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DECLARACIÓN DE LA GOMERA

Edición y contenido a cargo de uan Manuel Palerm Salazar. (Co-Director del


Congreso y del Comité organizador).

La Declaración de La Gomera se conforma a partir de la síntesis de las conclusiones
parciales que se han ido archivando ordenadamente por los colaboradores a la
dirección y coordinación del IV Congreso Mundial ITLA: RE-ENCANTAR BANCALES,
celebrado desde el 12 al 22 de marzo de 2019 en las Islas Canarias, y más
precisamente en su fase de Conclusiones celebrado en La Gomera y en dos
encuentros posteriores celebrados en la isla de Madeira y en la isla de San Miguel en
Azores.
La estructura de estas conclusiones del Congreso, donde la Declaración de La Gomera
se inscribe, está formalizada en soporte informático web del Congreso y en el libro
editado y titulado “Conclusiones del IV Congreso Mundial ITLA, Re-encantar Bancales.
Declaración de la Gomera” con la colaboración de la Fundación Caja Canarias. Este
documento refleja las intervenciones, propuestas y debates realizados, así como los
resúmenes de cada una de las líneas temáticas del IV Congreso y a su vez recoge las
conclusiones de los eventos previos realizados durante el año 2018. Estos resúmenes
son el resultado de las presentaciones y argumentaciones realizadas por los
moderadores de cada bloque de las líneas temáticas y de las síntesis desarrolladas
por cada uno de los grupos de trabajo en las exploraciones insulares, todas ellas
presentadas en las jornadas plenarias de conclusiones del congreso realizadas en la
isla de La Gomera en Canarias durante los días 19, 20, 21 y 22 de marzo 2019.
En estas conclusiones del IV Congreso hemos considerado oportuno presentar, bajo el
título Declaración de La Gomera, un texto sintético de seis capítulos razonados que
responde a las preguntas del “por qué” y “para qué” de la realización de este
congreso; “cuáles” son las aportaciones que entendemos trascienden al mismo; “qué”
tipo de actuaciones se desprenden de este encuentro y de sus conclusiones; y, en
forma de epílogo y de carácter estratégico, “dónde y cómo” se proponen y “cuándo”
será posible realizar las actuaciones y estrategias planteadas.
Las respuestas a estas cuestiones están íntimamente ligadas a la valoración y al
reconocimiento del Congreso como un mecanismo capaz de generar el interés
público, tanto social, cultural y político, sobre estos territorios marginales en la
percepción de los ciudadanos y sobre las nuevas expectativas y objetivos del
Congreso para la recuperación y regeneración de los territorios de terrazas y
bancales del mundo desde las reflexiones y estudios presentados y realizados en las
islas Canarias, representativas de los archipiélagos atlánticos de la Macaronesia.
Evidentemente el Congreso ha demostrado, más allá de la cualificada participación
nacional e internacional, la trascendencia que ha tenido a nivel público y social a
través de los medios de comunicación, a través de la presencia física de los
congresistas en los diferentes territorios y foros donde se han desarrollado los
trabajos de las sesiones plenarias y de las exploraciones insulares, y en la atención y
eco de las instituciones nacionales e internacionales.
Esta Declaración además propone superar la magia nostálgica de los bancales, su
arraigo e historia en el reconocimiento de los esfuerzos desarrollados por nuestros
antepasados con el fin de precisar, las condiciones contemporáneas que debe ofrecer
el marco de referencia de estos territorios en función de los contenidos, las
aportaciones, sugerencias, experiencias y exigencias críticas expresadas y
argumentadas desde la diversidad de contextos, situaciones, disciplinas y personas,
todas ellas fundamentales para el futuro de los territorios de terrazas del mundo.

1 PRIMER PUNTO.

EL VALOR DE LA HISTORIA Y DE LAS PALABRAS.


