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a no querer quererte;

En Las Encías que se bebió los ríos,


y fue a desembocar en tu rincón.
Seré como una faca en la garganta
de un amor interrumpido. Quizá, el poema en celo
Mi voz es un pulmón tan renegrido que se jugó los dientes,
como el agua de fregar. te muerda como nunca,
Me suena, en las encías, el destino, ladrando como siempre,
como una seguiriya con bozal. y vuelva del hastío,
–Eduardo, llévame a Cantocochino, quemando su navío en el sillón.
que no quiero ver el mar.
Seré la desvergüenza de un tal
Seré un trozo de luna Judas,
podrido y resiliente; que treinta veces te niegue –y
el dueño silencioso luego más–;
de una lengua candente. que se ha metido una vela tan
Seré el cuerpo presente cruda
que se metió el futuro en el calzón. que no la puede tragar.
Buscaba en las alturas pala y pico;
Que el aire en la avenida, buscaba la ballena de Jonás.
por siempre emputecido, Me fui a desenterrar a Federico
me traiga, en las alforjas, para nunca regresar.
lo que pudo haber sido.
Que el barro desabrido
se coma, en Berriozar, el corazón
Un Hierro Sin
que quede de mí. Domar
Me estampo contra el raudo ¡Ah del castillo!
calendario Vengo najando;
a la espera de otra nube; De los ondunares me estoy
no salen ni las cuentas del rosario, escapando
si me da por no morir. ¿Quién me abre la cancela?
La tromba llegará hasta la rodilla,
la tarde que me empieces a llorar; Muy de vez en vez
cuidado con Peter Pan, mi Y muy de cuando en cuando
Campanilla, Saco los ladrillos que he estado
no lo tengas que velar. randando:
Son de la rancia escuela
Seré la fosa errante
de un verso maloliente Poseo un mirlo blanco
que no encontró el sentido Que viene por detrás;
Que cierra los estancos;
Que quiere enseñarme a llorar Sigo con el alba de los albañiles;
Con la barahúnda de ferrocarriles;
Tengo un freno mulero Con la naranja entera
Que lo quiero regalar:
Conmigo no ha podido Poseo un mirlo blanco
Y tampoco podrá Que viene por detrás;
Que cierra los estancos;
Abre el pestillo y la gatera Que quiere enseñarme a llorar
Y que le den por culo a tanta
primavera; Tengo un freno mulero
Que ya me esta cansando Que lo quiero regalar:
Conmigo no ha podido
Se quedo varada con su cantinela Y tampoco podrá
Con el pelo negro de avivar la
hoguera... ¡Qué más quisiera
Y se que no es para tanto Que vinieras a mi funeral!
Pero me emperro
Tenía un rayo verde En ser un hierro sin domar
Pero se me apagó
Y no encontré el pesebre Que me pusieras
Que dio de comer al cantor Un recuerdo en el ojal
Y, luego, fuego
Se me pasó la fiebre Que recuerde lo que he sido
Y el otoño se pasó;
Solo quedó diciembre...
Su agonía y yo
Muchas Lanzas
¡Qué más quisiera
-Ya tienes el pasado por delante:
Que vinieras a mi funeral!
Quisiera ver lo que haces con el
Pero me emperro
cieno
En ser un hierro sin domar
-Lo mismo me recojo
A ver si me hago un nido
Que me pusieras
Un recuerdo en el ojal
Que tengo un alarido trashumante
Y, luego, fuego
Lijado por un torpe carpintero...
Que recuerde lo que he sido
Y dejaré a sus pies
El mundo prometido
Del baratillo estoy colgando:
Todo lo que pillo lo voy amasando
Me puse a rezongar, y se hizo tarde
Y no me entra en la mollera
Y entonces ya no quise ser palmero
Ni ser aquel chiquillo Tan sedienta porque, al fondo de
De la vez primera mi alma
Hay un pozo, pero la soga no
Y ahora que no hay palo que me alcanza
aguante
Posado en la baranda del tintero Se caen los anillos en el nacedero
Espero la llegada Que sigue penando por mí
De cualquier cualquiera Que anhela encontrar el calor
Que un día me dio por si echaba de
De pronto, una pisada me menos
desperezó El sitio de donde partí y a mi
Lloraba que cortaba la respiración calavera esperó
Pidiendo que me desenamorara
Que le dejara un beso en cada De pronto, una pisada me
llaga: desperezó
Me dio una cuchillada y Lloraba que cortaba la respiración
desapareció Pidiendo que me desenamorara
Que le dejara un beso en cada
Arranco, de mañana, en un alarde llaga:
De ganas de vender algo de Me dio una cuchillada y
insomnio desapareció
Y paso por tu puerta
Sin rendirte honores En mi pecho se han partido muchas
lanzas
Y ofrezco siete mil chorros de Y sus trozos fabricaron mi
sangre esperanza
Llegados de la fuente del camborio Tan sedienta porque, al fondo de
mi alma
Al que me traiga vivo
Hay un pozo, pero la soga no
Al que vivió de amores
alcanza

