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Estudiante:
DARWIS MANAMA
Con el objetivo primordial de que los y las participantes ponderen el valor de escuchar
y de formular textos orales coherentes y asertivos, se les propone:
- En lo relativo a la comunicación:
Para Mario Kaplún La verdadera comunicación no está dada por un emisor que habla
y un receptor que escucha, sino por dos o más seres o comunidades humanas que
intercambian y comparten experiencias, conocimientos, sentimientos (aunque sea a
distancia a través de medios [o canales] artificiales. Es a través de ese proceso de
intercambio como los seres humanos establecen relaciones entre sí y pasan de la existencia
individual aislada a la existencia social comunitaria. Los medios masivos tal como operan
actualmente en su casi totalidad no son medios de comunicación sino medios de información
o de difusión.
Definir qué entendemos por comunicación equivale a decir en qué clase de sociedad
queremos vivir.
Comunicar es una aptitud, una capacidad. Pero es sobre todo una actitud. Supone
ponernos en disposición de comunicar, cultivar en nosotros la voluntad de entrar en
comunicación con nuestros interlocutores. Nuestro destinatario tiene sus intereses, sus
preocupaciones, sus necesidades, sus expectativas. Está esperando que le hablemos de las
cosas que le interesan a él, no de las que nos interesan a nosotros. Y sólo si partimos de
sus intereses, de sus percepciones, será posible entablar el diálogo con él. Tan importante
como preguntarnos qué queremos nosotros decir, es preguntarnos qué esperan nuestros
destinatarios escuchar. Y, a partir de ahí, buscar el punto de convergencia, de encuentro. La
verdadera comunicación no comienza hablando sino escuchando. La principal condición
del buen comunicador es saber escuchar.
- En lo concerniente a la escucha:
Aprender a escuchar, implica muchas más cosas que simplemente oír las voces que
nos rodean. Implica estar abierto a recibir críticas, opiniones contrarias a las de uno mismo,
a asumir que a lo mejor no se es experto en un tema. En definitiva, saber escuchar es un
proceso de humildad que nos configura en la figura de un líder. Ahora bien, qué beneficio
nos trae la escucha. A continuación veamos la importancia que tiene el saber escuchar.
La confianza mutua. La escucha genera respeto y confianza entre el hablante y el oyente.
Los empleados de forma natural responderán mejor a los gerentes que piensan que están
escuchando con atención a sus necesidades.
Productividad. Los problemas se resuelven más rápido si la gente se anima a explicar los
problemas y tienen la libertad de aportar soluciones en voz alta, antes de que se les diga
qué hacer.
Favorece la calma. El escuchar atento ayuda a ambas partes a mantener la calma cuando
se trata de una crisis o discutir un tema sensible.
Aumenta la confianza. Los grandes oyentes tienden a tener más autoestima y una mejor
imagen de sí mismos ya que la escucha trabaja hacia el establecimiento de relaciones
positivas.
Limita los errores. Escuchar bien conduce a una mayor precisión en la retención de la
información, lo que minimiza el riesgo de falta de comunicación y cometer errores.
Según lo establecido por Alfonso López, se pueden reconocer algunas conductas verbales y
no verbales que obstaculizan un diálogo y generan ruidos en la comunicación interpersonal,
tales como:
En el aula, esto quiere decir que cada persona merece ser tenida en cuenta, que
cuando tiene la palabra es la más importante del mundo y que, si la escucha es activa, se
aprenderá algo de ella. De hecho, es muy útil proponerse aprender de lo que la persona
dice. Así, uno está más interesado en oír que en ser oído, en cómo el otro comprende que
en ser comprendido. Otra estrategia es bajarle el volumen al pensamiento propio y subirle al
de los demás. Desactivar el pensamiento, principalmente los juicios y las evaluaciones que
hacemos sobre otros, les da espacio a las otras personas para expresarse.
