Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
CUADERNOS DE LITERATURA
% V
Gerardo Ferreira
Andrés González Estévez
C U A D E R N O D E L IT E R A T U R A 7
C U A D E R N O D E L IT E R A T U R A 7
H o ra c io Q u ir o g a : c o n te x to d e u n c rític o
c in e m a to g rá fic o
Diálogos con Caras y Caretas y Fray Mocho
[Buenos Aires]
(1911-1931)
Gerardo Ferreira
Andrés González Estévez
M inistro de Educación y C ultura
Ricardo Ehrlich
Coordinadora de la colección
Elena Romiti
Coordinadora de publicaciones
Jimena Gozo
ISSN 1688-4582
www.bibna.gub.uy
©Biblioteca Nacional
I4 I
Prólogo
Elena Romiti
ilu stración d e W illiam Ferreira
Introducción
I9 |
segundo, se enfoca en la tercera y última etapa de artículos quiroguianos,
registrada entre 1927 y 1931. año en que el escritor uruguayo abandona esta
actividad, al tiempo que emprende su último viaje a Misiones. Ambos tra
bajos. bajo estilos diferentes, persiguen un mismo fin: construir puentes y
pasillos de lectura que faciliten la comprensión y contextualización de sus
notas cinematográficas, puesto que es allí — como parte de un entramado de
voces— donde su práctica nace, crece y finaliza, siendo una más entre tantas
otras.
Cuad. lil. (Montev.):7, 11-65, 2014
ISSN 1688-4582
11«Palace Theatre», Caras y Caretas, N° 672, I9/viii/I9I I. Una visión similar ya ha
bía sido prefigurada en un artículo donde se expresaba que «de las películas inciertas se fue
pasando a las películas compuestas con arte y con rigurosa propiedad escénica». «Cinemato
grafía». Caras y Caretas, N"642,2I/I/I9I1. La idea de «propiedad escénica» en este artículo
está intimamente relacionado a una concepción teatral del cine. Es entendible que los inci
pientes cronistas buscaran una apoyatura referencial en un arte consagrado como el teatro.
11 «Cinematografía», Caras y Caretas. N° 641. 14/1/1911 El destacado es nuestro.
14 Historiadores del cine como Roberto Paolella (1967), Gcorge Sadoul (19X0) y Ro
mán Gubern (1997). entre otros, coinciden en afirmar que el cine francés en particular a
partir de la concreción del jilm d'art propulsada por los hermanos Laffitte a fines de 1907—
propicia esla vuelta a técnicas teatrales. La primera película surgida de este procedimiento
fue L'assassinat du duc de Guise ( I90X). realizada por André Calmettes y Charles Le Bargy
en base a un argumento de Henri Lavcdan.
La discusión acerca del sentido que toma el concepto de «teatralidad» en el cine
primitivo demandaría un capítulo especial. El alcance que adquiere aquí refiere a un modo
particular de gesticulación, propia del teatro e innecesaria en el cine, y amplía su enfoque
al papel que juega la cámara y el montaje en la narración fílmica. Los historiadores men
cionados coinciden en advertir que el cine de ese momento se caracterizaba, en general, por
representar una obra de teatro delante de una cámara fija, buscando que los renombrados
actores de teatro dieran realce a las producciones cinematográficas.
movimiento de la cámara y todo el desarrollo de la película se desenvuelve
dentro de este espacio prefijado. La evolución del cine como lenguaje solo
será posible cuando se independice del espectador y comience a construir su
narrativa a partir del montaje, la movilidad de la cámara —con sus múltiples
planos y puntos de vista— y la combinación de todos estos elementos con
solución de continuidad.
El cine estadounidense es el primero que rompe con esta hegemo
nía de la estaticidad de la cámara, generando una dinamicidad en la narra
tiva cinematográfica — en principio, a partir del montaje. En una entrevista
que concede el director David W. Griffith a la revista francesa Cinéacine da
cuenta de este fenómeno.
( ...) Naturalmente se seguía con pasividad la técnica tea tra l...
Toda la acción de la escena era rodada en lo que hoy llamamos plano
general. Inútil añadir que los resultados dejaban mucho que desear.
Debido a la mala ilum inación y la baja calidad de la fotografía, se
tenía a menudo mucha dificultad en distinguir los rostros: vale decir
que la interpretación fisonóm ica se perdía. Aquello que no podía ser
expresado, se escribía: de ahí el diluvio de acotaciones habladas y
explicativas. ( ...) El error, en una palabra, nacía del hecho de
que durante m ucho tiem po se con fun dió un m odo de expresión
com p letam en te n uevo con viejas form as d e a rte.15
w*« «*,>.. ::
I m i iire rt*
!&
•>,«at>»s
*
!- .y : ;» S i ' r ' X ’ÌKÌ^1
), ìli :
etì In> v;uMf»eftS-•*>
t i ;.il-> ij«! f c - ii- y i K i i h àii'.l n(«fi>: i>Cv
: Vivai«. D>-Ì<i;(4U>UK':■.!>.t,:'»*ì*
•••-*4*v• Uh ìifti& i- é & i, v ! ' •'.jni&iià:
•>■-•.«.. u *****
&• .'<. W*' ' >• 1'•'»» <t. »«• nM M « | . (Ih-.
Ut» (<* •** 1 I n " « ) '« •«< ,<|H .. J* «,»
t >:fox4«K(.i 4 o s » » M t* ¥ y s.xj«> i<(
&M
# »W
fe.H:«4
ti'S ?!!*».•* 0 « .;? I..- ¡1- i)Vo: d-) i . . *i .... :• ; a
i.| ti<hi' < I - s >, ) V N
‘tlv y: S«i4.<;3xi. AliW»)»»; ir# «ili' Oi |.» w W - j'i»
P*<**-«*■I»>'•>.>!** <» « . . .
■•»»'» *»
m «am*-**t* r ~ n (-»««. 4m.
*JR(«£$*»:«»1«*V.nw.*t> h.l :jjt
'« * i»attra-iii'' v •!■.- •
«fi?««* <*U3 *.!<»•'««., ,. ^v«. , ti»», ,
)*»;>■« avi i|i,i)>ii(xX t Ì i . > ||, i n . - . ¿ ii& U ;
lo. l'V«h»HÌ4V«5i4 .1«
k
™ & *W rm »W
WAArtr^-<**.;c.
,.,wu,,(Jw
K
(
4» ••>*».« i.-., ;., t*»&*»,
«il«'. AiM mftiirt»... •JàlK
*“to<^3:.Wv I, .>i)i(<. 1.....•„'
««{4<:>otÌ%S&i-'ife-.s..),
i* I{**isI¡>l»0iii;_¿i-:Ìvi «jSli»»:S^>W
w n***A at t i f r tr t ;; fc. » . l , v.„
r ^ r s js r ja r ? ..^ « - : *
I 19
lista puntualización sobre el realism o que el cine proveía a sus
espectadores — en detrim ento del teatro está muy em parentada a la
noción de «im presión de realidad» defendida por Q uiroga, referida
esencialm ente a la imagen, al escenario que constituye el fondo del
(ilme. Aldecoa distingue aquí entre un cine que aprovecha los escenarios
naturales de aquellos que aún m antienen el decorado teatral como fondo
de la acción. Al respecto. Q uiroga trabajará este asunto en varios de
sus textos en E l H ogar ( EH), CyC y Arlántida {ATI. Por ejem plo, en el
prim er artículo en A T — bajo el título «Punto de vista» —, observa que
la especificidad distintiva del cine se encuentra en la «portentosa verdad
del escenario, donde un palacio es realmente un palacio, un caballo es
realm ente tal cosa, y un bosque es efectivam ente tal».3’
Hay que anotar que este «realism o cinem atográfico» apuntado y
elogiado por am bos críticos, tan solo se refiere a los escenarios naturales.
A propósito de esta im presión de realidad, Brunetta (1993: 31) observa
que en el cine de esta prim era época la imagen «refleja la realidad, y
como tal se toma el lugar de unificación de la m ultiplicidad fenoménica.
[...] la imagen cinem atográfica inicial representa la realidad de acuerdo a
un estatuto de especularidad inmediata».
Q uiroga, al igual que A ldecoa. reacciona ante una visión que re
legaba al cinc al papel secundario de apoyo técnico o medio eficaz para
la difusión m asiva de la literatura y el teatro.31 Esta \o z disidente e n
cuentra su caja de resonancia en su prim er articulo escrito para EH don-
«Punto do \ isla- en «El Cinc», iilántida. N* 213. 4 \ 1922.
•'* Algunos investigadores, entre los que se eneuentran Estela dos Santos (1971. cita
da por Sergio Wolf |I992|) e Irene Marronc (2010. siguiendo la tesis del propio Wolf (1996))
han señalado que León Aldecoa es un seudónimo utilizado por Quiroga para firmar sus
primeros artículos cinematográficos Sin embargo, ha de anotarse que esta hipótesis, al des
atender aspectos de la biografía del escritor saltcño. cae en un error Efectivamente, hay un
punto que los investigadores mencionados han omitido en su reflexión y es que Quiroga se
radica en Misiones a partir de 1912. donde se enfrasca en una febril etapa de homo-faber
—reseñada hábilmente por Masotta y Lafforgue en el libro de Jitrik (1959)— en que se pone
al frente de varios emprendimientos productivos junto a algunos de sus amigos. Entre las
múltiples tareas comerciales —a las que suma sus funciones de «Juez de paz y oficial del re
gistro civ il»— pueden citarse: la explotación de la yerba mate (en colaboración con Vicente
Gonzalbo). la industrialización del yateí. la invención de un aparato para matar hormigas
y la destilación de naranjas (junto al pintor argentino Carlos Giambiagi); la fabricación
de maíz quebrado, de mosaicos de bleck y arena ferruginosa, la obtención de resina de in
cienso por destilación seca, la fabricación de carbón y de cáscaras abrillantadas de apepi;
la fabricación de tintura de lapacho precipitada por la potasa, la extracción del caucho y la
construcción de secadores y carriles.
En este período son pocas las colaboraciones en las rev islas porteñas, la mayoría de
ellas publicadas en I M Resulta difícil, por tanto, pensar que Quiroga pudiera atender las
novedades cinematográficas que se producían en Buenos Aires — que requería un segui
miento semanal— en un ambiente alejado de la urbanidad porteña y con varios emprendí
míenlos productivos que demandaban su atención
(le comienza a delinear una mirada crítica y abarcadora del fenómeno
cinematográfico. Desde el prim er párrafo del inaugural texto marca sin
ambages sus intenciones: en el cine no solo identifica una nueva forma
de arte, sino que muestra su deseo de ir más allá de la tarea pasiva del
simple espectador para ingresar en el terreno de la reflexión y la crítica
de este nuevo lenguaje. Q uiroga afirma que se está ante un artista «cuya
actuación caracteriza, como ningún otro, el alza y baja del cinem atógrafo
como arte. Su historia, estando así íntim am ente ligada a la de aquél, se
presta a algunas reflexiones».35
Esta primera incursión critica abre el juego de los intereses y obse
siones que el cine despierta en él. Al artículo m encionado, donde asoma
la fascinación intelectual o «teórica», le siguen otros dos que procuran
am pliar la mirada sobre el fenómeno cinematográfico, fin «Aquella no
c h e ...» explora las posibilidades que el cine podría ofrecer a su litera
tura.26 De esta búsqueda quedarán, adem ás de sus cuentos con temática
cine y los m alogrados guiones, una producción híbrida a medio camino
entre el cuento y la reseña cinem atográfica — especialm ente prolífica en
la etapa de CvC : las «reseña-relato».27
El tercer artículo «A spectos del cinem atógrafo. La altura de
las estrellas», exhum ado del olvido en este libro (ver Anexo ti) le
perm ite a Q uiroga reflexionar sobre asuntos que no se agotan en una
película particular, sino que transitan entorno a un discurso a b arca
dor del cine que no desatiende aspectos técnicos, argum éntales o de
representación de la sociedad m oderna. Esta nota adquiere una im
portancia especial por dos aspectos fundam entales: prim ero, porque
constituye un acercam iento a aspectos que separan técnica, estética y
artísticam ente al cine europeo del norteam ericano. Segundo, porque
la tem ática del artículo perm ite observar el posicionam iento de Qui-
” «Jorge Walsh», ¿7 Hogar, N"467. I3/ix/ 1918. Quiroga, como muchos de sus ante
cesores. inicia su producción critica estableciendo el carácter artístico del cinc. Como hemos
visto. C. J. R. en FM y Aldecoa en CvC, entre otros, inician sus artículos fundacionales
expresando un interés vivo en la reflexión del cine como arte; aunque este interés se va
desdibujando y paulatinamente desapareciendo en el correr de los artículos, volviéndolos
una simple acumulación de argumentos de filmes, impresiones y anécdotas. A diferencia de
ellos Quiroga, a lo largo de sus escritos, sostiene una serie de argumentos que ofrecen una
mirada analítica del cine y que toma como sustento un entretejido teórico elaborado por el
propio autor basado en sus conocimientos e inquietudes artísticas.
«Aquella noche...». El llagar. N" 464, 27/ix/19I8.
” Los cuentos con temática cinc publicados por Quiroga son: «Miss Dorothy Phi
llips, mi esposa», en l a Novela del Día (1919); «El espectro», en El ¡logar (1921); «Kl puri
tano». en 1.a Nación (1926) y «El vampiro», en La Nación {M il). Para una referencia acerca
de sus guiones cinematográficos ver en este artículo el apartado Reposicionando al cine: la
defensa de una mirada, especialmente el punto 2. Para un acercamiento a las «reseña-rela
to», ver Benavidez (1999).
roga acerca de un cierto tipo de representación de la fem inidad en el
arte — y en esp ecial en el cine— y que puede rastrearse en su vasta
producción literaria.2*
Para el crítico, la altura de la estrella cinematográfica femenina cons
tituye un primer escenario de confrontación entre dos escuelas. Las dife
rencias estéticas y técnicas ponen enjuego dos modelos de representación
de lo femenino: por un lado, una mujer activa, fuerte y carnal, a la vez
fascinante y dañina para el hombre, que adquirirá su mayor esplendor en la
figura de la «femme-fatal» surgida en la literatura y las artes plásticas en el
siglo xix; por otro, el tipo de mujer pasiva, de rasgos angelicales, abnegada
y sometida al varón.
La cinem atografía europea — m enciona a Francia e Italia como re
presentantes— ha fomentado el surgim iento de la «fem m es superieurs»,
como una «entidad excelsa, a cuyo rededor los hom bres giran como mí
seros comparsas». La estatura y porte sim ilar o superior al de los varones
que la acompañan contribuye a generar según la percepción de Quiro-
ga la sensación de que se está ante un tipo de mujer que com ienza a
apropiarse de espacios masculinos: «cuanto es atributo normal del alma
del varón: voluntad y carácter, ella lo encarna». Listas m ujeres — frías,
escandalosas, devora-hom bres y fuertem ente seductoras— son herede
ras de un imaginario fem enino que había surgido del arte pictórico de
Mllnch o Klimt y que se introduce en el cine a partir de la figura de la
«vam piresa». Lydia Borelli, Pola Negri o Francesca Bertini se convierten
en figuras m íticas de este tipo de mujer, adornadas de joyas y plumas a la
m anera de odaliscas.
La construcción de esta tipología fem enina se caracteriza por un
alejam iento de todo sentim entalism o rom ántico, constituyendo así una
mujer m oderna, donde su «personalidad — asexual, dinam os— no es sen
sible a estas pcqucñeces. O si condesciende a aceptarlas, es a trueque de
muecas psicológicas que ponen una vez m ás de relieve, conjuntam ente
con la condición superior de su alm a, la insignificancia del hombre am
biente».*29
A esta visión contrapone Quiroga la construcción del cine nortea
m ericano de otro im aginario fem enino. En sus prim eros años Hollywood
se resistió a introducir figuras de m ujeres seductoras y perversas en sus
filmes y optó por reivindicar el arquetipo de la ingenua, inocente y frágil
m ujer (encarnada, por ejem plo, por Lilian Gish). Su porte físico, mucho
Algunos cuentos con ambiente urbano muestran un tipo de muier joven, de cara
pálida y angelical, rasgos que le dan una apariencia de fragilidad. Asi es Alicia, la protago
nista de «El almohadón de plumas» (1907) y Lidia, de «Una estación de amor» (1912), entre
otros ejemplos.
29 «Aspectos del cinematógrafo. La altura de las estrellas». El Hogar, N° 490. 21/
11/1919. El texto completo se encuentra en el Anexo n de este libro.
más pequeño que el de sus com pañeros, sugiere esta idea de fragilidad.
Dicha concepción se asem eja a la visión que presenta el escritor saltcño
al construir im ágenes simplificadas de los roles sociales dicotóm icos y
jerárquicos. Tanto Q uiroga como el cine norteam ericano representan la
superioridad del hom bre a partir de categorías etarias (el hombre siempre
es mayor), físicas (preem inencia del físico m asculino) y de voluntad. Esta
idealización le hará señalar: «como en todas partes donde la verdad está
en proporción de la riqueza de la sangre, las altas tensiones del espíritu
hallan en el organism o de hierro del hom bre su vaso norm al» y que, por
tanto, la m ujer en esos espacios encuentra la «más com pleta comprensión
de su fuerza, que le da la libertad necesaria para m irar tranquilam ente en
los ojos a un hombre». Bajo esta com prensión de los roles estereotipados
se entretejen los argum entos en que se repite «la conquista del hombre
muy maduro de carácter por la ternura de una m ujer, una jovencita casi
siempre».
El final reproduce constantemente la situación de mutuo apoyo y
fuerzas distribuidas: él, el hombre, sacrificando su violencia ejecu
tiva a la suave presión de una constante ternura reanimadora; ella,
rindiendo su estéril orgullo ante la más fecunda energía del varón,
que lleva así con ella su jardín a la áspera llanura del desierto.
Estos tres prim eros artículos parecen cum plir la función de pre
sentación o declaración de propósitos, con ejes tem áticos, obsesiones y
reflexiones que serán am pliados y trabajados en la etapa de CyC. En la
incursión crítica en esta popular revista porteña, com o responsable de la
sección «Los estrenos cinem atográficos», Quiroga explaya en su mirada
analítica las características del cinem atógrafo en cuanto arte. En sus dife
rentes artículos intenta que el lector profundice su lectura m ás allá de una
visión superflua o periférica de las películas, procurando trasvasar con su
mirada el frágil lienzo de la pantalla y expresar el significado artístico de
cada filme.
M uchos investigadores han estudiado profusam ente esta etapa
quiroguiana, por lo que no nos detendrem os aquí a analizarla sino, más
bien, a puntualizar som eram ente algunas tem áticas trabajadas por el
crítico saltcño. Q uiroga se ve en la necesidad de desplegar una serie
de argum entos que sustenten su visón artística del cine, procurando
con ello horadar los cim ientos de una crítica cinem atográfica que él
entiende equivocada. En esta larga serie de artículos Q uiroga trabaja
tem áticas que tienen como uno de sus principales objetivos atender las
m últiples facetas que requiere generar una problem atización del len
guaje cinem atográfico. Por ello recorre los tópicos de la unidad de ac
ción ( C yC N° 1122), la necesidad de crear historias exclusivas para el
cine (N° 1109 y 1117). la duración de las cintas (N° 1123). la psicología
de los personajes (N° 1110). problem áticas referidas a la actuación (N°
1115), el decorado y am biente de los film es (N °l 112). los convenciona
lism os retóricos y tem áticos (N°1122 y 1124), las leyendas (N° 1124),
el análisis del rol del director (N G 1131 y 1138). la identificación de una
industria cultural cinem atográfica (N° 1117. 1134 y 1137), la identifica
ción y análisis de los im aginarios cinem atográficos que se desarrollan
en el cine norteam ericano, europeo y argentino (N° 1128). adem ás de
un m inucioso trabajo de com paración entre películas y el rol de los ac
tores en diferentes cintas.
Para apoyar su visión artística del cine recurre a la referencia de
voces entendidas o prestigiosas com o B em ard Shaw y D iam ant-B erger
(N° 1106 y 1107). Q uiroga no deja de lado un aspecto fundam ental para
la difusión del cine: la constitución del Star system y de su particular
incentivo por parte de la industria cinem atográfica para asentar su ca
rácter popular y m asivo (N° 1105). Lam entablem ente para sus intere
ses. este cam ino m arcado desde su tribuna crítica no es continuado por
sus colegas.30
rÍB
v ^h
ili>i:íí».íí!<t¡•>«tnwiW
íft<-*;:«-<BWvii 4 •*»-,
, dj^MhiiÍKj* /' d4¡m
capto <i>' que un inl*fpt«»<*
d» v u ' pmnia. d*r w iim f>¡ d juáK.
etón *1* u w «UÜ «iotiHo *.:«do l«w>dHóo :»k»
no k> U y . V to Um«-ntn»4o
l*»i(üp'«i->*- |
«tt rMm rnaos *» mi« *"to
>t» de lo «xlt* <itf u M«r»b y de t U H , no man**4*» uno re«íi>ni«Míi'j»i Uobupna f*oí-« TWmfe»«rt*. »
huaro«* ee*opd6»
Hnn¡*. «h*jK.r!ir un
p»-r*m»«.d nm> feftCÍ tr.» r ¡p-.v»
* ,l H o n o r tfal h u í G o k lw y n »»iu*wl<rb:^U>,
M tú lla »1 p á w u -I'I l'lm . que p m
¡Por (,uí, |niea, h» jirulimiU- >«i*«* (« *•
> fii t,iHi HOalio'.'i y^'.jij'.úfcafcj iniirt!
h . 1* . « f i N f i >■ lo» pinú í»«** 'OO» '""..I" n * » » " » ei »)m* .ui!iV'iini» 4 - Ib* *«?** 0« «««í:
d5 d n k sws « K » . I»» y e iM m m w u «m u * « «f»' Por t«í>: y ímiujul i» i AM»r jsmjw fekrw'Utfc^
no bno encontrado Im 'u il,.ii» ruAo qvc din u o o 't.»
de am otien el fcoxto,. . . mcnui o»»to. y O* •■uw**.
qmt «1 t|*i.>*•* ar Hrn c«
qoe «eedursn (lo « sito inotueuUaio »1 finid de d l«n hohiíf&i£<3* »x'voii.vlo |« f > wiomrto. KtB m u tn
n n t i* \ » ev ve» t « «>!!* vi« B' lrii un ----------------------
a*otm» d e hipódro *c'lt> •«•KáR'lo. y U y \ i-
mo. .leeífledo reí», ft«l »irft< > 6n, ya a ;.‘ » v n
lio., ndlelco». vhm »tuert* 0» »kna, «* K y
pos de e<dlirñlail ..n tíxllBKWÍ« ««» *« ;
lo» u p M t n k * c»!" forwv«» ilamí*-: i
dio« litSvéKMo que INm« h'.&#!*&*-I«' ;
el M , t deportivo en .- .
n„ i,» hrolio lio«« t^n*«l«Ti¡cr»í.»>s« tu
Hoy Sino wtldoti» rvit.. w«t*-nJ*«m
u»» debilidad » ' « U*»<let;*'i»p<»cnxn
a v iotud. * >«■ « lo « i eB» •# lu r l* » ,/
flor de emoción « o s •lor «ó-«, toes. Un» |
el pública. t« ¡ta d o cura. í.i
«o n n ó ten le, en» tjrcthjui* v a n a n que
>» nf.o—U e y rompe l^v>aal. üun
en n olnm aidoneide ir», podtmi» (ulmi ¿»j
pille. Huela hoy, fmrii- a b ío r b u r iB wj
« «arveta y t*rx™ m i
. r*adto3
repetími*. U» Jiro
doctoree «¡e « e t n nulo» «tttínao» Mi . . .
dopwtlvee ee Hen 'Ootenl - m rao «ele flc d y fldrai un nr»cí.n de «u alma o^a queda .«**>- »»«•*« *
enánto * Ttl^.bn»c- te»*to*"*¡f*^
<k «a seá n ío o n Vira para r.-*<4n>=. tm %+*%* w
EJ J u e a d o r C o n v e n Jn - T r i a n d o . — Eura- antaro poema <te ana« Kaa m » d* fe» a u ~ » ^
naila en ISIS en Nueve Vdrt. han p a n d o tr-e aáo< ferldas *« *■ "*ol\ * * * T K AV
n a i a ea«r« aw»traa pitaña* y U ertrcoalvl ^
en Un d e Henvr-e ermocer «O o. j Per que': S tí . >v ite,
moa A v e * por >u potrera eru em e. o s o o . U pro- .’■> «fta. Nada, |.o » . n . -« «»asurBi a-» •' «
(enríe d e Charlee líe » , nerm dendo» WiBieco liert. *ala «Tm f* t a í x : : ‘ »IhI s. y eí el viejo
retíorne ».¡oolla o í lo avie mínimo. L'o jniíeiinr en !oi <í- kw enpuSw». l v teoiaeieoi« un *
poblavt.., del ( W . cuya dorera de alma m Ha tem-
plodo e n m m fen tie en el odio a l» I’. r.i •- r*Oir«WPÍTOO*»«’<H,U,,)Bl
t»r. > jav 'iipa-í«Vfl - - n*tí» «ljMi?.lo
relwlon y >e. m inm ioa. y .me ai pr.
mcf tropiezo e e a na jmrl.n pr.eo-Ian at*er«-«ia J» ¡0. V»V!00*:«(ra
te, ea» (invertido. N o hay otra eova q»e m i » .,«« h.1. M t m n i
IK » U ü f s a r a n o e U a n-v I» el •* /» *-
fri »1 file» entero; a: «e otro, romo m ve.
