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Cuaderno para estudiar

el viaje
Ramsés Salanueva

1
Colección Poesía/ 2 Cuaderno para
estudiar el viaje

Ramsés Salanueva

México 2010

2 3
Primera Edición 2010© A ti,
D.R.© Ramsés Salanueva Rodríguez
que me has pedido olvidar tu
nombre.

Producción
Cuatro Gatos
Editorial

Diseño de Forros

Impreso en México

Todos los derechos reservados.


Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo, ni en
parte, ni registrada en o trasmitida por, un sistema de recuper-
ación de información, en ninguna forma ni por ningún medio,
sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico o
cualquier otro sin el permiso previo por escrito de la editorial.

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Hay quienes Intro
van hasta el fin del mundo
para verse
entre cuatro horizontes,
hay quienes derivan en la lejanía
para conservar
la esperanza del regreso
y quienes parten, oh Baudelaire,
para partir.

Son gente de derrota


de exilio y de gran vacío
que toman aliento en el fuego
y en el secreto resplandor de los sueños.

El Árbol Solo
-Movimientos-
André Velter

6 7
Redención Lufthansa

EN EL NOMBRE DE DIOS, EL CLEMENTE,


EL MISERICORDIOSO

A Dios pertenecen el Oriente y el Occidente.


A donde quiera que os dirijáis, allí está la Faz de Dios.
Dios es inmenso, omnisciente...
Di: <<La dirección de Dios, es la verdadera dirección>> ...

El Sagrado Corán
Azora II
-La Vaca-
Versículos 109 y 114

Para el gran viajero Yuri Herrera

Desconozco las causas del porvenir. Me hallo en espera de quien empren-


da el vuelo. Soy un hombre extraño, entre los tumultos de Babel. Yo co-
nozco algo de cielo, y sus volátiles circunstancias. Mi causa es el Norte, mi
destino es Oslo, y su razón se llama Noruega. Creo que el hombre es una
densa roca, cohabitada de espíritu. A seiscientos kilómetros por hora ocu-
rre la ascensión de los metales. Es decir: vencemos la resistencia de lo eté-
reo en pos de lo infinito...Y aunque todavía precisamos de un suelo falso,
para por nuestro propio pie sostenernos. Volamos. Sobre el añil, violento
mar del Golfo de México, y la nocturna transparencia de la primavera
boreal. Alguien que no duerme, que mira con insistencia el estelario por
el quicio de la mirada, desde la península de Florida, observa el palpitar,
rastro de este avión, que la serenidad impulsa. No es la primera ocasión
que viajo entre las tinieblas. Allí donde el álgido respirar del Atlántico
Norte se vuelve bruma, extravío y caos. Hay una zozobra, un irse a pique
tras la profunda abnegación: que suelen ser las utopías. La madrugada
era todo; o lo parecía. Cada fuente de alumbramiento contiene un punto
superior al cansancio que se agota, lo pensé, mientras dos estelas recorrían
el negror cenit de las altas praderas de Escocia, en los primeros indicios
8 9
de Europa. El propósito de viajar más rápido que los demonios, de revelar Estación de Extranjeros
las fechas al calendario de este viaje, de observar las costumbres sabias
de la lengua, hasta la condición más sagrada del hermetismo, de evitar Hemos bajado del cielo. Traemos la mente turbia,
las baldosas que conducen a la escala del Oráculo, y la definitiva renun- debido al desvelo que un mal sueño provoca.
ciación a la obra de los interpretes, de las adivinatorias artes; fue para no Nuestra tez entumecida, presenta desaliño.
crear evidencia del futuro, para no suponer siquiera, las fascinación de mi Una ramificación de sangre, hasta la vista, obnubila.
sombra, al verse creada por otra luminiscencia. Es necesario estar lejos de En la sucesión de los seres, que la frontera ordena,
mí, en otra parte, de otro mundo. Ya que si el Minotauro conoce bien su un centinela de Dios nos vigila.
laberinto, y a más de las millas que un DC 10 alcance, jamás uno escapa,
definitivamente del amanecer. Que de a dónde partimos al exilio de la calma.
Que cuál era la divisa para mediar entre el temor y la osadía.
Que cómo fueron esos años de la libertad de tribu.
Y vi un firmamento desconocido y una nación distinta, Y a cuántos héroes benefició, la guerra de los símbolos.
porque el único zodiaco, y las primeras rocas desaparecieron, Y por qué, ahora que ningún demiurgo surte los pebeteros
y el océano no era más… en el propiciatorio de las pirámides, triunfa la oscuridad.

Si antes del alba murieran los gallos, y la noche dimitiera


su derecho al amanecer, no tendríamos respuesta.

Somos los peregrinos. Los excluidos del baluarte.


Los menesterosos de la tierra. Los gitanos que cantan.

