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Prefacio (1-2)

El prefacio a la Vita Aureliani presenta la forma más acabada dentro del conjunto de
prefacios de la serie1. Su forma literaria le distingue del resto de prefacios de las demás vitae,
que se restringen a meros comentarios de estilo y organización de género y obra.2Como tal,
cabe dividirlo en dos secciones: la primera (1,1) nos sitúa narrativamente en el objeto de la
biografía, Aureliano; la segunda (1,2) se ocupa de la verdad historiográfica y los predecesores
en el género. La conexión entre ambas partes: et quoniam sermo nobis … in eodem vehiculo
fuit. La segunda parte no posee la misma necesidad que la primera, puesto que ya se había
logrado enlazar con el objeto de la biografía, Aureliano, y solo quedaba comenzar con la
narración; no obstante, el autor busca decididamente introducir el segundo tema, aun a riesgo
de romper la continuidad de la vita. Cabe aducir precedentes como explicación más
razonable3.
Una de las cuestiones suscitadas por este prefacio radica en su superior calidad con respecto
al resto de la obra. Como intento para solucionar esta disparidad se han ofrecido básicamente
dos respuestas. Brevemente o bien el fragmento procede de un texto de mayor calidad, lo
cual se descarta por la profunda similitud estilística así como temática con otros pasajes de la
HA; o bien nos encontramos ante el culmen estilístico de un autor que durante la redacción de
la obra ha ido perfeccionando su arte4 . La hipótesis de un desarrollo personal del autor es
atribuida comúnmente a los estudios por otra parte tan sugestivos de R. Syme; sin embargo,
ya Hermann Dessau (1892, 576-577) propuso un progreso estilístico del biógrafo para
explicar las diferencias manifiestas entre, por ejemplo, la vita Hadriani y la vita Aureliani.

El rasgo distintivo de este prefacio reside en su carácter narrativo, diferente con respecto al
tono programático o panegírico de otros prefacios, ya que es el único que realiza una
escenificación. Una vez concluidas las fiestas de las Hilaria, en las que estaban permitidas
todo tipo de broma y diversión, el supuesto autor, Vopisco, se encuentra fortuitamente con
Junio Tiberiano, quien le recoge su carruaje5. El encuentro da pie a una conversación

1
Si nos detenemos a considerar todos los prefacios de la obra, la única de las denominadas Hauptviten o vidas
principales que posee un prefacio es Ver. y posee un carácter meramente organizativo. Por su parte, las
Nebenviten o vidas secundarias sí presentan, en su mayoría, un prefacio, como es el caso de la primera de ellas,
Ael., donde aparece un pronunciamiento programático por parte del autor (igualmente en Auid., Pesc.) En G.
nos encontramos un prefacio dedicado al nomen Antoninorum, uno de los grandes temas de las primeras
biografías. Que los prefacios aparezcan mucho más en las Neben- que en las Hauptviten puede encontrar su
razón de ser en que la información disponible para las biografías de Césares y usurpadores era muy escasa
(como lamenta en Pesc.), por lo que el uso del prefacio permitiría dar cuerpo a biografías que, en caso contrario,
serían excesivamente breves. A esta escasez en las fuentes disponibles podría acudir el autor o autores para
excusarse ante la incredulidad que podrían producir los datos ofrecidos al lector; por lo tanto, el prefacio
cumpliría también una función de advertencia, si no de excusa.
2
El mejor estudio al respecto: Daniël den Hengst, The Prefaces in the Historia Augusta, que seguiremos y
complementaremos en la medida en que quepa.
3
Por ejemplo, Asinio Polio critica a César en su prefacio (frg 4); Salustio no critica sino alaba a Catón y Fanio
al comienzo de sus Historias (frgs. 2-5). Encontramos paralelos en la misma HA, caso del criticado Iunius
Cordus en el prefacio a la vita de Opilio Macrino (The Prefaces…, 95).
4
Para la primera opción, Groag (RE Iunius Tiberinus 1109, descartado por Hohl (1937, 155.2); para la segunda,
Syme (1971 a, 259)
5
Precedentes literarios a un encuentro casual en medio de alguna celebración que da pie a una conversación:
Cicerón, Fin., 3,8; de Orat. (ludi Romani), 1,24; ND., 1,5; Resp. 1,14 (feriae latinae); Varro hace uso de las
sobre los distintos emperadores y, al pasar ante el templo dedicado al Sol por Aureliano, la
conversación gira en torno a este último.

La segunda parte del prefacio está dedicada a un tema totalmente distinto, pero que no carece
de precedentes. Concretamente, D. den Hengst señala la conexión entre la reflexión de
Vopisco en torno al topos de la veritas y las reflexiones que Cicerón realiza en el
prefacio al De legibus y también en Brutus, 426. No obstante, el vínculo con el entorno, la
escenografía, es quizá más fuerte aquí que en Cicerón, pues existe una total coherencia entre
lo que Vopisco dice y defiende ante Tiberiano y el ambiente festivo y burlón que les rodea.
No deja de producir la sensación de que por el ambiente en que se mueven quizá no
deberíamos tomar en serio lo que Vopisco dice, o quizá sí. La ambigüedad es buscada.

Ofrecidos ya los aspectos generales del prefacio, debemos pasar a considerar el desarrollo de
la acción con mayor detenimiento.

1,1: Hilaribus: la primera palabra del texto nos sitúa en el ambiente festivo, carnavalesco,
que tan bien viene para la segunda parte del prefacio. Celebradas en honor de Magna Mater
el día 25 de marzo, las Hilaria son el punto culminante de una serie de celebraciones
primaverales. Que la afirmación quibus omnia festa et fieri debere scimus et dici no es
exagerada lo sabemos gracias a un pasaje de Herodiano con una descripción semejante
(1,10,5). Las Hilaria aparecen también en Alex. 37, 6 como una fiesta más dentro de una
larga serie. impletis sollemnibus: por el praef. urbis que hará inmediata aparición, quizá libre
de toda ocupación y negocio porque las fiestas ya han terminado (una expresión similar en
Alex., 5,1). Para las funciones del praef. urbis, entre ellas las religiosas, Chastagnol (1960,
137/138). vehiculo suo (...) et iudicali carpento: iudicale de iudex, pero en el siglo IV el
término se aplica a diversos altos funcionarios, gobernadores provinciales y también al
prefecto de la ciudad7. El uso adjetival del término nos invita a pensar que nos encontramos
ante un carro oficial, propio del cargo que desempeña el prefecto de la ciudad. Sin embargo,
Alföldi (1938, 251 y sig.) señaló la conexión entre este pasaje y otro de Símaco (rel. 4),
en el cual se lamenta de la inclusión del carro entre las insignias propias de un prefecto a
partir de una reforma del emperador Graciano (año 382). Como era considerado una novedad
en el 384, su aparición en un texto que el propio autor quiere hacer datar a comienzos del
siglo IV, finales del III parecería un anacronismo más. No obstante, el

feriae sementivae al comienzo de rust, II; obras más próximas a la fecha de composición de HA, Minucio Felix,
Octavius (feriae vindemiales), Macrobio las Saturnalia.
6
Los paralelismos con De legibus son dos: no solo porque se trata en el texto ciceroniano de la diferencia entre
historiadores griegos y latinos, diferencia a superar por el propio Cicerón según él mismo se propone, sino
también por el comentario que suscita la obra de Heródoto: quamquam et apud Herodotum, patrem historiae, et
apud Theopompum sunt innumerabiles fabulae (1,5) Con respecto a Brutus, 42 hallamos paralelismos
narrativos: tanto Ático como Tiberianus asienten complacientes (ridens en el caso de Ático, iocando en el de
Tiberianus) y dejan al arbitrio y voluntad de su interlocutor cómo escribir (tuo arbitru; scribe ut libet
respectivamente).
7
Vid. Amm., 29,6,7; Cod. Iust, 12,65; Novell, Iust. ed,8, 3,3.
carro vuelve a hacer aparición posteriormente, afirmándose que estaba mal visto su uso
intraurbano (Aur., 5,4 vid. infra desarrollo más extenso). Posteriormente, entre las medidas de
Aureliano, se incluye la de permitir el uso de argentatas carruchas, cum antea aerata et
eburata vehicula fuissent (46,3), lo cual indica que jamás se prohibió su uso, solamente se
moderó su lujo, aunque por otro pasaje (AS, 43,1) podemos suponer que jamás fue prohibido el
uso de la plata para vehículos. praef. urbis, (...)Tiberianus: contexto y contenido se
contraponen a la vez que coinciden: por un lado, el carácter festivo, carnavalesco del
ambiente contrapuesto a la gravedad del asunto del que tratará la conversación. Por el otro,
este mismo ambiente de broma y burla coincide con la falta de honestidad de la que Vopisco
hará gala al final de la conversación.
Tenemos atestiguados dos Iunii Tiberianii como praefectus urbis en el Cronógrafo del año
354 (mirar referencia): 1) un primero (senior) que ejerce sus funciones del 18.02.291 al
03.08.292; 2) un segundo (iunior) del 12.09.303 al 04.01.304. Chastagnol (1960a, 17/20 y
40/1) demuestra que no son la misma persona y que probablemente el primero sea padre del
segundo. A simple vista salta la primera dificultad: las fechas de iunior no coinciden con las de
la celebración de las Hilaria (25 de marzo). Pero las de senior, consideradas más a fondo,
tampoco coinciden. En la conversación que sigue al encuentro aparece el nombre de Trebelio
Polión, concretamente como autor de la Vita Claudi (2.1.), y en el prefacio a esta biografía
encontramos una mención a Constancio Cloro, pero en calidad de Caesar (Claud. 1.1.),
dignidad a la que ascendió un año después de la posible fecha de la conversación (un
01.03.293). Por lo tanto, si iunior no podía ser ya que las Hilaria no podrían haberse
celebrado estando él en funciones, senior tampoco, puesto que debemos suponer que la Vita
Claudii se compuso después del primero de marzo del 293, lejos del periodo en que ejerció de
prefecto. Varios han sido los intentos por reconciliar estos datos. Por una parte se ha
propuesto8 que con Hilaria no se refería a fiestas dedicadas a la Magna Mater, sino a fiestas
consagradas a Isis, que se celebraban un 3 de noviembre, lo cual no es coherente con Alex. 37,
6, donde se vinculan las Hilaria con Magna Mater, ni con el papel del praef. urbis, ya que las
celebraciones de Isis no pertenecían a los ludi stati que caían bajo su supervisión, como sí
ocurría con las Hilaria. Otra posible solución la encontró Mommsen (Chron. Min. I, 66)
aduciendo un posible error en el Cronógrafo y cambiando pr. Ian por pr. Iun como fecha
última en la que ejerció sus funciones Tiberianus iunior. Estos intentos, sin embargo, pierden
de vista la naturaleza absolutamente ficticia del prefacio, sin ningún viso de realidad más allá
de la conjunción de fechas y nombres para dotar de cierta verosimilitud al texto9. El primero en
dar cuenta de estas incoherencias fue H. Dessau en su seminal artículo y para los fines de
nuestro comentario conviene resaltar un argumento más en favor de la imposibilidad tanto de
senior como de iunior: por Tyr. 21, 7 sabemos que Polión ha visto las termas de Diocleciano
terminadas, por lo que nos situamos después del año 305 (vid. H Dessau (1889), 339-340; 345:
la argumentación precedente surge de su célebre artículo; vid. H. Dessau (1892), 566-68 para
una serie de argumentos contra una datación temprana de la serie de biografías de Vopisco ex
silentio, a saber: la ausencia de Ulpia Severina y la elección del emperador Tácito).
Como fórmula, vir inlustris acabó extendiéndose a cualquier magistratura de alto rango a partir
del reinado de Valentiniano. Dirigido al praef. urbis lo encontramos por primera vez en el
368/369. Otro anacronismo.10
8
Brunner 1868, 5
9
Vid Chastagnol (1960, 68/9) y Johne, 1976a, 144.
10
Vid. Johne, 1976a, 143.2
El uso de verbos deponentes como pasivos, caso de praefata, están recogidos en Paucker
(1870, 45) y son comunes en HA.

1,2-3: a Palatio usque ad hortos…. consecratum.: la ruta que se describe no tiene visos de
realidad alguna, pero ya hemos visto que eso no importa demasiado. De los horti Variani
sabemos que aparecen aquí pero nada más. Quizá sean los mismos jardines mencionados
en Hel. 14,5 (inde item est in hortos, ubi Varius invenitur), quizá podríamos identificarlos con
el circus Varianus o, por su denominación como hortus, con los jardines Spei Veteris11. No
obstante, cualquier referencia espacial concreta pierde sentido cuando vemos que el trayecto
continúa hasta el Templo del Sol construido por Aureliano (que volverá a aparecer en 35,3 y
39,2 y 6; el templo fue consagrado un 25 de diciembre del 274), a donde quería conducir la
narración. Como se nos dice que el trayecto parte del Palatino al Templo del Sol (situado
entre el Corso y la plaza S. Silvestro actualmente), no se pasa ni por el circus Varianus ni por
los jardines Spei Veteris, situados cerca de la actual Piazza S. Croce in Gerusalemme, lo que
demuestra que el objetivo último del trayecto era situarnos con cierta verosimilitud ante el
personaje objeto de la vita en cuestión (nota: esto lo sacas de Histoire Auguste).
quod ipse (...) duceret: nos encontramos ante un problema muy común en la HA, el uso confuso
de los pronombres12. ¿Debemos considerar que eius se refiere a Aureliano en relación con el
Sol o a Tiberiano en relación con Aureliano? Den Hengst considera una absurdez considerar la
primera opción (den Hengst, 101), pero de cosas absurdas está repleta la Historia Augusta.
¿Podríamos encontrarnos ante una referencia al establecimiento por el princeps de la
celebración de su día de cumpleaños (natalis Invicti) el mismo día de la inauguración del
templo? El autor, de este modo, interpretaría esta coincidencia como la afirmación de su
ascendencia divina (Cambridge Ancient History, XII, 414). La otra opción es difícil de aceptar:
treinta años antes del momento narrado murió Aureliano y Tiberianus senior sabemos que fue
cónsul en el 281. Además, que Aureliano tuviese un descendiente vivo masculino y prefecto de
la ciudad para o el 291-292 o el 303-304 entra en directa contradicción con lo que se dice de los
descendientes en 42, 1-2, al menos que comprendamos que es un descendiente agnaticio (lo que
mostraría los giros sanguinem ducere y originem ducere)13

11
Para estas dos conjeturas, vid. Histoire Auguste, 64
12
Vid. ejemplo en Introducción a HA, ed.Akal.
13
Vid. Histoire Auguste, 65.
quaesivit ...profundit: la expresión litteras referre es muy poco común en la literatura latina
pero está extendido su uso a lo largo de HA, por lo que posee un inmenso valor como
argumento para la teoría del autor único14. Otro rasgo de lengua en este fragmento, dolorem
gemitus sui, genitivus inhaerentia, común en el latín tardío (vid. referencias de den Hengst).
La mención a la escasez de autores latinos en contraposición por quiasmo con autores griegos
debe vincularse más con el paralelismo con Cicerón arriba mencionado que con la situación
histórica concreta. Durante la vita se mencionan autores griegos como fuente, pero no en
términos positivos, caso de Theoclius (6,4) y Callicrates Tyrus(4,2), multa superflua in
eodem legisse me memini (5,1)15.

ergo Thersiten...posteri nescient? este pasaje demuestra, via contenido, que la conjetura de
Groag sobre el origen de este prefacio no se puede admitir, pues existe un vínculo entre este
pasaje y, por ejemplo, el prefacio a la Vita Probi, donde se reconoce la importancia del
historiador en la fama que dejan tras de sí los grandes hombres, caso de Aquiles o Alejandro
Magno. A su vez, existe una coincidencia entre nuestro prodigia vetustatis y Tac 6, 4 vetusta
illa prodigia, Nerones dico et Heliogabalos et Commodos. El uso de nombres de
emperadores en plural, representando arquetipos en vez de individuos, aparece en Cl, 1,3:
Camilli, Scipiones (también en Hel 2,4; Tac 6,9 y para historiadores Pr 2,7); el uso de listas
de malos emperadores es común en HA y aparece en Aur., 42,6.

clarissimum principem, severissimum imperatorem: los superlativos transmiten la


indignación de Tiberiano. Ante la indignación del posible vástago, la importancia de la
empresa encargada a Vopisco se incrementa. Aparte de su evidente carga retórica, la
intervención contiene los motivos fundamentales de la biografía: severissimum y restitutor
orbis. Estos dos motivos, en contraposición casi trágica como rasgos del princeps, aparecen
varias veces a lo largo de la obra. D. den Hengst sostiene que los aspectos positivos son
predominantes en la biografía (p.103), pero el privilegio que se concede a uno de los rasgos
nos hace perder de vista el punto casi trágico de las consideraciones políticas que la HA
contiene. Su estilo pedestre (Tac. 1,1) no debe hacernos creer que su autor no conoce el
funcionamiento de la política romana del momento y de las necesidades que exige el
mantenimiento de un orden que amenaza siempre con colapsar. Por ello dirá del princeps:
Hic finis Aureliano fuit, principi necessario magis quam bono (47,1), donde in nuce se recoge
la reflexión trágica de un defensor del orden senatorial ante el descalabro del mundo en el que
cree. Con el mismo adjetivo se resume la importancia histórica que el autor otorga a
Diocleciano: vir rei publicae necessarius (Car., 10, 1)

et tamen,...pertinent: El término ephemerides (Buscar en RE) aparece referido también en


Gal. 18,6 y Pr. 2,2; 3,4;5,1; Car 4, atribuido a autores desconocidos, muy probablemente
ficticios, como Palfurius Sura o Turdulus Gallicanus (hay que ampliar) Que Aureliano
escribiese crónicas de sus campañas no debe extrañarnos tomando en consideración la larga
14
Vid. Den Hengst, 201; 25-6. Este aspecto ya lo vio H. Dessau (1889, 386-7).
15
Para las fuentes griegas a la Vita Aureliani, vid. Hohl (1911, 184ss), Fisher (1929,126-9) y Barnes
(1978, 112-113) (revisar)
tradición de general ilustrado, máximo exponente César (ampliar). A estas ephemerides
añadimos cómo están escritas: bella charactere historico digesta, que corresponden a los
capítulos 18 a 34 de la Vita16. En Servio Aen. 11 encontramos character historicus referido a
narración de batallas y a partir de Tac. 1,1 non historico nec diserto sed pedestri adloquio
debemos entender que por charactere historico se refiere tanto a la estructura de la narración,
como Servio, como al estilo de la misma, caso de Tac. 1,1.. Cuando se dice per ordinem
scribas y adittis quae ad vitam pertinent se enfatiza la diferencia entre biografía e
historiografía como géneros literarios. Por per ordinem (no per speciem) debemos entender
por orden cronológico, es decir, la narración de la carrera militar de Aureliano (capítulos 18-
37 de la vita); por adittis quae…, las consideraciones generales sobre su personalidad y
reinado (capítulos 38-50 de la vita).17

quae omnia ex libris linteis: para Birt (1882, 50-51.3) un sinsentido, cobraría todo su
significado trazando paralelos con autores del renombre de Livio (4,7,12) o Plinio (NH. 13,
88). Como posibles contemporáneos, también aparecen referidos en Símaco (Ep. 4, 34,4) en
relación con los Libros Sibilinos, así como en Claudiano, Get. 231-2. ¿Podría haber una
buscada contraposición entre el altísimo valor del soporte y la mediocridad de lo contenido en
él?18

curabo autem… in litteras mittas. Entre las funciones del praef. urbis estaba la supervisión de
las bibliotecas públicas en Roma19 , razón de más para introducirlo como interlocutor. Esta
labor de supervisión vuelve a aparecer en el conocido pasaje Tac 10,3 en el que se nos dice
que el emperador Tácito ordenó la producción de copias así como la distribución por las
bibliotecas públicas de la obra de su supuesto antepasado, Cornelius Tacitus, scriptor
historiae Augustae. La alusión a bibliotecas se multiplica en las biografías atribuidas a
Vopiscus (Aur. 8,1; Tac 8,1; Pr 2,1; Car 11,3). La biblioteca Ulpia (o bibliotheca templi
Traiani en Gelio, NA 11, 17) estaba situada al noreste de la basílica Ulpia, dividida en autores
griegos y latinos. Las referencias a bibliotecas son comunes en la literatura latina cuando
tratamos con falsificaciones (Speyes, 1970, 69-70)20.

parui mi Piniane: nos encontramos con un problema de transmisión textual. Como indica
Hohl en apparato critico: “certe desideratur nomen amici, cui dedicatus est libellus cf. 43, 1”.
donde leemos et quaeritur quidem, quae res malos principes faciat: iam primum, mi
amice,
16
Leo (1901, 277)
17
Histoire Auguste, 66
18
Histoire Auguste, 66. También aparecen aquí recogidos tres usos especiales del término mappa, que
designa un libro en lino.
19
Chastagnol 1960, 285; 289. También Cod. Theod. 14,9,2 dirigido al prefecto urbano de la ciudad de
Constantinopla.
20
Hay más referencias a la Biblioteca Ulpia en las biografías atribuidas a Vopiscus y son del todo
problemáticas. En Pr. 2.1 se nos informa que la biblioteca se trasladó a las Termas de Diocleciano ( ex
bibliotheca Ulpia, aetate mea thermis Diocletianis). El problema reside en que Vopisco es nuestra única fuente
tardía para la Biblioteca Ulpia. En otro momento (Tac. 8,1) Vopisco precisa con todo detalle el lugar donde
encontrar cierto senadoconsulto: habet in bibliotheca Ulpia in armario sexto librum elephantinum, in quo hoc
senatus consultum perscriptum est, cui Tacitus ipse manu sua subscripsit. El soporte del libro es absolutamente
fantasioso. No obstante, en Pr. 7,1 nos vuelve a informar de un documento de la Biblioteca Ulpia que esta vez
no pudo encontrar.
… Son muchas las lecturas propuestas para corregir lo que nos transmite P: Parrumipiane,
recogidas en la nota al texto latino de la edición de Hohl. No nos decantamos por ninguna
porque ninguna parece especialmente mejor que las demás. Si queremos destacar el
desplazamiento en las dedicatorias a lo largo de la HA, concretamente de emperadores al
comienzo (Diocleciano y Constancio Cloro) a particulares al final (Pr 1,3: Q 2,1; Car, 21,2).

ea quae digna erant … contuli: nos encontramos ante otro gran tema de la historiografía
antigua, de larga tradición21. El tema aparece también en Maxim. 1,1: nos tamen ex diversis
historicis eruta in lucem proferemus, et ea quidem quae memoratu digna erunt22. Vopisco
busca situarse dentro de una u otra tradición historiográfica. Ya lo hizo antes y ahora vuelve
sobre ello. Por un lado, la tradición historiográfica de un Catón (Or 4,1), un Cicerón (de orat.
II, 63) o un Salustio (Cat. 4,2), pero también de quizá un contemporáneo de la HA, Amiano
Marcelino (28,1,2), quien más marcadamente que ningún otro historiador se posiciona ante lo
que lamenta sea la moda imperante de su tiempo. De esta forma, el autor hace suyo un topos
característico del género historiográfico, precisamente aquel que lo distingue del biográfico,
lo cual no deja de ser provocador si tenemos en cuenta que va a escribir en este género. El
género biográfico se ha venido definiendo a partir de su mejor expresión en Plutarco, Al. 1,2.
Vopisco, y el autor de la HA, sigue esta línea (Mac. I, 5: cum omnino rerum vilium aut nulla
scribenda sint aut nimis pauca, si tamen ex his mores possint animadverti, qui re vera
sciendi sunt, sed ex parte, ut ex ea cetera colligantur) . Vopisco arrebata el topos del diga
memoratu del género historiográfico para utilizarlo en su opuesto, el biográfico, en otro acto
provocador. No obstante,no debemos considerar ambos géneros como dos tendencias
historiográficas absolutamente enfrentadas, pues ambas coinciden en otorgar peso causal
predominante a la naturaleza o carácter del emperador, solo que cada uno accede a su objeto
de manera distinta.

Se nos dice que reunió todos los materiales que le parecieron relevantes in unum libellum. Ya
en Ael. 7,5 se asume el propósito de tratar la vida no solo de los emperadores, sino también
de Césares y Tyranni singulis libris y en este sentido la Vita Aureliani cumple este propósito.
No obstante, a mitad de trayecto, concretamente antes de las biografías de los dos Maximinos
(den Hengst, 62), debió de cambiar de parecer, quizá ante la escasez de materiales con los
que rellenar la vida de tantos césares y usurpadores (G, 1,1; Dd 1,1; 6,1). El deseo de
conceder la misma importancia a unos y a otros es una novedad dentro del género biográfico
de la que es plenamente consciente el autor; sin embargo, acaba reconociendo lo imposible de
su empresa. (White, 1921, 121).

tu velim meo. ministrabit: de nuevo una referencia al supuesto Piniano a quién va dedicado
el trabajo. Ya en otras biografías al autor había gustado de trasladar al lector la
responsabilidad de informarse por sí mismo acudiendo a las fuentes, por ejemplo Clod 5,10,

21
Otros tópicos caros al autor que aparecen aquí: la obediencia debida, ya a la materia, ya a la misión que se le
encarga (Claud. 1,1); referirse a las fuentes y remitir al lector a ellas (Clod. 5,10; Max. 29,10; 31,4; Hel. 18,6; Q.
6,2; Car, 17,7) y, por toda la obra, la tendencia a repetirse sin cesar.
22
También en: Dd 6,1; Hel. 18,4; Gor 21,3; Gal 20,5; Tyr 2,4;4,2; Tac. 16,5; Pr, 24,6; Q 6,1; 13,6.
Maxim., 29,10; Gall 18,6; Aur. 24, 8; Q 6,2; Car 17, 7. Si consideramos que muchas de las
referencias a historiadores son falsificaciones, la propuesta no deja de ser provocadora.

Et quoniam sermo nobis...prodidit: comenzamos la segunda parte del prefacio y nos hallamos
ante un pasaje fundamental para la consideración de uno de los grandes problemas en la
transmisión textual de la HA: la laguna que media desde Filipo el Árabe (r. 244-249) hasta el
reinado de Valeriano, que aparece recogido fragmentariamente. La pregunta es: ¿nos
hallamos ante una pérdida accidental del pasaje o más bien ante una omisión deliberada,
hipótesis que ya propuso Casaubonus en su edición de 1671 pietatis Christianae fervore
impulsus? No hay respuesta clara al respecto.23

in eodem vehiculo fuit...Pollio 24: el nombre de Trebellio Polio no es claro. En P tenemos


Trevellius Pollio como autor de Clod., pero también Trevius en Aur. 2 (este mismo pasaje) y
Q. 1,3. El nombre Trebellius está atestiguado solo en Σ y en el encabezamiento a Cl en P.
(mirar esto) Mucho se ha especulado, una vez Dessau propuso la autoría única, sobre qué
querrían significar los nombres de los seis autores, tema que por completo escapa a los
límites de este comentario (por ejemplo den Hengst, 68). Lo que no escapa al mismo es la
bella conclusión que Dessau obtiene al estudio de la identidad del autor de la HA (392)

multa incuriose, multa breviter prodidisset. Para una afirmación totalmente contraria, Q, 1,1.
Den Hengst (106-7) traza paralelos con la crítica de Cayo Asinio Polión a los Comentarii de
César (Suet. Div. Iul. 56), sugiriendo que quizá tuviese en mente este pasaje de Suetonio.
Sorprende multa breviter, comentario crítico a una brevitas que es objeto de alabanza en su
sentido de concisión (Tyr. 1,2); por ello debemos entender que aquí se refiere a la brevedad
en extensión de sus biografías (den Hengst, 107).

neminem scriptorum (...) non aliquid esse mentitum.: descarguemos a esta afirmación de la
novedad que parece suponer afirmando que existen precedentes históricos y que incluso
podría considerarse un tópico dentro de la historiografía25. No obstante, no se nos debe
escapar la novedad que supone la conclusión obtenida por Vopisco, que conjuga
perfectamente con el ambiente postfestivo, de broma, burla y carnaval, en el que nos había
querido situar al comienzo.

pedibus in sententiam transitum faciens ac manum prorrigens: expresión sacada del léxico
propio de los procedimientos de votación senatoriales, vid. Aur. 20,1.

historiae eloquentiae auctores: la expresión auctores eloquentiae parece sacada de Tac. Ann
2, 83. Por Tac. 1,1 y, sobre todo, Pr. 2,7 sabemos que el autor no se incluía entre ellos.

23
Vid. Den Hengst, 70-71.
24
Para quod como conjunción de completiva a continuación de verba sentiendi o declarandi, Mayen (1889, 27)
25
Vid. Peter, 1911 427-429. Precedentes recogidos en den Hengst, 107. Otros precedentes así como
contemporáneos como Amiano en Histoire Auguste, 68-70.
Para consideración sobre la cultura, sociedad del momento histórico, vid. Hartke, 118sq:
concepto de verdad, de mentira, de historia e historiografia, con testimonio de panegírico.

Vida de Aureliano desde su nacimiento hasta su acceso al trono (3-18,1).

Pasamos a comentar la primera gran sección de la biografía, aquella que nos narra desde su
nacimiento hasta su ascenso al trono imperial. Ac ne multa et frivola proemiis odiosus
intexam (3,1) es una fórmula estereotipada para dar comienzo a la narración26. De esta
manera, tenemos su comienzo bien determinado, no así su final: el ascenso a la púrpura
imperial se repite por dos veces, una en 16,1, otra 18,2. Entre 16,2 y 18,2 se disponen
acontecimientos bajo el reinado de Claudio que rompen la continuidad narrativa. Casos como
este justifican la severa crítica que suscita Vopisco en particular y la HA en general. Su
estructura es fácil de determinar27: 3-5: origen, juventud, omina imperii; 6-9: carácter, carrera
militar bajo Galieno; 10-15: continúa su carrera militar, pero prestando atención a su relación
con Ulpio Crinito; 16-18,1: carrera militar bajo Claudio II. Parte muy extensa de la biografía,
pero repleta de documentos falsos y de una enorme ausencia: ¿qué ocurrió con Aureliano
durante el reinado de Galieno (260-268)? La Historia Augusta no nos informa de
absolutamente nada y es evidente que esta omisión responde a criterios ideológicos más que a
carencia de fuentes, no digamos de hechos en sí mismos, de los que tenemos testimonios bajo
dicho reinado (Aur. Victor, Caes. 33,21; Zonarás 12, 25). Lo que se buscaba era alejar todo
lo posible a Aureliano de la mala fama de Galieno.

En cuanto al origen, vid. Eutr. 9,13,1 Dacia Ripensi oriundus; Ps Aur. Vict, epit. 35,1 genitus
patre mediocri et, ut quidam ferunt, Aurelii clarissimi senatoris colono inter Daciam et
Macedoniam. Carecemos de la referencia en Aurelio Victor. Es evidente que nos hallamos
ante otro anacronismo, ya que la Dacia Ripensis es creación del mismo Aureliano tras el
desalojo de la Dacia transdanubiana. El futuro territorio de la Dacia Ripensis lo ocupaban
anteriormente las provincias de Moesia Superior e Inferior y el recuerdo de la existencia de
una provincia o provincias con ese nombre le lleva a decir que recuerda haber leído Moesia
como lugar de nacimiento. Comparando con Eutropio, podemos determinar que este dato
procede de la Kaisergeschichte de Enmann. Sirmium como lugar de nacimiento podría ser
otra invención, quizá fruto de la conversión de la ciudad en emplazamiento de residencias de
emperadores en tiempos del propio Aureliano 28. En 24, 3 se nos dice que Aureliano es homo
Pannonicus. El autor no sabe con certeza dónde nació, pero sí a qué tipo pertenece Aureliano,
al del emperador-soldado ilírico. El arquetipo determina el origen y no a la inversa. 29 No
obstante, Vopisco reconoce los límites de un posible conocimiento certero afirmando et
evenit quidem, ut de eorum genitali solo nesciatur, qui humiliore loco et ipsi plerumque
solum genitale confingunt. (3, 2-3; mismo contenido en Car., 4,1-5,3). Ello no le importa, sin
embargo, pues reconoce que la valía de un hombre se mide por su servicio a la república.

26
Compárese con Ael. 1,3 Et quoniam nimis pauca dicenda sunt, nec debet prologus inormior esse
quam fabula, de ipso iam loquar (también en Gor. 1,5; Pr. 2,9, Q. 2,4)
27
Vid. Les Belles Letres, 70-71
28
Vid. Les belles Letres, 71
29
Buscar fecha de nacimiento de Aureliano según textos.
Este es un tema constante en la biografía de Aureliano. Ps. Aur. Vict. nos ofrece más detalles:
el padre de Aureliano sería un colono al servicio de un senador, quizá un antiguo soldado ya
retirado30. Que su padre fuese antiguo soldado explicaría la futura carrera militar de
Aureliano, pues el servicio militar solía transmitirse de padres a hijos hasta que las reformas
diocleciana y constantineana (buscar referencia) lo hicieron obligatorio. A su vez, un pasado
militar explicaría por qué la madre rendía culto al Sol, culto extendido entre las legiones.

2. Los omina imperii: entre la erudición y la ideología.

Dos son las propuestas que se ofrecen

Tras la digresión que se cierra con atque ut ad ordinem redeam (4,1), nos encontramos con
una breve caracterización de su infancia, típica de un futuro soldado, la mención a su madre,
sacerdotisa del futuro dios al que rendirá culto el emperador, y el capítulo dedicado a los
omina imperii, verdadero centro de esta primera parte de la biografía, aun cuando Vopisco
los desprecia (5,1; 6,1). Estos omina se imputan a Callicrates Tyrius, Graecorum longe
doctissimus scriptor (4,2)31 y existe una asociación entre su lugar de origen y los propios
omina que transmite, ya que en estos aparece continuamente la púrpura, signo imperial por
excelencia, pero también producto característico de la ciudad de Tiro. Que hubiese culto al
dios Sol en alguna ciudad del curso del Danubio no podemos ni afirmarlo ni desmentirlo,
pero si parece una reconstrucción a partir de la política religiosa de Aureliano.
Deteniéndonos32 en cada uno de los omina vemos: que la serpiente es animal característico
del genius de una familia33 (quasi familiarem occidere noluisse); que un amuleto (crepundia)
confeccionado con púrpura es un omen evidente; que el águila es animal vinculado a Júpiter y
aparece en muchos otros presagios (por ejemplo, Suet., Vit. 9; Clod. 5,8; Dd 4,6;5,2); que
volvemos a encontrarnos el asunto de la conducción de carros dentro de las ciudades, materia
a la que ya nos hemos referido en relación con el iudicale carpentum. Al situarnos ahora en
Antioquía, no en Roma, debemos decir que fuera de la capital imperial, el tráfico en
vehículos estuvo restringido a la familia imperial y solo en el siglo IV fue permitido a altos
funcionarios y senadores34. En relación con el elefante, quizá nos hallamos ante un eco de
Juvenal (XII, 106-107), pero también ante una evocación de desfiles con elefantes acaecidos
durante el siglo IV (por ejemplo Sim. rel 9,5 elefanti regii).

Antes de concentrarse en los omina imperii ya había dejado un breve bosquejo de las
cualidad de Aureliano siendo joven (4,1), pero es tras los omina cuando se acomete la
descripción de quién es el protagonista de la biografía (6-9). La descripción en su conjunto
consta de tres partes: una descripción directa de Aureliano (6,1-2); una narración de algunas

30
E.Cizek, p.12
31
Vid RE Calicrates de Tiro.
32
Buscar referencias en otras fuentes; se queda corto.
33
Buscar referencia
34
Vid. Les Belles Letres, 73
de sus hazañas (6,3-8); cartas en las que se le describe (8-10). Como es propio de Vopisco, el
autor condena los detalles que aporta (6,6) y, al final de esta sección, enuncia el principio que
parece guiar su actuación como biógrafo: Frivola haec fortassis cuipiam et nimis levia esse
videantur, sed curiositas nil recusat (10,1).
Con una fórmula de transición (sed ut haec et talia omittamus, 6,1) pasamos al retrato físico
y moral del emperador. Probablemente los datos para su composición procedan dela
Kaisergeschichte, puesto que encontramos datos parejos en Eutropio y Aurelio Victor, pese a
la laguna del comienzo del capítulo. 35 Como nos encontramos ante retratos arquetípicos, la
comparación con otros emperadores revela los tópicos corrientes que servían para
caracterizarlos, no sin dejar claro que no tenían por qué ser falsos.36 Severitas y crudelitas son
los rasgos característicos de este emperador, pero la línea que separa a una y otra cualidad es
muy difusa. Aureliano muestra a ojos del biógrafo un desplazamiento de la severitas a la
crudelitas (buscar pasaje) cuando ya está en el trono imperial. Cuando actúa como privatus se
caracteriza por severitatis inmensae, disciplinae singularis. Tanto este rasgo como su
cupiditas gladii exserendi, qué más propio de un soldado Pannonius, se revelan en dos
anécdotas muy probablemente ficticias y de las que podemos rastrear antecedentes. Para su
prontitud a desenvainar la espada y su apodo manu ad ferrum, tenemos antecedente literario
en Tácito, Ann, 1,23,3. Consideraciones sobre a qué se referiría con tribunus no tienen mucho
sentido si, como todo apunta, es una anécdota ficticia y tribunus significa aquí oficial de alto
rango.37 manu ad ferrum, por otra parte, significa mano derecha, ya que los soldados romanos
manejaban con la diestra su arma ofensiva, y ferrum, probablemente una spatha, sujeto a un
balteus que colgado en el hombro derecho, suspendería el arma en la cadera derecha (vid.
Del cingulum al balteus, DF, legion romana (V) la anarquía militar)
Sobre los primeros hechos de armas de Aureliano cabe decir lo siguiente. Las campañas
contra sármatas y francos en Iliria y Galia respectivamente (6,3 y 7,2) son muy dudosas y
difíciles de rastrear, aunque tampoco deberían considerarse totalmente falsas, puesto que los
números que se manejan (cum trecentis praesidiariis solus adtrivit; trecentos ex his captos
septingentis interemptis) son más propios de pequeñas razzias e incursiones que de grandes
campañas (manum tumultuariae, Cara. VI, 4; tumultuariis proeliis, Cara. VIII,
6).Probablemente nos enfrentemos a un continuum de incursiones al otro lado de Rin y
Danubio, de las cuales solo unas pocas, quizá por su magnitud y/o importancia, han quedado
registradas.38 Del historiador Theoclius, Caesareanorum temporum scriptor (6,3) no se
conoce otra referencia y por ello incita a sospechar que quizá su nombre sea una invención a
partir de la hermana de Alejandro Severo, Theoclia (Max. 29,1)39. La legio sexta Gallicana

35
Eutropio 9,1: Post eum Aurelianus suscepit imperium, Dacia Ripensi oriundus, vir in bello potens, animi
tamen inmodici et ad crudelitatem propensioris. Posteriormente (9,14): Quos Aurelianus victos ultima
crudelitate conpescuit. Plurimos nobiles capite damnavit. Saevus et sanguinarius ac necessarius magis in
quibusdam quam in ullo amabilis imperator. Trux omni tempore, etiam filii sororis interfector, disciplinae
tamen militaris et morum dissolutorum magna ex parte corrector. Aur. Victor (35,12): Tantum ille vir severitate
atque incorruptis artibus potuit.
36
H. Dessau realizó la comparación en Über Zeit und Persönlichkeit… (vid.) y establece las siguientes
comparaciones (Mirar artículo de Dessau y las citas de Les Belles Letres, 75 y nota 39). 37 Les Belles Letres,
75-76. Vid. Mommsen, Die Scriptores…, 234-6
38
Vid. Homo (p.31), Lécrivain (p.354), Groag (col. 1352, 20-1353,6). Vid, Alaric Watson y Les Belles Letres,
76.
39
Vid. Les Belles Lettres, 76
probablemente nunca existió40. En el pasaje se entiende que como tribuno estaba al mando de
la legión al completo (como en Max. 5,5), algo parecido a lo que ocurriría tras las reformas
militares de Diocleciano41. Según leemos en DF XXV, 37: en la Notitia Dignitatum, por lo
general, un tribuno comandada una legio palatina o comitatensis y un praefectus una legio
limitanea.
Con respecto a las cancioncillas (6,5 y 7,2), tenemos famosos testimonios literarios de su
existencia (Suet. Iul. 51). Se supone que al proceder el dato de Theoclius, las canciones son
traducciones al latín, modificadas para presentar la forma de un tetrámetro o septenarios
trocaicos catalécticos regulares. Saumaise (ad loc.) puso el foco en su conexión con versos
populares en los que el acento tónico prevalecía a veces sobre la cantidad. Antes de nada,
debemos decir que las dos estrofas son producto de la imaginación de Vopisco y carecen de
paralelo en la literatura latina. Empezando por la primera estrofa, nos encontramos:
v 1: senario cataléctico regular o trimétrico
v 2: trocaico cataléctico regular (alargando la primera o de homo)
v 3: problemático y con varias soluciones. Podemos pensar en apócope de mille tras occidit
conservando las cantidades de bibat y occidit. Tenemos pues un dímetro acataléctico. Otra
posibilidad: abreviatura yámbica y la a de bibat es breve. De este modo prescindimos del
apócope y tenemos un comienzo de verso troqueo-anapesto (y no troqueo-espondeo). Una
tercera posibilidad es: sin apócope, los dos primeros pies son dáctilo más espondeo, pero en
este caso habría que admitir que los dos breves del dáctilo se dividen en dos palabras.
v 4: dos dímetros catalécticos.

En la segunda estrofa, el segundo verso es un dímetro cataléctico regular. En el primero


surgen los problemas. El ritmo trocaico es evidente a principio y final de verso. Si leemos con
Saumaise el primer mille con apócope obtenemos una acentuación idéntica de los dos mille y
la escansión del verso se hace posible si alargamos y acentuamos la segunda a de Sarmatas,
(con secuencia entonces espondeo , espondeo, trocaica, espondeo, espondeo). Pero
probablemente sea mejor asumir que el apócope se produce en el segundo mille, lo que nos
permite mantener la cantidad y acentuación correctas de Sarmatas (en este caso tenemos la
secuencia troqueo, troqueo, espondeo, espondeo). Para el resto de los versos,sustituimos dos
troqueos por dos anapestos con ictus en la primera sílaba (semel y semel oc-). De este modo
se obtiene un tetrámetro cataléctico.42
De su eficacia como militar a su severidad como comandante (7,3-7,4). La disciplina de los
soldados es un tópico común de la narrativa bélica y vemos en ella repetirse los mismos
motivos pero también los mismos castigos de crueldad pasmosa43. Ya Dessau (381) fijó la
atención en el gusto característico de los seis escritores por el sadismo en el castigo militar,
contraviniendo por supuesto cualquier coherencia con el derecho militar vigente (por

40
Les Belles Lettres, 76 pero vid Wikipedia.
41
buscar referencia mejor.
42
Vid. Les Belles Letres, 76-77 revisar y probar resultados.
43
Vid. Gall. 18,1; Alex. 53; Avid. 4,2 donde encontramos el mismo verbo, peccare. Precedentes literarios del
cruel castigo, aparte de la mítica historia de Sinis, gigante de fuerza extraordinaria que castigaba a quienes
caían en sus manos de esta forma (Diod. Sic., 4,59,3): Plutarco, Alex. 43,6; Eusebio, hist. eccl., 8,9,2; Según
el historiador Sócrates de Constantinopla (hist. eccl. 4,5) pero también Sozomeno (hist. eccl 6,8,3), el
usurpador Procopio sufrió el mismo castigo.
ejemplo, Avidio Casio mandó crucificar a ciertos centuriones, Avid 4,5) Con respecto a la
carta que Aureliano dirige a cierto vicarium suum (7,5-8), esta cuenta con elementos a
destacar. Lo primero, su destinatario: un vicarius tribuni (mencionado también en 10,2 y Tyr
.10,4) es un anacronismo44. El asunto de la extorsión a la población local y, en general, los
problemas que ocasionaba la coexistencia de militares y población civil aparece en muchos
lugares de la literatura latina.45 Yendo a los consejos prácticos sobre cómo mantener a punto
a la tropa46: arma tersa sint: si queremos precisar diremos que se refiere a armas de corto
alcance y tanto para acometer como para defenderse 47; ferramenta samiata: con ferramenta
cabe referirse a las armas como también a los útiles de trabajo de cualquier soldado; samio es
un verbo que aparece solo una vez más en la literatura latina: Veg., mil. 2,14. En L&S s.v
samio:to polish or furbish with Samian stone (late Lat.)48 Entendemos, pues, que hablamos de
pulir las armas de hierro y filo, aunque quizá también los instrumentos de trabajo, pensemos
en picas y hachas. En el Edicto del Máximo, 7,33, se lee samiator spatha, άκονητής σπάθης ,
“afilador de espadas”. anulum adponat:fue gracias a una reforma de Septimio Severo que los
soldados habían ganado el derecho a portar anillos (Herodiano 3,8,4-5)49. equum et
sagmarium suum defricet. sagmarium es palabra extraña y tardía50; lo mismo ocurre con
capitum, que aparece casi exclusivamente en textos jurídicos pero que explica Amiano
(22,4,9): pabula iumentorum, quae vulgo dictitant capita. Estamos ante un término del siglo
IV, un anacronismo. El mulus centuriatus sería la mula correspondiente a la centuria.
Debemos hacer constar que a diferencia del armamento y el sustento de cada legionario,
deducido de su stipendium, el coste del mantenimiento de los animales de cada legión caía
bajo las cuentas de la administracion imperial (vid. DF X 19) .En 7,8 seguimos la conjetura
de Les Belles Lettres, que sigue la de d’Obrecht, y entendemos alter alteri quasi miles, es
decir, como soldados, en espíritu castrense y de camaradería. obsequatur no significa
solamente “obedecer”, sino, enlazando con servus, praevalet notio serviendi, ministrandi
(ThlL. 186, 68). Con respecto a los harúspices, las opiniones contenidas en HA varían: Tac.
15,4; 16,4; Q., 7,4; 8,3 negativas; neutrales o positivas en Sev. 22,6; 24,5; G. 3,5; Alex. 13,2;
13,6; 27,6; 44,4; Maxim. 22,1; 30,2; Pr. 24,2.

Siguiendo con el motivo de la severitas de Aureliano, una carta (ficticia) atribuida al


emperador Valeriano (8), en la que argumenta por qué no encomendó la educación de su
Galieno al severo Aureliano, permite dotar de veracidad al retrato. La carta es ficticia por
varios motivos51: Valeriano califica a su hijo como puer52 siendo que Galieno tendría unos 35
44
Vid RE VIII A 2020-2021 (W. Ennslin, 1958) mirar. Los tenemos constatados en varios pasajes de Vegecio
(mil 34. 36 et 317. 71.11: 72,9: 78. 18-19: 101.23).
45
Buscar en desperta ferro referencias como ejemplos. Cod. Theod. 7,4 y 7,9 intenta regular estas relaciones.
46
Paralelos en Avid. 6,2; Alex. 52,3; Maxim. 6,2
47
Respectivamente Paulo Festo, 3 y Isid. orig. 18,5,1 (ThlL, 590, 39; 591, 35).
48
Buscar qué es Samian stone.
49
Sobre los adornos militares en HA, Maxim. 2,4; Claud. 13,8; Pr 5,1
50
Aparece en Hel. 4,4; Edict. Diocl. 16,14; Serv. Aen. 1,417, Schol. Hor. gloss. G epist. 2,2,72; Veg. ,mulom.
2,4; 3,6; Isid. Orig. 20, 16, 5. que lo define como caballus, mula.
51
Les Belles Lettres, 80-81
52
Gell. 10,28,1: Tubero… scripsit Servium Tullium regem pueros esse existimasse, qui minores essent annis
septem decem. Ulp. dig. 34,1,14,1 Hadrianum constituisse ut pueri usque ad decimum octavum… annum
alantur. Cens. 14,2 (e Varrone) primo aetatis gradu usque annum quintum
años cuando accedió su padre a la púrpura (Ps. Aur. Vict. epit. 32,3). A su vez, no tenemos
atestiguado ningún cónsul Antoninus Gallus. Ya nos debería haber llevado a sospechar la
referencia a la Biblioteca Ulpia y a los libros linteos, pues, como ya dijimos, son indicativos
de que seguirá algún dato o información ficticia. Es más: si comparamos esta referencia sobre
la tutoría del hijo de Valeriano con Tyr. 3,1-453 nos damos cuenta que Vopisco está
confundiendo nieto con hijo, es decir, Salonino, nieto de Valeriano, con Galieno. 54 ¿Por qué
toda esta falsificación? Galieno es el peor de los emperadores en esta serie biográfica y la
contraposición Aureliano-Galieno solo podía realzar al primero.55
De carta a carta (9,1-5) pero con el mismo motivo, ensalzar la figura del futuro emperador, y
la misma naturaleza ficticia. El documento, según se nos dice, ego ex scriniis praefecturae
urbanae protuli. (9,1). Scrinium, en singular, hace referencia a una caja para cualquier tipo de
documentos u objetos56; scrinia, en plural, era la parte del edificio central de la prefectura
urbana de Roma, situada cerca del templum Urbis y de la basílica de Majencio, bajo la Via
dei Fori Imperiali, reservada para oficinas y archivos 57. En época tardoimperial había cuatro
scrinia: scrinia memoriae, epistularum, libellorum, y epistularum Graecarum (vid. DF XXV,
28 nota)58 Por supuesto, la visita de Aureliano en tiempos de Valeriano no tiene ninguna base
histórica, tampoco las retribuciones a conceder, con una mezcla de retribuciones en especie y
en metálico asombrosa. La idea de recibir mayor retribución de la que el rango (ordo)
determina es un motivo que aparece en otras partes (e.g. Claud. 14,15). Una ley del Código
teodosiano (6,30.11) prohibía precisamente estas prácticas, clara muestra de corrupción pese
a la buena intención que trasluce la carta de Valeriano. Con respecto al praef. urbis, Ceionius
Albinus, podemos encontrarnos o ante un prefecto inventado o, si tenemos que vincularlo con
algún prefecto atestiguado en Cronógrafo del 354, o bien con M. Nummius Ceionius Annius
Albinus, praef. urb del 256, cos. ord. 263(CIL VI 314 b[1])59 si es que nos queremos
aproximar a la fecha de los acontecimientos, o bien con Ceionius Rufius Albinus, también
prefecto de Roma en 389-391, aportando, de este modo, un nuevo dato para la polémica de la
datación de la HA. La familia de los Ceionii Albini tiene importancia en la datación de la HA,
más allá de esta referencia, por su vinculación con el usurpador Clodio Albino. Más que por
su conexión, por el intento de conexión que hace el autor entre el usurpador del siglo III y la

decimum pueros dictos. Macr. Sat. 7,7,6 quartus decimus in puero definit pubertatis aetatem. (ThlL. s.v puer,
2511, 15-25.
53
His vir in bello fortissimus, in pace constantissimus, in omni vita gravis, usque adeo ut Saloninum filium
suum eidem Gallienus in Gallia positum crederet quasi custodi vitae et morum et actuum imperialium
institutori. 2 Sed, quantum plerique adserunt - quod eius non convenit moribus -, postea fidem fregit et occiso
Salonino sumpsit imperium.
54
El asunto se enrevesa todavía más si acudimos a Zósimo (1,38,2) y Zonarás (12,24). Vemos que lo único
cierto es que hubo un mentor, pero este no fue Póstumo sino un tal Silvano (Albanus para Zonarás), asesinado
por Póstumo cuando este usurpó el poder imperial en la Galia.
55
Desde un plano léxico cabe resaltar: el uso de multus como adjetivo en singular (8,3), extremadamente
raro, con significado de “excesivo” (ThlL 1609, 32-35); facere ad significando “convenir a” es también
extraño, aunque lo podemos encontrar, por ejemplo, en Ovidio, am. 3.11.42 non facit ad mores tam bona
forma malos (ThlL. VI 1, 122,42-123,15).
56
Cf. Flaccum praetorem scrinium cum litteris, quas a legatis acceperat, codem affere iubet. (Salust. Cat.
46,6); cum (Caesar) scrinia deprendisset epistularum ad Cn. Pompeium missarum (Senec. ira. 2,23,4) En Plinio
7,29,30,198 unguentorum.
57
Cf. Chastagnol, La préfecture…, 243-51
58
Alex..31, Cod. Th. 6, 26; Cod. Just. 12, 19;
59
RE Ceionius Albinus mirar referencia
poderosa familia de finales del s. IV (Clod. 4,1-5, vid. nota de D Magie). La carta toma el
tono de un panegírico, semejante a Claud. 1,3, donde se mencionan también los Escipiones,
al igual que en Pr. 2,4, y Claud. 2,2. A Aureliano se le atribuye la función de ad inspicienda
et ordinanda castra omnia, cargo que debemos entender simplemente como supervisor de
campamentos, quizá de otras fortificaciones, pero en un sentido lato 60.Interesante el uso del
término dux, que por otra parte debemos atribuir al uso más que descuidado de la
terminología militar por el autor. Aquí parece no tener ningún significado técnico; más
definido aparece en Claud. 14,15, significando un rango superior al tribunus. Es evidente que
es un anacronismo, más en Claud. 14, 15 que aquí, pues duces como rango superior al tribuno
solo aparecen tras la reforma militar de Diocleciano. Antes se había referido a Aureliano
como tribunus y por el tamaño de las unidades a su disposición probablemente estuviese
utilizado dicho término militar en un sentido más técnico que ahora llamándolo dux, pues dux
era el cargo supremo militar de una provincia concreta, a cuyo mando se disponían varias
unidades estacionadas en la provincia61, subunidades estas que estarían bajo mando de un
tribunus, por lo que si las referencias anteriores de Aur. como tribuno tienen realidad
histórica, es la de Aureliano al mando de subunidades provinciales, paso previo en el
escalafón militar al dux que vemos ahora.
Comienza ahora (9,6-7) una de las listas características de la HA, especialmente de su última
parte. El ejemplo más desarrollado de una lista se encuentra en Claud. 14,2-15, que por sí
solo constituye el 10% de toda la biografía (y mayor proporción todavía si sumamos 16,2 y
17,5-7). F. Paschoud deduce de la importancia que ocupan las listas en Claud. que estas son
invención de Trebelio Polión y que, luego, bajo su hipóstasis de Vopiscus, las continuaría en
menor medida en Aur. 9, 6-7: 12,1-2; 13,3; 17,4; Pr. 4,5-6: 5,1: Q. 15,8. Es más: habría
insertado listas en las biografías ya escritas, aduciendo como ejemplo Alex. 42,4.62

La lista está dividida claramente en regalos en especie (9,6) y en metálico (9,7) y la impresión
que ofrece es la que daría la de una economía que resiste todavía en su retroceso a una
economía de pagos en especie, esto es, la economía propia del siglo IV. 63 No obstante, no
debemos dejarnos llevar por el deseo de encontrar cualquier punto de referencia que nos
permita datar la HA en este o aquel momento del siglo IV, apuntando un anacronismo más a
la lista, siendo que perfectamente estas situaciones económicas podrían darse durante el siglo
de la llamada anarquía militar. Lo que sí parece un anacronismo es el título de respeto
tributado al praef. urb., sinceritas tua, fórmula de cortesía de siglo IV 64. parens, en cambio,
lo encontramos testimoniado en, por ejemplo, una ley de Alejandro Severo referido al praef.
urb. (Cod. Iust. 4,65,4,1)65. Importante: Paschoud no trata de los productos incluidos en
la lista, deberás buscarlos en THLL et alii.