El interés verdadero por comprender lo que otros tienen para decir y compartir,
muestra un camino para establecer relaciones sociales incluyentes en las que todas las
personas cuenten y se favorezca el libre desarrollo de la personalidad, sin más límites que
los que imponen los derechos de los demás y el orden jurídico. Es la importancia del diálogo
constructivo -saber oír y expresar- para fomentar competencias comunicativas, otra manera
de fortalecer las competencias ciudadanas.
Hay que tener en cuenta que no se puede aceptar aquello con lo que no se está de
acuerdo; pero se puede validar lo que se oye y mostrar la discrepancia como una opinión
propia. Hay veces en las que la opinión de uno no puede ser de ninguna forma aceptada,
aunque sí oída.
Los ejercicios para comunicarse activamente dan resultado si los que hablan tienen
algún punto en común en el que estén de acuerdo. Si no es así, hacer ejercicios de
comunicación puede llevar a un distanciamiento entre los que lo hagan en lugar de
acercarlos.
Veamos algunos mecanismos que no deben operar cuando estamos en una escucha, ya
que nos imposibilita escuchar el mensaje del otro.
1. No rechazar las emociones que el otro manifiesta. Las emociones son reacciones
automáticas que frecuentemente se dan en determinadas circunstancias; pero que no
son obligatorias y no las controlamos. Por eso, decir a una persona que no debería
sentir lo que siente implica un reproche sobre una conducta sobre la que la persona
no tiene control. Hay que tener en cuenta que no está en su mano modificar ese
sentimiento.
2. No juzgar. Recuerda el dicho bíblico: no juzgues y no serás juzgado.
3. No solucionar el problema. Quien te lo está planteando quiere compartirlo contigo,
pero él (ella) es la responsable de solucionarlo. Tú solamente puedes escuchar y dar
tu opinión.
4. No interrumpir. Espera a que la otra persona te dé paso, aunque no estés de acuerdo
con lo que dice.
5. No cuentes tu propia historia. Recuerda que nadie escarmienta en cabeza ajena.
Además, si te está contando algo es para que entiendas su problema y, si cuentas tu
historia estarás centrados en la tuya.
6. No des un consejo que no te hayan pedido.
7. No descalifiques cuando des tus opiniones.
5. Valorar el silencio (más allá de la ausencia del sonido) como requisito para la
escucha a uno mismo y a los otros.
Para dar reconocimiento a la otredad vamos a definir primeramente ese concepto y es que
podemos indicar que en la otredad no implica que el otro deba ser discriminado, sino que es
la capacidad de respetar, reconocer y poder vivir armoniosamente con esta diversidad. La
otredad es el poder coexistir entre todos y fomentar el crecimiento de cada individuo. Surge
a través de construcciones psicológicas y sociales. Representa para el proceso comunicativo
una reciprocidad que se construye a partir de experiencias comunes y que no puede
romperse por los actos de exclusión
Debemos reconocernos como sociedad prevaleciendo el respeto de pensamiento, de
condición, de raza hacia los demás.
Dos son las herramientas básicas que se deben usar para garantizar ese
conocimiento al que se ha aludido y su correspondiente ajuste comunicativo, y ambas
herramientas corresponden a dos de los sentidos de que disponemos: la vista y el oído.
El lenguaje escrito es el uso de signos (símbolos) para expresar las ideas humanas.
Hay dos tipos principales de escritura, basados en ideogramas, es decir, conceptos y
escritura basada en grafemas que representan la percepción de sonidos o grupos de
sonidos; un tipo de escritura basada en grafemas es alfabética.
Utilizar la lengua escrita, más allá de sólo saber anotar letras, requiere un
entrenamiento más sofisticado que el que usamos para aprender a hablar cuando éramos
pequeños. El dominio de la lengua escrita requiere conocer tanto el código lingüístico
correspondiente al idioma, como la gran diversidad de textos que se pueden producir. Hoy
en día este conocimiento se adquiere básicamente en la escuela, incluida la universidad, en
donde los estudiantes ya rebasaron el nivel de la sola alfabetización, pero aún requieren
desarrollar la habilidad de producir textos adecuados.
