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Comprensión y Redacción de Textos II

Ciclo 2020-agosto
Semana 17

Fuentes de información para el Examen Final

Revisa estas fuentes para la comprensión y el análisis del tema. Al finalizar tu lectura,
construye un organizador gráfico con las ideas más relevantes (mapa mental, red conceptual o
diagrama de Ishikawa). Este organizador lo podrás usar durante el Examen Final.

Fuente 1
El ejercicio del poder a través de la construcción de la opinión pública

A lo largo de la historia, la comunicación y la información han constituido fuentes fundamentales de


poder y contrapoder, de dominación y de cambio social. Esto se debe a que la batalla más importante
que hoy se libra en la sociedad es la batalla por la opinión pública. La forma en que la gente piensa
determina el destino de las normas y valores sobre los que se construyen las sociedades. Aunque la
coerción y el miedo son fuentes decisivas para que los dominantes impongan su voluntad a los
dominados, pocos sistemas institucionales pueden durar demasiado si se basan de forma
preponderante en una represión aguda. Torturar cuerpos es menos efectivo que modelar mentes. Si la
mayoría de la gente piensa de forma contradictoria respecto a los valores y normas institucionalizados
en el Estado y consagrados a través de leyes y normas, al final, el sistema cambiará, aunque no
necesariamente para colmar las esperanzas de los agentes del cambio social. Pero el cambio llegará.
Tan solo tardará un poco y será a costa de sufrimiento, mucho sufrimiento.
Como la comunicación, y en especial la comunicación socializada, la que existe en el ámbito público
ofrece el apoyo para la producción social del significado, la batalla de la opinión de las personas se
juega en gran parte en los procesos de comunicación. Y esto es aún más aplicable a la sociedad en red,
que se caracteriza por la omnipresencia de redes de comunicación en un hipertexto multimodal. En
efecto, la actual transformación de la tecnología de la comunicación en la era digital amplía el alcance
de los medios de comunicación a todas las esferas de la vida social en una red que es a un tiempo
global y local, genérica y personalizada según un patrón siempre cambiante. Como resultado, las
relaciones de poder, es decir, las relaciones que constituyen los fundamentos de toda sociedad, además
de los procesos que desafían las relaciones de poder institucionalizadas, se determinan y deciden cada
vez más en el campo de la comunicación.
Entiendo el poder como la capacidad estructural del actor social para imponer su voluntad sobre
otro(s) actor(es) social(es). Todos los sistemas institucionales reflejan relaciones de poder. Por eso,
analizaré el proceso de formación de un contrapoder, que a mi entender es la capacidad de un actor
social de resistirse y desafiar a las relaciones de poder institucionalizadas. Efectivamente, las
relaciones de poder son por naturaleza conflictivas, del mismo modo que las sociedades son diversas y
contradictorias. Por lo tanto, la relación entre tecnología, comunicación y poder refleja valores e
intereses opuestos, y afecta a una pluralidad de actores sociales en conflicto. Tanto los periódicos
todopoderosos como los sujetos de los proyectos del contrapoder funcionan en la actualidad dentro de
una nueva estructura tecnológica: y esto tiene consecuencias en las formas, medios y metas de su
conflictiva práctica.
[Castells, M. (s. f.). Comunicación , poder y contrapoder en la sociedad. Adaptado de
http://www.psiaudiovisuales.com.ar/wp-content/uploads/Castells_Comunicacion-poder-y-contrapoder-en-la-sociedad-
red.pdf]

1
Fuente 2
Reflexiones en torno a la democracia. La sociedad abierta y los medios de comunicación

La democracia y los medios de comunicación viven una luna de miel permanente, con todo lo que
significa dicho proceso de enamoramiento y encantamiento, a saber, romanticismo a perpetuidad
jurada o prometida por los futuros cónyuges y desencuentros abismantes ante los desvelamientos de
descubrir al otro ahora que lo tenemos cerca y con el cual dormimos todos los días. En este sentido,
encanto/desencanto se encuentra a la orden del día. La democracia es una férrea defensora de los
medios de comunicación y, a la vez, una sus mayores detractoras cuando observa que es atacada por
los mismos medios de comunicación que ha defendido a ultranza. El eros griego en total plenitud. Sin
embargo, el binomio democracia/medios de comunicación aprendieron a convivir y burlar el divorcio.
Se necesitan, pero a la vez, demuestran al mundo que están en continua lucha.
En cuando a la democracia y la sociedad abierta, la hemos estudiado en varias facetas para ir
convenciéndonos cada día más de que es indispensable defenderla a toda costa, pero sin dejar de lado
que su esencia es y ha sido siempre elitista (Estay Sepúlveda y Lagomarsino, 2016a;b;c;d;e; Estay
Sepúlveda et al, 2016a,bc y Estay Sepúlveda et al, 2017). Santibáñez & Vergara, en un artículo
titulado “Periodismo y publicidad: claves y ambigüedades de una relación promiscua”, nos dan a
conocer el papel que juega la publicidad en cuanto a “pautas de conducta de relaciones sociales en los
imaginarios colectivos” (Santibáñez et. al. 2008: 250). Dichas pautas son las mismas que creemos que
se relacionan entre los medios de comunicación y la democracia, como de igual manera, la relación
promiscua. Y es que creemos que, en la actualidad, los medios de comunicación —ese cuarto poder—
trabaja para los grupos de poder económicos-financista e ideologizados, antes que para robustecer la
democracia con una autonomía e independencia plena que los haga creíbles por todo el espectro de la
población y en la cual la democracia se vería fortalecida. Para Esteinou (2012), la sociedad necesita
medios de comunicación empoderados, pero, al mismo tiempo, libres de toda suspicacia e intereses,
más aún, cuando estos medios han ingresado al mundo de los mass media, donde ya no solamente el
periodista profesional es el que tiene la palabra, sino que cualquier habitante del planeta, sin importar
su edad y condición social.
Reflexionamos en este artículo sobre esos peligros de desbordamiento de los medios de comunicación
y cómo las verdades se van relativizando cada día más en este nuevo milenio. Ni Einstein hubiese
pensado que la relatividad hubiese acabado por fin con todo lo absoluto, incluso con la verdad —
sabiendo que esta se determinará según espacio-tiempo histórico— al ver en los medios de
comunicación esa nueva tendencia de la posverdad.
Los medios de comunicación llegaron para quedarse e, incluso, para vivir en todo momento con
nosotros, siendo parte de nuestros ojos, oídos y falanges. Si la mano es la extensión del cerebro, hoy
acudimos a una irreversible metamorfosis: los medios de comunicación son la extensión del ser
humano que se devuelven directo al cerebro, a tal punto de reconvertirlo y crear un nuevo ser pensante
en cuanto a decisiones a tomar. Sabemos que los medios de comunicación tienen ese poder de cambiar
la historia con sus adornos parafernalios.
La sociedad abierta anunciada por Karl Popper se encuentra en peligro. Y es una paradoja, ya que
nunca antes la población tuvo acceso a los medios de comunicación masivos como en la actualidad,
con lo que se convierte ella misma en parte de la noticia y la historia. Nos atrevemos a decir que
jamás se había visto que hasta el más desconocido habitante de este planeta pudiera opinar
abiertamente sobre una decisión presidencial o el nuevo descubrimiento de un planeta en las
postrimerías del universo, como de la importancia del cuidado responsable de los animales e,
incluso, dar su punto de vista sobre el plato de comida que saborea una actriz de Hollywood que
posteó en su Instagram o la de un desconocido al otro lado del planeta que hace también lo mismo.
La banalidad a todo esplendor. Y eso es democracia. Por supuesto que sí. Democracia moderna.
Individualista. El morbo se ha instalado y se ha quedado entre nosotros, y los medios de
comunicación se han preocupado en forma enfermiza para demostrarlo y refregarlo en nuestras
narices.

