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RESUMEN
Este trabajo surge tras constatar que muchos profesores utilizamos Moodle de manera
limitada, ciñéndonos a convertirlo en un apoyo de la clase tradicional, sin aprovechar
todos los recursos que nos brinda para transformar nuestra práctica docente. Por este
motivo, ofrecemos algunas orientaciones que pueden ser útiles para contribuir al
aprendizaje de nuestros alumnos desde la perspectiva del constructivismo social, que
es el fundamento de Moodle y de la filosofía del espacio europeo de educación
superior. Tras reflexionar sobre el papel que deben jugar las TIC en la universidad
actual, nos centramos en el uso que se hace de ellas en nuestro ámbito más cercano,
en el que encontramos carencias que nos animan a presentar las ventajas de Moodle
frente a la forma tradicional de aprendizaje, en la que el alumno es un sujeto pasivo.
Estas ventajas se pueden agrupar en dos tareas de la labor docente: las
administrativas y las didácticas. Después de exponer los beneficios de ambas,
concluimos que, bien empleada, Moodle es una herramienta óptima para transformar
el paradigma educativo que la universidad actual necesita.
ABSTRACT
This paper is the consequence of observing that many professors use Moodle in a
restricted way, because we utilize it as a support for the traditional lesson instead of
taking advantage of all its possibilities to change our teaching. For this reason we
provide some orientations that may be useful to contribute to our students´ learning
from the social constructivism view. This perspective is the main basis of both Moodle
and the European Higher Education Area philosophy. After thinking about the role of
the ICTs at the current university we focus on how they are used in our closest
environment, where we find some needs that encourage us to show the advantages of
Moodle facing with the traditional way of learning where the student is a passive figure.
We can join these advantages within two educational tasks: administrative and didactic
ones. In the conclusion we suggest that Moodle, when properly used, is an ideal tool to
transform the educational paradigm that the present university needs.
1
Trabajo publicado en Martín Fernández, M. A. y Reche Urbano, E. (2010): Innovación en las Aulas
Universitarias: Encuentros. Córdoba: Escuela Universitaria de Magisterio “Sagrado Corazón”, 129-146.
”Lo que se practica en internet es, en realidad, lo mismo que
los buenos profesores hacen en persona, cara a cara. Las teorías que
están detrás de lo que hago están basadas en Sócrates; es la vieja
escuela.” (Martin Dougiamas, creador de Moodle)
1. Introducción
Si nos ceñimos a las palabras de Dougiamas, cabría preguntarse por el sentido que
tiene utilizar la plataforma Moodle en nuestras aulas universitarias, si ya se viene
enseñando de la misma forma desde el mundo clásico sin necesidad de tal recurso. Al
menos, se me ocurre un argumento de peso: quien hace de Moodle una herramienta
habitual en su quehacer docente cotidiano, puede tener la certeza de que está más
cerca de ser un buen profesor. Pero, si se puede ser un buen docente sin Moodle,
como lo han sido tantos maestros que nos precedieron, ¿por qué es necesario que lo
utilicemos?
Aunque muchos profesores emplean las TIC en su práctica docente, se limitan a hacer
de ellas un apoyo a la enseñanza tradicional basada en la transmisión de
conocimientos, pero no un recurso que transforme la didáctica académica (Martín,
2009). En este sentido, no debemos pensar que el mero hecho de sustituir la pizarra
por presentaciones digitales en PowerPoint, o los apuntes de reprografía por archivos
en la red, o el tablón de anuncios del departamento por mensajes electrónicos, son ya
un signo inequívoco de innovación en la práctica educativa. La utilización de estos
recursos no supone, como señala James (2004), la construcción de conocimientos;
para ello, se necesita que concurran tres factores en armoniosa sinergia: los
profesores, los alumnos y las instituciones educativas.
3. Los profesores
Los docentes tenemos en nuestras manos la última palabra en la aplicación efectiva
de esta reforma. Si no estamos convencidos no solo de la conveniencia, sino también
de la perentoria necesidad de transformar nuestra habitual práctica docente expositiva,
como consecuencia del protagonismo que han cobrado las TIC, la mejora educativa no
será posible. Las dificultades que hay que superar en este sentido son la actitud reacia
del profesorado y la escasa formación en el empleo adecuado de las TIC.