En este congreso se ha definido y ha verificado el origen de la construcción de los
bancales como hecho intrínseco en el desarrollo social y económico de un territorio
en función de las características propias, su geomorfología y su necesidad.
Particularmente, en Canarias, Madeira y Azores este argumento ha estado diluido en
muchas reflexiones de carácter histórico, sin la suficiente profundización ni razón
histórica, presentes en los estudios que se disponen en la actualidad. A través de
varias intervenciones y aportaciones, en el Congreso se ha evidenciado un nuevo
referente en el periodo indígena en Canarias y Madeira, tanto en la definición del
término bancal como en la construcción de las terrazas y superficies de cultivos para
alimentar a la población originaria que por simple razonamiento se hace extensiva a
periodos y lugares donde no se cuenta con información verificada de referencia.
Estos documentos y aportaciones presentadas conllevan la necesidad mundial de
redefinir, revisar y replantear diversos enunciados históricos, sobre todo desde los
siglos XVI hasta el XVIII. Urge una revisión de los parámetros por los cuales se
entendía la relación de pertenencia, dedicación y esfuerzo de nuestros antecesores
con el territorio y, con ello, la contribución de los bancales en el desarrollo económico
insular y continental a lo largo de la historia. Es imprescindible ofrecer una
perspectiva que incida en lugares específicos, en sus transformaciones y
peculiaridades evitando simplificaciones de carácter genérico e historicista.
Relacionado con ello debemos destacar y exigir una mayor atención a la toponimia de
los lugares y nombres de las terrazas, bancales, andenes… en todo el mundo y
comprobar nuevamente que desde este aspecto este congreso ha contribuido de
forma innovadora al estudio e investigación de las “palabras” y “términos” en relación
con las terrazas y a los lugares que ocupan en el territorio.
La palabra “andén”, que en Perú significa bancal de cultivo, en Canarias no es
específicamente de cultivo sino de camino, pero no solamente eso, sino que el uso de
diferentes tipos de piedra en la construcción de las terrazas se relaciona con la
descripción de diferentes formaciones geológicas y morfológicas de una ladera o
montaña: sistemas de relación de toponimias con los materiales y sus formas.
Es decir, si observamos una montaña o ladera cualquiera de Canarias, Madeira,
Azores o del mundo apta de ser cultivada, podríamos identificar una serie de
elementos y de sistemas de piedras en su conformación geológica capaz de
trascender de su forma o materia intrínseca y nominar un tipo de aparejo o
identificar un lugar preciso de un territorio en el que se han construido estos
bancales. Los bancales no son solo piedras para mantener la tierra de cultivo: guanos,
lajas, tostón, ripios, cancajos, candelones, arenas, zahorras y bíjaros/ bígaros, todos
ellos, además de cumplir una determinada función en la construcción de los bancales,
generalmente contribuyen en darle un signo un ADN del territorio donde se ubica.
Así, por ejemplo, los guanos, en su utilización en la construcción de las terrazas,
ofrecen los minerales que le faltan a la tierra, que es el hierro, y se obtienen picando
ciertas formaciones rocosas de la montaña. Las lajas constituyen sistemas de agarre o
de ripiado utilizados para dar rigidez los aparejos de los muros de piedra.
El Congreso ha contribuido a visibilizar de manera innovadora esta investigación al
entender que la toponimia no solamente atribuye nombres sobre algún sitio
histórico, sino que reconoce que los bancales son sistemas e interacciones de
diferentes técnicas de utilización y formas de piedras que se encuentran en las
formaciones geomorfológicas y geológicas del territorio donde se construyen y de las
personas que los hicieron y habitaron en ellos.

2 SEGUNDO PUNTO.

LA CONCEPCIÓN INTEGRAL DEL PAISAJE. Diagnóstico e interpretación.


Una de las características innovadoras de este congreso ha sido el estudio y
compromiso determinado por una concepción integral del paisaje en y desde los
territorios de bancales, entendiendo más allá del propio bancal y la absoluta
necesidad de establecer una reflexión sobre todos aquellos aspectos donde la
formación de bancales protagoniza un paisaje y de cómo el bancal es un elemento
fundamental para comprender su dimensión territorial capaz de estructurar una
población y los recursos que conlleva para su desarrollo. El paisaje de terrazas se
identifica como sistema de organización social y económica en su dimensión
territorial.
Esta concepción repercute directamente en revisar muchas cuestiones vinculadas a
determinismos de clasificaciones y categorizaciones de suelos, un espectro de temas
fundamentales que están abiertos y sujetos a críticas y nuevos instrumentos; no
