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parecen re-

decoración LAVIVIENDA
Y SU
~- Otros to- CONEXIÓN
CONELENTORNO
propros de un tipo distinto
lor e aplica antes de la coc-
los tonos, gracias a unas pe-
laechas <;1las paredes de las piezas. Dentro de esta etapa renacentista se advierte la
progresiva cristalización de algunos tipos de jardín, y
tona esta perfectamente individuali-
1ado Nuca en cuya cultura, que prosigue la particularmente de los que son característicos de Italia
uadi<:i&i 11,ela -de Paracas, dominan como ideas bási- y de Francia. Los italianos se organizan de acuerdo
con algunos principios que les confieren un particular
cas las de la fertilidad y la muerte; aquí es característi-
encanto, con su cuidada adaptación al emplazamiento;
co el reopi~te, glob_ular con un gollete único que
su hábil utilización de algunas especies mediterráneas,
luego -~ºl':1aono hacia el q~e tiene dos golletes, que como el ciprés, el pino, la encina o el olivo, y su esca-
será distmtlvo de lo que se hizo en la costa meridional
so repertorio floral; su estrecha conexión con la natu-
peruana. En esta cerámica se mantiene una decoración raleza y su entero respeto a la escala humana. En cam-
con estilo plano, pero en sus fases tardías (hacia el bio, el espíritu francés, más rígido, trata de someter la
500) son abundantes dos clases de recipientes: en una naturaleza al programa previsto, preocupado por al-
de ellas se advierten pájaros, peces y plantas muy esti- canzar un esquema grandioso y con majestuosidad.
lizados, que son símbolos de la fertilidad, y en la otra En Italia los jardines enlazan la naturaleza con la ar-
la temática es puramente mítica o religiosa. La cultura quitectura, como evocación de los de la Antigüedad,
de Tiahuanaco presenta una cerámica cuyos temas, el descritos por Séneca o Plinio. Pueden señalarse entre
sol, el jaguar y el cóndor, son los mismos que apare- ellos algunos tipos, como el geométrico, con una se-
cen en los relieves que decoran la famosa Puerta del rie de terrazas enlazadas por escaleras y adornadas con
Sol; se propagó por la costa meridional peruana y al- estatuas, como los del Belvedere, en el Vaticano, de
canzó hasta el siglo X. Su continuación se advierte en Bramante (1503), o los de la Villa Madama, de Rafael
los hallazgos de Chancay que, hacia el año 1000, reve- (1519); los que tienen valor escenográfico o iconográ-
lan un considerable retroceso; su cerámica es rústica e fico, en que las terrazas y efectos de agua se alían con
ingenua, de calidad basta y formas sencillas, pintada bosquecillos de árboles recortados y grutas pobladas
con un color negro violáceo y en algunos casos con por esculturas mitológicas, como los de la Villa d'Este,
un rojo pálido. en Tivoli (1549), de Pirro Ligorio, que es la más bella
de estas residencias veraniegas, o los de la Villa Aldo-
lmmn~ brandini, en Frascati, de la Villa Médicis, en Castello, o
(fJO~
l,. de Boboli, en Florencia, todos de Tribolo (Niccolo
laillli,:
- Pericoli, 1500-1550); y los que podríamos considerar
como jardines botánicos de valor didáctico, con es-
quemas geométricos y esculturas de Dioscórides, _Pli-
LA ETAPADEL nio o Asclepios, como los de Ferrara, Padua o Pisa.
Los jardines de espíritu francés durante el siglo
RENACIMIENTO XVI conservan en sus grandes líneas el diseño y los
componentes básicos de los jardines cerrados me?i~-
vales, con sus paseos, los macizos vegetales geometn-
La etapa cultural que en el á~bito europeo se cos y las fuentes, todo a un mismo nive_l: como :e
inició y adquirió tan alto nivel en diverso~ focos de aprecia en Blois. Poco a _poco la orga111zac10ngeom~-
trica se hace más compleja, se mcluyen estatuas o ed1-
Italia, y particularmente en los de Flo~encia, Rom~,
culos a la manera italiana, como ocúrre en los jardines
Venecia Urbino o Ferrara durante el siglo XV, tema
del cardenal de Amboise, en Gaillon. Y a en la segun-
tanta fuerza' y penetro , tan a f,on d o en la mentalidad
. de
da mitad del siglo son frecuentes los criptopórticos, se
los intelectuales y los artistas de aquellos tiempos, que
atiende a su conexión con el edificio residencial del
su aceptación y difusión por casi toda Europa durante
. que dependen y son obra de arquitectos, como los del
el siglo XVI casi. nos parece equiva · 1ente a la llegada de
. castillo de Anet, de Philibert Delorme, o los de Char-
una nueva y ansiada 1uz que perm1·t·o, 1 rechazar y .ahu-
leval, de Jacques Androuet Ducerceau._ Por entonces
yentar seculares ataduras espm ua les · Se abneron
· ·t
se inicia la prolongada serie de publicaciones sobre los
nuevos horizontes al pensamiento, se despe_rtaron es-
. . jardines, con importantes tratados.
peranzas y optmusmos y, como consecuenoa ' se pro- d Los jardines holandeses, trazados en terreno
. .
d UJeron amplias renovaoones . en todos los, campos
. L. -e llano, estaban rodeados o cortados ortogonalmente
. .
1a actividad y concretamente, en lo artistico. 1md1-
, por avenidas cubiertas de emparrados o de pa,seos es-
tandonos a lo 'que ahora nos cono ·erne , trataremos e tructurados con balaustradas, desde donde podian _con-
exponer en sus líneas genera 1es 1as n ovedades que esos templarse macizos de flores, aisladas y muy selecciona-
nuevos conceptos provocaron en la vivienda ' tanto .en das, 0 situadas en parterres muy recorta~º:· Fin~lmente,
· , con el entorno m-
io que corresponde a su conexwn d 1 en España, aparte el cuidado que se contmua aplicando a
mediato, sea este rustico o ur an o , como
. , , . b _ en. to o o
los jardines granadinos de la Alhambra o a los sevillanos
que atañe a su distribuoon . , Y eqm·pamiento mterno.
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dd Akmr se aprecian adaptaciones de lo italiano, cen garitas, matacanes y torres. En cambio se abre,
como ocunc en los de C dalso d los Vidrios, cons- grandes y abundantes ventanas en las fachadas, que ,
uuidos CD d I en un repliegue de la sierra de Gre- coronan con alegres galerías o loggias, para solaz ,
con mindorcs., bclvederes, arquerías y cenado- los moradores y disfrute de los viandantes.
que parecen dispuestos para gozar de una recogi- Los arquitectos contribuyeron al enriqu,•,
cb intimidad disfrutar a un tiempo de lejanos hori- miento estético de las fachadas en estos tiempos l
Z'OIIICS. as adelante hemos de constatar el interés de siglo xv en Italia con medios que les eran propio~
Fdipc D por-los rccolet jardines de El Escorial, donde luego se harán extensivos a muy amplias zonas cu
amtó con bs aporucion de jardineros flamencos, o peas. Se proponen alcanzar esquemas compositivo~
por-los de Ar.mjuez, con sus severos recuadros de bojes alto valor estético, fundados en la simetría y en 1
«cortldos · los nichos con busto y estatuas que orna- valores geométricos, así como la recuperación c.
mcnun los muros de sus pórticos. y en particular por el sentido córrecto en la utilización de los órdenes clási
J.Jíntk la Isla, donde intervinieron los arquitectos rea- cos y de la pureza del diseño, prescindiendo de h,
les Juan Bautista de Toledo y Juan de Herrera. aportaciones escultóricas o pictóricas, por considerar
i con lo jardines se conseguía magnificar y que la arquitectura debe bastarse con sus propios me-
embdlecer el entorno inmediato de la vivienda, con dios para alcanzar la belleza. Creemos que éste fue el
panicular disfrute de lo que en ellos se había conse- propósito de Brunelleschi, de Alberti o de otros ar-
guido por parte del núcleo familiar restringido que en quitectos al realizar palacios como los Strozzi, Pitti,
ella residía, con la decoración de las fachadas de las Gondi, Ruccellai o Médicis, en Florencia, o los cons-
mansiones urbana parece que el propósito es más al- truidos en Bolonia, Ferrara y otras ciudades. Hasta
truista. pues ese ornato podría interpretarse como un cierto punto podemos considerar propia de la arqui-
deseo de que lo conciudadanos de su propietario par- tectura la decoración mediante placas de mármoles
ricipaun en algo de la fortuna de éste, a través de su policromos, método costoso que al parecer se inició
a nación personal a la belleza general del espacio en Venecia, donde uno de los ejemplos más antiguos
ciudadano. Es una generosidad interesada, sin duda, parece ser el Palazzo Dario, obra de hacia el 1485 en el
pero. pese a todo. es de agradecer. Las gentes con re- círculo de Pietro Lombardo. En otras zonas más peri-
cur os no quieren ya \·i,·ir en las torres fortificadas de féricas, como podrían ser la Lombardía, en Italia, al-
su· antepasado y así se abren paso las nuevas solucio- gunas regiones francesas y, particularmente, las ex-
nes que demuestran el deseo de participar en la vida tensas tierras españolas en que lo renacentista fue
colectiva dentro de un clima de paz continuada; se si- recibido con singular entusiasmo en el siglo XVI, las
tú.1.n bancos a los lados de la portada, se anulan los fachadas reciben un complemento escultórico de gran
elementos que respondían al propósito de defender y profusión y elevada calidad; de ello puede servirnos
fortificar las ,·iviendas y, en consecuencia, desapare- de ejemplo la Casa Milsand, de Dijon, fechada en el

PATIO INTERIOR DEL PALACIO


MEDICI-RICARDI • 1444 S'I-
MICHELOZZO (!396--l 4nJ.
FLORENCIA

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via Maggio, gue son obra del último tercio del siglo
XVI. También en Italia fue abundante la pintura al
fresco, monocromo o policromo, con temas decorati-
vos muy diversos gue imitan relieves arquitectónicos
o escultóricos de mármol o bronce, o bien con otros
de mayor ambición y calidad. Pueden citarse las gue
decoran numerosas casas de la plaza de Vigevano; las
gue realizó Giorgione hacia el 1508 en el Fondaco dei
Tedcschi, de Venecia, prácticamente desaparecidas, o
las que realizaron en Roma un grupo de especialistas
encabezados por Maturino Fiorentino y Polidoro de
Caravaggio, gue se sitúan entre los seguidores de Ra-
fael. Más allá de los Alpes alcanzó un gran desarrollo
la decoración policroma de las fachadas, incluso con
la intervención de pintores destacados, continuándose
así lo iniciado en Italia. En la zona suiza de habla ale-
mana y en la Alemania meridional la pintura de las fa-
chadas fue un sustitutivo de la gran arquitectura y de la
decoración escultórica. Algunos ejemplos mantienen to-
davía elementos goticistas en los enmarcamientos de
escenas historiadas, como se aprecia en las decoracio-
nes del actual ayuntamiento de Ulm (1540), en Ale-
mania; otros sólo son conocidos a través de dibujos;
algunos más, como las mansiones de Stein am Rhein,
dan todavía una buena idea de la fantasía de su com-
posición y de la riqueza del colorido, y nos permiten
imaginar lo gue sería la casa del síndico Herrenstein,
ARGOLLA SOSTENIDA POR UNA CABEZA DE AGUILA
PALACIO DE CARLOS V -INICIADO EN EL 1527-
en Lucerna, pintada por Hans Holbein (1497-1543).
PEDRO MACHUCA (m. 1550). Ya en el último tercio de este siglo, Tobías Stimmer
GRANADA (1539-1584) continuó el estilo de Holbein en la Casa
Ritter, de Schaffhousen, con escenas de la historia ro-
mana; sus derivaciones alcanzarán hasta el siglo XVIII.
Como complementos decorativos de las facha-
das podemos considerar diversas realizaciones, meno-
res pero interesantes, como pudieran serlo las rejas y
otros trabajos de hierro forjado. En el foco toledano
1561. Esa decoración se sitúa de manera especial en el gran rejero Domingo de Céspedes hizo, en el 1536,
torno a la portada o como enmarcamiento de los hue- ocho rejas de ventana para el palacio de Rodrigo
cos, en frisos o en cornisas, con temas heráldicos o Miño, y en el 1573 el rejero de Elgóibar Pedro de Ma-
simplemente decorativos en gue los grutescos ocupan rigorta contrató una reja para la ventana de la casa de
un destacado lugar. Su empleo denota unas amplias Bernardino Pérez, en Vergara. Más sugestivo es lo
posibilidades económicas, al par gue una correcta realizado por el rejero sevillano Francisco López, en el
adecuación a las condiciones naturales de los países 1592/93, en los cuatro balcones del salón de Embaja-
mencionados, con intensa luz solar gue realza los dores del Alcázar de Sevilla, cada uno sostenido por
abundantes relieves de las fachadas. tres dragones alados y con graciosos balaustres en su
Las soluciones relacionadas con la pintura, barandilla, que pueden presentarse como antecedente
tanto si se trata de pinturas al fresco como si se aplica de lo que será numeroso en las fachadas de'! siguiente
el esgrafiado, exigían una inversión económica más período barroco. Variado fue lo que contrató en el 1596
reducida. Las vemos empleadas con mayor frecuencia el rejero de Salamanca Miguel Hernández: rejas, bal-
en las zonas septentrionales europeas gue en las meri- cones, aldabas y otros elementos férreos con destino
dionales, seguramente porgue en éstas la intensa luz al hospital de Simón Ruiz, en Medina del Campo (Va-
solar provocaba la pronta desaparición del color. Los lladolid). Otro elemento enriquecedor de las fachadas
esgrafiados tienen la ventaja de su baratura y su fácil corresponde a piezas de bronce, como las gruesas ani-
técnica, además de una gran resistencia a las incle- llas sostenidas por cabezas de águila o de león, en el
mencias atmosféricas. Entre los ejemplos de esta cuerpo bajo del palacio de Carlos V en la Alhambra
época cabe citar los muchos gue se realizaron en Aus- de Granada, o los aldabones de bronce que habría en
tria, con temas sacros y profanos, y particularmente muchas puertas de palacios que no serían muy distin-
en Praga, aunque la mayor parte se perdieron en la si- tos a los que aparecen en los batientes de la puerta de
guiente etapa barroca, y en numerosas residencias no- los Leones de la catedral de Toledo, constituidos por
biliarias de los alrededores. En Italia destacan los de la recias carátulas, obra de Francisco de Villalpando y de
Casa Bianca Cape/lo, de Buontalenti, en la florentina Rui Díaz del Corral, concluida en el 1564.

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Como epílogo de estos comentarios en torno mentales. Parece que ello no puede alcanza
. . d .d b , . . rse sin la
al ornato de las fachadas y patios, hemos de observar ex1stenoa e una 1 ca asICa, sm el previo b
. d . . esta Je,..,
la forma en que se resolvió la robusta línea de sombra miento e un proyecto umtano en el cual a t , ~.-
. . . ' ra\'esde
en la coronación del edificio, lógica dentro de los con- la confluencia de las diversas realizaciones aní .
,1 . 1 , . . st1cas\,1
ceptos del predominio de la horizontalidad desarrolla- de mu t!p es tecmcas expres1 vas, se tiende a al
dos por la arquitectura renacentista. Puede tratarse de una síntesis, distinta de cualquier otra solución can2.1r
cornisamientos de piedra o de ladrillo, con modillo- dente y perfectamente válida para darnos la ima:'ece.
nes, molduras o temas de raíz clásica o bien de ro- este siglo XVI en Europa. En este sentido los el~ende
bustos aleros apoyados en canecillos d~ madera. Estas tos ornamentales pueden contribuir a la definicióm -
soluciones se aprecian con mayor claridad en las reali- organismo espacial que, en no pocos casos, pueJ
zaciones italianas de las etapas renacentistas inicial y considerado como un microcosmos ideológico,
plena, que se hace extensiva a las aportaciones hispá- cías a las funciones representativas y simbólicas
nicas del siglo XVI. En las obras coetáneas de las zonas son asumidas por todos los elementos formales q e
septentrionales europeas la coronación suele ser esca- integran armónicamente en el conjunto decoranvo- e
lonada o con salientes elementos vegetales que inte- Con referencia a los pavimentos, los desu ...
rrumpen la horizontalidad. En este sentido son carac- bles pueden agruparse en dos sectores, según la m.ik-
terísticas las chimeneas que exaltan y dignifican la ria empleada: cerámica o madera, sin olvidar o,ras
vida señorial. En los países nórdicos se manifiestan de posibles soluciones, como podría ser la que ofre: n
manera monumental, como signo externo de la capa- las piedras o mármoles policromos. Como es lóg1Co.
cidad de 'hacer confortable un interior. Sirven de con el uso los pavimentos han sufrido copiosas altera-
ejemplo los palacios franceses de la época, como ciones y desperfectos, pero se conservan todavía algunos
Chambord o Blois, y, en su línea, el palacio de Mon- ejemplos que ayudan a situar las referencias docu-
terrey, en Salamanca. Además, si el tejado es inclina- mentales, como las que aluden a las piezas de azuleje-
do, la cornisa pierde importancia. En Italia podemos ría valenciana con temas heráldicos o vegetales remin-
apreciar un claro desarrollo del tema desde la robusta das por los duques de Gandía a su familiar, el papa
cornisa sobre modillones de piedra del palacio Rucce- Alejandro VI, para las estancias Borja en el palacio
llai, en Florencia, que se acentúa y enriquece hasta Vaticano. Más adelante, en el 1559, se hicieron azule-
transformarse en un alero muy volado en el Strozzi, jos en blanco y azul, o en amarillo y azul, con el escu-
también florentino; se mantiene en el patio del palacio do real y las armas de la ciudad, para la solería del
Massimo, en Roma (1532), de Baldassare Peruzzi, y Trentenari, en el ayuntamiento barcelonés, y en el
tiende a convertirse en un friso ornamental en las 1596, Lorenzo de Madrid fabricó excelentes series de
obras de ]acopo Sansovino y en las posteriores de An- azulejos, en azul y amarillo sobre fondo blanco, para
drea Palladio. En España la diversidad es notoria en la la solería de la sala del Consistorio Nuevo en el pala-
rica serie de aleros en que situamos el del patio del pa- cio de la Generalitat, de Barcelona. Un excelente re-
lacio Mendoza, en Guadalajara, con una doble hilera pertorio de azulejos toledanos puede admirarse en el
de modillones para conseguir el amplio vuelo, o el ri- coro de San Juan de la Penitencia, en que se combinan
co conjunto aragonés en el que pueden destacarse, en piezas vidriadas y sin vidriar, y en el convento de la
Zaragoza, el de la actual Audiencia, de señorial pres- Concepción Franciscana, también en Toledo. En cuanto
tancia, y el de la Maestranza de Aragón, obra del car- a los pavimentos de madera, todavía más frágiles, desta-
pintero Juan Fanegas hacia el 1540 en el más puro perfil quemos aquellos que en lo esencial duplican la composi-
renacentista, y el del consistorio de Valderrobres (Te- ción desarrollada en la techumbre de la misma estan-
ruel), poderoso y de elegante dibujo. Más al Sur es ori- cia con los artesonados. Así ocurre en la Biblioteca
ginal el del ayuntamiento de Baeza Oaén), del 1559, imi- Laurenciana, de Florencia, obra de Miguel Ángel a
tación pétrea de los de madera, con canes llenos de partir del 1524, con sus temas elípticos y romboides,
figuras y un cimacio con el tema clásico, hipertrofiado, y en el salón de Enrique II (1553) del castillo de Fon-
de las ovas; en la zona norte cabe señalar el de la univer- tainebleau, con grandes temas octogonales. Finalmen-
sidad de Oñate (Guipúzcoa}, que casi aparece pensado te hay que recordar la pavimentación con losas de
sólo como protección de la fachada contra la lluvia. mármol blanco alternadas con otras de piedra negra,
ampliamente usadas en Génova desde este siglo XVI
hasta el XVIII, y exportadas a España hasta el XVII. .
Como lógico complemento de lo que se reali-
zó en los pavimentos y animando el suelo con su poli-
cromía, aunque sean elementos móviles, hemos de si-
LA DECORACIÓNINTERIOR tuar en este apartado las alfombras, con particu
. lar

Y SUSELEMENTOS atención a las que durante el siglo XVI se fabricaron


copiosamente en los talleres de Alcaraz (Albacete) Y
su comarca. Su pro d ucc10n. , pue d e agruparse en senes,
tan 1os
En los interiores de las grandes mansiones de de acuerdo con las características que presen , ·to
, J1 eXI
esta etapa renacentista se puede apreciar la estrecha temas de su ornamentación. La que alca~zo u d Jla-
I
conexión que se establece entre la estructura arquitec- más amplio deriva de las alfombras mudepres e na
tónica. los temas iconográficos y los motivos orna- mado tipo "Holbein", con temas dispuestos en u

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~-bien se produjeron alfombras que
Loire, de la época de Francisco I de Francia, con pro-
difusión, en las zonas de Salam'anca
fusa decoración, o las de Chambord; y, como muestra
sectores del Levante mediterráneo. '
de la variedad de soluciones en que los esquemas ar-
muros de las solemnes estancias de esta
quitectónicos integran una amplia aportación escultó-
tlSta se desarrolló un amplio repertorio
rica, podemos mencionar la del salón principal del pa-
aprovechando los espacios entre las aber- lacio de Peñaranda de Duero (Burgos), muy cercana a
un~s de estos huecos alcanzan carácter pro- las realizaciones galas; o la de las habitaciones de Car-
parncular las puertas de acceso o de comuni- los V en la Alhambra de Granada, construida ha-
con otros sectores de la vivienda, como es fácil cia el 1527 y con temas decididamente renacentistas
en las realizaciones de los años finales del en su campana, que muestra una intensa utilización de
en sectores periféricos europeos, por ejemplo en la piedra negra genovesa.
erta de la sala del Consejo en el ayuntamiento de En el resto de las superficies que limitan verti-
·g, obra de hacia el 1595, que denota claramente calmente las estancias el cúmulo de los elementos de-
horrorvacui habitual en el criterio decorativo de esta corativos que ahí se agrupan están destinados a cum-
etapa manierista. Casi con un aspecto semejante he- plir diversas funciones en su variedad de niveles y
mos de considerar las monumentales chimeneas que jerarquías. Por una parte tenemos los zócalos o arri-
en los salones se convierten en el verdadero centro de maderos cerámicos, con azulejos policromos que con-
atracción. Con su profuso ornato expresan el deseo de tribuyen a la protección de los muros, contra la hu-
hacer más confortable el interior y, al tiempo que medad sobre todo, y también a la ornamentación ge-
exaltan y dignifican la mansión señorial, subrayan el neral. Su empleo fue particularmente abundante en
valor que la conservación y persistencia del fuego tie- España y concretamente en Sevilla donde el mayor
nen en la idea del hogar familiar. Como prototipo ca- conjunto de zócalos cerámicos, con azulejos de arista,
bría considerar la chimenea del castillo de Blois-sur- se sitúa en la llamada Casa de Pilatos, de los marqueses

SALA DE LECTURA DE LA
BIBLIOTECA LAURENTINA -1524/27-.
MIGUEL ANGEL (1465-1564)
FLORENCIA

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DETALLE DE LA DECORACIÓN DE LA SALA EN
CRUZ DE LA VILLA BARBAlm -h 1561-
VERONE~ (1528-15881
PINTURA AL FRE\C() \lA\ER

de Tarifa, y en el Alcázar. Aquí los hay de distintas


épocas, mereciendo destacarse los de las estancias de
Carlos V, obra de Cristóbal de Augusta, en el 1577, con
grandes temas decorativos en azul y a1:17-arillo.Tam-
bién fueron muy renombrados los azulejos de Talave-
ra, como los que hicieran Juan Fernández y Hernando
de Loaysa para los zócalos de los castillos toledanos contribuyen eficazmente a la idea de ampliar ilusoria-
de Torrijos y Oropesa y del palacio del Infantado, en mente el espacio más allá de los límites reales del en-
Guadalajara, del año 1595. El carácter de todos ellos torno. La decoración pictórica en el interior de los pa-
es estrictamente decorativo en su temática, heráldica, lacios y villas renacentistas alcanzó un considerable
floral o geométrica, sin enfrentarse con los problemas desarrollo, tanto que aquí no podemos hacer otra ~osa
de las grandes composiciones historiadas. Lo mismo que establecer una apretada síntesis de sus caracten 5t1-
podría concluirse en términos generales cuando se cas fundamentales. La técnica dominante es la pintura
trata de arrimaderos de madera, frecuentes en las al fresco y su temática preferida gira en corno al in~-
zonas septentrionales europeas. gotable repertorio mitológico. Se dan ya imporcancrs
El nivel superior de la decoración historiada ejemplos en Italia durante el siglo xv y entre ellos ca-
quedaba reservado a la pintura o a las tapicerías, que bría destacar la decoración desarrollada por A11d rea

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ducal de Mantua, con su in- advierten en el castillo de Anet, con un vasto conjun-
fo de lsabella d'Este y en la cá- to en que domina lo mitológico, posterior al 1555, y
~ temas mitológicos y otros que en otras residencias nobiliarias o de miembros desta-
tamiliar. Otro ejemplo sería el studiolo cados de la burguesía.
ele Montefeltro en su palacio de Urbino, Ya en otros ámbitos, coetáneamente hemos de
decoradocon retratos de personajes famosos por su señalar los frescos con temas decorativos que recu-
sabiduría, y la biblioteca aneja en que se representaron bren las superficies de la amplia bóveda con lunetas
las Artes Liberales, de las cuales se conservan cuatro con del salón del Antiquarium en la Residenz de Munich,
posible intervei:ición del pintor Pedro Berruguete. obra de Ponzani y de Viviani, hacia el 1570, en la tra-
En el siglo XVI son más abundantes, y en esta dición de los grandes salones italianos de recepción.
fase cabría señalar las pinturas que decoran la Villa También en España se dio esta modalidad decorativa,
Farnesina, en Roma, obra de Baldassare Peruzzi en el aunque sin alcanzar los niveles conseguidos en Italia o
salón y de Rafael en el pórtico de acceso. También fue en Francia. No faltan las referencias y por fortuna se
dirigida por Rafael la decoración de la Villa Madama conservan algunos ejemplos, cronológicamente situa-
para el papa Clemente VII, con interesante adaptació~ dos a lo largo de la centuria, que nos permiten tener
de temas clásicos. Particular interés tienen el variado idea de lo que fue. En el 1533 Francisco de los Cobos,
programa desarrollado por Giulio Romano en el pala- secretario del emperador Carlos V, tenía a su servicio
cio del Té, en Mantua, y el que realizó el Veronés en en Valladolid a dos pintores, Julio de Aquiles y Ale-
algunas de las villas paladianas de la tierra firme vene- jandro Mayner, que trajo de Italia para que le decora-
ciana, entre las cuales hemos de recordar las pinturas sen su palacio de Úbeda Oaén). De este trabajo nada
de la Villa Barbaro, en Maser. Ya a fines de la centuria conocemos, pero sí se conserva buena parte de lo que
deben citarse los vastos programas decorativos desa- pintaron dichos artistas, al fresco, entre el 1539/46, en el
rrollados por Agostino, Annibale y Ludovico Carrac- Tocador de la Reina de la Alhambra de Granada, con
ci en una serie de palacios de Bolonia, como los de los escenas de la conquista de Túnez por Carlos V y de la
Fava (1584), Magnani (1587) y Sampieri (1593/94) y, historia de Faetón. De mediados del siglo son dos
particularmente, la conocida galería del palacio Farne- ejemplos interesantes porque reflejan la amplia difu-
sio en Roma (1595), en que la fábula mitológica es sión del procedimiento. De uno de ellos nos habla
convertida en fácil instrumento para ensalzar la me- Ponz, quien lo sitúa en la sala principal de la casa del
moria de Alejandro Farnesio. A la misma familia per- marqués de Mirabel, en Ciudad Rodrigo. Estaba de-
tenecía el palacio de Caprarola, construido por Vig- dicado a las victorias de Carlos V, que también son el
nola y decorado con la historia de los Farnesio por tema de las rústicas, aunque interesantes pinturas al
Federico y Taddeo Zuccari, mientras que su contem- temple, anónimas, que decoran la sala principal de
poráneo Pellegrino Tibaldi se convirtió en cabeza de una casona de Oriz (Navarra) donde se narra la cam-
un grupo de pintores que decoraron palacios, como el pai'í.a por tierras germánicas que culminó en la batalla
de los Poggio, en Bolonia, con temas de la Odisea, y de Mühlberg (1547). El mismo episodio fue interpreta-
algunas bibliotecas que serán el antecedente de lo que do, entre el 1567 y el 1571, por el pintor de Sabioneta,
más adelante, hacia el 1585, harán en El Escorial. Cristóbal Passini, en la sala que ocupa el piso principal
Mayor unidad y una estructura definida en sus del torreón circular de la armería del que fue palacio de
objetivos y logros se alcanzó en la llamada escuela de los duques en Alba de Tormes (Salamanca). De mayor
Fontainebleau, con la cual culminó la asimilación de nivel son los restos de la actividad decorativa de Gaspar
corrientes italianas adaptadas a la propia sensibilidad Becerra, al servicio de Felipe II desde el 1562. En algu-
francesa. Ya desde principios del siglo XVI se advierte nas estancias del desaparecido Alcázar madrileño de los
en Francia un notable cambio social que imprimirá un Austrias pintó los cuatro Elementos y las Artes Libera-
nuevo carácter a la vida cortesana. Se despierta la ale- les, y en el techo de una de las torres del palacio del
gría de vivir, se aprecian la parábola graciosa y el in- Pardo se conservan los nueve compartimentos, rica-
o-cnio en la invención de los temas, en los cuales la mente encuadrados, correspondientes a la historia de
;potcosis del desnudo anula el viejo pudor medieval. Perseo, de orientación miguelangelesca. Fi11almente, y
Todo ello alcanza una brillante eclosión en esta escue- por su importancia en cuanto a conjunto, hay que desta-
la, surgida para decorar el palacio de Fontainebleau, car la decoración del palacio que el famoso almirante
reconstruido entre el 1528/31 para el rey Francisco I marqués de Santa Cruz se construyó en El Viso (Ciudad
( l 515-1547) que se convierte en un mecenas, equipa- Real), obra de Francisco y Juan Bautista Peroli.
rable a Lorenzo de Médicis y otros en !taha, por su No podemos dejar de mencionar un sector de-
impulso de obras de arquitectura, pintura, escultura y corativo que durante bastantes años alcanzó un singu-
orfebrería. No había en Francia artistas capacitados para lar desarrollo. Nos referimos a las intarsias o taraceas
ponerse al frente de tales trabajos y por ello se acudió.ª de madera en su color natural que, si en algunos casos
italianos como Rosso Fiorentino (1494-1540), a partir se aplicaron a los arcones, nos interesan particular-
del 1534, Francesco Primaticcio (1504-1570), Niccolo mente en su faceta de revestimiento mural; en este
dcll'Abbate (h. 1509/12-1571) y numerosos ayudan- sentido, esta nueva técnica es algo más que un episo-
tes. El resultado fue una original decoración en que se dio en la historia de la decoración interior para situar-
combinan los estucos y las pinturas, dispuestas en me- se en la encrucijada de todas las artes. Gozó de un no-
dallones. Derivaciones de lo que aquí fue realizado se table desarrollo entre los años 1460 y 1510 y supuso

59
un notable y original desarrollo de géneros como la del palacio ducal de Gubbio, se decoró en los an
naturaleza muerta y el paisaje, con vistas de ciudades, 1480/82 con análogo criterio y se conserva hoy en
perspectivas de arquitectura, alacenas abiertas o diver- Metropolitan Museum de Nueva York. Más adelai
sos objetos familiares. En Florencia se convirtió en el con fra Giovanni de Verona, el teñido de la madera p r~
principal vehículo de la ornamentación geométrica pura, mitió conseguir matices más refinados y el acoplam1t1_
con tendencia a la abstracción, y del espacio matemá- to de las piezas alcanza un extremo virtuosismo. En esta
tico, y en los focos de Ferrara y Padua fueron particu- etapa final el repertorio quedó muy definido, según ,e
larmente activos los hermanos Lorenzo (m. 1477) y trate de decorar sacristías o respaldos de sillas corales, 0
Cristoforo Lendinara (m. 1491), que en ellos difun- bien bibliotecas en donde aparecen alusiones al espacio 0
dieron la afición a las formas cúbicas y a los ordena- al tiempo, junto con numerosos símbolos del saber v de
mientos arquitectónicos. Es destacable el conjunto de la música. Finalmente hemos de recordar la utiliza~ión
intarsias realizadas para las residencias de Federico de de vidrieras que, en las grandes mansiones, prolongaban
Montefeltro, con programas muy amplios de carácter el mundo ornamental que se desplegaba en los frescos
profano en diversos sectores del palacio ducal de Ur- los estucos o las marqueterías. Son muy escasos lo;
bino, como la sala de los Angeles y, particularmente, ejemplos llegados hasta nosotros, y entre ellos debemos
en el studíolo, terminado en el 1476 según cartones de destacar la veintena de plafones, de hacia el 1550, proce-
Botticelli y de Francesco di Giorgio. Otro studiolo, el dentes del castillo de los Montmorency, en Ecouen, que
presentan grutescos y otros temas decorativos.
La brillante aportación de la tapicería al ornato
y comodidad de la vivienda europea en sus más eleva-
dos niveles ofrece interesantes soluciones a lo largo de
esta etapa renacentista y en especial durante el siglo
XVI. En sus primeros años todavía perdura la tradi-
ción medieval con una composición simplificada, un
modelado correcto y un colorido cálido, pero esto
cambió después del 1515. En estas fechas Flandes y
concretamente Bruselas, gracias al apoyo de Carlos V,
se convirtieron en el principal centro de producción,
destacándose sobre los de Tournai, Enghien o Aude-
narde. El año 1515, el papa León X encargó a Rafael
la pintura de los cartones para la serie titulada Actas de
los Apóstoles, que fue completada pocos años después
en el taller de Peter Van Aelst, de Bruselas. Fue alaba-
da con general entusiasmo y de ella se hicieron nume-
rosas réplicas, provocando un cambio en el plantea-
miento inicial y en el proceso de fabricación de los
tapices. Pasó a ser normal que los cartones se pidieran
a pintores destacados y con ello los tapiceros perdie-
ron la espontánea libertad creadora precedente; la
composición mejoró en cuanto a orden y claridad, el
paisaje natural ocupa el fondo de las escenas y las pie-
zas se enriquecen con amplias orlas en que un mundo
de grutescos, flores y frutas en ricos arabescos, de
aves o de niños, realzan el tema principal. Las escenas
de la vida corriente, el tono pintoresco y en no pocos
casos ingenuo, ceden ante el predominio de lo mitoló-
gico y por doquier aparecen las historias de Vertumno Y
Pomona, de Marte y Venus, de Vulcano o de Psiquis;
pero incluso cuando los temas descienden a lo terreno
giran en torno a grandes acontecimientos y a los per-
sonajes que los protagonizan, interpretados con épica
elocuencia, y así se suceden las series dedicadas a Ró-
mulo y Remo, a Escipión el Africano, a Alejandro
Magno o Julio César y al emperador Carlos. En este
sentido se sitúa, por ejemplo, la conocida serie de la
DECORACIÓN DE LA IGLESIA DE SANTA
Conquista de Túnez, acabada en el 1554 con doce pie-
MARIA IN ÜRGANO -1502/5-
FRA GIOVANNI DE VERONA zas por el tapicero G. Pannemaker según cartones de
TARACEA EN MADERA VERONA Jan Vermeyen, muy bien documentado sobre los he-
chos. La exportación de estos tapices flamencos haCJJ
el resto de Europa fue amplísima y en particular haCla
Alemania, Inglaterra y los países escandinavos.

60
En Francia hubo también un gra .
· , I n entusiasmo tunamente'. estaba a cargo de los guadamecíes, que en
P or la tap1cena y e rey Francisco I pa ·
• ra evitar 1as
compras a Ios ta 11 eres flamencos que era 'bdº p_arte considerable se elaboraban en España y en este
. I e I . n su itos de siglo alcanzaron un desarrollo singular. Eran pieles de
su nva ar os V, impulsó una manuf:act
· 61 ura rea 1 en carnero, curtidas y luego labradas diversamente, do-
fontame eau que mantuvo su actividad ent 1 1530
y el 1560. En ella tapiceros flamencos y fi re e :adas_ y policromadas, que se aplicaban con especial
. . , l . ranceses rea- enfas1s al recubrimiento de muros, incluso sobrepuer-
lizaron senes . segun
. . as orientaciones de R osso F.ioren- tas y frisos, y a cortinas. Por su mayor resistencia, ba-
tino y d e P nmattccio, o bien las de Andr ouet D ucer-
ratura y gran efecto decorativo, con sus plateados y

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LA BATALLA DE PAV(A ,DETALLE


TAPIZ SEGÚN CARTÓN DEBER ARO VA ORLEY h 1492 1'>42.
MUSEO AZIONALE. NAPOLES

ceau, que tuvo gran predilección por los grutescos. dorados o la policromía que los recubría, alcanzaron
Su sucesor Enrique II siguió un camino semejante gran difusión y sustituyeron con éxito a los paramen-
cuando creó en el 1551 el llamado taller de la Trini- tos textiles cuyos temas de damascos y brocados imi-
dad, en Parí~, en el q~e• se hicieron series como la de taban con los colores rojo, verde o azul claro sobre
la Historia de Diana, según cartones atribuidos a J. fondo dorado. Las referencias documentales son nu-
Cousin. En esta misma época Cosme I de Médicis fun- merosas, su expansión por Europa y hacia las Indias
dó, en el 1545, una manufactura de tapices en Floren- muy amplia, y generalizado el alto aprecio en que se
cia que desarrolló una notable producción hasta su tuvieron. El principal centro de producción fue Cór-
clausura en el 1744. También en esta etapa hubo algu- doba y las técnicas aplicables, diversas, según los efec-
nos talleres en España que, lógicamente, fueron de re- tos que se buscasen o el uso a que fuesen destinados.
ducida importancia en comparación con los flamencos En este siglo XVI el uso y la elaboración de los cueros
0 franceses. En ellos se fabricaban piezas secundanas, dorados se difundió por toda Italia, de manera que
en especial reposteros o paños de tema heráldico, teji- Venecia, Milán, Roma, Ferrara, Nápoles y otras ciu-
dos según la técnica de los tapices, por lo cual hemos dades tuvieron sus propios centros de producción.
de considerarlos como tales. Algún ejemplo interesante se conserva todavía en la
Una función decorativa similar a la de los tapi- Villa Aldobrandini, en Frascati. Sin embargo, de mane-
ces, aparte otras aplicaciones como complementos del ra general y gradualmente fueron sustituidos por las
mobiliario civil O religioso, que comentaremos opor- tapicerías.

61
DETALLE DE UN CORDOBÁN
'v!USEO NACIONAL DE ARTES
DECORATIVAS. MADRID

velli, Vittore Carpaccio o Giovanni Mansueti. El tra-


tadista Sebastiano Serlio propuso algunos esquemas
en el cuarto libro de su gran obra Regole generalidi ar-
chitettura, que fueron seguidos en no pocos casos. En
cuanto a ejemplos concretos hemos de recordar los te-
chos del palacio Massimo, de Peruzzi, en Roma; los
de la época de Francisco I y Enrique II en el castillo de
Fontainebleau, con casetones hexagonales u octogo-
Para completar la rev1s1on de los elementos y nales; el de la cámara de audiencias del castillo de
de las técnicas más usuales y destacadas que se aplica- Jever, en Oldemburg (Alemania), con profusa decora-
ban a la decoración de las distintas superficies interio- ción de madera tallada (1566); el del salón de los Ca-
res del espacio residencial en los más altos niveles so- balleros en el castillo de Heiligenberg, decorado con
ciales, hemos de considerar lo relativo al tratamiento abundancia de acantos y grutescos; el del llamado
dado al cierre superior del mismo, es decir a los te- salón Español (1571) en el castillo de Ambras, cerca
chos. Algo se ha dicho ya con respecto a la utilización de Innsbruck (Austria), resuelto con grandes temas de
de la pintura y del estuco para decorarlos, pero lo más escaso saliente, y otros que podrían citarse. Las apor-
característico se sitúa en el sector de las techumbres o taciones hispánicas son numerosas y de gran calidad,
artesonados de madera, resueltos básicamente con es- particularmente en las tierras de la Corona de Aragón
quemas de clara geometría. En ellos las vigas susten- donde se conservan los techos de mayor interés por su
tantes se hacen menos visibles y se cruzan con otros monumentalidad y sus soluciones originales. De tran-
elementos de madera, con lo cual resultan unas cavi- sición entre lo gótico y lo renacentista los hay en la
dades invertidas, de forma regular, triángulos, cuadra- Aljafería de Zaragoza, y plenamente renacentistas son
dos, hexágonos u octógonos, decorados con florones o los de la Real Maestranza en la misma ciudad, como
piñas pendientes, entre molduraciones de repertorio el de la escalera, que es octogonal sobre base cuadrada
y con galería en la base. En Valencia sobresalen )os
clásico y con desaparición casi absoluta de la figura
humana. La policromía cayó en desuso y sólo subsiste
algún tema dorado, pues la madera queda habitual-
del palacio de la Generalitat, como el de la sal! Dot
da (1535) y el grandioso del salón de Cortes (b36/ 6 ),
. cubre 1a
mente en su color natural. y Barcelona puede aportar e1 so b er b10 que ,
En la pintura italiana del siglo XV podemos escalera del actual Archivo de la Corona de Aragoln,
l y os
verlos ya representados en obras de Filippo Lippi, con galería octogonal sobre base rectan.gu ar,y de la
Melozzo da Forli, Domenico Ghirlandaio, Cario Cri- que enriquecen los edificios del ayuntamiento

62
Gelleralitat-
,En Castilla y sus zonas adyacentes no fal- que entre el 1540 y el 1570 la ambientación de las es-
que muestran la mezcla de la tradición tancias se manifestaba particularmente a través de pa-
estructura con los temas decorativos re- ramentos y de tejidos con un rico sentido del color.
·em.plos destacados pueden citarse en To- Pero ya a fines del siglo se renueva el interés por los
' León, Peñaranda de Duero, Cuenca y muebles, circunstancias que hemos de tener por esen-
ente, en Andalucía los hay decidida- cialmente válidas para el resto de Europa con carácter
centistas en las estancias de Carlos V en la general. Un hecho que debemos considerar en todo
y en el Cuarto Real, del Hospital Real de su valor a partir de esta etapa es la publicación de re-
, obra de Juan de Plasencia hacia el 1560; en pertorios gráficos aplicables a la ebanistería: Le livre de
sobresalen los del ayuntamiento, por la rique- la diversité des termes, de Hugues Sambin, y el Recueil
za y variedadde soluciones que presentan. gravé des meubles, de Jacques Androuet Ducerceau.
Del carácter y de la disposición del mobiliario Los asientos renacentistas italianos presentan
en general en las estancias principescas y nobiliarias o más novedades en lo decorativo que en la estructura,
en las burguesas acomodadas de este siglo XVI, pode- y con ello se diferencian gradualmente de los france-
mos hacemos una idea aproximada a través de las re- ses, pues, mientras lo francés es discreto y mesurado
presentaciones ofrecidas en la pintura o en la escultura en la decoración y extrae de las mismas formas los
coetáneas. En ellas puede comprobarse, por ejemplo, efectos ornamentales, lo italiano prefiere la intensi-
que la estructuración del espacio del dormitorio des-
cansa en unos pocos elementos, bien diferenciados y
dispuestos junto a los muros, como son el lecho y
algún banco u otro asiento, y que en la cocina el cen-
tro básico era la gran chimenea, a la cual se refieren
los elementos móviles. Lo que sabemos del palacio
florentino de los Médicis, por ejemplo, nos señala que
hacia el 1530 la carencia de muebles era casi total y

SALA DEL PALACIO DE FONTAINEBLEAU.


-INICIADO EN EL 1528-.
PIERRE CHAMBIGES (m. 1544). GILLES LE BRETON
(ACTIVO, 1530), PHILIBERT DELORME (1510-1570).

63
llAIH,UI NO Y f MJCII LON
-i'l<l\111< ruu l<l JlLL >l(,l() XVI- ll i'IU\1[ RO
llLCOl!ADO l ON IN( RUSJ \l IONI '> lll 11ur,o
íAll~l>O. fll)R.4il>O Y l'OlltRO\Vd)() E.~1110 Ml)RISC U
MU'>Hl N\tlllNAL llL ARTE'> llEUlHHI\A'>. MAllRl!l

dad, el movimiento y la viva opos1c10n de luces y


sombras. Además, de Italia procedían nuevos mode-
los, como los sillones con asiento y respaldo de cuero,
que son una derivación lógica de las soluciones me-
dievales. Los s,~abelli,a manera de sillas, constituyen
el asiento móvil por excelencia del Renacimiento ita-
liano, con numerosos ejemplos en el palacio ducal de
Urbino. Están formados por dos tableros en suave in-
clinación contrapuesta, que soportan el asiento pro-
visto de un respaldo. Son algo pesados, pero la inge-
niosidad de su decoración, con formas imprevistas,
siluetas complicadas y relieves, les da un interesante
aspecto que en cierta manera anuncia el Barroco. Los
sillones pueden ser de varios tipos; uno de ellos pre-
senta montantes en contracurva que se cruzan, dos a
dos, para sostener el asiento, constituido por una ancha
tira de cuero, y se completan con un respaldo rectilíneo.
Sendos apoyos para los brazos, arriba, y dos pies, abajo,

unen los montantes y aseguran la conexión del conjun-


to. Otros sillones tienen patas verticales, travesaños que
las enlazan y soportan el asiento, y alto respaldo de
cuero repujado o madera esculpida. Las banquetas flo-
rentinas eran asientos con cierto carácter honorífico, con
patas verticales torneadas, que se prolongan por encima
del nivel del asiento y rematan en pomos, y se enlazan
entre sí mediante travesaños que las refuerzan.
En Francia los asientos combinan acertada-
mente la creciente influencia italiana con las tradicio-
nes locales. La solemne cátedra que presidía el salón
medieval no cambia de significación ni de lugar, pues
se continúa situando junto al lecho, pero se modifica
su decoración, que acoge los temas renacentistas en la
gran superficie vertical del respaldo, donde se suceden
las cornisas y las bandas entre las pilastras con cariáti-
des que prolongan los potentes apoyos para los bra-
zos, y además se suprime el dosel. Se difunde el uso
de las formas iniciales del sillón con brazos, asiento
ceremonial con cuatro patas exentas enlazadas por tra-
vesaños; respaldo bajo, ligero y calado, que a fi.nal:s
del siglo se recubrirá en el asiento con cuero, tapicena
o ricos tejidos. Para atender las crecientes necesid~des
de la vida de relación surgió la caquetoire,asiento lige-
SILLÓN f-HAILEHO ro para las mujeres, sobre eres pacas en ocasiones,
r APILAJ)() ~N TLRUOl'aO IJOIU>ADO ílPO
i<LPO'>llHO MU'>IO NACi<lNAL llE Allll'>
provisto de brazos y ya con el respaldo ligerarncnre
IJECORAllVA'>, MAl)l!IIJ inclinado para mayor comodidad.

