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Marcela Silva- 2020- CeRP del Suroeste

Prof. Javier Correa- Historia americana desde 1930 a nustros días

EL MODELO ISI

El modelo de industrialización por sustitución de importaciones es un modelo económico


que se comenzó a gestar, sobre todo en América Latina, en el período posterior a la crisis
económica de 1929 como camino de “salida” o solución a tal crisis y que se incrementó luego de
finalizada la Segunda Guerra Mundial. El mayor auge de tal modelo podemos identificarlo en los
años 50’y 60’, donde la intervención estatal de los países de la región es de destacar. Creo
importante resaltar que es la CEPAL quien asigna este rótulo al proceso económico hacia 1950.1

Por otro lado, también es válido remarcar, como plantea Ansaldi y Giordano (2012), que la
década de 1930 se presenta como un período de crisis, la cual no se caracteriza por ser
exclusivamente económica, es también un período de crisis social y política en América Latina,
aunque no todos los países la vivieron con la misma intensidad. Teniendo en cuenta las
transformaciones económicas de este período es que podemos comprender también los cambios que
se comenzaron a gestar a nivel social y político, donde nuevas formas de manifestaciones y poderes
políticos como el populismo. En palabras de Francisco Weffort, citado por Ansaldi (2003):

“[…] surgimiento político de las masas en las condiciones creadas por la crisis de la
domincación (en el sentido gramsciano) oligárquica y de la democracia liberal (mejor
dicho, de la idea de democracia liberal), siendo a la vez expresión de la debilidad de los
nuevos grupos dominantes, en una coyuntura de desarrollo autónomo relativo y de las
peculiaridades de la urbanización e industrialización en países agrarios y dependientes.”2

La crisis del sistema capitalista trajo consigo grandes consecuencias a nivel internacional,
pero para América latina específicamente la crisis hizo visible una realidad: el agotamiento del
modelo exportador o de crecimiento hacia afuera. Considero pertinente remarcar, como plantea
Ansaldi (2003), que si bien la crisis tiene su quiebre en 1929, la situación económica de América
Latina ya presentaba señales de resquebrajamiento por lo que muchos países impulsaron este viraje
económico años antes del crack del 29’. En palabras de Gabriel Palma, citado en Ansaldi (2003), la
crisis no representa un quiebre respecto al período anterior, sino más bien una aceleración de los
procesos de sustitución de importaciones que ya se venían gestando.

El modelo exportador está en correlato con la división internacional del trabajo, donde los
países latinoamericanos son, en su mayoría, productores de bienes primarios para la exportación y
consumidores de bienes manufacturados. En palabras del economista Raúl Prebisch:

1 PÉREZ BRIGNOLI, H. (2018) Historia global de América Latina. Del siglo XXI a la Independencia.
Madrid: Editorial Alianza. 205.
2 ANSALDI, W. (2003) Tierra en llamas. América Latina en los años 1930. Argentina: Editorial Al Margen. Pág. 40.
La realidad está destruyendo en la América Latina aquel pretérito esquema de la división
internacional del trabajo. En ese esquema, a la América Latina venía a corresponderle,
como parte de la periferia del sistema económico mundial, el papel específico de producir
alimentos y materias primas para los grandes centros industriales. No tenía allí cabida la
industrialización de los países nuevos. Los hechos se están imponiendo, sin embargo. Dos
guerras en el curso de una generación y una profunda crisis económica entre ellas han
demostrado sus posibilidades a los países de la América Latina, enseñándoles
positivamente el camino de la actividad industrial.3

La realidad a la que alude Prebisch es a la realidad en la que está inserto ya que es


contemporáneo del proceso de industrialización latinoamericano. Él escribió tal manifiesto hacia
mediados del siglo XX, donde como podemos ver, se analizaron aspectos económicos referidos al
contexto de América Latina y su inserción en el comercio internacional, la que se encontraba bajo
cuestionamientos. En el fragmento se refleja con claridad también la fuerte postura desarrollista de
Prebisch.

El modelo ISI se propuso, en primer lugar, desarrollar la industria de cada país para lograr
de esta forma, sustituir los productos de importación. Esto permitiría que los Estados
latinoamericanos no dependieran tanto de las fluctuaciones económicas de los países desarrollados,
productores y proveedores de manufacturas, también incentivaba el crecimiento industrial de los
países subdesarrollados dando lugar a la mitigación del desempleo presente en los mismos y a
aumentar la circulación económica mediante el incremento del comercio interno.