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Reflexiones sobre la soledad; IV
en una sala de espera.
De modo que Gotama, el príncipe cuya madre fue inseminada por una
I flor de loto,
No estamos solos; no. Tenemos la nada a nuestro alrededor. repudió la filigrana de sus palacios y ayunó en la espesura de la selva,
hizo abdicación de las enseñanzas Upanishads
con la misión de indagar el sino supremo,
II entre los confines de la meditación solitaria.
Como el árbol eremita que existe en la confinada,
llanura ardiente de Tunoncain, más allá de la tramontana. No estuve ausente; no. En la aldea Gaya
En el reino persa de Dario. bajo una higuera
cuarenta y nueve días junto con sus lunas y noches totales,
No estás aislado; no. El céfiro del índico, los terregales ecuménicos, en que trascendí los sinuos diáfanos de la intuición
y el áspero silencio que en un espejismo calla, y atravesé las lúgubres espirales del razonamiento.
la muerte
te acompañan. No fui tentado; no. Aunque Mara allanó mi trance
con fuegos y deleites sensuales
III visiones siniestras e insanias apariciones

Al igual que Daniel, el profeta cautivo de Babilonia. Pero volví, de las ráfagas insondables.
Lector de las pesadillas de Nabuconodosor. Adivino y augur, Volví de la Mansión de los Deseos.
de los celestes manuscritos revelados en el muro de la fortaleza Detuve el avance de la Rueda de las Existencias.
profana de Belsasar. Y escuche la geometría en el poliedro del tiempo
que se dispersa.

No eres un abandonado; no. Te acoge la penumbra del foso Regresé, y la traje conmigo.
en el cual He aquí la inefable.
las bestias confinan el alma de sus victimas. Noble Verdad.

Te encubre de la retención tu mayal púrpura, y te ornamentas ante la -El innominado está solo; por ello creó el TODO-
envidia,
con una argolla aurente de abalorios. Frankfurt.
Vindicas tu inocencia, Mayo 14 de 2003
en la corte de las tribulaciones. Pero ya haz visto abrirse
los abrasivos pórticos de la condenación.

12 13
***
Rapsodia del vagabundo silbante
Diáspora de espinosos matorrales me volví.
…; escapa por tu vida; no mires tras de ti, ni pares en toda esta llanu- Hasta que mis plantas conocieron la prosperidad.
ra; escapa al monte; no sea que perezcas. Sobre los pervertidos albañales de Bera; el Tirano.
Fui vecino del sátrapa, cómplice del felón, amante de cortesanas,
La Sagrada Biblia convidado de glotones, servidor del déspota, forniciario y adultero,
Libro Primero de Moisés tutelar de mezquinos y protector de hechiceros.
Genesís
-Destrucción de Sodoma y Gomorra- Así viví hasta que, arrellanado en mi sitial de palmera y bejuco,
Capítulo XIX oteaba yo la conflagración con que el índigo del firmamento se consume.
Versículo XVII De pronto, como esos ápices tenebrosos que interponen su presencia,
en la visión diáfana del confín, aparecieron.

Angelical furia desparece los paredones de Sodoma. Eran hermosos y esplendentes,


besé el barro de sus pies bajo el dosel de mi morada,
*** y los cubrí con óleos de lavanda y vapores de sándalo,
y les ofrecí para su honra vino de especias y hogazas de pan sin levadura,
Luego de la omisión de los justos y entoné alabanzas y jaculatorias hasta que concilié mi ensueño.
sustentado por el erial implacable del estío
en que algunos éxodos son por siempre, ***
la causa gris de la lejanía. Lot abaldona;
como antes hizo en la ciudad de Ur, Estaban ya bien tendidos los varones de Dios,
y en la tierra de Canaan, cuando dejó los arenales de Haren, cuando una turba de voces inflamadas por el deseo,
hasta el lugar de Siquem, asentado en el valle del More. los reclamaron para en ellos solazarse.
Después de dar marcha al oriente, rumbo al monte Betel. Quise cebar la lujuria de los pervertidos,
Y al occidente del oasis de Hai. ofreciéndoles para desvirgar la infancia de mis hijas.
Pero ese bocado fue poco para el hambre de los locos.
Debido al hambre descendimos a Egipto; pero conocí bonanzas
a lo largo de las riberas del Jordán. Y alimenté a mis rebaños, ***
y a mis mujeres, y a los hijos que engendré con todas ellas;
con los exiguos yantares del encinar Mamre, que está en Hebrón. Un pilar de humo sostiene el ágora del fin del mundo.
En esos lugares de suma desecación Estatuaria de sal a mi costado.
en que la greda no es propicia para soterrar raíces Mientras el sol negro se levanta.
fue que dejé lo existido. Y nuevamente; en un desierto ensombrecido;
me extravío.

14 15
Sonata a Rimbaud las mercancías preciosas que ornamentaron los palacios de los reyes?
¿Entre las ramas de los castaños de Roche,
… y fue llevado por el espíritu al desierto… o sobre los prados de amapola adormecedora
por cuarenta días, y era tentado por el diablo. Y no comió nada en a las afueras de Charleville
aquellos días... pasados los cuales tuvo hambre. en el camastro del hospital de la Concepción
Y cuando el diablo hubo acabado toda tentación, se apartó de él por o en la decadente barriada de Marsella?
un tiempo. Es el silencio el que se aleja de nosotros
y nunca vuelve...
La Sagrada Biblia
El Santo Evangelio según San Lucas
-Tentación de Jesús-
Capítulo IV
Versículos I, II y XIII