60
Nota 59, 81-82 de Les Belles Lettres.
61
buscar referencia Diocleciano
62
Vid Les Belles Letres, 83.
63
Buscar referencia en economía.
64
Chastagnol, La préfecture …, 208-209. El título aparece referido a prefectos de la ciudad en Cod. Theod.
6,4,18 (a. 365); 14,3,8 (a. 365); 1.6,6 (a. 368), vid. Les Belles Lettres, 83.
65
Vid. ThLL X 1, 361,6-33 para más testimonios.
Con respecto a los pagos en metálico, la confusión que transmite la enumeración de distintas
monedas y cantidades corresponde perfectamente a su absoluta irrealidad: no encontraremos
en estas listas ninguna representación de la situación monetaria de la segunda mitad del siglo
III66. Antonianus es el término que la numismática moderna utiliza para designar un nuevo
tipo de moneda de plata puesto en circulación a partir del 215 por Caracalla y sus sucesores;
la HA, sin embargo, es el único texto que designa las monedas de esta manera (también 12,1;
Pr. 4,5; Q. 15,8). Philippeus es una moneda cuyo nombre refiere, más que al emperador
homónimo, al famoso rey macedonio. Era una moneda que circulaba por Roma en el siglo II
a.C. El denarius había sido una moneda de plata pero en época del Edictum De Pretiis Rerum
Venalium había pasado a ser solamente una unidad de cuenta. Minutulus, aquí y en 12,1 (y en
Alex. 22,8) designa una moneda de ínfimo valor.67 reliqua per praefectos aerarii
praebebuntur: la intervención de los praefecti aerarii, los encargados del aerarium Saturni,
el tesoro del Senado, sont sans parallèles et purement fantaisistes68.
En conclusión, la lista de obsequios que acabamos de ver es uno de los ejemplos más
depurados del arte de la confusión, el anacronismo y el acumulamiento en apariencia sin
sentido que podemos ver en HA.

Frivola haec fortassis cuipiam et nimis levia esse videantur, sed curiositas nihil recusat.
(10,1-2). Como ya habíamos visto anteriormente, fórmulas como esta sirven como transición
para otros apartados de la biografía. En 16,1 conocemos que todos los hechos militares
descritos desde 10, 1 en adelante acontecen bajo Claudio II, lo cual dota de cierto orden a una
biografía que parece no tenerlo en absoluto. La estructura es la siguiente:
10: adopción por Ulpio Crinito
11-12: introducción del tema del consulado de Aureliano por dos documentos
falsos. 13-14: sesión del senado para admisión al consulado y adopción por Ulpius
Crinitus. 15: consideraciones finales sobre el consulado.

curiositas nihil recusat.69 El lema por excelencia de Vopisco. Quizá la frase que más éxito ha
tenido de la HA. Curiositas, según Paschoud, justifica a Vopisco a insertar hasta lo más nimio
e intrascendente70. La curiositas es más un deseo, un apetito de conocimiento, que un
principio epistemológico, pues este lo tenemos atestiguado en otro lugar de la HA: lo
intrascendente sirve para revelar de la mejor manera posible la naturaleza del princeps71. Este
es el principio epistemológico que rige la biografía de la HA, que es una continuación en este
sentido de la línea plutarquea. Aquí nos encontramos otra cosa, nos encontramos la expresión
de un apetito de conocimiento72. Tomando este sentido podemos entender por qué lo reprende

66
Vid. Les Belles Lettres, 84
67
THLL VIII 1049,6-16.
68
Vid Les Belles Lettres, 85.
69
Vas a tener que ampliar esta parte con material de historiografía, profundizando. Es un lugar de
importancia.
70
Vid. Les Belles Lettres, 85
71
Buscar.
72
Vid, THLL IV 1489-1492. Este deseo de conocimiento puede ser positivo y loable o negativo y reprensible,
pero no en sí sino según el objeto al que se dirija. Lo que queremos aquí es distinguir la actitud ética ante el
conocimiento que se expresa con este término del principio metodológico que rige la biografía tanto en HA
como en otros autores. Dar un sentido por el otro es deslegitimar la
en Q. 6 (¿o no lo condena en serio y está jugando al juego de la disputatio in utramque
partem?73) para posteriormente afirmar que non eloquentiae causa, sed curiositatis (Car.
21.2) se puso a escribir, con el ánimo de colmar el infinito apetito de conocimiento de sus
lectores (Pr. 2,8).

Tras la carta, Vopisco vuelve a enumerar los cargos militares que ostentó Aureliano, pero
ahora en una gradación descendente (10,2). La sucesión de rangos militares no corresponde a
la época de Aureliano sino a la del propio autor, como ya hemos comentado a raíz de los
términos vicarius, tribunus y dux, siendo el número de cuarenta probablemente una
exageración74. Tanto prestigio acumulado, o al menos eso parece querernos transmitir
Vopiscus, llevó a que Ulpio Crinito, quem Valerianus Caesaris loco habere instituerat
(10,2), se decidiese a que Aureliano le sustituyese (vicem sumeret) en el mando en la frontera
del Ilírico y Tracia (13,1).
Nos encontramos ante uno de los personajes clave de la biografía. De él podemos decir que
fue dux Illyricani limitis et Thracici (13,1), cónsul con Aureliano (11,8) y cuyo papel
fundamental en esta biografía consiste en que adoptó a Aureliano (15,2). Podemos decir
también que vivió durante el reinado de su hijo adoptivo, ya que Vopisco presenta una carta
dirigida a él por Aureliano ya emperador, mencionando que Crinito habría sido tres veces
cónsul (38, 2-4). Se ha escrito mucho sobre este personaje, básicamente porque solo lo
tenemos atestiguado aquí, pese a que, como se nos dice, detentó las más altas magistraturas
durante el reinado de Valeriano. La asociación evidente es con Ulpia Severina, esposa de
Aureliano, a quien no tenemos mencionada en HA pero sí en numerosas inscripciones.
¿Conformó el autor de esta biografía el nombre Ulpius Crinitus a partir de Ulpia Severina?
¿Es posible que Ulpius Crinitus fuese el suegro de Aureliano y que el autor lo sitúe en su
biografía como padre adoptivo del futuro princeps? Una hipótesis muy sugerente por
compleja propone un origen del personaje independiente de la figura de Ulpia Severina. Por
supuesto, Ulpius conecta inmediatamente con Trajano, emperador del que se afirma
desciende Gordiano I por vía materna (Ulpia Gordiana, Gor. 2,2). Ulpius, no obstante, no es
infrecuente en los siglos III y IV. El Epítome de Caesaribus sostiene que Teodosio era
descendiente de Trajano, asemejándose a él física y moralmente, como le ocurre a Crinitus
(11,7), careciendo, no obstante, de sus defectos (48,1 y 8-10). Eutropio (8,2,1) nombra a
Trajano Ulpius Crinitus y tanto Teodosio como Crinito tienen retratos que atestiguan su
enorme parecido con el conquistador de la Dacia (Epitome 48,8; Aur. 10,2). ¿Puede ser que
Crinitus sea un doble de Teodosio? Tal y como lo expone F. Paschoud 75, Vopiscus habría
tomado de Eutropio el nombre, de la tradición representada por el Epitome el retrato y,
además, de Amiano (libros 29-31) la tradición de un general llamado Trajano enviado por
Valente a Constantinopla (31,7,1), lugar en el que acontece la adopción de Aureliano. Esta
propuesta por alambicada suscita todo tipo de recelos, si no directamente su rechazo, puesto
que parece más bien un intento de creación de pruebas para una datación tardía. Desde aquí

legítima aspiración que tiene el género histórico como tal género histórico para ofrecer causas del devenir y
el acontecer.
73
Les Belles Lettres, 85
74
Vid. Les Belles Letres, 86 Cf. Tyr. 33,1 para acumulación de cargos.
75
Vid. Les Belles Letres, 87
nos posicionamos a favor de una creación del nombre dependiente de la figura de Ulpia
Severina.76 Para más información sobre Crinito, vid. Alaric Watson, 113
praedam militibus daret: mismo motivo en Alex. 55,2; Pr. 8,2. Parece que el motivo de la
distribución es una excusa para poder insertar una lista más. Merece destacarse la pobreza de
los bienes obtenidos durante la campaña, más propios para aparecer en el libro I de Tito Livio
que aquí. manubias in Palatio conlocaret: como ya ha enumerado distintos bienes obtenidos
como botín, manubias aparece aquí sensu stricto, como la parte del botín que corresponde al
general al mando, concretamente el dinero obtenido por la venta de su parte del botín (THLL,
VIII 335-337). Aureliano parece ceder al emperador su parte. in Palatio (también en 1,2;
34,5; 49,1-2), es decir, en su residencia imperial. Palatium deriva de mons Palatinus, lugar
de residencia imperial desde el comienzo del Principado.Allí donde residiese el emperador, y
con el paso de los siglos este estará cada vez menos en Roma, allí habrá un Palatium.77 No
obstante, surge la duda : ¿este Palatium es la privatam villam Valeriani (10,2) o el Palatium
de Roma? Parece más simple pensar lo primero, por no obligar a Aureliano a descender hasta
Roma y volver hasta Bizancio. Por otra parte, sabemos que en la fatídica campaña contra los
godos que desembocará en la batalla de Adrianópolis Valente se alojó en la villa imperial de
Milán tías, a sólo 11 km de Constantinopla (vid. Df, 50, 43). Thracias tiene importancia:
Thraciae aparece con frecuencia en la HA en plural (18 de 23 veces), pero el plural designa
las provincias que forman la diócesis de Tracia, como Galliae las provincias de la diócesis
gala (vid. Max. Balb. 7, 2). Sin embargo, el uso de este plural está atestiguado en las fuentes
del siglo V, no del siglo IV, apareciendo las primeras menciones en plural en Amiano (23 de
29 veces). Es una prueba más de la datación de este texto a finales del siglo IV.78
La acción se traslada a Bizancio, donde acontecerá la adopción de Aureliano por Ulpio
Crinito bajo los auspicios de Valeriano. Como ya ocurrió anteriormente, la narración de la
adrogatio que empieza ahora (10,3) se interrumpe con dos cartas falsificadas para ser
retomada en 12,379. apud Bizantium sedenti Valeriano in thermis, concretamente F. Paschoud
(p.88) vincula estas thermae con las termas de Anastasia, donde Procopio fue elevado a la
púrpura imperial (Amm., 26,6,14). Los paralelos con Amiano, esta vez libro 31, son
continuos en el siguiente parágrafo (11).

Den Hengst80 demuestra cómo este documento falsificado es una variación retórica que infla
la idea básica desarrollada en 10 con elementos tomados del libro 31 de Amiano. Los puntos
de contacto entre Amiano y esta carta son: 1) a parte Nicopolis, Aur 11.1 y Amm. 31,11,2; 2)
Ulpii Criniti vicem posset implere (11,1) y, en Amm. 31,11,1., el general Trajano (cuya
vinculación con Ulpio Crinito ya hemos mencionado anteriormente); 3) el motivo de la
enfermedad de un general, 11,1 y Amm. 31,7,5; 4) la militiae magisterium de Aureliano y
Victor, magister equitum (11,2 y Amm, 31,7,1); 5) carrago. Esta palabra solamente aparece
cinco veces en toda la literatura latina, en HA (Gal. 13.9: Claud. 6,6; 8,2; 8,5 y aquí en 11,6)
y Amm. (31,7,7; no obstante, se realizan dos menciones más pero con otras palabras en
31,7,5

76
Buscar más información
77
THLL te manda a RE.
78
T. Zawadzki (1976) buscar referencia.
79
Mirar si no es en otro momento que se reanuda.
80
Den Hengst, Verba…, 170-173
y 31,12,1181), donde parece excusarse el uso de esta palabra como neologismo (quam ita ipsi
appelant), aunque no se explica, probablemente por la similitud evidente con el latín carrus y
el germánico hag y por su contexto, significando “cerco de carros, barricada de carros”.
(THLL III, 497, 28-38). En Gal. 13,9, nos encontramos un significado distinto de carrago:
Scythae facta carragine per montem Gessacem fugere sunt conati. Como vemos, aquí no
significa fortificación sino tren de carros. El carrago es una particularidad de la guerra contra
pueblos nómadas o seminómadas, que en el contexto de las guerras fronterizas del imperio se
restringen al limes danubiano. Por la importancia que tiene en dichos conflictos, parece obvio
que a un general de la experiencia de Aureliano realizarle un comentario de este tipo no tiene
demasiado sentido, pero desde el comienzo de esta biografía, como en 7,3-8, vemos que
Vopisco aprovecha las cartas que inserta para quizá ilustrar a su mi Piniane, quizá
simplemente para dar rienda suelta a su gusto literario por acumular datos y más datos sobre
cualquier aspecto que se le ocurra. Tradición bélica que podemos remontar a los nómadas de
las estepas, de donde lo tomarían los godos, los carros se disponían normalmente en varios
círculos concéntricos, protegiendo a familias y enseres tras la empalizada mientras la lucha se
desarrolla ante ella (DF, 50, 37). Vemos su uso en una batalla de la magnitud de
Adrianópolis, pero también en otra menos conocida como la batalla de Polentia (DF la legión
romana VI), en la que las legiones al mando de Estilicón sí logran romper las líneas visigodas
situadas delante del muro de carros, penetrar tras el carrago y dar rienda suelta a su sed de
sangre (Claud. Claud) matando a los familiares de los soldados visigodos. Su aparición en
esta carta no revela sino usos muy posteriores al tiempo de Aureliano, cuando el imperio
debía enfrentarse no a partidas de saqueo mayores o menores sino a auténticas migraciones
en las que mujeres, ancianos y niños se mezclaban con los guerreros. Es en este contexto de
migraciones bárbaras que aparece el carrago en Adrianopolis o Pollentia. Valeriano
recomienda a Aureliano el mantenimiento de los suministros así como arrojar los proyectiles,
pero no debemos considerar estos proyectiles meramente como el disparo de las pila
tradicionales: el ejército bajoimperial que debía de tener en mente Vopisco cuando escribía
era un ejército que había sufrido un proceso de desespecializacion en el uso de proyectiles,
incrementando significativamente el número de proyectiles a disposición de cada miles (DF
XXV, 38). Por otra parte, la ventaja de las armas romanas en combate a distancia frente a las
tribus germánicas era evidente para cualquier romano, tanto en variedad como en capacidad
de resistir la lluvia de proyectiles, ya que los germanos combatían con poca armadura. Vale la
pena mencionar que en Hel.VII, 7 tenemos una cruenta alusión a Adrianópolis: (Elagabulus)
etiam Orestam condidit civitatem, quam saepe cruentari hominum sanguine necesse est.
Como dice a continuación, Adriano cambio el nombre de esta ciudad de Tracia, que se creía
fundada por Oestes. saepe hace referencia a las dos batallas libradas en ese escenario: la
primera en el 323, que enfrentó a Constantino contra Licinio; la segunda, contra los godos en
el 378 (vid. David Magie, nota 2)
Dejando de lado los orígenes posibles de la carta y yendo al detalle de lo que contiene:
Nicópolis, también llamada Nicopolis ad Istrumes una ciudad situada al sur del Danubio y al
norte de los montes Hemo, los actuales Stara Planina (aparece en Claud. 12,4); domina el
territorio situado entre el limes danubiano y los pasos montañosos de los montes Hemo

81
Otra descripción en Claudiano in Ruf.2, 128-129: murique locata in speciem… plaustra.
dirección a Macedonia y, por tanto, es el lugar más lógico en el que situar al comiendo de una
campaña intra o extra limites; in tua erit potestate militiae magisterium: ¿estamos ante una
alusión a la institución constantiniana del magister militum?82 3) habes sagittarios Ityraeos
trecentos….octingentos: Vopisco ya nos tiene acostumbrados a sus listas fantasiosas, ahora
de unidades exóticas, concretamente procedentes de Oriente. Tenemos atestiguados todos
salvo los auxiliares Mesopotamenos83 y sus numerales son múltiplos de 150 y 200. 4) de la
legio tertia Felix solo sabemos que vuelve a aparecer en Pr. 5,6. Lo más próximo que cabe
encontrar es una legio comitatensis Secunda Felix Valentis Thebaeorum (Notitia or. 7,46)84.
equites catafractarios octingentos, caballeria acorazada que se fue haciendo hueco dentro del
ejército romano. En latín hay dos términos para estas tropas: catafractarii y clibanarii. La
HA utiliza ambos términos en Alex 56,5 (catafractarios, quos illi clibanarios uocant), el
primero solo en Claud. 16,2 (ex catafractariis centum) y en Aur. 34,4 (catafractarii milites).85
5) los nombres de los caudillos germanos al servicio de Aureliano son inventados, pero
presentan la máxima semejanza posible con cualquiera de los muchos nombres que rondaban
por la corte, los campamentos y la sociedad tardorromana en general. Que los nombres sean
de origen germano, según F. Paschoud (p.91), es más propio del siglo IV que de la época de
Aureliano
6) commeatus a praefectis necessarius: se refiere a los prefectos del pretorio, encargados de
la annona militar (aquí commeatus)86 . 6) consulatum cum eodem Ulpio Crinito… sumptu
publico: para ser cónsul había que ser senador y es altamente improbable que Aureliano lo
fuese antes de ascender a la púrpura imperial 87. Podemos suponer que en la mente de Vopisco
un consulado entre padre e hijo adoptivo era la conclusión lógica y deseable para la función
que Aureliano iba a desempeñar en sustitución del enfermo Ulpio Crinito. Por supuesto, este
consulado es totalmente falso. Según el texto, Aureliano y su padre adoptivo iban a suceder a
Galieno y Valeriano como cónsules. Si invertimos el orden tenemos que Valeriano
emperador y su hijo Galieno fueron cónsules en los años 254, 255 y 257; no obstante, como
Valeriano va después que Galieno, tenemos que suponer que tal Galieno sería Galieno, futuro
emperador, y que su colega consular sería uno de sus dos hijos, llamados ambos Valeriano;
sin embargo, ninguno fue cónsul. El hermanastro de Galieno, Publius Licinius Valerianus,
co. ord en el 265, tampoco puede ser, pues compartió consulado con Egnacio Lucilo. Para
explicar la presencia de este consulado, Chastagnol88 propone que Vopisco se inspiró en el
consulado del llamado Aureliano, que en Oriente sucedió al eunuco Eutropo. sumptu
publico: es un tema
82
Aparece también en Aur. 17,2; 18,1; Pr. 11,7. Hartke resume el debate suscitado por esta expresión (Hartke,
Geschichte …, 101-102) (mirar) vid. también Syme (Historia Augusta..., p.48) F. Paschoud afirma que la
comparación con Amiano confirma el anacronismo (Les Belles Lettres, 89) 83 Buscar referencias. En
Paschoud pone Notitia Dignitatum, or. 28 pero dónde. Dice que Hohl tiene un índice de nombres propios
de unidades, quizá también de personas, p. 90
84
Vid. Les Belles Letres, 90
85
Amiano realiza una vívida descripción de su apariencia en su llegada a Roma junto al emperador Constancio II
(16,10,8 con expresión muy semejante: catafracti equites, quos clibanarios dictitant). La presencia de caballería
acorazada romana la podemos atestiguar desde el siglo II d.C (buscar DF) Vid. CIL III 99 ala catafractaria para
los años 244-249.
86
Cf. Avid. S4-8: Gor. 28,2-3; trig. tyr. 18,5-6: 10,6-7. Vid. RE XXII 2411, 51-2412, 19 (1954) para los
prefectos del pretorio.
87
Buscar en ed. Loeb HA referencia a ascenso al ordo senatorial cuando se accede al trono, que
referencias hay.
88
Su comunicación en los Historia Augusta Colloquium de 1994; Delmaire , Les Donations…, p.153 sostiene
que la inspiración para este consulado le vino del consulado de Estilicón y Aureliano en el 400
recurrente de esta biografía, quizá un posible elemento de la posible ideología de su autor: el
Estado debe proveer para que, aun siendo “pobres”, los hombres de valía alcancen las más
altas magistraturas: levanda est enim paupertas eorum hominum, qui diu in re p. viventes
pauperes sunt, et nullorum magis (11,9-10). De aquí que sus carreras deban ser costeadas, en
parte o completamente, con dinero público. Por lo demás, estamos ante un caso común de
allectio, por el cual se concedía un determinado puesto según la libre disposición del
emperador, habiendo o no contraído los méritos necesarios.

A la carta precedente sigue otra, también concerniente al consulado. Esta nueva carga va
dirigida al prefecto del tesoro Aelius Xiphidus, personaje inventado con un segundo nombre
que solo aparece atestiguado una vez, en Libanio (epist. 827,1). Este nombre pertenece al
grupo de nombres de raíces griegas que designan armas, como Toxotius o Phasganius89.
Aelius Xiphidus es praefectus aerarii buscar qué funciones y competencias tiene. F.
Paschoud analiza la cuestión de las festividades pagadas por los cónsules en 15, 3-6:
rellenar aquí con lo de allí. No podemos considerar como histórico la financiación por el
aerarium Saturni del programa festivo de cónsul, al igual que las dietas y obsequios pagados
a un oficial de paso por Roma. Todos estos elementos enfatizan la pobreza de Aureliano, pese
a la cual consiguió alcanzar la púrpura imperial. Es más: Vopisco llega a decir que es por la
pobreza que es grande (qua ille magnus est, ceteris maior, 12, 1), lo que no indica una
defensa de la pobreza como valor en sí, sino más bien una alabanza a los hombres como
Aureliano, a quienes la pobreza, por muy grande que fuese, no les impidió ascender
socialmente, siempre gracias a su virtud (neque enim quisquam aliquando ad summam rerum
pervenit, qui non a prima aetate gradibus virtutis ascenderit, 11,10-12,1). El tema de la
virtus es uno muy común en la emisión monetaria bajo Aureliano. Esta repite la virtus del
emperador así como del ejército o de unidades concretas. El tópico sigue siendo tópico y sus
modos se anclan en la tradición literaria, pero existía una realidad histórica que hizo que a
Aureliano se le adjudicarse el arquetipo de la virtus, junto con el de la severitas y la
crudelitas. La realidad histórica ejerce así influencia dialéctica sobre los arquetipos,
determinado sobre quien caerá cual y qué modos adoptará este arquetipo a partir de la materia
histórica, siendo la narración de esta moldeada a partir del arquetipo (vid. A. Watson, 171-
172) Por lo demás, la lista de donativos a Aureliano es una variación de la que aparece en
9,6-9. Falta un análisis de cada uno de los elementos que aparecen en la lista. Como
novedad aparecen aquí los sestercios (in aere sestertium quinquagies), que harían referencia a
monedas de bronce que sí corresponderían a la época de Valeriano 90. Casaubon (ad loc.)
opina que, en el presente contexto, las pequeñas monedas estaban destinadas a servir como
missilia, es decir, como regalos lanzados entre el pueblo con motivo de ciertas fiestas. 91 En
relación con la vestimenta mencionada92: tunicas multicias viriles: multicia es un adjetivo
muy poco frecuente; por los escolios a Juvenal, 2, 66 comprendemos qué significa: vestes
molliori textas subtemine, quibus solent uti puellae (THLL, VIII 1582 51-64). El adjetivo
viriles es de todo punto necesario. lineas Aegyptias: lineas, así llamadas quia ex lino fit (Isid.

89
Vid. Syme, Ammianus…, 167-167. vid
90
Vid Ménadier, p. 33 para este pasaje.
91
Buscar en Daremberg-Saglio III, P.1934-1938 (Ph. Fabia)
92
Misma ropa mencionada en Claud. 14,5: 14,6; 14,10 y 17,6: Pr. 4,5
orig. 19,19,3); se mencionan en otros lugares de la HA, con orígenes egipcios o africanos (
Alex, 40,10; Car, 20,5, Aur. 15,4, 46,6; 48,5); mantelia: en THLL VIII 332-33 se refiere este
pasaje como ejemplo para el significado de mantelia como “mantel” (primer testimonio de
este significado: Mart. 12,28 (29), 12)93; tapetia Afra y stragula Maura, tapete, cubierta,
mantel su procedencia marcaría la diferencia. La práctica de ofrecer banquetes a los
senadores y caballeros está bien atestiguada desde la primera época imperial94.

Tras las dos cartas de 11,1 a 12,2, Vopisco recupera la narración sobre la adrogatio
Aureliani, no sin antes volverse a excusar por lo que quizá pareciese un desarrollo demasiado
farragoso y aburrido.95 Acholius como nombre ya había aparecido como fuente en Alex. 14,6,
como biógrafo en 48,7, como historiador en 64,5 96. En el pasaje que comentamos, actuaría
como funcionario encargado de presentar a las personas recibidas en audiencia, funcionario
que recibía el nombre de ab admissione en el Bajo Imperio y que como magister
admissionum lo tenemos atestiguado en Am.15,5,18 y en el Cod. Theod. 6,2,23, pero no
antes de Amiano, lo que da pie a sospechar un anacronismo97. De sus libros así como de su
existencia caben las más serias dudas.
Cum consedisset Valerianus Augustus in thermis apud Byzantium (13,1): Vopiscus nos sitúa
donde nos dejó en 10,3 y comienza la descripción de la solmne escena con un ablativo
absoluto desmesuradamente largo. Una imagen semejante podemos encontrarla en la
enumeración de maestros de Alejandro Severo (Alex. 3, 2-3). Como señala Chastagnol 98
(p.94), en su mayoría son dignatarios orientales, como si ya se hubiese dividido el imperio.
La primera figura es la que más comentarios suscita: Nummio Tusco. El manuscrito P
transmite nemmio fusco y Hohl, acudiendo a Tyr. 9,1, donde encontramos la indicación de los
cónsules del 258, Tusco et Basso conss, corrigió nemmio fusco dando Memmio Tusco y
restauró Nummio Tusco (vid. app. crit.).99 Syme100, Straub101 y F. Paschoud, por su parte, son
de la opinión de que aquí Vopiscus distorsiona un nombre conocido de manera intencionada.
Por otra parte, si aceptamos Nummius Tuscus como el cónsul ordinario, tenemos datado su
consulado para el 258, fecha en la que pudo estar Valeriano en Oriente; en todo caso sabemos
que estuvo en mayo de ese año en Antioquia (Cod. Iust. 5,3,5; 9,9,18; confirman el dato del
consulado de Tyr. 9,1).

93
Mantelia aparece también en Hel. 27,4, Alex. 37,2, Gal. 16,3
94
Vid. Mommsen, Römisches Staatsrecht …, vol. III 2, P. 894-895.
95
Excusationes semejantes en Max (1) y Gor. (1), Tyr. 31,5. así como en la presente biografía,
22,4.
96
F. Paschoud considera ocioso plantear la cuestión de la realidad de este y los otros Acholius (p.93); no así
Syme, Emperors...................., 277-278.
97
Para el magister admissionum, vid. RE I 381-382 (J. Schmidt et O. Seeck, 1893); Reintjes, 11-5
considera fuera de las competencias propias de un magister admissionum el llevar un libro de registros.
98
Historia-Augusta-Colloquium de 1994 (vid. nota 106, p.94)
99
De Nummius Tuscus tenemos RE XVII, 2 (1937), Sp. [1937 1410]–[1937 1411] Groag.
100
Emperors…, p.6
101
Studien…, p.16 y 56
El resto de personajes102 son ficticios podemos rastrear el origen de sus nombres: Baebius
Macer, doble de un personaje mencionado por Plinio el Joven (epist. 4,9,16), cónsul
designado para el 101-117, nos lo encontramos en Had. 5,5 como Baebius Macer praefectus
urbis; más de cien años después nos lo encontramos como prefecto del pretorio. Pudo surgir
también a partir del nombre de un erudito del mismo nombre referido por Servius (ecl. 9,46;
Aen. 5,556) o por un poeta amigo de Ovidio (Am. 2,18,3). Q. Ancarius podría proceder de Q.
Ancharius, procónsul de Macedonia y sucesor en este cargo de L.Piso (Cic. Pis. 89). Su
cargo, praeses orientis debe entenderse sensu lato.103 No obstante, la diócesis de Oriente es
creación de Diocleciano, por lo tanto, otro anacronismo. De Avulnius Saturninus y Mauricius
no encontramos paralelos. Aegyptum destinato, entendemos que ha sido nombrado prefecto
de Egipto, pero que todavía no ha tomado posesión del cargo. El gentilicio Trypho lo
tenemos atestiguado en una inscripción de un soldado, lo que indica que tendría cierto uso en
el siglo III( en una estela funeraria hallada en Ucrania, vid DF, 50, p36)104. Maecius es un
nombre que vuelve a aparecer en la HA; ahora bien, no tenemos constancia de un praefectus
annonae orientis. Sí sabemos que las funciones del prefecto de la anonna fueron divididas
entre varios funcionarios, los prefectos de la annona de Roma, África y Alejandría. Quizá de
este último proceda el cargo de prefecto de la annona de Oriente 105. Por último, en el caso de
Fulvius Boius, tenemos que Antoninus Pius se llamaba originalmente Aurelius Fulvus y que
su abuela materna era una Boionia (Píus 1.3-4). Los cargos de duces, como se ha dicho
anteriormente, son anacrónicos; los limes reflejan situaciones análogas a las expuestas en la
Notitia dignitatum (or. 1,38-39; cf. Q. 3,1; 7,2; 14,2).

Descrita la escenografía, comienza la acción. Primero, un discurso de Valeriano dando las


gracias a Aureliano por lo mucho y bien que ha hecho al imperio. No se tiene constancia de
alguna acción militar de Aureliano contra los godos106. Como viene siendo habitual, el
discurso de Valeriano es otra lista más, esta vez de honores y condecoraciones militares. La
exageración en su número encuentra paralelos en otros momentos de la HA (Tyr. 33,1). La
mención de las coronas cívica y vallaris aparece en Pr. 5,1-3, también concedidas por el
emperador Valeriano. a Gothorum potestate liberasti, vid. Cambridge Ancient History, XII,
Notes: The sources for the gothic invasiones of the year 260-70; además de las páginas
dedicas a los dos emperadores, padre e hijo)

Debemos considerar previamente a todo análisis de las condecoraciones concedidas a


Aureliano un hecho, a saber: que en el Alto Imperio las condecoraciones militares se
conceden no por los hechos sino por el rango que se ocupa y el orden al que se pertenece 107.
En la cima se situaban los oficiales de orden senatorial que habían alcanzado el rango
consular. Estos alcanzaban a poseer hasta cuatro coronas: muralis, vallaris, aurea y classica

102
Vid. Syme, Emperors… p.4 y 6-8. Se basaría en Domaszewski, Die Personennamen… vid.
103
Tal y como lo define Isidoro orig. 9,3,28: Praesides vero dicti, qui alicuius loci tutelam praesidialiter tenent
(vid.THLL X, 2, 871,59-872,10)
104
E. Birley, Some Militaria in the Historia Augusta vid.
105
Vid RE XXII 1271-1277 (1954)
106
Hay que buscar sobre los godos.
107
Vid. RE V 1528-1531 (sobre todo 1530, 64) sqq.
(a veces duplicadas), cuatro lanzas de honor y cuatro estandartes108. Recordemos que
difícilmente Aureliano pertenecería al orden senatorial, por lo que tan solo alcanzar las
condecoraciones expuestas para el senador de rango consular habría estado fuera de su
alcance. Ante la imposibilidad fáctica de que Aureliano hubiese obtenido todo lo que
Vopisco dice que obtuvo, es evidente que debemos buscar alguna posible fuente de
inspiración para tamaña acumulación de honores. F. Paschoud propone dos y muy
interesantes: Aulio Gelio y Amiano109. En sus Noctes Atticae (V, 6), Aulio Gelio se detiene a
considerar las coronas militares (De coronis militaribus; quae sit earum triumphalis, quae
obsidionalis, quae civica, quae muralis, quae castrensis, quae navalis, quae ovalis, quae
oleaginea. ). Fuente más evidente no puede hallarse110. Amiano, no obstante, es mucho más
interesante. Según este, Juliano restableció la concesión de coronas obsidianas, navales,
cívicas y castrales (24,4,24; 24,6,6) con el propósito de recuperar la antigua costumbre
(veterum more, 24,4,24). Si comparamos el texto de HA con Amiano, podemos ver el
enorme parecido si consideramos que obsidiolibus coronis (24,4,24) y coronis castrensibus
(24, 6,16) de Amiano corresponden a murales y vallares de HA. Otro punto de contacto es
que ambos mencionan coronas cívicas, al igual que Gelio, pero estas rara vez se concedían en
el imperio y jamás se incorporaron al sistema de condecoraciones. La que sí se concedía,
como hemos visto en el caso del senador consular, es la corona aurea, que no aparece en
ambos autores. Corona castralis y corona vallaris premian lo mismo: al soldado que en
primer lugar entró en el campamento enemigo. La corona obsidionalis condecora al general
que salva una ciudad del enemigo; la corona muralis, al soldado que primero penetra tras las
defensas de una ciudad asediada. La sugerencia de F. Paschoud aquí es muy interesante:
Amiano, o el propio Juliano, se habría equivocado al conceder la corona obsidional, pues
debería haber concedido la corona muralis al haber asaltado una ciudad, no un campamento
(cumque Maiozamalcham venisset urbem magnam et validis circumdatam moenibus, 24,4);
además, el premiado era un soldado, no un general, lo cual hacía del todo imposible la
recepción de un obsequio, la corona obsidional, destinado a generales. ¿Corrigió Vopisco
aquí a Amiano? Para ello solo tuvo que cambiar obsidionalis por muralis así como castralis
por vallaris.111 Dejando de lado el paralelismo con Amiano, las coronas navales se obtenían
al ser el primero en saltar sobre la borda de un barco enemigo; la corona cívica, por su parte,
por salvar la vida de un ciudadano romano.112

2.3.6.3 (13.3-4) A continuación, Vopiscus menciona también otras decoraciones. Las hastae
purae son muy antiguas: en la época imperial, se atribuyen únicamente a oficiales de rango
senatorial o ecuestre: estas lanzas no carecían de hierro, en contra de lo que se ha afirmado a
menudo 2. Las uexillas bicolora constituyen otro tipo de decoración, de aparición bastante

Como recoge F. Paschoud, este es el caso, por ejemplo, de M. Claudio Fronto, cos. hacia el año
108

166, como atestigua el CIL VI 1377 (ILS 1098)17 (vid. 96)


109
p.96-98
110
Además Vopisco cita a Gelio en Pr. 1,1, mostrando su conocimiento del autor.
111
Si decimos que Vopisco tomó de Aulo Gelio el material para corregir a Amiano, debemos considerar que la
corona vallaris no está en Gelio. Sin embargo, podemos citar el pasaje de donde pudo obtener la referencia:
Castrensis est corona, qua donat imperator eum, qui primus hostium castra pugnans introivit; ea corona
insigne valli habet (5,6,17). Esta corona está atestiguada también en Livio (10,46,3; 30,28,6) y Suetonio
(Aug.
25,3)
112
buscar referencias. F. Paschoud propone Daremberg- Saglio I, p. 1535-36
tardía, reservada también a los oficiales de alto rango; eran estandartes de dimensiones
reducidas; parece que había varias categorías de ellas, las bicolora. Eran pequeños
estandartes, al parecer de varios tipos, el bicolor. adornado con plata, que caracterizaba un
rango superior; nótese la forma del n. pl. del adj. bicolor, -is, 3 g.: esta rara palabra no está
atestiguada en ningún otro lugar del nom. voc. acc. pl. n.; los mss. de la rama 2 presentan el
nombicoloria. "Vopiscus" enumera a continuación otros siete objetos, ropas y un asiento,
ofrecidos por Valeriano, más otros dos, el cetro triunfal y las vigas, que serán ofrecidos por el
Senado. Su asamblea evoca de nuevo a Tito Livio, probablemente ya presente con la mención
de la corona vallesana. Primero 10,7.9, donde se encuentran cuatro de los objetos de
Aureliano. 13,3, asientos (Tito Livio kcises: curules), pretexto toga, túnica palmeada, toga
pintada (¡estos tres pretextos en el mismo orden!); este mismo texto menciona de nuevo la
corona triunfal. A continuación, 30,15,11, donde se trata de los regalos hechos a Masinisa:
asiento de cúrula, cetro de marfil, toga pintada, umic palmeado. Finalmente 31,11,11, de
nuevo sobre los regalos a Masinisa: toga de púrpura, túnica palmeada, cetro de marfil, toga
pretextada, asiento de curul. Estas comparaciones me parecen tanto más necesarias cuanto
que la expresión tunica palmata (casi siempre mencionada al mismo tiempo que toga picta) es
muy rara: aparte de los tres pasajes citados de Tito Livio y de tres ocurrencias en la HA4,
sólo se encuentra en Festo y en Floro (epit. 1.5.6), que menciona al mismo tiempo fasces en
particular, y del que se sabe que es sobre todo un abreviador de Tito Livio. Creo que
podemos decir que es Livio quien genera la reutilización del grupo de tunica palmata después
de él, y que "Vopiscus" trabaja como un poeta alejandrino, variando y contaminando sus
modelos, aquí los tres pasajes de Livio, y probablemente también el de Florus. En efecto, el
adj. eburneus pasa en su caso del cetro al asiento, y me pregunto si la toga púrpura de
Masinisa no dio lugar a las túnicas ducales rojas ofrecidas a Aureliano,

Si la primera sección del discurso de Valeriano se ocupaba de las coronae (13,2-4), la


segunda se ocupa de condecoraciones militares. hastas puras, de antiquísima procedencia, en
tiempos del imperio se atribuyen únicamente a oficiales de rango senatorial o ecuestre. 113
vexilla bicolora114: de origen tardío, un vexillum es un estandarte de pequeño tamaño que,
bicolora y adornado con plata, se concedía a los oficiales de alto rango. 115 La lista de objetos
que sigue, según F. Paschoud, evocaría a Tito Livio en dos pasajes: 10,7,8 (sellis curulibus,
toga praetexta, tunica palmata, et toga picta); 30,15,11 (sella curuli et scipione
eburneo, toga picta et palmata tunica) y 31,11,11(toga purpurea et palmata tunica cum
eburneo scipione et toga praetexta cum curuli sella). La justificación para trazar este
paralelismo reside en la poca frecuencia de la expresión tunica palmata, y casi siempre
seguida de una mención a la toga picta. Aparte de los tres pasajes de Livio, tenemos tres
apariciones en HA (Gor. 4,4: Gall, 8,5; Capitolina palmata en Pr. 7,4 y 7,5). y solo una
aparición más en Festo (tunica autem palmata a latitudine clavorum dicebatur, quae nunc
a genere picturae

113
Vid. RE VII 2508-2509; Daremberg-Saglio III, p.41; Maxfield, 84-86
114
Forma sorprendente, procediendo de bicolor, is. Los manuscritos procedentes de Σ presentan
bicoloria.
115
Vid. RE VIII A 2452-2453
appellatur, p.209, a, 23) y en Floro (epit. 1,5,6)116. De este modo, sellam eburatam en HA
procedería de scipione eburneo en Livio y, quizá, tunicas russas ducales de la toga purpurea
de Livio 31, 11,11 (por otra parte, el adjetivo ducalis es extrañísimo, vid. THLL v, 1, 2128).
Para los fasces también encontramos referencia en Floro epit. 1,5,6. ¿Podemos encontrar
algún sentido a esta lista? Si repasamos la lista observamos que muchos de los obsequios son
los propios del acceso (ficticio) al consulado por Aureliano. Tal es el caso de los pallia
proconsularia (sin paralelos en la literatura latina, vid. THLL X,1, 136,13), toga praetexta,
toga palmata, toga picta, scipio, sella eburata y fasces. A su vez, toga palmata, picta y
scipio son característicos del general que se le conceden los honores del triunfo en el periodo
republicano. F Paschoud (100) propone la continuidad histórica de estos signos del cónsul y
del general victorioso de época republicana a lo largo de la época imperial. Estos signa se
dejarían ver especialmente en el momento del processus consularis117. subarmalem
profundum: profundus en su sentido de “largo, extenso”; es difícil saber a qué tipo de
vestimenta se refiere con subarmalis118. Todo parece indicar que se trataría de una túnica sin
mangas que se usaría como prenda interior. El uso de túnicas interiores tiene especial sentido
si se acompaña con una armadura y quizá sea este sentido de gambesón el apropiado. 119 Vid
Ilkka, 10 first drawing

Tras el discurso de Valeriano120, la contestación de Aureliano (14,1-4). Aurelianus surrexit


atque ad manus accessit agens gratias: dos detalles que no pueden pasar sin comentario:
Aureliano se levanta (surrexit), por lo que, deducimos, no estaba de pie (vid. Cambridge

116
Vid. THLL X 1, 150-151. En Serv. Aen.11, 334 encontramos el porqué se la conceden a Aureliano: palmata
dicitur toga, quam merebantur hi qui reportassent de hostibus palmam. Cf. Isid. orig. 19,24,5 ipsa vocabatur
et toga picta, eo quod victorias cum palmis intextas haberet.
117
Menciona los siguientes testimonios: Fronton (15,10-11 van den Hout), Amiano (29,2,15),
Prudencio (Symm 1,349), Casiodoro (var. 6,1,6). En Gord.
118
Cf. Sev. 6.11: Claud. 14.8.
119
El subarmalis, literalmente "bajo las armas", también llamado toracomachus es una prenda que los romanos
adaptan de versiones más rústicas en pueblos conquistados. Es un elemento que se viste con la cota de malla o
lorica hamata. Tenía una función múltiple: Proteger al combatiente de los efectos de su propia armadura.
Tanto la túnica como la propia piel del soldado, podían lesionarse por efecto del roce de las anillas de la
armadura.
Cuando fueron apareciendo corazas de anillas remachadas, este efecto se volvió más intenso. Por otra parte, la
armadura solía estar aceitada y polvorienta (se aplicaba aceite para evitar el óxido), por lo que el subarmalis
también protegía a la túnica de dicho roce y de la suciedad (quizá indeleble) que le podía transmitir. Ofrecer una
protección adicional frente a los golpes, de modo que la capa de cuero grueso del subarmalis dispersaba la
energía de los golpes recibidos y era también una barrera más frente a agresiones cortantes o punzantes.
Proteger a la armadura del efecto corrosivo del sudor del legionario, a cambio por supuesto, de sofocar mucho
más al combatiente en ambientes de calor extremo. El subarmalis podía ofrecer muchas formas y versiones,
quedando a voluntad del legionario vestirlo o no, y por supuesto, su calidad y manufactura. Las pteruges en
hombros y cintura es un elemento de origen griego, que caló profundamente en la indumentaria romana.
Durante el siglo I d.C con la extensión de la lorica segmentata, el uso del subarmalis se transforma, para
adaptarse a la nueva coraza. Se tienen pocos datos del tipo de subarmalis que se vestía bajo la coraza de placas,
pero parece que habría perdido las pteruges inferiores. Sin embargo, el subarmalis tradicional siguió en uso, ya
que la lorica hamata nunca dejó de usarse en el ejército romano. El subarmalis que ofrecemos aquí está hecho
en algodón de color blanco, lo que admite un teñido, tanto con tintes naturales como industriales. Incluye cierres
laterales, mediante broches de madera, permitiendo que cada recreador se lo ajuste perfectamente a su cuerpo.
La parte superior cuenta con un acolchado y las pteryges están cosidas al cuerpo principal. (de
lacasadelrecreador.com; F Paschoud propone consultar Daremberg-Saglio I, 1479-1480)

120
En F. Paschoud falta mucho por comentar de este pasaje,
Ancient History, XII, 364 sq). A partir de Diocleciano el emperador permanece sentado pero
el recibido en audiencia debe permanecer de rodillas121; en Alex. 31, 1 leemos que la
benignidad del emperador permitía a los ministros tomar asiento cuando su salud no les
permitía permanecer de pie ante él; manus accessit significa besar las manos del emperador
(THLL VIII 362,47-52). El emperador saluda a sus amigos, senadores y altos funcionarios
ecuestres con un beso, pero a los demás les tiende la mano.122. domine Valeriane , así se
dirige Aureliano al emperador, según la antigua costumbre que podemos atestiguar, por
ejemplo, en la correspondencia entre Plinio el Joven y Trajano. La fórmula dominus para
dirigirse al emperador, vid. A. Watson 180. coniuratos meos es una forma extraña, aunque no
sin paralelos123, de expresar aquellos que tomaron juramento ¿con él?¿bajo su mando?
Probablemente esto último. Resuenan en estas palabras el cargo de dux equitum que
Aureliano desempeñó pero bajo Galieno, así como la práctica común de alistar unidades
auxiliares en las provincias más cercanas al teatro de operaciones 124, de aquí que hable de
coniuratos meos. Valentiniano había dicho que quedaba en manos del senado aceptar su
propuesta de cónsul para el año siguiente (13,4); Aureliano recoge esta misma idea y ruega a
los dioses y, aparte, a deus Sol invictus por la consecución de tan alta magistratura. El
emperador podía nombrar cónsules, no necesitaba de la mediación del senado, pero en el
constructo ideológico del autor el senado sigue jugando un papel que había perdido hacía
tiempo. deus Sol invictus es la reconstrucción que propone Hohl (vid. app. crit.) y se acepta
en este trabajo por motivos narrativos y no tanto textuales: la vinculación entre Sol invictus y
Aureliano en esta biografía no se establece una vez concluye su campaña en Oriente, sino que
comienza desde su mismo nacimiento (vid. omina imperii). Es lógico y natural, entonces, que
ruegue a quien, según la biografía, fue su divinidad más próxima 125. Destacar verbis militaris,
que incide en el arquetipo de homo Pannonicus y emperador-soldado. Hubiese sido, por
tanto, esperable que encontrásemos alguna diferencia entre los discursos de Valeriano,
Aureliano y Ulpio Crinito.

El tercer discurso es el de Ulpius Crinitus, el padre adoptivo (14,4-7). Destaquemos que se


dirige a Valeriano sin el domine, indicando su posición superior en la jerarquía imperial
frente a Aureliano (recordemos que era dux Illyriciani limitis et Thracici, 13,2). El discurso
es un alegato en favor de la adrogatio, siendo la mejor de sus defensas el ejemplo de la
dinastía Antonina (el único no mencionado es Marco Aurelio). La HA trata a menudo el
problema de la descendencia imperial, especialmente cuando el poder imperial pasa a manos
de niños incapaces (vid. Tac. 6)126. La tema de la adopción de hombres maduros, capacitados
ya en el momento de asumir la púrpura de acometer las empresas necesarias (fortissimi viri)
se apunta como solución a este problema. Como señala F. Paschoud acertadamente, el
problema de la descendencia natural y la adopción era candente tras el fracaso del sistema de
transferencia del poder organizado por Diocleciano (p.102).

121
Buscar referencia para esto en Cambridge Ancient History, que está. Y ampliar.
122
Vid. Daremberg-Saglio, s.v. Salutatio, IV, 1059-61
123
THLL IV 339,79-341, 27-28.
124
Buscar referencia a esto.
125
Revisar.
126
Buscar información sobre este aspecto; en F. Paschoud, introducción parágrafo 3 hay información.
Para expresar el acto de adopción Ulpio Crinito utiliza dos verbos: adrogare, que se utiliza a
partir del siglo II d.C en el lenguaje de la jurisprudencia con el significado de adopción de un
adulto (impuberem en Ulp. dig. I,7,22,2; Cod. Iust. 8,47,2 (Dioclet et Maxim), vid. THLL II
652,51-653,27; sabemos la categoría de impuber comienza a partir de los catorce años, vid.
Ulp. dig. 28,6,2). Adoptare, por su parte, significa adopción de un menor que continúa y
continuará bajo potestad de otro (Modest. dig. I,1,7: adoptantur filii familias, adrogantur, qui
sui iuris sunt, vid. THLL I 809, 60-810, 35). Vopisco inserta de manera poco técnica los dos
términos para ofrecer cierta variatio a un discurso que tiene aspiraciones literarias. lege
agatur, vieja fórmula para indicar el comienzo de un procedimiento judicial (Gaius, Inst.
4,11). heres sacrorum hace referencia a la aceptación por el adoptado de los cultos familiares
de la familia adoptiva, viéndose obligado a abandonar los de su familia de origen (la
detestatio sacrorum)127. (heres) nominis: según esto, Aureliano debería haber adoptado el
nomen de la familia, cosa que es imposible que el autor no supiese que no había ocurrido.
Estamos ante un exceso retórico.

Termina de este modo la solemne representación de la adrogatio Aureliani. Uno de los rasgos
literarios de Vopiscus como narrador reside en ofrecernos pequeños cuadros de desarrollos
mucho más largos, que por su longitud no cabría insertar en una biografía de dimensiones
adecuadas. Por este motivo son comunes expresiones como las que vemos a continuación de
la escena: longum est cuncta pertexere, nam et actae sunt Crinito a Valeriano gratiae, et
adoptio, ut solebat, impleta (15,1). Destacar el uso lato de adoptio, que no el técnico de
adrogatio (supra); la expresión longum est aparece 19 veces en toda la HA, lo que da muestra
del gusto del autor por tales expresiones. Concretamente aparecen 11 en Vopisco y 3 en
Polión. No obstante, tan común es lo anterior como ofrecer, ya al final del tratamiento de un
asunto, una visión divergente de la materia, casi siempre más prosaica que la anterior. Así,
según recuerda que leyó in quodam libro Graeco Aureliano fue adoptado por Crinito a
instancias de Valeriano, idcirco praecipue quod pauper esset, lo que vuelve a incidir en uno
de los temas favoritos de Vopisco, la posibilidad de acceso a las más altas magistraturas de
hombres aun sin recursos (vid. 11,9 y 15, 3-6 donde se repite).

Otro de los rasgos literarios característicos de Vopiscus es su tendencia a la digresión,


acompañada siempre de una en apariencia mala conciencia por dejarse llevar (sed nos, ut
solemos, hanc quoque rem in medio relinquimus, 15,6). La adopción de Aureliano, más
específicamente su pobreza, que obliga a que las arcas públicas le costeen el consulado
(sumptu publico, 11,8), lleva a Vopisco a lamentar la degradación, según lo ve él, del cargo
de cónsul. Et quoniam superius epistolam posui se refiere a la carta de Valeriano a Aelio
Xifidio (12,1-2), en la que se desgranan los gastos para la hacienda pública. Como es tópico
en la literatura latina, aquí se contraponen las virtudes frente a las riquezas, lamentando el
triunfo de las últimas sobre las primeras (cf. Car. 20,3-21,1). Más interesante que el tópico es
una referencia cronológica: vidimus proxime consulatum Furii Placidi (15,4). Tenemos
atestiguado un M. Maecius Memmius Furius Baburius Caecilianus Placidus, cónsul ordinario
en el 343 (CIL 10, 01700). ¿Ha mencionado Vopisco a un personaje de su época? ¿Ha roto
la

127
vid. Daremberg-Saglio II, p.113. Mommsen Römisches Staatsrecht… III,1
ficción que hacía situar su escritura en los tiempos de un tal Iunus Tiberianius, fuese este
senior (291-292) o iunior (303-304) o bien en los tiempos de Constantius Chlorus Augustus
(305-336, vid. 44,5)? Mommsen y Hohl piensan que es una simple coincidencia 128. Más allá
de la posible datación, el problema de los excesivos gastos que acarreaba el desempeño del
consulado en el siglo IV debía de ser un problema candente dentro del círculo senatorial. 129
Por una referencia en Zósimo 2,38,3 sabemos de la decisión de Constantino de fijar una cifra
mínima para el gasto de los pretores según su riqueza, decisión que lamenta el historiador
griego.