•alvo v a r a r le , el a so cio -le orre cinta ü<» -> >n'trnse r.»»v6í(i »**>»
del «perno H an, »trenad a dltima. nvU a s nuvrtn» t.-<*lt«upHtf»». • * w
m eale. 1 «■' rl ep-.óoi H imeinoarfl- «Je «uadift Con «wlilasu» rrr»
hhtn'«, lo» nikmti» tijuel fine. tiem|H>.»•*»« uuí no« ■••»
Hilad, Poro Hiieiltlji» en til Jan-afee (»rtlriiwnv«'. a-ttó en »m r..- Mr**
c o m ..f;d - o í el ooihtimte ni lo» tipói jar vUitb0fi8i8*'8tó qnrwai i.-*'*'» *
im., hIh pür ala, ame 1*“ «•*
tienen r e í* « , a ljiin it en Tele» hoy Í8
do miM'.eelaí entri’ll#* j
d i» «« HM*» en contettr «MeoMa. del
prinripir, el f o huta prren.elnlnd de
jprati rncréíá. y no o lía e te» , r , le que Kl- KBF’ttOn*D. P»
e n lo m a 4 d teen ollo del dren.« Por
do«-!.- w >e que tViltfaun S. Han hace
en Jielerpio p«H«na»e m K ! J «podar, ■ .-r r * ? 1
porqoe ti drapoa aa malo; y n¡ «tem o
I 25 |
L'n breve ¡mpass crítico. R etrocediendo un casillero
" El último articulo publicado por Quiroga sobre cine en CyC data del N° 1138. An
tifaz publica en los números 1140 y 1146.
u «En el mundo del cinematógrafo». Caras y Caretas. N'1 1141, 14/viu/l920.
" «Crónica cinematográfica. La "cocina“ de un film», Caras y Caretas. N" 1159, 18/
su /1920.
14 La sección ya existia con las mismas características, incluso antes de que Quiroga
comenzara a publicar sus artículos sobre cine. Inaugurada en el N" 1074, permanecerá hasta
el N" 1563. l.a modalidad de exponer datos de películas se verifica entre los números MSI y
1195, aunque con ciertas intermitencias (ver Anexo ni). Resulta sintomático que, luego que
Quiroga esbozara en sus artículos la distinción entre teatro y cine, esta sección siga llamán
dose «Teatro del silencio». En vista de ello, y observando la postura estética que asumirá,
tal ve/ no parezca extraño que la sección que inaugure Narciso Robledal en esta revista
apenas un mes después que Quiroga retomara su veta critica en AT tome el mismo
nombre Algo similar ocurre con Rubén Castillo. Pura más información véase el apartado
t aras \ (más) < arelas Rubén Castillo y compañía, en el articulo de Gerardo Ferreira en
este volumen.
La revista F M presentaba una breve tradición en artículos dedicados
al cine, aunque no llegara a tener la regularidad de CVC hasta que. en 1917,
inaugura una sección fija destinada a difundir informaciones del séptimo arte
con el título «Cinematografía», bajo la firma de C. J R ." De efímera presen
cia. la sección volverá con mayor asiduidad a partir de 1920.
Las características de los artículos no difieren en lo sustancial en
todos estos periodos, a pesar del cambio de nombre y de responsable [ver
Anexo iv]: en general tratan aspectos alejados de la critica cinematográfi
ca. constituyendo un criterio diferente en el tratam iento de la información
- noticias sobre las estrellas, breves biografías, informaciones relaciona
das a las casas productoras, etc.— aunque, en ocasiones, se escapa a este
corsé. En estas circunstancias los artículos tocan tem as referidos a la es
pecificidad del cine, aunque sin profundidad. En general estos aportes se
realizan desde declaraciones de los propios actores. Asi se habla del tipo
de galán cinematográfico en palabras de Edith Roberts (FM. N° 4 IX). del
realismo en el cine en declaraciones de Douglas I airbanks (N° 422) y de
los «literatos y el cinematógrafo» en ocasión de una entrev ista al guionista
Rex Beach (N° 426). Otro punto de interés lo configura la psicología de
los personajes — tem a ya estudiado ampliamente por Quiroga— tratado a
partir del trabajo de determinados directores.
Cabe destacar que el aporte sustancial a la difusión del cine desde las
páginas de FM se encuentra en sus secciones iconográficas que van mudando
de nombre y que. tanto entronizan a artistas de la pantalla como difunden los
filmes a través de fotogramas.
Quizás la contribución más significativa a la reflexión sobre el cinc
se encuentra en una serie de artículos que abordan el tema de las adapta-
*° listas notas, aun cuando se publican luego que Quiroga estableciera las bases de
una critica cinematográfica profesional, se enmarcan en lo que Maldonado (134) entiende
como «critica primitiva».
41 Para aquilatar la relevancia de la vuelta a la critica cinematográfica de Quiroga es
importante remitirse al articulo escrito por Alberto Lasplaces «Colaboradores de AlUiniiJa:
I loracio Quiroga» |ver Anexo uj en el que establece la necesidad de la consolidación de una
voz. autorizada como la del escritor saltcño para «orientar a la opinión respecto a la impor
tancia de un arte nuevo que se ha incrustado definitivamente en la vida moderna». Para más
información sobre este asunto ver el apartado Cambio Je enfoque en el artículo de Gerardo
Ferreira.
29
de la pieza, y esas cuatro o cinco escenas absorben y condensan la
vida interna de los personajes como si su psicología esperara ese
instante para hacer allí explosión: cuando todo lo que es progresivo
en el tiempo y en el alma —se trate del desenvolvimiento de un ca
rácter o de un conflicto pasional—, se resuelve en un corto número
de escenas de gran efecto, el cine, al desaprovechar todas las fuerzas
que de gradación y naturalidad posee, en vez de hacer cine hace en
tonces teatro.42
Por otro lado, la distinción entre una escuela europea fundamental
mente desarrollada por el cine francés y el italiano que mantenía, según
él, una tozuda identificación con procedimientos teatrales, enfrentada a la
escuela nórdica (una novedad en el pensamiento quiroguiano) y norteame
ricana que trabajan sobre las posibilidades diferenciales del cine. Mientras
los latinos se empeñaban en reducir el escenario y el tiempo cinematográfico
llevándolo a dimensiones teatrales, los cineastas nórdicos y norteamericanos
«comprendieron cuán distintos eran los resortes de uno y otro arte», deli
neando la psicología de los personajes en múltiples escenas y llevando al
extremo «una completa sensación de verdad, de naturalidad, de "viv ido"».
Para Quiroga. la evolución del cine norteamericano encuentra su fun
damento en que los cineastas no tenían una gran tradición teatral que les
atara a un esquema de producción, por eso pudieron quitar del cine la afecta
ción de poses y gestos, explorar las posibilidades de los escenarios naturales
la «verdad del ambiente» y ejercitar la brevedad de las leyendas como
complemento literario. La separación entre cine norteamericano y latino no
es menor, allí se decide para Quiroga la distinción entre un cine con posibi
lidades artísticas propias de uno que aún no ha evolucionado y se muestra
como émulo del teatro.4' *41
La postura del crítico argentino hace pensar que esta etapa carece de
interés y se convierte en una repetición innecesaria, una obcecada fijación de
Quiroga quien carece de la capacidad de hallar nuevos enfoques o intereses
dentro del fenómeno cinematográfico. Quizá ello se vea alimentado al obser
var que dicho periodo responde todavía a la categorización establecida por el
propio Wolf (1992: 6 )" y es funcional aún a los ejes temáticos propuestos por
Maldonado (2006: 116-12R)* 4' para su etapa de CyC. Sin embargo, debe aten
derse que. si bien en general Quiroga transita por similares caminos y preocu
paciones anotados por dichos investigadores, su etapa en A T no está exenta de
nuevas inquietudes o. incluso, de reformulaciones de aspectos ya tratados an
teriormente."' Daremos cuenta en este apartado de algunos de estos aspectos:
I) Tipología de personajes. Si bien Quiroga ha hablado anteriormente
sobre las características y regularidades de determinados personajes (ver. por
ejemplo, su descripción y defensa del «tipo rudo y varonil»), en esta etapa
se preocupa por analizar a determinados personajes arquetipieos del cinc de
su época. No solo los describe, sino que también se toma un tiempo para
reflexionar sobre los argumentos en que suelen aparecer.
cano una renovación tanto retórica como temática que contribuye a desacartonar la manera
en la que estaban realizados los films en su "edad heroica"» que se contrapone al cine eu
ropeo «todavía apegado al film Jar!, las poses estatuarias, las tesis literarias y filosóficas,
etc.».
Distinto será el posicionamiento acerca de estas dos escuelas de cine que asumirá en
CyC el critico Narciso Robledal |ver el pasaje Elfiel Je la balanza en este articulo dedicado
a dicho crítico].
44 «El star syslem. la defensa de los arquetipos, la también enunciada de la expresión
cinemática, la cuestión del verosímil, la funcionalidad y la especificidad del lenguaje».
4' Definición del objeto de estudio, definición de la critica y el crítico, la cspectacu-
laridad del star syslem. la cita de voces entendidas o prestigiosas, el estudio de las carac
terísticas y una problematización del lenguaje cinematográfico (unidad de acción, historias
creadas especialmente para el cinematógrafo, duración adecuada de las cintas, linea defi
nida de la psicología de los personajes, sobriedad y naturalidad de la actuación, personajes
adaptados al carácter o personalidad del artista, perfección del decorado y ambiente, con
vencionalismos. leyendas y rol del director), la industria cultural cinematográfica, los ima
ginarios del cine norteamericano, europeo y argentino: y la estructura formal de la critica.
44 Una investigación más profunda que centre su atención en la postura teórica de
Quiroga respecto del cinc deberá reflexionar acerca de si, aun cuando las temáticas y preo
cupaciones son las mismas, las reflexiones que expresa van efectivamente por los mismos
caminos o constituyen una evolución en su pensamiento.
El cinc norteamericano es prolifico en la construcción de arquetipos.
Quiroga llama la atención sobre la deificación del «galán romántico» y las
múltiples caras que este personaje asume. Por este arquetipo ya han pasado las
figuras del héroe, el hombre exótico (fundamentalmente latino) y el villano.
En la búsqueda de explotar las múltiples posibilidades, el cine nortea
mericano construye, como explica Quiroga, «un nuevo personaje romántico,
de factura exclusivamente cinematográfica: el mayordomo romántico»,47 al
que ha descubierto en la actuación de Idiomas Meighan en la película de Ce
d í B. De Mille Macho y hembra** y que redescubre en la labor de Norman
Kcrry en el filme Poderes.
Quiroga advierte, asimismo, que el cine norteamericano está constru
yendo un nuevo imaginario, una idealización romántica del escritor, trans
formándolo en un personaje fuera de la realidad, pero con las características
que adornan al galán romántico:
F.n efecto, desde un tiempo a esta parte se ha descubierto en el cine
un nuevo alto timbre para los héroes, un nuevo lustre que com o el
ladrón romántico y en el romántico mayordomo, ofrece, pulido a
los ojos de las niñas, un nuevo héroe: el escritor. [ ...] C om o con
viene a este ambiente los novelistas en cuestión son siempre ricos,
sumamente ricos. Visten constantemente sm oking, y al caer la noche
endosan el frac. Pero jam ás se le s ve de saco.4'*
51 «Un convencionalismo singular. Las hijas sin madre», en «El Cinc». Atlámida. N°
2 3 0 . 3 1 /V M I/1 9 2 2 .
52 Llamativamente, por más que en su periodo critico de CvC fueron varias las pe
lículas basadas en obras literarias o teatrales, las adaptaciones no se habían manifestado
como preocupación o asunto de interés para Quiroga. El único momento en que menciona
esta problemática es para hacer notar que se necesitan «asuntos exclusivamente cinemato
gráficos; la adaptación de novelas y obras de teatro no es más que un tapafaltas. para escribir
un asunto de filme es menester un escritor». «El drama cinematográfico, tal como debe ser»,
en Caras y Caretas, N° 1109. 28/U/I920.
Entre otros filmes, producto de la adaptación, pueden citarse: Casa de muñecas.
basada en la obra homónima de Ibsen (N° 1112); El proscripto, basada en la obra teatral The
Squaw Man de Edvv in Millón Royle (N" 1123) y Pimpollos rotos, basada en el cuento «The
Chik and the Child». del libro Limehouse Nights de Thomas Burke ( N" II26). Si bien puede
aducirse que Quiroga no estuviera informado de que muchas de estas producciones estaban
basadas en otras obras, ni tuviera referencia de las originales, no puede decirse lo mismo de
Casa de muñecas.
” «Kipling en la pantalla», en «El Cine», Atlámida, N" 246, 2l/xn/l922. La película
se estrenó en Buenos Aires el 8 de diciembre de 1922 bajo el título El nido deshecho.
das sus cualidades, particularidades, y hasta sus tics. No es posible,
entonces, que el primer recién llegado encarne esos personajes com
plicados con la fidelidad y fuerza que adquieren al ser evocados por
el supremo maestro.
Pues en este carácter intelectual de ciertos personajes reside el esco
llo de la interpretación. Un Robinson Crusoe, un D’Arlagnan mismo
puédense ¡rucar con éxito, desde que ambos héroes son puramente
decorativos. Pero otra cosa pasa cuando el personaje siente preocu
paciones del honor, del suicidio, de la razón de vivir, amar y morir,
preocupaciones que no están por lo común al alcance de un cómico
cualquiera, ni cabe por lo tanto que puedan éstos expresar lo que no
sienten.54
Una posible solución a estos problemas radicaría, según su pensa
miento, en dar al escritor de la obra original la posibilidad de trasladar él
mismo su texto a la pantalla:
Una pieza concebida para el teatro puede, si el mismo autor añade
las escenas complementarias y escribe él mismo las leyendas, pasar
a la pantalla y ser una obra de arte. Si el autor no interviene en este
traspaso de escenario, o un director poco avisado pone en él sus ma
nos, entonces el drama exhibido como un filme, es fatalmente una
pobre cosa.55
La posibilidad de que los escritores participen en la elaboración
de argumentos cinematográficos es una obsesión de larga data en el
pensamiento quiroguiano. Tampoco es un tema nuevo ya que en anteriores
ocasiones se habia intentado elaborar cintas argentinas con asuntos locales.
Por ejemplo, en 1916 la revista F M organizó un concurso de guiones cuyas
vicisitudes y resultados acaparan casi un año de presencia en dicho medio
y que tuvo como corolario la filmación de la película La última langosta
(ver Anexo iv). Uno de los jurados de ese concurso fue Alberto GerchunotT.
amigo y compañero de Quiroga en sus aventuras cinematográficas y
literarias.
El propio escritor salteño intentará, al menos en dos ocasiones,
llev ar adelante esta empresa al escribir los guiones La jangada florida56
54 «Las novelas que no pueden ir al cinc: Resurrección», en «El Cine», Ai¡amula. N"
222. ó/vii/1922.
'' «Múdame A», en «El Cinc». Allánlida. N° 215. 18/vv 1922.
54 En cuanto a este primer guión cabe destacar un dalo: la Cinematográfica Valle
incluyó en su programa de filmación de 1922 una película denominada La Jangada Florida.
que cuenta con las actuaciones de Arauco Kadal. Nelo Cosimi y Raquel Garin. entre otros.
Masía la fecha no hemos podido confirmar si estamos ante una película realizada en base al
guión elaborado por Horacio Quiroga o si se trata de una película que coincide casualmente
en el nombre. Sin embargo, en un lejano articulo de 1937, Samuel Cilusberg ofrece algunas
basada en. por lo m enos, dos de sus cuentos: La bofetada (1916) y Los
mensu (1917)— y La gallina degollada (1917). A propósito de ésta última,
un dato aportado por FM puede dar un indicio del origen del interés de
Quiroga en trasladar a un guión cinematográfico este cuento, fin una de
sus ediciones consigna la intención de una casa productora argentina de
llevar a la pantalla algunas producciones literarias. Concretamente expresa
que. en cuanto a proyectos «nos es grato hacer constar que la "Patria Film"
ha resuelto adaptar la novela (sic) “ La gallina degollada", de nuestro
colaborador Horacio Quiroga. como también ha aceptado la composición
del señor F. Deffilipi Novoa, basado en la novela “ Flor de Durazno" de
Martínez Zuviría».57
Del intento frustrado de incursionar en la producción cinematográfica
queda el testimonio del escritor Manuel Gálvez (1944: 173-180) que da
cuenta del entusiasmo por form ar una productora de cine (Rivera [1986:
64] data esta sociedad en 1917). Concretamente establece el interés «de
fundar entre los dos una empresa cinematográfica», proyecto para el cual
mantuvieron varias reuniones en las que se hace evidente su «entusiasmo
en el porvenir del arte cinematográfico. Nos parecía que. además de un
formidable negocio, podría ser una solución excelente y digna para los
escritores». Finalmente este intento se frustra al no conseguir el respaldo
económico necesario.
3) Exhibición de los filmes En su momento este tema había sido
objeto de interés de Q uiroga, preocupado por las características que asu
me la exhibición de filmes al público y las consecuencias que genera en
pistas que valdría la pena perseguir en el tuluro para verificar si existe o no esa correspon
dencia: «Entre sus amigos ocasionales de aquel tiempo (se refiere a los primeros años de la
década del ‘20] quiero recordar en primer término a un muchacho Fchcbéhere. del grupo
universitario Insurrexil [en cuya rc\ isla Quiroga colaboró], que estuvo a punto de filmar un
argumento cinematográfico de Quiroga. titulado La Jangada Florida, de ambiente misione
ro, por supuesto. F.ste se fue más tarde con su novia Mika Feldman a París, y nada supimos
de él hasta el año pasado en que cayó como un héroe al frente de una columna motorizada
en la defensa de Madrid» (Espinoza, 1937:5).
El guión de La Jangada florida fue publicado por primera ve/ en la revista Fuentes,
Montevideo, año I, N° I. agosto 1961. por Arturo Sergio Visca.
57 «Cinematografía». Fray Mocho. N° 265. 25/V/1917. Efectivamente, la producto
ra cinematográfica «Patria Film» —emprendimiento del empresario Federico Valle (Asti
[Italia]. 1880 - Buenos Aires. I960)— filmó (entre mayo yjulio de 1917) la película Flor de
durazno que se estrenara en Buenos Aires el 29 de setiembre de 1917 en el Cine Seleet I I
elenco de la cinta estaba integrado, entre otros, por un joven Carlos Gardel (en su primera
incursión en el cine). Ilde Pirovano. Argentino Gómez. Silvia Parodi. Celestino Petray. Rosa
Bozán y Aurelia Must«. La dirección estuvo a cargo de Francisco Dcffilippi Novoa (quien
también se encargó de la adaptación de la novela) y la fotografia a cargo de Francisco Ma-
yhoffer.
su interpretación '* El crítico advierte que la velocidad que se imprime a
la proyección de la cinta modifica sustancialm ente los significados que
de ella se desprenden. En las exhibiciones privadas destinadas a un
público selecto, conform ado m uchas veces por críticos que delinean allí
sus im presiones y reflexiones— el espectador «puede apreciar el valor de
una cinta» ya que puede verse la obra en su formato original tanto en
lo referido a su extensión y número de escenas, como a la velocidad de
proyección— , a diferencia de lo que ocurre, generalm ente, en las exhibi
ciones públicas. En las sesiones privadas pueden observarse los gestos de
los actores en su justa m edida, con los ritm os naturales y los significados
que estos adquieren:
Si en las cintas cómicas, y aun en las escenas de gran acción, un poco
más de vértigo y ataxia en los movimientos no daña en suma sino los
ojos, en todas las demás situaciones el efecto hiere nuestra normal
impresión de lo que es la lentitud borrascosa, o la gracia y el aban
dono. Nos hemos acostumbrado a la velocidad de los filmes, porque
a todo se acostumbra uno. Pero el feliz mortal que pudiendo asistir
a una de estas exhibiciones privadas, ve avanzar en la pantalla a una
herniosa chica con el abandono natural y cadencioso de su paso, más
tarde, en el estreno público, tardará un buen rato en reconocer en esa
muchacha brusca y con sacudidas de títeres, a aquella criatura que
vio en privado.*59
4) Tipología de películas. Quiroga se detiene en observar cintas n
Acciónales que surgen en la oferta cinematográfica bonaerense. Alli analiza
tres casos diferentes:
a) Lo que denomina cine educativo, que tanto puede reflejar el ca
rácter instructivo de una determinada cinta —temática que ya ha tratado en
C yO °- o, como en este caso, referirse a filmes documentales:
Estas cintas tienen o pueden tener una misión instructiv a de alto vue
lo. Aportan a la enseñanza, y en este caso particular al conocimien-
511 Nos referimos concretamente al articulo «Fl pase de las cintas en privado», en
«I.os estrenos cinematográficos». Caras y Caretas. N” 1135. 3 vu/1920. Alli. luego de mani
festar su queja por la mutilación de la película Detrás Je la puerta de las escenas y leyendas
que más le habían interesado, dedica este espacio a reflexionar acerca de la diferencia de
velocidad en que se presentan las películas en una exhibición privada y una al público en
general.
59 «El encanto de las exhibiciones en privado», en «F.l Cine». AtlántiJa. N° 215.
lR/v/1922.
*“ «[.. | No hay libro de texto, no hay enseñanza de profesor que valga, para el millón
de cosas que es necesario ver para comprender, lo que un modestísimo y silencioso filme,
que es el reflejo vivo de las acciones del hombre.» «Fl cinc en la escuela. Sus apologistas»,
en «Los estrenos cinematográficos». Caras y Caretas. N° 1116. 21 ii 1920.
to de la geografía tísica, elementos vivos de primer orden. (...) La
descripción más minuciosa y tria de un paisaje del sur que puede
ofrecemos una de las tantas geografías nacionales, no logra evocar ni
en centésima parte lo que una cinta andina, dramática o natural. Así
lo han comprendido listados Unidos y algunos países europeos, al
reemplazar en la enseñanza textos y carteles por la pantalla, en todo
aquello que exige la visión para su exacta comprensión.61
b) Las cintas J e actualidad -configuran una suerte de breves infor
mativos gráficos que daban cuenta de la actualidad mundial. Aun cuando
parte de ellas era elaborada por productoras argentinas.62 en su mayoría se
trataba de cintas remitidas por productoras extranjeras como complemento
de sus filmes Acciónales, con el fin de ser exhibidas como entremés, cum
pliendo la función de mero pasatiempo «para llenar el término de tres cuartos
de hora obligatorios, en las cintas de discreta extensión», son «cuatro o cinco
sucesos trágicos, ridículos y simplemente mundanos, y en tal carácter son
ofrecidas como postre o yapa de un filme muy reclamado».
Ahora bien, nada es también más cv idente que el murmullo de des
canso. agrado y curiosidad que llena satisfactoriamente una sala
al anuncio de uno de estos noticieros mundiales, novedades X. fil
mes-revista. que las empresas lanzan casi por broma I I público está
seguro, ante el pregusto de cualquiera de estos panoramas breves y
variados, de que no se va a aburrir. Es este convencimiento el que
provoca ese suspiro de satisfacción, ese cómodo cambio de postura
del espectador que se dispone a gozar con infalible placer de las
actualidades.6'
c) Las cintas deportivas, que cubrían la necesidad de información de
una actividad que iba encontrando en los medios de comunicación rioplaten-
ses cada vez más espacio, principalmente en lo concerniente a boxeo y fút-
• bol. La exhibición de la película referida al match de boxeo Sikki-Carpentier
le permite a Quiroga establecer una diferencia entre las imágenes filmadas,
que para él configurarían un fiel reflejo de la realidad, y la mediación pe
riodística que intercala sus interpretaciones de los hechos bajo el tamiz de
61 «El cine educativo. Palagonia». en «El Cine». Allántida. N° 226, 3/vi 11/ 11>22. So
bre este lema insistirá, años después, al escribir un breve artículo a pedido en la revista
El Monitor Je la Educación Común (ver Anexo 11). Para acercarse a otras visiones acerca
de este asunto remitimos al lector al apartado Segundo problema. La expresión se vuelve
palabra, en el articulo de Gerardo Ferreira. especialmente su tramo final, donde se detalla
la creación de un proyecto cultural denominado Cinematógrafo educativo, coordinado en
ambas capitales del Plata.
Por ejemplo, el noticiero de la Cinematografía Valle llamado Film Revista Valle.
61 «Las cintas de actualidad y otros aspectos», en «El Cine». Atlántida, N° 240. 9/
ix/1922.
los intereses particulares; aunque Quiroga no toma en cuenta que lo mismo
puede suceder en el montaje de la película;
Pero he aquí que el filme nos depara sorpresas [...]. Esta sorpresa
consiste en que los relatos de la lucha adelantados por telegrama o
correo, no concuerdan suficientemente con la visión irrefutable del
match en la pantalla. Anuncian aquellos relatos, agresiones en tal o
cual momento; decaimientos en tal o cual round; aciertos, pasadas,
eficacia y nulidad de puñetazos que en vano se buscan en el filme.“4
5) Maquillaje. La detallada imagen del rostro de un actor proyectada
en el amplio lienzo de la sala de cine amplifica sus posibilidades expresivas.
