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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

el mal engendro mal hasta que Dios


finalmente destruyo a todos los seres de la
Génesis tierra excepto a una pequeña familia
encabezada por Noé, la única persona fiel que
Principiar… iniciar… abrir… Hay algo
quedaba.
refrescante y optimista en estas palabras, ya
sea que se refieran al amanecer de un nuevo Conforme nos acercamos a Abraham en las
día, al nacimiento de un niño, al preludio de praderas de Canaán descubrimos el comienzo
una sinfonía o a los primeros kilómetros de las del pacto de Dios y los vastos alcances de su
vacaciones familiares. Libres de problemas y plan de salvación: la salvación viene por
llenos de promesas, todos los comienzos medio de la fe, los descendientes de Abraham
despiertan la esperanza y las visiones llenas serán el pueblo de Dios y el Salvador del
de fantasía del futuro. Génesis significa mundo saldrá de esta nación escogida. Las
“comienzos” u “origen” y revela el principio historias de Isaac, Jacob y José que viven a
del mudo, de la historia de la humanidad, de continuación son algo más que biografías
la familia, de la civilización, de la salvación. interesantes. Ponen énfasis en las promesas
Como libro de los comienzos, Génesis de Dios y son la prueba de que Él es fiel. La
establece el escenario para la Biblia entera, gente que encontramos en Génesis es gente
revela la persona y la naturaleza de Dios común y corriente, y aun así Dios hiso grandes
(Creador, Protector, Juez, Redentor); el valor y cosas por medio de ellos. Hay ejemplos vivos
la dignidad de los seres humanos (hechos a la de como Dios puede y ha utilizado a toda clase
imagen de Dios, salvos por gracia, utilizados de persona para lograr sus buenos
por Dios en el mundo); la tragedia y las propósitos… incluso como usted y como yo.
consecuencias del pecado (la caída, la
separación de Dios, el juicio); la promesa y la Lea Génesis y anímese. ¡Si hay esperanza! No
seguridad de salvación (el pacto, el perdón, el importa cuán oscura pueda parecer la
Mesías prometido). situación del mundo, Dios tiene un plan. No
importa cuán insignificante o inútil se sienta
Dios. Ahí es donde comienza Génesis. De usted, Dios lo ama y quiere utilizarlo en su
súbito lo vemos crear al mundo en un plan. No importa cuanto haya pecado o cuan
despliegue majestuoso de poder y propósito, separado se encuentre de Dios, la salvación se
que culminó con un hombre y una mujer encuentra al alcance de la mano.
hechos a su imagen (1: 26, 27). Pero muy poco
el pecado entro en el mundo y satanás fue
desenmascarado. La creación, bañada en
inocencia, fue destrozada por la caída (la
desobediencia voluntaria de Ada y Eva). La
comunión con Dios se rompió y el mal
comenzó a tejer su telaraña destructiva. En
una rápida sucesión, leemos como Adán y Eva
fueron expulsados del hermoso huerto, como
su primer hijo se convirtió en asesino y como

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Datos especiales Versículo clave: “Y creo Dios al hombre a su


imagen, a imagen de Dios lo creo; varón y
Propósito: Registrar la creación de Dios del hembra los creo” (1: 27).
mundo y su deseo de tener un pueblo “Y hare de ti una nación grande, y te bendeciré
apartado para adorarlo.
y engrandeceré tu nombre, y serás bendición”
Autor: Moisés (12: 2-3).

Destinatario: Para el pueblo de Israel.

Fecha: 1450 - 1410 a. C.

Marco histórico: la región actualmente


conocida como Medio Este.

C. Conclusión: la procreación y la
Bosquejo perversión (6: 1-8).

o La creación del cielo y la tierra


A. El creador y la creación (1: 1-2). o Noé y su familia
B. Los seis días de la creación (1: 3-31). A. El justo Noé y la corrupción del mundo
C. El séptimo día: día de consagración (2: (6: 9-12).
1-3). B. El juicio venidero y la promesa del arca
(6: 13-7: 10).
C. El diluvio para juicio universal (7: 11-
o La familia humana dentro y fuera
24).
del huerto D. Dios recuerda y redacta a Noé (8: 1-14).
A. El hombre y la mujer en el huerto (2: 4- E. La salida del arca (8: 15-19).
25). F. La adoración y la palabra de la promesa
B. El hombre y la mujer expulsadas del (8: 20-22).
huerto (3: 1-24). G. El pacto de Dios con el nuevo mundo (9:
C. La familia de Adán y Eva fuera del 1-17).
huerto (4: 1-26). H. Los hijos de Noé y la bendición futura
(9: 18-29).
o Linaje de Adán
A. Introducción: la creación y la bendición o La nación y la torre de Babel
(5: 1-2). A. La tabla de las naciones (10: 1-32).
B. La “imagen de Dios” desde Adán hasta B. La torre de Babel (11: 1-9).
Noé (5: 3-32). C. El linaje de Abraham (11: 10-26).

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o El padre Abraham D. La promesa de la bendición en Ver-el


A. Los comienzos de Abraham (11: 27-32). (28: 10-22).
B. Llamado promisorio y obediencia de E. Labán engaña a Jacob (29: 1-30).
Abraham (12: 1-9). F. El nacimiento de los hijos de Jacob (30:
C. Abraham y Sara en Egipto: principio de 25-43).
la bendición (12: 10-13: 1). G. El nacimiento de los rebaños de Jacob
D. Abram y Lot se separan: recuerdo de la (30: 25-43).
promesa (13: 2-18). H. Jacob engaña a Labán (31: 1-55).
E. Abraham rescata a Lot: fidelidad de I. La lucha por la bendición en Peniel (32:
Abraham (14: 1-24). 1-32).
F. Confirmación de las promesas del J. La devolución del presente y el regreso
pacto (15: 1-21). a Siquem (33: 1-20).
G. Ismael, el hijo primogénito de Abraham K. Dina, el engaño y la lucha contra los
(16: 1-16). hebreos (34: 1-31).
H. La señal del pacto: circuncisión (17: 1- L. La bendición, y la dificultad en el
27). nacimiento (35: 1-29).
I. El juicio y la misericordia divino (18: 1-
19: 38). o La familia de Esaú (36: 1-8).
J. Abraham y Sara en Gerar: preservación
de las promesas (20:1-18).
o Esaú, el padre de los edomitas (36:
K. El hijo prometido de Abraham:
9-37: 1).
nacimiento de Isaac (21: 1-21).
L. El acuerdo con Abimelec (21: 22-34).
M. La prueba de Abraham (22: 11-19). o La familia de Jacob: José y sus
N. El linaje de Rebeca (22: 20-24). hermanos
O. El lugar de la sepultura de Sara (23: 1-
A. Los primeros tiempos de José (37: 2-
20).
36).
P. Una esposa para Isaac (24: 1-67).
B. Judá y Tamar (38: 1-30).
Q. La muerte y sepultura de Abraham (25: C. José en Egipto (39: 1-23).
1-11).
D. José, el salvador de Egipto (40: 1-41:
57).
o El linaje de Ismael (25: 12-18). E. Los viajes de los hermanos a Egipto
(42: 1-43: 34).
F. José pone a prueba a los hermanos
o La familia de Isaac: Jacobo y Esaú (44: 1-34).
A. Lucha en el nacimiento y en la G. José revela su identidad (45: 1-28).
primogenitura (25: 19-34). H. La emigración de Jacob a Egipto (46: 1-
B. El engaño de Isaac y la disputa con los 27).
filisteos (26: 1-35). I. José, el salvador de la familia (46: 28-
C. E hurto de la bendición y la huida a 47: 12).
Padan-aram (27: 1-28: 9).

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J. La administración de José en Egipto L. Muerte y sepultura de Jacob (49: 29-


(47: 13-31). 50: 14).
K. Las bendiciones de Jacob (48: 1-49: M. Los últimos días de José (50: 15-26).
28).

 Circunstancias de la redacción del libro:


Biblia de Estudio Holman.

Autor
Desde la época precristiana, la autoría de la Torá —los cinco libros entre los que se incluye Génesis—
se le ha atribuido a Moisés, un gran influyente líder israelita del segundo milenio a.C., con un
aristocrático trasfondo egipcio. Aunque, técnicamente, Génesis es anónimo, tanto el AT como el NT
reconocen por unanimidad que Moisés es el autor de la Torá (Jos. 8: 35; 23: 6; 1 R 2: 3; 8: 9; 2 R 14:
6; 23: 25; 2 Cr. 23: 18; 25: 4; 30: 16; 34: 14; 35: 12; Esd. 3: 2; 6: 18; Neh. 8: 1; 9: 14; Dn. 9: 11, 13;
Mal. 4: 4; Mr. 12: 19, 26; Lc. 2: 22; 20: 28; 24 :44; Jn. 1: 17, 45; 7: 19; Hch. 13: 39; 15: 21; 28: 23; Ro.
10: 5; 1 Co. 9: 9; He. 10: 28). Al mismo tiempo, en Génesis se evidencia que fueron insertados en el
texto algunos cambios editoriales de menor importancia pero que datan de épocas antiguas. Entre
los ejemplos, se incluyen la mención de “Dan” (14: 14), ciudad cuyo nombre recién se adoptó en la
época de los jueces (Jue. 18: 29), y el uso de una frase que suponía la existencia de reyes israelitas
(Gn. 36: 31).

Mensaje y propósito
La creación: Dios es el soberano Señor y Creador de todas las cosas. Dios creó todo de la nada. No
existía ningún material previo. Él es el Creador, no un artesano, lo cual indica que tiene poder infinito
y control perfecto, sobre todo. No es parte del orden creado, y ningún elemento de la creación debe
considerarse una extensión de Él. Todo lo que creó es bueno porque bueno es Él y también
majestuoso. Dios es Señor; mantiene Su dominio sobre la creación y participa en ella. El control
divino de la historia de la humanidad es tan completo que aun las peores acciones humanas pueden
ser transformadas para cumplir con Sus propósitos benévolos (50: 20).

La vida humana: Adán y Eva fueron creados a la imagen de Dios, diferentes al resto de la creación,
para tener Comunión con Él. Los seres humanos son una paradoja. Por un lado, son el toque final
de toda la creación de Dios, hechos a Su imagen (1: 26-27) y poseedores, dentro de su ámbito, de
una autoridad similar a la divina sobre todo el orden creado (1: 28-29; 9: 1-3). Por el otro, son
pecadores; seres que, con los recursos y las capacidades que Dios les dio, han transgredido las leyes
divinas (2: 17; 3: 6) y han perjudicado a otras personas (3: 8-11; 6: 5, 11-12). Aun así, durante el
transcurso de su vida terrenal, Dios espera que la gente obedezca Sus leyes (4: 7) y también bendice

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a aquellos que viven según Sus caminos (6: 8-9; 39: 2, 21). Dios quiere obrar por medio de los
individuos para bendecir a todo ser humano (18: 18; 22: 18; 26: 4). No obstante, Génesis enseña
que, por el pecado, todos los seres humanos deben morir (2: 17; 3: 19; 5: 5, 8, 11). Como toda vida
humana es creada a la imagen de Dios, no hay persona ni clase de seres humanos superiores a otros.
Ellos fueron creados para vivir en comunidad. La unidad más esencial de dicha comunidad es la
familia: un esposo y una esposa (varón y mujer), con hijos.

El pecado: El mal y el pecado no se originaron en Dios. Adán y Eva fueron creados inocentes y con
capacidad de decisión. El pecado entró en el mundo en un lugar y un momento específicos de la
historia. Adán y Eva decidieron voluntariamente desobedecer a Dios, dejaron de ser inocentes y
perdieron su libertad. Su naturaleza pecaminosa se transmitió a todos los demás seres humanos. El
pecado produjo la muerte, tanto física como espiritual, y ha llevado a un mundo de angustias y
dificultades.

Contexto histórico
Al menos hasta el siglo II a.C., la Torá (término hebreo para ley) se consideraba una unidad. Poco
antes del nacimiento de Cristo, fue dividida en cinco libros que, posteriormente, se denominaron
Pentateuco (lit. cinco recipientes). Génesis, el primer libro de la Torá, presenta la historia universal
de la humanidad y la historia patriarcal de la nación de Israel. La primera sección (caps. 1-11) es
una reseña general comúnmente denominada “historia primigenia”, que muestra cómo la
humanidad entera descendió de una pareja y cayó en pecado. La segunda sección (caps. 12-50) es
un relato más específico al que, en general, se lo llama “historia patriarcal”; se centra en el pacto
que Dios hizo con Abraham y sus descendientes: Isaac, Jacob y los doce hijos de este último. Génesis
revela el plan de Dios para bendecir y redimir a la humanidad mediante linaje de Abraham. El libro
concluye con los acontecimientos que llevaron a los israelitas a habitar en la tierra de Egipto

Contribución a la Biblia
Génesis establece el fundamento para todo lo demás que se lee y se experimenta en la Escritura.
Mediante este libro, entendemos de dónde venimos, cómo llegamos al estado caído en que estamos
y los comienzos de la obra de gracia de Dios a nuestro favor. Génesis revela el propósito original de
Dios para la humanidad.

También, provee la base para entender el pacto de Dios con Israel, que se estableció al entregarle
la ley. Los relatos de los orígenes de la humanidad, del pecado y de la relación de pacto con Dios
permitieron a la comunidad israelita entender por qué Él le dio la ley.

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Estructura
Génesis es principalmente un relato. Desde una perspectiva narrativa, Dios es el único héroe de la
Biblia, y Génesis tiene el privilegio particular de presentarlo. Dios es el sujeto del primer verbo del
libro y se menciona con más frecuencia que cualquier otro personaje de la Escritura. El contenido
de los primeros once capítulos difiere de las historias patriarcales de los capítulos 12-50. El principal
recurso literario es la frase “estas son las generaciones”. Su significado va más allá del simple
concepto de “generaciones”; más bien se refiere a un relato informativo. Esta práctica era común
en los escritos del antiguo Cercano Oriente. También sirve como un eslabón entre la persona clave
de la narración previa y la que se anticipa en la sección siguiente. El libro de Génesis podría
describirse como una genealogía histórica, que une la creación con las crónicas de la humanidad y
le da continuación.

 Circunstancias de la redacción del libro:


Biblia de Estudio de La Reforma.

Título
El título hebreo, el cual sigue la antigua costumbre de nombrar libros por su primera palabra (o
palabras), es bereshit, “en el principio”. El título griego, basado en el contenido del libro, es génesis,
“origen”. Los dos títulos son apropiados pues el libro es acerca del origen de nuestro mundo como
la buena creación de Dios que fue manchada por la pecaminosidad humana.

Autor
Puesto que este libro anónimo es parte del Pentateuco unificado, para establecer su autoría y fecha,
uno no puede separarse de la composición del Pentateuco como un todo (ver Introducción al
Pentateuco). La evidencia sobre Génesis, sin embargo, sugiere que igual que al resto del Pentateuco,
Moisés le dio al libro su esencia, y editores posteriores la suplementaron, todo bajo la guía del
Espíritu Santo. El Nuevo Testamento da testimonio específico de que Moisés fue el autor del
Pentateuco, y dentro del Pentateuco está Génesis. Jesús dijo: “Moisés os ha dado la circuncisión”
(Jn. 7: 22; Hch. 15: 1), que se da de manera única en Gn 17.

No sorprende que el fundador de la teocracia de Israel haya escrito esta extraordinaria introducción
a la gran narrativa que va desde Génesis hasta Re-yes. Es importante notar que la narrativa histórica
de Génesis provee la explicación teológica para la actividad de Dios en el mundo.

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Fecha y ocasión
Es probable que Moisés tomó de fuentes orales y escritas ya existentes para escribir el libro de
Génesis. Los lectores también deben estar al tanto de que, aunque algunas palabras, que solo fueron
conocidas a partir de la mitad del segundo milenio, ocasionalmente aparecen en el texto, la
gramática del Pentateuco fue actualizada en algún punto, al igual que algunos nombres de lugares
(14: 14 nota). También, la lista de los reyes en 36: 31-43 aparentemente fue agregada después de
que la monarquía fue establecida en Israel durante el tiempo de Saúl.

La fecha de cuándo Génesis fue escrita, junto con el resto del Pentateuco, depende de la fecha en
que Moisés estaba activo, probablemente alrededor del siglo XV a.C. Esta fecha para Moisés está
también relacionada con la fecha del libro de Éxodo. Para más detalles, ver Introducción a Éxodo.

Como sucede con su autor y fecha, el propósito de Génesis no puede considerarse aparte de su lugar
dentro del Pentateuco corno un todo (ver Introducción al Pentateuco). Puesto que se trata de la
introducción a esta gran narrativa del Antiguo Testamento, Génesis prepara la escena, comenzando
con la creación del mundo.

Género literario
Génesis forma parte de una narrativa continua (Génesis-Reyes) que selectivamente narra eventos
desde la creación del mundo hasta la caída de la ciudad de Jerusalén en el 587/86 a.C. Sin embargo,
no se trata de una historia ordinaria, porque incluye, dentro de su presentación, las acciones de
Dios. Por lo tanto, esta narrativa histórica está separada de las historias modernas, las cuales se
enfocan solamente en las actividades de las personas.

Aunque el libro de Génesis es único, tiene puntos de similitud interesantes con otros escritos del
antiguo Medio Oriente. Los primeros 12 caps. de Génesis comparten muchos paralelos, al igual que
diferencias intencionales con mitos del antiguo Medio Oriente que precedieron el tiempo de Moisés
(narraciones mesopotámicas de la creación como el Enuma Elish; narraciones de diluvios como
aquellas incluidas en la Epopeya de Atrahasis; y la onceava tabla de la Epopeya de Gilgamesh). Los
nombres y las costumbres en las narrativas de los patriarcas (caps. 12-50) reflejan con exactitud esa
época, sugiriendo que fue escrito por un autor antiguo con documentos confiables. Los textos de
Ebla (siglo XXIV a.C.) mencionan a Ebrium, posiblemente el Heber de Gn. 10: 21, y los textos de Mari
(XVIII a.C.) dan fe de nombres como “Abraham”, “Jacob” y “amorreo”. La práctica de otorgar la
primogenitura (p. ej., privilegios adicionales dados al hijo mayor, 25: 5-6, 32-34; 43: 3 3; 49: 3) era
común en el antiguo Medio Oriente, y la venta de una herencia (25: 29-34) está documentada en
diferentes períodos en esa área. La adopción de un esclavo (15: 1-3) se encuentra en una carta de
Larsa de la antigua Babilonia, y la adopción de Efraín y Manasés por su abuelo (48: 5) puede
compararse a una adopción similar de un nieto en ligara (siglo XIV a.C.). Regalar una esclava como
parte de un presente y presentarla a su marido por parte de una esposa infértil (16: 1-6; 30: 1-3 y

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notas) está atestiguado en las leyes de Hammurabi (c. 1750 a.C.). Estos datos y otros similares
apoyan la naturaleza histórica de la narrativa. No se ha descubierto una prueba directa de la
confiabilidad histórica de la narrativa de Génesis, pero esto no sorprende debido a la edad y
naturaleza de los eventos descritos en Génesis. Desafortunadamente, la falta de dicha evidencia se
usa con frecuencia para citarlo como una razón para cuestionar su historicidad. Sin embargo, esa
argumentación es fallida, y no considera la antigüedad de los materiales en cuestión. Una gran parte
de Génesis se enfoca en las experiencias de una familia seminómada que vivió cerca del 2000 a.C.
Finalmente, se invita al lector a aceptar las afirmaciones del Génesis y evaluarlas a la luz del resto
de las Escrituras.

Distintivos literarios
La estructura literaria de Génesis está marcada por una serie de títulos que moldean toda la
narración. Después del prólogo (1: 1-2:3), Génesis está dividido en 10 partes que se distinguen por
la fórmula: “Estas son las generaciones de...”. A cada título le sigue una genealogía de aquellos que
descienden de la persona nombrada (u objetos, en 2: 4) o por historias que involucran a sus
descendientes notables. Hasta cierto punto, de la primera a la tercera narrativa, y de la cuarta a la
sexta narrativa son paralelas una de la otra: (a) historias de los desarrollos de la humanidad de forma
universal en la creación y la re-creación después del diluvio (narrativa 1 y 4, respectivamente); (b) la
genealogía de las líneas redentoras a través de Set y Sem (narrativa 2 y 5); y (c) las historias de
transacciones de los pactos de la época, Noé y Abraham (narrativa 3 y 6). Los últimos dos pares de
narrativas extienden la línea Abrahámica, y contrastan su descendencia rechazada, Ismael y Esaú
(narrativa 7 y 9), con historias sobre los elegidos, Isaac y Jacob respectivamente (narrativa 8 y 10).

Los títulos de Génesis enfocan la atención en la línea particular de descendientes que comienza con
Adán y concluye con la familia de Jacob. Los miembros de esta línea familiar incluyen individuos
importantes como Noé y Abraham. Comenzando con Adán, su particular línea familiar está
destinada a jugar un rol vital en el cumplimiento del plan redentor de Dios para el mundo,
anticipando después el establecimiento de la dinastía davídica y eventualmente la venida de
Jesucristo. Génesis revela el plan de Dios tanto para derrocar a satanás a través de un miembro
futuro de esta línea que desciende de Eva (3: 15), como para bendecir a todas las naciones de la
tierra (12: 3; 22: 18). Al final de Génesis, dos líneas reales en potencia son enfatizadas. La primera
está asociada con José y su hijo menor Efraín. La otra línea real en potencia se enfoca en Judá y su
hijo menor Fares. Gn 49: 8-10 anticipa que la línea de José/Efraín será eventualmente rechazada por
Dios y reemplazada por la de Judá, pero esto no sucederá, sino hasta en el tiempo de David (Sal. 78:
66-72).

Génesis es un libro más difícil de leer de lo que la mayoría piensa. La tendencia moderna es a leer
una sección corta de Génesis sin considerar el contenido general del libro. Un enfoque así falla al no
reconocer que la narrativa hebrea frecuentemente comunica ideas importantes a través de temas
recurrentes, juegos de palabras, y cambios sutiles entre escenas similares. Frecuentemente se

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pierde la profundidad de Génesis, y muchos lectores no logran entender las verdades contenidas en
el texto.

Características y temas principales


Puesto que es la apertura de la gran narrativa que va desde Génesis hasta Reyes y así a través de
toda la Biblia, Génesis pone en escena todo lo que sigue en la Biblia. Prepara el escenario para todo
lo que seguirá a continuación. Sus capítulos iniciales son excepcionales en su importancia, ya que
explican cómo se rompió la relación entre Dios y la humanidad y cómo Dios, de forma
misericordiosa, establece planes para redimir a todo el mundo del poder de satanás. Aunque los
primeros capítulos dejan algunas preguntas sin responder (p. ej., el origen de la maldad en el
mundo), caps. 1-3 son fundamentales para entender toda la Biblia.

Al inicio del Génesis, los seres humanos son creados para ser los viceregentes con Dios, quienes
extienden su dominio sobre la tierra al fructificarse y multiplicarse. Al recibir autoridad de Dios para
tener dominio sobre otras criaturas, los seres humanos son privilegiados por Dios de una manera
especial. Sin embargo, debido a un acto de traición, Adán y Eva son persuadidos por una misteriosa
serpiente a desobedecer a Dios. Lo hacen, y ello tiene consecuencias trágicas para todo el mundo.
Es bajo ese contexto que el libro de Génesis narra cómo Dios, al castigar una pareja humana,
promete mandar a un descendiente de la mujer, quién triunfará sobre la serpiente, más tarde
revelada como satanás.

Génesis traza la descendencia de Eva, y el asesinato de Abel por su hermano Caín es la primera
indicación de que la maldad tiene al mundo asido con fuerza y no se soltará con facilidad. Los
humanos prueban su depravación a través de ritos religiosos, fratricidio, y venganza sin restricciones
(cap. 4); con tiranía, violencia, y un continuo pensar del mal (6: 1-8); y al erigir un anti-reino contra
Dios (Nimrod y la infame ciudad con su alta torre, 10: 8-12; 11: 1-9 nota). El veredicto de Dios con
respecto a la humanidad se mantiene en pie: “La intención del corazón del hombre es mala desde
su juventud” (8: 21). Con excepción de Noé y su familia, la humanidad es destruida.

Así como Dios, de manera milagrosa y segura, transformó soberanamente la vacía oscuridad en el
origen de la tierra (1: 2) en un glorioso hábitat para la humanidad, y la hizo reposar (1: 3-2:3),
también Dios de manera soberana escogió a los patriarcas Abraham, Isaac, y Jacob, prometiendo
enviar a través de ellos un futuro descendiente quien mediaría su bendición a las naciones del
mundo (12: 1-3, 7; 13: 14-17; 17: 1-8; 26: 2-6; 28: 10-15).

Antes de que naciera y que hubiera hecho bien o mal, Dios reveló que Jacob señorearía sobre Esaú,
su hermano gemelo mayor (25: 21-23). Dios escogió a Jacob, aunque este le hizo trampa a su
hermano, engañó a su padre, y blasfemó contra Dios (cap. 27). Dios incluso usó los males
escandalosos de Judá contra Tamar, y también su ardid astuto, para continuar la línea mesiánica
(cap. 38). El Rey celestial desplegó su glorioso gobierno al preservar milagrosamente a las matriarcas
en medio de harenes paganos (12: 10-20; cap. 20), y abriendo sus matrices infértiles (17: 15-22; 18:
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1-15; 21: 1-7; 25: 21; 29: 31; 30: 22). Invalidó las costumbres humanas al escoger repetidamente al
menor, no el mayor, para que heredarán la primogenitura que le pertenecía al primogénito, y con
esto el poder para mediar su bendición a otros (25: 23 nota).

Dios inclinó el corazón de sus elegidos para que confíen en sus promesas y obedezcan sus
mandamientos. En contra de toda esperanza, Abraham confió en que Dios le daría una descendencia
innumerable, y Dios se lo reconoció por justicia (15: 6). Confiando en las promesas seguras de Dios,
Abraham cedió sus derechos a la tierra (cap. 13); y Jacob, que fue llamado “Israel”, aferrado solo a
Dios (cap. 32), simbólicamente le regresó la primogenitura a Esaú (cap. 33). Al comienzo de la
historia de José, Judá vendió a José como esclavo (37: 26, 27), pero después, quien lo había vendido
como esclavo estuvo dispuesto a convertirse en esclavo, en lugar de su hermano (44: 33, 34).
Confiado en la verdad de que el diseño bondadoso de Dios había traído bien, donde hubo pecados
horrendos como asesinato y tráfico de esclavos, fosé perdonó a sus hermanos sin recriminación (45:
4-8; 50: 24).

Teología de Génesis
Los primeros capítulos de Génesis muestran a Dios de dos maneras complementarias, aunque
complejas. Por un lado, Gn. 1: 1-2: 3 presenta a Dios como un ser trascendente que existe aparte y
afuera del universo que crea. Su autoridad y poder se demuestran por su habilidad de ordenar el
mundo por su Palabra. Él es tanto un Dios de orden que establece límites y es también la fuente de
juicio moral que declara lo que es bueno. Por el otro lado, Gn. 2: 4-3: 24 muestra a Dios como
inmanente, la Deidad que forma al primer hombre desde el polvo, y después moldea de una de sus
costillas una compañía adecuada para él. Este Dios camina en el jardín y se comunica cara a cara con
aquellos que ha creado. Puestos lado a lado, estos dos retratos de Dios muestran dos aspectos
distintivos de su naturaleza. Al desplegarse el resto del Génesis, atestiguamos de diferentes maneras
la trascendencia e inmanencia de Dios al juzgar la maldad humana y al establecer con gracia los
medios por los cuales la humanidad puede de nuevo conocer su favor y bendición. A través de los
pactos que establece con Noé y Abraham, Dios se revela a sí mismo como uno que será fiel a lo que
promete. Al efectuar su plan de salvación, Dios despliega su soberanía y gracia, trabajando con
paciencia frente a la rebelión y corrupción humana.

Génesis en la historia de toda la Biblia


El libro de Génesis provee el fundamento en el que descansa todo el resto de la Escritura. Al abrir la
gran historia de la Biblia, prepara la escena, introduce los personajes y las relaciones entre ellos, y
reporta ciertos eventos que prueban ser decisivos para entender el mundo en el cual ahora vivimos.
En particular, los primeros capítulos de Génesis no solo explican cómo la humanidad se ha alineado
de Dios, viviendo bajo su maldición en lugar de bajo su bendición, pero también revelan que Dios
no permitirá que el mal triunfe en la victoria final. A través de un proceso que comienza Génesis,

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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

Dios finalmente triunfará sobre la serpiente/satanás a través de la descendencia de la mujer, el


nuevo Adán, Jesucristo (3: 15).

Cristo en Génesis
Lo que comienza en Génesis se cumple en Cristo. El paraíso perdido por el primer Adán es restaura-
do para siempre por el último Adán. Dios mismo proclamó que la descendencia de la mujer
destruiría a satanás (3: 15). La genealogía que comienza en el cap. 5 y que avanza en el cap. 11 se
completa con el nacimiento de Jesucristo (Mt. 1; Lc. 3: 23-27). Él es la descendencia final prometida
a Abraham (22: 18; Gá. 3: 16). Los elegidos son benditos en Él porque Él solamente, por su
obediencia activa y pasiva, satisfizo las demandas de la ley y murió en su lugar. Todos los que están
unidos a Cristo por la fe son descendientes de Abraham (Gá. 3: 26-29). Las audaces profecías y los
tipos sutiles en Génesis muestran que Dios está escribiendo una historia que lleva al reposo eterno
en Cristo. En el umbral de la profecía bíblica, Noé predijo que los jafetitas encontrarían salvación a
través de los semitas, una profecía cumplida en el Nuevo Testamento (9: 27 nota). El regalo de una
esposa a Adán provee una imagen para entender el regalo de la iglesia a Cristo (2: 18-25; Ef. 5: 22-
32). El sacerdocio de Melquisedec es como el del Hijo de Dios (14: 18-20; Heb. 7). Esta sagrada
historia que está unida de forma maravillosa certifica que el enfoque del Génesis es Cristo.

Historia de la interpretación
La interpretación de Génesis ha sido profundamente distorsionada en los últimos dos siglos por
metodologías que han rechazado la evidente unidad del libro, prefiriendo más bien enfocarse en
fuentes literarias hipotéticas o numerosas composiciones orales independientes. Los intentos
académicos por reconstruir un complejo proceso de transmisión se desvían más allá de lo que podría
conocerse con certeza, muchas veces impulsados por presuposiciones equivocadas sobre cómo se
desarrolló la religión israelita. Como resultado, el mensaje de Génesis, como obra unificada, ha sido
en su mayor parte ignorado o reemplazado por ideas que no hacen justicia a lo que dice el texto de
Génesis. Bajo un contexto tan negativo, estudios recientes de escritura narrativa hebrea han
ayudado a los estudiosos a apreciar mejor cómo los antiguos escritores construían sus obras
literarias. Esto ha llevado a un mejor entendimiento del mensaje de Génesis.

Asuntos especiales
La tensión entre Génesis y la ciencia moderna acerca de los orígenes del universo y de las especies
vivientes es resuelto, en su mayor parte, cuando se reconoce que se está hablando desde diferentes
perspectivas. Las preguntas de quién creó y por qué creó son más importantes al mensaje general

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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

del libro, que el dar detalles específicos acerca de cómo y cuándo fue creado el universo. La ciencia
no puede responder las primeras preguntas, y Génesis dice poco sobre las segundas (1: 2, 5, 6, 11 y
notas). Aunque este tema es importante, de mucha más importancia es la narrativa redentora que
comienza con la creación del primer Adán y culmina en la nueva creación llevada a cabo por el último
Adán.

A lo largo de la mayoría del siglo XX, los estudiosos que apoyan la “hipótesis documentaria” han
afirmado que el Génesis está compuesto por documentos en conflicto: J (para Jehová/Yahvé, “el
SEÑOR”), E (para Elohim, “Dios”), D (para deuteronomista, aunque raro en Génesis), y P (para el
escritor sacerdotal). Aunque este esquema es todavía aceptado por algunos, muchos estudiosos
cuestionan hoy el criterio usado para identificar estas supuestas fuentes, algunos aun enfatizando,
más bien, la unidad del texto tal como lo tenemos. Por ejemplo, la historia del diluvio, que se
pensaba que era un ejemplo clásico de la hipótesis documentaria, ahora se admite que demuestra
una unidad impresionante. Ver Introducción al Pentateuco.

 Circunstancias especiales del libro:


Biblia de Estudio de Plenitud.

Aplicación personal
Génesis cuestiona muchas concepciones del mundo celular, por lo cual los estudiosos de este libro
deben acostumbrarse a pensar de forma diferente. Debemos percibir el mundo y su historia tal
como los antiguos autores de la Biblia nos lo revelan. Por ejemplo, los relatos de los caps. 1-3 no
deben ser entendidos como alegorías sino como historia verídica. La Palabra de Dios siempre debe
prevalecer por encima de la palabra del hombre; no estamos para juzgar su Palabra, sino que ella
nos juzga a nosotros. Por lo tanto, los antiguos hebreos no deben ser considerados primitivos
simplemente porque ellos ven la realidad de manera diferente. Es posible que la racionalidad del
pensamiento griego, a la hora de referirse a las realidades del mundo, forme parte de nuestra
herencia, pero ello no le da siempre la razón.

Génesis también ofrece otras lecciones: Abraham es nuestro ejemplo en la fe (1: 6; Gá. 3: 7): la vida
de José es un sermón exquisito para todos los que sufren un trato injusto y constituye un reto a la
fidelidad en esta época de tolerancia indiferente.

Por último, sólo comprendemos a cabalidad la naturaleza humana cuando estamos en posesión de
la verdad del “pecado original”. Cuando Adán pecó, no sólo pecamos todos nosotros, sino que
heredamos una naturaleza pecaminosa (8: 21; Ro. 5: 19; 7: 18). Solo un Salvador puede ocuparse de
manera efectiva de esta corrupción natural heredada.

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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

Cristo revelado
Cristo El Cristo preexistente, el Verbo viviente, participó directamente en la creación. “Todas las
cosas por el fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho” (Jn. 1: 3). Génesis 3:
15 anticipa el ministerio de Jesús al sugerir que la “simiente de la mujer”, la cual herirá en la cabeza
a la serpiente (satanás), es Jesucristo, la “simiente” de Abraham mencionada por Pablo en Gálatas
3: 16. Melquisedec es el misterioso rey y sacerdote del capítulo 14. Como Jesucristo es a la vez Rey
y Sumo Sacerdote, la carta a los Hebreos los identifica correctamente (Heb. 6: 20).

La mayor revelación de Cristo en Génesis se halla en el establecimiento del pacto de Dios con
Abraham en los capítulos 15 y 17. Dios hizo promesas gloriosas a Abraham, y Jesús representa su
máxima consumación, una verdad explicada detalladamente por Pablo en Gálatas. Mucho de la
Biblia está edificado sobre el pacto ofrecido a Abraham y su florecimiento en Jesucristo.

La dramática historia que narra la disposición de Abraham de sacrificar a Isaac, obedeciendo el


mandato de Dios, exhibe una sobrecogedora similaridad con el acontecimiento crucial del Nuevo
Testamento. “Toma ahora a tu hijo, tu único, a quien amas... y ofrécelo allí en holocausto” (22: 2),
nos recuerda la disposición de Dios de sacrificar a su hijo por los pecados del mundo.

Finalmente, la bendición de Jacob sobre Judá anticipa la venida de “Shiloh”, que será identificado
como el Mesías. “Y a él se congregarán los pueblos” (49: 10).

El Espíritu Santo en acción


“El Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas” (1: 2). Así encontramos al Santo en Espíritu
participando en la creación. El Espíritu Santo también obró en José, algo obvio para el Faraón:
“¿Acaso hallaremos a otro hombre como éste, en quien está el Espíritu de Dios?” (41: 38).

Aunque aparte de esto el Espíritu Santo no es mencionado en Génesis, vemos su obra en el traslado
de los animales hacia el arca de Noé desde los cuatro puntos cardinales. También percibimos su
obrar a través de las vidas de los patriarcas cuando los protegía junto a sus familias y los colmaba
de bendiciones. Todo tipo de dificultades e increíbles situaciones afectaron al pueblo escogido, a fin
de frustrar, si era posible, el cumplimiento de las promesas de Dios a Abraham; pero el Espíritu
Divino proporcionó una salida sobrenatural en cada ocasión.

 Circunstancias especiales del libro:


Biblia de Estudio Teologico.

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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

Síntesis de la historia de la salvación


Es probable que los lectores modernos estén familiarizados con algunas partes concretas
de Génesis. Sin embargo, la mayoría de ellos tienen dificultades para comprender la manera
en que los diferentes elementos del libro se combinan para formar un relato unitario. Eso
hace que a menudo cada episodio sea leído de forma aislada, lo que impide una adecuada
apreciación de cómo influye el con- texto literario más amplio sobre cada pasaje. Captar la
visión global de Génesis es de vital importancia.

En el centro de esta visión se encuentra el linaje familiar que constituye la columna vertebral
de todo el libro. Su importancia no debe subestimar e ya que, desde su mismo inicio en 3:
15, la decendencia de la mujer se transforma en la fuente de la esperanza en que la
serpiente sea derrotada y pueda restaurarse la tierra y todo lo que en ella hay.
Posteriormente, se registra la descendencia de la mujer desde Set hasta Noé, “varón justo”
(6: 9) que halla el favor de Dios, por lo que el Señor decid salvarlo a él y a su familia de la
destrucción del diluvio. A partir de Noé, el linaje familiar avanza hasta Abraham, en quien
serán benditas todas las familias de la tierra (12: 1-3). Cuando Dios establece con Abraham
el pacto de la circuncisión, la promesa divina de bendición está vinculada a un descendiente
de su hijo Isaac que pertenecerá al linaje real.

Conforme se desarrolla el relato, la promesa de bendición queda estrechamente vinculada


al hijo primogénito. Sin embargo, esto coincide con un elemento inusual del libro. El estatus
de primogénito no siempre se atribuye al hijo nacido en primer lugar. El nacimiento de los
hijos mellizos de Isaac da inicio a una larga lucha entre Esaú y su hermano menor, Jacob.
Después de que Esaú le venda su primogenitura a cambio de un guiso de lentejas (25: 29-
34), Jacob obtiene de Isaac con engaños la bendición reservada al primogénito (27: 27-29).
Dicha bendición, expresada en términos que recuerdan la promesa de Dios a Abraham,
confirma a Jacob como aquel a través de quien tendrá continuidad la línea dinástica regia.

En un principio, los sueños de José y el hecho de que sustituya a Rubén como primogénito
son factores que parecen indicar que el linaje real proseguirá a través de él. Aunque sus
hermanos lo venden corno esclavo, su ascenso a gobernador de Egipto confirma que Dios
está con él. Más adelante, cuando la familia vuelve a juntarse y Jacob pronuncia la bendición
de la primogenitura sobre el hijo menor de José, Efraín, la futura casa real queda ligada a
sus descendientes (48: 13-19). No obstante, Génesis da aquí un giro tan interesante como
imprevisto. A pesar de la importancia concedida a José, también se nos relata la notable
transformación personal de su hermano mayor, Judá, de suerte que la realeza que- da
asociada también a sus descendientes (49: 8-12).

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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

Más allá de Génesis, vemos a la descendencia de Efraín asumir el liderazgo de Israel cuando
Josué lidera al pueblo en su entrada en la tierra de Canaán. A pesar de ello, en tiempos de
Samuel los efraimitas son rechazados, y Dios escoge a David para establecer la primera
dinastía en Israel (ver Sal. 78: 67-72). Con el tiempo, las promesas divinas anunciadas en
Génesis y vinculadas a un determinado linaje familiar, acaban cumpliéndose en Jesucristo,
el Hijo de Dios hecho carne, quien llega a ser por adopción el “hijo de David, hijo de
Abraham” (Mt. 1.1; ver Hch. 3: 25-26; Gá. 3: 16). Al contener la expectativa de un rey
especial, mediador de la bendición de Dios sobre la humanidad, Génesis proporciona el
fundamento sobre el que descansa el resto de la Biblia.

Al decir que Génesis señala hacia Jesucristo uno debe ser cuidadoso, ya que el libro no
contiene una cristología plenamente desarrollada. Lo que empieza como una promesa
divina de salvación vinculada a la descendencia de la mujer se amplía a lo largo del resto del
AT. No obstante, las ideas introducidas en Génesis son totalmente consistentes con la
realidad final.

Aunque el concepto de la bendición de las naciones a través de un futuro rey se encuentra


en el mismísimo corazón de Génesis, este no es el único tema que toca el libro. Uno de los
más importantes es el de la promesa divina hecha a Abraham de convertirlo en una nación
grande (Gn. 12: 2). Dos conceptos interrelacionados son de suma importancia en conexión
con dicho tema: tierra y descendencia, elementos esenciales de la idea de nación.

