Grupo Sobre Entrenamiento

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CURSO SUPERIOR DE ENTRENAMIENTO EN FÚTBOL

Primera Edición - Año 2010

Demandas Físicas y
Fisiológicas de la
Competencia en el Fútbol
Actual
Lic. Gustavo D. Metral

 Material Básico: Aspectos Esenciales de los sistemas de liberación de energía

 Material de Especialización: Factores que afectan la tasa de esfuerzo durante los partidos de fútbol 
Complejidad del Estudio de las demandas físicas en el fútbol
 Motion Analysis:
o Definición y limitaciones del motion analysis.
o Análisis de la clasificación de las velocidades de desplazamiento durante un partido
 Rol de los desplazamientos entre 0,1 y 7 km∙h -1.
 Rol de los desplazamientos entre 7.1 y 11 km∙h -1.
 Rol de los desplazamientos entre 11.1 y 16 km∙h -1.
 Rol de los desplazamientos a velocidades superiores a los 16.1 km∙h -1.
o Análisis de la distancia total recorrida durante los partidos en función del puesto de juego
o Análisis de la Distancia Recorridas a Diferentes Velocidades en Función de la Posición en el Campo de
Juego.
o Análisis de las velocidades de desplazamiento durante un partido en función del puesto de juego
 Defensores centrales
 Defensores laterales
 Mediocampistas centrales
 Mediocampistas laterales
 Delanteros
 Respuestas Fisiológicas en los partidos:
o Metabolismo aeróbico
 Consumo de oxígeno
 Frecuencia Cardiaca (Utilidad de la medición de la FC durante el entrenamiento y la competición
en el fútbol)
o Metabolismo anaeróbico
 Sistema de los fosfágenos (Sistema de los fosfágenos y rendimiento en el fútbol)
 Sistema glucolítico (Análisis de la Concentración Sanguínea de Lactato Durante los Partidos,
Relación entre la Concentración Hemática de Lactato y la Concentración de Lactato Muscular
durante los Partidos de Fútbol, Relación entre el rendimiento aeróbico y la concentración de
lactato)
o Oxidación de Sustratos durante los partidos de fútbol
 Oxidación de glucógeno muscular y glucosa sanguínea
 Oxidación de ácidos grasos
o Acidosis Muscular
 Análisis de la Fatiga durante la competencia en el fútbol:
o Etiología de la fatiga en los diferentes momentos del partido
 Fatiga durante los primeros 15 minutos del segundo tiempo
 Fatiga luego del ejercicio de alta intensidad
 Fatiga hacia el final del partido

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INTRODUCCION
El fútbol es un deporte de equipo que incorpora
frecuentes fluctuaciones que incluyen ejercicios de
baja, moderada y elevada intensidad. Estos cambios
imprevistos de la intensidad de esfuerzo pueden estar
acompañados de patrones de movimientos poco
ortodoxos y de ejecuciones de gestos técnicos
específicos propios del juego. Los perfiles de actividad
individual son altamente variables e incluyen -de
manera importante- a la autorregulación, ya que el
proceso de toma de decisión respecto de intervenir de
manera directa en el juego o no, condiciona el perfil de
actividad de cada jugador (Durst B et al, 2007).
Para analizar las demandas fisiológicas que impone el
juego se han seguido modelos que incluyen la
observación del comportamiento de los jugadores
durante los partidos, evaluaciones fisiológicas en
competencia, y evaluaciones de la capacidad física de
los jugadores en campo y laboratorio (Bangsbo J 1994,
Reilly & Thomas 1976, Reilly 2003, Drust B et al
2007).
Un mayor entendimiento de las demandas fisiológicas
que impone el fútbol es esencial para mejorar los
programas de entrenamiento, la prevención de lesiones,
y la planificación de la recuperación. Por tal motivo se
analizará en este manuscrito el estado de conocimiento
actual respecto a la tasa de esfuerzo durante la
competencia en el fútbol, las respuestas fisiológicas de
los jugadores frente a los partidos, la etiología de la
fatiga en el fútbol; y basándonos en las evidencias
provistas, se brindarán aplicaciones prácticas
tendientes a la mejora del proceso integral de
entrenamiento físico del fútbolista.
COMPLEJIDAD DEL ESTUDIO DE LAS
DEMANDAS FISIOLÓGICAS EN EL
FÚTBOL
Desde una perspectiva fisiológica Reilly T (2003a)
propuso que el fútbol es un deporte de características
aeróbicas que incluye series repetidas de esfuerzo. Los
períodos de actividad varían en intensidad y duración,
y se hallan seguidos por tiempos de recuperación en los
que la intensidad de la actividad es más baja o, en los
que el jugador permanece estático. Junto a este patrón
aleatorio de intensidad de esfuerzo se encuentran las
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acciones directamente relacionadas con el juego; que
incluyen la ejecución de tackles, dribllings, forcejeos
cuerpo a cuerpo en contra del oponente con el objeto
de mantener o recuperar la posesión del balón y
también de luchar por una posición táctica de privilegio
en el campo de juego, saltos para cabecear la pelota,
pases y remates, saques laterales, etc.
Se reporto que los jugadores realizan más de 1400
actividades diferentes pero, naturalmente, éstas
acciones no ocurren en secuencias que puedan ser
replicadas o predecibles (Drust B et al, 1995, Reilly y
Thomas 1976, Krustrup et al 2005). Por tanto, el patrón
acíclico de actividad que caracteriza al fútbol no es
compatible con los modelos tradicionales que estudian
las demandas de los deportes cíclicos en condiciones
de laboratorio (Drust et el 2007). Estas condiciones
complejizan el estudio de las demandas fisiológicas
que produce la competencia en este deporte.
Otras cuestiones relacionadas con el estudio de la
locomoción de los jugadores en el campo de juego es
que existen una buena cantidad de movimientos que
son menos habituales tales como desplazamientos
laterales, frenos y aceleraciones, carreras hacia atrás,
desplazamientos laterales, giros, fintas o la propia
conducción del balón, que incrementan el gasto
energético por sobre la carrera realizada a una misma
velocidad de desplazamiento. Reilly T y Bowen T.,
(1984), reportaron que aproximadamente el 16% de la
distancia total recorrida por un jugador se realiza
moviéndose hacia atrás y hacia los costados. Los costos
fisiológicos adicionales de las direcciones no
convencionales de movimiento a velocidades de 5, 7 y
9 km·h-1 son mostrados en la tabla 1. Es importante
resaltar que habitualmente estos patrones de
movimiento no son contemplados dentro de los
informes de match analysis que se presentan en los
trabajos de investigación y, por ende, la tasa de
esfuerzo fisiológico puede no estar siendo interpretada
fielmente.
Por último, existen una serie de condiciones externas
que pueden ser determinantes sobre la prestación física
de los futbolistas en la competencia que habitualmente
no son reportadas como, la temperatura y la humedad en
la que se han jugado los partidos analizados, la
altura, el tiempo neto de juego, la hora del partido, o el
sistema táctico empleado.
2/27
 Velocidad
Hacia
Hacia Atrás
Hacia los estrés fisiológico del futbolista, ya que existen una gran
delante Costados cantidad de movimientos realizados a elevada
Energía Gastada (kj∙min-1) intensidad en los que no hay un obvio desplazamiento
5 km∙h-1 37.0 ± 2.6 44.8 ± 6.1 46.4 ± 3.2 hacia otra posición en la cancha, como por ejemplo: los
7 km∙h-1 42.3 ± 1.7 53.4 ± 3.5 56.3 ± 6.1 saltos, giros, forcejeos cuerpo a cuerpo,
9 km∙h-1 50.6 ± 4.9 71.4 ± 7.0 71.0 ± 7.5 desaceleraciones de alta intensidad, etc. Además,
Percepción del Esfuerzo (Escala de Borg) muchos de los sistemas contemporáneos de motion
5 km∙h-1 6.7 ± 01 8.6 ± 2.0 8.7 ± 2.0 analysis asumen que todas las carreras o
7 km∙h-1 8.0 ± 1.4 11.2 ± 2.9 11.3 ± 3.2 desplazamientos se realizan hacia delante y sin
9 km∙h-1 10.2 ± 2.1 14.0 ± 2.0 13.8 ± 2.5 posesión del balón, sin indicar los movimientos que se
Tabla 1. Promedio (± DS) de la energía gastada (kJ) y tasas de realizan hacia atrás, los desplazamientos laterales, o la
percepción de esfuerzo, con tres velocidades y tres modos
distancia que se recorre en posesión del balón. Se ha
direccionales de movimiento (n =9); de Reilly y Bowen (1984).
reportado en la literatura que estos desplazamientos
incrementan el estrés fisiológico (Reilly T y Bowen T.,
1984). Por ejemplo, Reilly T (2003b) demostró que
MOTION ANALYSIS correr conduciendo el balón promueve una elevación
en la tasa de esfuerzo percibido, el consumo de
El motion analysis analiza el movimiento de los oxígeno y la producción de lactato en comparación a la
deportistas durante la competencia, con el objeto de carrera realizada a la misma velocidad pero sin
cuantificar su tasa de trabajo e interpretar las conducir el balón. La Figura 1 muestra como varía el
consecuencias fisiológicas que promueven estos costo energético y la producción de lactato corriendo
deportes (Carling et al. 2005). La intensidad del con y sin el balón a diferentes velocidades de carrera.
ejercicio durante un partido competitivo de fútbol
puede ser indicada de manera global por la distancia
total recorrida. Esta representa una medición global de
la tasa de trabajo, la cual puede ser dividida en
diferentes acciones para un jugador durante el partido
(Reilly T, 2003). Las clasificaciones de las acciones o
actividades pueden realizarse en base a: intensidad,
duración o distancia, y frecuencia. La actividad
también puede ser yuxtapuesta en base al tiempo para
estimar cocientes trabajo/pausa (Sirotic y Coutts,
2007). Una mejor comprensión de las demandas
fisiológicas y de los factores que afectan la tasa de
esfuerzo durante los partidos es clave para mejorar la
programación y ejecución de las cargas de
entrenamiento en el fútbol (Metral G, 2007). Figura 1.Las respuestas fisiológicas a diferentes velocidades son
mayores cuando se realiza "dribbling" (о) con la pelota que una
carrera normal (•) (de Reilly y Ball (1984)).
LIMITACIONES DEL MOTION ANALYSIS
Por tanto, considerando la naturaleza altamente
Para describir el esfuerzo físico que demanda un dinámica del juego y las limitaciones de los sistemas de
partido con mayor precisión, los investigadores han medición existentes, puede decirse que aún en la
propuesto categorizar diferentes zonas de esfuerzo en actualidad no se ha logrado medir el estrés fisiológico
función de las velocidades de carrera a la cual se que produce la competencia con un elevado nivel de
desplazan los jugadores. Sin embargo, es importante exactitud.
notar que la mayoría de los trabajos publicados se han
basado en un método que asume que el gasto
energético, y por ende el estrés fisiológico que recibe el
jugador, se realiza cuando éste se desplaza hacia una
nueva ubicación en el campo de juego (Carling et al,
2005). Esta característica hace que se subestime el