Más allá de los frescos mamparos de lodo, en la aldehuela de Adén


el cuerpo del desierto
su rojo vendaval, su errancia, su conflagración
su imperio o su miseria.
La fuente del hastío
su espejismo, su ira, su languidez
su ascetismo o sus tentaciones
La soledad es intransferible, también el odio.
Sólo el velo de los beduinos
puede enfrentar la tormenta de arenisca
que todo lo sepulta.
Uno jamás comprende a las nómadas
son como hienas hambrientas que acechan en la llanura
las oscuras flores que las dunas
se niegan a permitir enraizar.
¿Quién conocerá el verdadero rumbo de las arenas
movedizas?
¿Quién levantará al sol de su ocaso perpetuo
bajo este ardor que anuncia la muerte
y convierte en iracundos a los soñadores?
¿Dónde quedaron los ríos de leche y miel
los jardines colgantes
16 17
Romance del niño marino Voy a laudar una cítara, voy a graffitear los muros de los templos en
Delfos:
Acostumbrado arriar velas en contra del cielo en calma,
dejar las amarras en el muelle y zarpar sin ancla. “ Anhelo ser el verbo de la mounstra...” .
No regresar la mirada a los caseríos del puerto,
con los aparejos rotos y señales de alerta en la pleamar,
partir con la inevitable insurrección del timonel y una tripulación de MAR ADENTRO DEL OCÉANO MÍTICO
corsarios Mensaje dentro de una botella,
amotinada desde la eslora, en lontananza a los catavientos. Sin posibilidad de medir el tiempo
Fondear los litorales de aquella ínsula rodeada por las marismas del
misterio.
Enfrentar al pairo con las arboladuras astilladas, sobre las crestas del
océano en su furor.
Librarse del encallamiento que ocultos atolones aguardan el rumbo de
nuestra barcaza.
Recorrer la dársena del delta en que algún río arroja los obscuros desper-
dicios de la civilización.
Abordar otras embarcaciones, y aniquilar su preciada carga de esperanza
y naufragar, quedar a la deriva, inmerso en la suspensión liquida de la
marejada silente, expuesto a la máxima contemplación del tiempo, en
una de sus dilataciones, divagar por días de ardor y noches de exudación,
delirando rutas dictadas por crípticas constelaciones, sin la certeza de
lograr permanecer a flote.

Y llegar a ti; tierra firme que todo expedicionario suplica encontrar más
allá de sí mismo, landa de selvas pródigas, de llanos dedicados al cultivo
de la belleza, y páramos yertos en los primeros indicios de la sangre, que
crepita en el altar donde los salvajes ofician el rito de la eidostanasia…
luego entonces, los conquistadores quemaron sus estandartes y rene-
garon de sus reyes, doblaron los filos de sus toledanos, ante la sinuosa
extensión de tus feminuras, y decidieron partir y desaparecer.

Escribo estas palabras en algún peñasco de tu memoria, para que los


hombres de otras eras conozcan la historia de mi vida. Haré hogueras
por el resto de la noche, y alabaré tu verdadero nombre, tan secreto que
no puede escribirse en idioma alguno o signo conocido…

18 19
Oslo Caminata nocturna en Oslo

He remontado el hemisferio como promesa de peregrino El sobretodo cubría su extraña reciedumbre invernante
y acepto sus lejanías, pero toda la distancia sucumbe al horizonte errática sobre latitudes forasteras
y no alcanzo a recorrer su límite. paso a paso el poeta escrutaba el macadán de las calles.
Me remonto de nuevo al boreal y trunco mi silencio,
entre gente que reluce su cuerpo a cada instante Tanto destino para un solo transitorio
pero me doy bruces con un árbol llameante de antigüedad cardinales para partir,
y una centella sobre sus ramales tanta bruma para llegar.
y ya no hay alas ni tinieblas flotantes
sino un contorno para estudiar el viaje de una sola encrucijada Desde el atracadero de Bjorvika
recorrer esa estreches serenos de unicidad escuchó el silbato de los ferries
tocados por un don como quien maldice su propia hazaña. e imaginó la estancada planicie de las aguas
Es la modesta soberbia de llegar a donde se promesa del fiordo de Oslo: palmo a palmo
evitando circundar los glaciares sobre el quersoneso sobre el alquitrán de la Skipper Gaten.
pero logrando así; la magnitud.
Pequeños son los edificios,
y todavía le queda mucho sol a la noche,
pensaba:
“¡He venido al extremo de lo conocido!”

De ciprés y cielo fue su hallazgo


en la cosmopolita rambla Karl Johans
de la ciudad más prístina del Mar del Norte
el juglar dejó su canto invisible.