La aldaba, no sonaba cuando


esclareció;
Gemía, y no podía y se reía el sol Jindama
Me tuve que beber la madrugada
Que todavía sigue desbocada Cinco esquinitas tendrá siempre mi
Trotando por mis venas como un cama;
percherón Cuatro macarras, de barrio me la
guardan
En mi pecho se han partido muchas Y la custodian
lanzas A punta de bardeo
Y sus trozos fabricaron mi
esperanza Y cuando estoy de bostezar
Salen los bichos y los nichos piden Y el manjar que te mitigue los
más males
Entre los gritos de "¡Soltad a
Barrabás!" Todos los males
Mientras fallece Morfeo y se
levanta el deseo He florecido con tanto ruido
Que el trueno me habita la piel
Háblame, madre, ¿Por qué tengo -La ciencia, llegó de Plasencia
jindama Y de Carabanchel-;
Si los bandidos cuidan de la
camada
Hijo del hambre, enfebrecido
Y harán que caiga
Jamás dejaré de perder
Maná de sus cabellos?
Si quieres perderte conmigo

Que en tu regazo quiero hallar


Un calabozo que me sepa a
libertad La Noche De
Para, con ella, ser la envidia del
penal
Viernes Santo
Con los barrotes más bellos...
La lluvia, recogida en puño
Demasiada piel
Con los más bellos...
Demasiado que perder...
Pero todo lo perdió
He florecido con tanto ruido
Que el trueno me habita la piel
Venía mascullando su oración
-La ciencia, llegó de Plasencia
Luciendo el altozano en el costal
Y de Carabanchel-;
Bullendo -igual que bulle el miedo
sujeto al ronzal-;
Hijo del hambre, enfebrecido
Arrastrando el sinsabor de su sola
Jamás dejaré de perder soledad
Si quieres perderte conmigo
Enséñame tus alas de zorzal
Duérmete, niño, que son afiladores Aburridas de rezar
Los que te silban y anuncian los Entre el brillo y el espanto
albores
De los caminos
Tu aliento de tomillo, tu verdad
De dagas y puñales
Tu mirada de humedad
Tu dolor de Viernes santo
En donde habrás de tropezar
Porque quisiste acariciar a Satanás
Traía, en la ojeras, una luz
Encandilado por su aliento
Brotando de la grieta que pintó
Quería que su romería fuese que se duele y se sacude y que no
multitud hay quien desanude, soy,
Y, el de los brazos en cruz del mismo cordón.
Nunca, de ella, se acordó
Con el que se ahorca el macho,
Enséñame esa noche que tendrá que se sabe cucaracha que se
Una senda que labrar agacha si me agacho,
Que me cubra con su manto hoy, mi enemigo soy,

Que no me despedace al recordar No me enteré del desembarco,


Que no pude remendar y solito me quedé.
Tu dolor de Viernes santo Con una pluma en cada franco,
rodeando en un papel.
Y en esta orilla, que chilla de tanto
aguantar Soy la sombra que guarece,
Fue la costilla rota de Adán; el ombligo desmedido que siempre
La de la vieja Andalucía es lo que parece, soy,
rebuscando pan; medio corazón.
La que ha masticado el sol; la Y asesino de otro medio,
salina de mi sal que murió por hijoputa por que no
tengo remedio, soy,
Enséñame tus alas de zorzal casi nada soy.
Aburridas de rezar
Entre el brillo y el espanto Creía que no habría piedra, que
rompiera el cascarón,
Tu aliento de tomillo, tu verdad donde escondía la llantera,
Tu mirada de humedad y la casa se inundó; pero eso era
Tu dolor de Viernes santo mi algarabía,
a decir que levantó,
Enséñame esa noche que tendrá el faldón de estos lugares,
Una senda que labrar en donde no despunta el día, quien
diría que no soy, el que sobra de
Que me cubra con su manto
ocho mares.

Que no me despedace al recordar


Soy rumor que desescombra,
Que no pude remendar
que se sabe el resabiado que se
Tu dolor de Viernes santo encoge si te nombra, soy,
fuera del montón,
y seré del que me olvide, de la
Ocho Mares acera traicionera, de los tuertos que
me miren, hoy, de mi mano voy,
Soy esqueje de la estera,
No me enteré del desembarco, dormir, con todo por decir, no se
y la casa se inundó, oye ni un suspiro.
pero eso era mi algarabía,
a decir que levantó, el faldón de Me intentarás coser, me asomo al
estos lugares, precipicio, que corra, que quiera
en donde no despunta el día, quien correr, con todo por hacer, me
diría que no soy, el que sobra de quedaré contigo.
ocho mares.
Oscuro,
Regresará como querías, como una noche de lobos,
cuando se baja el telón, me juro y perjuro que no habré de
retozando por los bares, volver, a los madrigales,
Regresará y no será mía, y escapo del escalofrío, de los
quien diría que no soy, saborios, que llegan tardíos, del
ebrio fulgor, de saltos mortales.
el que sobra de ocho mares.