Quiroga advierte las implicaciones negativas que tiene el exceso de maqui
llaje para la labor de los actores y el arte del cine al dificultar la percepción de
las mínimas y sutiles expresiones del rostro. F.sto constituye un alejamiento
de la «impresión de realidad» defendida por el escritor salteño.65
Anotamos ya una vez respecto de Tomás Meighan el capricho fo
togénico atribuido al señor de Mille. que se placería en enharinar
totalmente la cara de sus actores* Ya no las medias tintas del rostro:
ni siquiera las ojeras m la sombra de las pestañas escapan a su blanco
estuco. Bajo su impecable albayalde. los actores se transforman en
muñecos ambulantes, mimos más o menos trágicos capaces tal vez
de exageraciones trágicas del semblante, pero no de los matices, es
bozos e insinuaciones de sentimientos —que es la verdadera función
del cine como expresión.“7
6) Gesticulación Je las palabras. F.l gesto de los actores cinematográ
ficos ha sido una preocupación constante en Quiroga. no solo en el carácter
diferencial respecto del gesto teatral sino como parte esencial de la «im
presión de realidad» que el cine ha de establecer. Por eso no es extraño que
w «El itlolo f el puñetazo», en «El Cine», AtlámUlii, N" 244. 7/xn/l‘>22.
45 Ya antes ha anotado una preocupación por el uso del maquillaje cinematográfico,
aunque sin la profundidad que lo hará en AT. Al referirse al actor William S. Itari, respecto
a la película l.a venganza de Jefferson, Quiroga refiere voladamente al maquillaje de los ac
lores al apuntar que la idea de un hombre «no es un lindo jovencito de ojos pintados, cuello
pintado, boca pintada, y retocado y disimulado lo que ha sido eternamente característico del
hombre: el tipo varonil». «Los estrenos de la semana», en «Los estrenos cinematográficos».
Caras y Caretas. N° 1107. 20/XII/1919.
** «Dicese que C'ecil B. de Mille impone a sus actores este blanqueo funerario que
borrando sombras y hasta las ojeras, convierte el rostro humano en una careta de cal. rota
por cinco pinceladas negras: cejas, ojos y boca. La fisonomía ganaría asi en expresión. Puede
ser. Pero la caída de Lnid Bennett, Jorge Walsh, de Alicc Brady, de llerbert Rawlinson y
tantos otros, no daría la razón al señor de Mille.» «Meighan», en «El Cine», Ailuniida. N“
224. 20/VU/I922.
«La revancha de Gloria Swanson». en «El Cine», Atlántida. N" 229, 24/vm/l922.
reclame que, si bien el cine es mudo, los actores no dejen de gesticular las
palabras dichas, Al comentar la película Lo que toda mujer ignara. Quiroga
pondera la dirección de Tod Browning porque advierte la «necesidad de que
los actores hablen, cuando la historia está caracterizada, sostenida y preci
pitada por lo que los personajes dicen», cuando dejan de ser simples mimos
para transformarse en «seres de carne dolorida que lanzan vivamente el alma
afuera con la palabra».
En un tiempo, el actor no movía los labios, y su com entario fisonó-
m ico comenzaba al concluir la leyenda, casi nunca dialogada. Es
decir, que su rostro expresaba el sim ple reflujo de los sentimientos
que habían agitado momentos antes al personaje. [ ... ] ¿Por qué esta
falta de naturalidad, en un arte que vive precisamente de ella?6*
“ «Una cinta de primera: Lo que lodo mujer ignora», en «El Cine» Allómala N°
2 40,9/xi 1V22.
69 «Los grandes artistas del cinc», en «El Cine». Allámida. N” 244. 7/x„ pjv»
Kl fiel de la b a la n /a
TEATMD
* iu s * C * * rr¿* h* p r o n t o . « » * * --
C y t e •!»{»**<»*. o r* ** «=*- <iv»vM
ì 'vV>»1 ÌirK Mi a THa,
ite
«*nw* * Oomp* * tln'iiv»
i H i :! d — »•■O'i ima
y im-'i*.— AdeteMio km
d f* j* a r u n *
r?'xi c*.r.«te¿ite a
*r«~
1» c*t«<-
DO. K i«a Trl;r.taa;
lr.p:A88 qqw?
rvaiAmÒ V l
t» « - « *-nM *ii.ve,
tirale |*
■ u t o p a f t e y tem e* «d*. ff tv u n ù & a
wm 1*1 h h w '
NuMtKW foci»»«# »al>ra c ì- v Ueu
“*5>'iiwíj)Hlm*'n'tvumstrawkt-u i**.
•ucv*HS afidMMKlaa r»t éWid<j--
/fllNOO .1»
S u tie,
e , una
IM Ì .
or « c
e . lim
.
i r •ola
la riy . a le ta utaao.
a r a b i d . -ette.
a eo].*
■*>:«* «Acte».
«
vsmrtìi
sadrcllaa Tacc i - . .
!• u p a n d o pc» Ute
ri« -«bfp
1» n*]UI» d e « f«o
rtiMs-lor, m « m t m
iu<S tiinitrwionntía»
por ol tra*»«« te
« . t ó
U !U m iim ; at' baldi,
tm nbiw i d o un «eoe
u m t i w M é Miyon pio-
tageuist»* — tutù tatuai
OfmocidUimn y un funi.
d ia n U pobre — penom'»
na», ramo» acriani-nle » d o d a rie m un
lrm kxiorte cftni U H ., p o tu m e d . .. « r e to b a s
E S . * 8 n w «Vaity* _
T n f * U .- q n m » ite . * m « «o sa n ad o s.
y c n m n a a d . param o, <)gi a b ra » acaba d e laua:- T R I P ■ T A S ^ f o j n o y altaro n m k*: Ea raid a d qua n i
m ■m ub ahorra d a polvo y p aja co&defiatde. c a n o te r n o n e p r e a la a’ m eiaatoliaa. Nalcraieaa
Dn feo .p a trio ta v o tu p a it- t m ar-to s rtaalrn to lu i prO dtm conmigo e n cu an to a b o ra manne j e
r a 1« - e p a ta » do (ir.Uyaooíi, la ciudad M U l-lri y Tutamen. l e soy oou..a auy. m y (ràsada' tarala vanee
«aw a W a la a «n que oí producen h a grande« fin ta« par» danai c u r a la ile q n s «>y un buen vividor...
f» u ta u t.y f« l« « a , He»* a N u era Yorit y i o s hwo ana en c | .mntidi) noble 'In t* p alabra. ¥ o aoy ira e.Vcliie.
v m ta m. n c o tl r u olUtrnaa. m ud eím íocs m o riré tóoifeo. Kow « Indinwlibl«.
-T lon» U l o i M-Ms5n d e salndar al Q o td lto y do MI tt> m tò ìa .l 08 ta n .d efin ìtíviti, que >v> minilo ter-
« tto rlX u rlo . Hoy t á «miao v « os««l quiere I» m » . oftjwi oooo'.1.. m e m ìr» ni «et. a (ròmn. Ab’«tiba
« n ta r t .a ta noelio ai. ... .-m|iieUai dopariafw uU . d .l panam i «»m e» 2 . | . ... ino e n r
«W Ka un tip o m uy in tefaaaiilí, t e n aoi«o1o d o àio p o n en ae serio d u ra n te esnws minutoa, in a
Bulo aM oyfdotín.. y t r a ta a .if aa-anus ta r a alim f..ta.U . n d nut.m t P o r q u e .. . o r lo d ig o yo. q u e tengo a>pe
— Mo encanta l a unu u a.-aS i V alítaró el Unta. rieli-in. r* (rù ta coca q u o n u puoiln m iw n ia n o »
iA q ué 'oorat a lg u n a v e r, igv,nl q u o le ocurro a i r a o d minilo;
— * la» rabo y ta o li» d a la noche. d<«qm*a do y fan q u e m e prodi)* uno a m a ta luingur*. que * ''»•
emmr. Vendí* por w tial y ¡u n t.» n<* ínsmoa a to m ar alkm u In m agia, un snen»i i-rtratrrJ'eerv/ m uy p rto -
trna o o p iu d o l o o n iáU d o . tuo, jmro yo n o e rro c u hni(ur',aa
• ■ i l t . fumvidador T rip ita st - 1l¿ué hi piodijo) C u ra to , co.
— ¿Oíd |Y a io n on! iW fa seb a n o . ltb ffal y aV ,ya
H a to ta n to « t a m - lucra — l*uea c a ri n a i a : m e m ed ilo que
attuo d e n tro d e Ion escenarios m eU nodicae r a u n a o r a á J , t r que p
— .Magolino'. N o b ay ma* que hablar. I * n t - r - v linUar.toa e o n trato a. ;iyuò k a p ite e n la I r n u la;
A la bora c o n .ra h ìn a m tlaigim oa a l Iu|.>«i b..t«l A b .u a fuiintu noeedma Io* q ac t u o . ‘c a ri.* d e I
«o„quo » btaapedab* ni gracili«1 am ata. lindo :T t* d tea fi grauámo. el inidermivo * ‘
No ae una b a o esperar. U n a r B anunciado* luimos u n lé tric i eaial* '.u;: L * coaa t r a i» muelw ;
UitaoduQat-* en una sa b ia a u n e «tren», d a W -« ab pur a r e Ama
a pasorteutuadédreiuor taeaheH- Ka. f/ffto ; d ira y a ò s dia« d e p u ta toda le t
de -aa . . . reta d e esuT m u w i o w p e a p a b « *ì«i f<ine*U> iu C
argentuaue » irg e .» con , . de vF«Uy> ro un» «*1».
.T elalarla u a e ima all**■*.', S fe rii^ p w B « » * « " ,
raro... T a ra i« » r a ~ .e « n „ „ , h» ‘id eliÌH|wnnt»omu>Mt*
Y ’'g'Mjanifis Irvi-t. reteladotaa
a |.-i* m tte ile u n mk-io do t c s ia ¿ iufortuntt*; Ur* ri .
y cK laaaaiu'* alk io a a iío » cu w - i E a t a r i aluira salU ocbo!
” «1.a seriedad social de C'haplin». en «Teatro del silencio». Caras y Cardas. N"
1237. 17 vi 1922. l.as otras entrevistas que insería son a Roscoe Arbucklc (N° 1235). Amo
nio Moreno (N° 1236) y Bebe Daniels (N" 1238). Para tener un acercamiento a otra modali
dad de la entres isla, véase el articulo de Gerardo Fcrreira en este volumen, especialmente el
apartado Repensando estrategias Telmo Rimar. Martin Martirenay Marx Ciar
80«La chica Je la calle II'ir iJa-, en «Teatro del silencio». Caras y Cardas. N° 1261.
2/XU/1922.
51 «Allá en el Este», en «Teatro del silencio». Caras y Cardas. N" 1236. 10 vi 1922
Puede confrontarse esta idea de Robledal con la concepción quiroguiana sobre este asun
to: «Para el cine no hay más que una extensión, determinada en milímetros, a la que debe
ajustarse el drama o comedia y es asi siempre, diluyendo, rellenando con tonterías cómicas,
como se transforma un bellísimo drama de un cuarto de hora en pantalla en un aburridor
filme». «Casando a Marx -, en «Los estrenos Cinematográticos». Caras y Cardas. N" 112.3,
10 iv 1920.
del filme, sino también para plasmar las diferencias entre el cinc europeo y
el norteamericano:
He aquí una chusca equivocación de «psicología aplicada». Si el
autor operara con personajes yanquis, teutones, suecos... de cual
quier parte «fría», santo y bueno que el marido, filósofo optimista, se
convenciera satisfechísimo, con las explicaciones de la mujer, des
pués de su escapatoria al baile con Scipionc. Pero con personajes
del temperamento latino, todo fibra y empuje, tal ejemplo seria la
excepción.’1-’
d) Tipología de personajes. Robledal analiza las características de
cierto tipo de personajes que aparecen en forma regular en el cine. Entre
otros destaca al traidor, personaje habitual de las producciones filmicas que
«desde las primeras escenas, se nos presenta antipático, entrometido y des-
leal, justifica su desagradable papel siendo extranjero», lo que constituye un
estereotipo generalizado en las películas, porque «se sobreentiende en segui
da que es hispanoamericano; su tipo suele ser moreno, sus ademanes vivos,
su sonrisa “latina” y su inglés detestable»; además remarcan esta personifica
ción al agregar «sobre el labio superior, un bigote, un bigotito insolente que
el interesado se atusa con petulancia donjuanesca»."
Asimismo, analiza los personajes «vampiros» o «vamp». Como ex
presa Robledal, este término «se aplica, por tierras yanquis a la persona que
valiéndose de sus “recursos" amorosos consigue lo que le apetece». En el
artículo identifica, en primer lugar, los arquetipos femeninos, entre las que
destaca a «la ingenua girl, dactilógrafa en cualquier oficina, que por medio
de sus encantos personales realiza el milagro, conservándose integra, de ves
tirse con abrigos de pieles que cuestan de cuatrocientos a quinientos dóla
res»; a la «manicurista oxigenada, incitante y risueña» que exhibe costosas
joyas pagadas por sus «admiradores suspirantes», y también a las «coristas,
“segundas" [y del] gremio modisteril [que] andan también a la caza prove
chosa sin comprometer, en apariencia social, su reputación». Luego aparecen
las «vampiras» de alta categoría, «damas aventureras llegadas muchas de
ellas de Europa».M
Al respecto. Oribe Irigoyen (1972: 22-23) analiza este arquetipo ci
nematográfico femenino y encauza la tipología en tres modelos: el primero
«la mujer-niña, virginal y pura, casi asexuada», que la mirada de De Mille
convertirá en el personaje de la linda muchacha, inocente, picante y excitan
te; un segundo modelo lo constituye «la mujer con tórrido pasado, la gran82*4
82«El carnaval en Venecia», en «Teatro del silencio». ( 'aras r Caretas, N" 1244. 5/
vm/1922.
ss «Los traidores en las películas yanquis», en «Teatro del silencio». Caras y ( arelas,
N° 1237. I7/VI/I922.
84«Un vampiro», en «Teatro del silencio». Caras y Caretas, N" 1241, 15/vii/I922.
prostituta, buena de corazón» y, por último, la vampiresa, de destino efímero,
«la mujer-vampiro succionadora del alma de su amante, mujer fatal».
También encuentra exponentes masculinos del «vainp», c identifica
en el actor y director Erich von Stroheim a su mayor exponente. Este tipo
de personaje, opuesto al varonil vaquero o aventurero, o incluso al seductor
latino personificado en Rodolfo Valentino o Antonio Moreno, se maneja des
de la sofisticación manifestada «en el andar, en el sonreír, en la brusquedad
de sus movimientos, en la manera de encender los cigarros, de estrechar la
mano, de ponerse el sombrero». Stroheim es «un “vampiro” cinematográ
fico, uno de esos mozos osados e irresistibles que, con la prestancia de su
tísico arrogante, juega con los afectos femeninos por las buenas o las malas»;
como un animal de rapiña «sabe colocarse el monóculo con elegancia de
“dandy” y a la vez con insolencia de militar con mando».
e) Juego fisonómico. La expresión del rostro es fundamental en un
arte que permite, con el primer plano, la expansión y el detalle del rostro
humano. De allí que la gesticulación y expresión sea un tema central en los
artículos, tanto de Robledal como de Quiroga. El primero advierte, refirién
dose a la labor del actor norteamericano Tom Moore. que lo «sobresaliente
de sus caracterizaciones radica en la viva expresión de su rostro, en el que
se reflejan, por manera admirable, las diversas y variadas emociones de los
argumentos en que toma parte». Observa, además, que hay un determinado
tipo de expresión característico de cada una de las escuelas cinematográficas,
por lo que no es menor que al hablar del juego fisonómico de este actor se
refiera a que es el artista «menos yanqui de todos los artistas; parece “latino”
por la “sensibilidad facial” con que sabe transmitir a los espectadores sus
estados de alma».85
0 Leyendas. Deleuze ( 1987: 297-299) expresa que la imagen muda se
compone tanto de la imagen vista como de la leyenda o, en sus palabras,
el título intermedio— que se lee, y que comprende, entre otros elementos,
los actos de habla que, «siendo éstos escritúrales, pasan al estilo indirecto
(el titulo intermedio “te voy a matar” se lee bajo la forma “Él dice que va a
matarlo"), y cobran una universalidad abstracta y expresan en cierto aspecto
una ley». El interés de Robledal no se centra tanto en la pertinencia de las
leyendas respecto al argumento del filme que si es una preocupación de
Quiroga— ,** sino a la gramatical idad o pertinencia literaria de las mismas,
1,5«Tom Moore», en «Teatro del silencio». Carasy Cardas. N° 1239. l/vu/1922.
u Para Quiroga la leyenda adquiere una vital importancia en el arte cinematográfico.
F.s en su etapa de Cy C donde más trabaja el sentido de ellas. Allí estudia su pertinencia con
respecto al argumento de las cintas, como en el caso de la película Rostros lívidos, que «se
caracterizó desde las primeras escenas por una tan flagrante inadaptación de las leyendas,
que en verdad no supimos qué pensar de ella, ni quiénes eran sus personajes, ni cuál era su
ambiente». «I.as leyendas incomprensibles», en «Los estrenos cinematográficos». Caras y
Cardas, N“ 1128, 15/v/1920. Quiroga prefiere «la brevedad de las leyendas, capaces por sí
por lo que señala que lo censurable en una cinta es que los títulos explica
tivos tengan «una pésima gramática y carencia de literatura».87 Hace sentir
también su inconformidad con aquellas leyendas que no convencen «ni por
su gramática ni por su literatura [...] el “todo" nos resultó un tanto artificial,
bastante pobre, con pretensiones efectistas no siempre justificadas».8"
g) Convencionalismos. Robledal advierte ciertos convencionalismos
referidos al tipo de producción norteamericano, identificando determinados
roles o maneras de conducir un filme.
El carnaval en Venena. Cinta de la Nueva York Film Exchangc,
pone en juego un enredo interesante y lo estropea, al final, con una
reconciliación de un tan marcado convencionalismo, que oímos a
varios espectadores —del sexo débil casi todos— lanzar un ¡aahh!
de desencanto, sintiéndose defraudados... Porque tal como apunta
el drama, con una esposa que comienza a resbalar y a practicar el
soborno con la serv idumbre y que tiene por marido a un actor pa
sional que interpreta personajes de Shakespeare, el desenlace pide
a gritos tragedia. Pero no: el argumentista retuerce el episodio hasta
terminarlo en reconciliación almibarada... ¡tratándose de latinos!"'*
5) Adaptación. Los críticos de este periodo comienzan a identificar
problemas en la adaptación de obras literarias o teatrales al cine (antes, al ser
considerado un arte menor, mero divulgador para las masas incultas, esto no
constituía una preocupación). A diferencia de Quiroga y sus colegas de FM
que centran su critica en problemas en registros técnicos del cine. Robledal
dirige su mirada a aspectos culturales centrados en el cine norteamericano.
Especialmente trabaja sobre dos tipos de adaptación: las cintas referidas a
asuntos o hechos históricos y las que tienen su eje en las obras literarias o
teatrales.
a) de asuntos históricos. Robledal adv ierte la incapacidad del cine
norteamericano a la hora de trasladar a la pantalla hechos históricos, ponien
do el acento en aspectos culturales más que en la técnica cinematográfica.
»ilas. en manos de un escritor, de reforzar hasta el aguafuerte la luminosa vida de un filme».
«Punto de v isla», en «El Cine». Atlántida, N° 213. 4 \ 1922. Este es también el sentido que
adv ierte Dclcu/c (1987: 299). ya que expresa que el cinc mudo debe «entrelazar al máximo
la imagen v isla y la imagen leida. bien sea formando verdaderos bloques con el titulo inter
medio. a la manera de Vertov o F.isenstein. bien sea trasladando a lo visual los elementos es
critúrales particularmente importantes, bien sea. en todos los casos, elaborando búsquedas
gráficas sobre el texto escrito».
’ IX' »La muchacha del arrabal», en «Teatro del silencio». Caras y Caretas, N°
1242.22 vti 1922.
“ »Hueim.s Aires, la ciudad de ensueño», en «Teatro del silencio». Caras y Caretas.
Nc 1255,21/IX/1922.
*'*«El carnaval en Véncela», en «Teatro del silencio». Caras y Caretas. N“ 1244. 5/
vm/1922.
Asi. al hablar de la película de Griffith Huérfanas de la tempestad, afirma
que:
( ...] la cinematografía yanqui, en general, se halla incapacitada para
la interpretación artística de episodios tomados fuera de sus fronte
ras; carece de comprensión amplia y así resulta, por ejem plo, que
todo lo caracterizan a su modo, según su psicología, tal com o ha
ocurrido con la película Los Tres M osqueteros y con la adaptación
escénica de la novela de Blasco Iháñez S a n g re y A tena!*'
Escena final
K ì ris
3 :fc: T T.y -
>
TEAJM 3
ni
yiiNCio
c irc re medi ?
decine dcni;o4»
tra* m i u m b r o
•cui*. ha <
«Mm h
....... :” <■‘V Ci
lascfiftic&esnciaiifó ^ largai
la eaestsfcn. AIo>«*ek,.ì .
te. està rem pota«* p arece q-at ta» ;
tes poo<»al*3 f r a Sa* *«én?r, j tc
a rB a ifin de is* iste tiio a ha re*j^dt>
tó mnìvx&t* 4» orgumamos ¿a
sectfli, no ** ei s« s« d o «* * a a à :tst
tie ^««03*8, def:'3
** f« n s o < * iu r a «I tra*« <J„
6«Wu^«nt«.n»0
S e d e !u ?o: ? dinaro;. Sego-
. :<><>••;.'■•:s »*>»<*.
/ . f f i i n i é r»> r « i ì *
T C A IK -O im y! UNCO
8S
L
»•I*’ »sp.l.>«•.«» *«¡ ».
-»«**«$:» «({lAapnPA j.i
« I» ' v.*P«|
> *»| *p «Ufi
‘P *«"
'V.V£
'»•■
-jjttN»««»J***
id «|p»uio?«'*?!>
V*tt.»»
•opaatu vi op > P * a w « l* ? ju « «an
'*» «*U«t MS -puutl soj •anjg .
*,,0 W A 3 * ', *UJrf|
I®
***-t v*V.IfSfè
- V.*'
«««ujimwa p«M,,a
< «P.*ï» Xjoioü JOd •p tì Sí UJ J1-. p
rpn».«dii*ju. •*»a«»(u
-«!• ouiixOJd p w-<p~ *• ?!<*>PJIJÇCCI
r<l a» *»>b *jimp<1 -P4p ¡»Jt**«
>>P«ÇjWtlUJ • x j a i a i *..«oppw * o ,
-JJ4J «ft pimosa
13.. »P « * * » * ' v»js
ruo ua *“*'«
Foto 9
¡ .W • « : : „ , r •
......-—
Foto 13
Foto 14
Fotos 4 a 15. Las revistas construyen un imaginario cinematográfico a partir de !a
imagen de la estrella. De «Teatro del silencio» en Caras y Caretas: 2! de febrero de
1920; 22 de julio de 1922; 2 de mayo de 1925; 20 de agosto de 1927; 21 de enero
ele 1928. De «Kstrellas del cine»; «Actualidad cinematográfica»; «Novedades de la
pantalla»; «Actualidades cinematográficas.» en Fray Mocho: 16 de mayo de 1918; 9
de agosto de 1921; 16 de agosto de 1921; 17 de julio de 1923 [detallej; 31 de julio
de 1923; 2 de marzo de 1926; 16 de marzo de 1926.
Cuad lit i Monlev I 7. 66-90. 2 0 U
ISSN 16389562
C ió s e up
C am bio de enfoque
;u' Para más información, ver el apartado I n hreve impasse critico. Retrocediendo
un casillero, en el articulo de Andrés González en osle volumen.
«|—) con excepción de tres números de octubre en que es reemplazado, y la di
ferencia es notoria, por Arturo S. Mom» ( Wolf. 1992: (>)• I n efecto. Quiroga se ausenta de
la página entre el N° 230. 31 vm 1922 y el N“ 23X, 20V I922 debido a su designación como
secretario de la embajada por parte del presidente uruguayo. Baltasar Brum. Con motivo del
centenario de la independencia de Brasil es env iado a este país en una misión diplomática
(Jitrik. 1059: 27). El viaje hizo posible el premeditado encuentro con el escritor, editor y
traductor brasileño José Monteiro Lobato (1882-19-18). por quien Quiroga sentía gran admi
ración desde que había tomado contacto con su literatura en 1917 con la publicación del
libro Umpés a cargo de Manuel Gálvcz. responsable, a su vez. de la primera edición de los
Cuentos de amor de locura y de muerte ese año . y con él mismo, gracias a un permanente
contacto epistolar que mantuvieron desde entonces
Varios proyectos unen sus intereses, entre ellos la literatura infantil y el cine. Sobre
este asunto, ambos dieron cuenta de «un arte nuevo con estética propia y además generador
de un gran negocio [...] Ambos se fascinaron con el progreso de las técnicas filmicas, repu
diaron la censura y sobre todo, destacaron la belleza de las stars [...) Reflexionarán sobre la
renovadora manera de mirar-ver (...) el cine mudo y el cine sonoro (en este asunto, a diferen
cia de Quiroga, el brasileño celebrará la irrupción del sonido por cuanto esta técnica tiene de
progreso)» (Utrera. 2009:7). Para ver otros aspectos de este rico intercambio cultural véase
Gurgel (2005. 2007). Giacosa (2012) y Quiroga (2007).