Por otra parte, es evidente que la queja sobre el gasto excesivo en juegos en el circo, que debe
leerse junto con el pasaje hermano de Car. 20.3 21.1, es una alusión anacrónica a un
problema de actualidad a finales del siglo IV. Ya en el primer siglo del Imperio, los
magistrados romanos estaban obligados a organizar juegos, pero no se les exigía una cantidad
mínima de dinero; al contrario, los emperadores intervenían a veces limitándolos.
Constantino, por su parte, introdujo un gasto mínimo para el sumptus de los pretores, en
relación con su riqueza: en un texto conocido, Zósimo (2,38,3) se queja amargamente de esta
medida. Una ley del Código Teodosiano (15,9,1, del 384) limitaba los gastos para los pretores
de Constantinopla; los pretores romanos, en cambio, no se beneficiaban de esta ventaja.
Anteriormente, el 22 agosto del 372, ya los senadores de Roma habían intentado vanamente
repartir de manera más equilibrada los gastos de los munera (Cod. Theod. 6,4,21,6-7). Lo
volvieron a intentar en el 384, de nuevo con poco éxito, bajo la prefectura de Símaco, tal y
como nos lo cuenta en relatio 8. En Alex. 43,2 encontramos el mismo motivo, esta vez
indicando una medida de Alejandro Severo por la que se reducía el sumptus de los cónsules.
Entre los exagerados obsequios que ofrece el derrochador Furius Placidus están unas tunicas
subsericas, que se oponen a las holosericas, tota serica como las define Isidoro (orig,
19,22,14; vid. THLL VI, 3, 2860, 61- 2861, 18). Curiosamente en Cod. Theod. 15,9,1
podemos leer: Nulli privatorum liceat holosericam vestem sub qualibet editione largiri (384
iul. 25) y Símaco pide ofrecer justamente tales vestimentas con ocasión de los juegos de su
hijo en el 401 (epist. 4,8,1). Vemos, pues, que parece que Furius Placidus, pese a su derroche,
se mantenía dentro de los límites legales a los que un hombre de los tiempos de Vopisco
debía atenerse. Las paragaudae, por su parte, son una vestimenta de origen oriental, con
cenefas de número variable (Aur. 46,6), no cosidas sino bordadas. La primera aparición de
este término la tenemos en una inscripción del siglo III y en el Edicto de Precios; cuatro
veces aparece en HA: Claud. 17,6; Pr. 4,5; aquí y en Aur. 46,6. Vuelven a aparecer en el Cod.
Theod. 10,21,1 y 10,21,2, prohibiéndose el uso por particulares de paragaudae bordadas en
oro o de seda130.¿Reflejó Vopiscus en este pasaje su conocimiento de las normativas
suntuarias del siglo IV? A F. Paschoud le parece difícil pensar lo contrario (p.106). En
conclusión, un pasaje más dentro de la literatura latina que lamenta aquellos casta illa
tempora que ya no están.131

128
Mommsen, Die Scriptores…, 275, n.1; Hohl, Vopiscus und die Biographie…, 182-183 vid.
129
Vid. F. Paschoud, 104-105.
130
Vid. RE XVIII 3, 1167-1169 y THLL X 1, 303-304
131
Mismo motivo en Avid. 14.4; 14.6; Pert. 14,6; Alb. 13,5; Alex. 53,5; Gor. 5,5-7; Max. Balb. 17.2; 17.8-9;
Claud. 2.6: Tac. 12.1: 15.2: 18.4-5: 19.1, 19.6 y Prb. 6.1
16-18, 1 es un pasaje muy confuso. His igitur ac talibus praiudiciis muneribusque fultus
Claudianis temporibus tatus enituit nos hace entender que hemos dejado atrás el reinado de
Galieno y pasamos a considerar los hechos de Aureliano bajo Claudio II. No obstante, sin
solución de continuidad nos encontramos con Aureliano nombrado emperador, una vez ha
fallecido Claudio y ha sido asesinado Quintilo (cf. Claud. 12,2-6), y la polémica en torno al
asesinato de Aureolo. La polémica se desarrolla exponiendo varias opiniones de historiadores
(16,1-4) para, inmediatamente, pasar a los hechos de armas de Aureliano (16,4 solamente) e
interrumpir de nuevo la narración e insertar una carta del emperador Claudio al mismo
Aureliano (17,2-5). A continuación, vuelve a contarnos lo bien que lo hizo y que por ello, por
consenso de todas las legiones, fue nombrado emperador (17,5) para, inmediatamente, volver
atrás en el tiempo y contarnos cómo obtuvo Aureliano bajo Claudio II la máxima
magistratura de la caballería (18,1). En definitiva, nos encontramos un vaivén cronológico:
por dos veces tiene tanto interés Vopisco en señalar lo bien que lo hizo Aureliano que la
consecuencia de su buen desempeño, la consecución del trono imperial, le rompe los
esquemas narrativos. De los hechos de armas de Aureliano bajo Claudio II tenemos 1) su
guerra contra los Meotidas (vid. Hartke W., 20: el problema del uso del término meotidas y
una posible fuente griega), de la cual conocemos por medio de una carta por qué le fue
conferida la responsabilidad de conducirla (16,4-17,3), así como su conclusión exitosa (17,5);
2) por qué Claudio otorgó a Aureliano la más alta magistratura dentro de la caballería (18).
No nos informa de nada más, pero lo hace de manera extremadamente confusa. Tanto es así
que en 18,2 leemos Idem Aurelianus contra Suebos et Sarmatas isdem temporibus
vehementissime dimicavit; sin embargo, isdem temporibus no puede referirse al reinado de
Claudio II, ya que estas campañas sabemos que acontecieron siendo Aureliano ya emperador
(cf. Aur Vict. 35,2; Zos. 1,49,1). No obstante, Alaric Watson (43) no es de la misma opinión:
18,2 suebos y sarmatas serían alamanes y jutungos, que en el año 268 penetraron por el
Danubio, cruzaron los Alpes y fueron derrotados por Claudio cerca del lago de Garda,
victoria que dio a Claudio el título de Germanicus Maximus (vid. Epit 34,2-3; quizá también
Zos. 1, 49, 1. Para el título de Germanicus Maximus, e.g. CIL XII 2228). Posteriormente, sin
embargo, la misma cita la refiere Alaric Watson (nota 41 en pág.50) a las campañas de
Aureliano a lo largo del Danubio antes de la derrota en Piacenza, pero no puede referirse a
dos eventos tan distanciados en el tiempo. La confusión de Vopisco se traslada a Watson. Es
más coherente afirmar que se refiere a las campañas por el Danubio siendo Aureliano ya
emperador.

Como este pasaje es el único que trata del ascenso de Aureliano al trono imperial, deberemos
decir que, como mínimo, el tratamiento de su ascenso es discreto. El ascenso al trono
imperial de Aureliano presenta el problema de la figura de Quintilo, hermano de Claudio II.
Por la documentación egipcia tenemos constancia de que su ascenso al trono se produjo a
mediados de septiembre del 270; posteriormente, su dies imperii se situó a finales de agosto,
coincidiendo con la muerte de Claudio. ¿Quiso entonces Aureliano ocultar un reinado, por
breve que este fuese, de Quintilo y, con ello, su condición de usurpador? Debemos acudir a
otras fuentes para solucionar esta cuestión. En Zonarás 12,26 leemos lo siguiente: un Claudio
moribundo en Sirmium habría considerado a Aureliano digno sucesor al trono (este es un
motivo que se repite constantemente en relación con familiares y generales: justificar la
ascensión de estos últimos por encima de los anteriores basándose en sus virtudes superiores
parece, más bien, una justificación a posteriori de lo que parece un acto ilegítimo de
usurpación132). Tras recibir la noticia del fallecimiento de Claudio, el senado nombró a
Quintilo nuevo princeps; el ejército en Sirmium, en cambio, habría aclamado ya entonces a
Aureliano como nuevo emperador. La misma versión la encontramos en Zósimo 1,47;
Eutropio 9, 12-13 y el Epítome de Caesaribus (34.5-35.1) mencionan a Quintilio, pero pasan
por alto que Aureliano fue proclamado emperador por sus tropas en vida. Es una lastima que
se haya perdido el relato de Aurelius Victor.

Siguiendo un orden cronológico, nos deberíamos haber quedado con una narración tan
escueta como esta. Pero Vopisco, una vez ha terminado la narración de la vida de Aureliano,
dedica la última parte de la vita ha reflexiones que rompen el corsé cronológico y le dejan
tocar temas dispares y variados, uno de ellos el ascenso al trono de Aureliano (37,5-37,7).
Entonces se nos cuenta que Quintilo no fue asesinado sino que se suicidó (incisis sibimet
venis)133 una vez fue abandonado por sus tropas, quienes no le hacían caso y se pasaban al
bando de Aureliano, cum in praesidio Italico esset. Esta visión de los acontecimientos
concuerda más con la que nos proporcionan otras fuentes, puesto que estando en Italia no
sería extraño que le hubiese sido conferido el título imperial por parte del senado en Roma.
Eutropio nos informa que fue por consenso del ejército, sería la guarnición de Italia,no por el
senado por lo que ascendió a la púrpura (9,12). En el Cronógrafo del 354 leemos Quintillus
imp.dies LXXVII cong. promisit sed non dedit. occisus Aquileia134. Interesantísima la mención
al lugar donde falleció: si Quintillus estaba en Aquileia podemos conjeturar que o marchaba
contra Aureliano, que vendría o le esperaría en el limes danubiano (más bien lo primero), o le
aguardaba en la ciudad. Aquileia fue testigo privilegiado de los acontecimientos del siglo III
como estación de paso obligatoria en el cruce de los Alpes Julianos. Cualquier ejército bajo el
mando de un usurpador que marchase hacia Italia debía pasar por la gran ciudad del
Adriático.135 Por ejemplo, Maximino en su camino a Italia en Max. 21- 23Por las
coincidencias con Eutropio, Barnes (Some persons… p.169) sostiene que este pasaje (16)
procedería de la Enmanische Kaisergeschichte, mientras que por las coincidencias de 37,5-6
con Zósimo y Zonarás podríamos rastrear una fuente común para los tres, aunque F.
Paschoud no ve necesario que sea Nicómaco Flaviano (p.108). Retrocediendo en el tiempo, la
presencia de Quintilo en Italia es producto de una división de tareas por parte de Claudio:
mientras esté marchaba hacia los Balcanes para hacer frente a la amenaza goda (tras el 269),
su hermano Quintilo quedaba al cargo no sólo de la península itálica sino también de la
frontera danubiana y de la no menos inestable frontera con el imperio gálico, que sufría las
turbulencias causadas por el asesinato de Póstumo y su hijo (Alaric, 43-44).

132
El propio Claudio, por ejemplo, habría vivido una situación pareja con respecto al emperador precedente,
Galieno. vid. Aur. Vict 33, 28; Epitome de Caesaribus 34, 2.
133
Al menos que se quieran armonizar las dos visiones y se diga que se suicidó porque el ejército le había
abandonado por Aureliano.
134
Part 16 de Tertullian.org buscar mejor referencia,
135
Buscar acontecimientos en Aquileia.
Hemos tratado al primer asesinado, Quintilo, pero hay un segundo asesinado, uno que
curiosamente recaba mayor atención de Vopisco que todo un contendiente al trono de
Claudio. Aureolo interfecto, cum quo Gallienus fecerat pacem. La figura de Aureolo se
inserta de lleno en el puzle de los usurpadores del siglo III. Rastrear su vida es muy
complicado, ya no solo por lo inconexas y fragmentarias que sean sus noticias sino también
por los vaivenes de su lealtad. De Aureolus sabemos con seguridad que fue el primer
comandante del nuevo cuerpo de caballería móvil que creó Galieno, la gran reforma militar
de tan inmerecidamente denostado emperador136. Zonarás (12,24) es quien de nuevo nos
ofrece la mejor información sobre tan importante personaje del siglo III. Por él sabemos que
ascendió a la comandancia del nuevo cuerpo de caballería y que fue él quien derrotó al
usurpador Ingenuus; posteriormente participó en la campaña de Galieno contra Póstumo en la
Galia, pero su lealtad ya dejó muestras de lo que posteriormente sería al dejar escapar al
enemigo (podemos fechar este acontecimiento en el año 265, vid. Alföldi 1939, 186); no
obstante, continuó luchando del lado de Galieno contra sus enemigos. Tenemos también
informaciones de Zósimo, que incluye a Aureolo entre los usurpadores que se alzaron contra
Galieno (1,38,1; en esto coincide con Amiano 21,16,10); coincide con Zonarás en resaltar su
participación en la campaña contra Póstumo, mencionando su defensa de Milán. En HA se
menciona en otros lugares una paz concertada entre Galieno y Aureolo. En Gall. 4,6 leemos:
His coactus malis Gallienus pacem cum Aureolo facit (posteriormente en Gall 7,1; 21,5). En
la parte dedicada a su biografía en Triginta Tyranii leemos también que acordó una paz con
Galieno (tyr. 11,3). F. Paschoud sostiene que fueron dos las veces que se rebeló contra
Galieno, primero durante una campaña contra Póstumo y luego en el 268 en Milán, pero
entretanto habría luchado de parte del emperador (vid. Alaric W., 39sq para la crónica de este
momento de sublevación de Aureolo). Según Bleckmann, el autor de la HA habría utilizado
libremente la misma fuente que Zonarás y Zósimo, que sería Nicomaco Flaviano 137; F.
Paschoud, por su parte, considera que la fuente para este pasaje sería Dexipo138.

Aureolo fue asesinado en el año 268 y su inclusión en esta parte se explica por la supuesta
vinculación de Aureliano en su asesinato. Si ya hemos mencionado anteriormente que este
pasaje es innecesariamente confuso, ya que se podía haber resuelto ordenando mejor sus
partes, las cuatro interpretaciones que ofrece Vopisco sobre la participación de Aureliano en
el asesinato son del mismo grado de confusión, pues no son cuatro sino tres: a) o Aureliano
privatus asesinó a Aureolo contra el deseo y sin orden alguna de Claudio; b) o Aureliano
privatus lo asesinó pero con el beneplácito de Claudio; c) o Aureliano lo asesinó pero siendo
emperador. En todas las opciones se afirma que Aureliano participó en el asesinato. Como
pseudoerudición cataloga este pequeño fragmento F. Paschoud (p.109); por mi parte, no
llevaría el asunto más allá de decir que es el típico caso de quien mezcla peras con manzanas.
Por su puesto, Vopiscus adopta aquí su cautela habitual (sed haec quoque in media
relinquemus). Vopiscus es la única fuente que menciona a Aureliano como asesino de
Aureolo. En Tyr. 11 se nos dice que fue Claudio quien acabó con su vida y en combate

136
Buscar DF.
137
Para la cuestión de Aureolus: vid. RE “Aureolus”; Alaric Watson; Cambridge Ancient History;
para este pasaje, Alföldi Studien… 2-3; Bleckmann Die Reichskrise… 248-251; 254-55
138
Vid. Introducción general, 5.1, n. 75; p. 109.
además (conflictu habito) En Claud. 5 se nos dice que trabaron combate pero que Aureolo
sobrevivió; posteriormente murió condenado iudicio suorum militum, es decir, por la traición
de sus propias tropas, que se pasarían al bando ganador. No es fácil encajar aquí el papel que
pudo tener Aureliano aquí, si es que no son directamente informaciones contradictorias. Si
acudimos a otras fuentes para dilucidar en la medida de lo posible la actuación de Aureliano
durante estos años tan confusos, vemos en Zonarás que la primera aparición de Aureliano es
en relación con el asesinato de Gallieno mientras asediaba a Aureolus en Milán (12,24);
Aurelio Victor, por su parte, afirma que fue por consejo de Aureliano, quien en ese momento
disfrutaba del afecto y respeto de la tropa, que Galieno fue asesinado (33,21).
Lamentablemente no poseemos más información al respecto139. Esta confusión puede ser
tomada como indicativa de que tanto Claudio como Aureliano se tomaron la molestia de
borrar los orígenes de su ascenso al trono imperial, si no completamente, al menos sí de las
versiones oficiales (F. Paschoud, 110). Para la cuestión del asesinato de Galieno, Alaric, 42
omne contra Meotidas bellum 140: aparece también en Tac. 13,3. No es un término de uso
común; en Plinio el Viejo (4,88) y Amiano (22,8,31) leemos Maeotae. Uno y otro término se
refiere obviamente a los habitantes de la zona del Palus Meotides, el Mar de Azov, y
deberíamos entender aquí que se refiere a los godos y sus aliados141, sin mayor precisión, ya
que contra godos y aliados se defendió principalmente el imperio durante el reinado de
Claudio II el Gótico. Si cabía alguna duda, en 17, 2 se nos confirma que son godos los
enemigos a rechazar por Aureliano (Gothi oppugnandi sunt). Podemos entender que las
secunda proelia de 17,5 se refieren a esta campaña o campañas contra los godos y que ya
para entonces Aureliano ostentaría el cargo de comandante supremo de la caballería (18).

De 17,2 a 17,5 Vopisco inserta una carta de Claudio a Aureliano fidei causa, es decir, para
contrastar que lo que dice es cierto, a saber, que Aureliano condujo la campaña o campañas
de Claudio contra los godos. Por supuesto, esta carta es falsa. Vopisco dice que en este
aspecto imita a los annalium scriptores, pero no dice que lo haga por imitarlos. El motivo de
insertar la carta aquí es contrastar lo que ha dicho previamente. Por annalium scriptores142
Vopisco entendía lo que nosotros entendemos por escritores de historiografía, a diferencia de
los escritores de biografías. El autor de la HA tenía plena conciencia de la distancia que le
separaba de los escritores de historiografía y, pese a que se diga que esta distancia es
meramente formal y que, en la práctica, los géneros historiográficos tienden a aproximarse,
no debemos perder nunca de vista que Vopisco tenía plena conciencia de esta distancia y que
su práctica historiográfica está determinada por dicha conciencia. La inserción de una carta al
modo de los historiógrafos, a cuyo género tiene plena conciencia de no pertenecer y al que,
pese a ello, se aproxima con actos literarios como estos, una carta además falsificada pero
que introduce fidei causa, por contrastar los datos que ofrece, no es meramente un acto de un
pillastre erudito, de un gramático juguetón, sino un acto consciente de malabarismo con la
verdad. Si los límites de la verdad y la mentira habían sido fijado de la manera que vimos al

139
Mirar Alaric Watson; RE Groag 1353,54-1354,7 (Nota 160 F. Paschoud).
140
Cogemos lo de F Paschoud. Tienes Wikipedia en inglés y alemán; busca en RE
141
En Desperta Ferro tenías un comentario sobre el uso del término godo en la historiografía romana
tardía. Vendría bien ponerlo aqui.
142
Cf. Pesc. 1.1: Mac. 3.1: Alex. 1,2: 57,2 donde aparece el término annales.
comienzo de la vita Aureliani, no debería sorprendernos que por un documento falsificado se
justifique una información verdadera, si es que es verdadera, tal y como hacen los grandes de
la historiografía.
Aparte de motivos historiográficos, la carta podría tener la función de resaltar el buen
entendimiento entre Claudio y Aureliano, predecesor y sucesor en el trono (F. Paschoud 111).
La carta comienza así: Flavius Claudius Valeriano suo salutem. Empezando por Claudio, el
praenomen Flavius aplicado a Claudio aparece en Claud. 7,8 (ille (...) gentes Flavias (...)
propagavit, 3,6; en 18,3 se le llama Valerius). El uso de este praenomen nos introduce en el
problema del parentesco ficticio entre Claudio II y Flauius Valerius Constantius, Constantius
Chlorus, tal como se afirma en Claud. 9,9; 13,2. La primera vez que tenemos testimoniado
esta falsa conexión dinástica es en el Panegírico de Constantino, año 310 (2,1-4); también la
tenemos recogida en Eutropio (9,22,1), por lo que podemos colegir que tanto Eutropio como
el autor de la HA conocen este dato de la Enmannsche Kaisergeschichte. Su verdadero
nombre era Marcus Aurelius Claudius. Leemos en CAH, XII: "with the treachery and death
of Maximian, in A.D 310, a Herculian title to imperial power became impossible: some new
basis must be found for Constantine 's imperium. Thus the panegyrist forthwith explains
(VI(VII),2), what had not been realized previously, that Constantine was connected with the
family of the heroic third-century Emperor Claudius Gothicus" (680; buscar en más puntos
porque sale más). La primera vez que aparece expresada una vinculación dinástica entre
Claudio II y Constantino es Panegiricus VII y VIII (c.2-4) y se menciona en un sentido que
da a entender que es una novedad (vid. Dessau (1889), 342)
A continuación vemos que aparece Valeriano Aureliano. El nombre completo de Aureliano
era Lucius Domitius Aurelianus143. Podemos interpretar la presencia de Valeriano como un
accidente de la transmisión, prescindible pues, o bien interpretarlo como el par simétrico de
Flavius Claudius, es decir, puesto por el autor para crear simetría con el nombre del
emperador Claudio. En este último caso, podemos entender que eligió el nombre Valeriano
por el emperador a cuyo servicio y bajo cuya protección, según la HA, Aureliano realizó tan
buenos servicios al imperio144.
tuo magisterio milites uti volo: ya hemos mencionado el posible anacronismo de este término,
magisterium. tuo ductu tribunos: hemos mencionado ya la dificultad para precisar qué se
entiende por tribunus; el uso del término dux en varias ocasiones nos invita a entender que
tribunus sería la máxima autoridad dentro de una unidad y dux, máxima autoridad en una
provincia o región, pudiendo tener bajo su mando varios tribunos; Gothi a Thraciis
amovendi: Thraciis, en plural, diócesis de Tracia, creación de Diocleciano insertada aquí de
manera anacrónica. Haemimontum Europamque: dos de las seis provincias de la diócesis de
Tracia (en el sentido de las agujas del reloj: Escitia, Mesia Inferior, Hemimonto, Europa,
Ródope y Tracia). Haemimontum y Europa son dos provincias costeras y como la acción se
centra en ellas ¿provendría el ataque godo del mar? ¿podemos situar esta campaña de
Aureliano en las invasiones marítimas godas? omnes exercitus Thracicos, omnes Illyricianos
totumque limitem in tua potestate constituo. Ulpius Crinitus se nos presenta en la recepción
imperial de Valeriano como dux Illyricani limitis et Thracici (13,1); Aureliano, manteniendo

143
buscar referencia porque esto no puede quedar así.
144
F. Paschoud, 112.
la coherencia del relato, ejercerá como su sustituto ante la amenaza goda. Si reunimos todas
las piezas de este discurso y lo comparamos con la Notitia dignitatum observamos: 1) que en
la Notitia encontramos un magister equitum et peditum per Illyricum y otro magister equitum
et peditum per Thracias, ambos sitos en la parte oriental del imperio; 2) Claudio ha hecho uso
del término magisterium, por lo que podemos deducir que confiere a Aureliano el cargo de
magister, pero unificando en uno los anteriores145; 3) Vopisco distingue los exercitus del
totus limes y, si queremos dar realidad a esta afirmación, diremos que distingue sin
mencionarlos expresamente ejércitos comitatenses de contingentes limitanei, ambos bajo la
máxima autoridad del magister; 4) podemos deducir a partir de la Notitia que bajo el mando
tanto del magister per Illyricum (17.500) como del magister per Thracias (16.000), sin contar
el numeroso contingente de tropas limitanei (concretamente: bajo el mando del magister per
Illyricum estarían los duces de Dacia Ripensis y Moesia I; bajo el mando del magister per
Thracias: los duces de Moesia II y Escitia, vid. DF XXV, 36), en la representación de
Vopisco Aureliano contaría con más de 30.000 hombres.146 La cifra no es lo relevante; lo
importante es la enorme tarea que encomienda Claudio a Aureliano. tecum erit etiam frater
Quintillus: por lo que sabemos, Quintilo estaría al cargo de la defensa del norte de Italia 147.
¿Error o manipulación?
Si Vopiscus le hace trasladarse hasta este teatro de operaciones podemos entender que es para
vincular a quienes tras la muerte de Claudio serán rivales al trono imperial. Qué buscaba con
este desplazamiento narrativo es difícil de entender, pero quizá fuese por evitar una imagen
de rivalidad entre ambos mediante la camaradería de una campaña conjunta contra el invasor
godo. ego aliis rebus occupatus: no sabemos en qué estaba ocupado Claudio pero sí que esta
expresión es recurrente cuando aparece él. En Tyr. 30,3 Claudio está ocupado con las guerras
contra los godos; en Tyr. 30,11, estaba ocupado en Gothicis expeditionibus; en Claud. 6,2
leemos que Claudio está ocupado en otros asuntos cuando Peuci, Grutungi Austrogoti,
Tervingi, Visi, Gipedes, Celtae etiam et Eruli, praedae cupiditate in Romanum solum
inrupuerunt atque illic pleraque vastarunt. Podemos deducir por el lugar donde atacaron los
pueblos invasores que Claudio estaría o en Oriente o en el Danubio inferior. 148 Ninguna de
estas referencias explica qué hacía Claudio mientras Aureliano conducía la campaña contra
los godos. misi sane equos decem… Como no podía ser de otra manera, Vopisco termina la
carta con otra lista, esta vez mucho más breve, mencionado solamente caballos (equos),
armaduras (loricas) y demás (cetera). Obviamente el destinatario de estos obsequios es
Aureliano, no la tropa bajo su mando. Comentar sobre la loricas en el siglo III.

Equites sane omnes ante imperium sub Claudio Aurelianus gubernavit (18). Un noticia tan
breve como esta no hace justicia a la importancia de lo que cuenta149. ¿Fue Aureliano
comandante del cuerpo móvil de caballería creado por Galieno? Según la Historia Augusta sí.

145
Vid. Hartke, Geschichte …, 111: en el paralelo que traza entre Aureliano y Teodosio, este último también
desempeño el cargo de magister equitum, así como se hizo descendiente de Trajano (cf. Aur. 14-15,2).
146
Vid. DF XXV 22-23; las cifras según la hipótesis de Soto-Chica, Imperios y bárbaros, p.2
147
Vid. F. Paschoud 112: Damerau, p.19 y 88.
148
Buscar información de estos pueblos que me da a mi que atacaron por el Rin y el Danubio superior. Un
comentario a Claudio estaría bien.
149
Fisher, p.127-130 comenta este pasaje.
La importancia de esta noticia reside en que el cargo de comandante de este cuerpo móvil del
ejército romano fue el trampolín a la púrpura imperial desde su creación misma. El primero
en desempeñar dicho cargo fue Aureolus, como vimos (Zósimo 1,40,1), y Claudio, el futuro
emperador, su primer sucesor (Zonarás, 12,26). Zósimo (1,40,2) nos dice que a la muerte de
Galieno, Claudio ocupaba el segundo lugar en el alto mando, pero este cargo podría
corresponder al prefecto del pretorio; no obstante, sabemos por el mismo Zósimo que este se
llamaba Heracliano, por lo que Claudio ascendió a la púrpura desde el cuerpo móvil de
caballería150. Posteriormente a Claudio y Aureliano, Probo ascendió al trono imperial desde el
mismo cargo151. En el caso de Aureliano sabemos que, en el momento del asesinato de
Galieno, ocupaba el cargo de comandante de la caballería (Zonarás 12,25). Podemos deducir
que una vez ascendió a la púrpura, Claudio concedería el cargo de comandante del cuerpo de
caballería móvil a Aureliano152. Esta es una conclusión lógica y presumiblemente la fuente
utilizada sea Dexipo (F.Paschoud 114)153. Otra cuestión es las circunstancias que ocasionaron
la cesión del cargo de Claudio a Aureliano. Para empezar, el término magistri eorum,
entendemos que magistri equitum, es del todo anacrónico. Este pasaje corresponde con
Claud. 11, 6-9, donde se nos narra cómo el ansia de botín y pillaje expuso a una parte de su
ejército al desastre, ocasionando a Claudio la pérdida de 2000 hombres cuando ya había
alcanzado la victoria; su castigo no se hizo esperar y redujo a los soldados que habían roto la
disciplina a gladiadores. Después se nos cuenta cómo la caballería dálmata, (su origen era
disputado), brilló especialmente en el combate. Este relato coincide con Zósimo 1,45,2 en
que la caballería destaca por encima de las demás unidades, lo cual es justamente lo contrario
de lo que nos narra Vopisco. Es difícil hacer coincidir relatos tan opuestos. Fisher (p.130)
propone que Claudio castigó a la caballería que salvó la batalla por haber actuado sin su
orden expresa, hecho que se aduce en Aur.18 como único motivo para expulsar a los
magistri de sus cargos y conceder el mando a Aureliano.

3. Aurelianus imperator, pars prima: el camino hasta Palmira (18,2-21).

Como hicimos con la segunda parte, en esta tercera vamos a marcar sus límites a partir del
propio texto. Ya se ha comentado anteriormente la total confusión que reina en la narración
del ascenso al trono de Aureliano. Especialmente confuso es el uso de isdem temporibus en
18,1, puesto que parece situarnos todavía bajo el reinado de Claudio II, cuando unas pocas
líneas más adelante (18,3) leemos que estamos ya en el reinado de Aureliano (sub Aureliano).
Para el cierre de esta tercera parte de la biografía de Aureliano sí que contamos con una
demarcación clara: un ablativo absoluto en 22,1 cierra los acontecimientos narrados

150
Zonarás y Zósimo beben de la Leoquelle, vid. F. Paschoud 113; Bleckmann Die Reichskrise, 232-5;
417.
151
Vid nota 170 de F. Paschoud: a partir de la palabra equitius de Epitome 36,2 y de la numismática;
tambén de Domaszewski, Die Personennamen, 127; habría que mirar RE Probus.
152
Vid. Alföldi, Studien… 1,14 y 408; Hoffman, vol.I 247; vol. II, 101, n. 414.
153
En Pr. 6,6 leemos: Aurelianus Augustus Probo salutem dicit. ut scias, quanti te faciam, decimanos meos
sume, quos Claudius mihi credid<it>. isti enim sunt, qui quadam felicitatis praerogativa praesules nisi
futuros principes habere non norunt. Busca información sobre esta legio decima y su papel. F. Paschoud
la descarta como falsa. Vid RE V 1354,21-24 Groag más RE XII 1686,45-48.
anteriormente y nos abre la perspectiva del gran conflicto entre Zenobia y Aureliano. La
estructuración interna de esta parte es la siguiente:
1) 18,2-6: diversas operaciones militares con enorme peligro para Roma y su imperio.
2) 18,5-20,8: la consulta de los Libro Sibilinos
3) 21,1-4: campaña contra bárbaros invasores de Italia (continuación de 1)
4) 21,5-11: Aureliano en Roma.

Los puntos 1 y 2 constituirían una narración continua si no fuese por la digresión sobre los
Libros Sibilinos, cuya desproporción con respecto a lo que es la narración de la campaña
militar así como de las reformas de Aureliano en Roma revela el especial interés de Vopisco
por esta materia religiosa. Quizá este menor interés por los acontecimientos militares llevó a
Vopisco a descuidar tanto la narración de los acontecimientos. Si seguimos su orden vemos:
1) que Aureliano venció a suevos y sármatas primero (18,2); 2) que Aureliano fue vencido
luego por marcomanos per errorem (18,3); 3) que cundió el pánico y las seditiones en la
ciudad de Roma a consecuencia de la derrota (18,4); 4) que gracias a la consulta de los Libros
Sibilinos Aureliano pudo vencer al ejército bárbaro (18,5-6). Hacemos un salto hasta 21,1. 5)
retrospectiva sobre la derrota contra los marcomanos, que sabemos ahora cómo y dónde
ocurrió (21,1-4); 6) retrospectiva sobre la victoria de Aureliano, donde se describe con más
detalle la aportación divina a la victoria de las armas romanas (21,4).
Este modo de organización de los materiales ya lo hemos visto anteriormente, concretamente
en el pasaje precedente (16-18). El autor narra los acontecimientos en un primer momento,
pero se deja llevar por aquello que le parece más importante para desarrollarlo ampliamente;
después vuelve a la narración del principio y repite algunos elementos pero amplía con otros
novedosos. Cuenta entonces dos veces las cosas, pero cada vez añade algo distinto.

18,2-3: la complejidad de las campañas de Aureliano para este momento histórico no solo se
cifra en la parquedad y el carácter fragmentario de los testimonios suministrados por las
fuentes, sino también en el uso de diferentes nombres para los mismos pueblos. Para las
campañas de Aureliano contra los llamados suevos y sármatas por Vopisco contamos como
fuentes con Dexipo (Scythica154) y Zósimo (1,481-1,49,1), así como alusiones en Pedro el
Patricio (fr.12 Müller) y en el Anonymus post Dionem (fr.10,2-3). El pasaje de Epitome de
Caesaribus, 35,2 se tratará posteriormente. Previo a todo análisis de las campañas debemos
establecer las correspondencias entre los nombres de los pueblos. Los suebos de Vopisco son
Jutungos de Dexipo (frg. 6,1 y 7,4 J), así como los alamanes y pueblos vecinos de Zósimo
(1,49,1); por su parte, a los sármatas de Vopisco corresponden los vándalos y marcomanos de
Dexipo (fr. 7 J) y los escitas de Zósimo (1,48,1), siendo sármatos y vándalos vecinos y, por
tanto, podrían haberse unido en una invasión conjunta.
Una vez solucionada la disparidad en los nombres de los invasores, queda por resolver la
secuencia de las campañas:
1) según Dexipo: hay una primera campaña contra los jutungos (fr. 6 J); le sigue otra
contra los vándalos (fr. 7,1); le sigue, de nuevo, otra contra los jutungos (fr. 7,4).

154
Ed. E. Jacoby 100, fr. 6-7; Müller fr. 2 son las referencias que cita Paschoud: buscar-
2) según Zósimo: hay una primera campaña contra los escitas (1,48); luego una contra
los alamanes y vecinos, que corresponde a la primera contra los jutungos de Dexipo.

Las opiniones son muy encontradas al respecto. Alföldi155 defiende que la sucesión correcta
es la de Zósimo con solo dos campañas:
1) la primera contra los vándalos (Dexipo), escitas (Zósimo) o suevos y sármatas (HA);
2) la segunda contra jutungos (Dexipo), alamanes y vecinos (Zósimo) o marcomanos
(HA).
Saunders, por su parte, acepta la división en tres campañas, la visión aceptada antes de la
propuesta de Alfóldi, y propone el siguiente orden:
1) una primera campaña contra jutungos (Dexipo), alamanes y vecinos (Zósimo) o
suevos (HA) inmediatamente después de ser nombrado emperador Aureliano. La
campaña tendría lugar en la zona de Sirmio, donde se encontraba el nuevo princeps al
ser nombrado emperador (agosto/septiembre del 270)
2) una segunda campaña tras una estancia breve en Roma (Zósimo 1,48,1) contra los
vándalos (Dexipo; Pedro el Patricio, frg. 12), escitas (Zósimo) y sármatas (HA), en
febrero-marzo del 271.
3) una tercera contra jutungos (Dexipo, Anonymus post Dionem), alamanes y vecinos
(Zósimo) o contra los marcomanos (HA) inmediatamente después, en la primavera de
271.

Elegir entre una u otra opción es interrogarnos sobre la fiabilidad de las fuentes a nuestra
disposición. Mientras que Zósimo da cuenta varias veces de su descuido y negligencia,
Dexipo es todo lo contrario, siendo un autor que trata con fuentes de primera mano. Una
comparación atenta de los fragmentos de Pedro el Patricio y del Anonymus nos revelan que la
fuente utilizada aquí por Vopiscus es Nicomachus Flavianus 156. Una cuestión que suscita el
desarrollo anterior es preguntarse por qué Vopiscus utiliza suebi et sarmatae por un lado,
marcomanni después para nombrar a los pueblos invasores. Syme sostenía que el nombre
marcomanni es utilizado aquí como extrapolación de los acontecimientos del siglo pasado,
así como quizá por alusión a la reina de los marcomanos Fritigil, que se convirtió a la fe
cristiana hacia el año 396, tal y como nos informa Paulino de Milán (vit. Ambr. 36)157.

18,3 y 21, 1-3: la narración de la batalla, tan calamitosa para las armas romanas, es
incomprensible a partir de 18,3, pero más accesible a partir de 21, 1-3. Aureliano fue
derrotado por los marcomanos per errorem (18,3) y podemos entender que el error consistió
en no acometer a los invasores de frente sino perseguirlos por su retaguardia (a dorso
persequi, a dorso equivalente al clásico a tergo, no aparece hasta los autores del siglo IV,
THLL V, 1 2040, 80-2041,9). Esta táctica fabiana no carece de paralelismos con otras
campañas contra invasores bárbaros158, pues su incapacidad para acometer asedios de
magnitud limitaba su alcance a las tierras en torno a las ciudades (omnia circa Mediolanum

155
Studien.., 427-430
156
vid. Bleckmann, Die Reichskrise, 204 n.165 y p.324.
157
vid. The End of the Marcomanni, Historia-Augusta Colloquium 1977/178, 255-265.
158
buscar paralelismos
graviter evastata sunt) y si las tropas imperiales no se veían capaces de acometer en batalla
campal al invasor159, hostigar a este mientras avanzaba cargado con todo el botín logrado era
una buena forma de, pese al daño recibido, acabar logrando una victoria. El plan, que debía
de resultar tan polémico a ojos de todos como lo fue el de Fabio Máximo quinientos años
antes, terminó en un ataque por sorpresa de los perseguidos que desbarató (turbarunt) el
ejército romano pero no lo aniquiló. Para esta interpretación debemos entender que ocurrere,
reconstruido (vid. app. crit), es tercera persona del plural del perfecto de indicativo 160, no
infinitivo de curat. El problema reside en que no tiene sentido alguno según la narración de
21,1-3 que erumpentibus se refiera a los romanos, según afirma F. Paschoud (n.181, p.118),
pues son justamente los bárbaros quienes salen de su escondite para sorpresa de las tropas
imperiales. Por consiguiente, subito erumpentibus interpretamos que es un ablativo absoluto
referido a los mismos bárbaros.
Fuentes paralelas de estos eventos no tenemos muchas. Por un lado tenemos Epitome de
Caesaribus 35,2: iste in Italia tribus proeliis victor fuit, apud Placentiam, iuxta amnem
Metaurum ac fanum Fortunae, postremo Ticinensibus campis; en Anonymus post Dionem
encontramos un breve diálogo entre Aureliano y sus enemigos cerca de Piacenza en vísperas
de una batalla (fr. 10,3). Ni Dexipo, perdido, ni Zósimo (1,49,1), que menciona la gravedad
de la situación en Italia y Roma pero no desarrolla la materia, ni Aurelio Victor (35,2), que
sitúa las devastaciones de los alamanes tras las campañas de Aureliano en Oriente, nos sirven.
Para una reconstrucción satisfactoria de los hechos vamos a seguir a F. Paschoud (p.118-
120) en su reconstrucción pero vamos a marcar los lugares en los que divergemos de su
propuesta. Como cuenta Zósimo (1,49,1), mientras Aureliano combatía a los vándalos
(alamanes en el relato de Zósimo) en Panonia se entera de la entrada en Italia de
contingentes jutungos. Cerrado un acuerdo apresurado con los vándalos, parte hacia Italia
apresuradamente y entra en contacto con el enemigo cerca de Piacenza. Según Paschoud,
Aureliano concentró sus tropas (21,1) e intentó acometer al enemigo desde la
retaguardia (a dorso, 18,3); posteriormente intentó llegar en vano a un acuerdo con los
bárbaros (Anonymus). Los bárbaros rehuían el combate abierto (21,3)161 y se escondieron en
la densidad de los bosques, desde donde pillaron por sorpresa a los romanos al anochecer
y les infligieron una grave derrota (18,3 y 21,3), siendo este el error mencionado en 18,3.
Tras la victoria, los bárbaros asolaron los alrededores de Milán (18,3) y se desplazaron
hacia el sur de Italia, desatando el pánico en la capital (18,4) así como el desorden en
todo el imperio. En este momento debemos situar la usurpación de Septimio en Dalmacia
(epit. 35,3), de Domiciano, quizá en la Galia162 (Zósimo 1,49,2); el ataque de los godos en el
Ilírico (22,2) y la ruptura de los tratados por parte de Zenobia (1,49,2). Todos estos
eventos justifican que Vopisco dijese que el imperio estuvo a punto de desmoronarse

(21,2). No obstante, Aureliano se recompuso,


159
nam cum congredi aperto Marte non possent, in silvas se densissimas contulerunt (21,3). Como las tropas
imperiales rehuían el combate abierto, a los invasores bárbaros solo les quedó recurrir a un ataque sorpresa. Por
este motivo, erumpentibus de 18,3 se refiere a los bárbaros ocultos en los densos bosques.
160
vid. Hartke, Kinderkaiser…, 258.
161
La clave de la interpretación reside en si congredi aperto Marte non possent, que debe referirse a los
bárbabos, ya que el sujeto de la oración anterior y de la posterior es barbari, es porque los romanos rehuían el
combate abierto o porque los bárbaros, sintiéndose inferiores en ese tipo de lid, preferían rehuían a
Aureliano, deseoso de terminar con ellos en batalla campal.
162
Conservamos una moneda de quizá este usurpador Domiciano en la Galia, vid. PLRE I, p.262,
Domitianus I.
persiguió a los germanos hasta derrotarlos en Metauro, cerca de la actual Fano (Fanum
Fortunae); estos retrocedieron y fueron de nuevo derrotados cerca de Ticinium-Pavia
(Ticinensibus campis). Si seguimos el relato de Epitome como hasta ahora, debemos
considerar o que erróneamente el epitomista tomó la derrota de Piacenza como victoria o que
hubo una segunda batalla allí favorable a las armas romanas. El orden de las batallas hace
pensar en lo primero más que en lo segundo. Como colofón, F. Paschoud cifra la fuente para
este relato de la HA en Nicomachus Flavianus, por contener elementos que están ausentes de
la tradición de la Enmannsche Kaisergeschichte.

Comparto el marco general así como casi todo el contenido de la exposición de Paschoud; no
obstante me parece que no casa del todo illos a dorso persequi parat con su exposición163.
Por 18,2 parecería que Aureliano buscaba hostigar a los enemigos desde su retaguardia en
vez de acometerlos de frente. Si tomáramos esta interpretación de los hechos a partir del
persequi parat, podríamos interpretar que cum congredi aperto Marte non possent significa
que los germanos buscarían entablar combate abierto pero que serían los romanos quienes lo
rehuirían. Cuesta considerar que los germanos lograsen escapar al combate abierto con los
romanos cargados como irían con botín logrado. Si no hubo combate abierto quizá fuese
porque Aureliano no quería comprometer su suerte y la del imperio a una batalla que no tenía
seguro ganar.

18,4: la derrota de Aureliano desató no solamente el pánico en Roma sino también seditiones
a cuya gravedad corresponde la severidad de las medidas tomadas por el nuevo princeps
(21,5). En 21, 5-8 se desarrollan las medidas tomadas por Aureliano contra los sediciosos,
pero no se concreta qué hicieron para merecer tal castigo. Debemos entender que las
seditiones de 18,4 son los disturbios ocasionados por la revuelta de los monetarios, descrita
por Vopisco en 38,2-4. Esta revuelta la tenemos atestiguada también en Aurelio Victor (35,6)
y Eutropio (9,14); Zósimo habla simplemente de problemas en Roma y de una conspiración
de ciertos senadores contra el emperador (1,49,2), lo cual aparece también en Vopisco (39,8)
y explica la severidad ejercida contra ciertos senadores en 21,6. Aunque la revuelta
monetaria ocasiona problemas de cronología, la sucesión de los acontecimientos no parece
difícil de exponer: quizá las primeras medidas tomadas por el nuevo princeps en su visita a
Roma en el invierno del 270-71 suscitaron cierto rechazo 164, pero lo que es seguro es que su
estrepitosa derrota en Piacenza, al poco tiempo de haber sido nombrado emperador, dejaba
seriamente tocada su posición, más si cabe todavía porque dejaba expedito el camino a Roma
a los bárbaros invasores, de ahí el pavor que se extendió en la capital. Los senadores,
descontentos con el nombramiento de un nuevo emperador-soldado tan ajeno a las tradiciones
senatoriales, quizá incluso algunos adeptos a la causa fallida de Quintilo, hermano de Claudio
II, que vivirían con temor el reinado de quien considerarían usurpador al trono, no
necesitarían de muchos más motivos para sublevarse. Que en la revuelta de los monetarios
hubo participación de senadores coinciden todos los autores; que fue un movimiento

163
Menos todavía que is de is non curat ocurre(re) se refiera a los germanos y no a Aureliano (p.119). Los
germanos aparecen mencionados inmediatamente antes en plural (Marcomannis), al igual que Aureliano
(sub Aureliano). Por lógica, is refiere a Aureliano
164
Esto es lo que propone F. Paschoud (120) pero no es absolutamente necesario suponerlo.
orquestado desde altas instancias contra Aureliano no podemos dirimirlo de manera
satisfactoria165. Más adelante trataremos de la revuelta de los monetarios.

Con respecto a la alusión al reinado de Galieno, Vopisco debe de hacer referencia a una
situación descrita en Zósimo (1,37,1-2) y en Zonarás (12,24). Nos encontramos idénticas
palabras en 21,9: his actis, cum videret posse fieri, ut aliquid tale iterum, quale sub Gallieno
evenerat, proveniret. En 18,4 esta frase introduce las seditiones en Roma; en 21,9 la
construcción de una muralla en torno a la ciudad. En 18,4 se producen seditiones, que si
comparamos con Zósimo 1,37,1-2 podemos colegir que se cifran en armar a la población de
Roma, que si lo unimos a la narración de la revuelta de los monetarios explicaría las enormes
pérdidas que sufrió Aureliano sofocando la rebelión ascendiendo hasta la increíble cifra de
siete mil. En 21,9, como hemos dicho, la frase introduce la construcción de las
posteriormente llamadas Murallas Aurelianas, pero esta conclusión (lógica) a la falta de
defensas de la ciudad de Roma también tiene otro aspecto no menos importante: la erección
de murallas elimina la necesidad de armar a la población, como ocurrió sub Galieno, lo cual
se mostró especialmente peligroso para Aureliano en este momento. Las murallas, entonces,
no solo se construyeron para repeler al invasor, sino para reprimir cualquier intento de
sublevación dentro de la Urbs. Aurelio Victor (35,7) también menciona este acontecimiento
estableciendo la misma comparativa con el reinado de Galieno, lo cual ha llevado a establecer
como fuente a HA y Aurelio Victor la Enmannsche Kaisergeschichte166. No obstante, F.
Paschoud señala acertadamente que la vinculación entre la invasión bárbara, los desórdenes
en Roma167 y la construcción del recinto defensivo aparece en Zósimo igualmente. Sería
mejor aceptar una continuidad en las fuentes y así como en 18, 2-3 la fuente era
Nichomachus Flavianus, en 18,4 la fuente sigue siendo la misma. Los términos sub Gallieno
y provenire (que aparece en Aurelio Victor también) se explicaría por los contactos entre la
tradición de la Kaisergeschichte y Nicomachus Flavianus (F. Paschoud 121)168. Las
invasiones que padeció el imperio bajo Galieno y bajo Aureliano guardan enormes
similitudes, que no hacen sino reflejar el modus operandi de los invasores bárbaros así como
las debilidades del gran imperio. Los jutungos bajo Galieno descendieron desde los Alpes
tras cruzar el Rin y llegaron hasta Ravena, cogiendo la misma Via Aemilia que una década
después bajo Aureliano pero no llegando tan lejos. Galieno logró darles alcance y derrotarlos
en batalla campal, pero no así aniquilarlos ni impedirles volver con parte del botín. Mientras
esto acontecía, Regaliano se alzó con las legiones del Danubio así como Macriano en Oriente
y Valente en Macedonia; los francos cruzaron el limes renano y devastadando y saqueando
llegaron hasta cruzar los Pirineos, adentrándose en Hispania hasta la actual Gibraltar; al poco
tiempo, un nuevo emperador surgiría en la Galia: el año 260 es el punto más bajo de toda la
crisis del siglo III (vid. A Watson, 34; para Valente tenemos Amm. 21, 16, 10; Epit. 32,4;
Gal. 2,2,4, Tyr. 19; 21, 1-3; para los francos Aur. Vict. 33,3)
165
F. Paschoud cita para esta narración Groag (col. 1372-1374) y Homo (p.70-75); nosotros seguiremos
a Alaric Watson.
166
Vid. Hohl, Vopiscus und die Biographie, p.215, n.1
167
Los desórdenes en Roma aparecen en su dimensión política en Zósimo, pero en Anonymus post Dionem (fr.
10,2) encontramos el pánico generalizado, lo que indica que en la tradición del Nicomachus Flavianus se
hacía mención al timor que menciona Vopiscus.
168
Vid. al respecto Hartke, Geschichte …, 33
18,5: . que la parte más importante de la narración de la invasión marcomana sobre Italia y la
amenaza sobre Roma es la consulta de los Libros Sibilinos se puede inferir de la
desproporcionada atención que le presta Vopisco en comparación con otros temas de no
menor importancia, y que ocupan la atención del historiador moderno de una manera
inversamente proporcional a la que le ocupa la consulta. No es la primera vez que aparecen
los Libros Sibilinos: Had. 2,8; Gor. 26,2; Gall. 5,53; Tac. 16,6. Su uso no puede considerarse
un anacronismo por varios motivos. El primero y principal es que Aurelio Victor (34,3, en el
contexto de las guerras góticas) y el Epitome (34,3) constatan el uso por Claudio II de los
Libros. Además, a lo largo del siglo IV tenemos constancia de su consulta por parte de
emperadores: Lact., mort. pers. 44,8 (consulta de Majencio antes de la batalla del Puente
Milvio); Amm. 23,1,73; 23,3,3 (consulta bajo Juliano en el 363 previa a la fatídica
expedición persa; posteriormente un incendio casi consume los Libros). Estas consultas a lo
largo del siglo IV han dado a pensar que quizá estemos ante una invención, que no un
anacronismo. Hartke169 defiende que la mención de 18,4 es una invención que evoca la
consulta por Eugenio de los libros Sibilinos previa a la batalla del río Frígido (394) y cita al
respecto Carm.c pag. 1 y Claud. 19 (in Eutr. 2 praef.), 38. Toda esta complicación es
innecesaria ante el testimonio seguro de las consultas bajo Claudio II.

Del acto en sí contamos con paralelos: en HA, Hel. 9,1-2 se menciona cómo Antoninus
Marcus (con toda probabilidad, Caracalla en su campaña contra los Alamanni (213) en la
actual Bavaria, Raetia entonces, que se saldó con victoria romana y el título Germanicus
Maximus, vid. nota 5 David Magie, p.12) venció a los marcomanni según HA per Chaldaeos
et magos y mediante carminibus et consecratione. Por Agustín (civ. 5,26) sabemos que
Eugenio intentó detener el avance de Teodosio colocando estatuas de Júpiter en el paso del
río Frígido170; por Olimpiodoro (fr.15) sabemos que una estatua habría obrado el milagro de
permitir a Alarico cruzar el estrecho de Mesina; otras estatuas habrían obrado el mismo
milagro en Tracia, por lo que fueron retiradas (fr.27). Según el relato de 21,4, la consulta de
los Libros Sibilinos llevó a la realización de diversos sacrificios en determinados lugares, de
tal manera que los bárbaros no pudiesen cruzarlos (18,5). En estos lugares habrían ocurrido
ciertos portentos (monstris quibusdam speciebusque divinis) que habrían consternado
(inpliciti essent) y detenido su avance (restiterunt, 18,6). Probablemente la detención de los
bárbaros habría parecido milagrosa a ojos de los aterrorizados romanos, que no encontrarían
otra razón que portentos divinos para explicar lo inexplicable, que los invasores no se
abalanzasen sobre una Roma indefensa. Por la mención a carptim vagantes podemos inferir
que los bárbaros se habrían detenido para obtener botín de las localidades en el camino a
Roma, concretamente recorriendo la Via Flaminia, que bordeando el río Metauro es el paso
entre la costa adriática y el valle del Tíber. Como la batalla se sitúa iuxa amnem Metaurum
ac Fanum Fortunae (epit. 35,2) podemos decir que los invasores bárbaros estaban a menos
de
169
Id. p.110, n.1
170
Victor (Theodosius) autem … Iovis simulacra quae adversus eum fuerant nescio quibus ritibus consecrata et
in Alpibus constituta deposuit (Aug. civ. dei 5,26). Hartke (Geschichte… 110, n.1) apunta a que Aur. 18,5 es un
eco del encuentro entre el usurpador Eugenio y el a la postre vencedor Teodosio, con el matiz de que lo que a
Eugenio no sirvió para nada a Aureliano le permitió salvar Roma.
300 kilómetros de la capital, en torno a una semana171. Desde su victoria en Piacenza los
marcomanos habrían recorrido la Via Aemilia hasta la costa del Adriático y este mismo
camino cogerían en su huida hasta ser derrotados cerca de Ticinum (Pavía), a cincuenta
kilómetros de Piacenza y a unos treinta de Milán. Por cierto, ambas localizaciones, el río
Metauro y el río Tesino, si es que fue allí donde se libró la últimas batalla contra los
marcomanos, escenarios de batallas de la segunda guerra púnica. Los marcomanos debían de
estar siguiendo la ruta que les llevó al interior de Italia (buscar pasos de los Alpes en
general)

18,7-20,8: digresión sobre los Libros Sibilinos con la siguiente secuencia:


1) 18,7-19,2: propuesta del pretor Fulvio Sabino.
2) 19,3-6: discurso de Ulpio Silano.
3) 20,1-3: votación del Senado y ceremonias religiosas.
4) 20,4-8: carta de Aureliano.

mucho se ha escrito sobre un pasaje tan rico en referencias al mundo religioso tardoimperial,
J. Geffcken172 vio en este breve pasaje una defensa de la religión pagana frente al
cristianismo, pero es una defensa teórica, incluso ignorante de la realidad del rito que
propone, como veremos; para G. Alföldi173 este pasaje esta profundamente influido por la
reacción pagana a la quema de los Libros Sibilinos por orden de Estilicon bajo la amenaza de
la invasión de Italia por Radagaiso, caudillo godo que penetró por el norte de Italia hasta ser
vencido por Estilicón en los años 405-406. Estaríamos, por tanto, ante una falsificación que
nos ofrecería un terminus post quem ya en el siglo V. Por otras fuentes (Agus. civ. 5,23;
Orosio, hist. 7,37,4-17) sabemos que la amenaza goda provocó una ola de fervor religioso
pagano. Lippold174 demostró lo innecesario de suponer una falsificación tomando en
consideración que Claudio II ya hizo uso de los Libros en el año 271. Para él, más que un
comentario propagano, la mención a los Libros es prosenatorial. F. Paschoud 175, por su parte,
sitúa la consulta (ficticia para él) de los Libros Sibilinos en torno a la controversia en relación
con el altar de la Victoria del año 384 entre Símaco y Ambrosio. Por nuestra parte,
consideramos que no tenemos razones de peso para afirmar que no ocurrió lo que Vopisco
cuenta, pero sí tenemos razones de peso para afirmar que no ocurrió tal y como Vopisco lo
cuenta, sino que más bien su narración de los hechos está atravesada por las polémicas de su
tiempo. Vid. Hartke, 135 sobre la polémica entre Símaco y Ambrosio por el Altar de la
Victoria. Establece una conexión clara.