Podemos identificar algunas características esenciales de la lengua escrita que nos permite
diferenciar una de otra.
Como en todo este trayecto lo hemos dicho, el valor de la lengua escrita es muy
importante para el desenvolvimiento del ser humano, lo que permite a las sociedades ser
libres en pensamientos propios. La lectura y la escritura son construcciones y prácticas
sociales que nos han permitido a los seres humanos apropiarnos del mundo y trascender en
el tiempo y en el espacio. Por ello, las prácticas de lectura y escritura son condiciones
indispensables para la formación ciudadana y democrática.
Los ruidos, representan a todo aquello que impide, distrae lo que el emisor quiere que
el receptor comprenda. Los ruidos juegan un papel preponderante en la comunicación
publicitaria por la frecuencia de su presencia. Como consecuencia de todas los ruidos que
sufre el mensaje, desde de su emisión hasta su recepción, ocurre frecuentemente que la
información a transmitir es distinta a la información transmitida y ésta a su vez es distinta a la
información comprendida por el receptor.
El hombre piensa, y como ser pensante necesita expresar y comunicar a otros sus
formas internas de conductas(emociones, pasiones, sentimientos, ideas.
El hombre piensa con ideas, y es igualmente evidente que las ideas se representan
lingüísticamente, es decir, cada idea posee una palabra que la representa que la refleja, que
la simboliza. El hombre piensa con ideas y automáticamente las representa mediante
palabras.
El escribir se hace necesario en la vida humana, ya que este nos permite transmitir un
mensaje, una idea, una opinión y más allá nos permite conectarnos con diferentes culturas.
A la hora de redactar un texto es muy importante tener en cuenta muchas técnicas que
permitan que lo escrito o redactado lleguen con facilidad y claridad al receptor. Se hace
necesario aplicar estrategias basado en las normas de redacción. A continuación veamos
algunas estrategias que podemos utilizar para una buena redacción.
1. Ordena tus ideas. Lo principal es tener muy en claro qué es lo que quieres decir y
cómo lo quieres decir antes de empezar a escribir.
2. Usa frases cortas.
3. No abuses de los adjetivos.
4. Revisa, revisa y revisa.
5. No escribas como hablas.
6. Usa puntos y comas.
7. No uses palabras rebuscadas.
Con la puesta en práctica de esta metodología o estrategias, una redacción puede cumplir
su misión ante el receptor.
Si hacemos uso adecuado de cada voz en nuestro idioma, la comprensión será mejor.
CUANDO DOS palabras tienen distinto significado, pero suenan igual, se dice que
son homófonas, como "votar" y "botar" o "errar" y "herrar". Y, cuando dos palabras tienen
distinto significado, pero se escriben de igual manera, se dice que son homógrafas, como el
sustantivo "ante" y la preposición "ante".
La tilde diacrítica es la que permite distinguir palabras que se escriben igual, pero
que tienen significados distintos y presentan diferente pronunciación.
Por otra parte, también se aplica esta tilde diacrítica a unas cuantas palabras
polisílabas, como los interrogativos y exclamativos cómo, cuándo, cuánto y (a)dónde, que
forman serie con los interrogativos y exclamativos qué, cuál, cuán, quién.
Ejemplo de ello es el buen uso de las tildes, que contextualiza la situación o el ambiente que
se desea describir. Las tildes mejoran la calidad de los textos y otorgan carácter a las
palabras al momento en que son pronunciadas.
• Acento diacrítico. Se utiliza para distinguir las palabras y darles diferentes significados a la
sílaba tónica (que es donde se pronuncia el acento de la palabra). Normalmente se utiliza
en pronombres personales (tú), adjetivos posesivos o al utilizarlo como afirmación (Sí).
• Acento ortográfico. Es el más común y hace referencia al signo (´) que se le conoce como
tilde. Si la palabra lleva acento en la última sílaba es aguda, en la penúltima es grave o en la
antepenúltima, es esdrújula.