64
pecto a los asientos, la renovación esti- tan y a los detalles dorados y plateados, a las incrusta-
uirirá n España caracteres propios al incor- ciones de ricos materiales y a las columnas situadas en
lementos renacentistas a una tradición car- los ángulos para soportar el dosel. Las españolas no
mudejarismos. Elementos torneados, tallas, alcanzan verdadera importancia hasta el siglo XVII,
aplicaciones metálicas, recubrimientos de pero se define ya su estructura con los largueros sobre
ter: ó o de cuero les conceden un particular carác- cuatro patas que soportan una tarima para el colchón,
t y ungular riqueza ornamental. Se desarrollan los y con un cabezal de creciente carácter arquitectónico.
modelosd sillones de cadera, plegables, con el asiento Los cofres, arcas o arcones continuaban siendo
y respaldo de terciopelo o de cuero, y los llamados muebles indispensables. En la Italia del siglo XV su
"fraileros", de origen italiano y con amplia evolución construcción era muy simple y se decoraban con mar-
h.ispmica, hasta el siglo XVIII. Una chambrana decorada queterías, incrustaciones, tallas o estucos, o bien con
que enlaza sus patas delanteras, los brazos horizontales y pinturas de maestros destacados, mientras que en el
los respaldos rectos son sus elementos característicos. siglo XVI prevalecerán las esculturas decorativas en los
En cuanto a las camas, son bastante conocidas arcones más ricos, que adoptan forma de sarcófago,
las renacentistas italianas, que constituyen un verda- con los ángulos reforzados y los pies robustos y cor-
dero edículo arquitectónico con ricas columnas en los tos en forma de garras. En España, donde eran mue-
ángulos que soportan un entablamento. En las france- bles tan abundantes en la época medieval, se conti-
sas de este siglo XVI se advierte una importante mejo- nuaron usando aunque relegados a vestíbulos y za-
ra con la aplicación de tornillos de hierro que facilitan guanes, a lugares de paso y dormitorios. Con estas
su montaje; algunas adquieren un carácter monumen- arcas se relacionan los llamados cabinets, muy seme-
tal gracias a la rica decoración escultórica que osten- jantes a nuestros bargueños, que adoptaron su forma

t\iX;..
~~·-~

ARMARIO ESPAÑOL. -SIGLO XVI-.


MUSEO NACIONAL DE ARTES
DECORATIVAS. MADRID

65
deriva de modelos
, clásicos
, e incluye
. nuevos elemen-
definitiva en la segunda mitad del siglo XVI; eran un d
mueble de dos cuerpos, con el arca superior sostenida tos que acentuan su caracter arquitectónico; el tablero
por columnillas y con el frontis abatible; éste presenta repo~a s?bre dos amplios soportes extremos, unidos
una disposición de fachada arquitectónica y se enri- longitudmalmente
, por un robusto travesaño que 11 eva
quece con incrustaciones de nácar o de marfil. Una una arquena en que se apoya e1 tablero para evitar
flexión. A fines del siglo XVI se hicieron en Floren su
vez abatida la tapa, quedaba visible el frontis interior, . . . . ru
con múltiples cajoncillos, gavetas y puertecillas, que prec10sas mesitas con tablero consntmdo por un mo-
acumulan diversos temas ornamentales renacentistas. saico de pórfido, alabastro o mármol y con incrusta-
También hemos de considerar la creciente riqueza de ciones de ébano o marfil, mientras la madera de nogal
los armarios con sus puertas y cajones, decorados con se reservaba para las patas. De ellas hay ejemplos en
tallas o cuarterones, dentro de unos claros esquemas los museos florentinos degli Argenti y de los Uffizi.

SALERO DE ÜRO DE FRANCISCO 1 -1543-


BENVENUTO CELLINI (1500--1571
KUNSTHISTORISCHE MUSEUM VIE A

arquitectomcos. Los aparadores contmuan la disposi-


ción medieval, con un cuerpo alto cerrado como un
armario, apoyado en cuatro pilares de los cuales los
dos del fondo encuadran generalmente un panel. Las
portezuelas altas de cierre se decoran con follajes o
bustos en relieve dentro de hornacinas.
Las mesas son muebles que en este siglo XVI
alcanzan, particularmente en Italia, una función preci-
sa y la categoría de mueble construido como tal para
ser colocado en el centro de las estancias. Su forma

66
Francialas mesas derivan, en su estructura
se decora con la figura de Leda, conservado en el
italianas y en esta zona no fueron raras la;
museo florentino del Bargcllo. De gran interés, por
seis u ocho patas y con largueros en corre- mostrarnos la estrecha conexión entre dos focos tan
correspondien~es a sendas alas que permiten destacados como Florencia y la corte francesa, es la
¡Jargarlas, En este siglo XVI, en España se continua- serie de preciosos objetos legados por la reina Catali-
ron usando las mesas de caballete, pero aparecen tipos na de Médicis a su sobrina Cristina de Lorena que, en
másdiversos y completos al extenderse el uso de las el 1589, casó con el duque Fernando l de Médicis. Co-
mesas no sólo para comer sino para trabajar. Las hay pas, navetas, escudillas, jarros o platos de cristal de
llamadasde refectorio, estrechas y largas con robustas roca, con tapaderas o monturas de oro o plata; frascos
patastorneadas; otras tienen un amplio faldón con ca- de lapislázuli, tazas de piedras duras, un conjunto de
jonería; otras se conocen con el nombre de "vestidas", piezas, conservadas en muy buena parte que, en no
por estar recubiertas con terciopelo en su frente y cos- pocos casos, demuestran el excelente disei'io de gran-
tados; y finalmente, las que posiblemente ofrecen ma-
yor carácter hispánico tienen un grueso tablero de
nogal y patas inclinadas, que se unen entre sí con dos
fiadores de hierro forjado. Los Países Bajos, Inglate-
rra y Alemania son centros secundarios, pero con
aportaciones de indudable interés. En Holanda, a fi-
nes del siglo XVI se extiende el uso de grandes arma-
rios de dos cuerpos con entablamentos sostenidos por
cariátides y la ornamentación derivada de los modelos
grabados par Comelis Floris o por Vredeman de Vries.
En Inglaterra los muebles de la época isabelina, cerca-
nos a los modelos holandeses, presentan cierta pesa-
dez, mientras que en la Alemania septentrional se si-
guen bastantes soluciones holandesas y en la _meridio-
nal se aprecia el influjo italiano, que se mamfiesta en
los cabinets con marqueterías e incrustaciones, que se
fabricaban en Nuremberg o Augsburg y se exporta-
ban a Italia o España.
Si la obra de madera es lo que caracteriza bási-
camente al mobiliario, es también importante el sec-
tor representado por los productos metálicos que, e_n
general, corresponden a los más altos mve!es del equ~-
pamiento familiar. Lógicamente hay que situar en _pri-
mer término, en este siglo XVI, cuanto se relac10na
con la orfebrería como actividad proveedora de las
piezas que, dedicadas particularme_nte a los_ s_ervicios
de mesa, podían satisfacer las necesidades ex1g1das por
la representación de la autoridad y del poder en aque-
lla época. Por tanto era habitual que en torno a los
COPA GLYNNE. -1579/8~.
grandes príncipes surgiesen espléndidos talleres donde PLATA DORADA
se realizaban aparatosas vaJI ··11as, b.1en conocidas . por VICTORIA AND ALBERT MUSEUM. LONDRES

los documentos, aunque sean muy pocas las piezas


conservadas como la bandeja de plata dorada Y re~u-
.
Jada, '
con temas ornamenta 1es y m1·tológicos •. del F1tz-
william Museum de Cambridge, 0 la ba nd eJa de pla-
.
ta muy mflu1da . por 1o flamenco, del Museo del ,Lou-
' . , .
vre. Qu1za el artista mas, represen tativo de esta epoca
sea Benvenuto Cellini (1500-1571), que eSt uvo al Isedr-
. . del papa Clemente VII , del rey .Francisco ·e
v1c10
Francia y del duque Cosme I de Médicilsl. Hu f
.

mismo excelentes realizaciones de los ta eres fira11d -


b
O
ª:t des artistas, como Bernardo Buontalenti. D~ esta
suma de circunstancias surgieron vasos y utensilios _de
. t a ]os re ma os
ses de estos aiios, correspon d ien es d e b del formas extrañas en los cuales, a una ajustada funcio-
proyectos de É tienne D e 1aune, 11 ombra o one re h
nalidad, se añadía una aplicación de los elementos de-
se conserve, e-
rey Enrique II en el 1552: aunque 110 de me corativos muy adecuada para subrayar, de manera
mos de citar por su monumentalidad e1 ce?tro f .d- fastuosa, los aspectos compositivos del obJ,eto Y para
. • nografia o reci o
sa de plata dorada y comp 1eJa ico ' d resaltar el contenido de sus alusiones s1mbohcas. ,
' t" de su entra a
en el 1571 al rey Carlos IX con mo ,1v 0 cofre- Uno de los conjuntos más ricos de orfebrena
, de esta epoca es un
so ]emne en la vi 11a d e P ans; frente civil que se pueden contemplar en nuestros días es el
C!llo, sostenido por cuatro es fi111ges , que en su
.
67
que afortunadamente se conserva en Dresde forman- mas mitológicos en su interior; la pieza central d
do parte de los museos estatales. El oro, la ~lata y las ret~b_lo portátil de esmaltes de la reina Catahn: ~~
pi~dras preciosas, el marfil, el ébano y el ámbar, el Medic1s, en el Museo de Cluny; otras copas de-cob
cristal, el bronce y el cristal de roca se presentan en esmaltado en que Pierre Raymond interpretó tcnt
cantidades sorprendentes, integrados en las más de mitológicos según grabados coetáneos, que se cons as
tres mil piezas de exquisita factura que se reunieron van en los museos parisinos de Cluny y del Petit-Pal:-r-
en la llamada Grünes Gewolbe o Casa del Tesoro de los En cuanto a la producción española
. . está dedicada, c~s:

s<:>beranos de. Sajonia. En ese conjunto hay alguna exclusivamente, a temas re l1g1osos aunque su desrin
pieza de carácter religioso, como un interesante Árbol fuera civil. Hubo amplia producción_ en talleres d~
de Jessé, de plata, en parte dorada, que es obra proba- Zaragoza y Daroca, que parecen copias degeneradas
ble de algún taller de Nuremberg hacia el 1500, o un de Limoges; son frecuentes las placas con escenas de
pequeño altar de plata dorada, coral y piedras precio- la Pasión, agrupadas a manera de retablo, que estarían
sas, dedicado a san José, que es obra de J. H. Kohler, destinadas a oratorios particulares.
de Dresde, hacia el 1730. Lo fundamental, empero, se Otro sector complementario de la orfebrería
sitúa en el ámbito civil, ya sea en lo que corresponde civil de este siglo XVI es el que corresponde a las pie-
al ajuar doméstico o en lo que podemos incluir en lo zas decorativas de gran lujo, particularmente destina-
relativo al ornato personal. El sector primordial en lo das al servicio de mesa, realizadas con piedras duras 0
doméstico está constituido por ejemplos de primer cristal de roca y enriquecidas con guarniciones de oro
orden que pueden integrarse en dos sectores básicos, o plata y con incrustaciones de camafeos, algunos de
el del siglo XVI y el del XVIII. Al primero pertenecen época clásica y en su mayoría de esta misma centuria.
un cuenco de oro que incorpora monedas romanas, Uno de los talleres de mayor actividad fue el de la fa-
obra germánica del 1508; un aguamanil con su jarro y milia milanesa de los Sarachi que trabajaron para re-
bandeja, de plata dorada, labrado en Nuremberg ha- yes y príncipes, como el emperador Maximiliano I!,
cia el 1530; una botella con asa, de plata dorada, fe- el gran elector de Sajonia o los duques de Toscana,
chable hacia el 1540; varias curiosas vasijas para beber Saboya, Baviera o Mantua. Obras importantes se
en forma de avestruz, de elefante, de Danae y otras conservan en Viena y Florencia, en el museo del Lou-
formas caprichosas que se obtienen con cáscaras de co- vre de París y en el madrileño Museo del Prado. Aquí
co, huevos de avestruz o conchas de nautilus, con mon- se integran en el magno conjunto denominado de las
turas de plata dorada muy variadas y ricas que se hicie- Alhajas del Delfín, heredado por Felipe V a la muerte
ron por orfebres de Nuremberg o de Leipzig hacia el de su padre en el 1712. Una parte importante de las
1600. Son interesantes un disco con el escudo del elec- piezas que lo constituyen -saleros, vasos, navecillas,
tor Augusto de Sajonia, obra de Valentin Geitner, en bandejas con su jarro, cofrecillos, perfumadores, co-
el 1586; una cuchara muy decorada y el reverso de un pas o jarros- están realizadas con ónice, lapislázuli,
espejo, de oro y esmaltes, ambos de hacia el 1600. diaspro, ágata o calcedonia. Otro sector utiliza el cris-
Sobre todo ello destacan algunas obras del mejor or- tal de roca como materia prima, y aquí son frecuen-
febre del Renacimiento en tierras germánicas, Wenzel tes los vasos en forma de barcos o de animales, co-
Jamnitzer, de Nuremberg. mo pavos o basiliscos, y los vasos, jarros, fuentes o
En España son muy escasas las noticias que bernegales, con decoraciones grabadas de tema mi-
nos permiten apreciar el posible impulso que monar- tológico, histórico o bíblico, de cacerías o alusivos
cas tan poderosos como Carlos V o Felipe 11, o los a la vendimia.
miembros de su corte y de la nobleza, dieron a la or- Si los problemas de la conservación de los ob-
febrería de carácter civil, sin duda ampliamente mino- jetos preciosos que incluimos en la orfebrería no deri-
ritaria ante el predominio de sus preocupaciones hacia van de su consistencia, que es considerable, sino de la
lo religioso. Pese a todo, aquella orfebrería debía de naturaleza de sus materiales, que pueden ser reutiliza-
ser importante, pues uno de los tres grupos en que se dos o destinados a resolver necesidades económicas
dividían los orfebres de Toledo se dedicaba a trabajar perentorias, la de las piezas que resultan de las manu-
vajillas y demás piezas propias para el servicio de ca- facturas cerámicas es tributaria de su fragilidad Y de la
sas principales. En Barcelona, a través de los conoci- práctica imposibilidad de reparar los desperfectos que el
dos Llibres de Passantiespodemos apreciar la importan- uso provoca en ellas. También podemos señalar en eSte
cia de la orfebrería dedicada a usos domésticos. Se sector tres focos fundamentales y diversos que se locali-
mencionan braseros de plata en Toledo (1548) y en zan en Francia, en Italia y en España. En tierras francesas
Córdoba; bandejas, jarros, especieros y saleros; gran-
des fuentes de oro con escudos en esmalte, como las
que la ciudad de Valencia regaló a Felipe II en el 1585,
y otras muchas piezas.
Con las actividades de la orfebrería estaba
H KóHLER
muy relacionada la técnica de los esmaltes, muy des- ?
COPA -h. 17_.¡...J •TA
DA EN PLn
tacados en Francia, como lo demuestran un plato es- CONCHA DE NAUTILUS MONTA
üNES GE
wóLBE
.
DORADA Y CORAL GR DRESDE
maltado de Leonard Lemosín, del 1555, con el festín STAATLICHE KUNSTSAMMLUNGEN
de los dioses y escudos de los condestables de Mont-
morency; algunas copas de cobre esmaltado, con te-

68
los talleres locales se situaron, frente a las novedades ita-
lianas, en un nivel original dentro de su modestia. Cabe
citar las manufacturas de Saint-Porchaire, por su cerá-
mica decorada con entrelazos y arabescos, y en particu-
lar la actividad de Bemard Palissy (h. 1510-1590) en
Saintes, que desarrolló un tipo de cerámica que muy
pronto encarnará el gusto francés, apartado de los ita-
lianismos. De insaciable curiosidad científica nos in-
'

COPA BAROVIER -14º0 80-


VIDRIO AZUL VIOLAIJO
MUSEO VETRARIO. "1UllANO

PLATO DE REFLEJO METÁLICO -1592- y que se exhibían habitualmente en aparadores. Sus


MUSEO DE CERÁMICA. BARCELONA
formas derivan de diseños realizados en ocasiones por
artistas destacados, como los proporcionados por Buon-
talenti. Las porcelanas estaban reservadas exclusiva-
mente a la familia Médicis porque eran consideradas
como objetos preciosos, estimados como una joya
por su belleza, sin tener en cuenta sus posibles finali-
dades prácticas.
En este siglo XVI son numerosas las manufac-
turas hispánicas y muy variadas sus producciones, al-
tamente apreciadas. En Manises se fabricaban piezas
teresa por la calidad de su cerámica esmaltada, de una para vajilla de gran calidad, con decoración íloral en
transparencia y de una diafanidad excepcionales, de la oro y azul y formas varias, desde los platos, escudillas
cual se conserva una hermosa colección en el Museo y fuentes, hasta los barrilillos, jarros o pilas de agua
del Louvre. A los seguidores de Bemard Palissy co- bendita. Otras piezas, más sencillas y populares, al-
rresponden una serie de piezas, producidas quizá en canzaron gran difusión y se imitaron ampliamente en
A von, cerca de Fontainebleau. los talleres sevillanos. Se decoraron con un dorado
En Italia hemos de recordar las manufacturas pálido y escasamente en azul. En Cataluña destacaron
de Faenza, de Pisa o de Urbino y las localizadas en la las manufacturas de Barcelona y Reus, con su. loza
Toscana, productoras de cerámica fina cuyo uso se dorada, muy variada y rica en su decoración aplicada
extendía a los niveles aristocráticos y de la alta bur- especialmente a platos y escudillas, a jarros con sin °
guesía, tanto en las piezas de uso cotidiano, de forma asas, a botes de farmacia, cantarillos, etc. La prodr-
05
elegante y decoración sobria, como en las que se des- ción de los alfares aragoneses es semejante a la de
tinaban al adorno de las mesas en ciertas solemnidades valencianos o catalanes, aunque algo más basta, corno

7()
puede apr:ciarse en numeros~s tazones, platos, escu-
dillas,jarntos, orzas o _cantarillos. Pero el panorama cos, el "milflores", el "granizado", los de "filigrana y
00 quedaría completo sm el_recuerdo de lo producido rejilla", los grabados a punta de diamante o las vajillas
eo s,:vil}a, Toledo y, particularmente, en Talavera en esmalte blanco opaco que imitaban la porcelana
piezas de loza blanca decoradas en azul. ' oriental. Estas técnicas continuaron durante todo el
En cuanto a los vidrios, en el curso del siglo xv siglo XVII, con piezas suntuosas de gusto barroco.
VetJecia,y más concretamente Murano, se convirtió Para imitarlas se organizaron manufacturas en otras
en el centro vidriero m~s i_mportante de Europa con zonas de Italia como la Toscana, donde el duque Cos-
sus imita~one~ de los v1dnos d~ Siria. La gran pro- me, hacia el 1570, las estableció en Florencia y Pisa.
ducción v1trana de Murano comienza con la preciosa En Francia las hubo en Lyon y luego en Nevers, y en
serie de vajillas en vidrio soplado y coloreadas en Flandes o Alemania pueden señalarse también algunos
azul, verde, rojo rubí o violeta, que muestran la selec- centros de producción. En España destacan los talleres
ta sensibilidad colorista que caracteriza a sus produc- establecidos en Barcelona, productores de vidrios de
diversas calidades, ampliamente exportados, citados
tos. Al vidrio coloreado se suma la viva policromía de
en inventarios y ensalzados por la literatura. Muy in-
]as decoraciones esmaltadas, y de ello es ejemplo céle-
fluidos por lo veneciano, son típicamente catalanes las
bre del siglo XV la copa nupcial llamada Barovier
almorratxes, los porrones o las piletas de agua bendita,
(Museo Vitrario, Murano), de vidrio azul violado. El
y las piezas más famosas de esta procedencia fueron
período de mayor esplendor corresponde al siglo XVI las esmaltadas, con predominio del color verde. Otras
con el llamado "cristal veneciano" para copas y vasos, manufacturas destacadas se sitúan en Mallorca, Valen-
jarras con asas, bandeja y vinagreras de una extraordi- cia y Andalucía; y son de resaltar las castellanas de Re-
naria pureza de formas, de transparencia y ligereza, cuenco, con sus piezas de uso corriente y pasta verdo-
integradas en vajillas destinadas a mesas señoriales sa, y de Cadalso de los Vidrios, que eran más finas _Y
como las que aparecen en las famosas Cenas de Vero- de pasta incolora. Subsisten aquí con fuerza las tradi-
nés. Mejoran distintas técnicas, específicas para la de- ciones medievales, con sus formas de tipo morisco,
coración del vidrio, como los manchados y jaspeados, aunque no deja de advertirse la conexión con los refi-
los "diaspros" y las "calcedonias", los esmaltes blan- nados modelos de Venecia.

SALVILLA DE ViDlllO ESMAL íADO


PIEZA DE VIDRIO TALLADO -SIGLO XVI- -SIGLOS XVI-XVII-
HERMANOS SARACCHI MUSEU D'ARTS DECOllATIVES. DARCELO A
MUSEO UEGLI ARGENT!. FLORENCIA

71
LASGRANDES corresponde
cambio, las lagunas son mucho más amplias en lo que
a la vivienda de los artesanos o de los
REALIZACIONESles. En realidad, esteparticularmente
campesinos, situada en medios rura-
sector no ha despertado interés
DECORATIVAS
DELA en cuanto a su conservación y estudio hasta fechas re-
cientes, de manera que, aparte los objetos reunidos en
ETAPABARROCA museos de arte popular, hay que acudir a los datos
que proporcionan los inventarios conservados en los
archivos de protocolos notariales, para tener una idea
del variado ajuar que se contenía en esas viviendas.
La etapa histórica que se sitúa entre los años En cuanto a la vivienda propiamente dicha, lo
1600 y 1790, aproximadamente, corresponde al perío- más característico de esta etapa es el desarrollo de las
do que denominamos Barroco. Representa una pro- soluciones exigidas por el aumento de las comodida-
funda transformación del panorama político europeo, des en la vida familiar, con el consiguiente perfeccio-
con las lógicas repercusiones en las manifestaciones namiento en la distribución de los espacios, que se
culturales y artísticas de nuestro continente, que ten- adaptan mejor a la función que deben satisfacer, de
drán amplio eco por las tierras del Nuevo Mundo al manera que en las grandes mansiones no se confun-
tiempo que asimilarán con creciente intensidad las ideas den el comedor con el salón, el dormitorio con el
y las soluciones procedentes de las grandes culturas que guardarropa, el vestíbulo o las antesalas; es decir, que
hasta entonces habían cumplido sus propios ciclos de progresivamente los arquitectos orientarán sus preo-
desarrollo en la India, en la China y en el Japón. cupaciones hacia las soluciones interiores sin descui-
Con carácter general podemos considerar que dar lo que corresponde a las fachadas, que hasta el
la vivienda europea mejora en múltiples aspectos y de siglo XX mantendrán su importancia como si fuese un
manera particular en lo que se refiere a las exterioriza-
ciones decorativas que satisfacen al espíritu, pueden
contribuir a la comodidad doméstica y reflejan las cir-
cunstancias y la categoría social del que reside en ella.
Como es lógico, aquellas exteriorizaciones que pue-
den apreciarse, tanto por fuera como por dentro de la VISTA DEL PALACIO Y LOS JARDINES DE
vivienda, se hacen particularmente visibles en los pa- MARLY-LE-ROI -172+-
PIERRE DENIS MARTIN
lacios, requeridos, por lo menos como residencia ofi- ÓLEO SOBRE LIE ZO 296 X 223 cm.
cial, por los representantes de la monarquía absoluta. MUStE ATIONAL. VERSALLES.

Su paradigma fue organizado al servicio de la corte


francesa en Versalles, marco de los esplendores cen-
trados por el Rey Sol, y, con propósito de emulación,
se multiplicaron por doquier en Europa; desde los Si-
tios Reales en torno a Madrid, puede pasarse por las
numerosas versiones alzadas en los estados germáni-
cos hasta llegar a la constelación de residencias que
rodean a la antigua corte rusa de San Petersburgo.
Son cada vez más abundantes las noticias rela-
tivas a los talleres organizados por iniciativa de los
reyes y príncipes en los núcleos monárquicos para
atender las necesidades derivadas del equipamiento de
las residencias construidas en ellos; se perfilan progre-
sivamente las figuras de los artífices que organizaron
e intervinieron en esos talleres, así como las piezas
que ahí fueron realizadas. No cabe duda que el carác-
ter selecto de esas manufacturas y el haber llegado
hasta nuestros días importantes muestras de su activi-
dad, tratadas con mucho cuidado por la riqueza de sus
materiales y por sus formas refinadas, han permitido
que se haya avanzado mucho en su análisis y conoci-
miento. Si este apartado es aceptablemente conocido,
algo parecido cabría seúalar con referencia al reflejo
que aquellas realizaciones reales provocaron en los su-
cesivos círculos concéntricos representados por la no-
bleza cortesana y por la gran burguesía administrativa,
financiera o mercantil, que desarrollan interesantes
aportaciones a los problemas de la vivienda de nivel
medio, particularmente en los núcleos urbanos. En

72
ló que. se ha1 resuelto en su int enor. . T am
progresivas • a compleiidad
. ~ y 1·.1 riqueza
. del-
o .y de d1 aJuar•¿requendos para ate n d er 1as nue-
C()D dioones e vi a. En • muchos aspe ct os d e este
tzr13.dopanorama,
• y particularmente en lo que atane -
tas so 1uoones ornamentales . y a algu 11o .
tipos de
1
muebles,se a1canzaron niveles . técnicos , d e ca l'd i ad de
materiales y d e re fimanuento de formas , qu e son d'fi 1 _
ciJmente supera , bl es,d' aunque. no debemos 0 ¡v1·d ar que es-
tos logros so 1o po . , ian disfrutarlos
d sectores muy limita- .
dos de 1a po, bl acion. b 1n udablemente , el arte d ecorat1- .
vo de esta
. epoca
, arroca . seguía estando al s · ·
erv1c10 e d
una mmona muy reducida en casi todas sus rea ¡·1za-
ciones, .de, acuerdo
, . con la tónica ooeneral que 1mpu · 1sa
la creacion ar~istica en ~stos siglos XVII y XVIII.
Una circunstancia que conviene tener presente
en esta etapa es la frecuente conexión entre los d · t. _
{' 1 d'fi . , d IS 111
ros 1ocos y a I us1_on e los tipos de muebles O de los
repertonos decorativos, gracias a las frecuentes publi-
caciones especializadas. Sin pretender agotar el tema
sólo a título de muestras destacadas, cabe menciona~
la compilación de modelos de amueblamientos que en
el 1630 publicó en Holanda Paul Vredeman de Vries.
Alca~z-~ una gra~ d_ifusión, lo mismo que la Boutique
111enms1ere, de Cnspm de Passe le Jeune, publicado en
Amsterdam el año 1652. Ya del siglo XVIII hemos de
recordar que Fran~ois de Cuvilliés publicó, en el 1738,
una colección de modelos, la Civil Baukunstwerk, que
divulgó por Alemania el estilo Luis XV, y que Tho- JARRÓN ÜRNAMENTAL. -SIGLO XVII-.
mas Chippendale, unos años después, en el 1754, pu- MÁRMOL. JARDINES DEL PALACIO DE
VERSALLES. DISEÑADOS POR ANDRÉ LE
blicó una colección de dibujos de muebles titulada NOTRE (1613-1700)
Gentlemanand Cabinet-Maker's Director.
En los años finales del siglo XVI y en la prime-
ra mitad del siglo XVII un grupo de arquitectos, que
también fueron intendentes de los jardines reales en
Francia, rompieron con la tradición e impusieron unas
nuevas fórmulas. Fueron Claude Mollet, su hijo
André, autor en el 1651 de Jardins de plaisir, y Jacques
alamedas para delimitar vastas superficies rectangula-
Boyceau de la Barauderie, que publicó en el 1638 su
res, en las que destacan las esculturas y los jarrones
Traité du Jardinage. Los principales jardines de esta
ornamentales; para separar los bosques y los parte-
etapa en París son los de las Tullerías y del Luxem-
rres, cuyo diseño, que los asemeja a las alfombras, se
burgo, en que el palacio y el jardín constituían ya un
acentúa con bojes recortados, como se aprecia en los
conjunto. Muestran los principios compositivos que
jardines de Meudon y de Versalles. Su primera reali-
serán característicos de André Le N6tre (1613-1700),
zación se sitúa en Vaux-le-Vicomte, cerca de Melun,
como las terrazas dominantes, los parterres junto al en el 1658, con detalles subordinados al conjunto para
palacio y, más allá, grandes arboledas; además, prolon- alcanzar un panorama de imponente perspectiva. Su
gando el eje de la mansión, una perspectiva que conduce gran obra son los jardines de Versalles, iniciados en el
la mirada hacia el infinito. Los parterres sufren una radi- 1661; trazó también los de Chantilly, las Tullerías y bas-
cal transformación, pues de los simples <lameros rena- tantes más, incluso en Inglaterra, Austria e Italia. En los
centistas se pasa a los que presentan formas similares a jardines de Saint-Cloud, de Antaine Le Pautre y Fran-
los encajes venecianos, con sus zarcillos y arabescos, ~ois Mansart, destaca la gran cascada, y casi tan celebra-
en los cuales predominan los esquemas cuadrangula- dos como los de Versalles fueron los de Marly-le-Roi,
res con un estanque en el centro de la composición. de Jules Hardouin-Mansart y Charles Le Brun, por su
Le N6tre destaca en particular por la lógica, el perfecta adecuación a las características del terreno.
equilibrio, la claridad y la nobleza de sus composi~io- Es interesante subrayar los nuevos valores repre-
nes, en contraste con la sensibilidad propia de los Jar- sentativos que en esta etapa se incluyen en el esquema
dines italianos. Su plan general de Versalles nos de- de las ideas rectoras de la organización del jardín, y
muestra el genio con que supo dominar la naturaleza, particularmente en los de programa y desarrollo más
armonizar el espíritu y )a majestad del palacio con la complejo. En los de Versalles, por ejemplo, y en los
escultura ornamental, los estanques, el césped Y las muchos que derivan de su concepto básico, cabe in-
masas vegetales de los jardines. Dispuso recortadas
73
FUENTE MONUMENTAL.
-SIGLO XVIII-
JARDINES DEL PALACIO DE
ARANJUEZ

terpretar el vasto conjunto como una fiel imagen de la fluencia de los escritores Jean-Jacques Rousseau y
monarquía absoluta, centrada en el palacio y exten- Bernardin de Saint-Pierre en este cambio de gusto, y
diendo su benéfico influjo a los sectores inmediatos, las aportaciones de Joseph Addison, Alexander Pope
de manera que éste se debilita a medida que los círcu- y William Kent, como diseñadores de estos jardines, a
los se hacen más amplios. Así, la belleza racional de cuya tipología se añadieron los de tipo anglochinesco
los parterres denota el orden elevado de la cultura propuestos por William Chambers, quien publicó en
cortesana que disfruta de la presencia directa del mo- el 1757 una colección de estampas con jardines chinos
narca, cuyo impulso vivificador se va diluyendo pro- que alcanzó un éxito considerable y, hacia el 1760, di-
gresivamente en los sucesivos ámbitos del jardín, has- señó los jardines de Kew.
ta hacerse imperceptible en los ásperos bosques de los En las tierras germánicas cabe reseñar, en el
confines del parque. Esta zona selvática sólo sirve pa- siglo XVII, que Saloman de Caus diseñó los jardines
ra que la corte ejercite la caza, reservada a los podero- del castillo de Heidelberg, en el 1620, y en la siguiente
sos como símbolo activo de su pleno dominio sobre centuria destacan los del palacio vienés de Schon-
la naturaleza inculta. brunn, de planteamientos franceses, y los del palacio
Este jardín francés del siglo XVII, caracterizado de Nymphenburg, en Munich. Más al Norte los refle-
por la regularidad de su composición, fue amplia~·nen- jos de Versalles en el siglo xvm, más o menos altera-
te seguido en el siglo XVIII; pero en esta centuna es, dos por interpretaciones locales, se advierten en la
además, muy característico el jardín paisajista, tam- serie de residencias imperiales situadas alrededor de San
bién llamado inglés, con sus avenidas sinuosas, los Petersburgo. Son las de Petrodvorets, Puchkin, que es
riachuelos con meandros y los estanques de contorno la antigua Tsarskoié Sélo, y Paulovsk. .
irregular; marca el predominio de lo lírico y lo senti- En lo que corresponde a España los jardmes
mental, de lo melancólico y lo pintoresco, sobre lo ra- barrocos ofrecen una amplia y rica panorámica, con
cional y geométrico. Es interesante subrayar la in- múltiples asimilaciones de ideas exteriores junto a la

74
1

"ón de soluciones locales. El actual


complemento indispensable de los pazos gallegos 0
, en Madrid, es resto importante de
los que se hallan en Andalucía, como los de la resi-
. tenso complejo cortesano de la época
dencia del arzobispo de Granada, en Viznar, de fines
renovado por los Borbones, que lo
del siglo XVIII y gran riqueza ornamental; pero quizá
mayor frecuencia después del incendio del
los más característicos sean los mallorquines de Alfa-
el 1_734. Es en esta época cuando puede apre- bia y los que dispuso el arzobispo Despuig en su po-
gran impulso dado a los jardines de los Sitios sesión de Raixa, de clara ascendencia italiana.
que, ~ buena parte, tenían un brillante pasa- Como elemento complementario de los jardi-
AranJuez, el llamado Jardín de la Isla fue refor- nes hemos de considerar los muros de cierre, enrique-
por Sebastián de Herrera Barnuevo entre el cidos en algunos casos con puertas monumentales en
y ~ 1669 con monumentales fuentes; y el Jardí11 que las rejas de hierro forjado son parte destacada del
nc1pees una soberbia creación del último cuarto conjunto. Sirvan de ejemplo las que pueden admirarse
siglo~:7m, aprovechando sectores antiguos, por lo en los palacios franceses de Dampierre-sur-Boutonne
fue facil darle los efectos paisajísticos relacionados y de Versalles; del Belvedere y de Schonbrunn, en
d gusto inglés. Se adorna con fuentes monumen- Viena; de la Residencia en Würzburg (Alemania), de
, un templete clásico y un pabellón chinesco que sorprendente riqueza, o del Palacio de Invierno en
dan aires románticos. Los otros grandes jardines San Petersburgo.
iOn los del Real Sitio de la Granja de San Ildefonso El concepto decorativo del exterior de la vi-
que, aunque derivados de Versalles y organizados por vienda en la época barroca cambia en algunos aspec-
artistas franceses, mantienen un carácter propio origi- tos con respecto a los que fueron desarrollados en la
nado en su emplazamiento en terreno quebrado al pie etapa renacentista. Sin embargo, las conclusiones a
de la sierra de Guadarrama; los dirigió Esteban Bou- que podemos llegar en este sector son forzadamente
telou según las directrices de Le Nótre, con hermosos provisionales ante los limitados estudios previos reali-
parterres, estanques con numerosas fuentes y grupos zados sobre el particular. La atención de los arquitec-
escultóricos, y densas arboledas que alcanzaron su tos de esta etapa se dirigió, con fecundos resultados,
pleno desarrollo a partir del 1721. no sólo hacia las fachadas, en su organización y orna-
Aparte estos grandes jardines impulsados por to, sino también hacia el interior de la vivienda prodi-
los monarcas, se dan también otros más sencillos, pe- gando soluciones renovadoras en los distintos puntos
ro con singular carácter. Hay que recordar los que son del recorrido que pasa por el patio y la escalera de

REJA DE ENTRADA DEL PALACIO


DEL BELVEDERE -SIGLO XVIII-.
HIERRO FORJADO VIENA

75
honor, hasta llegar a los espacios más representativos en rojo sobre los muros, de color claro, de este ~ r
del palacio. Aquí, las estancias dedicadas a Ja estricta po. En el barroco andaluz es muy frecuente la afo -
vida familiar mejoran y progresivamente adquieren un nada y armoniosa policromía que se consigue cornb..i:
1
desarrollo que las ajusta mejor a sus funciones. Con nando el ladrillo o la piedra, que se utilizan en
carácter general hemos de mencionar el gusto por la sectores más a~tivo~, y el encalado ?e los muros ~:
movilidad y riqueza de relieve de la superficie arqui- cierre. En su d1vers1dad pueden considerarse un buen
tectónica y en particular la preferencia por la policro- ejemplo de esa policromía las casas que se integran e
mía que mostró el Barroco en sus múltiples creaciones y la plaza octogonal de Archidona (Málaga), construid:
que, en lo relativo a las fachadas, se manifestó con en los años 1780/86, o los, abundantes palacios de la
distintas técnicas y materiales, que suelen amoldarse a localidades sevillanas de Ecija, Osuna o Fuentes d:
las lógicas exigencias derivadas de su resistencia a las Andalucía. Algo parecido es fácil de hallar en las po-
inclemencias atmosféricas. Estucos y revoques de to- blaciones del norte de Portugal o en Galicia, donde
nos suaves, mármoles veteados, azulejos, pinturas al fue conseguida una excelente gama cromática en que
fresco, esgrafiados, fueron recursos aplicados a esta se combinan el color gris de la piedra granítica, el
modalidad decorativa. Como ejemplo de abundante blanco de los muros encalados y el intenso verde de la
ornato escultórico en el conjunto de la fachada cabría abundante vegetación circundante.
mencionar el Hotel de La Valette, de Fran~ois Mansart En otros casos la policromía se consigue con
hacia el 1650 en París, y el palacio Negrone, en Géno- las pinturas murales que se sitúan en la fachada, como
va, quizá de Filippo Parodi. derivación, a un nivel más bajo, de lo que había sido
Es muy frecuente que se aplique una bicromía relativamente frecuente en la etapa renacentista. Co-
para diferenciar los elementos activos de la estructura mo ejemplos cabría citar, en los países germánicos, las
de los que corresponden a los muros de cierre, y de que recubren la fachada del antiguo ayuntamiento de
ello un ejemplo excelente se sitúa en el Gran Trianon, Bamberg, con figuras entre arquitecturas ilusionísti-
de Versalles, construido en los años 1687/88, con pi- cas, y en Espaúa los restos que se aprecian en la facha-
lastras jónicas de mármol rojizo jaspeado y zonas de da de la casa del marqués de Peúaílor (1726) en Écija
color ocre en los espacios intermedios. Mayor movili- (Sevilla), y las distintas referencias a las realizaciones
dad se alcanza en el cuerpo central de la fachada hacia llevadas a cabo en el ámbito cultural de Cataluña en la
el jardín, que como de costumbre es la más rica, del segunda mitad del siglo XVIII, etapa que en esta zona
palacio de Bruchsal (Alemania), de los años 1723/33, fue de gran desarrollo económico, demostrado por las
pues en su cuerpo bajo sobresalen los blancos fustes pinturas al fresco que, en Barcelona, decoraron la fa-
de su columnata, mientras que en el piso alto pilas- chada del palacio episcopal o las del palacio de los
tras, frisos y enmarcamientos de los huecos destacan marqueses de Moja. Otra solución ornamental se al-

- - --
~-~~~- - --·- --

DETALLE DE LA GRAN GALERIA


ABIERTA -1687188-
)ULES HARDOUIN-MANSART
(1648-1708) JARDINES DEL
GRAN TRIANON VERSALLES

76
mcorpore en su ornato exterior. Las alfarerías más
destacadas fueron las de Lisboa y los maestros más fa-
mosos Antonio y Policarpo Oliveira Bernardes Ni-
co!ás de Frei_tas o Bartolomé Antunes. En su policro-
nua predomman el azul y el blanco, y en su temática
profana son habituales los paisajes, las escenas maríti-
mas, las cacerías y combates, las alegorías o fiestas en
los jardines, y las figuras de tamaño natural que en los
atrios palaciegos acogen al visitante. Entre los mu-
chos ejemplos cabría citar los azulejos del palacio del
Correo Mayor, en Loures, y de los palacios de Oeiras
y de Alegrete, en Elvas.
Si en cuanto a la superficie de las fachadas las
soluciones ornamentales son diversas, mucho más lo
son las que dispusieron los arquitectos barrocos para
enmarcar los huecos que en ellas se abren, ya sean
puertas, ventanas, balcones o tragaluces. Perduran
modelos italianizantcs en ventanas, con el alféizar
apoyado en ménsulas, o en balcones, con balaustres
en sus antepechos sin saliente. Unas y otros se coro-
nan por un arco rebajado con ligero saliente o por un
frontoncillo, triangular o en segmento de arco, que
ejercen además funciones de vierteaguas protector.
DETALLE DE LA FACHADA DEL ANTIGUO Los huecos principales suelen ser rectangulares o aca-
COL·LEGI DE L"ART MAJOR DE LA SEDA. -1758/63-.
JOAN GARRIDO (n. h. 1724).
bados en arco, rebajado o de medio punto, y los se-
DECORACIÓN CON ESGRAFIADOS. BARCELONA. cundarios, correspondientes a sótanos o desvanes, son
apaisados, redondos u ovalados. Como muestra de la
variedad y riqueza que alcanzan, cabe mencionar las
soluciones del palacio Carignano, ya citado, en Turín;
del palacio Litta, obra de A. M. Ruggieri, hacia el 1700,
en Milán; del palacio Preysing (1723/28), obra de Joseph
Effner en Munich, y de la llamada Casa del Mexicano,en
canza con las decoraciones de carácter geométrico ob- Braga (Portugal), de mediados de este siglo XVIII.
tenidas graduando el saliente de los ladrillos. Coinci- · En algunos casos esos huecos se cierran con
de en esta idea con lo que es propio del mudéjar his- rejas de hierro forjado, como las del piso bajo del pa-
pánico, ya desde la época medieval; podemos apre- lacio del marqués de Dos Aguas, en Valencia (hacia el
ciarla en las fachadas del patio del palacio de Carigna- 1740), aunque la mayor riqueza de sus labores se halla
no, en Turín, obra del arquitecto Guarino Guarini en en los barandales de los grandes balcones que suelen
los años 1680 y siguientes. En otros casos el efecto se integrarse en la composición de la portada principal,
confía a los relieves, con temas vegetales o simple- cosa que es frecuente en el mundo hispánico, donde
mente decorativos, cual ocurre en los festones y guir- lucen temas muy variados: desde los barceloneses del
naldas de la Casa Dambski en Torun (Polonia), del palacio de la Virreina y los andaluces de los palacios
1693, o los que derivan de la rocalla que se aprecian de Peñaílor y de Valverde, en Écija, o de Montana y
en la Helbinghaus de Innsbruck (Austria), remodelada otros en Jerez de la Frontera, hasta los mexicanos del
cia el 1730. Finalmente hay que mencionar el pro- palacio de Ecala en Querétaro. A destacar los espléndi-
cedimiento barato y seguro del esgrafiado, que, con dos balcones de madera tallada, en ocasiones cerrados
aíces italianas, fue usado con frecuencia en residen- con celosías, que suelen ir sobre el portal o extenderse a
·as catalanas del siglo XVIII, en que el espíritu rococó todo lo ancho de la fachada, que son característicos de
las islas Canarias; de allí se extendieron por la zona del
vo amplia acogida. .,
Mayor entidad alcanzó la decorac10n mural con Caribe y especialmente hacia el Perú, donde destacan los
tan conocidos del palacio de Torre Tagle, en Lima.
ulejos, que presenta un particular desarrollo_ ,en el
Finalmente, en cuanto a lo que corresponde a
roco de Portugal, con una intensa reperc~s1on en
la coronación de la fachada, las soluciones no son me-
Brasil y particularmente en Bah~a. En el siglo XVII
nos variadas: desde las que con recuerdos clasicistas
aprecian influencias de los azuleJOS persas Y de los
acentúan la horizontalidad, hasta las que la rompen
cedentes de las manufacturas holandesas de Delft.
con líneas curvas o mixtilíneas, policromas y de múl-
re los ejemplos destacados cabe señalar la serie de tiple trazado. En el primer caso hay que incluir, por
alleros casi de tamaño natural, que decoran la ga- un lado los aleros volados sobre robustos canecillos
• sobr~ el estanque del jardín del palacio de los de mad;ra tallada, que desarrollan ideas renacentistas,
· p l
queses de Fronteira, en Lisboa. ero e peno 0
, d de
como los del pabcio de Vallesantoro en Sangüesa
yor brillantez y originalidad corresponde al siglo (Navarra), 0 del de los condes de Argillo en Zaragoza.
, en el cual es raro el palacio portugués que no los
77
Por otro, los entablamentos con balaustradas encima, versas mitologías. Esta preocupación fund
. . amcntal por
animados por frontones e interrumpidos por jarrones aten d,er a l as apanenc1as más que a las realidades tdi
o esculturas que subrayan el ritmo compositivo de la comun en e1 Barroco, explica lo que con e ·¡'d
. . , . 1ac1 1 ad
fachada, cuando la cubierta es plana. Prevalecen en los puede apreciarse en las mnumeras residencias d,
sectores en que la influencia francesa es intensa, pero en alto mve· l que nos h an 11ega do de esta época esedlll u>
,. ., d , ec1r
las zonas septentrionales son más frecuentes las cubiertas 1a amp 11s1ma atenc10n presta a a lo reprcscntativ , '
inclinadas, con cuerpos salientes de galbos mixtilíneos, perjuicio de lo práctico y utilitario. En muchos ;al~~
cuya libertad decorativa es mucho mayor. En zonas his- cios, con centenares de metros dedicados a la vida d,
pánicas abundan las cornisas onduladas o mixtilíneas, en relación en salones espléndidos, son muy limitado:
ocasiones asimétricas y con función exclusivamente de- los espacios destinados a satisfacer las necesidades co-
corativa, que pueden localizarse en Cataluña y con ma- rrientes de la vida, cual la cocina, el comedor O los
yor riqueza de líneas en Andalucía, donde es un destaca- servicios sanitarios, reducidos a unos niveles elemen-
do ejemplo el de la casa de los condes de Gomara, en tales. Sin embargo, estos sectores relacionados con la
Osuna (Sevilla). Y cada vez son menos las monumenta- comodidad y la higiene exigirán una atención crecien-
les chimeneas que señalábamos en las interpretaciones te en los arquitectos y decoradores barrocos.
renacentistas septentrionales. Subsisten, por ejemplo, En esta etapa barroca se mantienen y desarro-
muy ostentosas en el palacio de Maisons-Lafitte, obra llan las soluciones básicas que en este sector quedaron
de Fran~ís Mansart en el 1642/46. establecidas en la fase renacentista, tanto si la solución
se confía a la piedra, la madera o la cerámica. En este
caso hay que mencionar los azulejos especiales para
solerías producidos en los talleres de Alcora y otros
centros valencianos del siglo XVlll, algunos con temas
mitológicos. Pero el deseo de magnificar los interio-
LA DECORACIÓN
DEL res se confía a otros materiales resistentes, como las
maderas o los mármoles de alta calidad y variada poli-
INTERIOR
DELAVIVIENDA cromía, combinados para obtener temas decorativos
EN LAÉPOCABARROCA propios de la época. Es posible que razones climáticas
determinasen la preferencia en el empleo de la madera
o del mármol para la solución de las solerías. Pavi-
La estrecha conexión que se establece entre la mentos diversos podemos admirarlos en cualquiera de
estructura arquitectónica y los elementos ornamenta- los grandes palacios barrocos, y los de Versalles po-
les o iconográficos de los interiores renacentistas se drían servir de ejemplo. Muchos de ellos son de ma-
perfecciona en los de esta etapa barroca hasta alcanzar dera y otros se resuelven con baldosas cuadradas de
niveles muy altos de coordinación y de armonía en mármol, blanco y negro, alternadas; pero el más rico
formas y colores. Ello está provocado, en buena par- desarrollo lo hallaremos en las residencias principescas
te, por el particular espíritu de esta época, preocupada que se multiplicaron en el siglo XVIII. De ello son ex-
por cuanto se relaciona con la elaboración del espacio, celente muestra los pavimentos de madera multicolor
orientado hacia el deseo de sugestionar al espectador. que se conservan en diversos palacios de Turín, como
Si en los ámbitos religiosos esta elaboración alcanza los de Carignano, de la Academia Filarmónica o de la
niveles muy sutiles de influencia psicológica, con un Regina; los que presentan grandes temas florales de la
sabio empleo de la luz y del color, también está parti- sala de Lacas y del Gabinete Chino redondo en el pa-
cularmente cuidada en la arquitectura de carácter ci- lacio vienés de Schonbrunn, o los que utilizan los
vil, como podemos deducirlo de lo que ha llegado a mármoles policromos en los palacios reales espai'íoles
nuestros días. Puede apreciarse, por ejemplo, en la su- de Madrid y Aranjuez. En aquél hay que señalar los
cesión de espacios a partir del ingreso en la vivienda, de la sala de Porcelana y del salón de Gasparini, diri-
que, por el patio y la escalera principal, continúan en gido éste por Matías Gasparini; en Aranjuez sobresale
las estancias palaciegas. Con ello se constituye una es- el pavimento del comedor de gala, obra del maestro
pecie de vía honorífica en que se refleja la opulencia marmolista Carlos A. Bernasconi, que aplicó mármo-
del anfitrión, quien despliega en ese rosario de salones les policromos para representar trofeos guerreros
las muestras de su poder y riqueza ante la mirada del entre temas de estilo rococó.
visitante, conducido gradualmente hasta el núcleo de No debemos olvidar que un complemento ha-
la residencia. De manera no menor se aprecia esta bitual de estos pavimentos eran las grandes alfom-
preocupación por el espacio y por manipular las apor- bras, cuya fabricación correspondía en su mayor parte
taciones de la luz y el color en la profusión de espejos a las manufacturas dedicadas a la obtención de tapices,
en las paredes: con ellos se multiplican las imágenes al que en esta época actuaban en distintos focos artísti-
infinito; o con las pinturas al fresco o al temple que, cos europeos. aunque no faltaban algunos talleres de-
en no pocos casos, incorporan a los muros o a los te- dicados espcu·11camente a ello, como los que hubo en
chos arquitecturas escenográficas, pertenecientes a un Cuenca hasta fines del siglo XVIII, con empleo del nu-
mundo de ilusión y fantasía ilimitada en el que pulu- do espafiol o del nudo turco, en piezas decoradas h~-
lan los protagonistas de escenas históricas o popula- bitualmente con dibujos vegetales estilizados .. Mas
res, o flotan seres ingrávidos que animan las más di- destacados fueron los talleres madrilefios, unos dmgi-

78
VISTA PARCIAL DEL SALÓN
GASPARINI. -SIGLO XVIII-.
PALACIO REAL. MADRID.

dos por artífices independientes, como A. Alencastre,


y otros integrados en la Real Fábrica de Santa Bárba-
ra, dedicados en particular a satisfacer las necesidades
suntuarias de la corte, entregada a una amplia tarea de
renovación de los Sitios Reales. A la relación con los
estilos de raíz turca o persa sucede, ya en el siglo
XVIll, el gusto por la flora naturalista en amplios te- En los muros que limitan verticalmente las es-
mas que invaden los campos y las cenefas de las al- tancias de este período se multiplican las soluciones
fombras. La policromía habitual gira en torno a colo- decorativas que aplican elementos móviles, como lo
res simples y vivaces, azules, rojos, amarillos o ver- son las tapicerías o los guadamecíes, o bien estables,
des, pero en algún caso se citan alfombras con los inu- como pueden ser pinturas al temple o al fresco, o las
suales colores blanco y negro, como en el inventario que utilizan materiales ricos como las lacas y las por-
de los bienes de la reina Mariana de Austria, madre de celanas, los espejos y las maderas nobles, en su color
nuestro Carlos II. Tampoco faltan, aunque de ellas tene- o doradas; en otros casos se emplean los productos de
mos referencias más escasas, las alfombras producidas manufacturas más simples, como los estucos y azule-
en las grandes manufacturas francesas o germánicas. jos, los bordados y tejidos diversos. Todo puede ser-
En Francia destaca particularmente la de la Savonne- vir para ampliar ilusoriamente el espacio de estos in-
rie, activa desde el siglo XVII. Dirigida durante largos teriores, para animar las superficies que los limitan,
años por los Lourdet, entre sus productos sobresale la de acuerdo con el espíritu general del Barroco y con
alfombra realizada para la galería de Apolo, en el los motivos y soluciones individuales que reflejan, no
Louvrc, según cartones de Baudrin Yvart. La influen- sólo el momento cronológico en que fueron realiza-
cia oriental se combina con los adornos de hojas de dos, sino también el círculo cultural al que pertene-
acanto y medallones de flores. cían sus artífices. Si por un lado la articulación general

79
decorativa propia del siglo XVII, en que la creatividad Arquitectura, pintura y escultura sin re
. ' nunc1ar a
francesa consiguió las más elevadas y representativas gran desarrollo propio, están en estrecha 1 _ un
· re ac1011
realizaciones en V ersalles, se sitúa en una línea solem- apoyan mutuamente y actúan en busca de ' se
ne y majestuosa, al desarrollarse los aúos de la si-
. 1 .
de conJunto con a activa aportación de las art un cfcct0
d
guiente centuria se advierten las progresivas manifes- .
rat1vas ap 1ICa
· das a 1a v1v1en
. . da que nunca ces eco-
. . , 01110 en
taciones de un espíritu más delicado y alegre, de una este siglo XVIII, se cultivaron con tanto prim
nueva sensibilidad que provoca la búsqueda de una . d or, 1o
mismo en cuanto correspon e a las formas de los Ob
suave intimidad en ámbitos más limitados, propicios jetos que en lo relativo a las técnicas y a los ricos -
ma-
para acoger refinamientos culturales de alto nivel. teriales empleados en ellas.
Pero ahora, en este siglo XVIII, jumo a las aportacio- En bastantes salones franceses del siglo xv 111
nes francesas como núcleo de un amplio círculo, hay composición_ de su frente prin~i~al está presidida po:
que subrayar la presencia de las grandes decoraciones solemnes chimeneas que contmuan soluciones tradi-
germánicas, con sus temas y su gama cromática pro- cionales en su doble finalidad de atender a la calefac-
pia, que se extienden por muros y techos como un ción y a los propósitos decorativos. Tienen tendencia
torbellino desconcertante, y la asimilación de solucio- a desarrollar esquemas de sobria magnificencia y sue-
nes pertenecientes a culturas extremo orientales. Si a len coronarse con un cuadro importante o un gran es-
todo ello a11adimos las aportaciones espa11olas e italia- pejo. Sirvan de ejemplo la que preside el apartamento
nas, obtendremos como resultado unos niveles difícil- del Rey, en Cheverny (Francia), obra de hacia el 163:i,
mente superables en cuanto a refinamiento y comple-
jidad decorativa. Se obtuvieron así espacios interiores
que rompen los límites del espacio real y tienden
hacia lo infinito, no sólo por las combinaciones del
espacio real con el figurado smo por las dilataciones
perspect1v1stas obtenidas por medio de luces o espe-
jos, o por las pinturas escenográficas en los techos.