El énfasis en la idea de nación debe entenderse a la luz del propósito de Dios para la tierra,
el lugar de su morada, donde vivirá rodeado de un pueblo de reyes y sacerdotes. Sin
embargo, cuando Adán y Eva traicionaron a Dios, renunciaron a su estatus especial.
Posteriormente, cuando Dios vino a morar entre los israelitas, Israel como nación tuvo la
oportunidad de constituirse en un reino de sacerdotes (Éx. 19: 6). Desafortunadamente,
nunca llegaron a hacer realidad todo lo que Dios deseaba para ellos. No obstante, incluso
en su fracaso, nos dejaron el legado de cómo debería ser la tierra bajo el gobierno de Dios.

Con la venida de Jesucristo, la teocracia nacional de Israel fue sustituida por un reino de
sacerdotes internacional que incluye a judíos, samaritanos y gentiles (1 P 2: 9). Aunque la
iglesia se ha transformado en el lugar de morada de Dios en la tierra, el mal aún subsiste.
No será sino hasta después del regreso de Cristo y el juicio final que todas las cosas serán
restauradas y se creará una nueva tierra. Cuando llegue ese momento, la nueva Jerusalén
marcará la culminación del proyecto divino que comenzó en Génesis. La visión de Juan de
la nueva tierra en Apocalipsis 21-22 tiene una estrecha afinidad con Génesis 1-2.

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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

Para una explicación de la “Historia de la salvación”, ver Panorama general de la Biblia,


pp. XXIII-XXVII. Ver tb. Historia de la salvación en el Antiguo Testamento: Preparar el
camino para Cristo, pp. 2336-2365.

Mega temas
o Principios
Explicación: Génesis explica como comenzaron muchas realidades importantes: el universo, la
tierra, la gente, el pecado contra Dios, y el plan de salvación de Dios.

Importancia: Génesis nos enseña que la tierra fue creada sin defectos ni problemas. Para Dios la
humanidad tiene mucho valor. Dios crea y sustenta la vida.

o Desobediencia
Explicación: La gente está siempre enfrentando grandes decisiones. La desobediencia surge
cuando la gente decide no seguir el plan de Dios.

Importancia: Génesis explica porque los hombres son malos: optaron por hacer lo malo. Aún los
grandes héroes de la Biblia le fallaron a Dios.

o Pecado
Explicación: El pecado destruye la vida de las personas y ocurre cuando desobedecemos a Dios.

Importancia: Vivir como Dios quiere hace que la vida sea productiva y plena.

o Promesas
Explicación: Dios da promesas de ayuda y protección a la humanidad. Esta clase de promesa se
llama “pacto”.

Importancia: Dios cumplió Sus promesas entonces y las cumple ahora. Él promete amarnos,
aceptarnos y perdonarnos.

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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

o Obediencia
Explicación: Lo opuesto al pecado es la obediencia. El obedecer a Dios restaura nuestra relación
con Él.

Importancia: La única manera de disfrutar los beneficios de las promesas de Dios es obedecerlo.

o Prosperidad
Explicación: La prosperidad va más allá que la simple riqueza material. La verdadera prosperidad y
plenitud vienen como resultado de la obediencia a Dios.

Importancia: Cuando la gente obedece a Dios, encuentra paz con Él, con los demás y con sí mismo.

o Israel
Explicación: Dios estableció a Israel para tener un pueblo consagrado que 1) mantuviera activo los
principios de Dios en el mundo, 2) proclamara al mundo como Él y 3) preparara al mundo para el
nacimiento de Cristo.

Importancia: Actualmente Dios busca gente que lo siga. Tenemos que proclamar la verdad y el
amor de Dios a todas las naciones, no solo a la nuestra. Debemos ser fieles en cumplir la misión que
Dios nos ha encomendado.

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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

Historia de la salvación en el Antiguo


Testamento: Preparar el camino para Cristo.
Vern S. Poythress, Biblia de Estudio Teológico.

Ver “Panorama general de la Biblia”, pp. XXIII-XXVII, para una explicación más completa de la
“Historia de la salvación”.

Génesis
Después de que Dios crea un mundo de abundancia y bendición, la caída de Adán altera la
armonía. Dios se propone renovar la abundancia y la bendición mediante la simiente de la mujer
(3: 15). Cristo es la simiente definitiva (Gá. 3: 16) que trae la victoria culminante (He. 2: 14-15).
Génesis rastrea el comienzo de un linaje de descendencia piadosa, a través de Set, Enoc, Noé y
luego muestra la elección de Dios de Abraham y sus descendientes (Gn. 12: 2-3, 7; 13: 14-17; 15:
4-5; 17: 1-14; 18: 18; 22: 16-18; 26: 2-5; 28: 13-15).

1: 1 El acto de Dios de la creación es el fundamento de toda la historia bíblica. Un número


considerable de pasajes hacen referencia a la creación (p. ej., Sal. 8; 104; 148; Jn. 1: 1-3; 1 Co. 8: 6;
Col. 1: 15-17; He. 1: 2; 11: 3; 1 Jn. 1: 5-7). El resto de la Biblia depende indirectamente de ella.
1: 3 Dios habla y está hecho. La centralidad de la palabra de Dios en los actos de la creación anticipa
la verdad más profunda que se expresa en Jn. 1: 1, donde la segunda persona de la Trinidad es el
Verbo (o la Palabra).
1: 3 Dios creó la luz física. La Biblia también afirma que Dios es luz en un sentido moral y espiritual
(1 Jn. 1: 5). Según el diseño de Dios, los aspectos físicos de la creación pueden servir como vehículos
para elaborar temas sobre Dios y su salvación. Jesús es “la luz del mundo” (Jn. 8: 12).
1: 26 El Hijo divino es “la imagen del Dios invisible” (Col. 1: 15). El hombre fue creado de manera
tal que refleja la relación de imagen que existe entre las personas de la Trinidad. La redención del
hombre de la caída y el pecado incluye una nueva creación (2 Co. 5: 17), cuyo ser es “creado según
Dios en la justicia y santidad de fa verdad” a la imagen de Cristo (Ef. 4: 24).
1: 28 Dios creó un orden permanente en la creación. Pero también tenía la intención de que existiera
un desarrollo en el que el ser humano ejercería un rol central. Como Adán fracasó y cayó en pecado,
Cristo vino como el postrer Adán para obtener el dominio (ver 1 Co. 15: 22, 45-49; Ef. 1: 21-22).
1: 31 El pecado es una irrupción posterior en una creación originalmente buena. No es inherente en
el mundo, así que podrá ser eliminado por completo cuando Dios logre sus propósitos en la
consumación (Ap. 22: 3-5).
2: 2 Dios descansó de sus obras de creación. Pero continúa obrando mediante la providencia y
(después de que aparece el pecado) en la redención. Ver Jn. 5: 17. Como seres humanos esperamos
con ansias entrar en el descanso de consumación de Dios (He. 4: 4, 9-11).

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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

2: 3 El hombre imita el patrón del trabajo y el descanso de Dios en el ciclo sabático de los días (Éx.
20: 8-11) y los años (Lv. 25). El sábat anticipa el descanso que Cristo logró con su resurrección y
ascensión (He. 10: 12-13) y que se manifestará plenamente en la consumación (Ap. 22: 4-5).
2: 7 Dios tiene vida en sí mismo e imparte vida a sus criaturas. La impartición de la vida física anticipa
la impartición de la vida espiritual (Jn. 1: 4; ver 1 Co. 15: 45). La vida se encuentra en el Hijo (Jn. 5:
21, 26; 1 Jn. 5: 12) y nos llega a través del Espíritu (Jn. 3: 5).
2: 8 El huerto del Edén y el paraíso nos recuerdan lo que hemos perdido (Jl. 2: 3) pero también lo
que será renovado en el mundo venidero (Is. 51: 3; Ap. 22: 1-3).
2: 9 Después de la caída, al hombre se le negó el acceso al árbol de la vida (3: 24). Pero Dios promete
que serán fructíferos aquellos que lo conocen (Sal. 1: 3) y aquellos que obtienen sabiduría (Pr. 3:
18). La vida eterna se obtiene en Cristo (Jn. 5: 24), y el acceso libre al árbol de la vida vuelve a
aparecer en la consumación (Ap. 22: 2).
2: 24 El divorcio es una desviación del diseño de Dios en la creación (Mt. 19: 4), La relación
matrimonial anticipa fa relación de Cristo con la iglesia (Ef. 5: 22-33). Ver “Panorama general de la
Biblia”, pp. XXlll-XXVII, respecto de Cristo como el postrer Adán.
3: 1 Pasajes posteriores de la Escritura indican que satanás actuó a través de la serpiente (Is. 27: 1;
Ap. 12: 9). Él fue derrotado por la obra de Cristo en la cruz (He. 2: 14-15) y será destruido totalmente
en los sucesos que desembocan en la consumación (Ap. 20: 7-10).
3: 4 A lo largo de la historia satanás se ha dedicado a engañar (2 Ts. 2: 9-12; Ap. 12: 9) y a plantear
dudas sobre la palabra de Dios. Cuando satanás lo tentó, Cristo rechazó sus mentiras (Mt. 4: 1-11).
A pesar de los ataques de satanás, la palabra de Dios permanecerá para siempre (Sal. 119: 89; Mt.
24: 35). 3: 8 Dios aparece en escena y juzga a Adán y Eva, lo que anticipa el día final del juicio en
Cristo (Jn. 5: 22). A causa de la obra sacrificial de Cristo, el juicio puede atemperarse con la
misericordia para los que pertenecen a Cristo.
3: 15 La simiente de la mujer que asesta un golpe decisivo a la serpiente es Cristo (He. 2: 14). Pero
en momentos anteriores dentro del AT se logran derrotas parciales a través de personas que
prefiguran a Cristo y presagian el conflicto final. (Ver “Panorama general de la Biblia”, pp. XXIII-
XXVII).
3: 24 Cuando Cristo abre el camino a la vida eterna, se elimina la exclusión al camino de la vida (Jn.
14: 6; He. 10: 19-22; Ap. 22: 2).
4: 26 El linaje de Set parece ser más piadoso, lo que encaja en la promesa de la simiente de la mujer
(3: 15), mientras que Caín y sus descendientes se identifican más con la simiente de la serpiente. El
linaje de Set en última instancia conduce a Cristo (Lc. 3: 38).
5: 5 La muerte es un hecho repetido y nefasto que nos recuerda la realidad de la maldición (2: 17;
3: 19) y la necesidad de que, a través de Cristo, Dios en su misericordia ofrezca una solución
definitiva al problema de la muerte (Jn. 11: 25-26; Ap. 1: 18; 21, 4).
5: 24 La manera en que Enoc caminaba con Dios lo convierte en uno de los primeros ejemplos de fe
(He. 11: 5-6), y que haya sido llevado por Dios sin morir anticipa la vida eterna de resurrección que
Cristo da (Ro. 8: 11).
6: 9 Para la fe de Noé, ver He. 11: 7. Noé por su justicia no solo obtuvo su propia salvación sino
también la de su familia, lo que prefigura la justicia de Cristo mediante la cual Cristo salvó a su familia
espiritual.
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6: 18 Dios promete en un pacto (ver “Panorama general de la Biblia”, pp. X111-XXVII) salvar a Noé,
lo que anuncia el nuevo pacto en Cristo mediante el cual recibimos la salvación eterna (1 Co. 11: 25;
He. 10: 15-18).
7: 23 El diluvio puso fin a todo un mundo (2 P 2: 5; 3: 6). Prefigura el juicio final, que deshace los
cielos y la tierra actuales y trae un mundo nuevo (Ap. 21: 1). Dios guarda a los que pertenecen a
Cristo, el Noé definitivo,
8: 13 El surgimiento de un mundo nuevo prefigura la creación del cielo nuevo y la tierra nueva (Ap.
21: 1-4; ver 2 P 3: 5-7).
9: 3 Dios repite el mandato dado al hombre en 1: 28. Noé es una nueva cabeza o un representante
de la humanidad y una figura de Cristo, quien será la cabeza definitiva de la nueva humanidad (1 Co.
15: 45-48). Todos los que descienden de Noé son privilegiados por su causa.
9: 11 A través de un pacto Dios garantiza a toda la humanidad bendiciones que vienen a través de
Noé. Él muestra misericordia, que se basa en el sacrificio (8: 21), lo que apunta en última instancia
a la misericordia que viene mediante el sacrificio de Cristo (He. 10: 12).
10: 32 Todas las naciones del mundo se encuentran incluidas en el plan de Dios. Él elige solo a Abram
(12: 1-3), pero con el tiempo serían “benditas en él todas las naciones de la tierra” (18: 18; ver 12:
3; Ap. 5: 9).
11: 4 Babel, y posteriormente Babilonia (Ap. 17-18), es la ciudad mundana por excelencia, donde el
hombre intenta exaltarse a sí mismo a la posición de un dios. Esto contrasta con la ciudad santa del
pueblo de Dios, cuyo nombre es engrandecido no por su autoexaltación arrogante sino por el poder
de Dios (Gn. 12: 2; Ap. 21: 2).
12: 1 Dios engrandecerá el nombre de Abram, lo que contrasta con el deseo de autoexaltación que
existe en Babel (11: 4). La elección de Abram reduce el linaje de la simiente de la mujer (3: 15) a los
descendientes de Abram. En última instancia, Abraham es grande porque es un progenitor de Cristo
(Ro. 9: 5).
12: 2 La promesa de Dios se reitera y se amplía a medida que pasa el tiempo (13: 14-17; 15: 4-5; 17,
1-14; 18: 18; 22: 16-18; 26: 2-5; 28: 13-15; 35: 10-12).
12: 3 La inclusión de todas las familias de la tierra anticipa la difusión del evangelio y la salvación en
Cristo hasta lo último de la tierra (Mt. 28: 18-20; Hch. 1: 8; Gá. 3: 8).
12: 7 La promesa de Dios tiene un cumplimiento a corto plazo cuando la nación de Israel conquista
Canaán bajo el mando de Josué (Jos. 21: 43; ver 1 R 4: 21). En última instancia la descendencia se
reduce a Cristo (Gá. 3: 16), cuyo dominio se extiende no solo sobre la tierra de Canaán sino sobre
todo el mundo (Mi. 28: 18). La tierra de Canaán prefigura la herencia eterna del mundo en Cristo
(He. 4: 1-11; 11: 10, 13-16). En Cristo los creyentes constituyen la descendencia de Abraham (Gá. 3:
7, 29).
13: 15 Dios confirma y amplía su promesa a Abram (ver 12: 1; 12: 2 y 12: 7).
14: 18 Melquisedec, que era sacerdote y rey, prefigura el sacerdocio de Cristo (He. 7: 1-8: 6).
15: 6 La confianza de Abram en Dios es el modelo de la confianza de los cristianos en las promesas
de Dios en Cristo (Gá. 3: 6-9). La justicia se nos (cuenta), o se nos computa, no sobre la base de
nuestros logros, sino porque con la fe recurrimos a Dios, que proporciona la justicia en Cristo (Ro.
4: 5-9; 2 Co. 5: 21; Gá. 3: 6).

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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

15: 17 la antorcha de fuego, que simboliza a Dios, pasa por entre las piezas, lo cual simboliza que
Dios mismo cargará con la pena si se rompe la promesa. En última instancia, Cristo carga con la pena
de nuestra desobediencia.
16: 10 A causa del linaje de la decendencia escogida que conduce a Cristo (Gá. 3.16), algunas
bendiciones sobreabundan y se extienden incluso a descendientes colaterales como Ismael.
16: 13 Agar percibe que el Señor le ha hablado, lo que implica que “el ángel de Jehová” es divino.
Algunos piensan que es una aparición del Cristo preencarnado. Cristo es el mensajero definitivo y
divino del pacto (Mal. 3: 1) que se presagia en esta escena.
17: 4 La multiplicación de la nación de Israel representa el cumplimiento inminente de la promesa
de Dios (Ex. 1: 7). Los que ponen su confianza en Cristo, la descendencia de Abraham (Gá. 3: 16),
ahora se convierten en hijos de Abraham (Gá. 3: 6-9), de manera que en última instancia toda la
multitud de los salvos (Ap. 5: 9) tiene a Abraham corno padre (Ro. 4: 17-18).
17: 10 La circuncisión simboliza la relación de pacto con Dios, que exige santidad. Se cumple en la
purificación que hace Cristo a los creyentes (Col. 2: 11).
18: 2 Dos de los “varones” en realidad son ángeles (19: 1), mientras que el tercero es el Señor (18:
22). La aparición de Dios en forma humana anticipa la encarnación del Hijo (Jn. 1: 1-18).
18: 10 El nacimiento milagroso de un hijo según el poder de la Palabra de Dios anticipa las ocasiones
posteriores en las que la palabra de Dios se sobrepone a un vientre “muerto” y trae nueva vida: 25:
21; 30: 22; 1 S 1: 20; Is. 54: 1. El patrón culmina en el nacimiento virginal de Cristo (Lc. 1: 35) y tiene
relevancia para comprender la soberanía de Dios en la elección (Ro. 9: 8-9).
18: 24 La intercesión limitada de Abraham no salva a Sodoma. La intercesión perfecta de Cristo
siempre es exitosa (He. 7: 23-25).
19: 16 Aunque Lot es una persona ambivalente que hace concesiones, Dios lo salva junto con su
familia, lo que prefigura su misericordia en la salvación eterna (2 P 2: 7-9).
19: 24 La destrucción de Sodoma y Gomorra presagia el juicio eterno (2 P 2: 6, 9-10; Ap. 14: 10-11).
20: 6 Aunque Abraham la trata de manera indebida, Dios en su misericordia protege a Sara, que
personifica el linaje de la descendencia santa que lleva a Cristo.
21: 2 El nacimiento milagroso de Isaac, la descendencia especial de la pro- mesa, anuncia el
nacimiento futuro de Cristo, de acuerdo con todas las promesas de Dios.
21: 4 La circuncisión representa la purificación y la santidad, lo que anticipa la pureza de Cristo (Lc.
2: 21; 3: 22; Col. 2: 11; ver Gn. 17.10).
21: 10 La distinción entre el hijo milagroso de la promesa y el hijo que viene por la planificación
humana prefigura la distinción entre la iglesia y los descendientes naturales de Abraham (Gá. 4: 30).
22: 3 Abraham demuestra con actos que su fe es real, lo que sirve como modelo de cómo nuestras
buenas obras demuestran nuestra fe (Stg. 2: 18-24).
22: 8 Isaac está a punto de ser sacrificado, pero Dios ofrece un sustituto. En última instancia Dios
sacrificará a su Hijo único, quien muere en nuestro lugar (Gá, 3: 13, 16). El carnero prefigura el
sacrificio de Cristo.
22: 16 La disposición de Abraham a sacrificar a su hijo trae aparejada una gran bendición para su
descendencia. El sacrificio que hizo Dios de su propio Hijo trae incluso mayores bendiciones a la
descendencia espiritual de Cristo (Ro. 5: 8-11; He. 6: 13-14).

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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

23: 19 Abraham se ocupa de sepultar a Sara, y de esa manera expresa su fe en la promesa de Dios
de que poseerá la tierra. Que la tierra no sea suya durante la vida terrena de Sara o la de Abraham
apunta a la resurrección de los muertos (He. 11: 13-16).
24: 4 El matrimonio de Isaac es importante porque él es la simiente de la promesa a través de cuya
descendencia será bendecido el mundo. La provisión especial de una esposa para Isaac prefigura a
Cristo, la simiente de la promesa de Dios, que recibe una esposa, la iglesia (Ap. 19: 7).
25: 23 Jacob, el escogido, y Esaú, el no escogido, prefiguran la lucha persistente entre el pueblo
escogido y sus adversarios (Mal. 1: 2-3; Ro. 9: 10-13). El principio se aplica en el AT a Israel y en el
NT a la iglesia.
26: 28 El respeto de Abimelec por Isaac prefigura la salvación de las naciones mediante la
descendencia de Abraham en Cristo (18: 18).
27: 35 Dios lleva a cabo su propósito soberano de confirmar a Jacob como el linaje escogido de la
descendencia de Abraham (12: 7; 25: 23), a pesar de la intención de Isaac de bendecir a `Esaú y a
pesar de lo pecaminoso que fue el engaño de Jacob.
28: 12 Cuando se abre el acceso al cielo esto anticipa a Cristo, que abre el acceso de manera
permanente (Jn. 1: 51; He. 10: 19-20).
29: 25 Incluso en el medio del engaño Dios obra soberanamente para dar esposas a Jacob, por medio
de las cuales él cumplirá la promesa de multiplicar la descendencia de Abraham (15: 5).
30: 1 En el medio de una sórdida competencia entre Lea y Raquel, Dios cumple soberanamente la
primera etapa de su promesa de multiplicar la descendencia de Abraham (12: 2; 15: 5; 17: 5; 26: 4;
28: 14).
31: 24 Dios protege a Jacob, con lo cual cumple su promesa anterior (28: 13-15) y protege el linaje
de la simiente escogida que conduce a Cristo (Gá. 3: 16).
32: 24 Dios se aparece en forma humana, lo que anticipa la encarnación de Cristo.
33: 4 Dios libera a Jacob y a su familia de un ataque temido por parte de Esaú, y cumple así su
promesa a Jacob y a su descendencia (28: 14-15) y protege la simiente que conduce a Cristo.
34: 9 Aunque a Simeón y Leví posteriormente se los critica por su engaño y la violencia (49: 5-7),
Dios los usa para preservar el linaje de la simiente santa de los matrimonios mixtos (ver Dt. 7: 3), y
de esa manera protege el linaje hasta que llega Cristo la simiente final (Gá. 3: 16).
35: 10 Dios confirma las promesas anteriores a Abraham y a su descendencia (12: 2).
36: 1 El registro de la descendencia colateral que es rechazada (25: 23) se menciona antes de
continuar con el registro del linaje que conduce a Cristo (Gá. 3: 16).
37: 7 Los sueños proféticos sobre el plan de Dios para la descendencia de la promesa anuncian la
revelación profética final de los propósitos de Dios a través de Cristo.
37 20 José, quien ha de ser el libertador clave del pueblo de Dios, tiene un encuentro cercano con
la muerte, y finalmente es glorificado (41: 41), lo que presagia el sufrimiento y la glorificación de
Cristo el libertador final.
38: 29 A pesar del comportamiento sexual pecaminoso por parte de varios varones, Dios concreta
su propio propósito de continuar la descendencia que lleva a Cristo (Mt. 1: 3).
39: 9 A diferencia de Adán y Eva, José rechazó con firmeza la tentación, lo cual anticipó el rechazo
de Cristo de la tentación (Mt. 4: 1-11; 16: 23).

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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

40: 23 Las dificultades que atraviesa José, las cuales ponen a prueba su fe, anticipan las pruebas que
enfrenta Cristo como hombre (Mt. 4: 1-11), y las que enfrentan los discípulos de Cristo (Hch. 14: 22;
1 Ts. 3: 4).
41: 36 Mediante los dones proféticos que vienen de Dios, José puede salvar del hambre no solo a
Jacob y a su familia sino también a Egipto. Él tipifica a Cristo, cuya enseñanza y sufrimientos
proféticos traen la salvación eterna tanto a los judíos como a los gentiles. (Ver 18: 18).
42: 9 Dios obra de acuerdo a su plan, que ya fue revelado en los sueños de José (37: 5-9). Dios se
preocupa por el linaje de la descendencia que lleva a Cristo (3: 15; Gá. 3: 16).
43: 9 Judá se ofrece como sustituto, lo que prefigura la sustitución de Cristo, la descendencia de
Judá.
44: 29 La salvación que viene a través de José no solo incluye el rescate del hambre, sino también
un cambio en el corazón de los hermanos, en comparación con la envidia y la violencia que antes
manifestaron hacia José. El cambio presagia el cambio de corazón que Cristo produce a través del
Espíritu (Jn. 3: 3-8).
45: 15 La reconciliación proviene del perdón, lo que prefigura la reconciliación con Dios y el perdón
que recibimos en Cristo.
46: 4 Dios salva a toda la familia del hambre y les promete un cuidado permanente, lo que anticipa
tanto el éxodo de Egipto (Éx. 1-14) como las generaciones subsiguientes hasta llegar a Cristo.
47: 6 Mediante la salvación que hace posible José, su familia recibe abundantes bendiciones, lo que
prefigura las bendiciones que ofrece la salvación en Cristo.
48: 5 La transformación de una tribu (José) en dos es otro ejemplo de la abundancia de la bendición
sobre el linaje de la descendencia que Dios ha escogido y bendecido.
49: 10 Ya en este momento de la historia Dios revela que a través de Judá vendrá un linaje de reyes,
hasta llegar finalmente a Cristo, el gran rey eterno (Mt. 1: 1-16).
50: 20 Dios usa incluso el mal para concretar sus buenos propósitos, lo que presagia el momento en
que hará posible el bien supremo, a saber, la salvación eterna, a partir de las malas acciones de los
hombres que condenaron y crucificaron a Jesús (Hch. 2: 23; 4: 25-28).
50: 24 Las promesas de Dios permanecen firmes por todas las generaciones (12: 7; 15: 13-14). Su
fidelidad se expresa en su forma culminante en Cristo (2 Co. 1: 20).

Éxodo
Por medio de Moisés Dios redime a su pueblo de la esclavitud en Egipto, lo cual prefigura cómo
Cristo ofrece a su pueblo redención eterna de la esclavitud del pecado.

1: 7 La multiplicación del pueblo cumple la promesa de Dios de multiplicar los descendientes de


Abraham (Gn. 15: 5) y de bendecir el mundo a través de ellos (Gn. 18: 18) y específicamente a través
de Cristo (Gá. 3.8).
1: 13 Amargos sufrimientos preceden a la liberación, lo que simboliza que sufrimiento bajo el
dominio del pecado precede a la liberación del pecado que
se encuentra en Cristo.
2: 10 Moisés, el agente especial de la liberación de Dios, es salvado de la muerte, lo que anticipa el
rescate del niño Jesús de los asesinatos perpetrado por Herodes (Mt. 2: 13).

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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

2: 15 Dios trae la liberación por su poder y a su manera, mediante la debilidad de la cruz, no a través
de meros impulsos humanos por traer la justicia (1 Co. 1: 25).
3: 5 La abrumadora santidad de la presencia de Dios anticipa la presencia Dios en la encarnación de
Cristo.
3: 12 El llamado de Moisés por la palabra de Dios y su poder prefigura el llamado de Cristo para su
obra (Mt. 3: 17).
3: 14 El nombre “Yo soy” anticipa las declaraciones de “Yo soy” que hace Jesús (ver Jn. 8: 58), las
cuales muestran su deidad.
4: 13 La resistencia de Moisés apunta en última instancia a la necesidad de futuro libertador divino,
Jesucristo.
5: 2 La negativa de Faraón a reconocer al verdadero Dios prefigura la resistencia de las personas
ante las afirmaciones de Cristo, aunque los milagros las respaldaban.
6: 8 La mención de los patriarcas (ver Gn. 12: 7) muestra la fidelidad de Dios y la continuidad de sus
propósitos a lo largo del tiempo. Esta fidelidad se manifiesta plenamente cuando envía a su Hijo.
7: 17 Las plagas de Egipto presagian las plagas que preceden a la segunda venida (Ap. 11: 6).
9: 16 Dios usa incluso a los que se resisten a su voluntad, lo que prefigura cómo usaría a Herodes y
Pilato (Hch. 2: 23).
10: 4 Las langostas presagian los juicios relacionados con el día del Señor (Jl. 1-2; Ap. 9: 1-11).
11: 5 La plaga de la muerte nos recuerda que la paga del pecado es muerte (Ro. 6: 23). Solo mediante
la muerte del Hijo de Dios obtenemos la salvación.
12: 6 La liberación por medio de la sangre de un cordero prefigura la venida del Cordero de Dios
para obtener la salvación final a través de su muerte (Jn. 1: 29).
12: 46 Puesto que Jesús es el cumplimiento del cordero pascual (1 Co. 5: 7), es apropiado que a Jesús
no le quebraran ninguno de sus huesos (Jn. 19: 36).
13: 3 Ahora miramos hacia atrás a la Pascua definitiva en la que Cristo trajo salvación eterna del
pecado (1 Co. 5: 7) y la recordamos en la Cena del Señor (1 Co. 11: 23-26).
14: 19 La presencia especial de Dios en la nube prefigura su presencia en Cristo, que es nuestra
protección y refugio contra todos los ataques de satanás.
14: 22 Las personas se sumergen simbólicamente en la muerte y salen vivos, lo que prefigura cómo
se recibe la vida de resurrección por medio de Cristo (ver Ro. 6: 4; 1 Co. 10: 2).
14: 30 La muerte de los egipcios prefigura la destrucción final de todos los, enemigos de Dios (Ap.
20: 15; 21: 8).
15: 2 Las alabanzas por la salvación de Dios anticipan los cantos de alabanza por la obra final de
salvación de Cristo (Ap. 5: 9-14; 15: 3).
15: 17 La conquista de Canaán presagia la entrada en el santuario final de la presencia de Dios, por
la mediación de Cristo (He. 10: 19-20; Ap. 21: 22).
16: 4 El maná prefigura el pan del cielo de Cristo, que da la vida eterna (Jn. 6: 31-35).
16: 8 La suficiencia del maná prefigura la suficiencia de Cristo que satisface todas las necesidades
del pueblo (Fil. 4: 19).
17: 6 La provisión de agua de Dios después de golpear la roca prefigura a Cristo, que fue golpeado
para proporcionar el agua de la vida eterna (Jn. 4: 14; 19: 34).

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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

18: 8 Las limitaciones de Moisés prefiguran la necesidad de Cristo, el juez divino, y el nombramiento
de Cristo de pastores (ancianos) sujetos a él para que lleven a cabo su voluntad (1 P 5: 1-4).
19: 6 Los privilegios de Israel presagian los privilegios superiores de la iglesia del NT (1 P 2: 9-10),
obtenido por medio de la redención de Cristo (He. 10: 10).
19: 12 La amenaza de muerte es un ejemplo de que es imposible que las personas pecadoras se
acerquen a un Dios santo. La imposibilidad se supera mediante el sacrificio y la mediación de Cristo
(He. 10: 19-20).
20: 2 Los cristianos ahora obedecen los mandamientos de Dios porque él nos ha rescatado del
pecado y de la muerte (Ro. 13: 9; Col. 1: 13; Ap. 1: 5-6).
20: 11 La celebración del sábat recuerda la creación (ver Gn. 2: 2 y 23) y también la redención de la
esclavitud en Egipto (Dt. 5: 15) y anticipa el descanso final por medio de la fe en Cristo (He. 4: 1-11).
20: 13 Los Diez Mandamientos se profundizan por medio de la enseñanza de Jesús (Mt. 5: 17-48) y
se cumplen en la justicia perfecta de Jesús (He. 4: 15; 5: 9).
21: 2 Las ordenanzas que se relacionan con la esclavitud anticipan nuestra liberación de la esclavitud
del pecado que nos convierte en esclavos de Cristo (Ro. 6: 20-22; 1 Co. 7: 22).
21: 12 Los principios de retribución y restitución, aunque se encuentran limitados por el pecado y
solo ofrecen soluciones parciales, no hacen posible un reino perfecto, pero anticipan la perfección
del reinado de Cristo (1 S 9: 6-7; Mt. 5: 38-48).
23: 1 La veracidad de Dios, que alcanza el punto culminante en Cristo, se debe reflejar en la
sinceridad en la relación con otros seres humanos, y la compasión y la justicia de Dios se deben
reflejar en el trato con otras personas.
24: 8 La consagración mediante la sangre prefigura la consagración mediante la sangre de Cristo
(He. 9: 18-26).
24: 11 La comunión con Dios anuncia cómo vemos a Dios en el rostro de Jesucristo (Jn. 14: 9). Los
cristianos gozan de la comunión con Dios en Cristo, que es el alimento de vida eterna (Jn. 6: 53-58),
simbolizada en la Cena del Señor y consumada en el banquete final (Ap. 19: 9; 22: 4).
25: 8 La preparación de una morada es un anticipo del templo de Salomón (1 R 6) y figura de la
morada de Dios con la humanidad en Cristo (Mt. 1: 23; Jn, 2: 19-21; Ap. 21: 22), en la iglesia (1 Co.
3: 16; Ef. 2: 19-22), en el cristiano individual (1 Co. 6: 19) y en la consumación (Ap. 21: 3, 22-27). La
construcción real del tabernáculo se describe en Éxodo 36-39.
25: 22 La reunión de Dios con su pueblo y la conversación con su pueblo prefiguran su intimidad y
comunión con los creyentes en Cristo (Jn. 15: 4).
25: 30 El pan que expresa la comunión con Dios prefigura cómo Jesús, el pan de vida, nos alimenta
(Jn. 6: 35, 52-58).
25: 37 La provisión de luz en la presencia de Dios presagia a Jesús como la luz del mundo (Jn. 1: 4-9;
3: 19-21; 8: 12; 9: 5).
25: 40 El tabernáculo es una sombra o copia de la morada celestial final de Dios, como se indica en
He. 8: 5. Por lo tanto, el simbolismo del tabernáculo constantemente prefigura a Cristo y a la iglesia
(ver Éx. 25: 8).
26: 33 El velo prohíbe el acceso a todos excepto al sumo sacerdote que está especialmente calificado
(Lv. 16), lo que anuncia que solo Cristo puede abrir el camino a Dios (He. 9: 7-14; 10: 20).

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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

27: 1 El acceso a Dios es solo a través del sacrificio que se hace sobre el altar (Lv. 4: 10), lo que
presagia la necesidad del sacrificio de Cristo (He. 9: 12-14).
27: 9 Las cortinas que cuelgan en el atrio representan una barrera más para acercarse a Dios, y así
se enfatiza su santidad. Ver 26: 33.
28: 2 La santidad y hermosura externa del sacerdote es figura de la santidad Perfecta de Cristo (He.
7: 23-8: 6).
29: 1 Por ser pecadores, los sacerdotes necesitan un sacrificio de expiación para ellos mismos, lo
que contrasta con la perfección del sacerdocio de Cristo (He. 7: 26-28).
30: 1 El incienso que se quema representa la oración intercesora (Ap. 5: 8), que prefigura la
intercesión de Cristo (He. 7: 25).
30: 16 El dinero de las expiaciones prefigura cómo Cristo nos compró al precio de su propia sangre
(1 P 1: 18-19).
30: 20 El lavado es figura de cómo Cristo nos limpia del pecado (Zac. 13: 1; 1 Co. 6: 11).
31: 3 La llenura del Espíritu prefigura cómo Cristo edifica la iglesia a través del Espíritu (Mt. 16: 18;
1 Co. 14: 12; Ef. 2: 20-22). La edificación de la iglesia se basa en la resurrección de Cristo a través del
Espíritu (Jn. 2: 19-21; Ro. 8: 11). Ver 1 R 7: 14.
32: 12 La intercesión de Moisés es figura de las oraciones intercesoras de Cristo (He. 7: 25).
32: 32 Moisés se ofrece como sustituto, y esto prefigura la muerte sustitutiva de Cristo (He. 10: 10).
33: 19 Dios como soberano lleva a cabo su voluntad en la elección (Ro. 9: 15).
33: 22 Moisés como hombre pecador necesita ser protegido de la plenitud de la santidad de Dios,
lo que anuncia cómo Cristo nos protege de la ira de Dios (Ro. 5: 9-11).
34: 9 La misericordia de Dios anuncia la misericordia que se ofrece en Cristo (Ro. 4: 8).
35: 21 La disposición de las personas prefigura la disposición en el sacrificio generoso de Cristo (Jn.
10: 18) y luego en la disposición que produce en nosotros de ser usados por Dios (Ro. 12: 1; 2 Co. 8:
9-15; 9: 7, 13-15).
36: 10 La construcción según el diseño exacto de Dios (26: 1-6; ver 39: 42) prefigura la edificación
de la iglesia según el diseño de Dios (Ef. 4: 11-16) y la construcción del nuevo mundo (Ap. 21: 2).
37: 1 La construcción coincide con 25: 10-22. Ver nota en 25: 22.
37: 10 La construcción coincide con 25: 23-30. Ver nota en 25.30.
37: 17 La construcción coincide con 25: 31-39. Ver nota en 25: 37.
37: 25 La construcción coincide con 30: 1-10. Ver nota en 30: 1.
38: 1 La construcción coincide con 27: 1-8. Ver nota en 27: 1.
38: 8 La construcción coincide con 30: 17-21. Ver nota en 30: 20.
38: 9 La construcción coincide con 27: 9-19. Ver nota en 27: 9.
39: 1 Las vestiduras coinciden con 28: 1-43. Ver nota en 28: 2.
40: 34 Ver paralelo en 1 R 8: 10-11. La llenura de la tienda con la gloria de Dios prefigura la llenura
del Espíritu en Cristo (Mt. 3: 16-17; Jn. 1: 14; 3: 34-35) y en la iglesia (Hch. 2: 3-4; 1 Co. 3: 16).

Levítico
requisito de santidad apunta a la santidad de Cristo (He. 7: 26-28). Los sacrificios prefiguran el
sacrificio de Cristo (He. 10: 1-10).

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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

1: 9 La ofrenda de todo el sacrificio a Dios anuncia cómo Cristo entregó todo su ser (He. 10: 5-10).
El humo de todo el sacrificio asciende, lo que prefigura la ascensión de Cristo (He. 9: 24).
2: 1 La ofrenda del fruto de la tierra prefigura el honor que Dios recibe con el fruto abundante de
Cristo (Jn. 13: 31-32; 1 Co. 15: 23).
3: 1 El adorador come la mayor parte de la ofrenda de paz (7: 15-16), lo que representa la comunión
con Dios y su bendición. Se cumple con la reconciliación en Cristo y su entrega de sí mismo como
alimento (Jn. 6: 52-57; Ro. 5: 9-11).
4: 2 La promesa del perdón se cumple en cómo Cristo se entrega como sacrificio por el pecado (Ro.
8: 3; He. 10: 1-10).
4: 12 La ubicación fuera del campamento prefigura la crucifixión de Cristo fuera de Jerusalén (He.
13: 11-14).
5: 1 Los pecados de falsedad y los pecados contra la santidad se perdonan en anticipación de la obra
de Cristo en santidad (He. 9: 23-26; 10: 11-20).
6: 13 El fuego que arde continuamente sobre el altar indica la insuficiencia de los sacrificios
repetidos (He. 10: 1-4), que contrasta con la suficiencia del sacrificio (He. 10: 10) y la intercesión (He.
7: 25) de Cristo.
7: 20 La comunión con Dios y con las cosas de Dios exige la santidad, lo que prefigura cómo la
santidad de Cristo nos purifica (He. 10: 10; 12: 14).
8: 1 Para las instrucciones para la consagración, ver Éx. 29.
8: 30 La consagración por medio del aceite y la sangre prefigura la purificación del pecado por medio
del Espíritu y la sangre de Cristo (He. 9: 19-26; 1 P 1: 2).
9: 24 Dios acepta la ofrenda y esto prefigura su aceptación del sacrificio de Cristo (He. 9: 13-14).
10: 2 El rechazo de los inventos humanos prefigura que Cristo es el único camino a Dios (Jn. 14: 6;
Hch. 4: 12).
11: 45 La separación de lo inmundo simboliza la separación del pecado para tener intimidad con
Dios. Esto prefigura cómo la obra de Cristo hace posible la santidad (He. 7: 26; 10: 10).
12: 7 El nacimiento humano está contaminado con el pecado desde Adán. La solución se encuentra
en el nuevo nacimiento (Jn. 3: 3-8) por medio de Cristo (Ro. 5: h15-21).
13: 46 La enfermedad de la piel simboliza cómo se contagia el pecado, el cual nos separa de Dios y
del hombre. Solo Cristo puede restaurar la comunión que se destruye por el pecado (1 Jn. 1: 3).
14: 2 La limpieza prefigura la obra de Cristo que nos limpia del pecado (Lc. 5: 12-14; He. 9: 9-14).
15: 1 Las impurezas del cuerpo simbolizan la impureza del pecado, que Cristo limpia (He. 9: 9-14).
16: 16 La expiación simbólica anuncia la expiación final de Cristo (He. 9: 7-14).
17:11 La sangre que simboliza la vida prefigura la sangre de Cristo, cuya vida derramada ofrece la
expiación por el pecado (Ro. 3: 25; He. 9: 12-14, 18-26).
17: 14 En la bendición superior del nuevo pacto, participamos de la sangre de Cristo que es la fuente
de la vida espiritual (Jn. 6: 53-56).
18: 3 La separación de las prácticas paganas forma parte de la santidad para con Dios, que prefigura
la santidad de Cristo (He. 7: 26) y de su pueblo (2 Co. 6: 14-18).
18: 5 En última instancia, la santidad de Dios exige una obediencia perfecta, que se encuentra en
Cristo (2 Co. 5: 21). El hombre pecador no puede guardar la ley (Ro. 10: 5; Gá. 3: 12-14).
19: 2 La lealtad de Dios exige una vida de santidad (1 P 1: 15-22).
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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

19: 8 El mandamiento del amor encuentra su cumplimiento en Cristo y en los que son suyos (Mt.
22: 39; Ro. 13: 9; Gá. 5: 14; Stg. 2: 8; 1 Jn. 3: 11-18; 4: 7-21).
20: 2 El pecado genera la maldición y la muerte, que prefiguran la muerte de Cristo como el que
carga el pecado (1 P 2: 24) y la muerte eterna en el infierno (Ap. 20: 14-15).
21: 1 La santidad requiere la separación de la muerte, que simboliza el pecado. Los sacerdotes
prefiguran el sacerdocio de Cristo (He. 7.26-28) y el de su pueblo redimido (1 P 2: 5, 9; Ap. 1: 6; 5:
10).
22: 3 El pecado, simbolizado en la inmundicia, nos excluye de las cosas celestiales y Cristo debe
limpiarlo (He. 9: 8-13).
23: 5 Ver Dt. 16: 1-8. La Pascua prefigura la Última Cena y la muerte de Cristo (Mt. 26: 19, 26-28; 1
Co. 5: 7).
23: 16 Ver Dt. 16: 9-12. Esta es la fiesta de Pentecostés, que se cumple en Hechos cuando las
primicias de las naciones se recolectan para formar parte de la iglesia (Hch. 2: 1-11).
23: 28 El día de expiación, una fiesta anual que se describe en el cap. 16, prefigura la expiación de
Cristo, que ocurrió una vez y para siempre (He. 9: 7-14; 10: 3-5).
24: 2 La luz que arde continuamente prefigura a Jesús, que es la luz del mundo (Jn. 1: 4-9; 3: 19-21;
8: 12; 9: 5).
24: 8 El pan que se mantiene continuamente prefigura a Jesús como el pan de vida (Jn. 6: 35, 48-
51).
25: 4 El descanso que se da a la tierra prefigura el descanso final de la consumación (He. 4: 9-11; Ap.
21: 1-22: 5). Ver notas en Gn. 2: 2 y 2: 3.
25: 10 El año de jubileo prefigura la libertad que nos da Cristo (Is. 61: 1-2; Lc. 4: 18-21).
26: 14 El pecado trae una maldición, lo que anticipa cómo Cristo carga con el pecado (Gá. 3: 13-14),
y cómo el pecado en última instancia lleva al infierno (Ap. 20: 14-15).
27: 10 La permanencia de la consagración prefigura la permanencia de la redención (Jn. 10: 28-29)
y del nuevo mundo (Ap. 22: 5).