De hecho, suele pasarse por alto que la primera mención oficial que
otorga reconocimiento a la actividad de Quiroga como cronista de cine y
que lo sitúa como tal. data de 1922. Se trata de un texto temprano, titulado
«Colaboradores de Atlántida: Horacio Quiroga». originalmente publicado en
la revista AT. Dicho texto tiene un valor fundamental >a que su autor. Alberto
Lasplaces. es uno de los primeros contemporáneos (sino el primero) en pon
derar públicamente a Quiroga por su labor en las páginas de cine:
Era necesaria una voz como la suya, autorizada y serena, para orien
tar a la opinión respecto a la importancia de un arte nuevo que se ha
incrustado definitivamente en la vida moderna. [...] Nadie como él
ha expresado hasta ahora entre nosotros la importancia del cine en
las sociedades modernas, sus virtudes, sus imperfecciones, su valor
educativo y estético: nadie ha dicho con mayor verdad > brillantez lo
que el nuevo arte es y lo que debe ser. "
El articulo completo puede leerse en el Anexo n. al final de este libro Por otra
parte, en 1923. pero en las páginas de Fray Mocho aparecerá otra «persona competente en
la materia», al inaugurarse otra sección de comentario cinematográfico denominada «La
escena muda», a cargo del cronista E.M. Para más información ver la nota al pie N" 141 en
este articulo.
"" Además, no se puede decir que por entonces Quiroga se encontrara aislado del
preguntarse: ¿qué produce ese corte tan abrupto con relación a la escritura de
notas sobre cine y qué ocurre en esos cinco años de mutismo con su interés por
el fenómeno? Su pasión por el cine, pensamos, no cesa, sino que disminuye,
al tiempo que logra sintonizar con su viejo afán experimentador, incorporando
nuevos asuntos narrativos que evoquen al séptimo arte."1
El entramado mctadiscursivo desde el cual emerge la escritura de Qtti-
roga. cuyo origen se registra en revistas y diarios, en parte explica o justifica,
a nuestro entender, la formación y. por ende, la diferenciación y especifici
dad de sus notas, que fueron piezas fundamentales de la creciente expansión
y profesionalización de este tipo de discurso en el Rio de la Plata. En este
sentido, su trabajo fue tildado muchas veces de pionero, pero sin presentar
suficientes evidencias al respecto, salvo la lectura aislada de sus escritos.
Gracias al relevamiento de las informaciones sobre cine que presentamos
al final de este volumen (ver los Anexos m y iv) podemos aportar algunos
ejemplos concretos con relación a la coexistencia escritural de otros cronis
tas que han sido pasados por alto mientras Quiroga escribía sus artículos y
que merecen atención.
Cuando en CyC el escritor transita por su primera etapa en el terreno
del comentario de cine, en la revista FM, desde el 10 de febrero de 1920 has
ta el 12 de julio de 1921. aparece una sección semanal denominada «Cosas
del cinc, que no se ven en el cine» (ver Anexo iv). Se trata de una pagina tija,
compuesta por breves apostillas sobre diversos aspectos del cinematógrafo,
como se trasluce en el título, la mayoría externos a los argumentos de filmes,
y que apuntan a comentar la vida de estrellas y directores, sus contratos y
proyectos, las peculiaridades de los lugares de filmación, la trastienda de las
empresas cinematográficas y de Hollywood.*1
ámbito inlclccUi.il o tic los circuitos \ inculudos a la prensa, todo lo contrario, ya que con
curría asiduamente a reuniones y tertulias. Incluso en esc momento, en Buenos Aires, se
generó una en torno a el denominada Anaconda, de la cual formaban parte y asistían muchos
personajes de la \ ida cultural bonaerense. Samuel Glusbcrg. a propósito comenta: «Después
de la aparición de Anaconda establecióse una fraternidad viril en torno del maestro. I I
ejemplo de su labor concienzuda. sin prisa ni tregua, decidía el rumbo de muchas vocacio
nes juveniles | ] Nuestra misma hermandad acabó por llamarse Anaconda y en más de
una ocasión nos pasábamos todo el dia juntos [...] La hermandad anaeóndica merece ser
historiada en extenso, pues a ella pertenecieron numerosos artistas de mérito en la pintura
y las letras» (Glusbcrg. 1937). En una carta a José María Delgado, con fecha 23/xn/l92l.
Quiroga enumera a los participantes habituales del grupo: «Forman en exclusivo Anaconda:
Alfonsina |Storni|. |l milio| Centurión. Kossi. Ana Weiss de Rossi. Lmilia Bertolé, Mora.
Petrone. Amparo de llickcn. Ricardo llicken. Berta Singerman, Enrique Iglesias y yo. Toda
gente de arte» (Quiroga. 2007: 214).
111 Vale la pena recordar que los cuentos con temática cine publicados por Quiroga
son: «Miss Dorothy Phillips, mi esposa», en La Sovela del Dia (101')); «El espectro», en El
Hogar [ 1021): y más tarde «El puritano», en La Sacian (1926) y «El vampiro», en La Sacian
(19271 Para ser un poco más de cerca la articulación entre las notas sobre cine de Quiroga
y sus cuentos con asunto cine, remitimos al lector a Utrera (2010).
Dentro de un amplio registro de temas, se rescatan los chismes y no
ticias de «color» que complementan la creación y difusión de una cinta. Los
textos aparecen carentes de firma y casi siempre \a n acompañados por la
fotografía de una estrella o por dibujos que ésten a tono con la información.
Solo en 1920 en esta pagina fueron publicados 46 artículos, con fluidez se
manal, mientras que Quiroga juntando 1919 y 1920— solo llegó a publi
car 32 notas sobre cine, si bien bajo una temática muy diferente. Con la se
gunda etapa de textos quiroguianos (1922) pasa algo similar. A mediados de
ese año, en CyC aparecen las colaboraciones de quien, a nuestro juicio, es el
autor con rúbrica más prolifico y constante que escribe sobre cine en las pá
ginas de dicha rev ista entre 1918 y 1931: nos referimos a Narciso Robledal.
Desde el 3 de junio de 1922 al 28 de julio de 1923 Robledal publicó un total
de 52 artículos, instalándose a sus anchas en una sección titulada « leatro deI
silencio». Mientras Quiroga logra publicar 27 notas (de mayo a diciembreI,
Robledal— dando un mes de ventaja- publica 26 artículos, duplicando esta
cifra al año siguiente ya sin el salteño en la otra vereda.1 1.1 pionero, en este
sentido, no lo era tanto. Sea como fuere, en 1927 Quiroga se enfrentó a. pol
lo menos, dos problemas cuando intenta volver al ruedo de la critica de cine
en los medios.
111 liste último coincide con su regreso a la página critica, ya que el ú de setiembre
publica «Teatro y cine» en lili, la primera de una serie de notas que —a minio de poéticas o
protoensayos recogen y unifican definitivamente sus viejos preceptos. Sobre ellas volve
remos más adelante.
111 l’ara más información sobre los negocios y guiones cinematográficos realizados
por Quiroga. véase el apartado Reposicionando ni cine la defensa de una mirada, especial
mente el punto 2. en el trabajo de Andrés González.
quienes la han dirigido y de sus principales protagonistas asi lo hacían
esperar; pero posiblemente cierta precipitación e inconvenientes de
última hora [...] han hecho de ella un deficiente ensayo que nos deja
donde estábamos y que, lo lamentamos más sinceramente todavía, da
razón a los sistemáticos enemigos de la cinematografía nacional.115
A partir de 1927 ventos a un Quiroga desgastado, que se repliega en
sus convicciones y no pacta con la novedosa vuelta de tuerca que proponía
el cinematógrafo —con la tecnología del color (que curiosamente ya había
valorado y aceptado a comienzos de la década)"" y el creciente debilitamiento
de la expresión y los gestos ante el avance de la palabra y el sonido . y
termina por rechazar las inminentes transformaciones de un dispositivo que
desde el comienzo y, como pocos, había defendido a ultranza.
de novicio o iniciado» (...) «Los dias domingo, en los cines de la calle de la Sania Fe (sic)
hay una alegria de chocolatines, y la fantasía no pasa más allá del brillo de los papelitos de
plomo». «Cines porteños». Caros i Canoas. N° 1 4 1 2 . 2 4 / X / 1 9 2 5 .
118 Incluso, para obtener este dato no fueron tomados en cuenta otro tipo de proyec
ciones diarias, que podrian no considerarse «películas», como: Match de Box. espectáculos
de danza o couples. exhibición de noticiarios, educacionales, actualidades o variedades:
proyección de coronaciones, casamientos y funerales de personalidades: dibujos animados,
funciones a beneficio, y los h'ilm Revista. Una de las características de cierto tipo de co
mentario apuntó a desarrollar el argumento de las películas (muchas veces adelantando su
final), sin consignar ni siquiera un j u ic io de gusto al respecto de las cintas. El cansancio
ante los convencionalismos y los lugares comunes, la pérdida de interés por los argumentos
repetitivos que fomentaban el estereotipo, y la superpoblación de cintas, fueron factores que
repercutieron en la manera de analizar el fenómeno cinematográfico en la página, asi como
la manera de recepcionar dicha escritura.
Caras y (m ás) Caretas: R ubén Castillo y com pañía
Durante su última etapa en el comentario sobre cine (1927-1931) Qui-
roga, que continuaba publicando sus narraciones y artículos de variedad en
los mismos nichos de lectura, naturalmente convivió con el tratamiento que
los nuevos y viejos cronistas hacían del asunto cine, muchos de los cuales ya
estampaban su firma. Sin embargo, en sus reflexiones no deja entrever casi
nunca esta presencia, referencia!idad que tampoco se daba a la inversa.119En
1927, tanto C yC como muchos de los m aga/ines populares (FM, EH y AT)
contaban ya con varios colaboradores encargados del cine. Cada plataforma
editorial llevará adelante estrategias distintas para no quedar fuera de la lógi
ca del mercado y, en algunos casos, se apostó por una fuerte impronta en el
tratamiento visual del cine a través de los fotogramas y la publicidad, como
será el caso de la revista F M (ver Anexo m: 191X-19 y 1921 -29).
La primera nota que Quiroga publica en este periodo se titula «Teatro y
cinc» (N° 934, 3/ix/1927), y forma parte de una entrega de tres notas sucesivas
(N" 937,942) que publica en El i dedicadas a marcar las diferencias entre ambos
dominios artísticos.120El salteño, más que nunca, siente la necesidad de plantear
nuevamente desde la raíz y de manera ordenada los temas que le habían quitado
el sueño en el pasado: la relación teatro vs. cine y sus peculiaridades; la poesía
en el cine, según la escuela europea y norteamericana (N° 946) y la «vida» como
expresión en el cinematógrafo (N° 950), serán los temas que abordará durante
este año.121
A propósito, compartimos la afirmación de Laura Utrera: «En las crónicas de Qui-
roga existe cierta inconcluso idad de un diálogo que adoptó las formas de un monólogo [ )
Muchos cinefilos latinoamericanos abordaron el problema del cine desde una óptica anti-im-
perialista, contribuyendo con sus reflexiones al armado de un discurso | ] Entonces, si bien
es cierta la presencia de un precursor en el oficio sistemático de la escritura sobre cine, estas
nuevas formas se estaban gestando a lo largo de América Latina y en este sentido creemos
pertinente su re-ubicación en el conjunto de esta producción» (2009: 2). El propio Quiroga. en
una de sus últimas notas de 1931. parece confirmar esa especie de «sordera» o aislamiento al
creer que había sido él quien había escrito «las primeras crónicas [...] [sobre cine) en el pais».
Para más información ver la nota al pie N" 163 del apartado Academia (ainormal. Fade oul de
la mirada, en este articulo. Para un panorama regional sobre la formación del discurso critico
cinematográfico, remitimos al lector al importante trabajo de Borge (2005)
120Apenas publica diez artículos y una entrevista, textos que. a su vez. se encuentran
repartidos en cuatro medios de prensa diferentes. Para Sergio Wolf. Quiroga en esta etapa
se acerca «a una forma de protoensayos [...] Sin la obligación de correr tras los cambios en
las carteleras, dedica cada entrega a un tema por página, trabajando con lucidez expositiva»
(1992: 7). Para la cronología total de las notas de Horacio Quiroga encontradas hasta el mo
mento véase el Anexo i al final del libro.
121 Con respecto a las reflexiones sobre la relación teatro/cinc. poco tiempo después,
el escritor argentino Manuel Ugarte aportará las suyas sobre el tema, y de cierta manera se
alinea con Quiroga —siendo algo más optimista—. aunque no tenemos noticia de que se
hayan leído entre sí. Ugarte comenta: «F.I error de ciertas inducciones apresuradas estriba,
a mi juicio, en hacer del cine un rival, a un sucesor, del teatro. Entre el primero que. por así
decirlo, acaba de nacer, y el segundo, que cuenta su existencia por decenas de siglos, hay
Al margen de estos artieulos se publica una entrevista que le reali/a la
revista AT: «Los escritores en el cine». N" 506. 22 xu 1927. firmada por un
tal «Doctor Ignotus». Quiroga en realidad responde al cuestionario de mane
ra escrita ya que. curiosamente, y como lo ha detectado la profesora Patricia
Faure (Rocca. 2007: 198) el salteño. para contestar las preguntas, copia y pega
extractos de los tres artículos que recientemente habia publicado sobre teatro
y cine.
El escritor uruguayo no tuvo intenciones de reformular o actualizar sus
planteos frente al nue\o cine que llegaba y que. con cierto desgano, le tocaba
ver. sino que intentó rescatar y consignar desde su matriz original— los
fieles argumentos que otrora lo acompañaron. Aparece un Quiroga sobrio,
cuy a claridad conceptual es contundente y propia de alguien que ha repasado
tantas veces en la mente sus opiniones y juicios sobre un tema (rebatiéndolos
o confirmándolos, en este caso, a lo largo de casi una década) que al \olear
ese pensamiento en la pagina queda la sensación de haberlo dicho todo, y de
haberlo dicho bien. Y esa es la sensación que predomina en la may oría de sus
notas de esta etapa: la de una conclusión.
Al unisono, pero en la vereda de enfrente, el cronista Rubén Castillo con
quistaría en CyC un espacio para comentar cine, con la publicación de su ponie
ra tanda de artículos en una sección fija denominada «Teatro del silencio», que
heredó el esqueleto de la página que en el pasado había trabajado Narciso Ro
bledal.'-'-' Desde el 14 de mayo al 13 de agosto de 1927, Rubén Castillo publica
doce notas sobro cine. La segunda tanda aparece poco después, del 3 1 de marzo
al 2 de junio de 1928, donde vuelca ocho textos más. Dos de ellos aparecen sin
firma pero por razones de continuidad semanal, estilo, tono y desarrollo de los
temas, se las hemos atribuido. Entre una etapa y otra, ante su ausencia, se intentó
continuar con el formato de la sección, y es así como aparecen cinco artículos
más sin firma (desde el N° 1507 alN ° 1509 y del NT 1515 al N" 1516).
El cambio se percibe, tal como le pasa a W olf con relación a Quiroga
y Moni (ver nota al pie N° 108), ya que el trabajo del cronista reemplazante
es claramente de menor calibre, ya que sólo se encarga de contar el argu
mento de las dos o tres cintas escogidas (no sabem os si al azar o no, pues
para determinarlo deberíamos revisar la aparición en cartelera y su per
manencia en ella, así como su impacto en los medios), y cuyos remates de*1
la distancia que media entre un lejano antepasado y un niño muy niño, pero que tiene vida
y desarrollo autónomo. No es posible imaginar todavía lo que ese infante, que ya nos des
concierta con los maravillosos horizontes que abre a la creación y al ensueño, llegará a ser
así que se despoje de las reminiscencias extrañas y de las imposiciones de un público que
todavía no sabe pedirle, en muchos casos, más que la comedia divertida o las emociones de
folletón. Así como el teatro tiene su reino en la realidad, la palabra, la lógica, acaso domina
rá el cine mañana los caminos del infinito, la fantasía y la imaginación» ( Borge, 2005: 89).
1 Ver el apartado El fie l de lo balanza en el trabajo de Andrés González. Para repa
sar cronológicamente tanto la actividad de Robledal como la de t astillo, remitimos al lector
al Anexo tu.
comentario son del tipo: «este es el argumento de la película que acaba de
estrenarse» («Teatro del silencio», ( 'arasy Cardas, N" 1507,20/vm 1927).
o «Termina el film con el triunfo de la muchacha, sobre todos sus enemigos
y sobre el mismo Paul, que ahora cree en la vida y en el amor» («Teatro
del silencio», N” 1508, 27/vm /l927), o bien. «F.n resumen, que el viejo se
cura y Ruth y el doctor se casan, pues aquel Morris, cuando se dio cuenta
de que desaparecía la dote, se hizo humo, como suele decirse» («Teatro del
silencio», N° 1509, 3/ix/1927).
F.n cuanto a la actividad de Castillo a lo largo de sus notas — merece
rían más atención de la que podemos darle en este trabajo , se trata de un
critico que parece haber incorporado algunas de las «enseñanzas» del ante
rior Quiroga y del propio Robledal, y las aplica a su comentario y a su estilo
de escritura. Si bien Castillo también cae en la costumbre de contar el argu
mento de las cintas, logra intercalar importantes valoraciones de rigor sobre
las cintas, algunas bastante duras, por cierto.1' 1 Estas observaciones muchas
veces llegan acompañadas por alusiones retrospectivas o que dan muestra
de un seguimiento de actores y realizadores por parte del crítico, que suele
comparar trabajos anteriores con los que van apareciendo, para condenar o
ponderar su pertinencia o vigencia.121*124125Aunque sea mediante una pincelada
por articulo. Castillo dedica lineas al desempeño de los protagonistas de cada
cinta, tal como apunta sobre la película París: «La acción [...] [en la pelícu
la j, adolece de cierta lentitud, y, de no haber mediado las interpretaciones de
Charles Ray y de Joan Crawford, la obra habría carecido de interés». ' Por
otra parte, el crítico utiliza un ejemplo puntual como recurso para extender
su juicio a nivel genérico, como en el caso de la actuación de Rod La Roque
121 Por ejemplo, sobre la película titulada Comedia del tiempo, apunta Castillo: «Re
ferente a la actuación de C'reighlon Hale, no vacilamos en afirmar que es un intérprete sin
recursos eficaces. Escenográficamente, la película no acusa grandes méritos. En definitiva:
una cinta mediocre», en «Teatro del silencio». Caras y Cardas. N" ISO!. 23/vn/1927; o bien,
escribe: «Ocho actos de puerilidades, con intérpretes de segundo orden. I.a ¡ lin a de híorida
es una película huérfana de interés», en «Teatro del silencio». Caras \ Caretas, N" 1495,
28/v/l927. Sobre ( amaradas ante todo su juicio es letal: «Resumiendo: una comedía vulgar,
con intérpretes inferiores a su fama y con elementos complementarios huérfanos de vigor
estético», en «Teatro del silencio». Caras y l ardas, N® 1498. IX vi 1927.
124Tal es el caso con relación a la película En pública subasta, sobre la que dice: «El
solo anuncio de una película interpretada por Charles Ray despierta expectativa. El recuerdo
de sus creaciones anteriores constituye un acicate, pero, desgraciadamente, la personalidad
del celebrado actor ha ido disminuyendo hasta adquirir un relieve común. Ya no es el héroe
de La que yo amé y de Tumba cabeza», en «Teatro del silencio». ( aras y Cardas, N“ 1497,
ll/vi/1927. En otro caso, apunta: «La reaparición de Asta Nielsen constituye siempre un
acontecimiento. La intérprete de Hamlet. acaso la más grande de las trágicas que actúan en
el arte cinematográfico, continúa siendo el vigoroso temperamento dramático que admira
mos en los inolvidables tiempos de la Nordiska. En (la pelicula| La muerte blanca, su labor
acusa relieves insuperables», en «Teatro del silencio». Caras y ( ardas. N" 15 0 0 . 2 / v i i / 1 9 2 7 .
125 En «Teatro del silencio». Caras i Cardas. N" 1493, 14 v 1927.
en Resurrección. Dice el cronista, fustigando al actor: «Los galanes de la
pantalla incurren, por lo general, en el grave defecto de adorarse a si mismos
y terminan amanerándose: subordinan el interés de la película a su coquete
ría y no tienen otro desempeño que el de ofrecer al público una sensación de
plasticidad, ineficaz para un arte esencialmente dinámico».'26
En otros casos su pluma se apega al libreto, consignando adelantos de
estreno con e\p ectati\a más bien mesurada en tomo a las cintas. Desde el
punto de vista formal — como cualquiera que cumpliera su función en esta
página— tenia que trabajar atado por un corsé que vanaba entre 200 y 400
palabras por párrafo, y cada segmento de párrafos (no más de tres) corres
pondían a lo que dedica a cada película, semejante a aquel «grado inaudito
de se\ eridad» del que alguna vez se quejó el narrador uruguayo con relación
al cuento breve y a la extensión demanda por sus editores.128 En la termino
logía que utiliza Castillo para analizar el cine aparecen, como en Quiroga.
el «ambiente» y la «sensación de verdad», y una serie de preocupaciones
(no tan nuevas) que intenta plasmar en las sucesivas entregas: el reclamo de
nuevos argumentos filmicos para el cine, como tiempo atrás ya lo solicitaba
Quiroga: 29 la búsqueda de la fidelidad del actor al encamar un personaje
histórico y de carácter duro — como el caso de Felipe II en la película El
galán verde— ;150 y la reticencia, o bien, la ponderación hacia el trabajo de
los directores, como Cecil B. de Mille o Robert Wiene. y en especial a Da\ id
W. Griffith, que en la óptica de Castillo es «el creador de lo que podríamos
llamar el simbolismo cinematográfico» [...] [y cuyo] «genio insuperable
[...] [lo convierte cn| el más formidable animador del teatro silencioso»,151
opinión y admiración que a su vez compartía con Quiroga.
Por otra parte. Castillo tuvo el privilegio de haber visto y comentado
la primera adaptación de la novela de F. Scott l itz.gerald. The (¡real (latsby
(1925). que llegó a Argentina bajo un titulo tan elocuente como inverosímil:*12
12.1 lili «Teatro del silencio», Caros y Cardas. N" 14%, 4/vi/l‘>27.
121 Ver «Teatro del silencio». Caras y Cardas. N" 1505, 6/viii/I927; «Teatro del si
lencio», Caras y Cardas. Nü 1490. 4/vi/|927; y « Teatro del silencio». Caras y Cardas. N°
1506, I.Vvm/1927.
12.1 Tin «l.a crisis del cuento nacional», l.a Nación. I I/iii/I92X.
I2" I n «t.a muerte del drama cinematográfico», Caras y Cardas, N" 1109. 3/i/!920.
Sobre el tema de los argumentos, y a propósito de la cinta Camaradas ame lado. Castillo
expresa: «l .a película en sí carece de interés; su asumo no es novedoso ni interesante;
repetido hasta la suciedad, induce a pensar en la falta de argumentos necesarios que
renueven un arte destinado a envejecer prematuramente», en «Teatro del silencio». Caras
y Cardas, N" I49S, IX/vi/1927. Til destacado es nuestro.
"" Dice Castillo: «[..,| la intervención de Felipe II. rey de Bspafia, deja mucho que
desear. Felipe II fue un hábil político y un hombre de carácter; la inquisición, sustentada
por él, no le atenuó jamás las energías [,..|; imaginarlo como a un ser débil |. ..] y ese error
lo han cometido Fierre Gilíes fautor de la obra| y el actor que encarnó la figura del célebre
monarca». « Teatro del silencio». Caras i Cardas, N" 1502. 16 mi 1927.
Fn « Teatro del silencio». Caras y Cardas. N" 1499. 26 vi 1927.
Oro de mala ley. Una película que «deja en el ánimo del espectador un se
dimento de amargura. No obstante de ello, merece ser catalogada entre las
mejores producciones (...] y contribuyen a ello la belleza de las fotografías
y el desempeño de los artistas».1,2 A propósito, es llamativa su constante va
loración sobre el aspecto de la fotografía, juicio que prácticamente no falta
en ninguna de sus notas. En la segunda etapa de artículos (1928) cambia la
estructura de su página. Se integra la fotografía de las películas comentadas,
sacrificándose una porción considerable del espacio que antes se destinaba a
lo escrito. Cuando se produce este cambio se podría decir que Castillo pierde
el mando de la sección, puesto que su estilo se desdibuja, dedicándose a la
construcción de breves apostillas vinculadas a la imagen o al actor actriz de
tumo (como los casos de Adolphe Menjou y William Boyd en el N° 1540.
7/iv/1928: o un artículo a modo de «perfil» sobre la actriz Marv Pickford,
N° 1546, 19/v/l 928) y otras notas, pero pronto recupera el timón y logra
acoplarse al espacio compartido con la imagen, redondeando artículos con
centrados en una sola cinta de interés o en personajes particulares, donde
regenera parte de su fuerza inicial, por ejemplo, en las escuetas líneas que
dedica a Wallace y Noah Bcerv. en el N" 1548. 2/vi/l 928.
Ese mism o año, m ientras se publicaban las notas de Rubén C asti
llo, en C yC tam bién aparecen com entarios esporádicos a cargo de anóni
m os sobre alguna cinta o estrella de Hollywood, o bien, sobre aspectos
generales del cinem atógrafo,1" pero tam bién de algunos firmantes que
com plem entaban los espacios restantes dejados por Castillo, tales son
los casos de J. Layroca. Roberto Florey (director, guionista y periodista
francés). M iguel de Zárraga (escritor y periodista español) y Francisco
Grandmontagne (periodista, ensayista y novelista español).,;j Sum ado a
ellos, se destaca en CyC la constante y creciente aparición de publicida
des de aparatos cinem atográficos en venta, así como una sección particu
lar dedicada a las estrellas, titulada «Teatro del silencio. [Nombre de la
actriz o actor). Su biografía», donde la página casi entera era ocupada por
una foto de la estrella elegida, acompañada siem pre por un breve texto
al pie a modo de presentación. Al repasar estos datos puede parecer que
la presencia del fenóm eno fílmico resulte saturante, pero en realidad se
encontraba estratégicam ente repartida, ya que hablam os de una revista
que superaba las cien páginas. 14
En «Teatro del silencio». Caras v Caretas. N° 1495. 28/% 1927.