171
buscar referencia a velocidad de desplazamiento.
172
Religionsgeschichtliches...
173
Barbareneinfälle und religiöse Krisen in Italien, Historia Augusta Colloquium.
174
Der Einfall des Radagais im Jahre 405/06 und die Vita Aureliani der Historia Augusta (Colloquium)
175
En Raisonnements…, 173-178; p.123.
18,7-19,2: la digresión sobre los Libros Sibilinos se abre con un senadoconsulto que, por
supuesto, es falso176. Esto lo sabemos por varios motivos. Primero por la fecha de reunión del
senado, die tertio iduum Ianuariarium (11 de enero, día de nacimiento de Teodosio177), ya
que la invasión jutunga se produjo, como no podía ser de otra manera, en primavera178 del
271.179Por otra parte, del pretor urbano Fulvius Sabinus, no conocemos nada más que esta
referencia. Que un pretor urbano presidiera la reunión del senado, como también en Val. 5,4,
no es contrario al uso real: el magistrado que convoca el senado lo preside, sea cónsul o
pretor, y en el caso del siglo IV es el prefecto de la ciudad quien lo preside. 180Tampoco es
contrario al uso real que sea el senado quien solicite la consulta de los Libros Sibilinos 181.
Ahora bien, la intervención de los pontífices tanto en forma de petición (pontificum
suggestionem, 19,1) como en forma de conductores de los ritos prescritos por los Libros
(agite, igitur, pontifices, 19,6) no se ajusta al procedimiento histórico, pues son los Xviri
sacris faciundis quienes asumen la función de conservadores de los Libros Sibilinos. 182 Esta
reelaboración del procedimiento tradicional, atribuyendo competencias que no tenían al
colegio de pontífices, puede ser interpretado a la luz de los acontecimientos posteriores del
siglo IV. Según nos relata Zósimo (4,36), el emperador Graciano (reg. 375-383) rechazó el
hábito pontifical así como el honor del título que los pontífices concedían a todos los
emperadores, según decía él, por ser incompatible con su fe cristiana. 183 Por último, otro
punto en el que se aleja el relato de Vopisco de la realidad histórica es la consulta misma de
los Libros en relación con la consecución de una victoria militar. Este punto ya lo recogió
Salmasius en su edición de 1620 de los Historiae Augustae Scriptores VI y lo incorporó
Casaubón en sus notas.184

19,3-6: de Ulpio Silano cabe decir lo mismo que de Ulpio Crinito: es un personaje
absolutamente desconocido y lleva el mismo gentilicio que Trajano. Este discurso presenta
varios paralelismos con Cicerón185, concretamente con sus Phillipicae, que aparecen
expresamente referidas en Aur. 39,5. Veamos los paralelos: sero nimis, p.c., de rei p. salute
consulimur (19,3) y serius omnimo, patres conscripti, quam tempus rei publicae postulabat
(Phil. 3,1); utendum Apollinis beneficiis (19,4) y non… deorum immortalium beneficio
utemini? (Phil. 3,13,32). En estas pocas líneas hay muchos elementos que recuerdan a la
176
Encontramos otros senadoconsultos en: Max., 16,1-17,1: 25-26: Gor. 11-12; Val. 5,3-6,1; Tyr. 21.3-4; Claud.
4; Aur. 41; Tac. 3,1-8,2: Pr 7.1: 11.1-13.1.)
177
F. Paschoud,p.124
178
buscar referencia a esta fecha; Paschoud dice que ya la ha mencionado en 3.2
179
Ha habido algún intento de conciliar las dos fechas, vid. Domaszewski, Die Daten… (1917), 1, p.26. No
obstante, cuesta considerar la posibilidad de que un ejército bárbaro de suficiente entidad como para derrotar
a Aureliano cruzase los pasos alpinos en pleno invierno.
180
buscar referencia; para estas cuestiones Paschoud acude a Mommsen Römisches Staatsrecht, vol III
2, 907-908
181
Vid. Cic, div. 2,112; Dion. Hal. 4,62,5; Dio. Cass. 39,15,3
182
F. Paschoud manda a Wissowa, Religion und Kultus…, 534-540 como lugar donde encontrar
la información necesaria.
183
Esta es la interpretación que asume F. Paschoud, 124. El suceso lo sitúa en el 376.
184
Cf. Livio 22,9,8: pervicit ut, quod non ferme decernitur, nisi cum taetra prodigia nuntiata sunt,
decemviri libros Sibyllinos adire iubentur.
185
Vid. F. Paschoud, 125. De los múltiples paralelismos entre este pasaje y Cicerón Paschoud realiza la
pertinente pregunta de si este Ulpio Silano no estaría inspirado en Decimius Iunius Silanus, quien en el 63 a.C.
propuso la ejecución de los cómplices de Catilina y a quien Cicerón menciona en Cat. 4,7.
política senatorial de tiempos de Cicerón: in hoc ordine (19,4) con referencia al senado como
ordo (también en 18,7 referido como clarissimi ordinis); primae sententiae (19,2), el derecho
a hablar primero ante el senado, que en época republicana recaía sobre el censor o el
consularis (en las Fílipicas es un motivo repetido al comienzo de los discursos aludir a la
prima sententia, ya celebrando Cicerón que recayese en él tal honor, ya contestando a un
primer discurso que solo conocemos por la contestación de Cicerón 186). La continuidad de
estos procedimientos tan característicos del periodo republicano, y tan incardinados en la
política republicana, durante el periodo alto y bajo imperial no se puede negar taxativamente,
pero sí decir que, como cabía esperar, pierde toda la fuerza y vitalidad que vemos en, por
ejemplo, las Phillipicae de Cicerón. Durante el Alto Imperio, la primae sententiae recae sobre
el emperador, quien, a su libre voluntad, puede ceder este derecho al primero de los cónsules
designados. Asociado al privilegio de la primae sententiae está el honor de ser princeps
senatus, que también cayó en manos del emperador al igual que otros muchos títulos y con
ello desapareció prácticamente. Si seguimos la HA, debemos decir que en el Bajo Imperio la
figura del princeps senatus vuelve a aparecer187, aunque, como ocurre en este pasaje, las
sospechas son muchas y justificadas. Por otras fuentes, sin embargo, tenemos constancia de la
recuperación de la primae sententiae188 a lo largo del siglo III y IV. Por otra parte, como
descubrimos en 19,5, la cuestión de la consulta de los Libros Sibilinos es una cuestión que
surge de una carta del propio Aureliano (19,5), que Vopisco inserta posteriormente (20,4-8).

La comparación entre el senado, o el gobernante, y un médico que trata una enfermedad es


igual de usual y común que la metáfora del estado como un barco. El mismo uso de la
comparación aplicada no al emperador sino al senado revela las intenciones prosenatoriales
de Vopisco. La comparación es confusa y ya Casaubón tropezó con ella; F. Paschoud
interpreta el significado de esta comparación en el sentido de justificar la intervención del
más preparado, el médico o el senado, en las enfermedades o problemas que aparezcan
(p.126), por mínimos que parezcan. Sin embargo, creo que la comparación tiende a expresar
aquello de más vale prevenir que curar. De ahí que se recrimine la posición de quienes
afirman que la sola virtud de Aureliano bastaría para contener a los invasores: no es que se
ponga en duda la capacidad de Aureliano para lidiar con el asunto, no carece del
conocimiento experto necesario, sino que la ayuda divina nunca está de más cuando se cierne
una amenaza tan peligrosa. Por lo demás, el mismo argumento que desarrollan los
adversarios de Silano, es decir, del propio emperador, es exactamente el mismo que el que
Ambrosio (epist. 18,7) opone a Símaco (rel. 3,3 y 9).
Si atendemos al ritual descrito por Silanus a partir de 19,6, debemos decir que no guardan
completa relación con lo que sabemos que era la consulta de los Libros Sibilinos. Más bien
son una amalgama de ritos paganos introducidos por Vopisco por su relación con el concepto
de purificación. templum ascendite lo vincula F. Paschoud (p.126) con un acontecimiento de
la vida de Constantino (Zósimo 2,29,5) en el que el emperador se negó a seguir el rito
186
Mirar Phillipicae. F Paschoud refiere para esto a RE Suppl. VI 699-700 y 768 (1935)
187
Gord. 9,7: trig. tyr. 21,3; en nuestra biografía, aquí y en 41,4; Tac. 4,1 y 3: Prob. 12,1.
188
Aurelio Víctor 34,3-4 y el Epítome de Caesaribus 34,3 (reinado de Claudio II); Lactancio, inst. 1.10,8
(reinado de Constantino)
tradicional de ascenso al monte Capitolio, en concreto más probablemente el templo de
Apolo que el de Júpiter (aduciendo como prueba Hel. 15,7 donde se alude más
explícitamente a ese momento). subsellia laureata construite: no tenemos constancia por otra
fuente más que esta de la existencia de esta bancada dorada (THLL VII, 2 1053, 73). ¿Se
referirá a la bancada (subsellia) donde tomaban asiento los Fratres Arvales (CIL VI 2104
(ILS 5039))? velatis manibus libros evolvite: conjetura de Saumasius a partir de Plauto,
Amph. 257 (velatis manibus orant ignoscamus peccatum suom); otra posibilidad: veteranis
manibus (R), “con experimentadas manos”. Me es imposible decidirme por una u otra opción
puesto que una u otra opción son igualmente probables para quien no reconstruye ningún rito
concreto sino representa su visión de lo que sería un rito prototípico pagano. patrimis
matrimisque pueris carmen indicite: símbolo de quien no ha perdido la inocencia al conservar
a sus dos padres189, su participación está atestiguada pero para el ritual de los ludii
saeculares, según lo prescribe la Sibilia (Zósimo 2,5,5 y 2,6,18-22). Siempre aparecen como
puer patrimus matrimusque, con los dos adjetivos, cuando aparecen en celebraciones
religiosas190. nos sumptum sacris: la cuestión del gasto de los servicios públicos es constante
en Vopisco; ya hemos visto que era una polémica de su tiempo (Cf. Símaco rel. 3; Zósimo
4,59,3). Este ofrecimiento de Silano, que se hace representante del senado como cuerpo, es
una respuesta a 20,8, donde Aureliano se lamentaba de lo magis refertam que veía las arcas
del senado.191

20,1-3: entre el discurso de Ulpio Siliano, que es una respuesta a la carta del emperador, y la
carta misma del princeps Aureliano se introduce una breve sección donde se narra el éxito en
las votaciones (20,1-2) y los rituales llevados a cabo (20,2-3). Toda esta sección larga sobre
los Libros Sibilinos carece tanto de orden como de realidad histórica y en esta sección de
20,1-3 es donde más brilla esa ausencia de realidad. En cuanto a la votación, mezcla dos
procedimientos en uno, con el objetivo de expresar con todo el énfasis posible la unanimidad
con que el senado aprobó el senadoconsulto192. aliis manus porrigentibus como
procedimiento de votación lo hallamos en Cicerón, Flacc. 15 y 17, en un sentido peyorativo;
pedibus in sententias euntibus, plerisque verbo consentientibus estamos ante un
procedimiento de votación por desplazamiento físico y división en dos grupos193.
Encontramos paralelo en la expresión en Liv. 27, 34,7: sed tum quoque aut verbo
adsentiebatur aut pedibus in sententiam ibat. conditum est senatus consultum: no
encontramos paralelos en el uso de la expresión condere senatus consultum (THLL IV
153-154).

Pasando al ritual, proditi versus194: el senado debía autorizar la publicación de los versos;
lustrata urbs: si la ciudad se purificaba es porque con la purificación (lustratio) se quería

189
De ahí que fuesen uno de los objetivos del impuro y depravado Elagabalo (Hel. 8,1), quien realizó sacrificios
humanos con ellos.
190
THLL VIII 481; Wissowa, Religion…, 496
191
Para terminar, F. Paschoud menciona Zernial Akzentklausel...,p. 9 hablando de cursus tardus. (p.127).
192
F. Paschoud (p.127) vincula este énfasis en la mayoría senatorial a favor de un rito, o más bien ritos, pagano
con la mayoría (pagana o cristiana) que fue objeto de discusión en relación con el conflcto del Altar de la
Victoria del 384 (Symm. rel. 3,2 y Ambr. epist. 17,10-11)
193
vid. THLL V 2, 633, 29-44 (s.v. eo); vid. Mommsen, Römisches Staats… 991 sq.
194
vid. Wissowa, Religion und Kultus…, p.539, n.1
recobrar aquello que se había perdido, la pax deorum. El síntoma manifiesto de tal pérdida
era el riesgo que pendía sobre Roma. La lustratio Urbis era una repetición extraordinaria de
la purificación celebrada cada año durante el amburbium195. Aquí, uno y otro, lustratio y
amburbium se mencionan a continuación uno de otro, acumulándose sus efectos. Este hecho
de acumular por acumular explica porque inmediatamente se dice ambarvalia promissa.
Ambas son dos procesiones lustrales acompañadas del ritual de la suovetaurilia que se
celebraban una vez por año, la primera a principios de febrero, antes del comienzo de la
primavera; la segunda en mayo, cuando las cosechas están verdes, por los Fratres Arvales196.
Ambarvalia y amburvium son dos rituales sin mucho predicamento en las fuentes clásicas
que conservamos: Estrabón, Paulo Festo, Servio y Macrobio197. En muy pocas ocasiones de la
HA tenemos tan a la vista que ante lo que nos encontramos es ante un batiburrillo de
erudición, puesto en acumulación para transmitir todo el énfasis posible a la emergencia de la
ciudad. En relación con la providencia divina, que en la vita Aureliani parece que sigue al
emperador en todas sus campañas hasta el final, como solo aparece en aquellos pasajes de
clara invención por parte del biógrafo, ¿puede ser interpretado como una interpretación a la
contra de la hermenéutica cristiana sobre Aureliano, que lo veía como un enemigo de los
cristianos bien castigado por la providencia divina siendo asesinado? (Vid. A. Watson, 201)

20,4-8: pasamos a la carta del emperador Aureliano que, en orden cronológico, debería
situarse antes de la intervención de Ulpio Silano. Se supone que fue la llegada de esta misiva
la que ocasionó la reunión del senado. No podemos esperar sino ver repetidos muchos temas
ya tratados anteriormente, porque justamente esta carta es la que los suscita. Observamos el
arte que desarrolla Vopisco en contar los mismos temas una y otra vez introduciendo
pequeñas variantes. 198 patres sancti: es poco común ver utilizado el adjetivo sanctus para los
miembros del senado, ya que normalmente se aplica al senado199. proinde quasi in
Christianorum ecclesia… la única mención a los cristianos en la vita Aurelianii y como se
puede apreciar es especialmente críptica. Su sentido es el que sigue: no dudéis, senadores, de
abrir los Libros Sibilinos tal y como si os encontraseis en una iglesia cristiana, donde sería
inaceptable su apertura. F. Paschoud (pp.128-129) vincula esta referencia a la disputa entre
Símaco y Ambrosio del año 384. Ambrosio, como obispo de Milán, no había dejado de
señalar que la presencia del altar de la Victoria en la sala donde se reunía el Senado
transformaba a éste en un templo pagano, para incomodidad e indignación de parte del
Senado, cristiano de confesión. En la comparación se observan varios elementos comunes. La
Curia es un templo, como apunta Aureliano en su misiva a los senadores, y por tanto los
escrúpulos cristianos, que para el momento histórico de Aureliano no existirían entre la élite
senatorial, no tendrían cabida alguna en un recinto tal. Aulo Gelio confirma, citando a
Varrón, la condición de templum de la Curia: nisi in loco per augure, constituto, quod
“templum” appellaretur, senatusconsultum factum esset, iustum id non fuisse (14,7,7).
animalia regia non abnuo, sed libens offero: por regius se refiere a “perteneciente al
emperador”; los animalia

195
Vid. Wissowa, ibid., 390-1, n.4
196
Vid. Wissowa, RE I 1786 y 1816-1817
197
THLL I 1835 y 1877
198
den Hengst, Verba… es un estudio de precisamente esto.
199
vid. Burian, Sanctus als Wertbegriff in der Historia Augusta.
regia cabe que sean tanto a los animales propiedad del emperador como a los animales
reservados al emperador, caso del león y el elefante 200. sic apud maiores nostros multa finita
sunt bella, sic coepta: es dudoso que las guerras se terminaran o comenzaran a menudo como
resultado de los sacrificios prescritos por los Libros Sibilinos; más bien hay que interpretar
esta aseveración de Aureliano como la expresión de la comunidad entre dioses y Roma en
todas sus guerras, comunidad que Aureliano quiere restaurar porque parece resquebrajada
ante los hechos. datis ad praefectum aerarii… quam cupio: arca publica se refiere al tesoro
del senado, es evidente, y en contraposición a los recursos del propio Aureliano, que mira con
cierto recelo su riqueza acumulada. Tradicionalmente se denominaba al tesoro del senado
aerarium populi Romani, pero en el año 384, Símaco (rel. 20,1-2) contrasta el sacrum
aerarium, el fiscus imperial, con el arca quaestoria, el tesoro del Senado. Vopisco utiliza
manipulándolo un término muy posterior al momento histórico que narra. Es más: el
praefectus aerarii aparece como una dignidad al margen del tesoro del senado, dispuesto por
Aureliano para complementar los gastos que pudiese suponer a las arcas del senado todo el
proceso religioso; no obstante, el praefectus aerarii era el responsable mismo del fondo
senatorial.201 Vopisco querría mencionar con toda seguridad al procurator thesaurorum (o
procurator aerarii de Diad. 4, 1), encargado del tesoro imperial (vid. Hirschfeld,
Verwaltungsbeamten, p.307, n.3)

21,5-8: Hartke llamó la atención sobre una serie de ablativos absolutos como el que
observamos a continuación (Finito proelio Marcomannico)202 y sugirió que estos hitos,
tomados más o menos fielmente de la fuente que utilizaría Vopisco, corresponden a un
sistema cronológico que estructura los acontecimientos. por primavera y otoño. Hartke se
basó en un trabajo previo de O. Seeck, en el cual había señalado una estructuración de la
misma naturaleza en Ammiano y detectó la presencia de una fuente calificada como
“tucideana”. La fuente común a Vopisco y Amiano se buscó en la figura de Nicomachus
Flavianus, hipótesis que ha ganado fuerza gracias al trabajo de Bleckmann203. proelio
Marcomannico . proelio funciona por sinédocque como sinónimo de bellum204( cf. Gor.
16,2). La fecha de la segunda estancia de Aureliano a Roma no es clara. Si se sigue la
cronología de Saunders205, se puede estimar que el emperador llegó a Roma a finales de la
primavera de
271. Kienast206 la retrasa al invierno del 271-272, lo que parece tardío si se tienen en cuenta
las guerras libradas en los Balcanes (cf. 22.2) antes de la campaña contra Palmira en 272. Ya
hemos dicho que las seditiones de 18,4 son las mismas que en 21,5-9 (que vuelven a aparecer
en 39,8) y las vinculamos a la revuelta monetaria que situamos en estas fechas. En este
apartado se quiere dejar constancia de la crueldad de Aureliano. Tanto Vopisco como
Eutropio (9,14: ultima crudelitate) inciden en la crueldad de Aureliano, en la desmesura de
sus medidas según Vopisco, y esta coincidencia cabe retrotraerla a la Kaisergeschichte como

200
F. Paschoud, 129. buscar más info.
201
Cf. Chastagnol, La préfecture …, p.75; M. Corbier, L’aerarium...344-346
202
También en 21:9; 22:1; 25:1; 25:4; 304; 35:4.
203
Vid. Hartke, Geschichte …, 27-36; basándose fundamentalmente en Seeck, Zur Chronologie und
Quellenkritik des Ammianus Marcellinus, 481-539. El trabajo de Bleckmann ya ha sido citado anteriormente.
204
buscar en THLL s.v. proelium
205
buscar referencia que Paschoud no la pone, vid. p.130.
206
Römische Kaisertabelle …, p.231.
fuente. No obstante, no cabe descartar que Vopisco mezcle esta tradición con la información
que pudiese recoger de Nicómaco Flaviano, ya que se encuentra un eco de la represión aquí
mencionada por un lado en Zósimo 1,49,2, por otro lado en Ammiano 30,8,8. Este último
vincula la represión desencadenada por Aureliano con la confiscación de sus bienes.
Debemos decir que este motivo existe en el relato de la vita Aureliani, que Aureliano mismo,
según nos cuenta Vopisco en otra de sus falsas cartas, se excusa de haber mandado matar a
un ciudadano de Tiana por deseo de enriquecerse. Todo el acontecimiento es espúreo pero
quizá no la justificación de Aureliano, que podría ser una respuesta a la acusación que leemos
en Ammiano. Por lo demás, Vopisco estaría muy a favor de defender la integridad del
princeps, pues esta no se pone en duda pese a su crueldad. incivilius es un adjetivo en grado
comparativo raro, pero todavía más su uso adverbial.207 El excesivo ardor que aplico
Aureliano reprimiendo el bando senatorial puede considerarse quizá no tan excesivo
atendiendo a que el nuevo princeps se mostró más que generoso con los senadores cuando
estos, una vez la causa de Quintilo estaba perdida, enviaron una embajada a Aureliano en
Revena y este les acogió con generosidad (A. Watson, 161)

21,9: his actis, cf. finito proelio (21,5). La construcción de la muralla alrededor de Roma se
vuelve a tratar en 39,2 pero existen diferencias destacadas. Si, como venimos diciendo, 18,4 y
21,9 (solo al comienzo) proceden de Nicomachus Flavianus (tal y como vemos que Zósimo,
por ejemplo, menciona la construcción de las murallas, 1,49,2), el cambio en el contenido de
39,2 es imputable a un cambio en la fuente, pasando a trabajar sobre la Kaisergeschichte. Y,
en efecto, si acudimos a las fuentes paralelas a Aureliano que proceden de esta última
tradición vemos que Eutropio 9.15.1 menciona simultáneamente la construcción de las
murallas de Roma y el templo del Sol: Aurelio Víctor 35.7 también relaciona, en orden
inverso, estas dos informaciones, y luego habla del reparto de carne de cerdo y de los
quadruplatores: el Epítome de Caesaribus 35.7 menciona conjuntamente la muralla de Roma
y el reparto de carne. Mientras que en 21,9 todo eso no se menciona, quedándose con la
construcción de las murallas, en 39,2 vemos un desarrollo más rico de las medidas tomadas
por Aureliano, medidas que coinciden con las que las fuentes procedentes de la KG
mencionan. adhibito consilio senatus parece reflejar más bien lo que Vopisco hubiese
querido.

21,9-11: de la muralla al pomerio en una de estas asociaciones de ideas tan propias y


características de Vopiscus. La muralla no vuelve a aparecer hasta 39,2 y por su importancia
no parece preocuparse cuando lo que hay es una oportunidad de realizar una digresión. Este
pasaje está analizado magistralmente por R. Syme 208. La asociación de ideas parece haber
surgido de la palabra dilatavit, que trajo a la mente de Vopisco un pasaje de Aurelio Víctor
sobre Nerón, en 5.2: qui… quinquennium tamen tantus fuit, augenda urbe maxime, ut merito
Traianus saepius testaretur procul diferre cunctos principes Neronis quinquennio; quo etiam
Pontum in ius provinciae Polemonis permissu redegit, cuius gratia Polemoniacus Pontus
appellatur, itemque Cottias Alpes Cottio rege mortuo. Líneas sacadas a su vez de Suetonio
207
Lo encontramos en Suet.. Tit. 6.1 y en Flor. epit. 1,26,8; cf. THLL VII 1,934-935 (Hofmann, 1939).
208
The pomerium in the Historia Augusta, Colloquium 1978, 217-231.
(Nerón, 18) y de las que encontramos eco en Eutropio (7,14,5) y en el Epitome (5,4).
Siguiendo a Syme, Vopisco sacaría una conclusión errónea de augenda urbe maxime, que
puede significar simplemente embellecer la ciudad, no tiene por qué significar una extensión
física de la ciudad, no digamos del pomerio, y de la creación de dos nuevas provincias. Claro
que para una mente como la de Vopisco, qué mejor que aprovechar la ocasión para introducir
una breve digresión sobre el pomerio sacando los datos necesarios de Aulo Gelio (13,14).
Yendo al punto exacto donde se produce la confusión, es probable que leyendo habeat autem
ius proferendi pomerii, qui populum Romanum agro de hostibus capto auxerat (13,14,7) y
confundiendo augere (pomerium) con proferre pomerium, la expresión técnica correcta209,
combinado con lo que habría leído en Aurelio Victor, Vopisco atribuyese a Nerón una
extensión del pomerio que, por otra parte, no se encuentra en ningún otro lugar. Además,
tampoco tiene razón para atribuir a Aureliano una extensión del pomerio, ni entonces en el
271 ni posteriormente, si nos atenemos a la regla que él mismo explicita: pomerio autem
neminem principum licet addere nisi eum, qui agri barbarici aliqua parte Romanam rem p.
locupletaverit (21,10; cf. Gelio 13,14,2). Aureliano no realizó ninguna conquista de territorio
bárbaro, siendo que incluso dio por perdida la Dacia transdanubiana. Sobre los que menciona
extendieron el pomerio, después de la última extensión registrada en el periodo republicano
llevada a cabo por Sila, tenemos atestiguadas con seguridad las de Claudio y Vespasiano;
sobre César y Augusto hay dudas (vid. Gel. 13,14,4; Cic. Att. 13,20,1; Tac. ann. 12,23,2;
Cass. Dio 43,50,1; 44,49,2; 55,6,6).Vopisco extendió el mérito infundado de la ampliación
del pomerio de Nerón a Trajano con toda probabilidad por la referencia de Aurelio Victor
5,2, pues menciona en ese mismo pasaje al emperador Trajano, de quien se conocían
sobradamente sus conquistas de la Dacia y Mesopotamia.210 Es menester considerar la
posibilidad de que por ampliación del pomerio Vopisco entienda que Aureliano no siguió los
límites tradicionales de la ciudad al trazar sus nuevas murallas, vid. A. Watson 145-6
mostrando qué desviaciones se producen . A su vez, parece que el biógrafo si comprendía que
Aureliano había extendido los límites del imperio, estando por ello autorizado a expandir el
pomerio, vid. Alex. LXIV 2: eos principes qui latius imperium tetenderunt, Aurelianum dico
et deinceps.

4. La campaña oriental contra Palmira (22-31)

Transactis igitur, quod ad saeptiones atque urbis statum et civilia pertinebat, contra
Palmyrenos (...) iter flexit. Pocas veces a lo largo de la HA encontramos una fórmula de
transición tan sencilla y a la vez efectiva. La sección de la vita Aurelianii dedicada a la
campaña de este en Oriente presenta un comienzo y un final muy claros (32,1: securior
denique iterum in Europam redit), que quizá debamos agradecer al propio desplazamiento
físico de Aureliano; no obstante, no debemos dejar de remarcar, aunque sea por una vez, la
sencillez y fluidez de la transición, así como hacemos cuando esta no se da.

209
Syme observa además que la expresión augere pomerium está atestiguada por Tácito (ann. 12,23.2):
cf. CIL VI 1231 auctis populi Romani finibus pomerium ampliauit. Del mismo modo CIL VI 1232 el propio
Vopiscus" dice pomerio addere. Mirar que no se cuele contenido de Paschoud p.132.
210
Vid. artículo de Syme y rellenar este apartado que es más accesible que F. Paschoud.
La campaña de Aureliano en Oriente es la parte principal de la biografía de este emperador.
Los diez capítulos de 22 a 31 ocupan una cuarta parte de la biografía y su coherencia,
continuidad destaca en comparación con lo que llevamos visto. La comparación con el largo
desarrollo de Zósimo 1.50-61.1 sobre el mismo tema exige naturalmente una comparación
entre el HA y el historiador griego. F. Paschoud 211 ha llevado a cabo un estudio comparativo
(forzoso) de las narraciones de ambos historiadores y ha llegado a la conclusión de que
ambos relatos contienen elementos distintos, que no aparecen en la narración del otro, así
como pequeñas contradicciones, y que, por tanto, nos obligan a pensar en dos fuentes
distintas. Para Zósimo conocemos su fuente, Eunapio, pero para Vopisco, partiendo de su
comparación con los fragmentos de Anonymus post Dionem (22,5; 26,6-7), podemos colegir
que Nicomachus Flavianus sería la fuente de su narración, siguiendo la hipótesis de
Bleckmann212. Zósimo también utilizaría Nicomachus Flavianus como fuente, pero mezclaría
sus informaciones con información adicional procedente de Eunapio, que a su vez la obtiene
de otra fuente.

La estructura de esta sección es la que sigue:


1) 22,1-4: Aureliano de camino a Oriente realiza varias campañas.
2) 22,5-24,9: Asedio y captura de Tiana
3) 25,1: operaciones en torno a Antioquía
4) 25,2-6: batalla de Emesa
5) 26-28,3: toma de Palmira
6) 28,4-30: sucesos tras la victoria; regreso a Occidente
7) 31: revuelta de Palmira; toma y saco de la ciudad

22,1: ya hemos mencionado la importancia de los ablativos absolutos en la estructuración del


relato (buscar); saeptiones es evidente que refiere a la construcción de la Muralla Aureliana;
urbis statum et civilia, según hemos expuesto anteriormente, se refiere a la revuelta de los
monetarios, secundados por algún sector senatorial, así como las reformas en materia
monetaria. De todos estos eventos se nos informa muy posteriormente. F. Paschoud sitúa la
salida de Aureliano de Roma en el otoño del 271 (p.134). quae filiorum nomine orientale
tenebat imperium. Odenato primero, Zenobia y sus hijos después ya han aparecido en la serie
de biografías (Gal 13,2 y 5, y Tyr. 15 (Odenato): 16 (Herodes): 24,4; 27 (Hereniano): 28
(Timolao), 30 (Zenobia)). La cronología de los acontecimientos es verdaderamente confusa y
compleja de trazar a partir del material numismático y papirológico, así como con la
narración de la HA: con el asesinato de Odenato, Zenobia queda viuda y su hijo Vabalato
habría ejercido el poder con el beneplácito de Aureliano; luego sigue una ruptura a finales del
271. Existen dos posibilidades: o que la ruptura fuese consecuencia del desastre de Piacenza,
o que la ruptura fuese gradual; puede ser que incluso Aureliano no partiese de Roma hacia
Oriente para terminar con el reinado de Zenobia sino para solucionar los problemas que
ocasionaban las incursiones bárbaras a lo largo del limes danubiano (22,2-3). La posición

211
F. Paschoud, A propos des sources…; vid. 133-134.
212
vid. Reichskrise...
política e institucional de Zenobia y los hijos de Odenato es controvertida. Aquí se dice que
Zenobia detentó el poder en Oriente en nombre de sus hijos (plural), pero en 38,1 se enfatiza
que solo fue en nombre de uno de ellos, Vabalato. Pero Vabalato solo aparece aquí en toda la
HA. En el resto de lugares vemos: Gal 13,2: Herennianus et Timolaus; Tyr. 15,2: Herodes
(maior) et Herennianus et Timolaus; 17,2: Herodes (Zenobiae privignus), Herennianus et
Timolaus; 24,4: Herennianus et Timolaus; 271: Herennianus et Timolaus; 28: Timolaus;
30,2: Herenninaus et Timolaus. La cuestión es que ninguna otra fuente los menciona y las
identificaciones con otros individuos dejan muchas dudas213. Por consiguiente, lo más
conveniente y racional es poner en duda la existencia de todos ellos, salvo Vabalato, a la
espera de material epigráfico que secunde su existencia. La cuestión del asesinato de
Odenato, con sus hasta ocho versiones distintas, más la cuestión de los hijos de Odenato con
Zenobia así como con una mujer anterior, vid. A Watson 57-59 (es una explicación top)

22,2: de camino a Oriente Aureliano pone orden en las provincias danubianas. Como ya
hemos mencionado, Thraciis et in Illyrico son menciones a las diócesis homónimas, claro y
repetido anacronismo por parte de Vopisco214. En el siglo III, el Illyricum se extendía desde
los Alpes Julianos hasta el Mar Negro; con la reorganización territorial de Diocleciano, esta
enorme extensión de territorio se dividió en varias diócesis (de este a oeste): diócesis de
Tracia, diócesis de Mesia y diócesis de Panonia; posteriormente la diócesis de Panonia pasó a
denominarse diócesis del Ilírico y la diócesis de Mesia, diócesis de Dacia 215 . Vopisco parece
referirse a esta segunda reorganización territorial, la que vemos en la Notitia Dignitatum,
aunque no menciona la diócesis de Dacia que separaba la de Tracia y el Ilírico.
Curiosamente, las menciona de este a oeste, en sentido contrario a la marcha de Aureliano216
(¿se las representaría inconscientemente de esta forma?¿ Escribía Vopisco desde la pars
orientalis del imperio?). La campaña mencionada aquí es a las que debe aludir Eutropio
(9,13,1): Is quoque Gothos strenuissime vicit y Amiano (31,5,17), quien destaca el gran éxito
de estas campaña, haber pacificado el limes en ese sector durante bastante tiempo (pulsi per
longa saecula siluerunt inmobiles). Como hemos asumido que Aureliano salió de Roma en el
otoño del 271, la campaña contra los godos debió de acontecer o a finales de ese mismo año o
a comienzos del siguiente. Tras su victoria, Aureliano tomó el nombre de Gothicus
Maximus(30,5)217. Los godos volverán a aparecer en el desfile triunfal de Aureliano (33,3-4;
34,1). Debemos situar en este momento histórico la famosa evacuación de la Dacia
transdanubiana y la creación de la nueva provincia de Dacia (39,7)218. ducem Cannaban sive
Cannabauden. ¿podemos identificar a este rey con Cniva (Jordanes, Get. 101-102), rey godo
vencedor en Abrito (251)?

213
PLRE I, 426-7 Herodes I y Herodianus 3. Los autores del PLRE directamente los juzgan como
inventados (I, 421 y 915). En cambio, A. Stein afirma su existencia (RE VI A 1275 (1936); T.D. Barnes
(Some persons…, 160-175) igual. A Chastagnol (Cf. Histoire Auguste..., p. 854) piensa que son productos
de la imaginación del autor.
214
Thraciae e Illyricum mencionados juntos: trig. tyr. 12,13; 18,8: 29,1: Aureliano, aquí y 41,8; Pr. 16,2-3; Car,
9,4.
215
Esto es lo que sacas de los mapas de DF XVII, XXI, XXV. Busca una fuente más.
216
Vid. Zawadzki, Diocesis Thraciarum, un indice de falsification dans l’Histoire Auguste, Colloquium,
1976, 323-330. Lo cita Paschoud como fuente. Vid. Dioeceis en RE, está online.
217
vid. Kettenhofen, Zur Siegestitulatur Kaiser Aurelians (pdf descargado) para testimonios
epigráficos y papirológicos.
218
Vid. Groag 1378-1380
E. Merten219 propone identificar este personaje con Gennoboudes, que aparece en el
Panegírico de Mamertino del 291 (Paneg. 2,10,3).

22,3-4: atque inde per Byzantium in Bithyniam. Tenemos conservada una ley de Aureliano
fechada el 13 de enero de un año no especificado en Bizancio (Cod. Iust. 5,72,2). Si
asumimos que la ley se promulgó una vez terminada la campaña contra los godos, tenemos
que asumir que esta duró poco más de un mes, demasiado poco tiempo para la envergadura
de la empresa220. Lo más probable, siempre que asumamos que es en este momento cuando se
promulga la ley, es que la ley se promulgase mientras Aureliano estaba en campaña. nullo
certamine. Bitinia se entregó a Aureliano, según Vopisco; sin embargo, si establecemos la
comparación con la narración de Zósimo (1,50,1), vemos profundas discrepancias. Según este
último, los palmirenos pudieron avanzar hasta Ancira de Gálata, la actual Ankara, pero
Bitinia se opuso con éxito a su invasión. Aunque no lo mencioné Vopiscus, mientras
Aureliano avanzaba por Asia Menor (según Zósimo, en paseo militar) Tenagino Probus había
arrebatado Egipto de las manos de Palmira 221. Muchos fueron los hechos memorables que
Aureliano debió de llevar a cabo por Asia Menor, pero la labor del biógrafo es entresacar lo
más relevante para justificar su visión del biografiado así como para dar cuenta de los hechos
acontecidos. Esta y reflexiones parecidas se hace Vopisco tanto aquí como en otros lugares,
algunos de los cuales ya hemos visto.

22,5-24,9: el suceso de Tiana, que ocupa una sola línea en Zósimo (1,50,2), ocupa en
Vopisco una parte desproporcionada con respecto al fin de narrar la campaña oriental de
Aureliano. Sin embargo, el fin de la biografía de Vopisco no es solamente narrar lo
acontecido sino mostrar un tipo humano concreto. Por este motivo, la inserción del suceso de
Tiana cobra todo su sentido si lo consideramos desde el punto de vista de las cualidades
morales puestas en juego por Aureliano, la clemencia (suceso de los perros, 22-5; 23,2-4;
aparición de Apolonio de Tiana, 24,2-10) y la severidad (la traición de Heraclamón, 22,6;
23,2). Es, pues, absolutamente innecesario desde la perspectiva historiográfica, pero
totalmente pertinente desde la perspectiva biográfica. Esta contraposición moral se cierra con
las propias palabras de Aureliano, evidentemente falsas, justificando su actuación y
defendiéndose de cualquier posible crítica que se le pudiese hacer por un posible deseo de
riquezas que justificase el asesinato de Heraclamón (recordemos que Amiano cifró la causa
de la persecución contra los senadores de Aureliano en los pingües beneficios económicos
que obtendría el nuevo princeps; las palabras de Aureliano pueden ser interpretadas como una
réplica a Amiano). La anécdota de los perros es especialmente relevante para trazar las
fuentes de Vopisco para la campaña oriental. Encontramos la misma anécdota en un
fragmento del Anonymus post Dionem (IV, 9, 10,4 Müller; revisar cita) pero en ningún otro
lugar, por lo que podemos deducir que la fuente es Nicomachus Flavianus.222 Es más: este
último aparece referido como

219
Zwei Herrscherfeste …, 111, n.29.
220
vid. Groag 1383, prefiere el 272.; Kienast, Kaisertabelle…, p.231 prefiere el 273.
221
vid. Pr. 9,5; Zósimo 1,44,2. No es el futuro emperador, aunque para Vopisco sí lo sea. Vid. Groag 1381-
1382 para este error, así como F. Paschoud comentario a Zósimo (I, p.160-161).
222
Paschoud, 137; Introducción general, capítulo 5.3.
fuente en 27,6 con su propio nombre (probablemente sea el autor de esos Graecos libros
(24,8) que refiere Vopisco para quien esté más interesado sobre Apolonio de Tiana). El
evento de los perros y la aparición de Apolonio son rastreables hasta Nicómaco, pero no
podemos rastrear la fuente de la traición de Heraclamón, ya que no se atestigua en ningún
otro lugar. Lo más probable223 es que sea una invención de Vopisco. El nombre es
típicamente egipcio y es difícil ver qué habría hecho un hombre con un nombre tan
típicamente egipcio en una ciudad de la meseta de Anatolia. Los egipcios son materia
especial de reflexión para Vopisco en Q. 7,4-8,10, una breve digresión etnográfica muy al
uso de los historiadores antiguos224. Que Tiana pudo caer gracias a una traición es del todo
punto posible. Vopiscus quizá solamente fabuló al personaje traidor. No obstante, lo
importante no es la verdad o falsedad de lo ocurrido sino como el suceso permite desarrollar
las cualidades morales del princeps, verdadero centro de estas anécdotas, por otra parte, tan
insustanciales desde la perspectiva de un historiador como Amiano.

22,5-6: la ciudad de Tiana (Τύανα), cerca de la actual ciudad turca de Kemerhisar, se sitúa al
pie de los Montes Tauro y, lo que es más importante, cerca de las Puertas Cilicias. En su ruta
hacia la provincia de Siria, Aureliano debía pasar obligatoriamente por Tiana. Una
curiosidad: el nombre de la ciudad era en plural: Tyana, orum (cf. Amiano 23,6,17:
Apollonius traditur natus prope oppidum Tyana; Vitruvio, De arch. 8,3: etiamque est in
Cappadocia in itinere, quod est inter Mazaca et Tyana, lacus amplus). Vopisco lo utiliza en
singular en un caso más de confusión de plurales neutros con sustantivos de la primera
declinación. Su gentilicio adopta dos formas: Tyaneius (Ovid. M. 8,719) o Tyanaeus (24,3;
Amm. 21,14,5). El relato de Vopisco se centra en el aspecto humorístico del incumplimiento
de la promesa de Aureliano. El Anonymus post Dionem (10,4), en cambio, en su aspecto
político: Ἡμεῖς ὑπὲρ τοῦ ἐλευθερῶσαι τὰς πόλεις ταύτας πολεμοῦμεν· καὶ ἐὰν μέλλωμεν
πραιδεύειν αὐτὰς, οὐκέτι ἡμῖν πιστεύουσιν· ἀλλὰ μᾶλλον τὴν πραῖδα τῶν βαρβάρων
ζητήσωμεν, καὶ τοιούτων (τούτων?) ὡς ἡμετέρων φεισώμεθα.

Dar o no satisfacción al deseo de botín de las tropas no era cuestión baladí para los generales.
Estos eran plenamente conscientes de la paradoja en la que les situaba el nuevo contexto
bélico del siglo III: las guerras habían dejado de ser de conquista para convertirse en
defensivas y muchas veces de mera reconquista del territorio perdido; por consiguiente, la
práctica tradicional de pillaje y obtención de botín del enemigo derrotado no podía
continuarse sin enorme menoscabo para la integridad del imperio, que veía multiplicado sus
daños por una práctica a la que la tropa no estaba dispuesta a renunciar por los evidentes
réditos económicos que ofrecía. El momento histórico que más claro manifiesta esta profunda
paradoja a la que debían hacer frente los generales, usurpadores y emperadores de cada
momento es aquel en que Póstumo se opuso al saqueo de Maguncia (Mogontiacum) por su
tropa tras haber sofocado la rebelión de Laeliano en la Germania Inferior. Su resistencia le
costó la vida así como la de su hijo 225 (Aur. Vict. 33.8; Eutrop. 9.9.1; vid Alaric 44). Por otro
lado Por, las consecuencias de dar rienda suelta a la tropa para que saquee una ciudad tenia
223
Aquí seguimos a F. Paschoud, 137, puesto que no cita a nadie.
224
Vid. Syme, Ammianus, 64-65 y 172.
225
Buscar referencia histórica.
consecuencias devastadoras que se prolongarán durante décadas (vid. Pan. Lat. V (9) 4 (298);
VIII (5) 4.2-3 (312): recogemos el caso e.g. de la ciudad Augustodunum (Autun), entregada
al pillaje de las tropas de Victoriano tras el asedio de la ciudad) Por consiguiente, y pese al
tono jocoso que Vopisco insufla al momento, Aureliano estaba jugando con fuego. Tampoco
queda claro en el relato de Vopisco qué indujo a Aureliano a practicar la clemencia, si su
misma naturaleza (23,1; recordemos que en 7,5 se había mostrado muy crítico con el pillaje a
provinciales), o el cálculo político (caso del Anonymus) o, como dice en 24,3, la intervención
milagrosa de Apolonia de Tiana. Paralelos al exterminio de canes en ciudades tomadas a la
fuerza, cf. Polibio 10,15,5226. Curiosamente en hebreo encontramos una expresión proverbial
con el mismo significado.227

23: vemos una ruptura de la narración para insertar una carta falsa de Aureliano a un tal
Mallius Chilo. Hemos mencionado supra la importancia de esta epístola en relación con las
acusaciones de enriquecimiento de Amiano contra Aureliano a raíz de la represión senatorial.
El destinatario de la carta es un personaje inventado, pero podemos saber de dónde lo tomó:
Cic. Catil. 3,14. En los mss. de Cicerón aparece como Q. Manlius Chilo; sin embargo,
sabemos por Salustio que se llamaba realmente Q. Annius Chilo (Catil. 17.3: 50,4). En
Cicerón este personaje aparece caracterizado como traidor y sobre un traidor, Heraclamón,
trata la misiva. Por otra parte, Vopisco cita este nombre en la forma falsa que tiene en la
tradición manuscrita de Cicerón, lo que constituye un caso bastante curioso de tradición
indirecta que atestigua la antigüedad de la falta en el texto ciceroniano.228

24,1: volvemos a la narración con un capta autem civitas est miro modo que reproduce la
última línea antes de la interrupción: patriam suam prodente civitas capta est (22,6). La
narración de cómo se tomó Tiana aparte de falsa, por supuesto, es incomprensible, ya no solo
a nivel de transmisión sino porque carece de toda lógica. qua posset Aurelianus cultus
ascendere: cultus, id est, cum ornamentis imperialibus (ad. loc. Casaubón) es la
interpretación que ofreció Saumasius (pero quizá occultus o tutus o altius, vid. app. crit.). La
elata purpurea clamide apunta en la dirección de Saumasius. Posiblemente se piense que el
emperador subió a una altura cercana a la muralla, de modo que, por efecto de una falsa
perspectiva o ilusión óptica, los habitantes de Tiana creyeron que Aureliano estaba ya en la
muralla de su ciudad, y que por tanto estaba prácticamente en manos del sitiador (quasi totus
in muris Aureliani fuisset exercitus)229. Ahora bien: la imaginación de Vopisco
probablemente le hizo perder la perspectiva de que esto no tiene ningún sentido, de que era
imposible que algo así ocurriese, aunque en este aspecto bien podría haber dicho aquello que
dijo en el prefacio, que de peores mentiras están llenas las historias de otros historiadores230.

226
¿Alusión a Petronio 43,10: non mehercules illum puto in domo canem reliquisse pero canem aludiendo
a mujer, vid. F. Paschoud, 138; Quelsques mots rares…, 224-225.
227
Vid. F. Paschoud, 138; A propos des sources...p.286 n.7
228
Vid. Domaszewski, Die Personennamen…, p.56.
229
Hartke, Geschichte …, 110, n.1 compara este pasaje con la batalla del río Frígido, en la que Teodosio
se situó sobre una colina desde la que podía ver todo a la vez que ser visto.
230
buscar referencia a esto de los fallos de historiadores.
24,2-6: Taceri non debet res: nueva interrupción del relato, que avanza trastabillado por las
continuas digresiones, esta vez por la (milagrosa) aparición de Apolonio de Tiana. La
fórmula de interrupción del relato aparece en otros lugares de la serie de Vopisco (Claud.
11,5; Tac. 7,5; Aur. 6,6 y 22,4). Chastagnol establece un paralelo entre estas palabras y
Hier. epist. 1,1:
… ut de eius rei miraculo quae in nostram aetatem inciderat non tacerem231, prescindible a
mi modo de ver. Que este relato se encontrase ya en Nicomaco Flaviano es posible232. Dos
eventos se han propuesto en relación con la aparición de Apolonio. Por una parte, según
Chastagnol, Jerónimo y concretamente de la siguiente manera: la sangre de los inocentes y la
clemencia (24,4-5; epist. 1,3-4 y 10); la resurrección (24,8; epist. 1,15); en otro lugar el
propio Jerónimo menciona a la santa de Tyana (epist. 53,1). Por otra parte, el famoso
episodio de la batalla del Puente Milvio233, pero aquí en su versión pagana, pues no solo el
Cristo de los cristianos favorece sus emperadores 234, con claro vínculo en la expresión si vis
vincere.
24,2-6: sobre Apolonio de Tiana, dejamos lo que nos dice F. Paschoud y tomaremos la
información de A. Bernabé, S. Macías, Religión griega, “Apolodoro de Tiana” (138-40).
Información que incluimos de Paschoud: desde la época de los Severos, Apolonio era
considerado un ser divino: Caracalla mandó construir un ἡρῷον, para él (Cas. Dio 77, 18, 4).
Según la HA, Alejandro Severo veneró en su larario (Alex. 29,2: este es un pasaje muy
interesante aunque suscita muchas dudas sobre su veracidad: Lampridius afirma que Severo
rendía culto en su larario particular a Apolonio de Tiana, pero continúa: et quantum scriptor
suorum temporum dicit, Christum, Abraham et Orpheum et huiscemodi ceteros habebat
(entre ellos Virgilio, Aquiles y Cicerón en secundaria larario; in larario maiore Alejandro
Magno 31, 4-5) ; la mención a un historiador anónimo suscita un recelo fundado por cuanto
sabemos que este recurso es utilizado por el biógrafo cuando este quiere introducir una
invención; no obstante, sea o no una invención, tenemos de sobra atestiguados sincretismos
religiosos de este tipo (vid. Vikingos y Jesús y Odín en DF; preguntar a Gonzalo sobre
tablilla de maldición); aquí, en el par. 6, Aureliano le promete un templo. Hierocles,
gobernador de Bitinia en el año 303, luego prefecto de Egipto, pagano militante, y el jefe de
la persecución de los cristianos bajo Diocleciano (cf. PLRE I p. 432), estableció un paralelo
entre Apolonio y Cristo. Esto provocó el polémico escrito de Eusebio. Filóstrato y Hierocles
establecieron la reputación de Apolonio en la antigüedad tardía, donde asumió el papel de
campeón divino de los cultos tradicionales que luchaban contra el cristianismo triunfante.
Amiano (21.14.5) y Eunapio (p. 500 Boissonade, 23.1.8 Giangrande: buscar referencias en
Müller, Fragmenta) hablan de él con un respeto que, sin embargo, supera con creces el
entusiasmo que aquí muestra "Vopiscus". Su papel en el presente contexto confiere
implícitamente a nuestro pasaje un significado polémico y anticristiano muy marcado. Según

231
Chastagnol, Le supplice inventé par Avidius Cassius: remarques sur l’Histoire Auguste et la lettre 1 de saint
Jérôme, Historia colloquium, 1979, Bonn, 1972, 95-107, concretamente p.96.
232
vid. Hartke, Geschochte, 18; Schwartz, La place de l’Egypte dans 1 Histoire Auguste, Historia-
Augusta-Colloquium 1975/1976, Boun, 1978, p. 175-186, esp. p. 179-181.
233
Eusebio de Cesarea, Vida de Constantino 1, 28, 2, así como Chastagnol, obra citada n. 229, p: 96 y n 2.
Interpretación discutida por Lippold (Kommentar…, 270-1 y n.60); confirmada por H. Brandt, Die
heidnische Vision Aurelians (HA.A 24,2-8) und die christliche Vision Konstantins des Grossen, Augusta
Colloquium Maceratense, Bari, 1995, p. 107-117.
234
Buscar en La religión griega (Guillermo Escolar ed.) sobre Apolonio de Tiana
el relato, Apolonio se apareció a Aureliano en una forma que le era conocida y, por tanto,
similar a la que tenía en las representaciones escultóricas o pictóricas de su figura (norat
vultum philosophi venerabilis Aurelianus atque in multis eius imaginem viderat templis,
24,5). No obstante, bien podría ser que la imagen en la que estuviese pensando Vopisco fuese
la que apareciese en los numerosos contorniatos que, con gran predicamento, se utilizaron a
partir de Constantino I.235
homo Pannonius, coherente con la indicación dada en 3,1, donde se indica que nació en
Sirmio. Vopisco suele comentar las soluciones a los evidentes problemas de comunicación
que ocasiona el intercambio de mensajes entre individuos de tan distinta procedencia. De esta
manera, remarcará posteriormente en qué lengua se comunican epistolarmente Zenobia y
Aureliano. Aquí, Apolonio se expresa en latín para que Aureliano pueda entenderle.236

24,7-9: Vopiscus concluye el relato fantástico de Apolonio a su manera acostumbrada:


refiriendo las fuentes de las que obtuvo la información e invitando al lector a que las consulte
por sí mismo. Cuando nos encontramos expresiones como estas, sabemos que Vopisco está
fabulando. a gravibus viris y in Ulpiae bibliothecae libris relegi son dos herramientas de
concesión de verdad a lo que, por otra parte, es absolutamente falso: la gravitas de las fuentes
y la existencia de una biblioteca tal, por todos entonces conocida, que dota de verdad al relato
a partir de la realidad de su existencia. et pro maiestate Apolloni magis credidi: argumento de
autoridad (pero del sujeto de la fábula, no de sus fuentes, como antes), que viene a sumarse a
los dos anteriores. ille mortuis reddidit vitam: no hace falta ni mencionar los evidentes ecos
cristianos. Filóstrato recoge con cierto distanciamiento o cautela un episodio de este tipo en
su biografía del santo pagano (señalando que el joven en cuestión bien podría no haber sido
resucitado sino despertado de un sueño cataléptico (4.45)). Ya hemos mencionado la supuesta
vinculación entre estas líneas y un evento narrado por Jerónimo, vid. Chastagnol, Le supplice
inventé par Avidius Cassius…, 95-107. ipse autem, si vita suppetit: no existe un drama
existencial de proximidad a la muerte237, y si lo hubiese no está justificado inferirlo de estas
pocas palabras, sino más bien otro tópico literario más238. sed ut ea, quae miranda sunt,
omnium voce praedicentur: falsa modestia aparte, el motivo para una posible empresa como
la de redactar la vida de Apolonio de Tiana lo cifra Vopisco en que se conozca la vida del
santo pagano omnium voce. No es un paso arriesgado ni injustificado comprender en este
omnium voce un deseo de rellenar la laguna que existe en lengua latina de una vida del santo
Apolonio, un motivo que ya hemos visto al comienzo de la vita Aureliani. Por Sidonio
Apolinar (epist. 8,3,1) sabemos que Nicomachus Flavianus se ocupó de la Vida de Apolonio
de Tiana de Filóstrato. Por lo tanto, podemos conjeturar que quizá Vopisco tuvo ante sí la
obra de Nicomachus, al igual que también pudo tener la obra de Filóstrato. Estas dos fuentes
explicarían el plural Graecos legat libros239.