20 21
Autismo Mc Donald´s Ataque de la Melancolía al Hotel Bastión

Si alguien del desierto el cual yo vengo De todas las cosas...de todos los monstruos...de todas las hojas...
me hubiese dicho que para alimentarme escritas o no...
debía antes perder la individualidad de todas esas fracturas del cráneo que alcanzaron la mente
hablar mi mejor ingles: del bien y lo terrible que fueron los días en que amaneció más tarde
!A classic hamburguer please¡ de la sangre y la misma tierra consagrada al morder el polvo
esperar mi ración frente a una mesa diminuta de los amores y la fuerza que los lanza al pasado como una roca ligera
con los ojos sobre el reflejo de los caminantes del olvido mismo por si alguien toca el fondo del silencio
que por la Kongest Gaten se dirigen encumbrados de los hechos y los actos que tuvieron una causa muy lógica para no suceder
a la convergencia de toda Europa, el África negra y sahariana de las suelas y los sueños, del pacto, que el tiempo disolvió
Y he aquí que estoy, engullido por la globalización de la conmoción de un crimen muy justo y la condena de una hazaña gloriosa
me hallo como un labriego fuera de su comarca de las palomas que nunca llegaron y los carteros que murieron después de partir
pienso que la double cheess es una mera modalidad de los ocasos perdidos de las embarcaciones hundidas de los horizontes
para comprobar la vana opulencia del primer mundo de tantas lunas menguadas y pupilas llenas de luz, del amanecer
y que si bien la Big Mac remedia el hambre de haber quedado al margen de toda frontera y al límite de ninguna restricción
nunca habrá suficientes reses para impedir la humildad. del paraíso y la caterva que fue vivir en la anarquía del insomnio
de las hordas de nostalgia que lanzan contra mí fuerte sus picas
de los combatientes que repelen su agresión pero caen ante el filo de la aurora
de los legionarios que alientan con sus espadas la indiferencia de la muerte
de mis fuerzas maltrechas que no resistirán el próximo embate de la ausencia
de todo eso y la nada que se lleva sobre los hombros cuando se viaja

la Melancolía es la pena más honda.

Hotel Bastión, Oslo


Calle Skkiper
Mayo 19 de 2003

22 23
Segunda caminata nocturna en Oslo De ángeles y demonios en Skipper Gaten

Tuvimos que dejar las dunas Todas las noches en la primer encrucijada de Skkiper Gaten
para conocer la distancia. una rubia querube, oferta la calidez de su sexo.
Diametral a la necesidad de permanecer
aquellos días conservaron su propia dilación, el húmedo fruto del placer pende del pavimento
era de esperarse, ya que la longitud del alejamiento Sus lácteas piernas, como carnales atalayas, sostienen el deseo.
siempre causó cierta aberración en la mirada.
A consecuencia de esas opacidades, deambulante y solitaria emerge la hembra lunar
nunca pudimos distinguir la verdad. Debajo de su delgada blusa de diseñador, sus pezones despiertos,
Comprendo ahora la tristeza del exilio se erigen debido al frío de la hora.
pero no me acerco a la desolación del desterrado.
Tuve amigos que vivieron perseguidos, la piel de la ciudad es gris como un armiño al amanecer
otros tantos continúan peregrinos. Tenso por la estrechez de la minifalda su derriére oscila cuando avanza.
Ya no creo en los beneficios del albedrío,
y he vuelto a caminar, sobre los esteros del pantano. hay un denso perfume detrás del objeto detrás de la pureza
Altiva como todas las aves, ella se posa en la necesidad de los hombres.
La calle Badhusgata me recuerda estas cosas.
Frente a la enorme mano de bronce del rey Cristhián por seiscientas coronas podrás beber de la fuente de su cuello
en el punto que señaló para construir el nuevo Oslo. La he visto acercarse y le he entregado mi fortuna, no poseo más.

Aquí concluye el viaje, aquí inicia el retorno. la lluvia me mojó mientras un viento azul exhalaba su boca
De vuelta en la avenida, de espaldas a los muros, los junkees se pican un
-El futuro es la reverberación del pasado que se repite...- chute de heroína.

máxima, reconozco tu poder y te imploro piedad por los vencidos


Delears moros observan la pasarela de clientes, el rebaño de zorras.

soy como un perro sin nombre, como un árbol sin raíces


Así transcurre la vida en la ronda. Amanece, vuelvo al Hotel, mi Bastión.

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Nublamiento El Muelle Ikker Brygger

Las causas de la tristeza yacen en las nubes. Restan demasiadas plazas concurridas
Los efectos de las nubes se encuentran en la nostalgia. en las que nuestros destinos ya no convergen,
Ambiente destinado al invierno y la sombra
el crepúsculo. el tranvía avanza
Atmósfera visitada por el silencio y la desolación. en una brillante tarde de verano
Barruntos de una terrible inclemencia en el pecho y sobre sus rieles se desplazan los sueños
del espanto. de amores anunciadamente fracasados
La bruma oculta, extravía, aleja.
El trueno surge cuando se manifiesta la furia. La princesa guarda una perla en su cajita de oro
No hay reposo. el mar le sonríe entre olas
En la intemperie de tu interior, alabas. el poeta le prometió quererla siempre
Frente a la piedra de las runas, heretizas. a pesar de las tormentas
En la proyección del instante, testificas. a pesar de sus naufragios
Se revela el misterio.
La circunstancia de la nube, acomete tu corazón. el sol suelta sus amarras diurnas
el horizonte es un delfín blanco
que surca la marejada violenta
de otro siniestro atardecer,

un tifón de nostalgia me sorprende frente al atracadero de Pipervika


y quedo a la deriva, asido a las jardineras de la plaza Rolf Strangger
para contemplar el color de los tulipanes que arden en la oscuridad
para escapar del fiordo y su inmutable inercia

el amor no es permanente el amor no es mas


que el costo de una prodigiosa tragedia
entre el deseo y la devoción
entre la verdad y el placer

La princesa guarda una perla en su cajita de oro


el mar le sonríe entre olas
el poeta le prometió quererla siempre
a pesar de las tormentas
a pesar de sus naufragios

26 27
y la tristeza se descuelga del quicio de la madrugada Noruega
y la soledad despliega sus alas
bajo el acantilado del silencio. La península
como una gran roca amusgada
entre el hielo
y la mar,

el fiordo
de un batiente reino
que cuentan; alcanzó la orilla
de una tierra desconocida

el bosque
que en pleno verdor
guarda la casa
de los dioses

el glaciar
que vigila
las estrellas ardientes
sobre las cumbres

landa
a ti vinieron los hombres
que veneraron el fuego

tú escribes poemas distantes


sobre las líneas del confín
bendices el horizonte
de tu lejanía.