deberíamos actuar solo en bancales si no contemplamos la visión paisajística de lo
que afecta a estos dentro del territorio. El hecho de recuperar o plantear soluciones
puntuales ofrece muchas dudas porque no se conciben respecto a una concepción
paisajística integral.
Esto conllevaría a una mayor sensibilidad sobre la construcción, protección y
conservación de los territorios de bancales con la necesidad de definir nuevos
mecanismos innovadores en su aplicación. Nos hace falta una percepción colectiva, no
de carácter individual compartida, asumida por la población y llevada a cabo por las
instituciones. Resulta imprescindible que esa percepción colectiva sea consensuada y
reconocida por los ciudadanos. Necesitamos intentar que estos paisajes, como ha sido
definido en el congreso, no sean “paisajes inadvertidos”.
En este sentido, recordamos con cariño un viaje que realizamos a La Gomera para
preparar el Congreso donde tuvimos la oportunidad de verificar lo extraordinario de
la cantidad de laderas definidas por bancales en el territorio gomero y a su vez, cómo
esta característica pasa muy desapercibida para sus visitantes y jóvenes insulares.
Cuando salimos de la isla después de estar un tiempo, manifestábamos con cierto
asombro “¡pero si todo es banca!”.
Desde la propia experiencia y como se mencionaba anteriormente, observamos que la
realidad abancalada es inadvertida. Es por ello que uno de los primeros motivos por
los cuales debemos ofrecer un razonamiento crítico sobre el paisaje de bancales es
precisamente la necesidad de saber percibir y representar estos territorios desde una
concepción integral.
Esta afirmación conlleva responder a la razón de la necesidad de esta percepción, así
como los interrogantes de ¿por qué el paisaje? y ¿para qué este congreso, más allá de
la siempre legítima aspiración académica de intercambio interdisciplinar?
La respuesta es sencilla: ciudadanos, agricultores, campesinos, arquitectos,
ingenieros, agrónomos, antropólogos, geógrafos, sociólogos, responsables sociales y
políticos, independiente de sus respuestas y soluciones ortodoxas desde sus
respectivas disciplinas, manifiestan su complicidad y convencimiento de la
importancia de los sistemas de producción agraria en la actualidad y de cómo los
territorios de bancales no ocupan un lugar prioritario en las dinámicas de
producción: son “territorios inadvertidos” o no considerados. Dar continuidad a la
transición y la transformación del paisaje agrícola necesita enfocarse desde un nuevo
planteamiento basado en la relación entre la agricultura y una dimensión geográfica,
más allá del sentido disciplinario.
No hay bancales y terreno agrícola si no se cultiva. Sin embargo, como se ha
argumentado en el Congreso, necesitamos un nuevo equilibrio: ese espacio agrícola al
que estamos definiendo tiene que ser prioritario jerárquicamente, no secundario con
respecto al desarrollo de los núcleos urbanos o el rol exclusivo de protector de los
espacios naturales. El espacio agrario debe tener y asumir su identidad propia como
paisaje, así como su capacidad específica y estar estructuralmente reconocido por sí
mismo prescindiendo de las adjetivaciones clasificatorias que determinan las leyes e
instrumentos urbanísticos obsoletos de los diversos territorios y estados europeos e
internacionales. Hay que reconocer sus capacidades dentro de una visión holística e
integral del paisaje con el fin de desarrollar y aplicar acciones con toda la energía y
empeño que merece este espacio.
Esta concepción integral del paisaje, al plantearse desde un pensamiento de carácter
general y universal, nopuede prescindir de la dimensión cultural para cohesionarse a
la realidad y, por tanto, del reconocimiento de lasunidades físicas del territorio donde
se asienta, capaz de legitimar su dimensión en cada una de las situaciones y esferas.
En los casos de Madeira, Cabo Verde, Azores y Canarias los ponentes y congresistas
coincidieron en la necesidad de considerar un pensamiento archipielágico sobre el
paisaje insular, una reflexión y principios no derivados de un pensamiento
continental adaptado de tipo neo-colonial. Esto no supone establecer discrepancias
con el pensamiento universal sino atender cualquier pensamiento de rango
estructural que ha tenido lugar en ese territorio. Desgraciadamente, como se ha
debatido, en Canarias todavía no hemos profundizado los que nos corresponde para
establecer un pensamiento archipielágico sólido. Y no es un problema estrictamente
de esta región, de esta isla o de este archipiélago frente a otros, sino que reside en el
hecho de no conocer aquellos valores del pensamiento sobre la dimensión integral
del paisaje en la que tenemos que actuar directamente sobre una estructura
territorial. Eso tiene que acaecer, a nuestro juicio, en todos y en cada uno de los
territorios.

