Está en la página 1de 3

Segundo Triunvirato, encabezado por Donald Reid Cabral

El asesinato en Las Manaclas, de Manolo Tavárez y de los guerrilleros, provocó la


renuncia del presidente del primer Triunvirato, Emilio de los Santos. Un debilitado
Triunvirato tuvo que buscar nuevo presidente. A mediados de diciembre fue escogido
Donald Reid Cabral, iniciándose el Segundo Triunvirato.

Esta designación trajo conflictos entre el gobierno y la coalición de partidos que los
sustentaban. Cuatro partidos se opusieron a esta designación por considerarla ilegal e
inconsulta.

En respuesta, los secretarios de Estado de estos partidos fueron destituidos. Las


tensiones fueron en aumento hasta abril de 1964, cuando renunciaron Ramón Tapia
Espinal y Manuel Tavárez Espaillat. El gobierno quedó conformado solo por dos
personas, Reid Cabral, cercano a Estados Unidos y Ramón Cáceres Troncoso,
perteneciendo a la Unión Cívica. En este equipo predominaba la figura de Reid Cabral.

Popularmente se decía que el tercer miembro lo era el embajador de Estados Unidos.

Durante el régimen del segundo Triunvirato, con Reid Cabral a la cabeza, reinó una
desorganización administrativa creciente. El gobierno se vio inmerso en una maraña de
contradicciones económicas y políticas que profundizaron su aislamiento político y
motorizaron la división de las Fuerzas Armadas.

Desde que inició su ejercicio, el Triunvirato se enfrentó con disposición abierta de los
obreros y estudiantes. Múltiples manifestaciones de protesta se realizaron en todo el
país. En mayo de 1964, por ejemplo un Comité Nacional de Coordinación de las
organizaciones sindicales decretó una huelga general. La huelga se extendió a los
barrios de la capital, donde se formaron barricadas para resistir a la policía con piedras,
palos y otros objetos.

En el llamado a huelga se exhortaba a expulsar del poder "a los representantes de los
más funestos intereses de nuestro país: los enemigos de la clase obrera". (Documento
citado por Franklin J. Franco, "Clases, Crisis y Comandos", págs. 170-172).

Otras importantes protestas obreras se realizaron en la ciudad de La Romana contra la


empresa norteamericana radicada allí. En febrero de 1965, los sindicatos afiliados a la
confederación de Trabajadores Foupsa-Cesitrado celebraron un congreso de Unidad
Obrera, donde incluyeron entre sus demandas el restablecimiento de la Constitución de
1963, que había sido aprobado por el congreso durante el gobierno de Bosch y anulada
su vigencia por el Triunvirato.

Junto a esas protestas obreras creció el descontento contra la desorganización


administrativa del Triunvirato, que expresó en diversas actividades económicas que
fueron consideradas ilícitas por los opositores del régimen. Una de las medidas que
suscitó mayores protestas hasta en los círculos del comercio importador, que había
apoyado el derrocamiento de Bosch, fue el anuncio de la constitución de una compañía
por acciones denominada "Cantina Policía Nacional, C. Por A.", con un capital
autorizado por el entonces jefe policial general de brigada Belisario Peguero Guerrero.
Julio César Martínez, en su folleto "Santo Domingo, desde Trujillo hasta la Revolución
de Abril", describió la situación creada con la formación de esa compañía, de la manera
siguiente:
"Esta empresa policial-comercial provocó un escándalo en cadena en los propios
círculos que contribuyeron al derrocamiento de Bosch.

Las Cámaras de Comercio de las principales ciudades amenazaron con un cierre general
de los comercios en caso de no resolverse la desleal competencia. El contrabando estaba
íntimamente relacionado con las cantinas militares.
Donald Reíd Cabral respondió a los planteamientos públicos: La empresa policial es una
cooperativa; pero resulta que en el Aviso de constitución se decía que el 15 de junio de
1964 se había constituido una compañía por acciones, en acto bajo firma privada, que
tenía por objeto la compra, venta e importación, al por mayor de detalle, de una vasta
serie de productos, desde hilos para coser hasta joyas y refrigeradoras… La empresa
podía establecer sucursales, no sólo en el país sino también en el extranjero.
De hecho, constituía una especie de internacional comercial de la policía y el ejército..."
(Ob. Cit. Pág. 26).

Los grandes comerciantes importadores denunciaron en repetidas ocasiones actividades


de contrabando que, a su juicio, les resultaban lesivas.
En esas actividades de contrabando se involucró a altos jefes militares dominicanos.

Incentivó también la protesta contra el Triunvirato la campaña realizada en la prensa por


defensores del régimen en torno a la convivencia de vender a industriales privados las
empresas estatales que antes estuvieron en poder del dictador Rafael L. Trujillo Molina.
Se acusó a los altos círculos económicos que apoyaban el Triunvirato de realizar
maquinaciones para apoderarse del complejo económico estatal.

Aislado de la clase obrera, los estudiantes, los profesionales y de los habitantes


desempleados de las barriadas pobres y sin ofrecer cambios importantes a los
campesinos, el Triunvirato trató de mejorar su situación económica legislando para
restringir las importaciones.

La Ley estableció que los importadores deberían depositar, además de los impulsos
aduanales, 40% del valor de las importaciones. Eso creó descontento en su propia base
de apoyo económico, al tiempo que incremento el contrabando y la inflación.
Para comienzos de 1965, el Triunvirato parecía una planta suspendida en el aire. Sólo lo
mantenía en el poder sus relaciones con los Estados Unidos.

Para colmar la copa del descontento social y político, se denuncio que el triunviro Reíd
Cabral tenía aspiraciones de permanecer en el poder, organizando unas elecciones
acomodaticias. En esa situación, el PRD y el PRSC lanzaron las consignas de " Vuelta a
la constitucionalidad sin elecciones" y "restablecimiento de la constitución de 1963".
Obviamente esos partidos y las fuerzas de izquierda, sin establecer una coordinación
operativa, se afanaban en derrocar el Triunvirato.

El crecimiento de la oposición política al régimen tenía como telón de fondo la


dramática situación económica en que se debatía la nación. El Quinto Informe Anual del
Banco Interamericano de Desarrollo (BID) describió de la forma siguiente la situación
en que maniobrara desesperadamente el Triunvirato: "Durante los años 1963-1964, la
demanda total creció a un ritmo de 7.8% lo cual explica el gran crecimiento de las
importaciones.

Estas crecieron a un ritmo de 17.2% mientras las exportaciones decrecieron en 5.5%. El


producto industrial sólo creció un 3.9% y el agrícola 2.2%. Entre los años 1962-1964
fue necesario un endeudamiento externo de 211.8 millones (se tomaron 113.7 millones
en 1963-1964), es decir, casi 63 millones anuales en promedio.

También podría gustarte