VISTA DE LA GARTENSAAL DE LA RE,IDE Z -lili,42-


DALl ASAR Nlc.UMANN (1687-1766) LOS fRESCO, 0-49 511>
SON DE JOIIANN ZICK (1702-1762, \I URZDUllG

8()
con te~as barrocos :n_ su embocadura y un gran cua-
cubrir completamente las superficies arquitectónicas
dro encrma entre est1p1tes y cariátides; la de la Wilton
de algunos salones de tama110 medio o reducido. Azule-
House, cerca d~ Salisbury, obra de Iñigo Jones hacia
jos dispuestos hasta el techo los hallamos en algunos
el 1650, y las diversas del palacio de V crsalles, como
salones del palacio de Queluz, cerca de Lisboa, pero
las de los salones de Marte y Diana; la del gabinete del
quizá sean más interesantes los ejemplos de recubri-
~egente que ostenta cariátides de bronce dorado y
mientos de cocinas se11oriales, hecho que denota una
cincelado en su_s_montant~s, la del gabinete del Rey, vez más la refinada coordinación que en el Barroco fi-
etc. Otr~ soluc10n que atiende también a aquella do-
nal se alcanzó entre los conceptos ornamentales y las
ble finalidad y representa un progreso indudable en necesidades funcionales de luz e higiene que resolvían
cuanto a funcionalidad, pues aumentan el calor y supri- los azulejos. En unos casos eran policromos y repre-
men las molestias del humo, corresponde a las grandes sentaban escenas domésticas y temas decorativos, co-
estufas de cerámica que se sitúan en los ángulos de mu- mo el conjunto de manufactura valenciana del siglo
chos salones de los palacios germánicos y se alimentaban XVIII que se instaló en el Musco de Artes Decorativas
con leña por el hogar que se abría al pasillo inmediato al de Madrid. En otros casos los temas son florales,
salón. Suelen ser de color blanco y dorado, y en sus dis- como puede apreciarse en la cocina del palacete de
tintos cuerpos decrecientes se multiplican las fantasías Amalienburg, en los jardines del amplio complejo pa-
formales del Rococó. Un amplio repertorio puede lo- latino de Nymphenburg, en Munich. El resultado po-
calizarse en los palacios Imperial y de Schonbrunn, en dría ser asumido por cualquier decorador de nuestros
Viena, y en la Residenz, de Würzburg. tiempos. En otro nivel, superior sin duda pero con si-
En ocasiones los muros de los salones reservan milar idea de recubrimiento total, obtenido en este
en su zona inferior un espacio ocupado por los zóca- caso con placas de porcelana, hemos de situar el sa-
los o arrimaderos que adquieren un carácter propio en loncillo dispuesto en el palacio napolitano de Capodi-
esta época. Su finalidad, aparte de que puedan alcan- monte, comenzado en el 1758, que fue el antecedente
zar un alto valor decorativo, responde al deseo de de las dos salitas cspaii.olas de los palacios reales de
proteger los muros del roce de los muebles, del con- Aranjuez y Madrid, obras muy destacadas de la fábri-
tacto con los moradores o bien como medio aislante ca de porcelana del Buen Retiro.
de la humedad que pueda ascender por los muros. Otro carácter, en cuanto a aspiraciones orna-
Los materiales más frecuentes son las placas de már- mentales y a posibilidades iconográficas dentro de es-
mol blanco o policromo, el estuco, tableros de made- te apartado de decoración estática, presentan las gran-
ras que habitualmente son de alta calidad, y azulejos des composiciones pictóricas murales, al fresco y al
de cerámica policroma que prevalecen en residencias temple o al óleo sobre lienzo habitualmente, que al-
de tipo medio. En los grandes palacios de la época se canzan un extraordinario desarrollo en esta etapa ba-
les concede escasa importancia, para no distraer la aten- rroca, como evolución lógica de lo que se había con-
ción de las grandes tapicerías o pinturas dispuestas en las seguido precedentemente. Nos limitaremos a lo que
zonas superiores. En no pocos casos se confunden con presenta un carácter estrictamente decorativo, sin ex-
los basamentos de las pilastras que subrayan la estruc- tendernos a la gran pintura mural de esta etapa y, por
tura de los muros, como ocurre en la galería de los ello, prescindiremos de artistas muy destacados, co-
Espejos, en Versalles. Mayor difusión alcanzaron los mo Giovanni Battista Tiepolo, por ejemplo, para co-
zócalos de azulejos, abundantes en Espaii.a y con carácter mentar la obra de pintores de nivel inferior, sin duda,
popular frecuentemente, producidos en manufacturas pero interesante por ser representa ti va de las solucio-
catalanas, andaluzas o valencianas en particular, que nes dadas a esta necesidad barroca. Los temas son
eran exportados a toda Espaii.a, a América y al norte muy diversos, desde los mitológicos o históricos has-
de Africa. Los hay con temas florales o geométricos, ta los populares, y con mucha frecuencia se acude en
con escenas festivas o de montería, pastoriles y de gé- ellos a recursos propios de la época en cuanto a la re-
nero, con composiciones de carácter religioso, histó- presentación de los espacios ficticios e ilimitados
rico, alegórico o simplemente ornamental, en que no donde se sitúa a los personajes. Pueden citarse la sala
falta la rocalla. Su policromía se resuelve en varios de los Dioses, de Antonio Verrio en la B11rghleyHo11se
tonos de azul o con el empleo de amarillos, ocres, (Northamptonshire), de hacia el 1700, con ficticias co-
azules y un verde intenso. Mayor desarrollo . con_si- lumnatas entre las que pululan los personajes mitológi-
guieron en el Portugal del siglo XVIII, con denvac10- cos; las pinturas realizadas por G. F. Marchini en un
nes hacia el Brasil, de manera que es raro el palacio por- salón de la planta baja del castillo de Weissenstcin, en
tugués que no los tenga. Ejemplos destacados se hallan Pommersfelden, en los años 1716/18, que representan
en los palacios del Correo Mayor, en Loures; del mar- una arquitectura que se está derrumbando; el salón de
qués de Pamba!, en Oeiras (1768/75) o de los marqueses baile de la villa Lecchi, en Martirone, cerca de Brescia
de Alegrete, en Elvas. Los temas populares y las rocallas (Italia), con pinturas al fresco (1745) de Lecchi y Carlini,
decorativas presentan en ellos copiosas variantes. que desarrollan arquitecturas fingidas de claro aspecto
No siempre quedó limitado el empico de estos escenográfico, animadas por personajes coetáneos; el sa-
azulejos a los zócalos, pues en algunos casos se exten- lón de las Máscaras, en el castillo de Krumau, con pintu-
dieron por todos los muros de las estancias y en unos ras de Joseph Lederer (1748) y muchas más, que nos lle-
pocos alcanzaron los niveles superiores de las técnicas varían hasta niveles totalmente populares y que podrían
cerámicas, aplicándose paneles de porcelana para re- localizarse en los diversos focos culturales europeos.

81
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DECORACIÓN DE UNA SALA DEL PALACIO


DE CAZA DE 5TUPI "IGI -1~29 31-
FlLJPPO JU\'ARA 1678-17361
CERC.~ DE TURÍ,',

Además de los recubrimientos mencionados,


hemos de recordar los que hacen uso de otros mate-
riales con las técnicas correspondientes, para atender
cumplidamente a lo que exigían las gentes del Barro-
co, cuyos horizontes y posibilidades se ampliaron, al
par de sus gustos, con sus propias iniciativas y con las la luz, que penetra a raudales por diecisiete grandes
ideas surgidas a medida que iban llegando a Europa aberturas hacia el parque y es recogida por más de
noticias y productos artísticos pertenecientes a otras trescientos espejos alojados en diecisiete amplias arca-
culturas que, por su refinamiento, concordaban con das correspondientes a aquellas aberturas. Se incorpo-
lo que entonces se realizaba en sus propios focos crea- ran ya aquí, y con mucha generosidad, los espejos a la
dores. Nos referimos a las penetraciones del arte ex- decoración, de la cual serán en adelante una parte
tremo oriental y en especial del chino, conocido desde muy destacada porque ayudan a crear la impresión de
el siglo XVI pero con amplia difusión en esta etapa y un espacio muy amplio y refuerzan el esplendor del
particularmente en el siglo XVIII, a través de sus lacas conjunto. Van a ser muchos los palacios barrocos
y marfiles, de sus tejidos de seda o de las porcelanas. posteriores que los integran, de tal manera que inclu-
De las realizaciones de aquel arte, y de lo que repre- so dan nombre a alguna de sus estancias principales,
sentaron como una positiva penetración en el arte eu- como la galería de los Espejos, en el palacio Doria, de
ropeo, hablaremos más adelante. Roma, obra de Luigi V anvitelli comenzada en el 1734;
Entre tanto nos ocuparemos de lo que respon- el salón de los Espejos del palacete de Amalienburg,
de con mayor intensidad a la evolución y desarrollo en los jardines del palacio Nymphenburg, de Munich;
de nuestras propias tradiciones. Esta vía podemos el salón de baile del palacio Schaezler, de Augsburg
apreciarla plena de vigor si comparamos dos impor- (1765/70), o el salón de Espejos en el Palacio Real de
tantes realizaciones del arte francés de esta época. En Madrid, que es ya del último tercio del siglo XVIII e
la galería de Hércules, del Hotel La111bert,de París, inicia los gustos neoclásicos.
obra de L. Le Vau en el 1640, prevalece el esquema Si nos fijamos en las escaleras, cómodas y bien
arquitectónico con pilastras corintias salientes en los iluminadas, con ingeniosas soluciones en sus estructu-
muros, ocupados por hermes y medallones de estuco ras, apreciaremos que suelen alcanzar una singular
en la tradición de Fontainebleau. Esta decoración magnificencia y un alto nivel en sus elementos orna-
mural se reduce mucho en la majestuosa galería de los mentales, aplicados a muros, soportes y balaustradas;
Espejos del palacio de Versalles, obra de Jules Har- lo demuestran sobradamente ejemplos como la escalera
douin-Mansart en los años 1678/84 y decorada bajo la del palacio de Weissenstein, de Franconia (1711/16); la
dirección de Charles Le Brun. Aquí el acento carga en de la Residenz, de Würzburg, iniciada en el 1737; la del

82
Wurzach, en Allgau, de las mejores de la Ión de las Conchas, del palacio de Pommersfelden, en
del B rroco, posterior al 1750; la del palacio de Franconia, de 1711 /18; el gran salón del palacio de
rta, cerc de Nápoles, que es la más monumental Stupinigi, en Turín (1729/31) con robusto énfasis en
deItaliay s mejante a la del Palacio Real de Madrid. sus elementos verticalizantes; la Kaisernwl de la Resi-
Y, como muestra de la infinita variedad de soluciones denz, de Würzburg (1737); el salón de Gasparini, en el
de la decoración mural, podemos recordar los nume- Palacio Real de Madrid, cuyos muros se decoran con
rosos salones y salas que se suceden en los palacios temas orientales o tropicales que lo transforman en
barrocos europeos, en particular en los que corres- una lujuriante glorieta, etc. No menos caprichosas
ponden a~ siglo ~v1~1. Muchos de ellos tienen un nom- son las soluciones que convierten el salón comedor
bre propio y practicamente todos presentan suficien- del palacio ducal de Mantua (hacia el 1775) en una de-
tes elementos característicos para individualizarlos. liciosa pérgola. Pero las mayores delicadezas en lo de-
Estucos, tallas doradas y marqueterías; espejos, piezas corativo hay que buscarlas en los palacetes dispersos
de porcelana o bronce; bordados o ricos tejidos, teji- por los parques reales, por esas que fueron deliciosas
dos estampados y papeles pintados, se integran con residencias, y aún podrían seguir siéndolo muchas de
elegancia y virtuosismo en esta compleja tarea orna- ellas, que responden a nombres tan evocadores y ª. un
mental que aplica perfiles arquitectónicos y cartelas; tiempo deseosos de pasar inadvertidos, como Amahen-
añade orlas, zarcillos, temas de hojas o de rocalla; en- burg, Ermitage o Trianon, Casitas de Arriba y de AbaJO
globa cuadros y relieves, todo ello compuesto con o del Labrador, lugares donde el rígido ceremomal de la
elegancia, con claridad y lógica, pese a su aparente ar- etiqueta cortesana cedía ante las delicias de la vida fami-
bitrariedad. Como ejemplos podríamos señalar el sa- liar abierta a un reducido círculo de amistades.

P'.:!.00
Q.,_ ,.
~ ·.....

GAUINETE DE LA CASITA DEL LABRADOR


LA DECORACIÓN DE LAS PAREDES
( ON TEJIDO DE SEDA BORDADA ES OE JUAN
LÓPEZ ROBllEDO DEL 1803
ARANJUEZ

83
BODA DE LUI'> XIV Y MARIA
TERESA -1673(80-
PERTE ECE A LA SERIE DE TAPICES
DE LA HISTORIA DE Ll ·1., .\11
SEGÚ CARTO ES DE CHARLES LE
llRUN <1619-1690)
EMBAJADA DE FRANCIA. ~1ADRII>

Por último, en cuanto a los techos, practica- cules, Venus, Diana, Marte, Mercurio o Apolo, en
mente se pierde el gusto por los artesonados y las te- Versalles, para la solución exclusivamente ornamental
chumbres de madera ante el empleo de las soluciones deberíamos acudir con mejor resultado a palacetes co-
abovedadas en que el ladrillo y el yeso eran los mate- mo el de Sanssouci, de Potsdam, al Hótel Soubisse, de
riales básicos. Sin embargo, subsisten algunos de ma- París, o a algunos otros ya mencionados.
dera como el que se conserva en el palacio barcelonés Si pasamos a ocuparnos de los elementos de-
de la Generalitat, labrado en el 1631 por el carpintero corativos que podemos considerar móviles integrados
Sebastia Claret, que mantiene las estructuras renacen- en la decoración, la primacía en esta etapa barroca co-
tistas y debe de ser semejante a los que se labraban rresponde todavía a los tapices, piezas de lujo cuya
para residencias y palacios particulares; o el que, pro- posesión y exhibición iban anejas en muchos casos a
cedente de Almendralejo (Badajoz), se conserva en el la idea de solemnidad y de poder. Las manufacturas
Museo Arqueológico Nacional de Madrid, que incor- flamencas continúan su gran actividad en el siglo XVII
pora ya esquemas plenamente barrocos. La tendencia con diversos centros de producción. Los talleres de
general prefiere decorarlos de acuerdo con esquemas Audenarde destacan por sus "verduras" y los de Am-
que favorecen su integración en los conjuntos barro- beres y Brujas realizan algunas piezas de alta calidad,
cos unitarios, con cuyas líneas estilísticas fundamenta- pero sobresalen los talleres de Bruselas que consiguie-
les coincidirán también los muebles de todo género ron la colaboración de pintores de primera categoría
que se sitúan en su ámbito. La distribución de temas para realizar cartones con temas derivados de la histo-
en esos techos, dispuestos a partir de ancha escocia en ria clásica y de la mitología o de carácter religioso,
cuarto de círculo, sigue en un principio esquemas con que alcanzaron gran difusión. A Rubens corresponden
recuadros de lejanas raíces italianas, o bien se inclina a los relativos a las series con las Historias de Decio M11s,
ocupar toda su superficie con un tema único, de lo de Aquiles o de Constantino, de las Figuras del Sacrame11to
cual tantos ejemplos soberbios cabe hallar en los pala- y del Triunfo de la Eucarístia. Recogen perfectamente
cios de Madrid o de Würzburg, por mano de Tiepolo. las características de su estilo, denso, rico y poderoso.
La alegoría, la historia y la mitología son una fuente Más adelante fue Jacob Jordaens quien proporcionó
inagotable de temas que, en Versalles por ejemplo, los cartones para series dedicadas a las Historias de Uli-
están orientados básicamente hacia la glorificación de ses y de Alejandro Magno o a la Vida nística, con lo cual
la monarquía, personificada en la figura de Luis XIV. se inicia el camino que a fines del siglo estará repre-
Más adelante, y en sentido paralelo a esta línea icono- sentado por las llamadas te11iereso series de tapices con
gráfica, se desarrolla otra que alcanzará un vigoroso temas rústicos, inspirados en cuadros de David Te-
impulso en el siglo xvm; en ella la preocupación sola- niers, que tuvieron amplia difusión en el siglo XVIII.
mente es decorativa y se plantea el ornato del techo En Holanda hubo algunos talleres de cierta importan-
mediante el simple desarrollo y continuación de los cia en Delft, y en Inglaterra sobresale en este siglo
temas aplicados en los muros. Si de aquellas solucio- XVII la manufactura de Mortlake, cerca de Londres,
nes arcaizantes son ejemplo la serie de salones de Hér- donde con artífices flamencos y la colaboración del pin-

84
tor Anton Van Dyck se consiguió alguna obra maestra
equivalente la tapicería a la pintura. De manera para-
como la serie de las Actas de los Apóstoles según los fa~
lela y con el propósito de atender a las necesidades de
111050 s cartones de Rafael, completados con orlas de
los particulares e impedir sus compras al extranjero,
una calidad y gracia sin iguales en su época.
fue establecida la manufactura de Beauvais, que alcanzó
Sin embargo en esta etapa barroca el papel do-
un gran momento bajo la dirección de Jean-Baptiste
minante corresponde a las manufacturas francesas, Oudry (1686-1755). Aparte varias series importantes,
gracias a una _consciente política de protección e im- se especializó en las pcqueúas tapicerías para asientos
pulso acompanada_ de un~ bu~~a organización del tra- que, en ocasiones, tenían temas similares, como ocu-
bajo y de una eficiente d1recc1on artística. Enrique IV rrió con las Fábulas de La Fontaine, realizadas como de-
y los ministros Richelieu y Mazarino establecieron las coración mural y para recubrir sillas, sillones o cana-
bases de una política proteccionista orientada a evitar pés. En otra manufactura, la de Aubusson, se mantuvo
la importación de las costosas piezas producidas en los una producción que, aunque abundante, no alcanzó a
talleres flamencos, que entonces eran súbditos de los superar un nivel simplemente artesano.
reyes de Espaúa. Hubo talleres en París y algunos en La producción de tapices en Espaúa durante el
las provincias, pero ya en la segunda mitad del siglo siglo XVII fue escasa y de corta calidad, cosa en cierta
alcanzó la primacía la manufactura de los Gobelins manera lógica si tenemos en cuenta lo ya indicado:
(Gobclinos), convertida en una verdadera fábrica de que Flandes pertenecía a los dominios de nuestros re-
obras de arte decorativo al servicio del rey, donde yes. Hay empero referencias que denotan cierta acti-
tanto se producían tapices como muebles, bronces o vidad, alusivas a maestros tapiceros activos en Pastra-
piezas de orfebrería bajo la dirección del pintor italia- na y en Madrid, de cuya producción nada ha subsisti-
nizante Charles Le Brun (1619-1690), de gran capaci- do. Habrá que esperar al siglo xvm, cuando la pérdida
dad organizadora. Se sucedieron las series dedicadas a de los territorios flamencos impone la necesidad de
la Historia de Luis XIV, a las Maiso11sRoyales, a temas organizar unos talleres propios, cosa que fue realidad
mitológicos, históricos o alegóricos, con centenares a partir del 1720 bajo la dirección del tapicero Jacob
de piezas caracterizadas por su elevado sentido de lo Vandergoten, de Amberes, y de sus hijos Jacobo y
majestuoso. Tras un período de crisis sucede la etapa Cornelio (m. 1786). Los pintores de cámara, como
DO\, • dirigida por los Coypel hasta mediados del siglo xvm en Corrado Giaquinto, Amiconi, y en especial Ramón y
mec~·- que se imponen la fantasía, lo placentero y lo sensual, Francisco Bayeu, José del Castillo y Francisco de
ar~1rr::
, lo exótico y lo decorativo. Los cartones eran propor- Goya, proporcionaron cartones que, bajo la dirección
ik,S ! cionados por pintores como Jean-Baptiste Oudry, de Anton Raphael Mengs y Francesco Sabatini, die-
~I Jean-Franc;ois de Troy o Franc;ois Boucher, y las orlas ron como resultado series destacadas con temas deri-
:dem~
.· perdieron importancia al querer asemejarse a un mar- vados de grandes obras literarias, como el Quijote; es-
co pictórico, de acuerdo con la tendencia a hacer cenas de la vida pastoril, cacerías y conocidas ínter-
vilnm:.:-.
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¡sJ¡.•'\J••

LA C11JuEs v LA PurnTA
DE Al C:ALÁ
SH,UN CARTÓN UL RAMÓN
IIAYLU (1746-1793¡
r AJ>J7 291 x 473 cm
1'AJ ACJO DL LOS BORDONES,

tL E'>COl<IAL

85
de la vida. popular, especialmente madri-
Jcja. con gusto d y sentido decorativo • pero en b astan- francé~ en ~a mayor parte de estos siglos XVII y xv111,
es ?ecu Lms Xlll (1610-1643), Luis XIV (1643-1715),
res':3sos poco.ª aptadas a las exigencias propias de 1
téaucadel tapiz. ª Luis XV (1715-1774), y Luis XVI (1774-1789). En los
Aparte restantes focos europeos se siguieron esos estilos con
. las diversas soluciones ya comenta d as mayor o menor fidelidad, sin que falten ejemplos de
ara
P , recubrir
b y decorar
. los muros de las est anoas,· to- una capacidad de soluciones independientes, cual ocu-
dav1a ca e mencionar , alguna otra que , si·n ser tan fre- rre, en unos aspectos, en Inglaterra, y, en otros, en
cuente como aquellas, merece tambie'n ser con1enta-
España, en Holanda y en los países germánicos.
da. Hay que recordar
. los guadamecíes , que en esta
Casi a nivel de curiosidad, pues son muy esca-
etapa, y en parttcular ~urante el siglo XVII, continuaron sos los ejemplos subsistentes, hemos de incluir las re-
gozando de gran prestigio, sobre todo los procedentes ferencias a los muebles enriquecidos con aplicaciones
de España, a_unque los de Holanda eran también amplia- de metales preciosos, como los que se situaron en la
mente apreciados.
. . Las manufacturas de guadamecíes se cámara de Luis XIV, cuando se instaló en Versalles en
mantuvieron activas en Valencia, Barcelona, Madrid el 1673, recargados en su decoración de temas mitoló-
y Córdoba, y sus productos siguieron de cerca los es- gicos, alegóricos o simplemente ornamentales. No sa-
tilos decorativos _franc~s~s de 1~ época. Ya en el siglo bemos cómo serían las camas para el servicio de los
XVIII esta mdustna art1stica casi desapareció, pues los reyes de España, como la que hacía Diego de Zabala,
guadame~íes fueron sustituidos gradualmente por los platero de Madrid, en el 1621; la que había hecho
papeles pmtados, mucho más económicos. Jorge de Quevedo, junto con un brasero, antes del
Las materias textiles también se usaron para 1635 para el palacio del Buen Retiro; o la que hizo el
los recubrimientos murales y a este respecto cabe re- italiano Francesco Filipini, que en el 1695 era aposen-
cordar las sederías y otras telas ricas, producto de las tador de la reina. Unas sillas de mano con aplicacio-
fábricas de Valencia y Talavera de la Reina, que fue- nes de plata se citan entre los bienes del duque de
ron utilizadas en la decoración de los palacios de Ma- Lerma, y unos braseros de plata aparecen citados en
drid y de los Sitios Reales en la segunda mitad del habitaciones del Alcázar de Sevilla. Entre las piezas
siglo XVIII. Más interesantes son las aplicaciones del existentes hemos de mencionar una mesa pequeña, ple-
bordado a la decoración, de lo cual son buen ejemplo gable, recubierta con láminas de placa, que se conside-
los 33 paisajes bordados en sedas de colores y guarnicio- ra española y se conserva en el Rijksmuseum de Ams-
nes de oro, que fueron realizados en el 1797 por el bor- terdam, y otra, más recargada, en la colección del
dador Juan López de Robledo y se colocaron superpues- marqués de Viana, en Córdoba. También hay que des-
tos a las paredes, tapizadas de raso blanco, en la llamada tacar el gran brasero de plata del palacio del marqués de
sala del Costurero, en la Casita del Príncipe de El Esco- Vivot, en Palma de Mallorca, de forma poligonal y con
rial. Finalmente hay que señalar que, en esta segunda ostentosa decoración vegetal del siglo XVIII.
mitad del siglo XVIII, se iniciaron soluciones decorativas En la primera mitad del siglo XVII, práctica-
que denotan la penetración de procedimientos mecáni- mente en el reinado de Luis XIII, comienza una nueva
cos destinados a gozar de un amplísimo futuro: son los era para la historia del mueble en Francia, aunque en
tejidos estampados y los papeles pintados. un principio no se pueda calificar de estilo lo que no
Los tejidos estampados con alegres colores en es más que una versión francesa de lo que predomina
las manufacturas francesas de Jouy, y algunas otras, en la Europa occidental durante este período. La anti-
tuvieron excelente acogida con sus escenas pastoriles, gua ebanistería de madera maciza es sustituida por
orientalizantes o de grutescos pompeyanos, repetidas de otra en que la estructura, de madera común, está re-
acuerdo con un ritmo sencillo. Eran las llamadas "india- cubierta por láminas de maderas finas policromas o
nas", que se fabricaron también en otros países, como por plaquitas de mármol, con lo que renueva, en lo
ocurrió en Cataluña, donde, además, fueron el punto de esencial, tradiciones italianas. El mueble de moda en
partida de una activa industria algodonera. En los pala- esta época de Luis XIII fueron los cabi11etso bargue-
cios ocupaban los sectores secundarios, pero en las vi- ños, con variantes en los distintos países. Los france-
viendas de la clase media prevalecían, aunque pronto ses presentan un cuerpo superior decorado con temas
sufrieron la concurrencia de los papeles pintados, con arquitectónicos sobre columnillas o cariátides que, a
temas parecidos a base de flores, frutas o escenas sen- su vez, reposan sobre un tablero; los flamencos pre-
cillas que imitaban, en no pocos casos, a los tejidos sentan incrustaciones de marfil o de concha y paneles
ricos, a los azulejos, mármoles o marqueterías. Se adornados de flores, mientras que los alemanes mues-
realizaron éstos en Francia y también en Inglaterra, a tran dos cuerpos superpuestos, de dimensiones simi-
imitación de los que se hacían en China y el Japón. lares, y se decoran con temas arquitectónicos; los ita-
También en el mobiliario es en los focos france- lianos, escasos, son de procedencia florentina particu-
ses donde se hallan las muestras más destacadas de crea- larmente; y en España se decoraban con marqueterías
tividad, no sólo en cuanto a formas sino asimismo en lo de tipo geométrico. Un elemento característico fue
que corresponde a la capacidad de solucionar con una ri- entonces la amplia utilización del cuero en 1~banqueta
ca e innovadora tipología, las necesidades que la época y el respaldo de los asientos, que en algunos casos
planteaba. Las orientaciones estilísticas fundamentales fueron de junco, a imitación de los holandeses. Sur-
quedaron establecidas en Francia y sus variantes suelen gieron nuevos tipos de asientos, y ya desde entonces
recibir el nombre de los reyes que ocuparon el trono fueron denominadas sillas los asientos sin apoyabra-

87
zos, mientras que en Holanda se divulgaba un asiento
con tablero circular, de fuerte estructura, cómodo y
perfectamente equilibrado.
Durante la brillante etapa de Luis XIV se
constituyó un verdadero estilo francés, capaz de crear
formas y tipos de mobiliario. A ello contribuyó efi-
cazmente la creación de la manufactura de los Gobeli-
nos, impulsada a partir del 1662 por el ministro Col-
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bert, donde trabajaban tapiceros, escultores y pinto-
res, ebanistas, orfebres y especialistas en bronces y \'. !'
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mosaicos. Los usos de la antigua monarquía observa- ¡.. ' , [ ¡ ' -~. ' "~- ::~. • !
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ban una rigurosa jerarquía de asientos, de acuerdo IJ \ .; r:Y 'i ,·!fi•
con la de las distintas clases sociales, que llegaba desde ::r.,.
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el sillón hasta el simple almohadón en el suelo, pasan- /~ t}(i: ,, ki,, _i
do por la silla y el taburete, de modo que, según el r '. ~ \ , .,,,.~~,:
ceremonial, se requerían numerosos asientos sin bra-
zos ni respaldo. El sillón era el asiento distinguido por ~ ¡ 1
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excelencia, que entonces adquirió sus caracteres típi-


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cos: la estructura, de líneas rectas, se hace más solem-
ne; su respaldo es más alto y ligeramente inclinado,
las patas quedan cortas y unidas por un travesaii.o, y
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los apoyabrazos se desarrollan en voluta sobre conso-
las invertidas en la vertical de las patas. El canapé es
un nuevo tipo de asiento con el respaldo recto, que
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servía para sentarse y también para echarse a descan- ;:_~-,1,. . . ¡Jj -
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sar; no deriva propiamente del banco sino del sillón, >,~-. ~ .. · M .. (Ü
del que mantiene la estructura y la decoración. Tam-
bién es nuevo el llamado lit-de-repos, aparecido hacia
el 1630 y adoptado oficialmente por la corte en el
1656; tiene una estructura baja, con ocho patas unidas
por travesaños y con una cabecera de poca altura.
Como los canapés, estaba provisto de colchón y tra-
ARMARIO -SIGLO XVJJ-
vesero. Estos asientos se recubrían habitualmente con ANDRÉ-CHAI\LES BOULLÉ (16-12-17.12).
tejidos, cuya riqueza variaba según los usos y la cate- ÉBANO CON INCRUSTACIONES DE COBRE
MUSÉE DU LOUVRE, PAI\IS
goría. Para los de ceremonia se escogían terciopelos
de Génova, damascos, satenes o brocados de oro, y
para los de uso corriente se recurría a tejidos atercio-
pelados, damascos de lana o algodón, y al cuero, que
en los asientos de lujo se doraba y gofraba. Algunos
asientos se recubrían con tapicerías hechas a la aguja,
en punto fino o grueso, que habitualmente desarrolla- des una fisonomía propia, apartada de los esquemas
ban temas de follajes o gruesos ramos de flores. Las arquitectónicos. Su trabajo se vio favorecido por la
camas ganaron en solemnidad y tamaii.o; tenían co- eficaz colaboración de Jean Berain (1630-1711), arqui-
lumnillas de ángulo y se enriquecían con preciosas tecto, dibujante y fecundo adornista, que publicó un
colgaduras de ricas telas, damascos, sederías, broca- repertorio de composiciones que está considerado, jus-
dos o terciopelos labrados, que también adornaban tamente, como la más fiel expresión del estilo Luis XIV.
los baldaquinos que las recubrían y cuya forma sirve De la colaboración entre estos dos artífices surgió, hacia
para caracterizar los distintos modelos que la moda el 1700, un nuevo tipo de mueble que había de tener una
fue creando a lo largo de este siglo XVII. prolongada y selecta descendencia: son las cómodas que.
En esta época de Luis XIV se consolida el uso con sus cajones superpuestos, acaban sustituyendo a los
de enriquecer la ebanistería con aplicaciones de cobre, cofres y los arcones. También surgió en esta época un
estaño, concha, nácar o marfil, a manera de marque- tipo de mesa escritorio, quizá de origen italiano, que
terías, por impulso del ebanista André-Charles Boullé tiene a cada lado cuatro patas, rectas o arqueadas, que
(1642-1732) que reanimó técnicas renacentistas italia- soportan los cajones y se unen entre sí por travesaiios
nas y, además, incorporó a sus muebles adornos de diagonales. Es frecuente que se decoren con placados
bronce dorado y cincelado que cumplen una función de estai'ío, cobre o concha, y con temas dorados. ASl-
decorativa junto a una necesidad práctica y utilitaria, mismo son características de esta fase las consolas,
ya que reforzaban los ensamblajes con escuadras, pro- formadas por un tablero bastante estrecho y de rnovi-
tegían las aristas vivas y encuadraban los paneles de do contorno que se arrima a la pared y se apoy 3 en
marquetería. Otra aportación de Boullé es de carácter sólo dos patas de doble curvatura, muy decoradas Y
estético, pues se preocupó de dar a los muebles gran- enlazadas, abajo, por un rico travesaño.

88
me as son casi los únicos muebles de este guayaco o los violetas del amaranto y el palisandro.
que están construidos de madera maciza También fue corriente el uso de marqueterías, con
y ttavesaños torneados; las cuatro caras dei temas geométricos o planteándose composiciones que
faldón: decoran habitualmente con óvalos y el tablero tenían la ambición de ser verdaderas pinturas en madera.
¡dóí;rla en el borde con un ligero relieve de rosá- Al morir Luis XIV la alta sociedad francesa
cd n frecuentes las patas en forma de balaustre sintió muy pronto la necesidad de suavizar la rigidez
ado en su galbo, grueso y macizo, o bien es~ de las normas cortesanas y por ello fue atraída por las
belt delicado. Los armarios se hicieron ahora de costumbres burguesas, más cómodas y más humanas,
usohabttualentre la burguesía y aun entre las clases e impulsoras de los salones donde la conversación era
populares; se desarrollan distintos modelos, bien de dos atractiva en un ambiente alejado del ceremonial corte-
cuetpoS y cuatro puertas con un frontón roto en la coro- sano. Ello no hacía más que confirmar la importancia
nación, o bien de dos puertas y con decoración a base de adquirida por la burguesía como clase social, domi-
combinaciones geométricas y columnillas en espiral. nante en los ministerios y en la administración, por su
La época de la Regencia, aunque corta en el amplia capacidad de trabajo y de organización, cuali-
tiempo (1715-1723), presenta en su mobiliario carac- dades que estaban fuera de las posibilidades de una
teres singulares en cuanto a las proporciones, a la sol- nobleza anquilosada. Este espíritu se reflejó en el mo-
tura de las líneas contorneadas, a la digna elegancia y biliario, de manera que si en Versalles el sillón era un
a la gracia discreta que alcanzan sus mejores piezas. asiento reservado al rey, la burguesía lo adoptó para
En ellas predominan los placados de maderas exóticas transformarlo en un asiento usual y con ello le aplicó
sobre las marqueterías precedentes de ébano, concha numerosas modificaciones. Se hicieron ligeros, con-
o cobre; las curvas cóncavas alternan con las conve- fortables y acogedores; en ellos se suprimió el travesa-
xas, particularmente en las cómodas, y se renueva el ño entre las patas y su respaldo se hizo más bajo y de
gusto por los muebles de madera maciza. En los asien- forma cóncava para adaptarse mejor al cuerpo. De
tos de esta etapa se hace general la forma contorneada de una manera general puede apreciarse que la composi-
las patas, con algunas variantes, pero casi siempre ágiles ción de los asientos correspondientes al estilo Luis
y elegantes según las proporciones habituales. En los si- XV es de una admirable unidad, ya que presentan una
llones se sitúan unas almohadillas acolchadas sobre los armonía difícil de encontrar en los de otras épocas.
apoyabrazos al par que se suceden las pequeíi.as variantes Todas las líneas y todos los perfiles, en suave curvatu-
que mejoran su diseño y aumentan la comodidad. ra, enlazan con tanta precisión y soltura que el paso
En definitiva esta época de la Regencia de Feli- de un elemento a otro es totalmente insensible, desde
pe de Orléans fue un digno paréntesis entre la brillan- las patas al bastidor o desde los apoyabrazos hasta el
te etapa de Luis XIV y el naciente reinado de Luis XV respaldo. La decoración en sí misma es muy sobria y
que será el período más esplendoroso del mueble fran- en no pocos casos se limita a unas florecillas puestas
cés, tanto por la capacidad creadora de tipos como por con gracia en el centro del bastidor o del respaldo.
la perfección de las técnicas, que revelan un muy alto Este grupo de muebles se diversificó amplia-
saber profesional. En este período se hacen muebles mente y recibió nombres propios, como el cabriolet,
con placados o de madera maciza y desde mediados de asiento semicircular; las "sillas a la reina", de asien-
del siglo se generaliza el empleo de la caoba. También to trapezoidal; las bergeres, anchas y de asiento bajo
es propio de esta etapa el tema decorativo de la roca- que, si lo tienen prolongado, se llaman chaise-/011g11es
lla, que sustituye la simetría clásica por un equilibra- y, si añaden un reducido respaldo a los pies, son lla-
do sistema de curvas y contracurvas, de amplia movi- madas duchesses;las marq11iseso asientos para dos per-
lidad. Uno de los muebles en que mejor se aplicó este sonas y con respaldo bajo, el sillón de gabinete, y va-
tema fue la consola, que solía situarse al pie de un es- rios más. De los canapés derivan el sofá, la otomana o
pejo decorando un entrepaño en los salones. la veilleuse, y las camas adoptan también formas dis-
Es curioso el proceso seguido en la adaptación tintas que reciben sus propias denominaciones. Sur-
del lacado a los muebles franceses de esta época. En gen así nombres de camas "a la romana", "a la ingle-
un principio se importaban preciosos muebles del Ex- sa" o "a la turca", pero en lo esencial se reducen a dos
tremo Oriente decorados con esta técnica; luego se tipos esenciales: las que están situadas en el centro de
dispusieron paneles de laca importados sobre estruc- la estancia, adosadas al muro por la cabecera y con el
turas de madera de manufactura local o se enviaron a dosel que alcanza una superficie semejante a la del
China paneles para que fuesen lacados, hasta que, fi- lecho, que son llamadas "a la francesa", y las camas "a
nalmente, los hermanos Martín inventaron en 1748 su la polonesa", situadas en alcobas o adosadas al muro
barniz "a la manera de China". Estas lacas, tanto si se por un costado y con el dosel bastante más reducido.
trataba de sus derivaciones europeas como si eran También es característica de esta época la ca-
orientales, tanto si eran policromas como si en ellas se pacidad de crear pequeños muebles, ingeniosos y ra-
prefería el bermellón o la decoración dorada sobre cionales a un tiempo, como las chi.ffo11nihes,o los que
fondo negro, contribuyeron a realzar la calidad del presentan curiosas combinaciones, como las mesas de
mobiliario de este siglo xv111.Otro procedimiento deco- tocador o las de labores, las destinadas a juegos varios
rativo aprovechaba el placado con maderas preciosas y los muebles de un uso femenino específico, todos
sobre una estructura de madera común, combinándose ellos muestra de la ligereza, la elegancia y el refina-
el rojo de la caoba, el amarillo del sándalo, el verde del miento característicos del arte de este período. Entre

89
los ebanistas destacados que los realizaron cabría citar aquellos aíi.os se abrió ya camino la rcacció1J contrd 1
a Jean-Franc;ois Oeben (h. 1720-1763), superior en sus abusos y caprichos de la rocalla,
.
al tiempo que \" r~)~.
os
marqueterías, que es el autor de una mesa de despa- vaba el gusto por el repertorio ornamental de la antigüe-
cho, plana, que se conserva en el Musco del Louvre, dad clásica. El progresivo conocimiento de los rcst
y de la mesa de despacho de Luis XV, acabada en descubie~tos -~n Pon:peya y Herculano a partir del 17~;
1769 por su sucesor, el ebanista Jean-Henri Riesener y la pubhcac1011 de libros con grabados de aquellas exca-
(1734-1806), autor de muebles que definen el estilo vaciones estimularon el interés de los artistas haoa la5
Luis XV, en los que la riqueza de los materiales y la soluciones que sugerían. Hacia el 1770 la evolución 5
perfección del trabajo son difícilmente superables. acentúa y pronto se impuso el estilo "a la griega", qu~
Paralelamente a lo que se realizaba en París, en en realidad refleja lo pompeyano. Desde el punto de
los núcleos provinciales persistían los muebles de ma- vista de la estructura, los muebles de esta etapa no pre-
dera maciza, en los cuales las molduras y la decora- sentan diferencias esenciales con respecto a los de la
ción se realizaban en el grueso del tablero. El nogal y época de Luis XV: continúa el uso de un bastidor de
la encina eran las maderas más frecuentes, aunque madera común recubierto por un placado de maderas
también se usaban el abeto rojo, el cerezo, el peral, el finas, entre las que destacará en particular la caoba.
haya o el serbal, es decir materiales de origen local. De una manera general puede considerarse que
En esos muebles, los herrajes, inicialmente de hierro y este nuevo estilo decorativo está caracterizado por el
luego de latón, aplicados a las bocallaves y las bisagras enderezamiento de las formas, la sustitución general
especialmente, equivalían a los bronces de la ebanistería de las líneas curvas por las rectas y en particular por el
cortesana. Hay muebles sencillos, característicos de cada uso de las patas rectilíneas en los muebles, sin que ello
región, pero el más importante y común a todas era el provoque una composición seca y dura, pues, además
gran armario familiar, en cuya realización sobresalieron
los artesanos provenzales y los normandos.
La creatividad francesa a lo largo de este siglo
XVIII todavía tuvo oportunidad de manifestarse en el
llamado estilo Luis XVI (1774-1789). No es fácil pre-
cisar los elementos de la transición entre los estilos
Luis XV y Luis XVI, pero hay que recordar que en