1,1 Como un articulo que reúne breves opiniones sobre el cine, de escritores como
Jean Cocteau. Jules Supervielle. Philippc Soupault y Ramón Gómez de la Serna, entre otros.
«Vindicación cosmopolita del cine», Caras y Cardas. N° 1499. 25/vt/1927.
114 «La nueva versión de Los Miserables es una gran obra cinematográfica y artísti
ca». J. Layroca. ND 1485. 19/iu/1927; «Los amores de Pola Negri». Roberto Florey. N" 1490.
23/iv/1927; «C'inelandia». Francisco Grandmontagne. N° 1496. 4/vi 1927; «El inventor del
cine es pobre» (Sobre Jean Aimé LeRoyJ. Miguel de Zárraga. N° 1510. 10/ix/1927.
TI mO^/lLENClO - I' A < I s ••
a r ia ? La ¡ » m a i s c m e ii « y r il a n e le m u e v e a u n a le c to B .iia e l a v a n a de
P «■ nitida, ila In f d k t e te * y I w v i s t e in S i d e s p il f a r r a r -ai d in e r .. I n u n a - b a r a d a •«■.'••ria.
r e p u d i a b lr L al b e r v i ,le to » » Iv k jc d i' la i pa- s e InnSu a la verni u ro y H - r u n e lav - iHejiii Lo
¡ t o s e * m a . a b t f i t d a '. . L e o y r a q t t i» » « « W u n a m i« a r A t n u d e b t i o i . i i U i m . A l irn u m
p r e g r e - i n e v o l u c i 'n , e» « la u ti* a te c n ic a se tie m p o , q u e d a p r e s o d e Ic s h e r b i » • d t u u i u u .
. f é f ie r e . i e ro , «•« i n a t t o » e t i c a o « t e o tte e p to s Je t de', h a m p a y s o m e tid o , lig r ia m e e * * , e r.trr k u
ftiOS<>iir. ¡ « . m a l e n . .t e r r a l o . a i te l o » p r « t» i- u - u t c u l o t d e d ite p i r r a s t r u i i n s d - s D e u
e i e . r i a u to r , r i » » p a ll i a t o «I i f e a n t c - c o U tto i in tim a s , se d e fie n d e y t r i t a i * , p e r o (ó S o n m a
O ne s i n i n i p o i ati N u o r a V iiV .. Ic s v e d a la « - h a q u e ta ilo r ia h l. u lti e ir lo s o jo « ile la ’’g ig o le tte ".
te m d .n l r e r .c s r .iia q u e « M « l « e la o lis e rv a u tó n L a c a lle to r t u o s a , la t a b e r n a y la buhardilla
d e la C a p ita l L a t in a . P a r i , t o r i s ic r o p rc . p a r a d e s fila n a n t e la m ir a d a d e l e s p e c ta d o r, y r n rii.»
d ì « . I» M r e i di lo e x w r J ti lc . E d r im i tj o U o p i- e l h e t e . p t- d ig a u d « i t e r e r à e in g e n u id a d , con
d in p . i l h à b il d i c e l i a c iB c m a tO R tU ir e n o I n • im it a la » im p a lili sili e u id s ia s m o .1* la ntiiiev y :
(¡octH ln, - i p u i e n l o « c a s o im a lin e a d e c n r d t . u * el o d ili, c a si s ie m p re iu fim d a d o , d e l a p a c h e , que
n a c io n ilitta , n t n tn n p l a r l a a I rà v é s d e un a s v e r n é l u n - i r a i . L a m is m a r a r . t o d e s e r. q u e r i
tic e lo m ilito ; tio s Ita c a n d it c id o , u n a v e r m i* , a ta m b i é n la d e p e r s i s ti r , ts a r a los d u s a m a n te » , t .
u n b a r r iti n u 'e a i 't e ile la c a p ita i I r a n « , a , a ' <"'■ in ù ti lm e n ié i r a t a J e r r y d e le v a n ta r e n it e a n t a » j
llc jó n l t n r t i n l i . i l » a la l i b e r i l a s ftr d id i, al ■ n o d i su a lm a c ao iliv ro a a y s u e i p i : itu d t - m c rtm U ., 1 | ,
s a h e m a d i d e ta h a c i >• a j e r j o , a eve u t i l u a 'i n d e l a m o r d e lo s l;à«li|>o»ey tie n e m u n t o d e lai«!.
n i i n r n q u a ( u è p ié a lig o e n tra m a a a rg tm w tiU lc t E l ia , n o d i s l s n t e (a p c r v e i à id a d d e 'so li liom -
y q u r .sp a rc iA p o r el m a n d o e l e s p i- u n d e u n m c " , e» in c a p a * d e a e r p t a r e r r o g e stiv i d e ter.
P a r is q u e s ó to pued.’ p s a i ' K h r i t m i t i c u la m ito m ir a , y d i, a p e s a r d e s u a p a re n té , desd i.,i,
e o n d o ro s a « S a d I n ir g s é s in g en u o ; , , . r i p r e n d e t |t u n o p o d r ía v iv ir n e lla l 'u t
I..i aec ió n d e " P a r i ! ” e s m i» a p la p a ia cl le t ràfap .a d e le r n u r a q u ie b ra e! .ìe ic n v o ln lic sl» me.-. i
t r e b a b la d o d u e p a r a ta p e lic a la . U n c a r t o e r c o n io b u s o d e la p a n a i p e ro l a d o e n vuiv- en la c»r.
c l tic J e r r y C a r te r , e l b è ro e . s e d ilav o , e n cl gc»- c ri o f l i r t » d e e lla , la p re d is p o n e io n d e ta iu rl
!.. .d e :.r io io . ri" * « « 1 1 0 la a l i a i l.te i p r c t a tO » »e m a n i lien ta e n é l, y e lla , a r r a s tr a d a por e,e
d e C h a r le s R a y , l ’e r s o n a jc d o p s ic o lo g ia e " " n ’!c- ¡ lic c io e n tr a b o . d e s o y e la» sú p lic a « d e tern u ra
j a . s u v a le n tia y «u t i i n d c r . t u g r a t t o ' u U d t d e J e r r y . q u e la c o lm a d e lisian,-U, r« ra «oivrr
s u e g o ism o f u r a r . M e s c è p tk is in o d e m u c h a d m a’ l a d • le q u ie n tie n e la ra in u la . el t o s o y I» r a
n e o y t o r t o d e <!(![,i l f a r r a r d i n e r o > s u in g rm u - n c a b r u ta lm e n te p asio n ales.
d a d , h a ll a r f a » u n m e d io ile c a p r e s i ó n m i a e u c .u . L a a c rió u , rep ito , a d i» !« e d e r i e r a lentitud, y,
e n l a p a la b ra q u e e u la ¡n im ic a « S tta B ia tó g rilic a. d o n o lia b c r m e d ia d o la s m le rp rc tic iiin e s d e s
A p e s a r d e e lio , cl e m « « m .m t e in tè r p r e t e d e " L a C l ia r l e , K ..; y d e J n -m C í s w f o r d , la o b ra IwbrU.í
q u e y o a r a c " y d e " T u t i- b a - c a b c r a h a sa litelo r i r r e i i h , d e u ite ré s .
c r e a r u n r o l d is ilo d e s u te m p e ra m e n to cx cep - Ij s f o to « r a fia s s o n n iú d a s y los d c la ile r ric è
c lo n a i. t t o . . . s i b « n s o n a c e p ta b le « n o po. e n cT p .n .-
J e r r y C a i t r r v ie » c u P a r i ’ Ho m i , ‘ h i e o li '» ¡ida-1 a lg u n a
c u e n c ia s . P o s c y e r .d o l o r i u n a , c a r e c e d e a n h c lo i. ‘• P a rts ” e s U na o b r a m a s S u trasetadencia,
U n » a b u lia p r e m a tu r a g r a v i t a > o l'rc s u is p ic itu t f b je ra
L A R O N D A O F L O S B U I T R E S ’
s la c e r r ió n c m e m a io g r if ic » d e la o b ra d e l a : p e rv e r s a s ín te n c i in ea q n t le a u to r,» M -en. :
RUBEN C A S T I « *- «
Foto 16. Página inaugural de la sección «Teatro del silencio» de Rubén ( as
tillo en Caras y Caretas. 14 do mayo de 1927.
Repensando estrategias: Telmo Rimac, Martin Martirena > Marx C lay
MARY C L AY
f-------- f ~ — » L A R A B » « r. la M M S * «>« l i r o - le ra u n n a j e J e o o c h e . uO a h i t r u m a c o p . di
/ O rs r o o u n t. m e re c ib í - ii-ia W e m c 'd fi pl.nn v un centraln P»>» Rimar vati»i c-oias, j
I i rn su c .o n in n C o n In m u r o • so .i C t n - c . r o te n i a e * P f " " ’c u , e e m e a m o r t o » « «
I i I r i» p i:« » q»r tim fU B -» en m« -.11 a , .r a b i e s í - f - r u l ia d v « U n di« n-e j>‘ tu
V f j p e lim i* « , m e e s t r e c h ó I* n n -, m i -I i c c i o r q u e l l o r a r a , p e r o c o m o «e d e f- t'» {1 i
| o t r e c i c n d r - n - e u n • '- n :0 e -u lim e ! le n u s p e s ta ñ a s c o n la s lá g rim a s , p e a n :i
L ’"•*'* ___ 1 lado. e l b e tú n e o m » o-.*», lo q u e m e p r o d u jo u n » t i
—« —jj „a, omo si «tdvirn er, «u d e s e s p e r a n te . E s e la r'a l a c c id e n te a rru in ó » ,« ■
e s s a . m iss C l.iy — m e ‘lin i. — M ii'id i I I i n e p jn io e s c e n a s y m is c a c n a d r e s l u c r a n c o rta d o s todo«: •
( m e m o s b a tí a m e Tiem po p i r a c o r- v irs s r . c'. d - re e to i s e lavtiiH A y a l c o n c h u t t u te ñ e «!r
C o n te d a r .'t i r a h d a d . c o m a s i m a C o n o ,-e ra a la i i«, n ú m e r e n o v a r e n e l c o m í a te E n to n ces
I r la r g o rie m p o , m e « r ie n O v a ría s f o n - g r u ! ,a i m e d e d iq u é a o e r a s c o s a * : lu c h é v n tlr l fc ítli
tu y as, e s m i h a n d a a l e g 't .n e n i e m ia e a c U m a e io - q u e e m p e c é d e n u e v o a u a lo o "» lu d io » ". r e ht
-te s e n trisi sstvsr n e r ó n m u c h o s “ t e s t a " ( p r u r b . s ) : g u s té y tnt
t u e t ó n c o n f ia d a s p e q u e ñ o » p >p e le a h a d a que me >
— i M e r n .o n i a n . m i - B o v r t ¿ S a n -r » .r o te a ’ v i¿ m ls te r L a * k y . m e c u n t i a t d p o r cin co año» :
— S i. d e le c in ta q u e e s t o y film a m i.» . c a m b ió m i n o m b re . S a r a F r .in c o a C o id e a , f o i
: — ¿ C ó m o e s el titu lo ? C la r a B o to , y a q u í m e l le n e g a n a n d u c iiu o tU
- — "LaiJÌBs o f t h c M oti," o d ia re » s e m a n a le s . ■
— ¿tilinta« scman-» truh án en ella' — ¡ S u v a l-.r c a a d m ir a b le , n .t- a B o w l — re p o n , <
— S e i s ; ùnta e s la ú ltim a . L a c a r r e r a d e los p ro lu n rla tn o riti; e n u i- iasim itln . — II -ied puede es- -i
artista-- e s m u y p e s a d - i r a b a ja m o s m a c h o y J e s t a r n o tia fó c h o é ó n e l p r e n d o q u e obtu v ieirm su ;
c a r t íü E n t p o c o . C a d a a ñ o te n g o d e c u a tr o a sei« t a I e r r o «u b e lle z a y » u c e u s - .a m U
se m a n a « de v a c ac io n e s q u e m e a lc a n z a n a p e n a s — T o d o * lo s q u e lu c h a n c o n s ig u e n a ’ (¡ral ja j
p a r a v is ita r el V ie jo M u n d o y v e r lo s ú ltim o « r e c o m p e n s a , m is * C l a y — c o n te s t ó c o n encanu-
m o d e lo s e n P a ria . S ie m p re h e r e c id o u n (tru n d o ta m o c ille a — P a t a e d ib e a r u n p a s e ot-
d e s e o d e h a c e r u n v ia je » la A r g e n ti n a ; » u p a . c s i t a m u c h a p a c i e n c i a y t i e m p o A d ’ ir á » . co-.-o
t r i a m e su g e * tio n a p o r s u r .iir a n r ic is m o 7 b.» v ie n e la g e n te d e t o d a » p a rr e » d i •otra . o i H o 7 -
b u e n o s m ozo- ■ a g re g o c o n u n g u iñ o p ic a ro . w n o d p a r a t e n t a r la s u e r t e e n la cinem atografía, i
— L o s q u a l.i a d m ir a n p - c h i n d a tr - e n u - ce-ni- « • c-.Ta h a e ie m lo la r m u l t a l o s « n id io s" d . d a
p lesé yo. a d ía m á s d ifíc il. Y o fie c o n o c id o g ran d e * ri-rs- i
— M íg a le s e n m i n e m b i e — b r o m e e . - tr.e lia « q u e h a n v e n id o d e A '< in a n ia c o n la m u i-a n ¡
r e ite r o a loa » -Ite ro « , q u e m e s ie n i " m u y I- c a d e c o n s e g u ir c o n t r a t o , y m u c h a s d e el-a» tffl >
lan a d a . l u e r o n n i s iq u ie r,. t c c i b iS s s p o r e l " C iitia g W í
— ¿ R e c ib e u s te d m u tila s c a r t a s d e S itd a it-í- r o c to r " . A c ta ó fc p e ttle ' r i ñ a e n t u ll í', la s c-orr.W- J
r k a . p iíaa B oa»! n in a c in e m a to g r á f i c a s u n a g r a v e c n « ls l.-ü.'ásii- |
— S i. a o b te tild o d e la A r g e n tin a . A h o r a . q u e r a . Iv s s u e ld o » e n g e n e r a l t o n r r b a - d e « n í a .
ic e r t s t r v o d e c irle »1 r o n d e h o m b r e s c a s a d o * o in o d u c e n t a n t a s c h it a s c o m o a n te s . A deniá«, prt- ,:j
d e lo a q u e a u n d e s c o n o c e n r a e d o lc e y u r . d e l f e : m o s a lo s l a t i n o s ; la p r u e b a e s tá en q-ae ra íiá t .ai
m a trim o n io . L a s k y l a d e s tm ó p a t a l a s e g u n d a p t a i i g c i x u r t
— A p r o p o s ito ¿ S a n s ie d c a s a d a ' La ú l tim a c in t a d e P o l a N e g r í ; u s te d tu p o tap s-'rt'
— ¿ N o i . , N o l . ¿ N o ! — e t t c l i t r o la c a fre - n e ra e . m ia» C la y .
Ila c o n c ò m ic o t r r r o r , — , Q u é s e im a g in a i... N o - - . e q u e fu i m u y i f o r t u n - d u ; r o p i te e : q«r-
lo *oy m lo h e «-do n u o r a Q t - e r o coo»erv.»; m i p irm c , S a b r ía tlc c ir m e d e q u é ii - a r J e e a ,
llb e n -id . y r.o p ie n s n c o n i r u « m a tr im o n io p o r a l. c a m b ie f a t a l?
* 4 « rie m p o m ia . M e u n i a m i c o r r e r à » -tu n ic a — E s o e s u n g r a n s e c r e t o q u e tto p e n e tra ai ;
c o n In d o le t v o r . P e r e I le , .ir al p u r .li. q p e a -c.in p ú b lic o ; »6 1 o n u e s t r o s j e l e » lo so b e n .
c i d e tt a m e i«xrlm ii* de. s a n g r c . m u ti la c o n .« ta n U n o . g o p e o t a a t n i e t i u m p i e t o n u a e s tr a chK
t i » f ® < Incita m u y a ta a tg a ; in e r iic o n tr é c o n la ; la d o n c e lla c u i t ó y a v is ó i s u a m a q u e t i .
o b ttd e u lo i , n m i ... t o r ..o to-.l s lo« ■ » . .. .. t e c t o i e s ta b a l is to p - u a f i l m a r . :
t r a « ; p e r e la a n u rie e$
m a » v j i i .i b v Pu,- cu
1 V & . e tw n n e e » com 4«
a penai- i j u m c e aftos,
c u a n d o g l in t e | p ,,.
m cr pi c o lio e n tra
» a c u ito de b c.
<*«*Slu» '
4 «iiíWHftrx,, cj, íába.
• ce-I M :
*üúés
y e ta r Gu*t**s: 5* « r? i-
■•ía:rá»a a« ií»:««*.)•-
^ ***«»
« í f i t i w a i 6 ^ - í:fc íe » a .
Vm:<«<*«;» ii«laju
3«iU*íMrtttó
fiui»* '£« í# w* aríw
*>««»*' .««yO«rtífíSií . «*'!
. O .: fc
Foto 19. Primer artículo de C.J.R. en Fray Mocho, que inaugura un espacio
fijo sobre este asunto en la revista, 11 de mayo de 1917.
Foto 20. Una de las secciones dedicadas al cinc en la revista Fray Mocho fue
«Cosas del cine, que no se ven en el cinc». 23 de marzo de 1920.
hoto 21. Junto con C'.J.R., el caso de E.M. constituye una de las excepcio
nes en cuanto a la firma en esta revista con relación al cine. Aquí el primer
artículo de E.M. al mando de la sección «La escena muda», 6 de noviembre
de 1923.
Cuad til tM o ntev.im . 89-100 2014
ISSN 1638-9800
IJ" «Fray Mucho nene la satisfacción de inaugurar esta página llamada a observar
las difundidas producciones peliculares (sic). desde un punió de \ isla educativo, moral y ar
tístico. El cinematógrafo es hoy un espectáculo al que concurre casi el sesenta por ciento de
la población. Ha llegado el momento en que se le trate con la severidad que merece». C.J.R..
Fruv Mucho. \ 263. II v MI' El cronista rubrica las notas de los números 263 al 267 y
. desde el 2"3 al 275 de ese arto. Para otra lectura sobre este cronista, ver ei aparlado Primeros
fotogramas: ¡a industria se poní- en marcha, en el artículo de Andrés González.
¡ En la primera ñola que rubrica E.M. aparece la siguiente editorial: «Con este
número, inauguramos la sección cinematográfica, confiada a una persona competente en la
materia Prestaremos especial atención a esta poderosa industria que tan fuertes capitales,
tantas voluntades y pensamientos mueve en todo el mundo, y firmemente cimentada en el
país, procurando interesar al público con la información referente a las películas y sus in
terpretes, a los productores y a los distribuidores del material, al espectáculo del arte mudo
> a cuanto con él se relacione: juzgando con imparcialidad: abarcando la producción que se
lance en el mercado local > adelantando las notas extranjeras que aquí tienen eco». De este
modo quedará presentada «[...] la nueva sección que ofrecemos a los lectores de f ray Mo
cho. \ que procuraremos ir perfeccionado siempre». Extraído de «La escena muda». E \ l .
Fray Mocho. V 602. 6/xt 1923. El destacado es nuestro. Para ver el caso de Quiroga como
una voz autorizada y legitimada tempranamente por Alberto Lasplaces en IM22. ver el apar
tado <iimhio Je enfoque en el presente articulo, y el texto del propio Lasplaces en el Anexo
n al final de este libro.
maciones que rodean al negocio y a la industria cinematográfica. Allí se
consignan, por ejemplo, adelantos de estrenos, actuaciones destacadas, asi
como un catálogo de producciones con detalles de program as y de la vida
«intima» de los astros de la pantalla y de sus realizadores. La utilización
de este formato daba lugar a una cantidad importante de informaciones la
terales desvinculadas de los argumentos de las cintas, que propiciaban una
lectura liviana de las «variedades» de actualidad por parte de los atentos
«fans», tal como las planteaba en 1920 la sección «Cosas del cine, que no
se ven en el cine».142
La revista F M trabaja más con los elementos visuales del asunto
cinematográfico, iconografía, fotogramas de filmes y, principalmente entre
19 18 y 1919, lleva a cabo un tratamiento particular de la fotografía del star
system, semejante a la configuración de un retrato enmarcado y a color para
sus lectores (a veces ubicado en alguna de las contratapas), como si fuesen
para coleccionar. A partir del año 1928 y hasta el «final» de la publicación
en 1929 (ver nota al pie final del Anexo iv), no se producen alteraciones en
cuanto al tipo de insumos que se presentan sobre el cine, y se mantiene el
amplio predominio de la imagen sobre la escritura y del anonim ato frente
a la firma.
Desconocemos el tratamiento que realizaron revistas como /•.'// o A T
con relación a los insumos cinematográficos luego de 1922. por no haberlas
incluido dentro del estudio para nuestra investigación, pero sin dudas es un
material pendiente a relevar y comparar, junto a la pesquisa de otras revistas
de la época (por ejemplo Martin Fierro y Nosotros, entre otras) que bien po
drían reforzar el abordaje contextual mediante el cual procuramos hn.-ali7ar y
explicar las notas de Quiroga.143
Por lo expuesto anteriormente, algunos de los nichos de escritura ha
bituales del escritor uruguayo habían disminuido como para insertar sus úl
timos artículos, y no es casualidad que los medios en los que. en definitiva,
logra descargar su tercera etapa cinéfila sean los mismos que publicaron la
mayoría de sus cuentos con temática cine, a saber, LN y FII.
w-' Para observar más de cerca el funcionamiento de esta sección, remitimos al lector
al apartado Un heve rnipass critico. Retrocediendo un casillero, en el articulo de Andrés
González.
Por otra parte, un listado de ejemplos con relación a las revistas de la época espe
cializadas en cinc, puede verse en la nota V 9 del trabajo de Andrés <¡onzález.
que dice y es capaz de expresar una mirada límpida, un gesto reprimido, un
movimiento esbozado, sobrepasa en sugestión dramática a cuantas palabras
pretendan r e e m p la z a rlo » .L a cita en cuestión forma parte de una de las.
apenas, dos notas que escribió durante este año. La noción del cine como arte
realista «y mudo por excelencia» (arte puro) en oposición a lo que propone la
tecnología sonora, es decir, un arte «espectral y hablado», como afirma el na
rrador uruguayo, es una de las razones que lo anclan a sus viejos preceptos.
Según Jason Borge: la «asociación entre el sueño y el cinc mudo [...] [será]
uno de los argumentos centrales en defensa de la pureza onírica del cine
mudo frente a los hilkies, los cuales para muchos críticos [como Quiroga]
significan una vuelta a la imitación vulgar de la mimética teatral» (2005: 20).
Quiroga malinterpreta esta vuelta de tuerca como una «novedad salvadora»,
como un capricho de niño aburrido:
Las criaturas poseedoras de un juguete a cuerda se cansan muy pronto
del feliz movimiento que ésta les imprime. Por justos y bellos que
sean los pasos del juguete, no le satisfacen ya. Quieren nuevas pi
ruetas. nuevas cosas. Y para conseguirlas, fuerzan obstinadamente la
cuerda atrás, hasta romperla, lis lo que hemos hecho nosotros con el
cine [...] dar cuerda atrás.141
En el otro artículo que publica. «Jóvenes bellos».14'' Quiroga vuelve a
fustigar sobre las decisiones de las empresas cinematográficas, y atribuye a
la «bancarrota» uno de los motivos por los cuales se crea la industria del film
parlante.1'17 Su actitud frente al cambio de formato, ciertamente deja entrever
algunas paradojas inevitables. El escritor permanentemente se había quejado
del «disgusto, el desgano y la vaciedad que dejan la inmensa mayoría de las*1456
14,1«Espectros que hablan», en l,a Nación, 17/rn,T929.
145Ibklem. Por otra parte, no será el único escritor o intelectual latinoamericano que
rechace el cine sonoro. Vale la pena rescatar, por ejemplo, una entrevista realizada al escri
tor Manuel (iálvez a tiñes de 1930 en la que, interrogado por el periodista sobre su ocupada
agenda, finaliza diciendo, no sin algo de ironía: «[...] Mi vida desde hace muchos años está
por entero consagrada a esto |escribir| exclusivamente. Tenia una sola diversión el cine
matógrafo y ahora me la han arruinado con el sonoro. ¡Ya ve, no me queda ni eso!» (Saftta
y Romero. 1998: 126). Ni tampoco será el único que reflexionará ante la llegada del dispo
sitivo del sonido. Para ver otras miradas simultáneas a las de Quiroga (casos de José María
Podeslá, 1929; Prime¡seo leluiso, 1929; Rafael Suárez Solis. 1929; Eugenio Florit, 1932; y
Alfonso Reyes, 1932. entre otros), recomendamos el trabajo de Porgo (2005).
146En Mundo Argentino. N" 972.4/ix/1929.