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Hay un área, sin embargo, que no termina de definirse. Es la permanente lucha de cada ser humano
entre la curiosidad morbosa y el respeto a la dignidad del otro. Hoy podemos ver con más detalle
que nunca los efectos de un desastre, las huellas de una tragedia nacional o familiar. Incluso
podemos estar en medio de una conmoción bélica o una discusión sobre temas íntimos y personales
y muchas veces pareciera que “el derecho del público a saber” es lo que vale. (Santibáñez, 2013:
53). Acá los medios de la tercera revolución industrial juegan un rol decidor. Paulatinamente,
dejaron de ser medios y se convirtieron en fines: renunciaron a ser puentes de relación simbólica
para edificar la comunicación y se transformaron en eficientísimas herramientas del poder
establecido, especialmente privado, para dirigir, controlar y subordinar a los individuos y a los
grupos según los proyectos económicos y políticos que los determinan. La supremacía de este
nuevo primer poder ideológico ha llegado a ser tal que la tendencia histórica es que, cada vez más,
su fuerza domine al poder político y no el poder político ordene al poder ideológico mediático.
(Esteinou, 2012: 131-132).
Esta democracia a través de los medios de comunicación puede pasar del amor al odio y del
recibimiento a la xenofobia. Vemos que la proliferación de los mass media puede tener un nivel de
especialización único, donde te entregan “asistencia para el suicidio, o en la orientación para
continuar en un trastorno alimentario como la anorexia y la bulimia” y que decir de la “pornografía,
la pederastía y la trata de personas” y las “páginas en donde se promocionan golpizas masivas,
insultos o difamaciones para aquellos que consideran deben desaparecer”. En resumidas cuentas,
“Internet se ha convertido en el medio perfecto de las venganzas anónimas” (Trujano, et al, 2009:
12) y de la socavación de la sociedad abierta. Esto de que los medios de comunicación mass media
nacieron como espíritus libertarios y, en forma especial, la internet (González, 2017) no lo
compartimos, ya que poco a poco ha ido levantando su cabeza el Leviatán de los creadores y cómo
manejan a su antojo las vidas de las personas. Hoy en día, internet sabe que alimentos llevas a tu
estómago, cuáles son tus intereses recreacionales e incluso tus deseos más íntimos y ocultos. De
más está decir que internet nació como un instrumento militar.
Es comprensible cuando compramos algo motivados e influenciados por los medios, especialmente
las cosas del cotidiano, pues es y está claro que estos medios están al servicio de una clase
hegemónica, totalmente dominante y lista a defender a los intereses del capital, ya que es
exactamente esto último lo que controla a estos mismos medios.
[Rojas, Carlos. (s. f.). Reflexiones en torno a la democracia. Adaptado de
http://cuadernosdesofia.com/gallery/NUEVO%20LIBRO%20DEMOCRACIA%20SOCIEDAD%20ABIERTA.pdf#page
=161]

Fuente 3
Los desaparecidos ya aparecieron

– Tengo que iniciar esta columna solidarizándome con Willax frente al fascismo caviar en redes que
intenta cerrarlos. Si no piensan como nosotros, desaparezcan. ¡La censura como respuesta! Si no te
agrada Willax, pues no lo veas. Si yo no te gusto, pues no me leas. Y sino, jódete por intolerante.
– "¡Más de 70 desaparecidos!", aullaban las redes y la TV irresponsable, enardeciendo las marchas.
Las mismas ONG han informado que solo existe un desaparecido (Gabriel Rodríguez Medrano),
que seguramente pronto aparecerá. Pero tanto las redes como la TV apenas resaltan esto ahora…
– La cobertura hecha por Paola Ugaz para ABC es de vergüenza: solo entrevista a gente de un lado
(Cateriano, De Belaunde, Lanegra, Cairo), exagera el número de los “desaparecidos”, en su nota
aparecen las fotos de todos los presidentes procesados menos sus Toledo y Humala… Un asco.
– Asumió Sagasti y, para los medios, el Ejecutivo ya no es más una extensión del Legislativo, la
vacancia ya no es un golpe y Sagasti es “legítimo”…
– El exTC Urviola hizo el peor ridículo al sugerir que el TC podría reponer a Vizcarra. Al nivel de
Omar Cairo y Luciano López, los dos abogados más Vizcarra-lovers.
– Impresionante la diversidad de opiniones que la Asociación de Estudiantes Peruanos de Harvard
convocaron para un panel sobre el “golpe”: RMP, el morado Daniel Olivares, el profeta Vergara y
una PUCP. Les faltaron nomás Vizcarra y Cateriano…

3
– Típica cobertura sesgada de Canal N este lunes: primero, aparece el rojo Ronald Gamarra a elogiar
la acción de la fiscal Zoraida Ávalos contra Merino y Ántero por los muertos en las marchas. Al
final, Gamarra menciona que es abogado de uno de los fallecidos y la locutora Alvina Ruiz ni
parpadea ante tamaño conflicto de interés. Al rato, ella entrevista al abogado caviar-vizcarrista
César Landa. ¿No pueden buscar a otras fuentes que no sean de la misma línea?