MESA DE DESPACHO DE LUIS XVI -1760/69-


JEAN FRANCOIS DEBEN (h. 1720-1763). JEAN
HENRI RJESENER (1734-1806).
PALACIO DE VERSALLES

90
de achaflanar los ángulos, con un sent'd d .
. e 1·b1 1 o e la med1
da y un gusto 1111a I es, los ebanistas d
1 , - man and Cabi11et Marker's Director; construidos en
pieron hallar proporciones agradables e ª ~poca ~~­ ~og~l O caoba, sus patas arrancan directamente del
de masas y ornamentación ligera con 10• p 0 deracion a st id_o~,Y muestran conexiones con formas chinescas
· ' cua I alcanza
ron nuevas y sugestivas. .
fórmulas arti'st·IQS. - 0
goti~1stas. La escuela surgida de Chippendale se de-
Los proced1m1entos técnicos I b. sarrollo en la segunda mitad del siglo XVIII y entre sus
. 1a 1tua1es no
cam b 1aron, aunque se renovaron las m , representantes hay que citar a Thomas Sheraton
' arquetenas de
concha y d e co b re. Fueron creados mie . (1_751-1806), relacionado con el estilo Luis XIV fran-
. . vos tipos de
mueb 1es, como 1as vitrmas, y se hacen fi ces, Y a George Hepplcwhite (m. 1786), autor de
, 1d recuentes unas
galenas ca a as en la coronación de asientos de gran finura y elegancia, con temas ovala-
· , ¡ • esos muebles
Contmua a gran calidad y riqueza de los b . · dos en los respaldos y patas que inicialmente eran
ronces cm-
celad os y d ora d os, aunque generalmente son d.1scre-
cos, 1 muebles realizados e11 d
. y son raros os . ma era ma-
oza. Entre los tipos destacados en el m o b·¡· 11ano· de
esta etapa hemos de recordar las cómodas , superiores ·
por la. ,pureza de sus proporciones
. y por la so na d e-
b ·
corac1on, en 1a que se mcorporan varillas de cobre do-
rado; las mesas son poco variadas, reaparecen las que
tienen
, largueros
. y abundan. las rectangulares
. o ¡as que
estan destmadas a deter~mados Juegos, mientras que
las mesas de despacho tienen con frecuencia la cubier-
ta móvil en arco de círculo, que puede ocultarse para
deJar libre el tablero. También son interesantes el es-
critorio abatible y el chiffo1111ier; éste es una derivación
en altura de la cómoda, con cinco o seis cajones su-
perpuestos y los ángulos achaflanados o con una co-
lum~illa, y aquél es un mueble de dos cuerpos, uno
mfenor con dos puertas y el superior cerrado por un
panel frontal que puede bajarse para formar la mesa, y
entonces quedan a la vista los cajoncillos y casilleros
que lleva dispuestos en el interior. También hemos de
situar entre las innovaciones la realización de muebles
metálicos en bronce, hierro o acero, normalmente de
carácter auxiliar, y las placas de porcelana con relieves
de figuras alegóricas, en blanco sobre fondo azul, que
se incorporaron a la decoración de los muebles. Final-
mente, entre los ebanistas de esta etapa cabría destacar
al ya citado Riesener por las preciosas calidades de sus
muebles que, además del dibujo seguro y la composi-
ción afortunada, presentan una progresiva adaptación
a los cambios del gusto. Casi a su altura se sitúan
David Roentgen (1743-1807), que sobresale por las
marqueterías de sus muebles, conservados en distin-
tos museos, y Georges Jacob (1739-1796), cabeza de STATE BED -1760/70-.
ROBERT ADAM (1728-1792).
una dinastía que extendió su actividad hasta el 1830 y MANSIÓN DE LORD SCARDALE. KEDLESTON HALL
se distinguió por su técnica impecable y la feliz inter-
pretación de los temas grecorromanos.
En Inglaterra, durante los reinados de Guiller-
mo III (1689-1702), Ana (1702-1714) y Jorge I (1714-
1727), se desarrolló y adquirió fuerza un estilo pro-
pio, el llamado Reina Ana, que se manifestó particu-
larmente en un tipo original de asientos. Su respaldo cuadradas y luego se tornearon; en el 1788 se publicó
se resuelve con un tema único en forma de balaustre o su conjunto de dibujos Le g11idede l'ébéniste. En cuanto
vaso, el splat, y las patas, en doble curvatura, suelen a los restantes muebles, caracterizados por la gran li-
terminar en garras que sujetan una esfera. Aparte las gereza de su silueta, por los esbeltos soportes y la so-
sillas y los sillones, son característicos unos canapés bria decoración, prevaleció en el último cuarto de este
que parecen resultar de la unión de dos, tres o cuatro siglo el influjo de los diseños publicados por los her-
sillones, con sus correspondientes patas y respaldos. manos James y Robert Adam a partir del 1773.
Hacia el 1727 aparece el tipo singular de asientos que re- El panorama es distinto en España, donde la
cibe el nombre del ebanista londinense Thomas Chip- reacción contra las rigideces escurialenses fue crecien-
pendale (1718-1779), que en el 1754 publicó su Gentle- do en la primera mitad del siglo XVII hasta que en sus

91
aíios centrales se advierten con intensa fuerza las
muestras del nuevo espíritu barroco que se extenderá
con diversos matices hasta finales del siglo XVIII. La
influencia italiana fue dejando paso a lo francés, defi-
nidor de los gustos europeos en lo relativo a las artes
d~corativas, aunque se mantienen claros rasgos hispá-
nicos. Se amplía la tipología del sillón frailero, evolu-
cionado en sus patas y respaldo, hasta el siglo XVIII.
Las sillas se hacen cada vez más ligeras, al eliminar las
chambranas que unen las patas; aparecen los sofás y
las banquetas y las mesas evolucionan hacia formas y
elementos curvos, aunque subsisten las de fiadores.
En el siglo XVIII se usaron las consolas, arrimadas a la
pared, con patas curvadas, muy remetidas, y cham-
branas de gran opulencia. Los barguefios, también lla-
mados papeleras o arquimesas, hacen más compleja
su disposición y amplían los materiales con que se
construyen por inclusión de marqueterías, conchas,
marfiles, bronces, vidrios o piedras duras y cueros re-
pujados. Siguen los armarios y surgen las cómodas,
bien adaptadas a las necesidades domésticas, de las
que derivan los canteranos y los tocadores. Las camas
se convierten en un mueble muy importante desde fi-
nes del siglo XVII, con fuertes caracteres hispánicos.
En ocasiones tienen un elevado dosel o baldaquino
sobre cuatro columnas torneadas o salomónicas, del
cual penden ricas colgaduras; en otros casos tienen
una amplia cabecera maciza y policromada, de silueta
muy movida, y patas curvadas.
En la segunda mitad del siglo XVIII en el ám bi-
to hispánico se advierte, al igual que en otros focos
europeos, un retorno a las normas clásicas, que en los
muebles se traducirá en la reaparición de esquemas ar-
SiLLO faPANOL -,IGLO XVIII-
quitectónicos. De ello son muestra los disei'ios del PAL \CIO REAL M~DRII)
gran arquitecto Ventura Rodríguez (1717-1785) y las
realizaciones de los talleres reales organizados en la
época de Carlos IV (1789-1808) para amueblar el nue-
vo palacio de Madrid y distintos palacetes de Aran-
juez, El Escorial o El Pardo. En no pocos casos coin-
ciden con las características básicas del estilo Luis XVI;
se abandona la rocalla asimétrica para incluir temas
naturalistas y elementos grecorromanos. Los muebles
se hacen más finos y ligeros, con patas rectas y delica- a fines del siglo XVII y en lo afios sucesivos, en Bélgi-
dos perfiles y secciones. La caoba es la madera más ca y Holanda se hallan los primeros ejemplos de un
usada, pero se amplía el gusto por los muebles de ma- mueble interesante y práctico que resolvía el triple
deras sencillas pintados en colores muy suaves con es- uso de cómoda, me a y escritorio. Su cuerpo bajo,
trías doradas. Fueron precioso complemento de los con puertas o cajone , se corona con un departamento
muebles, en particular mesas de variados forma y ta- provisto de múltiples casilleros y cerrado por un ta-
maño, los mosaicos de piedras duras con temas flora- blero que, al bajarse, constituye la mesa para escribir;
les e incluso con paisajes perfectamente interpretados el cuerpo alto, cerrado por dos puertas, se divide en
en su policromía, que se situaban en su tablero. numero a casillas verticales y algunos cajoncillo . En
Otros centros europeos participaron en diver- tierras italianas cabe citar alguno asientos, con abun-
sa medida en la definición de las grandes soluciones dantes tallas en us montantes, patas y apoyabrazos, y
del mueble de este período. Algunas zonas de Italia, ricamente tapizado . En e te sector sería interesante
de los territorios germánicos o de los Países Bajos analizar la influencia que pudieron ejercer, ahora y
realizaron sus aportaciones concretas en diversos tipos particularmente en épocas suce ivas, los grabados que
de mobiliario. Así, aunque los asientos holandeses del sobre piezas romanas diversas, procedentes de b Villa
siglo XVII tenían muchas analogías con los franceses Adria11a,de Prene te, de la l ºilla Pa111phili,de la Villa
coetáneos, podían presentar un tipo peculiar, llamado B01:(!hesey otros puntos, realizó Giovanni Batti ta Pi-
de Van Ricbcck, con el asiento circular y una fuerte ranesi en el 1778, cuya relación con los ingleses James
estructura, cómodo y bien equilibrado. Más adelante, y Robert Adam no debe olvidarse.

92
En los países germamcos hubo varios focos aún más suntuoso, de formas pesadas y con profusión
con abundante producción de muebles; en Nurem- de adorno; los armarios, bargueños y mesas, bancos,
berg y en Augsburg se fabricaron gabinetes con placas sillas y sillones siguen de cerca la tradición hispana.
de ébano e incrustaciones de marfil, de nácar O con- En su decoración son típicos los "enconchados", a ma-
cha. que eran ampliamente exportados. En general los nera de taraceas aplicadas en particular a un tipo de
muebles germánicos eran de formas algo recargadas y arquimesas realizadas en los talleres de Cuzco o Lima;
de compleja decoración. en ellas se adaptan las formas europeas al gusto indí-
En este período barroco se realiza la plena in- gena y se aprovechan las posibilidades que ofrecen las
corporación de las amplias tierras americanas al círcu- ricas maderas del país. En la zona norteamericana hay
lo de la cultura europea y de ello tenemos muestras amplia importación de muebles de Inglaterra o del
concretas en los sectores que comentamos. Se estable- continente para complementar una producción local,
ce una lógica diversidad entre los países iberoamerica- diferenciada por su criterio de sencillez y funcionali-
nos y los de la zona norte anglosajona. En aquéllos los dad. Al principio fue seguido el estilo Tudor para
muebles presentan formas simples con abundante de- hacer muebles de madera de encina, algo pesados y
coración resuelta con tallas, taraceas e incrustaciones; sólidamente construidos; luego se hicieron de nogal
en ellos el componente básico es hispánico con pene- preferentemente, con sencillas interpretaciones de los
traciones del espíritu indígena y reflejos del arte extre- estilos europeos. Entre el 1720 y el 1780 predomina-
mo oriental, particularmente en México, según se ad- ron sobrias versiones del Rococó en sus variantes in-
vierte en los tableros maqueados, para biombos o pa- glesas; los reflejos de los estilos Reina Ana y Chippen-
ra decorar los muros, y en las bateas de madera la- dale se aprecian perfectamente en las sillas, muchas
queada de Michoacán. En el Perú, el mobiliario era veces de caoba, y en los muebles para comedor.

HABITACIÓN DE LA REINA MARÍA CRISTINA


TAPICES DE LA REAL FABRICA SEGÚN CARTONES DE
GOYA (1746-1828). MUEBLES DE ESTILO CARLOS IV
PALACIO REAL, MADRID

93
. Un elemento que en esta etapa barroca pasa a bre el mecanismo permite una riqueza de solucione
mtegrar e plenamente en el mobihario de la vivienda sin precedente, con amplia inclusión de escenas cot
on los relojes. piezas que. ap.ute !>U mnegable utih- figuras humanas, temas mitológicos o alegóricos, e~
d ad · po d'Ian ren ·b Ir tácumente
- una nea ornamenta- bronce dorado mate sobre zócalos de mármol. Con fre..
ción. Sob re alcanzar un gran progreso técnico y ad- cuencia se adoptaron e quemas arquitectónicos que In-
q uirir una plena persona 1·d I ad e m d i\·idualización co- cluyen pórticos, donde e cobijan alegorías, atributos y
animales emblemáticos. Los relojes de pared mue tran
composiciones ligeras en que se combinan vasos, cin-
tas y guirnaldas florales y los reguladores de péndulo
se hallan en casi todas las viviendas importantes.
El problema constituido por la necesidad de
iluminar el interior de las viviendas presenta un am..
plio repertorio de avances, que deben valorarse más si
tenemos en cuenta que las posibles soluciones eran las
mismas utilizadas desde siglos atrás. Sólo la cera o el
aceite y alguna otra substancia grasa podían ser utili-
zados como materias válidas para proporcionar luz en
las horas nocturnas. El ingenio para suprimir el humo
y los malos olores se aunó con el arte aplicado a los
objetos con el fin de sacar el mejor partido posible a
este limitado repertorio y multiplicar los puntos de
luz, dispuestos en soportes de sobremesa, aplicados
ante los espejos o en los muros o bien pendientes de
los techos. Ricos materiales, maderas finas policroma-
das o doradas, porcelana o bronce, cristales de roca u
obtenidos en selectas manufacturas, se conjugan hábil-
mente para obtener piezas de extraordinaria calidad.

RELOJ DE NOCHE. -167() ..


JO~EVH DE LElllS
.\IUSEO 1'.~CJO'CAL DE .~l!TE>
DECORA nv \, ..\IADRID.

mo objeto, muchas veces presentan una indudable ca-


tegoría artística en los elementos que constituyen la
montura que encierra el mecanismo. A mediados del
siglo XVII el holandés Christian Huygens aplicó a los
relojes el principio del volante, descubierto por Gali-
leo. Inicialmente la caja adoptó formas arquitectónicas
y luego, cuando se adoptó el tipo de reloj con largo
péndulo, surgieron las cajas altas y estrechas que
siempre presentan en la base un ensanchamiento para
permitir la completa oscilación del péndulo; esta for-
ma no es fácil de resolver, pero no faltan las solucio-
nes acertadas. En el reinado de Luis XV los diversos
tipos de reloj, ya fuesen de sobremesa, de chimenea o
de péndulo regulador, dieron ocasión a los decorado-
res para obtener piezas importantes, muchas veces en
bronce o en maderas ricas, como lo son buena parte
de las creaciones de Charles Cressent (1685-1768), en
R'ELOJ ESTILO lNCLfS -SIGLO XVIII-
cuya composición se incluyen la rocalla y temas vege- MUSEO CORREAL[, SORRENTO
tales. Más adelante, en la época de Luis XVI, aumen-
tan los relojes de sobremesa, de estructura totalmente
nueva, en los que el predominio de la decoración so-

94
perfectamente a las formas de la rocalla; los hacheros
presentan líneas sinuosas y, en algún caso, terminan
en una tulipa para acoger el cirio, y sus formas se si-
guen de cerca en los flameros de cerámica realizados
en las manufacturas de Delft a mediados del siglo
XVIII. El descubrimiento de la porcelana añadió un
elemento más, que podía utilizarse solo o combinado
con el bronce y el cristal en las distintas soluciones
para producir nuevos y refinados tipos en que prolife-
ran hojas, flores, pájaros o figurillas varias. Finalmen-
te, la etapa Luis XVI muestra una amplia libertad y
fantasía en la invención de nuevos elementos o en la
mejora de los antiguos para hacerlos más prácticos y
racionales, dentro de una línea de retorno a la anti-
güedad clásica. En las linternas la armadura queda re-
ducida a lo esencial y los candelabros añaden el tipo
en que una figura humana soporta los brazos. En las

LAMPARA DE ESTILO ITALIANO.


-SIGLO XVIII- CRISTAL DE MURANO.
CA'REZZONICO, VENECIA.

En la primera mitad del siglo XVII los avances


más destacados en este terreno se realizan en Inglate-
rra, en Italia o en Holanda. En Inglaterra se divulgó
un tipo de candelero, de cobre o estaño, prismático y
con la base rectangular, rehundida en el interior para
recoger la cera desprendida. En Italia se usaron otros, a
manera de balaustres complejos, constituidos por piezas
de cristal de roca enlazadas por elementos metálicos, y
en Venecia durante los siglos XVII y XVIII, y también en
Bohemia desde el XVIII, se construyeron excelentes lám-
paras de cristal blanco o policromo, sobre armaduras de
hierro o de madera. Alcanzaron gran difusión las lámpa-
ras de tipo holandés, con una esfera de cobre en la base
de un eje vertical del que arrancan numerosos brazos en
doble curvatura, dispuestos en dos o tres niveles.
La tipología se diversifica en la Francia de Luis
XIV, con los altos hacheros de ricas tallas e incluso de
CóMODA DE MARQUETER!A
plata; las grandes linternas de vestíbulo o de escalera, -SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XVIII-.
como fanales colgantes de múltiples facetas; placas de PALACIO REAL. MADRID.

madera tallada, de bronce o de plata, aplicadas al mu-


ro, de las que surge un brazo que soporta el punto de
luz; candelabros en forma de balaustres, con una sola
cazoleta o con varios brazos en doble curvatura, de
los cuales, en algunos casos, colgaban piezas de cristal
de roca; grandes lámparas pendientes del techo, de grandes lámparas es una novedad el tipo en que el
bronce cincelado y dorado, con un núcleo central del cuerpo presenta los brazos suspendidos por unas ca-
que surgen brazos radiales en doble curvatura, todo denillas del remate superior.
ricamente decorado, que a mediados del siglo se enri- En estrecha conexión con lo francés están las
quecen con colgantes de cristal de roca, los cuales, realizaciones que corresponden a diversos núcleos eu-
hacia el 1700, se sustituirán por cristales industriales. En ropeos y concretamente los productos obtenidos en el
la época de Luis XV el bronce de los brazos se adapta último cuarto del siglo en la fábrica de cristales de La

95
GranJJ que. con los bronces salidos de los talleres del
Retiro, se aplicaron al monta_ie de grandes lámparas,
destmadas en particular al nuevo Palacio Real de Ma-
drid y a otros Sitios Reales.
Las técnicas de la cerámica, el vidrio y la orfe-
brería tuvieron en esta etapa una intensa y variada
aplicación. así como una altura de soluciones y calida-
des que, en cuanto a lo artístico, son difícilmente su-
perables. Creemos que ello puede interpretarse como
un claro indicio de la mejora general del nivel de vi-
da, de la amplitud de la base que ahora se establece
entre la población capacitada para adquirir objetos de
uso diario con calidad artístJCa y para incluir en su ajuar
doméstico piezas con exclusiva finalidad decorativa.
Todos los grandes focos artísticos de la Euro-
pa occidental impulsaron manufacturas que desarro-
llan la tipología de la cerámica doméstica, mejoran su
decoración y consiguen resolver los problemas técni-
cos exigidos por la fabricación de la porcelana, a imi-
tación de la que se venía recibiendo del Extremo Orien-
te. Dos son los grandes sectores a considerar: el de las
lozas finas de uso doméstico y el de las porcelanas, ya
fuesen tiernas o duras, y en cuanto a su distribución
geográfica hemos de valorar las aportaciones realiza-
das en Holanda y los países germánicos, en Francia, JARRA POPULAR -SIGLO XVII-
en Inglaterra y en Espai'ia, prescindiendo de lo que fue CERAMICA DE TALAVERA MUSEO
NACIONAL DE ARTES DECORATIVAS. MADRID
conseguido en otros centros, pese a las positivas apor-
taciones que en ellos se consiguieron también. En
Holanda sobresale la cerámica de Delft, que es de
pasta amarillenta, con gran plasticidad y ligereza;

MAM rJHNA -1727 -1'1-


U.IIAMI< A In \1 (OlH MU\LO NACIONAL
DE ~llll> iJICOll.\ílVA\ MAl>RID

96
usa?ª un esmalte estannífero, se pintaba y luego era representada por Josiah Wedgwood (1730-1795). Era
cocida a elevadas temperaturas. Su período más flore- una loza fina, de color cremoso y gran delicadeza de
ciente se inicia a mediados del siglo XVII y se prolonga materia, apta_ para recibir decoración pintada O impre-
en toda su segunda mitad; pero en el siglo xvm la sa; algunas piezas se decoraron con bajorrelieves mol-
producción se industrializa con piezas de forma rebus- deados y aplicados en blanco sobre fondos de color
cada y la calidad artística decae, hasta que, a fines de suave, logrados con una rara perfección, que incluso
esta centuri_a, la difusión de la porcelana y de la loza fueron utilizados en la ebanistería.
fina producida en Inglaterra provocó la completa deca- Finalmente, las manufacturas hispánicas apor-
dencia de esta cerámica de Delft. Las piezas más anti- taron sus propias modalidades que, en algunos casos,
guas tienen una decoración en blanco y azul o policro- eran desarrollo de añejas soluciones y, en otros, asi-
ma, recargada con temas muy variados que, en buena milación personal de novedades exteriores, a lo largo
parte, se inspiran en las porcelanas de Extremo Orien- de estos siglos XVII y XVIll. La loza valenciana del
te. Suscitó numerosas imitaciones en la misma Holan- s'iglo XVII produjo gran cantidad de platos, saleros,
da y en otros países. orzas, especieros, jarros, pilas de agua bendita, con
En Francia la época brillante de la cerámica se decoración de fauna o flora resuelta en algunos casos
inicia en el siglo XVII y alcanza su apogeo en el xvm. con la técnica del reflejo metálico. En el siglo xvrn la
Aquí las manufacturas se agrupan en dos sectores: las primacía en esta zona pasó a la fábrica de Alco"ra, fun-
de la cerámica de gran fuego, relacionadas con Italia y dada en el 1727 y relacionada con Marsella y Mous-
Delft, que se localizan en Nevers, Rouen y Mous- tiers; produjo ésta gran cantidad de centros de mesa,
tiers, y las de pequeño fuego realizadas en Marsella y fuentes, mancerinas y los complejos elementos inte-
Estrasburgo particularmente, cuya gama cromática grados en los servicios de mesa, de merienda o desa-
era más viva y amplia. En las manufacturas de Ne- yuno, en cuya decoración se aplicaron los temas chi-
vers, el inicial estilo italianizante fue sustituido en su nescos o relacionados con el estilo Berain, basado en
fase más original, ya en el siglo XVIll, por temas deco- temas geométricos o arquitectónicos, alternando con
rativos florales, de raíz persa o china. En Rouen se figuras de dibujo azul, muy fino. Más adelante se hi-
desarrolla el estilo más original, con los temas en azul cieron aquí grandes esfuerzos para obtener la porcela-
sobre blanco o en blanco sobre azul, aplicados a pie- na. En Cataluña fue copiosa, durante el siglo XVII, la
zas de formas muy variadas; aquí la influencia italiani- producción de platos y jarros, de vajillas enteras, muy
zante fue sustituida por lo chinesco, y a partir del 1750 vistosas, en que dominan los tonos verde, amarillo y
se adoptó el tema de la rocalla. En Moustiers la deco- azul oscuro. Son notables algunos aguamaniles, con
ración era exclusivamente azul en el primer período, dibujo azul o con sólo barniz verde de alfarero, e inte-
aplicada a grandes platos redondos u ovalados, con resante la alfarería vulgar de cantarillos, jarras u otras
temas bíblicos o de caza; hacia el 1710 se impuso el esti- vasijas, decorada con barniz verde. Estos tipos popu-
lo Berain, delicado y de alta fantasía, que ejerció una lares también fueron de amplia producción en los al-
influencia amplia, aunque dejó paso más tarde a la de- fares aragoneses de Teruel y de Mue!, decorados en
coración policroma. Casi a mediados del siglo XVIII el color verde, azul y manganeso. De mayor calidad son
deseo de incrementar la policromía y de rivalizar con las lozas sevillanas, con estimables platos policromos o
las porcelanas sajonas hizo que las manufacturas de de color azul oscuro, que en el siglo xvm se relacionan
Marsella adoptasen la decoración al pequeño fuego de con la cerámica china y producen piezas muy homogé-
mufla, con temas muy diversos de paisajes marítimos, neas, tanto en lo azul como en lo policromo, en que se
flores o animales sobre esmalte blanco, amarillo o hicieron populares los temas de montería. También fue-
verde, aplicados a piezas de formas bien modeladas. ron justamente apreciadas las lozas de Tala vera, de blan-
Un éxito singular consiguieron los ramilletes de flores co muy puro y temas policromos con figuras y animales
sobre fondo amarillo. En otro núcleo de producción, o temas heráldicos. Al final del siglo decayó lo talavera-
el de Estrasburgo, se perfeccionó la técnica a partir del no ante la concurrencia de lo producido en Alcora.
1740 y se creó la decoración de temas florales que le Algo más que un simple complemento, como
dio fama, en sus dos tipos: "flores de Indias" y "flores podría parecer, fueron las aportaciones cerámicas de-
naturales", con una paleta de frecuente oposición de sarrolladas en las tierras del Nuevo Mundo para el
colores complementarios, rojo y verde, sobre esmalte uso doméstico. En México los talleres más afamados
blanco. La concurrencia de las lozas inglesas provocó estaban en Guadalajara, con sus búcaros de fino barro
su decadencia en los años finales del siglo. rojo sin vidriar, de increíble variedad de formas; gran-
En Inglaterra, el retraso inicial en las manu_fac- des tibores y amplia tipología de vasijas, algunas de ellas
turas de cerámica se superó rápidamente en el siglo inspiradas en los modelos de Extremo Oriente. En Pue-
XVIII, al obtenerse piezas finas, ligeras y resistentes en
bla de los Angeles se hizo loza vidriada en que se advier-
establecimientos situados en Staffordshire, zona que ten influjos de Talavera, penetración de temas indígenas
proporcionaba tierras excelentes, leña abundante p_a,ra e imitaciones de las porcelanas chinas o japonesas. Tam-
los hornos y buenas vías de transporte para la difus10n bién se produjeron azulejos en gran cantidad para recu-
brir paramentos, como ocurre en Puebla y en la llamada
de los productos. Aquí trabajaron los Elers, los Ast-
Casa de los Azulejos, en México. En Perú eran famosos
bury O Thomas Whieldon (1719-1795), ~on una suma
los búcaros de Chili, cerca de Arequipa, y no menor im-
de aportaciones originales que en ocas10nes pu~den
relacionarse con lo chino, hasta llegar a la gran calidad portancia alcanzó la loza de Quito.

97
JARRÓN FLORERO. -SIGLO XVlll- JARRA -SIGLO XVlll-
CERAMICA DE MEISSEN MUSÉE NATIO AL CERAMICA DE MEISSEN. MUSEO DEGLI
DE CÉRAMIQUE, SEVRES ARGENT!. FLORENCIA

Paralelamente a estas múltiples manifestacio- con ligeros temas a la manera de Berain. En el 1725
nes de la producción cerámica en diversos núcleos eu- fue creada la manufactura de Chantilly, activa hasta
ropeos, se desarrolló una intensa actividad para obte- fines del siglo, cuya producción se inspiró inicialmen-
ner un producto análogo o equivalente a las preciadas te en lo japonés y alcanzó mayor independencia; se in-
porcelanas que, procedentes de China, llegaban a Eu- clinó por una alegre policromía, de rojo, verde o azul
ropa desde el siglo XVI. El fuerte deseo de imitarlas sobre fondo blanco. Mayor trascendencia tuvo la ma-
condujo a los ceramistas europeos a la prolongada y nufactura establecida en Vincennes en el 1738 y trans-
costosa búsqueda de una materia que tuviese su as- ferida a Sevres en el 1756, que había de ser la mejor de
pecto y sus cualidades. Iniciados los ensayos por los Francia con sus productos de rica decoración policro-
Médicis florentinos a fines del siglo XVI, en la época ma en que, dentro de los colores azul, oscuro o tur-
barroca se consiguió la solución en las dos modalida- quesa; rojo, violeta, amarillo, verde y dorado, apare-
des: las llamadas "tierna" y "dura". La primera fue cen algunos tonos que le serán propios. Con la cola-
llamada así, no porque careciese de dureza, sino por boración de grandes pintores o escultores se alcanzó el
su bajo punto de fusión, y se obtuvo en Francia a fi- apogeo en los años 1750/69, según un estilo propio
nes del siglo xvn como resultado de mezclas variables que se apartaba de lo realizado en las manufacturas de
de materiales, bastante cercanas a las que son necesa- Sajonia o del Extremo Oriente. Eran característicos
rias para la obtención del vidrio. La porcelana "dura", los temas de flores y pájaros de gran fantasía, los pai-
de calidad superior y semejante a la china, se consi- sajes, las escenas pastoriles o galantes, marineras o
guió obtener en Sajonia, gracias a los experimentos militares, y los juegos infantiles, en colores vivos
del químico Johann Friedrich Bottger, a principios del sobre fondos blancos. Se crearon lujosos servicios de
siglo XVIII, tomando como material base el caolín. mesa destinados a grandes príncipes, franceses o ex-
En Francia se inició la fabricación regular de tranjeros, y piezas decorativas de dimensiones reduci-
porcelana tierna en Rouen y Saint-Cloud, y se obtu- das, pero de formas variadas e ingeniosas que incluían
vieron piezas muy delicadas y translúcidas, decoradas elementos modelados. Más adelante, al imponerse los

98
gustos neoclásicos, la porcelana tierna se adaptó mal a La porcelana dura se obtuvo en Sajonia, cuyo
las nuevas tendencias, que requerían formas más rígi- príncipe elector Federico Augusto impulsó la manu-
das y gamas atenuadas. factura de Meissen, gue alcanzó un elevado nivel bajo
En Italia, tras aquellos ensayos iniciales, se la dirección de Johann Gregorius Herold en los aiios
reemprendió la fabricación de porcelanas tiernas en 1719/40. En sus productos la decoración presenta re-
Capodimonte, bajo el impulso del rey Carlos de Bor- cuerdos chinos junto a temas muy locales, especial-
bón, que luego la trasladó a Madrid, donde fue cono- mente de pájaros o de animales y de ramajes floridos,
cida con el nombre de Buen Retiro. Trabajos suyos así como vistas marítimas, escenas de caza y asuntos
de gran categoría fueron los mencionados salones re- galantes, a la manera de Watteau. Hacia el 1735 pre-
cubiertos con placas de porcelana en los palacios de valece ahí la decoración plástica, con relieves o figuras
Capodimonte (1758), Aranjuez (1763) y Madrid. Aparte de bulto que son característicos de lo germánico, con
se hicieron servicios de mesa muy lujosos, grandes particular intervención del escultor Johann Joachim
centros de mesa con multitud de figurillas, ramos de Kandler, que modeló lujosos servicios de mesa y vi-
flores de porcelana, jarrones con ramilletes, grandes vaces figurillas. Después del 1760, Meissen, atraído
relojes de sobremesa, grupos de figuras y relieves en por lo que se hacía en Sevres, decayó. Una manufactura
que la imitación de lo producido en Sajonia era fre- rival de Meissen se fundó en Viena en el 1718 y tuvo su
cuente, aunque en algún caso se siguió la línea de mejor época a fines del siglo, con muchas aportaciones
Wedgwood, como en los relieves blancos sobre fondo de carácter técnico. Otra fue establecida en Berlín por
azul que decoran un saloncillo de la Casita del Príncipe, los príncipes de Prusia y, aparte sus reflejos de Meissen,
en El Escorial. Finalmente, en Inglaterra el desarrollo de Sevres o de Wedgwood, fue original en su interpre-
de la porcelana fue tardío, con una mayor preocupa- tación del Rococó y por los colores que utilizó. Tam-
ción por el perfeccionamiento de las pastas que por las bién en Sevres se consiguió obtener la porcelana dura en
soluciones decorativas; su evolución estilística siguió
la marcha habitual, desde la influencia extremo oriental
en sus iiúcios, pasando por el rococó germano y la rica
policromía francesa, hasta llegar al predominio de los
gustos neoclásicos, muy acordes con la sensibilidad
británica y apreciables en distintos sectores artísticos.

ÜPALINA PARA ÜULCES -1780-


REAL FABRICA DE SA ILDEFONSO
MUSEO NACIONAL DE ARTES
DECORATIVAS. MADRID.

99
CRISTAL PLANO LABRADO -1788-.
GRABADO POR ANTONIO JUAN
REAL FABRICA DE SAN ILDEFONSO
PALACIO REAL. MADRID

rra se hicieron muchas botellas y candelabros de mesa,


esbeltos y elegantes, y múltiples variedades de vasos,
unos decorados con escudos o inscripciones grabadas, y
otros de forma troncocónica o de tulipán, con pie y
adornados en el interior con cordoncillos de esmalte
blanco. En esos modelos ingleses se inspiró la produc-
ción de la fábrica portuguesa de Marinha Grande, fun-
dada en el 1769, y Francia aportó avances técnicos a tra-
vés de sus manufacturas de Orléans, de Saint-Quirin o
de Saint-Louis. Finalmente cabe señalar que España

TAZA DE ÁGATA. ÜRO


Y DIAMANTES -SIGLO XVIII-
MU EO DEGLI ARGENT!. FLORENCIA

el 1769 y con ella se hicieron piezas de grandes dimen-


siones, en especial vasos monumentales, como el famo-
so Vaso Médicis, del Louvre, ya de gusto clasicista.
Venecia continúa siendo el principal centro de
la producción del vidrio y el cristal en esta época ba-
rroca; en sus manufacturas, aparte los espejos y lám-
paras ya comentados, se desarrolló una plena produc-
ción de vasos, frascos y copas con decoración en fili-
grana blanca o lacticinios, de candelabros, de piezas
con escudos de las grandes familias venecianas graba-
dos con muela; figurillas y piezas de vidrio dorado o
esmaltado, opaco, que imita la porcelana, vidrios mo-
teados policromos, muebles con taraceas de vidrio,
marcos para espejos con escenas talladas, centros de
mesa de inspiración pastoril y galante, etc., realizados
en talleres como el de Giuseppe Briati que, en el 1736,
fundó un horno para producir labores "al estilo de
Bohemia". Este ímpetu renovador se interrumpió con
la caída de la República veneciana en el 1797. Bohe-
mia, Silesia y Baviera son zonas de muy alto nivel en
sus diversas producciones, en las piezas de cristal gra-
bado con paisajes, figuras o inscripciones. Holanda
destaca por los trabajos esmaltados con temas heráldi-
cos, alegorías o escenas de caza; por los grabados a
punta de diamante, a rueda o punteados. En Inglate-

100
mantuvosu personalidad, frente a una cierta uniformi- grera, todo de plata. Parece que subsistieron hasta
dad de lo europeo, hecho especialmente apreciable en mediados del siglo XVIII, en que fueron sustituidos
los vidrios de pasta verdosa elaborados en Recuenco por los portavinagreras a la moda francesa.
(Cuenca) o en los incoloros de Cadalso (Toledo). Tam- Entre lo producido en Francia cabe citar algu-
bién se fabricaron en Alicante o Valencia por artesanos nas piezas conservadas en el Museo del Louvre, como
holandeses unos frascos o botellas de sección cuadrada y el cofrecillo de Ana de Austria (hacia el 1645) de oro
unos recipientes de vidrio incoloro, azul oscuro o blan- repujado y cincelado con profusa decoración vegetal;
co lechoso, con esmaltes policromos (rojo, blanco, azul una escudilla de plata sobredorada (1666), una jarra de
celeste o amarillo) de tema popular, que siguen tipolo- plata batida (1667), un azucarero procedente de Mont-
gía germánica. Recordemos que en el 1734 fue estableci- pellier (1694), etc. En Brujas desarrolló su actividad
da la Real Fábrica de San Ildefonso (Segovia) para pro- Jacques van der Spee, autor de la llamada Fuente de
ducir espejos y cristales planos, pero luego se produje- Alejandro Farnesio (1631), y en Holanda hay que recor-
ron ahí muchas piezas de cristal tallado, grabado y dora- dar las dos copas de plata conservadas en el Rijksmu-
do, como vasos, botellas, piezas de adorno y otros tipos seum de Amsterdam, una labrada por Adam van Via-
en que el recuerdo de lo veneciano es frecuente. nen en el 1621 y otra dejanus Lutma, en el 1641. Ingla-
Como lógico complemento a cuantas realizacio- terra, por su parte, consolidó su personalidad hacia el
nes artísticas se acumularon en los palacios y residencias 1670 y ahí se creó un tipo de recipiente peculiar, la tete-
europeas a lo largo de estos siglos xvn y xvm, hemos de ra, que había de tener amplias derivaciones. Además,
hacer referencia a las piezas de orfebrería doméstica que para la orfebrería de los focos norteuropeos de esta
se destinaron de una manera particular al servicio de época es importante tener en cuenta lo conservado en el
mesa. Sin embargo, debe recordarse que en esta etapa la Museo de la Armería, en el Kremlin de Moscú, en parti-
orfebrería continúa siendo una especie de capital de re- cular lo que corresponde a la orfebrería inglesa, rico
serva para atender a necesidades urgentes del Estado, conjunto de aguamaniles y jarros de plata para vino, de
singularmente de carácter militar, de manera que los ob- los años 1615/16; a la orfebrería holandesa, de Amster-
jetos de oro o de plata, llegado el caso, se fundían para dam, representada por más de un centenar de piezas, va-
obtener moneda. Así ocurrió en Francia, por ejemplo, sos, jarras, aguamaniles, platos o fuentes, unas piezas
en el 1689, en la época de Luis XIV; en el 1759, en que destacan por su carácter práctico y decorativo a
tiempos de Luis XV, y de nuevo en el 1789 por orden un tiempo. Varios centenares de piezas ilustran ahí
de la Asamblea Constituyente, que así obtuvo unos también la actividad de los grandes talleres germáni-
200 kilos de oro y casi 5500 de plata. Si a ello añadimos cos de Hamburgo, Nuremberg y Augsburg. Se trata,
lo que representan los cambios de gusto y la posibilidad particularmente, de copas y jarras de plata para vino o
de piezas nuevas con la fusión de las antiguas, tendre- cerveza, que adoptaban múltiples formas y solucio-
mos explicada la escasez de los ejemplos que puedan de- nes, con elevada técnica de ejecución, ornamento deli-
mostrarnos la abundancia de objetos, de plata en parti- cado y bellas proporciones. Aparte los metales nobles
cular, que en aquella época había en las residencias de habituales, se aprovecharon en bastantes casos otros
los poderosos. Los inventarios notariales nos aportan materiales raros y curiosos, como pueden serlo el
fieles referencias. Otra fuente de información es la pin- cristal de roca, los huevos de avestruz o las conchas
tura de aquellos siglos, en la que no faltan los interiores de nautilus, con ricas monturas de plata. Su rasgo pe-
que muestran ostentosos aparadores para exhibir las pie- culiar es la exuberante decoración de tipo vegetal o fi-
zas de plata y, mejor aún, los bodegones que las inclu- gurado que recubre unas formas robustas y compactas.
yen, reproducidas con todo detalle, entre sus elementos La panorámica en este terreno se animó consi-
compositivos. La comparación entre algunas de ellas y derablemente en el siglo XVIII, en el curso del cual se
las piezas conservadas en museos nos demuestra que po- acentuó el predominio de las directrices marcadas por
demos tomarlas como ejemplos fiables. los focos franceses, definidores del gusto europeo en
Con las limitaciones señaladas, hemos de citar la mayor parte de la centuria. A las infinitas varieda-
las abundantes bandejas portuguesas, de plata repuja- des de aplicación que la rocalla presentó en los precio-
da y cincelada, con exuberante decoración que refleja sos objetos que se multiplicaron para atender todo ti-
la opulencia del país en esta época. En España hemos po de necesidades domésticas, sucedió, ya entrada la
de mencionar la arqueta de plata con el punzón de segunda mitad del siglo, una preferencia por las líneas
Toledo y del orfebre Antonio Pérez de Montalto ha- sobrias y las formas puras, considerándose que en ello
cia el 1675, de profusa decoración que incorpora deta- estaba el secreto de la belleza y la mejor demostración
lles orientalizantes en sus recuadros, que fue de Men- de calidad profesional. Por otra parte, la adopción de
da Tenorio y hoy está en el Victoria and Albert Mu- esta tendencia renovadora, orientada hacia el espíritu
seum de Londres, y el arca que se conserva en la cate- y el repertorio decorativo de la antigüedad clásica, fa-
dral de Astorga y fue, al parecer, el joyero de la mar- vorecía la aplicación de procedimientos mecánicos pa-
quesa de Astorga; tiene forma hexagonal alargada con ra simplificar las prolijas operaciones requeridas para
figuras en relieve y labores de filigrana. En el_s~ct~r la fabricación de las piezas de orfebrería, que hasta en-
de vajillas de plata hay que recordar, por su ongmah- tonces habían sido básicamente manuales. Con ello y
dad, los talleres castellanos, constituidos por un table- con el progresivo empleo de aleaciones de bajo pre-
ro cuadrado o circular en el que descansaban varias cio, que tenían la apariencia y algunas de las cualida-
piezas: salero, azucarero, pimentero, aceitera y vina- des de los metales nobles, así como con la difusión del

101
RECEPCIÓN EN LA CORTE DEL
EMPERADOR AURANGZEB EN ÜELHI. -1701/8--.
JOHANN MELCHIOR DINGLINGER (1664--1731). ORO, PLATA,
ESMALTES Y PIEDRAS PRECIOSAS. 124 x 142 X 114 cm.
GRÜNES GEWÓLBE, STAATLICHE KUNSTSAMMLUNGEN, DRESDE.

placado de piezas de cobre con láminas de oro o de Regencia, Felipe de Orléans se preocupó de reconsti-
plata, se inició el camino que había de llevar a las pro- tuir la vajilla de plata de la Corona que, en el 1723, con-
fundas transformaciones que la orfebrería sufriría en taba ya con más de 1100 piezas, y durante el reinado de
el inmediato siglo XIX. Luis XV, Henri Nicolas Cousinet realizó, en el 1729,
En Francia este siglo XVIII, una vez superadas varias piezas para el servicio real, como la chocolatera
las dificultades inherentes a los últimos años del reina- de la reina María Leszczynska y una campanilla; Fran-
do de Luis XIV, presenta una desbordante actividad. \ois Joubert realizó varias obras para madame de Pom-
Sus artífices pudieron atender una gran demanda inte- padour, como una salsera decorada con hojas-de vid Y
rior y los cuantiosos encargos que desde todos los rei- racimos de uva, del 1754 (Museo de Artes Decorati-
nos europeos les afluían, como consecuencia del gran vas de París), y una hermosa sopera (1755), decorada
prestigio de que gozaba todo lo francés. En los servi- con guisantes y alcachofas. Jacques Roettiers hizo
cios de mesa se multiplicaron las escudillas y las ollas, para el rey un par de azucareros de oro, en el 1757, Y
las soperas o salseras, las tarteras de todo tipo y las le- una espléndida vajilla para madame du Barry, en ~a
gumbreras, los cubos para refrescar las bebidas, los que pueden advertirse ya los inicios de la preferencia
saleros, teteras y escalfadores, y en otro sentido de por el repertorio decorativo de la antigüedad clásica
aplicación se producen un número infinito de objetos frente a la rocalla. Ello se aprecia también en los acantos
preciosos, de uso cada vez más corriente, como taba- y laureles con que Villeclair decoró, en el 1762, una her-
queras, bomboneras o polveras. Ya en las años de la mosa tartera conservada en el Museo del Louvre.