117 Pero no parece acusar recibo de las consecuencias más inmediatas que esto trae
aparejado. Si por un lado. Hollywood buscaba nuevamente hacer pie en las aguas del mer
cado internacional; por otro, en el mercado nacional: «Las compañías productoras |...| de
la época [ante la falta de apoyo estatal] desaparecían tan fácilmente como surgían, al no
poder competir con la omnipresente industria norteamericana. Productoras como [...] Casa
Valle no sobrevivieron al advenimiento del cine sonoro y terminaron en la absoluta quiebra»
(Cuartcrolo, 2009: 71).
cintas»; del «fárrago anual de historietas sentimentales, arbitrarias y cursis»
que le tocaba ver. de la incapacidad del cine de subir las miras más allá de
la taquilla, del agotamiento de historias o argumentos, de la necesidad de
reducir o excluir las leyendas para favorecer aún más la expresión, de buscar
otros «ambientes» para desarrollar la vida de los personajes. En fin. una serie-
de reclamos constantes que a lo largo de una década el escritor consigna y
reitera de manera sostenida. Pero cuando el cine ensaya por fin una torsión
en procura de conquistar nuevas formas de expresión a través de la palabra
y sonido. Quiroga lo rechaza, pero no como remedio provisorio ante la cri
sis que atravesaba el cine (consciente más que nadie como industria), sino
como «solución artística».14* En vez de reformular sus viejos paradigmas,
o al menos incorporar a su capacidad analítica los nuevos postulados de un
cine que necesitaba mutar, el salteño no resiste el cimbronazo y se modera,
aferrándose a sus pensamientos iniciales.
Cabe apuntar que la necesidad de incorporar al cine como elemento
de enseñanza, tal como lo afirma el propio Quiroga en épocas diferentes. *“
así como lo referido a su uso para «la documentación aislada, para las
ciencias y aún para el registro fragmentario de alguna actividad artística
[...]» 15° — en definitiva. funciones que concuerdan con la visión del escritor
uruguayo sobre el rol didáctico del cine y su utilización como instrumento
«educativo» (Cuarterolo. 2009)— eran ideas que ya estaban presentes
antes de que las registrara el salteño.
F.n 1917, por ejemplo, se verifica en Buenos Aires la creación de
un proyecto cultural denominado Cinematógrafo educativo, a cargo de la
educadora argentina Antonieta Capurro de Renauld. El mismo se extendía
hasta Montevideo bajo la dirigencia, en esta capital, de Joaquín E. Riambau.
Un anónimo cronista, dando cuenta del emprendimiento, por entonces
comenta:
El cine educativo se inspira en el principio siguiente, t.a linterna de
proyección, por los innegables beneficios que reporta a los métodos
objetivos de la instrucción primaria, ha de sustituir al libro de texto,
que va a quedar rezagado a un simple medio de consulta, ya que las4*
l4SEn esle sentido, la acusación que les propinaba a los intelectuales en defensa del
cinc como arte y no solo como un entretenimiento vulgar de las masas, se le da vuelta, como
apunta Sonia Budassi: «Si [en 1922 y luego en 1927 Quiroga] ataca el esnobismo intelectual,
más tarde él mismo sufrirá de una intolerancia similar, y rechazará la aparición de las pri
meras películas sonoras» (2007: 2).
IJ'’ Primero en «El cine en la escuela. Sus apologistas», en «l.os estrenos cinemato
gráficos», Caras y Caretas. N" 1116.21 11/1920. más tarde en «El cine educativo. I’atagonia».
en Atlántida. N° 226. 3/vui 1922. y finalmente en «Cinematógrafo infantil», en El Monitor
de la Educación Común. 681, setiembre de 1929. Este último texto puede leerse integra
mente en el Anexo n al final del libro.
!5° «Espectros que hablan», publicado en La Nación. 17m 1929
lecciones sobre la pantalla son más fácilmente asimiladas por los
pequeños educandos, grabándoseles en la retina, razón por la cual es
más pronta la recordación.'51
Con respecto a su puesta en marcha en Uruguay, dice: «En la ciudad
de Montevideo tuvieron los espectáculos de esta índole un éxito completo,
interesándose favorablemente el gobierno, y el actual Ministro de Instrucción
Pública, doctor Mezzera, activa los trabajos relativos a la implementación de
un Cinematógrafo educativo, de acuerdo al proyecto formulado por el señor
Riambau».152
Mientras Quiroga agota sus últimos cartuchos indignado por «la elec
ción de jovencitos insignificantes para los dramas del film [...] [yj que se
falsee el sentido moral de la vida hasta hacerla naufragar»,154 en las páginas
151 «Cinematógrafo educativo para niños». Fray Mocho. N° 252. 23 n 191'. A pro
pósito de la salud y de las retinas ante la pantalla, un artículo publicado casi una década
después del texto citado parece echar por tierra las virtudes del dispositivo con relación a
las exhibiciones ame niños: «En Alemania recientemente han dado a conocer sus opiniones
respecto al cinematógrafo buena cantidad de hombres de ciencia. De estas opiniones sácase
la consecuencia de que los padres que cuidan de la salud moral y física de sus hijos deben
evitar en cuanto les sea posible la frecuentación de los niños a las salas donde se pasan films.
La vista de los niños sufre muchísimo más de lo que puede presumirse por el esfuerzo
que realizan para seguir el desarrollo de las cintas, aparte de los graves inconvenientes
que reportan las aglomeraciones de público en lugares cerrados, sin luz. con mala y poco
frecuente renovación de aire. "Los niños no deben concurrir al cinematógrafo”, parece ser
la máxima a que se ha llegado después de serios y bien medidos estudios al respecto» «Co
mentarios sobre el cine», en Carasy Caretas. N” 1541. 14/iv 1928. El destacado es nuestro.
I5?Además, según se informa. Riambau obtuvo la aprobación del Congreso Patrióti
co del Uruguay, al presentar un trabajo titulado: «La cinematografía como medio didáctico
y de prolilaxis». Ihidem. Para ampliar la información sobre el tema remitimos al lector al
apartado Tipología de películas. El cine educativo, en el artículo de Andrés González y.
principalmente, a la nota de Quiroga. «Cinematógrafo infantil», publicada en el Anexo II.
«Cinematográficas. Notas-informaciones» [Sin firma]. Fray Mocho. N" 797, 21
vm/1927.
1,4 «Jóvenes bellos». Mundo Argentino. N" 972.4/ix/1929.
de CyC la asimilación del fenómeno cinematográfico prosigue su camino,
mediante viejas y nuevas estrategias en el discurso. F.n primer lugar, se man
tienen aunque menos esporádicas las entrevistas de Mary Clay. que se
diluyen hacia fines de 1929, y algunos artículos ocasionales con firma, como
los casos de Francisco Grandmonlagne y Santiago Brcvin, sobre aspectos
más generales de la industria hollywoodcnsc.155
La publicidad ahora incita al lector a filmar sus propias
películas,156 y las estrellas de Hollywood «prestan» su imagen para
promocional- la Cqfiaxpiritia, a través de fotogramas de sus obras
más recientes.157 Ln segundo lugar, al conjunto de informaciones se
suma una sección fija denominada «Cinco minutos de intervalo», que
PARA EL H06AR
Tan perfecto como los mejores /ramios
Sin mi peso ni desplazamiento.
Sin las complicaciones de sn manejo.
Funciona con un simple toma-cw-.cn'.'.
Tiene la eficacia de un proyector srauie.
Con un repertorio extenso ie film.-'.
PRECIO: $ 125. - 7«
P ID A FO LL ET O f C A T ALOSO DE FILMS
MAX GLIÍCKSMANN
Foto 22
«La meca de los cineastas», Francisco Grandmontagne, Carasy Caretas. N" 1586.
23/11/1929; y «Carillos, Norma, Tom Mix. Mary, Douglas y Lon Chaney se eclipsarán» |So-
t>rc sus posibles retiros ame la llegada de las películas paríanles]. Santiago Brevin. Caras v
Caretas. N° 1623, 9/ix/l929.
16 «Filme sus propias películas {Kodak]» [Publicidad], Caras y Caretas, N" 1582.
26/i/1929; «Proyectores Zeiss y Kan. Especiales para escuelas c institutos de enseñanza de
toda Índole, como para uso en el hogar» | Publicidad]. Caras y Careras. N” 1601. 8/vi/!929;
«Motocámara fíaby |y| Supe, Babv» [Publicidad |, Caras y Caretas, N° 1603,22/vi/l929.
' «Cafiaspirina» [Publicidad que contiene escenas de la película Ben Hia], Caras
i Caretas. N” 1592. 6/iv/l929.
Foto 23
>
JsmcsMwrav J' f \ AS em ociones que säender.
tieilnr au.inte «I ofRjrm.no.
an eil« de horror, de angustia, iir cutera o <‘c ziepna, »uekii traer u.ia drva-
•adablc reacción caracterizada por dolor de ( d e n . malestar > J u .m iu .u
rrviMO. Nada tiay nu. adecuado so tales casos «jue una dosis de
rAFIA SPIR IN A,
ti maravilloso analgésico de faina universal que alivia el dolor en posos men co
tos. regulariza la circulación, restablece el equilibrio nervioso y,como natural coa
secuencia, levanta las fuerzas y proporciona una saludable sensación de bien star.
Nunca afecta el c o raio n ni lo s riñones.
!>*';■"■ Jt .j*-..'.; mufiai y wfr>; neHratriJi. Jajutsn; rtumun-S'. :*m'.3 a; r < 1
•frr mu , per «.-reí*» 1'. b«it. i-.inl't'. ti*¡iuiu .. .
Foto 24
Foto 22 a 24. Publicidades en Caras y Caretas: «H1 proyector cinematográfi
co para el hogar [Pathé-fíaby]» y «El cinema de la buena salud», 28 de julio
de 1923. «C c f aspirina» [Contiene escenas de la película María Rosa], 9 de
marzo de 1929; «Cafiaspirina» [Contiene escenas de la película fíen Hur]; 6
de abril de 1929.
se extiende al menos— hasta finales de 1931, fecha tope del trabajo de
campo realizado para esta investigación. Se trata de una sección sin firma,
acompañada por alguna fotografía y compuesta por grageas informativas,
casi cablegráficas, que se encargan de actualizar rápidamente informaciones
de Índole diversa (contratos de artistas, futuros estrenos, anécdotas mínimas,
curiosidades de la industria cinematográfica, chismes sobre las grandes
estrellas) con la intención de mantener «el cine al día».1' 1*
Por otra parte, desde febrero en adelante se introduce en las páginas
un cronista anónimo, cuya solidez conceptual y profundidad técnica merece
rían un estudio en detalle de su discurso, algo que no podremos realizar en
este trabajo. F.l asunto de sus notas aborda sin preámbulos la especificidad
del nuevo soporte «hablado». Su punto de vista parecería haber incorporado
rápidamente y sin traumas la terminología aplicada para describir el funcio
namiento del dispositivo y de los efectos de recepción. Separa el film sonoro
del film parlante (como Quiroga). pero su postura es más abierta frente a
estas dos caras de una misma moneda. Si por un lado, dice, «dar la palabra a
los actores [...] no constituiría actualmente, según parece, desde el punto de
vista artístico, sino una de las aplicaciones menos interesantes del registro»,
por otro .« [...] Registrar y reproducir de tal manera la música, los cantos, los
ruidos diferentes de la vida (...) es un problema que parece resuelto (...) Esta
realización aumentará ciertamente el interés estético del arte cinematográfi
co » .''1’ Pero el cronista va más allá y también analiza las ventajas logísticas
que ofrecen estos adelantos técnicos:
La película sonora permitirá reproducir ( ...) todos los ruidos que con
curren a crear «el ambiente» de ia acción y suprimirá la urgencia de
utilizar ( ...) maquinistas especializados y materiales de accesorios
costosos y m olestos. Un aparato de film sonoro reemplazará las or
questas de muchos ejecutantes y hasta cantores solistas que solamente
pueden contratar los grandes teatros ( ...) en tanto que las salas m odes
tas se limitan a algunos m úsicos más o menos buenos.'“
1U «El cinc al día: es decir, la satisfacción de esa curiosidad que asalta al espectador
cada vez que la sala se ilumina». «Cinco minutos de intervalo», en Caras y Caretas. N° 1592.
6/iv/1929. Este afán actualizador genera formatos de excepción, como el caso del «Pequeño
diccionario cinematográfico», donde —en tono humorístico- - se confecciona un listado con
la terminología cinematográfica y sus respectivas definiciones, por ejemplo: «Critica: Opi
nión oficial destinada a provocar una apreciación inversa entre los espectadores [.. ] Ruido:
La partitura de un film sonoro». Caras y Caretas, N° 1643. 29/m 1930.
1,8 «El cinematógrafo sonoro». Caras y Caretas. N° I5K4. 9/u.1929.
160 Ibidem Para un acercamiento a las funciones del sonido en el cine durante el
periodo mudo véase Iglesias (2004».
y cita al director y productor Frederick Liedtke, más conocido como Frcd
Niblo), a las precauciones que deben tomarse ante la calidad inflamable de
la película, a la importancia de la parte lírica (es decir, a la composición mu
sical que exige la película sonora) y su rol en la construcción narrativa; y al
perfeccionamiento fotográfico que hace posible observar al cinematógrafo
en colores, entre otros asuntos.161162Dada la similitud en cuanto al tratamiento
temático, al desarrollo discursivo, el tono y la terminología utilizada por este
cronista, conjeturamos que se trata de una misma persona la que escribe esta
seguidilla de textos, aunque todos carezcan de firma.
161 til detalle de los artículos que pudimos encontrar a cargo del anónimo autor es
* el siguiente: «La electricidad, los discos y el cinematógrafo», «¡Cómo se desperdician las
películas!», Caras y Cardas, N” 15X6, 23/n/1929; «Sobre las películas sonoras». Caras y
Cardas. N” 1612, 24/vm/l 929; «Cinematógrafo en colores». Caras y Cardas. N” 1624, 16/
ix/1929; «La cinta cinematográfica inflamable», Caras y Caretas, N" 1640. 8/m/|930; «El
personaje esencial de la película sonora». Caras y Caretas, N° 1642, 22/ni/l930 y «La cine
matografía sonora y su técnica». Caras y Caretas, N° 1650, 17/v/1930.
162 «Escuela normal de cinematógrafo», en La Nación, 2/vm/1931. El texto de Qui
roga, como se aprecia, fue publicado en agosto de 1931. Tres meses antes, pero en CyC,
apareció un texto firmado por el cronista E.M.S. Dañero donde también se hace alusión a
una «academia», aunque no es la misma: «Aquel día se ventilaba un proceso sensacional.
Se trataba de un suizo-alemán que, en los momentos de auge del film parlante, instaló lina
academia de lenguas vivas por el procedimiento fonético. Ciento cincuenta “talkies” queda
ron, por su culpa, inutilizados y para su traducción e interpretación se solicitó el concurso
de la Academia Esperantista de Bruselas. Pero, fue inútil: nadie llegó — ni llegará— a saber
lo que dijeron aquellos actores discípulos de la escuela fonética instalada por el poligloto
helvético». «El viajero imaginario. Hollywood», en Caras y Caretas, N” 1704, 30/v/l931.
Se mofa Quiroga anle la procesión de este cadáver ilustre en el cual se
convirtió el cine mudo. El es parte de la comitiva que acompaña sus restos.
La frustrada academia normal del director ruso Mr. Nikitin que preveía
incluir en su magisterio materias como «Psicología de la expresión» (asig
natura que daría Quiroga), «Aptitud genética del gesto», adjudicada a Arturo
Mom, y «Justificación del rol», asignada a Samuel Glusbcrg. entre otras—,
configura simbólicamente su propio fracaso, uno más de los tantos que su
fascinación por el fenómeno le hizo pagar. Pero se despide con sorna, recor
dando su propio camino:
Cuando en 1917 prestaba yo fe suficiente en la trascendencia y vitali
dad del arte cinematográfico para dedicarle las primeras crónicas que
sobre él se hayan escrito en el país,'*5 estaba lejos entonces de creer
que catorce años más tarde debía volver a tomar la pluma para escribir
un responso sobre su tumba.IM
A fines de 1931 Quiroga preparaba ya su regreso a Misiones. El crí
tico Pablo Rocca baraja este viaje como hipótesis, entre otras, para explicar
su retiro, no solo de la capital, sino también de las salas como espectador,
de las páginas como cronista de cine y, eventualm ente, de la escritura de
cuentos.161*4165 En efecto, en 1932 el maestro de la selva se instala nuevamente
en su hábitat natural, cerca de la tierra y lejos de las preocupaciones urba
nas y del bullicio comercial y cultural do los lalkies, que habían llegado
para quedarse. Su alejam iento vital de algún modo configura el fade out
final y, fiel a esa determinación progresiva. Quiroga «termina por confirmar
su vieja poética o, si se quiere, concluye por afirmar que esa poética
necesitaba, ante el fenómeno del cine, una estrategia diferente amenazada
por el estatuto del nuevo arte» (Rocca. 2007: 207). Estrategia que no fue
capaz, de reform ular o construir.
161 Esta afirmación, en virtud de las pruebas que se lian podido encontrar (algunas
de las cuales proporciona esta investigación), es inexacta. Remitimos al lector a repasar los
Anexos documentales dedicados a las revistas Caras y Carelas y Fray Mocho, al final de
este libro. Si nos guiáramos solamente por las palabras de Quiroga caeríamos en un engaño,
como acaso ha caído parte de la crítica al sostener ciertas facetas de su pioncrismo con re
lación a su interés y práctica del comentario cinematográfico, sin ofrecer mayores pruebas
que la lectura o el análisis de sus notas, y sin tomar en cuenta el contexto y los insumos que
rodeaban al escritor.
164«Escuela normal de cinematógrafo», en 1.a Nación, 2A itt/1931.
Poco después, el salteño visualizará esta vuelta a Misiones con algo de perspecti
va en «El regreso a la selva», publicado en 1.a Nación. 4/xii/I932.
Advertencia sobre los anexos
A.G.
G.F.
166Para una lectura ágil de los Anexos se han purificado de algunas evidentes erratas
advertidas y se adecúa la ortografía de acuerdo con las normas académicas que rigen. F.n
las ocasiones que ha sido necesario, se encontrarán entre paréntesis rectos algunas palabras
que parecen omitidas y que, probablemente, se le escaparon a los autores o bien a los propios
editores de los periódicos y revistas en las pruebas de imprenta. Asimismo, cuando aparece
una expresión o errata cuyo ajuste implicaría una corrección más profunda, optamos por
utilizar (sie) o bien hacer una llamada al pie de página para ofrecer el dato correcto. I£1 mis
mo criterio se utilizó para las citas textuales en los dos artículos que integran este trabajo.
Artículos de llo ra d o Quiroga sobre cine167
l!0 El autor cita aquí un breve fragmento de una carta que Quiroga le escribiera desde
Buenos Aires el 23 de mayo de 1918. La misma puede leerse completamente en Horacio
Quiroga. Obras. Tomo v: Diario y Correspondencia. Buenos Aires. Losada. 2007: 456.
Coed. Jorge Lafforgue y Pablo Rocca.
apaga ningún tono imprescindible. La soledad, la solemnidad de lo que lo
rodea, la exacta comprensión del propio esfuerzo en lucha con la hostilidad
salvaje del medio, han bronceado su piel y su espíritu, han dado salud a sus
nervios y a sus músculos. No es, por eso, otro. Sus cualidades de escritor
son las mismas en el primero como en el último libro. Pero ya no parece
amar los viejos y amables divanes, ni los laberínticos procesos mentales,
ni las explosiones de la locura. De la curiosa mirada a lo que lo rodea llena
sus arcas de vida palpitante. Un inglés flemático y prolongado y unos cuan
tos peones silenciosos y fatalistas. Con esos elementos no puede permitirse
el placer de largas disecciones psicológicas ni el estudio de exóticas mor
bosidades. Lo raro está en que el hombre que en las anteriores narraciones
de Quiroga es el centro de la acción, en estos nuevos cuentos no parece
ser más que un personaje secundario. La mayor parte de las veces va y
viene como a través de una niebla sin que se alcancen a oír bien claramente
sus pasos. El gran personaje que está siempre presente es, en cambio, la
Naturaleza: el sol. los árboles, los animales — que adquieren un poderoso
relieve— , el río. la llanura. Asi en Cuentos de amor de locura y de muerte,
en Cuentos de la selva, en Anaconda.
Y ahora, para terminar, quiero referirme a otro aspecto de la obra
de Quiroga digno de toda loa. Desde hace un tiempo ha inaugurado en
Atlántida una sección de critica cinematográfica.1' Era necesaria una voz
como la suya, autorizada y serena, para orientar a la opinión respecto a
la importancia de un arte nuevo que se ha incrustado definitivamente en
la vida moderna. El arte cinematográfico tiene cualidades que en esencia
lo diferencian del teatral como lo hemos concebido hasta ahora, y en vez
de rivalizar con él y de oponérsele, lo completa y le da elementos para
su rejuvenecimiento. La hostilidad de los intelectuales se justifica por la
creencia de que el cinematógrafo viene a disputar al teatro el papel que ha
desempeñado hasta el momento, y de que ellos nada tienen que hacer en el
* nuevo arte. El error está ahí. doble error cuyas consecuencias recaen a la
vez sobre los autores y sobre los mismos "films". Hasta ahora la mayor par
te de las obras de cine han sido francamente abominables porque ha habido
que improvisar todo, desde los autores que faltaban— , hasta los actores,
pues los actores de teatro fracasaron la mayoría de las veces al trabajar para
el arte nuevo. Pero ya comienza el cine a contar con grandes intérpretes
como con muy estimables autores y a colocarse por lo tanto a parecida
altura que el arte teatral, sin anularlo por eso. desde que son dos cosas dis
tintas que responden a causas y solicitaciones diferentes. La inmensa boga
ri l a sección se denominó «El Cine» > aparece por primera vez en el número 213.
correspondiente al 4 de mayo de 1Ú22. El lindo de la nota firmada por Horacio Quiroga es
«Punió de vista». Para más información sobre este punto véase el apartado Rcpa.sicionando
ni cine la defensa de una mirada, en el artículo de Andrés González.
de los espectáculos cinematográficos, los más netamente democráticos de
nuestra época, añadida a los motivos que dejamos apuntados, reclaman la
acción contralorcadora (sic) de la crítica, de una crítica especial libertada
de los prejuicios de la literatura teatral. Debemos convenir que una misión
tan importante pocas veces podrá estar desempeñada por una persona que
ofrezca mayores garantías que Horacio Quiroga, que es uno de los más
sólidos y respetados valores literarios del Río de la Plata. Nadie como él
ha expresado hasta ahora entre nosotros la importancia del cine en las so
ciedades modernas, sus virtudes, sus imperfecciones, su valor educativo y
estético; nadie ha dicho con mayor verdad y brillantez lo que el nuevo arte
es y lo que debe ser. Tal labor por sus valores múltiples concuerda armo
niosamente con la realizada anteriormente por el escritor que aquí, como
en todas partes, aborde cualquier tema, sigue siendo siempre un gran señor
de las letras.
I no |
¿“ En "ITLANTIEA” ; Buen-» A i r e s , 23 de r . i r l t r . b r ' de 1 4 2 2 . Año V , A° 2 ¿ 2 ._ J
p ro s a y T e r s o , t i t u l a d o "Loa a r r e c i f e s de c o r a l * , y a p a r e c id o e n f c r t e v l d e o e n
da p a ra n g o n a rs e co n é l e n e n s a r t a r e n f in o s h i l o s de p i s t a g « s a s d e slu m b ra d o ra s
y en h u n d ir s e t r a n q u i l o c en o p i l o t o e x p e r to e n l o s b ru s o s - a n a r e s de U p a l é e l o -
g i a . Una v id a a e l t a o a y d o l o m í a , ln p u ls s d a p o r una I n p a c ie - ic ia J u v en il de a g o t a r
to d a s l a s á n f o r a s , de l e v a n t a r lo a v e lo s de t o d a l o e ¡ m r a í s o s , y que «r. g r a n
t r e c h o j a r e c l ó d e s l i z a r s e b a j o l a obacu.-a p r e s ió n de u n im p la c a b le fa t a lis m o , e n
r i q u e c í é s u c a u d a l d e a - a r g u r a y da e x p e r ie n c ia y c u a j ó « n l l o r e s r a r a s y opu
le n ta » d e c á l i d o y s e n s u a l a ro m a . b e sd e e l P a r í s r e f i n a d o de i o s s im b o lis t a s ,
a D e l'h n c a s , a d n r a r ln r de ln > p l a c e r e s d e l a q u i n t a e s e n c i a , d e l o a r e f l n a s u n t o a
b i z a n t i n o s , de l o s p a i s a j e s e x ó t i c o s , de l a s l u j u r i a s e x q u i s i t a s y a g o ta d o r a s ,
e l d e s t i n o l o l l e v ó a l a s m i s t e r i o s a s s o le d a d e s de l a s M a l o n e s , ¡ r e n t e a f r e n
t e a l a n a t u r a l e z a v ir g e n y h o eca y b a jo e l g ra n c i e l o a r d i e n t e y r o n ? to c o , t l a -
ro e s t á que e l a m b ie n te i n f l u y ó d e un co d o v i s i b l e en s u o t r a , p e ro s u p e rs o n a
p rim e r l i b r o co n o e n l a s ó l t l n a s n a r r a c io n e s que va n t r o t a d o de s u p i r r a . 3u
h o r r o r p o r l o v u l g a r y e s t r e p i t o s o , p o r l o d e r a s la d o c o r ú n y s a b i d o , s u te n d e n
c ia a r i s t o c r á t i c a h a c ia lo e x tr a o r d in a r io , lo s o n a r lo , lo d e s o rie n ta d « " , lo
s i a d o , - s o b r e to d o e n s u s p rim e ro s l i b r o s , c i e r t o p a r e n te s c o c o r . P e e . b a u d e l a lr c ,
L o r r a l n y H u y s s ra n s . P e r te n e c e a un g ru p o de te m p e ra m en to s l i t e r a r i o s en e l que
s e a c u s a a l a v e z un a n s i a b r i l l a r t e p o r e n n o b le c e r e l a r t e de e s c r i b i r - d - b le
r e a c c ió n c o n t r a i o s f á c i l e s e n tu s ia s m e s ro m á n tic o s y c o n tr a l a a r t i f i c i o s * s e
r e n id a d p a r n a s i a n a - y una c u r i o s i d a d que l l e g a h s o ta l o e n i e r o i s o p o r p e n e t r a r
e n l o s e s ta d o s m ó rb id o s de l a p s i c o l o g í a , p r o d u c tre de s i l e n c i o s o s c a ta c lis m o s
172 Publicado originalmente en /;/ Hogar. Buenos Aires. N° 490. Año XVI, 21 11/1919.
La primera vez que tomamos contacto con la existencia de este texto fue gracias al trabajo
de Walter Reía en: Horacio Quiroga. Repertorio bibliográfico anotado 1897-19"I (1972).