Números
El camino a través del desierto prefigura cómo el cristiano camina desde este mundo hasta el
nuevo mundo (1 Co. 10: 1-11; He. 4: 3-10).

1: 3 La preparación para la guerra prefigura la guerra espiritual (Ef. 6: 13).


2: 17 El pueblo de Dios debe organizarse con Dios en el centro (Ef. 4: 4-6).
3: 12 Los levitas como sustituto santo prefiguran a Cristo como sacerdote, representante y sustituto
(He. 7: 23-28).
4: 15 La pena de muerte por acercarse a la santidad de Dios indica la necesidad de una mediación
perfecta por medio de Cristo (He. 9: 23-26).
5: 20 La necesidad de la fidelidad en el matrimonio prefigura la fidelidad de la iglesia hacia Cristo (2
Co. 11: 2-4; Ef. 5: 25-27).
6: 5 La santidad especial de los nazareos prefigura la santidad de Cristo (He. 7: 26).
7: 5 El servicio santo prefigura el servicio de Cristo (He. 7: 23-8: 2) y de su pueblo (Ro. 12: 1-2).
8: 16 Cristo es nuestro sustituto y nos representa delante de Dios (He. 7: 23-28).

28
P.M.V.
Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

9: 10 Estar limpios para la Pascua prefigura la pureza moral de la iglesia (1 Co. 5: 7-8).
10: 2 La convocación prefigura la instrucción de Dios a la iglesia (Ef. 4: 1; 1 Ts. 4: 1-3).
11: 17 El Espíritu que se reparte anuncia el derramamiento más amplio en Pentecostés (11, 29; Joel
2: 28; Hch. 2: 4, 16-18).
12: 8 El rechazo de Moisés prefigura la gravedad de rechazar el ministerio profético único de Cristo
(Jn. 3: 32-36; 5: 23).
13: 31 La incredulidad de Israel contrasta tanto con la fidelidad de Cristo (Mt. 4: 1-10) como con la
fe de los cristianos (He. 3: 7-4: 3).
14: 35 La muerte indica el juicio sobre la incredulidad (He. 3: 16-19).
15: 30 Cortar a las personas del pueblo prefigura la apostasía de Cristo (He. 10: 26-31).
16: 2 La rebelión prefigura las falsas enseñanzas en la iglesia (Jud. 10-13).
17: 5 La elección de Aarón solamente prefigura que Cristo es el único camino (Jn. 14: 6).
18: 5 Los sacerdotes alejan la ira, lo que prefigura la expiación de Cristo (Ro. 3: 23-25).
19: 9 La purificación prefigura la purificación de la obra de Cristo (He. 9: 13-14).
20: 24 Los fracasos de los sacerdotes apuntan a la necesidad del sacerdocio superior de Cristo (He.
7: 23-25).
21: 9 Mirar a la serpiente prefigura la fe en Cristo que es levantado (Jn. 3: 14-16).
22: 12 Dios anula todas las conspiraciones que se oponen a sus propósitos (Hch. 2: 23; Ef. 1: 11-12).
24: 17 Los cumplimientos parciales en los reinados de David y Salomón anticipan el dominio de
Cristo sobre sus enemigos (1 Co. 15: 24-27; Ef. 1: 20-22).
25: 3 La idolatría lleva a un castigo y a la muerte (1 Co. 10: 20; Ap. 14: 9-11).
27: 4 La herencia de la tierra anticipa la herencia eterna del nuevo mundo (He. 11: 13-16).
28: 3 Las ofrendas repetidas y programadas anticipan la única ofrenda final de Cristo (He. 10: 1-10).
30: 3 La autoridad de un hombre anticipa la autoridad de Cristo sobre la iglesia (Ef. 5: 21-24).
31: 16 La guerra presagia la guerra santa contra el pecado (Ef. 6: 11; 1 P 2: 11).
32: 17 Las 2 1/2 tribus reciben su heredad en Jos. 13: 8-33. El compromiso de las tribus con toda la
nación prefigura el trabajo cooperativo en la iglesia (1 Co. 12).
33: 2 Los nombres de las ubicaciones documentan la fidelidad de Dios a su promesa de traer a su
pueblo a la tierra (Gn. 12: 7; Éx. 6: 4) lo que prefigura su fidelidad hacia los creyentes en Cristo (2
Co. 1: 20).
34: 13 La heredad se distribuye en Jos. 14-19. La asignación de esta tierra prefigura la asignación de
una herencia eterna a cada persona que forma parte del pueblo de Cristo (Ef. 1: 11; Col. 1: 11).
35: 11 Ver Jos. 20. Ser librados de la muerte prefigura como Cristo se convierte en un refugio de la
muerte para su pueblo (Jn.8: 1; He. 2: 14; 16: 18).
36: 2 Ver nota en 27: 4.

Deuteronomio
La justicia y la sabiduría de la ley de Dios prefiguran la justicia de Cristo, que se entrega a su
pueblo. La anticipación de entrar a la tierra prometida prefigura la esperanza de los cristianos
puesta en los cielos nuevos y la tierra nueva (Ap.21: 1-22: 5).

29
P.M.V.
Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

1: 32 La incredulidad de las personas (ver Nm. 14) contrasta con la fe que permite entrar en el reposo
de Dios (He. 3: 7-4: 11).
2: 24 Dios, y no la fuerza humana, da la victoria (3: 22), lo que prefigura la victoria en Cristo (He. 2:
14-15).
3: 12 Moisés recuerda Nm. 32; ver nota en Nm. 32: 17.
3: 26 La insuficiencia de Moisés contrasta con la suficiencia de Cristo que ha entrado en la herencia
eterna por nosotros (He. 9: 23-26; 10: 19-22).
4: 6 De haber obedecido, Israel habría sido luz a las naciones. Cristo en su obediencia es la luz que
Israel no pudo ser (Is. 42: 6; Jn. 1: 4-9).
5: 2 El pacto en Horeb (Sinaí) anticipa el nuevo pacto, en el que la obediencia brotará del corazón
(He. 8: 8-13), motivada por la purificación de Cristo (He. 10: 14).
6: 5 El amor por Dios es el principal mandamiento (Mt. 22: 37-38). La relación de las personas con
Dios mismo es fundamental para la vida, y el amor verdadero por Dios y la reconciliación con Dios
son posibles solo en Cristo (Jn. 14: 6; Ro. 5: 1-10).
6: 14 La santidad ante Dios evita transigir con el mal, lo que prefigura la santidad de Cristo (He. 7:
26) y de su pueblo (1 P 1: 15-16; 2: 11).
8: 18 La gratitud, y no el orgullo, caracteriza al pueblo de Dios (1 Co. 1: 28-31; 2 Co. 9: 15).
9: 19 La intercesión de Moisés prefigura la intercesión de Cristo (He. 7: 23-25).
10: 16 La circuncisión del corazón proviene de la renovación por medio del Espíritu de Cristo (Ro. 8:
9-13; Col. 2: 11; He. 8: 8-13).
11: 9 La obediencia es el fundamento de la vida, lo que prefigura la vida de resurrección de Cristo
como recompensa por su obediencia (Fil. 2: 8-11).
12: 5 El acceso a Dios en un único lugar (Jerusalén, 1 R 8: 16; Sal. 122: 4) prefigura el acceso solo por
medio de Cristo (Jn. 14: 6).
13: 2 Los falsos profetas prefiguran el peligro de las falsas enseñanzas que apartan a las personas
del servicio de Dios por medio de Cristo (2 P 2: 1).
14: 2 Evitar los alimentos inmundos simboliza la separación del pecado (2 Co. 6: 17).
15: 2 La remisión de las deudas anticipa la gran liberación del pecado por medio de Cristo (Lc. 4: 18-
19).
16: 1 Las fiestas solemnes (ver Lv. 23) prefiguran la celebración por la salvación de Cristo (1 Co. 5:
7).
17: 7 La depuración del mal es figura la depuración del mal de la iglesia (1 Co. 5: 13) y en la
consumación (Ap. 21: 8).
17: 15 Los reyes prefiguran la justicia de Cristo, el rey perfecto (Is. 9: 6-7; Mt. 27: 37; Ap. 19: 16).
18: 18 Los profetas anticipan a Cristo, el profeta final (Hch. 3: 22-26).
19: 4 La provisión de justicia prefigura la justicia del reinado de Cristo (Is. 9: 6-7).
20: 4 Dios pelea en anticipación de la lucha de Cristo contra el mal en su vida terrena (Mt. 12: 28-
29), en su muerte (He. 2: 14-15) y en su segunda venida (Ap. 19: 15-21).
21: 9 Las disposiciones para la pureza y la justicia anticipan la purificación y la justicia final en Cristo
(He. 9: 23-28).
21: 23 La maldición anticipa cómo Cristo carga con la maldición de Dios por nosotros cuando es
crucificado (“colgado en un madero”) (Gá. 3: 13).
30
P.M.V.
Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

22: 22 Las disposiciones para la pureza sexual anticipan la pureza de la iglesia como esposa de Cristo
(Ef. 5: 25-27; Ap. 19: 7-8).
23: 9 La presencia de Dios en el campamento para la guerra (20: 4) exige santidad, lo que prefigura
la guerra santa en Cristo (Ap. 19: 14-16).
24: 1 Las disposiciones para el divorcio se deben a la dureza del corazón y son inferiores al diseño
de Dios (Mt. 19: 3-9), que se debe cumplir en Cristo (Ef. 5: 22-33).
25: 4 La disposición sobre los bueyes ilustra un principio más amplio de cómo Dios provee para la
obra de la iglesia (1 Co. 9: 9-11; 1 Ti. 5: 18).
25: 5 La disposición para dar continuidad al nombre y la herencia prefigura la promesa de Dios y
cómo él dispone las cosas para que tengamos nuestro nombre (Ap. 2: 17) y nuestra herencia (Ef. 1:
13-14; 1 P 1: 4-5). También prefigura a Cristo, que como “hermano” menor de Adán levanta hijos
espiritualmente vivos (He. 2: 13).
26: 8 La acción de gracias por la redención prefigura el agradecimiento de los cristianos por la
redención en Cristo (He. 13: 15-16).
27: 26 Todos están sujetos a la maldición y solo pueden escapar mediante Cristo que carga la
maldición sobre sí mismo (Gá. 3: 10-14).
28: 1 Las bendiciones eternas de la salvación provienen de Cristo (Gá. 3: 14), que quitó la maldición
que merecíamos (Gá. 3: 13).
29: 4 La renovación del corazón proviene de Cristo (Ro. 11: 8; He. 8: 8-13).
30: 12 Cristo nos capacita para obedecer a Dios de corazón (Ro. 10: 6-8).
31: 26 Dios toma medidas para que se preserve la ley para las futuras generaciones, lo que nos
incluye (Ro. 15: 4; 1 Co. 10: 11).
32: 5 La rebelión de Israel contrasta con la fidelidad que debe caracterizar a los hijos de Dios (Fil. 2:
15).
32: 6 La manera en que Dios cuida a Israel prefigura cómo cuida al pueblo de Cristo (Ro. 8: 15-17).
32: 21 La apostasía de Israel anticipa el rechazo del evangelio (Ro. 10: 19).
34: 10 La singularidad de Moisés anticipa la naturaleza única de Cristo (Hch. 3: 22-26).

Josué
La conquista por medio de Josué prefigura la conquista de Cristo sobre sus enemigos, tanto
Satanás (He. 2: 14-15) como los seres humanos rebeldes. La conquista se lleva a cabo tanto por
medio del evangelio (Mt. 28: 18-20) como en la destrucción que ocurre en la segunda venida (Ap.
19: 11-21).

1: 6 El rol de Josué prefigura cómo Jesús da poder a sus discípulos (Mt. 28: 18-20; Hch. 1: 8).
2: 9 La fe de Rahab anticipa la salvación de los gentiles por medio de la fe (Gá. 3: 6-9; He. 11: 31;
Stg. 2: 25).
3: 11 La presencia de Dios lleva a las personas a atravesar las aguas de la muerte para entrar en la
tierra, lo que prefigura cómo Cristo nos lleva a la vida eterna (Jn. 11: 25-26).
4: 6 Los monumentos conmemorativos de la fidelidad de Dios anuncian el mensaje de la salvación
de Cristo.

31
P.M.V.
Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

5: 14 El Príncipe del ejército divino anticipa a Cristo, que es el comandante de la guerra espiritual
culminante (Mt. 28: 18; He. 2: 14-15; Ap. 17: 14; 19: 11-21).
6: 2 La caída de Jericó prefigura la caída de Babilonia y el fin del mundo (Ap. 18: 2).
7: 11 El sufrimiento de Israel por la falta de santidad prefigura cómo la santidad es necesaria en la
iglesia (1 Co. 5: 1-13).
8: 32 La documentación permanente y la lectura del pacto cumplen con las instrucciones que dio
Moisés (Dt. 27: 2-8). La intimidad con Dios a través del pacto anticipa el nuevo pacto en Cristo (He.
8: 8-13).
9: 3 Aunque Israel fracasa en que no consulta al Señor (9: 14), el resultado prefigura el momento en
que por medio del evangelio personas de muchas naciones llegarán a reconocer al Dios de Israel (Lc.
24: 47; Hch. 1: 8; Ap. 5: 9-10).
10: 14 La extraordinaria demostración del poder de Dios en favor de su pueblo prefigura el poder
de la resurrección de Cristo y el compromiso de Dios de salvar a los que pertenecen a Cristo (Ef. 1:
19-23).
11: 23 La totalidad de la conquista sucede según el plan y la promesa de Dios (Dt. 7, etc.), lo que
ilustra el compromiso amoroso de Dios hacia Israel y anticipa su compromiso con los creyentes en
Cristo (Ef. 1: 3-14).
12: 1 La lista de reyes vencidos prefigura el triunfo de Cristo sobre todas las naciones (Ef. 1: 22; Ap.
5: 9-10; 19: 11-21; 20: 8-9).
13: 8 La herencia se recibe según el plan (Nm. 32), lo que prefigura la fidelidad de Dios con respecto
a la herencia eterna en los cielos nuevos y la tierra nueva (Ef. 1: 11, 14; 2: 18; 1 P 1: 4; 2 P 3: 13).
14: 2 Ver Nm. 32-35, especialmente 32: 33; 33: 54; 34: 17; 35: 2. El procedimiento para la herencia
sigue el plan de Dios, lo que anticipa la herencia eterna.
14: 6 Ver Nm. 14: 6-8. Caleb es un ejemplo especial que muestra que reciben herencia los que tienen
fe en Dios y en sus promesas. Él prefigura la herencia eterna que se recibe por la fe (Ro. 4: 13-16;
Gá. 3: 7, 18).
15: 1 Los detalles específicos de los límites subrayan para las generaciones futuras su participación
en la promesa. Esto prefigura el cuidado atento y la provisión de Dios para cada uno de nosotros, lo
que anticipa la herencia plena en los cielos nuevos y la tierra nueva (1 P 1: 4; 2 P 3: 13; Ap. 21: 1).
16: 1 Cada una de las tribus recibe su parte (Nm. 33: 54), y dentro de ella, cada uno de los miembros
de la tribu recibe lo suyo, lo que prefigura cómo Dios provee para cada seguidor de Cristo (Jn. 10: 3,
14; ver tb. Jn. 6: 35).
18: 4 La situación es similar al momento en que los espías inspeccionaron la tierra en Nm. 13. Pero
esta vez el resultado es más favorable y prefigura las aún mayores bendiciones que Dios tiene
preparadas mediante el nuevo pacto (He. 8: 8-13).
19: 1 Ver nota en 15: 1.
20: 1 La selección de las ciudades de refugio cumple con las instrucciones dadas a través de Moisés
(Nm. 35: 9-29; Dt. 19: 1-13). Esto provee un refugio de la muerte, y prefigura la venida de Cristo,
nuestro refugio y solución definitiva a la muerte (He. 2: 14-15; Ap. 1: 18).
21: 2 La distribución de los levitas entre las demás tribus cumple Gn. 49: 7 y Nm. 35: 1-8 y provee a
todas las tribus personas que enseñen la ley (Lv. 10: 11; Mal. 2: 4-9). Su enseñanza prefigura el
conocimiento de Dios en el corazón que ocurre en el nuevo pacto (He. 8: 8-13).
32
P.M.V.
Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

22: 26 El altar que confirma la participación en las promesas de Dios prefigura cómo el Espíritu Santo
sella la participación en Cristo (2 Co. 1: 22; Ef. 1: 13).
23: 6 El llamado a la lealtad al pacto mosaico prefigura el llamado a la fe en Cristo (Mt. 28: 18-20;
He. 3: 12-14).
24: 15 Es necesario servir a Dios con lealtad exclusiva (Dt. 5: 7), lo que prefigura la exclusividad del
compromiso con Cristo como el único camino de salvación (Mt. 6: 24; 10: 34-39; Jn. 14: 6; Hch. 4:
12; 1 Co. 10: 21-22).

Jueces
Los jueces salvan a Israel, y así prefiguran a Cristo. Pero los jueces tienen defectos y cometen
errores; Israel repetidamente vuelve a caer en la idolatría (2: 19) y va de mal en peor hacia una
situación de caos. Necesitan un rey (21: 25), y no solo un rey sino un rey perfecto, el Mesías (Is. 9:
6-7).

1: 2 El rol de liderazgo de Judá anticipa el surgimiento de reyes del linaje de Judá (Gn. 49: 10),
comenzando con el rey David y culminando en Jesucristo (Mt. 1: 1-16).
2: 18 Dios levanta jueces para salvar al pueblo, lo que prefigura cómo envía a Cristo (Mt. 1: 21). Pero
la ayuda de los jueces es solamente temporal (Jue. 2: 19).
3: 20 La sorpresa prefigura el carácter sorprendente de la salvación en Cristo, que al mundo le
parece debilidad (1 Co. 1: 25).
4: 9 La gloria en última instancia le corresponde a Dios, no a la fuerza o al coraje humano, y esto
prefigura la gloria divina que se manifiesta por medio de la debilidad humana en la cruz de Cristo (1
Co. 1: 25).
5: 4 El poder y la gloria de Dios en Seir (Dt. 33: 2) anuncian sus victorias presentes y futuras (Ap. 19:
6).
6: 15 Nuevamente Dios decide salvar a Israel por medio de una persona débil y temerosa (comp. 4:
9), lo que prefigura el triunfo de la gloria divina por medio de la debilidad humana en Cristo (1 Co.
1: 25; 2 Co. 13: 4).
7: 3 Dios reduce el número de soldados, lo que prefigura su obra de salvación eterna mediante una
sola persona, Jesucristo.
8: 16 Los que desprecian la obra de Dios llevada a cabo mediante un número pequeño de personas
son figura de los que desprecian la obra de Dios realizada en Cristo (1 Co. 1: 18-31).
9: 56 Los horrores provocados por Abimelec son la muestra de que es necesario un rey, lo que
apunta a la venida de David y sus descendientes, sobre todo Jesucristo, el hijo de David y el rey
definitivo.
10: 6 La desobediencia y la idolatría se multiplican aún más (ver 2: 19), lo que es otro testimonio de
la necesidad de salvación permanente que viene a través del futuro linaje del rey David.
11: 2 Jefté es un juez imperfecto por sus orígenes, por su nombramiento por parte de los ancianos
y no por un llamado directo de Dios y por su voto imprudente. Él evidencia la necesidad de una
salvación permanente a través del futuro linaje del rey David.
12: 4 La contienda entre los israelitas muestra la necesidad de que venga un rey del futuro linaje del
rey David que unifique al pueblo.

33
P.M.V.
Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

13: 5 Sansón debe ser nazareo (ver Nm. 6) y ser especialmente santo. Muestra una gran promesa
como salvador de Israel y es figura de Cristo.
13: 8 El “varón de Dios” y el “ángel de Jehová” (v. 15) es Dios mismo (v. 22), y esto anticipa la
encarnación de Cristo.
14: 3 A Israel se le prohíben los matrimonios con cananeos (Dt. 7: 3). En el caso de Sansón el Señor
lo usa para bien (Jue. 14: 4), pero en última instancia se convierte en la perdición de Sansón (cap.
16), lo que indica que existe la necesidad de un salvador perfecto que libere al pueblo de su
“matrimonio” espiritual con la idolatría.
15: 14 Los triunfos de Sansón después de ser entregado cautivo a sus enemigos prefiguran la victoria
de Cristo después de ser entregado a sus enemigos
16: 30 Aunque es un pecador, Sansón, libera a Israel por medio de su muerte, lo que prefigura cómo
el Cristo sin pecado libera a su pueblo.
17: 2 El pecado se agrava, con el robo, la fabricación de un ídolo, un voto que se quiebra
parcialmente (v. 4) y el establecimiento de un falso sacerdocio (v. 5). Esto muestra cómo se cae cada
vez más en el pecado y se vuelve necesario que venga el futuro rey del linaje de David.
18: 19 La multiplicación del pecado muestra la necesidad de la salvación por medio del futuro rey
del linaje de David.
19: 30 Gabaa se ha vuelto como Sodoma (Gn. 19), lo que muestra la gravedad del pecado y la
necesidad de salvación.
20: 14 La división y la guerra, en lugar de la unidad en la justicia, muestran la necesidad de salvación
por medio del futuro rey del linaje de David.
21: 10 La tribu de Benjamín se salva de ser destruida por completo, pero solo por medio de más
desunión, masacres y caos. El desastre muestra la necesidad de salvación permanente a través del
rey.

Rut
El linaje de la descendencia que conduce a Cristo incluye de Judá a Booz a David (4: 18-22; Mt. 1:
5-6). Booz el redentor (Rut 2: 20), figura de Cristo, quita la desgracia de Noemí y permite que Rut,
una mujer extranjera, sea incluida entre el pueblo de Dios (lo que anuncia la inclusión de los
gentiles, Gá. 3: 7-9, 14-18, 29).

1: 16 Rut expresa fe en el Dios de Israel, y también amor por Noemí, lo que anticipa el rol que cumple
la fe cuando viene Cristo a traer la salvación.
1: 20 La transición de Noemí de la amargura a la dicha prefigura la participación del pueblo de Dios
en la muerte y la resurrección de Cristo (Fil. 3: 10).
2: 20 La benevolencia y la protección de Booz, el pariente redentor, anuncian la obra de Cristo
redentor.
3: 9 Cristo extiende su protección sobre la iglesia, su esposa (2 Co. 11: 2; Ef. 5: 25-27).
4: 11 La bendición de ser fructíferos se cumple en cierta medida en el nacimiento de Obed (v. 13),
pero apunta en última instancia a Cristo y a su capacidad para dar fruto (He. 2: 10).

34
P.M.V.
Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

1 Samuel
David, el rey conforme al corazón de Dios (16: 7; Hch. 13: 22), prefigura a Cristo, en contraste con
Saúl, que es el tipo de rey que quiere el pueblo (1 S. 8: 5, 19-20). La manera en que Saúl persigue
a David prefigura cómo las personas mundanas persiguen a Cristo y al pueblo de Cristo.

1: 11 Con su poder de dar vida en la infertilidad, Dios levanta a Samuel como su representante, lo
que prefigura el nacimiento virginal de Cristo (Mt. 1: 25).
2: 7 El enaltecimiento de los oprimidos que experimenta Ana es figura de la inversión de lugares que
se da en la venida de Cristo (Lc. 1: 48-53).
3: 19 El llamado de Samuel a edad temprana prefigura la intimidad con Dios que Cristo como el Hijo
goza con el Padre desde la eternidad.
4: 11 La captura del arca, que simboliza a Dios mismo, y la muerte de los sacerdotes es un tipo de
“humillación” del nombre de Dios, lo que prefigura la humillación de Cristo en su crucifixión. Pero
todo ocurre de acuerdo al propósito soberano de Dios (2: 34-35; Hch. 2: 23; 4: 25-28).
5: 4 Dios juzga a Dagón, lo que prefigura el juicio en Cristo contra todos los
ídolos y los cultos idolátricos (Ap. 2: 20).
6: 12 Por su poder milagroso Dios libera el arca, el símbolo de su nombre, lo que prefigura cómo
Cristo fue milagrosamente librado de la muerte.
7: 8 Samuel se comporta como un juez (v. 15; comp. Jue. 13: 5), profeta (1 S 3: 19-20) y sacerdote
fiel (7: 8-9), y esto prefigura la obra de Cristo como rey, profeta y sacerdote (He. 1: 1-3).
8: 5 Un rey al estilo de las naciones contrasta con el reinado de Dios (v. 7). Dios quiere que Israel
tenga un rey (Dt. 17: 14-20), pero los deseos de las personas y los reyes en si no están a la altura de
las circunstancias. El fracaso de Saúl contrasta con el éxito de David. Pero finalmente David falla (2
S 11). El fracaso de los reyes meramente humanos apunta a la necesidad de Cristo, el rey perfecto,
que será divino y humano (Is. 9: 6-7).
8: 7 El rechazo del pueblo de los caminos de Dios prefigura el rechazo de Cristo (Hch. 3: 13-15; 7:
51-53).
9: 16 Dios expresa que es soberano sobre el nombramiento de los reyes, lo que prefigura la
designación de Cristo como rey sobre todo (Sal. 2: 6; Ef. 1: 20-22; Fil. 2: 9-11).
10: 1 El aceite prefigura la venida del Espíritu Santo para conferir poder. Los fracasos posteriores de
Saúl muestran que él es solo una sombra de la unción superior que recibe David (16: 13) y en última
instancia Cristo (Lc. 4: 18; Jn. 3: 34), y luego los que pertenecen a Cristo (2 Co. 1: 21-22).
11: 15 Al principio, Saúl es exitoso y recibe los beneficios del favor de Dios. Este favor temporal
contrasta con el favor permanente del que gozan David y su descendencia, y sobre todo Cristo (Mt.
3: 17).
12: 14 Lo que se aplica para el rey, también va para el pueblo. Sus fracasos muestran la necesidad
de la venida de Cristo, el rey perfecto, que puede cambiar el corazón de su pueblo.
13: 12 Saúl sabía que solo los sacerdotes debían ofrecer el sacrificio (Nm. 18: 7). Los pecados de Saúl
llevan a que Dios lo reemplace con David (1 S 13: 14; 16, 7), lo que prefigura la necesidad de Cristo
el rey perfecto.
14: 6 El Señor salvó a Israel por medio de Jonatán ese día (v. 23). La salvación definitiva viene por
medio de un hombre, Cristo Jesús (1 Ti. 2: 5).

35
P.M.V.
Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

15: 22 Los pecadores reemplazan la obediencia verdadera con actos externos (ver Mi. 6: 6-8). La
obediencia plena de corazón se encuentra en Cristo (He. 10: 5-10).
16: 7 La elección de David contrasta con la de las personas que miran el aspecto externo (10: 23-
24). El contraste prefigura el rechazo de las personas de la humillación y el sufrimiento de Cristo (Is.
53: 3; 1 Co. 1: 18-31).
17: 47 Dios libera a la nación por medio de David y esto prefigura la salvación de todas las naciones
por medio de Cristo, que vence a satanás (He. 2: 14-15).
18: 3 A pesar del antagonismo de Saúl, su hijo Jonatán y su hija Mical se ponen de parte de David.
David prefigura la atracción espiritual de Jesucristo, que es el David definitivo (Mt. 4: 18-22; 8: 9-
13).
19: 10 La persecución repetida que ejerce Saúl sobre David en su inocencia anuncia la persecución
repetida que sufre Cristo (Jn. 8: 44-47).
20: 33 El conflicto con Jonatán prefigura el conflicto entre las familias respecto de la lealtad a Cristo
(Mt. 10: 34-39).
21: 5 La excepción que se hace a David como ungido de Dios prefigura el rol de Cristo, el ungido de
Dios, en relación a la ley (Mt. 12: 3-4, 8).
22: 16 Dado que Saúl sigue persiguiendo a David, los pecados de Saúl se multiplican, lo que prefigura
la esclavitud progresiva al pecado por parte de los que se niegan a acercarse a Cristo.
23: 2 Las indicaciones de Dios repetidamente ayudan a David a elegir el camino a seguir, lo que
prefigura la dirección que recibimos de Dios por medio de Cristo en el camino a la vida eterna (Mt.
7: 24-27; Jn. 5: 24).
24: 6 David respeta la posición de Saúl como el rey ungido de Dios, a diferencia de Pilato, que no
reconoció la posición de Jesús como Rey ungido de Dios (Jn. 19: 10).
24: 17 David muestra misericordia a Saúl, lo que prefigura la misericordia de Cristo incluso hacia los
que se le opusieron (1 Ti. 1: 13-16).
25: 24 Abigail se ofrece a cargar la culpa por su marido indigno, lo que prefigura cómo Cristo en su
misericordia cargó con nuestra culpa (1 P 2: 23-25).
25: 29 La venganza le pertenece al Señor (Ro. 12: 19). Cuando recuerda esto, David es figura de
Cristo que está dispuesto a dejar la venganza en manos de Dios (1 P 2: 23).
26: 9 Ver nota en 24: 6.
27: 1 Aunque David se desanima, Dios continúa protegiéndolo para cumplir su propósito de
convertirlo en rey (16: 1). La fidelidad de Dios incluso hacia un hombre imperfecto engrandece su
fidelidad en el caso de Cristo, el rey perfecto.
28: 7 Al consultar a una adivina, Saúl cae todavía más en la maldad, lo que contrasta nuevamente
su vida con la justicia de David y la justicia culminante del Mesías.
29: 11 Dios sigue siendo fiel a David al librarlo de participar de la muerte de Saúl y Jonatán (31: 2) y
permitirle regresar a Siclag a tiempo para rescatar a las esposas y a los hijos (30: 1-31). Ver nota en
2: 1.
30: 6 Por medio de la fuerza de Dios, David actúa como libertador, lo que prefigura cómo Cristo
libera a los cautivos (Lc. 4: 18-19).
31: 6 Dios cumple su palabra contra Saúl (28: 19), lo que muestra que el pecado en un gobernante
trae sufrimientos y muerte no solo sobre sí mismo sino sobre las demás personas que están bajo su
36
P.M.V.
Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

responsabilidad. El fracaso de Saúl muestra la necesidad de un gobernante perfecto del linaje de


David (Is. 9: 6-7).

2 Samuel
David como rey modelo trae bendición a la nación hasta que cae en pecado con Betsabé (cap. 11).
Aunque se arrepiente, el resto de su reinado tiene problemas, lo que apunta a la necesidad de
que venga Cristo, el rey mesiánico perfecto.

1: 23 David no menciona ninguno de los defectos ni los pecados de Saúl, lo que prefigura la gracia y
el perdón de Cristo.
2: 10 Judá e Israel con el tiempo se unen durante los reinados de David y Salomón (5: 1-5; 1 R 4: 20),
pero la división reaparece con Roboam y sus sucesores (1 R 11: 11-13; 12: 16-24). La contienda
apunta a la necesidad de la unidad permanente, que se logrará solo por medio de Cristo rey.
3: 37 La misericordia de David y su respeto por Abner, en contraste con la venganza de Joab,
muestran las cualidades de un rey piadoso, que prefigura la misericordia de Cristo.
4: 11 El respeto de David por Is-boset, al igual que su respeto por Abner, muestran el deseo de
reconciliación y perdón, lo que prefigura la reconciliación por medio de Cristo.
5: 2 David une a Israel y Judá bajo una sola cabeza, lo que cumple con el propósito profético de Dios
(1 S 16: 1) y prefigura la unidad superior del pueblo de Dios que se logrará en Cristo (1 Co. 12; Ef. 4:
1-16).
6: 7 Solo los levitas podían llevar el arca, y solo debían tocar sus varas (Éx. 25: 14; Nm. 4: 15). Dios
en su santidad destruye a los pecadores que se le acercan sin autorización, pero su presencia
también puede traer bendición (2 S. 6: 12). La tensión solo se resuelve cuando la manera de
acercarse a Dios se abre a través de la obra purificadora de Cristo (He. 10: 19-22).
7: 12 El pacto de Dios con David tiene un cumplimiento inmediato en Salomón (1 R 1: 46; 8: 15-21).
Pero Salomón fracasa (1 R 11: 1-10). Dios preserva el linaje de la descendencia (1 R 11: 12, 36; 15:
4; 2 R 8: 19) hasta que viene Cristo, el rey eterno (Mt. 1: 1-16).
7: 14 Dios promete a David que él será un padre para Salomón. Como hijo de Dios, Salomón es figura
de Cristo el Hijo eterno (He. 1: 5).
8: 15 David como rey modelo somete a sus enemigos y trae la justicia, lo que prefigura la obra de
Cristo rey (Is. 9: 6-7).
9: 1 La misericordia de David hacia la casa de Saúl cumple con la promesa que le había hecho a Saúl
(1 S 24: 21-22) y a Jonatán (1 S 20: 15-17), y anuncia la gracia de Cristo rey.
10: 2 Voluntariamente o de mala gana, Amón llega a reconocer el gobierno de David, lo que
prefigura el sometimiento voluntario o involuntario de todas las naciones al gobierno de Cristo (Sal.
2).
11: 4 Después de pecar, David se arrepiente (12: 13). Pero David y su casa y su gobierno de toda la
nación sufren distintas consecuencias durante el resto de su vida. La desolación que surge de un
pecado apunta a la necesidad de Cristo, el rey perfecto y sin pecado (Is. 42: 1-4).
12: 13 Dios es misericordioso y perdona, en última instancia por causa de Cristo (1 Jn. 1: 9). Pero el
pecado igualmente genera consecuencias (2 S 12: 10-12, 14). Ver nota en 11: 4.

37
P.M.V.
Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

13: 22 El pecado de Amnón, similar al pecado de David (11: 4), inicia una serie de consecuencias
devastadoras para la casa de David (12: 10-12), lo que incluye no solo las acciones de Absalón sino
la negligencia de David para disciplinar y hacer justicia entre Amnón y Absalón. Ver nota en 11: 4.
14: 1 El amor de David por Absalón prefigura el amor de Cristo por los pecadores. Pero David no
está a la altura de Cristo ya que descuida la justicia: el asesinato merece la muerte (Nm. 35: 31-34).
15: 1 La traición de Absalón hacia su padre prefigura como Judas traiciona a Jesús (Jn. 13: 18) y, en
líneas más generales, anuncia la traición de todos los que se rebelan contra Dios Padre y Cristo.
15: 30 La tristeza de David prefigura la tristeza de Cristo cuando parte de Jerusalén y cuando ora en
Getsemaní (Mt. 26: 30, 36-46).
16: 12 David deja la venganza en manos de Dios, lo que prefigura la paciencia de Cristo ante sus
enemigos (1 P 2: 23).
16: 22 El comportamiento sórdido de Absalón cumple la profecía que dio Dios en 12: 11-12, lo que
es otro ejemplo de las consecuencias desoladoras del pecado y la necesidad de que venga un rey
redentor perfecto.
17: 5 Por medio de Husai y de otras circunstancias, Dios muestra misericordia a David y responde a
la necesidad que David expresó en 15: 31-37. Se deshacen los efectos del pecado y David es
rescatado de la muerte, y esto anuncia la redención final en Cristo.
18: 33 El dolor de David, aunque es imperfecto (19: 2, 5-7), prefigura la disposición del Hijo de Dios
de morir en lugar de los pecadores (Ro. 5: 8).
19: 22 El perdón en el reino restablecido anuncia el perdón para los antiguos rebeldes en el reinado
de Cristo (1 Ti. 1: 12-16).
20: 1 La división sigue asomando la cabeza después de la muerte de Absalón, en parte porque David
muestra preferencia por Judá en 19: 11-15, y eso genera resentimiento en 19: 43. El reino sigue
sufriendo consecuencias indirectas del pecado de David con Betsabé, lo que subraya la necesidad
de Cristo, el rey perfecto. Ver nota en 11: 4.
20: 10 Aunque David se reconcilia con Amasa (v. 4), Joab lo mata, probablemente por el papel que
tuvo en la rebelión de Absalón (17: 25). Ver nota en 20: 1.
21: 3 La expiación y la bendición son necesarias, pero la solución que propone David (v. 6) en última
instancia no es una venganza satisfactoria (Dt. 24: 16). La resolución plena de la justicia exige a
Cristo, el rey divino e infinitamente sabio, y la resurrección de los muertos (Ap. 20: 11-15).
22: 1 Esta canción se incluye en el salterio en el Sal. 18, lo que indica que debe cantarla el pueblo de
Dios y no solamente David. Ver nota en 1 Cr. 15: 16.
22: 50 La alabanza se difunde entre las naciones, y esto anticipa la difusión del evangelio (Hch. 1: 8;
Ro. 15: 9).
22: 51 La salvación de Dios a David prefigura su salvación por medio de Cristo, el rey.
23: 8 La lista de hombres valientes prefigura el poder del ejército de Dios dirigido por Cristo rey (Ap.
19: 11-14).
24: 1 Por la necesidad de expiación se designa el lugar del templo de Salomón (1 Cr. 21: 28-22: 1),
que es figura de Cristo, el templo definitivo en el que se obtiene la expiación (Jn. 2: 19-21). Ver nota
en 1 Cr. 22: 1.

38
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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

24: 17 El sufrimiento de las ovejas por el pecado de su rey se revierte cuando Cristo sufre por los
pecados de las ovejas (Jn. 10: 15). El sufrimiento de Cristo responde el pedido de David de que la
mano de Dios estuviera contra “la casa de mi padre”, el linaje que conduce a Cristo.

1 Reyes
El reinado de Salomón cumple la primera etapa de la promesa de Dios a David de establecer el
reino de su descendencia (2 S 7: 12). Salomón en algunos aspectos es un rey modelo y figura de
Cristo. Pero su apostasía (1 R 11), los pecados de sus descendientes, la división y las contiendas
entre Israel y Judá y los problemas continuos con los cultos falsos indican la necesidad de un rey
perfecto y un reino eterno (Is. 9: 6-7), lo que sobrepasa todo el período de la monarquía. Muchos
pasajes de 1 R tienen paralelos en 2 Cr.

