Terapia artística

Revista de la Asociación Estadounidense de Terapia de Arte

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Regulación afectiva, neuronas espejo y la tercera

mano: formulación de intervenciones de arte
empático consciente

Michael Franklin PhD, ATR-BC

Para citar este artículo: Michael Franklin PhD, ATR-BC (2010) Regulación afectiva, neuronas espejo y la
tercera mano: formulación de intervenciones de arte empático consciente, arteterapia, 27: 4, 160-167, DOI:
10.1080 / 07421656.2010.10129385

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Publicado en línea: 22 de abril de 2011.

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 Arteterapia: Revista de la Asociación Estadounidense de Arteterapia, 27 (4) págs. 160-167 © AATA, Inc. 2010

artículos

Regulación afectiva, neuronas espejo y la tercera mano:

formulación de intervenciones de arte empático consciente

Michael Franklin, Boulder, CO

Resumen
La empatía visual a través de intervenciones de arte empático se
discute en este artículo con respecto a la teoría del apego; investigación
reciente sobre el sistema de neuronas espejo; arte, empatía y atención plena;
y una estrategia artística para elaborar intervenciones de tercera mano
(Kramer, 1986). La viñeta de un caso demuestra el uso aplicado por el
terapeuta de arte de las respuestas de las artes visuales que ayudan a
organizar información compleja y reflejan el centro emocional de las
comunicaciones de un cliente. Con una armonización cuidadosa, los
terapeutas de arte pueden desarrollar formas estéticas únicas de resonancia
empática que ayudarán a los clientes a sentirse profundamente vistos y
desarrollar empatía por ellos mismos y compasión por los demás.
Introducción
Las intervenciones de arte empático pueden entenderse a través de los
lentes de la teoría del apego, la investigación neurocientífica reciente sobre el
sistema de neuronas espejo y la meditación basada en la atención plena. Los
terapeutas de arte han discutido el valor del arte de respuesta posterior a la
sesión del terapeuta (Fish, 2008; Moon, 1999), así como el dibujo junto a los
clientes dentro de una sesión (Haeseler,
1989). El enfoque de este artículo es una forma específica de arte
sintonizado empáticamente realizado dentro de una sesión a través de
estrategias de “tercera mano” (Kramer, 1986), que ayudan a los clientes
a regular sus emociones y desarrollar relaciones interpersonales.
De particular importancia para las teorías del apego, el
arte y la empatía es el descubrimiento del sistema de neuronas
espejo (Gallese, 2003; Gallese, Keysers y Rizzolatti, 2004).
Investigaciones recientes han sugerido que un mecanismo de
espejo neural evolucionado en humanos y primates permite
una comprensión “como si” encarnada entre el observador y lo
observado, que accede a los estados mentales y sentimentales
de otros (Gallese, 2008). Una comprensión emergente de las
estructuras de espejo neurológico apunta hacia "la primera
perspectiva unificadora de la base neural de la cognición social"
Nota del editor: Michael Franklin, PhD, ATR-BC, es profesor en el
Departamento de Psicología de Consejería Transpersonal y Director del
Programa de Terapia de Arte para Graduados de la Universidad de
Naropa en Boulder, CO. El material de este artículo se presentó en la
Conferencia Anual de 2006 de la Asociación Estadounidense de Terapia
de Arte. La correspondencia puede dirigirse al autor en
michaelf@naropa.edu
(Gallese et al., 2004, pág. 401). Sin embargo, mucho antes del
descubrimiento del sistema de neuronas espejo, los
investigadores de finales del siglo XIX y principios del XX
estudiaban la relación entre la empatía y el arte (Mallgrave e
Ikonomou, 1994; Titchener, 1909).
Antecedentes históricos de empatía y
arte
Jahoda (2005) esbozó una revisión histórica del arte, la
simpatía y la empatía en su análisis de la investigación realizada
por Robert Vischer, Theodore Lipps, Edward Titchener y Vernon
Lee. Lipps anticipó la teoría Gestalt del isomorfismo (Arnheim,
1966) al reconocer la similitud entre cómo un oyente percibía los
patrones estructurales en la música y cómo un oyente
experimentaba los efectos emocionales de la música. Notó un
fenómeno similar al ver objetos. Las observaciones de Lipps
abordaron la “empatía simpática”, que Arnheim (1966) discutió
como una forma de “resonancia basada en el isomorfismo”
presente en las artes (p. 66). Esta intrigante observación se
correlaciona con ideas que se encuentran en la teoría del apego,
como la intersubjetividad y la investigación emergente sobre las
neuronas espejo. En la teoría del apego, la intersubjetividad se
define como compartir estados subjetivos con otra persona a
través de la sintonía emocional. De manera similar, un artista se
sintoniza con su sujeto sintiendo empáticamente el objeto
fenomenológico.
Lipps fue un destacado teórico que influyó en el pensamiento
psicoanalítico temprano y en la fenomenología. Consideró cómo
las obras de arte, a través de su contemplación, podrían entrar y
fusionarse con varios estados en el observador (Jahoda,
2005), o “transportar” al observador a una imagen. Esta cualidad de
transferencia, o proyección emocional, está relacionada con la
imitación estética y la estética.einfuhlungLee, 1912), lo que
significa sentir instintivamente y proyectarse intencionalmente
dentro o dentro de algo fuera de uno mismo.
Esta proyección intersubjetiva en el estado de otra persona u obra
de arte es posible gracias a la dimensionalidad flexible de las imágenes
en sí. El colega de Lipps, Lee (1912), notó, por ejemplo, que una persona
podía relacionarse subjetivamente con las formas visuales en el arte a
pesar de que existen como formas inertes. Las percepciones
intersubjetivas del espectador conjugan significado a medida que se
contemplan las formas visuales y el contenido.