[Mariátegui, A. (2020). Los desaparecidos ya aparecieron. Adaptado de https://peru21.pe/opinion/los-desaparecidos-que-ya-


aparecieron-noticia/]

Fuente 4
Marcha Nacional: ¿cuál es el rol que están cumpliendo los jóvenes en las redes sociales?

Para el historiador José Ragas, esta es la primera vez en nuestro país que se evidencia un fenómeno de
esta magnitud. Asimismo, subraya que las redes son importantes canales de comunicación, pero que
no “crean” los movimientos sociales por sí mismas. Su conocimiento del tema permitió que se analice
el papel que están jugando las redes sociales en la organización y exposición de las protestas que se
vienen llevando a cabo en todo el país luego que Martín Vizcarra fuera vacado del cargo de presidente
de la República. Sucede que, al menos el 11 y el 12 de noviembre, diversas plataformas como
Instagram y Tik Tok sirvieron de canales para miles de personas en diferentes ciudades del país,
especialmente jóvenes, se manifestaran, informaran y/o movilizaran en rechazo a lo sucedido.

¿Cuán vital viene siendo el rol de las redes sociales en la organización de protestas en el Perú
tras la vacancia del expresidente Martín Vizcarra?
Las redes sociales son importantes y, en el panorama actual, han servido para coordinar la marcha que
se ha desarrollado ayer en protesta contra el gobierno de facto en diferentes partes del país. Dicho esto,
es importante también indicar que estas son, ante todo, plataformas y canales de comunicación que
articulan agendas, a veces dispersas, y contribuyen a consolidar la información y dirigirla. Antes de las
actuales redes sociales, existían otras formas de coordinación, que eran los mensajes escritos a mano,
los avisos en la prensa nacional, o la información que aparecía en la prensa partidista, además de la
radio o la comunicación boca a boca. Si bien estos métodos pueden parecernos reliquias de pasado,
algunos aún subsisten y de hecho coexisten con las redes sociales digitales. Las protestas han existido
siempre y quienes las han organizado, asistido y reprimido han encontrado la forma de crear sus
propios canales de información. Por supuesto, una gran ventaja de la época actual es la expansión y
acceso de las redes, que permite coordinar protestas simultáneamente en distintas partes del mundo
incluso el mismo día con la diáspora peruana y los eventuales simpatizantes en distintas ciudades.

¿Es la primera vez en nuestro país que se evidencia un fenómeno de esta magnitud relacionado a
protestas y redes sociales?
De esta magnitud, sí. Pero las marchas y movilizaciones que han tenido lugar en las últimas dos
décadas al menos han ido progresivamente siendo coordinadas por redes sociales. Y por esto hay que
entender que las redes sociales no son una sola o plataformas homogéneas. Hay desde Facebook,
Twitter, Instagram, Tik Tok, Twitch, Telegram, para mencionar las más visibles. Lo interesante es que
pareciera que son más efectivas —de manera amplia— para movilizaciones contra grupos u
organizaciones políticas que han buscado vulnerar derechos. En cambio, cuando son estas las que
organizan marchas, no siempre suelen tener la misma convocatoria. Pienso, por ejemplo, en la marcha
“Ciudadanos contra el Golpe”, cuando el expresidente Vizcarra cerró constitucionalmente el Congreso
en octubre de 2019, que terminó siendo modesta si uno la compara con la que tuvo lugar para pedir la
reposición de los fiscales Rafael Vela y José Domingo Pérez en la víspera de Año Nuevo de entonces.
Necesitamos estudios que puedan medir el rol específico de las redes y hagan estimados del número de
personas movilizadas, algo siempre desafiante a nivel metodológico.

¿Cuán decisivo ha sido el uso de las redes en otros contextos como las protestas en Chile o este
año en Estados Unidos con el Black Lives Matter?
Conozco más de cerca el caso chileno por vivir en Santiago y haber seguido la trayectoria del estallido
social desde que comenzó el 18 de octubre de 2019 hasta el reciente plebiscito de cambio de

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Constitución. Las redes fueron importantes, pero hay que considerar que, en el caso chileno, hay una
tradición de cultura de movilización muy fuerte. Cuando tuvieron lugar las evasiones masivas, que
consistía en sortear los torniquetes en las estaciones del metro para mostrar desacuerdo con el
incremento de la tarifa, la coordinación a través de redes permitió que Carabineros estuvieran al tanto
y tomaran las medidas necesarias. Pero, al final, la convocatoria se fue haciendo más amplia y muy
difícil de contener para las fuerzas del orden.

[Machuca, G. (2020). Marcha Nacional: ¿cuál es el rol que están cumpliendo los jóvenes en las redes sociales? Recuperado
de https://elcomercio.pe/somos/historias/protestas-redes-sociales-que-rol-estan-cumpliendo-en-crisis-politica-en-el-peru-
vacancia-presidecial-congreso-noticia/]