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ANÁLISIS DE LA CLASIFICACIÓN DE LAS
VELOCIDADES DE DESPLAZAMIENTO
DURANTE UN PARTIDO
Las clasificaciones que se han utilizado en la literatura
han variado de acuerdo a los propósitos de la
investigación. Por tanto, estas clasificaciones tienden a
ser arbitrarias y basadas en definiciones específicas
adoptadas por las investigadores que han realizado el
trabajo (Drust B et al, 2007). Las discrepancias en la
definición de los umbrales de velocidad que limitan
cada categoría de desplazamiento, así como la falta de
consenso en el número de categorías a utilizar y de su
identidad conceptual hacen complejo comparar las
tasas de esfuerzos reportadas entre diferentes trabajos
publicados en la literatura. Por ejemplo, recientemente
para los sprints se han reportado velocidades umbrales
superiores a los 30 km/h (Mohr et al, 2003), 23 km·h -1
(DiSalvo et al, 2006) 24 km·h -1 (Roberts et al, 2006), y
25,2 km·h-1 (Rampinini et al, 2006).
Spencer et al (2005) propusieron que las características
del sistema de clasificación de velocidades de
desplazamiento puede determinar tanto el tiempo
requerido para analizar los datos así como la utilidad
que estos datos proveen. En otras palabras, si se son
utilizadas un pequeño número de categorías, los datos
generados pueden no proveer un análisis lo
suficientemente detallado del esfuerzo fisiológico del
jugador. Por otro lado si el sistema de análisis es
demasiado detallado, puede que no genere datos
fidedignos, ya que la mayoría de los sistemas utilizados
son apropiados para medir los desplazamientos de
manera correcta en rangos relativamente amplios de
velocidad (Drust et al, 2007).
A continuación se describirá la implicancia que poseen
sobre el juego diferentes rangos de velocidades de
desplazamientos, seleccionadas arbitrariamente, con el
objeto de proveer un background de información
general al lector a la hora de analizar e interpretar los
volúmenes de distancia recorrida por zonas de
esfuerzos que se presentarán más adelante en este
manuscrito.
Desplazamientos entre 0.1-7 km·h -1
Estos desplazamientos se realizan esencialmente
caminando. Es importante notar que el porcentaje de
tiempo total en el que los jugadores de elite se
encuentran estáticos o caminando durante partidos
internacionales de fútbol varía entre un rango del 42 al
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64%, siendo mayor para los defensores centrales
(promedio de 58%) y delanteros (promedio de 60%), y
menor para los mediocampistas y los defensores
laterales (promedio de 48%) (Metral G., 2009 datos no
publicados).
Las velocidades de desplazamientos entre 0,1 y 7 km·h -
1
sumadas al tiempo en el que jugador permanece
estático se producen cuando el futbolista no tiene una
participación directa en la zona en la cual se encuentra el
balón. Es natural entonces, que los mediocampistas
inviertan menos tiempo en estas actividades, ya que
este puesto demanda de los jugadores que participen de
acciones tanto ofensivas como defensivas, y por ende
deben estar permanentemente en movimiento para
mantenerse cerca del balón.
Una elevada distancia recorrida caminando sumado a
un alto porcentaje de tiempo en posición estática resta
tiempo para el desarrollo de desplazamientos a
intensidades mayores. Esta situación estaría indicando
dos cosas:
1. que el jugador participa poco en las acciones
definitorias del juego,
2. que el jugador no puede recuperarse de manera
adecuada luego del ejercicio intenso, y por ende
necesita invertir más tiempo caminando o estando
parado para volver a intervenir en el juego con la
intensidad que éste require.
Naturalmente que el objeto del entrenamiento sería que
los jugadores caminen lo menos posible durante el
partido con el objeto de que estén más tiempo
involucrados de manera activa en el juego.
Desplazamientos entre 7.1-11 km·h-1
Habitualmente el jugador realiza desplazamientos a
estas velocidades con el objeto de realizar movimientos
tácticos de baja intensidad como, corrimientos,
coberturas, apoyar al compañero que traslada el balón
ofreciéndole una clara opción de pase, acompañar
trotando los movimientos colectivos del equipo con el
objeto de mantener las líneas de juego agrupadas, etc.
Desplazamientos entre 11.1-16 km·h-1
Al igual que en velocidades de entre 7.1 - 11 km·h -1 ,
los desplazamientos entre 11,1 y 16 km·h-1 son
ejecutados preponderantemente para realizar
desplazamientos tácticos, pero de mayor intensidad.
4/27
Los factores condicionantes que van a hacer que el
jugador se mueva con desplazamientos tácticos de baja
o elevada intensidad se relacionan con la dinámica o
velocidad que impone el juego, el nivel de rendimiento
físico, el puesto en el campo de juego, y la fatiga
experimentada por el futbolista durante un partido.
Un escaso volumen de desplazamiento en estas
velocidades de esfuerzo (7.1-16 km·h -1) podrían
generar desequilibrios tácticos que afecten el desarrollo
colectivo del juego defensivo u ofensivo de un equipo.
Desplazamientos a más de 16.1 km·h -1
Si bien en estas velocidades de desplazamiento se
recorren habitualmente menos del 30% de la distancia
total de un partido (Rampinini E et al 2006, Mohr et al
2003, Rampinini E et al 2007, DiSalvo V et al, 2007,
Barros P et al 2007) y constituyen entre el 4 y el 12%
del tiempo total de juego (Metral G, datos no
publicados); éstas velocidades constituyen un factor
clave en el rendimiento físico del futbolista (Reilly T,
2003). Las carreras a estas velocidades son una
característica constante y habitual durante todo el juego
(Reilly T, 2007) y los partidos pueden ser
habitualmente ganados o perdidos debido a situaciones
de gol concretadas o evitadas que se encuentran
basadas en este rango de esfuerzo (Bangsbo 1994,
Reilly T 2003, Reilly T 2007, Drust B et al 2007,
Kirkendall D 2007, Carling et al 2007).
Por tanto, debido a la naturaleza intermitente del juego,
el rendimiento físico puede incrementarse mediante la
mejora de la capacidad de realizar trabajo de elevada
intensidad de manera repetida a lo largo de un partido.
Se ha reportado una diferencia de sólo el 5% en la
distancia total recorrida entre jugadores daneses
calificados con un nivel subelite respecto a jugadores
de elite que competían en el fútbol italiano. No
obstante, cuando se analizó la distancia recorrida a
velocidades superiores a los 16 km·h -1 la diferencia
llego al 28%, siempre a favor de los jugadores de elite.
Estos resultados demuestran que la distancia recorrida
a alta intensidad durante un partido (para este caso
velocidades superiores a los 16 km·h -1) explica mejor la
diferencia en el rendimiento físico entre jugadores de
elite y sub-elite (Mohr et al, 2003). En otras palabras,
el factor que determina el rendimiento físico del
jugador se relaciona más con la capacidad de repetir
esfuerzos de elevada intensidad, que con la capacidad
de mantener elevados volúmenes de distancias
recorridas a intensidades moderadas y bajas. Esta
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tendencia no sólo se demuestra entre jugadores que
participan en ligas de diferentes niveles competitivos,
lo cual podría ser lógico, sino también que se ratifica
en jugadores que compiten en la misma liga. Randers
M. et al (2007) reportaron que los jugadores que
participaban en los equipos mejor posicionados de la
primera divisón del torneo danés de fútbol corrían a
mayor intensidad que los jugadores que pertencían a
los equipos que se encontraban hacia el final de la tabla
de posiciones.
Reilly T (2007) propuso que la cantidad de carreras a
estas velocidades, su duración y los picos de
velocidades alcanzados en cada una de ellas, estando o
no en posesión del balón son cruciales a la hora de
determinar el resultado final de un partido Debido a
ello es importante que los jugadores estén entrenados
para repetir carreras y gestos técnicos a una elevada
tasa de esfuerzo a lo largo de todo un partido con la
menor pérdida de potencia posible (Parajón et al,
2001).
ANÁLISIS DE LA DISTANCIA TOTAL
RECORRIDA DURANTE LOS PARTIDOS EN
FUNCIÓN DEL PUESTO DE JUEGO
La tasa de esfuerzo se encuentra determinada, en gran
parte, por la posición del futbolista en el campo de
juego (Reilly T, 2003). Los primeros estudios que
examinaron esta variable documentaron que los
mediocampistas recorrían una distancia
significativamente mayor a la recorrida por los
defensores y delanteros (Reilly y Thomas 1976, Drust
B et al 1995, Withers R 1982, Ekblom B 1986,
Bangsbo J et al 1991). Esto se puede atribuir a dos
factores principales:
1. Los mediocampistas tienen más flexibilidad táctica
que otras posiciones, ya que sirven como conexión
entre los delanteros y los defensores del equipo.
Sus obligaciones incluyen no sólo apoyar a los
atacantes en la búsqueda de goles, sino también
asistir a los zagueros en sus deberes defensivos.
Tales requerimientos necesitan que se recorra una
mayor distancia total durante el juego, ya que la
carrera necesita ser sostenida continuamente en el
tiempo.
2. Los mediocampistas también están caracterizados
por tener mayor capacidad aeróbica que jugadores
de otras posiciones, lo que los hace, por lo tanto,
menos susceptibles a la reducción en la tasa de
5/27
 esfuerzo asociada con la fatiga en el fútbol (Reilly y
Thomas, 1976).
Las observaciones realizadas por Bangsbo et al (1991)
mostraron que la diferencia en la mayor distancia
recorrida por parte de los mediocampistas respecto a
otras posiciones, se produjeron por mayor trote y
carrera de baja velocidad.
Los datos contemporáneos (Strudwick T. Et al 2001,
Mohr et al 2003, DiSalvo V 2007, Barros R et al 2007,
Rampinini E. et al 2007, Rampinini E et al, 2009)
confirman las tendencias marcadas por los estudios
mencionados. No obstante, las diferencias en la
distancia total recorrida no sólo se relacionan a la
división básica tradicional de las posiciones del equipo
en: defensores, mediocampistas y delanteros; sino que
existen también diferencias en la distancia recorrida
dentro de cada posición de juego.
Barros R et al (2007) y DiSalvo et al (2007) analizaron
las distancias recorridas de jugadores que competían
en el fútbol brasilero y europeo, respectivamente;
dividiéndolos en los siguientes puestos de juego:
defensores centrales (DC), defensores laterales (DL),
mediocampistas centrales (MC), mediocampistas
laterales (ML) y delanteros (DE). Para un claro
entendimiento de las posiciones utilizadas en estos
estudios se recomienda al lector analizar la figura 2.
Las tablas 2 y 3 muestran los datos recientes obtenidos
por Barros R (2007) y DiSalvo V (2007),
respectivamente.

Figura 2. Ubicación en el campo de los roles posicionales analizados por los trabajos de DiSalvo V et al (2007) y Barros R et al (2007). Figura
extraída a partir de DiSalvo et al (2007)

Promedio de Promedio de
Posición de Juego N Distancia Posición de Juego N Distancia
Recorrida Recorrida
Independiente de la posición 55 10012 ± 1024 Independiente de la posición 300 11393 ±1016 m
Defensores Centrales (DC) 15 9029 ± 860 Defensores Centrales (DC) 63 10267±893 m+
Defensores Laterales (DL) 12 10642 ± 663 Defensores Laterales (DL) 60 11410±708 m#
Mediocampistas Centrales (MC) 11 10476 ± 702 Mediocampistas Centrales (MC) 67 12027±625 m*
Mediocampistas Laterales (ML) 9 10598 ± 890 Mediocampistas Laterales (ML) 58 11990±776 m*
Delanteros (DE) 8 9612 ± 772 Delanteros (DE) 52 11254±894 m#
Tabla 2. Promedio de distancia recorrida según puestos de juego Tabla 3. Promedio de distancia recorrida según puestos de juego
en jugadores de primera división del fútbol de Brasil. Datos en jugadores europeos de elite. Datos tomados a partir de DiSalvo
tomados a partir de Barros R et al (2007) V (2007)