3 TERCER PUNTO.

DE LA REPRESENTACIÓN Y DIAGNÓSTICO A LA RE-CONSTRUCCIÓN DE LOS


BANCALES:
LA FORMA DE LOS BANCALES.
Hemos descubierto y evidenciado en las sesiones teóricas y experimentales del
congreso nuevas aportaciones sobre métodos de diagnóstico y de representación de
los territorios de bancales. Existen sintonías importantes entre los distintos métodos,
no solamente en sus resultados sino también en los procesos de trabajo y de
investigación aplicados para lograrlos. Muestran semejanzas en diferentes contextos
europeos y americanos en las características que estos métodos de diagnóstico deben
asumir a través de los sistemas de representación gráfica y analítica.
El dibujo y la representación, con el soporte informático e tecnológico existente a día
de hoy, se presentan como herramientas de verificación de la propia realidad y dan
rigor y precisión a estos análisis.
El mapeado de los sistemas y la realidad de los bancales, elaborado y documentado
por diversos agentes a través de sistemas de información geográfica en los
denominados Atlas del Paisaje, ofrece un registro fidedigno con capacidad de
responder a las exigencias de definir estrategias de recuperación y conservación de
estos territorios. Un ejemplo de soportes técnicos y analíticos de última generación
para realizar el “mapping” son los mostrados por el Observatorio del Paisaje de
Trento, el Observatorio del Paisaje de Canarias y las empresas del Gobierno de
Canarias GRAFCAN y GESPLAN. Se verifica con ello, y se demuestra por primera vez
también en Canarias, que hay un procedimiento que, desde el estudio del mapeo, del
plan y del atlas, capaz de llegar a datos y determinaciones para actuaciones concretas
y específicas sobre los territorios de bancales. Los resultados sobre el caso
experimental en la isla de La Gomera, estudio desarrollado por GESPLAN y
presentado durante las sesiones plenarias del congreso, han permitido reconocer un
método objetivo a partir del cual desarrollar y proponer actuaciones específicas.
Por tanto, para el desarrollo y las intervenciones en las terrazas podemos testificar
claramente una dimensión de planificación previa, capaz de despejar conocimientos
necesarios para elaborar un plan estratégico y determinar cuáles son las escalas de
intervención que cada territorio necesita para ofrecer a los responsables
institucionales propuestas acordes a la realidad del lugar.
El conjunto de herramientas basados en el mapeo, el atlas, los dibujos la
identificación y la catalogación, a través de un análisis preciso de la realidad,
permiten, además de elaborar diagnóstico, métodos y estrategias, determinar e
identificar diferentes tipos de construcción de bancales, tal y como se ha elaborado y
presentado durante este congreso.
De hecho, se han identificado doce sistemas constructivos, complejos tanto por sus
aparejos de tierra y piedra como por el diálogo que establecen en el territorio, en el
hábitat y en los sistemas de cultivo. El bancal, en definitiva, es la representación de un
paisaje que nos explica una manera de entender la forma de un territorio.
Cuando hablamos del bancal hablamos de cada una de las piezas y elementos
constructivos que lo conforman y de una cualificada y valorada representación a
través de los signos y significados de cada uno de los territorios donde está ubicado.
El hecho de que se hayan podido determinar doce formas posibles de construcción de
bancales nos enseña, a su vez, una forma de entender los diferentes tipos de las
técnicas y costumbres asociadas a ellos.
Por otro lado, la necesidad de elaborar diagnósticos sobre el estado de los territorios
de bancales supone reconocer que existen conflictos en ellos. Uno de dichos conflictos
es el impacto del turismo sobre la identificación y reconocimiento de las terrazas,
presente a nivel mundial y de relevante importancia en Canarias y Madeira.
Por ejemplo, en Canarias existe legislación específica sobre el turismo e, incluso y
particularmente, una específica sobre los territorios agrícolas en los que poder
realizar actuaciones turísticas. Dicha legislación es la denominada Ley de Islas Verdes
(Islas de La Palma, El Hierro y La Gomera), aprobada en junio de 2019, donde se
plantea por primera vez en Canarias la posibilidad de entender que la moratoria
turística posiblemente sea susceptible de plantearse desde otros postulados y
criterios en función de las realidades de cada territorio. En otras palabras, la
moratoria turística aprobada en el año 2000 y ejecutada a partir del 2006 supuso en
la isla de Lanzarote hasta el 2016 un aumento del aforo turístico traducido en 11.600
nuevas camas. En la isla La Gomera, en el mismo periodo, supuso un aumento del
aforo de tan solo 10 nuevas plazas turísticas. ¿Es posible hablar de la misma ley de
moratoria en un conjunto de islas así de diversas y con mecanismos y potencialidades
tan extremas?
El sector turístico debe aceptar el reto de desarrollar un análisis específico y
coherente con una legislación adecuada y afrontar y ponerse a disposición para
entender el territorio agrícola y los bancales como una oportunidad para la
reccalificación de los territorios de terrazas yendo mas allá de los modelos
tradicionales de invasión del territorio a través de intervenciones coordinadas en
estos territorios deprimidos desde una concepción integral del paisaje y
considerando su enorme valor cualitativo, cultural y significativo. Se trata de realizar
un planteamiento que revalorice todos los ámbitos asociados a los bancales, y entre
ellos generar nuevos hábitats aptos para visitantes y locales.
Somos conscientes de la dificultad de las legislaciones actuales sobre los espacios
naturales, así como de su gestión cotidiana y asumimos, salvo gruesas excepciones, la
dificultad de cultivar en estos espacios. Sin embargo, debería articularse una
vinculación de sinergias entre la legislación y la posibilidad de cultivar: hay bancales
dentro de los parques nacionales o espacios naturales protegidos de cualquier índole.
Habrá que entender y discernir exactamente este diagnóstico conflictivo de intereses
de diferentes territorios, habrá que llegar a un acuerdo y, habrá que llegar a una
posición, como de hecho lo reflejaban perfectamente en algunas ponencias sobre este
argumento crucial. El hecho de constituirse un gran parque nacional no implica que lo
que se produzca sea un aislamiento, una evasión o una eliminación de los sectores
productivos.
Otro aspecto evidenciado significativamente en este diagnóstico, a partir de la
representación cartográfica y perceptiva de estos territorios de terrazas, es la
edificación existente en y entre los bancales y en el paisaje que los circunda y
enmarca. Desgraciadamente hay que aceptar y hay que poner en evidencia que esta
edificación es de pésima cualidad y calidad, no merecedora del registro donde se
ubica. Lo edificado en los territorios rurales y fundamentalmente en los territorios de
bancales en estos últimos 40 años se ha construido erróneamente en las zonas de
cultivo de los bancales, y, además, ha sido ejecutado con una elección y combinación
de materiales, formas y volúmenes incoherentes con las características propias de
transformación de estos territorios.
En definitiva, en Canarias y otros lugares ha existido y existe un divorcio entre
edificación, sistemas constructivos de la edilicia y razonamiento estético frente a la
lógica de la construcción del bancal y todo su sistema de tierra, agua e infraestructura
en contraposición a la lógica de las antiguas y sencillas edificaciones que había en el
territorio de bancales., Dichas construcciones se situaban estratégicamente
entendiendo el contexto territorial aprovechando aquellos lugares con menor
capacidad de cultivo, bien por el terreno, la falta de tierra o la orientación.
A día de hoy, las respuestas edificatorias han llegado a un nivel de simplificación y
vulgaridad extrema, con carencias éticas y estéticas más allá de las necesidades o
cumplimientos normativos perentorios y de mínima voluntad formal. Habría que
repensar los materiales aplicados en la edificación y trabajarlos con una mínima
dignidad edificatoria que permita una respuesta en consonancia con los muros, las
terrazas y su lógica de ubicación fomentando así la dignidad de un paisaje
comprometido con el medio.