1: 13 El propósito de David anticipa el propósito de Dios de establecer a Cristo como rey, cuando
muchos prefieren otras alternativas (Sal. 2; Hch. 13: 33).
2: 6 La sabiduría de Salomón es puesta a prueba cuando tiene que lidiar con asuntos inconclusos del
reinado de David. La sabiduría de Salomón prefigura la de Cristo (Mt. 12: 42; Col. 2: 3). La
combinación de la misericordia y la justicia caracteriza a David y a Salomón en anticipación de Cristo.
3: 9 Ver nota en 2: 6. Dios promete sabiduría en 3: 12, y el cumplimiento se ve en 3: 28 y 4: 29-34.
4: 1 Las bendiciones del orden, la paz, la justicia y la prosperidad en el reinado de Salomón anuncian
las bendiciones del reinado de Cristo.
4: 34 La atracción que ejerce la sabiduría de Salomón prefigura cómo todas las naciones oirán la
sabiduría de Cristo (Hch. 1: 8).
5: 5 La construcción del templo de Salomón cumple la promesa de Dios que se encuentra en 2 S. 7:
13 (comp. 1 Cr. 17: 12) y prefigura la construcción de un templo eterno. El cuerpo de Cristo
resucitado es un templo eterno (Jn. 2: 19-22), y Cristo también edifica la iglesia como un templo
(Mt. 16: 18; 1 Co. 3: 16).
5: 8 La ayuda para construir el templo que ofrece Hiram, un gentil, anticipa la inclusión de los
gentiles en la edificación de la iglesia como templo (Ef. 2: 19-22).
6: 2 El templo es como el tabernáculo de Moisés (Éx. 25-27; ver nota en Éx. 25: 8), pero es más
grande y más suntuoso, lo que simboliza una expansión y una nueva etapa en el propósito de Dios
de habitar con su pueblo. Se ven aún más cambios en la visión de un templo nuevo que tiene
Ezequiel (Ez. 40-43), en la iglesia (Ef. 2: 19-22) y en la nueva Jerusalén en la consumación (Ap. 21: 3,
10-22: 5).
7: 14 Ver nota en 5: 8. La sabiduría dada por Dios a Hiram es como la de Bezaleel y Aholiab, que
supervisaron la construcción del tabernáculo (Éx. 31: 1-6). Prefigura la sabiduría de Cristo y sus
siervos en la edificación de la iglesia (Ef. 2: 19-22).
7: 23 El mar es mucho más grande que la fuente para lavar que había en el tabernáculo (Éx. 30: 17-
21). Ver nota en Éx. 30: 20.
7: 27 Las basas con sus fuentes (v. 38) representan versiones pequeñas y portátiles del mar (vv. 23-
26), lo que subraya nuevamente la abundancia de agua (ver nota en v. 23). La multiplicación del
agua, en comparación con la única fuente para lavar de Éx. 30: 17-21, anticipa la abundancia todavía

39
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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

mayor cuando el agua que Dios provee se convierte en un río de vida (Ez. 47: 1-12; Jn. 4: 10-14; 19:
34; Ap. 22: 1-2).
8: 11 Ver Éx. 40: 34-35. La gloria del Señor luego abandona el templo, a causa de la apostasía del
pueblo (Ez. 10). El descenso de la presencia de Dios prefigura la llenura del Espíritu en Cristo (Mt. 3:
16-17; Jn. 3: 34-35; 1: 14) y dentro de la iglesia (Hch. 2: 3-4; 1 Co. 3: 16).
8: 24 La promesa que recibió David se encuentra en 2 S 7: 13. El templo anticipa el cumplimiento
superior en la morada de Dios con el hombre por medio de Cristo. Ver notas en 1 R 5: 5 y 6: 2.
8: 30 El rol clave del templo en la oración prefigura el rol de Cristo; es a través de su nombre que
tenemos acceso a Dios (Jn. 14: 13-14; He. 10: 19-22).
9: 8 La devastación ocurre en 2 R 25: 9-11 e indica la necesidad de que exista una obediencia
verdadera y un templo superior que vendrá en Cristo (Jn. 2: 19-21).
10: 1 La llegada de la reina de Sabá para oír la sabiduría, que se menciona también en Mt. 12: 42,
prefigura cómo las naciones vendrán a Cristo (Hch. 1: 8; Col. 2: 3).
11: 2 La desobediencia de Salomón lleva a un juicio nefasto (vv. 9-11), lo que anticipa los juicios
sobre la idolatría posterior entre el pueblo de Dios. El fracaso de Salomón indica la necesidad de
Cristo, el rey perfecto del linaje de David (Mt. 1: 1-16).
12: 15 La profecía de Dios que se encuentra en 11: 29-39 comienza a cumplirse, y el pueblo de Dios
se divide en dos reinos. Tanto el fracaso aso de Roboam como la desunión y la contienda
consiguiente entre el pueblo de Dios muestran la necesidad de Cristo, el rey perfecto que unifica a
su pueblo (1 Co. 12; Ef. 4: 1-6).
13: 2 Una profecía impresionante, cumplida en 2 R. 23: 15-17, muestra el poder de la palabra de
Dios incluso en medio del pecado, la Perversión de la adoración y el caos. El poder de la palabra
profética prefigura el poder de Cristo, el profeta definitivo (Hch. 3: 22-26; He. 1: 1-2).
13: 34 Ver descripción del pecado de Jeroboam en 12: 26-33. El juicio por el pecado está profetizado
en 14: 9-12 y ocurre en 14: 17-18 y 15: 29-30. El pecado de Jeroboam continúa en sus sucesores (15:
34; 16: 2, 7, 19; 26; 22: 53; 2 R 3: 3; 10: 29, 31; 13: 2, 11; 14: 24; 15: 9, 18, 24, 28) y en última instancia
trae como consecuencia el exilio del reino del norte (2 R 17: 21-23). Los juicios sobre la adoración
falsa muestran la necesidad de la adoración verdadera, que prefigura cómo Cristo es el único camino
a Dios (Jn. 14: 6).
14: 10 Ver nota en 13: 34. El poder de la palabra de Dios se ve cuando el juicio cae en 14: 17-18 y
15: 29-30.
14: 22 Al igual que en el reino del norte (v. 9), la adoración falsa en reino del sur finalmente lleva al
exilio (2 R 23: 26-27; 25: 1-21; ver nota en 1 R 13: 34).
15: 4 A pesar del pecado Dios es fiel a la promesa que hizo a David (2 S 7: 5-17), y preserva su linaje
(1 R 11: 12, 32, 34, 36; 2 R 8: 19; 19: 34) a lo largo de una lista de reyes de Judá hasta llegar a Cristo
(Mt. 1: 1-16).
15: 18 En contraste con los reyes de Israel (v. 26, 34), Asa es un buen rey (v. 11), lo que prefigura la
justicia de Cristo, su descendiente. Sin embargo, en este caso, él no se apoya en Dios (ver 2 Cr. 16:
7-12), lo que subraya la perfecta justicia del rey.
15: 29-30 La matanza cumple la profecía que se encuentra en 14: 9-11 (ver nota en 13: 34). La
erradicación de la línea de descendencia del rey contrasta con la fidelidad de Dios para preservar el
linaje de David hasta llegar a Cristo (ver nota en 15: 4).
40
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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

16: 3 Ver 15: 29-30. Los juicios sobre el reino del norte muestran la coherencia de la palabra de Dios
y su santidad (ver nota en 13: 34).
17: 1 El poder de la palabra profética prefigura el poder de la palabra de Cristo (He. 1: 1-3).
17: 14 La provisión milagrosa de alimentos mediante el poder de la palabra de Dios prefigura el
poder de Cristo para multiplicar los panes (Mt. 14: 13-21; Mr. 8: 1-9) y anuncia que él mismo es el
pan del cielo (Jn. 6: 26-51).
17: 21 La impartición de vida prefigura cómo Cristo resucita a la hija de Jairo (Mt. 9: 18-25), cómo
resucita a Lázaro (Jn. 11: 38-44) y cómo él mismo resucita (Jn. 10: 18), y su rol como “la resurrección
y la vida” (Jn. 11: 25-26) que nos da vida espiritual en anticipación de la resurrección del cuerpo (Jn.
5: 28-29).
18: 39 El poder milagroso anticipa la resurrección de Cristo, la cual muestra el poder de Dios y atrae
a las naciones para que lo reconozcan (Jn. 12: 32).
19: 2 La oposición de Jezabel socava la obra anterior de Elías, lo que parece llevar al fracaso (v. 4).
Pero el propósito de Dios mediante su palabra profética permanece (vv. 12, 15-18), lo que anticipa
la victoria cuando Cristo cumple la profecía.
19: 16 Ver v. 19. Elías no es el último, sino solo uno en una sucesión de profetas hasta llegara Cristo,
el profeta definitivo (He. 1: 1-2).
19: 18 Los 7000 ejemplifican el concepto de un remanente, lo que se cumple en los judíos que creen
en Cristo (Ro. 11: 3-10; ver nota en Is. 6: 13).
20: 28 El deseo de Dios de magnificar su gloria permite que Acab venza a Benadad dos veces (ver
vv. 19-21). La victoria en la batalla prefigura la victoria final de Cristo y su ejército (Ap. 19: 11-21).
20: 42 El fracaso de Acab contrasta con la eliminación completa de los enemigos en la batalla final
dirigida por Cristo (Ap. 19: 11-21).
21: 19 La profecía se cumple en 2 R 9: 25-26, 36-37; 10: 10-11, 17, lo que muestra el poder de la
palabra de Dios en el juicio. Este poder prefigura el poder de la palabra de Cristo (He. 1: 1-2; 4: 12-
13; Ap. 19: 15, 21).
22: 19 La superioridad de Dios sobre todos los tronos terrenales se muestra cuando la profecía de
Micaías (vv. 23, 28) se cumple (vv. 34-36). El poder de Dios y de su palabra anticipa el poder que se
muestra en la resurrección de Cristo (Ef. 1: 20-22) y en la difusión del evangelio, que confunde a las
autoridades mundanas (1 Co. 2: 6-9).

2 Reyes
Después de la historia de 1 Reyes, Israel y Judá siguen en proceso de de-cadencia con su adoración
falsa y su desobediencia, lo que lleva al exilio (2 R 17; 25). Algunos reyes buenos (se destacan
Ezequías y Josías, caps. 18-20; 22: 1-23: 30) prefiguran la necesidad de Cristo, el rey perfecto,
mientras que Eliseo prefigura la necesidad de Cristo, el profeta definitivo (He. 1: 1-3). Muchos
pasajes de 2 R tienen paralelos en 2 Cr.

1: 4 La profecía se cumple en v. 17. El triunfo de la palabra de Dios sobre toda oposición prefigura
el triunfo de Cristo y del evangelio.
2: 11 El ascenso de Elías prefigura el triunfo de Cristo sobre la muerte y su ascensión (Lc. 24: 51; Hch.
1: 9).

41
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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

2: 14 La partición de las aguas, que recuerda a Moisés en el Mar Rojo (Éx. 14: 21-22), Josué en el
Jordán (Jos. 3: 7-17) y Elías en el Jordán (2 R 2: 8), confirma que Eliseo ha recibido la sucesión
profética de Elías (v. 9). El poder sobre las aguas (que son un símbolo de la muerte y el caos) prefigura
la resurrección de Cristo.
3: 17 La provisión de agua, al igual que la provisión en tiempos de Moisés (Éx. 17: 6; 20: 8-11)
prefigura a Cristo como dador del agua de vida eterna (Jn. 4: 10, 13-14; Ap. 22: 1).
4: 34 La impartición de vida, como sucede en el caso de Elías (1 R 17: 17-24), prefigura la resurrección
de Cristo y la vida que nos da mediante la unión con él (Ro. 6: 4, 8-11; 8: 10-11; Col. 3: 1-4).
5: 14 La limpieza de la lepra (Lv. 14) es figura de la limpieza del pecado por medio del poder de Cristo
(Lc. 5: 12-14). La inclusión de Naamán, que era sirio, prefigura la inclusión de los gentiles en la
salvación de Dios (Lc. 24: 47).
6: 17 La visión del ejército angelical de Dios indica dimensiones de la guerra espiritual. Anticipa la
guerra espiritual en la venida de Cristo (Mt. 12: 28-29; Lc. 10: 18-19; Jn. 12: 31; Ap. 19: 11-21).
7: 1 La provisión de alimentos a pesar de la incredulidad (ver Éx. 16: 1-21) prefigura cómo Cristo se
entrega como el pan del cielo (Jn. 6: 35, 47-51).
8: 15 El cumplimiento con Hazael de palabras proféticas anteriores (1 R 19: 15; 2 R 8: 10) muestra
el poder de la palabra de Dios en el juicio (ver 10: 32). Este poder anticipa, el poder de las palabras
de Cristo (Jn. 12: 48; He. 1: 1-2; 4: 12-13; Ap. 1: 16).
9: 25 Este cumplimiento de una profecía anterior (1 R 19: 16-17; 21: 19-24) enfatiza el poder de la
palabra de Dios para traer juicio. Ver notas en 1 R 21: 19 y 2 R 8: 15.
10: 10 Jehú cumple las palabras proféticas de juicio de Dios contra la casa de Acab y arrasa con la
adoración de Baal introducida por Jezabel (1 R 16: 31-33), lo que muestra el poder de Dios en el
juicio y anticipa el día del juicio (Ap. 20: 11-15). Ver nota en 1 R 21: 19.
11: 2 El rescate de Joás prefigura cómo Jesús es rescatado de Herodes (Mt. 2: 13-15). Dios preserva
el linaje de David por causa de su promesa (2 S 7: 16) y para cumplir con su propósito de salvación
mediante la obra de Cristo (Ap. 12: 4-5).
12: 9 La atención que se presta al templo prefigura la importancia de edificar la iglesia (Mt. 16: 18;
1 Co. 14: 12; Ef. 2: 20-22).
13: 23 La compasión de Dios incluso por un pueblo pecador prefigura su compasión en Cristo hacia
los pecadores (Mt. 9: 13; Lc. 5: 32).
14: 10 Un solo acto de orgullo por parte de Amasías trae consecuencias desastrosas para el pueblo,
lo que indica que es necesario que venga Cristo, el rey perfecto y humilde (Zac. 9: 9).
15: 9 Ver nota en 1 R 13: 34. El reino del norte se desbarranca hacia el exilio final en 2 R 17: 6-23. La
decadencia apunta a la necesidad de un reinado perfecto y la redención de corazón, y ambos se
cumplen con la venida de Cristo.
16: 3 Bajo Acaz el reino del sur también sufre una grave decadencia espiritual, lo que apunta a la
necesidad del reinado perfecto de Cristo.
17: 7 El exilio es el juicio de Dios sobre el pecado (ver nota en 1 R 13: 34), lo que anticipa el juicio del
pecado que cargó Cristo como sustituto (1 P 2: 21-24) y el juicio final en la consumación (Ap. 20: 11-
15).
18: 5 Ezequías como rey fiel prefigura la fidelidad y la justicia de Cristo (Is. 9: 6-7; 42: 1-4) y sus frutos
en la vida del pueblo de Cristo. Ver pasajes paralelos en 2 Cr. 32 y en Is. 36-38.
42
P.M.V.
Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

18: 30 Rabsaces simboliza la voz de Satanás, que engaña y ataca la fe del pueblo de Dios (Gn. 3: 4-
5; Mt. 4: 1-10; Ef. 6: 16; Ap. 12: 9).
19: 22 Dios reivindica su nombre contra todas las calumnias, lo que prefigura la reivindicación de su
nombre en la resurrección de Cristo (Jn. 12: 28).
20: 5 Dios en su misericordia oye la oración, lo que anticipa su misericordia en Cristo, y a través de
él oye nuestras oraciones (Jn. 14: 13-14; 15: 16; 16: 26-27).
21: 8 Manasés desobedece directamente el mandato de Dios y su santidad, lo que lleva a una
profecía de juicio (vv. 12-15) y ejemplifica el patrón de rebelión que desemboca en el exilio (24: 2-
4). Por contraste, la maldad de Manasés apunta a la necesidad de Cristo, el rey perfecto.
22: 2 Josías como rey justo es figura de Cristo.
22: 13 Las palabras de profecía, no solo de Elías y Eliseo sino también de Moisés (Dt. 11: 26-28),
muestran que Dios juzga de acuerdo a su propósito y su justicia. Esta justicia se manifiesta de
manera excelente en Cristo, tanto cuando en su inocencia carga con el pecado (2 Co. 5: 21) como
cuando viene a juzgar el mundo (Hch. 17: 31).
22: 20 Ver 23: 30. A causa de su justicia y su humildad, Josías recibe una bendición. Pero a diferencia
de Cristo (Gá. 3: 13-14), él no puede revertir la maldición y el castigo inminente que vendrán a su
pueblo (ver 2 R 23: 26-27).
24: 2 Ver notas en 21: 8 y 22: 13.
25: 9 El justo juicio de Dios viene por los pecados acumulados (23: 26-27; 24: 2-4). El juicio también
destruye la propia casa de Dios, lo que prefigura el juicio que caerá sobre Cristo, cuyo cuerpo es el
templo (Jn. 2: 19-21; Gá. 3: 13-14).
25: 27 La provisión para el rey de Judá, que pertenece al linaje de David, indica que Dios todavía
recuerda su promesa a David (2 S 7: 16) y anticipa que finalmente vendrá Jesús el Mesías por medio
del linaje de Joaquín (tb. llamado Jeconías, 1 Cr. 3: 16; Mt. 1: 11-12).

1 Crónicas
David como líder y rey justo es figura de Cristo rey, no solo en su gobierno sobre el pueblo de Dios
sino también en su rol en los preparativos de construcción del templo. En 1 Cr. se recuerda la
fidelidad de Dios para con su pueblo a lo largo de todo el período que abarca entre Adán (1: 1) y
David (3: 1) y va incluso más allá (3: 10-24; 9: 1-34), lo que indica la constancia del propósito de
Dios para preparar la venida del Mesías como la simiente de Adán (1: 1; Gn. 3: 15; Lc. 3: 38), la
simiente de Abraham (1 Cr. 1: 28; Gá. 3: 16) y la simiente de David (1 Cr. 3: 1; 17: 11, 14; Lc. 3: 23-
38; Hch. 13: 23).

1: 1 Dios promete victoria sobre Satanás por medio de la simiente de la mujer (Gn. 3: 15) y de
Abraham (Gn. 17: 7; ver notas en Gn. 3: 15 y 12: 1). El linaje de la descendencia escogida comienza
con Adán, sigue con Set y Noé (1 Cr. 1: 4) e incluye a Abraham (vv. 27-28), Isaac (v. 34) e Israel (v.
34; 2: 1), antes llamado Jacob (Gn. 32: 27-28). Tendrá su culminación en Cristo (Mt. 1: 1-16; Gá. 3:
16).
2: 1 El linaje de la descendencia escogida va de Israel a David e incluye la bendición de multiplicar la
descendencia en las doce tribus (ver Gn. 13: 16; 15: 5). Ver nota en 1 Cr. 1: 1.
3: 1 El linaje del Mesías viene a través del rey David (2 S 7: 16; Mt. 1: 1, 6; ver nota en 1 Cr. 1: 1).

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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

3: 10 Salomón y su descendencia constituyen una etapa en el cumplimiento de la promesa a David


para su descendencia (2 S 7: 16). La descendencia en última instancia conduce a Cristo (Mt. 1: 1-16;
ver nota en 1 Cr. 1: 1).
4: 1 Después de documentar el linaje mesiánico de David, que llegará hasta Cristo (ver nota en 3:
10), Crónicas ofrece el registro de Judá, la tribu de David. La documentación de los nombres y las
familias individuales resalta que están incluidos en la promesa dada a Abraham respecto de la
bendición, la tierra y la comunión con Dios (Gn. 17: 4-8). Prefigura la bendición (Gá. 3: 14), la tierra
(Ro. 4: 13; He. 11: 16; 12: 22; Ap. 21: 1) y la comunión con Dios (Ro. 5: 1; Gá. 3: 26-29) que se reciben
con la unión con Cristo, el David superior. Dios ha escrito nuestro nombre en su libro de la vida (Ap.
13: 8; 17: 8; 20: 15; ver Jn. 10: 3,14; Ef. 1: 4).
5: 1 El registro de Rubén, Gad (v. 11) y Manases (v. 23) indica que se los siguió incluyendo entre el
pueblo de Dios como descendientes de Abraham e Israel (2: 1-2). Esto responde a planteos que
podrían surgir por la ubicación de su tierra al este del Jordán (Nm. 32; Jos. 13: 8-32; 22: 24-29). Esta
confirmación prefigura la certeza que se ofrece a los cristianos (2 Co. 1: 22; Ef. 1: 13-14). Ver nota
en 1 Cr. 4: 1.
6: 49 La lista especial para el sacerdote Aarón y para la tribu de Leví, que indica algunos de sus
privilegios sacerdotales ante Dios, prefigura los privilegios sacerdotales que se ofrecen a los
cristianos por medio de Cristo, el sumo sacerdote definitivo (He. 7: 23-8: 2; 10: 19-22).
7: 1 Otras tribus que descienden de Israel (2: 1-2) se enumeran brevemente. Ver nota en 4: 1.
8: 33 Se concede una atención especial a Saúl, porque fue rey de Israel (10: 14; 1 S 10: 1). Pero él
fue suplantado por David (1 S 16: 1, 12; 2 S 7: 15; 1 Cr. 10: 13- 14; 17: 13), cuyo linaje de reyes llega
más adelante hasta Cristo rey (Mt. 1: 6-16).
9: 2 La inscripción de los nombres de los exiliados que regresan indica la fidelidad continua de Dios
para con los descendientes de Israel. Anuncia cómo Dios inscribe y permanece fiel a los que
pertenecen a Cristo, el israelita (Gá. 3: 14, 16, 28-29; ver nota en 1 Cr. 4: 1).
10: 14 El traspaso del reino a David es el comienzo del linaje de la descendencia real que conduce a
Cristo (17: 11, 14; Mt. 1: 6-16).
11: 3 David queda establecido como rey en cumplimiento del propósito de Dios (v. 2), lo que
prefigura cómo Cristo, hijo de David, es establecido como el rey definitivo (Sal. 2: 6-12; Hch. 13: 33;
Ef. 1: 20-22).
12: 23 La unificación del pueblo de Dios bajo el mando de David, y su fortaleza para la guerra,
prefigura la unificación y la fortaleza espiritual bajo el mando de Cristo rey (Ef. 4: 1-16; 6: 10-20).
13: 10 Ver nota en 2 S 6: 7. Cuando los levitas desempeñan el rol apropiado (Éx. 25: 14; Nm. 4: 15;
1 Cr. 15: 2, 13-15), el arca puede trasladarse sin peligro (1 Cr. 15: 26).
13: 12 La santidad suprema de Dios y su reacción cuando se acercan los pecadores provoca temor.
Esto se resuelve mediante la expiación de Cristo, que ofrece una respuesta permanente a la ira de
Dios (Ro. 3: 20-26; 5: 1).
14: 15 Dios pelea con David contra los enemigos de Israel, lo que prefigura cómo Cristo vence a
Satanás y sus ejércitos (Mt. 12: 28-29; Lc. 10: 18-19; Jn. 12: 31; Ap. 19: 11-21; 20: 7-10).
15: 2 A diferencia de Uza (13: 10), los levitas trasladan el arca sin peligro, porque siguen las
instrucciones de Dios (Éx. 25: 14; Nm. 4: 15). La importancia de seguir los caminos de Dios prefigura
el único camino a Dios que se abre a través de Cristo (Jn. 14: 6; He. 10: 19-22).
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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

15: 16 David y los cantores escriben y cantan muchos de los Salmos (ver 1 Cr. 16.8-36 y sus paralelos
en los Salmos: Sal. 96: 1-13; 105: 1-15; 106: 47-48). Ellos prefiguran el rol de Cristo que lleva a su
pueblo a cantar alabanzas a Dios por la salvación culminante (He. 2: 12; 13: 15; Ap. 19: 6-8).
16: 4 Ver nota en 15: 16.
16: 8 Ver Sal. 105: 1-15. Los cantos de alabanza deben cantarse de manera repetida, no solo para
ofrecer alabanzas a Dios, sino también para recordar al pueblo su excelencia y para anticipar la
exhibición incomparable de su excelencia cuando venga Cristo. Ver nota en 1 Cr. 15: 16.
16: 23 Ver Sal. 96: 1-13 y nota en 1 Cr. 16: 8.
16: 35 Ver Sal. 106: 47-48 y nota en 1 Cr. 16: 8.
17: 4 Para resaltar la importancia del reinado davídico que conduce a Cristo, Crónicas documenta el
pacto fundamental con David que se expresó en 2 S 7: 5-16. Ver nota en 2 S 7: 12.
17: 16 David se maravilla ante la gracia de Dios, y esto prefigura cómo nos maravillamos ante la
gracia que ha venido en Cristo (Jn. 1: 16; Ef. 2: 7-9).
18: 6 El sometimiento de los enemigos de Israel prefigura cómo Cristo vence a Satanás y sus ejércitos
(ver nota en 14: 15).
18: 14 El advenimiento de la justicia prefigura la justicia del Mesías (Is. 9: 6-7; 42: 1-4; 2 Co. 5: 10;
Ap. 20: 11-15).
19: 2 Ver nota en 2 S 10: 2.
20: 1 A diferencia del relato paralelo en 2 S 11, Crónicas omite mencionar el pecado de David con
Betsabé y resalta maneras más eficaces en las que el reinado de David apunta de manera positiva a
los futuros triunfos de Cristo como rey definitivo.
20: 8 La victoria de David sobre Goliat que se describe en 1 S 17 forma parte de una serie de victorias
que destruyen a los aterradores enemigos del pueblo de Dios. Las victorias prefiguran la victoria de
Cristo y de su pueblo (Mt. 12: 28-29; Lc. 10: 18-19; Jn. 12: 31; Ap. 2: 7, 11, 17, 26; 12: 11; 19: 11-21;
20: 7-10).
21: 7 Ver nota en 2 S 24: 1.
21: 17 Ver nota en 2 S 24: 17.
22: 1 La ubicación del templo de Salomón se elige de acuerdo con la palabra de Dios dada por medio
del profeta Gad (21: 18). Una vez que se construya el templo, será el lugar exclusivo para la expiación
y para acercarse a Dios (Dt. 12), lo que es figura de Cristo, el sacerdote definitivo que ofrece la
expiación y abre el camino a Dios (Jn. 14: 6; He. 10: 19-22).
22: 9 Salomón es figura de Cristo como príncipe de paz, quien abre el camino a la paz con Dios (Ro.
5: 1-10).
23: 26 Ver Nm. 4: 5-15. Dios inspira a David a que modifique los deberes de los levitas, lo que
corresponde a un cambio en la casa de Dios. El servicio de los levitas prefigura el servicio de Cristo
a Dios como sumo sacerdote (He. 7: 23-8: 6) y, de manera secundaria, el servicio de los cristianos
(Ro. 12: 1; Ef. 4: 1-16; He. 13: 15).
24: 7 Los sacerdotes construyen un grupo especial dentro de la tribu de Leví elegido para ministrar
en el santuario (Nm. 18). El sacerdocio es figura de Cristo, el gran sumo sacerdote (He. 7: 23-8: 6).
Los deberes rotan entre las diferentes divisiones (ver Lc. 1: 5, 8), lo que indica que ningún sacerdote
es permanente hasta la venida de Cristo, el sacerdote eterno (He. 7: 23-24).

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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

25: 1 Ver nota en 15: 16. La atención que se concede a organizar el canto prefigura el orden de la
adoración en la iglesia por el poder del Espíritu Santo (1 Co. 12; Ef. 2: 22; 5: 18-21).
26: 1 Los porteros protegen el acceso a la presencia de Dios en el templo (Nm. 18: 7, 22), lo que es
figura del único camino para acceder a Dios por medio de Cristo (Jn. 10: 7; 14: 6). La disciplina de la
iglesia, ejercida según la autoridad de Cristo (1 Co. 5: 4-5), advierte al impenitente del peligro que
corre.
26: 20 El cuidado de las cosas santificadas de Dios prefigura la garantía de la herencia de la vida
eterna en Cristo (1 P 1: 4-5) y del consejo de hacerse tesoros en el cielo (Mt. 6: 19-34; ver 2 Co. 9: 6-
15). El dinero que se da para las necesidades del pueblo de Dios debe administrarse con cuidado (2
Co. 8: 20-21).
27: 1 La organización del ejército prefigura la guerra espiritual que se pelea bajo el mando de Cristo
(Ef. 6: 10-20; ver nota en 1 Cr. 14: 15).
28: 6 Ver promesa dada a David en 17: 11-14, la cual ahora se cumple. Ver nota en 2 S 7: 12.
28: 19 El templo se construye de acuerdo con las instrucciones de Dios, al igual que el tabernáculo
(ver nota en Éx. 36: 10).
28: 20 Es fundamental recibir el poder de Dios, y esto es figura de la crucial importancia del poder
de Dios al edificar la iglesia, el nuevo templo (1 Co. 3: 16; Ef. 2: 20-22).
28: 21 La organización anterior de las diversas divisiones de los levitas y del pueblo (caps. 23-27)
respondía al propósito de asistir en el servicio de la casa de Dios. Prefigura los planes de Dios para
edificar la iglesia como templo (1 Co. 3: 16; Ef. 2: 20-22) y la nueva Jerusalén como templo definitivo
(Ap. 21: 22-27).
29: 6 La ofrenda generosa es como la del tabernáculo (Éx. 35: 4-36: 7). Prefigura la generosidad de
Cristo (ver nota en Éx. 35: 21).
29: 18 El compromiso de todo corazón llega en última instancia con la perfección de Cristo (He. 10:
7-10) y el cambio en el corazón que él obra en nosotros en el nuevo pacto (He. 10: 16-17).

2 Crónicas
Salomón como rey sabio y constructor del templo prefigura a Cristo, el rey y constructor el templo.
Después de Salomón el linaje de reyes davídicos continúa, hasta llegar a Cristo, el gran
descendiente de David (Mt. 1: 6-16). Pero muchos de los reyes posteriores se apartan de Dios, y
ellos y el pueblo sufren por eso, lo que muestra la necesidad de Cristo, el rey perfecto. Ezequías
(2 Cr. 29-32) y Josías (caps. 34-35) como reyes justos son figuras de Cristo. El libro de 2 Crónicas
tiene paralelos en 1-2 Reyes, pero se concentra en el reino del sur (Judá) y en el linaje de David y
muestra SI interés particular por el templo y la adoración en él, lo que anticipa el cumplimiento
del templo y la adoración que ocurre con la venida de Cristo (Jn. 2: 19-21; 4: 20-26; Ef. 2: 20-22;
Ap. 21: 22-22: 5).

1: 10 Ver nota en 1 R 3: 9. Es necesario tener sabiduría para edificar el templo (1 Cr. 29: 1; 2 Cr. 2: 6,
12).
2: 3 Ver nota en 1 R 5: 8.
2: 13 Ver nota en 1 R 7: 14.

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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

3: 1 Ver nota en 1 R 6: 2. La ubicación para el templo se designó en 1 Cr. 22: 1 (ver nota en 1 Cr. 22:
1).
4: 1 El altar tiene el doble del tamaño del altar del tabernáculo (Éx. 27: 1-8), lo que indica una
provisión más abundante para la expiación. Ver nota en Éx. 27: 1.
4: 7 Hay diez candeleros, y no uno solo como en el tabernáculo (Éx. 25: 31-39), lo que indica la
provisión más abundante de luz. Ver notas en Éx. 25: 37 y 1 R 6: 2.
5: 14 Ver nota en 1 R 8: 11.
6: 6 La elección de Jerusalén cumple el plan explicado por medio de Moisés en Deuteronomio 12.
Prefigura cómo Cristo es designado como el único camino de salvación (Jn. 14: 6; He. 5: 5-10).
6: 15 Ver nota en 1 R 8: 24.
6: 21 Ver nota en 1 R 8: 30.
7: 1 La aprobación milagrosa de Dios es igual a lo que sucede con Elías en 1 R 18: 39 (ver nota).
7: 2 La gloria del Señor indica el esplendor de su presencia, lo que prefigura la Presencia de Cristo.
Ver 5: 14 y nota en 1 R. 8: 11.
7: 20 Ver nota en 1 R 9: 8.
8: 5 Salomón se ocupa de ofrecer seguridad contra los enemigos extranjeros, y así realiza una de las
tareas importantes de los reyes antiguos y prefigura la seguridad espiritual que se ofrece por medio
de Cristo rey (Jn. 10: 28-29; ver Ap. 21: 24-27; 22: 3).
8: 14 Las instrucciones de David se encuentran en 1 Cr. 23-27. Ver nota en 1 Cr. 28: 21.
9: 1 Ver nota en 1 R. 10: 1.
9: 22 La riqueza y la sabiduría de Salomón prefiguran la riqueza y la sabiduría de Cristo rey (Ef. 1: 18;
Col. 2: 3; 1 Co. 1: 30).
10: 15 Ver nota en 1 R 12: 15.
11: 14 Los levitas estaban distribuidos entre las tribus (Jos. 20-21; ver nota en Jos. 21: 2). Pero la
adoración falsa de Jeroboam (ver 1 R 12: 25-13: 5) los obliga, y también obliga a las demás personas
que siguen a Dios, a unirse a Judá. El conflicto en cuanto a la adoración prefigura el conflicto que
generan las declaraciones de exclusividad de Cristo (ver nota en 1 R 13: 34).
12: 6 La rebelión contra el Señor tiene consecuencias desastrosas, pero el arrepentimiento ofrece
un respiro. El patrón anticipa el juicio final de Dios sobre la rebelión (Ap. 20: 11-15) y la liberación
que viene mediante el arrepentimiento y la fe en Cristo (Jn. 5: 24; Ap. 20: 15).
13: 9 Para la promoción de Jeroboam de la adoración falsa, ver 1 R 12: 25-33 y nota en 1 R 13: 34.
La bendición que reciben los verdaderos adoradores prefigura la bendición que ofrece Cristo a los
que adoran en Espíritu y en verdad (Jn. 4: 20-24).
14: 7 Seguir los caminos de Dios ofrece bendiciones, lo que prefigura las bendiciones que vienen por
medio de Cristo, el camino definitivo (Jn. 14: 6; Ef. 1: 3-14).
15: 8 Asa continúa esforzándose por la verdadera adoración de acuerdo con la ley (Éx. 27: 1-8; Dt.
11: 28; 12: 1), lo que prefigura cómo Cristo establece la verdadera adoración (Mt. 21: 12-16; Jn. 4:
20-24).
16: 9 El juicio de Dios se lleva a cabo a lo largo de la historia, y también en la consumación (Ap. 20:
11-15). El juicio viene de manera culminante cuando Cristo como sustituto carga el juicio sobre sí
mismo y luego en su resurrección recibe la recompensa de su inocencia (Fil. 2: 10-11). Ver nota en
1 R 15: 18.
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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

17: 5 Ver nota en 14: 7.


18: 18 Ver nota en 1 R 22: 19.
19: 7 Las instrucciones mosaicas para administrar la justicia se encuentran en Éx. 23: 8; Dt. 16: 18-
20. Promover la justicia es uno de los deberes del rey, lo que anuncia la justicia de Cristo rey (Is. 9:
6-7; 4: 1-4).
20: 22 Dios honra a los que confían en él, lo que anticipa el honor que recibe Cristo en su
resurrección (Fil. 2: 10-11) y la bendición que reciben los cristianos que confían en Cristo (Gal 3).
21: 7 El linaje de David es casi exterminado, pero no del todo, lo que prefigura el ataque por parte
de Herodes (Mt. 2: 13-18) y la fidelidad de Dios a Cristo, la descendencia de David. Ver nota en 1 R
15: 4.
22: 11 Ver nota en 2 R 11: 2.
23: 11 El establecimiento del rey verdadero a pesar de toda la oposición prefigura el establecimiento
de Cristo como rey (Sal. 2: 7-12; Hch. 13: 33).
24: 4 Ver nota en 2 R 12: 9.
24: 20 Ver nota en 12: 6.
25: 16 La advertencia profética ofrece una oportunidad para el arrepentimiento, pero Amasías, en
lugar de arrepentirse, se endurece. El fracaso de Amasías apunta a la necesidad de un rey perfecto
(Mt. 21: 5). El llamado al arrepentimiento prefigura el llamado al arrepentimiento y a la fe del NT.
Ver nota en 2 Cr. 12: 6.
25: 19 Ver nota en 2 R 14: 10.
26: 16 El pecado de Uzías y sus consecuencias apuntan a la necesidad de un rey perfecto (Mt. 21:
5).
27: 6 Ver nota en 14: 7.
28: 3 Ver nota en 2 R 16: 3.
28: 15 La generosidad extraordinaria muestra la misericordia de Dios (v. 9) y anticipa el amor que
Jesús personifica (Mt. 8: 14-17; Lc. 7: 21-22; 1 Jn. 3: 16; 4: 7-12), que él enseña (Lc. 10: 25-37) y que
él produce en sus seguidores (Jn. 13: 34-35; 1 Jn. 4: 17-21).
29: 8 Ezequías revierte los juicios contra la adoración falsa (profetizados Dt. 11: 28), lo que prefigura
cómo Cristo rey viene para quitar la maldición del pecado (Gá. 3: 13-14).
30: 9 Los temas de la misericordia y el arrepentimiento anticipan la misericordia de Dios en Cristo
hacia los que se arrepienten y se vuelven a él (Lc. 18: 13). Ver notas en 2 Cr. 12: 6 y 25: 16.
30: 19 El deseo del corazón es más importante que una mera conformidad externa (1 S 15: 22; Os.
6: 6; Mi. 6: 6-8; Mt. 9: 13; 25: 25-28), lo que anticipa la importancia crucial de la renovación del
corazón gracias a la obra de Cristo (He. 8: 10).
30: 26 El contraste entre Ezequías y el pasado muestra cómo un buen líder puede marcar la
diferencia, lo que prefigura la renovación culminante que trae la venida de Cristo (He. 8: 8-12).
31: 2 Ezequías restablece el servicio del templo según las instrucciones de Moisés (Nm. 18) y de
David (1 Cr. 23-26). Su obediencia prefigura la obediencia de Cristo y la de los que siguen a Cristo
(Ef. 4: 1-16). Ver nota en 2 R 18: 5.
32: 8 La confianza en que el Señor combatirá es figura de la confianza en Cristo, que es victorioso
contra el reino del mal (Col. 1: 13; 2: 15; He. 2: 14-15).
32: 15 Ver nota en 2 R 18: 30.
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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

32: 17 Ver nota en 2 R 19: 22.


33: 7 Ver nota en 2 R 21: 8.
33: 12 Ver nota en 12: 6.
34: 2 Josías como rey justo es figura de Cristo.
34: 21 Ver nota en 2 R 22: 13.
35: 1 La celebración de la Pascua es otro momento culminante en el servicio de Dios (ver nota en
30: 26).
35: 4 Ver nota en 31: 2.
36: 16 Dios muestra su juicio justo contra el pecado, que anuncia las aún mayores manifestaciones
de la justicia en la muerte y resurrección de Cristo y en el juicio final (Ap. 20: 11-15). Ver notas en 2
Cr. 12: 6; 16: 9 y 2 R 25: 9.
36: 21 El juicio confirma la fidelidad de Dios a su palabra, que anticipa su fidelidad en Cristo. También
da descanso a la tierra de acuerdo con Lv. 25, lo que prefigura el descanso final (ver nota en Lv. 25:
4).
36: 23 La proclamación de Ciro, profetizada en Is. 44: 28 y documentada en Esd. 1: 1-4, muestra que
Dios no olvidó a su pueblo (Ro. 11: 1). Su fidelidad continua y los actos repetidos de misericordia y
salvación anticipan la venida de Cristo como el momento culminante de la fidelidad y la misericordia.

Esdras
La restauración y la reconstrucción después del exilio, en cumplimiento de la profecía (1: 1) son
figura de la salvación de Cristo (Col. 1: 13) y la edificación de la iglesia (Mt. 16: 18; Ef. 2: 20-22).
También anticipan la consumación de la salvación en el cielo nuevo y la tierra nueva (Ap. 21: 1).
1: 1 Dios levanta a Ciro y esto prefigura cómo levanta a Cristo, quien en el evangelio proclama que
se debe edificar el nuevo pueblo de Dios (Is. 44: 28-45: 1).

1: 1 Dios levanta a Ciro y esto prefigura cómo levanta a Cristo, quien en el evangelio proclama que
se debe edificar el nuevo pueblo de Dios (Is. 44: 28-45: 1).
1: 5 Es Dios el que capacita al pueblo, como también a Ciro, para restaurar, lo que anuncia el poder
que recibe su pueblo por medio del Espíritu (Hch. 1: 8; 2: 1-4; Ro. 8: 10-11).
2: 1 El registro detallado del pueblo muestra que Dios conoce a las personas y a las familias, lo que
simboliza su conocimiento detallado de los que son escogidos para salvación (Ef. 1: 4; Ap. 13: 8; 17:
8; ver nota en 1 Cr. 4: 1).
3: 2 La restauración de la verdadera adoración de Dios es fundamental para la restauración en
conjunto. La adoración mediante sacrificios prefigura el sacrificio de Cristo (He. 10: 1-10).
3: 10 La edificación del templo, análoga a lo que hizo Salomón (2: 3), es figura del cuerpo de Cristo
como templo (Jn. 2: 19-21), de la iglesia como templo (Mt. 16: 18; 1 Co. 3: 16; Ef. 2: 20-22) y de la
nueva Jerusalén como templo (Ap. 21: 9-22: 5). Ver Hag. y Zac. para la profecía relacionada con la
restauración.
3: 11 El canto del estribillo que se encuentra en 1 Cr. 16: 34 y Sal. 136, sigue el patrón de 1 Cr. 25 y
anticipa la alabanza que ofrecen Cristo (He. 2: 12) y su pueblo (He. 13: 15).

