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Análisis y reflexiones del libro: “NEGRO COMO YO”

Este libro representa uno de los documentos más transcendentales que describe de manera
cruda, real y vivencial el racismo estadounidense desde una historia viva escrita en forma de
diario, luego de una hazaña y experimento que llevó a un valeroso y arriesgado viaje por el
Sur profundo de Estados Unidos al escritor y periodista John Howard Griffin (1920-1980), a
finales del año 1959, donde tiño de negro su piel, para sentir la vivencia en su propia carne, la
injusticia y segregación racial que se mostraba sobre la visión estereotipada, que juzgaba,
emitía juicios de valor y prejuicios en torno al pigmento de la piel y alertaba sobre la fuerte
discriminación que vivía este sector de la sociedad estadounidense durante esa época.

El autor nos expresa sus intenciones, con esta admirable obra: “intenté establecer un hecho
simple, que era poner al descubierto la locura de una situación en la que se juzga a un hombre
por el color de su piel, por su accidente filosófico, más que por quien es en su humanidad” (p.
205), donde el racismo se convierte en una acusación ciega para la subordinación y
desigualdad. De esta manera, el escritor con esta investigación se convirtió en una voz de
lucha para la igualdad y la justicia racial en su país desde la experiencia vivida en Negro
como yo y posteriormente en su participación directa en los movimientos sociales que
luchaban por los derechos humanos y civiles contra la discriminación y segregación, junto a
los activistas Martin Luther King (1929-1968), Dick Gregory (1932-2017) y el escritor Saul
Alinsky (1909-1972). Aunque este activismo lo llevó a sufrir descalificaciones, amenazas y
finalmente fue víctima de una brutal paliza a manos del grupo de extrema derecha y de
supremacía blanca en Estados Unidos, llamado Ku Klux Klan en 1975.

Este texto, diario o como el autor señala; “la historia de los perseguidos, los defraudados,
los temidos y los detestados” (p. 11), se divide básicamente en cuatro (4) partes. En la primera
parte el escritor nos describe el viaje por el Profundo Sur iniciado el 29 de octubre de 1959,
en la segunda parte se muestran secuelas del viaje en 1960, luego el autor nos regala un
epílogo escrito en 1976, que titulo: “Lo que ha pasado desde Negro como yo” y finalmente
nos encontramos con una reflexión: “Más allá de la otredad”. A continuación se describirá
brevemente la intencionalidad de John Howard de sus vivencias convertidas en letras en una
maravillosa y desafiante obra contemporánea.

“Me dispuse a entrar en una vida que parecía de pronto misteriosa y aterradora” (p. 14).
Estas palabras describen cada uno de los días vividos por John convertido en “negro”,
cambiando solo su pigmentación con la certeza de descubrir la situación racial del Sur desde
las percepciones, prejuicios y conclusiones de la gente al ver solo su corporalidad negra. En
efecto, el 01 de noviembre de 1959, llega a Nueva Orleans e inicia su tratamiento
dermatológico para oscurecer su piel y transformarse de manera convencida, aún frente a los
riegos de salud y los contactos con la población blanca siendo “negro”, tal como le dijo su
médico “Ahora pasas al olvido”.

Sin duda, la transformación de John fue total y estremecedora para él mismo, apresado en
el cuerpo de un desconocido, que poco a poco logró descubrir, aún cuando: “Había
manipulado el misterio de la vida y había perdido el sentido de mi propio ser” (p. 22). Pues
así inicio este viaje hostil, de miedo, terror profundo y desesperación en una piel que se volvía
enemiga de su propia existencia humana, que lo hacía invisible en una sociedad
profundamente racista que dibujaba las barreras sociales impuestas solo por el color de su
piel, donde el termino negro se usaba de manera despectiva y como categoría que enuncia la
ignorancia, la brutalidad y la violencia a la cual eran sometidos ante las voces opresivas,
asfixiantes e insultantes que lo perturbaban constantemente:
Eh, negro, tú no puedes entrar ahí,
Eh, negro tú no puedes beber aquí.
Nosotros no servimos a negros (p. 46).
Bajo la complicidad de su amigo Sterling Williams, ayudándolo a limpiar zapatos conoció
más de cerca la miseria y crueldad de esta realidad, rodeado de aromas de sudor, tabaco, café,
pescado, agua salada y humedad, adoptando la negritud no solo desde la piel, sino en la forma
de hablar y pensar: “Fue mi primer atisbo íntimo” (p. 34), para empezar a escribir su diario
de vida siendo “negro”, conociendo íntimamente la más increíble cortesía y solidaridad entre
los negros y la mirada de odio descarado de los blancos.