Teniendo en cuenta la división internacional del trabajo y el agotamiento del modelo


exportador en latinoamérica, el cual se hizo más visible con la crisis de 1929 es que podemos
comprender el modelo de industrialización por sustitución de importaciones. Según Bértola y
Ocampo (2010) la crisis de la década de 1930 configuró la matriz de desarrollo de los países de
América Latina, dando lugar a lo que los autores denominan Industrialización dirigida por el
Estado.4

Industrialización dirigida por el Estado


Para Bértola y Ocampo (2010) la crisis económica es acompañada por el crecimiento de la
participación estatal en la economía, lo cual comienza a desplazar al liberalismo. Para estos autores

3 Íbid. Pág. 173.


4 BÉRTOLA, L. OCAMPO, J.A. Desarrollo, vaivenes y desigualdad. Una historia económica de América
Latina desde la independencia. Madrid: Secretaría general de Iberoamérica. Pág. 151.
este proceso se llevó a cabo por un conjunto de países, los cuales de forma improvisada (otros no
tanto) fueron buscando soluciones prácticas a la crisis. Para comprender la industrialización en el
período de crisis es que los economistas recurren a un estudio macroeconómico, el cual explica las
fluctuaciones económicas a las que se vió sujeta América Latina debido a los impactos de la crisis.

Los autores destacan dos grandes características que son las que configuran el desarrollo de
América Latina, por un lado, “la industrialización como eje de desarrollo”5, por otro, el dirigismo
estatal o la influencia en este último en materia económica. Bértola y Ocampo (2010) hacen énfasis
en que no todos los procesos de industrialización llevados a cabo en la región tuvieron un
componente referido a la sustitución de importaciones y esto es lo que justifica que decidan llamar a
este proceso industrialización dirigida por el Estado. Creo importante la aseveración ya que nos
muestra cómo este impulso industrializador se presento de diferentes formas, es decir, que no fue
homogéneo y que no siempre logró su cometido.

Bértola y Ocampo expresan que el proceso de industrialización se desarrolló en dos fases


bien marcadas: 1) La fase de transición, la cual abarca la crisis de 1929 y la segunda guerra
mundial, en términos temporales. Esta fase se caracteriza, según los autores, por un lento
crecimiento económico; 2) la segunda fase abarca el período que se extiende desde el fin de la
Segunda Guerra Mundial y la década de 1980. Se caracteriza más que nada por el gran crecimiento
económico y por la presencia del Estado en la dirección de la industrialización y de tal crecimiento.
Este crecimiento industrial y económico fue acompañado también por un gran aumento en la
productividad y en lo demográfico.

Por otro lado Pérez Brignoli (2018) también hacen énfasis en la presencia estatal durante
este período de industrialización. Al igual que Bértola y Ocampo, el autor expresa que durante este
período el factor industrialización dirigida por el estado tiene más peso que el que puede haber
tenido la sustitución de importaciones. Asi mismo, este autor plantea que la presencia del Estado en
materia económica no fue algo exclusivo del período posterior a 1930 si no que ya estaba presente
en el modelo agroexportador donde los Estados facilitaron, por decirlo de alguna manera, el
desarrollo de la exportación de materias primas. En palabras de Pérez Brignoli (2018): “[…] el
Estado fue un activo promotor del desarrollo garantizando el acceso de los empresarios a los

5 Ibid.
factores de producción, facilitando las inversiones extranjeras y coadyuvando en las obras de
transporte, infraestructuras y los sectores comercial y financiero.”6

Enfocándonos en la industrialización, tanto Bértola y Ocampo (2010) como Pérez Brignoli


(2018) expresan que el tamaño territorial de los Estados fue un factor relevante en cuanto al
crecimiento industrial que cada país experimentó. En palabras de Bértola y Ocampo (2010): “El
que las dos economías más grandes hayan sido las de mejor desempeño indica que el tamaño se
tornó un elemento muy importante, de mano obviamente de la relevancia que adquirieron los
mercados internos.”7 Según los autores la fortaleza de los mercados internos jugaron un papel
fundamental en el desarrollo de la industrialización dirigida por el Estado. De esta forma es que
podemos entender que Brasil, México, Argentina, Chile, Venezuela, Perú y Colombia presentaran
un crecimiento industrial más marcado, (aunque a los países a los que se refieren los autores
previamente citados son México y Brasil específicamente), en comparación con países como
Paraguay, Ecuador, Bolivia, Uruguay, entre otros.