• Acento prosódico. Se pronuncia pero no se escribe, recae en una sílaba, aunque todas las
palabras tienen una sílaba tónica para hacer énfasis. Por ejemplo: hamaca, el cual recae en
la sílaba ma.
La acentuación ayuda a dar coherencia a los textos, ya que para poder generar buen
material escrito, es necesario tener en cuenta cuando se utilizan estas reglas.
Para algunas personas la omisión de los acentos no es algo grave, pues muchas
veces al escribir en diferentes redes sociales o leer de manera apresurada, intenta justificar
el desconocimiento de las reglas de acentuación, pero lo cierto es que una mala escritura
habla mal de nuestra formación profesional.
EL ACENTO DIACRÍTICO
Es la palabra que ejerce el mismo oficio que un nombre, los pronombres que por sí
solos representan a las personas gramaticales se le denominan pronombres personales.
2. Adjetivo:
3. sustantivo:
4. Preposición:
Son las palabras que establecen una relación entre dos ideas o palabras.
5. Verbo:
6. Adverbio:
7. Conjunción:
8. Articulo:
9. Interjección:
Palabras agudas u oxítonas: estas palabras cuando tengan m una sílaba, llevarán
acento ortográfico en los siguientes casos; cuando finalicen en vocal.
Palabras graves o paroxítonas: estas palabras acentuarán siguiente caso: cada vez
terminen en cualquier consonante que no sea n. Ejemplo: azúcar, álbum, césped.
LA ACENTUACIÓN
Para tener éxito en la correcta acentuación de las palabras, debe tener presente los
siguiente:
Inmediatamente que ha reconocido la sílaba tónica, debe ubicar el que ocupa esta
dentro de la palabra (última, penúltima, antepenúltima, trasantepenúltima).
Con el anterior dato determinarás si es aguda, grave, esdrújula, sobreesdrújula.
El ACENTO
Acento prosódico
Acento ortográfico
Acento diacrítico
ACENTO PRÓSODICO
Agudas: se consideran palabras agudas a todas aquellas que lleven la mayor fuerza
de voz, silaba tónica o acento prosódico en la última sílaba. Ejemplos: perfil, colón, volvió.
Graves: Consideremos palabras graves a todas aquellas que lleven la mayor fuerza
de voz, sílaba tónica o acento prosódico en la penúltima sílaba. Ejemplo: mármol, casa,
césped.
Sobreesdrújulas: se les denominan así a todas aquellas palabras que tengan la sílaba
tónica en cualquier sílaba anterior a la antepenúltima sílaba. Ejemplos: tómatelo,
consíguemelo.
Según el acento prosódico, que es un acento que tienen todas las palabras, éstas se
clasifican en:
Palabras Agudas: Que son las que llevan el acento en la última sílaba, coma pa-red,
To-más co-mer, etc.
PALABRAS graves O llanas: Las que llevan el acento en la penúltima sílaba, como di-
je-ron, Pa-tria, ár-bol, etc.
En el idioma Español la mayoría de las palabras son graves o llanas. Por eso se ha
dicho que el idioma Español es un idioma grave.
SE DICE: DE DECIRSE:
Peciolo Pecíolo
Cólega Colega
Méndigo Mendigo
Sútil Sutil
Hóstil Hostil
Périto Perito
Cófrade Cofrade
Ópimo opimo
Poligamía Poligamia
Véngamos Vengamos
Hágamos Hagamos
Arístides Aristides
Arquímides Arquimides
Missippi Missippí
Antioco Antíoco
Alcibiades Alcibíades
Milciadas Milcíades
Dinamo Dínamo
Intérvalo Intervalo
Los criterios que rigen la puntuación son elásticos, pues básicamente está ligada a la
intención y al estilo de quien la utiliza. De allí las notables diferencias existentes en el modo
de puntuar entre los escritores, en particular.
