Marte. Venus es la
diosa del amor y su nacimiento se debe a los genitales del dios Urano, cortados por su hijo Cronos y arrojados al mar. El
momento que presenta el artista es la llegada de la diosa, tras su nacimiento, a la isla de Citera, empujada por el viento
como describe Homero, quien sirvió de fuente literaria para la obra de Botticelli. Venus aparece en el centro de la
composición sobre una enorme concha; sus largos cabellos rubios cubren sus partes íntimas mientras que con su brazo
derecho trata de taparse el pecho, repitiendo una postura típica en las estatuas romanas de las Venus Púdicas. La figura
blanquecina se acompaña de Céfiro, el dios del viento, junto a Aura, la diosa de la brisa, enlazados ambos personajes en
un estrecho abrazo. En la zona terrestre encontramos a una de las Horas, las diosas de las estaciones, en concreto de la
primavera, ya que lleva su manto decorado con motivos florales. La Hora espera a la diosa para arroparla con un manto
también floreado; las rosas caen junto a Venus ya que la tradición dice que surgieron con ella. Técnicamente, Botticelli
ha conseguido una figura magnífica aunque el modelado es algo duro, reforzando los contornos con una línea oscura,
como si se tratara de una estatua clásica. De esta manera, el artista toma como referencia la Antigüedad a la hora de
realizar sus trabajos. Los ropajes se pegan a los cuerpos, destacando todos y cada uno de los pliegues y los detalles. El
resultado es sensacional pero las pinturas de Botticelli parecen algo frías e incluso primitivas.
BOTTICELLI_ Palas y el Centauro: Tras su regreso de Roma, donde trabaja en la Capilla Sixtina,
Botticelli realizará una serie de escenas mitológicas entre las que destacan el Nacimiento de
Venus, Venus y Marte o esta imagen de Minerva y el centauro. En todas ellas el maestro parece
hacer una interpretación de las ideas neoplatónicas introducidas en la Corte de los Médici por
Marsilio Ficino y Picco della Mirandola, dos grandes humanistas que unieron las ideas
platónicas con el pensamiento cristiano. De esta manera, Botticelli se convierte en un
humanista más, interesado por los debates que se realizaban en la Florencia del Quattrocento.
Esta tabla acompañaba a la Primavera en la decoración de una sala del palacio de Lorenzo di
Pierfrancesco de Médici, formando un conjunto de increíble belleza plástica. La figura de
Minerva - diosa de la sabiduría - se presenta vestida con un traje semitransparente adornado
con tres anillos entrelazados que forman el escudo de los Médici; porta una alabarda y diversas
ramas de olivo - símbolo de la paz - rodean su cabello y su cuerpo. Junto a ella vemos al
centauro que gira su cabeza hacia la diosa con gesto de dolor, llevando en su mano derecha un
arco y el carcaj en la espalda. La cornisa de un edificio cierra la composición por la izquierda
mientras al fondo se aprecia un amplio paisaje marino y una supuesta valla formada por
estacas puntiagudas. Al aparecer la diosa con la alabarda - arma empleada en exclusiva por los
centinelas - y agarrar por el cabello al centauro, se puede deducir que nos encontramos ante
una detención por lo que se sugiere que Botticelli ha representado el triunfo de la castidad
sobre el vicio. Las figuras están dotadas de monumentalidad gracias al empleo de la luz, pero
exhiben cierto hieratismo, careciendo de movimiento. La perspectiva está perfectamente
captada, uniendo referencias arquitectónicas y paisaje. La delicadeza de las telas y la
minuciosidad de los detalles indican el aprendizaje del artista como orfebre durante su
juventud.
PAOLO UCCELLO_ Niccolò da Tolentino conduce a sus tropas:
Primer panel del tríptico de la batalla de San Romano, que retrata
el combate entre Florencia y Siena en el año 1432.
