Está en la página 1de 1

Me alegré de haber guardado la carta de May para el final.

Estaba absolutamente alucinada. Admitía la envidia que le daba que yo pudiera comer
cosas tan buenas todo el rato. También se quejaba de que mamá estaba más gruñona. La entendía
muy bien. El resto era una salva de preguntas. ¿Era Maxon tan guapo como en la tele? ¿Qué
llevaba yo puesto ahora mismo? ¿Podría venir a visitarme a palacio? ¿No tendría Maxon un
hermano secreto que quisiera casarse con ella algún día?
Me reí y me llevé mi colección de cartas al pecho. Tendría que encontrar el momento de
escribirles otra vez lo antes posible. Debía de haber algún teléfono por ahí, en algún sitio, pero
hasta el momento nadie nos lo había mencionado. Aunque tuviera uno en mi habitación,
probablemente sería exagerado llamar cada día. Además, sería divertido seguir con las cartas.
Podían ser una prueba de mi estancia en aquel lugar cuando todo aquello no fuera más que un
recuerdo.
Me fui a la cama reconfortada al saber que a mi familia le iba bien y aquel pensamiento me
acompañó en un sueño profundo, a pesar de los nervios que me producía la expectativa de volver
a estar a solas con Maxon. No sabía muy bien el motivo, pero esperaba que mis temores fueran
infundados.
—Para guardar las apariencias, ¿te importaría cogerte de mi brazo? —me preguntó, tras
presentarse en mi habitación al día siguiente.
Yo no estaba muy segura, pero lo hice. Mis doncellas ya me habían puesto un vestido de
noche: un modelito azul con cintura imperio y las mangas cortas sobre los hombros. Tenía los
brazos al descubierto, y sentía la tela almidonada del traje de Maxon contra mi piel. Había algo en
todo aquello que me hacía sentir incómoda. Él debió de darse cuenta, porque intentó distraerme.
—Siento que no llorara.
—No, no lo sientes…, siente. —Mi tono jocoso dejaba claro que a mí tampoco me
disgustaba tanto haber perdido.
—Es la primera vez que apuesto. Ha estado bien ganar —dijo, con un tono casi de
disculpa.
—La suerte del principiante.
—Quizá. —Sonrió—. La próxima vez intentaremos hacer que se ría.
Al instante empecé a imaginarme posibles situaciones. ¿Qué podrían llevarle a May de
aquel palacio que le hiciera morirse de risa?
Maxon se dio cuenta de que estaba pensando en ella.
—¿Cómo es tu familia?
—¿Qué quiere decir?
—¿Quiere? Si vamos a ser amigos, en privado podrías hablarme de tú, ¿no?

91

También podría gustarte