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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

4: 1 Los adversarios, que en última instancia siguen las incitaciones de satanás, simbolizan la
oposición a los propósitos de Dios hacia su pueblo y prefiguran la oposición a Cristo y a su pueblo
(Mt. 4: 1-11; Ap. 12: 3-4, 7-17).
5: 1 Las directivas tanto de los profetas como de Ciro (1: 1-4) tienen un rol fundamental en la
restauración, lo que prefigura el rol de la palabra de Dios al edificar la iglesia (Ef. 2: 20-22; 4: 6-16).
6: 6 Dios revierte los planes de los opositores y usa a Darío para promover la restauración, lo que
prefigura la obra de Dios para bendecir a la iglesia (Ro. 8: 28; Hch. 4: 29-31; 8: 4).
7: 27 Por medio de Esdras y Artajerjes, Dios muestra su bendición providencial de la restauración,
lo que prefigura que está dispuesto a proveer para nuestras necesidades (2 Co. 9: 6-12).
8: 31 Dios ofrece protección, lo que prefigura cómo él protege a los que están en Cristo (Jn. 10.27-
29).
9: 1 Los matrimonios mixtos se prohibieron en Dt. 7: 3-4 porque llevaban a la idolatría (ver Esd. 9:
11-14). La separación prefigura la necesidad dé un compromiso absoluto con Cristo (Mt. 10: 34-39;
Lc. 14: 26-33; 2 Co. 6: 14-7.1).
10: 2 Ver nota en 2 Cr. 12: 6.
10: 3 Las familias se deshacen por causa de la santidad, para desterrar la transigencia con la idolatría
(Dt. 7: 3-4; ver nota en Esd. 9: 1). El poder superior de la santidad de Cristo es de tal magnitud que,
en el NT, un cristiano puede permanecer en una familia de incrédulos en la esperanza de que los
demás lleguen a conocer a Cristo (1 Co. 7: 12-16).

Nehemías
La restauración y la reedificación después del exilio prefiguran la salvación de Cristo (Col. 1: 13) y
la edificación de la iglesia (Mt. 16: 18; Ef. 2: 20-22).

1: 1 La intercesión de Nehemías en favor del pueblo prefigura la intercesión de Cristo por nosotros
ante Dios Padre (He. 7: 25).
2: 18 La reedificación de Jerusalén prefigura la edificación de la iglesia, (Mt. 16: 18; 1 Co. 14: 4-5,12;
Gá. 4: 26; Ef. 2: 20-22).
3: 1 Dios deja constancia de los nombres de los constructores, lo que indica que conoce cada
contribución. La división de tareas prefigura la cooperación en el cuerpo de Cristo (Ro. 12: 3-8; 1 Co.
12; Ef. 4: 1-16).
4: 1 La oposición a la edificación prefigura la oposición a la iglesia y a los cristianos (Jn. 15: 18-20).
5: 7 La ley de Dios a través de Moisés prohíbe exigir el pago de intereses a un compatriota israelita
(Éx. 22: 25; Lv. 25: 36). La ayuda al pobre anticipa la ayuda de la iglesia a los pobres (Hch. 2: 44-45;
4: 32-37; 2 Co. 9: 6-15) sobre la base de la generosidad de Dios en Cristo (2 Co. 8: 9; 9: 15).
6: 2 La oposición incluye el engaño además de burlas y amenazas (ver nota en 4: 1). Este engaño
manifiesta la capacidad de engañar de satanás, el gran enemigo (Jn. 8: 44; 2 Ts. 2: 9-10; Ap. 12: 9;
20: 3).
7: 6 Ver nota en Esd. 2: 1.
8: 3 La instrucción de la palabra de Dios cumple un rol clave en la edificación del pueblo de Dios.
Prefigura el rol de Cristo como el Verbo de Dios (Jn. 1: 1; Ap. 19: 13), el rol del evangelio (Ro. 1: 16-
17; 1 Ts. 2: 13; 1 P 1: 23) y el rol de la Escritura (1 Ti. 3: 13; 2 Ti. 3: 16-17; ver Sal. 119).

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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

9: 8 La fidelidad de Dios se muestra en la promesa a Abraham (Gn. 12: 1-3, 7; 13: 14-17; 15: 4, 13-
21; 17: 1-14). Su fidelidad a sus promesas se manifiesta de manera suprema en Cristo (2 Co. 1: 20-
22), quien ha traído bendiciones eternas al pueblo de Dios (Ef. 1: 3-14).
9: 38 Los nombres indican el compromiso personal de individuos y familias, lo que prefigura el
compromiso personal a Cristo (Hch. 2: 38-41; ver nota en Esd. 2: 1).
10: 29 La obediencia a la ley anticipa la obligación de los discípulos de Cristo de seguirlo en todo
(Mt. 10: 37-39; Lc. 14: 25-33; Jn. 14: 15, 23). Solo Cristo es perfectamente obediente a Dios (He. 4:
15).
11: 1 Jerusalén tiene un rol clave como la ciudad santa. En el NT todo el pueblo de Dios es ciudadano
en Jerusalén la celestial (Gá. 4: 26-28; Fil. 3: 20; He. 12: 22-24).
11: 4 La lista de nombres y los números indican que Dios conoce los detalles de los individuos y las
familias. Ver nota en Esd. 2: 1.
12: 27 El rol de los levitas en el canto quedó establecido en 1 Cr. 25. La celebración anticipa la
celebración y alabanza a Dios por la resurrección de Cristo (Ef. 5: 19-20; He. 13: 15) y por la
consumación (Ap. 19: 1-8).
13: 3 Ver nota en Esd. 9: 1.
13: 15 El pueblo prometió guardar el sábat en 10: 31. El sábat es una señal del pacto con Dios (Éx.
20: 8-11; 31: 12-17), que celebra la creación (Éx. 20: 11) y la redención (Dt. 5: 15). Apunta a Cristo,
quien es Creador (Col. 1: 15-16) Redentor (Col. 1: 18-20), y el que preparó un lugar de descanso para
nosotros, (Jn. 14: 2-3). Ver notas en Gn. 2: 2 y 2: 3.
13: 23 Ver nota en Esd. 9: 1.

Ester
De manera providencial, Dios trae la liberación a su pueblo a través de Ester, lo que prefigura la
salvación final a través de Cristo.

1: 12 El rechazo de la reina Vasti es un paso en los actos providenciales de Dios pira liberar a los
judíos (ver nota en 2: 15). Presenta el tema clave del rechazo v la elección, por el cual Dios prepara
el camino para la salvación.
2: 15 Dios hace que elijan a Ester la judía, lo que más adelante tendrá un rol clave en la liberación
de los judíos. Con su belleza, Ester prefigura a la iglesia como la novia de Cristo (2 Co. 11: 2; Ef. 5:
26-27; Ap. 19: 7-8; ver nota en Est. 1: 12).
2: 22 La providencia de Dios lleva a la acción clave de Mardoqueo, que luego resultará importante
(6: 2). El control providencial de Dios ilustra el cuidado constante de su pueblo (Jn. 10: 27-29; Ro. 8:
28; Ef. 1: 22).
3: 1 El conflicto entre Mardoqueo y Amán se explica en 1 S 15: 2-3, 32-33. Amán es un agagueo, un
amalecita, un adversario de Israel y descendiente del pueblo que Saúl debería haber eliminado.
3: 6 Amán ejemplifica a todos los que se oponen al pueblo de Dios, especialmente a satanás (ver Ap.
12: 10-12).
4: 16 Ester está dispuesta a sacrificar su propia vida, lo que prefigura la voluntad de Cristo de morir
por nosotros (Ro. 5: 6-11).

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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

5: 2 El favor del rey por Ester prefigura el favor depositado en Cristo como el hijo obediente de Dios
que nos redime (Mt. 3: 17; 2 P 1: 17). Es el punto de inflexión en la historia, que prefigura la
resurrección como el momento decisivo en la redención.
5: 11 La soberbia aparece antes de la destrucción (Pr. 16: 18). Amán tipifica la confianza engañosa
de aquellos que pertenecen al reino de satanás.
6: 1 Una serie de hechos aparentemente “fortuitos” muestran el control providencial de Dios y su
poder para actuar en secreto en favor de su pueblo (ver nota en 2: 22).
7: 10 La retribución justa llega cuando Amán obtiene lo que le quería hacer a Mardoqueo (Abd. 15).
La retribución prefigura la justicia del juicio final de Dios (Ap. 20: 11-15) y la destrucción de los
enemigos del pueblo de Dios (Ap. 20: 7-10; 21: 8, 27).
8: 8 Los efectos de la victoria ahora alcanzan a todos los judíos, lo que pre-figura el alcance de la
victoria de Cristo para los que son suyos (Ro. 8: 10-11; 1 Co. 15: 54-57; Col. 3: 1-4).
9: 1 El giro en los acontecimientos anticipa la inversión de lugares que se da en la venida de Cristo
(Lc. 1: 48-53; 14: 11; 18: 14) y la justicia del juicio final de Dios (ver nota en Est. 7: 10).
10: 3 Las bendiciones que alcanzan a los judíos a través de Ester y Mardoqueo prefiguran las
bendiciones que recibimos a través de Cristo (Ef. 1: 3-14; ver nota en Est. 8: 8).

Job
El sufrimiento y alivio de Job prefiguran el sufrimiento y gloria de Cristo.

1: 1 Aunque no está exento de pecado, Job es recto y prefigura la justicia de Cristo (He. 4: 16).
1: 11 Satanás es un acusador del pueblo de Dios (Ap. 12: 10). La redención en Cristo implica una
respuesta definitiva a las acusaciones de Satanás, tanto al justificar al impío (Ro. 4: 5) como al
transformar al impío en una persona piadosa (Ro. 6: 4, 15-19; Ap. 19: 8; 21: 27).
1: 21 Job confía en Dios, aunque desconoce la acusación de Satanás. Ejemplifica a todos los que
caminan por fe, no por vista (2 Co. 5: 7). Cristo como hombre confió en Dios de manera perfecta
(He. 2: 13; 5: 7-10).
2: 6 Dios utiliza incluso la obra de satanás para su propia gloria y para la santificación de su pueblo.
Dios le prohíbe a satanás quitarle la vida a Job. Pero cuando Cristo viene, Dios permite que muera a
manos de hombres pecadores (Hch. 2: 23). Es el acto supremo de confianza y reivindicación del
nombre de Dios, además de la victoria sobre satanás (Jn. 12: 31).
3: 3 El sufrimiento intenso se opone a todo el significado de la vida y subraya que tanto el
sufrimiento como la muerte son las terribles consecuencias de la caída (Gn. 3: 19). La respuesta llega
solo con los sufrimientos significativos de Cristo (Fil. 3: 10) y su resurrección de los muertos, que es
el principio del fin de todo sufrimiento (Ap. 21: 4).
4: 7 Elifaz habla como si la protección de Dios al justo fuera una regla universal. Sin embargo, el
misterio de la muerte de Cristo, el inocente, muestra la superficialidad de su razonamiento.
4: 15 Elifaz no se da cuenta de que es posible que haya visto un espíritu maligno que, como satanás,
acusa al pueblo de Dios (ver nota en 1: 11).
4: 17 Es cierto que un hombre puede ser puro, como lo demuestra la pureza de Cristo. Además,
Cristo imparte justicia a su pueblo mediante la justificación (Ro. 5: 1; 2 Co. 5: 21).

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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

5: 13 Dios prende a los sabios por ser insensatos y no entender la cruz, según 1 Co. 3: 19. Lo irónico
es que Elifaz, quien asegura ser sabio, es preso de sus propios discursos (Job 42: 7), porque no
conoce la sabiduría de la cruz y lo que esta implica en cuanto al sufrimiento del inocente.
5: 18 La afirmación tiene su paralelo en Os. 6.1. Elifaz describe correctamente cómo Dios disciplina
a los pecadores. Pero no entiende que Dios puede disciplinar al inocente con propósitos más
misteriosos (Job 1: 12; 2 Co. 5: 21; ver nota en Job 4: 7).
6: 15 Los amigos de Job agudizan su pena. Eso anticipa cómo Judas traicionará a Cristo (Jn. 13: 18),
y cómo los discípulos lo abandonarán (Mt. 26: 31).
7: 17 Observe similitudes con Sal. 8: 4 y He. 2: 6. Dios puso su corazón en el hombre y permitió el
sufrimiento con la vista puesta en la redención en Cristo, pero Job todavía no puede ver el panorama
completo.
8: 3 Dios es justo, pero su justicia es más profunda que las recompensas o los castigos directos en
esta vida. La cuestión de la justicia apunta al cumplimiento de la justicia en la obra de Cristo (Ro. 3:
23-26) y en el juicio final (Ap. 20: 11-15).
9: 2 Ver nota en 4: 17.
9: 14 Job entiende la necesidad de un intercesor, lo que anticipa la intercesión de Cristo (He. 7: 25).
9: 24 La frustración ante las injusticias solo se resolverá en el futuro, con la llegada de la salvación
final (Ap. 20: 11-22: 5). Mientras tanto, el justo puede sufrir y el impío, prosperar, lo que anticipa la
injusticia humana en la crucifixión de Cristo.
9: 30 Is. 1.18 nos infunde esperanza de que Dios mismo nos hará blancos como la nieve, lo que
logrará en Cristo (Ro. 8: 1).
9: 33 Cristo es tanto Dios como hombre y es nuestro mediador (1 Ti. 2: 5-6; ver nota en Job 9: 14).
10: 4 Las dudas sobre si Dios se compadece del hombre se resuelven cuando Cristo manifiesta
compasión (He. 4: 15).
10: 11 Cuando Dios crea a Job muestra cuidado e intimidad (ver Sal. 139: 13-16), lo que anticipa el
amor desplegado en la encarnación de Cristo (Jn. 1: 14).
11: 17 La vida del justo terminará en un día radiante (Pr. 4: 18), que en última instancia será el día
de la consumación (Ap. 21: 23-22: 5). Sin embargo, Zofar subestima la complejidad. Los misterios de
la providencia de Dios conducen a la consumación solo mediante los sufrimientos de Cristo (1 P 2:
21-25) y de su pueblo (Fil. 2: 10-11).
12: 3 La angustia de Job aumenta debido a lo que conoce sobre la sabiduría y el poder de Dios,
porque ellos parecen contradecir sus sufrimientos. La sabiduría y el poder de Dios se manifiestan de
manera culminante en el sufrimiento de Cristo (1 Co. 1: 18-25).
13: 3 Ver nota en 9: 14.
13: 15 La esperanza perseverante de Job anticipa la confianza de Cristo que incluso se mantiene en
su muerte (Mt. 26: 38-39).
14: 14 Job ve que la resurrección es necesaria para resolver el misterio del sufrimiento. De ese modo,
anticipa la resurrección de Cristo (Ro. 4: 25) y del pueblo de Cristo (Jn. 5: 24-25, 29; 1 Ts. 4: 13-18).
14: 17 Job anticipa el perdón, que ha sido alcanzado en Cristo (Ro. 4: 7-8; 8: 1).
15: 9 Ver nota en 12: 3.
15: 14 Ver nota en 4: 17.
16: 11 El abandono de Job prefigura el abandono de Cristo (Mt. 20: 18-19).
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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

16: 17 Ver paralelo en los sufrimientos de Cristo en Is. 53: 9.


16: 19 Job anticipa la intercesión de Cristo, que defiende nuestra causa (Ro. 8: 34).
16: 21 Ver nota en 9: 14.
17: 6 El desprecio hacia Job anticipa el desprecio hacia Cristo (Sal. 69: 11; Is. 50: 6; Mt. 27: 30).
18: 21 Dios juzgará al impío (Ap. 20: 11-15). Pero la justicia se demora por causa de la salvación (Sal.
73: 3; 2 P 3: 9).
19: 7 Ver paralelo en Hab. 1: 2-4. La fe es necesaria para esperar la justicia de Cristo.
19: 19 Los amigos de Job lo abandonan, lo que anticipa el abandono de Cristo en la cruz (Sal. 55: 13;
Jn. 13: 18).
19: 25 Job anticipa tanto la reivindicación que viene con la justificación de Cristo (Ro. 4: 25) como la
manifestación plena de la justicia en el juicio final (2 Co. 5: 10; Ap. 20: 11-15).
19: 26 Se puede ver a Dios al ver a Cristo, tanto ahora (Jn. 14: 9) como en la consumación (Ap. 22:
4). Ver nota en Éx. 33: 22.
20: 29 Ver nota en 18: 21.
21: 7 Se libra una lucha similar en Sal. 73: 3. Ver notas en Job 18: 21 y 19: 7.
22: 8 Las falsas acusaciones imitan a las de satanás (1: 11; 2: 5) y anticipan las falsas acusaciones
contra Cristo (Mt. 26: 59-60; 27: 13; Lc. 23: 10, 14) y contra su pueblo (Ap. 12: 10).
23: 7 El deseo de Job por Dios y por la absolución anticipa la justificación que se encuentra en Cristo
(Ro. 4: 25-5: 1; 8: 1).
24: 12 Ver Sal. 50: 21 y nota en Job 9: 24.
25: 4 Ver nota en 4: 17.
26: 13 La victoria de Dios sobre la serpiente anticipa la victoria final sobre satanás por medio de
Cristo (Jn. 12: 31; Ap. 20: 7-10). Job sabe que los caminos de Dios son misteriosos, pero sigue
confiando en él.
27: 5 Job se aferra a la justicia, lo que anticipa la firmeza de Cristo hacia Dios y nuestro privilegio de
aferrarnos a su justicia (2 Co. 5: 21).
28: 12 Job no puede desentrañar los caminos de Dios, pero, en última instancia, la sabiduría se
encuentra en Cristo (1 Co. 1: 30; Col. 2: 3).
28: 27 La sabiduría estaba con Dios aun en la creación, como se muestra en Pr. 8: 22-31. Asociar la
sabiduría con la creación anticipa la revelación de que Cristo (la sabiduría de Dios) estaba con Dios
en el principio e intervino en la creación (Jn. 1: 1-3; Col. 1: 15-17).
28: 28 Ver Pr. 1: 7.
29: 3 El momento de la bendición de Job anticipó las bendiciones que vienen por medio de Cristo
(Jn. 8: 12).
30: 10 Ver nota en 17: 6.
30: 20 El clamor sin respuesta de Job anticipa el abandono de Cristo en la cruz (Sal. 22: 1-2; Mt. 27:
46).
31: 1 El compromiso de Job con Dios anticipa la integridad de Cristo (He. 4: 15).
32: 12 Dios puso en nosotros el deseo por la sabiduría y el entendimiento que solo será satisfecho
en Cristo (1 Co. 1: 30; Col. 2: 3; ver notas en Job 28: 12 y 28: 27).
33: 23 El deseo de un mediador anticipa la mediación exclusiva de Cristo (1 Ti. 2: 5-6; ver notas en
Job 9: 14 y 9: 33).
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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

34: 11 La recompensa o el castigo de Dios conforme a la justicia es un tema recurrente (p. ej., Sal.
62: 12; Pr. 24: 12; Ap. 2: 23; 20: 12-13). Pero la paga definitiva espera la justicia y misericordia en
Cristo (ver notas en Job 8: 3 y 11: 17). La justicia de Dios no respalda una conclusión superficial sobre
la situación de Job.
35: 2 Ver notas en 34: 11 y 8: 3.
37: 5 La sabiduría de Dios es inaccesible, excepto por medio de Cristo (Col. 2: 3; 1 Co. 1: 30; ver nota
en Job 28: 12).
37: 24 El peligro de la sabiduría centrada en el hombre es real (como en Pr. 3: 7; Ro. 11: 25; 12: 16)
e impide que las personas busquen con humildad a Dios y su sabiduría en Cristo (1 Co. 1: 18-31).
38: 4 Ver nota en 28: 27.
38: 17 Solo Dios tiene poder sobre la muerte, lo que anticipa la victoria de Cristo sobre la muerte
(He. 2: 14-15; Ap. 1: 18).
39: 9 Tanto la sabiduría como el poder pertenecen a Dios y no al hombre (ver nota en 12: 3).
40: 8 El hombre tiene un sentido de justicia dado por Dios, pero es insuficiente frente a la
profundidad de la justicia de Dios. La profundidad de la justicia, la misericordia y la sabiduría de Dios
serán reveladas en Cristo (1 Co. 1: 30; ver notas en Job 12: 3 y 28: 12).
40: 14 Job confronta no solo el tema de la sabiduría y justicia, sino también el de la salvación. La
salvación en última instancia se obtiene en Cristo (1 Co. 1: 30).
41: 1 Dios tiene poder incluso sobre la criatura más indómita, y en última instancia, incluso sobre
satanás, que es llamado leviatán (1s. 27: 1). La victoria de Cristo sobre satanás (Jn. 12: 31) en última
instancia dará respuesta a todas las frustraciones humanas ante el sufrimiento y la injusticia (Ap. 21:
4).
42: 3 Job encuentra satisfacción al conocer a Dios y su sabiduría. La satisfacción final se encuentra
en Cristo (Jn. 16: 33; 17: 3; Col. 2: 3; Ap. 21: 4).
42: 10 La reivindicación de Job después de sus sufrimientos anticipa la reivindicación de Cristo
después de sus sufrimientos.

Salmos
Al expresar las emociones profundas en respuesta humana a Dios, los Salmos ofrecen un tesoro
permanente que el pueblo de Dios puede usar para expresar sus necesidades y elevar alabanzas,
tanto de manera grupal como individual. Cristo como representante humano experimentó
nuestra condición humana, pero sin pecado, y por eso los Salmos se convierten en sus oraciones
a Dios (ver esp. He. 2: 12; comp. Mt. 27: 46 con Sal. 22: 1). Así, se debe considerar a los Salmos
como sus palabras y, mediante nuestra unión con él, ellos se vuelven nuestros.

1: 1 El compromiso de Dios de bendecir al justo se manifiesta de manera suprema cuando bendice


a Cristo, el hombre perfectamente justo, al resucitarlo de los muertos y colocarlo en el trono (Fil. 2:
10-11).
2: 1 La rebelión de los pueblos anticipa la rebelión contra el mensaje de Cristo (Hch. 4: 25-27).
2: 6 Dios usa a David y a otros reyes israelitas para proteger a su pueblo de los enemigos. Esos reyes
prefiguran a Cristo, que está sentado en el trono después de su resurrección (Hch. 13: 33) y ahora
reina en nombre de su pueblo (Ef. 1: 20-22).

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P.M.V.
Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

2: 8 Cristo reina sobre todas las naciones (Mt. 28: 18; Ef. 1: 21).
2: 12 La salvación o la condenación dependen de nuestra relación con el Hija (Jn. 3: 36).
3: 1 La protección contra los enemigos terrenales prefigura la protección contra los enemigos
fundamentales, es decir, satanás, el pecado y la muerte (He. 2: 14-15). Dios Padre libró a Cristo de
sus enemigos al resucitarlo (Hch. 3: 13-15) y esa es la base de nuestra salvación (Ro. 4: 25).
3: 5 Estar protegido durante toda la noche anticipa la esperanza de la resurrección después del
“sueño” de la muerte (13: 3; 1 Ts. 4: 13-18).
4: 7 La dicha de conocer a Dios anticipa la dicha y la paz que promete Cristo (Jn. 15.11; 16: 33).
5: 4 Los pecadores no pueden permanecer ante la santidad de Dios. La perfección de Cristo nos
permite entrar en presencia de Dios y que se oigan nuestras oraciones por la liberación (He. 10: 19-
22).
5: 9 Ver Ro. 3: 13 y nota en Sal. 14: 1.
5: 12 Ver nota en 1: 1.
6: 2 Los padecimientos del pueblo de Dios en última instancia resultan análogos, en menor medida,
a los padecimientos de Cristo (Sal. 22: 14; Fil. 3: 10).
7: 8 La justicia de Dios también ofrece esperanza de reivindicación cuando estamos en el camino
correcto. Sin embargo, en lo que se refiere a la salvación eterna, nadie está en el camino correcto
salvo Cristo, y en él encontramos refugio (Ro. 3: 23-26).
8: 2 La alabanza de los niños anticipa las alabanzas de los niños a Cristo (Mt. 21: 16).
8: 5 Dios le asignó a Adán un rol destacado (Gn. 1: 28-30). Sin embargo, debido a la desobediencia
de Adán y sus descendientes (Ro. 5: 12-21), es Cristo el que cumple ese rol y recibe gloria y honor
en su resurrección y ascensión (He. 2: 5-9).
8: 6 El dominio finalmente se alcanza en el reinado de Cristo (1 Co. 15: 25-28; Ef. 1: 22; He. 2: 5-9).
9: 13 Ser librados de la muerte anticipa la resurrección de Cristo, y mediante él, la resurrección de
su pueblo (1 Co. 15: 42-49; Col. 3: 1-4).
10: 1 La falta de respuestas inmediatas por parte de Dios frustra nuestro deseo de justicia. Esa
frustración llega al máximo nivel con la muerte de Cristo, que desde el punto de vista humano fue
sumamente injusta (Lc. 23: 14-16). Pero Dios responde en la resurrección (Hch. 3: 13-16), y por eso
esperamos tener más respuestas, lo que llega al punto culminante en la consumación (Ap. 21: 4).
10: 7 La traición del hombre contrasta con la justicia que solo se encuentra en Cristo (Ro. 3: 14-26;
ver nota en Sal. 14: 1).
11: 4 La santidad y el poder del Señor, que se revelan de manera suprema en Cristo, garantizan una
respuesta al sufrimiento de su pueblo.
12: 6 En medio de las mentiras del hombre, la palabra de Dios es absolutamente verdadera y anticipa
la verdad de Cristo (Jn. 14: 6), quien puede librarnos de las mentiras (Jn. 8: 44-47).
13: 1 Ver nota en 10: 1.
13: 3 Ver nota en 3: 1.
13: 5 La salvación incluye tanto la liberación del mismo Cristo de la muerte en su resurrección (He.
5: 7) como la liberación de los creyentes a través de Cristo (Col. 1: 13).
14: 1 En términos absolutos, nadie es justo excepto Cristo, y a través de él podemos formar parte
de la generación de los justos (Ro. 3: 10-12).

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P.M.V.
Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

15: 2 La comunión con Dios en su santidad en última instancia exige la perfección, la que recibimos
a través de la mediación de Cristo, el sumo sacerdote definitivo (He. 10: 19-22).
16: 8 La misericordia de Dios con David anticipa la respuesta culminante cuando Cristo no
permanece en el sepulcro, sino que es resucitado (Hch. 2: 25-33).
17: 2 Ver nota en 7: 8.
17: 7 Cristo, más que ningún otro, esperó que Dios lo librara de sus adversarios (Mt. 26: 53; 27: 43;
1 P 2: 23).
17: 15 Despertar puede querer decir despertar después del sueño, pero en última instancia anticipa
la nueva vida de la resurrección y poder ver el rostro de Dios (Ap. 22: 4; ver nota en Sal. 3: 5).
18: 1 La canción de David de 2 S 22 está incluida en el libro de los Salmos, lo que indica su
importancia para el pueblo de Dios en conjunto.
18: 4 Ver nota en 9: 13.
18: 17 La resurrección de Cristo es el ejemplo máximo de la liberación de los enemigos.
18: 20 Ver nota en 7: 8.
18: 34 Dios permite que el rey sea eficiente en la guerra para defender a su pueblo de los enemigos
provenientes de otras naciones. La guerra del AT prefigura el triunfo de Cristo sobre todos los
enemigos (Mt. 28: 18-20; Ef. 1: 20-22; Ap. 19: 11-21).
18: 49 Ver nota en 2 S 22: 50.
18: 50 La victoria de la descendencia de David en última instancia apunta a la victoria de Cristo en
su resurrección (Ro. 6: 8-10).
19: 1 La revelación de Dios mediante la naturaleza deja al hombre sin excusas (Ro. 1: 18-23).
19: 7 La estrecha relación entre las enseñanzas de Dios mediante la creación (vv. 1-6) y mediante su
ley (vv. 7-14) anticipa el rol de Cristo como mediador en la creación y la redención (Col. 1: 15-20).
20: 6 La clave para la salvación de todo el pueblo es la salvación del rey ungido. La salvación de Cristo
en su resurrección es el fundamento de nuestra salvación (1 Co. 15: 17-22).
21: 4 La bendición de una larga vida para el rey del linaje de David anticipa la bendición de la
resurrección y la vida eterna que tiene Cristo, quien está sentado a la diestra de Dios (Jn. 11: 25; Ap.
1: 18).
21: 8 Ver nota en 18: 34.
22: 1 El sufrimiento y el desamparo del salmista prefiguran el sufrimiento de Cristo (Mt. 27: 46).
22: 8 Los espectadores se burlan de la confianza de Cristo en Dios (Mt. 27: 43).
22: 18 Los soldados que están alrededor de la cruz se reparten la ropa de Cristo (Mt. 27: 35 y Jn. 19:
23-24).
22: 22 Las alabanzas públicas anticipan las alabanzas de Cristo a Dios frente a su pueblo por la
salvación que Dios alcanzó en él (He. 2: 12).
22: 27 La promesa Abrahámica de salvación a todas las naciones (Gn. 12: 3) se cumplirá cuando se
difunda el mensaje de la resurrección de Cristo (Mt. 28: 18-20; Lc. 24: 47; Gá. 3: 14).
23: 1 Jesús es el buen pastor (Jn. 10: 11-18, 27-29), que representa el cuidado de Dios por su pueblo.
23: 4 Ver nota en 9: 13.
23: 6 Vivir en la presencia de Dios se hace realidad para Cristo personalmente en su ascensión (Jn.
16: 10; Hch 1: 9-11) y para los creyentes, en la consumación (Ap. 22: 4).
24: 4 Ver nota en 15: 2.
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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

24: 7 El cielo se abre para recibir a Cristo en su ascensión (Lc. 24: 51; He. 9: 24).
25: 2 Ver nota en 3: 1.
25: 4 Cristo siguió el camino del Señor de manera perfecta (Jn. 5: 36; 14: 31). Por medio de Cristo,
sus enseñanzas y la enseñanza del Espíritu de Cristo, los creyentes aprenden a ser discípulos y a
seguir su camino (Jn. 14: 6; 16: 13).
26: 1 La reivindicación final tiene lugar en Cristo (1 Ti. 3: 16), que confió plenamente en el Señor sin
vacilar. En él su pueblo encuentra justificación (Ro. 4: 25).
26: 12 Ver nota en 22: 22.
27: 1 Cristo es la luz del mundo (Jn. 8: 12).
27: 4 Disfrutar de la comunión con Dios en su presencia anticipa el gozo de conocer a Dios a través
de Cristo (Jn. 15: 11; 16: 24; 17: 3; Ap. 22: 4). Cristo abre el camino al santuario celestial (He. 10: 19-
22).
27: 11 Ver nota en 25: 4.
28: 8 La salvación del pueblo de Dios y la salvación del rey ungido van de la mano. Ambas tienen
cumplimiento en Cristo, el ungido (Lc. 4: 18).
29: 3 La palabra de Dios tiene el poder para salvar y destruir, lo que anticipa el poder de Cristo, el
Verbo, (Jn. 1: 1) y el poder del evangelio (Ro. 1: 16; 2 Co. 2: 15-17).
30: 2 La sanación de Dios de las enfermedades físicas anticipa el rescate de la muerte (v. 3) y la
salvación eterna mediante la resurrección de Cristo (Jn. 5: 24; 11: 25).
31: 5 La confianza en la salvación de Dios anticipa la confianza de Cristo a la hora de su muerte (Lc.
23: 46).
32: 1 El perdón de los pecados anticipa el sacrificio de Cristo como la base fundamental para el
perdón (Ro. 4: 7-8).
33: 6 El poder y la sabiduría de Dios desplegados en la creación y en la providencia propician la
alabanza y avivan la esperanza de recibir su salvación. Los ejemplos de salvación temporal anticipan
la salvación eterna en Cristo (ver 33: 22; Mt. 1: 21; Lc. 2: 30).
34: 8 Experimentar la benignidad de Dios anticipa cómo se experimenta la benignidad en Cristo (1
P 2: 3).
34: 12 Los cristianos ahora imitan a Cristo, el Justo, (Hch. 3: 14) al transitar el camino de justicia (1
P 3: 10-12).
34: 20 La salvación del justo en el AT prefigura la salvación de Cristo (Jn. 19: 36).
35: 3 Los pequeños actos de salvación prefiguran la salvación culminante en Cristo: Cristo es
resucitado de los muertos y por medio de él se nos rescata del pecado y de Satanás (Col. 1: 13-14).
35: 4 Ver nota en 3: 1.
35: 18 Ver nota en 22: 22.
35: 9 El odio contra el justo prefigura el odio contra Cristo (Jn. 15: 25).
36: 1 Ver Ro. 3: 18 y nota en Sal. 14: 1.
36: 8 El gozo en la presencia de Dios anticipa el gozo que ofrece Cristo (Jn. 15: 11), que se cumplirá
en la consumación (Ap. 19: 6-9).
36: 11 Ver nota en 3: 1.
37: 9 En la consumación, el pueblo de Dios recibirá la bendición definitiva y se obtendrá derrota
definitiva sobre sus enemigos (Ap. 20: 11-21.8). La primera etapa de esta meta se alcanzó con la
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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

resurrección de Cristo, donde él hereda la tierra como nuestro representante (Mt. 28: 18) y triunfa
sobre sus enemigos (Col. 2: 15).
38: 1 Ser librados de la ira de Dios llega en última instancia a través de Cristo (Jn. 3: 36; Ro. 5: 1).
38: 4 Ver nota en 32: 1.
39: 4 La amenaza de muerte se cierne sobre toda la vida humana y en última instancia solo se
encuentra un remedio en la resurrección de Cristo (1 Co. 15: 12-26, 35-58).
40: 7 El entusiasmo del salmista por servir a Dios prefigura la perfección de la voluntad de Cristo y
la perfección de su sacrificio (He. 10: 5-10).
40: 9 Ver nota en 22: 22.
41: 9 La traición contra el salmista prefigura la traición de Judas a Cristo (Jn. 13: 18).
41: 12 El gozo eterno en la presencia de Dios anticipa la resurrección de Cristo (He. 9: 24).
42: 7 Las aguas del sufrimiento son una amenaza de muerte (ver Jon. 2: 3). Dicho sufrimiento,
conforme a la voluntad de Dios, anticipa el sufrimiento y la muerte de Cristo, y la esperanza de la
salvación anticipa su resurrección.
43.1 Ver nota en 26: 1.
43: 3 Entrar en la presencia de Dios es figura de Cristo como nuestro representante que asciende al
cielo (He. 9: 12).
44: 22 La victoria basada en la resurrección de Cristo sostiene al pueblo de Dios en medio de la
opresión (Ro. 8: 36).
45: 6 Los reyes del linaje de David prefiguran el reino de Dios a través del reino del Hijo divino (He.
1: 8-9).
45: 11 El matrimonio del rey davídico prefigura el matrimonio de Cristo con la iglesia (Ef. 5: 25-27).
46: 5 La morada de Dios con su pueblo anticipa su venida para morar con nosotros en Cristo (Jn. 1:
14; 2: 19-21; Ef. 2: 20-22).
47: 3 La promesa de Dios de someter a todas las naciones se cumple en Cristo (Mt. 28: 18-20; Lc.
24: 47; Ef. 1: 20-22; Ap. 5: 9-10).
48: 1 Jerusalén como la ciudad santa anticipa a Jerusalén la celestial (Gá. 4: 26; He. 12: 22-24; Ap.
21: 2, 9-10), tanto como una realidad presente en Cristo y como una esperanza futura.
49: 7 Confiar en Dios es la única solución frente a la muerte. Esa confianza anticipa la fe en la
resurrección de Cristo (Ro. 10: 9) y la esperanza de nuestra resurrección futura (1 Co. 15: 42-57; 1
Ts. 4: 13-18).
50: 4 Dios actúa como juez, tanto de manera preliminar como en los momentos culminantes en el
juicio final (Ap. 20: 11-15).
50: 15 La verdadera confianza en Dios tiene cumplimiento tanto en la confianza de Cristo en Dios
(ver nota en 31: 5) como en nuestra fe en Cristo (Ro. 10: 9).
51: 1 Ver nota en 32: 1.
52: 7 El hisopo alude a las ceremonias de purificación (Lv. 14: 4; Nm. 19: 18) que apuntan a la
purificación final del pecado mediante la obra de Cristo (He. 9: 19-28).
52: 5 Ver nota en 3: 1.
52: 8 El deleite de la casa de Dios en el AT prefigura el gozo eterno de la presencia de Dios en Cristo,
tanto en esta vida (Jn. 15: 11-16) como en la consumación (Ap. 22: 2-4).
53: 1 Este salmo es muy similar al Salmo 14. Ver nota en 14: 1.
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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

54: 1 El rol del nombre de Dios en la salvación anticipa que la salvación es solo en el nombre de
Cristo (Hch. 4: 12).
54: 4 Dios sostiene la vida, lo que prefigura cómo se ofrece la vida eterna en la resurrección de Cristo
(1 Co. 15: 42-57; Col. 3: 1-4).
54: 5 Ver nota en 3: 1.
55: 3 Ver nota en 3: 1.
55: 13 La traición de los amigos anticipa la traición de Judas a Cristo (Jn. 13: 18).
56: 1 Ver nota en 3: 1.
56: 3 La confianza del salmista en Dios anticipa tanto la confianza de Cristo en el Padre durante su
vida terrenal (He. 2: 13; ver nota en Sal. 31: 5) como la confianza de los cristianos en Cristo (Hch. 16:
31).
56: 13 Ser librados de la muerte anticipa la resurrección (ver nota en 9: 13).
57: 2 Los actos de salvación de Dios cumplen con su plan y propósito desde toda la eternidad (Ef. 1:
3-4, 11).
57: 9 La difusión del mensaje de salvación a las naciones anticipa la difusión del mensaje del
evangelio (Lc. 24: 47; ver nota en Sal. 22: 27).
58: 2 La angustia por las injusticias se aliviará con el justo juicio de Dios (58: 11). El deseo de justicia
anticipa la justicia obtenida en la resurrección de Cristo (Ro. 4: 25) y en el juicio final (Ap. 20: 11-21:
8). Ver nota en Sal. 10: 1.
59: 1 Ver nota en 3: 1.
59: 8 Como en 2: 4, Dios triunfará sobre las naciones rebeldes por medio de su ungido, el Mesías (2:
6-7; Hch. 13: 33).
60: 12 Los enemigos terrenales prefiguran los enemigos fundamentales: el pecado, la muerte y
Satanás, que se someterán a la autoridad de Cristo (1 Co. 15: 25-28; Ef. 1: 20-22; He. 2: 14-15; ver
nota en Sal. 3: 1),
61: 7 La bendición del rey es fundamental para la salvación del pueblo de Dios en conjunto. El rey
del linaje de David anticipa a Cristo rey (Mt. 1: 1-16).
62: 1 La salvación proviene de Dios y no del hombre, lo que anticipa que Cristo, quien trae la
salvación, es Dios hecho carne (Jn. 1: 14; 10: 30).
63: 2 La verdadera satisfacción solo se encuentra en Dios y anticipa la satisfacción y la bendición que
recibimos en Cristo (Jn. 15: 11; Ef. 1: 3-14; Ap. 22: 3-5).
63: 11 Ver nota en 61: 7.
64: 2 La maldad puede ser mucho más peligrosa cuando está oculta y es engañosa. El engaño
anticipa el engaño de satanás (Ap. 12: 9). Ver nota en Sal. 3: 1.
65: 4 La salvación significa gozarse en la presencia de Dios. Se obtiene a través de Cristo, el único
que Dios ha elegido para acercarse como nuestro representante (Lc. 9: 35; He. 10: 19-22) y a través
del cual nosotros podemos acercarnos y ser bendecidos (Ef. 1: 3-14).
65: 9 La prosperidad de la tierra, que es una bendición para su pueblo, anticipa la prosperidad de la
consumación (Ap. 22: 1-5).
66: 6 La salvación de Dios en el éxodo despierta la esperanza de otros actos de salvación, que
culminan con la salvación en Cristo (Col. 1: 13).

