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INTRODUCCIÓN A LA FILOSOFÍA Henar Lanza González ​lanzam@uninorte.edu.

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ALDO LEOPOLD1
A Sand County Almac​ (1949) /​ Un almanaque del condado arenoso

Think as a mountain​ / Pensar como una montaña


“Un grito ronco y profundo retumba de risco en risco, desciende rodando por la montaña, y se
desvanece en la lejana oscuridad de la noche. Es un estallido de pena salvaje e insolente, y un
cántico de desprecio por todas las adversidades de este mundo.
Todos y cada uno de los seres vivos prestan atención a esa llamada (y quizá más de un
muerto también). Para el ciervo es un lúgubre ​memento mori,​ para el pino una predicción de
refriegas a medianoche y sangre sobre la nieve, para el coyote la promesa de futuras piezas
escogidas, para el vaquero una amenaza de números rojos en el banco, para el cazador el
desafío del colmillo contra la bala. Pero detrás de estas esperanzas y temores obvios,
inmediatos, subyace un sentido más profundo, que sólo conoce la montaña misma. Sólo la
montaña ha vivido el tiempo suficiente para escuchar con objetividad el aullido del lobo2”
(pp. 117-118)

“Los ​parques ​[​naturales​]​ se establecen para llevarle la música a la mayoría, pero cuando la
mayoría sintoniza por fin para oírla queda poco que no sea ruido” (p. 128).

“El ​alimento ​establece la ​continuidad​” (p. 130).

1
Ingeniero forestal (USA, 1887 - 1948)
2
​“El rugido de los leones, el aullido de los lobos, la cólera del mar tempestuoso y la espada destructora
son porciones de eternidad demasiado grandes para el ojo del hombre”. William Blake (Inglaterra, 1757 - 1827).
INTRODUCCIÓN A LA FILOSOFÍA Henar Lanza González ​lanzam@uninorte.edu.co

El concepto de comunidad
“Desde el punto de vista ​ecológico​, una ​ética ​consiste en cierta ​limitación de la libertad​ de
acción en la lucha por la existencia (...) Hasta ahora no hay una ética que se ocupe de la
relación del hombre con la tierra y con los animales y plantas que crecen sobre ella. La tierra,
como las esclavas de Odiseo, es sólo propiedad. La relación con la tierra sigue siendo
estrictamente económica, y acarrea privilegios, pero no obligaciones.

La ampliación de la ética a ese tercer elemento del medio humano es, si no me equivoco, una
posibilidad evolutiva y una necesidad ecológica. Es el tercer paso en una secuencia” ​(pp.
134-135).
“Una ética de la tierra (...) afirma su derecho a seguir existiendo y, al menos en algunos
puntos, a continuar existiendo en estado natural. (...) Una ética de la tierra cambia el papel del
homo sapiens​: de ​conquistador ​de la comunidad terrestre al de simple ​miembro ​y ciudadano
de ella. Esto implica respeto por sus miembros y respeto también por la comunidad como tal.
En la historia humana hemos aprendido (espero) que el papel de conquistador acaba por ser
contraproducente” (p. 136).

La pirámide de la tierra
“Las plantas absorben energía del sol. Esta energía fluye a través de un circuito llamado
biocenosis3, que puede presentarse como una pirámide constituida por niveles. El nivel
inferior es el suelo. un nivel de plantas descansa sobre el suelo, otro de insectos sobre las
plantas, uno de pájaros y roedores sobre los insectos, y así sucesivamente, a través de varios
grupos de animales, hasta el nivel de la cumbre, constituido por los carnívoros más grandes.
Las especies de un mismo nivel se parecen entre sí, no por su procedencia o su aspecto, sino
más bien por lo que comen.
Cada nivel sucesivo depende de los inferiores para su alimento y a menudo, para otras
necesidades; a cambio, cada uno procura alimento y servicios a los superiores. Procediendo
hacia arriba, cada nivel sucesivo disminuye en abundancia numérica. Así, por cada carnívoro
hay cientos de sus presas, miles de las presas de sus presas, millones de insectos,
innumerables plantas. La forma piramidal del sistema refleja esta progresión numérica desde
la cumbre a la base. El hombre comparte un nivel intermedio con los osos, mapaches y
ardillas, que comen tanto carne como vegetales.
La tierra, entonces, no es únicamente suelo; es una fuente de energía que fluye a través de un
circuito de suelos, plantas y animales. Las cadenas alimentarias son los canales vivos que
conducen la energía hacia arriba; la muerte y la putrefacción la devuelven al suelo. El circuito
no está cerrado; algo de energía se pierde en la pudrición, algo se añade del aire por
absorción, algo se almacena en los suelos, las turbas y los bosques de larga vida; pero es un
circuito continuo (​sustained​), como un fondo de vida giratorio, que aumenta con lentitud”
(pp. 145-147).

3
​biocenosis ​(d​ el gr. βίος bíos​ 'vida', κοινός koinós​ 'común) ​f.​ ​Biol.​ ​Conjunto​ ​de​ ​organismos​ ​de​ ​especies
diversas​, ​vegetales​ ​o​ ​animales​, ​que​ ​viven​ ​y​ ​se​ ​reproducen​ ​en​ ​un​ ​determinado​ ​biotopo​.
INTRODUCCIÓN A LA FILOSOFÍA Henar Lanza González ​lanzam@uninorte.edu.co

Este esquema en miniatura de la tierra como un circuito de energía implica tres ideas básicas:
1. Que la tierra no es únicamente el suelo.
2. Que las plantas y animales nativos mantienen abierto el circuito de la ​energía​; otras
especies pueden mantenerlo o no.
3. Que los cambios producidos por el hombre son de un orden diferente a los cambios
evolutivos, y suelen tener efectos más complejos de los que se desea o se prevé. (p. 149)
“La ecología no conoce ni una sola relación de densidad que soporte el ​crecimiento indefinido​” (p. 151)

La salud de la tierra
“La salud es la capacidad de ​autorrenovación ​de la tierra. La ​conservación​ es nuestro
esfuerzo para comprender y preservar esta capacidad” (p. 151)
“Vemos repetirse las mismas paradojas básicas: el conquistador ​versus ​el ciudadano ​biótico​;
la ciencia que afila su espada ​versus ​la ciencia que ilumina su universo; la tierra esclava y
sirviente ​versus ​la tierra como un organismo colectivo (p. 153).

Las perspectivas de futuro


“Me resulta inconcebible que pueda haber una relación ética con la tierra sin amor, respeto y
admiración por esta tierra, y una alta estima de su valor. Entiendo por valor, claro, algo más
amplio que el mero valor económico; quiero decir valor en el sentido filosófico.
El obstáculo más serio que impide el desarrollo de una ética de la tierra quizás sea el hecho
de que nuestro ​sistema educativo y económico​ le ha vuelto la espalda a una genuina
conciencia de la tierra, en vez de encaminarse hacia ella. ​El hombre moderno está separado
de la tierra​ por muchos intermediarios, y por innumerables artilugios. ​No tiene una relación
vital con ella​; es sólo un espacio entre ciudades donde crecen las cosechas. Llévale a pasar
un día en plena naturaleza y, de no ser en un campo de golf o en una zona ​«​pintoresca​»​, se
aburren soberanamente” (p. 154).

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