4 CUARTO PUNTO.

LOS BANCALES EN LOS SISTEMAS DE CULTIVOS Y EN LOS PROCESOS DE


PRODUCCIÓN
AGRÍCOLA. INFRAESTRUCTURAS, MEDIOS Y RECURSOS.
Procesos de cultivo, biodiversidad, sol, agua, tierra, piedras, esfuerzo y trabajo son
palabras que forman parte de un discurso continuo en los territorios de terrazas: el
bancal sin cultivar pierde los fundamentos de su razón de ser. El abandono y la
dificultad de su recuperación y mantenimiento presentes en la actualidad hace
imprescindible establecer una nueva lógica y estrategia que persiga una “agricultura”
acorde con el principio del bancal. Desde una visión crítica de los territorios de
terrazas y conociendo el papel que deben desempeñar, resulta necesaria la creación
de espacios de conocimiento y profundización sobre la producción agrícola en
bancales.
Para desarrollar una producción de cultivo en los bancales es necesario entender su
construcción y reconocer la biodiversidad existente en ellos. Por ejemplo, en los
archipiélagos de la Macaronesia, al igual que en otros territorios similares, gracias al
entendimiento y la comprensión de las condiciones geomorfológicas de sus
territorios agrestes, sus desniveles y alturas, los diferentes tipos de terrenos diversos
según se encuentren en el fondo de un barranco, en laderas o en llanos, se han sabido
aplicar distintos sistemas y tipos de cultivo.
Fomentar la biodiversidad de cultivos y gestionarla como nos lo han mostrado
muchos de los agricultores, agrónomos y científicos en este Congreso es
absolutamente imprescindible tanto para la regeneración y limpieza de la tierra como
para garantizar la cualidad de los productos que extraen del cultivo.
Desde esta perspectiva, establecer monocultivos en territorios de terrazas y de
bancales no parece lo más conveniente y plantea dificultades estratégicas de difícil
operatividad y competitividad. En cada lugar, en función de sus condiciones
específicas, es necesario verificar las posibilidades y potencialidades que los
monocultivos ofrecen para tener diversas alternativas de cultivo y producción.
Particularmente en Canarias existe un porcentaje importante del cómputo total de la
superficie de bancales con un alto grado de abandono en los terrenos destinados al
cultivo de secano a pesar de estar reconocida la extraordinaria calidad de sus
productos. Investigar e incentivar el cultivo en secano es otra de las formas
necesarias de combatir su abandono trabajando el bancal para garantizar no solo los
productos sino también su continuidad y existencia. Es necesario desarrollar el
equipo humano y herramientas técnicas adecuadas para poder trabajar en estos
terrenos e incentivar el reconocimiento de estos en pro de una concepción integral
del paisaje.
En definitiva, no es un descubrimiento extemporáneo que entender los sistemas de
riego y secano es fundamental para el reconocimiento de los territorios de bancales y
su necesidad de ser cultivado. Esto supone una voluntad de invertir, estudiar,
investigar, innovar y, a su vez, verificar una estrategia específica para cada uno de los
sistemas de cultivo, tanto por sus condiciones y por las características
geomorfológicas del territorio donde se ubican como por las posibilidades y
conveniencia de los sistemas de cultivos para cada caso.
Evidentemente todos estos terrenos y territorios tienen posiblemente algunas cargas
añadidas, pero eso no conlleva el hecho de abandonarlos y no reconocer su
importancia y su posible contribución futura. Garantizar un territorio consiente de la
complejidad de la construcción de los bancales, y por tanto de la dimensión
paisajística integral, ofrece visibilizar errores y contradicciones que verificamos en
muchas situaciones y que dan cuenta de problemas estructurales y de gestión tanto
por el abandono como por los diversos sistemas de infraestructuras que se
superponen sin rigor ni capacidad de ofrecer alternativas integrales que asuman la
complejidad como estrategia reconociendo la dificultad.
Además, en este proceso de entendimiento del bancal es necesario tener en cuenta las
infraestructuras que lo rodean. Los sistemas de aguas tradicionales, obras hidráulicas
estructurantes y espectaculares, con canalizaciones y atarjeas cada vez se encuentran
deteriorados y en estado de obsolescencia, sustituyéndose por canalizaciones
metálicas o de plástico conformando una red diseminada sobre el terreno. Esto
supone arrasar a su paso con la nueva lógica planteada, arbitrando una continua
descomposición y ruina de los sistemas y tejidos y su capacidad de regeneración
alimentado por basuras, roturas de materiales, multiplicidad de líneas y redes
irracionales. Igual ocurre con los nuevos trazados de vías, caminos y carreteras.
No se trata de negar la evolución instrumental y tecnológica inherente de las
infraestructuras, sino de racionalizarlas en un proceso que contemple una dimensión
global y compleja del territorio, del paisaje. Por tanto, habrá que pensar con una
mayor sensibilidad y racionalidad cómo se incorporan los nuevos sistemas de
distribución de agua, los caminos, las carreteras de formas coherentes tanto al bancal
como a la concepción del paisaje en los distintos lugares y territorios de terrazas.
En definitiva, los sistemas de producción agrícola tienen estructura, organización y
fisicidad por lo que es necesario que todos aquellos vinculados a las disciplinas,
organizaciones e instituciones asociadas con la realidad agrícola y de las
infraestructuras de los bancales sepan contribuir en los procesos de producción
actual. Para ello, y con el fin de re-encantarlos, hace falta valorarlos y reconocerlos
como sistemas de producción y de hábitat. No se trata de incentivar procesos
especulativos de mercado ni la producción masiva de alimentos capaz de competir en
el mercado global: se trata de entender un territorio coherente a una producción
agro-alimentaria y agro-ecológica donde la gente habite.