160
 FRANKLIN
Según Jahoda (2005), Lipps reconoció que hay formas
de conocer más allá de lo que comunican los sentidos. No
se puede acceder a las emociones a través de los sentidos
del mismo modo que el olfato o el gusto alcanzan la
conciencia; más bien, llegamos a conocer la emoción de
otro al permitir que nazca dentro de nosotros. Así, en su
esencia, la empatía es instintivamente una práctica
intersubjetiva e imaginal de entrar en el mundo de otro.
Esta conciencia puede correlacionarse con lo que ahora se
conoce sobre el sistema de neuronas espejo; es decir, las
acciones cuidadosamente observadas, como las que se ven
en otra persona que crea arte, se fusionarán
instintivamente con el observador a niveles neuronales
sutiles (Gallese, 2008; Gallese et al., 2004). Para Lipps, esta
progresión de eventos sucedió a través de un proceso de
imitación estética. Además,
Trabajo de Vischer asociado einfuhlung con la apreciación
perceptiva de los estímulos basados en el arte a través de la
“proyección emocional” (Jahoda, 2005, p. 153). Vischer observó que
en los niveles más altos de percepción intencional, el yo sensorial
se "satura de sentimiento" cuando se proyecta en el objeto focal (p.
154). Su investigación psicológica exploró cómo el ego puede
penetrar en un objeto como una forma de tender un puente sobre
la noción de "otredad" (Mallgrave & Ikonomou, 1994, p. 26).
Al final de su resumen de estas discusiones
históricas de simpatía y empatía o einfuhlung, Jahoda
(2005) abordó la complejidad de comprender procesos subjetivos
inobservables y escribió que solo podrían entenderse
completamente mediante “estudios neuropsicológicos” (p. 162).
Con su trabajo pionero sobre las neuronas espejo, los
investigadores en neurociencia han podido identificar una visión
de la empatía “centrada en nosotros” (Cozolino, 2002; Gallese,
2003, 2008; Gallese et al., 2004). Según Gallese
(2008), la experiencia centrada en nosotros parece tener lugar a
través de un sustrato neuronal compartido en lugar de solo a
través de una analogía. Además, esta experiencia empática se basa
en una “simulación encarnada” que da como resultado una
comprensión relacional “como si” (p. 771). Con respecto al we-
centrismo de las neuronas espejo, Cozolino (2002) postuló que el
sistema de neuronas espejo podría ayudar a organizar y
sincronizar varios comportamientos grupales como el baile. Esta
teoría apoya lo que parece ser una conexión entre el ego sensorial
empático descrito por Lipps y Vischer y la capacidad de
sincronización del sistema de neuronas espejo que se puede
encontrar en las experiencias de arte grupal basadas en el estudio.
Dimensiones sociales del arte centradas en nosotros
Cuanto más compleja sea la existencia social de los
mamíferos, más "arquitectura cortical frontal" habrá (Siegel,
2007, pág. 36) para apoyar la evolución mental del significado
cultural. El cerebro no ha cambiado en 40.000 años; más bien, la
mente, tal como se expresa a través de las vías neurales del
cerebro, es lo que ha evolucionado en el intercambio
intergeneracional de significado cultural (Siegel, 2007). La mente
requiere un proceso regulador incorporado y relacional de
“monitorear y modificar” (Siegel, 2010, p. 25). En este sentido, la
mente encarnada se fusiona naturalmente con las artes en la
creación de la cultura.
161
Dissanayake (1992) observó que los precursores de las bellas artes
se encuentran en la práctica humana atemporal de crear objetos. Ella
creía que el comportamiento estético está integrado en nuestra especie
como una necesidad de “hacer especial” (p. 173). Los objetos no se
crean por sí mismos, sino más bien para la vinculación comunitaria; por
lo tanto, las conexiones sociales se refuerzan mediante el uso de
objetos durante los rituales concebidos para apoyar las necesidades
colectivas. El ritual comunitario se convierte en un adhesivo
galvanizador que ayuda a que la cultura se forme y evolucione.
Para que estos rituales se lleven a cabo, se necesita un
compromiso físico con los materiales y procesos para
manifestar los objetos involucrados. La forma en que los
humanos han usado nuestras manos a lo largo del tiempo es
importante para rastrear los elementos sociales y neurológicos
de la evolución, dado que una cantidad significativa de espacio
en el cerebro está dedicada a las manos ya la percepción visual
(Wilson, 1998). En su libroLa mano: cómo su uso da forma al
cerebro, el lenguaje y la cultura humana, Wilson (1998)
describió mostrar videoclips de músicos con manos lesionadas
a una audiencia de músicos con manos ilesas. Algunos
miembros de la audiencia tuvieron fuertes respuestas
viscerales. Es posible que los espectadores sintieran una fuerte
sensación de resonancia intersubjetiva por los músicos heridos
retratados en el video, y tal vez incluso experimentaron un
pánico inducido por el sistema de neuronas espejo. Es decir,
los observadores pueden haber entendido e incluso
experimentado la condición de las manos lesionadas de los