235
vid. Turcan, Les monuments figurés dans l’Histoire Auguste, Historiae Augustae Colloquium
Parisinum, Macerata, 1991, 287-309, esp. 295-96
236
¿Eco de Jerónimo, Hilar. 13,7, donde un oficial franco se pone a conversar milagrosamente en siríaco
con Hilarión? vid. F. Paschoud, 141.
237
Hartke, Geschichte…, 163
238
e.g. Cic. Brut. 245; fin.1,11; Phil. 3,15; Livio 35,15,3; 40,56,7; Tácito, hist. 1,1,4; Plinio el Joven
epist. 5,5,8. En la HA: Tac. 16,7; Pr. 1,5; 24,8; Alex. 64,2.
239
F. Paschoud, 142
25,1: recepta Thyana: ya hemos mencionado anteriormente la función de estos ablativos
absolutos. El relato de la campaña prosigue pero es extremadamente breve, más todavía si
comparamos con la narración mucho más detallada de Zósimo (1,50,2-52,2). Brevemente: los
palmirenos salieron al encuentro de Aureliano y se produjo un importante combate de
caballería con resultado favorable para el princeps en Immae240, treinta kilómetros al norte de
Antioquía. Ante la derrota, los palmirenos intentaron entonces engañar al pueblo de
Antioquía mostrándoles un falso Aureliano que supuestamente había sido hecho prisionero.
Aprovechando el breve respiro que les dio la artimaña, Zenobia y sus hombres huyeron en
dirección a Emesa. Los habitantes de Antioquía se rindieron entonces a Aureliano, que les
había prometido impunidad (Zósimo 1,51). El escarceo de Dafne, un suburbio al suroeste de
Antioquía, no tuvo lugar -como sabemos por Zósimo 1, 52,1-2- hasta después de que
Antioquía se hubiera unido a Aureliano. Se observa así que la HA, siempre poco interesada
en las operaciones militares, es más: con notables carencias en su conocimiento de la amteria
militar, se salta el combate de Immae y sitúa incorrectamente el de Dafne para detenerse
solamente en la clemencia de Aureliano, puesta en relación con la intervención de Apolonio.
De nuevo, debemos recordar que el objetivo de la biografía es ofrecer una imagen moral del
biografiado, no una narración completa de los hechos.

25,2-6: la batalla de Emesa es la siguiente parada en la narración, de cuya importancia no


cabe dudar según el relato (pugnatum est … de summa rerum). Como anteriormente, la
narración es parca como poco (25,2-3), sobre todo si lo comparamos con el espacio dedicado
a la gratitud de Aureliano hacia la divinidad que lo había rescatado (25,4-6). Una vez más, lo
que interesa a Vopisco es el retrato moral del princeps, aunque uno puede preguntarse si la
victoria militar sobre Zenobia no sería también digna de ser contada con mayor detalle, pues
no hace sino redundar en la visión de Aureliano como un grandísimo general y la victoria es
compañera de la virtus. No obstante, los asuntos militares no interesan lo más mínimo a
Vopisco. Zabam, concretamente Septimius Zabdas (atestiguado por IGR III 1030; vid. PLRE
I, p. 990), general de Zenobia, no socius como se dice aquí; aparece en Claud. 11,1 como
Saba; Zósimo 1,44,1; 1,51,1 lo nombra correctamente Zabdas. Conquistador de Egipto e
ideador de la triquiñuela del falso Aureliano, no se le vuelve a mencionar. La batalla de
Emesa es narrada por Zósimo en 1,52,3-54,1, de donde nos podemos hacer una idea de lo que
aconteció. Ambas fuentes, latina y griega, hablan de un revés de la caballería romana (eques
fatigati iam paene discederent ac terga darent, 25,3; en Zósimo, la retirada de la caballería
romana, superada por la palmirena, termina en estampida); no obstante, difieren en el giro de
los acontecimientos. Vopisco alega la intervención milagrosa de una deidad (vi numinis,
25,3) que resulta ser el Sol, adorado en el templo de Elagabal, que permite a la infantería (per
pedites) acudir en rescate de la maltrecha caballería241. En Zósimo, la vigorosa reacción de la
infantería, especialmente la de los palestinos armados con garrotes, decide la suerte de la
batalla. recepto igitur orientis statu: ablativo de transición (¿quizá cambio de fuente?). ad

240
vid. Ruf. Fest. 24; Hier. chron. p. 225,15 Helm; Syncellus, p. 470,4 (Mosshammer). Esta precisión
del lugar de la batalla no se encontraría en Nicomachus Flavianus pero sí en la KG. Vid. Groag 1383-
1384, Zósimo 1,50,2-4.
241
Según A.R. Birley, The Lacuna…, p.60, n.17 un eco del suceso del Puente Milvio.
templum Heliogabali tetendit.242 Elagabal (que no Heliogabal) era el nombre bajo el que se
adoraba al dios del sol en Emesa; de aquí que Heliogabalus según HA, Elagabalus
correctamente, hubiese tomado tal nombre (Heliog. 1,5), pues era sacerdote de esta deidad en
Emesa.243 El dios era adorado en forma de una piedra negra cónica, un meteorito llamado
betilo (cf. Herodian 5,3,5), que el emperador Elagabalo llevó a Roma. El Sol era adorado en
varios lugares del Oriente semítico, bajo el nombre de Bal, el Bel de los fenicios. Sorprende
que Vopisco diga verum illic eam formam numinis repperit quam in bello sibi faventem vidit
(25,5) siendo que era un culto anicónico, aunque la explicación más sencilla es que Vopisco
tenía en mente las imagines de Sol oriens que circularían, por ejemplo, en monedas244. quare
et illic templa fundavit: la construcción de nuevos templos dedicados al Sol en Emesa es muy
dudoso (F. Paschoud, 144), pero su referencia aquí cumple la función de mostrar la pietas de
Aureliano. et Romae Soli templum posuit pero no el templo del Sol de Emesa sino el de
Palmira, que parecen confundirse245 (la construcción de un templo dedicado al Sol en Roma
procedería de la KG, cf. Aurl Vict. Caes. 35,7; Eutr. 9,15,1).

26,1: comienza la última parte del relato de la campaña de Oriente (26,1-28,3). De nuevo, el
relato de Vopisco se aparta de la crónica de sucesos para introducir tres documentos
falsificados: primero una carta de Aureliano a Mucapor (26,2-5) en la que relata las
dificultades de la campaña; una segunda de Aureliano a Zenobia proponiéndole la rendición
de Palmira a cambio de su seguridad personal (26,6-9); y una tercera, la respuesta de Zenobia
a la carta de Aureliano (27,1-5). Lo demás es la narración de los eventos. Como fuente
paralela, más prolija en detalles, Zósimo 1,54,2-1,56,1. Post haec Palmyram iter flexit ut ea
oppugnata laborum terminus fieret. El contenido de este párrafo corresponde más o menos a
lo que dice Zósimo en 1,54,2. Si se acepta que Aureliano pasó por Asia Menor a principios
de la primavera del 272, se puede pensar que marchó de Emesa a Palmira hacia el final de la
primavera del mismo año. oppugnata, que ofrece ms. P, adquiere el sentido de tomada,
expugnada, expugnata (ms. Σ). E. Löfsted ofrece una serie de ejemplos en que oppugnare
significa expugnare246. El THLL había seguido primeramente la opinión de Löfstedt (V 2,
1810, 54 sqq. (Bulhart, 1950)); en edición posterior se muestra más escéptico al respecto (IX
2, 802, 12 (Keudel, 1977)). Es evidente que una expresión más cuidada hubiese distinguido
entre ambos significados, pero no debemos olvidar la diferencia en términos de derecho que
existía si una ciudad era oppugnata, pues la toma por la fuerza concedía el derecho al pillaje
de la misma. A este respecto, en Max. 21, 6 mss. P nos transmite oppugnatio como defensa
de un emplazamiento, en este caso Aquileia; Saumasius lo corrige al buen latin por
propugnatio (cf. Gell. 9, 11, 1); posteriormente se utiliza este mismo tema: cives se (...)
propugnaculis a militibus defenderent (Max. 22, 5), pero también oppugnatio: ingens autem
oppugnatio et discrimen tunc fuit (22,5) y se pasa a narrar a continuación cómo los habitantes
de Aquilea repetían al asaltante. Ahora bien, la transmisión ofrece oppugnatio y debemos
corregir a esta, no al autor, cuando creamos conveniente. Oppugnatio entonces sirve tanto

242
Contamos con una descripción del templo de Emesa en Avieno, orb terr. 1082-1093
243
Buscar más información.
244
Turcan, Les monuments …, 301
245
CLK. Latte, Römische Religionsgeschichte, München, 1960, p 350 y n.2
246
Philologischer Kommentar zur Peregrinatio Aetheriae, Uppsala, 1911, 262-264.
para la defensa como para el ataque, mientras halla combate; propugnatio solo para defensa,
sustituible como se ve por oppugnatio; expugnatio solamente para la toma posterior a los
combates.in itinere a latrobinus Syris. Zósimo no menciona problemas con latrones sirios en
el avance de Aureliano contra Palmira. Probablemente estos fuesen beduinos y no meros
salteadores sino fuerzas contrarias al avance romano en territorio sirio.247 Zósimo sí cuenta
una anécdota cuya ausencia en el relato de Vopisco podría deberse o a que no aparecía en su
fuente para este periodo o a que no tiene a Aureliano como protagonista sino a un diestro
arquero persa que logró abatir a un soldado de la muralla de Palmira de un disparo. (1,54,2-
3). Lo más próximo que tenemos a un disparo es la mención en Vopisco a la herida que debió
de sufrir Aureliano durante el asedio (ad ictum sagittae periclitatus est).

26,2-5: Mucapor es el futuro asesino de Aureliano (35,5). Según Aurelio Victor (36,2) Tácito
le condenó a muerte por su magnicidio. Por consiguiente, podemos deducir que es un
personaje que aparece en la KG. Según el PLRE (I, p 609), su nombre revelaría su origen
tracio. El contenido de la carta incide en uno de los principios rectores de la práctica
historiográfica del biógrafo de la HA: reconocer los méritos de quienes lucharon por alcanzar
el máximo poder pero fracasaron en el intento248. A este respecto, contamos con otra carta
falsa, esta dirigida al senado y pueblo de Roma, con un tema semejante: Aureliano justifica la
presencia de Zenobia en su desfile triunfar debido a la importancia que esta adquirió en
Oriente (Tyr. 30,4-11). La misiva presenta grandes problemas de redacción y transmisión. La
conjunción atque causa dificultades (cf. Saumasius propone atqui como correción, pero no
encontramos atqui por ninguna parte de la HA. Tidner 249 propone un significado adversativo
para atque; Soverini, que no cree que atque posea un significado adversativo, propone añadir
un non e introducir después de quantum si uir un segundo pugnet. La solución más sencilla
me parece asumir el valor adversativo de atque. Pero las dificultades no se quedan ahí.
Hallén250 señala con razón que la elipsis de tantum antes de quantum es admisible en la HA251
y no es un fallo de transmisión textual; la elisión de est es igualmente justificable a partir del
texto mismo, cf. Ael. 7,3; Alex. 67,2; in conscientia et timore longe deteriore no necesita de la
adición adest, sed sub femina: como ablativo absoluto funciona perfectamente en su sentido
concesivo. sed credo adiuturos Romanam rem… defuerunt: desde la consulta de los Libros
Sibilinos el favor de los dioses acompaña las acciones de Aureliano.

26,6-9: la segunda carta del relato vincula a los dos grandes protagonistas de esta historia.
Anonymus post Dionem (frg. 10,5 Müller, 177, p. 269 Excerpta de sententiis Boissevain)
menciona una comunicación entre Aureliano y Zenobia por la que el primero pedía la
rendición de la reina. Zósimo, por el contrario, no menciona ningún contacto entre ambos;
247
Fuerzas antirromanas y salteadores se significan con uno y mismo término, latro, debido a su misma
práctica de resistencia, la guerra de guerrillas, práctica de resistencia por antonomasia de las fuerzas
antiimperiales (vid. CIL VIII 2728+18122: esta vez los latrones asaltan un convoy en la Mauretania Cesariense.
248
Buscar referencia en HA en dedicación a Diocleciano sobre ese interés en rescatar las vidas de
quienes fracasaron en su intento, con el resultado positivo de ensalzar la de aquellos que sí triunfaron.
Aparte, el biógrafo siempre tuvo presente el enorme papel que juega la fortuna en decidir vencedores y
vencidos en lucha por el poder (buscar referencias).
249
De particulis copulativis… 69
250
In scriptores historiae augustae studia, Upsaliae, 1941, 95-96
251
Cf. Lessing, Lexicon, p.509.
además la secuencia de los acontecimientos tal y como la presenta no admite sin dificultad la
inserción de dicho contacto entre los dos gobernantes. En 1,55, en efecto, Zenobia rompe el
cerco y huye para pedir ayuda a los persas, pero acabó siendo atrapada por una partida de
jinetes mandada por Aureliano para atraparla. Sin soberana, la ciudad vacila en rendirse a
Aureliano, pero la benignidad de este para con aquellos que aceptan rendirse logra la
capitulación final (1,56). Muy posiblemente estas condiciones tan favorables para Zenobia
fuesen, en verdad, para los habitantes de Palmira una vez la reina fue apresada. Ello
explicaría, a su vez, el trato benigno con el que Aureliano trató a una ciudad que, según el
relato de la HA, había resistido hasta ser finalmente vencida (28,2-3). Dicho comportamiento
de los habitantes de Palmira no debería haberles granjeado tan buen trato por parte del
vencedor si hubiesen resistido hasta el final. Anonymus post Dionem y la HA siguen la
tradición de Nicomachus Flavianus, que aparece expresamente mencionado como fuente en
27,6 para la carta de Zenobia a Aureliano; la versión que se lee en Zósimo procedería de
Eunapio. societas bellica se refiere a los aliados mencionados en 27,4: Persarum auxilia,
Saraceni, Armenii. ubi te ex senatus amplissimi sententia conlocavero: siempre que puede
Vopisco intenta hacer ver que las decisiones más importantes se toman entre princeps y
senado; no obstante, carece de toda realidad.

27: la última de esta tríada de cartas es la contestación negativa de Zenobia, recogida también
en Anonymus post Dionem. Si nos encontramos una respuesta muy parca en esta fuente, en
Vopisco vemos como la imaginación del biógrafo le permite engarzar muchos elementos
relacionados con la figura de la soberana de Palmira. Como ya en 26,3 y 5, hace de Zenobia
una mujer orgullosa, inflexible y desesperada que responde a Aureliano con una insolencia
excesiva que no se corresponde con su apurada situación. Según él, tomó el pomposo pero
inventado título de regina Orientis, y se inspiró en la conducta de Cleopatra. El paralelismo
entre Cleopatra y Zenobia es una invención y obsesión del autor de la HA: cf. Tyr. 27,1
(Zenobia pretende ser una emuladora de Dido, Semiramis y Cleopatra): 30. 2 (se dice que es
descendiente de Cleopatra, afirmación que se repite en Claud. 1.1): 30.19 (utiliza la uasa
Cleopatrana): en Pr. 9.5, Vopiscus llega a nombrar Cleopatra a Zenobia. Esta alude aquí
como modelo que está dispuesta a seguir al suicidio de Cleopatra, que prefiere ser mordida
por un áspid antes que ser llevada a Roma por Octavio, como nos cuenta Plutarco Antonio
85-86). Sin embargo, Vopiscus hará aparecer a Zenobia en la procesión triunfal de Aureliano:
30,2: 32,4; 33,2; 34,3; misma versión en Polión, que afirma que Zenobia vivió después como
dama romana, con sus hijos, en Tibur (Tyr. 30,24-27). Eutropio 9,13,2 confirma la versión de
HA.252 Según Zósimo 59, Zenobia murió durante su viaje a Roma. Sobre los aliados de
Zenobia, carecemos de fuentes paralelas que nos informen de ellos. Con los persas tenía
buenos contactos, ya que es con ellos, según Zósimo 1,55, con quienes fue a buscar ayuda
durante el bloqueo de Palmira. Según 28.3, Zenobia habría intentado refugiarse con los persas
tras la toma de Palmira. En 28,2 y 4, también se habla de los persas como aliados de Zenobia
y como pueblo derrotado por Aureliano al mismo tiempo que ella. Pero la intervención real
de los persas en el presente conflicto no está atestiguada positivamente por ninguna otra
fuente. El título Persicus, o Parthicus, que se dice que llevaba Aureliano solo está débilmente

252
Para la divergencia en las versiones sobre la suerte de Zenobia, Merten, Zwei Herrscherfeste…, 132.
atestiguado, y no está claro a qué campaña debe vincularse.253 De Saraceni y Armenii
tampoco tenemos testimonios paralelos .Aunque estos pueblos se siguen nombrando en 28,2
y 4, y los sarracenos se encuentran entre los prisioneros que se dice que Aureliano exhibió
durante su triunfo (cf. 33,4), se trata casi con toda seguridad de una invención, puesta ahí para
ofrecer exotismo al triunfo.254 Probablemente los latrones sirios (ya en 26,1) fuesen los
sarracenos de 27.4: 28.2: 28.4 y 33.4255.

hanc epistulam Nichomachus se transtulisse. Del interés que suscita al biógrafo la


comunicación de personajes de distintas lenguas ya hemos hablado 256. Este Nichomachus
hace pensar inmediatamente en la fuente misma de Vopisco para este momento de la vida de
Aureliano, Nicómaco Flaviano (que ya hemos visto mencionar veladamente en 24,9). No
obstante, si es verdaderamente Nicómaco Flaviano el mencionado aquí, Vopisco se cuida
mucho de que no sea de manera clara y evidente. Esta es una práctica habitual en la HA:
Mac. 4,2(Aurelio Victor); 4,4(Festo) ; Max. Bab. 4,5 (Valerio Máximo); Pr. 2,7 y Alex.48,6
(Fabio Marcelino y Suetonio); Claud. 13,2 (Eutropio y Suetonio). En Tac. 5,3 aparece un tal
Maecius Faltonius Nicomachus, quien podría ser como no el referido aquí. Por supuesto, la
fuente principal, la KG, podría aparecer menciona con estos nombres como con otros, e.g.
Estacio Valente (Alex. 48,6) o Claudio Eustenio (Car. 18,5)257.
28,1-3: las palabras de Zenobia sirven para sacar a escena al Aureliano general, el cual, a
modo de César en Alesia258, motivado pero no (non erubuit) por las palabras de Zenobia (por
otra parte, tampoco tendría por qué avergonzarse si, como expresa en su carta, no se enfrenta
a una simple mujer), supervisa todos los preparativos para un asedio del cual no se nos dice
nada salvo que fue por la fuerza (multa vi). Las tropas venidas en auxilio de Palmira, persas,
sarracenos y armenios, no solamente los dispersó sino que los pasó a su bando (corrupit
atque… transtulit). Para F. Paschoud, todos una invención (p.149). Debemos acudir a Zósimo
para obtener más detalles. Gracias a su relato (1,56,1) sabemos que, tras negarse a entregar la
ciudad, Zenobia fue a buscar la ayuda de los persas y cayó en manos de un destacamento de
caballería romano; los habitantes de Palmira, ya sin su reina y a quienes Aureliano prometió
condiciones favorables, finalmente se rindieron. Según Zósimo (1,55,2) Zenobia huyó a
lomos de un camello; en HA, un dromedario (cum fugeret camellis, quos dromedas vocitant)

28,4-30: esta sección cubre los acontecimientos entre la toma de Palmira y la segunda
rebelión de la ciudad259. Brevemente:
28,4: medidas de Aureliano tras su victoria
28,5-30: el botín sacado de Palmira, especialmente una púrpura extraordinaria.

253
Kettenhofen, Siegestitulatur …, 144
254
Vid. W. Bowersock, Arabs and Saracens in the Historia Augusta, Historia Augusta Colloquium,
198471985, Bonn, 1987, 71-80.
255
Y probablemente los mismos sirios de Zósimo 1,44,1 que, junto con otros bárbaros, marcharon a la conquista
de Egipto.
256
Hartke, Kinderkaiser..., 33-34, n.9
257
Para los nombres falsos, R. Syme Bogus Authors, Historia Augusta Colloquium, 311-321; F.
Paschoud Noms camouflés d’historiens du 4e s. dans l’ Histoire Auguste, 502-504.
258
buscar si hay paralelismos entre César en Alesia y Aureliano.
259
En comparación con Zósimo (1,56,2-59), salta a la vista la disparidad: en el relato de Zósimo toma especial
relevancia las profecías sobre el futuro de Palmira y Roma (1,57-58).
30,1-3: destino de Zenobia y su séquito.
30,4-5: regreso a Occidente, victoria sobre los carpos y títulos de Aureliano.

28,4: Persis, Armeniis, Saracenis (tercera vez que aparecen: cf. 27.4 y 28.2) Fisher (pp. 131
y 143), basándose en Aurelius Victor 35,1, supone que Aureliano dirigió una breve campaña
contra los persas tras su victoria sobre Palmira, y que ésta fue recogida por la KG. En 35.4 y
41.9, efectivamente, hay dos referencias más a la victoria de Aureliano sobre los persas, y en
el primero de estos pasajes, la victoria se sitúa cronológicamente en el momento de la victoria
sobre Zenobia. Tanto Homo (104-105) como Groag (1387-1388) admiten también que en
esta época hubo una breve campaña contra los persas. La cronología no deja mucho espacio
para una gran empresa contra los persas, porque el verano del 272 debía de estar ya bastante
avanzado cuando Aureliano tomó Palmira, y sabemos que volvió a Tracia y dirigió allí una
campaña antes de partir hacia Oriente en el 273 260. ¿Estamos ante un eco de la propaganda
oficial de Aureliano? ¿Hubo algo más que un simple proyecto, quizá unas escaramuzas
fronterizas?

28,5: Zósimo menciona brevemente las riquezas traídas de Palmira (1,56,2), pero Zósimo es
un historiador, no un biógrafo: si la calidad moral de Aureliano fuese su tema, se habría
detenido a considerarlas, pues no debemos perder de vista la dimensión moral que siempre
tiene toda consideración de la riqueza en la Antigüedad. Aquí parece que se trata
principalmente de los regalos ofrecidos por los persas (tunc Persici dracones et thiarae, tunc
genus purpurae, según 29.2 obsequios persas). Este detalle puede ser real, ya que los persas
querían sin duda evitar un encuentro serio con Aureliano en esta época. Sobre las riquezas de
Palmira depositadas en Roma en el templo del Sol, cf. Aur. 39,6: Aurelio Victor 35,7:
Eutropio 9,15,1; Zósimo 1,61,2. El Epítome de Caesaribus 35,5 habla en términos más
generales del lujo, hasta entonces desconocido, que Aureliano introdujo en Roma (contrasta,
sin embargo, con lo que afirma en 3,8). Este último pasaje no concuerda muy bien con lo que
se dice en nuestra biografía (45,4) sobre un límite que Aureliano se habría impuesto en el
lujo de su vestimenta. Estamos tocando otra paradoja en la visión de los emperadores: los
éxitos militares traen riquezas, riquezas a evitar, pues corrompen como nada a quienes las
ostentan. Si se quiere ofrecer una imagen de éxito de Aureliano, su botín ha de ser ingente, y
si es procedente de Oriente, cargado de lujos; como Aureliano es, a su vez, imagen de la
severidad y la rectitud moral, matanzas aparte, esta inmensa riqueza debe ser conducida allí
donde la virtus y el lujo pueden llegar a coincidir: en la pietas que se expresa en las ofrendas
a los dioses y en el engalanamiento de los templos.Por otra parte, la concordancia bastante
general de todas las fuentes sugiere que los detalles relativos a las riquezas de Palmira se
encontraban en la tradición de la Kaisergeschichte, así como en la de Nicomachus Flavianus.

Persici dracones: enseñas de caballería que tienen la forma de una especie de manga de
viento, con cabeza y cola de dragón, que flotan al viento cuando son llevadas por un jinete al
galope. Este tipo de signo, de origen oriental, apareció por primera vez, llevado por el
enemigo bárbaro, en la Columna Trajana. A finales del siglo II, también fue adoptada por la

260
Vid. Groag 1388-1389
caballería romana Luciano, en su opúsculo Cómo debe escribirse la historia, cap. 29, habla
de un historiador que habría afirmado que los dragones eran animales vivos, que
aterrorizaban al enemigo, y que los partos los desataban durante la lucha para que asfixiaran y
devoraran al adversario. Amiano 16,10,7 da una descripción menos fantasiosa del dragón. La
HA todavía menciona este tipo de signo en Gall. 8,6; además, en Aur. 31.7, se menciona un
draconarius. Está atestiguado por primera vez en latín por Nemesiano (cyn. 85), draconarius
aparece en Amiano y Vegecio261.

29: si decíamos antes que la consideración de la riqueza puede ser vista no tanto como
digresión de la narración sino como consustancial a la misma, ya que nos encontramos a fin
de cuentas con una obra de género biográfico, el parágrafo 29, pese a la exaltación del lujo
que contiene y, por ende, del éxito de la campaña de Aureliano, es una auténtica digresión
que satisface el apetito del biógrafo por la información exótica, si no extravagante. No hace
falta decir que todo el contenido de este capítulo es pura invención. meministis: segunda
persona del plural, pero es un uso del plural que se refiere a un solo individuo, mi Piniane
(1,9). Supra (28,5) hemos mencionado que hoc munus se refería a los dracones, tiaras y la
púrpura de 28,5. Estos obsequios fueron depositados en el templo del Sol; ahora nos
encontramos con un pallium breve purpureum lanestre (29) que fue depositado en el templo
de Júpiter Óptimo Máximo Capitolino. ¿Es el mismo objeto purpúreo de 28,5? Están en
templos diferentes; no obstante, ambos son obsequio persa (rex Persarum Aureliano dedisse,
29,2). ¿Identifica el biógrafo Júpiter con Sol? Es la solución más sencilla. ab Indis
interioribus: según J. Straub, se referiría no a un lugar de la India, sino Etiopía,
concretamente al pais de los axumitas o exomitas (referidos en 33,4 y 41,10) 262. proxime
Diocletianus: otro intento para confundir sobre la fecha de redacción. sandyx Indica. en
griego (poner) derivado de una raíz asiria, tiene dos significados. Puede referirse a una
planta cuyas raíces se utilizan como tinte, tal vez la rubia o el sándalo rojo, o puede referirse a
un tinte químico compuesto de óxido o sulfuro de plomo y óxido de hierro, bermellón o
minio. En la mayoría de los casos (el más conocido es el de Verg, ecl. 4.45), es difícil decir
con certeza si se trata de la planta o de la sustancia química. Este parece ser el caso aquí.263

30,1-3: en el castigo recibido por Zenobia, Zósimo (1,56,2-3) y Vopisco coinciden


mayormente. En la Nueva Historia Zósimo afirma que el episodio tuvo lugar en Emesa, y que
Zenobia trató de exculparse como mujer débil y abusada por malos consejeros. También
menciona el destino de Longinos, con diferentes detalles. Sin embargo, no se menciona en su
libro la insistencia de los soldados en el castigo de la reina, ni la reticencia de Aureliano a dar
261
Cf. sobre este tipo de signo Daremberg-Saglio IV, p. 1321 (A-J. Reinach); RE V, 1633-1634 (H. O,
Fiebiger, 1905), así como mi n. a Zosimus 3.19.1. vol. I. II 1 de mi edición, p. 138. Vid.. ThIL V 1.
2064-2065 (Wulff. 1932). Las diademas, mencionadas después, son el tocado típico de los orientales, y en
particular de los persas; cf. Daremberg-Saglio V. p. 296-298 (0. Navarre) y RE Suppl. XIV 786-796 (B.
Sirch - W. Hinz, 1974). Consultar y añade de lo tuyo, baby.
262
Sobre este pueblo, cf. RE II 2634-2635 (R. Pietschmann, 1896) y Suppl VII 75-80 (E. Littmann, 1940),
así como J. Straub, Aurelian ..., pp. 269-289. que analiza el presente pasaje en p. 280, n. 56.
263
vid. 284. G. Steigerwald, Das kaiserliche Purpurprivileg in spätromischier und frühbyzantinischer Zeit,
JBAC 33. 1990, p. 209-239; concerniente al presente pasaje, B. Bleckmann, Die Chronik des Zonaras
und eine pagane Quelle zur Geschichte Konstantins, Historia 40. 1991. p. 343-365, esp. p. 361.
muerte a una mujer, ni su deseo de reservarla para su triunfo. ut ad incepta redeamus, cf.
Salustio, Iug. 4,9: ad inceptum redeo; esset ostentui, cf. Salustio, Iug. 24,10: ostentui essem);
seguido de un tricolon con homeoteleuton: moverat, paraverat, gesserat formando una bella
figura retórica de expolitio. Tanta concentración de elementos retóricos invita a pensar que
estamos ante un pasaje de libre elaboración por el autor264. Sobre la divergencia de las fuentes
en cuanto al destino de Zenobia: Según Tyr. 27, 2., recogiendo una tradición que aparecería
en la KG y que está atestiguada por Eutropio (9.13,2) y Jerónimo (chron, p. 223.2), Zenobia
habría dejado descendencia en Roma. El supuesto motivo del asesinato de Longinos,
coherente con lo que se dice en Aur. 27, nace obviamente de la fantasía del autor, pero va en
la dirección de lo que, según Zósimo 1,56,2, habría afirmado Zenobia para exculparse.. El
personaje aquí presentado, Cassius Longinus, es real. Filósofo platónico, dirigió la Academia
de Atenas del 250 al 267 y fue maestro de Porfirio. Luego se trasladó a Palmira como asesor
de Zenobia, impulsado por el espejismo platónico de poder crear allí un estado ideal. Todo lo
que se ha conservado de él es un tratado de retórica, que no debe confundirse con el famoso
tratado Sobre lo sublime, que se le atribuye falsamente. Zósimo 1,56,3 afirma que murió con
gran valor.265

30,4-5: Estos dos párrafos que narran el regreso de Aureliano a Occidente tras su victoria
sobre Palmira no tienen nada en común con el pasaje correspondiente de Zósimo 1,59 (la
muerte de Zenobia durante este viaje). in Europam: Europa, una de las provincias de la
diócesis de Tracia, bañada por el mar de Mármara, donde se encuentra la localidad de
Caenophrurium, lugar en el que fue asesinado Aureliano, así como Bizancio (cf. 32,1-2 in
Europam redit, un doblete; 31,1 rebus Europensibus occupato, los asuntos que le concernían
en Europa, diócesis de Tracia (cf. Pr 13,4, designando esta vez el continente o una parte del
mismo). Sabemos que se refiere a la provincia de la diócesis de Tracia y no al continente
porque 1) en 31,3 dice: e Rhodopa revertit: Ródope es la provincia limítrofe al oeste con
Europa, dentro de la diócesis de Tracia; 2) los hechos de armas que se narran se sitúan en la
diócesis de Tracia, como consecuencia de incursiones bárbaras a través del limes danubiano
(32,2: per Thracias Europamque). En cambio, en Zósimo 1, 59, 1; 1,60,1 debe tratarse del
continente266. illic Caroporum copias adflixit. Aurelio Victor (39,43) alude implícitamente,
en un contexto diferente, a la campaña de Aureliano contra los carpos, que suele situarse a
finales del año 272267. El ablativo absoluto pacato igitur oriente, que probablemente indica el
otoño de ese año, confirma esta datación. Los carpii, asentados en la orilla derecha del
Danubio, en el extremo inferior de su curso, son ya mencionados brevemente en Max. Balb,
16,3. Carpicum senatus absentem vocasset. El juego de palabras sobre el nombre de este
pueblo, obviamente inventado por el autor de la HA, se parece mucho al que se lee en
Carac.5,6: si Lucanos vicisset, Lucanicum se appellandum (lucanicum: tipo de salchicha; cf,

264
F. Paschoud, 152.
265
Detalles en H. Dorrie, Der Kleine Pauly II 731-732 (1969), quien se equivoca, sin embargo, al aceptar el
relato de HA. Cf.. también Alföldi, Studien....p. 260.
266
En su contribución al ColloquiumHistoria-Augusta de 1994, J.Schlumberger ha intentado demostrar
que la palabra Europa se refiere a la provincia sólo en 17.2: sus otros pasajes, mencionados aquí, el
término, como a veces en griego, significaría la parte oriental del continente europeo, los Balcanes 290.
Por ejemplo, Groag 1388-1389.
267
vid. Groag 1388-1389
Diad. 2,8). Tales ocurrencias constituyen un argumento muy fuerte a favor de la unicidad del
autor, tal y como observó Dessau268. Carpisclum, forma contraída de carpisculum, es un
hápax; contamos con el testimonio por dos veces en inscripciones de carpusculum, término
relacionado con el lenguaje técnico de la arquitectura y de significado difícil de precisar
(¿parte de un tejado?)269 Aureliano llevaba en realidad el título de Carpicus Maximus 93 Más
tarde, Diocleciano y Constantino también lo llevaron. Queda, pues, excluido que un autor que
escribiera durante el reinado de cualquiera de estos dos emperadores pudiera permitirse la
broma que hace aquí "Vopiscus". Por otro lado, difícilmente se puede pensar que hay aquí
una malicia oculta contra Constantino, ya que también alcanzaría a Diocleciano, a quien el
autor del HA admira. Se ha observado, con razón, que muestra un interés especial por estos
apodos que recuerdan las victorias270. En el caso de los apodos enumerados, Gothicus y
Parthicus son auténticos, Sarmaticus, Armenicus y Adiabenicus son inventados. Vopisco
omite aquí el apodo de Germanicus, llevado por Aureliano tras su victoria en 271. Otros
apodos, omitidos aquí, son dudosos o no oficiales271.

31,1-3: cf. Zosimo 1,60-1,61,1. rebus Europensibus, vid. supra 30,4. contusi muy utilizado
por el biógrafo, sobre todo bajo su hipóstasis de Vopisco 272. Existen notables divergencias
entre el relato de Zósimo y Vopisco. Según la Nueva Historia, Aureliano dejó como
gobernador de Mesopotamia a Marcellinus273 y a quien los rebeldes palmirenos llevaron la
púrpura; Marcelino, buscando ganar tiempo, no negó el ofrecimiento y se mantuvo ambiguo,
esperando la llegada del emperador. Zósimo menciona también un Apsaeus como líder de la
revuelta, así como un Antiochus, a quien los palmirenos habrían concedido la púrpura
imperial ante la negativa de Marcelino. Antiochus es nombrado más tarde como usurpador de
la época de Aureliano por Polemio Silvius (Chron. min. I, p. 521, 49 Mommsen). Apsaeus
puede identificarse probablemente con un Septimio Apsaeus atestiguado por una inscripción
(IGR III 1049; cf. PLRE I, p.89); Antiochus podría identificarse con Septimius Antiochus
(IGR III 1029, CIL III 6049), que no sería otro que un vástago de Zenobia (cf. PLRE I, p.71;
cuidam parenti Zenobiae, Aur. 31,2); esta identificación tiene el problema de que según el
relato de Zósimo, tras su victoria, Aureliano perdonó la vida a Antíoco por ser una persona de
procedencia oscura, cosa que no hubiese ocurrido si se tratase de un descendiente de la reina
de Palmira. No obstante, queda la cuestión de quién sería Apsaeus, nombrado por Zósimo. Si
observamos su gentilicio, Septimius, el de la familia de Zenobia, es probable que él fuese el
Achilleus mencionado por Vopisco, parens Zenobiae pero en ningún caso hijo. No obstante,
si algo sacamos en claro de esto es que impera en las fuentes la confusión274. En cuanto a

268
291. Ueber Zeit…, p. 385. Más bromas: Avidio Casio (Auid. 1,7), Cómodo (Tac. 6,4), Pertinax (Pert. 1,1),
Severo (Sev. 14,13), Probus (Pr. 21,4), Carus (Car. 8,5).
269
THLL III 491 (Maurenbrecher, 1907)
270
Cf. Johne, Kaiserbiographie …, 136-137
271
Kettenhofen. Siegestitulatur..., p. 139-145. No hay que conceder ninguna realidad histórica a
Sarmaticus al igual que a los sármatas de 18,2.
272
vid. Lessing, Lexicon, 94 Dessau, Ueber Zeit…, 388-9 revisa.
273
Ninguna otra fuente lo menciona, pero posiblemente se le pueda identificar con dos personajes del
mismo testimoniados en inscripciones cf. PLRE I, p. 544, así como en mi edición de Zósimo, vol. II. p.169,
n.88.
274
Groag 1389. y Barnes, Some Persons... 145-147 que a pesar de Zósimo, mantiene la identificación
Antíoco-Aquilo, y piensa que se trata en realidad del padre de Zenobia, conocido por otra inscripción.
Sin
Sandarión, solo lo atestigua la HA. verum adeo: de matiz explicativo (para usos de adeo cf.
Pius 1,9; Alex. 18,2; Tyr. 12,9; 29,3; Q 7,4; 12,1; es un uso tardío, atestiguado por vez
primera en Tertuliano idol. 9,5)275. Por consiguiente, las correcciones de Casaubón (ad eoa) y
Peter (ideo) son innecesarias (vid. app. crit.)

31,3-10: Estos párrafos constituyen una variante más de la crueldad o severidad de


Aureliano, ilustrada por un documento falsificado que ocupa los párrafos 5-9, y que además
introduce el motivo de la piedad hacia los dioses tradicionales. Claro que esta vez, por la
traición de los sirios (31,1), la crueldad o severidad está justificada (ita merebatur, 31,3). El
relato paralelo de Zósimo 1,61.1 no hace hincapié en la dureza de Aureliano, e incluso
registra el perdón de Antíoco. Cerronius Bassus es un personaje inventado, de nombre
además extraño, poco atestiguado. Encontramos un Ceronius en Gall. 14,4.276 Bassus, por su
parte, es el nombre de uno de los cónsules ordinarios del 259 (Tyr. 9,1) y de un prefecto de la
ciudad mencionado solamente en la HA (Sev. 8,8). También es el nombre de un amigo de
Ovidio, autor de yambos (trist. 4,10,47). templum Solis: sin duda el templo más conocido de
las ruinas de Palmira. Will acepta la narración de la HA y, por tanto, la restauración del
templo en el 273277. F. Paschoud, por su parte, se muestra más escéptico (p.156). Zósimo no
menciona ninguna restauración del templo, por lo que si hubo daños, estos no fueron de
extrema gravedad. La restauración del templo se refiere entonces a la de los bienes saqueados
por la tropa. El escepticismo hacia este pasaje está más que justificado si atendemos a los
soldados enumerados a continuación (31,7). legionis tertiae. Está claro que si Vopisco
hubiese buscado precisión hubiese nombrado a la legión no solo por su numeral, sino también
por su apelativo, como venía siendo la práctica habitual desde que Augusto reestructuró el
ejército tardorrepublicano. ¿Estamos ante la Tertia Felix de 11,4 y Pr. 5,6? ¿ O ante la Tertica
Gallica o Tertia Cyrenaica278? No lo podemos ni afirmar ni desmentir279.
aquiliferi...liticinibus. Chastagnol veía en este pasaje la influencia de Vegecio280. Este
menciona a tres de los suboficiales (mil. 2,7). Claro que, si bien sus funciones en el ejército
son semejantes, su distribución en los distintos cuerpos es bien distinta: un draconarius sirve
en el cuerpo de caballería, mientras el águila es emblema de la infantería. Volvemos a
observar el mismo afán de acumulación de individuos sin más relación que la más tenue.
Vopisco se regalaría la mente imaginándose soldados tan dispares, a quienes solo el azar
reuniría para saquear el templo del Sol. vexillifer: ni en Vegecio, ni en Amiano, aparece
solamente en Prudencio pero no referido a un cargo dentro del ejército (psych. 419); liticen:

embargo, la presencia del padre de Zenobia en Palmira después del primer vencedor de Aureliano no es más
probable que la de uno de sus hijos.
275
THLL I 616, 29-34; Cotta, Quaestiones grammaticae et criticae de vitis a scriptoris historiae
Augustae conscriptis, diss., Vratislavae, 1883, p.41-42.
276
R. Syme proponía leer Ceionius, del que sí tenemos amplio testimonio (Ammianus…, 193)
277
vid. Will, 134-40; 196-7
278
III Gallica, III Cyrenaica y III Augusta son el caso paradigmático de cómo se impuso la necesidad de un
apelativo para distinguir legiones que coincidían en su numeral. La primera sirvió bajo Marco Antonio; la
segunda, bajo Lépido; la última, bajo Octavio. Que Vopisco no utilizase el apelativo y solamente el numeral tres,
precisamente el tres, puede ser porque siempre se podía hacer creer que había una legio III en el teatro de
operaciones. Es todo una cuestión de verosimilitud.
279
vid. E Ritterling RE XII 1528-1S29 (1935, s.v. legio) y E Birley, True and False… p. 35-43, esp. p. 41.
280
Chastagnol, Végèce …, p.70 y 80
ya sí atestiguado, aunque no con profusión (THLL VII 2,1504 (Buchwald, 1976)). Vopisco
no solo se regala con las asociaciones más azarosas posibles, sino también con los nombres
más extraños a ojos de sus contemporáneos. ego ad senatum scribam petens: de nuevo, deseo
más realidad. Aureliano no tendría ninguna necesidad de solicitar al senado nada.

5. Fin del reinado (32-73,4)

Esta última sección narrativa de la vita Aureliani es bien sencilla de delimitar. Por una parte
tenemos el comienzo, marcado por un desplazamiento físico (Securior denique iterum in
Europam redit, 32,1). A partir de este momento, salvo la campaña en Egipto, todos los
acontecimientos se desplazan hacia Occidente. Por otra parte, tras el asesinato del princeps,
Vopisco hace recuento breve de lo que ocurrió tras su muerte así como del tiempo de su
reinado y su divinización (37,3). Su estructura es la siguiente:
1) 32: dos campañas militares tras la victoria sobre Palmira y previas a la celebración de
su triunfo.
2) 33-34: el triunfo.
3) 35,1-3: medidas tomadas por Aureliano.
4) 35,4-37,4: asesinato de Aureliano.

32,1-2: Según Zósimo 1,61,1 Aureliano no habría regresado a Occidente en el año 273
después de su segunda campaña contra Palmira y antes de su campaña en Egipto. Es probable
que la primera línea de 32, 2 (hasta agente) repita lo dicho en 31,2 y constituya así un
doblete, por lo que la verosimilitud y la cronología invitan a seguir aquí a Zósimo. Fisher (p.
143) ya había señalado esta particularidad. De hecho, Europensibus y contusi son repetidos
por Europam y contudit (32.1; para contudit, vid. supra 31,1). per Thracias Europamque,
vid. supra 10,2.

32,2-3: El episodio de una revuelta en Alejandría lo recoge Zósimo (1,61,1) que, sin
embargo, no menciona a ningún líder o usurpador. Además, Amiano (22,16, 15) recoge los
disturbios civiles en Alejandría durante el reinado de Aureliano, sin mencionar tampoco una
usurpación. Ambos autores parecen referirse a una sedición urbana cuyo líder o líderes siguen
siendo desconocidos. El Firmus nombrado aquí recibe una biografía separada en Q. 2-6,
donde se afirma que fue aliado de Zenobia (3,1). El motivo aquí discutido, que Firmus no
usurpó el poder imperial sino que quiso gobernar Egipto como territorio independiente del
imperio (civitas libera y sine insignibus imperii) es recogido y discutido con gravedad, con
gran erudición y escrúpulos científicos, por Vopiscus en Q. 2, donde este último llega a una
conclusión diferente de la versión presentada en la vita Aureliani, a la que se remite
expresamente (2,3). Todo esto es una invención de nuestro autor, que se hace pasar por un
historiador de pureza terminológica, distinguiendo cuidadosamente entre los purpurati y los
latrones281. Su palinodia de Q 2 no tiene otra finalidad que justificar la inserción de la

281
Cf. A Rösger, Zur Herrscherterminologie… Colloquium Historia Augusta, 179-201; esp. 185-6.
biografía de este personaje, precederla de un docto debate y lograr de este modo la cifra
deseada de cuatro usurpadores. Los propios términos utilizados aquí revelan el engaño,
puesto que el planteamiento que implica el verbo vindicavit, reivindicación de un título,
excluye la noción de civitas libera282. El propio carácter de Firmus es muy dudoso, ya que no
se le menciona por su nombre en ninguna otra fuente literaria y, en contra de lo que se afirma
en Q. 2,1, no hay monedas que conozcamos que hubiera acuñado de acuerdo con lo que se
afirma en Q 3,1283. Barnes distingue tres personajes llamados Firmus: un primero, prefecto de
Egipto, bien atestiguado; un segundo, dux limitis Africani, dudoso; un tercero, el usurpador
en Egipto, cuya existencia sólo atestigua la Historia Augusta284.

32,3: El pasaje relativo a Tétrico está tomado de la tradición de la KG (cf. Aur. Vict. Caes.
35, 3-5; Hier. chron., p. 122,13-14 Heim, ambos aportando detalles adicionales): en cuanto a
la formulación, es muy cercana a la que se lee en Eutropio 9,13,1: ipso Tetrico prodente
exercitum suum, cuius adsiduas seditiones ferre non poterat. Por otra parte, hay que señalar
que, inmediatamente antes, en el mismo párrafo, se lee Romanam dicionem ad fines pristinos
varia bellorum felicitate revocauit. cf. felicitate (Eutropio) y felicitas (Vopisco).
El presente pasaje no es más que una repetición de Tyr. 24,2-3 (este capítulo contiene la
biografía de Tétrico I), donde aparece la misma cita de Virgilio (Aen. 6,365) que en Eutropio
9, 13,1. cita que aparece aquí por accidente de la tradición manuscrita de P: a un escriba le
llamó la atención la similitud de los dos pasajes Tyr. 24,3 y Aur. 32,3 e introdujo por error
como glosa marginal el verso virgiliano (vid. app. crit.).
Dos posibilidades como fuente para este pasaje: o Eutropio, del que ya hemos mencionado
las similitudes con Vopisco; o bien que tanto Vopisco como Eutropio copiasen palabra por
palabra la KG, fuente común para ambos historiadores.
Por otro lado, Zósimo (1,61,1-2) habla erróneamente de la victoria sobre Tétrico después del
triunfo en Roma. Si seguimos la sucesión de HA, no es posible precisar si la victoria sobre
Tétrico se produjo en la segunda mitad del 273 y el triunfo en el 274285.

El triunfo sobre Tétrico significaba el fin de la división tripartita del imperio. Este
acontecimiento fue celebrado con múltiples leyendas monetarias: pacator orbis, pacator
orientis, pax aeterna, restitutor orbis, restitutor orientis, restitutar saeculi; su regreso a
Roma por la leyenda aduentus Augusti286. Las palabras de Vopisco están muy próximas a las
de Eutropio (9,113,2): ingressusque Romam nobilem triumphum quasi receptor orientis
occidentisque egit, praecedentibus currum Tetrico et Zenobia. Estos pasajes de Eutropio y
Vopisco expresan la ideología de la dominación universal de Roma, que también se
manifiesta de forma especialmente llamativa en los capítulos siguientes y en la utopía de Tac.
15,2287

282
Cf. J. Straub, Iuppiter consul, Historia- Augusta Colloquium, 1971, Bonn, 1974, p.165-184; menciona
un texto como fuente sobre Firmo, unas actas de un congreso: búscate algo mejor.
283
Cf. Chastagnol, Histoire Auguste …, 1106-1108; para las monedas, cf. Ménadier, 26-27.
284
Some Persons …, 157; The Sources …, 71
285
Cf. Groag 1391-1392.
286
Cf. Homo, 362-363.
287
Cf. A Rösger, Principes mundi. Zum römischen Weltherrschaftsgedanken in der Historia Augusta,
Historia Augusta Colloquium, 1979/81, Bonn, 1983, 255-273.
33-34: non absque re est cognoscere, qui fuerit Aureliani triumphus: falsa modestia. La
estructura de los siguientes dos parágrafos es la que sigue:
33,1: introducción
33,2: los tres carros reales de Oriente
33,3: la cuadriga de ciervos
33,4-34,1: animales exóticos, gladiadores, portadores de regalos y prisioneros
34,2: Tétrico e hijos
34,4: Pueblo, ejército y senado
34,5: calendario de festividades
34,6: juegos y espectáculos

Descripción obviamente falsa de un triunfo que, no obstante, debió de acontecer, se ha puesto


en relación con la celebración de las decennalia del emperador Galieno descritas en Gall. 7,4-
9.288 En el caso que nos toca, el triumphus Aureliani mezcla elementos que encontraríamos en
un desfile triunfal, caso de los pueblos extranjeros sometidos, con elementos que no tendrían
cabida en un desfile tal, como embajadas extranjeras con obsequios. No hace falta argüir una
especial inclinación del pueblo romano hacia este tipo de espectáculos como razón para que
Vopisco introduzca aquí el triunfo de Aureliano. El triunfo es un acontecimiento político de
primera magnitud y, a su vez, no puede dejar de ser visto como la expresión de la victoria de
una ética personificada en el emperador triunfante. La parada de sometidos y riquezas es
expresión material de esta victoria y de esta superioridad. Su vinculación con la divinidad
romana, Iuppiter Optimus Maximus (33,3) hace del triunfo expresión la comunidad deseada
entre dioses y hombres (pax deorum)289. La ausencia de acontecimientos como estos, en los
cuales se manifiesta no solo la superioridad moral del imperio sino su dominio universal
sobre todas las gentes290, crea nostalgia y, con ella, se magnifican los triunfos pasados, por
ejemplo, añadiendo pueblos contra los que jamás combatió Aureliano (vid. 33,4). Un
episodio como el del 274 debía de suscitar todo un mosaico de sentimientos y reflexiones
para quien, situado en el último cuarto del siglo IV, tras tantas guerras civiles vividas y por
vivir, reflexionase sobre la historia del imperio291.

33,1-2: sin preocuparse por el protocolo de un triunfo real, Vopisco comienza con los carros
reales, lujos personales de los gobernantes derrotados y, por tanto, símbolos especialmente
llamativos de su envilecimiento. Cabe señalar que, de los tres carros reales aquí enumerados,
dos fueron claramente tomados al enemigo, los de Odenato y Zenobia, mientras que el tercero
se declara expresamente como un regalo del rey persa, un caso de mezcla entre botín y
obsequio, tal y como hemos mencionado supra (33-34). La actuación de los persas había

288
La obra de E. Merten, Zwei Herrscherfeste… es en este sentido de obligada lectura. En ella encontramos
tanto análisis de los dos pasajes como comparación con otras fuentes literarias, a saber: Apiano (Pun. 66;
Mithr. 115-117), Plutarco (Emilio Paulo 31-33; Marcelo 22; Pompeyo 45), Flavio Josefo (bell. Iud, 7,121-157)
y Dión
Casio-Zonaras (7,21).
289
Cf. Wissowa, 126-127.
290
Cf. Tac. 15,2; Pr. 20,3-6; 23.
291
F. Paschoud, 160-2 sobre la inclinación muy romana hacia el espectáculo (¿qué pueblo no?) y sobre la
nostalgia en estas líneas.
sido ambigua en el relato de la campaña de Aureliano en Oriente y su posición en el triunfo
no podía ser menos: por una parte el gran rey persa concede al vencedor Aureliano un
obsequio en forma de lujoso carro; por otra parte, entre los prisioneros se encuentran persas
(33,4)292 (sinceramente no veo tanta ambiguedad o confusión). Aureliano desfila sobre el
cuarto carro, por lo que los tres primeros circulan vacíos, lo que para Paschoud es un
absurdo (162), no tanto para mí, especialmente si atendemos a Alex. 57, 4, donde el
emperador desfila caminando y detrás suyo marcha un carro con tiro de elefantes vacío
; a su vez, Zenobia es llevada en su propio y lujoso carro, otro absurdo para Paschoud
(162), no para mí, puesto que, según él, debería desfilar en un carro más humilde si no a pie.
quod illam non fefellit, nam cum eo urbem ingressa est victa et triumphata: toque de humor
negro muy común en la HA293. El último de los absurdos para Paschoud, y este se lo
reconozco , es que Aureliano circule sobre un carro bárbaro con cuatro ciervos como tiro.
Vemos así que aquí Vopiscus se burla alegremente de toda verosimilitud, suponiendo, es
cierto, que es plenamente consciente de las enormidades que pronuncia.294

33,3: fuit alius currus quattor cervis iunctus, qui fuisse dicitur regis Gothorum. Sabemos que
Aureliano ostentó el título de Gothicus Maximus por su victoria sobre este pueblo, ahora bien,
que fuese llevado al Capitolio por un carro tirado por ciervos es dudoso (ut multi memoriae
tradiderunt es una expresión que, en Vopisco, debe hacer saltar todas las alarmas). Tenemos
un pasaje paralelo en Hel. 28,2, donde se nos informa de que Elagabalo desfiló en público en
una cuadriga con tiro de ciervos. No obstante, este pasaje debe ponerse en comparación con
Zonaras, 12,27: ἐθριάμβευσεν ἐπί ὀχήματος ελεφάντων τεσσάρων. Un tiro de elefantes se
menciona en Alex. 57,4 (en el contexto parejo de la celebración de una victoria sobre los
persas); Gord. 27,9; Lactancio (mort. pers. 16:6, confirmado por una emisión monetaria 295).
ἐλέφας (Zonarás) frente a ἔλαφος, “ciervo” (Vopisco). Tradicionalmente se adjudicaba el
error a Zonarás, pero E.Merten sugiere que el cambio podría ser intencionado por parte de
Vopisco.296 No obstante, nos encontramos con un problema. Es mucho más fácil adjudicar el
error a Zonaras, que malinterpretó su fuente griega, ya que admitimos con Bleckmann (esto
lo expone en su introd., cc. 5.2 y 5.3) que Vopisco no utilizó fuente griega alguna para la
composición de su vita Aureliani, que buscar la fórmula para explicar cómo aparecen los
ciervos de los elefantes a partir de fuentes latinas, si no es por el expediente de que Vopisco
falseó la realidad. Además, la HA menciona a los elefantes en el desfile (elephanti viginti),
por lo que podemos decir que elefantes hubo en el desfile y, a falta de una mención a los
ciervos en ambas fuentes, debemos catalogarlos como invención de Vopisco.