Por lo que se refiere a los profesores reluctantes, es el escollo más difícil de superar,
porque se hace complejo justificar un cambio en unas prácticas que se han
considerado válidas durante siglos. A pesar de ello, la mayoría de los docentes
considera importante el uso de las TIC en el proceso de enseñanza y aprendizaje,
como refrenda un estudio de González Mariño (2008) en la Universidad Autónoma de
Tamaulipas (México).
Otro problema que hay que resolver es el de la formación, ya que no se trata solo de
que los profesores sepan manejar las TIC, porque prácticamente todos trabajamos
delante de un ordenador, navegamos por internet o escribimos correos electrónicos:
utilizamos las TIC, pero parece que no de la manera esperada. Ciertamente, no basta
con abordar la dimensión técnica de la cuestión formativa, sino, como indicábamos
más arriba, alentar un cambio de actitud en el profesorado, para que sea capaz de
construir conocimiento de forma cooperativa mediante las TIC (Freire, 2007). Por
tanto, se hace necesario un nuevo perfil de profesor con habilidades nuevas (Salinas,
1998) que le permitan realizar las siguientes tareas:
4. Los alumnos
Aunque en muchos casos los alumnos parecen aventajar a los docentes en el uso de
las TIC, tampoco están preparados para el cambio metodológico. Provienen de una
tradición en la que han sido receptores pasivos del conocimiento, y se les pide que
pasen a ser protagonistas, rol para el que no están preparados. Es frecuente que los
profesores que dejan de explicar e intentan dar a sus alumnos un papel más activo, se
sientan fracasados. Los estudiantes no se fían de los trabajos ni de las explicaciones
de sus compañeros; necesitan de una autoridad que dirija todos sus pasos y, sobre
todo, que explique. Por tanto, los primeros que no están listos para el cambio son los
protagonistas del mismo.
Solo un tercio de los alumnos pensaba que los profesores que emplean las TIC
están mejor preparados.
Lo más llamativo fue el cambio que se produjo acerca del grado de aprendizaje
que se conseguía con el manejo de las TIC. Al principio del estudio, el 73,8 %
pensaba que se aprendía más si trabajaban con el ordenador; al final, solo
mantenía esta postura el 28,9 %.
Resulta contundente esto último y a la vez explicativo de lo que ocurre en las aulas
universitarias: los alumnos recelan de que puedan aprender mejor con las TIC. Sin
embargo, sí les atribuyen las siguientes bondades: aumentan el interés por la materia,
permiten adaptar la enseñanza a las posibilidades de los alumnos y mejoran las
relaciones con los compañeros. Difícil panorama para el nuevo perfil de alumno que
requieren las TIC:
«…más preocupado por el proceso que por el producto, preparado para
la toma de decisiones y elección de su ruta de aprendizaje. En
definitiva, preparado para el autoaprendizaje, lo cual abre un desafío a
nuestro sistema educativo, preocupado por la adquisición y
memorización de información, y la reproducción de la misma en función
de patrones previamente establecidos». (Cabero,1996).
Por estas razones, sería ilusorio pretender conseguir resultados a corto plazo, pero
desgraciadamente es lo que se pide a los docentes en algunos lugares. Esto no hace
sino aumentar el estrés y la frustración de un profesorado al que se le pide adaptarse
a los tiempos a cambio de nada. Indudablemente, la gestión de las TIC por parte de
los profesores supone una mayor dedicación, ya que la relación con el alumno no se
limita al horario de clase o tutorías. Este aumento de trabajo debería verse
recompensado, porque si solo apelamos a su buena voluntad, será imposible obrar el
cambio.
A pesar estas circunstancias desfavorables, no son pocas las instituciones que van
incorporando las TIC a sus aulas, entre las que sobresale la plataforma Moodle, por la
que han apostado más de 45.000 centros educativos. Ya se extiende por 208 países,
entre los cuales España ocupa la segunda posición por número de páginas registradas
(más de 4.000), detrás de EEUU. En total, hay más de 32.000.000 de usuarios en todo
el mundo. Según el Centre for Learning and Performance Technologies, Moodle fue la
decimocuarta herramienta informática más utilizada para el aprendizaje durante 2009.
6. La plataforma Moodle
¿Por qué se ha extendido tan ampliamente esta herramienta? Para que las TIC
contribuyan realmente al cambio de paradigma, en el que el alumno es el protagonista
del aprendizaje, es necesario concebirlas no solo como un medio de intercambio de
información, sino como una oportunidad para construir conocimiento de forma
cooperativa. Esto es la esencia de la filosofía de Moodle, que responde a la pedagogía
constructivista social, en la que el aprendizaje es fruto de la colaboración entre las
personas involucradas. De este modo, a las tecnologías de la información y la
comunicación habría que añadirles un tercer rasgo definitorio, el conocimiento, ya que
contribuyen a generarlo2.