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Retrato de un ciprés De hundimientos y marasmos

Al poeta Torgeir Rebolledo Pedersen. El fiordo


hunde
Traía en la frente un mar roto que escurría por el estrecho de su mirada.
Desde el acantilado de su estatura se podía contemplar el límite del Ár- la esperanza
tico. Supo abandonar el oficio de construir moradas. Y cambió la geo- proscribe
metría inerte de los ladrillos, por la maleabilidad superior de los versos.
Desechó de su mesa el plano de la obra, para colocar compases de su vida, un paso
sobre el mapa de los continentes. Desde entonces sus poemas son navíos de niebla
que continúan su travesía.
el principio
Solitario de toda cosa absurda que dañe la inteligencia. Distante de todo del tiempo
disturbio civilizado. Ajeno al decoro y el orgullo capitalista. Sin rasgo de
vanidad, deambula en las tabicadas calles de Oslo, montado en una bici- fugaz
cleta, como un niño que vuelve a casa, en medio del bosque. Su acierto en sigilo
fue aguardar el inesperado gancho del pasado, el que nos retorna al inelu-
dible hecho de reconocer las huellas de quienes nos antecedieron. eternidad
de voz
Sin más decisión que aceptar la incertidumbre de nombrar el día siguien-
te, enalteció sus sueños de palabra, contra los indiferentes a su mensa- la mar
je. Supo soportar el peso del aire, aún cuando habían estallado todas las se calla
burbujas Su reciedumbre le permite enfrentar vientos y encarar sismos.
¿Quién podría derribar el monolito de Gustav Vigeland? el litoral
se derrumba
Después de hallar nuevas señales en su destino, atinó despejar cada una
de las vías que conducen a la contemplación. Él conoce la soledad por luz
aproximaciones caóticas. Todavía es un árbol joven, algo como ese último que vuelve
astro que se difumina al amanecer.
a revelar
el espacio.

30 31
Ninfa Evangelio de Lucifer

Espléndida de su propia brillantez, atravesó las tinieblas de las pasiones ¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! ¡Cortado fuiste
mundanas. Entonces su devoción a las utopías clásicas, la condujeron a la por tierra, tú que debilitabas a las naciones! Tú que decías en tu cora-
ruin severidad de permanecer inmaculada. zón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré
mi trono y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte;
sobre las alturas nubes subiré, y seré semejante al Altísimo. Mas tú
derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo.
Isaías
Capítulo XIV
Versículos XI, XII, XIV, XV
La Sagrada Biblia

A Janet

si el propósito de esta noche que en su interior lo eterno

para prolongar el inobjetable

vacío de tinieblas entonces habría luna disuelta

II

pero se desvaneció la inextinguible antes de que fraguara la última gota


de cielo

fueron rumbos de fuego

iba en pos de ti cuando despareciste

y sobre las brasas se encendió mi alma

32 33
III
ninguno de los principados quedó en pie luego de que mis ejércitos inva-
hay veces que el horizonte es un poema escondido en la silbatura de las dieron la conciencia de los reyes
ramas
y las potencias que rigen los principios de la materia y el espíritu se rin-
como un dios que ha descubierto el error en su creación más perfecta y dieron a mí
sin embargo
avancé a la circunvalación de las virtudes y pasé mi espada por todos sus
resplandece prodigios a fin de que las religiones no celebrarán más

es el tiempo que en su fin permanece exacto a pesar de su dilación interrumpí la reabsorción universal y las dominaciones se me aliaron para
transgredir las fronteras de lo que acaba y permanece
tengo siglos de no ver el sol
llegué al trono de la tierra y derroque la presencia del que permanece en
sí mismo hasta usurpar todos sus vínculos con los seres inferiores de la
IV esfera

fue entonces que me rebelé y abrí mis antiguas heridas para que con esa así fue que contemplé el resplandor resguardado por los querubes que
misma sangre hace incomprensible el fragor de las estrellas

los guerreros trazaran el sagrado signo de la batalla en sus escudos y en la y después de todo el tiempo y el espacio recorridos derribé las puertas de
fiera expresión de sus rostros la gloria y pasé por mi pica a los coros celestiales pero él que se transforma
y permanece único estaba más allá de lo lejos
sellé mis secretos y durante mil noches me infligí sangrías en las intimida-
des de mi cuerpo y la mañana en que no hubo canto de pájaros emprendí en venganza propague mis exterminios contra el universo
la persecución de los ángeles

los vi descender con cada una de sus alas picadas por mis flechas caían VI
como lluvia
hasta que sólo quedó el mismo polvo con que fueron hechos los planetas
V y los hombres

ataqué con toda mi ira los 7 puntos cardinales donde residían las legiones y fue revelado el logaritmo por el cual las cosas son posibles a pesar de su
de los arcángeles inexistencia
por primera vez los cien mil millones de universos se alinearon a mi favor
y dispuse de sus mantos luego de ser vencidos para deshonrarlos frente a para relucir y me llamaron Lucifer
la plenitud del cosmos ¿Quién como yo?
34 35
VII IX