33,4: praecesserunt: el orden en que expone la parada triunfal no sigue la sucesión física de
los elementos dispuestos sino su orden de importancia, brillando por encima de los demás
aquellos elementos que simbolizan el sometimiento de Oriente. Si el orden no es el de
292
Cf. Merten, Zwei Herrscherfeste …, 105-111
293
buscar sobre el humor en HA.
294
Cf. A. Alföldi, Zwei Bemerkungen zur Historia Augusta, Historia Augusta Colloquium 1963, Bonn, 1964,
1-8; esp. 5-6.
295
Cf. Lippold, Kommentar…, 586
296
Zwei Herrscherfeste…, p.113 seguido por Bleckmann, 203-204
exposición de la parada, al menos parece que las secciones en que se divide el relato
corresponden a las secciones del desfile. La exposición de animales en tales acontecimientos
la tenemos atestiguada (Flavio Josefo, bell. Iud. 7,136) y, dentro de la HA, observamos
pasajes paralelos en Gor 3,6-7 (juegos organizados por Gordiano como edil); 33,1-3
(animales presentes para el triunfo de Filipo). elephanti: animal regio par excellence, así
como el león, que no aparece referido aquí explícitamente, aunque qué animal si no sería
ferae mansuetae Libycae. Palaestinae diversae no se puede saber cuáles, pero es indiferente:
por el lugar geográfico se sabe de su exotismo así como de la extensión del imperio de
Aureliano, que se extiende más allá de donde puso pie. Por ejemplo, Libia, que no aparece en
ninguna de sus campañas. Es indiferente, el desfile es expresión de la unidad imperial así
como de su universalidad, por lo que todos los pueblos pueden participar. De esta manera se
explica la aparición de tigres (este), alces (norte), jirafas y ferae Libycae (sur)297. Por dar
alguna referencia, se puede constatar que, bajo el reinado de Honorio, la caza de leones y el
comercio de estos animales estaban en principio reservados al emperador (cf. Cod. Theod.
15,11,1); Símaco (epist. 7,122,2) solicita la autorización imperial para comprar animales de
Libia para los juegos pretorianos de su hijo. Esta última referencia es importante por cuanto
atestigua la práctica de donar estos animales a particulares (epist. 4,12). De una u otra forma,
ya en manos del emperador, ya en manos de particulares, su destino era el circo. Vid. a este
respecto Gord 33 los animales destinados al triunfo sobre los persas de Gordiano III, que
acabaron siendo no obstante material de carnicería para los ludi organizados por Filipo en el
milenario de Roma. La cantidad de animales es impresionante, y el adjetivo fiscalium
(gladiadorum fiscalium) nos informa de que asi se nombraban aquellos gastos que recaían en
el presupuesto del emperador.

33,4: cetera talia per ordinem ducta, gladiatorum paria octingenta: Vopisco nos ofrece una
pequeña parte de lo que nos hace ver que es un desfile mucho más grande. Sin solución de
continuidad pasa a las parejas de gladiadores, que no tienen en absoluto cabida en una
procesión triunfal, sino que pertenecen a la procesión de entrada al circo (donde tampoco se
moverían los animales antes mencionados). Esta confusión entre procesión triunfal y
procesión circense también en Gall. 7,2-9. Los pueblos enumerados en 33,4 se repiten en
41,10. Podemos subdividirlos en dos categorías: primero ocho pueblos de Oriente y África
que marchan con obsequios; luego ocho pueblos del Norte, maniatados. praeter captivos
gentium barbararum: nos encontramos ante un problema: ¿son todos los pueblos que siguen
a continuación (Blemmyes … Germani) oferentes de regalos y no prisioneros? Evidentemente
no; él mismo Vopisco señala con dos ablativos absolutos la distinción: hasta Persae cum
suis

297
vid. Zwei Herrscherfeste…, 116-120.
quique muneribus, los oferentes; hasta Germani, religatis manibus, captivi utpote, los
captivos gentium barbarorum. Ya hemos mencionado supra que no tienen lugar en un desfile
triunfal. E. Merten muestra que esta mezcla de prisioneros y embajadas era un préstamo del
género de los panegíricos, siendo la recepción de embajadas extranjeras, en el s.IV, uno de
los medios habituales por los que se manifestaba la ideología imperial298.
Blemmyes: pueblo nómada de Nubia mencionado en la HA sólo por el Vopiscus (aquí y en
41,10), Pr. 17,6; 19,2 y 8; Q. 3,3; Exomitae: los axumitas. o etíopes, sólo aparecen en la HA
aquí y en 41,10. Las menciones de este pueblo en la HA se han relacionado con su aparición
en las Etiópicas de Heliodoro (o Teágenes y Cariclea), escrita en torno al 350, en un contexto
festivo con recepción de embajadas y donde se menciona a los Seres, a los habitantes de
Arabia Felix y a los Blemmyes (10,25-26), todos ellos mencionados aquí, así como la
descripción de la caballería acorazada persa (9,15; catafractarii milites de Aur. 34,5)299.
Arabes Eudaemones: de Arabia Felix. Por supuesto, Aureliano no tuvo contacto con ninguno
de estos pueblos, salvo Saraceni y Persae, pero en una manifestación de dominio universal
como esta deben estar presentes. Tenemos ya presentes a los del sur, pero quedan los del
norte300. De los ocho pueblos mencionados, hay cuatro o cinco contra los que Aureliano
combatió: los godos (22,2), sármatas, suevos y vándalos (18,2; germani engloba a los
precedentes y a otros muchos más301. halani: asentados originariamente al sur de Rusia302;
roxolani: iranios de origen, se habían desplazado gradualmente hacia occidente. Franci:
mucha incertidumbre al respecto303. Curiosamente omite a jutungos, alamanes, marcomanos
(que ocultan su nombre bajo el de suevi) y carpos (30,4)

33,5-34,1: praecesserunt inter hos, es decir, los primeros dentro de ese colectivo, a saber, de
Gothi a Germani, el colectivo de los prisioneros, distinto del de los oferentes que se
mencionaron previamente. Palmirenos y egipcios van primero porque, como se ha
mencionado supra en relación con los carros, la victoria sobre Oriente prima en la
disposición simbólica de Aureliano, o de Vopisco. ductae sunt et decem mulieres: las mujeres
disfrazadas de hombres que se dice que lucharon en las filas de los godos, y que se dice que
son amazonas. Se trata de un motivo que tradicionalmente ha estimulado el imaginario de los
hombres, pero que, sin embargo, tiene cierta base etnográfica: Estrabón (7,2,3), Tácito
(Germ. 18,2-3) y Dion Casio (71.3.2) atestiguan que, entre los germanos, las mujeres
participaban en la guerra. El uso de pancartas, especialmente en las procesiones triunfales,
está bien atestiguado, y existen representaciones figurativas de las mismas304.

298
Zwei Herrscherfeste…, 122-124.
299
Cf. J. Straub, Aurelian …, 268-289;esp. G.W. Bowersock, The Aethiopica of Heliodorus and the
Historia Augusta, Historiae Augustae Colloquium Genevense, Bari, 1994, 43-52
300
Cf. Hartke, Kindergeschichte …, 355-356; Merten, Zwei Herrscherfeste…, 127.
301
buscar lo del uso del término germanus y su distinción por pueblos para el siglo IV en DF.
302
merece la pena mencionar aquello de los alanos y godos de Maximino Thrax que dice Dessau
303
vid. Groag 1392 y Barnes, The franci before Diocletian, Historiae Augustae Colloquium Genevense,
Bari, 1994, 11-18
304
Cf. Ov, trist. 4,2,20, y Daremberg-Saglio s. v. triumphus, V, p. 489 (R. Cagnat, con grabado).
34,2-3: Tétrico y Zenobia son los siguientes en la parada triunfal. Por lo que respecta a
Tétrico, otras fuentes confirman su presencia en el desfile (Aur. Vict. Caes. 35,5). De
Zenobia ya hemos mencionado las divergencias sobre su destino final. El color de la
vestimenta de Tétrico causó controversia ya en Casaubón y Saumaise: ¿cómo un cobarde
afeminado?¿cómo un héroe nacional galo? Más bien cabe pensar que Tétrico desfila con el
traje imperial que llevaba cuando estaba en el poder305. bracis Gallicis ornatus : elemento
característico por antonomasia de las gentes galas, las bracae (Ἀναξυρίδες gr.) se acabaron
convirtiendo en prenda usual en el mundo romano tardoantiguo (vid. RE Ἀναξυρίδες).
adiuncto sibi filio. Tétrico II aparece en una de las biografías de los Triginta Tyranni (25).
Fue nombrado César por su padre, tal y como también atestiguan las monedas e inscripciones
del periodo (a su nombramiento como César debe de referirse quem imperatorem in Gallia
nuncupaverat306). incedebat etiam Zenobia: la imagen de Zenobia es magnifica (cf. Tyr.
30,24-26 mismos elementos). El oro es la característica de quien había sido princesa en
Oriente y, en este sentido, Zenobia es expuesta como encarnación del modelo de soberano
oriental rodeado de lujos, sean estos oro o gemas preciosas307. Por otra parte, el motivo del
gobernante cargado de cadenas de oro es tópico (Prop. 2,1,33; Vell, 2,82,3; Sil, 17,630; Iust.
5,11,4).

34,3-4: coronae omnium civitatum aureae: costumbre muy antigua que ya encontramos
atestiguada en Livio (34,52,8); es el origen de lo que se llamó el aurum coronarium (Gell
5,6,5-7; RE II 2552-2553 (W. Kubitschek, 1896). populus ipse Romanus. También participa
en la parada de Gall. 8,1. En los desfiles triunfales el pueblo era espectador por lo que aquí
Vopisco puede haber introducido un elemento de las procesiones religiosas308. vexilla
collegiorum atque castrorum. Cf. Gall. 8,6 Los estandartes de los gremios están atestiguados
en el Panegírico del 311-312 (5 (Galletier), 8,4) y por inscripciones (CIL III 7900, 8018,
8837). Ahora bien, de su participación en un desfile triunfal solo tenemos testimonio de los
dos pasajes de la HA, quizá producto de una confusión309. No obstante, sabemos que los
gremios de la ciudad de Roma tuvieron capital importancia en la construcción apresurada de
la muralla de Roma, todavía inacabada para el momento en que tenía lugar el desfile triunfal.
Quizá su presencia en él sea reconocimiento al mérito contraído por su ayuda en la
construcción de la muralla (vid. Alaric Watson). Sobre los estandartes del campamento,
también mencionados en Diad. 3,1; Gall. 8,6 probablemente simples enseñas militares.
catafractarii milites. No aparecen en el desfile de vita Gallieni pero su presencia en una
parada triunfa no requiere mayores explicaciones 310. opes regiae. Dos posibles traducciones.
O bien, siguiendo la traducción de Hohl (Hohl, II, 401-402, n.211; cf.. Merten, Zwei
Herrscherfeste 139-140.), amparada en un uso ciertamente extraño e inusual pero, en último
término, comprobado311, como Gardetruppen, guardia personal (del emperador); o bien,
siguiendo a Paschoud (168), traducir opes regiae como riquezas reales (arrebatadas a los
soberanos vencidos), basándonos en que el otro significado no está atestiguado en la HA y
305
Merten, Zwei Herrscherfeste…, 135-137.
306
Cf. PLRE I, 885.
307
Merten, Zwei Herrscherfeste…, 131-34
308
Merten, Zwei Herrscherfeste…, 52-55.
309
Id., 92-4
310
Id. 138-139
311
Cf. THLL IX 2,814,81-815,22
que, pese a interrumpir el desfile de las tropas de Aureliano, no debería sorprendernos que un
autor del descuido de la HA introduzca aquí y sin mayor motivo el botín capturado. Desde
nuestra posición adoptamos la traducción de Hohl, considerando que la otra posibilidad no
aduce una explicación de sí misma sino un expediente fácil. omnis exercitus. ¿Por qué separa
catafractarii y opes regiae de omnis exercitus? ¿Es una distinción no explícita entre
caballería e infantería? ¿Es una distinción de importancia, mostrando el rango más elevado
de los catafractarii y, cómo no, de la guardia personal del emperador? Me inclino a esta
segunda opción, pues sabemos por el testimonio de Zósimo de la variedad en caballería que
disfruto Aureliano durante su reinado. senatus. El senado también desfila en Gall. 8,1 y, con
pueblo y ejército, el desfile manifiesta la unidad interna del imperio. Motivos no faltaban al
senado para estar algo más triste (aliquantulo tristior) que ejército y pueblo. Aureliano había
llevado a cabo una purga senatorial al poco de acceder al trono por motivo de la revuelta de
los trabajadores de la moneda; a su vez, Tétrico procedía de una noble familia de Aquitania y
pertenecía al orden senatorial (Eutropio 9,10; Aur. Vict. Caes. 33,14; Tyr. 24,1 y 4),
condición que adquirió su hijo posteriormente (Aur. Vict. 35,5), y quizá esta condición,
frente al origen ilirio y soldadesco de los emperadores que reinaron en la parte central del
imperio, le hizo ganarse el afecto del senado (vid. Claud. 4,4: “Claudi Auguste, tu nos ab
Aureolo vindica.” Dictum quinquies. “Claudi Auguste, tu nos a Palmyrenis vindica.” Dictum
quinquies. “Claudi Auguste, tu nos a Zenobia et a Vitruvia libera.” Dictum septies. “Claudi
Auguste, Tetricus nihil fecit.” Dictum septies.). Zenobia, por su parte, si bien no pudo
pertenecer al ordo senatorial, sí fue esposa de Odenato, senador e incluso cónsul312.
El futuro destino de los dos soberanos vencidos es bien distinto del que uno esperaría para
quienes han sido hechos desfilar ante toda Roma. En vez de ser ajusticiados, se les permitió
continuar su vida. Tétrico padre se convirtió en corrector de Lucania y su hijo entró en el
senado (39,1; Aur. Vict. Caes. 35,5); Zenobia, si admitimos que sobrevivió, fue instalada en
Tibur con su familia (Tyr. 30,27; Eutr.. 8,13,2). Las causas para un comportamiento tan
benigno por parte de Aureliano podrían ser innumerables. Lo que sí cabe señalar es lo
complejo que debía ser, a ojos de Vopisco pero también de la élite política romana, celebrar
un triunfo sobre tus conciudadanos. Amiano expresa esta condición paradójica con crudeza
(16,10,1-3) antes de la entrada triunfal de Constancio II en Roma (356), pero en HA tenemos
casos de rechazar un triunfo por haber sido sobre sangre romana (Sept. 9,11).
Acontecimientos como el narrado por Amiano debieron influir en la redacción claroscura de
este momento por Vopisco313

34,5-6: denique vix nona hora in Capitolium pervenit, sero autem ad Palatium. El recorrido
tradicional de una procesión triunfal partía del Campo de Marte, pasaba por el Ara Máxima y
el Circo, rodeando así el Palatino, luego cruzaba el Foro y ascendía por la Vía Sacra hasta el
Capitolio, donde tenía lugar la ceremonia final de la fiesta 314. La mención del regreso al
Palatino debe referirse, por tanto, únicamente a Aureliano y su séquito, que regresaron al
palacio tras el fin de la fiesta. sequentibus diebus. Con posterioridad a la celebración de un

312
PLRE I, p. 638.
313
Merten, Zwei Herrscherfeste... , 129-130.
314
Cf. W. Ehlers, s.v. triumphus, RE VII A 501-502 y 510 (1939)
triunfo no debía de ser inusual la celebración de ludos; ahora bien, no con la variedad y
riqueza que expone Vopisco, pues están todos los que uno se pueda imaginar.

35,1-3: esta sección no debería estar aquí. Tal es así el caso que se repite y completa más
tarde, cuando se toman en consideración las medidas de política interna aplicadas por
Aureliano, tales como el abastecimiento a la Urbs (35,1 y 2; cf. 45,1 y 47-48); cuestiones
judiciales (35,3; cf. 39,3-5); la construcción del templo al Sol (35,3 cf. 39,2 y 6).

35,1: la imaginación de Vopisco le permite fabular una promesa de Aureliano, sin mayor
realidad histórica, para introducir una medida sobre el abastecimiento de la Ciudad sí
atestiguada. El verbo fabular no está cogido porque sí: es un reproche que dirige Vopisco a
un tal Cordus, historiador de quien sabemos lo que la HA nos cuenta pero nada mas; es decir,
es un historiador ficticio. Dice así: longum est omnia persequi, quae qui scire desiderat, is
velim, ut saepe dixi, legat Cordum, qui haec omnia usque ad fabellam scripsit. (Max. 31, 4).
Aparte, cf. Gord. X, 6 de cuius morte haec fabella fertur. Los repartos de pan de Aureliano a
la plebe romana también están recogidos por el Cronógrafo del 354 (Chron. Min., I, p. 148,11
Mommsen) y Zósimo 1,61,3. El vínculo entre las coronas doradas y los panes radica en la
forma de estos últimos315. La plebe romana solía recibir distribuciones mensuales de trigo. La
reforma de Aureliano consistía en la distribución diaria de una barra de pan de dos libras
romanas (654 gramos) por cabeza. Era un derecho vitalicio que se transmitía a los
descendientes. El pan que se distribuía se elaboraba con harina llamada siligo (-inis f.), es
decir, pan de calidad superior316.
35,2-3: ( aquí sí o sí debemos mencionar a Paschoud, 170-1). Observemos aquí los elementos
que se mencionan, pues más adelante nos detendremos en cada uno con detenimiento. Vemos
los repartos de pan y carne de cerdo, las leyes salutíferas (probablemente las tomadas
especialmente contra los usureros), así como el templo del Sol; en 39,2-6, se menciona el
templo del Sol, el recinto, las medidas tomadas especialmente contra los usureros y el jefe del
templo; en 48,1. se menciona el vino, el aceite, el pan y el cerdo. En Aurelio Victor (35,7)
vemos la construcción del templo, de las murallas, el reparto de carne así como las medidas
contra usureros. Eutropio (9,15,1) y Jerónimo (chron. P 223,4-5 Helm) hablan del templo del
Sol y del recinto; Epitome de Caesaribus (35,6-7) menciona la muralla y la distribución de
carne; el Cronógrafo del 354 (Chron. Min. I, p.148, 11) menciona las murallas, el templo, la
distribución de pan, aceite y sal. En todas estas fuentes paralelas, estas menciones son
seguidas más o menos directamente por el relato del complot contra Aureliano, y Aurelio
Víctor incluso establece un vínculo de causa y efecto entre la severidad de Aureliano contra
los usureros y el origen del complot. Cada una de las fuentes, por consiguiente, presenta una
selección pero nunca el global de todos los elementos, cosa que la HA hace pero
dispersándolo en varios lugares. Llama la atención que ninguna de las fuentes latinas
mencione la reforma monetaria de Aureliano, siendo el único texto literario que la menciona

315
THLL IV 987,78-82 (Gudeman, 1908) y Lact. inst. 1,21,26 (Priapum) panibus coronari.
316
Cf. Daremberg-Saglio s.v. pistor, IV, pp. 497-498. Los términos siligo y siligineus no son frecuentes,
pero están atestiguados ya en Cato y Varron. Sobre la reforma aureliana de distribución de pan, cf.
Groag 1397, Homo, p. 177-179 y Chastagnol, La préfecture p. 58-59 y 312.
Zósimo (1, 61,3). Conclusión: las fuentes latinas obtienen la información de la KG; la HA se
destaca entre ellas por ordenar la información de manera distinta, especialmente
concentrando todos estos elementos en la parte final, no narrativa, de la vita. En Zósimo
1,61,1-3, tenemos también a grandes rasgos la sucesión triunfo más templo del Sol más
reparto de pan seguido de complot. Por tanto, cabe suponer que Nicomachus Flavianus
también se inspiró en la KG y reprodujo aquí su estructura, aunque añadiendo datos
adicionales. Nos encontramos pues en un conjunto que, excepcionalmente, nos permite
deducir con relativa certeza que "Vopiscus" siguió directamente la Enmannsche
Kaisergeschichte, y no uno de los abreviadores inspirados en ella317.

35,2: No está claro si Aureliano introdujo, o simplemente restableció, la distribución de carne


de cerdo a la plebe romana. Parece que fue él quien creó un mercado especial para la
distribución de esta carne, el forum suarium (ubicación desconocida, región VII,
probablemente no lejos del templo del Sol, es decir, San Silvestro), cuya supervisión se
encomendó a un nuevo funcionario, el tribunus fori suarii. hodieque, es decir, el siglo IV,
siendo totalmente cierto318.

35,3: leges… salutares: ya hemos mencionado supra que van referidas contra los usureros; no
obstante, se hablará de ellas con mayor pormenor en 39,3-5. templum Solis fundavit: la
presencia del templo del Sol, a diferencia, por ejemplo, de las murallas, todavía visibles hoy
día, es continua ya desde el mismo comienzo de la vita. Su presencia al comienzo mismo y su
continua repetición (1,3; 10,2; 25,6: 28,5: 39,2 y 6; 48,4; posteriormente en Tac. 9,2 y Q. 3,4)
indica que es uno de los temas fundamentales de la vida de Aureliano, según Vopisco, junto
con la severidad y la restitución del imperio (¿qué más?). Su fundación acaeció un 25 de
diciembre del 274319. porticibus roboravit: corrección de Scaliger, seguida por Hohl, a
pontifices roboravit. El verbo roborare se adecuaba más a un elemento arquitectónico que a
un cuerpo sacerdotal, más todavía si va antecedido de fundavit y seguido de sartis tectis. La
mención de los pórticos en 48,4 parece confirmar la correción. No obstante, la lectura
pontifices tiene en qué apoyarse: en 25,6 se menciona la fundación del templo maiore
honorificentia consecratum y por epigrafía tenemos confirmada la creación por Aureliano de
un colegio de pontifices Solis320. La transmisión unánime de los manuscritos hace difícil una
corrección, pese a la extrañeza de un verbo como roboro (cf. Paschoud, 172 misma opinión).
Aparte hay que mencionar otros pórticos de los que sí tenemos constancia de que fueron
reforzados por Aureliano (caso del pórtico a las termas de Caracalla) o bien construidos, caso
de los Horti Sallustiani (vid. Alaric Watson 152-154)

35,4-37,4: Estructura:
1) 35,4: campaña en Galia y en Vindelico; declaración de guerra contra los persas
2) 35,5: muerte de Aureliano
3) 36: causas de la muerte

317
Cf. Barnes, The Sources …, 97.
318
Cf. Groag 1397-1398; Homo, p.179 y 181; Castagnol, La préfecture …, 58, 225 y 325-330.
319
Cf. Philocal. fast. Dec. 25 (CIL I (subíndice 2), p.278) y Groag 1398-1400; cf. Wissowa, 366-368.
320
vid. índice de Dessay a ILS, vol. III, 1, p.563
4) 37,1-4: honras funerarias, castigo a los culpables, fama, duración del reinado,
apoteosis.

Las fuentes para este pasaje son difíciles de trazar. En 35,4 la mención de las provincias de
la Galia es ambigua; lo que se dice de los Vindelico (parte de Baviera, al sur del Danubio) no
tiene paralelo en ninguna otra fuente. Zonaras (12,27, p. 153.10-11 Dindorf) y la Sincelo (p.
721,15-16 Bonn) mencionan desórdenes en la Galia tras el triunfo (ambos hablan también
antes del fin del Imperio galo), y luego una campaña contra los escitas. En nuestro texto, una
alusión en 41,8: ille nobis Gallias dedit, ille Italiam liberavit, parece mencionar las
provincias de la Galia no en el contexto del fin del imperio galo, sino en el de una lucha
contra los bárbaros. Además, en el mismo párrafo se vuelve a mencionar que los habitantes
de Vindelica se liberaron del yugo bárbaro. Cf. también Tac. 3,4 y Pr. 13,5-6, que quizás
registran las consecuencias de una campaña de Aureliano en el Rin. Dado que lo que
antecede y lo que sigue es atribuible a la KG como fuente, debemos concluir que esta
información también procede de ahí; ahora bien, el ablativo absoluto his gestis (35,4) puede
hacer pensar en la influencia de Nicomachus Flavianus.
Que Aureliano se embarcara entonces en una campaña contra los persas también se especifica
sólo en la HA (Zonaras y la Sincelo citada anteriormente hablan de los escitas). Pero también
encaja armoniosamente en el contexto de la KG, ya que los textos conservados que se derivan
incuestionablemente de esta fuente mencionan como lugar del asesinato de Aureliano una
ciudad por la que debía pasar un emperador romano en su camino hacia el frente oriental.
En cuanto a la procedencia del relato de "Vopiscus" sobre la muerte de Aureliano. Hohl ha
desarrollado una teoría que, hasta el día de hoy, ha conocido gran éxito: 35,5-36,3 se dice que
deriva de la KG, 36,4-6 de una fuente griega321; Paschoud, por su parte, (173) simplifica y
hace depender el relato solamente de la KG, puesto que casi todos los elementos de la
narración de HA se encuentran en Aurelio Victor (35,8) y Eutropio (9, 15, 2). Los dos
proporcionan el lugar del atentado; el primero no menciona durante el relato del asesinato el
nombre del asesino, pero lo conoce, porque lo indica un poco más tarde cuando registra su
castigo (36,2). El instigador del delito, notarius secretorum según la HA, encargado del
secretorum officium según Aurelius Victor, es nombrado únicamente por la HA. La presencia
del nombre del personaje, Mnestheus (Aur. 36), llevó a Hohl a la sugerente hipótesis de que
Vopisco habría utilizado una fuente griega para este pasaje y habría tomado el nombre del
cargo que ostentó como su nombre propio. Este instigador lleva el nombre de Eros en Zósimo
(1,62,1) y Zonaras (12,27 p. 153.13 Dindorf); en ambos autores se le describe casi en los
mismos términos como ἔξοθεν φερομένων ἀποκρίσεων μηνυτής τεταγμένος. Siguiendo a
Groag (1402.58-60), Hohl se convenció de que el nombre Mnesteo no era más que una
distorsión de μηνυτής y de ahí sacó la evidencia del uso de una fuente griega. Ahora bien,
como señala Paschoud (p. 173), salvando el uso exclusivo por parte de Vopisco de fuentes
latinas, es posible que el error estuviese en la fuente que utilizó el biógrafo, por ejemplo, en la
KG. Que en el resto de autores que beben de esta fuente no aparezca el nombre no es
argumento decisivo en contra de esta posibilidad, ya que tampoco aparece Mucapor. Veo
más

321
Hohl, Vopiscus… 285-288
aceptable esta posibilidad que la de considerar que Eros y Mnesteo eran dos nombres del
mismo instigador del asesinato y que cada tradición escogió uno322 (cf. Paschoud, 173).

35,4-5: his gestis: sobre la función de estos ablativos absolutos, supra. ad Gallias profectus
Vindelicos obsidione barbarica liberavit: sobre esta campaña, supra. Dado que Aureliano se
encontraba en Roma a finales de 274 para la dedicación del Templo del Sol, las campañas
mencionadas aquí se sitúan a principios de 275. paratoque magno potius quam ingenti
exercitu Persis … bellum indixit. sobre la supuesta guerra contra los persas durante la
campaña orienta supra. sed cum iter faceret… Byzantium. Aureliano se desplazaba hacia
Oriente, como podemos estar seguros por el lugar del atentado; ahora bien, solo Vopisco
menciona su intención de luchar contra los persas. El lugar del atentado es buen indicio de
estas intenciones. Caenophrurium aparece en los abreviadores de la KG: Aur. Vict. 35,8;
Eutropio 9,15,2. Situado en la via Egnatia, a 24 millas al este de Perinto-Heraclea (actual
Marmara Ereğlisi) según el Itinerarium Antonini Augusti, es decir, cerca de la actual
localidad de Silivri. A 46 millas al este está Constantinopla 323. El cambio de nombre de
Perinto a Heraclea data del periodo tetrárquico (primer testimonio: Fragmenta Vaticana
(284) fechada el 13 de octubre del 286 (cuidado que falta donde dentro de los
fragmenta)), por lo que Vopisco comete un anacronismo. Zósimo (1,62,1) sitúa
perfectamente el lugar del atentado en Perinto, informando al lector además del cambio de
nombre al actual Heraclea. Vopisco comete este anacronismo pero, obviamente, no iba a
cometer el de llamar Constantinopla a la que no solo en tiempos de Aureliano sino también
en el fingido momento de la escritura se llamaba Bizancio. Eutropio (9,15,2) encontramos
inter Constantinopolim et Heracleam, por lo que podemos deducir que en la fuente aparecía
tal que así y fue el biógrafo de la HA quien, cauto pero no lo suficiente, cambió el nombre de
Constantinopla por el de Bizancio. Curiosamente sí da el nombre correcto atendiendo a la
cronología de Perinto en otros dos lugares, Sept. 8,13 y Q 15,6; pero en otros dos lugares lo
da igualmente mal, aquí y Gall. 12,6. malitia notarii sui et manu Mucaporis. vid. supra sobre
el secretario instigador del atentado; sobre Mucapor, aparece mencionado en Aur. Victor
(36,2), que lo llama dux. Ya ha aparecido anteriormente como destinatario de una carta por
parte de Aureliano, supra. Fecha del atentado: entre el 30 de agosto del 275 (el comienzo del
séptimo año de su reinado en el calendario egipcio, que se menciona en los papiros) y finales
del 275 (su sucesor, Tácito, fue cónsul en el 276), probablemente a finales de septiembre
comienzos de octubre324. Caenophrurium debía de ser una de las muchas mansiones o
stativae que jalonaban las viae de todo el imperio, como describe en Alex. XLV, 2.

36,1-3: causa occidendi. Aurelio Víctor (35.7-8) relaciona el asesinato de Aureliano con el
extremo rigor (immane quantum) que empleó para reprimir los excesos de quienes se
aprovechaban del Estado. Vopiscus" reintroduce a partir de este motivo el tema de la
severidad (severus) o de la crueldad (truculentus, sanguinarius) de Aureliano (cf. 6,1-2: 7,3:
8,2: 23,1; 31,4). Estos términos y los que aparecen en 37,1 (necessario magis quam bono) son

322
Cf. Hartke, Geschichte…, 22-24 y 54, n.4
323
Cf. RE V 1991 (E.Oberhummer, 1905)
324
Chastagnol, Sur le chronologie…, 75-77; Kienast, 231-232
muy semejantes a Eutropio 9,14325. Sobre quiénes se aplicó tal dureza puede ser motivo de
polémica si consideramos el amplio abanico de posibles agraviados; bien pudiese ser que los
últimos agraviados, los mencionados en 39,5 por su aprovechamiento del servicio público
para fines propios, fuesen los que diesen pie a aludir a la dureza de Aureliano como motivo
del atentado. Probablemente esta asociación estuviese en la KG, que hablaría de tales abusos
y de su represión, en término semejantes a los que vemos en Eutropio y Vopisco. Hay que
tener en cuenta que, según "Vopiscus", entre los responsables del asesinato se encontraban
personas a las que Aureliano pretendía reprimir no sin motivo: Mnesteo en primer lugar, pero
también otros (36, 5-6), que pueden ser precisamente los praedatores de los que habla
Aurelio Víctor. hic, cum usque eo… venit. Este pasaje es obligatorio leerlo tomando en
consideración Aur. 39,9: addunt nonnulli filium sororis, non filiam, ab eodem interfectum,
plerique autem etiam filium sororis. El Epítome (35,9) también habla del asesinato de un
sobrino, en términos cercanos a los de Eutropio (9,14). De lo que podemos estar seguros es
que un miembro de la familia de Aureliano fue asesinado por él, pero la adscripción de un
género u otro no estaba clara ni para Vopisco y prefiere expresar esta duda. Es obvio que un
militar como Aureliano debía encontrar la muerte entre los suyos: quod ille militaris esset, a
militibus occisus est (Alex. XLVIII, 6)

36,4-6: cf. Aurelio Victor (35,8) y Eutropio (9,15,2). Para el problema del nombre
Mnesteum, supra (Eros para Zósimo y Zonarás, mientras que el resto de fuentes no
mencionan nombre). libertum, ut quidam dicunt, suum. Eutropio lo llama esclavo (9,15,2);
Epitome (35,8) igual. Podemos conjeturar que en la KG aparecería eslavo liberado (F.
Paschoud 176). brevem nominum conscripsit. brevis significa lista. Es un término jurídico
que se encuentra sobre todo en textos técnicos a partir de s. III (βρέβιον gr.). En HA aparece
seis veces (aquí por dos veces; AS ¿CUÁL ES? 28,3; 21,6; Q. 15,7 y 8). Domiciano tenía una
lista como esta de personas prescindibles bajo su almohada (Cass. Dio, 67,15,3), al igual que
Cómodo (Comm. 9,3).

37,1: sobre los paralelismos con Eutropio, supra. La opinión de que el gobierno imperial,
incluida la elección periódica de un sucesor, es un mal necesario es un tema tradicional (cf.
Tac, hist. 1,16,1; Suet.. Tib. 23; Cass. Dio. 52,15,2), frecuentemente abordado por HA, que
califica fácilmente a usurpadores como rei publicae necessarius (Avid. 1,2: 2,7; Pesc. 3,5;
Tyr. 9,2; Q. 9,5), a príncipes legítimos (Claud. 16,1; Car. 10), o incluso a simples particulares
(Heliog. 13,5; Max. Balb. 2,7): cf. también Suet.. Tít. 7,2.
sepulcrum ingens et templum. Según Zósimo (1,62,3), que no dice nada sobre la tumba,
Aureliano fue enterrado con gran pompa en el mismo lugar donde había sido asesinado,

325
El motivo de la crueldad de Aureliano también aparece en los Césares de Juliano (12, 313d), que
probablemente también lo toma prestado de la KG. Sobre los pasajes de Eutropio y el HA que contienen
la palabra necessarius, y sobre el significado de esta palabra, T. Zawadzki, Princeps necessarius magis
quam bonus (HA A 37,1) Quelques remarques sur la morale politique dans l’antiquité tardive , Festschrift
"Gerold Walser zum 75. Geburtstag”, Stuttgart, 1995, pp. 203-212.
"Vopiscus" no especifica la ubicación de la tumba, pero se puede entender implícitamente
que está situada en el lugar del asesinato. El sepulchrum ingens es sin duda un elemento
tópico; lo encontramos en Pr, 21,4. El templo, del que no habla ninguna otra fuente, es
probablemente una invención.

37,2: cf. Tac. 13,1 y Pr 13,2, donde se menciona el castigo a los asesinos, pero sin
nombrarlos. Aur. Victor 36,2 habla del castigo a todos los partícipes por parte de Tácito,
destacando al final de Mucapor. Eutropio (9,15,12) dice sin más detalles que la muerte de
Aureliano fue vengada. Zósimo (1,65) y Zonarás (12,29, p. 154,28-30 Dindorf) comentan el
castigo recibido tanto por los asesinos de Aureliano como por los de Tácito, pero sin
especificar las víctimas, a manos del emperador Probo. En relación con este último, leemos
en Pr. 13,2 que castigó a los supervivientes de los asesinos de Aureliano, pero con menos
rigor que su predecesor y el ejército del difunto Aureliano. Hohl 326 puso el foco en esta
aparente contradicción entre el testimonio de Aurelio Victor (36,2), donde se dice que Tácito
hizo morir a los partícipes en el atentado contra Aureliano y no concede ningún papel a Probo
en este asunto, y Zósimo (1,65) y Zonarás (12,29, p. 154.28-30 Dindorf), que solamente
mencionan a Probo como ejecutor del castigo contra los asesinos de Aureliano y Tácito. Hohl
concluye de ello que existían dos tradiciones sobre este suceso, una latina (KG) y otra griega.
Una conclusión, a mi parecer, excesiva ante el testimonio de Pr. 13,2 y que en Tac. 13,1 no
se dice que Tácito terminase con la vida de todos los partícipes en el complot. Por su parte, la
tradición griega omitiría el papel de Tácito y se quedaría con quien terminó definitivamente
con los regicidas, Probo.
Vopiscus es el único que habla de un castigo específico y, al parecer, bastante inmediato de
Mnesteo-Eros, en un contexto bastante diferente del castigo de los otros responsables, que
aparentemente intervinieron más tarde, durante una comida, si nos atenemos al testimonio de
Zósimo. El castigo de Mnesteo es un castigo de esclavos, que de ninguna manera puede haber
sido el de los otros funcionarios, que eran oficiales (tribuni dice Aurelio Victor 35,8): es
entregado a las fieras durante un espectáculo en el circo, como muchos mártires cristianos (cf.
Eus. Caes. hist. eccl., 5.1.41: 8,7.2).
sane: adverbio que despierta la sospecha, por cuanto a menudo introduce añadidos en la HA,
especialmente fantasiosos. La combinación de estatuas y columnas que se mencionan a
continuación, y de la que no habla ninguna otra fuente, y que parecen estar en el mismo lugar
del asesinato, a ambos lados de la carretera, y de las que no está claro cómo pueden
conmemorar al mismo tiempo el castigo de Mnestus y representar a Aureliano, parecen ser
una invención caprichosa del biógrafo.

37,3: senatus mortem eius graviter tulit, gravius tamen p.R.. Tópos de la biografía imperial.
Cf. Suet. Dom. 23,1. Lo encontramos en HA Pert. 14,6; Alex. 63,1; Pr. 24,4. paedagogum
senatorum. en apariencia sin paralelos.

326
Vopiscus und die Biographie …, p.288 y 307.
37,4: según la fuente tenemos una duración del reinado distinta: seis años menos unos días
aquí, cinco años y seis meses según Jerónimo (Chron. (?). p.222,8-9 Helm)y el Epitome
(35,1), cinco años, cuatro meses y veinte días según el Cronógrafo del 354 (Chron. min.
p.148,8 Mommsen); seis años menos unos meses según Zonarás (12,27 p 153,24-25
Dindorf.). La corrección annis quinque mensibus sex intenta aproximarse a Jerónimo y
Epitome, ya que la coincidencia en ambos es indicio de que así aparecería en la KG. La
realidad histórica habla de un reinado de poco más de cinco años327 . La apoteosis de
Aureliano se menciona aún más tarde, en 41.13 y 42.4; cf. 3.1; también la recoge Eutropio
(9.15.2) y la confirma la epigrafía (CIL VIII 10961. 11318. 17881)328.

6. Apéndice sobre diversas materias (37,5-50).

Hasta 37,4 la Vita Aureliani se estructura cronológicamente; a partir de ahora Vopisco crea
una ensalada de contenidos sin mayor ordenación que la que le venía en mente, siempre
preocupado por no dejarse nada en el tintero y no privarse de invenciones jugosas. Esta
estructuración en dos partes tan marcadas no es nueva. Cf. Suetonio, Domiciano, donde con
el relato de su muerte no termina la biografía sino que siguen seis capítulos dedicados a tan
problemática personalidad asi como sus omina mortis. Este modelo suetoniano lo vemos en
otras vitae (vid. Claud. 14-18; Tac. 15-19). A partir de este momento de la vita Aureliani nos
vamos a encontrarnos tanto elementos novedosos como variaciones de temas ya tratados. Una
estructura, aunque complicada, podría ser la siguiente:

37,4-39: historia política, militar y administrativa.


40-44: la sucesión de Aureliano y la cuestión de los buenos emperadores; juicio sobre
Aureliano y la descendencia de Claudio
45-48: actitud de Aureliano hacia la ciudad de Roma, hacia sus amigos; leyes
suntuarias, concesiones a los solados, annona de Roma.
49-50: vida privada y lujo.

37,5-6: la ensalada de temas relativos al emperador Aureliano se abre con la cuestión de su


acceso al trono (37,5-39), cuestión referida ya en Aur. 16-17 y, aparte de la vita Aureliani, en
Claud. 12,3-6. La indicación de que a Quintilio se le había confiado el mando de Italia no es
proporcionada por ninguna otra fuente, pero es confirmada indirectamente por la Cronografía
de 354 (Chron Min I 148.7 Mommsen) y por Jerónimo (chron p. 222.5-7 Helim), que
precisan que Quintilio murió en Aquilea. Eutropio (9.12),Jerónimo (ibidem),y la HA (Claud.
12,5) lo hacen morir el decimoséptimo día de su reinado; según el presente pasaje, habría
muerto el vigésimo día, lo que sin duda no es más que el mismo dato redondeado. El
encuentro entre Jerónimo y el Cronógrafo sobre Aquilea, y el encuentro entre Jerónimo y
Eutropio en torno al día 17, junto con Claud. 12,5, sugieren que estas tres fuentes se basan en
la KG. Por lo tanto, es también la fuente de la HA en lo que respecta a la función
encomendada a Quintilio y a la duración de su reinado.

327
Cf. Kienast, p.231-2; Peachin, Roman…, 43-44
328
Cf. Homo, p.326; G. Bonamente, Il canone…, 59-82
El vínculo que establece la HA entre el conocimiento de la proclamación de Aureliano y su
decisión de morir, y el detalle de la muerte por corte de venas, se encuentra en la tradición
griega (Zósimo 1,47 y Zonarás 12,26, pp. 151,20-23 Dindorf), que, sin embargo, difieren en
cuanto a la duración del reinado. Zosimo habla de unos pocos meses, Zonaras de diecisiete
días. La precisión en cuanto a la actitud del ejército y el vano intento de Quintilio de dirigirse
a él sólo se encuentra en la HA. No podemos comparar estas informaciones ni con Aurelio
Victor ni con el Epitome, ya que el primero ni lo menciona y el segundo se limita indicar que
Quintilo reinó paucis diebus (34,5. )Se puede ver, por tanto, que la HA presenta, por un lado,
datos que derivan claramente de la KG y, por otro, detalles que la acercan a la tradición
griega, ya que no podemos descartar que tomase datos de Nicomachus Flavianus para
Quintilo, ya que por Zonarás sabemos que la KG y Nicómaco estaban muy próximos329330. En
realidad Quintilo, del que existe una acuñación relativamente abundante, reinó durante más
de diecisiete días, quizás unos dos meses331. En lo que se refiere a la muerte de Quintilo, por
asesinato según Claud. 12,5; por suicidio según este pasaje (vid. supra).

37,7: la conexión con lo inmediatamente anterior es tenue, pero no inexistente (Paschoud 180
contra). El faccionalismo dentro de las filas imperiales fue lo que costó la vida al hermano
del difunto emperador y lo que llevó a Aureliano a la púrpura, por lo que dedicarle un breve
aparte (que suelen ir introducidos por sane) tras tratar las condiciones de acceso al trono de
este último no es la peor de las desviaciones de Vopisco. quidquid…quidquid...quidquid:
triple anáfora que indica que aquí el biógrafo dio rienda suelta a su vis retórica. Por otra parte,
la estricta disciplina que Aureliano impuso podría estar relacionado, disciplina que le llevó a
recibir el título de restitutor exerciti, vid. A.Watson, 170

38,1: hoc quoque ad rem pertinere arbitror. cf. quia pertinet ad Aurelianum. Volvemos a
encontrarnos una corrección de Vopisco sobre un punto tocado en 22,1 (que repetía Tyr. 27-
28). La versión dada aquí es correcta a expensas de la que se lee en los dos pasajes de la HA
que acabamos de mencionar. Vabalato, que no se menciona en ninguna otra parte de la HA,
llevaba el nombre completo de L. Iulius Aurelius Septimius Vaballathus Athenodorus,
proporcionado por inscripciones, monedas y papiros, que también atestiguan que sucedió a su
padre Odenato. Ninguna otra fuente literaria menciona su nombre, excepto el Laterculus de
Polemius Silvius (Chron. min, I, p. 521,49 Mommsen), pero sin duda es él de quien habla
Zósimo en 1,59. En Polemius Silvius, este Vabalato aparece en una lista de usurpadores que
surgieron durante el reinado de Aureliano, junto con Felicísimo (Aur. 38,2) y Tétrico padre e
hijo (Aur. 39,1). Por lo tanto, se puede suponer razonablemente que estas indicaciones se
extraen de la KG, que Vopisco sigue aquí, y de la que Aurelio Victor (35,5-6) y Eutropio
(9,13,2-14) sólo conservaron a Felicissimus y Tetricus. La sección que aquí tratamos (38,1-
39,1), con la sucesión de los tres usurpadores arriba mencionados, debe de proceder de

329
Recomienda Damerau, Kaiser Klaudius Gothicus, Klio
330
Cf. Barnes, Some persons…, 168-170 es también de esta opinión, y las observaciones de Bleckmann, Die
Reichskrise....p. 294-300, sin decidir la cuestión, van más o menos en la misma dirección
331
Cf. Damerau, 30-31 y 91; Peachin, Roman…, 43; Kienast, 230 mantiene los diecisiete días de la tradición
latina.
la KG, mientras que la mención en 22,1 debe proceder de los datos expuestos en Tyr. 27-28,
que Vopisco repite332.

38,2-39, 1-7: cf. Aurelio Victor 35,5-7 y Eutropio 9,13-15,1. Las similitudes indican que los
datos provienen de la KG. Chastagnol propuso que Vopisco siguió en exclusiva a Aurelio
Victor en 38,2-39,1, mientras que siguió a Eutropio en 39,6-7. La coincidencia de datos es
innegable y allí donde Vopisco coincide con uno el otro omite los datos referidos. Pero esta
coincidencia se da puramente al nivel de los contenidos, no en el plano de la expresión, salvo
términos técnicos a partir de los cuales somos incapaces de dirimir si existe o no procedencia
con respecto a otro autor (Felicissimo rationali (HA 38,2; AV 35,6; E 9,14); correctorem
Lucaniae (HA 39. 1; Lucaniae correcturam AV 35,5; corrector Lucaniae E 9,13,2);
quadruplatores, tabulas, decreta, prouinciales, peculatus, militarem (HA 39,3-5; AV 35,7).
Por consiguiente, no es que no pueda existir derivación: es que carecemos de elementos para
dirimir la cuestión. Con Eutropio es distinto, pues encontramos coincidencias a nivel
estilístico que autorizan a pensar en una conexión (vid. textos citados en 6.1.6 y 6.1.8:
mirarlos). No obstante esta coincidencia, todavía podemos considerar que Vopisco siguió
aquí la KG, en vez de Eutropio. Esta explicación elimina el engorroso salto de fuente que
deberíamos explicar si aceptamos que para 38,2-39,1 sigue la KG, que no Aurelio Victor, y
para 39,6-7 sigue a Eutropio. De esta manera, Eutropio y la HA reproducen estilo y contenido
de la KG333.

38,2-4: vid supra 18,4 y esp. 21,5-8. El episodio está recogido de forma muy similar en:
Aurelio Víctor (35.6), Eutropio (9.14), Epitome (35.4) y Suda (s.v. μονιτάριοι., M 1223, vol.
III, pp. 408.32-409.2 Adler), los dos últimos muy relacionados. Malalas (p. 301,1-4 Bonn)
menciona esta revuelta de los monetarios, pero la sitúa en Antioquía: el M.. Peachin 334 piensa
que el cronista bizantino puede tener razón con esta localización, lo que me parece muy
improbable, dado el testimonio explícito de las otras fuentes y el hecho de que esta revuelta
se inscribe armoniosamente en el contexto de los acontecimientos que tienen lugar en la
primavera del 271 en Roma. Vopisco dice monetariorum bellum, Aurelius Victor monetae
opifices y bellum, Eutropio monetarii rebellaverunt. Las tres fuentes tienen Felicissimo
rationali, la HA y Victor auctore, Eutropio interfecto por los propios rebelados. La severidad
de la represión se destaca en las tres fuentes y HA y Eutropio utilizan compescuit. Los siete
mil soldados muertos solo se encuentran en la HA y Victor, una clara exageración335.
Felicissimus es citado por todas las fuentes excepto en el Epitome y Malalas. En 38, 3, se
afirma que estaba a cargo de la procuratio fisci. El titulo rationalis pertenece al lenguaje
técnico, no así el de procuratio336.

332
Sobre Vabalato, cf. PLRE I, 122; más detallado RE VII A, 2013-2017 (W.Ensslin, 1948); sobre la
utilización de Polemius Silvius de la KG, vid. Burgess, 492-494.
333
Chastagnol, L’utilisation des Caesares d’ Aurelius Victor dans l’Histoire Auguste, Historia Augusta-
Colloquium, 1966/1967, Bonn, 1968, 53-65; esp. 61-63; contra Fisher, p. 144; E. Hohl, Zur Historia
Augusta Forschung, Klio 27, 1934, p.149-164, esp. 161-163; Syme, Emperors…, 223.
334
Johannes Malalas and the Moneyer’s Revolt, Studies in Latin Literature and Roman History III, Coll.
Latomus, 180, Bruxelles, 1983, 22-24
335
Cf. Ménadier, 13-15
336
Cf. Friedländer-Wissowa, Darstellungen ....
La carta de Aureliano contiene dos elementos específicamente paganos, la evocación del
fatum y la de los dioses inmortales. ultimus seruorum: calificación moral, peyorativa, pero no
social. Es evidente que ningún esclavo llegaría a tan alta magistratura. Los detalles de las
tropas a las que habrían pertenecido los siete mil soldados muertos en este asunto nacen de la
imaginación de Vopiscus y reflejan anacrónicamente un contexto militar que es el de finales
del siglo IV. El texto transmitido dice iembariorum (P) e ymberiorum (Σ), pero Salmasius
corrigió por lembariorum (vid. app. crit). Un hápax que podemos suponer está vinculado al
lembus (gr. λέμβος), nave rápida y ligera especialmente preparada para los cursos fluviales,
seguramente en el curso del Danubio (cf. Not. dign. or. 40,36), donde estarían apostados los
Riparenses, Castrianii y Daciscii (en definitiva, nombres inventados que suenan a tropas de
frontera). Riparensium (quizá mejor ripariensium) evoca precisamente las orillas de un río.
Si nos trasladamos al contexto del siglo IV, los riparenses serían un tipo de limitanei (cf. Cod
Theod. 7,22,8 (a.372) limitaneus y riparenis son sinónimos; en Not. dign. e.g. or. 39,28
riparensis se aplica en exclusiva a las guarniciones apostadas en la frontera danubiana, nunca
en el Rin o el Eúfrates). El término ripensis está por vez primera atestiguado en el año 325,
cf. Cod. Theod. 7,20,4 pr.); el término ripariensis a partir del 365 (ibid. 7,4,14)337.
Castrianorum (hápax), quizá mejor castriciani. Este último está atestiguado en Cod. Theod.
7,1,18 (año 400) donde leemos ripariensibus castricianis, guarniciones de riparienses en
campamentos fortificados. Daciscorum. Solo aparece en Lactancio (mort. pers. 27,8), Notitia
(or. 42,24) y en inscripciones (e.g. CIL 3320)338. Es una expresión paralela a Dacus y
Dacicus.