Me sacará de aquí, la sacaré de


quicio, que duerma que pueda
Copla El Precipicio dormir, con todo por decir, no se
oye ni un suspiro.
Hermoso,
como el nombre de una puta será Me intentarás coser, me asomo al
ese destello en que ya no me precipicio, que corra, que quiera
quiera, correr, con todo por hacer, me
y yo resucite. quedaré contigo.

Herido,
de humo y de gente, de paños El Temblor
ardientes, de antigua simiente que
la vida me dé, y la vida me quite. Subirá el azogue en cada estancia
si nos ven entrar como elefantes
Acudo, cuando me aflojan los perdidos,
nudos me libra del yugo, y le dejo en busca de otro derrotero;
probar, mi flama sangrante.
quizá más inocente, menos
resentido,
Teñida, de balas perdidas, de que no se desviva en lo vivido;
aullidos ajenos, de puro veneno
que muera buscando un horizonte
que la invite a volar, que la
nuevo.
desencante.

No comimos nada: contamos


Me sacará de aquí, la sacaré de
veinte.
quicio, que duerma que pueda
Con el mercadeo más urgente,
danzaron
las uñas de los taberneros, voy a volar los puentes,
repletas de planetas, de tabaco y por donde cruzaron bambino y
plata; morente, la lola y el paco, que más
de la libertad que desbarata los se alumbró.
sueños
de aquellos que nunca durmieron. Y es que no quiero,
que de la hora,
Tan harto de ternura y de tanta del caladero a donde se fueron,
picadura, amor, farruco y pastora, vendiendo su sol,
ungido, me abracé al rugido que y pasos largos, y joselito, y
me enamoró. balderrama y el torta y panero y el
Después, me encomendé a la sueño maldito,
bruma que los embaucó
que puebla el último atolón;
que enviuda y amanece, muda, con Que nadie vaya a escarbar,
nuestro temblor. a la llanura del cielo,
Volverá el temblor. que está el ventura,
cogiendo vuelo,
De la retirada, no fuimos hijos: doliendo en los duelos.
fuimos la palabra y entresijos
dorados; Baila que te baila, con la cojera,
la levantera y el calambre. vendrá la catrina, será tempranera,
Nos queda la certeza de sabernos y mi tos cigarrera, no habrá de
vivos, escuchar
nunca vencedores ni vencidos;
regados Tan solo queda soñar,
por lo que queda del estambre. con la fernanda y el gero,
con juan talega y el carbonero,
¡Qué hartura de tormento – del asco al que muero.
tormenta tierra adentro–, amor!
Me cansa la caricia mansa de su No seremos los huesos,
resplandor, comidos a besos,
que abrasa aquel renglón torcido que el tiempo guardó,
que se vistió de perdedor… seremos pellejo.
Si yerra, me hablará la tierra, y
llegará el temblor.
Ni tampoco aspavientos,
Volverá el temblor.
ahuyentando a ese viento, que nos
devoró,
Pájaros Viejos seremos pájaros viejos.

Espérame un momento, Quédate a mi lado, a ver que nace


del vientre marchito de estrellas
fugaces, que anhelan la nada, y maldigo ese cáliz que nunca
nada nació. existió,
pecadores en las camas,
Y en una gota con sal, se irán las pecadores entre llamas, pecadores
guerras ganadas, contra el tiempo y el reloj,
y tus pisadas, también se irán, de pecadores de ceniza,
polvo colmadas. pecadores hechos trizas,
pecadores maldiciendo al creador.
Que será del pañuelo,
que su llanto nos dio, repartiendo Pecadores en las camas,
consuelo, pecadores entre llamas, pecadores
que será de los dos. contra el tiempo y el reloj,
pecadores de ceniza,
No seremos los huesos, pecadores hechos trizas,
comidos a besos, pecadores maldiciendo al creador.
que el tiempo guardó,
seremos pellejo. Pecadores....
Pecadores...
Ni tampoco aspavientos, Pecadores...
ahuyentando a ese viento, que nos
devoró,
seremos pájaros viejos.

Pecadores
Te pusieron pecadora,
por besar al trovador.
Que ahora nunca llora a solas, no,
y reniega de este sol.

Pecador seré a tu lado,


y también mi corazón,
por ponerse entre mis manos,
de tanto matar a dios.

La maraña que tejimos,


nunca pedirá perdón,
vamos a escupir el vino,
contra el cielo que se abrió.

A mi pecadores pisando las flores,

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