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Tanto Barros R et al (2007) como DiSalvo V et al
(2007) reportaron que los DL cubren una distancia total
significativamente mayor a la realizada por los DC.
Los mismos resultados fueron obtenidos por Scott D y
Drust B (2007) en jugadoras de fútbol de nivel
internacional.
Por otro lado, DiSalvo et al. (2007) también reportaron
una distancia total recorrida significativamente mayor en
los MC comparados con los ML. Esta tendencia, sin
embargo, no fue encontrada por Barros R et al (2007), lo
cual sugiere que las diferencias en el estilo de juego
practicado en brasil comparado al realizado en europa
puede influenciar de manera diferente a la tasa de
esfuerzo de éstos jugadores.
Análisis de la Distancia Recorridas a Diferentes
Velocidades en Función de la Posición en el Campo de
Juego
Además de afectar la distancia total recorrida durante
un partido, la posición en el campo de juego también
afecta las velocidades y los tipos de desplazamiento a la
cual se mueven los jugadores.
Defensores Centrales (DC)
DiSalvo el al. (2007) ha reportado que los defensores
centrales recorren más distancia a baja intensidad (<11
km·h-1) que los jugadores del resto de los puestos. Por
otra parte es importante notar que Drust B. et al (1995)
reportó que los defensores, cubren distancias
significativamente mayores que los delanteros cuando
se desplazan hacia atrás. Los defensores completaron
276 ± 155 mts hacia atrás, y los delanteros 68 ± 25 mts.
La mayor distancia recorrida hacia atrás por defensores
incrementa el estrés fisiológico y es el resultado de
requerimientos específicos de su posición. La carrera
hacia atrás y los desplazamientos laterales realizados
por los futbolistas en estos puestos le permiten al
jugador cumplir con su función táctica sin perder de
vista el juego. Este tipo de desplazamiento, al ser más
demandante desde el punto de vista energético, debería
formar parte del entrenamiento habitual de los
defensores. Una fatiga muscular local temprana de los
músculos intervinientes en este tipo de movimientos
por falta de entrenamiento podría comprometer la
calidad de los desplazamientos de los defensores
centrales a lo largo del partido. De hecho, Mohr et al
(2003) reportó que la distancia corriendo hacia atrás
disminuyó en el segundo tiempo; y que los jugadores
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de elite invierten más tiempo corriendo hacia atrás que
jugadores de menor nivel competitivo.
Mediocampistas Laterales (ML) y Centrales (MC)
Los mediocampistas son los jugadores que recorren la
mayor distancia en velocidades de carrera
comprendidas entre 11 y 19 km·h-1, siendo esta
distancia un 9% (350 mts) mayor en los MC que en los
laterales ML. Sin embargo, los ML recorrieron una
distancia un 80% (148 mts) mayor en velocidades de
sprint que los mediocampistas centrales (DiSalvo V et
al, 2007, Tabla 4). La mayor distancia recorrida en
sprint para los mediocampistas laterales puede deberse
a que su puesto exige recorridos más largos, con lo cual
es más fácil acceder a velocidades superiores a los 23
km·h-1. Por contrapartida, los MC al ocupar zonas del
campo de juego habitualmente más congestionadas
muestran patrones de carreras individuales más cortos.
Esta condición puede limitar la velocidad máxima que
los MC pueden desarrollar en cada carrera, limitando
de esta manera el volumen total de recorrido que éstos
jugadores pueden alcanzar en velocidades de sprint, e
incrementando el volumen de metros recorridos a
intensidades de entre 11 y 19 km·h -1. Es importante que
los preparadores físicos tengan en cuenta este tipo de
caraceterísticas a la hora de individualizar las cargas de
entrenamiento por puesto de juego, ya que el patrón de
desplazamiento de los MC estará mas relacionado a
realizar arranques y frenos contínuos, mientras que los
ML se caracterizan por realizar menos
desaceleraciones pero de mayor intensidad, ya que
deben frenar su masa corporal desde velocidades
superiores de desplazamiento.
Delanteros (DE)
Al igual que los MC laterales y los DL, los delanteros
(DE) recorren distancias significativamente superiores
en velocidades de sprint comparados con los DC y MC
(DiSalvo et al 2007, Drust B et al 1995, Reilly et al
2003, Barros P et al, 2007). Sin embargo, los
delanteros acceden a velocidades de sprint luego de
períodos más largos de recuperación. Por ejemplo,
nosotros hemos observado que delanteros de elite
argentinos se encuentran el 65% del tiempo de juego
parados o caminando, mientras que los DL y ML se
encuentran en estas categorías entre el 44 y el 52% del
tiempo de juego. Por tanto, si bien estos puestos de
juego acceden al mismo volumen total de distancia
recorrida en sprint, lo hacen bajo condiciones
metabólicas absolutamente diferentes, ya que el
7/27
volumen de esfuerzo en velocidades de carrera de entre
11 y 23 km·h-1 es significativamente superior para los
ML y los DL (Tabla 4), además se reporto que estos
futbolistas tienen menos pausa de recuperación entre
los sprints (Rampinini E et al 2007). Los perfiles de
intensidad de los delanteros parecen estar
caracterizados por arranques súbitos de esfuerzos de
alta intensidad con el fin de facilitar la creación de un
espacio libre, o moverse buscando la oportunidad de
convertir un gol. Los períodos de ejercicios de alta
intensidad en esta posición están separados por
períodos largos de pausa que parecen indicar una falta
directa de compromiso con el juego. Drust B et al
(1995) propusieron que parece particularmente
importante que los delanteros tomen tiempos de
recuperación más largos para poder actuar de forma
máxima en un período de ejercicio subsiguiente e
incrementar las chances de generar jugadas de peligro
para el equipo oponente.
En función de los datos presentados, los delanteros
muestran un perfil más anaeróbico de actividad que las
otras posiciones de juego, ya que saltan más
frecuentemente (Drust B et al 1995), recorren una
mayor distancia a máxima velocidad y tienen períodos
de pausas relativamente más largos que la otras
posiciones. La importancia de la actividad de sprint y
de carreras de alta intensidad para el juego de los DE
han sido ratificadas recientemente por los resultados de
un trabajo que reportó que los delanteros tendían a
recibir la pelota de manera más frecuente cuando
corrían en velocidades crucero y de sprint, esta
situación no se observó en DC, DL, MC ni ML,
indicando que la capacidad de desarrollar habilidades
técnicas a alta velocidad cuando se ataca es importante
para esta posición (Williams A et al, 2003). En
concordancia con esto, otro estudio reciente
desarrollado por Rampinini et al (2007) reporto que los
DE junto a los DL recorrían la más alta cantidad de
metros a muy alta intensidad en posesión del balón, lo
cual resalta la importancia de entrenar la conducción
del balón a alta velocidad mediante entrenamientos
físicos técnicos en estos puestos de juego. Teniendo en
cuenta la importancia que los sprints poseen durante
los partidos, hacen falta en estos momentos estudios
más detallados de motion analysis que describan las
características de los patrones de sprint, no sólo para
los DE sino para todos los puestos. Por ejemplo, no
existe información disponible respecto de cómo se
comienzan los sprints, por ejemplo si el jugador los
inicia desde una posición estática, o si los comienza
desde una carrera de baja, moderada o alta intensidad,
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y si existen diferencias en la actividad previa al sprint
entre diferentes puestos (Carling et al, 2007). Por
ejemplo, un estudio reciente realizado en jugadores de
rugby union de elite mostró que los forwards
comenzaban el 41% de los sprints desde posición
estática; mientras que los backs comenzaban el 29% de
los sprints desde posición estática, el 29% desde la
caminata, el 29% desde carrera de baja intensidad y el
13% desde carrera de alta intensidad ( Duthie G et al,
2006). Este tipo de detalle tendría una gran
aplicabilidad para la programación tanto del
entrenamiento de la velocidad como de la capacidad de
repetir sprints (RSA) en el fútbol, adaptando el
entrenamiento en función de la exigencia competitiva
para cada puesto de juego.
Defensores Laterales (DL)
Por su parte, los DL demuestran una tasa de esfuerzo
incrementada respecto de los DC para todas las
velocidades de carrera, y esta diferencia es cada vez
mayor cuando se analizan las velocidades de
desplazamiento más elevadas (Tabla 3). Por otro lado,
si se analizan las distancias recorridas en el rango de
velocidad de entre 11 y 19 km·h -1 puede verse que los
DL recorren una menor distancia que los MC y ML.
No obstante, a velocidades superiores a 19 km·h -1 los
DL presentan junto a los ML la mayor cantidad de
metros recorridos (Tabla 4). Es aparente que los altos
volúmenes recorridos en velocidades de sprint y
carreras de muy alta intensidad por parte de los DL
pueden explicarse por la necesidad de acoplarse
“sorpresivamente” al ataque desbordando por el
costado de la cancha para tirar un centro, presentando
una opción de pase en zona ofensiva para brindar una
continuidad al ataque del equipo, arrastrando marcas
para dejar espacios libres para sus compañeros en el
campo rival, e incluso cerrándose desde el lateral hacia
el centro del campo buscando un remate al arco o,
recuperar una pelota luego de un centro lanzado desde
la zona contraria del campo de juego. Luego de
cualquiera de este tipo de intervenciones “rápidas”, los
DL se ven obligados a volver a zona defensiva a alta
velocidad de desplazamiento lo cual duplica su
esfuerzo.
La mayor flexibilidad táctica de los DL respecto de los
DC, que consiste en la necesidad de sumarse al ataque
y volver rápidamente a zona defensiva, explica las
diferencias en la tasa de esfuerzo entre ambos puestos.
Por otro lado es interesante resaltar aquí que, el estudio
de Barros R et al (2007) reportó que los DL del fútbol
8/27
brasilero no sólo presentaban la mayor distancia total
recorrida (Tabla 2) comparados con el resto de los
puestos, sino también la mayor distancia recorrida a
alta intensidad, y la mayor distancia recorrida en
velocidad de sprint. Este dato demuestra que las
diferencias en el estilo de juego inciden sobre la
demanda física del jugador (para más detalle se remite
al lector al material de especialización), y resalta la
importancia que tienen los DL en el esquema de juego
del fútbol brasilero en el que estos jugadores pueden
desequilibrar con la misma habilidad y frecuencia que
un delantero. Históricamente este país ha tenido
grandes exponentes en este puesto.

Distancia Recorrida a diferentes Intensidades

Posición de Juego
0-11 km/h 11,1-14 km/h 14,1-19 km/h 19,1-23 km/h >23 k
Defensores Centrales (DC) 7080 ± 420m 1380 ± 232m* 1257 ± 244 m* 397 ± 114 m* 215 ± 1
Defensores Laterales (DL) 7012 ± 377m 1590 ± 257m+ 1730 ± 262m+ 652 ± 179m+ 402 ± 1
Mediocampistas Centrales (MC) 7061 ± 272m 1965 ± 288m# 2116 ± 369m† 627 ± 184m+ 248 ± 11
Mediocampistas Laterales (ML) 6960 ± 601m 1743 ± 309 mº 1987 ± 412m† 738 ± 174m# 446 ± 1
Delanteros (D) 6958 ± 438m 1562 ± 295m+ 1683 ± 413m+ 621 ± 161m+ 404 ± 1
Tabla 4. Medición de las diferencias posicionales en la distancia recorrida a diferentes velocidades. 11,1-19 km/h: *significativamente menor
que cualquier otro subgrupo, + significativamente diferente de DC, MC,ML; # significativamente mayor que cualquier otro subgrupo, º
significativamente diferente de DC, DL, MC, D; † significativamente diferente de DC, DL, D. 19,1-23 km/h: *significativamente menor a todos
los subgrupos; + significativamente diferente a DC y ML, # Significativamente mayor que cualquier otro subgrupo. >23 km/h:
*significativamente menor que cualquier otro subgrupo, † significativamente diferente de DC, MC.