El moderno Azorín asegura que puntuar es cuestión de psicología, expresa
evidentemente. Varía la puntuación a lo largo del tiempo, como varía no mucho la
sensibilidad. Varía la manera que el hombre tiene de sentir, varía la manera el modo de
expresar ese sentimiento. Cosa curiosa es ver cómo puntuaban los antiguos cómo
puntuamos nosotros. Conviene tener presente lo que dijo un autor francés “cuando se puede
cortar la frase, hay que apresurarse a hacerlo. La más bella frase es la más breve”. Por
razones de claridad convencional, conviene aplicar las reglas de puntuación establecidas por
gramática. A ellas nos referimos en este tema.
Es necesario comprender este valor de la puntuación que debe ser necesaria a la
hora de la elaboración de un texto ya que permite una lectura de manera correcta.
■ La coma. Representa una breve pausa, ya sea cuando se lee en voz alta o al escribir;
también se utiliza para enumerar palabras, separar oraciones con un mismo sentido y
separar expresiones como: estos es, es decir, por consiguiente.
■ El punto y coma. Se utiliza para hacer una pausa mayor que la coma, separa oraciones
que están precedidas por una coma y separar enunciados que puedan tener significados
diferentes.
■ El punto. Dentro de los usos del punto se pueden destacar tres acciones:
■ Los dos puntos. Detienen el discurso para centrar la atención en lo que sigue. Si se
redacta una carta, los dos puntos se ponen en el saludo; también antes de enumerar algo o
alguna cita textual.
■ Signos de interrogación. Son utilizados para preguntas y deben ir al principio y al final
de la interrogativa.
■ Paréntesis. En cuestiones de diálogos, sirve para saber las intervenciones de cada uno
de los personajes. También se utilizan para aislar aclaraciones; datos, páginas, fechas,
países o añadir alguna cantidad ya sea en número o letra.
■ Puntos suspensivos. Se usan cuando se deja una oración incompleta; para indicar
alguna duda, inseguridad o temor dentro de una oración, o cuando se deja incompleta una
enumeración.
■ Las comillas. Se utiliza en texto con índole investigativo, cuando se quiere citar algo al
pie de la letra o se quiere resaltar con algún sentido irónico y para indicar que otra palabra
pertenece a otro idioma.
El empleo de la mayúscula no exime de poner la tilde cuando así lo exijan las reglas
de acentuación. Únicamente las siglas, que se escriben enteramente en mayúsculas, no
llevan nunca tilde.
Uno de los aspectos es que se encarga de todo lo relacionado con el uso de los
signos de puntuación, de las mayúsculas y minúsculas, de la utilización de las cursivas o las
negritas, de cómo diferenciar las citas o los diálogos, o de cómo y en qué casos utilizar
signos como los diferentes tipos de comillas, los paréntesis o los corchetes.
A la hora de construir un texto debemos tomar en cuenta estos aspectos que le darán
al escrito claridad.
● Funcionalidad
● Legibilidad
● Estética
● Proporción
● Coherencia
Por tanto, leer también se refiere a decodificar lo que pone en una serie de signos
gráficos aunque no lleguemos a comprenderlo. Por ejemplo, fraolidu cor palinta también
sería leer, pero… ¿has elaborado algún mensaje en tu cerebro?
En general, el aprendizaje de la lectura pasa por dos fases muy bien diferenciadas. La
primera es cuando aprendemos la correspondencia entre letras y sonidos, lo cual nos
permite empezar a decodificar sílabas y palabras.
Por tanto, hablamos de la etapa de adquisición del código o principio alfabético, una
etapa de suma importancia porque es cuando edificamos los cimientos de nuestra nueva
habilidad “la lectura”.
Sin embargo, aunque normalmente decimos que el niño con 6 años ya sabe leer, la
lectura aún le supone un esfuerzo mental tan elevado que impide la comprensión total del
mensaje. Es decir, el lector inicial emplea todo su esfuerzo simplemente en decir lo que pone
en esos signos escritos.
Ahora bien, teniendo en cuenta la comprensión como un pro- ceso de interacción entre el
texto y el lector, Strang (1965), Jenkinson (1976) y Smith (1989) describen tres niveles de
comprensión.