5 QUINTO PUNTO.

LA GESTIÓN DEL PAISAJE DE TERRAZAS:


TERRITORIOS COMPLEJOS, TERRITORIOS DE RIESGO.
Las terrazas y los elementos que las conforman se adaptan y ajustan sus parámetros a
las circunstancias específicas del territorio, a sus cultivos y hábitat y con ello, a los
riesgos naturales o provocados paliando y/o amortiguando sus efectos y daños
respondiendo a las demandas sociales, ambientales y paisajísticas.
Las terrazas demuestran ser elementos activos del territorio gracias a su capacidad
de transformar las dificultades y amenazas en ventajas; su forma junto a la identidad
cultural, sus usos y biodiversidad contribuye tanto al desarrollo de formas de vida
como a la protección y cuidado frente a los riesgos naturales. Todos estos aspectos
estructuran el territorio con una calidad paisajística integral.
En territorios afectados por riesgos naturales o derivaciones del mismo, las terrazas
actúan como sistemas de soporte en los procesos de recuperación paisajística,
mientras siguen cumpliendo su función productiva agroalimentaria y agroecológica,
ofreciendo su capacidad de adaptación a las circunstancias y situaciones locales. Los
sistemas de bancales y terrazas, por su situación estratégica, su capacidad de
activación, de soporte y de desarrollo en distintas acciones y planes, se presentan
como lugares de oportunidad desde los que dar respuesta a distintos aspectos
socioeconómicos, ambientales y paisajísticos alterados por una inimaginable
culturización sobre el medio rural.
Recuperar, proteger, conservar e innovar la estructura de las terrazas preexistente
permitiendo, además de los usos agrarios, los usos residenciales-turísticos, culturales
y educativos, y cumpliendo finalmente con la función de prevención y minimización
de los riesgos naturales y provocados, resulta ser un objetivo a cumplir y gestionar.
El paradigma de cómo resolver este objetivo integral ha desencadenado en varias
sesiones sobre el contexto de la economía, siendo un momento álgido de este
Congreso sobre la discusión de estos territorios, su papel contemporáneo en la
sociedad y sus posibilidades de gestión. Desde la denominada economía circular, la
economía azul sostenible o de posiciones más ortodoxas y alternativas se han
disertado diferentes criterios y posiciones relevantes en función de un principio que
articula el Bienestar (formas de vida en relación con estos territorios), el desarrollo
económico y la capacidad de generar trabajo: tres polos-conceptos que identifican el
diagnóstico sobre estos territorios y donde alberga parte de la complejidad de los
mismos.
Supongamos que configuramos una balanza de tres bandejas y cada una de ellas se le
asigna un concepto con afán de verificar los equilibrios, desfases y/o jerarquía entre
las mismas. En una situamos el desarrollo económico, en otra el bienestar-buen vivir
referido a todas las condiciones desde el punto de vista ambiental, territorial,
vivencial en los bancales, y en la otra restante la capacidad de generar trabajo.
Realizando diversas oscilaciones en la balanza dando más peso e importancia a un
concepto que a otros, se puede observar que el máximo desarrollo económico no
corresponde necesariamente al máximo bienestar o a la máxima capacidad de
trabajo, incorporando el mismo valor en las tres. La balanza presenta entonces una
incertidumbre que demuestra que en función del valor que se le dé a una variable
obtenemos diferentes posibilidades. Por ejemplo, si se maneja la variable de
bienestar en los bancales obtenemos mayor posibilidad de generar más trabajo y más
desarrollo económico pero susceptible de oscilaciones imprevisibles en caso de no
seguir estrategias integrales y valores reconocibles. En otras palabras, nos
encontramos ante un nuevo paradigma desde esta concepción económica del
territorio y de la sociedad, imprescindible de considerar y siendo necesario seguir
verificándolo con actuaciones experimentales concretas que ofrezcan soluciones
acordes con la realidad.

6 SEXTO PUNTO.

LA DIMENSIÓN CULTURAL DE LOS BANCALES.


NUEVOS USOS Y NUEVOS INSTRUMENTOS OPERATIVO.
Una sociedad que se valore y se precie de tener y promover cultura, tiene que ser
capaz de ofrecer su representación de la ciudad, del territorio, de los signos, de las
huellas y de los pensamientos que la caracterizan. Afirmación contundente
manifestada en la presentación y enunciado del Congreso. Afortunadamente,
Canarias, Azores, Cabo Verde y Madeira, sedes territoriales del Congreso, cada una
con sus especificidades, afronta esta sentencia con cualidades y argumentos bien
diferenciados que dan cuenta de su evolución y desarrollo temporal.
Cada isla ofrece unos extraordinarios sistemas de representación cultural. Todas.
Desde el silbo gomero, las palmeras y el guarapo, los dibujos y las pintaderas, las
pinturas y gráficos artísticos o desde cualquier sistema de representación que se
precie, que es, en definitiva, una expresión de una cultura, de las circunstancias, y del
paisaje que lo rodean.
¿Qué supone insistir en esta dimensión cultural? Ante todo, considerar la relación
entre cultura y representación como instrumento que se ha de afrontar y trabajar
para superar las contrariedades y que se encuentra en conflicto con la participación
ciudadana y las acciones participativas. Reclamamos, y así se ha manifestado en este
congreso, una participación y acción participativa capaz de ser el reflejo de una
representación de una cultura consolidada a través de proyectos colectivos
amparados en el bien común, sin recurrir a la homogenización bajo ninguna
circunstancia dado que la destrucción de la cultura de un territorio reside en no tener
capacidad autónoma de representación. La cultura y representación de un pueblo no
puede ser vinculada ni a estereotipos extraídos de contextos globales ni a eslogan
publicitarios de las bondades autóctonas de un territorio, sino que tiene que estar
vinculado directamente con respecto a cada uno de los lugares y signos que lo
conforman y habitan: en este caso los bancales, su territorio y sus habitantes. Un
paisaje que es fruto de la individualidad y generalización no tiene futuro. El paisaje de
bancales es el soporte de un proyecto colectivo y local y ello debe formar parte de su
representación.