RESPUESTAS FISIOLÓGICAS EN bolsas de Douglas tenían un peso de 1,2 kg, lo que

puede explicar la tasa de esfuerzo reducida y por ende
LOS PARTIDOS el bajo consumo de oxígeno. A este hecho hay que
sumar que la baja tasa de muestreo en el consumo de
Las mediciones de las demandas fisiológicas de los
oxígeno, de una medición cada tres minutos, pudo no
partidos requieren intervenciones que pueden interferir
haber reflejado varios de los momentos mas
con la carga normal impuesta sobre el jugador. Según
demandantes de esfuerzo durante el partido, como las
Drust et al (2007) la obtención de parámetros
aceleraciones, tackles, etc. Por tanto, esta metodología
fisiológicos durante la competencia deben ser
para la valoración del VO 2 durante los partidos pudo,
socialmente aceptables, no interferir con el
por un lado, no haber sido lo suficientemente sensible
rendimiento, y en lo posible no ser invasivos.
como para detectar el consumo de oxígeno en los
períodos intensos de ejercicio y, por otro, reducir la
tasa de esfuerzo del jugador. Estas consideraciones
LIBERACIÓN DE ENERGÍA AERÓBIA
pueden explicar el bajo consumo de oxígeno durante el
partido reportado en este estudio.
Consumo de Oxígeno
Debido a estas limitaciones se han realizado otras
Oguhshi et al 1993 utilizaron bolsas de Douglas para
aproximaciones para estimar el conumo de oxígeno
analizar el consumo de oxígeno en dos jugadores
durante un partido. ǖstrand P.O.y Rhodal K. (1993)
durante un partido de fútbol, el análisis de los gases
reportaron que en un mismo sujeto, sin que cambie su
espirados se hizo durante intervalos de tres minutos. El
estado de entrenamiento la variación día a día de la FC
consumo de oxígeno reportado fue de 35 y 38 mlǜkg -
a una captación de oxígeno dada es menor a 5
1
·min-1 en el primer tiempo, y de 29 y 30 mlǜkg -1·min-1
latidos·min-1 . Por tanto, obteniendo la relación
en el segundo tiempo. Estos valores correspondieron
individual entre FC y VO 2 de un sujeto en el
entre el 56 y 61% y el 47 y 49% del VO 2máx para los
laboratorio se puede conocer para cada valor de FC el
dos jugadores en el primer y segundo tiempo
valor del consumo de oxígeno correspondiente. De esta
respectivamente, lo cual es menor a lo reportado en
manera los diferentes valores de FC de cada jugador
otors estudios (Reilly T 1976, Strøyer J et al 2004). Es
pueden ser transformados a VO 2. Con esta
importante tener en cuenta que en este estudio el las
metodología, midiendo la FC durante los partidos o
distnacias cubiertas por los sujetos evaluados fueron un
ejercicios técnicos podría conocerse con bastante
11% menor a la del resto de los jugadores, además las
exactitud el consumo de oxígeno durante los juegos.

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No obstante, este tipo de aproximación puede presentar
una serie de problemas. Por ejemplo, factores como la
concentración en los compañeros y adversarios y el
control de la pelota, sumado a la ansiedad causada por
las situaciones de juego pueden resultar en una
elevación de la FC por encima de lo que refleja la
propia carga de trabajo (Herd 1991, Blix et al, 1974).
Además, la naturaleza del juego es intermitente lo cual
implica que el jugador esta permanentemente variando
su intensidad de esfuerzo, mientras que la relación FC-
VO2 obtenida en el laboratorio se establece en base a
un test continuo e incremental, en el que el aumento de
la carga se realiza a intervalos regulares de tiempo.
Con el objeto de analizar si la relación FC-VO 2
obtenida durante el ejercicio continuo incremental se
mantenía en el ejercicio intermitente con variación
frecuente de la intensidad de ejercicio, Bangsbo
(1994b) evaluó esta relación durante las condiciones de
ejercicio mencionadas. El ejercicio intermitente
consistio en alternar una velocidad de carrera alta con
otra baja, de 15 y 10 segundos respectivamente. Se
encontró la misma relación entre VO 2 y FC sobre todo
el rango de trabajo (Figura 3). Por tanto, se propuso
que la relación obtenida entre FC y VO 2 durante el
ejercicio continuo incremental puede transferirse con
escaso margen de error al ejercicio de tipo intermitente
y de esta manera estimarse el consumo de oxígeno
durante actividades específicas del fútbol a partir de la
FC con una buena confiabilidad (Bangsbo J, 1994b).
Otra crítica a este tipo de metodología indirecta para la
estimación del VO2 a partir de la FC en el fútbol es la
planteada por Balsom et al (1991) quien propuso que la
FC se incrementa de manera desproporcionada en
relación consumo de oxígeno luego de un sprint. Sin
embargo, los sprints suman aproximadamente el 1%
del tiempo total de un partido (Stolen et al, 2005).
Un aporte importante a este tópico lo realizaron Hoff et
al (2002), quienes después de establecer la relación FC-
VO2 en el laboratorio durante un test continuo
incremental en futbolistas profesionales, analizaron
esta misma relación en dos situaciones de
entrenamiento diferente que fueron diseñadas para
entrenar a una elevada FC. La primera situación
consistió en un drill de conducción del balón, y la
segunda situación en un juego reducido 5 vs 5
incluyendo a los arqueros. Para ambas situaciones de
entrenamiento con pelota se cuantificó la FC y el
consumo directo de oxígeno mediante un analizador
portátil (Cosmed K4b2, con un peso de 500 gramos).
Como puede verse en la Figura 4 la relación entre el
consumo de oxígeno y la FC en el drill técnico y en el
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juego reducido no fueron significativamente diferentes a
la relación encontrada en el laboratorio durante el test
continuo e incremental.
No obstante, es importante tener en cuenta que los
trabajos de Bangsbo (1994a) y Hoff et al (2002)
tuvieron una duración menor a los 15 minutos y es
posible que durante este período de tiempo la
deshidratación, no reportada en estos trabajos, haya
sido significativamente inferior a la que se genera a lo
largo de todo un partido. En este escenario, hay que
tener en cuenta que la deshidratación causada en un
partido puede causar pérdida del volumen plasmático
(ǖstrand P, Rhodal K, 1993), por lo que, para mantener
un mismo nivel de gasto cardíaco y de consumo de
oxígeno la FC debe incrementarse (ǖstrand P.O.y
Rhodal K. 1993, Willmore y Costill 1998). Por tanto, si
se utiliza la medición de la FC para estimar el VO 2 a lo
largo de todo un partido es posible que las tasas de
deshidratación reportadas durante los partidos de fútbol
de ~ 3L (Bangsbo 1994a, Reilly 1997), puedan
promover una elevación del nivel de FC que no refleje
necesariamente un incremento en el VO 2, sobre todo
hacia el final de los partidos.
Si asumimos que la relación FC-VO 2 puede ser
utilizada como una estimación precisa del consumo de
oxígeno en el fútbol, y teniendo en cuenta que
porcentaje de la FCmáx con el que los jugadores
compiten varía habituamente entre el 80-88% de la
FCmáx (Bangsbo 1994, Krustrup et al 2005), una FC
del 85% de la máxima corresponderá aproximadamente
a un 75% del VO 2máx (ǖstrand P.O.y Rhodal K).
Estos datos estan avalados por mediciones de la
temperatura central durante los partidos, la cual es otra
variable indirecta de la liberación de energía. Las
temperaturas centrales durante los partidos varían entre
los 39-40ºC (Ekblom, 1986), lo cual sugiere que el
promedio de la carga aeróbica durante un partido varía
entre el 70-75% del VO 2máx (Bangsbo et al, 2007).
El 75% del VO2máx corresponde a un promedio de
VO2 de 45, 48,8 y 52,5 mlǜkg -1ǜmin-1, para un jugador
con un VO2máx de 60, 65 y 70 mlǜkg-1ǜmin-1,
respectivamente.
10/27
 sin embrago esta extrapolación es válida sólo si la tasa de
esfuerzo realizada es similar (Drust B, 2007).

Bangsbo J (1994) reporto en futbolistas profesionales

una FC promedio aproximada de 170 lat/min. Por su
parte Krustrup et al (2005) reportaron una FC
promedio de 167 lat/min que correspondió al 87% de la
FCmáx en futbolistas mujeres de elite durante un
partido amistoso de fútbol. El pico de FC en este
estudio varió entre 171 y 205 lat/min lo que
correspondió a un promedio del 97% de la FCmáx
(rango 96-100%); mientras que los valores más bajos
de FC durante un partido generalmente no descienden
más allá del 65% de la FCmáx individual (Bangsbo et
al, 2006)

Puede decirse entonces que el rango de variación del

porcentaje de la FCmax durante un partido se
encuentra habitualmente entre el 80 y el 90% llegando
Figura 3. Relación entre consumo de oxígeno y frecuencia muchos futbolistas a alcanzar en diferentes momentos
cardiaca durante test intermitente (circulos negros) y continuo
(circulos blancos). Datos presentados como promedio ± SEM. del partido el 100% de la FCmáx. Como puede verse
Tomado de Bangsbo 1994a. en la Figura 5 la FC sigue un patrón inconsistente
durante todo el juego, el cual es generado por los
períodos de ejercicio de baja y alta intensidad que son
intercalados de manera continua a lo largo del juego.

Figura 4. Correlación entre el VO 2 y FC a diferentes velocidades
submáximas durante la evaluación en cinta ergométrica y durante
el juego 5 vs 5 y el ejercicio de conducción del balón. Tomada de
Hoff et al (2002).
Análisis de la Frecuencia Cardiaca
La frecuencia cardiaca (FC) en si misma es un
indicador útil de la carga circulatoria. El monitoreo de
la FC en partidos oficiales de fútbol se ha llevado a
cabo en árbitros (Drust B, 2007). Algunas
observaciones fueron realizadas en partidos amistosos
(Edwards A y Clark N, 2006, Van Gol et al 1988,
Bangsbo 1994, Krustrup et al 2006) y a partir de éstas
se han trasladado los datos hacia la competencia real,
Figura 5. Respuesta típica de la FC de un futbolista durante un
partido amistoso de fútbol. La FC máxima del juego fue de 185 y la
FC promedio ascendió a 173 lat/min
Utilidad del Monitoreo de la FC durante el
Entrenamiento y la Competencia en el Fútbol
La respuesta de la FC ha sido utilizada históricamente
para graduar la carga de los entrenamientos de
resistencia en varios deportes, y también para evaluar
la intensidad de diferentes tipo de entrenamientos con
la pelota en un gran número de trareas en el fútbol
(Hoff et al 2002, Sassi et al 2005) También la respuesta
de la FC al ejercicio puede ser utilizada para controlar
la carga de entrenamiento genérico (sin la pelota) que