En este nivel, el lector reconoce las frases y las palabras clave del texto. Capta lo que el
texto dice sin una intervención muy activa de la estructura cognoscitiva e intelectual del
lector.
Lectura literal en un nivel primario. Se centra en las ideas e información que están
explícitamente expuestas en el texto por reconocimiento o evocación de hechos. El
reconocimiento consiste en la localización e identificación de los elementos del texto, que
pueden ser:
Lectura literal en profundidad. En este nivel, el lector efectúa una lectura más profunda,
ahondando en la comprensión del texto, reconociendo las ideas que se suceden y el tema
principal.
Es decir, busca relaciones que van más allá de lo leído, explica el texto más
ampliamente, agrega informaciones y experiencias anteriores, relaciona lo leído, los
conocimientos previos, formulando hipótesis y nuevas ideas. La meta del nivel inferencial es
la elaboración de conclusiones.
Este nivel de comprensión es muy poco practicado por el lector, ya que requiere de
un considerable grado de abstracción. Favorece la relación con otros campos del saber y la
integración de nuevos conocimientos en un todo.
• Inferir detalles adicionales que, según las conjeturas del lector, pudieron haberse
incluido en el texto para hacerlo más informativo, interesante y convincente.
• Inferir ideas principales, no incluidas explícitamente.
• Inferir secuencias sobre acciones que pudieron haber ocurrido si el texto hubiera
terminado de otra manera.
• Inferir relaciones de causa y efecto, realizando hipótesis sobre las motivaciones o
caracteres y sus relaciones en el tiempo y el lugar. Se pueden hacer conjeturas sobre
las causas que indujeron al autor a incluir ciertas ideas, palabras, caracterizaciones,
acciones.
• Predecir acontecimientos sobre la base de una lectura inconclusa, deliberadamente
o no.
• Interpretar un lenguaje figurativo, para inferir la significación literal de un texto.
• De realidad o fantasía: según la experiencia del lector con las cosas que lo rodean o
con los relatos o lecturas.
• De adecuación y validez: compara lo que está escrito con otras fuentes de
información.
• De apropiación: requiere de evaluación relativa en las diferentes partes para
asimilarlo.
• De rechazo o aceptación: depende del código moral y del sistema de valores del
lector.
Leer es leer. Entendiendo que cada letra emite un sonido y que estos pueden
mezclarse para hacer sonidos enteros, esto es precisamente lo que da forma al significado
de las palabras que luego intercambiamos entre nosotros. El acto de leer, en el sentido
natural de la palabra, no cambia cuando leemos un texto de un área de contenido concreta,
esto solo ocurre en algunas ocasiones.
Ahora bien, para lograr comprender una lectura es necesario detallar algunas
estrategias en el cual mencionamos a continuación.
Normalmente al leer un texto por primera vez nos quedaremos con la idea principal.
Si luego queremos profundizar, volver a leerlo es una de las mejores opciones ya que
cuando sabemos de qué trata, los detalles que en un principio pudimos pasar por alto serán
mucho más obvios tras la segunda lectura.
Todo adquiere mayor sentido cuando lo decimos en voz alta puesto que es mucho
más sencillo entender algo cuando se explica mediante la voz en lugar de leyendo para uno
mismo. Si leemos algo y resulta que no lo hemos comprendido por completo, repetirlo en voz
alta es una idea a tener en cuenta.
5. Haz un resumen
Cuando terminamos de leer puede que alguno de los detalles no hayan quedado del
todo claros. En este caso reunir los datos más importantes del texto tales como los
personajes, el motivo, los problemas, los resultados… puede servir como ayuda para llenar
esos pequeños huecos argumentales que no quedaron completamente claros durante la
primera lectura.
7. Haz predicciones
Algo que siempre está en nuestra mente es la expectativa, expectativa ante cualquier
cosa. Hacer predicciones de cómo terminará el texto nos ayudará a involucrarnos en el
mismo.