tomé la iniciativa de mi destino y elegí el ambiente más sutil para proferir puesto que desperté, antes de la creación y por vez primera alguien inma-
mis herejías nente al que está en todas partes respiró el éter de la conciencia, encendí
los primeros fuegos del universo y a partir de entonces la mañana cósmica
me opuse al movimiento que transforma la materia y salva el vacío de las repelió las tinieblas originales. En memoria de aquellos días desde enton-
tinieblas ces nadie iguala mi belleza. Reino este mundo por la plenaria de mis vir-
tudes hasta que se me permita la ascensión. Soy la estrella de la mañana y
recorrí las sendas de cada uno de los confines de la tierra y dejé fe de mis la misma serpiente emplumada que trajo las negras maravillas a esta tierra.
hazañas en el lóbulo de los mortales Soy el infamante, el señalador, el que tiene la llave de la puerta del templo
del alba en Siria. Yo poseo la clavícula contra los dogmas, soy la senda que
surqué las corrientes oceánicas y descendí a los fosas abismales para en- conduce al inflamatorio de la verdad, quien puede leer la revelación.
frentar una a una las bestias que protegían el recinto del que siempre ob-
serva y se alaba así mismo
“Yo prevalezco soy el principio de la finitud y la conclusión del origen. En el día anunciado de la Bestia
Yo apartare de ti las fauces del león y tus huellas jamás llegarán a nidos de 06-06-06
víbora. Yo te pondré sobre las nubes y te guardaré de los mares embrave- Desierto del Valle del Mezquital
cidos Yo seré tu rayo de sol y tu eclipse de luna. Yo acudiré por ti el día de
mi retorno. Espera mis señales”.

VIII

entonces poseí un cuerpo para conocer las circunstancias humanas y he


aquí que bajé al fango para ser señalado por los gentiles, exponerme a sus
voces sombrías, fui temido por mi rostro y odiado por mi sabiduría, en las
orgías de Babilonia cortesanas de caderas tatuadas me repudiaron y com-
prendí la vicisitud de la humanidad. Cuando el rayo se aparte del trayecto
de la luz y el trueno acepte la nueva era del sigilo y no haya mas liquido
que los remanentes de un antiguo vaho en las extremaduras del yermo, el
día que el viento despliegue su verdad, habrá una tolvanera de misterios.
Será el aviso prometido que esperan los abducidos.

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Retorno con sus venas más azules que el océano
y que ignora que sólo es cuestión de dejar caer
EN EL NOMBRE DE DIOS, EL CLEMENTE, la semilla
EL MISERICORDIOSO para levantar un poco de polvo,
se encuentra en el instante de la inmortalidad la disidencia
Quien te ha impuesto el Corán, como una imprecación de aceptar lo que no fue
te devolverá a un lugar de retorno. en las ruinas del cielo
Di:<<Mi señor sabe perfectamente quien trae la buena dirección en el foso de los deseos
y quien está en un extravío manifiesto>>. la soledad de los poetas,
No esperabas que se te enviase el Libro,
a no ser por una misericordia procedente de tu señor.
¡No auxilies a los infieles! el retorno se encuentra en la oquedad del viento
en la filtración del agua que sale de la roca primera
El Sagrado Corán en el inverso espacio de la antimateria
Azora XXVIII igual a un átomo que se condensa en su núcleo
-El Relato- a una centella que expele el pedernal
Versículos 85 y 86 a una hoguera oscura
igual al brillo de un ojo sagrado
que alguna vez tuvo estrella
Se encuentra en el punto de la línea que descubres que en tu iris se refracta
el espacio profusamente que aparenta enfocarse pero se distorsiona lentamente
el intervalo mayor que aleja sólo un infierno puede emitir tal abrasión
hasta la emanación de sol extendida sobre la selva esa fiebre que diseca los huesos
se encuentra en la cima cubierta de oro quemarse, redimir, jurar o envilecer
y ahí, donde comienza el inmenso reino de la nada esa decisión sin sosiego ni esperanza
el inexplicable templo de los sueños esa sombría convicción
la triste cueva de las alucinaciones de ir más allá,
junto al nihilismo de esta época tan sólo eres una señal en el cieno
en la que pensadores de dudosa teología un extremo tangencial del abismo
declaran falsarias religiones de lo oculto de las palabras entre las fauces
se encuentra en no dejarse amedrentar por la noche de lo que reclama y muerde
y en el amanecer decidirse de lo que se consume en el sagrario de tu cuerpo
a perseguir la luz eres lo que no se impugna
por encima de nuestra propia sombra eres lo que se demora
como un demonio que asciende, y jamás sucede,
se encuentra en recuperar la fe en la duda
a corazón abierto la indiferencia
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sal de sangre en la corteza del aire
cicatriz de tiempo en la cara
al otro lado de la sutura el retorno es
un tejido sin sensaciones
una fuente en páramos de duda
una vía de asonancias y sin sentidos
un edema energético
una fuga
un haz que alumbra y desaparece,
la sedición del horizonte
la sublime expansión del sonido
una canción donde se condena
tan insignificante posibilidad
de evidenciar lo improbable
pudimos cruzar sin brújulas
surcar por destino o vocación
todo lo que estaba perdido desde antes...

