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Razón de Mi Ser (1949)
Razón de Mi Ser (1949)
1949
(1) La primera edición de Razón de mi ser fue realizada en Santiago de Chile en diciembre de
1949 por Morales Ramos editor, en un tiraje de 1000 ejemplares. No hay reediciones
posteriores.
A mi madre.
A mi padre.
Razón de mi ser ( 2)
Ahora, ya no temo.
Tengo de bronce puro mis colinas, y el alma,
Con su túnel de misterios donde podría cobijarse tanto
Se me ha ido esta noche, al presentirte.
Amor,
Yo he mancillado las entrañas del árbol.
Las golondrinas volaron del alero
Hacia extraños veranos.
Amor,
No repitas la plegaria del árbol
Ni me digas amante
Amor,
No repitas la plegaria del árbol
Ni me digas amante.
Somnolencia inaudita
Yo digo
La llaga del tiempo es profunda,
Que cada apertura de las horas
En que suena el derrumbe de los cálices
Es desolación para el espíritu
Mas, no interpretes a tu sexo
Como el desentenderte de la imagen,
No pretendas buscarme en la redoma de mi sed interior;
Has de saber
Que el sacrificio de mi mundo triangular,
Motivó la ira de los hombres,
Mas, lo dioses bendijeron mi osadía.
Advenimiento
Desolación y vínculo
Hermano mío.
En el dintel del huerto de mi angustia,
Hace miles de años que se murió en tus manos
Mi corazón.
La sublime ternura
Ella dice:
¿Cómo es el amor? ¿Quién lo pretende?
El tiempo es tan efímero
Y estás llorando por lo imaginario.
Es fácil el dolor, la alegría, la duda,
Y llorar de rodillas;
No es el querer morirse caminando
Para no regresar después de nada.
En mis manos abiertas,
Ha nacido mi querida amargura,
Y tus ojos severos, están muertos
Detrás de mis umbrales.
Nada tengo de ti, nada ha quedado.
Corre el río metálico con sus bocas y sus ojos y sus cabellos
Y sus recovecos.
Corre y lega dormido, perfumado de tierra,
Cae una hoja, desde lo más alto del copón florido
Y el milagro nace.
Donde estoy,
Me gustaría mucho visitar los lugares antiguos,
Conversar con los hombres en las tabernas grises,
Donde el agua es poseída por la sangre.
Habría, por supuesto, un marinero rudo que me haría callar.
Bastaría uno solo de sus gestos,
El golpear de sus dedos tatuados sobre mi carne sucia
maldiciéndome.
¿Sientes cómo ha crujido la madera?
Si parece que llora.
Antes, cuando ambulaba dentro de los zapatos,
Era más razonable y era feliz.
Tenía una cachimba de coral
Y dos ojeras de basalto negro.
Ahora,
El no saber dónde estoy, me pone triste,
Porque pienso por las alas de cualquier cuervo,
Por las astillas de los crucifijos,
Por el cajón de uno que ha muerto de lujuria,
Por el bastón de un ciego,
O voy a la agonía junto a una pierna huérfana…
Porque llegó la noche de los vaticinios
Y porque vino el desamor,
Corrió el hombre a la búsqueda de pequeñas cavernas
Donde invadirse de soledades.