LA APROPIACIÓN SIMBÓLICA DE LOS BANCALES Y SU CONSIDERACIÓN
PATRIMONIAL.
El debate actual sobre la consideración de los bancales como patrimonio, reclama una
visión global y compleja del problema desde la conceptualización y el
replanteamiento de los vínculos entre sociedad, cultura y territorio. Parece claro que
el territorio es directamente dependiente de los elementos patrimoniales de todo tipo
que lo conforman y viceversa, sean estos culturales, antropológicos, naturales o
paisajísticos, de la misma manera que no tiene sentido pensar en un territorio sin la
comunidad humana que lo habita, reflejo y testimonio de una viva interacción entre el
hombre y la naturaleza en la que se desenvuelve. Entendemos el patrimonio de
bancales como un proceso vivo y en permanente construcción y no como un mero
repertorio de vestigios inventariarles.
NUEVOS INSTRUMENTOS OPERATIVOS.
Evidentemente los instrumentos de planeamiento urbanístico y territorial para los
bancales no pueden ser genéricos e iguales a territorios con otras características y
calidades. Deben necesariamente ser el fruto de requerimientos específicos e
intrínsecos a su forma, elementos, características, cultura e identidad.
Sin embargo, a día de hoy no hay prácticamente nada en ninguna de las legislaciones
de los archipiélagos macaronésicos (probablemente en Europa y el mundo tampoco)
específico sobre los bancales en cuanto a su utilización, forma, reconocimiento y
diagnóstico. Con esto no se busca una solución única y cerrada, sino que se quiere
hacer ver que la legislación, al fin de al cabo, es un convenio que tenemos los
ciudadanos demostrándose que los bancales todavía no se presentan con el valor que
les corresponde con respecto a la determinación territorial y por tanto, habrá que
seguir trabajando y profundizando en ello.
El primer documento necesario de gobernanza claro es reconocer entre ciudadanos y
gobernantes el valor que le damos a los territorios de bancales y saber cómo
reconocerlos dentro de los sistemas de instrumentos y legislaciones
correspondientes. En este caso, exponemos que muchos grupos de diferentes
contextos y territorios han manifestado absolutamente esta imprescindible
necesidad.
Sin una legislación propia, sin una capacidad de intervención y de compromiso entre
ciudadanos e instituciones a través de los documentos y estudios científicos y
tecnológicos adecuados y una custodia del territorio en coherencia con la
documentación técnica y los hechos territoriales, parece difícil resolver el diagnóstico
negativo existente en estos territorios.
Por tanto, debería ser inherente una mayor precisión sobre la gestión de los bancales
desde el punto de vista territorial, reconociendo la complejidad de facetas necesarias
de articular. Al ser prácticamente todos estos territorios de bancales de propiedad,
desde el punto de vista catastral habrá que arbitrar cuáles son las formas de gestión
adecuadas de los ciudadanos a través de la gobernanza para establecer cuáles son las
interferencias y las acciones o actuaciones específicas de gestionar, así como la
nomenclatura operativa. Finalmente creemos imprescindible desarrollar
instrumentos de gestión hechos a medidas para estos territorios que sean capaces de
gestionar las terrazas de acuerdo con entidades diferentes e incluso catastrales y de
propiedad.