Comentarios acerca de la volátil descención de Ícaro

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Eureka

Pues poseo evidencia admisible de comprobar


el sutil vestigio en el aire que deja uno
cuando al levitar el espíritu, se abstrae el mismo
y más negro vacío en que ninguno
de los reflejos a cuyos bordes
aparece algo muy similar al frío de su espesor
o a la levedad sombría de la nada.

El alto sueño de Ícaro recorre los labios del vacío


para robar una llave en el río de los sueños

-El Templo del Blasfemo-


André Velter

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Morfeo Apolo

Sólo al estar divergente, en el espacio inacabado de la ubicuidad Vuelves esta tarde a incinerar el día
por ciertas atalayas que sostienen la nitidez como arden los trirremes helenos frente a Troya
con que levantan sus banderas, y dan filo a sus hachas y basta apenas una llama
los vigías que contra la verdad, defienden castillos etéreos. de ese fuego que en tu nombre se proclama
para liminar la cima que en el limbo me socava.

44 45
Laberinto Abisal

Aquello era la imagen de un espejo perturbado Un sigilo tiende urdimbres al vacío


la invención gordiana de todos los nudos para salvar el grito de nuestra caída
el ras distorsionado de la mar por el Euro
la abjura expiación de los vericuetos.
Hay un gamo
con las manos rotas
Nadie escapa de él cuando se adentra con una flecha
en los protervos pasajes de su intestino desangrada
la conclusión siempre retorna al inicio del caos. en el corazón
-esa es la premisa que lo construyó-
-un gamo en agonía-

Por ello, sin rumbo infalible que puedan develar las constelaciones un perseguido en espera
ni acaso resolver los signos tétricos que el musgo deja sobre el alabastro de otro bosque.
y con el fin, de un antiguo invierno aún en cristales
yo canto, en espera de la luna y la doncella que el destierro amaine...

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Dédalo Illiada

Tuve a pulso un sinfín tan vasto como el aire y el agua. Aquel que quiera
Igual a árboles torcidos doblaron sus alas los pájaros para mirarme. poseer la belleza
Vi por sobre aquella isla desaparecer los continentes; deberá marchar a Troya
más todavía ardieron esperanzas en el faro de Alejandría. ahí, cautivar Helena.
No es que yo esté triste…pero la tarde comienza…
a indagarnos en todas las esquinas de la aldea, Para cada torre
a preguntar por dónde de nuestro paso hay una mujer
como si por nosotros hubiese una recompensa obscura y distante
mayor a todos los mares; secos de la luna... y a veces la tormenta
disipa sus claridades.

La levedad
ata la fe
al desasosiego.

La maldición está ahí


en el espasmo
de nuestros latidos.

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Dionisios renovación
desaparecimiento
En el comienzo mi verso fue un grito
mi verso fue
después un eco la primer señal del amanecer
una tonalidad mi poesía es
luego un desierto un crepúsculo.

un adversario
un hermano
una reyerta
un exilio

mi verso fue tempestad


cuita nostalgia
ansiedad violenta con animal adentro

mi verso fue comparsa de solitario


mueca de loco
hoguera
indecencia de anciano junto a la puerta de los
cielos

mi verso fue un agravio


una vara trunca
un trueno
una sombra en el oscuro más negro

mi verso fue como un recién nacido malformado


expuesto al apetito de las fieras en el monte Taigeto

como un presagio no cumplido


como una piel demasiado profunda
como una grieta sin confín

mi verso fue el emblema de los titanes


monolito erguido
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Minotauro Adiós a Medusa

Sobre el vórtice del tiempo el mundo acaba Para no volver a convertirme en piedra; opto por huir de ti. Lo hago con
quién soy ahora en verdad gracia de mis más protectores dioses, en tanto escupo libaciones de san-
mártir maligno asceta gre, entre los dientes, expelo las costras que de mi último derramamiento,
encarnación grotesca fascinante equívoco traigo en las encías. Como un breve arroyo que no cesa de acarrear los ves-
la noche presunta un crimen de cuervos tigios donde antes existió un templo… Ya alguna vez, tras la consumación
asta ira quimera de los torneos, en que ganamos el honor de intentar matarte, Mounstra…
o el horror o la epifanía Los peltrastas deseábamos contemplar a la tupida de sierpes. Y dar tajo
pero ningún dios ha clamado por mi súplica a su cuello; navegar el Egeo; a través de los mismos periplos ruinosos de
Ulises, y retornar a la ciudadela de Atenas; con los laureles de la victo-
ria y el recuerdo de todos los héroes muertos…con mi broncíneo escudo
desportillado, y rota la jabalina, por la mitad de su empuñadura; mis pies
abiertos de sus carnes, y la peste de tu cuerpo, de lagarto a cuestas…Toda-
vía me paralizan las articulaciones, y a veces despierto expectorando una
espuma, igual al verde tono de un reptil, solazándose en el pantano… de
mi boca… oscura y siento la misma fiebre de cuando conocí tus colmillos
penetrando en mi cuello sus venenos…por la toda vida que supe anoche-
cer a tu lado.

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Poemas para la Mounstra

54 55
Pensamientos a la Mounstra Por acción infinitamente poderosa
de la Mounstra.
“En un atardecer de cuyos fuegos ( los de ella) arden en mi ser”.

Manantial abierto;
irriga ensueños,
en la prolongación…
azul callada de la noche,
en que te pienso.