Grupo Sobre Entrenamiento (www.sobreentrenamiento.com) 11/27

tenga por objeto incrementar el VO 2máx de los
jugadores (Helgerud et al, 2000, Impellizzeri et al
2005,), y para mantener una intensidad de
entrenamiento lo suficientemente baja durante las
sesiones de recuperación (Reilly T y Ekblom B 2003).
No obstante, el uso de la FC con el objeto de
monitorear la intensidad del entrenamiento no se aplica
a todos los entrenamientos realizados en el fútbol, ya
que la cinética de esta variable difiere notablemente
del estrés causado por la intensidad de los
entrenamientos pliométricos, entrenamientos de la
velocidad o entrenamientos de la fuerza (Alexiuo H
and Coutts A, 2008).
Al igual que en los deportes cíclicos la respuesta de la
FC en competencia puede utilizarse para monitorear las
adaptaciones promovidas por el entrenamiento. No
obstante, las respuestas adaptativas esperadas serán
diferentes. Mientras que en los deportes cíclicos una
adaptación positiva será la disminución de la FC en
competencia, lo contrario ocurrirá como respuesta
adaptativa de la FC durante partidos de fútbol. En
concordancia con esto, se reporto que la inclusión del
entrenamiento intervalado durante ocho semanas
incremento la distancia total recorrida, la distancia
recorrida a alta intensidad y el número de sprints
ejecutados durante un partido en un grupo de
futbolistas juveniles. Lógicamente que ese incremento
en la tasa de esfuerzo reportado se tradujo en un
aumento sobre la demanda del sistema cardiovascular
durante los partidos. Luego de la intervención los
futbolistas permanecieron durante más tiempo de juego
a porcentajes superiores al 85% de la FCmáx, mientras
que el período de tiempo en el que los futbolistas
permanecieron por debajo del 85% de la FCmáx se vio
disminuido (Figura 6) (Helgerud et al, 2001). En este
escenario, el monitoreo de la FC durante partidos
amistosos de fútbol podría ser importante, ya que un
incremento de esta variable puede reflejar de manera
indirecta una más alta tasa de esfuerzo desarrollada por
el jugador durante la competencia. Nosotros hemos
corroborado estos datos mediante el análisis de la FC y
motion analysis en partidos de pretemporada en
futbolistas profesionales. El promedio de la distancia
total recorrida y la distancia recorrida a alta intensidad
en el primer partido de práctica de 50 minutos para dos
mediocampistas centrales fue de 4800 mts y 1000,
siendo el promedio de la FC del 76% de la FCmáx.
Dieciséis días más tarde para 50 minutos de fútbol la
distancia total y la distancia recorrida a alta intensidad
se incrementaron hasta 5100 mts y 1300 mts,
respectivamente; mientras que el promedio de la
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FCmáx llegó al 83% de la máxima (Bressán M, Metral
G, datos no publicados).
Porcentaje del Tiempo Total
45
40
35
30
25
20
15
10
5
0
< 70% 70-85% 85-90% 90-95% >95%
Porcentaje de la FCmáx
Figura6. Porcentaje de tiempo invertido en diferentes porcentajes
de la FCmáx. Histogramas anaranjados (después del
entrenamiento), histogramas azules (antes del entrenamiento).
Modificado de Helgerud et al (2001).
LIBERACIÓN DE ENERGÍA ANEARÓBICA
Aunque el metabolismo aeróbico es el dominante en la
liberación de energía durante los partidos, las acciones
más determinantes que inciden en el resultado final de
un juego son sostenidas principalmente por el
metabolismo anaeróbico. Las situaciones de
enfrentamientos 1 vs 1, saltos, remates al arco, y
sprints estarán limitadas principalmente por los
sistemas anaeróbicos de resíntesis de ATP. En otras
palabras, la liberación de energía anaeróbica
determinará quien hará un sprint más rápido o saltará
más alto. La resíntesis anaeróbica de ATP se basa en
dos sistemas de energía, el sistema de los fosfágenos y
el sistema glucolítico.
Sistema de los Fosfágenos
El sistema de los fosfágenos es el que presenta la más
alta velocidad en la resíntesis del ATP, llegando a 9
mmol de ATPǜkg músculo seco -1 ·seg-1 (Sahlin , 1992).
Se ha reportado que la pérdida en la producción de
fuerza en músculos sometidos a electroestimulación de
diferentes intensidades presentó una elevada
correlación con la depleción de fosfocreatina (PCr)
(Sahlin y Ren 1989, Spriet et al,1987). A intensidades
elevadas de ejercicio en un período variable de entre 4
y 10 segundos se puede agotar el 80% del contenido
total de PCr en el músculo esquelético humano
(Bogdanis et al, 1998). La PCr ha sido asociada
principalmente a la resíntesis de ATP durante el
12/27
ejercicio de alta intensidad y corta duración, la
transición de la pausa al ejercicio y las condiciones de
hipoxia. Sin embargo, la ruptura de PCr actúa también
como un amortiguador de la acidosis intracelular y,
también actúa como transportador de fosfato en todo el
citosol, así como también desde la mitocondria al
citosol (Demant T y Rhodes E 1999; ACSM
Roundtable 2000).
Sistema de los Fosfágenos y Rendimiento en el Fútbol
Los esfuerzos intermitentes que caracterizan el patrón
de actividad en el fútbol indican que la PCr puede ser
altamente depletada del músculo esquelético durante
las series de ejercicio intenso, y ser resintetizada
durante los períodos que separan los esfuerzos de alta
intensidad en los que el jugador se halla típicamente
estacionado, caminando o corriendo a velocidades
bajas. Basados en los expuesto se puede proponer que,
los sujetos que presenten una mayor velocidad de
resíentesis de PCr durante las pausas del ejercicio
intermitente de alta intensidad tendrían más chances de
mantener una elevada tasa de esfuerzo durante las
próximas series de ejercicio intenso. Esta sería una
condición importante ya que se ha reportado que se
realizan entre 150 y 250 acciones breves de alta
intensidad durante un partido (Morh et al, 2003), lo que
indica que la provisión de energía por parte de la PCr
en estos momentos precisos de los partidos sería
elevada.
Krustrup et al (2006) analizaron las concentraciones de
PCr durante un partido en jugadores de la cuarta
división del fútbol noruego. Cuando se identificaban
carreras de alta intensidad los jugadores eran
reemplazados y se practicaba una biopsia muscular. La
concentración de PCr luego del ejercicio intenso fue un
25% menor al valor de reposo. Sin embargo, los
autores de este trabajo reportaron un retraso de entre
15-30 segundos en la obtención de la biopsia luego del
ejercicio. Ese período de tiempo coincide con la fase
rápida de resíntesis de PCr, en la que puede
resintetizarse el 50% de la PCr total (Hultman et al,
1967). Teniendo en cuenta este retraso y analizando los
datos de resíntesis de PCr en estos mismos sujetos se
estimó que la concentración PCr pudo haber
disminuido cerca de un 40% respecto del valor de
reposo (Bangsbo et al, 2007).
Bangsbo et al (2007) comunicaron que es posible que la
concentración de PCr descienda más aún durante un
partido, en torno de un 70% de la concentración
Grupo Sobre Entrenamiento (www.sobreentrenamiento.com)
inicial, si es que son realizadas series repetidas de
sprints con bajos períodos de pausa. Es importante
notar que las fibras musculares que presentan una
mayor depleción de PCr luego del ejercicio de alta
intensidad son las de tipo IIa y IIb, mientras que las
fibras de tipo I o lentas presentan una menor utilización
de PCr. No obstante, de manera contraria a los que
sucede con el catabolismo de la PCr la tasa de
resíntesis de esta molécula es menor en las fibras de
tipo IIa y IIb y mayor en las fibras de tipo I. (Casey A
et al 1996, Söderlund y Hultman 1991, Casey A y
Greenhaff P et al,1998) Esto es así ya que el proceso de
resíntesis de PCr depende netamente del metabolismo
aeróbico y acontece en el interior de las mitocondrias
(Robergs R, 2003, Wyss y Kadura 2001, Meyer R
1988). Casey et al (1996) reportaron que la
disminución en la concentración de PCr en las fibras de
tipo II pudo haber sido una de las causas principales de
la disminución en la producción de potencia media
durante el ejercicio de sprints repetidos. En
concordancia con esto Bogdanis et al (1998) reportaron
que la disminución en la concentración de PCr
correlacionó de manera significativa en la pérdida del
pico de potencia durante el ejercicio de sprints
repetidos.
La elevada tasa catabólica y escasa velocidad de
resíntesis de PCr en las fibras de tipo II presenta un
verdadero desafío a ser resuelto en los deportes de
dinámica intermitente en general, y en el fútbol en
particular, ya que las situaciones de juego pueden
limitar el período de recuperación entre esfuerzos y la
resíntesis de PCr en el interior de las fibras rápidas. Es
probable que esta situación pueda limitar la producción
de potencia durante los esfuerzos de alta intensidad
separados por pausas incompletas de recuperación que
caracterizan los momentos de mayor intensidad en los
deportes de dinámica intermitente (Metral G, 2006).
Sistema Glucolítico
La resíntesis de ATP a partir de este sistema se vuelve
especialmente importante durante el ejercicio de alta
intensidad. El incremento en la concentración de Cr, Pi
y AMP generados por la acción de las enzimas
creatinkinasa y adenilatokinasa (ver material básico)
producen un aumento en la velocidad de acción de las
enzimas que aceleran la glucólisis (fosforilasa b y
fosfofructuokinasa [PFK]) (Robergs R, 2003). Por
tanto en situaciones de partido en las que se realicen
más de tres o cuatro sprints intercalados con muy bajos
13/27
períodos de recuperación, la tasa glucolítica estará
maximizada.
Análisis de la Concentración Sanguínea de Lactato
Durante los Partidos
Los valores de lactato durante partidos de fútbol que
han sido reportados en la literatura varían
habitualmente entre 4 y 10 mmol/L (Bangsbo 1994a),
llegando a presentar valores picos de 16 mmol/L
(Psotta y Bunc, 2005), lo cual demostraría que en
determinados momentos del juego este sistema
energético es altamente demandado. De todos modos
es importante notar que la concentración de lactato
medida en el fútbol depende largamente del patrón de
actividad realizado durante los 5 minutos previos a la
extracción de sangre (Stolen et al 2005), y de ningún
modo representa un promedio de la concentración de
este metabolito en todo un tiempo de juego, ni tampoco
puede utilizarse como un indicador de la tasa glucolítca
para un período específico de tiempo.
La mayor parte de los estudios sólo han podido obtener
muestras de lactato durante el entretiempo y al finalizar
los partidos. No obstante, existen ciertos parámetros de
información que por su alta coherencia y persistencia a
lo largo de varios estudios (Stolen et al 2005) son
útiles para caracterizar de manera global la variación
en la concentración de lactato durante los partidos. Los
dos parámetros más consistentes reportados por
diversos estudios se relacionan con la variación en la
concentración de lactato sanguíneo al finalizar el
primer y segundo tiempo, la cual sigue el mismo
comportamiento en todos los trabajos, y la segunda se
relaciona con la variación en la concentración de
lactato en función del nivel competitivo de los
jugadores (Figura 7).
La Figura 7 muestra el perfil de la concentración de
lactato durante los dos tiempos en partidos que
incluyen a jugadores de elite y a jugadores de menor
nivel competitivo. Como puede apreciarse en la figura
es aparente que los jugadores de elite solicitan al
sistema anaeróbico en mayor grado que los jugadores
que no son de elite. Estos datos parecen ser lógicos ya
que se ha demostrado que a medida que el nivel
competitivo es mayor se eleva la distancia recorrida a
alta intensidad (Mohr et al, 2003) (Figura 8) y es por
ello que los jugadores de elite solicitan una mayor
participación del sistema glucolítico durante los
períodos más intensos del juego.
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Figura 7. Concentración de lactato luego del primer y segundo
tiempo en jugadores de elite (histogramas negros) y jugadores de
no elite (histogramas blandos). Todado de Stolen et al, 2005.
Otra constante que se muestra en las evaluaciones de
lactato es que en todos los estudios revisados la
concentración de lactato durante el segundo tiempo es
menor a la del primero, y esto no sólo se ha rerportado
en el fútbol sino también en otros deportes
intermitentes como el basketbol (Abdelkrim et al,
2007) o el rugby (Coutts A, 2003). La menor
concentración de lactato en el segundo tiempo de los
partidos puede deberse a los siguientes factores:
a. la menor tasa de esfuerzo realizada durante el
segundo tiempo, principalmente la caída en la
distancia recorrida a alta intensidad (Figura 8),
b. es factible que una disminución en la
concentración de glucógeno muscular en el
segundo tiempo de los partidos atenúe la
glucogenólisis vía inhibición de la enzima
fosforilasa (Chasiotis 1983) y posteriormente la
glucólisis y la producción de lactato durante esa
etapa,
c. es posible que el incremento de la hormona STH
que se eleva después de los 35 minutos de
actividad física (Willomore y Costill, 1998)
produzca una disminución en la utilización de
glucógeno y un aumento en la oxidación de ácidos
grasos, y
d. se ha demostrado que en el ejercicio intermitente