Fuente 5
Redes sociales y participación política juvenil

A lo largo de toda la historia, las sociedades han ido cambiando la forma en la que los individuos que
la conforman se comunican e interaccionan entre ellos. Estos cambios se deben, en gran parte, al
avance tecnológico de cada época. En las últimas décadas, la interacción entre las personas ha
aumentado dramáticamente tanto en términos cuantitativos como cualitativos. Actualmente, la
comunicación ha roto las barreras del espacio y del tiempo. Hoy, es posible comunicarse con alguien
en cualquier parte del mundo y con una velocidad prácticamente instantánea. Todo esto solo ha sido
posible gracias a un fenómeno que hoy es global: el internet, y más específicamente, las redes sociales.
Este incremento en la comunicación y la interacción de los individuos ha influido, como es natural, en
los sistemas políticos democráticos. Es innegable que la comunicación y el intercambio de
información entre los ciudadanos juegan un rol vital en las democracias, ya que permite, entre otras
cosas, que i) las personas tomen decisiones de manera libre e informada, ii) los individuos puedan
establecer la agenda política y social, y iii) puedan participar políticamente de forma efectiva. Es
imposible, incluso inimaginable, hablar de democracia sin interacción ni comunicación entre las y los
ciudadanos, y mientras mayor interacción haya entre los ciudadanos, mayor será la calidad de la
democracia.
Hace unas semanas, la congresista aprista Luciana León presentó un proyecto de ley que proponía dar
el derecho al voto a las y los jóvenes de 16 y 17 años con el objetivo de promover la participación
política en estas edades. Dos interrogantes saltan a la vista luego de este suceso. En primer lugar, ¿la
participación política se reduce al ejercicio del voto?; y en segundo lugar, ¿sin derecho al voto las
personas están destinados a ser un grupo sin relevancia política?
En el siguiente artículo, intentaremos responder a estas interrogantes. Trataremos de analizar cómo el
uso de las redes sociales ha influido positivamente en la participación política y en la importancia
democrática de un grupo humano muy importante: las y los jóvenes.

La participación política en sistemas democráticos


Antes de ir al tema principal, creemos necesario detenernos para analizar la importancia que tiene la
participación política para la democracia y la forma cómo se debe entender este concepto. La
participación política es un derecho humano que está recogido en los diversos tratados internacionales
y en la propia Constitución peruana. Por ejemplo, la Convención Americana de Derechos Humanos
reconoce este derecho en su artículo 23°. A su vez, la Constitución Política del Perú en el inciso 7 de
su artículo 2° establece que toda persona tiene derecho a “participar de forma individual o asociada en
la vida política, económica, social y cultural de la nación”. Pero ¿por qué es importante la
participación? Los sistemas democráticos se caracterizan, principalmente, por el hecho de que son los
propios ciudadanos los que tienen el poder político. Debido a esto, la participación en la política, por
definición, es el elemento esencial de un sistema democrático. En términos simples, es lo que dota al
Estado y a las autoridades de legitimidad.
La profesora Janeyri Boyer nos habla de tres tipos de legitimidad: funcional, orgánica y material.[1] La
primera está orientada a la organización del Estado y a las funciones que cada autoridad tendrá dentro
de dicha organización. La segunda, a la elección de personas que cumplirán dichas funciones y

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ocuparán dichos cargos, quienes luego de ser elegidas adquieren el estatus de autoridad. Finalmente, la
tercera legitimidad se refiere al control y fiscalización que el pueblo hace de las autoridades ya
elegidas y de las decisiones que estas han tomado.
Dijimos que participación política es lo que dota al gobierno y a las autoridades de legitimidad, y,
debido a eso, constituye el elemento esencial de la democracia. Pero ¿cómo debemos entender este
concepto? La participación política es muchas veces entendida simplemente como el ejercicio del
derecho al voto. Sin embargo, como vimos anteriormente, la legitimidad no se reduce solo a la
elección de políticamente significa construir democracia, y la democracia no se construye solamente
votando. En palabras simples, la participación política significa influir en las decisiones que afectan a
la sociedad en su conjunto. Es decir, tener la capacidad de influir en la política y en la sociedad para,
finalmente, satisfacer necesidades e intereses.
Un criterio similar al propuesto fue expresado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos el
año 2005 en la sentencia al caso Yatama vs Nicaragua. En el punto 196 de la sentencia, la Corte
estableció que: “La participación política puede incluir amplias y diversas actividades que las personas
realizan individualmente u organizados, con el propósito de intervenir en la designación de quienes
gobernarán un Estado o se encargarán de la dirección de los asuntos públicos, así como influir en la
formación de la política estatal a través de mecanismos de participación directa.”[2]
Concluimos entonces que participar políticamente no se reduce al mero acto de votar, sino que es un
concepto más amplio que incluye diversas acciones que tengan como objetivo influir en la política y
en la sociedad de forma directa o indirecta.

Redes sociales como instrumento de participación política juvenil


Durante mucho tiempo, se pensó que los medios de comunicación eran un espacio donde la política se
“representaba”; es decir, la política se desarrollaba en la vida real y los medios de comunicación solo
se encargaban de resumir sus aspectos más importantes y presentar esa información a los ciudadanos.
En otras palabras, se creía que la única función de los medios de comunicación era informar. Sin
embargo, esta concepción ya ha sido abandonada. Con el fenómeno de las redes sociales, la política ya
no solo es representada, sino que es construida directamente en estos espacios. Actualmente, se puede
‘hacer política’ desde las redes sociales, y esta actividad puede ser suficientemente fuerte como para
producir cambios sustanciales en diversos ámbitos de la sociedad.
¿Qué ventajas tienen las redes sociales en comparación a otros medios de comunicación? La ventaja
fundamental es su rapidez, fácil acceso y gran capacidad de difusión, lo que ha provocado el aumento
de un fenómeno conocido como democratización de la información. En la actualidad, plataformas
como Facebook o Youtube tienen la opción de informar sobre sucesos en el momento exacto que están
sucediendo. Por otro lado, la capacidad de difusión de estas plataformas ha hecho que muchos
políticos, empresas y hasta instituciones estatales prefieran hacer uso de ellas para difundir sus ideas o
su contenido. Finalmente, las redes han hecho que el intercambio de ideas pueda producirse con gran
facilidad y en tiempo real; por ejemplo, a través de debates entre los usuarios. Estos son solo algunos
ejemplos de la democratización de la información, concepto que implica el acceso y la producción de
información por parte de cada vez más individuos.
¿Quiénes han sido los principales beneficiarios? Como no podía ser de otra manera, el fenómeno de
las redes sociales ha beneficiado principalmente a sus principales usuarios: los jóvenes. Según una
encuesta presentada por el profesor Nelson Manrrique, el 85% de los usuarios de las redes sociales son
jóvenes desde 12 a 30 años.[3] Al ser los jóvenes los principales usuarios de estas herramientas, son
estos los que principalmente disfrutan de los beneficios que estas ofrecen en cuanto a difusión y
acceso a la información. Como mencionamos anteriormente, la democracia depende mucho de la
interacción entre los individuos y la transmisión de la información. El fenómeno de las redes ha
provocado que la importancia política de los grupos juveniles haya aumentado considerablemente,
hasta el punto en que, por ejemplo, en época de elecciones, no hay un candidato que no quiera tener
respaldo juvenil.
Una de las clásicas formas en la que los jóvenes se han expresado políticamente es a través de las
marchas o, si se quiere, manifestaciones ciudadanas. El éxito de estas depende principalmente de la
cantidad de personas que asista y de la cobertura que los medios le den. Por ello, las redes sociales,