II

Soy un árbol
solitario al alba,
extiendo mis ramas
para alcanzarte,
aliciente dama de rocío.

III

Ya presiento la tormenta
en que tráfagos de furia
volcarán sus proas los galeones
abordo de quienes decidimos cruzar;
los obscuros océanos de la incertidumbre.

Ciudad del yermo.


Antigua capital del patriarca Xidé.
Luminoso Invierno de 2003.

56 57
Ante penúltimo poema para la Mounstra En el día que un planetoide negro,
rondó la tierra.
Me he propuesto desconocer todo pacto que tu recuerdo haya signado con
premeditación.

Voy a liberar todas mis astros y dejaré disipar las neblinas del tiempo.

Estaré sobre la cumbre de mi mayor abismo, esperando el rayo.

En cuanto el presagio se cumpla, tumbarán las trompetas.

Y se abrirán todas las aldabas del silencio en llamas.

Bajo mis pies, acabará el mundo cuan conocido.

Te llamaré con rimas loas y ditirambos.

Desde el Hades hasta el Olimpo.

Porque siempre te invoco.

Y a pesar del otoño.

Permaneces.

Y eres.

Mía.

Villa profana del páramo.


Terrible Otoño de 2004.

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Penúltimo poema para la Mounstra Último poema para la Mounstra

Inconsciente de su locura Sólo son nuestras, las mujeres que nos han abandonado.
la Mounstra delira como una posesa Jorge Luis Borges
como una zorra atrapada y rabiosa
acecha la Mounstra en el bosque
como una sombra que deambula con las garras cruzadas He permanecido yerto ante la posibilidad de la noche.
entre la espesura de la madrugada En espera de que algo como tu nombre ocurra para testificarlo.
como una antorcha a punto de extinguirse en el fragor de la batalla Ya siento mis raíces, inermes ante la certeza del precipicio.
como el mar de triste reflujo picado de pronto Y ya nadie pasa por aquí...
al pie de la horca sin esperanza
al pie del árbol Desde la primer negrura del crepúsculo.
como el oleaje que llega antes del maremoto sobreviene Te contemplo.
en la vaciedad de sus ojos se reclinan las brujas a descansar Como un niño que se aleja de tu mano.
hiedras y espinos rodean su sexo Y llora porque se sabe perdido.
el paso de las nubes apenas le cubren las piernas
sus pechos son como dos alondras que caen Recuerdo que te amaba. Todos los días.
como una maleza oscura hisurta la Mounstra Muy de mañana encendía teas de sándalo.
como una caída de agua sobre las arenas del pasado Preconizaba tu cuerpo y doblaban los címbalos por ti al alba.
nada se escucha en la hora de piedra y savia Había un demonio rondándote...
únicamente el terrible resplandor de mi voz
a la distancia del cielo Pero algo sucedió en la aldea. Ocurrieron eclipses aislados.
a la orilla del eco A veces eras la luz. De las tinieblas más hondas.
donde la Mounstra reina y se solaza Otras tantas, una nube.
y se celebra a sí misma y jamás se repite... Gris yacía sobre tu casa. Mientras las olas retrocedían. Tierra adentro.

Las mañanas terminaron en tránsfuga con los acontecimientos.


Primer desolación del Mezquital Sé que no fue la mejor de las mareas.
Año y día en que por desgracia; la Mounstra atacó al poeta. Si acaso hubo que recurrir a la recuperación, de las mismas anteriores
barcas.
Alguien que no era yo, en el umbral de la tempestad, se desplazaba.

Comprendo que es demasiado tarde para recuperar la verticalidad.


Y que jamás te dije suficientes pájaros para resarcir la aurora.
Me parece que todavía quedan evidencias de lo que te predije.

Aún no termina de llegar, el silencio a colmar la noche.


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Te dije: hay una estrella azul que reactiva tu mirada.
Índice
Hay una sirena detrás de tu lengua. Y un caballo volando entre tus pier-
nas.
Te lo dije muchas veces, eres la hija del rey Midas.
Todo lo que tocas se vuelve sólido y brillante.

Alguna vez te tuve, como se tiene en el pecho a un tigre, imposiblemente


dormido.
Conocí todas tus pieles como un batidor que se obsesiona con la misma presa.
Supe que la luna llena te causaba la misma apetencia de las lobas.
Y que por eso, en noches desiertas devorabas hombres.

Si en algo corresponde, acepto que fue la mejor de mis acechanzas.


Cuando el diablo me pregunte: ¿Cómo es la bestia que me describis?
Contestaré que: Ella tiene la mirada de una paloma perdida en el celeste.
Y su boca suena como el llanto de una amazona ausente.

Ella acostumbra dormir desnuda sobre folios de narcisos.


Ella me mira y me canta y tensa su arco y dispara una saeta.
Y su grupa tiembla mientras galopa sobre el viento.
Y yo la veo venir como se mira por primera vez el sol ardiendo.

No voy esperar más la siguiente ola.


Me iré a pique con la próxima marea.
Si alguna gaviota me recuerda.
Habré llegado al fondo.

Inmemorial planicie del Valle del Mezquital


Triste Verano de 2004
Mounstra. Sólo tengo de ti la ausencia.

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Esta obra se terminó de tirar en los talleres
de Groppe Libros.
Hospital 2295A
Col. Ladrón de Guevara
Guadalajara, Jalisco
México 44650

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