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1- Origen de la Serranía de la Macuira

En la Sierra Nevada de Santa Marta un cacique vivía en su choza con sus tres hijos. Cada día él observaba los rostros
de sus hijos mientras dormían. Una vez soñó que ellos partieron rumbo al norte de La Guajira. Este sueño lo persiguió
reiteradamente. Una noche de marzo, ya muy angustiado por el sueño y por la idea de perder a sus hijos, se levantó
a revisar si sus hijos permanecían con él. Entonces se sorprendió al ver que ya no estaban en su dormitorio.

Alarmado salió de la choza y miró hacia el norte, en donde vio tres picos que se alzaban; comprobó que allí estaban
sus tres hijos convertidos en la Serranía de La Macuira.

2- Bochica, el maestro de los muiscas

Bochica era un anciano venerable de piel blanca y ojos azules; tenía barbas blancas muy largas y vestía siempre una
manta grande que cubría todo su cuerpo. Llegó a la tribu acompañado de su mujer, una blanca más joven que él.

El anciano era muy bueno con los indios y estos lo querían mucho. Les enseñó muchas cosas útiles y a ser hombres
de bien.

En cambio, la mujer de Bochica nunca quiso a los indios; por el contrario, procuraba siempre hacerles mal.

Una vez, aprovechando la ausencia de Bochica, su mujer inundó la sabana provocando un gran daño en las casas y
las cementeras de los indios. Al regresar Bochica a la aldea, los indios se quejaron con él por lo ocurrido.

Indignado por su mal comportamiento, Bochica convirtió a su mujer en lechuza. Enseguida se dirigió a las montañas
que rodean la sabana y tocó las rocas con una varita mágica, que de inmediato se abrieron para dar paso a las aves.
Y así se formó el salto del Tequendama.

Un día Bochica desapareció a través del arcoíris, en donde se le ve cuando la gente mira desde el salto del
Tequendama.

3- Bachué y la creación del mundo

Una madrugada Bachué, la madre chibcha, salió de la laguna de Iguaque llevando un niño desnudo en sus brazos. Era
una mujer muy bella, cuya cabellera negra cubría todo su cuerpo.

Apareció radiante, morena, tersa, de senos redondos y firmes. Entonces, Bachué se instaló a vivir entre los chibchas y
ganó su confianza y afecto.

Enseñó a los indios las normas para mantener el orden entre ellos y la paz con las tribus vecinas.

El niño creció. Bachué, que estaba encargada de poblar la tierra, comenzó a ser fecundada por este. Tuvo partos
múltiples, que se iban multiplicando cada vez más, hasta que finalmente pobló la Tierra totalmente.

Recorrió los pueblos dejando hijos y enseñanzas. De pronto, su lozano cuerpo se llenó de arrugas. Entonces, triste y
sin avisar volvió a la laguna de Iguaque, acompañada del padre de sus hijos.

Al saltar al agua, se convirtió en serpiente, que es el símbolo de inteligencia de los chibchas.


Y así, Bachué se convirtió en la madre de la humanidad y fuente de vida. Los nativos aseguran que de vez en cuando
ella aparece en forma de culebra en las noches de luna llena.

4- El juguetón Mohán

El Mohán es un ser enorme con aspecto de anciano pero con rasgos de bestia. De apariencia descuidada y con una
larga cabellera, habita cerca de los lagos, ríos y ciénagas. Le gusta jugar y molestar a los pescadores, robándoles las
redes o enredándolas para que no puedan faenar.

La única manera de que los pescadores puedan pescar tranquilo es dejando en rocas o en la orilla algo de sal y
tabaco, ya que al Mohán le encanta fumar y así se entretiene.

5- La mujer del pozo

Esta leyenda nace en la Cartagena colonial. Se dice que una mujer tuvo un hijo y que, era tanto su amor por él, que
descuidó totalmente a su marido. Este, celoso por la situación, decidió un día matarla.

Cuando llegó el día, el marido tomó un cuchillo y la asesinó delante de su hijo. El pequeño, que estaba apoyado sobre
un pozo, perdió el equilibrio al observar el trágico suceso y se perdió en las profundidades.

Desde entonces, se dice que a los niños de las casas coloniales de Cartagena se les aparece una mujer peinándose
apoyada en un pozo. Si se acercan y ella descubre que no es su hijo, los arrojará también al pozo.

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