102
Rara es la corte europea, salvo la inglesa, que zuli, serpentina
no encargó obras importantes a los orfebres franceses manufacturas ger
de este siglo XVIII. A la corte de Rusia el prestigioso torneadas de marfil,
Claude Ballin remitió varios centros de mesa, que se del siglo, y una vasija de
onservan en el Ermitage de San Petersburgo, entre de cerveza, con montura. de pf&
años 1724/27; lo mismo hicieron Fran<;ois-Thomas Estrasburgo Georg Petd hacia el 1
ain, en el 1760, con un centro de mesa para la em- tacular, sin embargo, corresponde
triz Isabel, y Jacques Roettiers que, por encargo época de esplendor en estos ámbit e
la emperatriz Catalina, realizó un servicio de mesa concretamente se manifiesta en 1 piezag.'J..:11.idiil
tinado al príncipe Orlov bajo la supervisión del es- Dresde por el orfebre Johann Melchlot
tor Falconet. Constaba de más de tres mil piezas y (1664-1731), que en no pocos casos colaboró
o una pequeña parte, constituida por soperas, lico- escultor Balthasar Permoser, en el primer cuait<►-
as, platos, candelabros, cucharas, conchas para os- dicha centuria. Hay que señalar un juego de café. d
as, etc., se conserva en el Ermitage de San Peters- porcelana con montura de oro y esmaltes, labrado otl
rgo y en la Armería del Kremlin. En Lisboa puede los años 1697/1701; un gran centro de mesa con múl-
admirarse también el copioso conjunto, constituido tiples figurillas entre arquitecturas de fantasía orienta-
por más de un millar de piezas, de la vajilla que Tho- lizante, en oro, plata en parte dorada, esmaltes y pie-
mas Germain (1673-1748) y su hijo Fran<;ois-Thomas dras preciosas, en que se representó la fiesta del
(1726-1791) hicieron para el rey de Portugal José I aniversario del emperador Aurangzeb en la corte
(1750-1770); en ella destaca el centro de mesa con ar- hindú de Delhi, que se realizó en los años 1701/08.
bustos, lebreles y un gran vaso coronado por dos amo- Coetáneas son diferentes piezas, como un grupo de
res. También para la mesa del rey de Portugal hizo dos negros con un camello o una pieza de gabinete
Cousinet, en el 1757, ocho parejas de estatuillas, muy con el Baíio de Diana, en que se prodigan el oro y pie-
esbeltas, en plata sobredorada, que simbolizaban a las dras preciosas, los esmaltes, el marfil, el ébano y otros
grandes naciones del mundo. Para el elector de Colo-
nia cinceló Jacques Roettiers, en el 1749, un centro de
mesa representando la cacería del ciervo, y con desti-
no a la corte española fueron numerosos los encargos:
así, ya en el 1702 Claude Ballin (1661-1754) había de
hacer varias piezas de vajilla, en oro o plata dorada,
para Felipe V; Thomas Germain realizó, en el 1728, un
juego de tocador para la reina Isabel de Farnesio; el ci-
tado Ballin ejecutó, en 1745/46, una vajilla de plata
destinada especialmente para dicha reina, con un tema
de cacería en su centro de mesa, y el mismo orfebre
realizó, en el 1751, un monumental centro de mesa
para el marqués de la Ensenada, presidido por la figu-
ra de Neptuno entre varias náyades.
Paralelamente a estas importaciones de pro-
ductos franceses, continuó la destacada actividad de
los orfebres locales por toda Europa, más o menos in-
fluidos por los estilos que presentaban aquellos pre-
ciosos objetos. En todos sus núcleos culturales po-
drían ser citados múltiples artífices que desarrollan en
este siglo XVIII las grandes líneas de aquellos estilos
con sus propios matices, de manera que si en San Pe-
tersburgo sobresalen A. Ratkov y J. Blohm; si Char-
les Frederick Kandler desarrolla interesantes aporta-
ciones en Londres, lo mismo que el holandés Gabynus
van der Lely en Leeuwarden, podríamos detallar las
realizaciones de los pocos franceses provinciales, sea
en Estrasburgo, en Toulouse o en Angers, hasta desa-
rrollar un panorama riquísimo.
Para darnos idea de lo realizado durante esta
etapa barroca en el mundo germánico pueden sernos
útiles algunas piezas conservadas en los museos estata-
les de Drcsde. Cabe señalar una bandeja con su jarro, de
EL BAÑO DE DIANA -1704-.
plata dorada, que realizó en 1611/13 el orfebre de JOHANN MELCHIOR DINGLINGER (1664-1731).
Leipzig Elias Geyer; una serie de grandes copas de LA DIANA ES OBRA DE BALTHASAR PERMOSER (1651-1732)
GRÜNES GEWÓLBE. STAATLICHE KUNSTSAMMLUNGEN. DRcSDE.
plata dorada, de hasta 65 cm de altura, fechables hacia
1620/25; otras copas de jaspe, cristal de roca, lapislá-

103
ateria1. De hacia el 17CYJ es un fantástico dra- clusivamente pictóricos, aunque en ocasiones incluían
--- ------1-figurade Medea encima; del 1714son unas la escultura o el esmalte, propios para satisfacer u
& ntar:61alusivas a la Primaveray al Otoño. Ca- devoción particular. Se situaban en lo que podría c:~
~ distintos relojes de sobremesa, obra de J. H. rresponder a un oratorio o colocados en la estanci
hada el 17'15y varias tabaqueras realizadas en ta- desti~ad! a dorm_itori~. Pronto se ampliaron los géne~
de Dresdeen los años 1770/80,en que el oro, los ros p1ctoncos al mclmr los retratos, que se integraban
~ y las gemas son los materiales que realzan las en las galerías d_e antepasados o s_i~plemente repre-
f>eñeccionestécnicas y formales de dichas piezas. sentaban a los miembros de la familia del comitente y
En lo que se refiere a España y en el sector que se colocaban en los sectores que podemos considerar
hbs ocupa, cabría recordar algunas piezas conservadas más abiertos y, hasta cierto punto, públicos de la vi-
en ámbitos religiosos, pero de clara significación civil, vienda. A continuación podríamos apreciar la progre-
como el ostentoso jarro de plata dorada con su bande- siva aparición de cuadros con paisajes, mitologías 0
ja, que se conservan en la catedral de Avila y presen- escenas de género, con floreros, bodegones o cacerías,
tan el punzón del salmantino Manuel García Crespo, es decir, con todo lo que corresponde a las facetas
o la bandeja de plata repujada, con un medallón cen- profanas que, de manera progresiva, fueron dominan-
tral que representa la caza del jabalí, que se conserva do en el quehacer de los pintores. Aquí, también, para
en la iglesia zaragozana de la Magdalena, obra de Juan alcanzar una información aceptable sobre el tema, no
Lacasa. Finalmente, hemos de señalar las aportaciones estudiado todavía como se merece, tendríamos que acu-
que las tierras del Nm;vo Mundo realizaron a este acer- dir a los inventarios notariales y a los cuadros coetá-
vo común de la cultura europea, no sólo en el ámbito neos en que se representan fielmente dichos interio-
anglosajón, donde actuaban artífices como Comelius res. Con respecto a los inventarios, puede adelantarse
Kierstede o Jacob Hurd, sino en los territorios hispá- que son muchísimos y podrían dar pie para un estu-
nicos, de donde nos llegaron piezas excelentes, como dio monográfico, de gran interés y novedad, sobre el
lo serían la escribanía de oro puro y extrema delicade- contenido y la disposición de las viviendas en la época
za que el virrey de Nueva España, marqués de las Ama- barroca; y en cuanto a los cuadros no son menos nu-
rillas, encargó al orfebre Manuel Vallido para regalar- merosos y en algún caso los hemos utilizado por la
la al rey Femando VI, y otra escribanía, labrada en información que nos ofrecían. Podrían ser analizados,
plata, que el virrey marqués de Branciforte mandó hacer entre otros, los venecianos del siglo XVI o los tan rea-
para obsequiar con ella al ministro Manuel Godoy. listas holandeses del siglo XVII y algunos ingleses del
Con un criterio amplio acerca de lo que pode- siglo xvm, en que se recogen con plena autenticidad
mos considerar integrado en el mobiliario doméstico, infinitos aspectos de la vida diaria, al tiempo que nos
merecen ser comentados algunos elementos artísticos dan una fiel imagen de la vivienda barroca.
que, desde el siglo XV, alcanzaron participación cre-
ciente en el ornato de la vivienda. Se trata de las es-
tampas o grabados, de los mapas y de los cuadros en
general; y en este caso, lo mismo que hicimos con la
gran pintura ornamental renacentista o barroca que
desarrolla sus amplias composiciones al fresco por INCORPORACIÓN
DE
muros y bóvedas, no nos interesa la actividad pictóri-
ca en sí misma, en sus diversos estilos y en sus artistas SOLUCIONES
DECORATIVAS
más representativos, sino como un medio para conse- EXTREMOORIENTALES
AL
guir piezas que pueden desempeñar un papel impor-
tante en el objetivo de hacer agradable el aspecto de la ACERVOCULTURAL
EUROPEO
vivienda al tiempo que contribuyen a darle un deter-
minado tono y a reflejar el nivel cultural y social de
quien la habita. Las piezas más sencillas son los graba- Mientras en el ámbito cultural europeo se
dos o estampas, muchas veces xilografías de carácter había producido a lo largo de más de tres mil años un
popular y coloreadas, que fueron muy abundantes largo proceso de creación artística cuyas característi-
desde el siglo XV, con temática religiosa habitualmen- cas más acusadas hemos tratado de establecer en las
te, a las que ahora sólo podemos hacer una simple re- páginas precedentes, en el sector geográfico que co-
ferencia. De uso más restringido fueron los mapas, rresponde al otro extremo del bloque continental eu-
también grabados, que aparecen reproducidos con roasiático, y con un desarrollo cronolóoico no menos
b
frecuencia en los cuadros holandeses cuyo tema son prolongado, habían evolucionado otras soluciones ar-
los interiores domésticos, lo cual denota el amplio co- tísticas de muy alto nivel y con distintos planteamien-
nocimiento e interés por otros países que aquellas tos básicos. Si, en el que podemos considerar espacio
gentes tenían, cosa favorecida por las intensas activi- occidental, la línea estilística dominante gira en torno
dades comerciales que desarrollaban. De mayor inte- a la representación naturalista del hombre y de lo que
rés y de contenido más amplio son las obras pictóri- se sitúa en su entorno, en el mundo oriental prevale-
cas, de cualquier técnica, que hemos de incluir en este cen criterios más libres y poéticos en la interpretación
apartado. En un principio fueron obras de carácter re- de la realidad visual. El conocimiento mutuo no era
ligioso, retablos de tamaño reducido que eran casi ex- fácil Y las posibilidades de que alguna de las dos ínter-
104
pretaciones ejercie_ra .una perceptible influencia sobre Ya desde los tiempos medievales las conexio-
la otra eran muy hmttadas, aunque la continuada pro- nes entre el mundo occidental y las grandes culturas
gresión aproximativa se puede establecer con sufi- orientales fueron muy positivas, en particular en
ciente regularidad y consistencia. Sin embargo, du- aquellas fases en que prevalece una interpretación
rante la mayor parte del proceso, la corriente más subjetiva e idealizadora o en aquellos sectores en que
intensa se advierte en la dirección que tiene su origen lo decorativo domina sobre lo estructural. En este
en tierras orientales par'a llegar a Occidente llevando sentido, y si nos situamos ya en el siglo XVI, cabe se-
consigo productos de alta calidad y refinamiento que, ñalar el alto nivel de las alfombras persas, decoradas
con su escaso volumen y alto precio, pueden compen- con un gran tema central en un campo secundario flo-
sar el esfuerzo de su transporte a lo largo de difíciles ral, o con arabescos y una orla que encuadra el con-
rutas que requerían meses y meses de viaje, tanto si junto. A principios del siglo XVII se dinamiza la deco-
eran terrestres como marítimas. Por ello, las conexio- ración de las alfombras, aunque mantienen la regula-
nes se establecen, lógicamente, sobre la base de pro- ridad del diseño y sus disposiciones simétricas. Este
ductos correspondientes casi con exclusividad a las arte iranio irradió hacia la India en la época de los
artes decorativas peculiares de dichas culturas orienta- mogoles (siglos xv1-xvm); ahí, las alfombras realiza-
les, como tejidos de seda, objetos de laca o porcelana, das en Agra y en Lahore tienen una disposición dis-
que eran sumamente apreciados por ser muy superiores tinta de los colores, con brillantes tonos rojos o ana-
a lo que entonces eran capaces de conseguir los artífices ranjados, así como una gran precisión y claridad en el
occidentales. En sentido contrario la corriente fue dibujo, que tiende hacia el naturalismo. Otras técnicas
muy débil y en realidad no alcanzó verdadera impor- artísticas recibieron, en esta época mogola, un fuerte
tancia hasta nuestros días, en que la occidentalización impulso en la India, tanto las relacionadas con los me-
de aquellos extensos territorios es sobradamente clara tales como las que lo están con el vidrio o la cerámica,
en muy diversos aspectos de la creatividad artística. la incrustación y la marquetería en madera, el cristal

PANEL DE AZULEJOS PINTADOS. -MEDIADOS DEL SIGLO XVII-


PROCEDE DE UN MURO DEL JARDÍN DEL PALACIO REAL DE ESFAHAN.
VICTORIA ANO ALBERT MUSEUM, LONDRES

105
nxa o jade. Un indudable gusto por el arte hindú nes chinas sin perder sus matices peculiares. De
refleja la llamada sala de lo Millones en el palacio principios del siglo XVII se consiguió fabricar la porc .
vienés de Schonbrunn, decorada con 260 miniaturas, lana y ello, junto con el espléndido renacer de las lac
de hacia el 1660, que recogen animadas escenas de la aplicadas a la elaboración de biombos y estuches, pl:r-
época de los mogoles. Pero el reflejo más claro de las mitió que los productos japoneses se incorporaran d
realizacioneshindúes en el arte europeo de estos años aquellas corrientes comerciales e iniciasen su propio
apr cia, lógicamente, en el arte de Portugal, que camino de fecunda influencia artística sobre los am-
habíaabiertoel camino hacia la India y establecido las bientes europeos, cosa que había de alcanzar sus má-
bases de su presencia permanente en aquellas tierras. ximos niveles en el terreno de la arquitectura y la pin-
Está constituido por los llamados tapices de Arraio- tura en los siglos XIX y XX. Sin embargo, el éxito
lo , que más bien son bordados que verdaderos tapi- alcanzado por estas manufacturas, tanto las chinas co-
ces. EstánU1Spiradosen los modelos indopersas y se uti- mo las japonesas, les fue en definitiva perjudicial por-
lizaban preferentemente para recubrir muros o como que los múltiples encargos hechos por las Compañías
cobertores de arcas y mesas. Otro aspecto de esta co- de Indias, organizadas en Francia, Holanda e Inglate-
rriente está representado por los muebles indoportugue- rra, que imponían piezas con formas y decoración a
ses en el siglo XVII, que incluyen materiales y temas de su gusto, acabaron por influir en la producción desti-
aquella procedencia, cosa que continuará en el siglo XVIII nada al consumo interior y contribuyeron a desequili-
con la producción de interesantes muebles lacados. brar y alterar el gusto refinado de aquellos pacientes
Sin embargo, los orientalismos de mayor fuer- artífices.
za y arraigo en Europa no habían de ser los hindúes, Si las realizaciones en el terreno de lacas y por-
sino los que tenían su origen en China y el Japón, celanas fueron, y son, sobradamente conocidas y
donde algunas producciones artísticas, como las lacas, apreciadas, hemos de recordar que aquellos artistas
los bronces, los tejidos, la cerámica y, más tarde, la habían dedicado también su actividad creadora al mo-
porcelana, alcanzaron la máxima calidad y belleza, un biliario que requerían sus viviendas, el cual era de for-
nivel extraordinario conseguido en los diversos perío- mas y naturaleza distintas en cada uno de aquellos es-
dos de la historia china o japonesa. Desde el siglo 111 pacios culturales, porque era diferente la respectiva
eran usados los espejos de metal, en forma de discos disposición de la morada. La casa japonesa era nor-
decorados por una sola cara que alcanzaron particular malmente de un solo nivel, lo mismo que la china,
belleza en la época T'ang (siglos v11-x), con motivos con lo cual se hacían innecesarias las escaleras; consis-
de fauna o flora dinámicos y realistas, e incluso con tía esencialmente en una gran sala cuya superficie es-
incrustaciones de oro, plata o nácar. De esta misma taba dividida en sectores, a gusto del que residía en
época se conocen excelentes copas de oro, decoradas ella, mediante unos tabiques móviles y ligeros de pa-
con escenas de caza, pero en Europa fueron particu- pel grueso, una especie de biombos grandes, decora-
larmente apreciadas las porcelanas y las lacas. La por- dos con temas sencillos. En las piezas así obtenidas no
celana china, de pasta dura, fina y translúcida a base hay asientos ni camas, pues algunos almohadones y
de caolín, alcanzó un primer apogeo en la época Sung delgadas colchonetas que se enrollan durante el día re-
(siglos X-XIII) con predilección por la monocromía, y un suelven estas necesidades de sentarse y acostarse. Sólo
amplio desarrollo en la etapa Ming (siglos x1v-xv11)en se distribuyen en ellas algunos muebles pequeños, ba-
que, junto a la porcelana monocroma, se da la de va- jos, cofres, mesas para las comidas y poca cosa más.
riada policromía en blanco y azul, en rojo, en tres o En su agrupación se prescinde de la simetría a la ma-
en cinco colores, con motivos florales o figurados. Si- nera occidental, pues se busca el equilibrio de los dis-
guió el progreso técnico en la época Ch'ing (siglos tintos elementos, se trata de conseguir una agradable
xv11-xx), tanto en las series monocromas como en las combinación de sus volúmenes y se prefieren clara-
policromas. También en aquella etapa Ming se multi- mente las formas rectilíneas. La casa china estaba
plicaron las aplicaciones de las lacas en los muebles, constituida por materiales más robustos, su distribu-
en objetos varios o para obtener paneles decorativos y ción era más compleja y el mobiliario, más variado.
en especial las llamadas lacas de Coromandel, que cons- Tampoco se usaron en ella las camas, pero sí había
tituían biombos, animados con escenas de la vida china. asientos, equivalentes a nuestros sillones, taburetes o
Por su parte, en el Japón se había alcanzado un canapés; las mesas eran de alturas variables y no falta-
desarrollo semejante, señalado por el sentido de lo de- ban las pantallas, los biombos, los cofres, los muebles
corativo y la riqueza ornamental, la elevada técnica y con estantes y los armarios con puertas, construidos
la gracia de la ejecución. Un carácter singular alcanza- no pocas veces con bambú y con aplicaciones de ébano.
ron los planteamientos japoneses a partir del período En ellos se eliminan las molduras y se da importancia
Muromachi (siglos xv-xv1), con el desarrollo de la ce- a los herrajes y a la embocadura de las llaves.; la deco-
remonia del té, la cha-no-yu, y con la elaboración de ración se consigue generalmente con preciosas incrus-
una estética propia bajo la influencia de la secta budis- taciones de marfil o de nácar que representan persona-
ta Zen, que cultiva todo lo que podía acercar el hom- jes o animales, situados en encantadores paisajes con
bre a la naturaleza y para ello desarrolla el gusto por flores, y se completa el ornato con el sabio empleo de
lo sobrio y austero. Ya se había obtenido una cerámi- las lacas, que en el Japón se prefieren negras o con
ca original en las primeras épocas, pero en la etapa polvo de oro, mientras que en China prevalecen las la-
Kamakura (siglos x11-x1v)se inspiró en las produccio- cas de color rojo, combinadas con el negro o el dorado.

]()(,
JARRÓN DE CERAMICA VIDRIADA. -618-90&- JARRÓN DE PORCELANA DE KYOTO
DINASTÍA T'ANG. DECORACIÓN TIPO SAN TSAI. -MEDIADOS DEL SIGLO XVIII-

Lacas y porcelanas, productos preciosos de es- siglo XVIII. La libertad creadora propia de esta época
caso peso y fácil transporte, fueron grandemente hizo surgir seres vestidos con indumentarias de fanta-
apreciados en el Occidente europeo, adonde eran con- sía, entre paisajes extrafios y casas exóticas, entrega-
ducidos por las mencionadas compafiías comerciales, dos a distracciones y juegos con ligera despreocupa-
francesas, inglesas u holandesas; contribuyeron a dar ción, como protagonistas de un mundo placentero y
una imagen positiva de aquellos países orientales co- sin problemas e integrados en pequefias escenas, com-
rroborando lo que daban a conocer los escritos y pu- puestas según la perspectiva china y colocadas irregu-
blicaciones de los misioneros jesuitas. Príncipes, nobles larmente sobre un fondo de color. Si Frarn;ois Bou-
Y ricos burgueses se rodearon de preciados objetos lle- cher desarrolló una interpretación personal de las
gados del Extremo Oriente, en especial porcelanas, chinerías en sus cartones para tapices destinados a la
que se coleccionaron con pasión y suscitaron el deseo marquesa de Pompadour, no fue menos libre la que
de imitarlas en su materia, en sus formas y en los aparece en las porcelanas, ya citadas, que recubren
temas que las decoraban. En un principio se copiaron sendos salones en los palacios de Aranjuez y Madrid,
fielmente, sin comprender su sentido y el porqué de la que se advierte en los tapices de la manufactura in-
glesa de Soho o en los tejidos destinados a la confec-
aquella interpretación artística. Así se formaron, poco
ción de colgaduras, género y disposición que había de
a poco, los temas compositivos y los motivos orna-
mentales típicos de las chinerías o clzinoiserieseuro- perdurar en los papeles pintados, incluso después de
que los asuntos chinescos fuesen reemplazados por
peas, muy alejadas de la realidad china, pero q~e ~n-
otros motivos ornamentales, como las escenas de caza
cajaron perfectamente en la sensibilidad prec1os1sta
del barroco europeo en su período final a lo largo del o las pastoriles.

107
de profundizar más en la esencia de las real'1
onesdd pasado y situar su belleza en la mayor id :
tifi~aci6n y proximidad _del artífice con su obra. e[
dear, se_t~ata de revalorizar el trabajo humano fren
al maqutmsmo y a_la -~ro~ucción en serie, impue
por la nueva orgamzaoon mdustnal. Esta orientan,
había de conducir, ya en los últimos años de la cent
ria, hacia lo que podemos considerar como el esn
en todos sus térmi- original de este siglo XIX, el Modernismo, breve en
y los estrictos límites ero- duración, pero intenso en derivaciones y amplio, 1
entre el período precedente, en su ámbito de desarrollo como en sus aplicacionL
una buena parte de sus energías Es interesante subrayar que los dos polos fundamen-
' artística para dar forma a lo que de- tales del sector que nos ocupa en este siglo, es decir
Barroco,y la nueva organización política, Francia e Inglaterra, dejan de serlo por sus aportacione~
económica y, lógicamente, cultural, que se ini- modernistas, interesantes sin duda, pero no fue precisa-
d6 ya en la segunda mitad del siglo xvm y con titu- mente en su territorio donde se situaron los centros de
beos, avances y retrocesos se estableció y consolidó a mayor creatividad que, además, surgieron en ciudades
lo largo del siglo XIX. Con arranque en los afios que que no habían conseguido particular relevancia en pe-
se sitúan con bastante anterioridad al de 1800, se con- ríodos anteriores. Tras el apogeo y decadencia del Mo-
creta y cristaliza un deseo que, desde tiempo atrás, se dernismo se abrirá el complejo y rico panorama corres-
iba manifestando con particular incidencia en el pen- pondiente a nuestro siglo XX, al que dedicaremos otro
samiento y en algunos terrenos de la creatividad artís- capítulo. Así pues, lo que situamos bajo el epígrafe del
tica. Las últimas facetas de la fecunda etapa barroca siglo XIX desborda en unos años sus estrictos límites
denotan un indudable cansancio en sus esquemas y plan- cronológicos, tanto en su inicio como en su final.
teamientos formales y mentales, una fatiga que se Un capítulo destacado y completamente nuevo
aprecia con particular potencia en lo relativo a las es- de la actividad artística e industrial a un tiempo, en
tructuras arquitectónicas, a los volúmenes en las obras este siglo XIX, es el que corresponde a las exposicio-
decorativas o a los temas ornamentales que las enri- nes, de ámbito muy diverso, desde las que reflejan las
quecen. De esta manera, la renovación que se había actividades regionales hasta las que se titulan interna-
iniciado en los tiempos, ya comentados, de Luis XVI, cionales que, por su complejidad, se suceden con una
se consolidó y acentuó cuando las alteraciones revolu- cierta periodicidad ya en los años de la segunda mitad
cionarias dejaron paso a una situación estabilizada en de la centuria. De lo que estas exposiciones represen-
que una autoridad nueva, más fuerte y vigorosa, señaló taron para la renovación de la arquitectura, al aplicar
otra vez para Francia el rumbo orientado hacia la hege- nuevos materiales y conceptos constructivos, no nos
monía en el ámbito europeo que, desde mucho tiempo 1.:orresponde hablar aquí, pero sí hemos de subrayar lo
atrás, se proponía alcanzar. Muy cerca estuvo ahora que representaron para facilitar el mutuo conocimien-
de conseguirlo con el impulso militar y político napo- to de lo que se hacía en el ámbito de las artes decorati-
leónico, y no menos en lo que corresponde al mundo vas, en uno u otro sector. La primera, de carácter na-
artístico donde, con matices diversos, se manifestó lo cional, fue la de París del año 1798; celebró la ruptura
que incluimos en la denominación de neoclásico y tra- de las limitaciones gremiales, es decir, que todo ciu-
teremos de analizar en lo que ahora nos atañe. dadano podía escoger el oficio o profesión que desea-
En el período que podemos llamar de la Res- ra, y concedió un lugar preeminente a los objetos de
tauración, que se extiende aproximadamente por el uso diario. La primera que alcanzó carácter internacio-
segundo cuarto del siglo, se aprecia un descenso de nal fue la de Londres, en el año 1851, y la continuaron
calidad. Aquellos niveles refinados, que las clases do- con particular importancia las de París en el 1855, 1867,
minantes en la época barroca podían mantener y exi- 1878 y 1889 y la de Chicago en el 1893. En España, ya
gir en el mundo de las artes decorativas, pierden vi- en el 1827 se dispuso q_uedebían convocarse cada t!es
gencia. Ni existen ahora los privilegiados que podían años, pero la idea no logró efectividad hasta los anos
costearlos, ni puede ofrecerlos la cada vez más domi- cuarenta. Fueron importantes las exposiciones cele-
nante organización industrial de cualquier tipo de tra- bradas en Madrid en el 1850 y el 1871, así como la~
bajo en detrimento de las soluciones artesanales. A organizadas en diversas ciudades de fuerte activida
cambio se amplía muchísimo el círculo de ciudadanos industrial, como las de Barcelona en el 1871 Y el 1S72.
que desean disfrutarlos y la industria procura multi- aparte las exposiciones retrospectivas en que los 06 t
plicar las soluciones para que ese deseo pueda ser sa- tos artísticos tuvieron también amplia representacion-
tisfecho. Las nostalgias despertadas por los admirables La única exposición de carácter internacional en Espda-
.d te e-
productos artísticos del pasado, tanto si se habían reali- ña fue la de Barcelona en el 1888, como evi en ..
I acov1-
zado en el ámbito europeo como en otras zonas geográ- mostración de que el centro de graveda d de, a_s de
ficas, fueron causa de un doble fenómeno; por un lado dades económicas, y también de las art1st1cas:
una multitud de imitaciones superficiales que deter- ,
nuestra Penmsula , d esp Iazad o a 1a periferia.
se hab1a . st'
minaron un rosario de nuevas interpretaciones, seudo Paralelamente a esta act1v1 . .d ad expos1rora·ón
. 1 formaCl
medievales, renacentistas o barrocas; por otro, un in- desarrolló la preocupación por mejorar a

6
MUESTRA DE PAPEL PINTADO
DISEÑADO POR WILLIAM MORRIS (1834-1896)
WILLIAM MORIUS GALLERY. WALTHAMSTOW

chitecture, art and art mamifactures, el más importante


entre los libros destinados a dar a conocer el Lejano
Oriente, y además disei'ió muebles, tejidos, papeles
pintados y vasijas diversas.
Era lógico, pues, que en este ambiente surgie-
sen la personalidad de William Morris (1834-1896) y
de los artífices y la calidad de los productos que reali- el poderoso movimiento de Arts and Crafts, que ha-
zaban y, en algunos casos, habían de ser expuestos. bía de renovar las directrices básicas de las artes deco-
Las inquietudes se concretaron a partir de aquella expo- rativas y de orientarlas hacia lo que denominamos
sición de Londres del 1851. Henry Cole (1808-1882) Modernismo. Algo parecido ocurrió en Francia, donde
fundó en Londres el South Kensington Museum, de- cabe recordar el informe del conde de Laborde sobre
dicado a mostrar la artesanía de todos los pueblos y la citada exposición de Londres, los consejos de Pros-
épocas, y en el 1857 las Schools of Design, agregadas per Merimée en el 1862 y las actividades de Eugene
a dicho museo, para los operarios que trabajaban en la Viollet-le-Duc, que desembocaron en la creación, el
industria. Su éxito fue extraordinario y pronto se año 1863, de la Union Centrale des Beaux-Arts appli-
consiguió superar la dependencia que en el sector ar- qués a !'industrie, cuya acción se reflejó en diversas
tístico industrial se tenía de lo francés. Owen Jones exposiciones. La actividad de F. de Chennevieres, di-
(1809-1874) ejerció gran influencia con su Grammar of rector de Bellas Artes en torno al 1875, fue importan-
Ornament (1856), que se reeditó hasta 1910, y Chris- te, pues reorganizó las manufacturas nacionales, la
tophcr Dresser (1834-1904) entre los años 1862 y 1880 Escuela de Artes Decorativas y creó una cátedra de
publicó numerosas obras sobre el diseño decorativo y composición decorativa en la Escuela de Bellas Artes.
ornamental, encabezadas por su The art of decorativede- En el 1882 se creó la Union Centrale des Arts Décora-
si,~ny Studies in design. En el 1882 publicó Japan, its ar- tifs, cuyo objetivo se dirigió a la mejora de los gustos

7
del público, aficionado al falso lujo y a las imitacio- una obra que, en nuestro ámbito, había de alcanz
ne . Si la exposición universal de París del 1889 fue trascendencia de la que hemos mencionado de ar_1ª
O 1
importante por sus realizaciones arquitectónicas, no Jones. E ra e1 A.'lb 11111encrc
. 1ope'd'1co-p111torcsco
· "ei
de los indrtsiriJ.
lo fue menos en su renovación de las artes decorativas les... , de L. R1galt, con cuyas excelente~ láminas se pr0-
que, en adelante, interrumpieron las habituales rela- puso educar a los productores de objetos industrial
ciones que habían mantenido con los estilos del pasa- ofreciéndoles muestras-tipo que, en su mayoría, son :
do. También en Alemania, donde el eclecticismo pre- época antigua hasta el Barroco inclusiYe, en la distin~
valecía y el mal gusto era general, se despertó, des- secciones (metales, cerrajería, ebanistería, orfebrería, or-
pués del 1870, la voluntad de sobrepasar a Francia en namentos litúrgicos, etc.) en que se divide la obra.
el dominio artístico y en el industrial, como se apre- Muchos de los conceptos y preocupaciones en
ció en la inauguración del Museo de Artes Decorati- torno a las artes decorativas que hemos planteado es-

FUENTE DE LATONA
JARDINES DEL PALACIO DE
HERRENCHIEMSEE (1878/86).

quemáticamente tuvieron una aplicación concreta a la


mejora de las _condiciones de la habitabilidad de las vi-
viendas de tipo medio e inferior. Se construyeron to-
davía algunos grandes palacios y residencias reales.
pero era sumamente difícil superar, y aun igualar, lo
que en este ámbito se había conseguido en la época
barroca, tanto en la extensión como en el plantea-
vas de Berlín. Así se pusieron las bases de lo que a miento refinado de la distribución. En cambio, sí hu-
fines del siglo había de ser el Jugendstil, faceta germá- bo un progreso sustancial en elementos accesorios,al
nica del modernismo europeo. Un panorama similar aplicar tempranamente las posibilidades que ofreoan
cabe señalar, finalmente, en Barcelona, y puede ser- los nuevos materiales, el hierro y el vidrio, para obceÍ
virnos como una muestra más de lo que sería algo ge- ner ámbitos climatizados que permitieran asegurar. e
neral en los ambientes europeos de entonces; en el cultivo y la permanencia de especies vegetales propias
1858 se inauguraron unas "Enseñanzas industriales", . d, ¡ 111ca-
de otros climas. Lo que para el Barroco que O 11 .
en el Círculo Artístico Industrial, apoyadas por la d o a 1as conoc1•das oranger1es
• se amp 1·,10 en e
ste sJ""'10_
Junta de Fábricas de Cataluña, y en el 1857 se publicó XIX con estructuras meta'l.1cas que se meJor
. aron cons

8
las enjutas de los arcos o encima de los huecos, como en
ctural, los llamados Porxos d'en Xifré, en Barcelona (1835). En
tánico de los años siguientes, al promediar la centuria, se incre-
ºda en los mentan las soluciones decorativas mediante temas in-
Schanbitinn,según pro- fantiles, mitológicos, en estuco blanco, recortados so-
Scgenschmidt. Todavía se orga- bre fondos monocromos, o con relieves en barro co-
aí2tall · ~ticu1ares con indudable ambición y cido, industrializados, con temas florales dispuestos
nuevos planteanuentos; algunos que responden a un en esquemas verticales.
espíritu clasicista, como los llamados del Laberinto en El eclecticismo arquitectónico que puede apre-
el barrio barcelonés de Horta (1802), o de Monforte, ciarse en la mayor parte de las construcciones que co-
en Valencia, pero prevalecen las soluciones derivadas rresponden a las copiosas reformas urbanísticas del úl-
de la tipología inglesa, más acordes con el espíritu del timo tercio del siglo en tantas y tantas ciudades europeas
Romanticismo que impera en los años de la primera se manifiesta en el amplísimo repertorio de temas de-
mitad del siglo en que fueron establecidos, como ocu- corativos aplicados a los distintos sectores o elemen-
rre en los jardines de María Luisa, en Sevilla. El eclec- tos de las fachadas. Suelen ser de tamaño reducido, de
ticismo triunfa en los jardines de la serie de residen- producción industrial y de escaso carácter, con raíces
cias construidas por Luis II de Baviera (1864-1886), que pueden situarse en diversos estilos históricos. Po-
como los versallescos de Herrenchiemsee (1878/86) o drían ser ejemplos representativos las decoraciones de
los del palacio de Linderhof (1869/79), en los Alpes de tipo renacentista que en Madrid presentan el palacio
Ammergau, con fuentes, cascadas y terrazas según las del marqués de Salamanca, obra de Narciso Pascual y
villas italianas, combinados con parterres a la france- Colomer, en 1846/50, y el edificio para la revista Blanco
sa. Sin embargo, lo característico de este siglo XIX son y Negro (1899), del arquitecto José López Sallaberry.
los parques públicos, encabezados por el Central Park Todo ello palidece ante la exuberancia, riqueza y va-
de Nueva York (1859/76), que en los años siguientes riedad, en cuanto a temas y a policromía de los mate-
serán una necesidad general, resuelta en todas las ciu- riales utilizados que, durante el Modernismo, alcanza-
dades de acuerdo con las posibilidades para satisfacer- ron importante desarrollo en los diversos focos euro-
la y con la idea de poner la naturaleza al alcance de sus peos en que floreció el estilo. Quizá la mayor abun-
habitantes. Pero esto desborda nuestro objetivo pre- dancia de soluciones y riqueza de novedades de esta
sente, pues invade sectores que hemos de considerar tendencia la podemos hallar en Barcelona, aplicada
propios del urbanismo. En cambio, sí debemos recor- por arquitectos tan personales como Antoni Gaudí,
dar el hecho representado por las ciudades-jardín, en Lluís Domenech i Montaner y Josep Puig i Cadafalch.
las cuales, aunque reducida a una mínima expresión, Los materiales que preferentemente se utilizan son los
se materializa aquella aspiración secular de poner la lógicos y tradicionales por su economía y resistencia,
vivienda en contacto inmediato con la naturaleza; pe- como la cerámica y el esgrafiado. Difícilmente po-
ro aquí no cabe hablar de programas ni de estilos, si- dríamos hallar en Europa un conjunto equivalente a
no de la infinita variedad de las soluciones particula- las Casas Vicens y Batlló, por la policromía de sus fa-
res. La corriente democratizadora que se manifiesta chadas; las Casas Güell y Mi/a, por el relieve casi es-
con fuerza creciente en este sector no es más que otra cultórico de las superficies que las limitan, o la Casa
de las facetas que en este sentido cabría observar en Amatller, por sus esgrafiados y esculturas. Algún
este siglo. ejemplo paralelo cabría señalar en algún otro foco eu-
Los conceptos arquitectónicos que se suceden ropeo, concretamente en Viena, donde Otto Wagner
a lo largo del siglo XIX presentan soluciones diversas recubrió con azulejos policromos la fachada de la casa
en cada uno de ellos para el tratamiento decorativo de de la Wienzeile (1898/1900), lo mismo que hizo con
las fachadas en los distintos niveles sociales de la vi- su propia casa Joseph Maria Olbrich, y en Francia,
vienda. Hay que acudir, todavía, a las grandes resi- donde el arquitecto Auguste Perret recubrió el esque-
dencias de la que ahora podemos considerar como la leto constructivo de la casa del número 25 de la calle
aristocracia del dinero, pero se dan ejemplos de un Franklin de París (1903) con azulejos decorativos.
nivel material inferior, aunque de altura estética con- Entre los ·elementos accesorios de esta decora-
siderable, que merecen ser tenidos muy en cuenta. ción de las fachadas no debemos olvidar los realizados
Este tratamiento puede orientarse hacia el relieve, con con madera, para el cierre de huecos por ejemplo, o
los valores que le prestan la luz y la sombra, o el con hierro en sus diversas modalidades. Según las ne-
color, que puede obtenerse mediante la simple combi- cesidades concretas, el hierro será forjado o aplicará
nación de materiales en su estado· natural, ladrillo o varillas de sección cuadrada, como ocurre en las rejas
piedra por ejemplo, o con la armonización de los pro- que cierran ventanas o puertas de acceso y en las can-
ductos de distintas técnicas artísticas, como puede ser celas de zaguanes, por ejemplo. En cambio, para los
la inclusión de azulejos policromos o de esgrafiados elementos con formas derivadas de los balaustres que
que, con su bicromía habitual, todavía animan en esta constituyen los barandales de los balcones es preferi-
época los paramentos de las fachadas. En la época ble el hierro fundido, lo mismo que para los soportes
neoclásica la preferencia ornamental se orienta hacia la arquitectónicos verticales. Estos balaustres son de for-
inclusión de bajorrelieves, totalmente integrados en la mas variadísimas y se combinan muy diversamente con
estructura arquitectónica; en muchos casos se sitúan en otros elementos horizontales, con florones o temas

9
geométricos. Más interesantes son las rejas, resueltas
según múltiples esquemas que, en general, derivan de
los grandes estilos tradicionales desde el Renacimien-
to al Barroco, aunque en los años del Modernismo al-
canzan una plena personalidad y soluciones muy ori-
ginales. Sirvan de ejemplo las cancelas de Córdoba y
Sevilla, en que el tema ornamental básico es el rólco o
la doble voluta; los trabajos de la familia Zuloaga, en
el ámbito castellano; los finísimos herrajes de los pala-
cetes isabelinos en Madrid y, muy en particular, las
realizaciones modernistas, como los herrajes de balco-
nes y ventanas y la reja de la puerta de entrada del lla-
mado Castel Bérm1ger(1896/98) en París, obra de Hec-
tor Guimard, y muy especialmente las incomparables
realizaciones de Gaudí en sus Casas Vicens (1878/80),
Giiell (1885/91), Batlló (1906) y .\.Iilci(1906/10), todas
en Barcelona.
La problemática que plantea la decoración in-
terior de la vivienda a lo largo del siglo XIX es mucho
más compleja de lo que puede apreciarse en cualquie-
ra de las grandes etapas precedentes. En ellas una
orientación estilística se gestaba lentamente y seguía
un desarrollo evolutivo en distintos focos, con los REJAS DE LA CASA VICENS -1878/80
matices lógicos que en cada uno de ellos adquiría la ANTONI GAUDf (1852-1926).
IJARCELONA
línea general. Al paso de los años podían advertirse
crecientes indicios del agotamiento de unas fórmulas
y del progresivo deseo de sustituirlas por otro sistema
que respondiese mejor a las necesidades de diverso ti-
po planteadas por una nueva etapa histórica. En líneas
generales podría parecer que el proceso también se

LA PUERTA DEL DRAGÓN DE LAS FINCAS GüELL. -1887-


ANTONI GAUDf (1852-1926)
HIERRO FORJADO BARCELONA
de los planteamientos tradicionales en cuanto a la pro-
que fi ión de ebanista. Como resultado de la abolición en
~esiva Francia de las corporaciones gremiales, numerosos ar-
posibilida- tesanos quedaron liberados de cualquier control y se
y Ul'UISúcnicas nue- lanzaron a trabajar de manera rápida y expeditiva con
iO&ecen soluciones atractivas a el abundante empleo de la cola, por ejemplo, en lugar
matan a ponerlas en práctica en
ID111C1'1.._,. de clavijas. Sólo algunos artífices, como el cincelador
• Paralelamente aumentan, de manera Pierre Gouthiere y el ebanista Georges Jacob con sus
vie~~!llll,, las pasibilidades de un transporte rápido, hijos, trataron de mantener las buenas tradiciones del
de una mtercomunicación de ideas y de un incremen- oficio. Éste, que trabajó en ocasiones según diseños
to de la producción en todos los aspectos, al desarro- del pintor David, lo demostró en el mobiliario que
llarse las aplicaciones de la fuerza del vapor y de la hizo para el jurista J. Regis de Cambacéres, del que se
electricidad; en definitiva, al producirse de manera conservan algunas piezas.
efectiva la Revolución industrial con su reflejo sustan- Lo que se inició en esta etapa del Directorio se
cial en todos los órdenes de la vida. desarrolló durante el Consulado y llegó a su apogeo
De acuerdo con estas circunstancias, nos pare- durante los cortos años del Imperio, desde el 1804 al
ce justificado y oportuno modificar el esquema segui- 1814, alcanzando tal fuerza y prestigio que continuó
do hasta ahora en los capítulos dedicados a anteriores dominando en muchas cortes europeas durante algu-
períodos históricos, con el fin de adaptarlo conve- nos años más. En aquellos años quedó restablecida la
nientemente a la realidad europea de este siglo XIX, base artístico-industrial organizada en la gran época
dominada por una etapa inicial que gira en torno a las barroca por J. B. Colbert, dirigida ahora por la corte
soluciones de raíz clásica propuestas por los diseñadores imperial donde las nuevas formas artísticas fueron ela-
del que ha sido denominado estilo Imperio, originado boradas por el pintor J. L. David y los arquitectos
en Francia y extendido por Europa, que se prolonga- Charles Percier y Pierre Fontaine, que proporciona-
rán casi hasta el 1830. En esos mismos años se origina ron los diseños para muebles, objetos artísticos e in-
la interpretación, bastante indefinida y con fuertes cluso para la indumentaria. La difusión de sus solu-
componentes del gusto burgués, que en los países ciones, aparte del prestigio alcanzado por la corte
germánicos será llamada, algo despectivamente, estilo napoleónica, se vio favorecida por la publicación, en
Biedermeier; en el segundo tercio del siglo esa co- el 1801 y su reedición en el 1812, de la colección de
rriente incorpora elementos de un amplio eclecticis- grabados Recueil de décorations intérieures, obra de los
mo, basado en los principales estilos históricos, hasta mencionados arquitectos.
culminar en las espléndidas, aunque impersonales, Las realizaciones del estilo Imperio fueron cui-
creaciones del Segundo Imperio francés y de los prin- dadas, bien establecidas y razonadas, aunque adolecen
cipios del período victoriano en Inglaterra. Aquí será, de cierta frialdad que está provocada más por la im-
precisamente, donde surgirán las raíces del movimiento personalidad de los ejecutores que por la rigidez de las
renovador que había de conducir a un estilo con verda- líneas compositivas, voluntariamente inclinadas a la
dera personalidad, el que llamamos Modernismo, ca- sobriedad y al predominio de lo rectilíneo. El impulso
paz de dar satisfacción a lo que la sociedad europea oficial estableció una rigurosa unidad que alcanzará a
requería en los años finales de la centuria, y para ello amplios círculos artístico-industriales, como las ma-
aportó soluciones que habían de tener una variable nufacturas sederas de Lyon o de Tours, por ejemplo.
prolongación ya dentro de nuestro siglo. En el mobiliario era frecuentemente empleada la caoba
en su color natural y también otras maderas más co-
rrientes, como el limonero, tejo, arce, nogal, encina,
olmo, olivo o haya, que solían pintarse. Sobre la
caoba destacaban con frecuencia los bronces, cincela-
dos y dorados, en tono mate; son de gran calidad y no
EL ESTILOIMPERIO tienen conexión con la estructura, salvo las cariátides
Y SUSDERIVACIONES empleadas como soporte. Son muy variados, con te-
mas vegetales -coronas de encina, ramas de laurel, vi-
des, palmas, piñas, mirto, etc.- o animales mitológi-
Como antecedente del estilo Imperio se ha si- cos, Victorias, Famas y otros simplemente ornamen-
tuado un discutido estilo Directorio, que llenaría el tales, como palmetas, perlas, ánforas, trípodes, cuer-
breve período que corresponde a los años 1792-1799. nos de la abundancia, etc. Las escasas aplicaciones
Entre las características que podrían diferenciarlo se escultóricas son, en general, de relieve muy bajo. Por
han señalado la composición de los asientos y los de- un deseo de simplicidad, esos muebles adoptan un ca-
talles de ornamentación inspirados en la Antigüedad; rácter arquitectónico, con predominio de líneas rectas,
se imitaban las formas ligeras de las sillas de pies ar- de ángulos con aristas vivas y formas de raíz clásica,
queados y elevado respaldo que se representaban en sobre todo de la época romana, en las cuales se em-
los vasos griegos, y eran comúnmente usadas la caoba plean columnas, pilastras, ménsulas, cornisas y frisos
o di versas maderas del país, que normalmente se pin- para la división de los frentes de las cómodas o de los
taban. En esos años se produce una fuerte alteración armanos, y se dan a las mesas patas con esfinges, her-

11
mes o garra de león. Las molduras son escasas, lo mis- y también tra~ajó p~ra la d~ ?ªn Petersburgo, y con el
mo que las aplicaciones de marquetería. Todos esos famoso bronci_sta -~1erre-Ph1bpp~ Thomire, que parti-
elemento se incorporan de alguna forma a los deta- cipó en la reahzaoon del moblaje de los palacios de la
lles de la decoración y del moblaje, al tapizado de seda Malmaison, de Fontamebleau y de Compiegne. Por
de los asientos. a los tejidos de revestimiento de las otro lado, esos artífices, aparte mantener la calidad
paredes, a los cortinajes y las colchas de las camas. La no perdieron su capacidad creadora al imaginar nue~
solemnidad alcanzada en los aposentos reales desde la vos tipos de muebles para atender a las necesidades de
época de Luis XIV se mantuvo en los dormitorios, con carácter práctico que se iban planteando. Así, se cons-
las colgaduras y las franjas bordadas de las paredes, truyeron nuevas formas de librerías con varios com-
los doseles de las monumentales camas, las mesitas de partimientos provistos de rejilla, y de armarios acris-
noche en forma de pedestal, los lavabos a manera de talados para guardar la porcelana; estrechas vitrinas,
trípodes clásicos, los grandes espejos de pie recarga- mesitas redondas, jardineras y soportes de diversas es-
dos con bronces dorados, las pantallas de chimenea o tructuras para los servicios de té o de café, y aun
las sillas de tipo curul; en fin, una suma de elementos
de elenda calidad en todos los sentidos y perfecta-
mente armonizados.
Desde el punto de vista profesional, los gran-
des ebanistas de esta etapa están claramente enlazados
con los de la época de Luis XVI. Así ocurre con la ca-
sa Desmalter, que fue la realizadora de los principales
proyectos de Percier y Fontaine para la corte imperial

ÜORMITORIO DE NAPOLEÓN
ESTILO IMPERIO (1804/14)
PALACIO DE FONTAINEBLEAU

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12
cuando en las consolas, en los pies de los espejos, en es la de Napoleón, en el palacio de Fontainebleau.
las mesas de adorno y en las de comedor, redondas o Muchas de las mesas con vario uso de este período
poligonales, se emplearon muchas veces las formas son circulares, con el tablero de mármol sobre un
arquitectónicas clásicas, en realidad se reafirmaron en pilar central y columnillas en torno; en muchos casos
los muebles de uso corriente las soluciones lógicas de los soportes están formados por esfinges aladas, grifos
la ebanistería. Cabría destacar los espejos móviles, los o cariátides, y en el centro del zócalo se sitúa una copa
psyché, verticales, con un marco fijo sobre dos anchos o un vaso.
pies, que podían ser rectangulares o bien elipsoidales, El estilo Imperio puede ser considerado como
como el diseúado por Percier para la emperatriz María la expresión de una moda, que se presentó en diversos
Luisa, en el palacio de Compiegne. Las mesas de to- países europeos con bastante uniformidad y se mantuvo
cador suelen llevar sobre el tablero un espejo vertical, hasta los alrededores del 1830. Aunque se den muchas
que podía inclinarse a voluntad; cerca solía situarse el similitudes entre el moblaje de la corte de Madrid y el
lavabo, con tres niveles que soportan, arriba, una cu- de la de San Petersburgo, por ejemplo, también se
beta y, abajo, una jarra para el agua. Las cómodas son pueden apreciar algunos detalles en la decoración de
abundantes, con sus cajones visibles o cubiertos por interiores y en los muebles que, lógicamente, reflejan
dos hojas de puerta; si están desarrolladas en altura, los caracteres nacionales. En los países germánicos dan
con seis o siete cajones superpuestos, con anillas para el tono los diseúos de los arquitectos Karl-Friedrich
tirar de ellos y patas a manera de garras, reciben el nom- Schinkel, en Berlín, y Leo von Klenze, en Munich,
bre de chiffonnieres.Las mesas escritorio son de varios mientras que en Italia los proyectos de Giuseppe Soli
tipos, bien cerradas, con cubierta móvil, o simple- y Giocondo Albertolli, en Milán, se distinguen por la
mente planas, con cajones a los lados; muy interesante estricta imitación de los elementos decorativos clási-

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17{,2-1853) Y ( 1/ARLL\
l'l·ll( JIH 117/,4-1838)
f As/ 1 A /JI J LAB/lAf)Oll. AJ!ANJUI /
distintos palacios de la monarquía española, y por los
que estaban activos en Cataluña y Baleares, por Le-
vante y la Andalucía marítima en especial, para atender
a las necesidades suntuarias de la naciente burguesía.
Entre nosotros es común el empleo de la caoba cha-
peada con aplicaciones de placas troqueladas de metal
dorado y por tallas superpuestas de madera, también
dorada, que al final fueron sustituidas por dibujos ta-
raceados con filetes metálicos; las mesas suelen ser cir-
culares y con pie central y en las camas cayeron en de-
suso los altos pilares de ángulo y las cabeceras de acu-
sado desarrollo, que en esta etapa suelen formar un
solo cuerpo con los pies mediante elaboradas banca-
das de unión.
En esta época Imperio, aparte los bronces apli-
cados al mobiliario, ya mencionados, hay que recor-
dar otros bronces, cincelados y dorados, con valor de
obra independiente, como son las escribanías y figu-
ras sueltas o incorporadas a grupos que se integran en
relojes de sobremesa o situados en chimeneas, cande-
labros y otros elementos de iluminación; sirvan de
ejemplo los candelabros realizados por Thomire para
los palacios de Fontainebleau y Compiegne; las piezas
integradas en el gran centro de mesa del príncipe Luis
Bonaparte, cuya copa central se decora con las Tres
Gracias (Museo de Marmottan), y la cuna del hijo de
Napoleón, el Rey de Roma (Tesoro de Viena), ejecu-
tada según diseño de Prud'hon, aparte numerosas obras
relacionadas con la iluminación, como lámparas, can-
delabros o flameros. En cuanto a la orfebrería civil,
MESILLA DE NOCHE. tras las libertades del Rococó, se impuso el gusto por
ESTILO IMPERIO (1804/14). la medida y el equilibrio, y ello condujo a los orfebres
CON DECORACIÓN DE BRONCES DORADOS
PALACIO DE FONTAINEBLEAU
hacia una decoración relacionada con el repertorio
clásico. Técnicamente la orfebrería de esta época se
mantuvo, a pesar del paréntesis perturbador de la Re-
volución, a la altura de la del Antiguo Régimen y no
•faltarpn los artífices destacados, como lo fue, en estJ
época Imperio, Henri Auguste (1759-1816) que ejecutó
cos. La variante inglesa está representada por los di- casi quinientas piezas de plata sobredorada, pertenecien-
bujos de Thomas Hope, publicados en el 1807 con el tí- tes al servicio de mesa llamado Grand Ver111eil, que fue
tulo de Household Furniture, y por la Collection of De- ofrecido por la villa de París a Napoleón en el 1804. Sin
signJor householdFurniture and interiorDecoration(1808), embargo, la primacía corresponde a Martin-Guillaume
de George Smith, que mantiene cierta relación con el Biennais (1764-1843), proveedor oficial de la corte na-
último Sheraton. Es interesante la actividad de los ta- poleónica, que en el 1806 realizó, según dise1í.osde los
lleres de Joseph Danhauser en Viena, realizadores del tan citados Percier y Fontaine, una sopera para la empe-
mobiliario del palacio del archiduque Carlos (1822/ ratriz Josefina. Además fue autor de un servicio de viaje
23), en el cual al gusto Imperio se añaden ya elemen- para el Rey de Roma (hacia el 1811); del llamado Scr11icio
tos del Biedermeier. A señalar también el inicio de la Borghese(1794/1814); de escribanías y de múltiples piezas
participación norteamericana en este sector; podrían para el servicio de mesa o de tocador. Otro orfebre.
ser muestra de ello algunos muebles, hechos probable- Claude Odiot (1763-1850), realizó en el 1810 el scn·icio
mente en Baltimore, hacia 1810/20 y conservados en el de tocador de la emperatriz María Luisa, según disci'ios
Metropolitan Museum de Nueva York. del pintor Prud'hon, que no se conserva.
En cuanto a Espai'ia no debemos olvidar que Entre lo producido en otros centros europeo,.
aquí se conserva una obra importante e íntegra, pro- hay que recordar la actividad de F. I. Dermer, en Vien,i:
yectada por los citados Percier y Fontaine: es el llama- de P. P. Spagna, en Roma; y en Inglaterra se aprecian
do gabinete de Platino en la Casita del Labrador, de novedades interesantes en las producciones de Paul
Aranjuez, que puede contarse entre las mejores y más Storr, o bien en las de Rebecca Emes.
completas que se realizaron entre las suyas. Esta Las prestigiosas manufacturas textiles france-
nueva moda fue transformada y adaptada a nuestras sas recuperaron también buena parte de su esplendor
propias necesidades por los ebanistas de los talleres en los años napoleónicos, como ocurrió con tanr,is
reales, todavía en plena actividad, para amueblar los otras actividades artísticas relacionadas con el iuJ0 ·

