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Arquidiócesis de Chihuahua
23-29 Mayo 2021
«Jericó estaba fuertemente custodiada por miedo a los israelitas; nadie salía ni
entraba de ella.
El Señor dijo a Josué:
-Mira, te he entregado Jericó y su rey. Todos los soldados darán una vuelta
alrededor de la ciudad durante seis días seguidos. Siete sacerdotes llevarán
siete trompetas delante del arca. El séptimo día darán siete vueltas, los
sacerdotes tocarán las trompetas. Cuando oigan el sonido de la trompeta, todo
el pueblo dará un fuerte grito de guerra. Entonces los muros de la ciudad se
derrumbarán y el pueblo la asaltará, cada uno desde su puesto.
Josué, hijo de Nun, llamó a los sacerdotes y les dijo:
-Tomen el arca de la alianza y que siete sacerdotes lleven siete trompetas
delante de ella.
Y al pueblo le dijo:
-Vayan y den la vuelta a la ciudad; que los que llevan armas vayan ante el arca
del Señor.
Cuando Josué terminó de hablar al pueblo, los siete sacerdotes que llevaban
las siete trompetas ante el arca del Señor se pusieron en marcha tocando las
trompetas; el arca de la alianza del Señor iba detrás de ellos. Los que iban
armados precedían a los sacerdotes que tocaban las trompetas, y la retaguardia
seguía al arca; durante la marcha se tocaban las trompetas.
Josué había dado al pueblo esta orden:
-No griten, ni hablen nada hasta el día que les ordene dar el grito de guerra.
Entonces gritarán.
El arca del Señor dio una vuelta alrededor de la ciudad y todos regresaron al
campamento, donde pasaron la noche. Josué se levantó temprano y los
sacerdotes tomaron el arca del Señor. Los siete sacerdotes con las siete
trompetas iban delante del arca del Señor, tocándolas durante la marcha; los
que iban armados iban delante, y la retaguardia seguía al arca del Señor
marchando al son de las trompetas. El segundo día dieron también una vuelta
a la ciudad y regresaron al campamento. Y así durante seis días.
El séptimo día se levantaron de madrugada y dieron siete vueltas a la ciudad
con el mismo ritual; sólo este día dieron siete vueltas. A la séptima vuelta,
mientras los sacerdotes tocaban las trompetas, Josué dijo al pueblo:
-Den el grito de guerra, porque el Señor les entrega la ciudad. La ciudad, con
todo lo que hay en ella, será consagrada al exterminio en honor del Señor; sólo
quedarán con vida Rajab y los que estén en su casa, por haber escondido a los
espías que habíamos enviado. No se apropien de nada consagrado al
exterminio, pues si se dejan llevar por la avaricia y se apropian de algo,
atraerán la maldición sobre todo el campamento de Israel, y vendrá sobre él la
desgracia. Toda la plata, el oro y los objetos de bronce y de hierro serán
consagrados al Señor y formarán parte de su tesoro.
Sonaron las trompetas. Cuando el pueblo oyó el sonido de las trompetas, lanzó
el grito de guerra y las murallas de la ciudad se derrumbaron. Entonces el
pueblo asaltó la ciudad, cada uno desde su puesto, y se apoderaron de ella.»
La primera experiencia
El Sitio de Jericó se inició en Polonia, para pedir que el Papa Juan Pablo II
pudiera visitar su país. En mayo de 1978, el pueblo polaco deseaba invitar al
Santo Padre Juan Pablo II a su país, sin lograr el permiso de sus autoridades.
Se rezaron rosarios 24 horas durante 7 días para obtener la visa del Papa. El
Sitio de Jericó permitió le otorgaran la visa al Papa, quien visitó Polonia sin
problemas. Esto dio inicio a los acontecimientos que regresaron la libertad a
Polonia.
¿Cuáles son esas murallas que hoy necesitan ser derrumbadas en nuestra
sociedad Chihuahuense y en las comunidades particulares?
Estas son las murallas que queremos pedir sean derribados en esta experiencia
de oración “Sitio de Jericó”.
OBJETIVOS
1. MODALIDADES:
2. ELEMENTOS:
a) Eucaristía.
1. El Sitio de Jericó inicia el domingo 23 de mayo con la solemne celebración
de la Eucarística pro populo, presidida por el Excmo. Sr. Arzobispo S. E.
Mons. Constancio Miranda Weckmann en la Catedral y por cada párroco en el
templo parroquial.
2. De lunes a viernes todas las Misas que se celebran en las parroquias, en su
horario regular, mañana y tarde, se ofrecerán con esta intención.
3. El sábado, último día del evento, cada párroco disponga cuál Misa de la
tarde se designa para concluir el Sitio de Jericó.
b) Adoración.
La adoración a Nuestro Señor Jesucristo en el Santísimo Sacramento del Altar
se realizará en cada parroquia según las posibilidades reales de cada
parroquia; que puede ser las 24 horas durante los siete días, o como cada
párroco organice a los feligreses. Las personas acuden con libertad a participar
de la adoración en los distintos horarios. Adoración que, gran parte será en
silencio, para que las personas tengan ese diálogo, según las intenciones
propuestas.
d) La reconciliación.
Es el primer gran regalo que Dios le concede a quien lo busca, y derrama la
gracia de una conversión sincera en aquellos que, muchas veces, ni se lo
esperan.
La reconciliación puede darse en cuatro niveles: con uno mismo, con el
prójimo, con la creación y con Dios, siempre rico en amor y misericordia que
recibe con los brazos abiertos al pecador que se arrepiente y tiene el deseo de
cambiar su vida para ser mejor: “Dios quiere que todos los hombres se salven
y lleguen al conocimiento de la verdad” (1 Tim 2,4).
Dispónganse los sacerdotes, de buen grado, a administrar el sacramento de la
reconciliación.
e) La procesión.
De domingo a viernes los fieles, guiados y animados por sus pastores, luego
de celebrar la Santa Misa por la tarde, según el horario establecido en cada
parroquia, hacen un recorrido alrededor del templo parroquial, o según se
organice en cada parroquia, con el Santísimo Sacramento, dando testimonio
público de la fe y la confianza en la presencia real de Jesús Sacramentado.
El último día del evento, el sábado, ya sea antes o después de la Misa solemne,
designada para el cierre, y según la mejor conveniencia para la participación
de los fieles, se hace el recorrido siete veces como signo de plenitud y
perfección. Estas vueltas se hacen en una clara referencia al acontecimiento
narrado en el libro de Josué (6, 1-20), pidiendo a Dios que las murallas de “las
discordias electorales, la cultura de la muerte, la pandemia y la sequía” que
prevalecen en nuestro Estado se vayan derrumbando al grito de fe de nuestro
pueblo.