Esta plataforma tiene la facultad de servir tanto para cursos virtuales como
presenciales y permite una gran participación de los estudiantes. Además de esto, su
manejo es sencillo. Estas cualidades, que estaban en mente de su creador, Martin
Dougiamas, desde sus orígenes en 2002, han hecho posible su rápida extensión.
2
Sería más conveniente, pues, hablar de TICC (Tecnologías de la información, la comunicación y el
conocimiento).
Tabla 1: Proporción de asignaturas que utilizan Moodle en la Escuela de Magisterio
Asignaturas con curso
Número de
TITULACIONES Moodle Total
asignaturas3
1.º 2.º 3.º
E. Infantil 29 8 4 3 15 51,7 %
E. Primaria 28 9 3 3 15 53,6 %
E. Física 28 4 5 4 13 46,4 %
L. Extranjera 29 6 6 3 15 51,7 %
E. Musical 29 6 3 1 10 34,5 %
A. y Lenguaje 26 7 3 2 12 46,2 %
169 40 24 16 80
Total
100 % 23,6 % 14,2 % 9,5 % 47,3 %
A pesar de los recursos con los que cuenta Moodle para utilizar su tecnología como
modelo de aprendizaje cooperativo, en la mayoría de los casos, los profesores solo
empleamos unas pocas utilidades, que suelen ser recursos, tareas y foros. Como ya
apuntábamos antes, así no contribuimos a un cambio en el modelo de enseñanza;
solo hemos sustituido la pizarra por el ordenador. Estos datos ilustran lo que venimos
diciendo porque a pesar de los cursos de formación recibidos, nos hemos limitado a
utilizar la plataforma Moodle como apoyo de la clase tradicional y no como
transformadora de la misma.
Debido a este limitado uso, expondremos a continuación las ventajas que ofrece
Moodle con respecto al modelo clásico de enseñanza. Puesto que se supone que el
lector está familiarizado con la plataforma, no se pretende presentar una guía breve de
esta herramienta, sobre todo si tenemos en cuenta que ya existen buenos manuales al
respecto, sino aportar algunas orientaciones que sí contribuirían a fomentar un estilo
de enseñanza más acorde con el Espacio Europeo de Educación Superior.
3
No se incluye el prácticum.
del mismo. La mayoría de ellas aportan información al profesor y es este quien las
configura, pero otras también implican la intervención del alumno.
Desde la ficha personal del alumno, se pueden realizar diversas gestiones como es la
utilización del correo electrónico o la consulta de los informes de actividad. Por un
lado, a través del correo se les pueden enviar mensajes a los estudiantes y comprobar
el historial de los mismos, lo cual agiliza las labores de transmisión informativa. Este
servicio de mensajería cuenta, no obstante, con una limitación: la imposibilidad de
añadir archivos adjuntos. Por otra parte, mediante los informes de actividad se puede
rastrear cronológicamente el uso que ha hecho el alumno de la plataforma así como
acceder a las calificaciones de sus tareas. Lo primero puede resultarnos útil como
medio para calificar la participación de los estudiantes.
Figura 1: Ficha personal de un particpante
6.2.1.4 La calificación
Son bastante amplias las posibilidades que ofrece Moodle para calificar las tareas, que
se pueden resumir en los dos criterios siguientes:
Diferentes usuarios evaluadores. Si bien pueden ser evaluadas todas las tareas
por el profesor, algunas de ellas también quedan al alcance de los alumnos, con lo
cual se fomenta la coevaluación, como ocurre con los glosarios o los talleres.
6.2.2.1 Encuestas
Aunque en un futuro será posible que cada profesor personalice las encuestas en
función de sus necesidades, por el momento solo disponemos de tres: ATTLS,
COLLES e indicadores críticos. La primera nos permite recabar información de los
alumnos antes de su proceso de aprendizaje, mientras que con las otras dos lo
podemos hacer a lo largo del mismo.
Los indicadores de calidad acerca del aprendizaje giran en torno a seis aspectos:
Relevancia. ¿Qué importancia tiene el aprendizaje en línea para la práctica
profesional de los estudiantes?
Reflexión. ¿Estimula el aprendizaje en línea el pensamiento crítico reflexivo en los
estudiantes?
Interactividad. ¿En qué medida se implican los estudiantes en el diálogo
educativo?
