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Trabajo de Investigación
(Meteorología)
Docente: Alumno
Argenis Portales Leminger Blanco
Meteorología Tramo II – ETA “A”
2 de Abril del 2020
Introducción
Iniciando su formación hace unos 4,600 millones de años con el origen de la
Tierra, la atmósfera constituye un elemento crítico y de gran importancia para la
preservación de la vida en la Tierra, pues la misma realiza la función de filtrar la
radiación solar ultravioleta en la capa de ozono, permitirnos conservar la temperatura
de la Tierra, acumular gases importantes para que los seres vivos realicen sus
funciones vitales, distribuir la energía en forma de calor recibida por el Sol por toda
la superficie entre otras funciones. Además, su circulación general posee gran
relevancia en la distribución de diversos elementos esenciales en el control de la
temperatura en toda la superficie terrestre.
Además, esta circulación general de la atmósfera, guarda una estrecha
relación con los movimientos que realiza la Tierra puesto que, la misma se ve
condicionada por los desplazamientos que realiza en diferentes períodos de tiempo.
Cabe destacar que, estos movimientos generan un campo electromagnético que juega
un papel fundamental en la protección de la radiación emitida por el Sol, denominada
Radiación Solar.
Por otra parte, se desarrollará la función que realizan los sistemas de altas y
bajas presiones, las cuales se conocen como un sistema que regula la temperatura a
través del viento y sus direcciones. También, se hablará del resultado de los agentes
antes mencionados como condicionantes de los elementos del clima y su
comportamiento según la presencia de distintos factores que los alteren o modifiquen.
La Atmósfera y su Composición
La atmósfera es una capa gaseosa concentrada alrededor de un planeta o
astro celeste, la misma se mantiene en su lugar por acción de la gravedad y sus
efectos son de gran importancia para preservar la temperatura planetaria estable y
permitir el desarrollo de la vida. Cabe destacar que su importancia para la vida
terrestre se debe a su composición gaseosa, la cual está conformada por diversos tipos
de gases, siendo el nitrógeno (78,08%), oxígeno (20,94%) y argón (0,93%) los
principales que la integran, aunque, otros gases se encuentran presentes en cantidades
minoritarias, como el dióxido de carbono (0,04%), neón (0,0018%), helio (0,0005%),
entre otros.
Además de la composición gaseosa de la atmósfera terrestre, esta se
encuentra compuesta por distintas capas, cada una con una función distinta que
pueden diferenciarse según la cercanía de las mismas con la superficie terrestre. Las
cinco capas atmosféricas más importantes son:
Troposfera: Es la primera capa de la atmósfera, la más cercana a la
superficie, por lo tanto, es la que más interactúa con nosotros. Su altura desde el nivel
del mar es de 10-12 kilómetros. Cabe destacar que sólo en esta capa se desarrolla la
vida, pues a medida que aumentamos en altura disminuye la temperatura y la cantidad
de oxígeno disponible. Todos los fenómenos meteorológicos ocurren en este nivel.
Estratosfera: Va desde los 12 a los 50 km de altura, en diversas capas
gaseosas. Una de ellas es la ozonósfera, en donde la radiación solar impacta sobre el
oxígeno, formando moléculas de ozono (O3) que constituyen la conocida “capa de
ozono”.
Mesósfera: Es la capa intermedia de la atmósfera, entre los 50 y 80 km de
altura, es la zona más fría de la atmósfera toda, alcanzando los -80 °C y es ahí donde
la mayoría de meteoritos que caen hacia la Tierra se desintegran.
Termosfera: Se extiende de los 80 a los 700 km de altura y presenta un aire
muy poco denso que permite oscilaciones de temperatura drásticas dependiendo de la
intensidad solar. Además es donde se generan las auroras boreales.
Exosfera: La capa externa de la atmósfera, que va de los 700 a los 10.000 km
de altura, es relativamente indefinida, poco más que el tránsito entre la atmósfera y el
espacio exterior. Allí tienen lugar la fuga de los elementos más livianos de la
atmósfera, como el helio o el hidrógeno.