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debido a su gran capacidad de convocatoria a un reducido costo, se han posicionado como la
herramienta por excelencia. La capacidad convocatoria que tienen movilizaciones juveniles gracias al
uso de las redes sociales es un ejemplo de la importancia que han tenido estas en el empoderamiento
juvenil. Resulta bastante ilustrativo el comentario que la periodista Patricia del Río dio en una
conferencia al referirse a la importancia de las movilizaciones o ‘marchas’ luego de que se realizara
una movilización en contra de la candidatura de Keiko Fujimori el año 2016 en la que participaron
más de 45 mil personas: “Son más importantes que nunca […] En un momento en que es fácil
movilizar a la gente sin necesidad de llevarla a una plaza, a través de Facebook o Twitter, la respuesta
en las calles es abrumadora. Yo marché contra la dictadura de Fujimori [padre] a finales de los
noventa y, a pesar de ello, nunca he visto nada parecido a la última marcha contra Keiko Fujimori.
Nunca he visto nada parecido; y les aseguro que nosotros en esa época estábamos más molestos. Sí,
mucho más molestos, pero la capacidad de convocatoria que tienen hoy en día los jóvenes y las
organizaciones civiles los ha convertido en un actor más importante incluso que los partidos políticos
en el Perú.”[4]
Otro ejemplo ocurrió en el año 2014 luego de que el gobierno de Ollanta Humala promulgara la
denominada Ley Pulpín, que planteaba recortar los beneficios laborales de los jóvenes desde los 18 a
24 años con el objetivo de reducir los costos de contratación a las empresas y aumentar el empleo.
Días después de su promulgación, se inició la primera movilización en contra de la ley, en la cual
participaron decenas de miles de jóvenes. Luego de 5 movilizaciones, algunas incluso violentas, el 28
de enero de 2016, el Legislativo se vio obligado a derogar la polémica norma. En todo este proceso,
muchos de los políticos que en primer momento apoyaron la medida vieron amenazada su
popularidad, y automáticamente cambiaron sus posturas. En la votación final del pleno, los votos a
favor de su derogación fueron de 91 en contra de 18, a pesar de que en un primer momento la mayoría
de los parlamentarios apoyaba la propuesta. El caso más escandaloso fue sin duda el de Pedro Pablo
Kuczynski, quien al principio no solo saludo la medida, sino que opinó que debía extenderse a jóvenes
de 30 años. Luego de las protestas, dio un giro de 180 grados y se manifestó en contra de ella,
argumentando que si la había apoyado en algún momento fue porque entendido bien de qué hablaban
ya que en el lugar en que se encontraba estaba nevando.
Este caso refleja cómo unos gobernantes que querían promulgar leyes en perjuicio de los jóvenes,
quizá subestimando su capacidad para influir, se vieron enfrentados a un grupo que ahora estaba
empoderado, y tuvieron que ceder, no sin antes pagar las consecuencias políticas de sus erradas
suposiciones acerca de la actual y un poco más empoderada juventud.
Finalmente, el empoderamiento también puede observarse en época de elecciones. Un caso ilustrativo
es el del candidato a la presidencia, Julio Guzmán, y los autodenominados “jóvenes morados”. A pesar
de ser un partido político nuevo, Todos por el Perú logró alcanzar, en poco tiempo, el segundo puesto
en las encuestas de opinión. Es claro que este logro no hubiera sido posible sin el apoyo juvenil que
recibieron, apoyo que estuvo enfocado en su mayoría en la difusión de su información en redes
sociales. Incluso algunos opositores, quizá por envidia por su éxito, no dudaron en llamarlo el
‘candidato de las redes’.
En este artículo, hemos tratado de abordar el tema de las redes sociales como un instrumento de
empoderamiento político juvenil. Después de todo lo expuesto, es posible establecer ciertas
conclusiones. En primer lugar, la participación ciudadana es el elemento esencial de la democracia, al
punto que hablar de democracia sin participación es un absurdo, una contradicción. En segundo lugar,
participar políticamente no se reduce al ejercicio del voto, sino que existen otras formas de hacerlo. En
última instancia, de lo que se trata es de satisfacer necesidades e intereses de diversa naturaleza.
Finalmente, las redes sociales son un fenómeno que ha empoderado a las poblaciones juveniles y les
ha dado la herramienta de influir considerablemente en las decisiones políticas, debido a que son
justamente aquellas las que más uso hacen. Es puede observarse en diversos casos de la realidad, tanto
en época de elecciones como en épocas normales.
Sin duda, cada nuevo avance tecnológico introduce cambios en la forma en cómo se desarrolla la
política en los países. Las redes sociales han tenido un principal beneficiario: los jóvenes. Es
importante y beneficioso que los jóvenes se involucren en la política y aporten nuevas ideas acerca de
la forma en cómo se debe desarrollar el país. En estos momentos en los cuales el Perú afronta una

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profunda crisis de valores y en que al parecer no hay ámbito alguno del Estado que no haya sido
afectado por la corrupción, es necesario que las nuevas generaciones surjan con la conciencia cívica y
ética suficiente para enfrentar esta crisis. La democracia necesita que los jóvenes participen
políticamente, y, sobre todo, que estén atentos ante la injusticia

[1] BOYER CARRERA, Janery


2000 Aproximaciones al contenido esencial del derecho de participación política. En Pensamiento Constitucional N° 13. Fondo Editorial PUCP. Pp.
359 – 394
[2] http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_127_esp.pdf
[3] MANRIQUE, Nelson
2016 Una alucinación consensual. Redes sociales, cultura y socialización en internet. Fondo editorial PUCP. Lima. pp. 118
[4] Consultar en: https://www.youtube.com/watch?v=QovlCbsNVzU (desde 59:07 hasta 59:47)