de larga duración se produce un incremento en la
concentración de citrato citoplasmático proveniente
del ciclo de Krebs (Essén B, 1978). El incremento en
la concentración de citrato puede inhibir a la
enzima PFK retardando la glucólisis y la
producción de lactato.
14/27
Alguno de estos factores o la conjunción de varios de
ellos pueden ser los responsables de la progresiva
disminución en la concentración de lactato sanguíneo y
de la tasa glucolítica a medida que el juego avanza.
Figura 8. Distancia recorrida a alta intensidad en intervalos de 15
minutos para jugadors de elite (histogramas negros) y jugadores de
subelite (histogramas blancos). Los datos se presentan como
medias ± DS. *Diferencia significativa entre jugadores de elite vs
jugadores de subelite. ¤Diferencia significativa con los primeros 5
períodos de 15 minutos del partido. $ Diferencia signficativa con
los primeros 15 minutos del partido.
Relación entre el nivel de acondicionamiento aeróbico y
la concentración de lactato
Es importante tener en cuenta que los jugadores con
mejores adaptaciones aeróbicas (elevado VO 2máx, pero
sobre todo elevado umbral anaeróbico) mostraran para
una misma tasa de esfuerzo, una menor concentración
de lactato que sujetos con menor capacidad aeróbica
(Stolen et al, 2005). Esto será posible debido a una
mayor tasa de oxidación mitocondrial de lactato y a
una más alta tasa de resíntesis de PCr durante las
pausas del ejercicio intenso (Tomlin y Wenger, 2001).
Una más alta tasa de resíntesis de PCr en las pausas del
ejercicio actuará de manera sinérgica junto a la
oxidación de lactato en la disminución de la tasa de
actividad de la enzima fosforilasa. El resultado de esta
inhibición se traducirá en una menor depleción de
glucógeno durante el juego que permitirá al jugador
llegar hacia el final del partido con un mayor nivel de
glucógeno muscular. Este escenario metabólico puede
ser propicio para mantener las tasas de esfuerzo
elevadas hacia la parte final del partido (Ver discusión
de fatiga).
Grupo Sobre Entrenamiento (www.sobreentrenamiento.com)
Relación entre la Concentración Hemática de Lactato y
la Concentración de Lactato Muscular durante los
Partidos de Fútbol
Si bien la concentración hemática de lactato puede ser
un indicador aceptable de la tasa glucolítica muscular
durante el ejercicio continuo de alta intensidad
(Krustrup et al 2004), no ocurre lo mismo con patrones
de ejercicio intermitentes de alta intensidad. Hasta el
momento sólo un estudio realizado por Krustrup et al
(2006) ha analizado la concentración muscular de
lactato durante un partido de fútbol en el que se
enfrentaron dos equipos amateurs. En este partido
amistoso la concentración de lactato muscular ascendió
en promedio hasta valores de 15 mmol·kg de músculo
seco-1, lo que representa aproximadamente el 30% del
lactato muscular generado durante un ejercicio
contínuo al 80% del VO2máx (Krsutrup et al, 2004).
Un interesante hallazgo de este estudio es que la
concentración hemática de lactato obtenida durante el
partido tuvo una muy escasa correlación con la
concentración de lactato muscular (Figura 9). Una baja
correlación entre lactato muscular y hemático también
fue reportada por Krustrup et al (2003) durante la
ejecución del YoYoIRT nivel 1 (Figura 9). Esto no
coincide con el patrón de ejercicio continuo en el que
las concentraciones hemáticas de lactato reflejan con
bastante exactitud la cantidad de lactato que contiene el
músculo. Como puede verse en la Figura 9 cuanto más
intermitente es el ejercicio menor es la correlación
entre lactato sanguíneo y muscular. Estas diferencias se
deben probablemente a diferentes tasas de remoción de
lactato sanguíneo y muscular, siendo la tasa de
remoción de lactato muscular mayor durante los
ejercicios intermitentes comparados a los ejercicios
continuos; mientras que lo contrario ocurre con la tasa
de clearence de lactato sanguíneo. Esto significa que
durante la ejecución de ejercicios intermitentes la
concentración de lactato hemático puede ser elevada
mientras que la concentración muscular de lactato
permanece relativamente baja. Como se ha mencionado
la concentración de lactato en sangre se encuentra
afectada por la tasa de esfuerzo de los últimos 5
minutos de ejercicio previo a la extracción de sangre,
por tanto las altas concentraciones de lactato sanguíneo
habitualmente reportadas en los partidos de fútbol
pueden no representar una producción elevada de
lactato en respuesta a una acción individual durante el
partido, sino que representa el balance de una respuesta
acumulada a varias actividades de alta intensidad. Esta
información es importante para no visualizar la
15/27
concentración de lactato sanguíneo como un indicador de
tasa glucolítica en el fútbol (Bangsbo et al, 2006).
Basados en la comparación con otros estudios que
realizaron ejercicio de corta duración y alta intensidad
(Gaitanos et al, 1993; Neville et al, 1989), Krustrup et al
(2006) concluyeron que la tasa de glucolítica en los
partidos podría ser elevada pero durante período
reducidos de tiempo.
Figura 9. Relación individual entre el lactato muscular (expresado
en mmol por litro de agua intracelular) y el lactato sanguíneo. Los
círculos negros representan la relación obtenida en el partido de
fútbol; los cuadrados negros representan la relación obtenida en el
punto del agotamiento durante el YoYoIRT nivel 1, los círculos
blancos muestran la relación obtenida luego de 20 minutos de
ciclismo contínuo al 80% del VO 2máx.
OXIDACIÓN DE SUSTRATOS
El conocimiento de las demandas energéticas y de los
sustratos oxidados durante los partidos es importante
para desarrollar estrategias nutricionales y el manejo de
las cargas de entrenamiento con el objeto de asegurar la
supercompensación de sustratos previo a los partidos, y
de acelerar los procesos de recuperación luego de la
competencia. De este modo, la supercompensación de
sustratos antes de la competencia podrá ayudar a
maximizar la tasa de esfuerzo en los partidos, mientras
que, una más rápida recuperación luego de la
competencia se traducirá en una semana de
entrenamiento de alta calidad, en cuanto a la aplicación
de tareas de entrenamiento óptimas, en volumen e
intensidad.
Oxidación de Glucógeno Muscular y Glucosa
Sanguínea
El glucógeno muscular y la glucosa sanguínea son
esenciales para el rendimiento en el ejercicio intenso y
Grupo Sobre Entrenamiento (www.sobreentrenamiento.com)
prolongado. A medida que se incrementa la intensidad
del ejercicio, los músculos que se contraen incrementan
la captación de glucosa desde la sangre y para
mantener la concentración de glucosa sanguínea, debe
incrementarse la producción de glucosa hepática
(Coyle E., 2000). Además del glucógeno hepático, la
glucosa sanguínea puede ser generada a partir de la
gluconeogenesis o a partir de la glucosa ingerida
proveniente desde la absorción intestinal. La depleción
de glucógeno en los músculos en contracción o el
desarrollo de hipoglucemia debida a la depleción de
glucógeno hepático hace imposible mantener una
elevada tasa de esfuerzo en el tiempo. (Costill D,
2002). El ejercicio intermitente y prolongado de alta
intensidad, característico del fútbol, constituye un
método efectivo para producir depleción de las reservas
de glucógeno muscular y acelerar la aparición de
fatiga.
En un estudio pionero conducido por Saltin (1973) en
el que se manipuló la carga de entrenamiento 24 hs
previas a un partido, se demostró que los jugadores que
recibieron entrenamiento intenso el día anterior al
juego comenzaron con una concentración de glucógeno
muscular aproximada de 200 mmol·kg -1 de músculo
seco; mientras que los sujetos que disminuyeron la
carga iniciaron el partido con una concentración
normal de glucógeno de unos 400 mmol·kg-1 de
músculo seco. Al finalizar el primer tiempo los sujetos
que iniciaron con baja concentración de glucógeno el
partido habían vaciado la reserva de glucógeno
muscular, mientras que los sujetos que comenzaron el
partido con niveles normales de glucógeno no tuvieron
problemas con la concentración de esta reserva para
iniciar el segundo tiempo, no obstante terminaron el
partido con una concentración de 50 mmol·kg-1 de
músculo seco, lo cual demuestra que aún habiendo
iniciado el juego con niveles altos de glucógeno, el
partido prácticamente depeleto las reservas de este
polímero.
En este estudio el grupo de jugadores que comenzaron el
partido con niveles bajos de glucógeno recorrieron el
50% de la distancia total caminando, mientras que el
resto de los jugadores caminaron el 27% de la distancia
total recorrida, mientras que la distancia recorrida a alta
intensidad fue de 1293 mts para el grupo con bajo nivel
de glucógeno, y de 2760 mts para el grupo de
jugadores que iniciaron el partido con niveles normales
de glucógeno. Estos datos resaltan la importancia del
tapering previo a la competencia.
16/27
Este estudio pionero de Saltin B (1973) nos enseño en
primer término que durante los partidos de fútbol se
produce una muy elevada tasa de utilización de
glucógeno y, que la concentración de glucógeno
muscular puede limitar el rendimiento físico durante
los partidos.
En concordancia con los resultados obtenidos por
Saltin B (1973), un trabajo conducido por Balsom P
(1999) que manipuló la concentración de glucógeno
muscular mediante la dieta, otorgando a un grupo de
sujetos una dieta baja en carbohidratos (35% de la
energía total) y otra elevada en carbohidratos (65% de
la energía total) reportó que el grupo de sujetos con
elevado consumo de carbohidrato realizó un 33% más
de ejercicio de alta intensidad durante un partido de
fútbol reducido 4 vs 4. Además, el grupo que recibió
una dieta baja en carbohidratos elevo de manera
significativa las concentraciones plasmáticas de ácidos
grasos y glicerol que podría indicar indirectamente una
mayor oxidación de ácidos grasos en este grupo de
jugadores causada por la depleción de glucógeno.
Como sabemos la tasa de resíntesis de ATP a partir de
los ácidos grasos es más baja (1,2 mmol de ATP·kg
músculo humedo-1·seg-1, Sahlin et el, 1998) que la que
promueve el oxidación aeróbica de glucógeno (2,8
mmol de ATP·kg músculo humedo -1·seg-1, Sahlin et el,
1998), y esta condición puede explicar en parte la
disminución del ejercicio de alta intensidad demostrada
en el grupo que consumió una baja cantidad de
carbohidratos en este estudio.
Una serie de estudios posteriores (Jacobs et al 1982,
Smaros G 1980) al realizado por Saltin B (1972)
reportaron que los jugadores pueden terminar un
partido con niveles de glucógeno de 200 mmol·kg de
músculo seco-1. Estos hallazgos demostraron por un
lado que no todos los futbolistas pueden sufrir de
depleción de glucógeno muscular durante los partidos,
y por otro, que la disminución de glucógeno muscular
ocasionada durante el partido no podría causar fatiga
en todos los jugadores; ya que se necesitan menos de
200 mmol de glucógeno·kg de músculo seco- 1 para
inhibir a la enzima fosforilasa (Bangsbo, 1994), y por
ende retrasar la tasa glucogenolítica y glucolítica, la
velocidad de resíntesis de ATP y disminuir la tasa de
esfuerzo.
Es importante tener en cuenta que los trabajos hasta
aquí analizados examinaron la respuesta metabólica del
músculo esquelético humano durante partidos de
fútbol, analizando muestras de un músculo completo; o
Grupo Sobre Entrenamiento (www.sobreentrenamiento.com)
sea, compuesto por proporciones “groseramente”
iguales de fibras de tipo I (lentas) y II (rápidas).
Naturalmente, las conclusiones de estos estudios
representan sólo respuestas promedio, y no proveen
información con respecto a las respuestas individuales
que los diferentes tipos de fibras musculares presentan
frente al ejercicio (Spriet L., 1995). Este aspecto
condiciona nuestra capacidad de comprender la
dinámica metabólica de manera apropiada, ya que el
músculo esquelético humano es un órgano altamente
heterogéneo constituido por células (fibras
musculares) que poseen características histológicas,
morfológicas y metabólicas altamente diferenciadas
entre sí. Por tanto, durante un ejercicio, las reacciones
bioquímicas que acontecen en fibras de tipo I no tienen
por que ser necesariamente iguales a las ocasionadas
en las fibras de tipo II (Metral G, 2006 a). Esta
condición presenta especial relevancia durante los
ejercicios intermitentes y prolongados de alta
intensidad, en los que se reclutan de manera alternada y
aleatoria diferentes tipos de fibras musculares.
Krustrup et al (2006) luego de realizar las biopsias al
finalizar un partido de fútbol se tomaron el trabajo de
separar y clasificar a las fibras musculares individuales
en fibras de tipo ST (lentas), FTa (rápidas) y FTx
(explosivas); posteriormente analizaron la
concentración de glucógeno en fibras musculares
mixtas, así como en cada subtipo de fibra muscular. En
la muestra de fibras musculares mixtas los autores
reportaron una concentración de glucógeno inicial de
449 mmol·kg de músculo seco -1, mientras que al
finalizar el juego el promedio fue de 188 mmol·kg de
músculo seco -1. Si se toma este dato aislado uno podría
concluir que este nivel de depleción de glucógeno no es