39,1: cf. Aurelius Victor (35.5) con misma información; Eutropio (9,13,2) solo la relativa a
Tetricus padre, Jerónimo (chron. p. 222,26-223,1 Helm) y Epitome (35.7). Supra se ha
tratado sobre el origen de esta información en la KG.
Con respecto a Tétrico padre, este usurpador es objeto del capítulo 24 de triginta tyranni,
donde casi todo lo que no es invención se encuentra en el mito Aureliani, ya sea aquí o en
32,3-4, al que 39,2 constituye un complemento Tyr. 24,3 contiene, sin embargo, una cita de
Virgilio (Aen. 6.365) que también se encuentra en Eutropio (9,13,1), lo que demuestra que la
HA, que conoce esta cita (que falta en Aurelio Victor) y que también conoce el destino de
Tétrico hijo (sobre el que Eutropio no dice nada) extrae lo que sabe sobre Tétrico padre e hijo
directamente de la KG339. En Tyr. 24,5 Polión dice que Tétrico terminó siendo corrector
totius Italiae, pero esta afirmación parece toda una excusa para que el biógrafo pueda darse el
lujo erudito de añadir la lista de provincias de Italia. Fue corrector Lucaniae, como se dice en

337
Cf. RE I A 916-918 (O.Seeck, 1914)
338
Cf. THLL Onomasticon III 7, 78-8,1 (Reisch, 1914); para los cuatro términos, vid. E.Birley, True and
False …, 35-43; esp. 36-37
339
Cf. Hohl, Zur Historia Augusta Forschung, 149-64. contra Schlumberger, Die Epitome…, 162. Su
argumentación es interesante por cuanto, aduciendo una anécdota recogida por el Epitome (35,7) pero no por
Vopisco, a saber, que Aureliano dijo a Tétrico que más valía gobernar una región de Italia que allende los Alpes.
Ahora bien, los dos coinciden en apuntar el cargo que pasará a ejercer el vencido Tétrico, corrector de la
Lucania, la HA de manera explícita, del Epitome se deduce. Comparando, por tanto, podemos colegir que
Vopisco no copiaría todas las anécdotas que habría encontrado en la KG.
39,1 y como se deduce de Epitome 35,7340. Esto nos lleva a un segundo debate. Se acepta
generalmente que fue Diocleciano quien dividió Italia en provincias, Si la evidencia de
muchas fuentes que afirman la existencia de un corrector Lucaniae bajo Aureliano fueran
ciertas, habría que inferir que las provincias italianas existían a más tardar en 275. El debate
viene de lejos, sus primeras etapas son resumidas por A. v. Premerstein (RE IV 1653-1654
(1901), más recientemente por Chastagnol. A. Reintjes, W. Eck y W. Simshäuser inter
alios341. Según la epigrafía, el título de corrector Italiae existía en el siglo III antes de
Aureliano, mientras que el primer corrector regional indudablemente atestiguado -es de
Transpadania y luego de Campania- es Postumius Titianus 342, año 290. El error es rastreable
hasta la KG, que, inducido al error por las instituciones de su tiempo, habría malinterpretado
un dato de su propia fuente. En ella, Tétrico desempeñaría alguna dignidad en la región de
Lucania343. De la KG pasaría a los epitomistas del siglo IV así como a la HA, que por un giro
no sin cierta gracia enmendaría el error de la KG cometiendo, a su vez, un error, o una
falsificación. Si hubiese eliminado totitus de corrector totius Italiae hubiese sido fiel a la
realidad histórica del siglo III. Mirar A. Watson, 154 porque te cuenta otra película
película y parece más viable; no obstante, lee las notas de Paschoud a sus fuentes

39,2 y 6: ejemplo de cómo Vopisco organiza los materiales para componer la biografía:
encontramos dos referencias al templum Solis que perfectamente irían juntas y, sin embargo,
las dispone separadas. Estos datos complementan otros aportados previamente, cf. 35,3 (más
1,3; 10,2; 25,6; 28,5 y, luego, 48,4). En medio intercala una referencia a las murallas de
Roma, que igualmente complementa lo dicho anteriormente (cf. 21,9). Misma referencia de
templo más muralla de manera seguida en Aurelio Victor (35,7), Eutropio (9,15,1 de
redacción muy semejante a la HA), Jerónimo (chron. p.223, 4-5 Helm), no así el Epitome, que
no habla de la muralla (35,6) (vid. supra 21,9 y 35,2-3 para referencia a la KG). Dato que
aporta la HA y ninguna otra fuente es la extensión de la muralla quinquaginta prope milia
murorum , cincuenta millas no de pasos sino de pies, unos 15.000 metros (la muralla tiene 18
kilómetros de circuito)344. Algunos consideran que este dato procede de la KG pero
carecemos de la prueba que nos permite decir si sí o si no, el paralelo con otras fuentes 345. La
construcción de la muralla se emprendió ya en el año 271, después de que Aureliano
detuviera a los bárbaros que habían amenazado la capital ese año (cf. 21.9). Las obras fueron

340
vid. Chastagnol, Histoire Auguste …, 852-3 y 898, n.3; más detalles en L’Italie et l’Afrique au
Bas-Empire. Scripta varia. Lille, 1987, 144-148. La situación descrita pertenece a la segunda mitad
del siglo IV, entre el 357 y el 398.
341
Cf. Reintjes, 27-34; Chastagnol, La préfecture …, 21-25; W.Eck, Die staatliche Organisation Italiens
in der hohen Kaiserzeit, München, 1979, p.266; W. Simshäuser, Untersuchungen zur Entstehung der
Provinzialverfassung Italiens, ANRW II 13 (Berlin, 1980), p. 401-452, incluyendo 435-438.
342
CIL VI 1418 (ILS 2941);cf- PLRE I, 919-20.
343
S. Mazzarino, Il pensiero storico classico II 2, 1968, 292-293.
344
Cf. Groag 1377, 16-21. F. Kolb Zur Topographie Roms in der Historia Augusta, Historiae
Augustae Colloquium Genevense, Bari, 1994, p. 149-172, esp. 151-2 considera que por error la
tradición puso cincuenta en vez de quince.
345
Sugerido por Hohl, Vopiscus und die Biographie..., pp. 214-216. Hartke, Geschichte und Politik... pp.
11-12, rechaza esta conclusión por extrapolar indebidamente las deducciones hechas a partir de 39:3-
4
completadas por Probus (Zósimo 1,49.11). La altura del recinto tiene un promedio de 6 m, su
espesor de 3,5 m y cada 30 m torres cuadradas. Su curso sigue una línea estratégica que
abarca un territorio mayor que la ciudad. Para acelerar las obras, se insertaron edificios ya
existentes, como el campamento pretoriano y la pirámide de Cestio, por ejemplo. Esta
gigantesca empresa no habría sido capaz de mantener fuera de Roma a un enemigo que
dominará el arte de la poliorcética, pero, a menudo reforzada, demostró su eficacia contra
invasores menores346.

39,3-5: cf. 37,7; cf. Aurelio Victor (35,7), con contenido muy parejo. En la narración de
Aurelio Victor, la severidad de Aureliano fue la causa del complot para acabar con su vida
(supra 36,1-3). Eutropio, por su parte, ofrece una narración mucho más breve (9,14). Si
comparamos la información que ofrece la HA con Aurelio Victor observamos que la primera
nos ofrece detalles únicos, por ejemplo, que los registros fueron quemados en el foro de
Trajano. La palabra amnestia y su conexión con Cicerón y sus Phillipicae ha dado pie a
diversas interpretaciones: para Hohl347, clara demostración de la conexión de esta parte de la
vita con la KG; Hartke348, en cambio, piensa en otra fuente o que procedería de la misma HA
(Had. 7,6) (cf. 39, 2 supra con el mismo problema). Como ninguna otra fuente menciona el
foro de Trajano como lugar de la quema, debemos considerar más probable la propuesta de
Hartke. El juego literario que Vopisco ejercita aquí con Ciceron no deja de ser curioso. Si nos
remitimos al texto de Cicerón (Phil. I,1), este dice: In quo templo, quantum in me fuit, ieci
fundamenta pacis Atheniensiumque renovavi vetus exemplum; Graecum etiam verbum
usurpavi, quo tum in sedandis discordiis usa erat civitas illa. Como se ve, no dice qué
palabra griega utilizó, pero el significado de esta es claro y su paralelo latino es la abolitio
(término que encontramos en Aurelio Victor (35,7): ad Graeciae morem decreta abolitione).
Vopisco entonces deduce el término utilizado por Cicerón, amnestia (ἀμνηστία)349. Que
Vopisco conocía bien a Cicerón vid. 19,3-6; 20,1-3;23350. Es muy probable que la mención a
la costumbre griega, quizá incluso al mismo Cicerón, estuviese contenida en la KG, que actúa
aquí como fuente, pero no así el término amnestia, sino más bien abolitio, como vemos en
Aurelio Victor. Por lo demás, la palabra tiene poquísimo recorrido en la literatura latina. El
acontecimiento ateniense al que se refiere Cicerón es la amnistía que se votó tras la expulsión
de los Treinta Tiranos351.
quadruplatores ac delatores. El quadruplator, término clásico, designa al delator que recibía
una cuarta parte de los bienes del acusado (Pseudo Asconio, diu. in Caec. p. 194, 9-13
Stangl)352.
fures provinciales repetundarum ac peculatus reos: el crimen repetundarum es un delito
ejercido contra un amigo, aliado o súbdito del estado; frente al furtum, en perjuicio de un

346
vid. Homo, 214-306; Coarelli, 23-32
347
Hohl, Vopiscus und die Biographie..., 214-216, n.367 y 383.
348
Hartke, Geschichte…, 11-12, n. 383
349
Amnestia puede tener como paralelos abolitio (Oros. hist. 17,15: amnestiam vocaverunt, id est abolitionem
malorum) u oblivio (cf. Val. Max. 4,1 ext. 4: oblivio, quam Athenienses amnestiam vocant). Vid. THLL I, 1941,
64-72.
350
Cf. E. Klebs, Die Scriptores historiae Augustae, RhM 47, 1892, p. 1-52 y 515-549, esp. 34-37.
351
Vid. RE I 1870-1871 (Th. Thalheim, 1984)
352
Vid. RE XXIV 710-711 (G. Wesener, 1963)
particular, el peculio es un tipo de robo realizado en perjuicio del estado 353. En Aurelio Victor
nos falta el crimen repetundarum (avaritiam peculatum provinciarumque praedatores dice),
por lo que podemos colegir que es un añadido de Vopisco (cf. Alex. 42, 4 donde aparecen los
dos delitos juntos). En tiempos de Aureliano, la represión de estos delitos de naturaleza muy
similar pertenecía a la jurisdicción del prefecto del pretorio 354. ultra militarem modum cf.
contra morem militarium (Aurelio Victor, 35,7); disciplinae tamen militaris et morum
dissolutorum magna ex parte corrector (Eutropio, 9,14). Como se ve, la fuente de los tres
debía contener alguna referencia a la disciplina militar que aplicó a los condenados, pero esta
debía de ser poco clara ya que para Aurelio Víctor Aureliano castigaba las faltas con una
severidad contraria a la práctica de los soldados; Eutropio, en un contexto que parece
cercano, habla de la forma en que hacía cumplir la disciplina militar; la HA finalmente que
castigaba las faltas en las provincias con un rigor más que militar.

39,7: cf. Eutropio 9,15,1, contenido casi idéntico. Ninguna otra fuente contiene estos detalles.
Para el problema de la relación entre estas dos fuentes, supra 38,2 y 39,1-7. De hecho, ya
durante el reinado de Galieno se había abandonado la Dacia conquistada por Trajano, como
afirman Aurelio Víctor (33,4) y Eutropio (9,8, 2). Como el autor de la HA omite este detalle
en la uita Gallieni, atribuye esta evacuación exclusivamente a Aureliano. Fue probablemente
a partir de finales del 271 cuando Aureliano tomó las medidas que hicieron definitiva la
retirada comenzada bajo el reinado de Galieno. suam Daciam: expresión extraña que no se
encuentra en ningún otro lugar, y cuyo significado exacto es controvertido: ¿designa el lugar
de nacimiento de Aureliano o más bien la provincia que creó? Parece más probable pensar en
lo segundo por el contexto y la subsiguiente mención a la nueva provincia. Al sacar de la
nada una Dacia para sustituir a la Dacia real que había evacuado, Aureliano no hizo más que
inspirarse en el precedente establecido por sus lejanos predecesores, Augusto y Domiciano,
quienes, habiendo renunciado a la Germania real en la orilla derecha del Rin, habían creado
Germanias en la orilla izquierda de ese río. La Notitia dignitatum conoce dos Dacias, Dacia
Ripensis y la Dacia Mediterranea (cf. e.g. Or. 1.55 y 7). El Laterculus Veronensis (5,2 y 4),
que describe la situación en la primera mitad del siglo IV, registra una Dacia y una Dardania,
esta última correspondiente a la posterior Dacia Mediterranea. No se sabe cuándo esta nueva
Dacia se subdividió en dos. La nueva Dacia de Aureliano se insertó en la orilla derecha del
Danubio, entre las dos Mesias. En contra de lo que se suele afirmar, es dudoso que Aureliano
llevara el título de Dacicus Maximus355.

39,8-9: dicitur praeterea: Vopisco cambia de fuente, tal y como nos indica praeterea356, y
vuelve al tema de la crueldad de Aureliano, esta vez dirigida contra los senadores. En
relación con la actitud de Aureliano hacia los senadores, cf. 18,4 y 21,5-8, Eutropio 9,14.
Zósimo 1,49,2. Misma acusación dirigida contra Cómodo (Com. 8,2) y contra Maximino el
353
Vid. Der Kleine Pauly V, 577 y 1379-1380.
354
Vid. s.v. peculatus RE, Suppl. VII 831,10-24 (Chr. Brecht, 1940)
355
Kettenhofen, p.142.
356
Vid.. E. Brocks, De quattuor prioribus Historiae Augustae scriptoribus, Königsberg Pr. 1869, 64 sq. Cf.
Gord 16,2: fuit praeterea ingens quae raro in Africa est tempestas hay un cambio de fuente, de Herodiano a otra
que manipula de tal forma que se haga eco de la batalla del río Frígido.(Hartke, 106-110.)
Tracio (Max. 10,5). factionem coniurationis ac tyrannidis. Normalmente el término factio va
acompañado de un genitivo subjetivo que menciona los participantes en el complot, no de un
genitivo que define el tipo de agrupación. En Com. 15,2 leemos factioni mortis, un complot
para acabar con la vida del emperador, con, esta vez, genitivo objetivo 357. (mirar esto).
Sinónimo de factio: coniuratio. Esta noticia debe ser puesta en relación con quidquid
factionum Aurelianus toto penitus orbe purgavit (37,7). 39,9 repite y varía 36,3. filium
sororis: probablemente un accidente gráfico que ha llevado a la sustitución de filiam por
filium; los mss. de la clase Σ recogen filiam sororis, que es la única lectura con sentido358.

40-44: Los capítulos 40-44 constituyen la segunda sección del apéndice per species que
ocupa los capítulos 37,5-50. Tras tocar diversos temas del reinado de Aureliano, toca ahora
referirse a su sucesión (40-41). De hecho, el contenido de estos dos capítulos cae dentro de la
vita Taciti, donde serán retomados. Este recurso a anticipar los temas de las siguientes
biografías lo encontramos en Tac. 16,5-8; Pr. 24,6-8, Q. 15, 9-10 y, muy interesante, en Car.
13-15, 18 y 20 encontramos detalles del ascenso al trono de Diocleciano, que sigue a la serie
de la HA. Como se puede comprobar, este recurso solo lo utiliza Vopisco, es decir, el
biógrafo bajo la máscara de Vopisco, probablemente por la escasez de material a su
disposición para rellenar las biografías de este periodo histórico.
Tras el desarrollo del 40-41 sobre la sucesión encontramos: detalles de los descendientes de
Aureliano (42,1-2), enumeración de los príncipes buenos y malos (42:3-6), por qué los
príncipes malos superan a los buenos (43). Finalmente (44) el juicio general sobre Aureliano
y la futura grandeza de los descendientes de Claudio.

40: cf. Aurelio Victor 35,9-12 y 36,1. Muestra que la información relativa a los
acontecimientos que siguieron a la muerte de Aureliano en HA proceden de la KG. Syme359,
por su parte, e igualmente den Hengst360 sostienen que Vopisco sigue aquí al propio Aurelio
Victor basándose en el siguiente pasaje: atque etiam soli (sc. Aureliano) quasi Romulo
interregni species obvenit, longe vero gloriosior (Aur. Vict. 35,12). Así, encontramos en
Aurelio Victor el mismo paralelismo con Rómulo y la idea de superioridad del interregno que
siguió a la muerte de Aureliano frente al que siguió a la muerte de Rómulo (cf. Tac. 1 donde
aparecen estas mismas ideas; las fuentes para Aur y Tac son las mismas en relación con la
sucesión). F. Paschoud (252-3), por su parte, propone que estos contenidos ya figuraban en la
fuente común a Vopisco y Aurelio Victor, es decir, en la KG. La razón para afirmarlo reside
en las diferencias de matiz en la descripción del interregno: solo Vopisco habla de un
interregno en términos absolutos, mientras que Aurelio Victor 35,12, así como Epitome 35,10
utilizan la expresión interregni species; sin embargo, en Tac. 14,5 leemos quasi quidam
interreges. Los tres textos coinciden y tenemos toda la razón para suponer que los datos
procederían de la KG361.
357
Cf. Hohl, Vopiscus und die Biographie…, 289
358
Vid. THLL VI I, 135, 8-32 y 137, 22-41 (Wulff, 1912). Mirar estas referencias por si existe diferencia
alguna, matiz alguno entre factio y coniuratio y así poder explicar su uso aquí,
359
Emperors......, 238.
360
Some Notes…, p.103.
361
Cf. Hohl, Vopiscus und die Biographie ..., 285 misma opinión: proceden de la KG. Mira a ver si en esta
referencia la argumentación es más clara.
El juicio de valor que suscita Aureliano una vez que, terminada la narración de su reinado, se
aborda la cuestión de su sucesión es positivo: quam difficle sit imperatore in locum boni
principis legere (40,1), a pesar de su severidad (occiso namque severissimo principe, 40,2).
No está de más recordar otro momento de la HA en el que el senado se arrogó el derecho a
elegir un emperador, en este caso dos, Máximo y Balbino, y el juicio que merece a ojos del
biógrafo tan excepcional acontecimiento, que terminó de la peor manera posible, raptados,
vejados y finalmente asesinados para dar con sus huesos en mitad de Roma. Pero este destino
final no invalida la lección fundamental: neque enim, cum esset potestas, malos senatus
eligeret (15, 1). A dos prohombres como Máximo y Balbino se vino a sumar el jovencísimo
Gordiano III, que pese a ser elección del populus romano, no en primera instancia del senado,
también merece las alabanzas del biógrafo. Pero las decisiones del senado se enfrentan a los
caprichos de la tropa, como bien se deja ver en la cuestión del interregno, y si Tácito no tuvo
inmediatamente el destino de Máximo y Balbino, sólo había que esperar. Senado y ejército,
entonces, aparecen enfrentados.

La cuestión del interregno es extremadamente enrevesada. El interregno habría durado, según


40,4 y Aurelio Victor 36,1, seis meses (cf. Tac. 1,1; 2,1 y 6: seis meses). Según el Epitome
35,10, siete meses. En Aur. 41, 3 encontramos un senado consulto fechado el día 3 de
febrero (año sin precisar). En Tac. 3,2. un discurso al Senado sobre la elevación de Tácito al
Imperio está fechado el 25 de septiembre (año no especificado, aparentemente el mismo). El
contexto sugiere que la primera fecha es la de un episodio poco después de la muerte de
Aureliano, siendo la segunda la de la proclamación de Tácito. De ser así, el interregno habría
durado, pues, algo más de siete meses y veintidós días. Los distintos datos aportados por
Vopisco se contradicen, por tanto, y tampoco concuerdan con lo que sabemos en otros
lugares sobre la cronología de la sucesión imperial de 275.

Hemos visto que Aureliano murió a finales de septiembre o principios de octubre de 275.
Tácito fue elevado al poder supremo antes del 10 de diciembre de 275, pues ese día inauguró
su segundo poder tribunicio, y asumió el consulado para el 276. Así, la vacante de poder sólo
duró unos dos meses como máximo362. ¿Cómo explicar el largo interregno de seis meses? El
origen del error puede reconstruirse mediante la combinación de dos datos.

En Tac. 14,5 se dice que Tácito y Floriano fueron en cierto modo interreges entre Aureliano
y Probo (quasi quidam interreges). Formulaciones de la misma naturaleza se encuentran
también en Aurelio Victor 35,12 y en Epitome 35.10 (interregni species). El Cronógrafo de
354 (Chron.min I. p. 148. 13 Mommsen) atribuye a Tácito un reinado de ocho meses y doce
días. Esta cifra es en cualquier caso falsa, ya que Tácito murió hacia finales de junio y
principios de julio de 276. Sin embargo, si añadimos la duración del vacío de poder entre los
reinados de Aureliano y Tácito a la del reinado de Tácito, llegamos a un lapso de tiempo que
se corresponde bastante bien con el dato de 354 del Cronógrafo. En efecto, es posible que
entre el asesinato de Aureliano, en octubre de 275, y el de Tácito, a finales de junio de 276,
transcurrieran ocho meses y doce días. Por consiguiente, la información del Cronógrafo sobre

362
Cf. sobre todos estos datos cronológicos Kienast, p. 247 y Peachin Roman…, p. 44 y 46-47.
la duración del reinado de Tácito se aproxima a la suma del aparente interregno entre
Aureliano y Tácito más el reinado de este último según la HA , reinado tan breve que parece
más bien un interregno entre Aureliano y Probo (Tac. 14,45). La KG probablemente
estableciera este símil entre la duración breve del reinado de Tácito y los famosos interregnos
de época monárquica, pero Aurelio Victor no lo habría comprendido de esta forma sino que
habría dotado de sustancia al símil, interponiendo un interregno entre Aureliano y su sucesor.
Los datos cronográficos de la KG habrían sido conservados por el Cronógrafo de 354, que la
atribuye al reinado tardío de Tácito, y la noción de una especie de interregno entre Aureliano
y Probo según la KG sería la base de lo que se conoce como HA Tac. 14,5. (ESTA PARTE
ES HIPERCONFUSA Y MIRALO EN LAS REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
PORQUE NO TE ENTERAS DE UNA MIERDA; A. WATSON TIENE UNA BUENA
DESCRIPCIÓN DE ESTE PERIODO)

Esta explicación, sugerida por primera vez hace más de un siglo por E. Sadée 363, fue admitida
por A. Stein (RE III 2878), por Hohl364, y luego por la mayoría de los que se ocuparon de este
problema365. Esta reconstrucción es confirmada por las fuentes griegas, que no conocen
ningún interregno entre Aureliano y Tácito. Según Zonaras (12.28, p. 153, 28-30 Dindorf),
Tácito fue elegido emperador por el ejército en Tracia mientras residía en Campania. Se
puede suponer, por tanto, que hubo una embajada del ejército proponiendo la púrpura a
Tácito, ya que ningún oficial presente en el ejército estaba libre de la sospecha de haber
participado en un complot contra Aureliano y, por tanto, de ser digno de sucederle (como se
dice en 40,2);Tácito debió de aceptar la propuesta y a ello siguió una decisión favorable a
Tácito por parte del Senado; después una embajada del Senado al ejército, la proclamación
definitiva de Tácito por parte del ejército y, finalmente, la confirmación por parte del Senado.
Parece, pues, que hubo tres embajadas: una primera del ejército de Tracia a Roma y a
Campania; una segunda del Senado de Roma a Tracia; una tercera de Tracia a Roma. Esto se
corresponde bastante bien con lo descrito en 40:2-4. Es el tiempo transcurrido en estas idas y
venidas lo que Aurelio Víctor, y Vopisco después de él, así como el Epítome, llaman
interregno, pero todo a partir del símil interregni species que aparecerían en la KG366.

senatus sancti ordinis gravitas, corrección a la lectura senatus sanctioris gravitas (vid. app
crit.) con comparativo sin término de la comparación, es decir, con valor intensivo. Suceso
parecido encontramos en 18,7 (según el manuscrito) clarissimior iussit auctoritas, corregido
en clarissimi ordinis iussit auctoritas (por Saumasius vid. app. crit.). NO ENCUENTRAS
ELEMENTOS DE JUICIO PARA ELEGIR ENTRE UNA LECTURA U OTRA, F.
Paschoud (192-3) escoge senatus sanctioris porque considera innecesaria la lectura
corregida; ahora bien, considera necesaria la corrección en 18, 7 porque si no nos
encontramos con un monstruo latino, pero no dice por qué.
363
De imperatorum Romanorum III p. Chr. n. saeculi temporibus constituendis, Diss. Bonn, 1891, p.50-51.
364
Vopiscus und die Biographie …, 284-285
365
Cf. esp. A. Chastagnol, Histoire Auguste …, 1027-1028.
366
Cf. Chastagnol, Histoire Auguste.....p. 1028-1030. Es posible que las monedas que llevan la leyenda Int. Vrb.
se refieran a este interregno (cf. RIC V 1, p. 35 y 361,1-3), y quizás la viuda de Aureliano, Ulpia Severina,
ejerció la regencia (cf. RE Suppl. XIV 943 (Eck, 1974) así como J.-P Callu, L’interrègne de Séverine, Orbis
Romanus Christianusque (Mélanges Duval), Paris, 1995, 13-31). Cf. Bleckmann, Die Reichskrise…, p.305.
iudex, en el sentido de gobernador provincial lo encontramos por primera vez atestiguado en
Ulpiano (dig. 40,1,4,1); sin embargo, no se hace frecuente su uso hasta el siglo IV, por lo que
su uso aquí podemos juzgarlo como un anacronismo más367. El nombramiento de
gobernadores provinciales por parte del Senado en tiempos de Aureliano es claramente una
ficción. El llamado procónsul de Asia Faltonius Probus es ciertamente ficticio. Lleva el
nombre de un prefecto de la ciudad del año 391, Faltonius Probus Alypius (la corrección de
Waddington, Faltonius, por Falconius de P es necesaria; esta segunda forma está apenas
atestiguada como nombre). Hay en la HA varios Arellius Fuscus: un consularis primae
sententiae en Tyr. 21,3; un historiador (llamado Dagellius o Gellius . por los manuscritos) en
Tyr. 25,2, y nuestro procónsul de Asia. Los tres son personajes inventados, que llevan el
nombre de un retórico de la época de Augusto que aparece muchas veces en la obra de
Séneca padre, y que quizá el autor de HA conociera a través del De rhetoribus de Suetonio,
hoy perdido. F. Paschoud hace constar que en 42,3 se lee la expresión quid hoc esse dicam,
que también se encuentra en Sen. contr. 1,1,6 indicada precisamente como perteneciente a
Arellius Fuscus. Ovidio, alumno de Arellius Fuscus, escribe en am. 1.2.1, esse quid hoc
dicam.

41, 1-2: Vopisco no resiste la tentación de desarrollar el seductor tema del llamado
interregno y de las cortesías intercambiadas entre ejército y senado mediante documentos
falsificados, como también hará en las Tac. 3-6. En primer lugar, inserta una carta del ejército
al Senado. Su contenido se recoge en parte en Tac. 2,4 (cf. 13.1), y comenta el episodio
descrito en el cap. 36. Para la apoteosis de Aureliano, cf. 37.4. La presencia de los asesinos
de Aureliano en el ejército explica que éste dudara en elegir él mismo a un sucesor y pusiera
en marcha el proceso que condujo a la vacante del poder: ef. § 6.2.1.

.
41,3-4: tras la carta del ejército, la contestación del senado por medio de un senadoconsulto.
Cf. otros senadoconsultos de Vopisco, Tac. 3 y Pr. 11,6-9. Para un análisis de la prosa rítmica
de este pasaje, vid. Zernial (Über den Satzschluss…, pp. 62-64). Comparando la vita
Aureliani con la vita Taciti, especialmente las dos reuniones del senado previas al
nombramiento de Tácito (cf. este pasaje con Tac. 3,2 sqq.), vemos que la reunión del senado
de Aur. 41, 3-4 es la que abre un periodo de negociaciones (descrito en Tac. 2, 5-6) que
culmina con la reunión del senado un 25 de septiembre en la Curia Pompiliana con el
nombramiento del nuevo emperador (Tac. 3,2 sqq; Aur. 41,15). Ambas fechas son inventadas
y falsas.
La Curia Pompiliana no está atestiguada en ningún otro lugar y es el resultado de una
invención, variando la muy real Curia Hostiliana y evocando a Numa Pompilio (cf. Tac. 3,2 y
5,1). Cf. campus Iovis de Pesc. 12,4, otro ejemplo de topografía imaginaria. En ambos
pasajes aparecen cónsules con nombres muy similares: cf. Aurelius Gordianus con Velius
Cornificius Gordianus (Tac. 3,2) . Ni que decir tiene que no se conoce ningún personaje de

367
vid. THLL VII 2,599,83-600,1 (Lumpe, 1967). Mismo significado en 43,4.
este tipo en esos años, e incluso si las fechas del 3 de febrero y el 25 de septiembre (con casi
ocho meses de diferencia, mientras que el "interregno" se supone que dura seis meses)
pudieran combinarse de forma coherente, sería muy improbable que dos cónsules sufectos
con nombres casi idénticos estuvieran en el cargo en un periodo tan limitado. Otra posibilidad
sería que se tratara del mismo personaje, ficticio por supuesto, nombrado de forma
ligeramente diferente. Vopiscus juega con el nombre de un antiguo emperador, sugiriendo
implícitamente que los personajes que menciona pertenecen a la misma familia (los parientes
posteriores de los gordianos se mencionan en Gord. 20,6). El primer Gordiano era un senador
de edad avanzada, al igual que Tácito, por lo que la avanzada edad de ambos pudo sugerir a
la mente del biógrafo introducir un Gordiano. Aurelius Tacitus, su gentilicio verdadero era
Claudio. primae sententiae senator, para primae sententiae, vid. supra 19,3-6. En Tac. 4,1 es
primae sententiae consularis.

41,5-8: El largo discurso de Tácito es principalmente un elogio del emperador muerto; sólo
la conclusión (41, 13-14) sugiere una respuesta al ejército. En este momento se retoma el
tono laudatorio de 41,1, omitiendo las críticas precedentes al reinado de Aureliano. Los
contenidos de 41,5-8 (lo deseable de un reinado largo y próspero de los buenos emperadores
y los designios de los inmortales en uno u otro caso) se repiten en: Aur. 24,5; 27,10 Alb 13,6;
Heliog. 20,3; Maximin. 12,1: 12,6; 13,3-4; Tyr.. 5,7: 15,1; Tac. 16,6; Prob. 23,2. A partir del
parágrafo 7 comienza a expresarse de nuevo el concepto panegírico de dominio universal, ya
presente en 33,4; el estado se asemeja a un organismo viviente, que por fin logró respirar tras
la angustia de otros reinados Este tipo de personificación es bastante frecuente en la HA: cf.
e.g. Gall. 14,5; Tyr.. 9,1: 15,1: 30,1: Prob. 10.7). Además, aparecen aquí motivos propios de
Polión: la hostilidad hacia Galieno, la insistencia en la desgracia de Valeriano (Valer. 7.1:
Gall. 1.1: Tyr. 10,15: 12,1). Esta idea se retomará en 42,4. Observamos la vis retórica del
biógrafo en la serie de anáforas derivadas en poliptoton para mantener el ritmo (ille nobis…
ille Italiam… ille Vindelicis… illo vincente, etc.). La restitución de las Galias evoca la
victoria sobre Tétrico (cf. 32.3), la liberación de Italia es una alusión a las campañas relatadas
en 18.2-3 y 21.1-4; la mención de los habitantes de Vindelica recuerda lo dicho en 35.4;
finalmente Iliria y las provincias de Tracia constituyen las zonas pacificadas tras la victoria
sobre los godos relatada en 22, 2. vid. supra sobre el uso del nombre Thraciae así como
Illyricum.

41,9-12: sigue al recordatorio de la victoria sobre Zenobia (cf. 25-28), con una repetición del
topos de la vergüenza de tener que luchar contra una mujer (tomado de 26,3-5) y una
exageración de una supuesta gran victoria sobre los persas (cf. Tac. 3,5, donde de nuevo
parecen ser una amenaza) La lista de pueblos que reconocen la divinidad de Aureliano es
muy similar a la de 33, 4, donde se enumeran ocho pueblos del sur y del este que traen
regalos para el triunfo de Aureliano (cf. 33,4). Aquí también tenemos ocho pueblos, más un
noveno, pero hay diferencias con la lista del 33, 4: sarracenos, blemíes, exomitas, bactrianos
e iberos están presentes en ambas listas. Los indios, incorporados al grupo de ocho en 33,4, se
mencionan aquí sucesivamente con una variación sintáctica; los persas de 33,4 también
aparecen aquí, pero por separado en el párrafo anterior, como enemigos derrotados;
finalmente los habitantes de la Arabia felix faltan por completo. Nuevos son los seres, los
albaneses y los armenios. Los Seres, el pueblo de la seda (sericum, i,n. significa “seda”), es
decir, los chinos, hacen su única aparición aquí en la HA, pero están presentes en Heliodoro
10,25 (cf supra. 33,4)368. Los albaneses, que son un pueblo del Cáucaso, asentados cerca del
Caspio, por tanto relativamente cerca de Georgia, pero más al este, aparecen por otra parte
dos veces en la HA, en Had. 21,13 y en Val. 4,1, ambas veces en listas, en las dos con iberos
y bactrianos, pero en la segunda además con los tauroscitas. La primera de estas dos listas
enumera a los pueblos que estaban en relación con Adriano, la segunda a los pueblos que
prometieron tropas para liberar a Valeriano del cautiverio con los persas. En cuanto a los
armenios , son nombrados con frecuencia en la HA y ya han sido mencionados en la presente
biografía en 11,3; 27,4 y 28,2. En los dos primeros pasajes como aliados, en el tercero como
enemigos. Por supuesto, esta lista no tiene ningún viso de realidad histórica, sino que el
exotismo de las gentes reunidas de aquí y de allá sirve para manifestar la universalidad del
poder romano recobrado por el difunto emperador, a quien por ello se debe la alabanza de los
suyos y el reconocimiento de las naciones exteriores369.

41,13-15: por fin, la contestación a las propuestas formuladas por el ejército en su carta (cf.
41,1-2): apoya la petición de una apoteosis (cf. 37.4), pero rechaza la idea de que el Senado
elija un nuevo emperador, (cf. Tac. 2,6, donde la misma idea se expresa sin el formato
retórico (poliptoton más zeugma) que caracteriza aquí el final del discurso de Tácito). Aur.
41, 15 se refiere explícitamente a Tac. 3-6, pero con más desarrollo en este último caso.

42,1-2 : La inserción de detalles inventados sobre la descendencia de los emperadores es uno


de los pecados del autor de la HA y sucumbe a ello muchas veces: Alb. 4,2; Gord. 20,6; Max.
Balb. 16,1; Gall. 19,8; Tyr. 14,3-6; 25,2; 27,2: 33,5; Aur. 1,3; 44,5; Tac. 15,2-5; 16,4; Prob.
24,1-3: Q 13,5. De todos estos descendientes, solo los de Zenobia mencionados en el Tyr.
27,2 se mencionan también en otros lugares en la tradición de la KG: supra vid 30,1-3. La
hija de Aureliano y su hijo o hijos se mencionan también en 36,3 y 39,9 ; la hija sola vuelve a
aparecer en 50,2. Vopisco no se molesta en armonizar lo que dice en estos diversos pasajes
sobre la hija de Aureliano y sus descendientes con la afirmación evidentemente fantasiosa en
1,3 de que el prefecto urbano Iunius Tiberianus estaría emparentado con Aureliano.
etiam nunc como fórmula del discurso que transporta al presente del escritor, vid. W. Hartke,
Kinderkaiser …, 9,27 y 39. Vopisco aparentemente pretende escribir aquí poco después de
305 (cf. 42,3; 43,2). Por lo tanto, es al menos posible que un nieto de Aureliano viviera en
pacífico retiro en esta época (habiendo nacido Aureliano en el 214 o 215 (cf. Aur. 3) su hija
pudo haber nacido hacia el 240, su nieto hacia el 260. Sin embargo, aunque el cargo de
procónsul de Cilicia se menciona por segunda vez en Car. 4,6, es seguro que este título nunca
existió bajo el imperio. En esta provincia, llamada "imperial", hubo primero pretores y, más
tarde, consulares. El título de procónsul de Cilicia sólo existió en la época republicana, y su
doble aparición en la HA sólo puede ser una reminiscencia de Cicerón, el más famoso de los
368
Cf. para los seres, Der Kleine Pauly V, 133-135. Estaría bien mirar McLaughlin, Raoul y El mundo chino.
369
Más allá de la HA, cf. Eusebio, Vita Constantini 1,8 y 4,7,1 (cita a los blemmyes, a los etíopes y a los
indios); Pacato, Panegírico de Teodosio, 222-4 (indios, árabes, sarracenos y albaneses); Amiano, 23,3,8 leemos
que los sarracenos adoran a Juliano como su maestro.
que ejercieron esta función, en el 51-50 a.C370. El hecho de que el llamado nieto de Aureliano
sea instalado por Vopisco en Sicilia para su retiro puede al menos atestiguar un interés
especial de la última encarnación del autor de la HA por esta isla, y acercarse al hecho de que
se le llame entonces Syracusius.

42,3-6: uno de los temas favoritos del biógrafo de la HA, los emperadores buenos y los
emperadores malos, y las listas de unos y otros. Cf. Aur. 28,10; Ver. 1,3; 4,6; Avid. 8,4-6;
Com. 19.2; Pesc. 12,1; Alb. 13,5; Opil. 1,43; Heliog. 1,1-3; 18,4: 33,1: 34,1 y 5; 35,2-7;
Alex. 9,4; 10,2: 65,1 y 5: Tyr. 6,6; Claud. 2,3; 18,4; Tac. 5,1; 6,4; 6,9; 16,6 12,2; 22,4; Car.
1,3-4: 3,1-8. Hay que señalar que estos pasajes se concentran en su mayor parte en las
biografías que pertenecen a la fase final del desarrollo de la colección. Estos pasajes han sido
estudiados con frecuencia, especialmente desde el punto de vista de la elaboración de listas
de buenos y malos emperadores371.

42,3: Caesares es evidente que no alude a una dignidad concreta, concretamente a la


dignidad imperial inmediatamente por debajo de la de Augusto sino como término general
para designar a los emperadores pero excluyendo a corregentes y usurpadores. De hecho,
actúa como sinónimo de imperatores y principes. Cuatro veces aparece la palabra Caesar en
la HA con este sentido, aquí y en Had. 16,3, Comm. 19,1 y Did. 8,8; setenta, en cambio,
como opuesto a Augusto372. La expresión ab Augusto in Diocletianum Maximianumque
principes parece sugerir que el autor escribía antes del primero de mayo del 305. Sobre otros
pasajes de naturaleza similar que dan pistas contradictorias sobre la redacción de la presente
biografía, vid. 43,2. El término purpuratus, atestiguado en el latín de Plauto, no se utiliza para
designar a un emperador romano hasta la época tardía. El testimonio más antiguo se
encuentra en Eutropio (9,24); le siguen seis textos de Ammiano (14,11,10; 15,5,27; 17,11,1;
20,5,4; 21,1,4; 25.9.13). En todos estos pasajes el término enfatiza concretamente la púrpura
como insignia del poder imperial, como en dos pasajes de la HA (Max Balb. 9,4; Tyr. 27,1).
Pero en otros tres pasajes (Avid 3,3: Q 2,3; el texto aquí comentado), designa simplemente a
los portadores de la púrpura, es decir, a los emperadores en general, aquí sin duda con
exclusión de corregentes y usurpadores (por otra parte incluidos en los otros dos pasajes).
Este empleo se encuentra especialmente en Sidonio Apolinar (e.g. epist, 1,11,10 y 15) 373. El
énfasis en la púrpura como insignia del poder imperial sólo aparece tarde en las expresiones
que marcan el acceso al poder supremo: Herodiano parece ser el primero en utilizar esta
expresión (2.8.). 6 την βασίλειον πορφύραν επιβαλόντες): en latín el grupo purpuram sumere
aparece en Eutropio (9,8,1: 9,9,1; etc.) y en la HA (Maximin, 14.3; Tyr. 18.3). Por la
expresión index publicus, se refiere probablemente a una lista oficial de emperadores, como
la que se encuentra, por ejemplo, en la Cronografía de 354 (Chron. min. I, p.145-148
Mommsen).
370
Vid. Dessau artículo de 1892 (p. 589), luego reconocida unánimemente; exposición detallada
del problema en Reintjes, p. 78-80; cf. Chastagnol, Histoire Auguste p. CXV.
371
Cf. e.g. Bonamente, Il canone… et G. Zecchini, Constantino e i “natales Caesarum”, Historia 39, 1990,
p. 349-360. LOS CITAS POR CITAR; SI ACASO BUSCA ALGO EN INGLÉS O ALEMÁN
O ESPAÑOL, QUE HABER HABRÁ
372
Cf. A. Rösger, Zur Herrscherterminologie, p.188, n.19
373
Cf. A Rösger, id., 186-196.
42,4-5: junto con Car. 3, la más completa de las listas de buenos emperadores. Muy sencilla
de pasar por alto, la lista contiene elementos a destacar: Augustus en principio abre tales
enumeraciones, pero hay cuatro excepciones: Tyr. 6,6: Claud. 18,4: Tac. 16,6; Pr. 12,2 374. En
las listas citadas supra (42, 3-6), los buenos emperadores que más se mencionan, incluso en
breves enumeraciones, son los gobernantes del siglo II (el presente pasaje no se tiene en
cuenta en las cifras indicadas a continuación): Trajano (catorce veces) Antonino Pío (seis
veces, más cuatro bajo la denominación genérica de Antoninos), Marco Aurelio (cuatro
veces, más cuatro bajo la denominación genérica de Antoninos) y Adriano (seis veces).
Luego vienen los del siglo I: Vespasiano (cinco veces), Tito (cuatro), Nerva (dos). Los
emperadores posteriores a los Antoninos tienen un estatus especial, son nombrados más
raramente y el primero de ellos aparece en Heliog. 35,2. Septimio Severo es nombrado dos
veces en Tyr. 6,6 y Car. 3,4; Pertinax, aquí omitido, es mencionado en Tyr. 6,6; Alejandro
Severo cuatro veces, Claudio el Gótico cuatro veces El caso de Aureliano es especial.
Aparece, además de en el pasaje anterior, cuatro veces en listas de buenos emperadores
(Heliog. 35,2. Tac. 16,6; Prob. 12.2; Car 3. 7) pero, un poco más adelante, en 44,1, Vopisco
desarrolla el punto de vista de quienes no sitúan a Aureliano ni entre los buenos ni entre los
malos emperadores, en una categoría intermedia donde se sitúan Verus (Ver. 1,3) y Carus
(Car. 3,8)375. El caso de Valeriano es particular, vid. supra 41,5-8. Su malísima fortuna le
impide situarlo entre los boni principes. Para la estima profesada por Vopisco hacia
Valeriano, constatable en el tono apologético de su biografía (cf. 1-4,1), quizá tenga algo que
ver su fama de perseguidor de cristianos.
vides quaeso quam pauci…. Se esperaría un imperativo (vide), de aquí la corrección (cf. app.
crit)376; no obstante, cabría la posibilidad de un uso meramente enfático de quaeso y así
mantendríamos la lectura transmitida 377. Mantenemos la lectura tradicional. mimico scurra
(cf. Ver 8,11; Maximin. 9,5): designa un bufón de la corte, concretamente un mimo, y no un
bárbaro de la guardia imperial, como en Alex. 61,3; Amm. 30,1,20378.

42,6: de los buenos a los malos emperadores. Cf. Avid. 8, 4-5 y Car.3 junto con esta las más
largas. Nerón está siempre presente, excepto en Alex 65,5 (donde sin embargo la forma se
desvía de la de las listas tradicionales); Vitelio falta en Marc. 28,10; Comm 19.2: Heliog. 33I:
Tac. 6,4 y Car. 12 aparecen más esporádicamente Calígula, Domiciano, Cómodo y
Elagabalo; Galba y Otón sólo en Avid.8,4-5 (Otón además en Heliog 18,4), Tiberio solo en
Heliog. 33,1, Claudio I solamente en Alex 65, 5. El grupo de los tres primeros que tenemos
aquí se encuentra en Alb 8,4-6, con otros nombres, y solo en Heliog. 1,1; 34,1. Obsérvese que
los tres primeros nombres están en un plural generalizador (como, por ejemplo, en Alb. 13,5:
Heliog. 1.1; Tac. 6,9), mientras que los dos siguientes plurales designan a Maximino y a

374
Cf. R. von Haehling, Augustus in der Historia Augusta, Historia Augusta Colloquium
1982/1983, Bonn, 1985, 197-220 (esp. 205-209)
375
vid. Aureliano, Septimio y Alejandro Severo en Mouchová, p.167 y 176-186
376
Cf. e.g. Cic. Att. 7,10,10 tu quaeso crebro ad me scribe; Verr. 2,4,46, 102: nunc eadem illa, quaeso, audite;:
Rosc. Am. 9,25: ipsum decretum, quaeso, cognoscite.
377
Cf. e.g. Plaut. Most. 4,2,33: quaeso, quotiens dicendumst tibi?; Ter. Heaut. 3,1,21: ubinam est, quaeso?; Cic.
fam. 3,7,5 quaeso, etiamne tu has ineptias.
378
Vid. J. Straub, Scurra barbarus. Historia Augusta Colloquium, 1977/1978, Bonn, 1980, p. 233-53;
THLL 988,2-4 (Rubenbauer, 1954).
Filipo como padres e hijos. Maximino y Filipo sólo aparecen aquí, aunque las opiniones
negativas sobre Filipo también aparecen en otros lugares: Gord. 28,1; 29,1; 29,6; 30,1. Es
probable que esta visión negativa de Filipo por parte del autor de la HA esté relacionada con
la tradición de que este emperador fue el primer gobernante cristiano de la historia (vid. Oros.
hist. 7,20).
inconditae multitudinis faecem, Vopiscus designa sin duda a Galieno y a todos los
usurpadores que surgieron en la época de este príncipe y que constituyen la colección de los
triginta tyranni. Esta bonita palabra aparece también en Gord. 13, 7 Galieno es mencionado
por su nombre entre los malos emperadores sólo en la lista de Car. 3. Lo que refuerza la
sospecha de que Vopisco se guía en el presente contexto por su hostilidad hacia los cristianos
es la observación final sobre Decio padre e hijo. Los Decios solo aparecen aquí y en una
doble mención en Valer. 5,4. excerpere puede tener otro sentido más allá del inmediato.
Inmediatamente se entiende que saca a los Decios de la lista de malos emperadores, pero ¿y
si significa aparte que los saca de la lista de emperadores no ya malvados sino que aparecen
en la HA? Encontraríamos entonces una referencia a la intencionalidad de la misteriosa
laguna que divide la HA, que no solo afecta a los Decios sino a Filipo el Árabe también 379.
Cf. Amm., 31,5,16; 31,13,13: los Decios gozaban de buena fama años después de su muerte.

43: como el pasaje anterior concluye con el gran número de malos emperadores, continúa
lógicamente sus reflexiones con observaciones sobre las causas de este exceso: en lugar de
enumerar las cualidades del buen príncipe, enumera los factores (políticos, intelectuales,
humanos y del entorno material) que impiden un sano ejercicio del poder. Los puntos de vista
expresados en este capítulo se encuentran en otros pasajes de la HA, en un gran número de
observaciones, bien en forma de sentencias de alcance general, bien en relación con los
retratos morales de los gobernantes. Cf. Alex. 65-68 donde nos encontramos la pregunta
opuesta: ¿qué hizo que Alejandro Severo fuera tan buen príncipe? La estrecha relación que
se establece entre estas dos biografías es una pista importante sobre la génesis de toda la
colección de biografías. En ningún otro lugar de la HA encontramos desarrollos tan
importantes sobre este tema. Fuera de la HA, cf. Zósimo 1,5, 3-4.

43,2: para mi amice, al igual que para prudentia tua (43,5), vid. supra 1,9. A la licentia se
opone la temperantia; el modelo, Alejandro Severo, quien con su propio ejemplo ejerció una
especie de censura sobre la moral de su tiempo (Alex. 41,2). la copia rompe cualquier
restricción moral, cf. Op. 5,8; Alex. 23,2. Los buenos emperadores se niegan a enriquecerse
fácilmente, por ejemplo aceptando grandes herencias: Hadr. 18,5; Pio 8,5. La cuestión de los
amigos, consejeros y cortesanos del emperador se discute a menudo, por ejemplo: Hadr. 18,1;
Pio 6,4; Heliog. 10,4; 15,1; Alex. 15,3; 17,1; 32,1-4; especialmente 65-67. El problema de los
eunucos, que constituyen un caso especial entre las personas del entorno del príncipe,
también se menciona más de una vez, siempre en un tono explícito o implícito de
reprobación, o de aprobación de las medidas adoptadas contra ellos: Alex. 15:2; 23:4-8; 34:3;
45:4-5: 66:3-67; Gord. 23:7-25:4. A veces se ha pensado que la presencia de eunucos en la
corte era un fenómeno específico de la antigüedad tardía. Si es cierto que su influencia

379
Propuesta de A. Birley, The Augustan History …, 125-126
aumentó en cuanto Diocleciano introdujo la etiqueta oriental en su corte, No obstante, es
innegable que los eunucos desempeñaron un papel importante desde el principio de la época
imperial en Roma, tanto en la alta sociedad como en el entorno inmediato del emperador 380,
lo que no quiere decir que los pasajes de la HA que mencionan a los eunucos se basen en
pruebas auténticas: lo más probable es que sean invenciones, pero estas invenciones no son
necesariamente anacronismos, y de ninguna manera anacronismos que impliquen una fecha
de redacción posterior al 305, Si es posible derivar del motivo de los eunucos un argumento
para la datación de la HA, será más bien vinculándolo al eunuco Eutropio y trazando
paralelismos entre la HA y el poema de Claudiano, Contra Eutropio381. La cuestión del papel
de los eunucos está estrechamente ligada a la del princeps clausus y a la de los niños
emperadores, víctimas privilegiadas de los eunucos, que se abordará en los apartados 3-4. El
príncipe inexperto, mal aconsejado, rodeado de eunucos y encerrado en su palacio, es
ignorante de los asuntos públicos, por lo que esta ignorancia es consecuencia de los factores
enumerados anteriormente. Es la convicción de que el monarca, aislado en el poder, carece de
información y de ideas, lo que lleva al autor anónimo de De rebus bellicis a dirigirse a él y
sugerirle una serie de medidas beneficiosas para el Estado: cf. en particular praef. 10.

43,2: La doctrina expuesta en 43,1 se desarrolla en 43, 2-4 y recibe la autoridad del propio
Diocleciano a través del testimonio de su padre. El autor de la HA, en sus dos últimas
encarnaciones, "Polión y Vopisco, menciona repetidamente como testigos a su padre
(Aureliano, 43,2) y a su abuelo (Tyr. 25,3; Q. 9,4-5; 15.4: Car. 13,3: 14,1; 15,1 y 5). Hace
tiempo que se detectó que el autor de la HA imitaba a Suetonio (Cal. 19,3, el abuelo; Otho
10,1, el padre). En la HA, abuelo y padre parecen ser íntimos de los poderosos, en particular
de Diocleciano, que les confía sus pensamientos más secretos; el abuelo parece además
dotado de ubicuidad, está milagrosamente presente en ciertos momentos importantes. El autor
de la HA los alega como testigos sólo en casos de extrema necesidad, cuando se trata de
proporcionar información favorable sobre los usurpadores, que obviamente es complicado
encontrar en las fuentes escritas contemporáneas, o sobre los pensamientos íntimos de
Diocleciano, que no pueden haber sido comunicados a algún oscuro biógrafo. La
introducción de los testimonios del padre y del abuelo es, pues, el resultado de un complejo
cálculo por parte del autor de la HA, que combina la imitación de Suetonio con un cuidadoso
manejo de la verosi382militud, las necesidades y las normas que presiden la redacción de las
biografías imperiales. Otro punto tratado en el 43, 2 lo plantean las palabras Diocletianum
principem iam priuatum. Parecen atestiguar una redacción de la uita Aureliani después del
primero de mayo del 305, al igual que la expresión en 44,5 Constantius imperator (que
también proporciona un terminus ante quem del 25 de julio de 306). Otros pasajes de las
vidas atribuidas a Vopisco parecen, sin embargo, contener pistas más o menos claras que
sugieren una redacción temprana en el primero de mayo del 305: aparte de Aur. 42,3,
especialmente Car. 17,6 y 18,3. Además, en Pr. 2.7, Capitolinus y "Lampridius se presentan

380
Cf. RE Suppl, III, 451-453 (A.Hug, 1918)
381
Vid. A. Chastagnol, Le poète Claudien et l’Histoire Auguste, Historia 19, 1970, 444-463. Chastagnol
consigue así fechar la redacción final de la HA en torno al año 398-399, lo que encaja con otras pistas.
382
Cf. Hartke, Geschichte und Politik …, 152-153; E. Birley, Tales from my grandfather, Historia
Augusta Colloquium, 1975/1976, Bonn, 1978, p.91-97; Chastagnol, Histoire Auguste…., p. CXXX-CXXXI
como predecesores de "Vopiscus"; sin embargo, ambos dedican algunas de sus biografías a
Constantino (Alb. Heliog.: Alex. Maximin.: Gord.), lo que nos sitúa en cualquier caso más
tarde del 25 de julio de 306. Ahora bien, ¿por qué situar a Diocletianus privatus después de
haber ejercido el máximo poder y no antes, cuando era un oficial? 383 En todo caso, estas
contradicciones se suman a las ya señaladas en el prefacio de la vita Aureliani, cf. 1,1. No
tienen pues ningún viso de realidad histórica.

43,3-5: El testimonio atribuido a Diocleciano se refiere al problema del princeps clausus,


inerme y a merced del control a sus consejeros, y actuando sólo como ellos consideran
oportuno. Este motivo ha sido estudiado por Stroheker384 y por Chastagnol385. La expresión
princeps clausus no solo se da en el presente pasaje, sino que está en el centro de un
desarrollo en Alex. 66,3, ya citado anteriormente en relación con Aur. 43, y más
concretamente en relación con los eunucos (cf. 43,1). Pasajes de significado similar se
encuentran en el Panegírico de Pacato, que data del año 389 (21,2-5), en un fragmento de
Sulpicio Alejandro sobre Valentiniano II conservado por Gregorio de Tours (Franc. 2,9, p.
54,17-55,3 Krusch-Levison); en Sidonio Apolinar (carm. 5,358, aparentemente en relación
con Honorio y Valentiniano III; cf. carm. 7, 533, en relación con Valentiniano III). Se trata de
una censura a los modos orientales introducidos por Diocleciano y que ya habían nombrado
con asombro siglos atrás Heródoto (1,99) o Jenofonte (Cyropaedia 7,5, 37-69). En la
antigüedad tardía fue criticado por Claudio Mamertino en su Panegírico sobre Juliano, en
362 (cap. 25) y, sobre todo, por Sinesio de Cirene, en su discurso Περί βασιλείας (12-15)386.
La situación que inspira a "Vopiscus" en su arrebato contra los eunucos que mantienen
encerrado al príncipe es, sin duda, la que vivió unos años antes con Valentiniano II, y la que
puede observar en el momento en que escribe con Arcadio y Honorio. Por otra parte, me
parece inverosímil y descabellado ver en las palabras colligunt se quattuor uel quinque... una
alusión a la situación del año 384, cuando Valentiniano II, mal aconsejado a ojos de los
paganos por sus allegados, se negó a acceder a la petición de Símaco en relación con el altar
de la Victoria387. Para el uso anacrónico de iudex en el sentido de gobernador provincial, cf.
40,4. El problema de la elección de los altos funcionarios, y especialmente de los
gobernadores provinciales de diversos niveles, es, sobre todo en la época de "Vopiscus", un
tema recurrente de la actualidad, ligado a la cuestión más general de la venalidad de los
cargos (lo que explica las palabras optimus venditur imperator); cf. e.g. Claudiano (18 (in
Eutr. 1),196-219) y Eunapio (frg. 87 Müller).