músicos a un nivel neural incorporado (Gallese et al., 2004)
junto con la cognición intersubjetiva de "comprensión de la
acción" (observar que otros interpretan ). Dentro de este
escenario, el observador y el observado comparten una
comprensión mutua más allá de las conjeturas abiertas.
Bastante,
Este ejemplo de resonancia centrada en nosotros sugiere
varias posibilidades. Si es cierto que las fuertes respuestas
viscerales de los espectadores al video fueron un reflejo de una
deprimente identificación neutral con las lesiones observadas en el
video, entonces lo contrario también es concebible y apoya la
hipótesis de este artículo: Condiciones visuales podría diseñarse
para cultivar formas de resonancia “como si” para servir a la
comunicación empática dentro de la relación terapéutica.
Teoría del apego, regulación del afecto y
arte empático
La teoría del apego temprano generalmente se basa en el
trabajo de René Spitz, John Bowlby y Mary Ainsworth. Bowlby's
(1980) el trabajo se derivó de diversas teorías en psicoanálisis,
etología, psicología cognitiva y psicología del desarrollo. Su
formulación de la teoría del apego enfatizó la dinámica del
cuidado receptivo. La relación receptiva apoya el desarrollo
saludable al contener los estados afectivos y promover la
discriminación necesaria para mantener la proximidad a las
figuras de apego. Los vínculos de apego, según Bowlby, están
activos durante todo el ciclo de vida y sirven a las necesidades
de regulación biológica y psicológica. Debido a que las
emociones potentes pueden "surgir durante la formación, el
mantenimiento, la ruptura y la renovación de las relaciones de
apego" (1980, p. 40), es
162 AFECTAR LA REGULACIÓN Y EL ARTE EMPÁTICO
Es importante regular estos estados afectivos para fomentar un
apego seguro. Como sugiere este artículo, la creación de arte
ayuda a modular estas emociones concomitantes.
Más recientemente, la teoría del apego se ha convertido en
una lente principal para comprender las dimensiones
psicobiológicas del comportamiento humano a lo largo del
desarrollo. Schore (2000, 2003; Schore & Schore, 2008) abordó
cómo una relación terapéutica productiva basada en la sintonía es
similar a la sincronía afectiva que ocurre entre los bebés y sus
cuidadores. De manera análoga a un buen padre, el terapeuta se
adapta a los intercambios intersubjetivos cambiantes de sintonía,
desajuste y reajuste que forman la base de la alianza terapéutica.
El resultado es una relación que tiene como objetivo regular los
estados de excitación a través del seguimiento empático. Schore
(2003) explicó que “existe un estado de resonancia cuando la
subjetividad del terapeuta está en sintonía empática con el estado
interno del paciente” (p. 51). Creía que esta resonancia “amplifica
interactivamente, tanto en intensidad como en duración, el estado
afectivo de ambos miembros de la díada” (p. 51). Como tal, es una
variable significativa en la organización del cerebro y los procesos
reguladores del sistema nervioso central necesarios para las
relaciones saludables.
Los artistas utilizan la sintonía empática intersubjetiva
cuando cultivan la comprensión subjetiva y objetiva de un
tema. Tanto en el buen retrato como en el trabajo mural, por
ejemplo, el artista busca formas estéticamente honestas y
precisas para mantener estados emocionales fluctuantes. El
artista que se especializa en el retrato debe traducir en una
sola imagen las capas de la historia del sujeto llevadas en el
paisaje del cuerpo y el rostro. Al mirar de cerca y representar el
rostro de otra persona, los artistas ven, sienten e imaginan los
orígenes de donde se originaron estas expresiones. Algunos
artistas de murales practican una sintonía similar a nivel
colectivo al crear un retrato cultural que localiza y representa
con éxito el centro emocional de la comunidad.
Las teorías del apego generalmente consideran que el
comportamiento social instintivo está al servicio de
funciones biológicas y evolutivas de supervivencia
(Cozolino, 2006; Siegel, 2007, 2010). Debido a que la
infancia es preverbal, la mayor parte de la comunicación de
apego tiene lugar a través de gestos, caricias, tonos de voz,
esencias y miradas (Schore, 2003). Estas vías sensoriales, al
parecer, establecen un modelo para formas de regulación
multisensoriales y potencialmente estéticas. La mirada
mutua sostenida, por ejemplo, ayuda a un bebé a
organizar y regular los afectos cada vez que un cuidador
sensible evalúa cuidadosamente y responde a la
comunicación expresiva no verbal del bebé. La mirada
mutua sostenida entre el cuidador y el bebé, de hecho, es
una de las formas en que nuestros sistemas corporales
neurológicos sociales se desarrollan y aprenden a recibir y
evaluar la “intención del otro” (Cozolino, 2002, p. 175).
La sintonía ayuda a construir un sentido saludable de sí mismo en
un niño. Más adelante en la vida, este mismo proceso se puede utilizar
para reparar las relaciones objetales dañadas de los primeros fallos de