[Recuperado de https://www.enfoquederecho.com/2017/07/04/redes-sociales-y-participacion-politica-juvenil]

Fuente 6
Por qué las redes sociales podrían estar dañando la democracia

Las recientes revelaciones según las cuales unos agentes rusos insertaron anuncios en Facebook que
intentaban influir en las elecciones estadounidenses de 2016 plantean una cuestión inquietante: ¿es
Facebook malo para la democracia? Como experto en las repercusiones sociales y políticas de la
tecnología, pienso que el problema no es exclusivamente de Facebook, sino que es mucho más amplio:
las redes sociales están debilitando algunas de las condiciones sociales que históricamente han
posibilitado la existencia de Estados nacionales democráticos. Comprendo que es una afirmación
drástica, y no espero que nadie la crea de inmediato. Pero, considerando que casi la mitad de todos los
posibles votantes recibió noticias falsas promovidas por los rusos en Facebook, es un argumento que
debe debatirse.
Empecemos con dos conceptos: la “comunidad imaginada” y el “filtro burbuja”. El fallecido
politólogo Benedict Anderson sostenía, como es bien sabido, que el Estado nacional moderno se
entiende mejor como una “comunidad imaginada”, posibilitada en parte por el auge de medios de
comunicación de masas como los periódicos. Anderson se refería a que el sentimiento de cohesión que
los ciudadanos de las naciones modernas sentían entre sí –el grado en el que podían considerarse parte
de una comunidad nacional– era artificial y estaba al mismo tiempo facilitado por los medios de
comunicación de masas.
Sin duda hay muchas cosas que permiten que Estados nacionales como Estados Unidos se mantengan
juntos. Todos aprendemos (más o menos) la misma historia nacional en el colegio, por ejemplo. Aun
así, el típico pescador de langostas de Maine, por ejemplo, no tiene de hecho mucho en común con el
típico maestro de Dakota del Sur. Pero los medios de comunicación de masas contribuyen a ayudarles
a verse a sí mismos como parte de algo más grande, es decir, la “nación”. Los sistemas de gobierno
democráticos dependen de este sentimiento compartido de comunidad. Posibilita lo que denominamos
la política “nacional”, la idea de que los ciudadanos consideran que sus intereses coinciden en algunas
cuestiones. El experto jurista Cass Sunstein explica esta idea devolviéndonos a los tiempos en los que
solo se emitían tres informativos y todos decían más o menos lo mismo. Como afirma Sunstein,
históricamente hemos dependido de estos “intermediarios de los intereses generales” para enmarcar y
articular nuestro sentimiento de realidad compartida.

Los filtros burbuja


El término “filtro burbuja” apareció en un libro publicado en 2010 por el activista Eli Pariser y sirve
para caracterizar un fenómeno de Internet. El jurista Lawrence Lessig había detectado, al igual que
Sunstein, este fenómeno de aislamiento grupal en Internet a finales de la década de 1990. Dentro de un
filtro burbuja, los individuos solo reciben básicamente el tipo de información que ellos mismos han
seleccionado previamente o, y esto es más peligroso, que terceras partes han decidido que les interesa
conocer.

Facebook sigue siendo, por un significativo margen, la fuente más destacada de noticias falsas

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La publicidad específica utilizada en las noticias de Facebook ayuda a crear estos filtros burbuja. La
publicidad en Facebook funciona determinando los intereses de los usuarios a partir de los datos que
recopila de sus búsquedas, sus clics de me gusta, etcétera. Es una operación muy compleja. Facebook
no revela sus algoritmos. Sin embargo, los estudios que ha llevado a cabo Michael Kosinski, psicólogo
y experto en datos que trabaja en la Universidad de Stanford, han demostrado que el análisis
automatizado de los “me gusta” que las personas emiten en Facebook era capaz de determinar la
información demográfica y las creencias políticas básicas de esas personas. Dicha segmentación puede
ser también, en apariencia, extremadamente precisa. Hay indicios, por ejemplo, de que los anuncios
contra Clinton emitidos desde Rusia consiguieron llegar específicamente a votantes individualizados
de Míchigan.
Lo malo es que dentro de un filtro burbuja la persona nunca recibe noticias con las que no esté de
acuerdo. Esto plantea dos problemas: en primer lugar, nunca se produce una verificación
independiente de esa noticia. Quien desee una confirmación independiente deberá buscarla
activamente. Segundo, los psicólogos conocen desde hace mucho el “sesgo de confirmación”, la
tendencia de las personas a buscar solo información con la que están de acuerdo. El sesgo de
confirmación también limita la capacidad de cada uno para cuestionar una información que confirma o
respalda sus propias creencias. Y no solo eso, la investigación efectuada en el Proyecto de Cognición
Cultural de la Universidad de Yale indica que las personas se inclinan a interpretar las nuevas pruebas
a la luz de las creencias asociadas con sus grupos sociales. Esto puede tender a polarizar dichos
grupos.
Estas dos características de los filtros burbuja —la selección previa y el sesgo de confirmación— son
las que las noticias falsas aprovechan con precisión.

¿Se están creando grupos polarizados?


Todas estas características están también integradas en el modelo empresarial de redes sociales como
Facebook, que se basa precisamente en la idea de que permite crear un grupo de “amigos” con los que
compartir información. Este grupo es en gran medida insular, separado de otros grupos. El programa
selecciona muy cuidadosamente la transferencia de información a través de estas redes sociales y se
esfuerza al máximo por convertirse en el portal principal a través del cual sus usuarios —unos dos mil
millones— acceden a Internet.
Los ingresos de Facebook dependen de la publicidad, y esa publicidad es fácil de aprovechar: una
investigación reciente de ProPublica muestra lo fácil que es insertar en Facebook anuncios
individualizados dirigidos a antisemitas. Más en general, el sitio también quiere mantener a los
usuarios conectados, y sabe que es capaz de manipular las emociones de estos usuarios, que están más
satisfechos cuando ven cosas con las que están de acuerdo. El filtro burbuja sin duda nos hará
vulnerables a las falsas noticias polarizadas y nos aislará más.