383
vid. Hohl, Vopiscus und die Biographie …, p. 182, n.1
384
Cf. Princeps clausus, Historia-Augusta-Colloquium 1968/1969, Bonn, 1970, p. 273-283
385
Cf. Autour du thème du princeps clausus, Historia-Augusta-Colloquium 1982/1983, Bonn, 1985, 149-161;
Histoire Auguste …, p. CLXII-CLXIV.
386
La presencia del emperador en persona a la cabeza de su ejército, tal y como se lo recomienda Sinesio a
Arcadio, se menciona más de una vez con elogios en la HA: Hadr, 10,2-4: Aur. 22,2; Did, 6,6: Alb. 10,6:;
Maximin 6,5.
387
Cf. Symm. rel. 3,1 (ab improbis) y 20 (alieni consilii); Hartke, Geschichte und Politik…, p. 112, n.1 y p.135,
n.3.
44,1-2: sobre el lugar de Aureliano entre los emperadores buenos o malos, vid. supra 42, 4-5.
Vopisco mantiene sus reservas atribuyendo a opiniones ajenas, no justificadas, las
vacilaciones. La clementia, desde la obra de Séneca dedicada a Nerón, siempre se ha
considerado un atributo necesario del buen príncipe388, cf. Avid. 11,5, Tyr. 30,16. Qué mejor
testimonio que Diocleciano para confirmar la opinión de la ferocitas de Aureliano, esta vez a
través de dos testigos inventados. Asclepiodoto y Hereniano aparecen también en Pr. 22,3,
un pasaje que contiene una lista de generales entrenados por Probo. El juego se complica aquí
por el hecho de que, si el Herennianus de Prob. 22.3 es tan desconocido como el de Aur. 44.2,
un Iulius Asclepiodotus existió realmente bajo la primera tetrarquía: fue prefecto del pretorio
del 290 al 296, cónsul ordinario en el 292 y participó en la campaña del 296 contra
Allectus389; por tanto, puede muy bien haber sido formado por Probus. De esta manera, el
cargo de prefecto del pretorio lo aplica al ficticio Hereniano, no Asclepiodoto, que
verdaderamente lo desempeñó. Hermann Peter en su Historicorum Romanorum Reliquiae II,
p. 152, incluso lo convierte en historiador. Hay que añadir que en Alex. 35.5 aparece un
Verconius Turinus, autor de rumores difundidos a cuenta de Alejandro Severo, y que el
nombre de Herennianus, o Herennius, lo llevan varios personajes de la HA (hay en particular
un Herennianus entre los treinta tiranos, Tyr. 27). La asperitas es el defecto opuesto a la
clementia y se le reprocha notablemente a Macrino (Opil. 11,1-2). Es improbable que
Diocleciano criticara a su corregente en presencia de un tercero, y que tal afirmación pudiera
encontrarse en una biografía escrita hacia el año 305. En la tradición de la KG, Vopisco pudo
encontrar datos sobre la asperitas de Maximiano (cf. Eutr.. 9,27,1). Aquí coincide
curiosamente con el punto de vista cristiano, especialmente expresado por Lactancio en su
De mortibus persecutorum. Sobre dux, vid. 9,1-5.

44,3-5: sobre Asclepiodoto, vid. supra 44,1-2. Sobre Celsino consiliario suo, no tenemos
constancia de su existencia; Celsus o Celsinus es un nombre muy común en la Historia
Augusta, vid. Index nominum de la ed. Hohl 390. La formulación es bastante compleja: ¿de
quién era consiliarius Celsino, de Asclepioto o de Diocleciano? consiliario suo, del sujeto de
la oración, Asclepiodoto (consiliario eius, de Diocleciano). El problema de la oración reside
en el uso de un dativus auctoris (Diocletiano) (vid. app. crit)391.
Gallicanas Dryadas. Cf. Alex. 60,6 (que anuncian a Alejandro un omen mortis) y Car. 14,2-
15,1 (anuncio a Diocleciano de que accederá al poder imperial cum aprum occiderit).
Dryadas puede significar o las ninfas dríadas, o dríades (gr. Δρυάδες, de δρῦς “roble), ninfas
de los robles en particular y ya en general de los árboles, o bien druidas, pues los
encontramos de esta manera referidos en otras fuentes. Cf. para la forma dryadae en Cic. div.
1,90; Lucan. 1,450 (vid. Thll V 1,2070, 33-40 (Drexler, 1932)). La forma pertenece a la
primera declinación (druidae, arum); no obstante, no se tiene constancia de druidas de género

388
Cf. RE XXII 2234-2248 s.v. princeps (L. Wickert, 1954); J. Béranguer, L’ idéologie impériale dans
l’Histoire Auguste, Historia-Augusta-Colloquium, 1972/1974, Bonn, 1976, p. 29-53, esp. 50-53.
389
Cf. PLRE I, p. 115-116 y Chastagnol, Aspects…, p.171-176
390
Cf. Syme, Ammianus …, 58-59
391
Para el cargo de consiliarius, miembro del consilium o consistorium, cf. O. Seeck, s.v. consistorium, RE
IV 928-932 (1900) y THLL IV 439, 14-41 (Gudeman, 1907); cf. Alex. 26,6; Pesc. 7,6. Como ha señalado
acertadamente A. Reintjes, p. 23-24, lo convierte en un consiliario del prefecto del pretorio, lo que es ir
demasiado lejos, porque el Asclepiodoto de la uita Aureliani no se define como tal.
femenino, como es el caso aquí (Gallicanas). Más bien parece que la pertenencia a la primera
declinación obró en la mente del biógrafo la común adscripción del género femenino a un
sustantivo de cuya realidad social e histórica probablemente el biógrafo no tuviese gran
noticia, más allá de su procedencia gala 392. La introducción de estas ninfas o druidas galas
sirve al único propósito de introducir el anuncio de la futura grandeza de los descendientes de
Claudio II, a saber, Constancio Cloro y sus hijos. Este mito de la propaganda constantiniana
aparece por primera vez en el panegirista del 310 (2, 2), y el autor de la HA lo conoce a
través de la tradición de la KG (cf. Eutr. 9,22,1). Se refiere a ella muchas veces: Heliog. 2,4;
35,2; Gall. 7,1; 14,3; trig. tyr. 31.6: Claud. 1,1: 2,8: 3,1: 3,6; 9,59; 10,3: 10,7: 13,24393. De
manera más general, puede decirse que el autor de la HA se interesa por los lazos familiares
reales o ficticios, y que la noción de dinastía le es querida: cf. Heliog. 34,6; Gord. 2,2; 47, y
el estudio de J. Burian394.
En el caso de la deducción que puede extraerse de las palabras est... iam Constantius
imperator en cuanto a la fecha de redacción de la presente biografía y las contradicciones que
se derivan de ella, vid. 43,2. Sin embargo, hay que señalar que Vopiscus tiene mucho cuidado
aquí, ya que se sitúa cronológicamente en el 25 de julio de 306, de no hablar demasiado
claramente de Constantino y sus descendientes. Pero al mismo tiempo le quita toda
semblanza real a su ficción, porque anuncios como los del 44, 5 habrían sido evidentemente
impublicables antes de julio del 306, e incluso antes de que el poder de Constantino estuviera
bien asentado.

45-48: Mientras que los capítulos 40-44 forman un conjunto relativamente cohesionado,
centrado en la cuestión de la sucesión de Aureliano y el problema de los buenos y malos
emperadores, los capítulos 45-48 constituyen un conjunto más dispar. Se pueden distinguir
las siguientes secciones:
45,1-2: medidas en relación con Roma y Ostia
45,3: Aureliano y el trato con sus amigos
45,4-46,4: reglas suntuarias
46,5-6: reglas sobre el uniforme de los soldados
47: aprovisionamiento de Roma
48,1-4: distribución de vino gratuito
48,5: regalos de Aureliano al pueblo de Roma

El tema dominante al principio y al final de esta parte es Roma, sus habitantes, sus
privilegios. En el medio se introducen las secciones relativas a las normas suntuarias y a
cuestiones de la tropa que no tienen ninguna relación con este contexto, y que estarían mejor
colocadas en una sección específica, donde también debería colocarse lo que se dice en 49,7-
9. Mirándolo por encima, la ruptura acontece en 45,2, pasando de cuestiones relativas a
392
Sobre los druidas y la desaparición de su religión, cf. RE V 1730-1738. en particular, 1734-1735 (M.
Ihm, 1905). Sobre los pasajes de la HA que hablan de las druidas, cf. además Hartke, Kinderkaiser....p.
390-391.
393
Sobre esta relación ficticia entre Claudio II y la familia de Constantino, y sobre el papel que jugó
y juega en el debate sobre la datación de la HA, ef. R. Syme, The Historia Augusta , p. 57-61: A.
Chastagnol, Histoire Auguste. p. XVI, CXV y 919-92.
394
Das dynastische Denken in der Historia Augusta, AArchSlov 28, 1977, 446-454.
la Urbs y su abastecimiento a cuestiones relativas a sus amigos, concretamente a la riqueza de
sus más próximos, que por asociación de ideas lleva a la cuestión del lujo y del lujo a la tropa
no hay más que un paso cuando tratamos de un emperador de severidad tan célebre. Ahora
bien, cuando ya cree que ha agotado el tema recapitula volviendo a cuestiones relativas a la
capital imperial.

45,1-2: la imposición de un vectigal sobre productos traídos de Egipto aparece en otros


lugares. En Alex. 24, 5 se menciona un impuesto sobre los tejedores y vidrieros (linteonum,
uitrariorum) destinado al correcto funcionamiento de las termas. En Q. 8,6 se destaca en esa
caracterización general y maliciosa del pueblo egipcio su dedicación al vidrio, el papel y lino
(junto con Gal. 17,5 estos son los únicos lugares donde se menciona el vidrio o el papel; la
stuppae solo aquí). J. Schwartz ha comparado este fragmento con la Cronografía de 354
(Chron. Min. I, p. 145,17-18 Mommsen), que menciona, para Augusto, importaciones de
lino, papel y vidrio de Egipto a Roma vía Ostia (portu Romano). Tal vez haya que incluir
también a Suetonio (Claud. 20,3; 21,1-3) en estas conexiones, ya que Suetonio, el Cronógrafo
de 354 y la HA coinciden en la historia del glotón en 50,4. En 47,1 todavía se menciona otro
impuesto recaudado en Egipto en beneficio de Roma, relativo al pan. Así, la asociación
dispar de los motivos "productos fabricados en Egipto (vidrio, papel, lino)", "impuesto",
"termas" y "Ostia" parece resultar de la demarcación de varios textos que quizá para nosotros
sólo sean la parte emergente del iceberg, porque el autor de la HA puede tener en mente
textos que no son desconocidos. Las incertidumbres de estos diversos motivos, tomados uno
por uno, confirman que sería inadecuado confiar en este conjunto.
vectigal vitri, chartae, lini, stuppae. ¿Qué refleja el genitivo: impuesto sobre las mercancías o
impuesto en especie? Los ejemplos de vectigal seguido de genitivo citados por el Oxford
Latin Dictionary sugieren, hasta que se demuestre lo contrario, que el primer sentido es el
más apropiado. anabolicus: sin prácticamente paralelo alguno. Cf. Frg. Vat. 137
anabolicarius (hápax), miembro de una corporación encargada del transporte de trigo por un
río, aunque el significado es dudoso395. Liddle-Scott no recoge nada parecido, más allá de
ἀναβολή, “pago diferido”. M Rostovzez consideraba que anabolicae species se refería de
manera general a las materias nombradas previamente, vidrio, papel, lino, como productos
bajo monopolio estatal y sujetas a impuestos 396. F. Paschoud se muestra reacio a la postura de
Rostovzez: las anabolicae species están al margen de los productos antedichos (p.209). Nadie
sabe muy bien a qué realidad se refiere anabolicae species y cabe dudar si el biógrafo lo
sabía. aeternas, a perpetuidad, como en 47,3 y 48,1. thermas. Carecemos de evidencia alguna
de unas termas en el Trastévere construidas por Aureliano. hiemales, cf. Gord. 32,7, donde se
nos informa de termas de verano y de invierno. La diferencia entre los dos tipos parece haber
residido esencialmente en la orientación y la disposición de las instalaciones, y no en un
suministro específico de agua fría o caliente, como parece sugerir el presente texto. Además,
lo que se necesita en un baño de invierno es agua caliente, no fría397. forum. No tenemos

395
Cf. RE I 2016 (W.Kubitschek, 1894); THLL II 12,81-13,3 (Lehnert, 1900)
396
Cf. Storia…., p.503, n. 57 y p.536, n.39; Cf. McMullen, The Anabolicae Species, Aegyptus 38, 1958,
184-198 considera que son tasas sobre productos textiles
397
Vid. E. Merten, Bäder…, 34-38
constancia arqueológica de ningún foro así como de ningún praetorium en Ostia de tiempos
de Aureliano.

45,3: cf. Had. 15,1; Alex. 40,2; 58,2 Sin embargo, es sólo a Aureliano a quien el autor de la
HA atribuye la sabia precaución aquí destacada.

45,4: cf. Heliog. 26,1 (Elagábalo es el primer romano que lleva una vestis holoserica
(confirmado por Herodiano 5,5,4); Alex. 40,1 (antítesis de la belua anterior, nunca se vistió
con una vestis holoserica); Tac. 10,4 (Tácito prohíbe a todos los hombres vestis holoserica).
El término se atestigua por vez primera en el célebre Edicto de Diocleciano (7,49 al.); luego
en el Código de Teodosiano (15,9,1, del 384: ningún particular tiene derecho a ofrecer una
vestis holoserica en el momento de una editio); en Símaco (epist. 4,8,1, año 401), en la
Peregrinatio Aetheriae (25,8), etc.398 La vestis subserica es distintas399. Un emperador tan
admirable como austero como Alejandro Severo se vestía con ellas. (Alex. 40,1); Claudio
habría recibido de Valeriano una alba subserica (Claud. 14,8; cf.. 17,6); en Aur. 15,4, sin
embargo, las tunicae subsericea se consideran un lujo. Más atrás en el tiempo, Tiberio había
prohibido en su tiempo que los hombres llevaran prendas de seda, pero esta norma duró poco
(Cass. Dio 57,15,1: Suet. Cal, 52). La cuestión de las prendas de seda pura tuvo cierta
relevancia a finales del siglo IV. La HA también se detiene en otras limitaciones impuestas al
lujo por emperadores austeros como Alejandro Severo (Alex. 4,2: 33,3-4; 40,6; 41,1; 42,1;
46,4; 48,2; 51,1) y Aureliano (Aur. 46,1-4; 49,7). El término uestiarium, -i, "vestuario", no
está atestiguado con frecuencia, pero es clásico.

45,5: F. Kolb400 ha demostrado que, tanto en Alex. 41,1 como en Aur. 45,5, hay que leer con
el ms P tunicopallio, en una palabra. Es una túnica larga de mujer, designada en griego
ξυστίς. blatteo serico, de color púrpura. Adjetivo de blatta, ae, el sustantivo aparece primero
en el Edicto de Diocleciano, luego en la HA (cf. Heliog. 33,3; el adjetivo, aparte de aquí, más
adelante en 46,4) Al igual que Alejandro Severo, Aureliano procuró que su esposa no se
vistiera con excesivo lujo (Alex. 41,1: 51,2-3); Tácito habría hecho lo mismo (Tac. 11,6).
Sobre la esposa de Aureliano, vid. supra 10,2. La observación de 45,5 sobre el precio de una
libra de seda, equivalente al de una libra de oro, es un testimonio muy citado. Sin embargo,
hay que señalar que la equivalencia que se da aquí no es en realidad para la seda sin teñir,
sino para la seda púrpura, a pesar de la imprecisión de la observación final, que está
abreviada y no se corresponde con la anterior (debería haber escrito: libra enim auri tunc
libra serici blattei fuit). Los datos del Edictum de pretiis rerum venalium son los siguientes:
la libra de oro vale 72.000 denarios; la libra de seda blanca vale 12.000 denarios (23,1a),
mientras que la libra de púrpura vale 50.000 denarios (24,2); finalmente el μεταξαβλάττης, la
seda púrpura, vale 150.000 denarios (24,1a). Se ve que Vopisco subestima la realidad, ya que
la libra de seda púrpura vale más del doble que la libra de oro. Entre la época de la tetrarquía
y el final del siglo IV, el valor relativo de los dos materiales en cuestión no varió ciertamente
398
Vid. THLL VI 2860,61-2861, 18 (Ehlers, 1938).
399
Cf. RE II A 1724-1727, s.v. serica (H. Blümmer, 1923)
400
Vid. Kleidungstücke…, 169-171.
tanto como para que el presente testimonio no pueda considerarse válido para los años 390.
Se trata, pues, de una observación llamativa que no guarda relación con la realidad
económica contemporánea. Por último, observamos cuántos puntos de contacto hay con la
uita Alexandri Seueri en estos párrafos 45,4-5. El autor de HA parece haber compuesto estos
pasajes casi al mismo tiempo, obsesionado por las mismas ideas e inspirado por las mismas
invenciones.

46,1: Según Tac. 11.6, las presentes medidas fueron inspiradas a Aureliano por el futuro
emperador Tácito. La palabra camara aparece en la HA sólo en estos dos pasajes. Es un
término técnico de arquitectura bien atestiguado en latín desde la época clásica, y así lo
define Nonius (p. 30.7): tecta in curvitatem formata. bractea (o brattea) designa la hoja, la
lámina de metal, especialmente de oro, y también es un término clásico. Los techos
abovedados (camera) se decoraban con láminas de oro (brattea o bractea). Del mismo modo,
los hilos (filorum) deben estar relacionados con las túnicas (tunicas). Liquatio, por otra parte,
es un hapax latino, derivado del verbo liquare, fundir; como la palabra se utiliza aquí en
plural, junto con otras dos palabras para objetos, creo que debería traducirse no como
"fusión" sino como "objetos resultantes de una operación de fusión". Se trata de apliques que
embellecen piezas de orfebrería. En cuanto al lugar que ocupan las pieles (pelles), debemos
considerar que se engalanarían con algún bordado en hilo de oro. J. Schwartz 401 ha acercado
este pasaje al Epitome 35,5: iste (sc. Aurelianus) primus apud Romanos diadema capiti
innexuit, gemmisque et aurata omni ueste, quod adhuc fere incognitum Romanis moribus
uisebatur, usus est. La introducción de este tipo de vestimenta es atribuida por las fuentes
pertenecientes a la tradición de la KG a Diocleciano: cf. Aurelio Víctor (39,2), Eutropio
(9,26), Jerónimo (chron. p. 226,10-15 Helm). Por lo tanto, podemos deducir que esta
información le vendría de otra parte, quizá Nicómaco Flaviano.

46,2-4: La vajilla de oro macizo había sido prohibida en tiempos de Tiberio (Tac. ann. 2,33,1;
Cass Dio 57,15) Alejandro Severo fue en este sentido de gran sencillez (Alex. 34,1). La
antigüedad del uso de vajilla de oro está diversamente atestiguado por la evidencia epigráfica:
cf. e.g. ILS 1811, 1812, 1814, 1815, 1829. El término carruca es utilizado en latín por Plinio
el Viejo y Marcial. El primero (33,140) atestigua como existente en su tiempo carrozas de
plata; el segundo (3,62,5) una carroza adornada con oro. Según Heliog. 29,1, Elagábalo lo
hizo aún mejor: habuit gemmata vehicula et aurata, contemptis argentatis et eboratis et
aeratis. Alejandro Severo (Alex, 43,1), autoriza a los senadores a utilizar en Roma los
carruajes decorados de plata para mostrar su prestigio. Amiano, en la primera de sus
digresiones romanas, se burla de los romanos pretenciosos que circulan en carruajes de una
altura inusual (14, 6,9). Sobre la cuestión del derecho a circular por la ciudad en coche y las
limitaciones que se le imponen, vid. 4,1-5,6. blatteus, vid supra 45,5. Si conciliamos 46,4 con
45,5, deducimos que la autorización de Aureliano se refiere a las túnicas púrpuras de lana, no
de seda. El adjetivo coloreus, escrito en otro lugar más bien colorius, extremadamente raro,
es un sinónimo de coloratus402: aquí se oponen las prendas de color púrpura a las prendas

401
A propos…, p.205
402
THLL III 1723, 26-31 (Hofman, 1910)
teñidas con otros tintes, que de hecho son menos costosas. El adjetivo oxypaederotinus es un
hápax; el adjetivo paederotinus está atestiguado una vez en las notas tironianas, el sustantivo
paederos, -otis, m denota una hierba o una piedra preciosa. El sustantivo y el adjetivo
correspondientes en griego existen, con el mismo significado, pero son muy raros. La piedra
preciosa a la que se hace referencia aquí debe de ser, más que el ópalo, la amatista,
probablemente de una variedad cuyo color violeta se tiñe de rojo: tal es al menos el
significado que sugiere el contexto403.

46,5-6: Las fíbulas de oro que llevan los soldados están atestiguadas desde muy pronto: Liv..
27,19,12; Val. Max. 5,1,7; Plin. nat. 33,39. El autor de la HA da de buen grado detalles sobre
el uso de las fíbulas por parte de los emperadores: Adriano sólo las llevaba sin adornos de
piedras preciosas (Hadr. 10,5), sencillez que no imitó Galieno: cum... gemmatis... fibulis et
aureis Romae uisus est (Gall. 16,4): Se dice que Claudio recibió de Valeriano, entre otras
cosas, dos fibulae argenteae inauratae y una fibula aurea cum acu Cyprea (Claud. 14.5);
Carino sólo utilizó fibulae gemmatae (Car. 17.1). Por lo tanto, en principio, parece que las
fíbulas de gemas están reservadas para los emperadores, y las de oro para los oficiales.
Evidentemente, estamos de nuevo ante una invención que desarrolla un motivo tradicional.
Sobre las paragaudas, vid. 15,3,6. El presente pasaje no es fácil de interpretar: contrasta las
paragaudae uestes de una a cinco lora ofrecidas por Aureliano a los soldados con un tipo de
vestimenta en uso anteriormente, rectis purpureis, con la que ciertamente hay que implicar
las uestes. En efecto, no veo cómo entender rectis purpureis si no es como un ablativo de
cualidad que califica un sustantivo implícito, uestes, tomado de lo que precede, complemento
directo de accepissent. Algunos intérpretes, siguiendo a Salmasio, han entendido que el
adjetivo rectus designa un tejido con urdimbre vertical, según las definiciones de Paulo Festo
(p. 342,30-33 Lindsay) y de Isidoro de Sevilla (orig. 19,22,18). Esta acepción no me parece
en absoluto adecuada al contexto, que opone prendas con bordados a otras más sencillas; ¡no
se trata aquí de técnicas de tejido! ¿No podría entenderse rectis como un adjetivo
sustantivado neutro, en el sentido de "objeto en línea recta", sinónimo aquí de clauus, o de
lorum en el sentido en que este término se utiliza en los siguientes adjetivos compuestos?
Como observa además Salmasius en su comentario a este pasaje (p. 400), purpureas debe
significar aquí "de color púrpura", es decir, "rojo", ya que la vestimenta púrpura estaba
reservada a los emperadores y a las mujeres. Creo, por tanto, que Vopisco contrasta aquí las
prendas con simples bandas rojas con las prendas con bordados (paragaudes) que tienen de
una a cinco bandas de bordado. El término lorum, -i, n., que puede significar correa, brida,
látigo o cualquier objeto de cuero de forma alargada, no parece estar atestiguado en el sentido
de banda que adorna una prenda de vestir, lo cual es sugerido exclusivamente por los cuatro
adjetivos compuestos monoloris, diloris, triloris, penteloris. El primero, el tercero y el cuarto
son hápax, el segundo todavía aparece en Q. 15,8 y en griego en un papiro (ThlL V 1,
1185,72 [Gudeman, 1913]). Vopisco no nos dice si el número de bandas indicaba un rango.
(ESTO SÍ QUE HABRÁ QUE CITARLO DESDE F. PASCHOUD, 213)

403
Está la palabra en THLL pero no lo cita, qué perro. Quizá no todo, pero algo.
47: sobre el pan, cf. 35,1; sobre un impuesto recaudado sobre bienes exportados de Egipto,
cf. 45,1. Tambien Pr. 9,3 (los trabajos en el Nilo mejoran el rendimiento del impuesto sobre
el trigo). El aumento de una onza, o un doceavo de libra, no es fácil de apreciar, ya que sólo
se cuantifica de forma absoluta, y no en relación con el peso original del pan. En realidad,
antes de Aureliano, la distribución no se hacía en forma de panes, sino en forma de trigo, a
razón, según parece, de cinco modii, es decir, cien libras por mes y por beneficiario 404. Me
parece que el aumento debe entenderse en relación con los panes de dos libras mencionados
en 35,1, o en relación con el peso del pan que podía producirse mensualmente con las cien
libras de trigo distribuidas antes del reinado de Aureliano. Las inextricables dificultades con
las que se intenta dar sentido a la medida aquí mencionada me parecen la mejor prueba de su
carácter no sólo ficticio, sino totalmente irreflexivo. Una vez más, "Vopiscus" no se preocupa
de ser coherente consigo mismo, ni de permitir que su lector entienda realmente lo que dice,
ni finalmente de medir el alcance exacto de sus afirmaciones 405. El praefectus annonae es un
alto funcionario ecuestre ampliamente atestiguado en las instituciones del Bajo Imperio, pero
la adición urbis es un anacronismo, de hecho, sólo en la época de Constantino, y después de
la fundación de Constantinopla, aparece en la evidencia epigráfica 406. Flavius Arabianus es
una persona desconocida y seguramente inventada. Un Claudius Arabianus aparentemente
auténtico se menciona en Sev. 13,7; un Arabianus inventado en Diad. 9,1; un Septimius
Arabianus posiblemente inventado en Alex. 17,3-4. El actual Flavius Arabianus no puede
relacionarse con el destinatario del "sarcófago de la annona” en el Museo de las Termas de
Roma407. El documento falso de 47, 2 a 4, ilustra la afirmación del párrafo 1, retoma como de
costumbre los elementos de esta, embelleciéndolos con diversos adornos retóricos, lugares
comunes moralizantes e invenciones circunstanciales. Para el carácter perpetuo de la medida,
cf. 45,1 y 48,1. El uso del término nauicularius en este pasaje para designar a los barqueros
del Nilo y del Tíber no tiene parangón, y no parece correcto; el término técnico para los
barqueros del Tíber es caudicarius (o codiciarius408). El adjetivo amnicus es raro y
especialmente tardío. Aparece por primera vez en Plinio el Viejo, luego en Apuleyo y en el
Edicto de Diocleciano, y sobre todo en autores de finales del siglo IV o posteriores (cf. ThiL
I 1941.79-1942,10 [Gudeman, 1905). Para el verbo extruxi, cf. Thll, V 2, 1940.76-1941.5
(Kapp, 1953); en esta sección, titulada "praeualente notione aedificandi, proprie, cum
respectu loci quo quid aedificatur, nuestro pasaje es útilmente comparado con CIL X 6811,
19, deL 238: litus... ad labem ruinae labefactatum aggeribus marini operis... exstrui
curarunt, lo que me parece que sugiere la traducción “consolidar". El término perennitas está

404
Para la cantidad mensual de cinco modios, cf. G. Humbert, en Daremberg-Saglio II, p. 1346-1347
s.v. frumentariae leges. Por la equivalencia de modius en peso de trigo, cf. A. Braudillart, ibidem, III,
p. 1957, s.v. modius (1 modius =6,503 kg de trigo trillado, es decir, 2o libras romanas de 327 g).
405
Por tanto, me parece irrelevante intentar vincular el contenido del capítulo anterior a una fuente
historiográfica, como hace Fisher (pp. 133 y 144), o intentar reconstruir una política aureliana coherente
sobre el trigo, como hace Groag 1397, que dice que Aureliano aumentó en una doceava parte las entregas
de trigo impuestas a Egipto. Pero es evidente que esto no es en absoluto lo que dice Vopiscus aquí. Cf.
también Homo, pp. 177-179.
406
Cf. W. Ensslin, RE XXII 1270-1271 (1954); Reintjes, p.69.
407
Contra. Uggeri, Sul sarcofago di Flavio Arabiano prefetto dell’annona, RPAA 40, 1967-1968, P. 113-122
408
Cf. Der neue Kleine Pauly IV 21-23 (Th. Pekári); Chastagnol, La préfecture …, p.307; L. de Salvo,
Economia privata e pubblici servizi nell’impero romano. I corpora naviculariorum, Messina, 1992, p. 233 y
338.
atestiguado como título de respeto al emperador (Ruf. Fest. 2,1 Arnaud-Lindet; Symm, rel.
25.4), pero una diosa Perennitas no está atestiguada en ningún otro lugar. Por otra parte, el
alma Ceres está tomada de Virgilio (georg. 1,7), más que de Lucilio (200 Marx).

48,1-4: mención aparte del aceite, pan y carne de cerdo, Vopisco se ocupa de la distribución
gratuita de vino a la plebe romana. Cf. 35,1-2. Ninguna otra fuente habla de este plan
incumplido de distribución gratuita de vino. Es difícil de creer que un emperador se desvíe de
un proyecto tan ambicioso por una broma de su prefecto del pretorio. Algunos han tendido a
dar crédito a lo que se relata aquí, sobre todo por los detalles aportados en el apartado 4 sobre
la uina fiscalia y el almacenamiento de vino bajo los pórticos del templo del Sol409.Groag, ya
en 1903, habló del proyecto presentado aquí por "Vopiscus" como una "Phantasiegebilde"
(1398,7), y Hartke, que en su Kinderkaiser (cf. en particular las páginas 278-280) ha
estudiado detenidamente todos los datos relativos al abastecimiento de Roma, comparte esta
opinión. Una ley de Constantino (Cod. Iust. 11,59,1) hace referencia a las medidas de
Aureliano en relación con las tierras de cultivo abandonadas, pero nada nos dice que sean
tierras situadas en Etruria o que estuvieran destinadas al cultivo de la vid.. En cuanto al texto
de Pr. 18,8, que está muy cerca de Aurelio Víctor (37,3) y de Eutropio (9,17,2), y que por
tanto deriva de la KG, transmite también la extensión del cultivo de la vid durante el reinado
de Probo, y está sin duda relacionado con el presente pasaje, pero sin constituir en absoluto
un elemento autentificador de este último. Cf. también Alex. 58,5.

48,1-3: quod perpetuum hac dispositione conceperat, cf. 45,1 y 47,3. gratis dare. Para la
buena comprensión del pasaje debemos detenernos en la dificultad en la transmisión del
texto. Los ms. transmiten gratia (P) gratis dare (Σ) , tradicionalmente corregido por pretia
dare (cf. app.crit). Hohl410 propuso primero leer quid tamen vellent gratis dare; en su edición
imprime quantum vellent gratis dare, corregido en la ed. 1955 por qui tamen vellent gratis
dare según la sugerencia de Klotz (pp. 300-301). Hallén (pp. 81-83) propuso entonces qui
tamen uellent gratiam dare, y fue seguido por Hartke411, y, en sus ediciones, por Soverini y
Chastagnol. La solución es muy económica, pues permite unir el genitivo locorum
incultorum a un sustantivo, gratiam. De esta forma, gratiam dare tendría el sentido de
gratiam facere (cf. Aur. 5,6; Alb. 6,6); la expresión completa: alicui gratiam alicuius rei
dare412.
El sistema propuesto consistía en liberar, de forma voluntaria, a los propietarios de tierras no
cultivadas de las cargas fiscales vinculadas a estas tierras a condición de que aceptaran la
instalación de prisioneros de guerra para plantar viñas en ellas: esta producción quedaría libre
de toda carga fiscal y se distribuiría de manera gratuita entre la plebe romana. Aureliano
también habría previsto una serie de medidas accesorias para ayudar a la realización de este

409
Cf. Lécrivain, p.365; Fisher, p. 132-33 y 144; Rostovzev, Storia…, p.554 n.21.
410
Beiträge…, 407.
411
Kinderkaiser …, p.280, n.1
412
THLL VI 2, 2217,38-39 y 57- 2218, 15 (Hey, 1933)
proyecto. Es útil remitirse a las consideraciones de Hartke sobre los vínculos entre el
proyecto atribuido a Aureliano y la realidad económica de finales del siglo IV413.
La via Aurelia, prolongada por la via Aemilia Scauri, iba desde Roma hacia el noroeste a lo
largo de la costa occidental de la península hasta Génova y más allá. El presente pasaje
demuestra que, a finales del siglo IV, se dio el nombre de Aurelia a toda la vía que iba de
Roma a la frontera de la Galia, que era una parte muy importante de la ruta. Esto explica que
se mencionen aquí los Alpes Marítimos, la primera provincia de la diócesis de las siete
provincias. De hecho, esta provincia viene inmediatamente después de Liguria, que sigue
perteneciendo a la diócesis de Italia anonaria, para un viajero que va hacia el oeste por la
costa. El poema de Rutilius Namatianus describe, en el año 417, tras la invasión de Alarico
en el 410, el aspecto desolado y abandonado de la fachada marítima de Etruria. Lo que dice
sugiere que los problemas del siglo V sólo agravaron una situación que ya era precaria desde
hacía tiempo. Por lo tanto, la caracterización que hace Vopiscus de esta región puede reflejar
la acción real de los años 390. En el parágrafo 2 el término dominus se utiliza en el sentido de
"dueño" (como en 5.6. y Hadr. 18.6). HA lo utiliza más frecuentemente en el sentido de "amo
de un esclavo". En este mismo párrafo, el término doga es un hapax, atestiguado sin embargo
en una glosa grecolatina como equivalente a βοῦττις : se trata de un calco latino del griego
δοχή , "recipiente". Finalmente la palabra cupa, "barril", pertenece al vocabulario técnico: no
es frecuente, pero está bien atestiguada ya en Varrón y Cicerón; cf. ThlL IV 1410,43-1411,8
(Lommatzsch, 1909).

48,4: En este párrafo, Vopisco se refiere a las prácticas de su propia época, es decir, de
finales del siglo IV, como prueba de la autenticidad del proyecto descrito en las líneas
precedentes, un proyecto que, aunque no se haya realizado plenamente, habría comenzado a
aplicarse en las instituciones contemporáneas. El elemento en el que se basa es el
almacenamiento de vino bajo los pórticos del templo del Sol414. El sistema de distribución del
vino en la plebe romana fue descrito por Chastagnol415. El impuesto sobre el vino, canon
uinarius, se aplicaba a todos los propietarios de tierras en los vicariatos de la Italia anonaria y
la Italia suburbicaria. Para las regiones demasiado alejadas, el impuesto podría pagarse en
especie. El vino se recibía y controlaba cerca de la actual Piazza Nicosia, en un lugar llamado
ad Ciconias, y luego se transportaba y almacenaba bajo los pórticos del Templo del Sol. Al
testimonio de la HA se puede añadir el de una inscripción, CIL VI 1785, confinada por VI 31
931, que se refiere al transporte de vino de Ciconiis ad templum, muy probablemente el
Templo del Sol, cuyo emplazamiento, cerca de la actual plaza de San Silvestro, se encuentra
a una distancia en línea recta de algo más de medio kilómetro de ad Ciconias. Estos
vinos, que Vopisco denomina aquí uina fiscalia, expresión no atestiguada en ningún otro
lugar-, no se regalaban entonces, sino que se vendían a la plebe a un precio un 25%
inferior al de los vinos en el
413
Cf. Kinderkaiser .... 280-283; habla en particular del procedimiento de iunctio, que consiste en
entregar a los propietarios vecinos las superficies abandonadas, con las cargas fiscales que pesaban
sobre ellas, por supuesto.
414
Para templos como mercados, cf. E. Stambough, The Function of Roman Temples, ANRW II, 16.1, pp.
554-608; esp. 585-6.
415
Cf. La préfecture …, 322-5
mercado libre, como se desprende de una ley del año 365 (Cod.. Theod. 11,2,2). La
contabilidad de este proceso la llevaría a cabo el arca vinaria.

48,5: congiaria. El congiario es un reparto en metálico o en especie ofrecido por un


emperador al pueblo romano416. El Cronógrafo del 354 registra los congiaria de César a
Constantino. Para Aureliano, menciona una suma de 500 denarios por cabeza, sin especificar
el número de distribuciones, como hace a veces (Chron. min. I, p. 148,8 Mommsen: cf.
p.146,14 mención del número de distribuciones): puede tratarse de una suma global
distribuida en varios tiempos. Por lo tanto, no es imposible que esta información sobre los
tres congiaria sea auténtica y pueda remontarse a una de las fuentes historiográficas de
Vopisco. Para F. Paschoud (218), la KG.. La HA menciona más de veinte congiaria417, y a
este respecto sigue una tradición bien establecida por los Doce Césares de Suetonio418. Una
emisión monetaria de Aureliano lleva la leyenda Liberalitas Augusti.
tunicas manicatas. Este tipo de túnica, que se generalizó en la antigüedad tardía, se llama
dalmática. El autor de la HA critica a Cómodo, Elagábalo y Galieno por haberse mostrado
vestidos con dalmáticas (Comm. 8,8; Heliog. 26,2, utilizando el adj. dalmaticatus: Gall.
16,4); en cambio los buenos príncipes llevan o distribuyen dalmáticas (Alex. 33,4 tunica
macrochera, y nuestro pasaje). Todo esto puede parecer contradictorio, pero se explica
cuando sabemos que la moda había cambiado: en la época de Vopisco, llevar una dalmática
había dejado de ser pecaminoso, incluso se había convertido en una obligación cf. Aug. doct
christ. 3,12,20 manicatas tunicas habere apud Romanos ueteres flagi tiumerat (confirmado
por ejemplo por Cic. Catil. 2,22); nunc autem honesto loco natis, cum tunicati sunt, non eas
habere flagitium est. Se ve así que "Vopiscus", con una hermosa incoherencia, condena
algunos según el gusto antiguo y no condena a otros según el gusto de su tiempo 419. Para la
distribución de ropa al pueblo, vid. Sev. 21,11; Alex. 40,3.
lineas. La HA habla varias veces del lino de Egipto: cf. supra 12,1; 45,1 y Gall. 6,4; Car.
20,5.
orarium. La palabra orarium, que aparece dos veces en la HA (Claud. 17,7 y aquí) es tardía y
relativamente rara: se atestigua a partir de la Vetus Latina y el Edicto de Diocleciano, y
luego, un poco más frecuentemente, a partir de finales del siglo IV. Jerónimo prefiere el
término sudarium en la Vulgata. El uso de pañuelos ad fauorem aparece también en la
Historia Eclesiástica de Eusebio, en 7,30,9; la palabra griega ὀθόνη es traducida por Rufino
en el pasaje correspondiente por orarium. Se trata de la aprobación que se expresa, no sólo
aplaudiendo, sino, como en las corridas de toro, agitando pañuelos 420. Vopisco extiende un
término de su tiempo a cien años antes.

49-50: última sección, dedicada a la vida privada de Aureliano. La podemos dividir en:

49,1-2: residencias de Aureliano; actividad deportiva.


416
Cf. H. Thédenat, en Daremberg-Saglio I, p. 1442-1444.
417
Cf. Lexicon de Lessing, p.81; Fisher, p. 133 y Delmaire, 150-152.
418
Cf. A. Chastagnol, L’Histoire Auguste et les Douze Césars de Suétone, Historia Augusta
Colloquium 1970, Bonn, 1972, 109-23, esp. 119, n. 66 y p.120, n.9
419
Vid. Kolb, Kleidungsstücke…, 156-167 para las tunicas manicatas.
420
Cf. THLL IX 2,875,66-876,54 (Baer, 1978)
49,3-5: severidad de Aureliano hacia gente de su casa.
49,6: el senáculo de las mujeres
49,7-9: normas relativas al lujo, la moralidad; hábitos alimentarios
50,1: hábitos de higiene
50,2: regalos a su mujer e hija.
50,3: personal doméstico
50,4: el glotón
50,5: consideración final sobre el reinado de Aureliano.

Aparte de decir que todos estos detalles corresponden a la vida privada de Aureliano, y ni tan
siquiera eso porque 49,7-9 trascienden la esfera privada, no se puede decir que haya algo
más en común. 50,5 es la conclusión final, no corresponde a la vida privada del emperador.

49,1-2: El nombre Palatium ya aparece en la presente biografía en 1,2; 10,2 y 34,5. Cabe
señalar que Palatium designa originalmente, y durante todo el periodo republicano, una de las
colinas de Roma, y luego, desde el inicio del periodo imperial, la residencia imperial que se
sitúa en esta colina y acaba ocupándola por completo. Para designar la colina, el latín dice
Palatinus mons421. Palatium es por tanto ambiguo y se puede dudar de si se refiere al palacio
o a la colina, aunque diferencia no hay mucha si acabó ocupando la colina entera. En 1,2 y
34,5 se trata de viajes, por lo que lo importante es el lugar y no la noción de residencia (en
34,5 es el Capitolio el que se menciona justo antes). En 10,2 es difícil decidir. Aquí, como se
dice que Aureliano reside en otro lugar en edificios que no son el Palatium, sino lo que hoy
llamaríamos pequeños "palacios" (había algunos en el recinto de los Jardines de Salustio),
podríamos decidir que se refiere al palacio sobre la colina. Pero es importante saber que en
realidad se trata de un falso problema, nacido del uso lingüístico moderno, y que el término
latino abarca ambas nociones. Los llamados Jardines de Salustio ocupaban una zona muy
considerable entre la actual Via XX Settembre y la Muralla Aureliana, al noreste de la actual
Via Veneto y la Piazza del Tritone. El historiador Salustio los había establecido en terrenos
comprados a César (Ps. Cic. in Sall. 19); más tarde pasaron a ser propiedad imperial (Tac.
ann. 13,47,2; Cass. Dio 66,10,4)422. Dada la considerable extensión de estos jardines, no es
imposible la construcción de un pórtico de 1000 escalones (1478 m; este es el significado de
miliarensis, un raro doblete de miliarius) dentro de sus muros. Sin embargo, hay que señalar
que este pórtico no está atestiguado en ningún otro lugar, y que es bastante seguro que
estemos ante una invención sugerida por el porticus triplices miliariae que se dice que Nerón
hizo construir en su domus aurea según Suetonio (Nero 31,1). La práctica regular de la
equitación acerca a Aureliano a Adriano (Hadr. 26,2), cf. también 4,1. Los Jardines de
Domiciano, ya mencionados en Pio 5,1, estaban situados en la orilla derecha del Tíber, no
lejos del Vaticano. Dentro de sus murallas se construyó el mausoleo de Adriano, actual
Castel Sant'Angelo, y en tiempos modernos, el Palacio de Justicia423.

421
Cf. K. Ziegler, s.v. Palatium, RE XVIII 3,2-15 (1949)
422
Cf. Coarelli, p. 223-5.
423
Cf. Coarelli, p. 310.
49,3-5: última variación sobre el tema de la crueldad o la severidad de Aureliano,
manifestada aquí no en la vida pública, sino con respecto al personal de su casa. Cf.
especialmente 6,1; 8,2-5; 39, 3-5; 39,8-9 y 44,1, y el estudio de Mouchová. El escrúpulo
sobre el matiz entre severitas y crudelitas se encuentra ya en 31,4, y en Avid. 4,1. peccare. El
verbo aparece tres de las siete veces en la HA en Aureliano: 7,3; 49,3 y 5; los otros cuatro
son: Ver. 5,8; Avid. 4,2; Gord. 28,4: Pr. 8,1. Sobre la base de tales comparaciones, Hohl pudo
demostrar la proximidad de las biografías de Aureliano y Avidio Casio424. El término
adulterium no tiene aquí su significado técnico, pues el matrimonio es necesario para que se
produzca el adulterio, pero los esclavos no se casan (Ulp. reg. 5.5); sus uniones de hecho,
llamadas contubernium, no tienen existencia legal. Sin saberlo, Vopisco parece abrazar aquí
la moral sexual de su tiempo que, bajo la influencia del cristianismo, daba mayor valor a las
uniones entre esclavos.

49,6: cf. Heliog. 4,3, estamos ante una variación del mismo tema. El estudio fundamental de
este pasaje y de los problemas que plantea en el contexto de la HA sigue siendo de Straub 425.
La aparición del mismo motivo en dos biografías tan distantes dentro de la serie tiene su
importancia para la elucidación de la génesis de la obra. El proyecto de restauración se
atribuye a un emperador austero, mientras que su institución originaria se imputa a un
monstruo cuyo retrato el autor de la HA ha ennegrecido aún más, y que se menciona en el
contexto de un capítulo en el que se censura el excesivo poder tomado por la madre de
Elagábalo, Julia Soemias, mientras que no se reprocha nada similar a Aureliano, cuyos
escrúpulos por tener que luchar contra Zenobia han sido, por el contrario, subrayados (cf.
26.3-5: 30.2). También es importante no pasar por alto el nuevo elemento en relación con
Heliog. 4,3 que aparece aquí: las damas que ocuparán los primeros puestos en esta asamblea
serán las que se hayan ganado el derecho a ejercer el sacerdocio por iniciativa del Senado.
¿Qué sacerdocio? Como mujeres que ejercen el sacerdocio en Roma, están todas las Vestales,
las sacerdotisas de Ceres, las sacerdotisas de la Bona Dea y las sacerdotisas de Hécate. La
supervivencia de estos sacerdocios está atestiguada para la época de Vopisco por la
inscripción funeraria de Vetio Agorio Pretextato y de su esposa Paulina (ILS 1259). La
intervención del Senado para la designación de los sacerdotes está atestiguada de forma
aislada por Tácito (ann. 3,19,1). Estos datos son muy escasos para quienes intentan
reconstruir el contexto real que pudo servir de marco para la invención de "Vopiscus". De
hecho, a finales del siglo IV, estas instituciones relacionadas con el paganismo ya no existían,
salvo en una forma alterada y disminuida. Me parece muy notable que la presente
formulación trate de sugerir implícitamente que este senáculo tenía, al menos en parte,
funciones religiosas. Esto nos lleva a la comparación propuesta por Strau 426b entre los pasajes
de la HA sobre el senado femenino y los textos de Jerónimo que evocan las asambleas
cristianas femeninas en Roma: Jerónimo utiliza las expresiones matronarum... senatus (epist.
43,3) e in conuentu feminarum (adu. louin 147 PL XXIII,289 B). La alusión irónica a un

424
Cf. Introducción general de F. Paschoud, cap 4,15 y n.69.
425
Senaculum, id est mulierum senatus, Historia-Augusta-Colloquium 1964/1965, Bonn, 1966, pp. 221-
240.
426
Ibidem, p. 227 y 240.
contexto cristiano me parece confirmada por el uso, en ambos pasajes, de un término
impropio, senaculum, que designa realmente un lugar, no una asamblea, pero que tiene a los
ojos del autor de la HA un interés considerable y de pronunciación casi idéntica a cenaculum,
especialmente en la pronunciación de la antigüedad tardía. Ahora bien, esta palabra es la que
se utiliza en los Evangelios de Marcos (14,15) y Lucas (22,12) para designar el lugar donde
Cristo instituyó la Eucaristía. La connotación cristiana del término es, pues, evidente, y la
intención paródica es obvia, las damas del senáculo se asimilan a Jesús y a los apóstoles del
cenáculo.

49,7: cf. 46,1-4, estos dos pasajes abordan cuestiones relativas al lujo. El objetivo de estas
invenciones es mostrar que, si Aureliano llevaba personalmente una vida sencilla, no
condenaba a los demás a seguir estrictamente su ejemplo. Censura ciertos excesos, pero no
obliga a una vida extremadamente estricta. El adjetivo mulleus, atestiguado sólo aquí en la
forma mullus, que también se encuentra en la forma sustantiva, significa "rojo". Atestiguado
por Catón, pero raro, califica exclusivamente zapatos. El adjetivo cereus significa o bien "de
cera", o bien del color de la cera; como adjetivo de color, puede significar "blanco o, como
aquí, amarillo; no se utiliza en ningún otro lugar más que en el presente pasaje para calificar
los zapatos, El adjetivo hederacius significa o bien de hiedra (Catón, Columela, Plinio el
Viejo), o bien "similar a la hiedra”; su uso como adjetivo de color está atestiguado sólo en el
presente pasaje; este término muy raro aparece de nuevo en la HA en Claud. 17,5, con el
sentido “decorado con la hiedra”427. Sobre los distintos colores de los zapatos de las mujeres
y los hombres, cf. Ovidio (ars 3,271), Marcial (2,29,8; 7,33,1-2) y Apuleyo (met. 7,8.1); al
parecer, las mujeres llevaban sobre todo zapatos blancos. El término cursor puede referirse a
un corredor de una carrera, a un mensajero o a un esclavo que precede a la litera o al carro de
su amo. Parece que es en este tercer sentido que se utiliza aquí. Este uso está bien
atestiguado: Sen. epist. 87,9: Suet.. Nero 30,3; Iuu. 5,52; Mart. 3,47,14; 12,24,7; Paul, dig.
32,1.99,5. Tiendo a creer que los otros usos del término cursor en la HA, en los que los
traductores y comentaristas suelen entender que se trata de mensajeros, en realidad también
se refieren a corredores de esclavos del tipo definido aquí: Ael. 5,10 (corredores disfrazados
de Cupidos); Heliog. 12,2; Alex. 42,2. Sin embargo, las interpretaciones divergentes pueden
conciliarse admitiendo que los corredores podrían ser utilizados ocasionalmente como
mensajeros. cf. Mart. 3,100, 1-2. Nótese el uso de estos términos en el grupo de tres
biografías de Heliog., Alex., Aur., más una mención en una vida secundaria. En Aur. 17,6, se
dice que este emperador permitía a los clarissimi a desplegar el mismo lujo que él en sus
banquetes.

49,8-9: concubina. Ambiguo: por un lado, designa a la pareja de un matrimonio de rango


inferior, inaequale coniugium, pero que sin embargo tiene un carácter duradero, y ciertas
consecuencias: prohibición de tener al mismo tiempo una uxor y una concubina (Paul. sent.
20,1), posibilidad para la concubina de sustraerse a las leyes contra el celibato y, más tarde,
sobre todo bajo la influencia del cristianismo, privilegios concedidos a los hijos de una

427
Cf. THLL VII 2590, 31-48 (Hafter, 1936)
concubina428. Por otro lado, también puede designar a cualquier pareja sexual ocasional, y
entonces adquiere un significado cercano al de meretrix o paelex. cf. e.g. Tac. hist. 1,72,3;
Arnob. nat. 4,22; Schol. Hor. carm. 3,10,15. En el primer sentido, un hombre sólo puede
tener una concubina, en el segundo, varias. No es fácil determinar aquí si se utiliza el
término en su sentido técnico o en su sentido amplio. El plural sugiere el sentido amplio, sin
garantizarlo absolutamente. En cualquier caso, Vopisco presta aquí a Aureliano una medida
que va en la dirección de una moralización de las relaciones sexuales, y que anticipa así los
esfuerzos de los cristianos a partir de Constantino. Sobre los eunuchos, vid. supra 43,1. El
término professio tiene aquí su significado técnico de "declaración oficial relativa a la
propiedad". La indicación del peso de la plata se refiere a Heliog. 19,3 y Alex. 34,1: mientras
que Elagábalo poseía recipientes de plata que pesaban cada uno 100 libras , con
ornamentación obscena, toda la colección de vasos y recipientes de Alejandro Severo no
superaba las 200 libras.
Por otra parte, los detalles sobre los gustos de Aureliano en materia de comida y bebida
complementan los proporcionados en 6.1.

50,1: El ayuno como medio de curación está atestiguado por los médicos (Cels. 1,2,10;
2,12,2 B; al.) y en otros lugares (por ejemplo, Cic, fam 16,10,1). Vopisco probablemente
tomó prestado este motivo de Suetonio (Vesp- 20), en quien la costumbre de un día de ayuno
cada mes se registra entre las peculiaridades de su vida privada.

50,2: El término sigillaricium designa un pequeño regalo, una estatuilla, que puede ser de
diversos materiales, ofrecida con ocasión de la sigillaria, fiesta que tenía lugar a finales de
diciembre, después de las Saturnalias (Macr. Sat. 1,10,24). Cf. Suet. Claud. 5; HA Hadr. 173
Carac. 1,8; Macr. Sat.. 1,11,49.

50,3: El motivo del vestido de los esclavos del emperador se menciona varias veces en HA:
Aur. 17,6; Alex. 23.3: 27.1 34.5; cf. Amm. 26,6,15. Los nombres Antistius y Gillo no son
nombres de esclavos, sino de senadores. La RE registra un gran número de Antistii (I
2545-2560), la HA nombra uno auténtico (Comm. 6.11: Pert. 3.7), y otro que quizá sea
inventado (Comm. 1.6). Gillo es el nombre de un gigoló nombrado por Juvenal (1,40); el
poeta satírico puede haberse inspirado en uno de los Fulvius Gillo de su época429.

50,4: El detalle sobre el gusto de Aureliano por las diversiones recuerda de nuevo a un
motivo de la vida de Alejandro Severo (41,5). El tema del glotón aparece en Suetonio (Nero
37.2: se dice que Nerón quería hacer que un glotón se comiera a los hombres), en Juvenal
(1.140: un glotón se come un jabalí entero), y sobre todo en la Cronografía del 354, que
conserva el recuerdo de dos "polífagos", y también el de su menú: uno de la época de Nerón
(Chron. min. I, p. 146,1-5 Mommsen, probablemente el mismo que menciona Suetonio), que,
además de un jabalí, comía, entre otras cosas, una gallina viva con sus plumas, trozos de
cristal, manteles de mesa y heno; el otro es de la época de Alejandro Severo (ibid., p.

428
Cf. R Leonhard, s.v. concubinatus, RE IV 835-838 (1900); F. Baudry, en Daremberg-Saglio I, p. 1436.
429
Cf. RE VII 250-253.
147,20-24), con gustos menos extraordinarios, pero un gran bebedor. Cf. también Alb. 11.3;
Max. 4,1: Q. 4,2 y 14,2 6.4.10430.

50,5: cf. 37,1 y 3; 44,1 complementa estos dos pasajes

430
Cf. Chastagnol, Recherches …, 78-85

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