PIERO DELLA FRANCESCA_ La flagelación: Alrededor de la Flagelación existen diferentes controversias que afectan a
numerosos elementos, desde la fecha hasta la temática que Piero della Francesca intenta transmitir en su obra. Lo primero
que observa el espectador es que el tema principal de la tabla ha sido alejado para situar la flagelación de Cristo bajo una
estancia típicamente renacentista, reforzado el gusto clásico por una estatua sobre un pedestal. En primer plano se colocan
tres figuras que parecen conversar ante nuevas arquitecturas que han sido identificadas por algunos especialistas como
imagen del palacio de los duques de Urbino. El interés por la perspectiva del maestro resulta evidente tanto en la utilización
de arquitecturas como en el empleo de baldosas de diversos colores y un árbol al fondo para crear el punto de fuga. Estamos
ante la obra de Piero con un mayor concepto arquitectónico, si exceptuamos la Vista de la ciudad ideal. Sin embargo, a pesar
de la belleza general de las edificaciones, el espectador encuentra fría la composición debido a la actitud de los personajes,
ausentes de la trama, como si se hubiese podido detener el tiempo. Es más, los personajes parecen desproporcionados
frente a la arquitectura, tomando un aspecto primitivo que recuerda a Fra Angelico. Su aspecto volumétrico y monumental
está resaltado por la luz, mostrando diferentes posturas como ejemplo de su virtuosismo pero su frialdad domina por encima
de todo. Respecto al significado que desea Piero transmitir con esta obra hay diversas interpretaciones: se considera que los
tres personajes de primer plano serían Oddantonio, conde de Urbino, su hermano Federico y el hijo de éste, Guidobaldo,
pero esta lectura retrasaría mucho la ejecución de la obra, planteándose que se trataran de miembros de la corte de Urbino,
para la que no cabe duda que fue realizada la tabla por Piero. T. Gouma-Peterson piensa que la figura de Herodes sentada
contemplando la flagelación sería un retrato de Juan VIII Paleólogo, que observa sin hacer nada la tortura a la que se está
sometiendo a Cristo, aludiendo al sufrimiento de la Iglesia a manos de los turcos. La figura de la izquierda en primer plano se
ve como un griego que exhorta al príncipe cristiano para combatir contra el turco, bajo la atenta mirada de un joven que
simboliza la virtud y se muestra dispuesto a la lucha. También se ha pensado que el conjunto pudiera responder a la
moralidad propuesta por Battista Sforza, admiradora de moralistas antiguos cuya filosofía se inspiraba casi en el estoicismo al
basarse en la serenidad, el dominio sobre las pasiones, etc. Dejando de lado la desconocida temática, Piero della Francesca
ofrece una soberbia visión de su arte, interesado por la simetría, la perspectiva y el orden, dejando la expresividad para otros
maestros de generaciones posteriores.
HERMANOS LIMBOURG_ Les très riches heures du Duc de Berry: Estamos
probablemente ante el más famoso de todos " class="manita" data-toggle="popover"
data-content="La miniatura ocupa un lugar de excepción en el Gótico Internacional ya
que los más importantes personajes de la época fueron importantes coleccionistas de
Libros de Horas, donde se contienen numerosas oraciones para las horas del día. Hay
partes dedicadas a Difuntos, a Santos, Horas de la Virgen y de la Pasión, etc. lo que da
lugar a que se ilumine cada ciclo con imágenes alusivas.">los libros iluminados.
Loshermanos Limbourg murieron antes de terminarlo y corresponde a fines del siglo XV
que esto se llevara a cabo. El extraordinario calendario con mensario de los primeros
folios se ha popularizado más que otras partes, sobre todo la representación de enero,
con la fiesta que el duque ofrece en su palacio, imagen de riqueza y suntuosidad,
reafirmada por los tapices guerreros que cubren los muros del fondo.
Andrea del castagno, la ultima cena: El maestro Andrea del Castagno introduce en su pintura un conjunto nuevo de
relaciones entre el espacio figurativo y el espacio real. La Ultima cena es un ejemplo del desarrollo de un escenario
inspirado en una escenografía teatral mediante la aplicación, científica y rigurosa, de las leyes dela representación
perspectiva. Pintó a todos los apóstoles, Judas incluido, y es importante el planteamiento espacial, muy correcto en
perspectiva. La estancia es amplia y profunda, con techo y suelo muy trabajados, y los bancos, de aspecto profundo,
podrían dar asiento a más apóstoles. Las figuras se comprimen junto a la pared del fondo, creando una tensión en el
espacio que tiene efectos dramáticos. El cromatismo cargado lo resalta el mantel blanco y los paneles de mármol
jaspeados también acentúan ese efecto.
ANDREA MANTEGNA_ Crucifixión: Una de las obras más famosas de Mantegna es el retablo de San Zenón, encargado
por el abad del monasterio benedictino de San Zenón de Verona, Gregorio Correr. La imagen principal es una Sagrada
Conversación mientras que en la predela del retablo se insertaron tres momentos de la vida de Cristo situándose en el
centro la Crucifixión que aquí contemplamos, hoy separada del conjunto. En estas tres tablas encontramos una marcada
influencia de la pintura flamenca en el paisaje, en la expresividad excesiva de algunas de las figuras y en la minuciosidad
"fotográfica" de los ropajes. Las tres cruces son el elemento principal de la composición, partiendo de la cruz ocupada por
Cristo un camino que asciende hacia la ciudad de Jerusalén que observamos al fondo, junto a una montaña de
gigantescas proporciones. Las Santas Mujeres expresan su dolor de forma dramática mientras que, a la izquierda de
Cristo, los soldados se entretienen jugando a los dados. Un oficial a caballo eleva su mirada para contemplar el
sufrimiento de uno de los ladrones mientras en la zona de primer plano un soldado hace guardia. Las figuras están
dotadas de un aspecto escultórico sensacional, acentuando la anatomía desnuda de Cristo y sus compañeros de martirio
gracias a la iluminación empleada. Ese aspecto escultórico también se extiende a las rocas y al paisaje, denominado por
algunos autores el "estilo pétreo". La perspectiva es otra de las preocupaciones del maestro, creando unos efectos de
profundidad soberbios, con un punto de vista bajo que otorga mayor grandiosidad a los personajes. Respecto al color,
podemos apreciar cierta influencia de su cuñado Giovanni Bellini y de la Escuela veneciana del Quattrocento,
especialmente por la intensidad de los tonos.