Apoyo de los tutores. ¿En qué medida los tutores facilitan a sus alumnos la
participación en el aprendizaje en línea?
Apoyo de los compañeros. El apoyo proporcionado por los demás estudiantes, ¿es
sensible y estimulante?
4
Siglas del inglés Attitudes to Thinking and Learning Survey (Encuesta de actitudes hacia el pensamiento
y el aprendizaje).
5
Siglas del inglés Constructivist On-Line Learning Environment Survey (Encuesta en línea sobre ambiente
constructivista de aprendizaje en línea)
Interpretación. Los estudiantes y los tutores, ¿valoran al otro a través de la
comunicación en línea?
6.2.2.1.5 La consulta
Además de las encuestas, la consulta también permite sondear a los alumnos sobre
algún asunto concreto mediante una pregunta con varias respuestas posibles de las
que solo pueden escoger una. Aunque su utilidad es limitada si la comparamos con las
opciones anteriores, podría emplearse, por ejemplo, para que los alumnos evalúen
una tutoría que hayan tenido con el profesor o la exposición oral de un compañero.
Relevancia
Reflexión
Apoyo tutores
Interactividad
Apoyo compañeros
Interpretación
LEYENDA
Otra diferencia entre el foro y el diario es que en el primero cualquier alumno puede
proponer un tema para el debate, pero en el diario solo el profesor plantea las
cuestiones para la reflexión. Tienen en común el aspecto evaluativo, ya que ambos
pueden ser calificados por el profesor, mientras que el blog no se puede calificar. Por
este motivo, el blog parece poco útil, ya que no permite ninguna interacción entre los
alumnos: solo sirve para hacer públicas ciertas ideas de los usuarios, pero sin
posibilidad de ser comentadas. Por tanto, las funciones del blog las asumen
perfectamente el diario y el foro.
6
AA: actitudes hacia el aprendizaje.
7
AC: ambiente constructivista.
6.2.2.3 Glosario
Esta herramienta es de las más sencillas de configurar por parte del profesor y permite
crear conocimiento con un elevado grado de cooperación entre los alumnos. Estos
pueden tanto calificar las definiciones de cada término del glosario como añadir
comentarios acerca de las mismas, con lo cual se puede evaluar de modo formativo y
sumativo. Asimismo, si se introducen palabras que han sido definidas previamente se
genera un hipervínculo; de esta forma entra en juego la interacción. El profesor puede
limitar el período en el que se pueden introducir términos así como la posibilidad de
editar las entradas.
6.2.2.4 Cuestionario
La creación de esta actividad corresponde al profesor, que la puede emplear como
instrumento de evaluación sumativa, si el objetivo es obtener una calificación del
alumno acerca del tema trabajado, o formativa, si la obtención de una nota pasa a un
segundo plano y prima la dimensión orientativa en el proceso de aprendizaje.
Otra ventaja que también nos ofrece esta herramienta es que los resultados de las
actividades de Hot Potatoes se transforman automáticamente en calificaciones
numéricas de nuestra asignatura. Si a ello le unimos que los mismos alumnos podrían
elaborar ejercicios en Hot Potatoes, este se convierte en un recurso de numerosas
posibilidades.
6.2.2.6 JClic
Con JClic sucede igual que con Hot Potatoes: aporta una dimensión motivadora al
aprendizaje porque en sus actividades tienen cabida imágenes y sonido. Del mismo
modo, los alumnos podrían elaborar tareas en esta aplicación relacionadas con los
temas de la asignatura. Los resultados también se vuelcan de forma automática en
Moodle, con lo que contribuiría a la calificación de los estudiantes.
Figura 2: JClic en Moodle
6.2.2.7 Taller
La dimensión evaluadora es el punto fuerte de esta actividad, mediante la que se
fomenta la cooperación para aprender. En el taller se pueden evaluar tanto los trabajos
que hacen los alumnos como los comentarios de los compañeros sobre los mismos.
Por ello, debemos concebir el aprendizaje colaborativo que se genera en esta tarea
como un efecto colateral de la evaluación, ya que el taller solo está configurado para
subir trabajos de forma individual. A pesar de este papel secundario de la dimensión
cooperativa, no deja de estar presente, pues, como indica Martín Gómez (2006),
observamos los siguientes rasgos:
– Procesamiento grupal.
– Interdependencia positiva entre los miembros del grupo y los grupos entre sí.
– Interacción promotora; es decir, los alumnos han de facilitar el éxito del otro.