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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

67: 2 Se debe dar a conocer la salvación a las naciones, lo que anticipa la difusión del evangelio a las
naciones (Lc. 24: 47).
68: 1 Dios se levanta contra sus enemigos, lo que anticipa la resurrección de Cristo como un triunfo
sobre los enemigos demoníacos (Col. 2: 15; He. 2: 14-15).
68: 18 El ascenso de Dios para reinar anticipa la resurrección y la ascensión de Cristo, mediante las
cuales sus enemigos son derrotados y su pueblo es liberado (Ef. 4: 8-16).
68: 26 La alabanza es la respuesta adecuada a la salvación de Dios (Ef. 5: 19-20; He. 13: 15; ver nota
en Sal. 22: 22).
69: 2 Ver nota en 42: 7.
69: 9 El celo del salmista prefigura el celo de Cristo por el honor del nombre de Dios y la casa de Dios
(Jn. 2: 17; Ro. 15: 3).
69: 21 La falta de piedad de los enemigos prefigura el comportamiento de los enemigos de Cristo
cuando está en la cruz (Mt. 27: 48).
69: 22 El deseo del juicio sobre los enemigos de Dios tiene cumplimiento en Ro. 11: 9-10.
69: 25 La retribución para los malvados tiene un cumplimiento notable en el destino de Judas (Hch.
1: 20).
70: 4 La alabanza y la admiración por la salvación de Dios anticipa la alabanza por la salvación en
Cristo (Ef. 1: 3-14; 5: 19-20).
71: 6 La confianza del salmista en Dios prefigura la confianza de Cristo en el Padre (22: 8-9) y también
es un modelo de nuestra confianza en Cristo (ver nota en 56: 3).
71: 11 Los enemigos anticipan a los enemigos de Cristo, que imaginan que ellos han vencido cuando
Cristo está en la cruz.
71: 14 Ver notas en 22: 22 y 68: 26.
72: 1 El rey del linaje de David tiene un rol clave para alcanzar la justicia. La justicia se alcanza de
manera culminante a través de Cristo rey (Mt. 1: 1-16; Ro. 3: 24-26; 4: 25).
72: 8 El dominio del rey davídico se cumple en el reinado universal de Cristo (Is. 9: 6-7; 1 Co. 15: 24-
28; Ef. 1: 20-21).
72: 19 La tierra se llenará de la gloria de Dios en la consumación (Ap. 21: 22-27).
73: 3 Ver nota en 10: 1.
73: 17 En la presencia de Dios en el santuario encontramos una respuesta a la frustración. Su
presencia anticipa la presencia de Dios en Cristo (Jn. 1: 14; 2: 19-21; 14: 9-10).
74: 3 La destrucción del santuario, el lugar de la presencia de Dios, prefigura la destrucción de Cristo
en la muerte. Sin embargo, Dios responde y cumple sus promesas con la resurrección de Cristo (2
Co. 1: 20). En comunión con Cristo, participamos en su muerte y resurrección (2 Co. 4: 7-15; Fil. 3:
10-11).
74: 10 Ver nota en 10: 1.
74: 13 La partición del mar que hizo Dios en el éxodo simboliza su poder sobre el caos y su poder
para librar a su pueblo de la muerte. Su victoria en el éxodo anticipa la victoria de Cristo sobre la
muerte y sobre satanás (He. 2: 14-15).
75: 7 El control providencial de Dios sobre los gobernantes y sus juicios preliminares en la historia
dan esperanzas de un juicio culminante. Y el juicio culminante comenzó cuando Dios resucito a
Cristo de la muerte y lo llevo hasta lo más alto (1 Co. 15: 20-28; Fil. 2: 10-11).
61
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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

75: 8 Ver nota en 3: 1


75: 3 El establecimiento de la paz en el lugar donde mora Dios prefigura la paz
76: 9 Ver nota en 50: 4.
77: 11 Recordar los actos de salvación pasados, como el éxodo (v. 19), refuerza la esperanza de la
salvación presente y futura. Ahora recordamos la salvación culminante en la muerte y resurrección
de Cristo (Hch. 2: 29-41; Ro. 4: 25).
78: 2 La explicación del significado más profundo de los actos de salvación que Dos hizo en el pasado
anticipa el rol de Cristo cuando explica el significado de los caminos de Dios (Mt. 13: 34-35).
78: 4 Ver nota en 77: 11.
78: 17 La rebeldía del corazón de Israel en última instancia solo se resuelve mediante la renovación
en el corazón que ocurre en el nuevo pacto en Cristo (He. 8: 8-13).
78: 72 La rebelión en Israel apunta a que será necesario que un rey pastor los guíe. Con David hay
un cumplimiento preliminar (v. 70), que apunta a Cristo como el pastor definitivo (Ez. 34: 23-24; Jn.
10: 11, 14).
79: 1 Ver nota en 74: 3.
79: 9 La salvación definitiva y la glorificación del nombre de Dios vienen por medio de Cristo (Jn. 13:
31-32; 17: 1-5).
80: 1 Cristo es el verdadero pastor (Jn. 10: 11, 14).
80: 17 El “Hijo del Hombre”, el representante clave para el pueblo de Dios, es en definitiva Cristo
(Mt. 26: 64; ver nota en Sal. 61: 7).
81: 1 La alabanza es la respuesta adecuada ante la salvación que proviene de Dios (ver nota en 68:
26).
81: 13 Ver nota en 78: 17
82: 2 La imposibilidad de que los jueces impartan justicia apunta a la necesidad del juicio final de
Dios. Él impartió justicia en Cristo (Ro. 4: 25) y traerá el juicio final en la consumación (Ap. 20: 11-
21: 8).
82: 6 Los jueces reflejan la autoridad de Dios (Ro. 13: 1) y anuncian a Cristo, quien es la imagen
exacta de Dios (He. 1: 3) y es Dios mismo (Jn. 10: 34-36).
83: 1 Ver nota en 10: 1.
83: 9 La destrucción de los enemigos de Israel prefigura la destrucción de os enemigos
fundamentales: el pecado, la muerte y satanás (He. 2: 14-15; Ap. 21: 4; ver nota en Sal. 3: 1).
84: 1 La morada de Dios en el AT prefigura a Cristo como la morada de Dios (Jn. 1: 14; 2: 19-21), la
iglesia como morada a través del Espíritu (1 Co. 3: 16; Ef. 2: 20-22) y la nueva Jerusalén como la
morada final (Ap. 21: 2-3; 21: 22-22: 5). Ver notas en Sal. 23: 6 y 27: 4.
85: 4 El perdón a Israel en el AT anticipa el perdón permanente en Cristo (Col. 1: 13-14).
86: 2 Ver nota en 35: 3.
86: 9 La llegada de las naciones para adorar se cumple en Cristo (Lc. 24: 47; ver nota en Sal. 57: 9).
86: 11 Ver nota en 25: 4.
87: 4 La incorporación de otras naciones a la ciudad santa se cumple cuando las naciones se vuelven
a Cristo (Lc. 24: 47; Ap. 5: 9-10; 21: 24-26).
88: 3 Los sufrimientos del salmista prefiguran los sufrimientos de Cristo (Lc. 24: 26-27; ver nota en
Sal. 22: 1).
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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

89: 4 La promesa sobre la descendencia se cumple en última instancia en Cristo (Mt. 1: 1-16). Sin
embargo, el sufrimiento, el abandono y el aparente incumplimiento de la promesa preceden a la
victoria, y todos ellos anticipan los sufrimientos de Cristo.
89: 48 En la resurrección de Cristo se encuentra la respuesta definitiva a la muerte (1 Co. 15: 50-57;
He. 2: 14-15).
90: 3 Ver nota en 89: 48.
90: 17 A pesar de la realidad de la muerte, la resurrección de Cristo garantiza la victoria y demuestra
que la obra tiene un valor eterno (1 Co. 15: 58).
91: 1 Dios es nuestra morada y protección fundamental, figura de Cristo como morada y protección
(Jn. 1: 14; 10: 27-30).
92: 1 Ver nota en 68: 26.
92: 13 En la presencia de Dios se encuentra el fruto (ver 1: 3). Este fruto prefigura los frutos de Cristo
(Is. 53: 10) y de su pueblo (Jn. 15: 1-16).
93: 1 Ver nota en 11: 4.
93: 4 El poder del Señor es mayor que la amenaza de las recias aguas arrolladoras. El poder sobre
las aguas que amenazan de muerte prefigura el poder en la resurrección de Cristo (Ef. 1: 19-22; ver
nota en Sal. 42: 7).
94: 2 Ver notas en 50: 4 y 58: 2.
94: 3 Ver nota en 10: 1.
94: 11 Las limitaciones del pensamiento humano contrastan con la sabiduría de Dios, que se
encuentra en Cristo (1 Co. 3: 20; Col. 2: 3).
94: 15 La justicia definitiva, que se alcanza en Cristo, traerá beneficios para todos los que son suyos
(1 Co. 15: 42-49).
95: 1 Ver nota en 68: 26.
95: 8 La rebelión de Israel (Nm. 14; Dt. 32: 5) es un ejemplo negativo para todos los tiempos (He. 4:
7-12). La fe en Dios, que culmina en la fe en Cristo, es la respuesta adecuada a Dios (He. 4: 2).
96: 1 Ver nota en 68: 26.
96: 3 La proclamación a las naciones anticipa la difusión del evangelio (Lc. 24: 47; Hch. 1: 8; ver nota
en Sal. 22: 27).
97: 2 Ver nota en 7: 8.
97: 8 El pueblo de Dios en última instancia puede gozarse en sus juicios porque Cristo ha quitado el
juicio negativo por sus pecados y el pueblo puede obtener bendición en él (2 Co. 5: 21).
98: 1 Ver Sal. 96 y nota en 68: 26.
98: 7 La salvación definitiva en Cristo comprende la bendición a todas las naciones (ver nota en 22:
27) y la renovación para el mundo en sí (2 P 3: 13; Ap. 21: 1).
99: 3 Ver nota en 11: 4.
99: 4 Experimentar los beneficios de la justicia nos hace anhelar la justicia definitiva, que se
encuentra en Cristo y su justificación (Ro. 3: 23-26; 4: 25-5: 1). La justicia comprende tanto la
reivindicación del pueblo de Dios como la destrucción de los enemigos. Los enemigos
fundamentales son el pecado, la muerte y Satanás (ver nota en Sal. 3: 1).
100: 4 Entrar en la presencia de Dios ahora es posible por medio de Cristo, quien allanó el camino
(Jn. 14: 6; He. 10: 19-22).
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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

101: 5 El celo del rey davídico por eliminar la maldad prefigura el poder de Cristo que triunfa sobre
todo mal y crea personas nuevas (Jn. 13: 10; Ef. 4: 20-24).
102: 3 Ver nota en 6: 2.
102: 15 Ver nota en 22: 27.
102: 16 Dios aparece en su gloria de manera culminante en Cristo (Jn. 1: 14; 13: 31-32; 17: 1-5).
102: 26 A través de Cristo, la naturaleza inmutable de Dios nos beneficia (He. 1: 10-12).
103: 4 Las primeras redenciones anticipan la redención culminante en Cristo.
104: 2 El pueblo de Dios debe alabar a Dios por sus obras de creación y providencia y ver en ellas
muestras del poder y la bondad de Dios. Su poder, bondad y bendición se manifiestan en Cristo de
manera perfecta (Jn. 1: 14; Ef. 1: 3-14).
105: 5 La fidelidad de Dios en las generaciones pasadas alienta a Israel a responder con fidelidad.
Los cristianos recuerdan no solo los actos de salvación del AT, sino también la salvación culminante
en Cristo, que brinda la base fundamental de nuestra confianza.
106: 6 La infidelidad de Israel con Dios tiene como respuesta la obediencia de Cristo y luego la
obediencia del pueblo de Dios que sigue a Cristo (Jn. 14: 15; Ef. 2: 10).
107: 2 Los actos de redención de Dios en el AT prefiguran la redención final en Cristo (Col. 1: 13-14).
108: 6 Ver nota en 35: 3.
108: 7 Dios está comprometido a someter a sus enemigos, y su compromiso se cumple en Cristo de
manera culminante, tanto en su resurrección (He. 2: 14-15) como en su segunda venida (Ap. 19: 11-
21).
109: 8 Judas es un ejemplo fundamental de los enemigos a los que juzga Dios (Hch. 1: 20; ver nota
en Sal. 69: 25).
109: 31 Cristo, quien ha sido salvado de la muerte en su resurrección, puede salvarnos de la muerte
(Jn. 11: 25; He. 2: 14-15; Ap. 1: 18).
110: 1 El Mesías es superior incluso a David y reina sobre todo el universo (Mt. 22: 44-45; Hch. 2:
34-36; 1 Co. 15: 25-28; Ef. 1: 22; He. 1: 13).
110: 4 El Mesías tiene un eterno sacerdocio superior al de Aarón (He. 5: 6; 7: 21-8: 2).
111: 1 Ver nota en 22: 22.
111: 9 La redención final y el cumplimiento final del pacto de Dios se cumplen en Cristo (2 Co. 1: 20;
He. 7: 25; 8: 6-13).
112: 1 Cristo es el hombre perfectamente justo (Hch. 3: 14) y en él nosotros también recibimos la
recompensa de la justicia (Ef. 1: 3-14). Ver nota en Sal. 1: 1.
112: 9 El principio de generosidad continúa en el NT (2 Co. 9: 9).
113: 7 La atención a los necesitados se manifiesta en Cristo de manera suprema (Lc. 1: 48-55; 6: 20).
114: 3 El cruce del Mar Rojo (Éx. 14-15) y del río Jordán (Jos. 3) son actos de salvación y triunfos
simbólicos sobre la muerte que anticipan el triunfo de Cristo (Jn. 10: 18; 11: 25; Ap. 1: 18; 21: 4).
115: 1 Dios es sumamente glorificado y su fidelidad se manifiesta en la obra de Cristo (Jn. 13: 31-32;
17: 1-5).
116: 3 Ver notas en 9: 13 y 13: 5.
116: 13 Ver nota en 68: 26.
116: 15 Dios sigue cuidando a sus santos incluso después de la muerte, lo que sugiere la esperanza
de la resurrección (Jn. 11: 25; 1 Ts. 4: 13-18).
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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

117: 1 Todas las naciones llegarán a alabar a Dios a causa de su salvación en Cristo (Ro. 15: 11) y así
se cumplirá la promesa a Abraham (Gn. 12: 3; ver nota en Sal. 22: 27).
118: 5 Ver nota en 35: 3.
118: 6 Dios ha expresado su compromiso en Cristo, lo que nos da motivos de sobra para confiar en
él (He. 13: 6).
118: 22 La exaltación que hace el Señor de aquel que el hombre rechazó se cumple en la exaltación
de Cristo (Mt. 21: 42; Lc. 20: 17; Hch. 4: 11-12; Ef. 2: 20-22; 1 P 2: 4-7).
118: 26 Israel debe reconocer a Jesús como aquel que trae la salvación de Dios (Mt. 23: 39).
119: 1 Las personas que tienen el corazón renovado se deleitan obedeciendo a Dios y aprendiendo
con su palabra, que las guía. Cristo fue perfectamente obediente a Dios (He. 10: 7-10) y a través de
su Espíritu somos transformados a su imagen (Ro. 8: 9-17; 2 Co. 3: 18) y nos convertimos en siervos
obedientes de Dios. El deleite en la palabra de Dios anticipa el deleite en Cristo, que es el Verbo de
Dios (Jn. 1: 1).
119: 11 Guardar la palabra de Dios en el corazón anticipa el nuevo pacto (He. 8: 10-13; 10: 16-18).
120: 1 Ver nota en 35: 3.
120: 2 Ser librados del engaño anticipa la pureza de la palabra de Dios y de la obra de Dios para
librarnos del engaño de satanás a través de Cristo (Ap. 12: 9; ver nota en Sal. 64: 2).
121: 12 La salvación proviene solo de Dios, lo que anticipa que Cristo es el Salvador divino.
122: 1 El gozo de experimentar la presencia de Dios en su casa anticipa el gozo de la presencia de
Dios en Cristo (Jn. 1: 14; 15: 11; ver nota en Sal. 27: 4).
122: 6 Jerusalén como la ciudad de Dios prefigura a Jerusalén la celestial (Gá. 4: 26-28; He. 12: 22-
24) de la cual somos ciudadanos (Fil. 3: 20). Cristo trajo paz a su pueblo (Jn. 16: 33; Ef. 4: 3; Col. 3:
15).
123: 2 La misericordia en última instancia se recibe a través de Cristo (Ef. 2: 4; ver nota en Sal. 121:
2).
124: 4 Ver nota en 42: 7.
125: 1 La confianza en el Señor anticipa la confianza en Cristo (Hch. 16: 31), quien ha manifestado
la fidelidad de Dios de una manera suprema.
126: 1 El alivio de los infortunios prefigura la gran salvación en Cristo (Jn. 16: 20-22).
127: 1 La necesidad del poder del Señor para obtener logros temporales anticipa la necesidad de
Dios, y solo de él, para obtener la salvación eterna a través de Cristo (Jn. 15: 4-5; Hch. 4: 12).
128: 1 Ver nota en 112: 1.
128: 2 Las bendiciones temporales prefiguran las bendiciones eternas en Cristo (Ef. 1: 3-14; Ap. 21:
1-4).
129: 1 Ver nota en 6: 2.
129: 5 Ver nota en 60: 12.
130: 4 El perdón en última instancia se obtiene en Cristo (Col. 1: 13-14; ver nota en Sal. 32: 1).
131: 1 La humilde confianza del salmista anticipa la humilde confianza de
132: 12 La promesa a David culmina en Cristo, el descendiente de David (Mt. 1: 1-16), que es tanto
rey del linaje de David como sacerdote en la morada celestial de Dios (Sal. 110: 2, 4; He. 8: 1-2).
133: 1 La unidad del pueblo de Dios se produce en Cristo y en su Espíritu (Ef. 4: 1-6).

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P.M.V.
Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

134: 1 La alabanza a Dios anticipa las alabanzas que ofrece Cristo (He. 2: 12), las alabanzas del pueblo
de Dios en el NT (Ef. 5: 19-20; He. 13: 15) y las alabanzas en la consumación (Ap. 19: 1-10).
135: 4 Los actos de gracia y salvación de Dios para, con su pueblo en el AT anticipan la salvación
culminante en Cristo (Lc. 2: 30-32; Hch. 4: 12).
136: 4 Las obras de creación, providencia y liberación misericordiosa que Dios realiza muestran la
misericordia constante de Dios que se muestra en su punto culminante a través de la salvación en
Cristo (Jn. 1: 14).
137: 6 La desolación de la ciudad santa de Dios lleva a las personas a anhelar la bendición futura y
la destrucción de los enemigos de Dios. La respuesta definitiva de Dios se encuentra en la salvación
de Cristo y en el juicio final (Ap. 20: 11-21: 8). Jerusalén prefigura la Jerusalén celestial (Gá. 4: 26-
27; He. 12: 22-24).
138: 3 Ver nota en 35: 3.
138: 4 Ver nota en 22: 27.
138: 6 La misericordia para con el humilde llega a través de Cristo (Lc. 1: 48-55).
139: 1 El conocimiento detallado y el cuidado atento por el salmista anticipa el cuidado de Dios para
con nosotros (Jn. 10: 14-16).
140: 1 La liberación de los enemigos prefigura cómo Cristo es librado de sus enemigos, tanto
humanos como demoníacos (Mt. 26: 46; Col. 2: 15); también prefigura que en Cristo somos libres
del pecado, de la muerte y de Satanás (He. 2: 14-15).
140: 3 Ver Ro. 3: 13 y nota en Sal. 14: 1.
141: 3 La necesidad de hablar con sabiduría, tanto en oración como en otras circunstancias, anticipa
la pureza de la manera de hablar de Cristo (Jn. 8: 43¬47) y la pureza que recibimos de Cristo (Jn. 17:
17-19). Gracias a él, nuestras oraciones son escuchadas (Jn. 14: 13-14; 1 Jn. 5: 14-15).
142: 4 Ver notas en 6: 2 y 22: 1.
142: 6 La liberación de nuestros perseguidores anticipa cómo Cristo es librado de sus perseguidores
después de que lo humillaron en su crucifixión y muerte.
143: 2 La justicia perfecta se encuentra solo en Cristo, quien brinda justicia para los que son suyos
(2 Co. 5: 21; ver notas en Sal. 7: 8 y 14: 1).
144: 1 Ver nota en 18: 34.
144: 10 La liberación de David prefigura la salvación final dada a Cristo, el descendiente de David.
Ver notas en 2: 6 y 18: 50.
145: 1 Ver nota en 68: 26.
145: 8 La gracia y misericordia del Señor se expresan en la salvación en Cristo de manera culminante
(Ro. 8: 32).
146: 3 Un simple ser humano no nos puede salvarnos, lo que apunta a la necesidad de que Cristo
sea Dios y también un hombre (Jn. 1: 14).
147: 5 La grandeza y la bondad de Dios, tanto en la providencia como en la redención, son motivos
de alabanza y confianza. La bondad de Dios se ha manifestado en Cristo de manera suprema (Ro. 8:
32).
148: 3 El mundo creado proclama la naturaleza de su creador (19: 1-6), lo que anticipa la alabanza
final, aún más gloriosa en la consumación (Ap. 21: 1-4). La creación refleja la gloria del Hijo, que es
mediador de la creación (Jn. 1: 1-3; Col. 1: 15-17).
66
P.M.V.
Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

149: 4 Ver nota en 68: 26.


149: 7 En la segunda venida de Cristo, las naciones rebeldes serán sometidas (Ap. 19:11-25).
Entretanto, el sometimiento misericordioso viene por el poder del evangelio (Mt. 28: 18-20).
150: 2 Ver nota en 68: 26. La alabanza y no un grito de angustia, aparece en el último de los salmos
y anticipa la victoria de Cristo (Ef. 4: 8) y la desaparición definitiva del sufrimiento (Ap. 21: 24).

Proverbios
La sabiduría en última instancia proviene de Dios y de su instrucción, lo que anticipa que Cristo es
la sabiduría de Dios (1 Co. 1: 30; Col. 2: 3) y que en el camino de la vida y la justicia (Jn. 14: 6, 23-
24). Por medio del Espíritu podemos andar en el camino correcto (Gal. 5: 16-26).

1: 1 La sabiduría de Salomón prefigura la sabiduría de su descendiente más importante, Jesucristo


(1 Co. 1: 30; ver nota en 1 R 2: 6).
1: 7 Se debe buscar la sabiduría en Dios, lo que anticipa que buscamos la sabiduría en Cristo, Dios
hecho carne (Jn. 1: 14; Col. 2: 3).
1: 8 Escuchar a los padres es una manera de honrarlos, que es un principio inmutable (Éx. 20: 12; Ef.
6: 1-3). Dentro de la iglesia, ahora debemos ofrecer una instrucción específicamente cristiana para
los niños (Ef. 6: 4). El arquetipo de esa escucha obediente se encuentra en la relación del Hijo de
Dios con el Padre (Jn. 8.28-29).
1: 18 El principio de la retribución justa es amplio (Abd. 15) y se cumple en última instancia en la
consumación (Ap. 20: 12-14).
1: 19 El pecado conduce a la muerte (Ro. 6: 23) pero en Cristo hay vida (Jn. 14: 6; 1 Jn. 5: 12).
1: 20 El llamado de la sabiduría prefigura el llamado del evangelio, que con- tiene la sabiduría de
Dios (1 Co. 1: 18-25; 2: 6-10).
2: 4 La búsqueda diligente de la sabiduría prefigura la necesidad de buscar el reino de Dios (Mt. 13:
44).
2: 13 El camino de la justicia en última instancia es el de Jesucristo, el que es perfectamente justo
(Jn. 14: 6). Todos los demás caminos llevan a la destrucción (Mt. 7: 13-14; Hch. 4: 12).
2: 16 La sabiduría implica evitar tanto el adulterio en el sentido literal como el adulterio espiritual
de la idolatría (Éx. 34: 16; Os. 1: 2; 2.1-5; 3: 1-3; 2 Co. 11: 3).
2: 21 Las bendiciones temporales prefiguran las bendiciones de la salvación eterna (Ef. 1: 3-14).
3: 2 La largura de días prefigura la vida eterna que proviene de la, comunión con Cristo, que es la
sabiduría de Dios (1 Co. 1: 30).
3: 5 La confianza en el Señor anticipa la confianza en Cristo, que es la salvación del Señor (Hch. 16:
31).
3: 11 Los cristianos como hijos de Dios reciben la disciplina del Señor (He. 12: 5-6).
3: 18 Poseer el árbol de la vida anticipa la herencia final en la consumación (Ap. 2: 7; 22: 1-2).
3: 34 El llamado a la humildad anticipa el rol de la humildad en el NT (Mt. 11: 29; Stg. 4: 6; 1 P 5: 5).
4: 13 La instrucción en el camino de la vida anticipa las enseñanzas de Cristo, que es el camino, y la
verdad y la vida (Jn. 14: 6).
5: 3 Ver nota en 2: 16.

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P.M.V.
Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

5: 5 En última instancia, Cristo nos libra de la muerte (Jn. 11: 25-26), y un aspecto de la liberación es
que aporta sabiduría e integridad de corazón (1 Co. 1: 30).
6: 6 La obra diligente ahora tiene su motivación más profunda en la esperanza de la satisfacción
final en Cristo (1 Co. 15: 58).
6: 24 Ver nota en 2: 16.
7: 21 La zalamería y las palabras engañosas están vinculadas, en última instancia, al engaño de
satanás (Jn. 8: 44-47; Ap. 12: 9).
8: 1 Ver nota en 1: 20.
8: 22 La eternidad de la sabiduría con Dios anticipa la eternidad de la segunda persona de la Trinidad,
que es la Palabra de Dios y que intervino en la creación (Jn. 1: 1-3).
8: 35 La vida, en última instancia, se encuentra por medio de Cristo, que es la vida (Jn. 14: 6) y la
sabiduría de Dios (1 Co. 1: 30).
9: 2 La invitación a festejar anticipa la comida espiritual de Cristo (Jn. 6: 52-58) y la futura cena de la
boda del Cordero (Ap. 19: 9).
9: 18 Ver nota en 1: 19.
10: 1 Sobre Salomón, ver notas en 1: 1 y 1 R 2: 6.
10: 6 Las bendiciones del justo anticipan las bendiciones a Cristo; el hombre perfectamente justo, y
las bendiciones que reciben los que están en Cristo (Ef. 1: 3-14).
10: 12 La sabiduría transforma las relaciones con los demás y anticipa la transformación que se
produce en el NT mediante el amor (Jn. 13: 34-35; 1 Jn. 3: 16-18; 4: 7-21).
10: 21 La bendición a los demás anticipa la bendición con palabras de gracia en la iglesia (Ef. 4: 14-
16; Col. 3: 16; 4: 6).
11: 2 El valor de la humildad anticipa la humildad de Cristo (Mt. 11: 29) y de su pueblo (Lc. 14: 11;
Ef. 4: 2; ver nota en Pr. 3: 34).
11: 3 Ver nota en 2: 13.
11: 4 Evitar la muerte de manera temporal prefigura la promesa de vida eterna, basada en la justicia
de Cristo (Jn. 5: 24; Ro. 4: 25; ver nota en Pr. 2: 13).
12: 18 La bendición de las palabras sabias anticipa las bendiciones de las palabras de Cristo (Jn. 6:
63) y sus seguidores (Ef. 4: 29; Col. 4: 6).
13: 4 Ver nota en 6: 6.
13: 14 Cristo, el supremamente sabio, tiene las palabras de vida eterna (Jn. 6: 68-69).
13: 24 Los cristianos deben formar a sus hijos en Cristo (Ef. 6: 1-4; ver nota en Pr. 1: 8).
14: 2 La confianza verdadera en Cristo se manifiesta en obediencia (Gá. 5: 13-26; Stg. 2: 14-26).
15: 1 Las palabras mansas anticipan la mansedumbre de Cristo (Mt. 11: 29). La mansedumbre
también debe caracterizar a su pueblo (Gá. 5: 23; Ef. 4: 2, 25-29).
16: 3 Solo podemos dar fruto si estamos unidos a Cristo (Jn. 15: 1-11).
16: 12 El deber de los reyes de impartir justicia anticipa a Cristo, que es el gran rey y el que imparte
la justicia perfecta (Ro. 3: 26; Ap. 19: 11).
17: 3 El discernimiento del Señor es perfecto (He. 4: 12-13), lo que implica la necesidad de
purificación (He. 9: 9-14).
18: 3 Los juicios temporales a la maldad prefiguran el juicio final (Ap. 20: 11- 15), lo que subraya la
necesidad del arrepentimiento.
68
P.M.V.
Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

19: 1 Debemos discernir lo que verdaderamente vale y buscar primero el reino de Dios (Mt. 6: 33).
19: 5 Ver nota en 18: 3.
19: 11 La buena disposición para perdonar anticipa el perdón de Cristo (Col. 1: 14) y la práctica de
perdonar a los demás que tiene su pueblo (Col. 3: 13; Stg. 1: 19).
20: 8 Las autoridades tienen la obligación de castigar la maldad (Dt. 16: 18· 20; Ro. 13: 1-4). En esto
anticipan el juicio final de Dios (Ap. 20: 11-15).
20: 22 La venganza le pertenece a Dios (Ro. 12: 17-21). Cristo mismo esperó su reivindicación con
paciencia (1 P 2: 21-23).
21: 3 Ver 1 S 15: 22-23 y Mi. 6: 6-8. El requisito de la verdadera obediencia, y en última instancia de
la obediencia perfecta, se cumple en Cristo (He. 10: 5-10).
22: 4 Ver nota en 2: 21.
23: 4 El consejo contra el afán por el dinero anticipa el consejo de Jesús sobre las verdaderas
riquezas (Lc. 12: 22-40; 16: 10-13; Ef. 5: 5).
23: 13 Ver nota en 13: 24.
23: 19 El camino de la justicia en última instancia se encuentra en Cristo (Jn. 14: 6). Ver nota en Pr.
1: 8.
23: 30 La advertencia contra las borracheras se repite en el NT, y el mandato positivo de ser llenos
del Espíritu la complementa (Ef. 5: 18).
24: 3 El uso humano de la sabiduría imita el uso de Dios de la sabiduría (8: 22-31) y anticipa a Cristo,
que es la sabiduría de Dios (1 Co. 1: 30) y quien edifica la iglesia (Mt. 16: 18).
24: 19 Ver nota en Sal. 10: 1.
24: 30 Ver nota en 6: 6.
25: 7 El principio de la humildad se expone n mayor detalle en las enseñanzas y el ejemplo de Cristo
(Lc. 14: 7-11).
25: 11 Ver notas en 12: 18 y 15: 1.
25: 21 El principio de hacer el bien a los enemigos se expone en mayor detalle en las enseñanzas y
el ejemplo de Cristo (Mt. 5: 43-48; Ro. 12: 20-21).
26: 3 La respuesta a la necedad y sus consecuencias desastrosas se encuentra en la búsqueda de la
sabiduría de Cristo (1 Co. 1: 30; Col. 2: 3).
26: 11 Dejar de seguir a Cristo es necio (2 P 2: 22).
26: 13 Ver nota en 6: 6.
26: 20 La respuesta a las palabras de contienda se encuentra en la paz de Cristo y el poder que le da
a su pueblo de estar en paz con los demás (Col. 3: 13-15).
27: 3 Ver nota en 26: 20.
27: 11 Ver nota en 13: 24.
28: 1 La valentía del justo anticipa la valentía de los seguidores de Cristo (2 Co. 3: 12; Fil. 1: 28-30).
28: 2 Ver nota en 16: 12.
28: 9 Dios desea justicia y obediencia, que se cumplen en Cristo (2 Co. 5: 21; ver nota en Pr. 21: 3).
29: 2 Ver nota en 16: 12.
29: 25 La confianza en el Señor anticipa la confianza en Cristo (ver 3: 5).
30: 4 La imposibilidad del hombre de acceder a la sabiduría apunta a la necesidad de Cristo, que
desciende' del cielo (Jn. 3: 12-15; 6: 33, 50-51).
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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

31: 3 Ver nota en 2: 16.


31: 10 La esposa virtuosa prefigura la excelencia de la iglesia, la esposa de Cristo (Ef. 5: 25-27; Ap.
19: 7-8).

Eclesiastés
El sinsentido, las frustraciones y las injusticias de la vida “debajo del sol” requieren una solución
que provenga de Dios. Mediante su sufrimiento y resurrección, Cristo aporta la primicia (1 Co. 15:
22-23) de significado, cumplimiento y vida nueva (Jn. 10: 10), que se disfrutará plenamente en la
consumación (Ap. 21: 1-4).

1: 14 El fracaso de las obras humanas hace que la vida no tenga sentido, a menos que se encuentre
consuelo en Dios. Al derribar las falsas ambiciones surge el anhelo por encontrar el alivio que llegará
con Cristo (Mt. 11: 28-30).
2: 10 Los placeres efímeros de esta vida contrastan con los placeres eternos en la presencia de Dios
(Sal. 16: 11; Jn. 15: 11; Ap. 21: 4).
2: 14 La sabiduría de este mundo contrasta con la sabiduría en Cristo que durará para siempre (1
Co. 1: 30).
2: 16 Lo que se necesita es un remedio contra la muerte, y ese remedio viene por medio de Cristo
(1 Co. 15: 54-58).
3: 11 Ahora a la luz de la revelación, podemos saber que el propósito de Dios es reunir todas las
cosas en Cristo (1 Co. 2: 9-10; Ef. 1: 10).
3: 12 El hombre no necesita entenderlo todo, pero puede vivir una vida de gozo como siervo de
Cristo (Jn. 15: 11) porque confía en que los planes de Dios son buenos (Ro. 8: 28).
3: 17 Dios llevará a cabo el juicio final (Ap. 20: 11-21: 8). Pero, mientras tan- to, debemos soportar
muchas injusticias (Jn. 16: 33).
3: 20 Ver nota en 2: 16.
4: 1 Ver nota en 3: 17.
4: 9 La virtud de la cooperación anticipa la ayuda mutua -en el cuerpo de Cristo (1 Co. 12).
5: 8 Ver nota en 3: 17.
5: 10 El carácter fugaz de las riquezas implica que debemos invertir en el reino de Dios (Mt. 6: 33;
Le. 12: 22-34).
7: 2 Ver notas en 2: 10 y 2: 16.
7: 15 Ver nota en 3: 17.
7: 18 En medio de una gran confusión y frustración por las circunstancias externas, debemos
aferrarnos a Dios. En Cristo, Dios nos salva de la vanidad de manera definitiva (Ap. 21: 1-4).
8: 14 Ver nota en 3: 17.
8: 15 Ver nota en 3: 12.
9: 5 Ver nota en 2: 16.
9: 7 Ver nota en 3: 12.
9: 16 La búsqueda de la sabiduría en última instancia culmina en Cristo, quien es la sabiduría de Dios
(Mt. 12: 42; 1 Co. 1: 30).

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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

10: 17 Los buenos gobernantes influyen en el carácter de una nación de una manera notable. El
gobernante perfecto y definitivo es Cristo mismo, que trae el reino de Dios y la justicia eterna (Mt.
12: 28; Ap. 21: 1-4).
11: 1 La obra realizada por Cristo tendrá su recompensa (Col. 3: 22-25).
12: 1 Ver nota en 1: 14.
12: 7 Considerar la muerte lleva a sacar el foco de los logros egoístas y el placer, y a buscar a Dios
(ver nota en 2: 16).
12: 14 Considerar el juicio final (Ap. 20: 11-21: 8) cambia la perspectiva de la vida. Debemos seguir
a Cristo, quien nos libra de la condenación (Ro. 8: 1) y de la muerte (Jn. 11: 25-26) y le da sentido a
trabajar en comunión con él (1 Co. 15: 58).

Cantar de los cantares


El Cantar de los cantares describe el amor marital. Pero después de la caída, el amor simplemente
humano nunca llega a la altura del ideal de Dios y por eso buscamos la solución que ofrece Dios
en el amor perfecto de Cristo (Ef. 5: 22-33; 1 Jn. 3: 16; 4: 9-10). El vínculo con Salomón (Cnt. 1: 1;
3: 7, 9, 11; 8: 11) nos invita a pensar especialmente en el matrimonio del rey del linaje de David
(Sal. 45: 10-15), y los reyes apuntan a Cristo, el gran rey, cuya novia es la iglesia (Ap. 19: 7-9; 21:
9).

1: 1 El matrimonio del rey davídico apunta a Cristo (Sal. 45: 10-15; comp. Sal. 45: 6-7 con He. 1: 8-
9).
1: 2 El amor perfecto quedó demostrado en Cristo (1 Jn. 4: 9-10).
1: 4 El deseo de intimidad prefigura el deseo de intimidad con el amor de Cristo (1 Jn. 4: 7-21).
1: 15 La belleza de los amantes anticipa la belleza de Cristo y su esposa (Ef. 5: 26-27; Ap. 19: 7-8).
2: 3 Deleitarse en el amor prefigura el gozo en Cristo (Jn. 15: 11).
2: 16 Poseer al amado prefigura poseer a Cristo y a la iglesia.
3: 1 Ver nota en 1: 4.
3: 11 La boda de Salomón prefigura la boda del Mesías (Sal. 45: 10-15).
4: 1 Ver nota en 1: 15.
4: 13 La abundancia del Edén en el “huerto” anticipa la abundancia y la satis- facción y el
cumplimiento de la consumación final (Ap. 22: 1-5).
5: 1 Estar satisfecho con la persona amada contrasta con la insatisfacción de Dios con la
desobediencia y deslealtad de Israel (Is. 5: 1-4), que supuestamente estaba casada con el Señor (Ez.
16: 8-15). La solución se encuentra en la salvación de Cristo (Ef. 5: 25-27).
5: 8 Ver nota en 1: 4.
5: 10 Ver nota en 1: 15.
6: 9 El foco en la persona amada anticipa la singularidad del amor de Dios por la iglesia.
7: 1 Ver nota en 1: 15.
7: 6 El deleite por la persona amada prefigura el deleite de Cristo por la iglesia (Ef. 5: 26-27; Ap. 19:
8).
8: 6 El carácter perdurable del compromiso de amor prefigura el carácter per- durable del nuevo
pacto (Jn. 10: 27-29; Fil. 1: 6; He. 8: 8-13).

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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

Isaías
Isaías profetiza el exilio por causa de la infidelidad de Israel. Pero más adelante Dios traerá a Israel
del exilio; la restauración prefigura la salvación culminante en Cristo. Cristo como Mesías y
“siervo” del Señor limpiará a su pueblo del pecado, lo llenará con su gloria y extenderá su
bendición a las naciones. Cristo cumple la profecía tanto en su primera como en su segunda
venida.

1: 1 Dios da las profecías durante el período que se relata en 2 R 15-20 y 2 Cr. 26-32.
1: 4 Los fracasos de Israel precipitan el exilio e indican la necesidad del siervo mesiánico del Señor,
quien obedecerá fielmente al Señor (42: 1-4; 49: 1-12).
1: 9 El Señor preserva a unos pocos, un remanente para Israel. El tema del remanente se cumple en
Cristo, que es el remanente definitivo, y luego el remanente se expande para incluir al pueblo de
Cristo (ver Ro. 11: 5 y nota en Is. 6: 13).
1: 18 La purificación final viene a través del sacrificio de Cristo (He. 10: 1-10).
2: 2 Cristo mismo es la “Casa” o morada final de Dios (Jn. 1: 14; 2: 19-21). Por medio de él, la iglesia
se convierte en un templo (1 Co. 3: 16; Ef. 2: 20-22), y por medio de la exaltación de Cristo, las
naciones se acercan a él (Lc. 24: 47; Jn. 12: 32).
2: 6 Ver nota en 1: 4.
2: 11 La humillación de la soberbia humana tiene lugar en Cristo (Mt. 20: 25-28; Lc. 1: 48-53; 1 Co.
1: 31).
3: 2 La falta de líderes apropiados muestra la necesidad del Mesías como el líder perfecto y final (9:
6-7).
4: 4 La purificación anticipa el perdón y la purificación en Cristo (Col. 1: 13-14; He. 10: 10-14).
5: 7 La ausencia de frutos de Israel contrasta con la abundancia de frutos de Cristo y aquellos que
están en él (Jn. 15: 1-6; ver tb. Mt. 21: 33-44).
6: 1 La visión de Isaías de la gloria de Dios anticipa la gloria de Dios en Cristo (Jn. 1: 14; 12: 41; Ap.
4: 2-10).
6: 9 La resistencia de Israel al mensaje de Isaías anticipa la resistencia al evangelio (Mt. 13: 11-17;
Hch. 28: 24-28; Ro. 11: 7-8).
6: 13 La simiente santa, el remanente, se refiere a aquellos en Israel que permanecen fieles a Dios.
En última instancia nadie es completamente fiel excepto Cristo, quien es el remanente final (11: 1;
Gá. 3: 16; ver nota en Is. 1: 9).
7: 14 La profecía sobre Emanuel (ver tb. Gn. 3: 15) se cumple en Jesucristo (Mt. 1: 20-23). Se
relaciona con el tema más amplio del AT en el que Dios trae nueva vida y descendencia a mujeres
estériles (ver nota en Gn. 18: 10).
8: 13 Tratar al Señor como santo culmina en la santidad de Cristo (Hch. 2: 27) y en nuestra obligación
de ser santos (1 P 1: 15-16; 3: 15).
8: 14 La ofensa de la nación de Israel con el Señor Todopoderoso prefigura el rechazo a Cristo (Mt.
21: 43-44; Ro. 9: 31-33; 1 P 2: 6-8).
9: 1 Jesús trae luz al predicar en Galilea (Mt. 4: 12-17). ti es la luz del mundo (Jn. 1: 5, 8-9; 8: 12; 9:
5).

