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Rut 1:20 20 

Y ella les respondía: No me llaméis Noemí,[a] sino


llamadme Mara;[b] porque en grande amargura me ha puesto
el Todopoderoso.

El relato de la vida de Noemí se encuentra en el libro de Rut, el cual


se narra en los tiempos de los jueces, tiempos de una desintegración
total. A causa de sus pecados, Dios había enviado hambre a la tierra
de Canaán.

“También quebrantaré el orgullo de su poderío, y haré sus cielos


como hierro y su tierra como bronce. Y sus fuerzas se consumirán
en vano, porque su tierra no dará su producto y los árboles de la
tierra no darán su fruto”, Levítico 26:19-20.

Debido a esta situación en Belén, Elimelec decidió partir hacia


Moab junto a su esposa Noemí, y sus dos hijos. Al parecer, en Moab
había suficientes víveres, pero era un país pagano.
NOEMI: PLACENTERA

Elimelec hubiera podido esperar en Dios, como hicieron muchos de


los que se contentaron con lo que tenían. Al moverse, no hizo la
voluntad de Dios, pues era hebreo y como tal tenía la promesa de
que en épocas de hambre tendrían abundancia:

“Teman al Señor, ustedes Sus santos, pues nada les falta a aquéllos
que Le temen. Los leoncillos pasan necesidad y tienen hambre, pero
los que buscan al Señor no carecerán de bien alguno” (Sal. 34:9).

A pesar de esta verdad, él se fue a una tierra donde no honraban a


Dios. 

Para aquellas que están casadas, las decisiones que tomen nuestros
esposos, sean correctas o no, siempre afectarán a la familia
completa. Es por esto que una de las oraciones diarias que debemos
hacer por nuestros esposos es para que el Señor les dé sabiduría en
la toma de decisiones, y que puedan responder en obediencia.

Noemí quedó viuda. No me imagino cuán difícil debió ser ese


momento para ella: estar en tierra extranjera, con dos hijos, y ahora
teniendo que afrontar nuevas responsabilidades. Cuánto sufrimiento
debió tener al perder a su amado.

Sus hijos, en vez de ayudar a su madre viuda, se casan con dos


moabitas. La ley judía prohibía el matrimonio con extranjeros, algo
que trajo más sufrimiento a la vida de Noemí.

En un periodo de 10 años, sus hijos también mueren. Noemí pierde a


su esposo, a sus hijos, y se encuentra en tierra extranjera donde no
adoran a su Dios. Se había marchado de Belén joven, con esposo e
hijos, y ahora solo tenía un vacío, dolor y tristeza.

NOEMI PIERDE SU SUSTENTO CON LA MUERTE DE SU


ESPOSO, Y PERDE SU FUTURO Y ESPERANZAS CON LA
MUERTE DE SUS 2 HIJOS.

¿TE SIENTES ASI HOY?

“Cercano está el Señor a los quebrantados de corazón, y salva a los


abatidos de espíritu”, Salmo 34:18.

La misericordia de Dios en la vida de Noemí

El Señor tuvo misericordia de su pueblo. Regresó la abundancia, así


que de inmediato Noemí regresó a su tierra de origen. En el viaje de
regreso, Noemí les suplicó a sus nueras, Orfa y Rut, que regresaran
con sus familias.
Orfa se despide de Noemí y regresa a su tierra idólatra, pero Rut le
dijo:

“’No insistas en que te deje o que deje de seguirte; porque adonde tú


vayas, yo iré, y donde tú mores, moraré. Tu pueblo será mi pueblo, y
tu Dios mi Dios. Donde tú mueras, allí moriré, y allí seré sepultada.
Así haga el Señor conmigo, y aún peor, si algo, excepto la muerte,
nos separa’. Al ver Noemí que Rut estaba decidida a ir con ella, no
le insistió más”, Rut 1:16-18.

Al entrar Noemí con Rut a Belén de Judá, las personas decían: ¿No
es esta Noemí? (Rut 1:19).
19 
Anduvieron, pues, ellas dos hasta que llegaron a Belén; y
aconteció que habiendo entrado en Belén, toda la ciudad se
conmovió por causa de ellas, y decían: ¿No es ésta Noemí?

Llegó sin esposo y sin hijos, por lo tanto Noemí pide que le llamen
Mara (amargura) (Rut 1:20-21).
20 
Y ella les respondía: No me llaméis Noemí,[a] sino llamadme
Mara;[b] porque en grande amargura me ha puesto el
Todopoderoso.
21 
Yo me fui llena, pero Jehová me ha vuelto con las manos
vacías. ¿Por qué me llamaréis Noemí, ya que Jehová ha dado
testimonio contra mí, y el Todopoderoso me ha afligido?

La amargura de Noemí no le permitía ver las misericordias y


bendiciones de Dios:

1. Dios conservó su vida (1:1-5)


2. Dios bendijo de nuevo al pueblo de Israel y la condujo de
nuevo a casa (1:6) 
3. Dios en Su soberanía hizo que Rut partiera con ella y la llevó
de Belén de Judá (1:19) 
4. Dios hizo que llegara acompañada, y Rut sería parte de su
bienestar en la vejez (1:22)
5. Dios preservó un pariente redentor, Booz (2:1)
6. Dios la lleva justo en el tiempo de la siega (1:22)

VUELVE A SER NOEMI

En el versículo 22 del capítulo 2 se le sigue llamando Noemí y


no Mara, pues la vida de ella cambiaría con Rut. Las
circunstancias cambian.

Noemí ya no estaba controlada por la amargura, y estaba


dispuesta ayudar a Rut con sus consejos para que pudiera llegar
en matrimonio con Booz. Por lo tanto, Booz redime la heredad
de Elimelec. El Señor permitió que tuvieran un hijo. “Entonces
las mujeres dijeron a Noemí: ‘Bendito sea el Señor que no te ha
dejado hoy sin redentor; que su nombre sea célebre en Israel’”
(4:14).

CONCLUSION
La vida de Noemí nos enseña cómo los planes de Dios van más
allá de nosotras mismas, y cómo a pesar de las circunstancias
difíciles a nuestro alrededor, todavía podemos seguir viendo su
fidelidad y cuidado en medio nuestro.

Dios tenía un plan mucho mayor en la vida de Noemí, y su plan


para con ella sería la bendición para nosotras hoy. Noemí tuvo el
privilegio de ser la abuela de Obed, padre de Isaí, y el padre de
David, los cuales están en la genealogía de Cristo, Aquel que
vendría a redimir a los suyos de una vez y para siempre.

Que la vida de Noemí nos enseñe a descansar en la soberanía de


Dios y a recordar que Él obra de maneras que no comprendemos
en medio del sufrimiento, pero sin dejar de estar a favor de los
suyos. En Él tenemos esperanza.

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