apego (Hamilton, 1989). La contribución de Kohut a la psicoterapia
aconsejó tratar las fallas de apego con métodos empáticos calculados
para regenerar la conexión relacional (Elson,
1987). Los usos empáticos del arte fueron pioneros en la arteterapia
por el concepto de Kramer (1986) de la tercera mano y la técnica
interactiva basada en el arte en sesión de Lachman-Chapin (1983, 2001).
Su trabajo ha abierto el camino en la creación de métodos basados en
el arte para abordar los déficits relacionales.
Las consideraciones de Kramer (1971) sobre la
sublimación y el uso de materiales artísticos demostraron
cómo el arte regula el afecto. Abordó un continuo de efectos
transformadores, desde catarsis desplazada o descarga
caótica hasta expresiones formadas que pueden evocar
emociones sintonizadas en el espectador. Kramer creía que al
comprender el proceso de mover el caos visual de su estado
informe a la forma, podemos comprender la diferencia entre
"arte de desplazamiento", que es simplemente una descarga
caótica visual, y "expresiones formadas" que muestran éxito
sublimación. Las expresiones formadas también tienen grados
de regresión inherentes a cómo se crean (Kramer, 1971).
Kramer postuló que tal regresión está relacionada con la
necesidad del artista de mantener el acceso a material cargado
de emociones para integrarlo aún más en la expresión artística.
Mindfulness y sintonización intrapersonal
Además de la práctica del arte, la meditación ayuda a apaciguar
las mareas siempre cambiantes de la mente pensante y el efecto
resultante que a menudo necesita ser regulado. La práctica de la
meditación de atención plena crea capacidad para la conciencia, la
atención o concentración, la presencia, la asistencia y la ecuanimidad.
La atención plena cultiva la conciencia centrada en el presente,
momento a momento, sin prejuicios. Siegel (2007, 2010) consideró la
atención plena como la vuelta hacia adentro de los principios de
apego / sintonía. Relacionó la atención plena con la sintonía
intrapersonal, mientras que la empatía o la comunicación empática
están relacionadas con la sintonía interpersonal. La atención plena por
parte del terapeuta, por ejemplo, apoya el desarrollo de una relación
armonizada porque ayuda a despejar el campo intersubjetivo de
desechos cognitivos no relacionados. También ofrece una forma de
empatizar con el sufrimiento al “entregar” la necesidad de rechazar el
sufrimiento, liberando así formas de opresión interior (Germer, Siegel y
Fulton, 2005, p. 63). Esta conciencia resultante ayuda al terapeuta a
monitorear la contratransferencia y permanecer más disponible para el
cliente.
Baer, Smith, Hopkins, Krietemeyer y Toney (2006) realizaron
un estudio que identificó cinco factores de agrupamiento de la
atención plena: (a) actuar sin reactividad a la experiencia interna;
(b) observar, notar y prestar atención a sensaciones, percepciones,
pensamientos y sentimientos; (c) actuar con conciencia, piloto
automático, concentración y sin distracciones;
(d) describir y etiquetar con palabras; y (e) experiencia sin juzgar
(págs. 34–35). Estos factores son esenciales para la presencia y la
sintonía y están implicados en cómo se puede entrenar la mente y
el cuerpo para permanecer enfocados en el momento presente y
evitar distorsiones cognitivas o posiblemente intrusiones en el
sistema de neuronas espejo que pueden influir en la relación
terapéutica.
Neuronas espejo, tercera mano y empatía
Por la historia del atelier en el arte occidental,
sabemos que la relación entre maestro y aprendiz fue
 FRANKLIN
basado en la transmisión de habilidades específicas. El
aprendiz novato internalizó todo un oficio observando
cuidadosamente al maestro. Con el tiempo y con una
supervisión atenta, el aprendiz finalmente se separó de esta
relación primaria y se convirtió en un profesional capacitado.
¿Qué formas de “simulación encarnada” (Gallese, 2008, p. 773)
se estaban estableciendo mientras el aprendiz observaba y
escudriñaba el trabajo del maestro? Se puede encontrar una
respuesta en el descubrimiento de las neuronas espejo y su
impacto potencial en la terapia (Rothschild, 2004).
Según Gallese (2003, 2008), las neuronas espejo
se descubrieron por primera vez en la región de la
corteza premotora F-5 del cerebro del mono macaco.
En esta zona se descargan neuronas
audiovisuomotoras cuando un macaco observa una
acción explícita realizada por otro de su misma
especie. Las mismas neuronas se descargan cuando
el mono realiza una acción comparable. A partir de
estos y otros experimentos, Gallese y sus colegas
teorizaron que cuando los humanos ven u oyen a
otra persona realizar una acción específica, los
mismos circuitos motores se activan
simultáneamente en sus cuerpos. No es necesario
replicar físicamente lo que se observa u oye para
tener este efecto; nuestros sistemas motores se
activan como si la acción hubiera sido replicada.
Gallese (2003) afirmó que este “implícito,