Circulación General de la Atmósfera, Sistema de Altas y
Bajas Presiones
Es el movimiento del aire atmosférico a gran escala y, junto con la
circulación oceánica el medio por el que el calor se distribuye sobre la superficie de la
Tierra, es un fenómeno impulsado y sostenido por el desigual calentamiento entre
Ecuador y los polos. Sin embargo, su configuración definitiva depende de otros
factores de gran importancia como son el movimiento de rotación de la Tierra, la
configuración de tierras y mares y las propiedades fisicoquímicas del aire. Constituye
un continuo trasvase de energía que permite mantener el equilibrio calorífico del
planeta. La energía se transporta de varias formas y experimenta transformaciones.
En definitiva se pasa de un proceso inicial térmico a una serie de procesos dinámicos
en los cuales la atmósfera transporta energía por movimientos de aire, verticales u
horizontales.
A nivel mundial, se producen varios sistemas de vientos y corrientes de aire
que constituyen la circulación general de la atmósfera. Los sistemas son los vientos
alisios, del oeste y los vientos circumpolares.
Los vientos alisios se dirigen de la zona de alta presión sub-tropical a la zona
de baja presión ecuatorial, por ir de paralelos mayores a menores se desvían hacía el
oeste, es decir, en el hemisferio norte se trasladaban de noreste al suroeste y en el
hemisferio sur del sureste al noroeste, la humedad que pueden llegar a contener
dependerá de la superficie por la que atraviese, por lo que si cruzan por el mar son
vientos húmedos y si lo hacen por continente son vientos secos.
Los vientos del oeste van de las zonas sub-tropicales a los círculos polares,
como van de las latitudes medias a las latitudes altas se desvían hacía el este, por lo
que en el hemisferio norte llevan una dirección de suroeste a noreste y en el
hemisferio sur se dirigen de noroeste a sureste. Es importante mencionar que la
humedad de estos vientos, al igual que en los vientos alisios, varía según la superficie
por donde pasan y la orientación de las montañas en las que inciden.
Los vientos circumpolares corren de las zonas de alta presión polar hacia las
zonas de baja presión sub-polar y como se desvían al oeste, en el hemisferio norte
tienen una dirección de noreste a suroeste y en el hemisferio sur tienen una dirección
de sureste a noroeste. Cabe destacar, que la circulación general de la atmósfera es
importante puesto que de ella depende la distribución de la humedad en nuestro
planeta.
Por otra parte, los sistemas de alta y baja presión son el resultado entre los
patrones de circulación del aire y las masas de aire. De esta forma, las masas de aire
caliente dan lugar a sistemas de baja presión y las de aire frío originan sistemas de
alta presión. El aire cálido asciende mientras que el aire frío desciende, esto es debido
a la densidad de las masas de aire. Es por ello, el aire frío ejerce más presión contra la
superficie terrestre que el cálido, de forma que el aire frío da lugar a una zona de
presión superficial alta o anticiclón, mientras que el aire cálido da lugar a una zona de
presión superficial baja o ciclón.
Es importante mencionar que el sentido de movimiento de los sistemas de
alta y baja presión, es influenciado bajo lo establecido en el Efecto Coriolis, el cual
expresa que la fuerza producida por la rotación de la Tierra en el espacio, tiende a
desviar la trayectoria de los objetos (en este caso, las masas de aire) que se desplazan
sobre la superficie terrestre; a la derecha en el hemisferio norte y a la izquierda, en el
sur. Sabiendo esto, en el hemisferio norte el aire de los anticiclones gira en el sentido
de las agujas del reloj y el de los ciclones en sentido contrario a las agujas del reloj.
Asimismo, en el hemisferio sur el aire de los ciclones y anticiclones gira en sentido
contrario.
En las zonas ecuatoriales, al haber una mayor incidencia de rayos solares, se
produce el calentamiento del aire superficial que al volverse menos denso tiende a
ascender hasta la tropopausa formando las borrascas ecuatoriales.
En contraste en las zonas polares, como la incidencia de los rayos es menor,
se produce el aplastamiento del aire contra la superficie terrestre. Este descenso de
aire frío y denso hacia la superficie terrestre provoca los anticiclones polares.