8. Visualiza
9. Organizadores de texto
Una vez hayamos leído el texto en cuestión, verificar si lo hemos entendido todo o si
por el contrario existen partes que nos hayan costado más, es muy importante para lograr
una total comprensión del texto. Si existe algo que no haya quedado del todo claro y somos
conscientes de ello desde un principio, es mucho mejor percatarse de ello a tiempo para
poder corregirlo.
A medida que vayamos leyendo debemos tomarnos el tiempo que sea necesario para
cuestionar el contenido. Realizar preguntas acerca de lo que estamos leyendo nos ayudará
a comprender su planteamiento al mismo tiempo que puede proporcionarnos una nueva
perspectiva. Si nos cuestionamos eso que hemos leído, seremos capaces de interpretar
mucho mejor el relato.
12. ¡Para!
Como lectores tenemos que estar concentrados en eso que estamos leyendo
poniendo toda nuestra atención en el relato para poder comprender su argumento. Si se
diese el caso de que no acabamos de entender lo que hemos leído, debemos parar e
intentar reparar esa falta de entendimiento. Podemos comenzar por releer eso que no ha
quedado del todo claro y si todavía tenemos dificultades siempre podemos buscar
soluciones alternativas como pedir ayuda a alguien que sí entienda el contenido del texto.
14. Parafrasea
Una excelente idea que podemos llevar a cabo cuando no tenemos muy claro algún
concepto de un texto, es tratar de repetir eso que acabamos de leer pero empleando
nuestras propias palabras.
Los apuntes son una parte importante del aprendizaje puesto que nos sirven de repaso.
Sirven para ubicar los puntos importantes del texto y para organizar la estructura del mismo.
Unas notas realizadas a mano nos ayudarán a tener las ideas mucho más claras y
ordenadas.
Es muy probable que cuando comencemos a leer un texto vayamos mucho más
rápido pero conforme avancemos en el relato el ritmo de lectura disminuya ya que nuestra
mente se cansa antes. Llegados a este punto no debemos agobiarnos, la comprensión es
más importante que la velocidad. Aquí el que comprende gana.
Este es un punto importante ya que en algunas ocasiones los autores además de dar
a conocer la idea principal de su relato también mencionan una serie de detalles que de una
forma u otra sirven para complementar la idea principal aunque no sean del todo relevantes
para su comprensión. Esto puede terminar confundiendo al lector y para evitar que esto
suceda, cuando nos encontremos ante un texto bastante extenso y lleno de información, lo
más aconsejable es que nos centremos en buscar lo que nos interesa y una vez hayamos
comprendido la idea principal pasemos a prestar mayor atención a los pequeños detalles.
Para muchos leer resulta apasionante y para otros es simplemente una actividad más.
Lo que sí que es un hecho que puede afectar tanto a ávidos lectores como a personas que
dediquen menos tiempo a la lectura, es que a la larga leer por leer no resulta nada
placentero. Lo mejor que podemos hacer para no acabar hastiados por la lectura es
marcarnos una serie de objetivos, escoger temas que nos interesen y saber cuándo tomar
un descanso.
Para tener una mayor comprensión del texto no es suficiente con leerlo. También es
necesario detectar relaciones dentro del propio relato en el caso de que éste fuera bastante
extenso. Los conectores ayudan mucho para llevar a cabo esta labor puesto que nos pueden
resultar muy útiles a la hora de obtener una comprensión integral de lo que estamos
leyendo.
Una vez hayamos concluido la lectura, debemos hacer tres cosas que nos servirán
para averiguar si hemos entendido el texto en cuestión. Estos tres pasos consisten en
detenerse a reflexionar lo que acabamos de leer, hacer un pequeño resumen del contenido y
finalmente pasar a plantearnos una serie de preguntas en relación al argumento. Esto se
traduce en una mejor comprensión del texto puesto que durante su lectura hemos buscado
soluciones para entender eso que un principio no acabábamos de ver con claridad.