Está en la página 1de 1

—Sí. Y no podía tener una celebración mejor. Estoy contentísima de que tomen fotos.

¡A
mi madre le va a encantar! ¡Es precioso! —suspiró.
Kriss era una Cuatro, igual que Marlee. Sus vidas no estaban tan limitadas como la mía,
pero me imaginé que algo como aquello no tendría lugar en su mundo.
—Es impresionante —comentó Celeste—. El año pasado, para mi cumpleaños, celebré
una fiesta de blanco y negro. Cualquier rastro de color, y ni siquiera podías entrar.
—Vaya —susurró Marlee, admirada, aunque no quisiera hacerlo patente.
—Fue fantástico. Comida de lujo, una iluminación espectacular… ¡Y la música! Bueno,
hicimos venir a Tessa Tamble. ¿Habéis oído hablar de ella?
Era imposible no conocer a Tessa Tamble. Tenía al menos una docena de números uno.
A veces veía vídeos suyos en la tele, aunque a mamá no le hacía ninguna gracia. Según ella,
nosotros teníamos un talento infinitamente mayor que alguien como Tessa, y le daba una rabia
terrible que ella disfrutara de tanta fama y dinero, y nosotros no, cuando básicamente hacíamos
lo mismo.
—¡Es mi cantante favorita! —exclamó Kriss.
—Bueno, Tessa es una amiga de la familia, así que vino y dio un concierto en mi fiesta. Es
que, claro, no íbamos a traer a un puñado de Cincos de pena para que aburrieran a todo el
personal…
Marlee me lanzó una mirada de reojo. Me di cuenta de que se avergonzaba por mí.
—¡Ups! —añadió Celeste, mirándome—. Lo había olvidado. No era mi intención
ofender.
El tono empalagoso de su voz era exasperante. Una vez más sentí la tentación de darle
una buena bofetada… Mejor no pensar en ello.
—No me ofendes —respondí, con la máxima compostura posible—. ¿A qué te dedicas
exactamente, Celeste? Para ser una Dos, nunca he oído tu música en la radio.
—Soy modelo —respondió, en un tono que implicaba que debería de haberlo sabido—.
¿No has visto mis anuncios?
—La verdad es que no.
—Oh, bueno, eres una Cinco. Supongo que tampoco puedes comprarte revistas.
Me dolió porque era cierto. A May le encantaba echar un vistazo a las revistas cuando
teníamos ocasión de ir a alguna tienda, pero nosotras no teníamos absolutamente ningún motivo
para comprarlas.
Kriss volvió a tomar la iniciativa y cambió de tema.
—Por cierto, America, hace tiempo que te quería preguntar a qué te dedicas.
—A la música.

182

También podría gustarte