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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

9: 6 El Mesías es tanto humano (del linaje de David) como divino (ver Jn. 1: 14; Col. 2: 9).
9: 7 El Mesías establece su gobierno en justicia (Ro. 3: 26; Ef. 1: 20-22) y paz (Jn. 16: 33).
10: 22 En la época del NT, el remanente consiste en aquellos que creen en Cristo (Ro. 11: 1-10; ver
nota en Is. 1: 9).
11: 1 El Mesías es del linaje de lsáí, padre de David (1 S 16: 1). Está lleno del Espíritu (Mt. 3: 16; Lc.
4: 18), de sabiduría (Col. 2: 3) y de justicia (Ap. 19: 11).
11: 10 Cristo atrae a las naciones hacia sí mismo (Jn. 12: 32; Ro. 15: 12; ver nota en Is. 2: 2).
12: 1 El cántico de alabanza por la salvación de Dios anticipa la alabanza por la salvación de Dios en
Cristo (Ef. 5: 19-20; He. 2: 12; 13: 15; Ap. 19: 1-8).
13: 6 El día del Señor es un día de juicio. Los juicios en la historia, como el juicio del exilio de Israel,
anticipan el juicio final (1 Ts. 5: 2-11; 2 P 9: 10-13; Ap. 20: 11-21: 8). Por la salvación de Cristo, este
es un día que esperan los cristianos (Tit. 2: 13).
13: 9 Todos los-pecadores perecerán en el juicio final. Debemos refugiarnos en Cristo (2 Co. 5: 21).
13: 10 El oscurecimiento es una señal de juicio, que prefigura el juicio en la crucifixión (Mt. 27: 45)
y en la segunda venida (Mt. 24: 29; Ap. 6: 12-13; ver Ap. 8: 12).
14: 4 La caída de Babilonia a manos de los medos y persas (Dn. 5: 28) prefigura la caída final de
Babilonia la Grande (Ap. 17: 15-19: 3) y la derrota de satanás (Lc. 10: 15; Ap. 12: 7, 9; 20: 10), y
también recuerda la caída de Babel (Gn. 11: 1-9).
15: 1 Se derrota a Moab, uno de los enemigos tradicionales de Israel (Nm. 22: 1-6), lo que prefigura
el juicio final a los enemigos de Dios (Ap. 20: 11-15) y cumple lo que se afirma en Nm. 21: 29.
16: 5 A pesar de su historia de enemistad, Moab (como otras naciones hostiles) puede encontrar
refugio en el Mesías. La misericordia de Cristo se extiende a todas las naciones (Hch. 1: 8; Ap. 5: 9-
10).
17: 6 Ver nota en 1: 9.
17: 7 Dios el Hacedor se ve en Cristo (Jn. 14: 9) y lo verán personalmente los de limpio corazón (Mt.
5: 8; Ap. 22: 4).
18: 7 La llegada de las naciones ocurre porque Cristo las atrae hacia él (Mt. 28: 18-20; Jn. 12: 32;
Hch. 1: 8; ver nota en Is. 2: 2).
19: 18 Egipto, tradicionalmente un enemigo del pueblo de Dios, se someterá a él. Cristo llama a las
naciones para sí mismo (Hch. 2: 10; ver notas en Is. 2: 2 y 18: 7).
20: 6 El fracaso de las esperanzas humanas resalta la necesidad de esperar en Dios a través del
camino que nos ofreció en Cristo (Sal. 146: 3-4; Jn. 14: 6).
21: 9 La caída de Babilonia prefigura la derrota de todo mal y la victoria de Cristo sobre el mal (Col.
2: 15; Ap. 14: 8; 18: 2; ver nota en Is. 14: 4).
22: 11 Una tentación básica es confiar en el hombre en lugar de confiar en Dios (Hch. 4: 12; 16: 31;
ver nota en Is. 20: 6).
22: 13 Abandonar la esperanza sería adecuado solo si Dios no ofreciera la salvación en Cristo (1 Co.
15: 19, 32).
22: 22 La autoridad de los reyes, cuando está en las manos correctas, brinda seguridad. Pero incluso
Eliaquim (v. 20) en última instancia no está a la altura de la tarea (v. 25). Solo el Mesías del linaje de
David puede soportar todo el peso de la responsabilidad que traerá la salvación final (Mt. 1: 21; ver
Ap. 3: 7).
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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

23: 9 Después de destruir la soberbia humana, el Señor trae bendición y gloria para sí mismo (v. 18).
Lo opuesto a las ambiciones humanas ocurre fundamentalmente en la muerte y resurrección de
Cristo (Fil. 2: 6-11; ver nota en Is. 2: 11).
24: 6 En cumplimiento de la maldición por la caída de Adán, toda la tierra será juzgada al final (2 P
3: 10; Ap. 20: 11-15). Pero mediante la obra de Cristo la bendición llega a los piadosos (Is. 24.: 15;
Ap. 21: 3-4).
25: 8 La victoria abrumadora de Dios, que traerá bendición, llegará en la consumación (1 Co. 15: 54;
Ap. 7: 17; 21: 4).
26: 4 La confianza en Dios anticipa la confianza en Cristo, que ha alcanzado la salvación culminante
(Fil. 4: 7).
26: 5 Ver notas en 2: 11 y 23: 9.
26: 19 La esperanza de vencer a la muerte se cumple en la resurrección de Cristo (Jn. 11: 25-26; 1
Co. 15: 46-57; Ef. 5: 14).
27: 1 Satanás será vencido por completo (Jn. 12: 31; Ap. 20: 10).
27: 6 La abundancia de frutos en última instancia se encuentra en Cristo (Jn. 15: 1-17).
28: 1 Ver nota en 2: 11.
28: 11 La lengua extranjera es similar a hablar en lenguas en el NT (1 Co. 14: 21).
28: 16 Cristo es la piedra, que por un lado ofrece el fundamento a quienes confían en él (Ef. 2: 20-
22; 1 Co. 3: 11; 1 P 2: 4) pero también se convierte en causa de tropiezo para quienes lo rechazan
(Mt. 21: 42-44; Ro. 9: 31-33; 1 P 2: 6-8; ver Sal. 118: 22).
29: 10 La dureza espiritual afecta a parte de Israel en Ro. 11: 7-8 (ver nota en Is. 6: 9).
29: 13 La dureza y desobediencia del pueblo de Dios llega a su punto culminante con la oposición y
el rechazo a Jesús (Mt. 15: 8-9; ver Col. 2: 22).
29: 14 La sabiduría humana se ve confundida frente al evangelio (1 Co. 1: 18-25).
29: 18 La sanación de Jesús del ciego y del sordo simboliza el dar luz espiritual (Jn. 9: 39-41).
30: 2 Ver nota en 22: 11.
30: 20 Cristo es el maestro definitivo que nos instruye en el camino del Señor (Mt. 23: 10) por medio
del Espíritu (Jn. 16: 12-15).
31: 1 Ver nota en 22: 11.
31: 5 La protección de Jerusalén prefigura la protección ·de Dios a su pueblo en Cristo (Jn. 10: 27-
29; ver Is. 40: 11).
32: 3 Ver nota en 29: 18
32: 15 Las bendiciones de la salvación en Cristo llegan en dos etapas: en su primera venida (Hch. 1:
8; Ef. 1: 3-14) y en su segunda venida (Ap. 21: 1-22.5).
33: 6 Ver nota en 32: 15.
33: 14 Solo la perfecta justicia traerá una solución al pecado. Esa justicia se encuentra en Cristo (Ro.
3: 21-26; 2 Co. 5: 21; He. 10: 1-14; ver He. 12: 29).
34: 2 El juicio de Dios contra el pecado y la maldad anticipa el juicio final (Ap. 20: 11-15; ver notas
en Is. 13: 6; 13: 9 y 15: 1).
34: 4 Los cielos desaparecerán en la segunda venida (Ap. 6: 13-14; 20: 11).
35: 3 El llamado a fortalecerse ocurre como respuesta a la disciplina de Dios en el NT (He. 12: 12).

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P.M.V.
Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

35: 5 Cristo da la vista y la audición, lo que simboliza dar vista y audición espiritual (Lc. 7: 20-22; Hch.
26: 18; ver nota en Is. 29: 18).
35: 10 El regreso a Palestina en la restauración prefigura la venida de Jerusalén la celestial y la
presencia de Dios en el cielo (He. 10: 19-23; 12: 22-24; Ap. 21: 4).
36: 1 La amenaza de Asiria anticipa la amenaza posterior de Babilonia (39: 6), que a su vez ilustra
todos los ataques de Satanás sobre el pueblo de Dios. Dios responde con la redención que prefigura
la redención en Cristo. Ver paralelos en 2 R. 18: 13-20: 19 y 2 Cr. 32.
36: 15 Ver nota en 2 R 18: 30.
37: 1 Dios es nuestro refugio en tiempos de angustia (Sal. 46: 1). Ahora buscamos a Cristo para
recibir la salvación (Hch.4: 12).
37: 23 Ver nota en 2 R. 19: 22.
38: 5 Ver nota en 2 R. 20: 5.
38: 10 El remedio final contra la muerte se encuentra en la resurrección de Cristo (ver nota en 26:
19).
39: 6 El juicio de Dios del exilio, que llega a causa del pecado (2 R. 23: 26-27; 2 Cr. 36: 15-16),
prefigura el juicio final (Ap. 20: 11-15). Pero a través de Cristo podemos escapar de la condenación
(Ro. 8: 1).
40: 1 El consuelo a Jerusalén prefigura el consuelo que se encuentra en Cristo (2 Co. 1: 3-7).
40: 3 Juan el Bautista usa estas palabras para anunciar la venida del Señor (Mt. 3: 3; Jn. 1: 23) en la
persona de Cristo (Jn. 10: 30; 14: 9).
40: 5 La gloria del Señor se revela en Cristo (Lc. 2: 32; Jn. 1: 14; 13: 31-32; 17: 1-5).
40: 6 El desvanecimiento de la vida humana contrasta con la salvación eterna en Cristo (1 P 1: 24-
25; ver Stg. 1: 10-11).
40: 11 Jesús es el buen pastor (Jn. 10: 11, 14).
41: 17 La misericordia de Dios con los pobres se manifiesta en Cristo (Lc. 4: 18-19; 7: 22).
42: 1 El siervo, el rey mesiánico (9: 6-7), gobierna con justicia y misericordia (Mt. 12: 17-21; ver Mt.
3: 17).
42: 6 Cristo, la luz del mundo (Jn. 8: 12; 9: 5), lleva luz a las naciones (Jn. 12: 32; Hch. 26: 18, 23) y
cumple la promesa a Abraham de bendecir a las naciones (ver nota en Gn. 12: 3).
43: 25 El perdón en última instancia se encuentra en Cristo (Mr. 2: 7; Col. 1: 14; He. 10: 1-18).
44: 3 Ver nota en 32: 15.
44: 28 La restauración durante el gobierno de Giro (Esd. 1) prefigura la salvación eterna en Cristo en
Jerusalén la celestial (He. 12: 22-24).
45: 1 Ciro como el ungido de Dios prefigura al Mesías y su salvación (Lc. 4: 18-19).
45: 23 La sumisión de las naciones se obtiene en Cristo (Fil. 2: 10-11; Ap. 15: 4).
46: 1 La inutilidad de los ídolos expresa el principio de que solo Cristo, el único medio de salvación
que Dios ha establecido (Jn. 14: 6; Hch. 4: 12), merece nuestra confianza.
47: 3 El opresor del pueblo de Dios será juzgado (ver nota en 14: 4).
47: 8 Ver Ap. 18: 7 y nota en Is. 14: 4.
48: 20 El rescate de Babilonia prefigura el rescate del pecado y de la muerte (Col. 1: 13-14; Ap. 18:
4).
49: 2 La palabra de Dios es como una espada aguda (Ef. 6: 17; He. 4: 12; Ap. 1: 16; 2: 12, 16; 19: 15).
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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

49: 6 Ver Hch. 13: 47 y 26: 23 y nota en Is. 42: 6.


49: 8 Ahora, después de la resurrección de Cristo, es el tiempo de la salvación (2 Co. 6: 2).
49: 10 La protección y la bendición en última instancia vienen por medio del Cordero (Ap. 7: 16-17).
50: 6 El siervo mesiánico padece sufrimiento y humillación para alcanzar la salvación (Mt. 27: 26-
31).
51: 10 La redención de Dios en el éxodo es análoga a la redención de su pueblo del exilio de
Babilonia, y ambas anticipan la redención culminante en Cristo.
51: 11 Ver nota en 35: 10.
51: 17 A la ira le sigue la exaltación, que prefigura el paso de la ira de la crucifixión de Cristo a la
exaltación por su resurrección y ascensión. Sobre la copa de ira, ver nota en Jer. 25: 15.
52: 7 El evangelio es la buena noticia de la salvación (Ro. 10: 15).
52: 10 La inclusión de las naciones cumple la promesa a Abraham sobre la bendición a todas las
naciones (Gn. 12: 3; Lc. 2: 30-31; ver nota en Is. 42: 6).
52: 11 El alejamiento de los israelitas de la Babilonia pagana prefigura el alejamiento de los
creyentes de la contaminación del mundo (2 Co. 6: 14-7: 1).
52: 13 La exaltación del siervo, el Mesías, sigue a su sufrimiento (v. 14; 53: 3-9; ver nota en 51: 17).
52: 15 Muchos que no han oído hablar sobre Cristo quedarán asombrados (v. 14) por su sacrificio.
Pablo difunde el mensaje a los que no lo han oído (Ro. 15: 14-21).
53: 1 El mensaje de salvación en Cristo a menudo tiene como respuesta la incredulidad (Jn. 12: 37-
43; Ro. 10: 16).
53: 5 El siervo mesiánico padece un sufrimiento sustitutivo (Ro.4: 25; 2 Co. 5: 21; 1 P 2: 24-25).
53: 9 Cristo fue crucificado entre dos ladrones (Mt. 27: 38) y enterrado en la tumba de un hombre
rico, José de Arimatea (Mt. 27: 57-60).
53: 11 La muerte y resurrección de Cristo tiene como resultado nuestra justificación (Ro.3: 23-26; 4:
25; 5: 19).
54: 1 El regreso de los habitantes de Jerusalén del exilio prefigura la multiplicación de los hijos según
la promesa (Ro. 9: 8), que volverán a Dios a través de Cristo (Gá. 4: 27).
54: 7 Ver nota en 51: 17.
54: 10 El nuevo pacto trae la paz permanente con Dios (Ro. 5: 1) y está garantizado para siempre
(He. 9: 12).
55: 2 El ofrecimiento de comida que hace Dios se cumple en Cristo, que es la comida y la bebida de
vida eterna (Jn. 6: 52-58).
56: 7 La extensión de la salvación a las naciones tiene lugar en Cristo (Mt. 21: 13; Hch. 1: 8; Ap. 5:
9).
57: 3 Ver notas en 1: 4 y 34: 2.
57: 19 Dios ofrece la salvación a todos, lo que anticipa la difusión del evangelio (Hch. 2: 39; Ef. 2:
17).
58: 1 Ver nota en 1: 4.
58: 2 La hipocresía de Israel anticipa la hipocresía y el externalismo que confrontará Cristo (Mt. 15:
1-10).
59: 7 Pablo usa estas palabras (Ro. 3: 15-17) para mostrar que tanto los judíos como los gentiles son
pecadores. Ver nota en Sal. 14: 1.
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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

59: 17 La batalla de Dios anticipa (1) la llegada de la justicia y la salvación en la primera venida de
Cristo (Ro. 3: 23-26), (2) la batalla de los cristianos contra el mal (Ef. 6: 10-20; 1 Ts. 5: 8) y (3) la
guerra durante la segunda venida de Cristo (Ap. 19: 11-21).
59: 20 El Redentor es Cristo, quien salva tanto a los judíos como a los gentiles (Ro. 11: 25-32).
60: 1 La gloria de Dios se ve en Cristo (Jn. 1: 14).
60: 3 Las naciones llegan a Cristo a través del evangelio (Lc. 24: 47; Jn. 1: 32 Hch. 1: 8; Ap. 21: 24-25;
ver notas en Is. 2: 2 y 11: 10).
60: 6 Los magos, que representan a las naciones, traen oro, incienso y mirra (Mt. 2: 11).
60: 19 Dios es la única luz en la nueva Jerusalén (Ap.21: 22-24).
61: 1 Cristo usa estas palabras para referirse a sí mismo y a su obra de salvación (Lc. 4: 18).
61: 10 La iglesia como novia de Cristo recibe ropas hermosas (Ap. 19.: 8; ver Ef. 5: 25-27).
62: 1 La justicia y la salvación llegan a través de Cristo (ver nota en 9: 7).
62: 4 Dios trae restauración a Israel, lo que prefigura a Cristo como esposo de la iglesia (2 Co, 1: 2;
Ef. 5: 25-27; Ap. 19: 7-9).
63: 3 La ejecución del castigo anticipa el castigo final (Ap. 14: 20; 19: 15).
63: 4 Ver notas en 13: 6 y 13: 9.
63: 12 Los actos pasados de salvación anuncian la gran salvación futura (ver nota en 51: 10).
64: 1 Dios desciende desde el cielo tanto en la primera como en la segunda venida de Cristo (Jn. 6:
33, 38, 50; Ap. 19: 11).
64: 11 Ver nota en 51: 17.
65: 1 La resistencia y la rebelión de Israel encajan en el plan de Dios de extender la salvación a todas
las naciones (Ro. 10: 20-21; 11: 11-32).
65: 9 Ver nota en 1: 9.
65: 17 La bendición final al pueblo de Dios llega en la consumación (2 P 3: 13; Ap. 21: 1). La nueva
creación ya ha comenzado a existir en Cristo (2 Co. 5: 17).
66: 1 La insuficiencia de una casa de piedra indica, en contraste, que el propósito de Dios de morar
con el hombre se cumple en Cristo (Mt. 1: 23; Jn. 1.14; 2: 19-21; Hch. 7: 48-50; 17: 24).
66: 8 La restauración delos habitantes de Jerusalén prefigura la multiplicación de los hijos de Dios
en la iglesia, Jerusalén la celestial (Is. 54: 1; Gá. 4: 26-27).
66: 18 Sobre la reunión de las naciones, ver notas en 2: 2 y 11: 10.
66: 24 La imagen del juicio eterno anticipa la enseñanza del NT sobre la Gehena, el lago de fuego
(Mr. 9: 48; Ap. 20: 15; 21: 8).

Jeremías
La condena profética de Israel que hace Jeremías recibe el rechazo de la mayoría, lo que prefigura
el rechazo del mensaje profético de Cristo para Israel (Lc. 11: 49-51). El juicio de Dios a Israel por
la apostasía prefigura el juicio que soporta Cristo como sustituto por la apostasía de la humanidad
(1 Jn. 2: 2). También prefigura el juicio final (Ap. 20: 11-15). La restauración desde el exilio
prefigura la restauración final con Dios a través de Cristo (He. 10: 19-22).

1: 2 Dios da las profecías en el período que se relata en 2 R 22-25 y 2 Cr. 34: 1-36: 20; 1: 5.

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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

1: 5 El cuidado de Dios desde el vientre prefigura la relación del Padre con el Hijo en la encarnación
(Lc. 1: 35) y también el llamado del apóstol Pablo (Gá. 1: 15).
1: 8 Dios libra a Pablo de los complots en Corinto (Hch. 18: 9-11) y en todos los demás lugares.
1: 9 La firmeza del profeta en medio de la oposición prefigura la firmeza de las enseñanzas de Cristo
en medio de la oposición.
1: 16 El juicio de Dios sobre la maldad y la apostasía (ver 2 Cr. 36: 15-16) anticipa el juicio final (Ap.
20.11-15). En la crucifixión Cristo soporta el juicio por nuestra apostasía (1 P 2: 24; 1 Jn. 2: 2).
2: 2 Al abandonar al Señor, Israel es como una mujer adúltera. Su infidelidad contrasta con la
fidelidad y la pureza que se concretarán en la iglesia (2 Co. 11: 2; Ef. 5: 25-27; Ap. 19: 7-8).
2: 11 La insensatez de la apostasía prefigura la insensatez de rechazar a Cristo, que abre el camino
de la salvación (Jn. 14: 6; Hch. 4: 12).
2: 13 El agua viva se encuentra en Cristo (Jn. 4: 10-14).
2: 21 Ver Is. 5: 1-4.
3: 1 Ver nota en 2: 2 y la relación con Dt. 24: 1-4.
3: 10 La simulación de Judá ilustra la hipocresía que puede contaminar la religión (Mt. 23: 13 -36;
ver nota en Is. 58: 2).
3: 13 El perdón llega a los que reconocen su pecado, pero no a los que continúan pensando que son
justos (Lc. 18: 9-14).
3: 17 La reunión en Jerusalén anticipa la reunión de Jerusalén la celestial en el NT (He. 12: 22-24) y
la reunión futura en la nueva Jerusalén (Ap. 21: 24-26).
4: 4 La circuncisión del corazón llega en Cristo (Col. 2: 11; He. 8: 8-13).
5: 1 La falta de un hombre justo finalmente se subsana en Cristo (Hch. 3: 14).
5: 9 Ver nota en 1: 16.
5: 14 Ver nota en 1: 9.
6: 1 Ver nota en 1: 16.
6: 14 La verdadera paz con Dios solo puede obtenerse cuando se supera el pecado de manera
definitiva en Cristo (Jn. 16: 33; Ro. 5: 1).
7: 11 La hipocresía de Israel anticipa la hipocresía y la adoración corrupta que confronta Cristo (Mt.
21: 13).
7: 14 La destrucción del templo anticipa la destrucción futura del templo de Herodes que predice
Cristo (Mt. 24: 2).
8: 3 La solución para la muerte y para el pecado que lleva a la muerte es la resurrección de Cristo (1
Co. 15: 42-57).
8: 11 Ver nota en 6: 14.
9: 1 La apostasía causa una profunda aflicción tanto a Jeremías como a Cristo, el profeta definitivo
(Lc. 19: 41-44).
9: 23-24 El principio de gloriarse solamente en Dios se cumple en 1 Co. 1: 29-31 (ver 2 Co. 10: 17).
10: 5 Solo Dios ofrece salvación, y no los ídolos. La singularidad de Dios y de sus caminos anticipa el
rol único de Cristo como el camino a Dios (Jn. 14: 6; He. 10: 19-22; ver nota en Is. 46: 1).
11: 8 Por medio de Moisés, Dios predice que el resultado de la desobediencia serán los desastres y
el exilio (Dt. 28).

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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

11: 19 La hostilidad hacia Jeremías prefigura la hostilidad hacia Cristo como profeta (Is. 53: 7; Mt.
27: 1; Lc. 6: 11).
12: 7 Dios abandona su casa y a su pueblo por causa de su pecado. Eso anticipa los juicios futuros
por el pecado, que incluyen el abandono de Cristo cuando él carga con los pecados (Mt. 27: 46).
13: 9 El orgullo del pueblo de Dios contrasta con la necesidad del pueblo que realmente lo sirve. La
necesidad encuentra una respuesta en el nuevo pacto (31: 31-34) en Cristo (He. 8: 8-13; 10: 15-25).
14: 3 La sequía cumple la maldición de Dt. 28: 22, que debe llegar cuando Israel abandona al Señor.
Contrasta con la bendición del agua viva en Cristo (Jn. 4: 14; 6: 35).
14: 14 El conflicto entre los verdaderos y los falsos profetas anticipa el conflicto entre Jesús y sus
oponentes y entre las verdaderas y las falsas enseñanzas en la iglesia (2 P 2: 1-3).
15: 2 Los juicios cumplen las maldiciones proféticas de Dt. 28: 15-68 (ver Ap. 6: 8). La ira de Dios
contra el pecado anticipa el juicio final (Ap. 20: 11-15; ver nota en Jer. 1: 16).
15: 10 Jeremías como profeta rechazado prefigura el rechazo del ministerio profético de Cristo (Lc.
11: 49-51).
16: 15 La restauración, profetizada en Dt. 30: 1-5, prefigura la salvación final en Cristo (Is. 40: 1-11).
17: 8 La bendición prometida al hombre justo (Sal. 1: 3) se cumple en Cristo, el hombre
perfectamente justo (Hch. 3: 14), y en aquellos que son justos en él (2 Co. 5: 21).
18: 6 El poder de Dios como creador puede traer salvación incluso a los rebeldes (Ro. 9: 20-24; Ef.
2: 4-10).
18: 11 El llamado al arrepentimiento anticipa el llamado al arrepentimiento de Juan el Bautista (Mt.
3: 2) y de la proclamación del evangelio (Lc. 24: 47; Hch. 2: 38).
19: 3 Ver nota en 1: 16.
19: 9 El horror concreto de comer carne humana fue profetizado en Dt. 28: 53-55. Horror tras horror
muestra los resultados de la degradación del pecado y prefigura el juicio final (Ap. 20: 11-15; ver
nota en Jer. 1: 16).
20: 2 La oposición al profeta Jeremías prefigura la oposición a Cristo, el profeta final (Lc. 11: 49-51).
Los que se oponen a Cristo enfrentarán el juicio (Ap. 20: 11-15).
21: 8 Incluso en medio del mayor desastre, Dios abre una vía de escape en su misericordia. El escape
prefigura el escape del pecado, de la muerte y de la destrucción mediante la salvación en Cristo (Jn.
11: 25-26; 14: 6).
22: 3 La demanda de justicia al rey no obtiene respuesta. Esta finalmente llega en Cristo rey (Is. 9:
6-7; Ap. 19: 11).
23: 1 Los falsos pastores contrastan con Jesús, el verdadero pastor (Jn. 10: 11, 14).
23: 5 El “Renuevo”, que alude a Is. 11: 1, es el Mesías del linaje de David (ver Zac. 6: 12; Jn. 15: 1-
17).
23: 8 La restauración, paralela al éxodo (Éx. 12: 33-38), prefigura el rescate del pecado y del reino
de satanás (Col. 1: 13-14).
23: 16 Ver nota en 14: 14.
24: 5 Los exiliados son el remanente que tiene el favor de Dios, lo que ilustra el tema del remanente
(ver notas en 1 R 19: 18; Is. 1: 9 y 6: 13).
24: 7 La renovación del corazón, ya profetizada en Dt. 30: 6, se explica con más detalle en la promesa
del nuevo pacto (Jer. 31: 31-34; He. 8: 8-13; 10: 15-25).
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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

25: 11 Daniel confía en la profecía de 70 años cuando ora por la restauración (Dn. 9: 2). Los 70 años
son años de reposo para la tierra (2 Cr. 36: 21). La restauración anticipa el reposo final en la
consumación (He. 4: 9-10).
25: 15 La copa de ira prefigura la ira de Dios en el juicio final (Ap. 14: 10; 16: 1, 19). En la cruz, Cristo
bebió la copa de ira como nuestro sustituto (Mt. 26: 39, 42).
26: 6 Ver nota en 7: 14.
26: 8 El deseo de muerte ilustra el patrón de oponerse a los profetas, un patrón que culmina con la
muerte de Cristo (Mt. 21: 33-41; Lc. 11: 49-51; ver nota en Jer. 20: 2).
27: 9 Ver nota en 14: 14.
27: 11 Para los que escuchan, el juicio de servir a Babilonia que reciben es moderado por la
misericordia, lo que prefigura la misericordia en Cristo (He. 12: 5-11; ver nota en Jer. 21: 8).
28: 9 La paz con Dios no viene sin antes abordar el tema del pecado. La res- puesta se encuentra en
Cristo (Col. 1: 13-14; ver nota en Jer. 6: 14).
28: 15 Ver nota en 14: 14.
29: 8 Ver nota en 14: 14.
29: 10 Ver nota en 25: 11.
29: 13 Ver notas en 24: 7 y 31: 31.
29: 14 La restauración del exilio prefigura la reconciliación con Dios por la cual podemos reunirnos
en presencia de Dios en el cielo (Ro. 5: 1-10; Gá. 4: 26-28; He. 10: 19-22; 12: 22-24; ver notas en Jer.
3: 17 y 16: 15).
30: 18 La reconstrucción de las ciudades es figura de Jerusalén la celestial (Gá. 4: 26-28; He. 12: 22-
24; Ap. 21: 9-14).
31: 1 La promesa, “yo seré [...] Dios [...], y ellas me serán a mí por pueblo”, es una frase reiterada
en Jeremías (11: 4; 24:7; 30: 22; 31: 33; 32: 38). Se basa en la promesa a Abraham (Gn. 17: 7) y a
Israel a través de Moisés (Éx. 19: 5-6). Se cumple en el nuevo pacto en Cristo (Jer. 31: 33; He. 8: 10;
ver nota en Jer. 31: 31).
31: 15 Las devastaciones anteriores que sufrió Israel anticipan la devastación cuando Herodes
mandó matar a los niños (Mt. 2: 16-18).
31: 31 El nuevo pacto se cumple en el pacto que hace Cristo en la última Cena (Mt. 26: 28; 1 Co. 11:
25; 2 Co. 3: 6; He. 8: 8-13; 10: 15-25) e incluye tanto a los gentiles como a los judíos mediante la
unión con Cristo (Gá. 3: 9, 14, 27-29).
32: 20 Una larga historia de las muestras de fidelidad de Dios está relacionada con la fidelidad en la
época de Jeremías y en la salvación culminante en Cristo (Ro. 3: 3-4).
32: 40 Ver notas en 24: 7 y 31: 31.
33: 8 El perdón se anticipa en la restauración de la situación del exilio, pero se cumple plenamente
en Cristo (Col. 1: 13-14).
33: 15 Ver nota en 23: 5.
34: 11 La infidelidad del pueblo en cuanto a la ley en Éx. 21: 2 y Dt. 15: 12 contrasta con la fidelidad
de Cristo, que trae libertad plena y permanente del pecado (Lc. 4: 18-19).
35: 10 La obediencia de los recabitas contrasta con la desobediencia de Israel y prefigura la
obediencia de Cristo, el Hijo, hacia su Padre (Jn. 8: 29).

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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

36: 2 El triunfo de la palabra de Dios sobre la oposición es figura de Cristo (Jn. 1: 10-11) y de su
triunfo sobre la oposición.
37: 18 El sufrimiento inocente de Jeremías prefigura el sufrimiento inocente de Cristo (Mt. 27: 24).
37: 19 Ver nota en 14: 14.
38: 6 El roce de Jeremías con la muerte prefigura la crucifixión de Cristo (ver notas en 11: 19 y 15:
10).
38: 17 Ver nota en 21: 8.
39: 1 Las profecías de Jeremías y otros profetas sobre desastres (2 Cr. 36: 15-16; Jer. 25: 4-11) se
cumplen aquí, lo que confirma la fidelidad de Dios en el juicio. Los juicios de la historia prefiguran el
juicio final (ver nota en 1: 16).
39: 18 Ver nota en 21: 8.
40: 4 Dios muestra misericordia por Jeremías y por los que quedan, lo que anticipa la misericordia
que mostrará en Cristo (Ro. 6: 23).
41: 14 Dios muestra misericordia por los cautivos, lo que anticipa la misericordia que mostrará en
Cristo (Ro. 6: 23; Col. 1: 13-14).
42: 6 Después de toda la rebelión de las épocas anteriores, el pueblo finalmente decide obedecer al
Señor, pero más tarde opta por su propio juicio (43: 1-7). Su obstinación muestra la necesidad de
un corazón renovado que vendrá en Cristo (31: 31-34; ver notas en 4: 4 y 31: 31).
44: 16 La rebelión constante muestra la justicia del juicio de Dios, pero también la necesidad de una
renovación radical del corazón, prometida en el nuevo pacto (ver nota en 31: 31).
45: 5 5 Incluso el justo sufre por causa de los pecados del pueblo. El sufrimiento del justo prefigura
el sufrimiento de Cristo como el que cargó con todos nuestros pecados (2 Co. 5: 21; 1 P 2: 22-24).
46: 2 Dios como juez de todo el mundo juzga a las naciones y a su propio pueblo, lo que prefigura el
juicio final (Ap. 20: 11-15; ver nota en Jer. 1: 16).
46: 10 Ver nota en Is. 13: 6.
47: 1 La destrucción de los filisteos, uno de los enemigos de larga data de Israel, prefigura el juicio
final (Ap. 20: 11-15; ver nota en Jer. 1: 16; comp. nota en Is. 15: 1).
48: 7 Quemas, dios patrono de Moab, demuestra que es inútil. La destrucción de las falsas
esperanzas y el castigo por la idolatría anticipan el juicio final (Ap. 20: 11-15) y también el evangelio
como un llamado a adorar a Dios en verdad (Jn. 4: 23; 14: 6).
48: 47 Ver nota en Is. 16: 5.
49: 2 La liberación del pueblo de Dios incluye el juicio a sus opresores. Los juicios en la historia
anticipan el juicio final (Ap. 20: 11-15). El pecado, Satanás y la muerte, como los opresores
fundamentales, ya fueron vencidos en Cristo (He. 2: 14-15; ver nota en Jer. 1: 16).
49: 9 Algunos versículos sobre Edom son similares a Abdías (Abd. 5).
49: 12 Ver nota en 25: 15.
50: 1 Ver nota en Is. 14: 4.
50: 8 La orden de huir prefigura la orden de huir de la Babilonia final, la ciudad del pecado (Ap. 18:
4).
50: 20 El perdón de los pecados en última instancia se encuentra en Cristo (Col. 1: 14; He. 10: 1-14).
Sobre el remanente, ver nota en Is. 6: 13.

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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

51: 9 El juicio contra Babilonia prefigura el juicio final contra los enemigos de Dios (Ap. 18: 5; ver
nota en Jer. 1: 16).
51: 11 El juicio contra los medos también se predice en Is. 13: 17 y ocurre en Dn. 5: 31.
52: 1 Ver paralelo en 2 R 24: 18-25: 21.
52: 3 Ver nota en 2 Cr. 36: 16.
52: 7 Las profecías anteriores que hizo Jeremías sobre la destrucción (p. ej., 7: 14; 34: 2-4) se
cumplen aquí y subrayan la fidelidad de Dios y el poder de su palabra. Las palabras de juicio anticipan
las profecías de Cristo sobre la destrucción de Jerusalén (Mt. 24: 2; Lc. 19: 43-44) y las profecías del
juicio final (Ap. 20: 11-15). Ver nota en 2 Cr. 36: 21.
52: 13 Ver nota en 2 R 25: 9.
52: 31 Ver nota en 2 R 25: 27.

Lamentaciones
El lamento por Jerusalén anticipa el lamento de Cristo por la caída futura de Jerusalén (Lc. 19: 41-
44). En ambos casos, Jerusalén sufre por sus propios pecados. Sin embargo, la solución al
sufrimiento por el pecado se encuentra cuando Cristo sufre como sustituto por los pecados de su
pueblo (2 Co. 5: 21; 1 P 2: 22-24).

1: 5 Dios muestra su justicia al juzgar los pecados de Jerusalén y prefigura la manifestación de justicia
en el juicio final (Ap. 20: 11-15) y en la obra de Cristo.
2: 14 Sobre los falsos profetas, ver nota en Jer. 14: 14.
2: 17 Dios cumple la profecía, lo que subraya su fidelidad y el poder de su palabra. Su fidelidad se
manifiesta de manera suprema en el sufrimiento y la reivindicación de Cristo (ver nota en Sal. 105:
5).
3: 14 Los sufrimientos del profeta prefiguran los sufrimientos de Cristo (Mt. 27: 27-31, 39-44).
3: 26 Incluso en medio del desastre y dolor se encuentra la esperanza final de la salvación del Señor.
Esta esperanza se ha cumplido en la salvación que Cris- to ha alcanzado (Mt. 1.21) y ahora
esperamos su consumación (Ro. 8: 18-25).
4: 11 El derramamiento de la ira de Dios sobre Jerusalén prefigura la ira derramada sobre Cristo
como el que carga con el pecado (Gá. 3: 13), la ira derramada sobre Jerusalén en su segunda
destrucción (Lc. 21: 22-24) y la ira en el juicio final (Ap. 20: 11-15).
5: 21 Se promete la restauración de Jerusalén después de 70 años de exilio (Jer. 25: 1-12; 29: 10-
14). La restauración prefigura la salvación final en Cristo (Col. 1: 13-14; ver nota en Jer. 29: 14).

Ezequiel
Dios juzga la apostasía de Israel mediante el exilio. Israel sufre por su propio pecado, y así anticipa
el juicio final de Dios contra el pecado (Ap. 20: 11-15). Pero el sufrimiento también anticipa el
sufrimiento de Cristo por los pecados de los demás. La bendición posterior de la restauración
prefigura las bendiciones de la salvación eterna en Cristo (Ef. 1: 3-14).

1: 26 Dios aparece en forma humana, lo que anticipa la encarnación de Cristo y su gloria (Jn. 1: 14;
Ap. 1: 12-16).

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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

2: 3 La resistencia a Ezequiel como profeta prefigura la resistencia a Cristo como el profeta final (Lc.
11: 49-51; ver nota en Jer. 1: 9).
2: 8 La imagen de alimentarse, que simboliza apropiarse de las palabras de Dios, anticipa Ap. 10: 9-
11.
3: 8 Ver nota en Jer. 1: 9.
3: 12 El poder que da el Espíritu prefigura el papel del Espíritu en el ministerio profético de Cristo
(Lc. 4: 18) y, más tarde, el poder que da la proclamación del evangelio (Hch. 1: 8).
3: 17 Ezequiel tiene una responsabilidad de ser fiel análoga a la responsabilidad en la proclamación
del evangelio (2 Co. 2: 14-17; 3: 5; 4: 2).
4: 4 La identificación de Ezequiel con el castigo del pueblo prefigura que Cristo cargará con los
pecados de su pueblo (2 Ca. 5: 21; 1 P 2: 22-24).
5: 1 El mismo cuerpo del profeta se convierte en un símbolo para los pecadores. Eso prefigura la
identificación de Cristo con los pecados de su pueblo (2 Co. 5: 21).
5: 2 El corte de gran parte del cabello deja un remanente, lo que anticipa el remanente en el NT (Ro.
9: 27; 11: 5; ver nota en Is. 6: 13).
5: 8 El juicio contra el pecado prefigura el juicio final (Ap. 20: 11-15).
5: 13 Saber que se trata de “yo Jehová” un tema importante en Ezequiel anticipa un conocimiento
más profundo de Dios que se ofrece en Cristo (Jn. 14: 9; 17: 1-5).
6: 4 El juicio de Dios indica claramente la inutilidad de los ídolos. Dios destruye las falsas esperanzas
para dejar en claro que Cristo es la única manera concebida por Dios de obtener la salvación (Jn. 14:
6; Hch. 4: 12; ver notas en Is.46: 1; Jer. 48: 7).
7: 2 Ver nota en 5: 8.
8: 2 Ver nota en 1: 26.
8: 3 Dios juzga la idolatría, y queda claro que solo el Dios verdadero es la fuente de salvación (ver
nota en 6: 4).
9: 4 La misericordia viene a aquellos que siguen los caminos de Dios, lo que prefigura la misericordia
en Cristo. La señal prefigura el sello del Espíritu Santo y el nombre de Dios y garantiza nuestra
salvación (2 Co. 1: 22; Ef. 1: 13; Ap. 7: 2-8; 14: 1-3).
9: 8 Sobre el remanente, ver notas en Is. 1: 9 y 6: 13.
10: 18 La presencia de Dios abandona el templo, y eso es un aspecto del juicio. Contrasta con la
morada de Dios en el templo, que prefigura cómo Dios viene a morar con nosotros en Cristo (Mt. 1:
23).
11: 13 Sobre el remanente, ver notas en Is. 1: 9 y 6: 13.
11: 19 La promesa de un nuevo corazón, reiterada en 36.25, se relaciona con el nuevo pacto que
vendrá en Cristo (Jer. 31: 31-34; He. 8: 8-13; 10: 16-18; ver nota en Jer. 31: 31).
12: 11 Sobre el exilio como juicio, ver nota en Is. 39: 6.
13: 2 Los falsos profetas prefiguran a los oponentes de Cristo y a los falsos maestros en la iglesia (2
P 2: 1-3; ver nota en Jer. 14: 14).
13: 10 Los líderes religiosos que se oponen a Jesús son como sepulcros blanqueados (Mt. 23: 27).
Sobre la falsa paz, ver nota en Jer. 6: 14.
14: 3 Dios no se revela a los rebeldes. La falta de entendimiento anticipa la falta de entendimiento
de las enseñanzas de Jesús (Mt. 13: 10-17).
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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

14: 6 Sobre el arrepentimiento, ver nota en Jer. 18: 11.