La realidad de las redes sociales


Sin duda, sería muy simplista acusar exclusivamente de todo esto a las redes. Pero yo diría que
Facebook y las redes sociales ofrecen una capa adicional: no solo tienden a crear filtros burbuja
propios, sino que también ofrecen un medio abonado a quienes desean aumentar la polarización. Las
comunidades comparten y crean realidades sociales. En su función actual, las redes sociales corren el
riesgo de inducir una realidad social en la que los diferentes grupos no solo disientan acerca de qué
hacer, sino acerca de cuál es la realidad.

[Recuperado de https://elpais.com/tecnologia/2017/11/10/actualidad/1510310772_776262.html]

Fuente 7
El paradigma de las redes sociales: entre la libertad de expresión y la censura

En la última década, redes sociales como Facebook, Instagram y Twitter tomaron un rol fundamental
en nuestras vidas, forman parte de nuestra cotidianeidad. Estas plataformas se transformaron en una
gran herramienta de comunicación, debido principalmente a la velocidad de difusión de sus contenidos

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y a la libertad que tienen los usuarios en sus publicaciones. En el ámbito político, Facebook alcanzó su
clímax con la llamada Primavera Árabe, que comenzó en 2011 con la primera manifestación contra el
régimen de Mubarak (Egipto) convocada a través de la red social. De ahí en adelante, en países como
Venezuela, donde la libertad de prensa está restringida, las redes sociales pasaron a ser el ámbito de
discusión y de denuncias contra las limitaciones de libertades. Este fenómeno permitió conocer la
realidad de muchos países cuyos regímenes están manchados por la corrupción, la censura política, los
ataques a la libertad de expresión, la violación de derechos humanos, entre otras cosas.
Sin embargo, cuando hablamos de redes sociales, no todos son beneficios. Así como los mensajes con
contenidos positivos se viralizan, los de odio también lo hacen. Facebook, hace tiempo, es blanco de
críticas por no frenar la distribución de este tipo de mensajes y la organización de grupos violentos. La
compañía se escuda tras la libertad de expresión y no juzgar el contenido que publican sus usuarios, su
principal atractivo. Facebook tiene sus propios parámetros y definiciones respecto a la clase de
contenido que no tolera. Según figura en sus normas, todo aquello que entra en las categorías de
ataque terrorista, incitación al odio, asesinato en masa o en serie, trata de personas e incitación a la
violencia o a la actividad delictiva, no está permitido. A pesar de estas medidas, la compañía no logra
evitar en su totalidad la difusión de este tipo de mensajes. Esto se debe al elevado número de usuarios
(2.271 millones) y a la cantidad de contenido que ellos generan. Siendo estas cifras tan elevadas, solo
se pueden revisar las publicaciones que fueron denunciadas. El gran defecto de este sistema es que, a
pesar de ser denunciadas y revisadas, las publicaciones siguen en línea hasta definir si es contenido no
autorizado por Facebook. Esto permite que los usuarios pueden ver la publicación y compartirla.
Cuando la compañía toma la medida de eliminarla, el daño ya está hecho.
El último acontecimiento que generó controversias fue el doble ataque terrorista contra dos mezquitas
de Christchurch (Nueva Zelanda). El autor de los hechos había publicado en Facebook un manifiesto
donde explicaba sus motivos. Además, el ataque fue transmitido en vivo a través de la red social y fue
visto 4000 veces en la media hora que tardo en ser denunciado. El sistema que utiliza la compañía para
rastrear este tipo de discursos de odio fue incapaz de detectar el plan. Los dos grandes interrogantes
que surgen respecto a este tema son: quién es el responsable, el usuario que genera el contenido o la
plataforma; y quién debe regular el contenido de las redes sociales, el estado o la compañía. Son dos
aspectos que deben ser tratados en conjunto. En cuanto a la responsabilidad, nos encontramos con un
gran vacío legal. Por un lado, al ser plataformas no rigen las mismas normas que los medios de
comunicación tradicionales, quienes son responsables de los contenidos que publican. En el caso de
Facebook, Instagram, Twitter e incluso YouTube, el material es producido por los usuarios, ahí yace
su libertad de responsabilidad. Por otro lado, utilizan algoritmos que las hacen tendenciosas, al no
distinguir el interés del usuario, los que les da cierta responsabilidad. Una persona que vio el video del
ataque terrorista a la mezquita de Christchurch probablemente vea muchos más del estilo al ser
redirigido automáticamente por la plataforma. Entonces ¿si estas redes sociales no existiesen, las
consecuencias serían las mismas? ¿se cometerían los mismos delitos?
Durante el año 2017, una misión de la ONU estuvo encargada de realizar un informe sobre la
violación de derechos humanos en Myanmar. El papel de Facebook en el aumento del odio online en
un país donde se realizó un genocidio contra parte de su población musulmana generó grandes
controversias. Está claro que, más allá de la existencia o no de Facebook, la violación de los derechos
humanos en este país hubiese ocurrido. Lo que se discute es el grado de responsabilidad que tiene la
red social, ya que se cree aumentó la crueldad y la aceptación por parte de la población: “La misión no
tiene ninguna duda de que la prevalencia del discurso de odio en Myanmar contribuyó al aumento de
tensión y a un clima en que individuos y grupos pueden ser más receptivos a incitamiento y llamadas a
la violencia”, dice Naciones Unidas.
Respecto a la regulación del contenido, hasta el momento, son las propias plataformas las que
establecen qué es aceptable y qué no. No solo tienen la libertad de definir qué términos se pueden
emplear, sino que, también determinan qué incluye cada concepto enlistado en sus normas. Esta
libertad está fuertemente cuestionada, hay una tendencia a creer que internet y el uso de las redes
sociales deben ser regulados por los estados nacionales. Damian Collins, un abogado ingles quien
promueve esto, declaró que la “desinformación es dañina para la democracia y para la sociedad”.