Casi un siglo antes, Lipps ofrecía una perspectiva
análoga de empatía somática y la posible conexión entre
estética einfuhlung y el sistema de neuronas espejo:
En una palabra, ahora estoy con mi sentimiento de actividad
totalmente en la figura en movimiento. Yo también estoy
espacialmente, en la medida en que puede tratarse de una
extensión espacial del yo, en el lugar de esa figura. Me transporto
a eso. En lo que respecta a mi conciencia, soy totalmente idéntica
a ella. Mientras me siento activo dentro de la figura percibida ...
eso es imitación estética, y es al mismo tiempo Einfuhlung
estética. (citado en Jahoda, 2005, p. 155)
Esta conexión entre el sistema de neuronas espejo y la estética
einfuhlung contribuye a la pregunta de si un terapeuta de arte debería
crear arte durante una sesión. La investigación sobre las neuronas
espejo respalda la idea de que es útil para los clientes observar al
terapeuta del arte modelando un proceso artístico. Los clientes de la
terapia de arte pueden almacenar información técnica y métodos a
través de la observación y la imitación. Las habilidades artísticas a
menudo se aceleran al observar a un artista experto mezclar colores,
dibujar en tres dimensiones o esculpir una figura. La enseñanza del arte
generalmente incluye demostraciones de técnica. Cuando Kramer
(1979) sugirió que el terapeuta de arte debería ser artista, terapeuta y
maestro a la vez, estaba recurriendo a su propia formación artística que
estaba fuertemente ligada a la instrucción basada en el aprendizaje.
Este trasfondo le permitió funcionar como un yo observador y auxiliar
competente, que describió como un adepto de tercer oído y tercera
mano (Kramer, 1986). En este papel, uno puede escuchar y escuchar
implícitamente lo que hay debajo de los pensamientos explícitos y
verbalizados de otra persona (Schore & Schore, 2008).
El trabajo de Kramer apoya la visión de que un terapeuta de
arte funciona como un ego auxiliar listo para responder al cliente.
163
con intervenciones basadas en el arte simbólicamente precisas y
apropiadas para el desarrollo. Para Kramer (1986), estas intervenciones
de tercera mano surgen de la capacidad de mantener un diálogo visual
con el cliente, así como ofrecer asistencia cuando el proceso artístico se
descarrila. Kramer afirmó enfáticamente que todas las intervenciones
de tercera mano deben ofrecerse de la manera menos intrusiva para no
distorsionar el significado o imponer contenido al cliente. Ajustar y
sintonizar el estilo artístico de uno con la "escritura a mano" visual del
cliente y el desarrollo artístico es esencial para una empatía visual
efectiva (Kramer,
1986). Además, las respuestas artísticas del terapeuta no deben ser
personales, sino que deben adaptarse cuidadosamente a las
necesidades de los clientes. Debido a que la intervención está
dictada por necesidades de desarrollo, cognitivas, culturales y
psicosociales, la habilidad artística del terapeuta de arte debe
subordinarse hábilmente para reducir la intimidación artística del
cliente.
Definición y formulación de respuestas
artísticas empáticas
La investigación sobre las neuronas espejo inspira una nueva
mirada a nuestras ideas de arte empático. La base para este reexamen
se puede encontrar, en parte, en la investigación pionera de Arnheim
(1966) sobre el isomorfismo en lo que se refiere al trabajo de Lipps
sobre el arte y la empatía. Con el isomorfismo, existe una similitud en la
organización entre los estados emocionales internos y su expresión en
las estructuras visuales externas del arte (Arnheim, 1966). Arnheim
también percibió que la expresión y la percepción están íntimamente
relacionadas: la expresión es una forma de “percibir con
imaginación” (1966, p. 64). Esta visión considera que el afecto existe en
el objeto real de percepción. La empatía es una forma de localizar y
explorar lo que está emocionalmente vivo en las imágenes visuales. Tal
comprensión armonizada recopila información sobre la vida interna de
otra persona; Las respuestas empáticas son la comunicación exitosa de
esta información reflejada en el yo (Book, 1988). La conciencia empática
resulta del material consciente y preconsciente filtrado a través del
inventario personal de un terapeuta de las muchas señales del cliente.
Transformar estos datos en expresiones artísticas empáticas es una
estrategia que puede mejorar la alianza terapéutica reflejando material
resonante, incorporado y internalizado al cliente.
Los elementos estratificados que forman las respuestas visuales
empáticas finalmente se despliegan en una rápida sucesión de intuiciones
sutiles, aunque informadas, que resultan de la educación, el entrenamiento
clínico y la experiencia de vida en general. Debido a que estas intuiciones
informadas emergen como pensamientos automáticos, puede ser útil
describir el proceso de su aparición de la siguiente manera.
La progresión de la percepción y la respuesta empáticas
comienza con una lente de atención contemplativa, en la que la