En principio, el escritor deseaba investigar que trabajo podía conseguir un negro, por lo
cual inicio su búsqueda sin cesar con fuertes rechazos: “Muchos piensan sinceramente que el
negro, a causa de su propia negritud, no podría estar a la altura del blanco en el trabajo” (p.
50). De igual manera, el autor descubrió en este viaje que lo llevó a Misisipi, Alabama y
Georgia la doble discriminación, la que sufre el negro en relación a la mirada de los blancos y
la discriminación contra sí mismo, es decir su propio desprecio a la negritud, como lo señala
la investigadora Pineda (2013): “el endorracismo es el racismo desde adentro, una
autodiscriminación” (p. 55).

Además, en sus diversos viajes comprobó que el negro no era un ciudadano de segunda
clase, sino de décima clase y “su vida diaria era un recordatorio de su condición inferior” (p.
54), lo cual destruía día a día su moral, esperanza y fe, sintiéndose en amenaza constante y
privado de sus deseos y necesidades más esenciales en un país insensible, extraño, saturado de
intolerancia, odio e intimidación. Asimismo, el autor nos muestra la violencia y
discriminación que se ejerce sobre los cuerpos de la mujer negra, de uso exclusivo para el
trabajo doméstico, objeto de satisfacción sexual y deseos lascivos, así lo muestra este
testimonio recogido por el autor, donde la violación hacia las mujeres negras es una práctica
acostumbrada: “Nos tiraremos a vuestras mujeres, puedes estar seguro” (p. 111).

Finalmente, el 14 de diciembre, Griffin concluyó su proyecto y con mucha nostalgia


recuperó su identidad corporal blanca, sintiendo el dolor y sufrimiento que embarga el mundo
de los negros, mirando con amor esa tierra que lo abrigo y al mismo tiempo con: “un miedo
enorme ante la tarea que me esperaba: la de decir verdades… (p. 150).

En la segunda parte, el autor nos relata cómo inicia su labor de escribir y de contar la
verdad de su historia, que revelaba la cruda discriminación que viven los negros del Sur
Profundo, lo cual lo llevó a recibir ofensas, rechazos, hostilidades y amenazas de muerte por
grupos segregacionistas, así lo cuenta: “un muñeco, mitad negro y mitad blanco, con mi
nombre escrito en él y una raya amarilla pintada en la parte de atrás, estaba colgado del cable”
(p. 162). Sin embargo, es importante acotar que el escritor reseña en su historia, las cartas de
apoyo que recibió del Sur Profundo y de los medios de comunicación a través de entrevistas y
programas de televisión, para seguir alzando su voz para exigir justicia.,

Indudablemente, este libro es una clara denuncia al racismo y la discriminación étnica,


donde la exclusión mostró un proceso segregacionista de opresión y de negación de la
condición humana de los “negros” que le impedían su desarrollo, el acceso a servicios, a una
educación de calidad y condiciones favorables de empleo, lo cual se refleja en diversas formas
de violencia que se extienden en toda la estructura social y que el autor relata rigurosamente.
Por tanto, el otro oprimido siempre está al margen de los espacios sociales y en aislamiento
como grupo indeseable que se le niega su existencia, como el autor señala: “el Otro no es otro
en absoluto” (p. 206). Finalmente, retomo las palabras de Roberto Bonazzi (2011) que dicen:
“Negro como yo solo significa humanos como nosotros” (p. 226) y es lo que deseaba
demostrar John la humanización del mundo, con la esperanza de vivir en una sociedad
pacífica y no segregada, donde solo existiese un Nosotros Universal, una sola familia humana
que pueda vivir en condiciones de igualdad y justicia.

REFERENCIAS
Howard, J. (1961). Negro como Yo. España: Colección entrelíneas.
Pineda, E. (2013). Racismo, endorracismo y resistencia. Caracas: Fundación Editorial el perro
y la rana.

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