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Los personajes que rodearon a San Agustín

Mónica, su madre: Mujer de clase media que crece en un ambiente de recias


convicciones cristianas. Se casa con un pagano con quien tuvo una vida difícil.
Ejemplo de sacrificio, mujer llena de virtudes que nos enseña que con fe, esperanza,
constancia y el poder de la oración se lo logra lo imposible. Logró la conversión de su
hijo.

Su mujer: De ella no conocemos el nombre. Parece que era cristiana ya que conoció
a Agustín en una iglesia. Quizá por su condición social inferior, nunca se planteó
matrimonio con Agustín.

Adeodato, su hijo: «Adeodato» significa «regalo de Dios». Murió joven. Nació antes
de la conversión de su padre.

Alipio: Después de estudiar bajo la dirección de Agustín, Alipio se separó de su


maestro a raíz de una discusión entre Agustín y su padre, aunque le conservó siempre
gran afecto y respeto, al que Agustín correspondía del mismo modo.

Posidio: Fue el primer biógrafo de San Agustín. La importancia de su figura le viene


de la convivencia fraterna con San Agustín en Hipona durante más de cuarenta años.
Por eso, es el mejor testigo de su vida, que, como «santo hermano y amigo» suyo,
puede realizar su más vivo y fiel retrato.

Nebridio: Intercambio gran número de cartas con Agustín, era de familia rica. Se
encuentra con Agustín cuando éste pertenecía a la secta maniquea. Sin embargo,
Nebridio no se dejó arrastrar por esta secta, tanto como Agustín, quizá por su elevada
inteligencia. Agustín comienza a dudar de esta secta gracias a Nebridio. Forma con
Agustín las primeras comunidades.

Romaniano: Fue el mecenas de Agustín. Se hizo maniqueo con Agustín, le pagó los
estudios superiores en Cartago y también se relacionará con él en Milán cuando fue a
resolver asuntos en la corte.
Simpliciano: Era sacerdote católico, muy culto, bautizó a San Ambrosio, acompañó a
Agustín antes de su conversión. Fue ordenado obispo de Milán casi al mismo tiempo
que Agustín.

Verecundo: Era el dueño de la finca de Casiciaco donde se inicia la comunidad de


Agustín.

Paulino de Nola: Desarrolla su amistad con Agustín mediante cartas. Nunca se


conocieron cara a cara. Era un admirador de Agustín.

Aurelio de Cartago: Era obispo de Cartago mientras Agustín presidía la sede de


Hipona. Entre ambos se complementaron en la búsqueda de la reforma de la Iglesia
africana. Los dos unidos logran así que la Iglesia africana supere la crisis donatista.

Marcelino: Fue un laico enviado por las autoridades imperiales para presidir la
Conferencia de Cartago del 411 para que decidiese quién tenía razón en la
Conferencia y donde emitió el juicio a favor de los católicos y desde entonces tuvo una
importante relación con Agustín.

Horosio: Conoció a Agustín cuando viaja hasta Hipona deseando estudiar con él y
vivir en su comunidad. Agustín lo envió a Jerusalén para que estudiase con San
Jerónimo y le pidió que escribiese una Historia Universal que hoy se conserva.

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