intención del terapeuta del arte debe ser reducir la velocidad y
permanecer presente sin emitir juicios (Franklin, 1990). Esta fase
inicial intenta una postura neutral, suspendiendo el hábito de
juzgar, categorizar, explicar o conocer. El objetivo es estar atento a
la presentación de imágenes y comportamientos, poniendo entre
paréntesis los puntos de parcialidad o interpretaciones impulsivas
que podrían contaminar la mente fresca de un principiante. La
actitud deseada es la de encontrarse con un extraño por primera
vez con una presencia acogedora e incondicional.
164 AFECTAR LA REGULACIÓN Y EL ARTE EMPÁTICO
A continuación, el terapeuta tiene como objetivo recibir las
múltiples comunicaciones continuas del cliente, incluidas las señales
verbales, visuales, conductuales y somáticas, dentro del propio cuerpo
del terapeuta. También es importante observar las expresiones faciales
y los patrones no verbales que se desarrollan en el entorno (Schore &
Schore, 2008). Ser conscientemente receptivo a este campo relacional
cultivará una tolerancia intrapersonal por la información ambigua y
estratificada que emerge en la sesión.
A continuación, el terapeuta dirige sus esfuerzos a volverse
fenomenológicamente consciente de los elementos formales centrales
primarios que comprenden estas señales verbales, visuales,
conductuales y somáticas. El terapeuta debe verificar las reacciones de
transferencia y contratransferencia y clasificar las identificaciones
personales relacionadas y no relacionadas con el arte y otras
expresiones presentadas. Dada la probabilidad de que se haya activado
el sistema de neuronas espejo del terapeuta, las señales somáticas
pueden usarse como fuentes de información para monitorear. El
terapeuta filtra toda esta información omitiendo el material irrelevante
y destilando los datos primarios en el contenido central que se va a
comunicar. El contenido central se convierte en el centro emocional
consolidado de todas las comunicaciones verbales, visuales y somáticas
(Sobol y Williams, 2001).
Este material central se tamiza aún más cuando el terapeuta
del arte lo alinea con similitudes en su historia personal que se
basan en la resonancia más que en la sobreidentificación. Al igual
que con la diferencia entre empatía (sentimiento interior) y
simpatía (sentimiento de), el terapeuta monitorea cuidadosamente
el potencial de fusión a través de la identificación proyectiva. En
este punto, la contratransferencia se vuelve disponible como una
forma de empatía sublimada.
Actuando en el papel de "tercera mano" o ego auxiliar, se
elabora juiciosamente una narrativa visual. Esta comunicación
consolidada y simbólica responde a lo que Schore y Schore
(2008) denominaron la “música” detrás del lenguaje discursivo.
Finalmente, la intervención visual se ofrece de la manera
menos intrusiva cuando el terapeuta se sintoniza con el estilo
artístico del cliente o la "escritura a mano" visual (Kramer,
1986). Esto completa el proceso de arte empático.
En resumen, en este enfoque centrado en la imagen y el
cliente, la expresión isomórfica del cliente se responde con una
expresión isomórfica empáticamente precisa del terapeuta del
arte. En esencia, el terapeuta de arte recibe el afecto del cliente
de su arte y otras expresiones estratificadas, maneja las
ambigüedades iniciales filtrando hábilmente este material a
través de identificaciones y asociaciones personales pero
objetivas, y ofrece una respuesta artística. Esta respuesta
consolida y comunica con claridad el centro emocional de los
intercambios vividos en la sesión.
La elaboración de respuestas artísticas empáticas requiere
varias consideraciones adicionales. Primero, es necesario tener en
cuenta los propios procesos y mensajes inconscientes. El
intercambio intersubjetivo entre cliente y terapeuta de arte es en
realidad una interacción de dos historias entremezcladas (Teicholz,
1999). La perspectiva posmoderna es que no existe una verdadera
realidad objetiva; más bien, se construyen múltiples realidades
subjetivas a partir de experiencias personales. Por lo tanto, la
percepción subjetiva del terapeuta es crucial porque siempre es
posible que los mensajes inconscientes se comuniquen a través de
las respuestas mal sintonizadas del terapeuta. Esto es
Figura 1 Fortaleza con cañones y alambre de púas
por qué la práctica de la meditación es una estrategia
intrapersonal importante para cultivar la conciencia, la atención y
la intención, todo lo cual ayuda a controlar cualquier error sutil.
Una segunda preocupación es que, especialmente para los
clientes con una autoestructura caótica, esta forma de intercambio
empático puede volverse demasiado íntima con demasiada rapidez. Ser
visto con tanta claridad puede ser difícil de tolerar, especialmente si el
cliente no está acostumbrado a ese contacto. El momento del mensaje
es importante. Además, debido a que la empatía es en última instancia
una práctica imaginaria, los errores son inevitables. El intercambio
