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Lucero fue secuestrada 2 años antes de su primera consulta con el psicólogo.

El
secuestro fue realizado con mucha violencia, un grupo de 12 personas con armas de alto
calibre la interceptó afuera de su casa y le dispararon al chofer. Durante el secuestro, ella
fue sujeta a constantes amenazas de cortarle partes del cuerpo y de hacerle daño a su
familia; ocasionalmente la agredían físicamente y fue violada en 2 ocasiones. El
cautiverio dura 2 semanas, hasta que la familia paga el rescate y finalmente la liberan.
Antes de liberarla le dijeron que la iban a estar observando y que si decía algo la iban a
matar.

Desde su liberación Lucero presenta muchísima ansiedad, se rehúsa a salir de su


casa por miedo a que le fueran a hacer algo, solo sale cuando es absolutamente
necesario. La invaden constantemente pensamientos intrusivos acerca de su cautiverio,
el mero pensamiento de los secuestradores es suficiente para hacerla brincar de miedo,
gritar o buscar estar acompañada “cuando pienso en ellos siento que están aquí en la
casa y me van a hacer daño”. Cualquier ruido en la calle o incluso dentro de la casa le
causa una fuerte reacción fisiológica acompañada de mucha ansiedad, pensaba que eran
ellos otra vez y que están dentro de su casa “siento que se me sale el corazón del susto”.
La hora de dormir es particularmente perturbadora para Lucero, tiene pesadillas acerca de
los secuestradores frecuentemente y aparte, muchas veces cuando está por despertar, la
invade una sensación física de tener a uno de los secuestradores encima de ella, lo cual
hace que se levante gritando y ya no pueda seguir durmiendo. Los vecinos tienen perros
y cada vez que ladran se levanta porque piensa que los secuestradores están tratando de
entrar a su casa.

El secuestro ha dejado a Lucero en un estado perpetuo de hipervigilancia “tengo


que estar hipervigilante para poder prevenir el daño” El evento la dejó sintiéndose
totalmente vulnerable “el daño puede ocurrir en cualquier momento” “si alguien me quiere
lastimar, no hay nada que pueda hacer para protegerme”. Ella ve al mundo como un
lugar hostil en donde hay maldad por todos lados. Lucero intenta protegerse evitando
salir, solo estando en su casa se siente protegida “si estoy en la calle me siento
expuesta”. Sin embargo, estar “escondida” en casa no disminuye toda la ansiedad ya
que ella afirma “cuando la gente se siente segura y menos lo espera, ahí va el madrazo”.
Ella está segura que algo terrible puede ocurrir en cualquier momento. Ella desarrolló
mucho miedo a los hombres en específico, estar alrededor de hombres que no conoce le
genera mucha ansiedad. Cuando sale y un hombre camina cerca de ella o la voltea ver
piensa “me va a hacer daño” e intenta alejarse. Lucero tampoco puede ver programas o
películas con violencia, la pone muy mal, incluso cada vez que alguien platica acerca de
la inseguridad o de crímenes ella se aleja.

Para controlar la ansiedad Lucero procura estar ocupada, siempre busca


actividades domesticas en las cuales se puede entretener. Cuando no está ocupada es
cuando le invaden más pensamientos e imágenes acerca del trauma. Ella intenta no
pensar en eso pero no lo consigue. El terapeuta le pregunta acerca de la naturaleza de
los pensamientos e imágenes acerca del trauma, Lucero lo describe como fracciones del
evento, momentos en donde estaba siendo lastimada o momentos en donde sentía
mucha ansiedad porque pensaba que estaba por morir. El terapeuta se da cuenta que
cuando lo relata, la ansiedad es casi tan intensa como cuando lo estuvo viviendo, y
también nota que el recuerdo del trauma está muy desorganizado, no sigue una
estructura de tiempo lineal. Lucero admite que tiene lagunas acerca del evento, no
recuerda bien que paso primero y que paso después. Ella evita pensar en el trauma a
toda costa, y el terapeuta nota que no puede pensar / hablar acerca del trauma por más
de un minuto continuo, la invade la ansiedad y tiene que distraerse.

Lucero siente que su vida nunca será igual, ya no disfruta las cosas como antes y afirma
que ciertos días se siente entumecida emocionalmente. Esto le genera depresión y
desesperanza.

HISTORIA

Lucero es la más chica, tiene 2 hermanos mayores. Creció en un entorno de expectativas


altas pero también un entorno muy violento e impredecible. El padre es muy violento, le
pega a la madre y a los hijos por cualquier cosa, aparte es alcohólico. En cualquier
momento y por cualquier cosa el padre podía estallar. Lucero se sentía totalmente
expuesta a violencia y agresiones todos los días, con gran impotencia de no poder
evitarlo. El padre después de pegarles, se excusa en que esta “enfermo”, el alcohol es el
responsable, no tiene control sobre sus problemas de agresión. La mamá de Lucero no lo
deja porque se rehúsa a perder el estilo de vida que tiene debido al dinero del marido.
Entonces ella les exige a los hijos que hagan hasta lo imposible por no hacer enojar al
padre. Lucero era inteligente pero un poco torpe para el quehacer, así que con frecuencia
rompía cosas. Cuando invariablemente el papá se enojaba por algún error de Lucero,
detalle o estándar que no alcanzaba, la madre la culpaba con frases como las siguientes
(eran el pan de cada día): “es tu culpa que tu papá se enojo” “fracasaste otra vez” “no
eres tan inteligente como tus primas” “no me sorprende que no fuiste la mejor” “mira el
daño que generas con tus errores” “todo lo hechas a perder”. A los 12 años de edad
Lucero fue abusada sexualmente por un primo de 20 años.

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