lo suficientemente elevado como para promover una
significativa disminución de la tasa de esfuerzo durante
un partido, ya que esta muy cerca del umbral que
inhibe a la fosforilasa (de 200 mmol·kg de músculo
seco-1 mencionado anteriormente). No obstante,
cuando se analizó la concentración de glucógeno en las
fibras musculares individuales al terminar el partido, se
reportó que las fibras ST poseían el 58,5% de su
concentración inicial, y las fibras FTa y FTx, el 26,9 y
el 14,6%, respectivamente. Este estudio demostró de
manera contundente que cuanto más rápidas eran las
fibras analizadas mayor fue la depleción de glucógeno,
lo cual coincido con los datos aportados por Söderlund
K (1992) quienes reportaron una mayor tasa
glucogenolítica en las fibras tipos II comparadas con
las fibras tipo I. Teniendo en cuenta que se necesita una
depleción de glucógeno superior al 50% (Bangsbo
17/27
1994) para disminuir la tasa glucogenolítica, podemos
ver claramente que las fibras que estarán
comprometidas en la resíntesis de ATP a partir del
glucógeno serán las FTa y las FTx, con una
concentración de glucógeno al terminar el partido de
26.9 y 14,6%, respectivamente. Las fibras ST con una
concentración del 58,5% de glucógeno al finalizar el
partido no experimentarán este problema. Tal vez por
este motivo, cuando se analiza la disminución en la
tasa de esfuerzo entre el primer y segundo tiempo la
caída porcentual de la distancia recorrida es mayor
cuando se analizan las velocidades de carrera más altas,
que se encuentran sostenidas principalmente por las
fibras musculares rápidas. La Figura (0 muestra los
resultados que hemos obtenido al analizar la
disminución promedio en la tasa de esfuerzo durante
cuatro partidos oficiales en jugadores profesionales
argentinos que comenzaron como titulares y que no
fueron sustituidos durante el juego. Como puede verse
claramente la más alta caída porcentual entre el primer
y segundo tiempo se aprecia en las intensidades más
altas de esfuerzo (carreras de sprints y carreras de alta
intensidad), estando afectada en menor medida la
distancia recorrida a baja intensidad y la distancia total
recorrida.
Porcentaje de disminución
30
25
20
15
10
5
0
Total Baja Intensidad Alta Intensidad
Figura 10. Disminución porcentual de los metros recorridos a
diferentes intensidades en el primer y segundo tiempo (n=28). Baja
intensidad (>14km/h), Alta Intensidad (<14 km/h), Sprint (>23
km/h). Metral G, Bressán M, Bertachini M (2010). Datos no
publicados.
En síntesis podemos decir que el nivel de depleción de
glucógeno obtenido en las fibras rápidas puede limitar
a la tasa de esfuerzo en el fútbol, sobre todo las
carreras de alta intensidad, mientras que la disminución
de glucógeno en las fibras ST si bien es importante no
alcanzaría a ser suficiente como para disminuir los
esfuerzos de baja intensidad en el fútbol. Además estas
fibras pueden oxidar una buena cantidad de ácidos
grasos y la lipólisis durante el segundo tiempo se
encuentra incrementada (Krustrup et al, 2006) con lo
Grupo Sobre Entrenamiento (www.sobreentrenamiento.com)
cual es menos probable que expresen una disminución
en la capacidad de ejercer de tensión hacia el epílogo de
los partidos.
Oxidación de Ácidos Grasos
Los trabajos que analizaron la respuesta metabólica
durante partidos de fútbol han demostrado que a
medida que transcurre el tiempo de juego se produce
un progresivo incremento en la tasa lipolítica (Krustrup
et al 2006, Bangsbo 1994). Krustrup et al (2006)
reportaron que la concentración de ácidos grasos
plasmáticos de reposo fue de 433 ± 77 micromoles por
litro y que se incremento un 150 y un 300% luego del
primer y segundo tiempo, respectivamente (Figura 11)
Figura 11 Concentración de Ácidos grasos en Plasma antes,
durante y luego de un partido de fútbol. Se presentan los valores
individuales, las medias y los desvío estardar. Tomado de Krustrup
et al, 2006.
El incremento progresivo en la concentración de ácidos
Sprint grasos durante la segunda etapa del partido es el
resultado de una mayor en la tasa de liberación de
ácidos grasos por parte del tejido adiposo hacia la
sangre (Bangsbo J, 1994). Esta situación metabólica
puede verse favorecida por el incremento en los
períodos de pausa y también por la menor intensidad
global que se desarrolla en los partidos durante el
segundo tiempo (Mohr et al, 2003). Estas condiciones
pueden favorecer el flujo sanguíneo al tejido adiposo
mejorando la oferta de ácidos grasos hacia la
circulación y posteriormente hacia el músculo
esquelético. Además, una mayor irrigación del tejido
adiposo puede disminuir la re-esterificación de los
ácidos grasos libres (Jeukendrup et al, 1998). La menor
intensidad esfuerzo durante el segundo tiempo también
se traduce sobre un menor desarrollo de acidez (Figura
12), y se ha reportado que el descenso del pH
18/27
promueve un efecto inhibitorio sobre la enzima LPL hs
(Jeukendrup et al, 1998). Por tanto, un menor
desarrollo de acidez podrá generar las condiciones
adecuadas para maximizar la lipólisis en el tejido
adiposo y muscular. En esta etapa además, las
concentraciones de lactato se ven disminuidas,
situación que puede ocasionar una acentuación de la
caída en la tasa de re-esterificación de ácidos grasos en
el adiposito (Jeukendrup et al, 1998).
Bangsbo (1994) reportó un incremento progresivo de
los niveles de catecolaminas durante el partido, además
a medida que disminuye la concentración de glucógeno
muscular tienden a incrementarse los niveles séricos de
la hormona STH (Willmore y Costill, 1998) y de
cortisol (Tabata et al, 1991, Tabata et al, 1984). El
incremento en las catecolaminas, STH y cortisol, tienen
un efecto sinérgico sobre la estimulación de la enzima
LPLhs (encargada de la lipólisis); por otro lado la
hormona STH y el cortisol incrementan la tasa de
oxidación de ácidos grasos (Metral G, 2006b).
Krustrup et al (2006) reportaron que si bien los niveles
de glicerol se incrementaron de manera significativa
durante el segundo tiempo, este incremento fue inferior
al alcanzado durante el ejercicio continuo. Estos datos
coinciden con los aportados por Bangasbo (1994). Es
aparente que durante la modalidad intermitente de
ejercicio planteada por el fútbol una mayor proporción
de glicerol proveniente de la lipólisis de los tejidos
adiposo y muscular se utiliza como precursor de la
neoglucogénesis hepática (Bangsbo et al, 2007)
El incremento en la concentración de ácidos grasos
plasmáticos durante el partido puede favorecer un
mayor consumo y oxidación muscular de ácidos grasos
durante la segunda etapa de los partidos. Un
incremento en la oxidación de los ácidos grasos unida
una disminución en la oxidación de glucógeno hacia el
segundo tiempo de los partidos son situaciones que
pueden explicar, en parte, la disminución en la
intensidad de los esfuerzos hacia esa etapa de los
partidos.
Acidosis Muscular
La Figura (12) muestra la variación del pH muscular
antes, después, y luego de los períodos de alta
intensidad durante un partido de fútbol. Como puede
verse claramente el pH muscular tiende a ser superior
en el segundo tiempo comparado con el primero. Una
menor distancia recorrida a alta intensidad, menor
Grupo Sobre Entrenamiento (www.sobreentrenamiento.com)
distancia recorrida en sprint y mayores períodos de
pausa durante el segundo tiempo son situaciones que
pueden explicar el menor desarrollo de acidez muscular
durante ese período del partido.
Figura 12. Variación del pH muscular en diferentes momentos de
un partido (Krustrup et al, 2006).
ANÁLISIS DE LA FATIGA DURANTE
LA COMPETENCIA EN EL FÚTBOL
Definiremos a la fatiga como a la imposibilidad de
mantener la intensidad de la contracción muscular a
medida que el tiempo de ejercicio avanza (Sahlin K et al,
2006). Desde un punto de vista objetivo la fatiga
puede valorarse en el fútbol en función del análisis de la
disminución de la tasa de esfuerzo a medida que el
tiempo de juego progresa (Metral G, 2007).
Un mayor entendimiento de los momentos en los que
se produce la fatiga durante los partidos de fútbol, y el
conocimiento de las posibles causas que la promueven
pueden ser de utilidad para generar estrategias
tendientes a la reducción de la fatiga y, por ende, para
incrementar el rendimiento físico del jugador y
disminuir el riesgo de lesión durante la competencia.
EVIDENCIA DEL DESARROLLO DE FATIGA
DURANTE LOS PARTIDOS DE FÚTBOL
Varios estudios han demostrado que la cantidad de
sprints, carreras de alta intensidad y la distancia total
cubierta es menor durante el segundo tiempo de los
partidos comparado con el primero (Bangsbo 1994,
Bangsbo et al 1991, Mohr et al 2003, Reilly y Thomas
1976). Esto puede indicar que el rendimiento físico
disminuye en el segundo tiempo y que la fatiga se
19/27
presenta hacia el final de los partidos. Otro hallazgo
interesente relacionado con la disminución de la tasa de
esfuerzo ha sido reportado por el grupo danés de
investigación que reportó que tanto futbolistas de elite
como árbitros y jueces de línea realizan menos carreras
de alta intensidad en la parte inicial del segundo tiempo
de los partidos comparado al mismo período de tiempo
de la primer etapa de juego (Krustrup y Bangsbo 1991,
Krustrup et al 2002, Mohr et al, 2003). Además, Mohr
et al (2003) reportaron que durante los 5 minutos
posteriores al ejercicio de más alta intensidad ejecutado
durante un partido, la tasa de esfuerzo estuvo
disminuida en comparación con la tasa de esfuerzo
promedio de todo el partido, indicando este hecho que
la fatiga puede ocurrir en cualquier momento del juego
luego de ejecutar series de esfuerzo de alta intensidad.
Estas observaciones en conjunto han llevado a Mohr,
Krustrup y Bangsbo (2005) a proponer que durante un
partido existen tres ocasiones concretas en las cuales se
puede manifestar la fatiga:
1. Durante los primeros 15 minutos de la segunda
etapa,
2. Después del ejercicio ejecutado a alta intensidad en
cualquier momento del partido, y
3. Durante los últimos 15 minutos de la segunda
etapa.
Posible Etiología de la Fatiga en Diferentes
Momentos del Partido
Fatiga durante los primeros 15 minutos del primer
tiempo
La mayor tasa de esfuerzo reportada en los primeros 15
minutos de la primer etapa respecto al mismo período
de la segunda etapa (Krustrup y Bangsbo 1991,
Krustrup et al 2002, Mohr et al, 2003) podría ser
explicada, en parte, por una mayor motivación de los
sujetos al inicio del partido y por el efecto previo de la
actividad pre-competitiva sobre la temperatura corporal
que podría incrementar el rendimiento al inicio del
primer tiempo (Houmnad et al 1991, Stewart y Sleivert
1998). Es por ello que Bangsbo (1994) recomienda
cambiar el modelo del período de descanso durante los
entretiempos de los partidos ya que los jugadores
podrían beneficiarse de la ejercitación realizada a baja
intensidad. Esto permitiría mantener elevada la
temperatura corporal al inicio del segundo tiempo
evitando de esta manera una posible caída del
rendimiento.
Grupo Sobre Entrenamiento (www.sobreentrenamiento.com)
Un trabajo publicado por Mohr et al (2004) estudió el
comportamiento de la temperatura muscular antes,
durante y después de un partido con el objeto de
corroborar si es que existe una disminución
significativa de la temperatura muscular al iniciar el
segundo tiempo (Figura 13)
Figura 13. Temperatura muscular de jugadores de campo durante
un partido de fútbol. Los valores se presentan como media ± DS. #
Denota diferencia significativa entre el primer y segundo tiempo.
(P<0,005).
Como puede verse en la figura la temperatura muscular
se incrementa durante la etapa de “calentamiento”
desde 36,5 hasta 39,5ºC antes del partido
manteniéndose sin cambios durante toda la primera
etapa del juego. No obstante, durante los 15 minutos de
entretiempo la temperatura cae significativamente hasta
37,5ºC, ingresando los futbolistas al inicio del segundo
tiempo con una temperatura muscular reducida. Recién
cerca de los 15 minutos de comenzada la etapa
complementaria la temperatura muscular llega
nuevamente a valores cercanos a los 39,5ºC.
En la segunda etapa de este mismo estudio Mohr et al
(2004) dividieron a 16 futbolistas de campo en un
grupo control (n=8) y otro experimental (n=8). Ambos
grupos realizaron un test de sprints repetidos antes,
inmediatamente luego del primer tiempo,
inmediatamente antes del segundo tiempo, e
inmediatamente después de finalizado el partido.
Durante el entretiempo el grupo experimental realizó
un “recalentamiento” durante siete minutos, mientras
que el grupo control se recupero de manera pasiva. Los
resultados del rendimiento en el test de sprints
repetidos se ven en la figura 14.
20/27
 una serie de ejercicio previa que produzca un pequeño
incremento en la temperatura corporal
(aproximadamente 0,5ºC), promueve una elevación en
la cinética de consumo de oxígeno pulmonar. Por tanto,
los autores propusieron que también es posible que un
mayor consumo de oxígeno durante la prueba de
sprints repetidos, pudo haber acelerado los procesos de
recuperación durante las pausas del ejercicio y permitir
un mejor rendimiento.