intersubjetivo que resulta de estos errores es una oportunidad para
descubrir verdades humanistas que viven dentro de la relación
terapéutica. Las conversaciones posteriores deponen al terapeuta de
arte como experto y avivan el campo relacional con nuevas
posibilidades de interacción.
Sintonización empática basada en el arte en un
grupo de adolescentes
La siguiente viñeta ilustra la empatía visual, limitada en este
caso a la obra de arte del terapeuta durante la sesión. Un grupo de
arteterapia estaba compuesto por siete adolescentes varones, de
14 a 18 años, que fueron diagnosticados con depresión clínica y
residían en una unidad de internación cerrada. Al comienzo de las
sesiones grupales de 5 semanas, los miembros del grupo
manifestaron síntomas de depresión y abstinencia. Algunos
presentaban su depresión con un letargo extremo, y otros se
mostraban retraídos y recelosos. Dados sus diagnósticos y
síntomas colectivos, era difícil interactuar con el grupo y
desdeñaba al personal. Abordé este malestar a través de imágenes
empáticas basadas en el arte elaboradas con estrategias de tercera
mano que apuntaban al centro emocional del grupo.
Durante la primera sesión, creé una imagen como un medio
para consolidar el antagonismo opositor general que estaba
presente en el grupo. Dibujé una fortaleza bien defendida con
alambre de púas, paredes gruesas y cañones intencionalmente
fálicos (Figura 1). Quería capturar la comprensible resistencia de
los jóvenes a la hospitalización, así como su confusa búsqueda de
la homeostasis dentro de la estructura de su carácter adolescente.
Dos miembros del grupo sintieron curiosidad por mi dibujo e
hicieron preguntas al respecto, lo que reemplazó su postura
distante con una respuesta animada que indicaba que la imagen
había resonado para ellos.
 FRANKLIN
Figura 2 Ojo con lágrimas, tras las rejas
figura 3 Rostro de prisionero detrás de la ventana enrejada
de puerta cerrada
Finalmente, todos intervinieron con preguntas: ¿Por qué los
cañones? ¿Para qué es el alambre de púas? ¿Quién está ahí? En un
intento por fomentar un grupo cohesionado, simplemente les
traduje mi dibujo con la esperanza de que consolidara algunos
supuestos básicos que estaban empañando nuestras percepciones
colectivas en ese momento.
Mi dibujo también buscaba una congruencia isomórfica
con el grupo (Gordon, 1978). Mis comentarios sugirieron la
idea de un fuerte bien defendido al que era difícil entrar. De
hecho, no se permitía la entrada a intrusos ... ¡punto! Solo las
personas que estaban dentro podían decidir quién podía
entrar y cuándo. Los miembros del grupo afirmaron la imagen,
diciéndome que les gustó mucho. Mi comunicación metafórica
fue que respetaba y valoraba sus resistencias, y mi dibujo
sirvió para ubicar un comienzo congruente con el proceso
formativo del grupo.
Las figuras 2 y 3 comenzaron un tema narrativo para las
próximas dos sesiones. El desafío era encontrar una imagen que
hablara directamente de las diversas formas de depresión de los
miembros del grupo. Me había fijado en sus ojos cuando nos
conocimos. El impacto visual de sus rasgos faciales, en particular
sus ojos abatidos o distantes, comunicaba una profunda
desesperación. Intenté nuevamente sentir el pulso del grupo y
discernir imágenes que tendrían resonancia isomórfica. Debido a
que estaban en una unidad cerrada con rejas en todas las ventanas,
165
Figura 4 Cuerpo inclinado, sentado
Figura 5 Cuerpo propenso con cargas metafóricas
Dibujó una celda de la cárcel. Detrás de la ventana enrejada,
atraje un ojo mirando hacia el mundo exterior (Figura 2).
Intentando hablar por la metáfora y los temas preconscientes
vivos en la habitación, reconocí el aprisionamiento de los
sentimientos por la persona representada tras las rejas y
acentué su mirada. Tantos ojos miraban a los adolescentes
durante estos primeros días de su hospitalización; al invertir
esta mirada, esperaba reconocer su derecho a mirar atrás y
transmitir su perspectiva.
Cuando el grupo preguntó por el dibujo, traduje esta
metáfora visual y les dije que la figura era un hombre olvidado y
solo en su celda. Tenía emociones furiosas pero nadie estaba allí
para escuchar. Luego invité al grupo a decir lo que pensaban que
estaba pasando por el hombre encarcelado, y sus relatos fueron
bastante conmovedores. Algunos se relacionaron fuertemente con
nuestra discusión, notando conexiones entre ellos mismos. Esta
fue una buena noticia; era el tipo de respuesta que sugería una
identificación emergente con la imagen junto con un cambio de
material preconsciente que irrumpe en la conciencia. Al hablar en
nombre de la figura del dibujo, varios miembros del grupo
encontraron un lenguaje que reflejaba con precisión sus propias
experiencias. Debido a esta respuesta, decidí seguir trabajando
con esta imagen en nuestra próxima sesión.
La semana siguiente solidifiqué el tema de la imagen
anterior haciéndola a mano con arcilla (Figura 3). Presentación
166 AFECTAR LA REGULACIÓN Y EL ARTE EMPÁTICO