1/¡
La tapicerías de Aubusson, Beauvais y los Gobelinos llo; en la decoración se incluyeron la letra N y los ha-
trataron de reproducir en sus tapices cuadros impor- bituales emblemas imperiales, como las águilas, las
tantes con cierta habilidad, como ocurre en la serie de estrellas y abejas, la Legión de Honor y los acostum-
la C11<1CroEstc1cio11cs
(180-1-/07);otros tapices están mar- brados trofeos militares. De carácter más popular, pe-
cados con una letra N o con diferentes emblemas del ro muy representativas, son las telas de algodón es-
régimen imperial. que también se aplicaron a biom- tampadas en Jouy-en-Josas, cerca de París.
bos y p()rtiercs. Los de la Savonnerie decoraban el des- Adecuado complemento a todas estas aporta-
pacho del emperador en las Tullerías y la cámara de la ciones eran las piezas de porcelana que todavía se pro-
emperatriz en Saint-Cloud. Entre las restantes manu- ducían en las grandes manufacturas de protección ofi-
facturas tapiceras europeas todavía activas, cabría re- cial. Estaban activas las de Viena y Berlín y también
cordar la de Munich por la serie de Aq11ilesy las hijas la de Capodimonte, con sus grupos de carácter mito-
de Lico111edes (1818). En estos años del Imperio tam- lógico, y en particular la de Sevres que, entre otras
bién se repusieron las· manufacturas de seda de Lyon, múltiples, se destaca por algunas piezas singulares
casi arruinadas por la Revolución, pues Napoleón como el llamado Servicio egipcio, realizado en los años
dictó enérgicas medidas para protegerlas, aparte los 1811/12 y constituido en principio por más de cien
grandes encargos que dispuso para las distintas resi- objetos, aparte el monumental centro de mesa que re-
dencias imperiales. Los tonos se vigorizan y predomi- presentaba el templo de Philae, de los cuales aún se
nan en ellos tanto el rojo y el violeta como el amari- conservan algunos. En Espaúa la fábrica del Retiro

l'IF DE MESA -h 1830-


PIFRRE-PHIUPP[ THO.,11RE
(1751-1843] BRONCE Y
PORCELANA P[RTE,EC[
Al PATRIMONIO
NACIOISAL [SPANOL
produjo, en los primeros años de este siglo, su última claro, el fresno, el peral o el manzano, y para su t .
, l ..d ·11 api-
obra importante: el centro de mesa titulado El Parnaso za d o se pre fienan os teJI os senci os con dibujos f1 _
español, con más de sesenta figuras. Tras la guerra de rales. La búsqueda de la comodidad puede advertir~e
la Independencia la manufactura se estableció en La en numerosos detalles, y en los sofás y divanes se de-
Moncloa, Madrid, en el año 1817, y ahí produjo por- sarrolla, en sus brazos curvados y redondeados, una
celana para el uso de la corte y loza estampada. En In- ornamentación con múltiples variaciones en la que
glaterra, tras la muerte de Josiah Wedgwood en el predominan los cisnes, de cuello encorvado, los cuer-
1795, su famosa fábrica Etruria siguió produciendo nos de la abundancia, los grifos o el follaje, con fre-
obras muy calificadas hasta el 1810. Más adelante los cuencia dorados.
principales centros ingleses se sitúan en Derby, Wor- En Inglaterra, los notables dibujos de muebles
cester y en el Staffordshire. publicados a partir del 1808 en la revista londinense
En cuanto a los vidrios, Bohemia era el país Repository of Arts enlazan con los últimos proyectos de
que gozaba de un gran prestigio y sus productos eran Sheraton, de Hope o de Smith y muestran, aii.o eras
ampliamente exportados, tanto los vasos sin pie o en año, el progreso de la tendencia hacia las formas cur-
forma de urna, de inspiración antigua, como los vasos vadas y torneadas que son propias de la época Bieder-
con retrato a la manera de un camafeo en blanco den- meier. También va a ser en estos ámbitos ingleses
tro de un medallón, los vidrios de varios colores, gra- donde se inicie el retorno al gusto por las formas góti-
bados o con esmaltes, y los cristales tallados para lám- cas, combinando lo que habían hecho Chippendale v
paras y candelabros. Estos y otros cristales tallados Chambers, pero las librerías, canapés o pianos de lí-
tuvieron en Europa una gran aceptación, y en no po- neas goticistas, en ocasiones de caoba tallada y algo
cos momentos las fábricas inglesas determinaron los recargados, denotan un gusto menos refinado que el
estilos dominantes por el alto nivel de sus productos. que puede apreciarse en los delicados muebles de
En Francia se siguieron las soluciones de Bohemia, Chippendale, en los cuales el espíritu gótico venía
con el cristal potasa, aunque en la vidriería real de matizado por influencias chinescas. También apare-
Saint-Louis (Mosela) también se imitó con acierto el cieron pronto muebles neogóticos en Viena, donde se
cristal inglés de plomo; aquí, sin embargo, a partir del amuebló, de acuerdo con esta tendencia, el palacio de
1819 se inició la brillante trayectoria de las cristalerías Laxenburg. De todos modos hay que reconocer en los
de Baccarat (Meurthe-et-Moselle), que acabaron por muebles goticistas de la época Biedermeier el fino tra-
superar a las manufacturas inglesas y también a las bajo de ebanistería y el chapeado de la caoba que los
bohemias por la variedad de su producción, la calidad distingue de los muebles seudogóticos de la segunda mi-
de sus piezas y el buen gusto de sus formas. tad de este siglo XIX, con sus adornos de talla encolados.
Al agotarse en Francia el ciclo cronológico del
estilo Imperio se inició la etapa de la Restauración, en
la cual pueden diferenciarse dos fases: en la primera se
desarrollan, hasta su culminación, la mayor parte de
las fórmulas compositivas elaboradas con clara inten-
EL ESTILOBIEDERMEIER ción monumental en los años del Imperio. Pese a to-
do, hay interesantes asientos y otros muebles de com-
Y LOSECLECTICISMOS HASTA posición muy arquitectónica. Buenos ejemplos se ha-
EL FIN DELSEGUNDOIMPERIO llan en el palacio de Rambouillet y en el Museo de
Artes Decorativas de París; en especial son asientos y
camas, en cuya construcción la robustez sustituye a la
En buena parte de la primera mitad del siglo gracia, y los montantes de sección cuadrangular a los
XIX, aproximadamente entre el 1815 y el 1848, se de- elementos esculturados. En estos ámbitos franceses se
sarrolló en amplios sectores europeos lo que se ha lla- dio, en esta primera mitad del siglo, el llamado estilo
mado estilo Biedermeier, expresión de un gusto que co- Troubadour, orientado hacia lo neogótico; que ya ha-
rresponde al espíritu burgués y encontró su sello más bía gozado de las preferencias de la emperatriz Josefi-
peculiar en Alemania y Austria, aunque también tuvo na. En la segunda fase, correspondiente a la época de
la correspondiente interpretación, con sus matices Luis Felipe (1830-1848), tampoco se acusa con intensi-
propios, en Inglaterra, Francia o España, en Dinamar- dad la capacidad creadora de los ebanistas, que no re-
ca y Rusia. Sus orígenes se han situado en las ciudades nuevan las formas y aplican a los muebles unos galbos
de Berlín, Viena y Londres hacia el a1i.o1800; en esos pesados, redondos e impersonales.
centros, al margen de los tumultuosos períodos de la De manera general cabe seii.alar que el amue-
Revolución y de las guerras napoleónicas, los muebles blado de las habitaciones Biedermeier está determinado
preferidos por la creciente burguesía siguieron su de- por el uso del papel pintado, con dibujos de ramajes Y
sarrollo particular, paralelo al camino en que se mo- flores, por las cortinas y colgaduras cuidadosamente
vía el aristocrático estilo Imperio. En los asientos los plegadas y recogidas, por los tapetes y cobertores de
respaldos eran curvos y en las mesas las patas arquea- vivos colores, casi siempre con bordados. Es notable
das, mientras que las cómodas y los armarios se dis- el desarrollo de la afición a las plantas y flores de
tinguían por su sencillez y sentido práctico. Para el adorno en los interiores, con lo cual surgen múltiples
chapeado de los muebles se usaban la caoba, el abedul formas nuevas en lo que corresponde a soportes, co-
16
mo canastillas, jarras y maceteros. Las mesas de des- moblajes chinos o japoneses. Antaño se habían dado
pacho, los escritorios y secrétaires,de forma rectangu- ya influjos y corrientes similares, como ya queda co-
lar con artísticas divisiones en el interior, tuvieron mentado, pero siempre habían sido incorporados con
gran aceptación; una serie de muebles secundarios, un sentimiento creador, como aportación de nuevas
como las vitrinas, las estanterías y los soportes de ideas al afán renovador europeo; ahora, en cambio,
toda clase, las mesas de trabajo, los costureros y los las soluciones orientales fueron copiadas de un modo
armarios roperos, alcanzaron formas y soluciones servil y se multiplicaron las imitaciones, industrializa-
que, en buena parte, se han mantenido casi hasta das y sin carácter. También en esta última época Bie-
nuestros días. Como línea general, cabe señalar que el dermeier se aprecia una clara tendencia a enriquecer la
mueble burgués de la primera mitad de este siglo XIX sencillez de los muebles y de la decoración mediante
fundamentó sus soluciones artísticas más en la senci- una ornamentación más animada y unos contornos más
llez y en las soluciones prácticas que en el espíritu ro- movidos.
mántico y sentimental de este período. Por otra parte, En lo gue corresponde a España, en estos años
en los últimos tiempos del Biedermeier, hacia el 1835, se desarrolla la primera fase del llamado estilo Isabeli-
se adoptan muebles y tejidos orientales y se prodigan no, por la reina Isabel 11 (1843-1868), en la cual los
divanes y tapices turcos, ambientes persas o hindúes, muebles incorporan el difuso eclecticismo de fórmu-

HABITACIÓN DE ]SABEL JI -SIGLO XIX-


PALACIO REAL. ARANJUEZ

17
las barrocas y dasicistas, además de adoptar el~men- la época de Fernando VII; los hubo en el palacio d
. e 1a
to goticistas, como las columnas de sección pohlobu- Zarzuela y son muy mteresantes 1os que decoran
lada y las arquerías ojivales en galería, de lo cual son serie de saloncitos de la Quinta del Duque del A~~a
ejemplo los muebles de color blanco con filetes dora- Seguramente son de manufacturas francesas, aunq
dos que se hallan en la salita de ingreso a las hab1_ta- hubo en Madrid una Real Fábrica de papeles pintado~~
ciones de maderas finas del palacio de El Esconal, En los años del segundo cuarto del siglo puede
observarse el desarrollo de una tendencia que se refor-
zará progresivamente. Nos referimos a la relación,
que casi podría calificarse de sentimental, entre la mo-
narquía y el medievalismo artístico, cuya manifesta-
ción más patente podría situarse en la extraordinaria
serie de castillos reales, con destacadas aportaciones
en su decoración interior, que en este siglo xrx fueron
reconstruidos o construidos de nueva planta en vano~
países europeos. Como tantas otras cuestiones artísti-
cas de aquellos años, este aspecto carece de un anáhs1.
pormenorizado, por lo cual sólo cabe establecer algu-
nas premisas básicas. La serie, reducida a sus ejemplo
más destacados, la consideramos iniciada en Inglatem
con el castillo de Windsor (Berkshire), ampliamcntL
transformado entre el 1824 y el 1837, y la continúan Li
de Pena, en Sintra, levantado en la década 1840/50 pa-
ra Fernando de Coburgo, rey consorte de Portugal; el
de Pierrefonds, reconstruido a partir del 1858 por
Viollet-le-Duc para Napoleón III, e interrumpidos los
trabajos en el 1870, y el grupo de Baviera, en el cual
destaca el de Neuschwanstein, comenzado en el 1869
para el maníaco Luis II de Baviera.
En este conjunto de realizaciones creemos que
se pueden diferenciar dos grupos básicos: el germáni-
co y el francés. En el primero se integran el grupo de
residencias reales construidas en la Alta Baviera para el
rey Luis II. Esas residencias son las de Hoenschwangau.
Neuschwanstein, Linderhof y Herrenchiemsee, ejem-
plos característicos de los aspectos arquitectónicos de
un espíritu dominado por eclecticismos artí ticos
cuyas realizaciones parecen estar dirigidas más harn
un ámbito familiar y restringido, que hacia una pro-
yección expresiva y propagandística de las realizacio-
nes alcanzadas. No debemos olvidar que ello acaecía
en un sector periférico de los territorios germánicos.
CONSOLA (PRIMER TERCIO DEL SIGLO XIX)
y TAPIZ DIEC)OCHESCO. que entonces trataban de alcanzar la unidad polínc,1
REAL FÁBRICA DE TAPICES DE SANTA BÁRBARA. con el propósito de aumentar su peso específico en
PALACIO DE LOS BORBONES, EL ESCORIAL.
Europa, dirigidos por el impulsivo núcleo prusiano.
Este eclecticismo se orienta en diversas direc-
ciones aunque en no pocos casos coexisten; no es raro
que lo apreciemos entre el medievalismo nacionalist,l
y diversos orientalismos, cou el Renacimiento italiano
y el barroco versallesco. Algo hemos comentado y,1
obra de Angel Maeso. De espíritu barroco son los con respecto a los jardines de esas residencias, pero su
suntuosos muebles que se integran en el dormitorio carácter más atractivo reside en sus interiores, en cu\·,1
regalado por la ciudad de Barcelona a la reina Isabel decoración se observa una amplia interpretación de
con motivo de su matrimonio en el 1846 y que se con- temas, también tratados por Richard Wagner en ,u
servan en el palacio de Aranjuez; son de ricas maderas música, y una particular repetición del tema del c1,ne.
con decoración floral embutida y guarnición de bron- tan diversamente interpretado en este siglo.
ces dorados. A señalar también los terciopelos de Ta- En cuanto al conjunto de realizaciones loc,ih-
lavera, los damascos de seda y los rasos de Valencia, zadas en Francia podemos apreciar unas circunstanci.i,
ampliamente utilizados en los paramentos y cortinajes distintas; por un lado fue mucho más amplio el eco
que decoran numerosos salones de los distintos pala- que consiguieron en otros países que esas aportacJO-
cios reales. Hemos de recordar también los paramen- nes germánicas, seguramente por la inercia con que ,e
tos con papeles pintados, que estuvieron de moda en continuaba aceptando la posición dominante que h,i-

18
bían disfrutado las iniciativas artísticas francesas desde queda comentado. Pero es curioso observar que si las
los tiempos de Luis XIV, mantenida en el siglo XVIII y aportaciones realizadas a partir del 1850 por los artis-
en el peóodo napoleónico; por otro han recibido ma- tas activos en Francia fueron de capital importancia
yor atención por parte de los investigadores, de ma- para la renovación de lo que corresponde a la arqui-
nera que la bibliografia especializada que han suscita- tectura, la pintura o la escultura, no se registra un im-
do es más abundante. En esos años centrales de la pulso paralelo en lo que atañe al arte decorativo. En
centuria se desarrolló aquí el inicio del período co- este sector concreto, la renovación de las formas y de
rrespondiente al Segundo Imperio (1852-1870) que los conceptos tuvo sus puntos de partida más potentes
nos parece el más representativo y rico de esta etapa en las islas Británicas. Si en Francia alcanzaron una
histórica en el ámbito europeo. En él uno de los obje- fuerza singular las tendencias basadas en la espléndida
tivos básicos de las esferas oficiales fue el desarrollo reelaboración de las premisas y soluciones característi-
de una política de prestigio que, lógicamente, había cas de los estilos de épocas pasadas, en una tentativa
de aprovechar las posibilidades que ofrecía la activi- para revitalizarlos que prácticamente será la última, en
dad de los artistas y de manera particular lo que co- los focos británicos hallaremos el inicio, teórico y
rrespondía a los ostentosos objetos realizados por las
artes decorativas que, además, podían ayudar a la me-
jora de la creciente producción industrial en muchos
de sus apartados. Con ello se pretendía recuperar
aquella posición dominante que disfrutaron los círcu-
los creadores franceses en lo que respecta a las indus-
trias del lujo desde los tiempos del Rey Sol, como

VISTA DE UNA SALA DEL CASTILLO


DE NEUSCHWANSTEIN -INICIADO EN EL 1869-

19
VISTA DEL GRAN SALÓN
DE LOS ESPEJOS DEL PALACIO
DE HERRENCHIEMSEE. -1878/86-

taillade, acabada en estilo neogótico en el 1869 por el ar-


quitecto E. C. Duthoit, discípulo de Viollet-le-Duc; las
acuarelas de Jean-Baptiste-Fortuné Fournier (1798-1864)
que reproducen interiores de los palacios de Saint-
Cloud, las Tullerías o Fontainebleau, como las que co-
rresponden al tocador y al gabinete de trabajo de la em-
peratriz en Saint-Cloud, que se conservan en el musco
práctico, de la corriente que conducirá al período re- del castillo de Compiegne; las de Sébastien-Charles Gi-
pleto de originalidades que llamamos Modernismo, raud (1819-1892) que reproducen el salón de la princesa
con el cual se cerrará brillantemente este siglo XIX. Matilde (1859) o las de Jean Sorieul (1824-1871) que re-
Con referencia concreta a lo que nos ocupa en producen el dormitorio del duque de Morny en el pala-
este sector geográfico, podemos considerar que las in- cio de la Presidencia del Cuerpo Legislativo (1866).
formaciones y estudios de que disponemos son abun- El gusto dominante en la época determinaba
dantes y permiten llegar a conclusiones interesantes. que la solución más fácil para los decoradores fuera la
Esa información, aparte la documentación escrita, de proponer un gran salón con dorados, de estilo Lws
descansa no sólo en las piezas del mobiliario que se XV o Luis XVI, recubierta su sillería con damasco ro-
conserva en bastantes de los palacios construidos en jo; un comedor renacentista con un monumental apa-
Francia, sino también en bastantes obras pictóricas, rador de encina tallada; un despacho-biblioteca para el
generalmente a la acuarela, que reproducen, diríamos propietario, en el estilo de Boullé, y un tocador Pªrª
que con valor fotográfico, algunos interiores caracterís- la señora en estilo Luis XVI. De todo ello no puede
ticos de esta época. En algunos casos son obra de los deducirse, sin embargo, que esca época carezca de e,-
núsmos artistas que los proyectaron, como ocurre con tilo pues, pese a todo, los diseñadores crearon rnucÍ
la que reproduce la cámara Rosa del castillo de Roque- bles de nueva tipología, inspirados sin duda en los de

20
pasado pero con detalles singulares en la elección de En medio de este panorama de complejas sun-
las formas, en la disposición de los temas decorativos tuosidades es sorprendente la aparición de las solucio-
en d destino de lo muebles. Además, en una socie- nes desarrolladas por Michacl Thonet en Viena. Mi-
dad n que la vida de reunión era tan intensa, no debe chacl Thonet (1796-1870) había nacido en Boppard, a
xttañamos que la comodidad fuese un objetivo im- orillas del Rhin, y fue el creador de un verdadero esti-
portante que se había de conseguir. También es ahora lo de muebles rico, diverso, elegante y riguroso en
cuando se establece la idea de que el mobiliario y la sus estructuras. Tuvo una verdadera intuición en cuanto
decoración de la vivienda pueden contribuir a mejorar a las posibilidades de la madera de haya curvada para
el nivel de vida y de la educación de las clases popula- hacer sillas, sillones o canapés, muy apreciados en
res, que desempeñan un papel de creciente interven- nuestros días, incluso por arquitectos tan racionalistas
ción en el panorama social de esta época. Por ello se como Le Corbusier. En el 1841 presentó ya muebles en
hace necesario escoger con cuidado los modelos que una exposición de Coblenza e, invitado a establecerse
han de ser reproducidos industrialmente, en múltiples en Viena, alcanzó gran éxito en los años 1843/46,
ejemplares y con un nivel de calidad que exige la in- cuando dominaban el neobarroco o el neorrococó, con
tervención de operarios calificados y conocedores de sus sillas de diseño tan ligero y elegante. En el 1849
las técnicas tradicionales. De esta forma se preparaba funda su propia industria y comienza la producción
uno de los elementos característicos de las realizacio- en serie, cosa que en aquella época representó una
nes del Modernismo. Estos artesanos, numerosos y gran novedad. Trabajó para la aristocracia y la bur-
expertos, estaban bien dirigidos. Con anterioridad a guesía, para cafés y hoteles. En la exposición de Lon-
este período los arquitectos se habían interesado por dres del 1851 se le concedió una medalla de oro por
el amueblamiento, pero es ahora cuando se generaliza sus piezas de alto virtuosismo técnico. La fabricación
la costumbre de encargar una vivienda enteramente se racionaliza en todas sus fases, sin abandonar la
construida y amueblada, por lo cual es lógico que creación de nuevos modelos de sillas, excelentes me-
tenga mucha fuerza el principio de la unidad de estilo cedoras que se convirtieron en símbolo de las vivien-
que han de seguir mobiliario y decoración. Podrían das burguesas de la época. Surgieron muchos compe-
servir de ejemplo la construcción y la decoración del pa- tidores e imitadores sin alcanzarle. En su catálogo
lacio de la marquesa de Pai:va, en los Campos Elíseos de figuran centenares de modelos y su fama penetra en el
París, bajo la dirección del arquitecto Pierre Manguin. siglo xx, en que continúa la fabricación de muchos de
Otro arquitecto famoso, E. C. Duthoit, realizó los dise- ellos en Alemania y en Francia.
ños para el conjunto del mobiliario de las cámaras Verde Una serie de elementos aislados, exponentes
y Rosa (1869) del castillo de Roquetaillade (Gironde), de técnicas refinadas, contribuyeron a la brillantez y
donde se conserva en buena parte: camas, sillas, sillones, carácter de estos conjuntos residenciales. Una de estas
mesitas de noche, mesas, armarios, banquetas, etc. Pue- ténicas fue la de las alfombras, con intento de renovar
de parecer sorprendente que Víctor Baltard, el gran ar- el alto nivel de las manufacturas antiguas. Aquí hay
quitecto de las estructuras de hierro, fuese el encargado que destacar las tejidas en la casa Braquenié y en la fá-
de dirigir la realización de la cuna del príncipe imperial brica de Aubusson, como la destinada a la emperatriz
en 1855/56, conservada en el parisino Museo Carna- Eugenia que se decora con rombos rodeados de laure-
valet; de gusto muy ecléctico, tiene forma de barqui- les en torno a las letras N y E, abejas en el cruce de
lla, con numerosas esculturas alegóricas y profusión los rombos y águilas en los ángulos de la alfombra.
de esmaltes y bronces decorativos. También la de las vidrieras fue reanimada en sus pro-
Son conocidos los más destacados industriales cedimientos tradicionales y mejorada con los recursos
ebanistas de esta época activos en París, como los Beur- técnicos de esta época. En los primeros decenios de este
deley, especializados en la interpretación del mobilia- siglo XIX se utilizó la técnica de aplicar sobre el vidrio
rio del siglo XVIII y en particular del estilo Luis XVI; los colores de la pintura en porcelana y el resultado fue-
la casa Christoíle, muy conocida por sus obras en me- ron unos cuadros transparentes, sin emplomados, que
tal, que también realizó muebles, algunos de ellos en tienen poco que ver con lo que eran propiamente las vi-
el Museo de Artes Decorativas de París; la casa Four- drieras y que fueron vivamente criticados por los inves-
dinois, quizá la más destacada, que trabajó especial- tigadores. Ello reanimó la búsqueda orientada hacia la
mente para la corte con muebles de gusto renacentista obtención de vidrios de colores, incluso el rojo, proble-
o de estilo Luis XVI, alguno de ellos conservado en el ma perfectamente resuelto por Georges Bontemps
Victoria and Albert Museum de Londres. De un eclecti- desde el 1836. Viollet-le-Duc, aparte de intervenir c::n
cismo muy amplio es la producción de los talleres la restauración de vidrieras de carácter religioso, lo
Grohé, donde se realizaron muchos de los muebles hizo también en las de utilización doméstica, renacen-
que, para los palacios imperiales, diseñó Victor- tistas, del castillo de Eu. El pintor vidriero más im-
Marie-Charles Ruprich-Robert (1820-1887) inspirado en portante fue L. Ch. Marechal (m. 1887), autor de vi-
los estilos antiguos, desde el Renacimiento hasta el drieras para edificios públicos y para viviendas parti-
Luis XVI. Fue autor de una Flora ornamental en que culares con temas profanos. Empleaba grandes trozos
propugna el retorno al estudio de la naturaleza frente de vidrio para evitar los plomos que rompían la uni-
al criterio académico de imitación de lo antiguo; con dad del dibujo y aplicaba esmaltes sobre el vidrio
ello se abría uno de los caminos que habían de desem- blanco, aparte de usar las posibilidades que ofrecía el
bocar en el Modernismo de fines de siglo. grabado al ácido para variar las intensidades del color.

.21
HABITACIÓN DECORADA CON PAPEL DE LA
REAL FABRICA DE SAN ILDEFONSO -h. 1820-
MUSEO DEL PALACIO REAL, MADRID

Otro procedimiento para aplicar el color a la aprecia la influencia japonesa, y en Madrid se registra
decoración mural fue el de los papeles pintados, habi- la actividad de la casa Ballesteros, que presentó unas
tualmente de tonos alegres y con agradables y correc- excelentes muestras de buen dibujo y colorido en la
tos dibujos, que permitían sustituir las costosas pintu- exposición de París del 1867. En Barcelona, a partir
ras en el ornato de los interiores. Los temas eran muy de los afios setenta son frecuentes las referencias al
variados, paisajes, escenas históricas, episodios litera- empleo de papeles pintados en la decoración de vi-
rios, flores o imitaciones de encajes y de costosos teji- viendas y establecimientos comerciales, e incluso de
dos. En esta época mejoran las técnicas, se fabrican a alguna fábrica, pero falta un estudio concreto del rema.
máquina y llegaron a hacerse decoraciones panorámi- Las tradicionales tapicerías fueron renovadas.
cas muy lujosas, obra de artistas especializados. A aunque en algunos casos se hicieron imitaciones pin-
partir del 1851, entre las francesas destacó la manufac- tando al óleo diluido sobre lienzos adecuados. Para ]J
tura de Jules Desfossé (m. 1889) que consiguió la cola- conocida manufactura francesa de los Gobelinos el Se-
boración de artistas importantes para crear celebradas . ·' · en
gundo Imperio representa una etapa de trans1oon.
decoraciones panorámicas con disefios de Edouard Mu- · cua-
ella, bajo el impulso de Ingres, se repro d uJeron d ,]
ller. En la casa Zuber fueron realizados otros bellos mo- dros de pintores antiguos y especialmente retratos e_
delos. En Inglaterra pueden sefialarse los papeles disefia- emperador y de su esposa pintados por Wmter 1
. ] alter'
dos por Christopher Dresser (1834-1904) y por el se hicieron también restauraciones de tapicerías ano-
arquitecto E. W. Godwin (1833-1886), en los cuales se guas y sólo dos series fueron realizadas según cartones

22
contemporáneos; una de ellas, constituida por veinti- ron tejidos de lana para colgaduras y para tapizar
cuatro retratos de artistas y cuatro de soberanos, esta- muebles, con flores de tonos claros sobre un fondo azul.
ba destinada a decorar la galería de Apolo en el pala- Las manufacturas de metales nobles gozaron
cio del Louvre, y la otra (1862/65) tenía como tema de amplia actividad por el papel importante que ocu-
los Cinco sentidos y se destinaba al gran salón del pala- paban en la decoración de las mansiones de la época.
cio del Elíseo; los cartones los hizo J. P. M. Diéterle, Continúa la preferencia por las piezas de gusto artísti-
con la colaboración de Pierre-Adrien Chabal-Dessurgey co, como las realizadas por el escultor Antoine-Louis
(1819-1902), y representan una verdadera renovación Barye (1796-1875), como un adorno de chimenea para
del arte de la tapicería. Sólo se conserva el que está el duque de Montpensier constituido por los acos-
dedicado al sentido del Tacto. En los talleres Braque- tumbrados reloj y pareja de candelabros, o los dos
nié también se fabricaron tapicerías, como las series candelabros con figuras femeninas en su pie, hechos
dedicadas a La bella durmiwte del bosque (1862), a los para el financiero I. Péreire. Otro escultor, Albert Ca-
Cuentos de Perra11lt(1866), a La Paz y a La Guerra rrier-Belleuse (1824-1887), también cultivó este géne-
(1867), temas anodinos y sin trascendencia alguna. En ro y de ello son muestra el par de candelabros que se
cuanto a los tejidos, en esta época del Segundo Impe- conservan en el Minneapolis lnstitute of Art, de hacia
rio se impuso en las sederías de Lyon el gusto de la el 1862, en bronce plateado y dorado, y los exuberan-
burguesía acomodada, que prodiga el tema de las gran- tes que decoran la gran escalera de la Ópera de París.
des flores de brillantes colores, e incluso se estampa- El broncista Charles Grozatier (1793-1855) fue uno de

SALA DECORADA SEGUN EL ESTILO J3URC,Ub


DE LA ÉPOCA DE ISABEL 11 (1833-1868)
MUSEO NACIONAL DE ARTES DECORATIVA 5. MADRID
w

los iniciadores del retorno al arte del siglo XVlll, y co- de iluminación o complementos de la ebanistería
. .d en
mo su colega G. Deniere realizó candelabros, relojes que, con tirecuenc1a, era segu1 o el estilo Luis XVI
de sobremesa, lámparas o centros de mesa. amplia- Destacaron los talleres de Isaura, Gelabert o Santam ~
mente exportados o destinados a palacios franceses. ría, que contaron también con la colaboración de a~-
Como muestra de que en nuestra Península se desa- quitectos y escultores destacados.
rrollaría una actividad paralela, podemos aducir los Algo parecido cabe señalar en lo correspondien-
datos correspondientes a Barcelona, donde trabajaron te a la orfebrería de carácter civil que, tras el período
artistas que remitieron sus productos a las grandes ex- napoleónico, descendió a un nivel mediocre durante
posiciones universales (París, 1867; Viena, 1873; Fila- algunos decenios en que se desarrollaron diversas téc-
delfia, 1876, etc.) y atienden las crecientes necesidades nicas que permitían la industrialización de varias fases
de una burguesía acomodada en lo relativo a servicios de su elaboración. En la época de Luis Felipe se reno-
de mesa, juegos de té o café, escribanías, elementos varon el nielado, el repujado o el cincelado, mientras

ESCRIBANIA DE PLATA -1854-


REAL FABRICA DE PLATCRIA DE MARTÍNEZ.
MUSEO NACIONAL DE ARTES
DECORATIVAS, MADRID.
nalme~te, en este sector de la orfebrería civil, aparte
los objetos usuales en épocas pasadas, los orfebres
realizaron piezas características de esta época, como
los llamados "objetos de arte" que se ofrecían a título
conmemorativo u honorífico en competiciones de-
portivas o concursos agrícolas, espadas de honor, etc.
Para ellos se prefería la plata oxidada artificialmente a
la bruñida y brillante. Eventualmente los orfebres rea-
lizan centros de mesa en bronce, y otras veces utilizan
el hierro o el acero, mientras no faltaron tentativas
crisoelefantinas, de resucitar el damasquinado o de usar
el bronce incrustado de oro o de plata.
Artífices muy destacados dieron el tono a esta
brillante etapa de la orfebrería francesa. Cabría citar la
casa de los Froment-Meurice, donde se realizaron ce-
lebrados servicios de té o de mesa o el célebre centro
de mesa de Napoleón III del que se conservan algunas
piezas en el Museo de Artes Decorativas de París. Tam-
bién allí se halla el magno trofeo de plata en forma de
nave, regalado por la emperatriz Eugenia a Ferdinand
de Lesseps con motivo de la apertura del canal de Suez,
que hicieron los orfebres Fanniere. En los talleres
More! se realizó la famosa Copa Hope (1855, Colecc.
W. Gondy), de 65 cm de altura e inspirada en las de
los siglos XVII y XVIII. Pero quizá lo más característico
de esta época sea la copiosa producción de la casa
Christofle, tanto en plata como en metal plateado,
que abarca objetos de orfebrería de lujo, la destinada a
VINAGRERAS DE PLATA -1836--
REAL FABRICA DE PLATERIA DE MARTÍNEZ.
trofeos y premios, y la corriente, que comprendía va-
MUSEO NACIONAL DE ARTES jillas de mesa, piezas de tocador y de iluminación.
DECORATIVAS. MADRID
Entre sus piezas destacadas se menciona el servicio de
mesa, en metal plateado, adquirido hacia el 1865 por
Maximiliano de México y constituido por casi 5000
piezas, de las cuales se conservan poco más de 200 en
el Museo Nacional de Historia, de México.
Mucho más reducida es la información relacio-
nada con Inglaterra, donde la orfebrería fue renovada, a
partir del 1848, por Antaine Vechte (1799-1868) y su
que la ciencia ofrecía nuevos materiales y soluciones; discípulo Léonard Morel-Ladeuil (1820-1888); su re-
así, el dorado o plateado galvánicos quedaron resuel- cuperación completa acaeció ya con el Modernismo.
tos desde el 1842 y permitían obtener piezas de gran En cuanto a España la actividad de los antiguos focos
apariencia a un precio asequible. Por otra parte las se fue concentrando en Madrid, siempre importante
artes decorativas recibieron una considerable aporta- por la presencia de la corte, y en Barcelona, que se
ción, derivada del interés que despertaban en arqui- hallaba en pleno desarrollo. Allá continuó con pleno
tectos, escultores o pintores, quizá deseosos de reno- vigor la Real Fábrica de Platería de Martínez, desen-
var el espíritu de creación completa que caracterizó a volviendo su amplio repertorio de orfebrería civil con
los grandes artistas del Renacimiento. El pasado, me- piezas de uso doméstico, en especial las escribanías y
jor conocido gracias a los estudios arqueológicos, a vajillas de plata, que también ocupaban a otros artífi-
los museos, al coleccionismo y a las exposiciones re- ces como los Moya, Espuñes o Ansorena. Importante
trospectivas, está en gran parte en la base de la inspi- parece haber sido Félix Samper, establecido a w1. tiempo
ración en formas y temas ornamentales. En cuanto a en Madrid y en París en los brillantes tiempos del Se-
la orfebrería de carácter civil, se hizo más sobria la gundo Imperio. No menores fueron las aportaciones
destinada al servicio de mesa; en el Segundo Imperio de Barcelona en este período, en el cual abundan las
reapareció el estilo Luis XV y, desde el 1862, prevalece referencias acostumbradas a las piezas de uso domésti-
el estilo neogriego, en particular desde que Napoleón III co y, además, a escribanías con esmaltes y figuras ale-
adquirió en Roma la colección Campana en el año 1861, góricas, placas honoríficas, trofeos, etc. Con ello se
expuesta en el Louvre desde el 1863 e integrada espe- preparaba la brillante eclosión de la etapa modernista.
cialmente por 1200 joyas, griegas, etruscas o roma- En el apartado correspondiente a la cerámica
nas. En 1867, a causa de la apertura del canal de Suez, en todas sus variedades y al vidrio, no podemos deta-
llar los nuevos planteamientos y los progresos técni-
penetró el arte egipcio en la joyería y la orfebrería, y a
cos que estas actividades presentan en esta etapa, en
todo ello se añadían exotismos extremo orientales. Fi-
25
particular en los aiios del Segundo Imperio (1852-1870), elevada calidad de sus trabajos. En el sector de la lo
e , , . d za,
cuando se inició la separación entre las cerámicas pro- 1a tactona m«~ importante e Francia estuvo en Sarre-
ducidas en serie por grandes manufacturas y las cerá- guemines, aunque fueron importantes las de Tours
mica artesanales en cantidades reducidas, aunque en las de Limoges, donde Haviland se adaptó al gusto d:i
aquellas fábricas se produjeron también verdaderas mercado americano, al cual exportaba ampliamente.
obras de arte para presentarlas en las exposiciones, Con un enfoque más artístico hemos de situar el tra-
como hacía con frecuencia la de Sevres. De ella inte- bajo de ceramistas interesados por el estudio de lo,
resan particularmente sus porcelanas, con nuevas ga- antiguos procedimientos de fabricación y de ornato
mas de color, que atendían encargos oficiales, como actitud que se vio favorecida por las colecciones reu~
los servicios de té o de café de la emperatriz, el centro nidas en los museos del Louvre, de Cluny o de Sc-
de mesa del emperador o las piezas decoradas con fi- vres. Entre ellos hay que recordar a Théodore Dcck
guras o paisajes, en el estilo del siglo XVIII, que eran (1823-1891), inspirado en lo islámico, y a Félix Brac-
regaladas a soberanos extranjeros; una serie de gran- quemond (1833-1914) que, con F. E. Rousseau, intro-
des vasos, como los llamados Diéterle (1855), Cordelier dujo hacia el 1865 la tendencia al japonismo, y con
(1857), Bijou (1862) o Ri111iní(1863/67), acreditan la ello abrió el camino para que se establecieran conccp-

PIEZA Dl Clll',TAL GRABADO. -,IGI O XIX- JARRÓN DE SH RES -si{,[() \1\


MUSLO NA( IONAI l)L ARTES MUSEO NAC!Ot-.AL llE ,111
D[CORA11VA',, MADRID DECORATIVA,. \1,1>1<11
COPA DE CRISTAL CON ESMALTE y ÜRO. --1862-
TALLERES DE rnOMENI-MEURICE.
PATRIMONIO NACIONAL ESPAÑOi

ciones nuevas y más libres con respecto a la decora-


ción pintada.
En Italia la habilidad de los artesanos se limitó
ª. copiar. obras antiguas en la segunda mitad de este
siglo, mientras que en España la manufactura real de
La Moncloa subsistió con no pocas dificultades hasta
el 1850; produjo porcelana para el uso de la corte y
loza es~a~pada, 9ue se inspiraba en modelos ingleses.
A la iniciativa pnvada corresponden la fábrica de Sar-
gadelos (Lugo) que, hasta el 1862, produjo vasijas an-
tropomorfas, loza fina, blanca o pintada, y loza es-
tampada con temas románticos o chinescos; la de Car-
tagena, con intensa actividad en sus lozas estampadas,
y la de la Cartuja de Sevilla que desde el 1841 alcanzó
una amplia fama con sus lozas blancas o estampadas,
que mantienen una estrecha relación con las produc-
ciones inglesas.
Vidrios y cristales se continuaron produciendo
en centros que ya eran famosos, aunque en general los
progresos de la técnica no llegaron a compensar el re-
LASRAÍCES
DELARENOVACIÓN
troceso en la creatividad artística, que no había de re- EN ELÚLTIMOTERCIODEL
novarse hasta los años del Modernismo. Hacia el 1860
decayó el gusto por el cristal tallado como solución
SIGLOY LAGRANECLOSIÓN
decorativa, que prevaleció de nuevo en los años ochen- MODERNISTA
ta; y en cuanto a la decoración grabada con empleo
del ácido fluorhídrico, hay que recordar que este pro-
cedimiento no fue usado en Inglaterra hasta el 1830, y
en Francia hasta una veintena de años más adelante. En los años de este último tercio, en la Ingla-
En las cristalerías francesas de Baccarat se fabricaron terra plenamente victoriana, situada en la vanguardia
vasos decorativos de gran tamaño y destinados a de la Revolución industrial, se fue concretando el afán
competir, como piezas de prestigio, en las exposicio- de renovar el panorama de las arces decorativas, sumi-
nes internacionales; en ellas el cristal se completaba das bajo las reminiscencias del pasado y bajo el peso
con monturas de bronce, que eran funcionales y deco- del lujo ostentatorio que entonces dominaba. La opo-
rativas a un tiempo. Sú principal competidor fueron sición se concretó contra la producción industrializa-
las cristalerías de Saint-Louis (Mosela), cuya especiali- da, contra los objetos fabricados en serie que figura-
dad eran las piezas que imitaban la malaquita, el ágata ban en gran cantidad en la exposición internacional de
o el mármol, según modelos de Bohemia. En esta fá- Londres del 1851. Esta actitud crítica la mantuvo con
brica se renovó en los años cuarenta el procedimiento admirable tenacidad el escritor y dibujante John Rus-
decorativo de los lacticinios que, más adelante, fueron kin (1819-1890), constante propugnador de la superio-
aplicados a formas del siglo XVI en diversas manufac- ridad del trabajo artesano sobre lo que era producido
turas. Finalmente, la industria del vidrio resurgió en con las máquinas. Contó con la entusiasta y eficaz co-
Murano a mediados del siglo XIX gracias a figuras laboración de William Morris (1834-1896) que, en di-
como Antonio Sabriati (m. 1890) y con los gustos versos sectores calificados de accesorios, como el pa-
neogóticos o neorrenacentistas del momento. Este vi- pel pintado, la decoración mural, los tejidos, tapices y
drio artístico del Ottocento, pese a su carácter de imita- alfombras y las artes gráficas, impulsó la creación de
ción, se mantuvo en un elevado nivel de calidad, aun- nuevos temas y de nuevas soluciones que, debemos su-
que conducía a un peligroso eclecticismo. Por otra brayar, se relacionan con la idea de una vivienda más
parte el período del Modernismo, que produjo perso- hermosa, cómoda y agradable. Tuvo éste el apoyo de
nalidades tan destacadas en otros sectores como Émile algún arquitecto y de varios pintores, integrados en el
Gallé o Louis C. Tiffany, no determinó en Murano grupo de los prerrafaelistas, que estaban movidos por
creaciones realmente significativas. otros propósitos, pero coincidían en algunos plantea-

)7
oficiales. En sus diseños para tejidos Morris adoptó
soluciones totalmente naturalistas y aplicó los estam-
pados, sobre algodón o lino general?1e?te, para tapi-
zar paredes o muebles y para. cortmaJes; renovó el
bordado con criterios med1evalizantes, y lo usó para
cortinajes o recubrimientos de muros; realizó alfom-
bras con dibujos muy estilizados de temas vegetales y
tapices en que retornaba a lo medi~~al, tanto en la
técnica como en los colores que utilizaba. Por otra
parte no debemos olvidar que desarrolló una teoría
respe~to al valor moral del tra~ajo com~ medio para
regenerar a la sociedad y que a ~l s~ ?eb10, en defin1t'.-
va, la aceptación general del prmc1p10 de que una vi-
vienda sencilla o de tipo medio merecía la máxima
atención por parte de los arquitectos y decoradores.
Como colofón, en el 1888 fue fundada por C. R. Ash-
bee la sociedad Arts and Crafts Exhibition Society,
cuyas exposiciones dieron coherencia a todos los es-
fuerzos precedentes. En el 1893 se inició la publicación
de la revista The Studio, especializada en las artes de-
corativas, que fue la primera en dar a conocer obras de
arquitectos, pintores y decoradores afines al nuevo esti-
lo. En este canúno habían de seguirla otras revistas que,
con sus escritos e ilustraciones, contribuyeron eficaz-
mente a su difusión: ]11gend y Si111plicissin111s,
en Ale-
mania, 1896; Arts et Décoration, L'Art décoratifen París,
1897; Ver Sacrw11, Viena, 1898; Mir Isko11stva,Rusia,
1899, y alguna similar en Barcelona en esas fechas.
Casi paralelamente a esta actividad desarrolla-
da por W. Morris y sus amigos, podemos apreciar el
paulatino crecimiento de unos componentes que se
convertirán en otra de las raíces del Modernismo. Nos
referimos al mejor conocimiento y asimilación de las
esencias del arte japonés, expresado de una manera
singular a través de sus artes decorativas. Hemos co-
ALEGORÍA DEL VERANO. -SIGLO XIX- mentado ya el alto aprecio y el interés que los objetos
V!DRIERA DEL CASTLE LEVAN, GOUROCK
de aquella procedencia despertaron en anteriores eta-
pas en Europa, pero va a ser a partir de ésta cuando la
asimilación de sus particulares conceptos será muy in-
tensa, de manera que en las obras de madurez del Mo-
dernismo el elemento japonés estará integrado ya de
tal manera que, en muchos casos, será casi imposible
reconocerlo y aislarlo. Una aportación destacada en
mientos; ellos se encargaron de realizar cartones para este sentido se debe al pintor J. A. M. Whistler que,
mosaicos y vidrieras. Ya en el 1859 su amigo el arqui- en los años 1876/77, realizó el famoso Peacock Roo111,
tecto Philip Webb (1831-1915) proyectó para él la Red que era el comedor de la Casa Leyland, en Londres; su
House en Upton (Kent), que integraba numerosas re- decoración tiene como tema básico el de los pavos
miniscencias medievales. La mayor parte del mobilia- reales, de formato inusual, dispuestos según una dis-
rio, hasta llegar a pequeñas piezas utilitarias, fue dise- tribución espacial nada europea y con una gama gene-
ñado por Morris y sus amigos, con lo cual se logró un ral en que dominan el azul y el dorado. Para este pin-
interior de sentido muy unitario, pleno de sinceridad tor fue construida en Chelsea la White Ho11Se(1878/79),
expresiva y de encantadora ornamentación, sorpren- por el arquitecto E. W. Godwin (m. 1886) que ya
dente en una época impregnada de eclecticismos. Los desde los años sesenta diseii.ó muebles totalmente li-
excelentes resultados alcanzados provocaron la crea- berados de convencionalismos y limitados a sus de-
ción, en el 1861, de la Morris, Marshall, Faulkner and mentos básicos; sus proporciones estaban muy bien
Co., que pretendía mejorar el diseño y la calidad de calculadas; su belleza, concebida con rigor, los hacía
los objetos, utilizar materiales excelentes y prescindir parecer obras de ingeniería en madera, y su relación
de las máquinas en su obtención. Ahí se produjeron con el espíritu del arte japonés era muy intensa.
papeles pintados según temas naturales que consiguie- En el núcleo escocés, Archur H. Mackmurdo
ron un gran éxito; vidrieras, tejidos, alfombras, tapi- (1851-1942) llevó a la práctica lo que Owen Joncs
ces, etc., e incluso no faltaron importantes encargos había establecido teóricamente en 1856; disCI'ió intcrc-