EPÍLOGO.
LOCALIZACIÓN Y ESTRATEGIAS / Estrategias de localización.
Lo que surge en los puntos anteriores está construido sobre una investigación previa
que se ha fortalecido indudablemente con la celebración del congreso, donde sus
aportaciones teóricas y prácticas y sus conclusiones han permitido escribir las bases
para las estrategias y acciones a cumplir para re-encantar los bancales.
En este congreso, como aporte propio en innovación e investigación, se ha definido
una estrategia para el estudio, análisis y valoración de la localización de los territorios
y lugares específicos de bancales. La estrategia de localización hace referencia al
estudio de campo en cada una de las islas que se han visitado por todo el archipiélago
canario, Madeira y Azores, donde se han predeterminado y estudiado los lugares a
visitar de acuerdo a criterios motivados por sus características formales, geográficas,
agrarias, culturales, estéticas y potenciales, entre otras. Sin embargo, en esta
selección de lugares específicos lo más importante es reconocer la estrategia de
localización de cada sitio y su valor estructural para entenderlos dentro de cada uno
de los territorios de estudio. En otras palabras, a partir de la investigación en el
territorio obtenemos una serie de estrategias de localización y criterios específicos
con los que se desarrollan diagnósticos para cada uno de los sitios. Si comparamos los
diagnósticos entre sí es posible crear una matriz que enlaza las estrategias, criterios,
instrumentos y conceptos permitiendo ofrecer una respuesta clara y precisa sobre
cada uno de los lugares y los niveles de actuación, recuperación y rehabilitación
posibles.
Son muchos los aspectos a considerar en la evaluación de las causas del abandono y
daños sobre los territorios afectados por el abandono. Sin embargo, desde la
arquitectura, la agronomía, la ingeniería y sobre todo desde el paisaje, es posible
considerar la situación actual de los bancales como una oportunidad para cifrar una
relación de actuaciones estratégicas que sirva para la recuperación e implementación
de estos territorios de terrazas.
El estudio de los asentamientos rurales y de las infraestructuras, así como de los
sistemas de organización agraria y de cultivos con sus correspondientes bancales y
terrazas se debe encuadrar de manera propositiva a partir de las experiencias
planteadas en las conclusiones del IV Congreso Mundial de Terrazas y Bancales del
Mundo, y que tienen como base la investigación previa que se llevó a cabo por parte
del Grupo de investigación de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC)
de la Escuela de Arquitectura, colaborando con el Observatorio del paisaje de
Canarias y con la organización del IV Congreso Mundial ITLA.
Hemos explorado las laderas, individualizando las terrazas en el territorio,
estudiando cómo se habitan, localizando los asentamientos rurales y sus elementos
constructivos y estudiado la forma de estos paisajes de bancales y terrazas que
diseñan estos territorios de pendientes con el objetivo de demostrar sus valores y
proponer nuevas condiciones para la coexistencia en la vida de los bancales.
Precisamente en los territorios estudiados hemos reconocido terrazas que se
destacan desde la capacidad de adaptación a la singularidad geomorfológica del
territorio, cualificando y valorando el medio y su entorno, o por su capacidad de
activación, de soporte y de desarrollo, en distintas acciones y proyectos. Nos
proponemos verificar cómo las terrazas han funcionado y cómo pueden convertirse
en motor de recuperación ambiental y paisajística siendo más eficaces en la gestión
del territorio para habitar y cultivar los bancales, en evitar los riesgos naturales o
provocados y en conocer cómo las infraestructuras de las terrazas pueden funcionar
concretamente en estos casos. Teniendo todo lo anteriormente mencionado en
consideración, se ha definido por fases una relación de criterios y metodologías
específicas para seleccionar lugares que reúnan estrategias múltiples y que sean
susceptibles de permitir el desarrollo de acciones para su intervención, recuperación
y rehabilitación.
Una primera aproximación de esta relación se estructura en los siguientes epígrafes
que pretenden evidenciar y profundizar los múltiples aspectos de estos territorios
agredidos, según un método científico de la disciplina del proyecto de paisaje en
coordinación de las disciplinas de geografía, geología, edafología, agronomía,
economía e ingeniería. Estos criterios clasificatorios, que pretenden ofrecer una
propuesta para verificar desde aspectos de carácter descriptivo y cuantitativo como
cualitativos, se sintetizan en:
1. Condiciones territoriales. Posición, distribución situación, emplazamiento en las
islas.
Vertiente insular. Norte / sur
Altitud. Cumbre / Medianía / litoral
Geografía. Valle / lomada / barranco / ladera / Meseta / acantilado / barranco /
ladera
2. Clasificación o categorización del suelo.
Suelo. Natural o Seminatural / Rural o Urbano
Zonas y áreas de protección. Condiciones de seguridad de agentes naturales y
accidentes
Presencia e sistemas insulares de infraestructuras. Condiciones para su desarrollo
3. Dimensión, superficie y propiedad. Sistema de propiedad, sistemas de agregación y
elementos que lo definen, unidades de producción.
4. Por la demografía e interacción población/territorio. Población arraigada
(núcleos cercanos en convivencia con los bancales, asentamientos, caseríos).
Consideraciones sociales y de población.
5. Valoración del degrado y abandono de los bancales desde sus condiciones de
aislamiento y accesibilidad a los ámbitos para la producción.
Potencialidad sistémica en un ámbito territorial.
Medios infraestructurales para su desarrollo y potenciación.
Tamaño y capacidad de constituir unidades agrícolas.
6. Valores y características geomorfológicas del suelo: edafología. Tipo y forma de
suelos. Alteraciones
7. Valores y características agroecológicas, agroalimenticia de las áreas afectadas por
el incendio. Tipos de cultivos y sistemas de explotación existentes.
8. Singularidad tanto de los elementos estructurales del elemento bancal (llanos y
paredones) como del entorno, de la edificación y del paisaje. Establecida también por
la continuidad temporal de sus características formales, independientemente de sus
usos y actividades y por el valor cultural y etnológico (conocimientos, prácticas,
técnicas y valores artesanales).
9. Características constructivas, estado de conservación post incendio, tipologías de
bancales y tipos/formas de aparejo de la piedra
10. Capacidad y potencialidad de actuaciones en estos territorios de terrazas
Estas características, capacidades y potencialidades de actuación, se centran en la
recuperación y protección de los bancales y terrazas a través de acciones y proyectos
sobre el paisaje y el medio ambiente (con sus consecuentes medidas sobre la
población y los asentamientos) y de recuperación económica y social.
Esta síntesis de seis puntos y epílogo denominada Declaración de La Gomera,
contribuye a documentar e informar sintética y críticamente sobre lo acontecido y
debatido en el IV Congreso Mundial ITLA 2019 desde las diferentes perspectivas,
disciplinas y enfoques que se han articulado en los intensos doce días de duración del
Congreso. Finalmente, debemos introducir, la imprescindible dimensión ecológica de
los bancales que, si bien no es materia de profundización y estudio específico en este
Congreso, siempre se velaba su aura por su relevancia e importancia dentro de la
dimensión holística que debemos perseguir. Muchas veces cuando hablamos de los
territorios de bancales lo hacemos exclusivamente desde un punto de vista
protagonizado por y para el ser humano, sus cultivos y economía desconsiderando
todos sus habitantes. Este hábitat siendo tan comprimido y con la cantidad de
peculiaridades que tiene reúne muchas especies. El mundo y el pensamiento
ecológico no están centrados solo en los seres humanos sino en todos aquellos otros
habitantes que existen en la naturaleza. El hecho de primar unos frentes a otros nos
corresponde. Seamos inteligentes y reconozcamos la necesidad de cohabitar con
ellos. Convivir entre bancales.
Nuestro mayor reconocimiento a todos los que han participado en el Congreso y han
contribuido en descubrir y debatir los argumentos de estas conclusiones y la
Declaración de La Gomera.

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