14: 9 El engaño que cae sobre los rebeldes anticipa el engaño que afecta a los que rechazan la verdad
del evangelio (2 Ts. 2: 10-12).
15: 2 Israel es una vid sin fruto. Ver nota en Is. 5: 7.
16: 8 La infidelidad de Israel contrasta con la fidelidad de la esposa de Cristo (Ef. 5: 25-27; Ap. 19: 7-
8). La iglesia también es tentada a apartarse de su pacto con Cristo (2 Co. 11: 2-3). Ver nota en Jer.
2: 2.
17: 13 El castigo por romper un pacto con un rey humano muestra por analogía la gravedad de
romper el pacto con Dios (He. 10: 29-31).
17: 22 Después de la destrucción viene un nuevo comienzo, lo que simboliza el reino de Cristo y su
crecimiento para llenar las naciones (ver Is. 11: 1).
18: 4 Dios hará justicia. Los juicios en la historia anticipan el juicio final, cuando llegue la justicia
perfecta (Ap. 20: 11-21: 8).
18: 9 Conceder vida al justo a corto plazo prefigura cómo se concede la vida eterna. El regalo de la
vida eterna solo viene a través de la justicia perfecta, la justicia de Jesucristo (Ro. 3: 23-26; 6: 23).
19: 9 Sobre el exilio como juicio, ver nota en Is. 39: 6.
20: 3 Ver nota en 14: 3.
20: 8 La rebelión reiterada de Israel exige un juicio. Dios también debe ser fiel a su nombre al
rescatarlos. En Cristo por fin se alcanzan tanto el juicio como la misericordia (Ro. 3: 25-26).
20: 11 Ver nota en Lv. 18: 5.
21: 31 El fuego y la ira anticipan el juicio final (Ap. 20: 11-15). La espada (Ez. 21: 28) anticipa la espada
de Cristo en el juicio final (Ap. 19: 15; ver He. 4: 12-13).
22: 15 Sobre el exilio, ver nota en Is. 39: 6.
22: 20 El proceso de fundición prefigura la venida del Mesías como el refinador (Mal. 3: 3).
22: 30 Ningún hombre es adecuado para la tarea de la redención excepto Jesucristo (1 Ti. 2: 5-6).
23: 3 Ver nota en 16: 8.
23: 22 Todo amante diferente del verdadero Dios resultará engañoso, lo que tendrá como
consecuencia el juicio. El fracaso de los demás dioses apunta al único camino de salvación a través
del Dios verdadero (Jn. 14: 6; Hch. 4: 12).
23: 32 Sobre la copa de ira, ver nota en Jer. 25: 15.
24: 8 La llegada de la ira de Dios prefigura su ira en el juicio final (Ap. 20: 11-15).
24: 21 La destrucción del templo destruye el falso orgullo y la falsa con- fianza. Por contraste, apunta
a la confianza solo en Dios para la salvación (Jn. 2: 19-21; Hch. 4: 12).
25: 2 El juicio de Dios contra los enemigos tradicionales de Israel prefigura juicios futuros contra los
enemigos, lo que incluye el juicio final (Ap. 20: 11-15).
26: 4 La destrucción completa indica el celo de Dios de eliminar el mal completamente. Su celo se
manifiesta tanto en la muerte de Cristo como en el juicio final (Ap. 20: 11-15).
27: 9 La caída de Tiro con sus riquezas prefigura la caída de Babilonia la ramera (Ap. 18: 19).
28: 13 La caída de Tiro nos recuerda la caída de Adán (Gn. 3: 1-19) y algunos piensan que también
nos recuerda la caída de Satanás. La belleza orgullosa de Tiro también prefigura la belleza de
Babilonia (Ap. 17: 4), en contraste con la verdadera belleza de la nueva Jerusalén (Ap. 21: 18-21).

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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

29: 3 Egipto, otro enemigo tradicional de Dios y del pueblo de Dios, es juzgado por Dios, lo que
prefigura el juicio final. Al representar a Egipto como un dragón, Ezequiel establece una relación
entre el enemigo y la derrota de Satanás, el dragón (Ap. 12: 3-17).
29: 13 Dios muestra misericordia por Egipto, una analogía de la misericordia mostrada a Israel al
traerlos del exilio. Esta misericordia anticipa la misericordia en Cristo (Ro. 5: 6-11).
30: 3 Sobre el día de Jehová, ver nota en Is. 13: 6.
31: 14 La soberbia del hombre es aplacada (ver nota en Is. 2: 11), lo que anticipa la humillación de
la soberbia mediante la salvación en Cristo (1 Co. 1: 26-31).
32: 2 Sobre Egipto como un dragón, ver nota en 29: 3.
32: 7 El oscurecimiento de la luz prefigura el oscurecimiento en la segunda venida de Cristo (Mt. 24:
29-31; Ap. 6: 12-13).
32: 21 La respuesta a la impotencia y la humillación de la muerte solo se encuentra en Cristo y en
su resurrección (Jn. 11: 25-26; 1 Co. 15: 42-58).
33: 2 Sobre el atalaya, ver nota en 3: 17.
33: 11 La invitación al arrepentimiento anticipa la invitación del evangelio (2 P 3: 9; Hch. 2: 38-41).
33: 16 Ver nota en 18: 9.
33: 17 Ver nota en 18: 4.
33: 31 La hipocresía entre el pueblo anticipa la hipocresía que confronta Cristo (Mt. 23: 13-36; ver
Jer. 7: 11).
34: 2 Los falsos pastores en Israel contrastan con Dios, quien es el verdadero pastor a través de
Cristo (vv. 11-31; Is. 40: 11; Lc. 15: 1-7; Jn. 10: 11, 14).
34: 23 Dios es pastor en relación con David, lo que prefigura que Cristo es tanto Dios como hombre
y que como hombre él es el rey del linaje de David (Mt. 1: 1-16).
35: 5 Ver nota en 25: 2.
35: 6 El principio de la retribución manifiesta la justicia de Dios y anticipa el juicio final (Ap. 20: 11-
15; ver nota en Pr. 1: 18).
36: 10 El regreso del exilio prefigura que Dios redime del pecado de manera culminante a través de
Cristo (Col. 1: 13-14; ver nota en Is. 39: 6).
36: 22 El Señor reivindica su nombre en Cristo cuando muestra santidad y justicia al castigar los
pecados y misericordia al salvar al pecador (Ro. 3: 23-26).
36: 25 La limpieza de los pecados se alcanza en Cristo (Col. 1: 14; He. 9: 23-28).
36: 27 La promesa del Espíritu Santo se cumple en Pentecostés (Hch. 2: 1-21) y cuando se derrama
el Espíritu en los que creen en Cristo (Ro. 8: 9-17).
37: 5 La visión de la nueva vida a través del Espíritu tiene un cumplimiento parcial en el regreso del
exilio (37: 12). Prefigura cómo se ofrece la resurrección y la vida a través del Espíritu de Cristo (Jn.
11: 25-26; Ro. 8: 9-17; Col. 3: 1-4).
37: 24 Ver nota en 34: 23.
38: 2 Gog y Magog atacan, lo que apunta a la guerra final entre Dios y sus enemigos en Ap. 20: 8-
10.
38: 22 Cae fuego del cielo en Ap. 20: 9.
39: 17 La fiesta de sacrificios se retrata en Ap. 19: 17-21.
39: 29 Sobre el derramamiento del Espíritu, ver notas en 36: 27 y 37: 5.
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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

40: 2 La visión de un nuevo templo se basa en pasajes previos sobre el tabernáculo de Moisés (Éx.
25-40) y el templo de Salomón (1 R 5-8). El templo de Ezequiel es aún más glorioso y apunta a
diversas realidades: (1) la gloria en la que Dios habita con el hombre en Cristo (Jn. 1: 14); (2) el
cuerpo de Cristo, que es el templo (Jn. 2: 19-21); (3) la iglesia como templo (1 Co. 3: 16; Ef. 2: 20-22;
1 P 2: 5); (4) el cuerpo del creyente individual (1 Co. 6.19) y (5) Jerusalén la celestial (Ap. 21: 9-22:
5).
40: 6 Las puertas dan acceso a la presencia de Dios desde las cuatro direcciones. Este acceso
prefigura el acceso a Dios a través de Cristo, un acceso que se extiende a todas las naciones (He. 10:
19-22; Ap. 21: 12-13, 24-26).
40: 38 El holocausto, descripto en Lv. 1: 1-17; 6: 8-13, prefigura el sacrificio de Cristo (Ef. 5: 2; He.
10: 5-10 y nota en Lv. 1: 9). Dios da la visión a Israel (Ez. 43: 10-11) mediante el simbolismo que
pertenece al pacto mosaico, pero todo el simbolismo encuentra su culminación y cumplimiento en
Cristo (He. 8: 8-13).
40: 45 El sacerdocio que desciende de Aarón se describe en Lv. 9-10; 21-22; Nm. 3-4; 8; 17-18 y otros
pasajes. Este sacerdocio es una sombra y un símbolo, que se cumplirá en el eterno sacerdocio de
Cristo (He. 7: 23-8.6).
41: 2 La amplitud prefigura el libre acceso a Dios a través de Cristo (ver notas en 40: 2 y 40: 6).
42: 13 Comer las ofrendas santas prefigura el alimento espiritual en Cristo (Jn. 6: 53-58; ver nota en
Ez. 40: 45).
43: 3 3 La llegada de la gloria del Señor, como se describe en el capítulo 1, indica la bendición de su
presencia, y ofrece una solución a la partida de Dios en el capítulo 10. La presencia de Dios llega a
la iglesia como un templo a través· del Espíritu Santo (Hch. 2: 2-4; 1 Co. 3: 16).
43: 18 Sobre los holocaustos, ver nota en 40: 38.
44: 4 Ver nota en 43: 3.
44: 15 La santidad necesaria para servir a Dios prefigura la santidad de Cristo (He. 7: 23-8: 6; 9: 11-
28; ver nota en Ez. 40: 45).
45: 1 La expansión del área santa prefigura la santidad de la iglesia, que es una comunidad
internacional (Ap. 5: 9-10), y la santidad del cielo nuevo y la tierra nueva (Ap. 21: 1-22: 5).
45: 4 Sobre los sacerdotes, ver nota en 40: 45.
45: 7 Los príncipes como líderes de Israel pertenecen al simbolismo de la orden mosaica que Dios
usa en esta visión (ver notas en 40: 2 y 40: 38). Apuntan a los líderes en la iglesia (Ef. 4: 11; 1 P 5: 1-
5) y en el cielo nuevo y la tierra nueva. Cristo es el Señor supremo sobre todas las cosas (Ef. 1: 19-
23). El cumplimiento en Cristo transforma la naturaleza de la adoración y así desplaza las formas de
adoración que pertenecen a las sombras de la orden mosaica (He. 8: 1-9: 14).
45: 18 La purificación permanente se ha conseguido a través del sacrificio de Jesucristo hecho una
vez y para siempre (He. 10: 1-14).
45: 21 Cristo es nuestro cordero de la Pascua (1 Co. 5: 7; ver notas en Ez. 40: 38 y 40: 45).
46: 2 Sobre el príncipe y los sacerdotes, ver notas en 40: 45 y 45: 7.
47: 1 El agua refrescante de la presencia de Dios (ver Sal. 46: 4) prefigura el agua viva que Cristo
ofrece a través del Espíritu (Jn. 4: 10, 13-14; 6: 35; 7: 37-39; Ap. 22: 1-2).
47: 12 Los árboles prefiguran el árbol de la vida como símbolo de la bendición abundante de Dios
(Ap. 22: 2).
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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

47: 13 La herencia de la tierra con sus límites retoma el tema de Nm. 34, Jos. 14-19 y otros pasajes.
La tierra prefigura el cielo nuevo y la tierra nueva (He. 11: 13-16; Ap. 21: 1).
47: 22 La inclusión de extranjeros prefigura la inclusión de los gentiles en la bendición del evangelio
y la herencia de Abraham (Gá. 3: 9, 14, 26-29; 4: 28-31).
48: 1 Ver nota en 47: 13.
48: 21 Dios habita de manera perfecta en medio de su pueblo en Ap. 21.1-22.5.
Ver notas en Ez. 40: 2 y 40: 38.
48: 31 Las puertas se encuentran en Ap. 21: 12-13 (ver notas en Ez. 40: 2 y 40: 6).

Daniel
Daniel y sus amigos ejemplifican el conflicto entre el reino de Dios y Jos reinos de este mundo, un
conflicto que alcanzará su punto culminante en Cristo, tanto en su primera como en su segunda
venida.

1: 5 Daniel y sus amigos resisten la tentación de asimilar la cultura idólatra en la que están inmersos.
Cristo estuvo en este mundo, pero no cedió a la tentación (Mt. 4: 1-11; He. 4: 15) y estamos llamados
a seguir sus pasos (Jn. 17: 14-19; 1 P 2: 21).
1: 17 Daniel es como José (Gn. 40: 8; 41: 39) y prefigura la sabiduría de Cristo (1 Co. 1: 30; Col. 2: 3).
2: 11 Al responderle a Daniel, Dios muestra que es el verdadero Dios y anticipa el tiempo en que la
morada de Dios estará en la carne (Jn. 1: 14).
2: 24 Daniel también salva la vida de otras personas, lo que prefigura cómo Cristo nos salva (He. 2:
14-15).
2: 44 En los días del cuarto reino, el Imperio romano, el reino de Dios queda establecido por medio
de Cristo (Mt. 3: 2), especialmente por medio de su resurrección (Mt. 28.18; Ef. 1: 19-23).
3: 6 La imposición del culto falso anticipa las circunstancias con la bestia (Ap. 13: 12-15) y la
persecución contra la iglesia (Hch. 8: 1-3).
3: 18 La disposición a morir por la fe anticipa que Cristo está dispuesto a morir (Jn. 10: 17-18) y que
los cristianos están dispuestos a ser mártires (Hch. 7: 55-60; Ap. 6: 9; 12: 11).
3: 25 El que es como un “hijo de los dioses” es el Cristo preencarnado (comp. Ap. 1: 12-16). Cristo
se identifica con la persecución de los judíos y en su poder los protege.
3: 29 Librar de la muerte de una manera similar a la resurrección tiene corno consecuencia la
difusión del mensaje sobre el Dios verdadero. El mensaje pre, figura el mensaje del evangelio que
anuncia la resurrección de Cristo.
4: 9 La sabiduría y habilidad de Daniel para interpretar sueños es corno la de José (Gn. 41: 38). Daniel
actúa corno mediador y transmite sabiduría divina a Nabucodonosor, y así prefigura la mediación
excepcional de Cristo, que es la sabiduría de Dios (1 Co. 1: 30; Col. 2: 3).
4: 30 Nabucodonosor es humillado por el juicio de Dios. La manera en que se aplaca la soberbia
humana anticipa cómo se aplaca la soberbia cuando Dios trae salvación en Cristo (1 Co. 1: 26-31;
ver Dn. 4: 37).
5: 4 El juicio contra la idolatría anticipa el juicio final (Ap. 20: 11-15) y demuestra la soberanía de
Dios.
5: 11 Ver nota en 4: 9.

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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

5: 20 Ver nota en 4: 30.


6: 7 Ver nota en 3: 6.
6: 23 La manera en que Dios libra a Daniel es similar a la resurrección y prefigura la resurrección de
Cristo.
6: 26 Se difunde el mensaje sobre el Dios verdadero y eso prefigura la difusión del evangelio, que
anuncia la resurrección de Cristo (ver nota en 3: 29).
7: 3 Las cuatro bestias son cuatro reinos (v. 17), lo que corresponde a los cuatro reinos de 2: 36-40.
Características de las cuatro bestias se combinan en la bestia de Ap. 13: 1-8, lo que representa al
oponente final del pueblo de Dios.
7: 9 Características de esta manifestación de Dios reaparecen en Cristo (Ap. 1: 12-16), que es Dios
hecho carne (Jn. 1: 14).
7: 13 Jesús es el Hijo del Hombre (Mt. 24: 30; 26: 64).
7: 14 El dominio de Cristo se asocia con su resurrección y ascensión (Mt. 28: 18; Hch. 2: 33-35; Ef. 1:
20-22) y continúa hasta la consumación (Ap. 22: 1).
7: 21 La guerra contra los santos se describe en Ap. 11: 7; 13: 7-10.
7: 25 El período de “tiempo, y tiempos, y medio tiempo” (tb. en 12: 7) tiene un paralelo en la mitad
de la semana en 9: 27 y es la época de persecución de la iglesia en Ap. 11: 2, 3, 11; 12: 6, 14. Ver tb.
Dn. 8: 14 y 12: 11, 12 para otros posibles paralelos.
8: 9 El cuerno pequeño, Antíoco Epífanes, persiguió a los judíos fieles y profanó el templo (168 a.C.;
ver 8.23). Es figura del hombre de pecado, el anticristo final, el gran oponente del pueblo de Dios (2
Ts. 2: 3-4, 7-12; Ap. 12: 4).
9: 2 Ver 2 Cr. 36: 21; Jer. 25: 11 -12 y 29: 10.
9: 9 El perdón definitivo solo se obtiene en Cristo (Ro. 4: 6-8; Col. 1: 14).
9: 24 La expiación se obtiene en Cristo (He. 7: 23-8: 6; 10: 1-14). La justicia eterna viene tanto con
Cristo, el Salvador perfectamente justo (Hch. 3: 14), como con la justicia que imparte a su pueblo en
la justificación (Ro. 3: 23-26; 2 Co. 5: 21).
10: 6 La apariencia gloriosa, que refleja la gloria de Dios, prefigura la gloria de Cristo en Ap. 1: 12-
16.
10: 12 La intercesión de Daniel por Israel prefigura la intercesión de Cristo, el gran sumo sacerdote
(He. 7: 25).
10: 13 La guerra de ángeles prefigura la guerra espiritual del Apocalipsis (Ap. 12: 7-9).
11: 2 Los tumultos y las guerras en la tierra continuarán hasta el final (Mt. 24: 6-7; Ap. 6: 2-4) y nos
recuerdan la guerra espiritual, parte de la cual es invisible (Ap. 12: 7-9). En medio del caos,
únicamente Cristo ofrece la verdadera paz (Jn. 16: 33; comp. Fil. 4: 6-7; 1 Ts. 3.4).
11: 31 Ver nota en 8: 9
11: 35 El proceso de refinamiento apunta a cómo Dios refina a la iglesia (Ro. 5: 3-5; He. 12: 3-11; 1
P 1: 6-7).
11: 36 El rey es o bien el hombre de pecado de 2 Ts. 2: 3-4 o un anticipo de él.
12: 1 El libro se identifica como el libro de la vida del Cordero que fue inmolado (Ef. 1: 4; Ap. 13: 8;
17: 8), que garantiza la salvación de aquellos que pertenecen a Cristo.
12: 2 El poder de Cristo (Jn. 5: 27-29) controla la vida y el juicio final.
12: 3 El resplandor anticipa el resplandor de la nueva Jerusalén (Ap. 21: 22- 27; 22: 5).
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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

Oseas
La infidelidad de Israel requiere una solución permanente, que llegará con la fidelidad de Cristo
con el Padre y la fidelidad que Cristo obtiene de su pueblo a través del Espíritu. El amor de Dios
por Israel anticipa el amor de Cristo por la iglesia (Ef. 5: 25-27).

1: 1 Dios da las profecías en el período que se relata en 2 R 15-20 y 2 Cr. 26-32.


1: 2 El adulterio espiritual de Israel, también señalado en Jeremías (ver nota en Jer. 2: 2), es un acto
terrible de rebelión que debe llevar al juicio de Dios (Os. 1: 4). Sin embargo, Dios finalmente traerá
una solución en Cristo (1: 10; Ro. 9: 26). Cristo prepara a la iglesia como a una esposa fiel (Ef. 5: 25-
27).
1: 10 Fiel a la promesa que hizo a Abraham (Gn. 13: 16; 22: 17), Dios se acordará de Israel. El
recuerdo adquiere una forma sorprendente porque ahora incluye tanto a gentiles (Ro. 9.25-26)
como a judíos (Ro. 11: 25-32).
2: 3 Dios en un acto de justicia trae juicio sobre la infidelidad. Su justicia se manifiesta de manera
culminante en Cristo, por medio de quien nos escapamos de la condenación (Ro. 3: 23-26; 8: 1), y
su justicia se manifiesta en el juicio final (Ap. 20: 11-21: 8).
2: 14 El castigo y la restauración para Israel prefiguran el castigo y la resurrección de Cristo, el
verdadero Israel (Ro. 4: 25).
2: 23 Ver nota en 1: 10.
3: 1 El amor de Dios por los rebeldes prefigura su amor por los pecadores en Cristo (Ro. 5: 6-11).
4: 5 Sobre los falsos profetas, ver nota en Jer. 14: 14.
4: 10 Los falsos dioses no pueden ofrecer satisfacción. El fracaso muestra la insensatez de la falsa
adoración y apunta, en contraste, al único Dios verdadero, y en última instancia a su camino de
salvación en Cristo (Jn. 14: 6).
5: 4 La falta de conocimiento de Dios apunta, en contraste, al conocimiento verdadero, que en
última instancia se encuentra en Cristo (Jn. 14: 7; 17: 3).
5: 14 Ver nota en 2: 3
6: 2 6.2 La invitación a acercarse al Señor prefigura la invitación del evangelio (Hch. 16: 31; 17: 30-
31). La vida que se concede en el tercer día prefigura la resurrección de Cristo como la fuente de
vida para su pueblo (Col. 3: 1-4).
6: 3 A Dios se lo conoce verdaderamente en Cristo (Mt. 11: 27; Jn. 14: 6; 17: 3).
6: 6 Jesús enseña la centralidad de la misericordia (Mt. 9: 13; 12: 7).
7: 5 El rey y los príncipes pecan junto al pueblo, lo que apunta a la necesidad de un rey fiel. Cristo
es el rey fiel del linaje de David (Mt. 1: 1-16).
8: 13 Dios castiga en su justicia. Como el pueblo rompió su pacto, Dios ya no los libra de Egipto, que
era un aspecto del pacto de redención. Es necesaria una redención más grande, que se encontrará
en Cristo (Mt. 2: 15; He. 8: 8-13).
9: 10 La apostasía actual de Israel repite la antigua apostasía en Baal-peor (Nm. 25: 1-5), lo que
apunta a la necesidad de una solución permanente y un cambio de actitud permanente, que se
alcanzarán en Cristo (He. 8: 8-13).
10: 6 Ver nota en 4: 10.

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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

10: 8 El temor de la ira de Dios prefigura el carácter temible del juicio final (Lc. 23: 30; Ap. 6: 16).
10: 12 La plena justicia se obtiene en Cristo (Ro. 3: 23-26; 8: 1-4).
11: 1 Israel, llamado “hijo” de Dios en Éx. 4: 22 (ver Dt. 8: 5), salió de Egipto en el éxodo (Éx. 14). El
traslado de Israel prefigura el traslado de Cristo (Mt. 2: 15), que es el Hijo fiel (Mt. 3: 17), mientras
que Israel fracasó como hijo de manera reiterada (Os. 11: 2).
11: 11 Sobre la restauración del exilio, ver nota en Is. 35: 10.
12: 2 Los castigos de Dios son el resultado de su justicia, lo que prefigura la justicia del juicio final
(Ap. 20: 11-15). Tales demostraciones de justicia dejan clara la necesidad del perdón a través de la
propiciación de Cristo (1 Jn. 2: 1-2).
13: 14 La amenaza de muerte como castigo por el pecado (Ro. 6: 23) finalmente encuentra respuesta
a través de la resurrección de Cristo (Jn. 11: 25-26; 1 Co. 15: 55-57; He. 2: 14-15).
14: 1 El mandato de arrepentirse anticipa el mandato de arrepentirse en el evangelio (Hch. 2: 38).
14: 5 La promesa de bendición prefigura las bendiciones de salvación en Cristo (Ef. 1: 3-14; ver nota
en Is. 27: 6).

Joel
El día del Señor, el día de la venida de Dios (ver nota en Is. 13: 6), trae juicio por el pecado, pero
también incluye bendición. Ambos aspectos se cumplen tanto en la primera venida como en la
segunda venida de Cristo.

1: 4 Dios envió una plaga de langostas a los egipcios en la época de Moisés (Éx. 10: 1-20). Sin
embargo, la plaga en el día de Joel viene sobre el propio pueblo de Dios a causa de sus pecados (ver
Dt. 28: 38). Muestra la necesidad desesperada de recibir el perdón en Cristo y prefigura la plaga de
langostas que precede al juicio de la segunda venida (Ap. 9: 1-11).
1: 13 Ver nota en 2: 12.
1: 15 El día del Señor, el día cuando Dios aparece, es un día de juicio (ver nota en Is. 13: 6).
2: 12 El llamado a arrepentirse anticipa el llamado del evangelio a arrepentirse (Hch. 2: 38).
2: 18 Cristo recibe a los pecadores arrepentidos (Lc. 5: 32; 15: 7).
2: 28 La bendición culminante es el derramamiento del Espíritu, que ocurre en Pentecostés (Hch.2:
16-21).
2: 32 La predicación del NT invita a los oyentes a ser salvos por el nombre de Cristo (Hch. 2: 38-41;
Ro. 10: 13; ver Hch. 4: 12).
3: 13 En la segunda venida Dios ejecuta su juicio (Ap. 14: 14-20).
3: 15 La luz se oscurecerá durante la segunda venida como parte del juicio de Dios (Mt. 24: 29-31;
Ap. 6: 12; ver Ap. 8: 12). El oscurecimiento durante la crucifixión también indica juicio (Mt. 27: 45).
3: 17 La santidad de Jerusalén se perfecciona en la consumación (Ap. 21 27).

Amós
Dios viene a Israel tanto con un juicio al pecado como con promesas de restauración. El juicio y la
restauración anticipan la crucifixión y la resurrección de Cristo, y también el juicio final (Ap. 20:
11-15). La exigencia de justicia se cumple en la justicia de Cristo (Ro. 8: 1-4).

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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

1: 1 Dios da las profecías durante el período que se relata en 2 R 14: 23-15: 7.


1: 2 El poder de la palabra de Dios en el juicio anticipa el poder de la palabra de Cristo, tanto en su
primera venida como en su segunda venida (Jn. 12: 48- 50; Ap. 19: 15, 21).
1: 3 Damasco, la capital de Siria, es juzgada, lo que prefigura el juicio final sobre los enemigos de
Dios (Ap. 20: 11-15). Sobre la muestra de la justicia de Dios en el juicio, ver notas en Lm. 1: 5 y Ez.
18: 4.
2: 4 Dios no pasa por alto los pecados de su propio pueblo, sino que los llama a rendir cuentas como
lo hizo con las demás naciones (1: 3-2: 3). Él demuestra su imparcialidad (Ro. 2: 11-16). Todos están
sujetos a la maldición por su desobediencia, y la única manera de escapar se encuentra en Cristo
(Gá. 3: 13-14; Ro. 3: 9-31).
3: 2 Los que tienen privilegios superiores están expuestos a un castigo mayor (Lc. 12: 48). El principio
se muestra en la culpa que se atribuye a los judíos que rechazan a Cristo (Mt. 11: 20-24; Jn. 15: 22-
25).
3: 8 Ver nota en 1: 2.
3: 10 La exigencia de justicia es una parte integral de la ley de Dios. La justicia debe cumplirse en la
justicia de Cristo (Ro. 1: 17; 2 Co. 5: 21) y en sus seguidores (Ro. 8: 1-4).
3: 12 Sobre el remanente, ver nota en Is. 1: 9 y 6: 13.
4: 6 La obstinación, al igual que la obstinación de Faraón en el éxodo, aumenta la culpa. La
obstinación caracteriza la historia de Israel y llega a su punto culminante en el rechazo de Cristo
(Hch. 7: 51-53; ver nota en Is. 29: 13). Los juicios sobre Israel se profetizaron en Dt. 28: 15-68.
5: 18 Las personas esperaban que el día del Señor significara juicio contra los enemigos de Israel.
Pero este implica el juicio sobre los pecadores universal- mente, lo que incluye a Israel. Ver notas
en 2: 4; Is. 13: 6 y 13: 9.
5: 27 El exilio del reino del norte a tierras más allá de Damasco y luego el del reino del sur a Babilonia
prefiguran el juicio final.
6: 1 Dios juzga la soberbia y la autoconfianza, lo que anticipa el juicio contra la soberbia del ser
humano en el evangelio (1 Co. 1: 26-31).
7: 3 El Señor en su misericordia no destruye, sino que purifica a su pueblo. Su misericordia anticipa
la misericordia que se manifestará en Cristo (Mt. 9: 27).
8: 9 El oscurecimiento es un símbolo de juicio, lo que prefigura el juicio en la crucifixión (Mt. 27: 45)
y en la segunda venida (Mt. 24: 29-31; Ap. 6: 12; ver Joel 3: 15 y Ap. 8: 12).
9: 1 La imposibilidad de escapar prefigura la universalidad del juicio final (Ap. 20: 11-15).
9: 8 Sobre el remanente, ver 3: 12 y notas en Is. 1: 9 y 6: 13.
9: 11 La casa de David es levantada cuando Cristo resucita.
9: 12 Cuando Cristo resucita, las naciones (gentiles) pasan a estar incluidas. en las bendiciones de
Dios, en cumplimiento de la promesa dada a Abraham (Gn. 12: 3).

Abdías
El juicio contra Edom, un enemigo tradicional de Israel, contribuye a la bendición del pueblo de
Dios. El juicio y la reivindicación prefiguran la reivindicación de Cristo y los juicios contra sus
enemigos, tanto en su primera venida como en su segunda venida.

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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

3 Dios juzga la soberbia del ser humano, lo que anticipa el juicio del evangelio sobre la soberbia (1
Co. 1: 26-31).
10 Los que atacan al pueblo de Dios en última instancia serán destruidos en el juicio final (Ap. 20:
11-15).
15 Sobre el día del Señor, ver nota en Is. 13: 6. Sobre el principio de retribución justa, ver nota en
Pr. 1: 18.

Jonás
El rescate de Jonás de la muerte prefigura la resurrección de Cristo (Mt. 12: 39-40). El
arrepentimiento de los ninivitas prefigura el arrepentimiento de los gentiles que responden al
evangelio (Mt. 28: 18-20; Lc. 24: 47).

1: 15 La salvación de los marineros por medio del sacrificio de Jonás prefigura la salvación de las
naciones por medio de la muerte de Cristo (1 Jn. 2: 2).
1: 17 Jonás está bajo el mar, lo que simboliza el reino de la muerte. Su estado prefigura la muerte
de Cristo (Mt. 12: 40).
2: 6 El rescate de Jonás de la muerte prefigura la resurrección de Cristo de los muertos (Mt. 12: 40).
3: 5 Los gentiles se arrepienten en respuesta a la predicación de Jonás, que de manera figurada ha
sido rescatado de la “muerte” en el vientre del pez. Los gentiles se arrepienten en respuesta a la
predicación de la resurrección de Cristo (Mt. 28: 18-20).
3: 10 El arrepentimiento de los gentiles contrasta con la repetida falta de arrepentimiento por parte
de Israel (Mt. 12: 41; 21: 43).
4: 11 La misericordia de Dios se muestra en abundancia en el evangelio y en la salvación de los
gentiles que no merecen nada (Ro. 9: 30-31; 11: 30).

Miqueas
Dios pronuncia un juicio sobre Israel, lo que prefigura el juicio final (Ap. 20: 11-15) y el juicio que
recayó sobre Cristo (Gá. 3: 13). ti promete bendición por medio del Mesías, lo que anticipa las
bendiciones de la salvación en Cristo (Ef. 1: 3-14).

1: 1 Dios da las profecías durante el período que se relata en 2 R 16-20 y 2 Cr. 27-32.
1: 5 Dios en su justicia no puede pasar por alto los pecados de su pueblo. El castigo prefigura el
castigo del juicio final (Ap. 20: 11-15) y el castigo sustitutivo que cargó por su pueblo (1 P 2: 24).
2: 3 Sobre el juicio del orgullo humano, ver notas en Is. 2: 11; Ez. 31: 14 y Am. 6: 1.
2: 12 Sobre el remanente, ver notas en Is. 1: 9 y 6: 13.
3: 5 Sobre los falsos profetas, ver nota en Jer. 14: 14.
3: 12 Sobre la destrucción de la ciudad santa, ver nota en Sal. 74: 3.
4: 1 La exaltación del nombre de Dios se logra en Cristo (ver nota en Is. 2: 2).
5: 2 El Mesías debe nacer en Belén (Mt. 2: 1-6).
5: 8 Sobre el remanente, ver 2.12 y notas sobre Is. 1: 9 y 6: 13
6: 2 Israel no se escapa del juicio por sus pecados. Este juicio prefigura la justicia y rigurosidad del
juicio final (Ap. 20: 11-15).

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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

6: 8 Los sacrificios no pueden reemplazar la necesidad de la justicia y la bondad. El énfasis en la


justicia verdadera anticipa la enseñanza de Jesús (Mt. 5: 23-24; 9: 13; 15: 10-20) y se cumple en la
propia justicia de Jesús (Hch. 3: 14; Ro. 8: 1-4).
7: 6 La traición a nivel familiar en Israel anticipa la traición familiar que deriva de la resistencia a
Cristo (Mt. 10: 35-36).
7: 18 El perdón se obtiene en Cristo (Ro. 3: 23-26; 1 Jn. 2: 2). Sobre el remanente, ver notas en Is. 1:
9 y 6: 13.

Nahúm
El juicio sobre Nínive, un enemigo tradicional del pueblo de Dios, prefigura el juicio final y la
liberación definitiva de la opresión (Ap. 20: 11-21: 8).

1: 15 La buena noticia de la liberación de la opresión de Nínive prefigura las buenas nuevas de la


liberación eterna del pecado y de la muerte en el evangelio (Is. 52: 7; Mr. 1: 1; Ro. 1: 1).
2: 3 El ataque y la destrucción de Nínive prefiguran la guerra de Dios a través de Cristo contra sus
enemigos fundamentales (Mt. 12: 29; Lc. 10: 17; 19; Jn. 12: 31; Ap. 19: 11-21; 20: 7-10).
3: 4 El castigo de Nínive prefigura el castigo de la seducción idolátrica de Babilonia, la ramera (Ap.
17: 1-6; 18: 1-3).

Habacuc
La manera en que Dios usa a una nación malvada para traer su justicia anticipa cómo usará a
opositores malvados para lograr su propósito en la crucifixión de Cristo.

1: 4 La perversión de la justicia en el triunfo de los malvados prefigura el triunfo temporario de los


malvados en la crucifixión de Cristo.
1: 5 La manera increíble en que Dios usa a un pueblo perverso, los caldeos, prefigura la manera
increíble en que Dios usa la injusticia de la crucifixión de Cristo para la salvación.
1: 13 En la crucifixión de Cristo los líderes malvados destruyeron a Cristo, el justo.
2: 4 La persona justa confía en Dios; cree que las promesas de Dios son verdaderas v, que él cumplirá
sus propósitos justos. Esta confianza anticipa la confianza en Cristo (Ro. 1: 17; Gá. 3: 11; He. 10: 37-
8), en quien se cumplen las promesas de Dios (2 Co. 1: 20).
2: 8 Sobre el principio de retribución justa, ver nota en Pr. 1: 18
2: 16 Sobre el cáliz de la ira de Dios, ver nota en Jer. 25: 15.
3: 13 Dios parece traer salvación a su pueblo y al rey ungido. La salvación llega cuando Dios aparece
en Cristo (Jn. 1: 14; 14: 9), cuando Cristo, el rey ungido, es salvado de la muerte en su resurrección,
y cuando su pueblo recibe salvación a través de Cristo.

Sofonías
Los juicios sobre las personas malvadas anticipan el juicio final (Ap. 20: 11-15) e indican la
necesidad de la obra de Cristo y su expiación del pecado para salvarnos del juicio (ver nota en Is.
13: 9).

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Conociendo la Espada del Espíritu – Primera Parte.

1: 1 Dios da las profecías durante el período que se relata en 2 R 22-23 y 2 Cr 34-35.


1: 2 Dios en su santidad es celoso en cuanto a erradicar todo el mal. Su compromiso anticipa el juicio
final y la renovación que se producirá en la consumación (2 P 3: 10-13; Ap. 21: 1).
1: 7 Sobre el día del Señor, ver nota en Is. 13: 6.
2: 3 El llamado a la humildad prefigura el llamado del evangelio a arrepentirse y convertirse al Señor
(Hch. 2: 38) y el llamado a evitar la ira venidera (Hch. 17: 30-31).
2: 9 Sobre el remanente, ver notas en Is. 1: 9 y 6: 13.
2: 10 Sobre el castigo de la soberbia, ver nota en Ez. 31: 14.
3: 15 La liberación de los juicios y la maldición llega con Cristo (Ro. 8: 1; Gá. 3: 13-14). Cristo es el
Señor que está en medio de nosotros (Mt. 1: 23; Jn. 1: 14) y que ahora habita en la iglesia por medio
del Espíritu (Jn. 14: 20; Ro. 8: 9-10).

Hageo
La reedificación del templo prefigura la edificación de los templos del NT, de la iglesia (1 Co. 3: 16;
Ef. 2: 20-22) y de la nueva Jerusalén (Ap. 21: 9-22: 5).

1: 1 Dios da las profecías durante el período que se relata en Esd. 5-6 (ver Esd. 5: 1 y 6: 14).
1: 2 La casa del Señor simboliza su presencia y apunta a Cristo como templo (Jn. 1.14; 2.19-21), la
iglesia como templo (1 Co. 3: 16; Ef. 2: 20-22) y la morada de Dios en la nueva Jerusalén (Ap. 21: 3;
21: 22-22: 5).
1: 3 La promesa de estar con el pueblo anticipa cómo Dios está con su pueblo en Cristo (Mt. 1: 23,
“Emanuel”) y a través del Espíritu de Cristo (Ro. 8: 9-10; 1 Co. 3: 16).
2: 4 Nuestra obra no es en vano en el Señor (1 Co. 15: 58; Fil. 2: 12-13).
2: 6 Dios hace temblar el viejo orden, lo que muestra que debemos depositar nuestra esperanza en
su reino inconmovible en Cristo (He. 12: 26-28).
2: 7 2.7 La gloria definitiva de Dios se encuentra en Jesucristo (Jn. 1: 14; Ap. 21: 22-23).

Zacarías
La reedificación en la época de la restauración del exilio prefigura la salvación eterna que proviene
de Cristo.

1: 1 Dios da las profecías durante el período que se relata en Esd. 5-6 (ver Esd. 5: 1 y 6: 14).
1: 3 El llamado a volver prefigura el llamado del evangelio a arrepentirse y acercarse a Dios (Hch. 2:
38; 17: 30-31).
1: 16 La misericordia hacia Jerusalén prefigura la misericordia hacia los pecadores en Cristo (Lc. 5:
32).
2: 5 La gloria de Dios se manifiesta en Jesucristo (Jn. 1: 14; 17: 1-5; Ap. 21: 22-27).
2: 11 Sobre la venida de las naciones, ver notas en Is. 2: 2; 11: 10 y 42: 6.
3: 4 La eliminación de la iniquidad simboliza la justificación en Cristo (Ro. 3: 23-26; 5: 1).
3: 8 El Renuevo es el Mesías (basado en Is. 11: 1).
4: 6 El Espíritu de Cristo ofrece una provisión permanente de poder y luz (Jn. 16: 13-15; Ro. 8: 9-13).

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5: 3 Podemos escapar de la maldición del pecado a través de Cristo, quien llevó la maldición por
nosotros (Gá. 3: 13-14).
6: 12 Sobre el Renuevo, ver notas en 3: 8 e Is. 11: 1.
6: 13 Cristo edifica el templo, la iglesia (Mt. 16: 18; 1 Co. 3: 10-16).
7: 9 La importancia fundamental de la justicia, en lugar del sacrificio, aparece en 1 S 15: 22-23, Am.
5: 21-27; Mi. 6: 7-8 y Mt. 9: 13, y resalta la superioridad de la justicia de Cristo sobre todos los
sacrificios de animales (He. 10: 1-14).
8: 3 Sobre la morada de Dios, ver nota en Hag. 1: 2.
8: 11 Sobre el remanente, ver notas en Is. 1: 9 y 6: 13.
8: 22 Sobre la venida de las naciones, ver notas en Is. 2: 2 y 11: 10.
9: 9 Jesús, el rey, viene a Jerusalén sobre un asno (Mt. 21: 1-9).
10: 9 La restauración del exilio prefigura la salvación final y la vida en Cristo (Jn. 6: 35; 14: 6).
11: 10 La falta de fidelidad lleva a que se anule el pacto, lo que indica que se hace necesario un
nuevo pacto (He. 8: 8-13).
11: 12 Treinta piezas de plata es el pago que se relaciona con repudiar al Señor como verdadero
pastor. Anticipa el pago que recibió Judas (Mt. 26: 15; 27: 9-10).
12: 10 El arrepentimiento implica mirar al Mesías crucificado (Jn. 3: 14-15; 19: 37).
13: 1 La limpieza del pecado proviene de Cristo (1 Jn. 2: 1-2).
13: 7 Los discípulos se dispersan en el momento en que Cristo, el pastor, es crucificado (Mt. 26: 31).
14: 8 Las aguas vivas se encuentran en Cristo (Jn. 4: 10; Ap. 22: 1; ver nota en Ez. 47: 1).
14: 20 La santidad se encuentra en Cristo (Hch. 2: 27; He. 7: 26) y en la nueva Jerusalén que él
establece (Ap. 21: 22-22: 5).

Malaquías
La desobediencia y la transigencia se eliminan con la venida de Cristo y su purificación.

1: 2 El amor soberano de Dios por Jacob prefigura la soberanía de su amor por los escogidos (Ro. 9:
1-29).
1: 7 El peligro de despreciar a Dios continúa en la iglesia en la Cena del Señor (1 Co. 10: 21).
2: 8 La corrupción del pacto muestra la necesidad de un nuevo pacto (He. 8: 8-13) y un sacerdote
perfecto (He. 7: 11-8: 6).
3: 1 Juan el Bautista es el mensajero que prepara el camino a Cristo, quien es el Señor, el mensajero
del pacto (Mt. 11: 10-11).
3: 7 Sobre el llamado al arrepentimiento, ver nota en Jer. 18: 11.
4: 1 Sobre el día del Señor, ver nota en Is. 13: 6.
4: 6 Juan el Bautista prepara los corazones para la venida del Señor en la persona de Cristo (Lc. 1:
17).

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Bibliografía

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