28
santes muebles, de proporciones poco habituales, de donde recibió un apelativo propio. La iniciativa partió
líneas y ángulos rectos o con curvas delicadas, como de Inglaterra, pero fueron los artistas continentales los
advertimos en su conocida silla del 1881 que tiene el que desarrollaron la corriente para darle una amplitud
respaldo calado. En el 1882 fundó la Ccntury Guild, ta- excepcional. Lo que en Inglaterra y Francia será el Art
ller dedicado a la decoración de interiores, con lo cual Nouveau o el Modem Style, en Alemania fue llamado
quería enaltecer las artes decorativas. De esta manera ]11gendstil,Sezcssionstil en Austria, en Italia se denomi-
convergía con los objetivos de la Morris Company, naría Stile Liberty y, finalmente, Modernismo en su
1 aunque difería de ella en lo relativo a su posición con
respecto al arte gótico. Con él coincidía en bastantes
versión espaii.ola y particularmente catalana. Entre esas
características generales, aparte la intensa incorpora-
puntos el arquitecto y disefi.ador Charles R. Mackintosh ción del artesanado a sus trabajos, con la consiguiente
(1868-1928), inspirador de la denominada escuela de renuncia a los productos industrializados, cabría si-
Glasgow, que también se relaciona con el Modernis- tuar la recuperación del valor ornamental concedido a
mo. Entre el 1900 y el 1909 la obra del grupo consti- la línea curva, a los contornos sinuosos y flexibles,
tuido por Mackintosh y sus colaboradores, mezcla tanto si son de origen floral como si son geométricos;
singular de funcionalismo y de fantasía, alcanzó una el gusto por la simetría y las formas dinámicas; la
reputación europea. Con todas estas aportaciones completa ruptura con las soluciones del pasado; la
puede hablarse perfectamente de un domesticreviva/ in- amplia aceptación de la policromía, mediante la cerá-
glés, marcado por el sentido de lo confortable, en el mica en la arquitectura, las vidrieras o las maderas en
cual lo útil y lo bello quedaban estrechamente unidos. su color natural; la abundante utilización del hierro
Así se fue extendiendo por toda Europa el im- forjado en rejas, balcones o soportes; un refinado es-
pulso para crear un estilo nuevo que, con unas carac- teticismo en todos los aspectos, etc.
terísticas bastante generalizadas, adquirió matices par- Bruselas fue, en los afi.os ochenta y noventa de
ticulares en cada uno de los focos más destacados, este siglo XIX, uno de los centros más favorecedores y
activos para facilitar el intercambio de ideas entre los
artistas que entonces se situaban en la vanguardia eu-
ropea. En cierta manera los artistas belgas tomaron el
relevo de los arquitecto -decoradores ingleses, muy ad-
mirados aquí. En lo que ahora nos atañe, las personali-
dades más interesantes fueron los arquitectos Víctor
Horca (1861-1947) y Henry van de Velde (1863-1957).
VISTA PARCIAL DEL PEACOCK
ROOM -1876/77-
J A M WHISTLER (183-1-1903).
CASA LEYLAND. LONDRES

.29
VESTÍBULO DEL PRIMER Piso
Y CHIMENEA DE LA CASA BATLLÓ -1906-.
ANTONI GAUDÍ (1852-1926)
BARCELONA

aparte su realizacione en Bélgica, de arrolló una fe-


cunda actividad en Alemania desde principios del si-
glo XX. Dedicado, de de el 1890 casi exclusivamente,
al diseño y la realización de productos muy variado,
en el área de las artes decorativas, en el 1895 se hizo
construir la Bloemenwe,j, cerca de Bruselas, excelente
Ambos emprendieron el camino, que, como se ha in- ejemplo de su capacidad creadora: muebles, con silla-,
dicado, habían seguido previamente otros profesiona- y sillones muy funcionales y de alta lógica arquitectó-
les de este siglo, de plantearse soluciones al problema nica; alfombras y cortinajes; lámparas y aparatos dL
global de la vivienda; es decir, no sólo de su construc- calefacción, utensilios de cocina y vajilla. Se apartó dL·
ción sino también de su amueblamiento y decoración. la decoración floral de Victor Horta para hacer resaltar
La fuerza creadora de Horta comenzó a manifestarse más todo lo relacionado con la construcción y el uso, \'
en la llamada Casa Tassel (1892/93), en la cual destaca en este camino le siguió el ebanista de Lieja Serruner
la decoración mural con temas vegetales o florales on- Bovy (1856-1910), establecido en París desde el 190!1
dulantes, papeles pintados y azulejos, todo perfectamen- La variante holandesa del Modernismo prese1m
te armonizado y culminó en la Casa Solvay (1895/1900), los rasgos de una severa moderación, con el cons1gu1en-
donde alcanzó una admirable unidad de conjunto en te abandono de la formas historicistas y la aplicac1ón de
la múltiple utilización de maderas raras de tonos cla- algunos elementos decorativos singulares, como los
ros, el bronce dorado, los mármoles, los ornamentos temas que se relacionan con los trabajos de batik m,-
de muros y techos, los muebles y paneles, las taraceas pirados en el arte de Java, que se aprecia parncular-
del pavimento e incluso las cerraduras y las charnelas mente en los objetos de cerámica y en los tejidos. En L'1
de las puertas. También son características de este ar- 1890 fue proyectada por G. W. Dijssclholf (1 (¡{1-192 4
quitecto unas claraboyas cupulares sobre las escaleras la Dijsselholjkamer, una de las obras maestras del mo-
y vestíbulos en alguna de sus casas, como la Aubecq, dernismo holandés con sus paredes revestidas de m.1-
en que desarrolló una afortunada aplicación de los dera y de vaporosos tejidos decorados con pájaros,~
nuevos materiales, el hierro y el vidrio, para obtener flores resueltos según las técnicas del batik. Tambienl
verdaderas membranas policromas. No menos im- son interesantes algunos muebles proyecta dos P0 r e
portante en esta etapa fue Henry van de Vclde que, arquitecto Hendrik Petrus Berlague (1856-1934)

30
En Francia las manifestaciones mas mteresan- neo. Junto a piezas úmcas produjo otras en serie, co-
tes de esta etapa modernista no se sitúan precisamente mo los servicios de mesa en vidrio fino y las tulipas
en el activísimo foco artístico de París, sino en para lámparas eléctricas.
Nancy. un centro local de la periférica Lorena. En la En este foco francés hay que sei'íalar además la
capital desarrolló su actividad el arquitecto Hector actividad de artistas como Eugene Grasset (1845-1917),
Guimard (1867-1942), que, aparte sus proyectos para dise11ador de vidrieras; René Lalique (1860-1945), y el
muebles, prodigó en sus construcciones los elementos checo Alfons Mucha (1860-1939), que acertó a unir en
decorativos con un valor de uso, como la reja de la los dos elementos fundamentales del Modernismo, la
puerta de entrada y el vestíbulo del llamado Castel Bé- mujer y la planta, el denominador común de fragili-
ra11ger (1894/98), de alto espíritu dinámico y elevada dad tierna, de encanto efímero y de gracia satinada.
armonía cromática en la diversidad de los materiales En estrecha relación con lo que se hacía en París está
aplicados. Pero fue en Nancy donde surgieron las so- el desarrollo de un interesante movimiento de reno-
luciones más ricas del modernismo francés, gracias a vación que se aprecia en Rusia entre el 1895 y el 1905,
Émile Gallé (1846-1904), cuya aportación más destaca- el cual tuvo ocasión de manifestarse en el pabellón
da, aunque también di eii.ó muebles que son notables ruso que figuró en la exposición universal del 1900,
por sus labores de marquetería, fueron sus jarrones de en París. Un destacado representante de aquel movi-
cristal relacionados con los vidrios extremo orientales y miento fue el orfebre y vidriero de San Petersburgo
con las innovaciones debidas a Ph. J. Brocard (m. 1896)
en el esmalte sobre vidrio. Gallé se caracterizó por su
naturalismo, inspirado en las plantas, los animales o
las piedras; utilizó las incrustaciones, a11adió hojas de
oro o plata, plaquitas de mica o fibras de asbesto, de
manera que no hay duda de que e le puede conside-
rar como el gran renovador del vidrio contemporá-

COMEDOR MODER ISTA -1903/5-


EUGÉNE VALLIN (1856-1922)
EL ARTESONADO Y LA ESCULTURA SON DE
VIC'TOR PROUVÉ (1858-1943)
\lU\rl DE l f( 'OL 1- NA ( l
rallo largo, aparte el frecuente uso de cisnes, con sus
curvas airosas. Son también conocidos Bernhard Pan-
kok (1872-1943), por sus muebles e interiores, y en
particular Richard Riemerschmid (1868-1957) que se
dedicó a la arquitectura y al diseño de tejidos decora-
tivos, de cristalerías y cuberterías, pero sobre todo
destacó como proyectista de muebles que no tienen
necesidad de ser decorados, pues ellos mismos se han
convertido en formas ornamentales: sus elementos
son un reflejo de la vitalidad de sus mismas formas.
Sin embargo, en esta zona germánica el maestro indis-
cutible fue, hasta el 1914, el citado belga Henry van de
Velde, invitado por el duque de Sajonia-Weimar, en
el 1901, para renovar las industrias artísticas de su
país. El resultado fue la fundación de la Kunstgewer-
beschule de Weimar, preparatoria del Ba·uhaus, en la
que orientó sus trabajos y sus enseñanzas hacia la bús-
queda de la forma pura, con lo cual continuaba el ca-
mino de lo que había realizado en su casa de Uccle
Finalmente, en la inmediata zona escandinava la ca-
racterística más acusada de su modernismo fue la
unión de artesanía y de arte popular, como las sillas )
los sillones proyectados por Aksel Gallen-Kallela
(1865-1931) que, en cierto modo, enlazan con la tradi-
ción del gusto Biedermeier.
El modernismo inglés del último decenio del
siglo se manifiesta con discreción y sobriedad en las
obras de Charles A. Voysey (1857-1941), relacionado
con Arthur H. Mackmurdo y autor de tejidos decora-
tivos y de papeles pintados de tonos claros con temas
naturales de plantas o animales esquematizados, además
de ser diseñador de muebles que mantienen recuerdos
de las formas de antiguos maestros. Paralelamente
hay que situar al arquitecto y diseñador Charles Ro-
bert Ashbee (1863-1942), que sobresale por sus piezas
de plata, sector en que Inglaterra poseía una rica tradi-
ción. Con estos focos ingleses en especial, y con otros
europeos, se relaciona la particular interpretación del
Modernismo en Norteamérica representada por el ar-
DISEÑO PARA PAPEL PINTADO. -1902-. quitecto Louis Sullivan (1856-1924) y singularmente
ALFONS MUCHA (1860-Í939).
GRABADO DE DOCU.\fE.\/TS DÉCORATIFS (1902). por Louis C. Tiffany (1848-1933), que en el 1893 al-
VICTORIA ANO ALBERT MUSEUM. LONDRES. canzó el punto culminante de su obra creativa en los
Favrile glass, vidrios hechos a mano, soplados e irisa-
dos luego por exposición a los humos de metales en
fusión. Sus famosos jarrones, opacos o transparentes.
con fibras, remolinos o nubosidades en su masa, son
Carl Fabergé, muy unido al espíritu del arte ruso anti- muy diversos en su materia y colorido y, sobre todo,
guo, y paralelamente surgen nombres como los de en sus formas, siempre expresivas. Recogen influen-
Leon Bakst, Natalia Goncharova (1881-1962) y Sergei cias persas y romanas, pero siempre sobresalen por su
Diaghilev (1872-1929) perteneciente al grupo funda- singularidad y sus soluciones originales.
dor del Mir Iskoustva, con la revista homónima que, En España, la etapa modernista tuvo particuLn
entre el 1898 y el 1904, fue el órgano de vanguardia relevancia gracias a las aportaciones del foco barcelo-
de la opinión artística rusa. nés, donde actuaron personalidades muy destacadas,
En Alemania August Endell (1871-1925) diseñó, alguna de ellas, como Antoni Gaudí (1852-1926), su-
al igual que hicieron habitualmente los más destacados perior a cualquier otra de las estudiadas en este sector.
representantes del Jugendstil, muebles, alfombras, teji- En Barcelona podemos apreciar que se realiza tam-
dos y joyas, y el pintor Otto Eckmann (1865-1902), bién lo que hemos comentado en otros focos euro-
en conexión con lo inglés y lo japonés, a partir del peos en una cronología semejante; es dcor, · qu e el
1894 se dedicó por completo al diseño de muebles, concepto de la arquitectura como obra rora 1 y uni tanJ
' ,
lámparas y utensilios diversos, en los cuales el tema fue puesto en práctica por diversos arquitectos, et:trL
decorativo principal eran los lirios y otras plantas de los cuales hemos de destacar al mencionado Gaud1. J

32
Lluís Domenech i Montaner ( 1850-1924), a Antoni
Maria Gallissa (1861-1903) y a Josep Puig i Cadafalch
(1869-1957). También füe en esta ciudad donde se cons-
tituyó una entidad dedicada a impulsar este sector ar-
tístico, el Foment de les Arts Decoratives, en el 1903,
y se publicaron diversas revistas que le dieron amplia
acogida. Es decir, al igual que hemos apreciado en otros
focos, en Cataluña los arquitectos se pusieron al fren-
te de este movimiento de renovación y, en particular,
Domenech, Gallissa y Josep Font i Guma (1859-1922)
organizaron sistemáticamente todo un aprendizaje de
las nuevos oficios. Con ello fue posible que surgiese
un extraordinario conjunto de artesanos para los mo-
saicos (Bru), las vidrieras (Rigalt, Bordalba, etc.), los
azulejos (Pujol y Baucis), el mosaico hidráulico (Es-

LA LIBÉLULA
ÉMILE GALLÉ ls-16-190-1
!\1USÉE OES ART DECORATIFS PARIS

JARRÓN -h 1895-
ÉMILE GALLÉ (18-16-1904).
VICTORIA AND ALBERT MUSEUM. LONDRES

cofet), los hierros forjados (Tiestos, Bailarín, Ando-


rra), los metales (Frederic Masriera y Campins), la ce-
rámica (Serra), los vidrios (Sala), las encuadernaciones
(Roca), las joyas (Lluís Masriera), las marqueterías y
tejidos (Pcy) y, en particular, los ebanistas Gaspar
Homar (1870-1953) y Joan Busquets (1874-1949). Sus
productos fueron aprovechados, además, por diversos
decoradores como Alexandre de Riquer, Josep Paseó,
Josep Triadó, A. Gua!, Salvador Alarma o Miguel
Moragas, que también diseñaron, a su vez, lám~aras,
azulejos, jarrones, tejidos, bordados, piezas de Joye-
ría cerámica, etc.
' Como antecedente de este destacado sector de
la ebanistería en Cataluña hay que situar a Francesc
Vida! i Jevellí (1848-1914) que, hacia el 1880, organizó

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ARMARIO -19W-.
VENTURA FELIU. ESTILO MODERNISTA
PALACIO REAL. MADRID.

bajó en la casa F. Vidal y hacia el 1894 se decantó de-


cididamente hacia el Modernismo; proyectó muebles
arrimaderos, techos, vidrieras, cortinajes, lámparas:
etc., y para ello contó con colaboradores tan destaca-
dos como los dibujantes Alexandre de Riquer y Josep
Pey, el mosaísta Bru o el ceramista Serra. Realizó, entre
otros, los conjuntos de las Casas Navás, de Reus (1901).
y Lleó Morera, de Barcelona (1904), en que se identifico
con los esquemas arquitectónicos de Domenech i Mon-
taner. Poco a poco acentuó la simplificación de líneas,
con un predominio paralelo a las estructuras, hasta e]
1918 en que se agotó su labor creadora para adoptar
una orientación más comercial. Joan Busquets repre-
sentó los grandes éxitos del Modernismo a partir del
1898; la fantasía estructural curvilínea de sus inicios
dejó paso a la simplificación. Son frecuentes en su co-
piosa producción las relaciones con el mobiliario francés
o con los estilos ingleses. También merecen destacarse
las aportaciones del pintor y decorador Aleix Clapés
(1850-1920), de Joaquim Renart García (1879-1961),
del polifacético Alexandre de Riquer y de una serie
interminable de artesanos que dieron al Modernismo
en Cataluña una amplitud y una intensidad sin parale-
lo en Europa.
Como epílogo de este sector, en relación con los
trabajos de ebanistería cabría citar la realización de arte-
sonados de madera, entre los cuales, una vez más, desta-
can los que situó Gaudí en algunas de las mansiones
construidas por él, y en particular algunos de la planta
una compleja empresa, con excelentes colaboradores, noble del palacio Güell (1885/90) por la variedad de
en que se realizaba toda clase de mobiliario con gusto maderas, la riqueza de soluciones y su perfección téc-
ecléctico, acompañado de múltiples complementos, nica. Finalmente, además de los muebles propiamente
para las diversas necesidades de la burguesía barcelo- dichos, no podemos dejar de mencionar los que enton-
nesa, ya fuesen sociedades, como el Círculo del Liceo ces eran complementos decorativos habituales, muy di-
(1884), corporaciones oficiales o residencias particula- versos, que abarcarían desde los marcos de espejo, co-
res, como la de Bertrand i Serra. Un lugar primordial mo el modelado por Pau Gargallo (1881-1934), a las fi-
en este sector está ocupado por los muebles que dise- guras decorativas en barro policromado (lámparas, jar-
ñó y dirigió el arquitecto Antoni Gaudí; sus primeros dineras, vasos, bustos, etc.) reproducidas industrialmen-
intentos trataban de estructurar los eclecticismos de te según modelos de Lambert Escaler (1874-1957).
Francesc Vidal, como se advierte en algunos muebles En este sector barcelonés hemos de subrayar "1
del palacio Güell y de la Casa Calvet. Pero en las sillas importancia adquirida por un elemento que, posible-
del despacho Calvet y del comedor de la Casa Batlló se mente, no alcanzó un desarrollo similar en ningún
aprecia un paso definitivo hacia una nueva tipología otro núcleo europeo. El interés por la renovación de
de la silla. Utiliza en ellas madera sin pintar, con esca- los vitrales, como en tantas otras facetas de las arres
sas molduras y un diseño muy original en el que la es- decorativas, se inició en Inglaterra gracias a William
tética de la pieza descansa en su estructura y en su Morris, y de Norteamérica llegó la renovación técnic.i
perfecta realización. También el arquitecto Puig i Ca- más importante por las iniciativas de L. C. Tiffany.
dafalch diseñó muebles, como el conjunto realizado para que obtuvo un material idóneo para vitrales que en
la Casa Amatller (1900), que se conserva en buena parte. Francia y Cataluña se llamó vidrio americano .. El \-~Í
Entre los que específicamente se dedicaron a tral era una parte esencial del concepto modernista d
los muebles y a la decoración hemos de recordar a los espacio y, por ello, fue lógica la colaboración Y i.;
citados Gaspar Homar y Joan Busquets. Homar tra- aceptación que halló entre los arquitectos, en espcCJ,l
por parte de Domenech i Montaner, de manera que a
través de los vitrales existentes en sus edificios se
puede seguir el renacimiento de este arte en Catalu11a.
El vidriero Antoni Rigalt i Blanch (1850-1914), que
personifica el vitral modernista, colaboró con él de
manera constante, y así resultaron una serie de vitra-
les para las Casas Thomas (1895/98) y Lleó Morera
(1905), de Barcelona, y la de Navás (1901), en Reus.
Para la Casa Trinxet (1910/12) del arquitecto Puig i
Cadafalch, realizó Rigalt varios vitrales según carto-
nes en que se refleja el exaltado estilo personal del
pintor Joaquim Mir (1873-1940). La firma Amigó rea-
lizó copiosas series, en particular de carácter religioso,
y los hermanos J. y E. Maumejean, con obra amplia y
de sólida técnica, son autores de los vitrales de la Caja
de Ahorros de Sabadell, de los de la Casa Pérez Sama-
nillo, en Barcelona, y los del gaudiniano palacio epis-
copal de Astorga. El alsaciano L. Dietrich, establecido
en Barcelona, fue el autor de tres grandes vitrales en
Cerdanyola del Vallés, con figuras femeninas en un
jardín; y ya en transición hacia el Noucentisme se sitúan
los vitrales del salón de actos de la Casa de Caridad
(1911/12), de F. Canyellas, y los de la sala de actos de
la Concejalía de Hostafrancs, Barcelona (1914), obra
de Rigalt según cartones de Francesc Labarta.
LAMPARA -FINALES DEL SIGLO XIX-
Aparte los elementos detallados en los apartados ESTILO MODERNISTA
precedentes, el particular ambiente de estos interiores
modernistas en que la luz y el color tenían tanta parte
integraba piezas que eran el resultado de otras manu-
facturas artísticas, como podían serlo las alfombras o
los pavimentos de madera, de materiales pétreos o ce-

JARDINERA -h. 1903-


LAMBERT ESCALER (1874-1957).
TERRACOTA POLICROMADA 27 X 40 X 23 cm.
MUSEU D"ART MODERN, BARCELONA

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ARTESONADO DE LA PLANTA NOBLE TECHO DE L'-A S\U lll l\
DEL PALACIO GUELL. -1885/90- CA'>A VI(Ets, _¡,-,'
ANTONI GAUDÍ (1852-1926) ANT0f\.:I GAGDI 1X52-1 0
BARCELONA IJAR( El0' \

rámicos, en las grandes residencias; los zócalos o arri- niel Zuloaga Boneta (1852-1921), autor de plafones.
maderos, de madera o de azulejos policromos; los te- frisos y decoraciones a base de azulejos policromos
chos con escocias o cielos rasos que, en no pocos ca- con flores estilizadas y otros temas.
sos, incorporaban temas vegetales en relieve y con Un capítulo singular de realizaciones. en que
suave policromía; las lámparas colgantes del techo, en las conexiones arte-industria alcanzan una fuerza
que vidrio y metal conseguían afortunadas combina- mayor que en otros sectores, es el de los paYimenros
ciones, o situadas sobre los muebles, que solían incor- de mosaico hidráulico que son resultado del desarro-
porar elementos escultóricos resueltos en materiales llo de los productos derivados del cemento. Están for-
diversos; las abundantes piezas de cerámica o de por- mados por piezas, habitualmente cuadradas de 20 X 211
celana, con finalidad puramente decorativa o como centímetros o de 25 X 25; son monocromas o policro-
soportes de plantas o flores, sectores todos ellos que mas, imitando otros materiales, con dibujos geométn-
dieron amplio cauce a las iniciativas creadoras de nume- cos o con temas muy diversos, según esquemas de si-
rosos artistas. Por vía de ejemplo, aparte los muchos ya metría simple y con cenefas de cierre; su punto de
citados por diversos conceptos, deberíamos añadir al partida se sitúa siempre en diseños que se ajustaban per-
polifacético Mateo Cullell i Aznar (1879-1943) que, fectamente a la realidad de una producción induscnal en
entre 1900/10, realizó, entre otros, importantes pro- gran escala. Con ellos se dignificó lo que, prácncamen-
yectos para tapicerías, tejidos estampados, joyas, azu- te, estaba al alcance de todos y se consiguió para los pa-
lejos y mosaicos hidráulicos; a ceramistas como Josep vimentos una solución económica, de duración garan-
Guardiola i Bonet (1869-1950) y Antoni Serra i Fiter tizada y de atractivo colorido, que fácilmente podt,l
(1869-1932), que realizó porcelanas a grande y peque- armonizar con la entonación general de las escanoas
ño fuego de muy alto nivel, para las cuales contó con Con este copioso repertorio de novedades que
importantes colaboraciones ocasionales de escultores agrupamos bajo la denominación de Modernismo. re-
o pintores. En la zona castellana fue muy activo Da- pleto de originalidades por su concepto, por su tem,i-

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plicación concr ta a la mejora estética de recuperación general, a mediados del siglo se iniciará
cierra brillant m te lo que podemos otro período en que la renovación de conceptos conti-
propio del siglo XIX, aunque su desarrollo núa, no sólo en lo que atañe a los planteamientos ge-
ta los primeros años de nuestro siglo. nerales de la vivienda, sino también en lo que corres-
posición de rechazo de los planteamien- ponde a la solución de aspectos parciales y concretos
cos y la consiguiente apertura hacia la li- de la misma. En unos y en otros puede advertirse la
creadorahacen que esta tendencia pueda si- utilización de nuevos materiales -como los plásticos,
los comienzos del camino renovador que tan por ejemplo-, la consolidación de los esquemas deri-
ehte será seguido en nuestros tiempos. Tras vados de la producción industrializada en series muy
años en que la única solución que parecía posi- amplias, la internacionalización de las ideas acerca de
orientaba hacia la reinterpretación de los estilos lo que mejor resuelve las necesidades de la vida mo-
se habían sucedido en los siglos pasados, surgió derna y la creciente aplicación de las normas del dise-
tendencia que si, por un lado, tuvo una conexión ño racionalizado para la obtención de objetos y de
micialcon el arte medieval, pronto alcanzó suficiente utensilios diversísimos, perfectamente adaptados a la
impulso para desarrollar una amplia, potente y fecun- función que deben desempeñar en la vivienda actual.
da actividad decorativa. Cuando se agotó su fuerza Como enlace y conexión entre la etapa moder-
creadora, se inició otro capítulo en que predominarán nista y las futuras soluciones de creciente racionalis-
las líneas rectas, la gama clara y fría, la geometriza- mo se sitúa la relevante figura del belga Henry van de
ción esquemática de los temas y el incremento de la Velde (1863-1957), que desde el 1900 fue encargado
participación mecánica e industrial, para multiplicar de dirigir la Escuela de Artes Aplicadas de Weimar
los objetos de uso y ornato que exige el aumento ge- (Alemania). Por sus realizaciones en Bélgica, ya co-
neral del nivel de vida de las poblaciones de zonas mentadas, durante los años del Modernismo demues-
cada vez más amplias en la panorámica mundial. Así tra la asimilación de las ideas de William Morris, pero
penetramos en nuestro siglo, cuyas abundantes apor- las desarrolló al aceptar la participación de las máqui-
taciones en este terreno trataremos de analizar y de nas y al orientar sus esfuerzos a fin de que, en el futu-
exponer en las páginas que siguen. ro, los productos industriales fuesen apreciados tam-
bién por sus valores estéticos. Alcanzó resultados ex-
traordinariamente actuales, en particular en el diseño
de muebles para su producción en serie, porque la ne-
cesidad de desarrollar la simplificación de los procesos
constructivos y de llegar a una estandarización tipoló-
gica le condujo a la creación de formas esenciales y
EL SIGLOXX muy simples que permiten resaltar las cualidades esté-
ticas del objeto. Entre sus creaciones cabe citar los
muebles presentados en una exposición de Düsseldorf
En los años de nuestra centuria se han produ- (1902) y una serie de sillones, sillas y objetos diversos,
cido una serie de hechos de diverso orden que debe- producidos en los primeros decenios de este siglo xx,
mos tener muy en cuenta, así en lo político y econó- en los cuales aplica el principio de que cada línea· y
mico-social como en lo cultural y artístico, por las cada forma están determinadas por la función que han
consecuencias que provocaron en todo cuanto corres- de desempeñar. Un papel parecido cupo al arquitecto
ponde a las soluciones decorativas aplicadas a la vi- y diseñador austriaco Josef Hoffmann (1878-1956).
vienda y a su equipamiento. Planteados en apretada Con esta base era lógico que, como resultado
síntesis, cabría destacar la reacción desarrollada frente de la fusión de la Kunstgewerbeschule y de la Acade-
al espíritu de la decoración modernista con idea de mia de W eimar, se llegase en el 1919 a la creación del
sustituirlo por la geometrización que caracterizará a Staatliche Bauhaus, cuya dirección Van de Velde ce-
diversas tendencias pictóricas entonces dominantes, dió al joven arquitecto Walter Gropius (1883-1969),
como el Cubismo, el Futurismo o la naciente Abs- discípulo de Peter Behrens. Con ello se inició una
tracción. Otro hecho a recordar es la Guerra Europea fuerte renovación de conceptos didácticos, ya que en
de los años 1914-1918 que había de provocar, en un dicho centro los estudios se referían básicamente al
horizonte inmediato la Revolución rusa con todas sus deseo de resolver los problemas de la casa popular, es
derivaciones y, a pl~zo más lejano, el conjunto de in- decir de la vivienda estandarizada que, por vez prime-
satisfacciones nacionales que habían de dar fuerza a la ra, se proponía a la atención de los arquitectos y de
implantación del ideario nacionalsocialista en Alema- los artistas como un problema de absoluta prioridad.
nia y luego en Austria. Ello determinó, por un lado, Ante todo se procuró resolver lo relacionado con la
una diáspora de artistas e intelectuales, con no pocos construcción racional de la casa, limitada al espacio
elementos positivos, y por otro el desarrollo de las necesario para el desarrollo correcto de todas las fun-
raíc_esdel segundo gran conflicto bélico coetáneo pa- ciones propias de la vivienda. Pero ésta no fue la única
decido por Europa, el de los años 1939 a 1945, que al- preocupación del Bauhaus, pues, si Gropius consiguió la
~anzó límites geográficos más amplios y provocó el colaboración de artistas tan destacados como Paul Klce,
lllcremento de aquella dispersión de núcleos creadores WassiJy Kandinsky, Casimir Malevich, Theo van Does-
que estaban enraizados en nuestro continente. Tras la burg, Laszlo Moholy-Nagy o Marccl Breuer, ello era

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un claro indicio de que los aspectos estéticos habían o las clínica -, a los tr:msporte~ urbanos O a div,
. . 'blº . crso,
de er tratados y resueltos con la mayor atención. esta bl cc11111entos pu 1cos, mientras que el mobi·1· .
. . 1ano
Para Gropius las habitaciones de una \'tv1cnda no po- trad1oonal resuelto con la madera persistió en la
S Vi-
dían ser unos simples contenedores de espacio inter- viendas. En el 1932 el Bauhau~ se trasladó a B ,
er11n
no, sino que d problema básico estaba en el mobilia- donde_ fue clausur~do en el 1933, y muchos de sus mejo-
rio; y con esta idea era preciso proporcionar al público res nuembros emigraron a los Estados Unidos.
objetos de uso con una ilimitada capacidad de produ- En cierto modo paralelas al Bauhaus y relacio-
cirlos en serie dentro de una óptima calidad. Muchos nadas con él son las interesantes y renovadoras apor-
objetos menores diseiiados en el Bauhaus se hicieron taciones desarrolladas por el arquitecto holandés Gc-
de uso común, como ocurría con manecillas de puerta rrit T. Rietveld (1888-1964). Sus muebles fueron el
o lámparas de mesa en infinitas variantes, pero la in- resultado de un riguroso proceso de elaboración ra-
novación más destacada fueron los muebles con es- cionalista llevado hasta sus últimas consecuencias. En
tructura de tubo de acero, a los que dedicó sus afanes ellos persigue la reducción de la forma a una estructu-
juveniles el húngaro Marce! Breuer (1902-1981), que ra de componentes simples y esta actitud tiene uno
revolucionó los conceptos del mobiliario de oficina y orígenes que deben buscarse, por un lado, en la meto-
doméstico y le aplicó la noción de unidad modular dología de la forma propuesta por la investigación cu-
hacia el año 1925. bista y, por otro, en los ejemplos concretos derivadcs
Los mejores resultados, sin embargo, se alcan- de los procedimientos de construcción en madera típ 1
zaron en el segundo período, cuando la escuela se cos de la arquitectura vernácula japonesa, que llega-
trasladó de Weimar a Dessau, en el 1925. Esos mue- ban a Holanda a través del conocimiento de la obra dL
bles eran económicos, sólidos y fáciles de limpiar, pe- Frank Lloyd Wright (1869-1959). Ambas sugerencm
ro con el tiempo se oxidaban y habían de desecharse, se fundieron en el espíritu de Rietveld para llegar a ur
al contrario de lo que ocurría con los muebles de ma- riguroso proceso de análisis que concibe el dise1io
dera que, con el paso de los años, ganaban una noble como una vía de articulación de elementos simples
pátina, eran más cálidos e incluso incorporaban valo- Por ello sus muebles, lo mismo que su arquitectura,
res sentimentales. Por ello fue lógico que aquellos son el resultado de un doble movimiento de descom-
muebles metálicos se limitasen en el uso a las oficinas posición y de ensamblaje que los sitúa en el punto de
partida de diseños posteriores para muebles de Gro-
pius, Breuer, M. Stam, Mies van der Rohe o Alvar
Aalto, cuyas apretadas formas parecen el feliz resulta-
do de una síntesis lograda con la máxima riqueza de
contenidos y la mayor economía de medios.
Una interesante derivación del Bauhaus, muy
relacionada con el racionalismo, se dio en Italia por
impul o de los arquitectos Franco Albini (1905-1977) y
Gio Ponti (1891-1979), este último fundador en el 1928
de la revista Dom11s1 una de las más destacadas entre !Js
que se interesan por la decoración de interiores. Tam-
bién desarrolló atractivas soluciones de mobiliario el
arquitecto alemán Erich Mendclsohn (1887-1953). Por
su parte, Ludwig Mies van der Rohe (1886-1969), que
había sido diseñador de muebles en la casa Bruno PauL
de Berlín, en los ai'ios 1905/07, para los ámbitos tan
delicadamente proporcionados de su arquitectura, co-
mo podrían ser el pabellón alemán de la expos1C1Ó11 de
Barcelona (1929), la Casa Tuge11dhat1 de Brno (1930).
o la casa experimental de la Exposición de la Com-
trucción en Berlín (1931 ), dise11ó algunas sillas o sillo-
nes, que han sido llamados T11,~e11dhat o Barcelona,\ ',l'
hicieron famosos al er producidos en serie. La ~rgun-
da es quizá la má conocida por su extrema eleganci,i.
basada en el sutil contraste de los soportes, de acl'l"ll
laminado y cromado en forma de X, y el asiento \ rc,-
paldo realizado con cuero negro. En esta línea ,r ,iru,ui
las oluciones aporradas en Norteamérica por Phihf'
Johnson (n. 1906) las cuales, con su extrema cl,1bor.i-
'ill l/\
M/\ll( 11 llRLUU\ (l'J02-19HI) ción racionalizada, derivan hacia unas viv1emt1~ de ,ir-
mósfcra muy fría.
De manera paralela a esta línea que podn,inlll'
considerar de raíz germánica. se desarrollaron orro,
planteamientos que tuvieron un punto de p,1rmti L'll
SILLÓN Y ESCABEL BARCELONA -1929-
MIES VAN DER ROHE (1886-1969)

de manera suntuosa y refinada; Émile-Jacques Ruhl-


mann (1879-1933), autor de muebles, sensibles y sun-
tuosos, con volúmenes simples. Con todo elJo queda-
ba preparado el ambiente para esta exposición, que
podría ser considerada como una reacción del espíritu
burgués frente a las negaciones de los cubistas y de los
dadaístas, sin dejar, empero, de incorporar alguno de
Francia y su expres10n concreta en la Exposición de los conceptos geometrizantes establecidos por el cu-
Artes Decorativas celebrada en París en el año 1925. bismo y el racionalismo. Ello se manifiesta en la sim-
Si en los países germánicos en general se había senti- plificación y en la pureza de las líneas y de los planos
do, pronto y con fuerte intensidad, que las artes deco- del mobiliario, que mantenía en no pocos casos los
rativas debían estar muy conectadas con la arquitectu- eclecticismos dominantes en el pasado. Fue suprimida
ra y, como hemos visto, los intentos renovadores más la decoración, que se consideró inútil y quedó limita-
interesantes habían estado a cargo de grandes arqui- da generalmente a un ornato floral de escaso relieve y
tectos que concibieron los diversos problemas de la de estilización geométrica; las formas se hicieron más
decoración interior como partes de un conjunto único, sencillas, pero, para evitar una sensación de pobreza,
en Francia el panorama era distinto, quizá por la fuerza se echó mano de unos ricos materiales y de una elabo-
y el prestigio de los estilos anteriores. Las referencias ración compleja con técnicas refinadas. También se
que 11egaban desde los ámbitos germánicos incitaron a planteó la solución completa de los interiores, que se
los artífices franceses a incrementar el funcionalismo. deseaban confortables y suntuosos, y para su decora-
Los más destacados se agruparon en la Sociedad de Ar- ción se aplicaron temas de fauna o de flora, mezclados
tistas Decoradores que exponía en el Museo de Artes con motivos de raíz arquitectónica e incluso con esce-
Decorativas desde el 1905 al 1922, con creciente dis- nas anecdóticas, que se combinaban con formas y con
tanciamiento de los esquemas modernistas. A la deco- esquemas geométricos. Esta exposición, en la cual
ración recargada de la época del 1900 se opuso un espíri- quedaron excluidas cualquier evocación directa o una
tu de sobriedad, aunque para muchos la ausencia de or- copia de cualquier estilo del pasado, decidió finalmen-
nato era símbolo de pobreza. En estos años destacaron te a los industriales a abandonar la fabricación en serie
por sus aportaciones F. Jourdain (m. 1935), L. Süe, que de los llamados muebles "de estilo" y seguir la línea
con A. Mare fundó en el 1920 la Compagnie des Arts marcada por los decoradores; con ello, el concepto de
Franc;ais, M. Dufréne que realizó interiores decorados modernidad se impuso en este sector. Es de fácil com-

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prensión el rechazo inicial del público, que aceptaba geometnco. Otras tendencias están representadas p
las aplicaciones de la nueva estética para las oficinas o René Gabriel (m. 1950), que procuró crear prototip or
los establecimientos industriales, pero no para las vi- para fabricar muebles en serie con un estilo claro os
viendas. Sin embargo, gradualmente se apreciaron las alegre; J. Royére, J. Dumord, A. Renou y alguno:
ventajas de aquellas soluciones, de manera particular más. En estos años cabe subrayar las adaptaciones que
en lo relativo a la comodidad, y así penetraron en los se hicieron de la secular técnica oriental del umshi 0
circuitos de la producción industrial, factor indispen- laca, aplicada a diversos muebles auxiliares y a obje-
sable para su difusión. tos menores habitualmente. Los inicios de esta pene-
Son numerosos los decoradores destacados en tración se sitúan en las actividades de Eileen Gray
este sector francés, como Jean Fressinet, M. Dufet, hacia el 1900, pero su más destacado representante fue
J. J. Adnet o J. Leleu (m. 1961) que concibió muebles Jean Dunand (1877-1942) que exhibió en 1921 un biom-
lujosos y de gran calidad técnica y estética. Una ten- bo lacado, según diseño de Henry de Waroguier, al-
dencia más funcionalista agrupó, en el 1930, a sus repre- gunos muebles, cajas y vasijas, y consiguió excelentes
sentantes en la Union des Artistes Modernes, como Re- resultados con su originalidad técnica de incrustar
né Herbst que creó uno de los primeros modelos de fragmentos de cáscara de huevo. En la Exposición de
asientos con estructura de tubo metálico, o Pierre Artes Decorativas de París, en el 1925, exhibió un
Chareau (m. 1950) que creó muebles de alto rigor salón completo con abundante decoración de lacas, y

SILLÓN - 192'""
LE COllBUSIER ,i8~--l%>

40
con esta técnica participó en la decoración de buques, Las soluciones propugnadas por el racionalis-
como el Atlantique (1931) o el Normandie(1935). Su es- mo con respecto a la arquitectura de la vivienda se
tilo, fiel intérprete del espíritu Art Déco, en el curso de impusieron en los años cuarenta de manera paralela a
la década de los treinta se aproximó a los esquemas de la extensión de los productos fabricados en series in-
Le Corbusier, más racionalista. Con criterios perso- dustriales. Se desarrolla el concepto de la organización
nales, Marcel Wolfers aplicó el lacado a esculturas de del conjunto habitable, marcado por un deseo de con-
piedra o de metal. fort y de simplicidad que conduce a disminuir la pu-
En esta Exposición de Artes Decorativas las reza de las formas y a una nueva mentalidad en torno
aportaciones escandinavas, y en particular la sección a la elegancia. Con ello el diseño consolida su prota-
sueca, habían demostrado un amplio acuerdo entre gonismo en la vivienda y proporciona un amplio re-
los artistas que diseñaban los objetos y los industriales pertorio de soluciones al arquitecto, a fin de que
que los realizaban, lo cual permitió un amplio desa- pueda componer el ambiente que desea. Han alcanza-
rrollo de la fabricación en serie de los múltiples ele- do amplia divulgación piezas originales de grandes di-
mentos integrados en el utillaje doméstico en su más sei'íadores, desde económicos objetos domésticos pro-
amplio sentido. Los resultados fueron altamente satis- ducidos por los escandinavos hasta las sillas o sillones
factorios, tanto desde el punto de vista artístico como de Mies van der Rohe o Le Corbusier, y piezas diver-
en lo que se refiere a la técnica y la economía, de ma- sas de Saarinen, Wirkkala, Breuer y otros.
nera que se ofrecieron perfectamente asequibles para En Norteamérica Paul Frankl (m. 1958) dio la
amplios sectores de la población. Ahora, en estos ai'íos línea para los mobiliarios hacia el 1930, pero ningún
de nuestro siglo, daban excelentes frutos los esfuerzos arquitecto ejerció tanta influencia en el área doméstica
de la Sociedad Sueca de las Artes y los Oficios, funda- americana como Richard J. Neutra (1892-1979) a tra-
da en el 1845, y la activa labor divulgadora desarrolla- vés de los centenares de casas que proyectó. Aunque
da a través de la revista FORM para educar el gusto coincidía con Frank Lloyd Wright por las meditadas
popular. Así se consolidó lentamente un "estilo" mo- soluciones con que las insertaba en el paisaje, difería
derno, caracterizado por la sobriedad y la claridad de esencialmente de este genial arquitecto que impuso su
sus formas, cuyo punto de partida puede situarse en concepto de la modernidad en el período 1930-1940.
Dinamarca, donde, bajo la dirección de Ame Jacobsen En algunas viviendas proyectadas por Wright se apre-
(1902-1971) y de Kare Klint, aparte el diseíí.o de tejidos y cian claramente sus preocupaciones en torno al mobi-
alfombras, se procuró realizar muebles de proporciones liario, como el sencillo ajuar de la Casa Coonley, en
equilibradas, con bellos materiales y un trabajo de alta Riverside (Illinois), del 1908, a base de bancos y am-
perfección. En ellos fue usada progresivamente la ma- plios divanes, o las sillas con alto respaldo de la Casa
dera de teca, combinada con el cuero y las materias Robie, en Chicago (1909), pero la máxima libertad la
plásticas, las armaduras metálicas, los elementos mol- consiguió en su propia residencia en Taliesin West
deados y la espuma de caucho, con el particular atrac- (Arizona), donde los elementos del lenguaje domésti-
tivo de que los productos fabricados en serie mante- co tradicional aplicados a pavimentos, muros y te-
nían el agradable aspecto humanizado que tenían los chos, a las puertas, ventanas y ajuar en general, reci-
artesanales. La influencia del espíritu escandinavo al- bieron grandes cambios. Sus mesas, lechos y bancos
canzó una intensidad particular en los Estados Uni- se encajan en los muros o están generados por ellos,
dos, manifestada con el empleo de disei'íos con am- con lo cual se reducen mucho los elementos móviles.
plias curvas que facilitan la aplicación de materias Particular relieve alcanzaron aquí las actividades de la
plásticas moldeadas a los muebles y reflejan la exten- firma Knoll a partir del 1941; en cierta manera pueden
sión de unos conceptos de raíz arquitectónica hacia el considerarse como una continuidad del Bauhaus.