La crisis económica de 1930 dió lugar a que la presencia del Estado (que como ya se analizó
era algo preexistente) en las políticas económicas se incrementara. Como expresan Brue y Grant
(2009):“Las guerras mundiales, las depresiones a nivel mundial y las crecientes complicaciones de
la vida moderna debilitaron de forma paulatina al laissez-faire.” 8 Es decir que la situación
económica mundial fue socavando el modelo económico basado en el liberalismo, dando lugar a
una mayor presencia e intervención del Estado.

Reparando en las políticas económicas llevadas a cabo en correlato con el modelo de


industrialización por sustitución de importaciones, las cuales predominantemente se realizaron
durante las décadas del 50’y 60’, debemos destacar las trabas arancelarias para las importaciones,
las cuales “ajustaban” los precios en virtud de las manufacturas locales. Esta estrategia en
detrimento de las importaciones beneficiaba el mercado interno de los países latinoamericanos, los
cuales impulsaban la industrialización incipiente y el empleo, esto daba lugar a la circulación
monetaria.

6 PÉREZ BRIGNOLI, H. (2018) Historia global de América Latina. Del siglo XXI a la Independencia.
Madrid: Editorial Alianza. Pág. 205.
7 BÉRTOLA, L. OCAMPO, J.A. Desarrollo, vaivenes y desigualdad. Una historia económica de América
Latina desde la independencia. Madrid: Secretaría general de Iberoamérica. Pág. 152.
8 BRUE, S. GRANT, R. (2009) Historia del pensamiento económico. México: Editorial Cengage Learning. Pág. 429.
Aunque la industrialización dirigida por el Estado se mostraba en crecimiento, hacia la
década de 1970 entró en crisis, más que nada de tipo estructural. América Latina seguía
dependiendo de los países desarrollados o centrales en tanto importaba de éstos tecnología para la
industria. Es decir, ya no importaba productos manufacturados (al menos no en los mismos niveles
de las décadas anteriores a 1930) pero sí necesitaba del desarrollo científico y tecnológico de las
grandes potencias para llevar adelante su propia industrialización. Además, también influyeron
factores externos que agravadon la situación, como la crisis del petróleo en 1973.

Para finalizar, me gustaría remarcar que la conceptualización realizado por Bértola y


Ocampo y apoyada Pérez Brignoli acerca de este proceso al que denominaron industrialización
dirigida por el Estado me resultó muy esclarecedora y más acertada, por decirlo de alguna forma.
Esto se debe a que, en mi opinión, nos acerca a la comprensión de los proyectos y las concreciones,
de los vínculos existentes entre lo teórico o discursivo y lo real. Es decir que a partir del planteo de
los autores antes mencionados podemos analizar el modelo económico desarrollado en el segundo
tercio del siglo XX desde un punto de vista cepalino, donde la sustitución de importaciones fue un
objetivo clave para el desarrollo americano, pero que lejos estuvo de ser una realidad asequible,
dejando ver sus matices y la impronta estatal que lo caracterizó.

Por otro lado, me parece importante hacer hincapié en la crisis del modelo de
industrialización por sustitución de importaciones porque nos permite, a mi entender, lograr
visualizar las vicisitudes latinoamericanas en sus proyectos de desarrollo económico. Nos permite
poner en perspectiva, desde la actualidad, el lugar que ocupamos (o al menos cuestionarlo y
repensarlo) a nivel regional y mundial, y pensar en lo que nos une con ese mundo desarrollado pero
también en lo que nos separa y nos diferencia, intentando visibilizar la matriz latinoamericana y sus
“motores” y posibilidades para prosperar o avanzar.
Bibliografía:
ANSALDI, W. (2003) Tierra en llamas. América Latina en los años 1930. Argentina:
Editorial Al Margen.
ANSALDI, W. GIORDANO, V. (2012) América Latina. La construcción del orden. De las
sociedades de masas a las sociedades en proceso de reestructuración. Buenos Aires: Editorial
Ariel.
BÉRTOLA, L. OCAMPO, J.A.(2010) Desarrollo, vaivenes y desigualdad. Una historia
económica de América Latina desde la independencia. Madrid: Secretaría general de Iberoamérica.
BRUE, S. GRANT, R. (2009) Historia del pensamiento económico. México: Editorial
Cengage Learning.
HALPERIN DONGHI, T. (2005) Historia contemporánea de América Latina. Madrid:
Editorial Alianza.
PÉREZ BRIGNOLI, H. (2018) Historia global de América Latina. Del siglo XXI a la
Independencia. Madrid: Editorial Alianza.

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