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INTRODUCCIÓN
Pasando a la historia más reciente, advertimos que las relaciones entre los dos países
hermanos nunca fueron de buena vecindad. A Judá le interesaba la ruta meridional, con
salida al golfo de Aqaba; además codiciabalas ricas minas de Edom. No extraña que
David, deseoso de ampliar sus fronteras, conquistase este territorio (2 Sm 8,13s),
actuando con suma crueldad (1 Re: 11,14-16). Los deseos de independencia de los
edomitas se pusieron ya de manifiesto en tiempos de Salomón (1 Re: 11,25), aunque al
parecer sólo consiguieron la libertad a mediados del siglo IX, durante el reinado de Joram
(2 Re: 8,20-22). Pero esto no curó la antigua llaga. Edom guardó «un rencor antiguo» (Ez
35,5), «ahogando la compasión, conservó siempre la cólera» (Am 1,11). Por eso, aunque
el año 594 está dispuesto a aliarse con Judá por conveniencias políticas (Jr 27,1-3), poco
más tarde, cuando las tropas de Nabucodonosor asedian Jerusalén, los edomitas son los
primeros en colaborar con los babilonios y en alegrarse de la derrota de Judá.
AUTOR
Del autor solo se sabe su nombre. Hay discusión entre los especialistas sobre la historia
del profeta y el tiempo de la escritura del texto. Un grupo plantea que el profeta vivió y
predicó hacia finales del siglo IX a.C. en el reinado de Joram de Judá. De ser el caso
sería el primero de los profetas. Y otros, la mayoría, sostiene que vive y predica alrededor
del 586 a.C. en la época del reinado de Nabucodonosor II. El tono de su libro, que
muestra bastante mayor confianza en el futuro que en el presente, hace pensar que
Abdías nació después de la caída de Jerusalén.
Sin embargo, es probable que los 21 versículos no procedan del mismo autor y de la
misma época. Aun cuando le edición final sea breve, recopila toda una tradición
proveniente de varios siglos.
MARCO HISTORICO
Esta venganza motivada por antiguos rencores causó honda impresión a los judíos. Se
recordaba con amargura en Babilonia (Sal 137,7) y en Palestina (Lam 4,21s). Y dio paso
a denuncias que encontramos en los más diversos libros proféticos (Am 1,11-12; Ez
25,12-14; 35,1-15; Jr 49,7-22; 1s 34,5-17) l En la obra de Abdías, profeta del que sólo
conocemos su nombre (<<Siervo del Señor») Quizá fuese un profeta cultual, pero esto
no podemos decirlo de sus palabras con tanta claridad como algunos pretenden.
- Por último, quienes consideren capital el tema del reinado de Dios y del juicio
escatologico, mientras que Edom es simple nombre clave para referirse a las potencias
enemigas, podran situar estos versos en las fechas más distintas desde el siglo IX. La
primera teoria parece la mejor. Edom aparece con connotaciones muy concretas para
ser interpretado como simple nombre clave. Y el castigo del que se habla no es preciso
interpretarlo como algo que ya está ocurriendo. En la epoca del exilio es facil comprender
la obra incluso en sus aspectos universales y escatológicos.
ESTRUCTURA
Por consiguiente, no extrana que la division de la obra se preste a las más diversas
hipotesis: desde quienes defienden un solo oraculo hasta quienes distinguen seis o
incluso ocho. La existencia de diversos oraculos parece evidente. El problema consiste
en saber si se engranan en unidades mayores. En este sentido, la opinión predominante
es la que distingue dos oraculos principales (1-14.15b y 15a.l6-18) y un anadido en prosa
(19-20), quedando el v. 21 como cierre de la obra. Los argumentos que justifican esta
division son los siguientes. En el primer oraculo las naciones son instrumento de castigo,
en el segundo son objeto de castigo. En el primero solo se amenaza a Edom, en el
segundo a todos los pueblos, aunque Edom ocupe un puesto capital.
En el primero, las naciones castigan a Edom, en el segundo es Israel quien lo hace. En
el primero Dios habla a Edom, en el segundo a los israelitas. El primer oraculo anuncia
el castigo de Edom, justificandolo por su arrogancia y su violencia criminal contra los
judios durante la caida de Jerusalen. El segundo se situa en un horizonte trascendente
de dia del Señor , con mirada universal. El anadido en prosa (19-20) desarrolla la idea
enunciada en el v. 17: la casa de Jacob recobrara sus posesiones.
El libro termina con una marcha triunfal, que abre paso al reinado de Dios (21). La
division en dos oraculos principales no prejuzga el problema del autor. Incluso Fohrer,
que distingue seis oraculos, admite que los cinco primeros (w. 1-18) proceden de Abdias.
Este profeta pudo pronunciar en distintos momentos oraculos contra Edom; de esta
forma se explicaria la unidad y diversidad de la obra. Esta opinion parece ganar cada dia
más adeptos. Por el contrario, casi todos los autores niegan a Abdias la paternidad de los
versos 19-20.
EL MENSAJE
Hablando de Abdias decia ya san Jeronimo: cuanto más breve, tanto más dificil (quanto
brevius est, tanto difficilius). Efectivamente, esta página (aunque algunos hablen del libro
de Abdias) plantea numerosos problemas a la ciencia biblica. Entre ellos merecen
especial atencion: la relacion con Jr 49,7-22, la division de la obra y la fecha de
composición.
En Abd 1-5 y Jr 49,14-16.19 encontramos repetidas las tres cuartas partes de las
palabras8. En ambos casos se trata de oraculos contra Edom, con expresiones casi
identicas. A primera vista, teniendo en cuenta que el profeta Jeremias vivio antes que
Abdias, podriamos pensar que fue el segundo quien copio al primero. Pero la cosa no es
tan evidente, ya que Jr 49,7-22, al menos en su redaccion actual, no parece obra del gran
profeta de Anatot. Consiguientemente, hay opiniones para todos los gustos. Algunos
consideran original el texto de Abdias. Otros, el de Jeremias.
Un tercer grupo piensa que ambos profetas dependen de un oraculo anterior contra
Edom, transmitido oralmente, en el que se denunciaba el orgullo de este pais. Los
argumentos aducidos por cada grupo parecen tan fuertes que resulta imposible una
solucion categorica.