Los tres principios fundamentales de la orientación vocacional son la prevención, el desarrollo y la intervención. La prevención se refiere a anticiparse a las dificultades para encontrar soluciones. El principio de desarrollo se basa en el desarrollo académico y personal mediante el desarrollo de competencias o aprendizaje. El principio de intervención social se centra en aspectos concretos de la realidad educativa, concienciar al orientado sobre dificultades de contexto y alinear la orientación con las demandas sociales.
Los tres principios fundamentales de la orientación vocacional son la prevención, el desarrollo y la intervención. La prevención se refiere a anticiparse a las dificultades para encontrar soluciones. El principio de desarrollo se basa en el desarrollo académico y personal mediante el desarrollo de competencias o aprendizaje. El principio de intervención social se centra en aspectos concretos de la realidad educativa, concienciar al orientado sobre dificultades de contexto y alinear la orientación con las demandas sociales.
Los tres principios fundamentales de la orientación vocacional son la prevención, el desarrollo y la intervención. La prevención se refiere a anticiparse a las dificultades para encontrar soluciones. El principio de desarrollo se basa en el desarrollo académico y personal mediante el desarrollo de competencias o aprendizaje. El principio de intervención social se centra en aspectos concretos de la realidad educativa, concienciar al orientado sobre dificultades de contexto y alinear la orientación con las demandas sociales.
Podemos ver como Álvarez González (1995) y Caballero (2005) señalan
tres principios fundamentales de la orientación académico-
profesional: la prevención, el desarrollo y la intervención.
La prevención: Prevención significa acción y efecto de prevenir. Se refiere
a la preparación con la que se busca evitar, de manera anticipada, un riesgo, un evento desfavorable o un acontecimiento dañoso. Nos adelantamos a las dificultades para buscarles la solución misma.
El principio de desarrollo: este se basa en el desarrollo académico
vocacional y en el personal. Rodríguez Espinal señala que hay que dotar al sujeto de las competencias necesarias para afrontar las demandas de cada etapa evolutiva o el proporcionarle las situaciones de aprendizaje vital que faciliten una reconstrucción y progreso de los esquemas conceptuales del mismo.
Y por último el principio de la intervención social: este principio se
basa mucho en el trabajo sobre aspectos concretos de la realidad educativa, la atención al orientado para que sea consciente de las dificultades derivadas de su contexto, y el rediseño del currículo educativo para una mayor coherencia entre lo que la orientación ofrece y lo que la sociedad demanda.
Finalmente, estos principios nos ayudan a mantener un equilibrio como
docentes, a vincular la acción orientadora al mundo del trabajo y otras situaciones de la vida real para contribuir a transformarlas.