– Responsabilidad personal e individual.
– Trabajo consciente de las habilidades interpersonales.
A pesar de las limitaciones que presenta el taller para actividades en grupo, también
podríamos hacerlo si no perseguimos la evaluación cuantitativa, de manera que lo
importante serían las observaciones que hacen los compañeros sobre el trabajo del
grupo (evaluación formativa), que sí pueden ser calificadas por el profesor. En
cualquier caso, si queremos calificar un trabajo grupal como parte la nota final, el taller
no es la mejor alternativa.
Por tanto, las ventajas del taller estriban en que están presentes todas las
modalidades evaluadoras (autoevaluación, coevaluación y heteroevaluación) y que se
pueden emplear varios indicadores para evaluar. Asimismo, se promueve la
evaluación formativa, ya que cada usuario puede acompañar su calificación con algún
comentario con el objetivo de conseguir lo mejor del comapñero; incluso existe la
posibilidad de que los alumnos tengan que consensuar los resultados de las
evaluaciones. En la nota final tendrán cabida tanto la evaluación del autor del trabajo,
la coevaluación de los compañeros y la heteroevaluación del profesor en la proporción
que este haya establecido.
6.2.2.8 Lección
Esta herramienta permite una gran interactividad, pero carece de propiedades
cooperativas, ya que el profesor es quien configura este recurso, con lo cual es idónea
para los alumnos con una preferencia de aprendizaje individualizado. Cuenta con el
inconveniente de la excesiva carga de trabajo para el docente, pero se puede reducir
asignando a algunos estudiantes el rol de profesor, con lo cual disminuiría el carácter
dirigido de esta actividad en estos alumnos.
6.2.2.9 Wiki
La esencia de esta actividad se encuentra en la construcción del conocimiento de
forma conjunta, ya que todos los usuarios pueden modificar los añadidos de sus
compañeros. Sin embargo, la interacción se encuentra limitada si la comparamos con
otras actividades, pues consiste en que los alumnos contribuyen a elaborar un tema,
sin proponer preguntas, como ocurre en la lección, ni realizar comentarios. Una vez
finalizado el tema solo queda utilizarlo como material de estudio.
Realmente da poco juego, pues no se puede calificar ni comentar; tan solo se puede
suprimir lo que consideremos incorrecto y sustituirlo por la versión adecuada. Sin
embargo, no podemos olvidar que durante la elaboración de la wiki sí se produce un
intenso trabajo colaborativo.
6.2.2.10 Tareas
Es el recurso más ampliamente utilizado, pero en sí mismo no contiene ninguna
propiedad característica del constructivismo social. El motivo de su proliferación se
debe a que facilita la entrega y calificación de los trabajos. En el primer caso, los
profesores pueden recibirlos en cualquier momento, superando las limitaciones que
supone ceñirse al horario de clase. Asimismo, la plataforma permite que el profesor
evalúe los trabajos, con lo cual los estudiantes podrán acceder a sus calificaciones en
más rápidamente.
Como observamos, este sistema también es más cómodo para el docente que la
recepción de tareas a través de correo electrónico ordinario, en el que habría que
buscar y seleccionar el trabajo perteneciente a cada alumno. No obstante, la
interactividad desaparece, ya que la única comunicación existente es la que hay entre
el profesor y cada uno de sus alumnos, ya que estos no pueden calificar ni acceder a
ningún trabajo de sus compañeros.
Podemos utilizar las tareas como panel informativo de un trabajo o proyecto asignado
a los alumnos que no implique crear documento en soporte informático (exposición
oral, examen parcial, práctica de laboratorio, manifestación artística, etc.). En estos
casos, nos servirá para hacer pública la calificación.
7. Conclusiones
Este artículo pretendía dar respuesta a dos preguntas, que respondemos de la
siguiente forma:
Por último, las instituciones educativas pretenden hacer realidad una nueva forma de
aprender y de enseñar que los alumnos no quieren y que los profesores no hemos
puesto en práctica con suficiente solvencia. Además desean que el cambio sea
inmediato y olvidan que utilizar las TIC en el ámbito educativo implica aumentar la
carga de trabajo del profesorado, situación para la que no se han tomado medidas
incentivadoras. ¿Cómo se resolverá el dilema de que un profesor enseñe de una
forma que conlleva más tiempo cuando su jornada laboral sigue siendo la misma?
BIBLIOGRAFÍA
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Martín Laborda, R. (2006). Las nuevas tecnologías en la educación. Madrid: Fundación AUNA.