En aquella oportunidad no podíamos saber si se trataba efectivamente de un artículo sobre
cine, ya que la leyenda venia acompañada solo con el detalle de «crónica». Asimismo, el
crítico consignaba erróneamente el texto en la revista Plus Ultra. Buenos Aires, N“ 33, ene
ro 1919; datos que en realidad pertenecen a la publicación de otra crónica de Quiroga: «La
sonrisa», que no trata sobre cine. Tiempo después, en un lejano pero fundamental artículo
de Entina Speratti Piñcro publicado en 1955: «Hacia la cronología de Horacio Quiroga». y
que es bastante anterior a la primera edición del repertorio de Reía (1969), constatamos que
en la revisión de la autora el artículo se presentaba como «Crónica acerca de la escasa [...]
estatura física de las estrellas cinematográficas».
Speratti también daba una fecha de publicación (en definitiva la correcta) que di
fería con la brindada por el estudioso uruguayo. Consultamos a la Biblioteca Nacional de
Argentina y, afortunadamente, conservaban el número de El Hogar que nos señaló con gran
puntería Speratti, y el artículo se encontraba allí. Gracias a las pistas y al trabajo denodado
de estos críticos, pudimos rescatar hoy el artículo para acoplarlo por primera vez al Corpus
existente de las notas que Horacio Quiroga escribió sobre el tema. El hallazgo también ali
menta la idea de que probablemente existan más notas del salle-ño por rescatar de las páginas
de esta u otras revistas de la época. Por último, sin la ayuda cordial y desinteresada de fran
cisco Fernández, que en Buenos Aires tomó por nosotros las fotografías gracias a las cuales
transcribimos el articulo, el último eslabón de esta cadena de esfuerzos hubiese quedado
trunco. A todos, gracias.
a aceptarlas, es a trueque de muecas psicológicas que ponen una vez más de
relieve, conjuntamente con la condición superior de su alma, la insignifican
cia del hombre ambiente.
Se comprende muy bien que tal personaje domine al público que lo
ha creado, con sus gestos de Sarah. sus actitudes rebuscadas y su desdeñosa
conmiseración por el tropel de hombres a sus pies.
Es, sin disputa y sin reservas, un producto de la decadencia de la es
pecie.
Por dicha, el concepto norteamericano del film es otro.
Allí, como en todas partes donde la verdad está en proporción de la
riqueza de la sangre, las altas tensiones del espíritu hallan en el organismo
de hierro del hombre su vaso normal. La «femme superieure» nada tiene allá
qué hacer, si no es descender de su pedestal teatral y convertirse de nuevo en
mujer del hombre.
En ningún país seguramente ha llegado la mujer a una más completa
comprensión de su fuerza, que le da la libertad necesaria para mirar tranqui
lamente en los ojos a un hombre, después de una declaración recibida, y de
un «no» contestado. Kipling lo anota. Pero tampoco en comarca alguna el
hombre ha puesto más vigorosamente enjuego la energía de sus nervios, de
su voluntad y de su responsabilidad moral, ante él mismo.
La conjunción de los sexos, pues, no ha sufrido en sus elementos. Los
mutuos cargos de la vida pesan sobre las espaldas enlazadas por la lucha; y
si el uno domina con su estatura y su arranque, la otra sostiene esa tensión
con su amor, muy feliz, a pesar de todo, de que su cabeza pueda recostarse
en el hombro de su marido. La postura es clásica, y vale la pena hacerla notar
un poco.
Es resorte casi infalible de las grandes cintas americanas la conquista
del hombre muy duro de carácter por la ternura de una mujer —una jo \ encita
casi siempre. Cómo esa fuerza sin freno — agiotista, pionner, salvaje— cae
sollozando ante las rodillas de la chica, es la trama de dichos films. El final
reproduce constantemente la situación de mutuo apoyo y fuerzas distribui
das: él, el hombre, sacrificando su violencia ejecutiva a la suave presión de
una constante ternura reanimadora: ella, rindiendo su estéril orgullo ante la
más fecunda energía del varón, que lleva así con ella su jardín a la áspera
lucha del desierto.
El desierto en cuestión es el Atizona o el mismo Nueva York, donde
quiera que la falta de priv ilegios imponga al hombre, para no sucumbir, un
violento ejercicio de su personalidad. Y si la llama demasiado ardiente y de
masiado alocada de su activ idad encuentra en un constante beso la frescura
y la norma que oriente su vida, la fusión antes dicha quedará sellada con ese
mismo beso inicial que cierra el film.
Tal es el cuadro, constantemente reproducido: la ruda y alta estatura
I I« |
del varón, doblado sobre la frágil mujercita; él, forzado a doblar la cabeza
para alcanzar sus labios; ella, alzando la suya, con los ojos cerrados, ante el
león domado.
Nada más hernioso, queremos creer, y que da razón al señor Griffith,
cuando pretende que en una escena de conjunción, la diferencia de estaturas
es un completo símbolo. Por otro lado, todos sabemos que el abrazo a una
mujercita que debe alzar la cabeza para miramos, nos toma profundamente
tiernos; surge sin duda del remoto fondo de los siglos, el sentimiento de pro
tección al ser más débil. Resorte también éste de las cintas norteamericanas,
y que la preocupación del señor Griffith no hace más que acentuar.
Horacio Quiroga
Colaboración especial
«Esto matará a aquello» — se dijo del libro respecto de la cátedra.
Parafraseando el aforismo, puede decirse que con igual relatividad e idéntica
eficacia, la pantalla matará al texto escolar.
No se trata, bien se ve. de reducir la enseñanza a la exhibición cine
matográfica de elementos objetivos. Ya tuvimos los carteles murales, cuyo
destino no fue siempre bien comprendido, según lo demuestra el pequeño
siguiente caso: En cierta escuela rural, sita en plena zona triguera, la joven
maestra se afanaba en hacer ver a sus alumnos, dentro de un tubito de vidrio
concienzudamente tapado, dos o tres granos de trigo, allí donde el país entero
era un vasto campo de sementeras y enseñanza agrícola.14
1,5 Publicado originalmente en F.l Monitor de la Educación Común. Buenos Aires.
Consejo Nacional de Educación. N° 6X1. setiembre de 1929: IXX-189. Apenas un fragmento
de este texto fue citado mucho después en Cine. Escuda y Discurso pedagógico arta ¡ila
ciones. inclusiones y objeciones en el siglo n en Argentina (Serra. 2011: 139). Fue a partir
de dicha cita que dimos con la existencia de este articulo quiroguiano. Luego comprobamos
que, si bien el texto completo se encuentra digitalizado y a disposición de los lectores en
la colección digital de la Biblioteca Nacional de Maestros (Argentina): http repositorio,
educación.gov.ar/dspacehandle 1234567X9 10X673. esta es la primera vez que. hasta donde
sabemos, se recoge en libro. Tal como sucede con el articulo anterior, logramos acoplarlo al
Corpus de notas que Quiroga escribió sobre cine, y que han sido ubicadas hasta el momento.
1,4 Hemos verificado que en Quiroga la utilización de la maestra rural como ejem
plo argumentativo para atribuir al cine superioridad didáctica frente a los libros de textos,
u otros mecanismos de comprensión, se remonta a un artículo de 1922, donde expresaba:
« |...] el chico no debe aprender leyendo. Conocemos una maestra de escuela rural situada en
pleno monte, que enseñaba elementos de botánica a sus alumnos, mostrándoles con muchas
precauciones para que no le ensuciaran, las figuritas de un rico texto escolar... Cuando en
vez de entontecer con libros a los alumnos, las escuelas enseñen con el material vivo del cine,
habremos aprendido por fin, sin mayor pedagogía, que un chico de ojos bien abiertos tiene
otra puerta de entrada para aprender, que un frío libro, unos ojos miopes y una dispepsia».
«El cine educativo. Patagonia». Atlóntida. N° 226, 3/vm/1922.
Incluso bastante antes, en 1920, Quiroga ya reclamaba la difusión de cintas de rigor
científico en las aulas para un mejor aprendizaje de los más chicos: «[...] al no difundir en
escuelas y colegios el filme científico en todos sus ramos, y de inmediato [...] damos un paso
atrás, porque no hay libro de texto que valga, para el millón de cosas que es necesario ver
para comprender». «El cine en la escuela. Sus apologistas», en «Los estrenos cinematográ
ficos», Caras y Caretas. N° 1116. 21/11/1920.
De modo que el artículo que presentamos, publicado nueve años después, no hace
sino reafirmar sus ideas iniciales. Esta voluntad conclusiva predominará, como dijimos, en
su última etapa de comentario fílmico (1927-1931). Por otra parte, la postura que — de cierto
modo apocalíptico— avizoraba y fomentaba la sustitución del libro frente al registro fílmico
No. La pantalla sirve para adquirir por medio de ella todos aquellos
conocimientos sensibles casi exclusivamente al ojo. La geografía toda en
tera puede enseñarse con la pantalla, y esto con una poesía que en vano se
busca en los áridos textos del ramo. Las lecciones de cosas — los fenómenos
científicos, las industrias y sus aplicaciones— no piden sino la pantalla para
tomarse en elementos vivos de asimilación.
No hay criatura de diez años que no posea una idea bien definida de
la geografía de Estados Unidos, de su orografía, sus cañones, sus ríos, sus
desiertos, lagos, bosques y llanuras heladas; y podría precisar, sin temor
de yerro, qué especies vegetales se alzan en sus desiertos de arenas, y qué
carácter poseen los bosques de las zonas frías. Sabe cómo se fragua el hierro,
conoce al dedillo la explotación de los yacimientos de oro, y tampoco ignora
dónde y cómo se efectúan las grandes pesquerías de salmón.
Nuestro chico argentino no aprendió todo esto en los textos, sino en el
libro abierto del cine. La vida desarrollándose al vivo sobre una naturaleza
también vibrante de interés, es lo que la pantalla ofrece sin parangón al esco
lar de todas las edades.
Los nuestros conocen bastante mejor la geografía e industrias nor
teamericanas que las nuestras. Démosles films nuestros, de la tierra, y hagá
moslos si no los tenemos. No es indispensable que sean teatrales: la natu
raleza y el trabajo del hombre, tal cuales, poseen dramaticidad sobrada para
despertar toda la atención del niño.
I >16 |
Anexo documental III
Caras y Caretas.115 Buenos Aires 1911-1931. Artíeulos e informaciones
relacionadas con el cine
1911
I H8 I
44. «F.n el Teatro Argentino. Los grandes dramas en el cinematógrafo»;
«Cinematografía», N° 684. noviembre 11.
45. «Cinematografía». N° 685. noviembre 18.
46. «Cinematografía». N° 686. noviembre 25.
47. «Cinematografía». N° 687. diciembre 2.
48. «Cinematogralia». N° 688. diciembre 9.
49. «Cinematogralia». N° 689. diciembre 16.
50. «Edison. Fonógrafos y cinematógrafos» [Publicidad]. N° 691, diciem
bre 30.
1912
1913
1914
82. «El hogar del film en Buenos Aires», León de Aldecoa, N° 796, enero
3.
83. «Cinematografía. Nacimiento, vida, pasión y muerte de Jesús, una de
las mejores películas de la cinematografía Pathé». N° 806, marzo 14.
84. «El cinematógrafo Kok para familias» [ Publicidad], N° 807, marzo 21.
85. «En el cinematógrafo Select», N" XOX. marzo 28.
86. «Cinematografía», León de Aldecoa, N" X09. abril 4.
87. «Espartaco. Teatro San Martín. El día 13 de abril se estrenará la gran
diosa cinta» [Publicidad del filme]; «Saque Ud. vistas cinematográfi
cas de sus fiestas familiares» [Publicidad del cinematógrafo Kok], N°
810, abril II.
88. «Espartaco. Una maravilla cinematográfica»; «Antiguam ente...»
(Publicidad del cinematógrafo Kok], N° XI 1, abril 18.
89. «Cinematógrafos Pathé Frères. Para salones y casas de familia» [Pu
blicidad], N° 813, mayo 2.
90. «F.1 arle en el cinematógrafo. Nerón y Agñpina», N° 820, junio 20.
91. «Una obra instructiva. Los sobrinos del capitán Grant», N° 8 2 1.junio
27.
92. «El cinematógrafo Edison» [Publicidad de aparatos cinematográficos],
N" 822, julio 4.
93. «Las bellas creaciones cinematográficas. La hija del príncipe», N°
827, agosto 8.
94. «Lyda Borclli: LeJenime nue»\ N" 829, agosto 22.
95. «Cinematografía: ( 'ahiriade D' Annunzio», León deAldecoa; «Splcn-
did Thcalrc, Un cinematógrafo grandioso», N° 830, agosto 29.
96. «Novedad artística. Herencia de odio», N" 831, setiembre 5.
97. «Nuevo drama cinematográfico: La Vendetta», N° 833, setiembre 19.
98. «Cinematografía: Los estrenos notables de esta semana», León de
Aldeeoa. N” 834, setiembre 26.
99. «Cinematografía, listreno del drama histórico La reina Margarita, por
Alejandro I)umas», León deA ldecoa, Nl>835, octubre 3.
100. «Cinematografía. Max Linder vive. Max y su suegra», León de
Aldeeoa, N" 836, octubre 10.
101. «Cinematografía. Un verdadero acontecimiento artístico», León de
Aldeeoa, N” 837, octubre 17.
1915
1916
1917
1918
1919
1920
1922
1923
321. «Teatro del silencio», Narciso Robledal; «De Vry. Cinematógrafo por
tátil. En la ciudad y la estancia, manejado por usted mismo» [Publici
dad], N" 1266, enero 6.
322. «Teatro del silencio», Narciso Robledal; «El cinema de la buena
salud» [Publicidad sobre polvo dentífrico], N° 1267, enero 13.
323. «Las estrellas del cine»; «Teatro del silencio», Narciso Robledal. N°
1268, enero 20.
324. «Teatro del silencio», Narciso Robledal; «El ídolo femenino de la
pantalla ha muerto. [Wallace Reid]»; «El cinema de la buena salud»
[Publicidad sobre polvo dentífrico], N° 1269, enero 27.
325. «Teatro del silencio», Narciso Robledal, N° 1270, febrero 3.
326. «Las estrellas del cine»; «Teatro del silencio», Narciso Robledal;
«El cinematógrafo en su propia casa. De Vry» [Publicidad], N° 1271,
febrero 10.
327. «Las estrellas del cinc»; «Teatro del silencio», Narciso Robledal. N”
1272, febrero 17.
328. «Teatro del silencio», Narciso Robledal; «Las estrellas del cine»; «El
cinema de la buena salud» [Publicidad sobre polvo dentífrico], N°
1273, febrero 24.
329. «Las estrellas del cine»; «Teatro del silencio», Narciso Robledal. N°
1274, marzo 3.
330. «Teatro del silencio», Narciso Robledal; «El cinema de la buena
salud» [Publicidad sobre polvo dentífrico], N° 1275, marzo 10.
331. «Teatro del silencio», Narciso Robledal; «Las estrellas del cine»; «El
cinematógrafo en su propia casa. De Vry. En la ciudad y la estancia,
manejado por usted mismo» [Publicidad], N° 1276. marzo 17.
332. «Teatro del silencio», Narciso Robledal; «El cinema de la buena
salud» [Publicidad sobre polvo dentífrico], N° 1277, marzo 24.
333. «Teatro del silencio», Narciso Robledal, Nu 1278, m ar/o 31.
334. «Teatro del silencio», Narciso Robledal, N° 1279, abril 7.
335. «Teatro del silencio», Narciso Robledal. N° 1280, abril 14.
336. «Teatro del silencio», Narciso Robledal; «El cinema de la buena
salud» [Publicidad sobre polvo dentífrico], N° 1281. abril 21.
337. «Teatro del silencio». Narciso Robledal. N° 1283. mayo 5.
338. «Teatro del silencio». Narciso Robledal. N" 1284. mayo 12.
339. «Teatro del silencio». Narciso Robledal. N° 1285. mayo 19.
340. «Las estrellas del cine»; «El cinema de la buena salud» [Publicidad
sobre polvo dentífrico]. N° 1287. junio 2.
341. «Teatro del silencio». Narciso Robledal. N° 1288, junio 9.
342. «Teatro del silencio». Narciso Robledal. N” 1290. jumo 23.
343. «Teatro del silencio», Narciso Robledal; «El cinema de la buena
salud» [Publicidad sobre polvo dentífrico], N° 1291, junio 30.
344. «Teatro del silencio». Narciso Robledal. N° 1292. julio 7.
345. «Teatro del silencio». Narciso Robledal; «Palhé-Baby. El cine en el
hogar y manejado hasta por un niño» [Publicidad], Nu 1293, julio 14.
346. «Teatro del silencio», Narciso Robledal; «Pailié-Baby. El cine en
el hogar y m anejado hasta por un niño» [Publicidad], N° 1294.
julio 2 1.
347. «Teatro del silencio». Narciso Robledal; «F.1 proyector cinematográfico
para el hogar [Palhé-Baby]» [Publicidad]; «El cinema de la buena sa
lud» [Publicidad sobre polvo dentífrico]. N° 1295. julio 28.
348. «Palhé-Baby» [Publicidad], N° 1296. agosto 4.
349. «llaga Ud. felices a sus niños comprándoles un Palhé-Babv. Los
divierte y los ilustra. Es el cine en su casa» [Publicidad], N° 1297,
agosto 11.
350. «¡Más que el pan de cada día, su hogar necesita la alegría de cada
noche! Palhé-Baby es la dicha en el hogar» [Publicidad]. N” 1298,
agosto 18.
351. «El cine en casa [Palhé-Baby]» [Publicidad], N° 1299. agosto 25.
352. «El Palhé-Baby es la alegría en el hogar y en la excursión», N° 1302,
setiembre 15.
353. «El cinema de la buena salud» [Publicidad sobre polvo dentífrico], N°
1303, setiembre 22.
354. «El Palhé-Baby es un cinematógrafo en la mano» [Publicidad], N°
1304, setiembre 29.
355. «El cinema de la buena salud» [Publicidad sobre polvo dentífrico], N°
1307. octubre 20.
356. «F.1 cine en casa. Toda la alegría, la cultura, el placer del cinematógrafo
en las santas veladas del hogar lo proporciona el Palhé-Baby»
[Publicidad], N° 1311, noviembre 17.
357. «Pathé-Baby. Es el proyector cinematográfico ideal para el hogar en la
ciudad, en el campo y en la playa» [Publicidad], N° 1312, noviembre 24.
358. «El regalo de fin de año y el premio de fin de curso es un Pathé-Baby»,
N" 1315, diciembre 15.
359. «No haga su regalo sin ver antes un Pathé-Baby» [Publicidad], N'“
1316, diciembre 22.
360. «Pathé-Baby es el cinc en casa. Es el solaz en el hogar» [Publicidad],
N° 1317, diciembre 29.
1924
1925
1926
1928
1929
1930
1931
1912
1913
1914
1915
1916
44. «Un tema para una cinta cinematográfica nacional. Gran concurso»
[Publicidad]; «Garlitos quiere sanar del estómago y el gordito le dice:
Goma con aceite T-Tortosa» [Publicidad con caricatura de Chaplin],
N° 19.3, enero 7.
45. «Un tema para una cinta cinematográfica nacional. Gran concurso»
[Publicidad], N" 194, enero 14,
46. «Un tema para una cinta cinematográfica nacional. Gran concurso»
[Publicidad], N” 195, enero 21.
47. «Un tema para una cinta cinematográfica nacional. Gran concurso»
[Publicidad], Nu 196, enero 28.
48. « I1'' Concurso cinematográfico nacional Fray Mocho. Clausurado el
31 de enero último. Se ha empezado la lectura de las obras presen
tadas. Jurado: Doctor Martiniano Legui/amón. Dr. Arturo Giménez
Pastor. Sr. Alberto GcrchunolT, Sr. Alfredo Duhau, Sr. Miguel Pasel»
[Publicidad]; «Garlitos manda, que solo se come con el lamoso Aceite
Buitoni» [Publicidad con caricatura de Chaplin], N° 197, febrero 4.
49. « I” Concurso cinematográfico nacional Fray Mocho. Clausurado el
31 de enero último. Se ha empezado la lectura de las obras presen
tadas. Jurado: Doctor Martiniano Leguizamón. Dr. Arturo Giménez
Pastor, Sr. Alberto Gerchunofif. Sr. Alfredo Duhau, Sr. Miguel Pasel»
[Publicidad], N° 198, febrero II.
50. «1" Concurso cinematográfico nacional Fray Mocho. Clausurado el
3 1 de enero último. Se ha empezado la lectura de las obras presen
tadas. Jurado: Doctor Martiniano Leguizamón. Dr. Arturo Giménez
Pastor. Sr. Alberto Gerchunoff. Sr. Alfredo Duhau, Sr. Miguel Pasel»
[Publicidad], N” 199. febrero 18.
51. «1“ Concurso cinematográfico nacional Fray Mocho. Clausurado el
31 de enero último. Se ha empezado la lectura de las obras presen
tadas. Jurado: Doctor Martiniano Leguizamón. I)r. Arturo Giménez
Pastor. Sr. Alberto Gerchunoff, Sr. Alfredo Duhau, Sr. Miguel Pasel»
[Publicidad], N° 200. febrero 25.
52. «1er Concurso cinematográfico nacional Fray Mocho. Clausurado el
31 de enero último. Lista de pseudónimos o lemas que acompañaban
a la obras recibidas» [Publicidad]; «La temporada de invierno en el
Smart Palace» [Publicidad]. N° 201. marzo 3.
53. «1er Concurso cinematográfico nacional Fray Mocho. Clausurado el
31 de enero último. Este concurso dará a la cinematografía nacional
varias obras de positivo mérito y la que entre ellas se destaca, de asun
to netamente argentino, obtendrá seguramente extraordinario éxito
por la originalidad del argumento y su brillante desarrollo» [Publici
dad]. N° 202, marzo 10.
54. « Ia Concurso cinematográfico nacional Fray Mocho. Clausurado el
31 de enero último. Este concurso dará a la cinematografía nacional
varias obras de positivo mérito y la que entre ellas se destaca, de asun
to netamente argentino, obtendrá seguramente extraordinario éxito
por la originalidad del argumento y su brillante desarrollo» [Publici
dad], N° 203, marzo 17.
55. «1° Concurso cinematográfico nacional Fray Mocho. Clausurado el
31 de enero último. Este concurso dará a la cinematografía nacional
varias obras de positivo mérito y la que entre ellas se destaca, de asun
to netamente argentino, obtendrá seguramente extraordinario éxito
por la originalidad del argumento y su brillante desarrollo» [Publici
dad!. N" 204. marzo 24.
56. «I*1 Concurso cinematográfico nacional Fray Mocho. Clausurado el
31 de enero último. Este concurso dará a la cinematografía nacional
varias obras de positivo mérito y la que entre ellas se destaca, de asun
to netamente argentino, obtendrá seguramente extraordinario éxito
por la originalidad del argumento y su brillante desarrollo» [Publici
dad], N° 205, marzo 31.
57. « Ia Concurso cinematográfico nacional Fray Mocho. Clausurado el
31 de enero último, liste concurso dará a la cinematografía nacional
varias obras de positivo mérito y la que entre ellas se destaca, de asun
to netamente argentino, obtendrá seguramente extraordinario éxito
por la originalidad del argumento y su brillante desarrollo» [Publici
dad], N° 206, abril 7.
58. «Un éxito extraordinario en la temporada cinematográfica de 1916.
Será por su originalidad, interés y magnífica presentación la grandiosa
película ¿____ ? Reservamos el título. Primer premio del concurso
cinematográfico nacional Fray Mocho. Se estrenará próximamente»
[Publicidad], Nu 207. abnl 14.
59. «Un éxito extraordinario en la temporada cinematográfica de 1916.
Será por su originalidad, interés y magnífica presentación la grandiosa
película ¿____ ? Reservamos el título. Primer premio del concurso
cinematográfico nacional Fray Mocho. Se estrenará próximamente»
[Publicidad), N° 208, abril 21.
60. «Un éxito extraordinario en la temporada cinematográfica de 1916.
Será por su originalidad, interés y magnífica presentación la grandiosa
película ¿____ ? Reservamos el título. Primer premio del concurso
cinematográfico nacional Fray Mocho. Se estrenará próximamente»
[Publicidad], N° 209. abril 28.
61. «Un éxito extraordinario en la temporada cinematográfica de 1916.
Será por su originalidad, interés y magnífica presentación la grandiosa
película ¿____ ? Reservamos el título. Primer premio del concurso
cinematográfico nacional Fray Mocho. Se estrenará próximamente»
[Publicidad], N" 210. mayo 5.