la narrativa en tres dimensiones permitió que los elementos

espaciales adicionales fueran vistos y por lo tanto comprometidos
por el grupo. También quería exponer más la cara del prisionero
para mover el enfoque del espectador de la mirada a otros
elementos de la expresión facial.
Con esta imagen, el grupo respondió a la cerradura de la celda,
poniendo en marcha un rico diálogo sobre lo que se necesitaba para
abrir la cerradura y liberar la figura. Llegamos a un consenso sobre lo
que podría proporcionar primeros auxilios emocionales a esta persona
aislada y necesitada. Se desarrolló un nuevo nivel de participación
grupal como resultado directo de las imágenes presentadas, lo que
provocó ideas compartidas sobre cómo se sentía la depresión de los
miembros del grupo. El intercambio de experiencias fomentó la
cohesión del grupo junto con la expansión de la voluntad de los
miembros de permitirme entrar en las capas de su fortalecimiento
emocional.
Mis respuestas artísticas finales (Figuras 4 y 5) intentaron
abordar las cargas que los adolescentes a menudo enfrentan
al desafiar las relaciones interpersonales, las reglas sociales Figura 6 Escalera, salir de la depresión
Con soporte inestable
cuestionables y las experiencias existenciales de dolor y dolor.
Sentí que era importante seguir trabajando en tres
dimensiones, para mostrar un cuerpo entero cargando cargas experimentar empatía por sí mismos y compasión por los demás.
metafóricas que definimos conjuntamente. El grupo especuló Con una armonización cuidadosa, los terapeutas de arte pueden
sobre estos problemas simbólicos y algunos reconocieron las desarrollar formas estéticas únicas de resonancia empática. Este
cargas que llevaban. territorio presenta importantes oportunidades para que el artista
Durante nuestra última sesión, revisamos todo dentro del arte terapeuta sea activo y sirva a los demás.
el arte, el de ellos y el mío. Hice un dibujo final
(Figura 6) sobre el intento de salir de la depresión Referencias
con un sistema de soporte inestable. Varios de los
Arnheim, R. (1966). Hacia una psicología del arte: ensayos recopilados.
miembros del grupo comentaron lo bien que
Berkeley: Prensa de la Universidad de California.
pensaban que yo entendía sus situaciones y cuánto
les ayudaron estas respuestas visuales a reflexionar Baer, RA, Smith, GT, Hopkins, J., Krietemeyer, J. y Toney,
y experimentar sus propios sentimientos. Fue L. (2006). Usar métodos de autoevaluación para explorar las facetas
significativo que cada trabajo fue un esfuerzo de la atención plena.Evaluación, 13, 27–45.
consciente de mi parte como terapeuta para evaluar
los temas centrales del grupo, localizar imágenes Libro, HE (1988). Empatía: conceptos erróneos y usos indebidos en
precisas que consolidaron este material y luego psicoterapia. The American Journal of Psychiatry, 145,
manifestar las narrativas en forma visual para que 420–424.
pudieran ser vistas y ser útiles. como trampolín para
Bowlby, J. (1980). Apego y pérdida: Vol. 3. Pérdida: tristeza y
la conversación. También ayudé a los jóvenes a
depresión. Nueva York, NY: Basic Books.
localizar sus propias capacidades de empatía por
ellos mismos y por los demás, que es en última Cozolino, L. (2002). La neurociencia de la psicoterapia. Nueva York,
instancia el resultado deseado. NY: Norton.

Cozolino, L. (2006). La neurociencia de las relaciones humanas:

Conclusión
El descubrimiento de las neuronas espejo ofrece pruebas de una
teoría de la empatía basada en la fisiología. Cuando se integra con el
trabajo histórico de Lipps y Kramer y con la meditación de atención
el apego y el cerebro social en desarrollo. Nueva York, NY:
Norton.
Dissanayake, E. (1992). Arte por el amor de la vida.Terapia de arte: Revista de la
Asociación Estadounidense de Terapia de Arte, 9 (4), 169-177.

plena, un terapeuta de arte puede formular estrategias empáticas

Elson, M. (1987). Los seminarios de Kohut sobre psicología del yo con
efectivas para el arte en la sesión. Como se demuestra en la viñeta del
adolescentes y adultos jóvenes. Nueva York, NY: Norton.
caso, los terapeutas de arte se encuentran en una posición única para
construir sobre la comprensión intersubjetiva mediante el uso
Pescado, BJ (2008). Investigación de evaluación formativa de arte
consciente del arte empático para recibir, consolidar y ofrecer
supervisión en la formación de arteterapia. Terapia de arte: Revista de la
expresiones de afecto desviado a sus clientes. Al hacerlo, se puede Asociación Estadounidense de Terapia de Arte, 25 (2), 70–77.
responder a las emociones potencialmente desorganizadas con arte y
habilidad para escuchar verbal y visualmente. Los clientes de la terapia Franklin, M. (1990). La actitud estética y la empatía: un punto
de arte no solo se sentirán profundamente vistos, sino que también de convergencia. Revista Estadounidense de Terapia de Arte, 29, 42–47.
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