/ mobiliario. Esta tendencia se aprecia claramente a


partir de la Exposición de Estética Industrial de Nueva
York en el 1940, donde alcanzaron una plena acepta-
Agrupaba un consistente equipo de arquitectos, dise-
ñadores y grafistas, y desarrolló una eficaz contribu-
ción para definir el estilo del mobiliario de nuestro
ción las realizaciones de Eero Saarinen (1910-1961) y siglo y para perfeccionar también las técnicas de la fa-
de Charles Eames (1907-1978), éste en colaboración bricación en serie con diversos materiales. No es de
con su esposa Ray. Un sillón de Saarinen, del 1942, es extrañar, pues, que esa casa se haya convertido en un
de sutil estructura metálica recubierta de gomaespu- importante grupo industrial y comercial, con amplísima
ma y tejido, en doble curvatura adecuada a las formas difusión, que continúa trabajando con renovado espíritu
del cuerpo humano. Por su parte otro sillón de Eames de búsqueda estética. Entre sus colaboradores cabría
presenta curvaturas compensadas en su asiento, en su citar al italoamericano Harry Bertoia (1915-1978), al
respaldo y en el apoyacabezas, revestido de piel y sos- japonés Isamó Noguchi (1904-1988) o al ya citado
tenido por una estructura metálica; el pie es cuádruple Charles Eames, norteamericano, dedicado básicamen-
y de metal. También en Europa se aprecia la amplitud te al diseño industrial y a la decoración, de manera
Y fuerte penetración de las derivaciones de lo escandi- que sus muebles en serie figuran entre los mejores.
navo, con una gran diversidad de puntos de vista en Desde mediados de este siglo XX la relación
materia de estética industrial y de conceptos decorati- entre mueble e industria ha provocado el nacimiento
vos, pero no hay que olvidar las aportaciones italianas y el desarrollo de los muebles combinables construi-
Y las de los países de la Europa central, donde subsis- dos en serie. Ya Gropius se había enfrentado, en el
ten con fuerza unas tradicionales de base artesanal. 1927, con el proyecto de unos muebles de vario uso

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obtenidos por la combinación de elementos estándar, que esta v1s1on de conjunto fue perfectamente conse-
que demuestran una vez m:is la estrecha conexión en- guida en la etapa modernista y también se concretó
tre el concepto arquitectónico y el ajuar doméstico, brillantemente en los afios dominados por las orienta-
planteada con criterios funcionalistas. Son muchas las ciones emanadas del Bauhaus y sus derivaciones, en
posibilidades que ofrecen los muebles combinables: una los años recientes creemos que se manifiesta con fuer-
gran flexibilidad, la posibilidad de ampliaciones gra- za el criterio de conseguir la integración de elementos
duales y la adaptación a diversos usos. Se advierten sueltos de mobiliario, de alta calidad individual y co-
excelentes oluciones en Suecia, en Italia y en otras rrespondientes no sólo a épocas diversas sino a focos
zonas europeas. En cambio, las soluciones tradiciona- culturales diferentes, que se sitúan en puntos impor-
les para el mobiliario están en declive; en el comedor, tantes de la vivienda. En ámbitos que presentan un
por ejemplo, hay tendencia a sustituir las habituales cierto retorno a las purezas lineales de raíz palladiana,
mesas, sillas y aparadores por elementos singulares de acordes con las necesidades funcionales de nuestro
libre combinación, y en el dormitorio el acostumbra- tiempo, se integran cuadros o esculturas contemporá-
do armario ropero está en retroceso ante las ventajas neos o de corte tradicional, alfombras y piezas de ce-
de los armarios empotrados en el muro. Otros muebles, rámica antigua o de países exóticos, que suelen dar
como las librerías, pueden utilizarse como elemento una viva nota de color; mobiliario en que maderas y ta-
divisorio entre dos ambientes y con ello se puede picerías responden a estilos clásicos, telas estampadas en
prescindir de una pared o de un tabique. cortinajes, muros con papeles pintados o animados
En torno al 1950 se aprecia en Italia una nota- por colores envolventes, puntos de luz dispersos, son
ble renovación de la artesanía en el mobiliario, parti- elementos que contribuyen eficazmente a caldear y
cularmente en el foco milanés, y un deseo de apartarse humanizar el ambiente. Se buscan, pues, casas útiles y
de los fríos esquemas racionalistas y de las soluciones es- prácticas donde se pueda vivir a gusto, con interiores
candinavas, extrañas a la sensibilidad latina. Nombres, animados por esteticismos de buen gusto, escogidos
como los de L. Caccia Dominioni, G. Ponti, F. Allini con flexibilidad estilística. Con todas esas piezas el de-
o M. Zanuso, han enriquecido este foco con sus apor- corador de turno, teniendo muy en cuenta las exigen-
taciones. Unos años más adelante, hacia el 1958, se cias del confort moderno, desarrolla una interpreta-
desarrolla en Italia un neomodernismo encabezado ción en que sigue las líneas marcadas por su propia
por los discípulos de Cado Mollino y expresado en la sensibilidad y alcanza soluciones que pueden variar en
revista Casabe/la, al tiempo que el racionalismo era lo accesorio al cabo de un tiempo, sin más que alterar
aceptado por los niveles medios. También cabría se- la situación de aquellos elementos esenciales.
ñalar las interesantes soluciones del arquitecto Gio- Si los decoradores o interioristas tienen un
vanni Micheluzzi en la adaptación de esquemas de amplio abanico de actividades que no se limitan a la
muebles tradicionales, como pueden ser mesas, ban- vivienda, pues abarcan cualquier ámbito en que se de-
cos o artesas. En esos mismos años las artes de la de- sarrollan las actividades humanas, individuales o co-
coración mostraban en Francia un cierto decaimiento, lectivas, como puedan ser un establecimiento comer-
como puede apreciarse en las revistas especializadas, cial, un banco o un teatro, el diseíi.ador de nuestros
en los sucesivos salones de los artistas decoradores y días, aunque tenga un campo de acción prácticamente
en el retorno de los "muebles de estilo", auténticos o ilimitado, en lo que atafie a la habitación humana se
copiados, que se combinan con muestras de arte con- circunscribe de manera más específica a los elementos
temporáneo, sean pinturas o esculturas. Son particu- que se integran en el sector residencial destinado a
larmente aceptados los muebles de espíritu inglés, sin servicios, como pueden ser los sanitarios o la cocina,
que ello elimine las fuertes influencias escandinavas o o a los que podemos situar en el sector de los aparatos
italianas. En general el mobiliario francés se hace más audiovisuales. En lo que corresponde al mobiliario en
sobrio e incorpora también los muebles de vanguardia un sentido más estricto, puede apreciarse que su parti-
producidos en las industrias filiales de Knoll. Algo cipación más frecuente se orienta hacia la solución de
más adelante, a partir de los años sesenta y cuando se elementos sueltos, que pueden ser una lámpara, una
cumplían tres siglos desde su fundación, se advierte una mesita auxiliar o un asiento que serán integrados en el
renovada actividad creadora en el Mobiliario Nacional conjunto de la unidad de habitación que debe equi-
de Francia, con preocupación por crear arquetipos situa- parse de acuerdo con el criterio personal del decora-
dos en líneas totalmente actuales. A ello han contribui- dor para alcanzar la armonía general. Otro aspecto
do, entre otros, R. Legrand, O. Mourgues, P. Paulin, que nos parece interesante subrayar es el de la inexis-
E. Martín, etc. Finalmente, hacia el 1965, Gae Aulenti, tencia entre los arquitectos actuales de figuras intere-
del grupo Casabe/la, señala nuevas vías de originalidad sadas en plantear y resolver el problema global de la
en Milán. vivienda, desde la construcción y distribución del es:
En los años de esta segunda mitad de nuestro si- pacio resultante hasta el mobiliario que la convcrnra
glo XX, en los interiores que nos parecen más repre- en lugar habitable y le conferirá carácter. Alguno de
sentativos de la vivienda media en un alto nivel cree- ellos incide en el campo del diseño, pero !imitándose
mos que puede apreciarse como característica 'domi- a los elementos sueltos a que aludíamos.
n_ante un cierto eclecticismo, una ausencia del propó- Ya en nuestros días hemos de recordar algu-
sito de alcanzar lo que puede ser considerado como el nos hechos que nos parecen representativos, como la
estilo global de una época. Si nos parece indudable Eurodomus 3, celebrada en Milán (1970), que permi-
42
SALÓN PRINCIPAL DE LA CASA KAUFFMANN
O CASA DE LA CASCADA. -193&-.
FRANK LLOYD WIUGHT (1867-1959).
BEAR RUN.

teado como un fenómeno eminentemente industrial,


con un extremo cuidado por los acabados técnicos y
por los materiales, sin perder su carácter de produc-
ción cultural. Las propuestas de los diseñadores si-
guen dos direcciones: por un lado, despliegan un es-
fuerzo en la reinterpretación de tipos que son invaria-
tió apreciar nuevas valoraciones del sentido decorati- bles en los equipamientos domésticos, como pueden
vo de los muebles y de los objetos de uso cotidiano, ser las sillas o las mesas, subrayando lo geométrico y
con fuerte intervención de diseñadores, y una particu- estilizado. Por otro, se desarrollan búsquedas técnicas
lar atención al planteamiento global de la sala de estar, o formales o bien se plantean nuevas ideas en cuanto a
que puede ser considerada como el núcleo de la vi- mecanismos o materiales inusuales, con idea de ofre-
vienda moderna. También en Milán se sitúa el punto cer soluciones funcionales a muebles de usos múlti-
de partida de alguna línea de vanguardia, como la que ples. La producción en serie se intensifica y se amplía
se ha llamado Memphis, por impulso del diseñador Et- el repertorio de los materiales, naturales o sintéticos,
tore Sottsass (n. 1917), que incorpora interesantes so- que son aplicados. En cualquier aspecto que se consi-
luciones para mesas, sillas, lámparas, jarrones o so- dere, es tan diverso el panorama y tan rico en inquie-
fás, con diseños renovados, empleo de materiales po- tas iniciativas, que nos es imposible establecer siquie-
co usuales y aplicación de una viva policromía que en ra una relación de tendencias y una nómina de los que
ocasiones puede parecer algo arbitraria. Aquí en Mi- las están representando.
lán, junto con otros centros como son Colonia, París Los reflejos de estas inquietudes europeas se
o Copenhague, se desarrolla una gran actividad crea- advierten también en tierras hispánicas, con un foco
dora, con fuerte incidencia en la evolución general del particularmente activo en Barcelona y otro, muy dis-
gusto en el mercado del mueble de diseño. Está plan- tanciado en iniciativas, que radica en Madrid. La do-
ble dirección que hemos señalado, una con raíces en el quietudes de los arquitectos del Grnpo R reflejadas
Art Déco, francés, y otra derivada de los principios del
Bauhaus, tiene en Barcelona una digna representa-
sus ensayos para mobiliarios, planteados con gran t~
genio, y en las derivaciones de los muebles Kno~.
c1on. La primera lo está por la figura de Antoni Ba- Algo más adelante continúan las soluciones de gran
drinas i Escudé (1882-1969), creador de muebles sin- interés, como la lámpara de pie TMC, de Miquel
gulares, decorados con marqueterías policromas de Mila (1961), la butaca Granada de Javier Carvajal, en
Josep Obiols, y de muebles con sencillo y digno diseño, fibra de vidrio y espuma de poliuretano, y algunos
Y por ~antiago Marco i Urrútia (1885-1949), impulsor más. Ya en los años ochenta hemos de recordar las
de entidades como el Foment de les Arts Decoratives aportaciones de Javier Mariscal, colaborador del cita-
de certámenes como la Exposició Internacional del do grupo Me111phisen Milán, que se sitúa en la van-
Moble i Decoració d'Interiors celebrada en Barcelona guardia con una serie de muebles metálicos y de pie-
en el 1923, que dedicó particular atención a los mue- zas sueltas, como el carrito Hilton o el asiento Colón.
bles de un costo mínimo y de elevadas calidades esté- Lo que hemos se1í.alado, y mucho más que podría aña-
ticas, y autor de numerosos conjuntos de mobiliario, dirse, nos permite afirmar que el panorama queda
para particulares o centros oficiales, en que rehuyó abierto y que seguirán surgiendo acertadas soluciones
totalmente la producción en serie. No hemos de olvi- a las permanentes necesidades que en torno al mobi-
dar que en Barcelona se impulsó, por la Mancomuni- liario siente el hombre de cualquier momento y lugar.
tat catalana a partir del 1915, una Escola Superior deis
Bells Oficis bajo la dirección de Francesc d' Assís Galí,
admirador de Ruskin, que contó con destacados cola-
boradores, como Pau Gargallo, Josep Aragay, Tomas
Aymat o Jaume Mercadé. También en este foco se de-
sarrollaron iniciativas en torno a los muebles y obje- TAPICES,ALFOMBRAS
tos varios decorados con lacas, prácticamente únicas y CERÁMICA
en España si no tenemos en cuenta la actividad espo-
rádica del polaco Sergio Ravinsky en Toledo hacia el
1933. El principal cultivador del arte de la laca fue Sería difícil hallar en el amplio panorama de
Lluís Bracons i Sunyer (1892-1961), discípulo en París las artes decorativas un sector que haya experimenta-
de J. Dunand, que trabajó en Barcelona desde el 1921 do una transformación más profunda en cuanto a sus
al 1928, en relación con el decorador Santiago Marco, formas y en lo relativo a los conceptos que lo impul-
en Mallorca hasta el 1937 y luego en París. Excelente san, que lo que puede apreciarse en la tapicería. Los
conocedor de esta difícil técnica, aplicó con frecuencia planteamientos mantenidos a lo largo de bastantes si-
incrustaciones de cáscara de huevo en sus obras, glos en cuanto a las técnicas, los materiales, las com-
como biombos, cajas, paneles, vasos de base metálica, posiciones o los colores de las tapicerías, así como lo
lámparas, etc. Con alguna de ellas participó en la cita- que corresponde al destino que se daba a las piezas
da exposición de París en el 1925. Discípulo suyo fue realizadas, han variado de manera radical en los ai'ios
Ramon Sarsanedas i Oriol (1896-1987) autor, entre de nuestra centuria. Si por un lado han pasado a ser
otras piezas, de un biombo con La Creación, presenta- obras de arte independientes y con total personalidad
do en la exposición internacional de Barcelona, del propia, con la anulación casi completa de la primitiva
1929, según diseño de Galí, que se halla en el palacete dependencia del tapicero-artesano con respecto al ar-
Albéniz, de Barcelona. tista que proporcionaba el cartón, por otro lado la si-
La corriente racionalista surgió entre nosotros tuación habitual, y en buena parte lógica, del tapiz
por los contactos con el Bauhaus y por el impacto aplicado a un muro de una estancia señorial, con lo
causado por las sillas de Mies van der Rohe en el pa- cual se enriquecía la decoración y mejoraba el aisla-
bellón alemán de la exposición internacional del 1929. miento térmico de la vivienda, se ha alterado profun-
Quedó expresada por las realizaciones de los arquitec- damente. De aquella bidimensionalidad inicial se ha
tos del GA TCPAC, defensores del funcionalismo y la pasado a realizaciones textiles de tres dimensiones Y
normalización, de la fabricación de mobiliario en serie con posibilidades de que el espectador penetre en su
sobre bases económicas y sociales, como la silla de estructura; y, de seguir por estos caminos audaces, se
Josep Lluís Sert, del 1929, en madera y terciopelo, y hace difícil imaginar cuáles pueden ser las etapas suce-
una mesa de tubo metálico y cubierta de linóleo, así sivas de la tapicería en un futuro más o menos lejano.
como impulsores de la promoción de creaciones forá- En los primeros años del siglo XX todavía se
neas como las lámparas Brandt, las sillas Breuer o los sitúan las obras de tapicería en las manufacturas de los
muebles de madera estratificada de Aalto y Saarinen. Gobelinos y de Beauvais, así como en las de Aubus-
Paralelamente, en Madrid deben recordarse las apor- son, en la línea tradicional, como se aprecia en los ta-
taciones del arquitecto Luis Feduchi, que impulsó la pices dedicados a las Estacionesque se realizaron en los
fabricación de muebles de tubo y diseñó una intere- años 1909/13 según cartones de Jules Cheret, que no
sante butaca (1931) en madera de haya curvada. En los son más que la aplicación al lizo de sus conocidos car-
años cuarenta y siguientes cabe subrayar los aciertos del teles. Habrá que esperar a los años veinte para apre-
barcelonés Antoni Bonct i Castellana (n. 1913), como ciar los síntomas iniciales de una renovación, reforza-
su conocido asiento de cuero y metal (1940); las in- da en el ámbito de la Exposición de Artes Decorativas

44
LA VELADA DE L05 ÁNGELES -1893-
HENRY VAN DE VELDE (1863-1957).
APLICACIONES DE BORDADO, FIELTRO
140 x 235 cm.

personal relacionada con el surrealismo. Retornó al


lenguaje medieval de contornos precisos, con super-
pos1oon de tonos planos, hojas en matices degrada-
dos sobre fondos lisos, acusados nervios vegetales,
llamas, plumajes, fauna fantástica, amén de incorpo-
rar elementos orientalizantes o de flora tropical, y
(París, 1925), que favoreció un mayor acercamiento todo ello sin acudir a realismos formales o espaciales,
entre los artistas innovadores y los oficios artísticos. para alcanzar una síntesis poética de la realidad. Con-
La manufactura de Beauvais, bajo la dirección del es- siguió así un lenguaje potente y personal y unas cali-
critor Jean Ajalbert, se propuso renovar el estilo de dades singulares en tapices como los titulados Liberté
los cartones y al efecto consiguió la colaboración de (1946, Museo de Arte Moderno, París), inspirado en
Raoul Dufy, con altos valores decorativos en su pin- un poema de Paul Éluard, Geografía animal, Creación
tura. En la de los Gobelinos se buscó la colaboración del mundo, Bestiariofabuloso o Fábula del mundo, hasta
de otros pintores, como Edouard Vuillard o Ker- llegar a su gran serie denominada El cantodel mundo, de
Xavier Roussel, y en la de Aubusson colaboraron alto lizo, que alude a las duras realidades del mundo ac-
Émile Bernard, Maurice Denis o Paul Sérusier. Algu- tual y cubre unos 500 metros cuadrados. Lun;at imaginó
nos años más tarde madame Cuttoli consiguió para un mundo de símbolos evocando las fuerzas elementales
esta manufactura la cooperación de pintores como del sol, de la vegetación, del fuego, de las estaciones y
Georges Rouault, Georges Braque, Pablo Picasso, Joan los astros, con frecuente inclusión de animales y con la
Miró o Henri Matisse, pero con ello no se consiguió paralela anulación del individuo. Trabajó casi exclusi-
más que traducir a la lana obras de estos artistas, de vamente en las manufacturas de Aubusson y, junto
modo que el tapiz no pasaba de ser una reproducción con Jean Picart le Doux y Marc Saint-Saens, impulsó
más de aquellos originales. En el 1938 pudo apreciarse también la creación de una Association des Peintres
una cierta renovación de la tapicería en los ejemplos Cartonnistes de Tapisserie a la que se adhirieron nu-
que decoraban el salón de honor del pabellón belga en merosos artistas que se esforzaron por hallar un estilo
la exposición de Bruselas, y el año siguient~ Henry propio que garantizase las simplificaciones exigidas
van de Velde recomendaba la realización de diez tapi- por la tapicería sin mengua de la comprensión ni re-
ces para la exposición de París del 1937. nuncia a las innovaciones de la forma. De esta manera
Sin embargo, los planteamientos renovadores el tapiz ha dejado de ser una simple decoración mural,
van enlazados básicamente a la personalidad de Jean obtenida con materias textiles, donde se representan
Lur<;at (1892-1966), pintor relacionado con el surrea- escenas domésticas, o la reproducción tejida de una
lismo que, en el 1939, se estableció en Aubus~~n Y obra de arte o de una pintura. Ha conquistado el es-
ahí, con la ayuda de Fran<;ois Tabard, emprendio un pacio, ha integrado el entorno perceptivo del hombre,
retorno a las fuentes para renovar el oficio ta~to- en el ha desbordado la fidelidad a unos temas y a un oficio
aspecto técnico como en el estrictamente artistico:, y para lanzarse con audacia a una aventura que plantea
en este último también Lur<;at aportó una soluoon un reto y un compromiso para el artista creador.

45
La evolución de la tapicería en Francia presen- Cruz, diseñó Alfred Manessier; con ayuda de líneas .
ta aspectos que son básicos en las fases iniciales de la de colores, plenos de reminiscencias medievales. s~
transformación experimentada en nuestro siglo por esta sugieren ágilmente los símbolos apropiados. Hacia el
actividad artística. Además de lo que hemos señalado, 1958 pueden señalarse varias tendencias entre lo tapi-
cabe insistir en que Raoul Dufy continuó aquellas ex- ces franceses. Los hay resueltamente no figurativo , co-
periencias precedentes y realizó otros cartones para ta- mo los de Piaubert, Manessier, Le Normand o Vasa-
pices entre el 1941 y el 1949, como los que se titulan rely; otros son semiabstractos, como los de Adam, que
Le bel été (1941), Amphitrite (1948), La musique de Tin- es el autor de los tapices de la delegación francesa en la
toret (1948) o el de Les trois Gráces (1949), alusivo a los Unesco, y algunos son figurativos, como el Imaior de
ríos Sena, Oise y Mame, que decora el Palais Chai- Pierre Grim. Jean Picart le Doux dispuso temas florales,
llot, en París. Como Dufy, son muchas las figuras no muy apartados de los de Lurc;at, en tapices como el
destacadas en otros campos artísticos que han sido titulado Migratio11s(1957) y en la serie presentada en el
atraídas por las posibilidades que ofrece el tapiz, en 1983 con temas derivados del Bestiario de Guillaume
particular cuando es un elemento aplicable al hábitat hu- Apollinaire, y Sonia Delaunay (1885-1979) los tiene con
mano. Ello ocurrió con el arquitecto Le Corbusier que, delicados ritmos de color. En definitiva, aportaciones
entre el 1935 y el 1965, ejecutó unos treinta tapices; de- varias cuya cita podría ampliarse y que colocan a gran
notan la búsqueda de un orden con inteligencia y sen- altura, en su conjunto, al tapiz francés contemporáneo.
sibilidad, pero eliminan la imaginación poética y la Un panorama muy amplio de las profundas
expresión simbólica, con lo cual se sitúa en tendencias transformaciones que ha experimentado la tapicería
opuestas a las de Lurc;at, y apartadas de la que se apre- de nuestros días nos lo proporcionan las sucesivas bie-
cia en el conjunto de doce tapices que, en torno al nales organizadas en Lausanne (Suiza) por el CIT AM
tema de los cánticos espirituales de san Juan de la (Centro Internacional de Tapicería Antigua y Moder-
na). La primera se celebró en junio del 1962, gracias al
impulso de Lurc;at y de René Berger, y han continu,1-
do hasta nuestros días. La III (1967) se dedicó a la me-
moria de Lurc;at y en ella, además de las aportaciones
francesas y españolas, hay que sei'ialar las que corres-
pondían a talleres de Yugoslavia, Checoslovaqu1,1.
Polonia, Suecia, Holanda o Noruega, que demuestran
la amplitud en el cultivo de esta técnica decoratin ~

EL ACIMIENTO DEL LASQUE ET -1945-·


TALLER TABARD DE AUBUSSON. SEGÚ CARTÓN
DEJEAN LUR(;AT(1892-1966).
225 X 280 cm

l¡(í
la diversidad en las realizaciones; tanta, que casi puede nía son muy renovadores, gracias a las aportaciones
decirse que su único denominador común es el de es- de Magdalena Abakanowicz, y entre los tapices y al-
tar obtenidas con materias textiles previamente teñi- fombras finlandesas hay que recordar los del tipo Rya,
das. Incluso, en algunos casos, las dos dimensiones hechos con lana, de trama poco espesa y con fuertes
acostumbradas quedan desbordadas al plantearse deci- colores, que también pueden usarse como reposteros.
didamente una tercera dimensión. Se impuso una má- Ello no obsta para que en Finlandia, lo mismo que en
xima libertad en la búsqueda experimental de textu- los restantes países escandinavos (Suecia, Noruega y
ras, en la incorporación de flecos y agujeros, en la Dinamarca), se desarrollen interesantes búsquedas de
obtención de relieves y contrastes de grosores y mate- formas y texturas, de tonos y de relieve, realizadas
riales en la trama; la materia textil básica continúa con materiales diversos y por diversos procedimien-
siendo la lana, pero se admiten otras como los hilos tos, sea el lizo, la aguja o el ganchillo, y en su mayo-
dorados o argentados, los trapos recortados, etc. En ría creación de artistas femeninas. En Checoslova-
la IV (1969) las obras expuestas, que todavía se deno- quia, donde sólo comenzó la fabricación propia de
minan tapices, correspondían a veintiséis países dife- tapicerías hace un centenar de años, se ha desarrollado
rentes. En sus formas dominaba la abstracción y las una escuela que culminó en los años recientes y tam-
novedades se multiplicaban en lo relativo a los mate- bién ha conseguido independizarse de la pintura para
riales, a las transparencias, a los cortes y en los volú- encaminarse hacia líneas y formas propias. No menos
menes, ya que algunos debían ir colocados en el cen- notable es el grupo de tapiceros yugoslavos, encabezado
tro de un espacio, que es el suyo propio. La V (1971) por el pintor y grabador L. Vujaklija y por B. Petrovic,
y la VI (1973) bienales demostraron la difusión espec- que fundó en el 1961 el centro de tapicería Taller 61,
tacular de la tapicería a escala mundial y su completa en Novi Sad. En sus obras reaparece con frecuencia la
liberación, ya que ni siquiera necesita sujetarse al tradición eslava a través de estilizaciones de los ico-
muro, al soporte arquitectónico; no se les piden anéc- nos, combinada con abstracciones; una acertada sínte-
dotas, ni simbolismos, y subsisten simplemente como sis entre lo actual y lo folklórico que desde el 1955 ha
objetos. El tapiz se confirma como punto de encuen- desarrollado M. Zoric.
tro de muchas aportaciones desarrolladas por el arte En lo que corresponde a la recuperación de la
contemporáneo; como una actividad creadora de obras actividad realizadora de tapices en España con plena
de síntesis en que se dan cita las últimas tendencias es- ambición artística, podría establecerse una prolongada
téticas, donde se proponen nuevos campos de experi- e intensa evolución cuyo punto de partida cabría si-
mentación, nuevas combinaciones de artesanía, de tuar en el 1920 y su epílogo momentáneo en el conjunto
creación y de realización en un solo producto. En la de aportaciones provocadas por el Premio Aranjuez de
VII (1975) continuó el predominio de las realizaciones Tapiz en el 1985. En aquel año 1920 Tomas Ayn1at
femeninas y la progresiva concreción de los principios (m. 1944), formado en los Gobelinos, fundó L'Escola
básicos del tapiz actual; una voluntad de potenciar es- Catalana de Tapi<; en Sant Cugat del Valles, donde se
téticamente sus posibilidades expresivas y comunicati- produjeron en los años siguientes tapices según técni-
vas y, por fin, la pluralidad de enfoques que originan cas y gustos tradicionales. Una orientación más actua-
una profunda divergencia entre las propuestas revolu- lizada puede situarse ya en el 1955, cuando Miguel
cionarias y las que tratan de mantenerse en los límites Samaranch-Amat se hizo cargo de dichos talleres en
usuales. La pluralidad se manifiesta en distintas direc- alto lizo, cuya dirección artística fue encomendada, al
ciones, tanto en las técnicas como en los materiales, en poco tiempo, a Josep Grau i Garriga, formado en París
los procesos cromáticos y en los planteamientos, pues con Jean Lur<;at. Así se constituyó un núcleo que, a
no pocos son claramente tridimensionales e incluso pe- partir de la bienal de Lausanne (1965), puede situarse
netra bles físicamente. De seguirse estas orientaciones, en la vanguardia de esta actividad artística. También
puede darse la paradoja de que, si el tapiz se ha liberado entre nosotros la tapicería, con absoluta libertad en las
de su dependencia con respecto a la pintura, corra cre- materias utilizadas, deja de ser plana y uniforme para
ciente peligro de caer en los ámbitos de la escultura. convertirse en una superficie viva, vibrante y plena de
Si junto a estas manifestaciones colectivas nos sorpresas; y, lo mismo que en otras zonas, el cartón se
atenemos a lo que se realiza en los distintos países, convierte en un boceto orientador, pues la relación
puede advertirse una lógica coincidencia de propósi- del artista con el artesano tapicero es constante hasta
tos y de tendencias, pero también cabe apreciar algu- el final, con lo cual se pueden integrar nuevas ideas y
nos matices diferenciales. Así, el alto nivel de las tapi- soluciones en el curso de la realización. Se intensifican
cerías flamencas de antaño ha renacido en la Bélgica las aportaciones representadas por el collage y se am-
de nuestro siglo, cosa que se apreció en la exposición plían las posibilidades tintóreas.
de Bruselas del 1935; en la de París del 1937 y en la Sería muy prolija la enumeración de los artis-
constitución del grupo renovador Forces Murales, en el tas que han proporcionado cartones para tapices o han
1947. Aunque no sea de producción belga hay que re- colaborado en su realización. Cabría destacar los de
cordar aquí la serie de ocho tapices alusivos al juego y Josep Maria Subirachs (Barcelona, 1961) y de Joan-
al mar, conjunto impresionante por la fuerza mágica Josep Tharrats (Angelus III 1961); los de Antoni Ta-
de su color, que realizó Jean Lun~at para decorar el ca- pies, sencillos en la forma y con misterio y trasfondo
sino de Knokke-le-Zoute. Una bella artesanía se apre- dramático, y en particular los de Joan Miró, los que
cia en los tapices modernos de Bulgaria; los de Polo- llamó sobreteixims, en que multiplicaba las audacias

í7
técnicas, como se aprecia en los denominados Tarra- Italia hay que destacar a Vittorio Ferrari (m. 1948)
gona (1970) o Segona versió de Tarragona (1972). Sobre por sus alfombras anudadas a mano, y en España cabría
la urdimbre, de esparto en general, incorpora objetos mencionar las de Carola Torres, ejecutadas en alto lizo
humildes a modo de collages; en ellos el color corre a según diseños de artistas como Chillida, Guinovart, Mi-
cargo de trenzas de lana teñidas y de manchas pinta- llares, Mompó, Rafols Casamada, Saura y Tapies.
das con los típicos colores mironianos (rojo, amarillo, La radical tranformación que la cerámica ha
azul y verde), de modo que cabría admitir que el uni- experimentado en nuestro siglo no sólo se ha mani-
verso fantástico y primigenio del arte de Miró se ma- festado en cuanto a las formas y a los temas decorati-
nifestó con mayor fuerza en ellos que en otros secto- vos, sino también en lo que afecta a las técnicas y a
res artísticos cultivados por él. En cuanto a los artífi- los conceptos de su aplicación decorativa a superficies
ces esencialmente tapiceros que se integran en esta arquitectónicas. En consecuencia, desarrollaremos la
aportación española y en particular de los activos en la presente síntesis con arreglo a dos apartados básicos
zona catalana, habría que encabezarlos con las figuras aunque en ocasiones se hace difícil una clara delimita-
del ya citado Grau i Garriga y de Josep Royo. Del ción entre ambos. El primero corresponde a las solu-
primero, orientado hacia la conceptualización, po- ciones cerámicas de aplicación arquitectónica, sea e1
drían citarse docenas y docenas de tapices (Evocació los exteriores o en los espacios interiores; en el segun-
oriental, 1967; Ara de si/ensi, 1968; Justice en Injustice, do se agrupan las piezas planteadas como elemento,
1972, para el nuevo palacio de Justicia de Beauvais, ornamentales de manera primordial, con olvido de la,
Francia), mientras que Royo es destacable por su co- posibilidades utilitarias gue pudieran tener y que antaño
laboración con Miró y Tapies, y por la expresividad se situaban en lugar muy destacado. Son muchas las
de sus tapices acentuada por el color. No se ha dejado manufacturas actuales que multiplican los prototipos.
tentar por la simple experimentación ni por las aven- así en formas como en el ornato de las piezas, diseña-
turas que conducen a la tridimensionalidad en los ta- dos por destacados profesionales. Sus planteamientos
pices, mientras que estudia a fondo lo que se puede abarcan un abanico muy amplio de soluciones, desde
conseguir con las técnicas tradicionales. En el certa- la vanguardia funcional o estética que representan los
men celebrado en Aranjuez (1985) le fue concedido el productos escandinavos, por ejemplo, hasta los que
premio por su obra Univers, que demostraba el domi- tratan de actualizar orientaciones y estilos que alcan-
nio de la técnica tradicional aplicada a una pieza estéti- zaron un brillante nivel en siglos pasados, como ocu-
camente de vanguardia. También aquí, como es norma rre con las manufacturas españolas de Talavera de la
general, son fuertes las aportaciones femeninas repre- Reina y de Puente del Arzobispo (Toledo). En Tala-
sentadas por figuras como Aurelia Mu11oz que, desde vera se inició una renovación en el 1908, impulsada
tapices de tema popular o de raíz altomedieval, pasó a por Enrique Guijo y Juan Ruiz de Luna y orientada
la abstracción, a las esculturas con materias textiles en hacia el gran estilo policromo de los siglos XVII y XVIII
que se combinan diversamente las formas y los mate- en sus temas y en sus técnicas, así en piezas como en
riales; Maria Teresa Codina que, con gran sentido azulejos. Diversas fábricas desarrollan ahí en nuestros
poético, se plantea problemas de espacio y de color en días una producción copiosa y de alto nivel en azulejos.
sus tapices, destinados en no pocos casos a ser suspen- piezas de vajilla, jarrones y obras ornamentales. Algo
didos en el aire; Maria Assumpció Raventós, original parecido cabría señalar en el otro extremo de Europa.
en todas sus fases, con búsquedas orientadas hacia la en la balcánica Bulgaria, donde, pese a la industriali-
tercera dimensión, o Susana Rolando, con amplia liber- zación que ha provocado una fuerte regresión de lo
tad de elaboración y gran vivacidad de color en su obra. tradicional, perduran los antiguos métodos de trabajo
Muy cercanas a los tapices están las alfombras, y los temas tradicionales en las regiones de Trojan Y
que han sufrido abundantes transformaciones exigidas de Razlag; al igual que ocurre en las islas de Grecia Y
por la necesidad de adaptarse a la decoración de los en las costas de la vecina Turquía, donde todavía pue-
interiores modernos. Desde el 1911 un parisién de den hallarse creaciones cerámicas de alta calidad.
origen brasileño, Da Silva Brunhs, realizó alfombras En el sector de las aplicaciones arquitectónicas
que representaron una reacción absoluta contra las es- son muchas las posibilidades de estudio que ofrecería
tilizaciones florales que se utilizaban habitualmente. el análisis del desarrollo actual de los pavimentos de
Las alfombras se conciben como superficies planas mosaico hidráulico, próximos a los conceptos de 13
que se integran por completo en los pavimentos, con cerámica, con infinitas variantes decorativas, o el de
decoración de carácter geométrico y exclusión de los revestimientos cerámicos usados en zócalos que
cualquier apariencia de preocuparse por la tercera di- continúan en alguna forma tradiciones seculares. Co-
mensión. Algunos decoradores muestran particular mo grupo perfectamente diferenciado que podría ser-
preferencia por las alfombras de lana larga y, lo vir de ejemplo, cabría seúalar los arrimaderos de azu-
mismo que hemos se11alado con respecto a la tapice- lejería que animan los vestíbulos de entrada en I]IU-
ría, algunos pintores y otros artistas, como Gleyzes y chos edificios de época modernista y aiios inmediato,
Lun;at, realizaron cartones para alfombras en Francia, en el Ensanche barcelonés con sus temas de florJ
0

mientras que en Inglaterra, con claro propósito artísti- e


taw1a estili.zad os o de carácter
, .
o-eomécnco, 1ia'b.Imcn(C
1
co, lo hicieron Grierson, que prefiere los dibujos de . d o
com b ma os y con rica policromía. Para comprent)'f'll ~
carácter geométrico; John Milne (m. 1953), gue está . I medio
a1to mve . hay que recordar que en e11
os no t'_ ilcJn
,_
influido por el arte africano, y Peter Collingwood. En los diseños proporcionados por creadores de canta c,](l
48
g.oría como los arquitectos Gaudí, Domenech i Monta- Angelo Biancini, frecuente colaborador de distintos
ner, Gallissa, Jujol y Puig i Cadafalch, que contaron con arquitectos para decorar edificios varios en Italia, los
la colaboración de dibujantes de tanta delicadeza y sensi- Estados Unidos y otros países; Fausto Melotti, cola-
bilidad como Cullell, Zuloaga, de Riquer o Ribes. borador asiduo del arquitecto Gio Ponti y autor de
Capítulo aparte hay que dedicar a los grandes caprichosos revestimientos cerámicos para Italia y Ve-
plafones cerámicos aplicados a la arquitectura, que al- nezuela; y Cario Zauli, autor de grandes obras deco-
canzan verdadera categoría artística gracias a la con- rativas, como el friso para el Palacio Real de Bagdad
junción de las aportaciones de grandes artífices, cera- en los años 1957/58. Son aportaciones interesantes sin
mistas y pintores particularmente. Los hay en Alemania duda, pero creemos que la primacía en este sector co-
y más aún en Italia, cuya arquitectura contemporánea, rresponde a los artífices de nuestro país. Gracias a la
con un acusado gusto por el color, los acoge favora- conjunción afortunada de iniciativas, de técnicas y de
blemente, tanto en casas particulares como en edifi- sensibilidad que se obtuvo con la prolongada colabo-
cios públicos, oficiales o religiosos. Podría citarse a ración del pintor Joan Miró (1893-1983) y del cera-
mista Josep Llorens Artigas (1892-1980) surgieron una
serie de plafones cerámicos de grandes dimensiones.
Quedó inaugurada con el que hicieron para la sede de
la Unesco, en París (1958), y se continuó en el 1961
con un panel de 2, 40 X 6 m, realizado a gran fuego y
destinado a decorar el comedor de la universidad de
MURO DE LA LUNA -195S--.
JOAN MIRÓ (1893-1983). JOSEP LLORENS
ARTIGAS (1892-1980).
PANEL CERAMICO PALACIO DE LA UNESCO, PAR(S.

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Harvard (Massachussi:ts): su fondo es cambiante a con personal actividad creadora, como se aprecia en el
base de grises y ocres. con alusiones figurativas en monumental panel Homenaje a Gaudí, exhibido en el
trazos negros y parcelas vivísimas de los colores mi- pabellón español de la Feria Mundial de Nueva York
ronianos habituales (rojos, verdes. azules y amarillos) (1964); otros se hicieron para establecimientos comer-
con plena unidad de concepto y de ejecución en un ciales o fabriles en Barcelona, Bilbao, Madrid, Bonn 0
lenguaje sencillo. Calidades similares cabría señalar en Nuremberg. Como tónica general puede destacarse que
los que ambos artistas hicieron sucesivamente, en el Cumella juega ampliamente con la valoración de los
1964 para la Fundación Maeght en Saint-Paul-de- huecos y los elementos no figurativos.
Vence (Francia) y para la Handels Hochschule, de Saint El otro sector que utiliza las posibilidades de
Gall (Suiza); en el 1966 para el Museo Guggenheim en creación artística ofrecidas por las técnicas cerámicas
Nueva York; en el 1970 para el pabellón japonés en la se sitúa en las piezas que, por encima de las posibili-
exposición universal de Osaka Oapón), y en el 1971 dades de atender, con propósito utilitario, una necesi-
para la fachada del edificio central del aeropuerto de dad humana, solamente ofrecen la simple y refinada
Barcelona. Un espléndido epílogo para esta serie lo belleza de un objeto a través del funcionalismo y ele-
constituyen los paneles que se hicieron en el 1972 para la gancia de la forma, de la calidad de la materia y del
Kunsthaus de Zurich (Suiza) y para la Cinemateca de sabio y calculado juego cromático de los esmaltes
París. La misma línea se advierte en los paneles que re- aplicados a sus superficies. En los últimos años, lo
presentan la prolongación de esta labor, en que colabo- mismo que hemos señalado en el apartado preceden-
raron el mismo Miró y Joan Llorens Gardy (n. 1938), te, bastantes pintores o escultores han dedicado su
hijo de aquel gran ceramista, como el destinado a la fa- atención a la cerámica, atraídos por las infinitas posi-
chada del museo de Ludwigshaffcn (Alemania) de unos bilidades plásticas y cromáticas que ofrece desde el
600 metros cuadrados, del 1979, y otro de dimensio- punto de vista expresivo. Los resultados han sido
nes similares que se destinó al Palacio de Congresos de muy interesantes en diversos aspectos, pues los artis-
Madrid. Entre otras aportaciones a este sector cabría tas han llevado al mundo artesano las inquietudes, las
citar las realizadas por Fernand Léger (1954) y algunos intuiciones y las contradicciones del arte actual.
otros en la ciudad universitaria de Caracas, y las que co- Con respecto a las formas, frente al criterio de
rresponden a ceramistas específicos como Angelina Alós respetar las que resultan del uso del torno secular con
y, en particular, Antoni Cumella (1913-1985) que en gran riqueza de galbos y proporciones, se han abierto
algún caso trabajó en colaboración con el escultor paso, de manera creciente, las formas totalmente li-
Josep Maria Subirachs y en muchos más los realizó bres para las piezas de cerámica, que así se acercan in-
tensamente a lo que es propio de la escultura, de ma-
nera que aquí podemos apreciar otra ruptura de los lí-
mites tradicionales entre las distintas técnicas de la
creación artística. Con progresiva pérdida del espacio
interior propio de una vasija, aumenta la atención de
los artífices hacia su presencia externa y hacia las solu-
ciones ornamentales, que están sujetas a dos normas
invariables. Una de ellas viene determinada por la
forma de la superficie a decorar y la otra por la mate-
ria que se ha utilizado. En la decoración se aplican
temas geométricos o no figurativos, de flora o de fau-
na, de figuras humanas sueltas o integradas en repre-
sentaciones en que el espacio y el volumen se plantean
con criterios pictóricos. En cuanto a la técnica es muy
frecuente la utilización de la que corresponde al gres,
que se sitúa entre la loza, con su porosidad, y la por-
celana vitrificada. Es de estructura compacta, muy duro,
resistente a los ácidos y totalmente impermeable.
Como ejemplo de la colaboración entre distin-
tos artistas para obtener piezas cerámicas, cabría re-
cordar la establecida entre el pintor Modest Cuixart Y
el ceramista Caries Sala, por ejemplo, con felices re-
sultados a partir del 1982, pero de una manera singu-
lar hay que insistir en la que, durante bastantes años.
permitió reunir las aportaciones de dos artistas tan
singulares como los citados Joan Miró y Josep Llorens
Artigas. Aparte los mencionados plafones, se tradujo
en la realización de casi cuatrocientas piezas, de codos
tamaños, de formas dinámicas y de fantasía desborda-
PLATO DE CERÁMICA
PABLO PICASSO (1881-1973). da, y de calidades y materias variadísimas; su policro-
MUSEO DE CERET mía está muy entonada, con dominio de grises, de to-

50
riguroso de los materiales, tanto en las tierras como
en los esmaltes y el análisis sensible de las formas que
en muchos casos están inmersas e-n el amplio pa~ora-
ma_ ~e la ab~tracción, definen el momento actual. La
acttv1dad es mtensa en Alemania, donde cabría desta-
car ~ Otto Hohlt, y en Francia donde son docenas sus
cultivadores, en par~icular del gres, encabezados por
M. B_ec~,M. Gensoh o J. Hury, y se publica la revista
espeaalizada Cahíers de la Céramique,du Verreet des Arts
du Feu. En Italia no faltan representantes de cualquiera
de las grandes tendencias que orientan la cerámica actual
a partir de la representada por el Art-Déco. En los años
veinte el futurismo dejó una huella profunda, con las fi-
guras de Gio Golia o de los Chini, que enlazan con los
movimientos rigurosamente contemporáneos plantea-
dos, en general, después del 1945. El florecer de la cerá-
mica italiana es el resultado de diversas iniciativas desa-
rrolladas en dos centros básicos, Albisola y Faenza. En
Albisola han trabajado Arturo Martini, Lucio Fontana,
Cado Carle o Giacomo Manzu, mientras que en Faenza
la intensa actividad desarrollada impulsa sus conocidas
exposiciones internacionales de cerámica de arte.
. En lo que corresponde a España nuestra aten-
ción básica debe dirigirse hacia dos artistas que hemos
mencionado ya, pero que sobresalen también en este
sector de las piezas de forma. Nos referimos a Josep
Llorens Artigas (1892-1980) y a Antoni Cumella i Se-
rret (1913-1985). El primero rompió con los gustos y
prácticas de principios de siglo, que acumulaban de-
coración sobre las superficies de la pieza cerámica y
VASO. desarrolló una gran lección de simplicidad, aprendida
RAOUL DUFY (1877-1953), JOSEP LLORENS
'TIGAS (1892-1980).
de los grandes ceramistas extremo orientales, ya fue-
sen chinos o japoneses. Con ello parece desarrollar
una línea paralela en su espíritu a la del Bauhaus con
sus formas puras y esenciales, surgidas del torno,
muy estables y con tendencia a una clara verticalidad.
Obtiene así, según la técnica del gres, objetos que pa-
recen destinados a la pura contemplación; presenta
nos terrosos, blancos o encarnados, poco amarillo y una gran atención a los esmaltes, que son de enorme
aún menos azul, un conjunto de preciosas tonalidades variedad. Aunque sean semejantes en bastantes aspec-
obtenidas a gran fuego. También colaboró Llorens tos, las vasijas altas o abombadas, los cuencos y otras
Artigas con otros pintores como Albert Marquet, piezas no utilitarias realizadas en torno y gran fuego
Raoul Dufy y Georges Braque. De otro orden son las por Cumella presentan una peculiaridad indudable, de
incursiones en el campo de la cerámica llevadas a cabo funcionalidad puramente estética. En ellas se funden
por el polifacético y genial Pablo Picasso (1881-1973). perfiles muy elegantes con otros que reflejan formas
Son más de un millar las piezas que realizó a partir del naturales; en las superficies recuerdan en ocasiones a
1946 en Vallauris (Francia); incluyen platos y fuentes, las piedras de río o a cortezas de frutos, mientras que en
objetos tridimensionales de variada pigmentación, lo relativo a los colores hay que destacar que son muy
que modela y decora con absoluta libertad. En ellos cuidados, con sobria gama de esmaltes que van desde
acumula múltiples soluciones expresivas a base de los tonos simples y vivos, grises, morados, verdes,
rostros, pájaros, peces, soles, ojos, minotauros y ani- azules o amarillos, hasta otros tornasolados y mixtos.
madas escenas de tauromaquia. Las generaciones posteriores pueden presentar
En cuanto a los ceramistas que dedican sus afa- aportaciones múltiples que cabría concretar en figuras
nes creadores a la tarea de ensanchar los horizontes, como las que se centran en la manufactura familiar de
aparentemente limitados, que ofrece la realización de los Serra, en Cornella (Barcelona), fundada en el 1927
piezas situadas en la línea tradicional en cuanto a sus por Antoni Serra i Fiter (1869-1932) y continuada por
formas, son muchísimos. Es habitual en ellos el re- sus hijos Antoni, Josep y Enrie Sena i Abella y su
s
nieto Jordi Serra i Moragas. Destacan por su amplia
J cuerdo de las excelencias alcanzadas por los grandes
producción, en piezas únicas o múltiples, con n_uevos
s maestros orientales y, en particular, los japoneses, de
esmaltes mates, coloraciones innovadoras y calidades
cualquier época, así como la penetración de otros
diversas, ya sea en gres como en loza o mayólica. Tam-
conceptos, además del puro decorativismo. El estudio
51
bién debe recordarse el resurgir de las manufacturas
de Sargadelos (Lugo), en la década de los sesenta, y la
actividad de los talleres de La Bisbal (Gerona), valiosa
en su conjunto. Entre las muchas individualidades
que desarrollan sus iniciativas en nuestros tiempos,
puede destacarse la de Angelina Alós (n. 1917) que
aplica su técnica magistral, tanto a las piezas en gres a
gran fuego como en las mayólicas. En sus bandejas,
platos, cuencos y vasos de todas clases y formas, sugi-
riendo los elementos de la naturaleza, se interesa por
el variado e intenso colorido, por las formas con su-
perficies cuarteadas y, de manera creciente, por el in-
formalismo decorativo. Por su parte Carmen Llovet
busca novedades en la pureza y simplicidad de los rit-
mos, en los colores y proporciones y hasta en las sen-
saciones táctiles de sus piezas.
Quizá por las dificultades técnicas que conlle-
va, es mucho más reducido el panorama que puede
presentar todo lo relativo al vidrio artístico. Ya he-
mos comentado lo correspondiente a las vidrieras po-
licromas, aplicadas en particular a los ámbitos religio-
sos, y quedará fuera de nuestro interés presente lo que
se refiere a los objetos o piezas de carácter utilitario,

PIEZA DE CERÁMICA
ANGELINA ALÓS (n 1917

sin dejar de reconocer que en este sector podrían


mencionarse ejemplos de alto nivel, tanto en la cali-
dad de su diseño y en la pureza de los materiales, co-
mo en la armonía y riqueza de su colorido o en sus
incoloras transparencias. En cierta manera puede
apreciarse aquí, como en la cerámica, una creciente
aproximación a los planteamientos de la escultura.
Son muchos los centros que en diversos países
aportan soluciones a este renacer de las posibilidades
artísticas de una materia con tan larga tradición. En
los países escandinavos se ha conseguido un estilo
verdaderamente moderno, serio, elegante y funcional,
particularmente en las manufacturas suecas de Kosta u
Orrefors. En la Checoslovaquia actual se mantiene la
fecunda actividad de las seculares manufactura de
Bohemia, en Novy Bor, por ejemplo, con alto nivel
en las labores de grabado y tallado del cristal; Y en
Francia, tras las brillantes aportaciones del Modernis-
mo por obra de Émile Gallé, se evolucionó muy pronto
hacia formas más plenas y materias más sobrias, graCias
a diversos artífices como los Martinot, Decorchemont 0
Navarre, P. y M. Daum. En España cabría seiialar el
arte dejosep Maria Gol i Creus (1897-1980), de renom-
PIEZA DE CERÁMICA
JOSEP LLORENS ARTIGAS (1892-1980)
bre internacional por sus vidrios esmaltados, Y Aneo~
ni Pons i Cirac (n. 1921), autor de vidrios tallados \
grabados en que aplica técnicas preciosistas; consigue
con ello conjugar la tradición y la modernidad, valo-

52
VIDRIO tm
DI! H SCHAFFANACKER.,
aJ!AUZACJóN DE L Sl!GUSO
ENTER NUEVA YORK

~da su obra. Sin embargo, es


aones de mayor nivel se hallen
armente en el sector veneciano. La
_un lugar destacado en la producción
cos en Murano se sitúa en los años
1
--.~~"ºsiglo, gracias en particular al impul-
tom.o Cappelin, que dejó de lado los virtuo-
las ~e~oraciones recargadas precedentes, y
Vemn1(1859-1959), que fundó en el 1921
.nufactura en la que colaboraron destacados
toresy arquitectos, como Gio Ponti o Franco Al-
Logró un estilo coherente, tanto en piezas únicas
como en objetos de serie, con preferencia por el vi-
drio ligero, la simplificación formal, una delicada
gama de colores y la actualización de técnicas decora-
tivas muranesas; su gama cromática se enriquecía sin
cesar y se hizo más refinada en los años 1936/40, y los
murrinede esta época son célebres. Otros artífices, como complejidad y alta perfección. Como conclusión ge-
los Barovier, Toso, Ferro o Seguso, los V. Vianello, neral podemos señalar que en nuestros días se advierten
L. Gaspari o F. Bianconi contribuyeron a esta reno- dos tendencias fundamentales: una basada en la línea, el
vación y Guido Stella (m. 1941) resucitó la técnica del color, la forma airosa y ligera; la otra confia en los efec-
tallado "a la rueda" con espíritu y gusto moderno. Ya tos volumétricos, aunque sin olvidarse de lo que pueda
en nuestros días Egidio Constantini ha realizado una aportar el color. En éste, como en cualquier otro sector
amplia serie de obras que resultan verdaderas escultu- de las artes decorativas, es evidente que sólo un artista
ras de vidrio; en ellas interpreta ideas de otros artistas que conozca a fondo las posibilidades expresivas del vi-
como Max Ernst, Lucio Fontana o Pablo Picasso, con drio y trabaje en estrecha colaboración con los maestros
la aplicación de colores, formas y transparencias en vidrieros, puede contribuir con eficacia a la permanente
gran cantidad de matices y con una técnica de gran renovación de las producciones.

PIEZA DE VIDRIO
Cl!ISTAL DC BOHEMIA
MUSEO NACIONAL DE AllTES
DECORA flVAS MADRID

53

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