62. «Concurso cinematográfico nacional Fray Mocho. Será un éxito ex
traordinario en la temporada cinematográfica de 1916» [Publicidad],
N° 211, mayo 12.
63. «Concurso cinematográfico nacional Fray Mocho. Será un éxito ex
traordinario en la temporada cinematográfica de 1916» [Publicidad],
N° 2 12, mayo 19.
64. «Concurso cinematográfico nacional Fray Mocho. Esta cinta constituirá
un éxito extraordinario en la temporada cinematográfica de 1916»
[Publicidad], N° 213, mayo 26.
65. «Un éxito extraordinario en la Temporada Cinematográfica de 1916»
[Publicidad], N° 214, junio 2.
66. «Concurso cinematográfico nacional Fray Mocho. Este film será un
éxito extraordinario en la temporada cinematográfica de 1916. Próxi
mamente estreno» [Publicidad], N° 215, junio 9.
67. «Expedición Schackleton [Documental]»; «Concurso
cinematográfico nacional Fray Mocho. Artistas que interpretan la
obra premiada. Este film será un éxito extraordinario en la tem po
rada cinematográfica de 1916. Próximamente estreno» [Publicidad],
N° 216. junio 16.
68. «Concurso cinematográfico nacional Fray Mocho. Artistas que inter
pretan la obra premiada. Este film será un éxito extraordinario en la
temporada cinematográfica de 1916. Próximamente estreno» [Publici
dad], N° 217. junio 23.
69. «Pronto sabrá Ud. el título del film. l n Premio del concurso cine
matográfico Fray Mocho. Se estrenará próximamente y será un éxi
to extraordinario del arte cinematográfico nacional» [Publicidad], N°
2 IX. junio 30.
70. «Pronto sabrá Ud. el titulo del film 1" Premio del concurso cine
matográfico Fray Mocho. Se estrenará próximamente y será un éxi
to extraordinario del arte cinematográfico nacional» [Publicidad], N"
219. julio 7.
71. «Concurso cinematográfico nacional Fra\ Mocho. En nuestro próxi
mo número daremos a Ud.. el titulo de la obra que ha obtenido el l n
premio» [Publicidad], N° 220. julio 14.
72. «Concurso cinematográfico nacional Fray Mocho. Veredicto del jura
do: 1CTpremio S 1.500. - m n. La última langosta. Autor: D Enrique
I.. Miller. de Mendoza; 2do premio S 300. - m/n. Hueman. Autor: D.
Rodolfo M oreno, de Buenos Aires: 3a premio S 2CK). - m n. E l fin de
las misiones. Autor: D. Ernesto Biagosh (hijo), de Córdoba» [Publici
dad]. N° 221. julio 21.
73. «Del concurso cinematográfico Fray Mocho. Algo sobre l.a última
langosta». Rimac: «Estreno de la grandiosa película La última lan
gosta. Primer premio del Concurso Cinematográfico Nacional Fray
Mocho. Autor. Don Enrique L. Miller. Emocionante drama nacional
en 3 actos [y] 4000 metros» [Publicidad]. N° 222. julio 2X.
74. «Teatro San Martín. El sábado 5 de agosto se iniciarán las exhibiciones
de la grandiosa película l.a última langosta, emocionante drama nacio
nal en 3 actos. 4000 metros. Ia Premio del Concurso Cinematográfico
Fray Mocho» | Publicidad], N° 223. agosto 4.
75. «l.a última langosta. Por no haber en plaza la película positiva nece
saria para impresionar los títulos de algunas escenas de esta obra, nos
hemos visto obligados a suspender su estreno hasta el jueves 17 del
corriente en el Teatro San Martín» [Publicidad], N° 224, agosto 11.
76. «Vea usted en el Teatro San Martín La última langosta»: «La última
langosta. Comentario musical por el conocido compositor Sr. Osmán
Pérez Freire. Sinfonía de la grandiosa película del mismo titulo» [Pub
licidad]. N- 225. agosto 18.'
77. «Vea usted La última langosta. El grandioso film» [Publicidad], N°
226. agosto 25.
78. «La última langosta. Cines que han exhibido este grandioso film la
pasada semana. Cines que exhibirán La última langosta de hoy al
miércoles próximo» [Publicidad]. N" 227 setiembre 1.
79. «Continúa el éxito de La última langosta». N" 228. setiembre 8.
80. «La última langosta. Artistas que desempeñan los principales roles»,
N° 229. setiembre 15.
8 1. «Julio Verne en película». N° 235. octubre 27.
82. «El cinematógrafo empleado como viajante», N" 236. noviembre 3.
1917
1918
1919
1920
1921
238. «Cosas del cine, que no se ven en el cine»; «El Papa no acepta la Bib
lia cinematografiada», N° 454. enero 4.
239. «Cosas del cine, que no se ven en el cine»; «Estrellas del cine» [Fotos],
N° 455, enero 11.
240. «Cosas del cine, que no se ven en el cine». N” 456. enero 18.
241. «Cosas del cine, que no se ven en el cine». N° 457. enero 25.
242. «Cosas del cine, que no se ven en el cine»; «Bellezas del cine» [Fotos],
N° 458, febrero 1.
243. «Cosas del cine, que no se ven en el cine», N” 459. febrero 8.
244. «Cosas del cine, que no se ven en el cine»; «El Cine» [Dibujo], N°
460, febrero 15.
245. «Cosas del cine, que no se ven en el cine», N° 461. febrero 22.
246. «Cosas del cine, que no se ven en el cine». N" 462, marzo I .
247. «Cosas del cine, que no se ven en el cine»; «Películas de actualidad»
[Caricatura política en la portada], N° 463. marzo 8.
248. «Cosas del cine, que no se ven en el cine», N” 464. marzo 15.
249. «Cosas del cine, que no se ven en el cinc»; «Bellezas del cine y del
teatro» [Fotos], N" 465, marzo 22.
250. «Cosas del cine, que no se ven en el cine». N" 466. marzo 29.
251. «El sueldo de la actriz Gloria Sw anson»; «Cosas del cine, que no se
ven en el cine», N" 467, abril 5.
252. «Cosas del cine, que no seven en el cine». N" 468. abril 12.
253. «Cosas del cine, que no seven en el cine». N° 469. abril 19.
254. «Cosas del cinc, que no se ven en el cine»; «Estrellas del cine»
[Fotos]; «Los niños y el biógrafo». Isabel Creus; «La influencia del
cine» [Caricatura], N” 470. abril 26.
255. «Autobiografía de "Tripiias”»; «Cosas del cine, que no se ven en el
cine», N" 471, mayo 3.
256. «Política, nervios, cinematógrafo y compañía» [Artículo político];
«Cosas del cinc, que no seven en el cine». N” 472. mayo 10.
257. «Cosas del cine, que no se ven en el cine». N" 473. mayo 17.
258. «Cosas del cinc, que no se v en en el cine»; «Cómo entro al cine Gloria
Swanson», N” 474. mayo 24.
259. «Cosas del cinc, que no se ven en el cine», N° 475. mayo 3 1.
260. «Cosas del cine, que no se ven en el cine»; «Crónica de Londres. Las
grandes estrellas del "film''. Olive Sloane, la actriz poetisa». N° 476-
77, junio 14.
2 6 1. «Cosas del cine, que no se ven en el cine», N" 478. junio 2 1.
262. «Cosas del cine, que no se ven en el cine», N” 479 . junio 28.
263. «Cosas del cine, que no se ven en el cine», N" 480, julio 5.
264. «Cosas del cine, que no se ven en el cine»; «Teatros, cines y varietés»
[Fotos], N° 481, julio 12.
265. «Ll mundo cinematográfico» [Fotos]; «Maeterlink, Georgette Leblanc
y el pájaro azul de la felicidad», Sarah Mac Dougall, N'1482, julio 19.
266. «La actualidad cinematográfica» [Fotos]; «Ll cine. Las obras y los
intérpretes», N° 483. julio 26.
267. «Actualidad cinematográfica» [Fotos]; «Ll cine. Las obras y los
intérpretes»; «La isla del tesoro» [Noticia sobre su adaptación a la
pantalla], Ann Paul. N° 484, agosto 2.
268. «Actualidad cinematográfica» [Fotos]; «La isla del tesoro» [Fotos];
«Ll cinc. Las obras y los intérpretes», N° 485, agosto 9.
269. «Actualidad cinematográfica» [Fotos]; «Ll cine. Las obras y los
intérpretes», N° 486. agosto 16.
270. «Bellezas del cine. Irene Castlle» [Foto]; «Actualidadcinematográfica»
[Fotos]; «El cine. Las obras y los intérpretes». N° 487. agosto 23.
271. «Mary Pickford» [Fotos]; «Actualidad cinematográfica» [Fotos]; «El
cine. Las obras y los intérpretes»; «Rebeca. la de granja sol» [Cuento
inspirado en la película del mismo nombre]. N° 488. agosto 30.
272. «Actualidad cinematográfica» [Fotos]; «La ley de la bestia. Una ad
mirable novela de Jack London adaptada al cine con gran éxito»; «El
cine. Las obras y los intérpretes». N° 489. setiembre 6.
273. «Cinematográficas. "Tripitas''» [Foto]; «Actualidad cinematográfica»
[Fotos]; «El cine, l.as obras y los intérpretes». N" 490. setiembre 13.
274. «Bellezas del cine. F.thel Clayton» [Foto]; «Actualidad
cinematográfica» [Fotos]; «F.I cine. Las obras y los intérpretes». N°
491. setiembre 20.
275. «Media hora» (Fotos de este filme]; «Actualidad cinematográfica»
[Fotos]; «El cinc. Las obras y los intérpretes». N° 492. setiembre 27.
276. «El tnunfo de la verdad» [ Fotos de esta película argentina]; «Actualidad
cinematográfica» [Fotos]; «La fiesta de la cinematografía nacional»
[Fotos]; «Las tragedias reales del cine» [Noticia sobre el suicidio de
Bunty de Mulhall] [Foto]; «El cine. Las obras y los intérpretes», N°
493. octubre 4.
277. «Actualidad cinematográfica» [Fotos]; «La mujer leopardo» (Fotos
del filme]; «El cine. Las obras y los intérpretes». N° 494. octubre 11.
278. «Sugestión» [Fotos del filme]; «Actualidad cinematográfica» [Fotos];
«El cine. Las obras y los intérpretes»; «Intimidades del cinc»
[Fotograf¡a|, N° 495. octubre 18.
279. «Percalina barata» [Fotos del filme]; «Actualidad cinematográfica»
[Fotos]; «El cine. Las obras y los intérpretes». N" 496. octubre 25.
280. «Ojos del corazón» [Fotos del filme]; «Actualidad cinematográfica»
[Fotos]; «Una visita a Carlos Chaplin», Ricardo II. Arámburu; «El
cine. Las obras y los intérpretes», N” 497. noviembre 1.
281. «El secreto de Rosita Lam ben» [Fotos del filme]; «Actualidad
cinematográfica» [Fotos]; «El cine. Las obras y los intérpretes». N"
498. noviembre 8.
282. «Delicias de la cinematografía» [Caricatura]; «El salvavidas» [Fotos
del filme]; «Actualidad cinematográfica» [Fotos]; «El cine. Las obras
y los intérpretes». N" 499, noviembre 15.
283. «Laprincesa rebelde»[ Fotos del filme]; «Actualidad cinematográfica»
[Fotos]; «El cine. Las obras y los intérpretes», N“ 500, noviembre 22.
284. «Los grandes éxitos del cine. El laberinto» [Fotos del filme]; «La
actualidad cinematográfica» [ Fotos]; «El cine, lo que se ve y lo que no
se ve en la pantalla», Nu 501. noviembre 29.
285. «Las bellezas del cine. Justine Johnstone» [Foto]; «Los grandes
éxitos del cine. E l golondrino» [Fotos del filme]; «La actualidad
IM I
cinematográfica» [Fotos]; «El cine, lo que se ve y lo que no se ve en la
pantalla». N° 502, diciembre 6.
286. «La actualidad cinematográfica» [Fotos]; «El cine. Las obras y los
interpretes». N° 503. diciembre 13.
2X7. «De la pantalla» [Fotos]; «La actualidad cinematográfica» [Fotos];
«El cine. Las obras y los intérpretes». N° 504, diciembre 20.
288. «Crónica de Londres. Una tarde en los estudios de "La Alliance”.
Carnaval, la admirable tragedia veneciana». Ricardo II. Arámburu;
«La actualidad cinematográfica» [Fotos]; «Los grandes éxitos cine
matográficos. Su prim er rapto» [Fotos del filme]; «El cine. Las obras
y los intérpretes» N° 505. diciembre 27.
1922
289. «Los éxitos del cine. Audacia, siempre audacia» [Fotos]; «La
actualidad cinematográfica» [Fotos]; «Cine», N” 506, enero 3.
290. «Exitos de la pantalla» [Fotos]; «La actualidad cinematográfica»
[Fotos]; «El cine. Las obras y los intérpretes», N° 507, enero 10.
291. «Bellezas del cine; Elsie Fcrguson» [Foto]; «La actualidad
cinematográfica» [Fotos]; «F.I cine. Las obras y los intérpretes». N°
508, enero 17.
292. «La desconocida» [Fotos de este filme argentino]; « £ / juguete de
Broadway. Una cinta que llamará la atención» [Fotos]; «El cine. Las
obras y los intérpretes», N° 509, enero 24.
293. «Las obras maestras del cine. El doctor Calegari (sic)» [Fotos]; «El cine.
Las obras y los intérpretes»; «En el cine» [Dibujo], N° 510, enero 31.
294. «En plena labor cinematográfica» [Fotos]; «El cine. Las obras y los
intérpretes»; «Idilio cinematográfico» [Historieta], N° 511, febrero 7.
295. «Actualidad cinematográfica» [Fotos]; «El cine. Las obras y los
intérpretes», N° 512, febrero 14.
296. «La actualidad cinematográfica» [Fotos]; «El cine. Las obras y los
intérpretes»; «La primera película», N° 513, febrero 21.
297. «La actualidad cinematográfica» [Fotos]; «El cine. Las obras y los
intérpretes», N° 514, febrero 28.
298. «Actualidad cinematográfica» [Fotos]; «El cine. Las obras y los
intérpretes»; «Artistas que abandonan el teatro por el film» [Fotos y
breve texto], N” 515. marzo 7.
299. «Actualidad cinematográfica» [Fotos]; «El cine. Las obras y los
intérpretes», N° 516, marzo 14.
300. «Actualidad cinematográfica» [Fotos]; «El cine. Las obras y los
intérpretes», N” 5 17, marzo 21.
301. «Actualidad cinematográfica» [Fotos]; «El Cine», N” 518, marzo 28.
302. «Actualidad cinematográfica» [Fotos]: «F.l Cine». N° 519. abril 4.
303. «Cine»». N °520. abril 11.
304. «Actualidad cinematográfica» [Fotos]; «Cine»; «Cine y teatro»
[Fotos]; «Dorothy Dalton se ha cortado el cabello». Gaorte, N° 521,
abril 18.
305. «Cine»; «Teatros y cines» [Fotos], N" 522. abril 25.
306. «Cine»; «Teatros y cines» [Fotos], N° 523. mayo O.1™
307. «Cine». N° 525. mayo 16.
308. «Actualidad cinematográfica» [Fotos]; «Cine», N° 526. mayo 23.
309. «Cine». N° 527. mayo 30.
310. «Cine y teatro» [Fotos]; «Cine», N" 528. junio 6 .
311. «Cine». N° 529. junio 13.
312. «Actualidad cinematográfica» [Fotos]: «Cine», N° 530. junio 20.
313. «Actualidad cinematográfica» [Fotos]; «Cine». N° 531. junio 27.
314. «Actualidad cinematográfica» [Fotos], N" 532. julio 4.
315. «Actualidad cinematográfica» [Fotos]; «Cine». N" 533. julio 11.
316. «Teatro y cine» [Fotos]; «Cine», N“ 534. julio 18.
317. «Actualidad cinematográfica» [Fotos]; «La popularización de Mi-
longtiila. María bsther Lerena». L. Thorne; «Cine»; «Películas de ac
tualidad». Rojas [Caricatura], N° 535. julio 25.
318. «Actualidad cinematográfica» [Fotos]; «Cine». V 536. agosto 1.
319. «Actualidad cinematográfica» [l otos]: «Cinc». N° 537. agosto 8.
320. «Actualidad cinematográfica» [Fotos]: «Cine»; «La perseverancia
recompensada» [Caricatura de Chaplin], N° 538. agosto 15.
321. «Actualidad cinematográfica» [Fotos]: «Cine». N° 539. agosto 22.
322. «Actualidad cinematográfica» [Fotos]: «Cine». N° 540. agosto 29.
323. «Actualidad cinematográfica» [Fotos]; «Cine». N" 541. setiembre 5.
324. «Actualidad cinematográfica» [Fotos]: «Cine». N° 542. setiembre 12.
325. «Teatro y cine» [Fotos]; «Cine». N° 543. setiembre 19.
326. «Actualidad cinematográfica» [Fotos]: «Cine». N° 544. setiembre 26.
327. «Actualidad cinematográfica» [Fotos]; «Cine». N° 545. octubre 3.
328. «Los últimos Films» [Fotos]; «Cine». N" 546. octubre 10.
329. «Cinc», N" 547, octubre 17.
330. «Actualidad cinematográfica» [Fotos]; «Cine». N° 548. octubre 24.
331. «Novedades del cine» [Fotos]; «Teatro y cine» [Fotos]; «Cine», N”
549. octubre 31.
332. «Novedades cinematográficas» [Fotos]; «Cine». N“ 550. noviembre 7.
333. «Actualidad cinematográfica» [Fotos]; «Cine». N° 551. noviembre 14.
334. «Cinc». N” 552. noviembre 21.
1 '* El ejemplar se presenta con esta numeración, sin embargo, es errónea ya que la
misma corresponde al ejemplar del 2 de mayo. El dato correcto seria N° 524. La numeración
se normaliza a partir de la edición siguiente.
335. «Actualidad cinematográfica» [Fotos|; «Cine», N° 553. noviembre
28.
336. «Novedades cinem atográficas» [ Fotos]; «Cine», N° 554. diciembre
5.
337. «El cinematógrafo»; «Novedades cinematográficas» [Fotos]; «Cine»,
N" 555. diciembre 12.
33X. «Novedades cinematográficas» [Fotos]; «Cine», N“ 556, diciembre
19.
339. «Novedades cinematográficas» [Fotos]; «Cine», N" 557, diciembre
26.
1923
1925
I n i |
de una película. Una batalla campal por culpa de la casta Susana», N°
680, mayo 5.
456. «Actualidades cinematográficas» [Fotos]; «Max Línder en El rey del
circo, una hora de risa» [Publicidad], N° 681. mayo 12.
457. «Actualidades cinematográficas» [Fotos], N° 682, mayo 19.
458. «De la escena muda» [Fotos], N° 683, mayo 26.
459. «Actualidad cinematográfica» [Fotos]; «El último varón sobre la
tierra» [Publicidad], N° 684. junio 2.
460. «Actualidad cinem atográfica» [Fotos]; «Próxim am ente Scaramou-
che. La sensación del año» [Publicidad del filme]; «En breve Mesa-
lino. Espectáculo que asombra» [Publicidad del filme]; «París. El
film más bello, más humano y más elocuente que se haya realizado
sobre la vida de la ciudad luz» [Publicidad del filme], N° 685, junio
9.
461. «Actualidad cinematográfica» [Fotos]: «El milagro de los lobos»
- [Fotos y breve texto sobre el filme], N° 686, junio 16.
462. «Actualidad cinematográfica» [Fotos], N° 687, junio 23.
463. «Actualidad cinematográfica» [Fotos], N° 688. junio 30.
464. «Actualidad cinematográfica» [Fotos]; «El peligro de que haya luz en
los cines. Un duelo, un divorcio y algunas cosas más. La sorpresa del
aristócrata», N" 689, julio 7.
465. «Actualidad cinematográfica» [Fotos], N° 690. julio 14.
466. «Actualidad cinematográfica» [Fotos]; «Lota y la pantalla mágica»,
Jacques Cassagne; «Millón Sills en El halcón de los mares»
[Publicidad], N” 691, julio 21.
467. «Actualidad cinematográfica» [Fotos]; «Concurso de tango Juguete
del placer» [Referida a la película con este nombre. Publicidad y
fotos], N° 692. julio 28.
468. «Actualidad cinematográfica» [Fotos]; «París se divierte»
[Publicidad]; «¡ Viva el Rey!» [Publicidad], «Triunfo del séptimo arte.
El milagro de los lobos» [Publicidad], N° 693. agosto 4.
469. «Actualidad cinematográfica» [Fotos], N° 694, agosto 11.
470. «Actualidad cinematográfica» [Fotos]; «17.800 teatros-cines hay en
los Estados Unidos». N° 695, agosto 18.
471. «Actualidades cinematográficas» [Fotos], N° 696. agosto 25.
472. «Actualidades cinematográficas» [Fotos]: «La rueda. Tragedia de los
tiempos modernos» [Publicidad del filme]; «Fox estrenará esta se
mana la grandiosa producción Carne de mar» [Publicidad], N° 697.
setiembre 1 .
473. «Actualidad cinematográfica» [Fotos]: «La rueda. Tragedia de los ti
empos modernos» [Publicidad del filme], N° 698. setiembre 8.
474. «Diversas escenas de la gran película El camino hacia la belleza, que
acaba de estrenar Juan Probst» [Fotos]; «Actualidad cinematográfica»
[Fotos], N° 699, setiembre 15.
475. «Actualidad cinematográfica» [Fotos]; «Cine política» [Caricatura
por Rojas]; «La inolvidable Hesperia reaparece con el actor argentino
Carlos Troisi en El hijo de la Múdame Sans Gene» [Publicidad];
«Artistas Unidos [...] Están estrenando desde el viernes último en
el Empire Theatre El milagro de los lobos» [Publicidad], N° 700,
setiembre 22 .
476. «Actualidad cinematográfica» [Fotos]; «El milagro de los lobos»
[Publicidad del filme]; «Quo Vadis» [Publicidad del filme], N° 701,
setiembre 29.
477. «Actualidad cinematográfica» [Fotos]; «Quo Vadis» [Publicidad del
filme], N" 702, octubre 6.
478. «Actualidad cinematográfica» [Fotos], N" 703. octubre 13.
479. «Actualidad cinematográfica» [Fotos], N" 704. octubre 20.
480. «Actualidades cinematográficas» [Fotos], N'* 705, octubre 27.
481. «Actualidades cinematográficas» [Fotos], N” 706, noviembre 3.
482. «Actualidades cinematográficas» [Fotos], N° 707, noviembre 10.
483. «Actualidades cinematográficas» [Fotos]; «Carlitos Chaplin en La
quimera del oro» [Publicidad del filme], N" 708, nov iembre 17.
484. «Actualidad cinematográfica» [Fotos], N" 709, noviembre 24.
485. «Actualidad cinematográfica» [Fotos], N" 710, diciembre 1.
486. «Actualidad cinematográfica» [Fotos], N° 711, diciembre 8.
487. «Actualidades cinematográficas» | Fotos], N" 713, diciembre 22.
488. «Actualidades cinematográficas» | Fotos], N° 714, diciembre 29.
1926
1927
1928
iglesias simón , Pablo. «La función del sonido en el cine clásico de Ho
llywood durante el periodo mudo», en Area Abierta. N° 7, Universidad Com-
* plutense de Madrid. 2004. Disponible en: http://revistas.ucm.es/index.php/
ARAB article view ARAB0404130005A. Última revisión: 20/12/2013.
JEANNE, Rene y Charles kord. Historia ilustrada deI cine. Tomo 1, cine
mudo. Madrid. Alianza Editorial, 1988.
moni ual . Emir Rodríguez. «Del archivo José E. Rodó al de Horacio Qui
roga». en Semanario Marcha, M ontevideo, 21 i 1949: 13-15.
paolella , Roberto. Historia del cine mudo. Buenos Aires. Eudeba. 1967.
SADOUL, Georges. Historia del cine mundial. Desde los orígenes hasta
nuestros dias. México. Siglo xxi Editores. 1980.
Williams, Lee. «Film criticism and/or narrative? Horacio Quiroga 's early
embrace o f cinema», en Studies in Hispanic Cinemas, Voi. 1 Issue 3, 2004:
181-197.
Indice
Prólogo
Elena R om itti.....................................................................................................
Introducción....................................................................................................... g
Bibliografía.........................................................................................................183
Amparado al decreto 218 / 996
Depósito Legal: 364.815
Imprenta Rojo
]
Los artículos de Andrés González y Gerardo
Ferreira se ocupan de poner en diálogo las diversas
estrategias y formas de apropiación del fenómeno
cinematográfico que implementaron los medios
bonaerenses, en relación con la escritura de Quiroga,
que se encuentra atravesada, al menos, por tres vías o
focos de interés: en tanto prolífico escritor de cuentos
insertado en un mercado cultural que, con la llegada del
cine, se expandía; en tanto crítico de cine que ensaya y
explora un nuevo terreno discursivo para reformular
su actividad profesional y, finalmente, como espectador
privilegiado de las nuevas posibilidades estéticas
que ofrecía el séptimo arte, así como de su impacto y
recepción en el público de las primeras décadas del siglo
xx en el Río de la Plata.
Con este Cuaderno de Literatura, la Biblioteca
Nacional de Uruguay cumple una vez más con el objetivo
de producir conocimiento y abrir campos de estudio a
futuros investigadores.
mee
MINISTERIO Ot EDUCACION 1 CULTURA