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La Unión Europea es la principal promotora de la campaña antiodio y de la regulación del contenido
que se publica en redes sociales. La comisaria de Justicia, Vera Jourová, dijo que “vivimos en un
momento crucial para el sector de las nuevas tecnologías. O nos demuestran que pueden hacer cumplir
las reglas que existen offline, o deberán hacer frente a iniciativas reglamentarias”. Las primeras
medidas que se tomaron en el camino hacia la regulación tuvieron lugar en diciembre de 2016. En ese
momento, la Comisión Europea junto a Facebook, Microsoft, Twitter y YouTube firmaron un código
de conducta, el cual obliga a estas compañías a bloquear y borrar el contenido xenófobo, racista y
sexistas. También les exige actuar dentro de las 24 horas de publicado. El objetivo es contrarrestar el
discurso de odio en internet, muy presente en los últimos años, desde que comenzó la crisis de
refugiados y ataques terroristas en Europa. Esta disposición mostró muy buenos resultados. A más de
dos años del acuerdo, según el cuarto informe de la Comisión Europea, el 72% de las publicaciones de
este tipo fueron eliminadas. Esta cifra comenzó siendo del 28% en diciembre de 2016, aumentando a
59% en mayo de 2017 y alcanzando un 70% en 2018. Además, Instagram, Google+, Snapchat y
Dailymotion se unieron a la propuesta. El balance es positivo no solo por la cantidad de mensajes que
se eliminan (3 de cada 4 post denunciados son eliminados), sino que también mejoro la velocidad de
reacción. El 83% de las notificaciones son resueltas en menos de 24hs. Si bien las cifras muestran
grandes avances, el tema se volvió delicado con el auge de la extrema derecha en Europa. Los
movimientos supremacistas y separatistas blancos están en ascenso. Un claro ejemplo de este
fenómeno es el ya mencionado ataque de Christchurch. Dos semanas después del acontecimiento,
Facebook actualizó sus normas incluyendo estos términos en la lista de contenido no permitido en la
plataforma, a través de un comunicado titulado “plantarse ante el odio”.
La Unión Europea todavía no presentó un proyecto para una legislación comunitaria del asunto, pero
países como Gran Bretaña y Australia ya tomaron cartas en el asunto. En el caso de Australia, la nueva
ley determina que las compañías son las responsables de la difusión de mensajes de odio en sus
plataformas, y deberán pagar una multa por ello, incluso sus ejecutivos podrían ir a prisión. En el caso
de Gran Bretaña, no hay una ley aprobada, pero se presentó en el Parlamento una propuesta
preliminar. La misma establece que el gobierno británico podría multar a las compañías y
responsabilizar personalmente a los ejecutivos de estas por publicar videos violentos, información
falsa, explotación infantil, entre otras, en sus plataformas. Hasta el momento las mismas plataformas
eran encargadas de establecer las reglas y las regulaciones de su contenido, lo que plantea Gran
Bretaña es que sigan siendo los empleados de las compañías los que lleven a cabo las medias, pero
siguiendo un reglamento dictado por un estado regulador. A favor de las compañías, ya no son ellas
las acusadas de violar la libertad de expresión. En este sentido, Mark Zuckerberg declaró que no se
siente cómodo con Facebook tomando decisiones sobre contenidos y asuntos de esta índole. Lo que
busca es que sean los gobiernos a través de sus parlamentos que establezcan las reglas y no él.
Teniendo en cuenta el pedido de Zuckerberg, la pregunta a hacerse es: qué es mejor, ¿que las normas
respecto a la libertad de expresión las pongan los estados o las compañías privadas? De alguna forma
hay que regularlas. Evitar la difusión de publicaciones con mensajes de odio es una tarea fundamental,
pero deben ser cautelosos y no convertirse en un instrumento de censura o vulnerar la libertad de
expresión. El desafío es encontrar el equilibrio. Debe hacerse una nueva regulación específicamente
para redes sociales. No se puede aplicar la misma que para diarios y revistas, no solo por ser
totalmente diferentes, pero porque aplicar lo mismo sería imposible a niveles prácticos. Los
contenidos que general las redes sociales son masivas, es inviable analizarlos todos antes de su
publicación.
Lo que podemos ver es que estamos frente a un nuevo paradigma. Las redes sociales comenzaron
siendo un medio para expresarse libremente, sin control y sin censura. Fueron evolucionando hasta
convertirse en una gran herramienta para la difusión de contenidos no solo para los individuos, sino
también para las empresas y el ámbito político. Rápidamente los contenidos comenzaron a tener un
gran impacto en la realidad, no solo por la información que circula, sobre todo por la velocidad de
difusión. Pero, así como tuvo un efecto positivo dando lugar minorías y fomentando la libertad,
también tuvo su efecto negativo. Los mensajes de odio son fáciles de encontrar en las redes sociales y
cada vez son más numerosos.
El pedido que se les hace a estas plataformas es, por un lado, combatir los mensajes de odio que se
publican, por el otro, compartir información de los usuarios que producen este tipo de mensajes para

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evitar nuevos episodios de violencia. Al ser una compañía privada, los datos que recolecta también lo
son y los usuarios confían en ello, se sienten libres de publicar todo tipo de contenido sin sufrir las
consecuencias. Facebook sabe quiénes reaccionan a qué contenido, quiénes lo comparten y quiénes lo
publican. Muchos de los ataques terroristas a distintos puntos de Europa se gestaron a través de
Facebook y Twitter, se cree que si las compañías hubiesen compartido esa información muchos de
ellos se podrían haber evitado.
Las redes sociales son el único ámbito de discusión donde no hay censura. Al hacerse un usuario, se
puede ver qué contenido está permitido y cuál no. Se juega con las reglas de la compañía, todo el
mundo lo sabe y todo el mundo está de acuerdo. Si interviene el Estado esto cambia y el principal
temor es la censura política y a la libertad de expresión. En contraposición, la libertad de uno termina
cuando empieza la del otro, los mensajes de odio vienen con grandes consecuencias como ataques a
grupos por su religión, etnia o raza. Por lo tanto, hay que controlar los contenidos que se publican en
las plataformas. Al ser una cuestión tan delicada, es razonable que la responsabilidad de hacerlo
recaiga sobre los estados y no sobre los ejecutivos de las compañías.

[Recuperado de https://www.demoamlat.com/el-paradigma-de-las-redes-sociales-entre-la-libertad-de-
expresion-y-la-censura]

Fuente 8
¿Son las redes sociales una amenaza para la democracia?

https://www.prensalibre.com/vida/tecnologia/las-redes-sociales-amenazan-la-democracia/

Fuente 9
En vivo: el papel de los jóvenes frente a la crisis política

https://www.facebook.com/watch/live/?v=670666040311606&ref=watch_permalink

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