Fatiga ocasionada luego del ejercicio de alta

intensidad

Se ha propuesto que la fatiga luego del ejercicio de alta

Figura 14. Rendimiento en sprints repetidos durante un partido de
fútbol. Los histogramas blancos representan al grupo experimental,
y los histogramas negros al grupo control. # Denota diferencia
significativa respecto al valor previo al partido. (P<0,005).
Como puede verse en la Figura 14 el rendimiento en
las carreras de velocidad antes del inicio del segundo
tiempo se redujo de forma significativa en el grupo
control (p<0.05), pero permaneció sin cambios en el
grupo experimental. Además, la caída en la
temperatura corporal estuvo correlacionada con la
disminución en el rendimiento (r = 0,60, P<0.05, n =
16). Este estudio demostró que en el fútbol la caída en
la temperatura muscular durante el entretiempo esta
asociada con la disminución del rendimiento en las
carreras de más alta velocidad al inicio del segundo
tiempo, mientras que el rendimiento en los sprints, es
mantenido cuando se realizan ejercicios de baja
intensidad durante el entretiempo, ya que éstos
preservan la temperatura corporal. Por otro lado, el
rendimiento en los sprints repetidos se redujo al final
de los partidos aunque la temperatura corporal estuvo
elevada, indicando que el desarrollo de fatiga hacia el
final del partido no se encuentra relacionado por la
disminución de la temperatura muscular.
Los resultados de este trabajo coinciden con los
presentados por De Bruyin -Prevost y Lefebvre (1980)
que reportaron un incremento en el pico de potencia y
del tiempo hasta el agotamiento cuando el ejercicio fue
precedido de un calentamiento. Del mismo modo
Crowley et al (1991) reporto una disminución del
rendimiento de alta intensidad cuando se indujo
enfriamiento muscular previo al ejercicio. Sin
embargo, los autores de este trabajo propusieron que
otros factores más allá de la temperatura corporal
pudieron haber tenido un rol en el incremento del
rendimiento en sprints repetidos antes del inicio del
segundo tiempo. Bangsbo el al (2001) reportaron que
intensidad puede ser promovida por el incremento en la
concentración de lactato, la disminución en el pH
(Sahlin K, 1992), la disminución en la concentración
de fosfocreatina (Casey et al 1996), o el incremento en la
concentración de potasio intersticial (Mohr et al 2004,
Nielsen et al 2004).
Krustrup et al (2006) tomaron muestras de sangre de
manera frecuente y también biopsias musculares antes
y después del partido e inmediatamente después del
ejercicio de alta intensidad. Las medición de lactato
muscular luego de 15-30 segundos de finalizado el
ejercicio de alta intensidad durante un partido fue de
~20 mmol·kg de músculo seco -1, este valor es
notablemente inferior al reportado por Gatianos et al
(1993) durante un protocolo de sprints repetidos en el
que la concentración de lactato alcanzó valores de
116.2±32,9 mmol·kg de músculo seco -1. Es altamente
improbable que una concentración de lactato muscular
de ~18% de la obtenida en protocolos de ejercicio
máximo pueda causar fatiga durante los partidos de
fútbol (Mohr et el, 2005, Bangsbo et al, 2007, Krustrup
et al 2006). Por otro lado, la concentración de lactato
muscular al igual que el nivel de acidosis generado
durante un partido no estuvieron correlacionados con la
caída en el rendimiento durante un test de sprints
repetidos (Krustrup et al, 2006). Bogdanis et al (1998)
tampoco encontraron una correlación entre la acidosis
muscular y el pico de potencia generado en un test de
sprints repetidos. A partir de esta evidencia puede
plantearse que es poco probable que la fatiga
ocasionada luego de períodos de ejercicio intenso en el
fútbol sea producida por la concentración de lactato o
por el nivel de acidosis muscular.
Como fuera mencionado anteriormente, la pérdida en
la producción de fuerza en músculos sometidos a
electroestimulación de diferentes intensidades presentó

Grupo Sobre Entrenamiento (www.sobreentrenamiento.com) 21/27

una elevada correlación con la depleción de
fosfocreatina (PCr) (Sahlin y Ren 1998, Söderlund y
1998), por tanto es posible que la escasees de esta
molécula este asociada con la pérdida en la producción
de potencia durante el ejercicio de alta intensidad. Las
mayores pérdidas de PCr muscular se producen en los
primeros 4-5 segundos de contracción muscular intensa
(Hultman et al, 1983) principalmente en las fibras de
contracción rápida (Casey A et al 1996, Grennhaff P et
al 1998); dónde la tasa catabólica es elevada y la
velocidad de resíntesis es escasa. Por ende, en los
momentos más intensos de los partidos de fútbol dónde
las acciones explosivas pueden repetirse en
condiciones de incompleta recuperación, es posible que
las fibras FT no posean un tiempo suficiente para
resintetizar cantidades de PCr que permitan mantener
elevada la tasa de esfuerzo en sucesivas series de
ejercicio. No obstante, debido a que la fatiga al
finalizar el YoYoTRI1 no estuvo significativamente
disminuida, Bangsbo et al (2007) propusieron que es
posible que la disminución de PCr durante los períodos
intensos en el fútbol no produzca fatiga. Sin embargo,
las demandas fisiológicas que se producen en
diferentes circunstancias del juego son mucho más
complejas y diferentes que las que se generan durante
el YoYoTRIN1. En otras palabras, pueden darse en
momentos particulares de los partidos situaciones
mucho más intensas a las promovidas por el test
mencionado, que hagan que los mecanismos que
causan la fatiga sean diferentes entre ambas
condiciones. No es lógico reducir la complejidad
metabólica ocasionada durante los partidos de fútbol a
las generadas durante el protocolo de un sólo test; más
allá de su reportada validez ecológica (Krustrup et al,
2003). Además, parece haber un consenso en la
literatura respecto de que la concentración de PCr en
las fibras FT durante los esfuerzos de sprint repetidos
limita la producción de potencia (Casey A 1996,
Grenhaff Pet al 1998, Bogadanis 1998).
Durante la actividad contráctil, el potasio (K ) es
+ glucógeno, como sucede en el fútbol, la fracción de
liberado desde el interior de la fibra muscular hacia el
intersticio mediante canales de K + dependientes de
voltaje activados durante la propagación del potencial
de acción. El K+ también puede ser liberado durante el
ejercicio mediante los canales de K +-ATP (Nielsen et
al, 2003). Una continua migración de K + desde el
músculo en contracción, junto a una limitada
reincorporación de K+ hacia el interior de la fibra
muscular, y una baja liberación de K+ hacia la vena
promoverá un progresivo incremento de K + intersticial,
que puede estar involucrado en el desarrollo de la
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fatiga. Fitts (1994), propuso que el incremento en la
concentración de K+ intersticial puede desmejorar la
excitabilidad de la membrana muscular. Varios
estudios en músculos in vitro reportaron que una
acumulación de K + extracelular de ~ 8mmol·L -1 reduce
significativamente la contractilidad muscular (Renaud y
Light 1992, Cairns et al, 1995)
La concentración K+ plasmático fue 4,9±0,1 mmolǜl-1,
con valores individuales que superan los 5,5 mmolǜl-1,
luego de períodos de alta intensidad en un partido de
fútbol (Krustrup et al, 2006) el cual es un valor similar,
aunque inferior, al reportado en el punto de
agotamiento durante un test incremental de extensión
de rodilla que fue de 6,2 ± 0,2mmolǜl -1 (Nielsen et al,
2004). Por ello, es posible que la acumulación de
potasio intersticial se relacione con la fatiga temporaria
luego del ejercicio intenso durante un partido, no
obstante se ha propuesto que las causas de la fatiga
luego de acciones de alta intensidad en el fútbol son
multifactoriales, y por tanto hacen falta más estudios
para comprender esta problemática con mayor grado de
precisión (Mohr et al, 2005).
Fatiga hacia el final del juego
Se ha sugerido que la hipoglucemia puede ser una
importante causa de fatiga durante los ejercicios de
larga duración (Fitts, 1994). Además, algunos autores
han relacionado a una posible hipoglucemia
desarrollada durante el ejercicio con el déficit
atencional y problemas con la toma de decisión durante
los partidos (MacLaren 2003), también se atribuyo la
mayor cantidad de goles realizada durante la última
etapa del segundo tiempo a un déficit en la
concentración causados por una probable hipoglucemia
experimentada por los jugadores en ese período de
tiempo (Weineck J, 1999).
A medida que se agotan las reservas musculares de
energía derivada de la glucosa sanguínea aumenta, y
puede ser responsable del 75% - 90% del metabolismo
de carbohidratos del músculo (Costill D, 2002). Este
gran drenaje de la glucosa sanguínea necesita un
concomitante aumento en la producción de glucosa
hepática, para demorar la aparición de la hipoglucemia
por esfuerzo. Debido a que el hígado es el principal
contribuyente de glucosa a la sangre, el aumento de las
demandas impuestas por la actividad muscular resulta
en una disminución del glucógeno hepático, y en una
mayor dependencia en la gluconeogénesis (Costill D,
22/27
2002). No obstante, Coggan et al (1992) reportaron que
a pesar de una dramática caída de glucógeno hepático
observada durante el ejercicio, la liberación de glucosa
desde el hígado esta altamente apareada con la
utilización de glucosa que realiza el músculo y, por
ende, los niveles de glucosa sanguínea no caen en el
ejercicio hasta que las reservas de glucógeno hepático
disminuyan a niveles extremos, aún en personas
desentrenadas. Además, Costill (2002) documento que
en la medida que el ejercicio comience con las reservas
de glucógeno hepático completas son necesarias más
de 4 horas para que el glucógeno hepático pueda ser
vaciado en un 75%. Por tanto es poco probable que los
jugadores sufran de hipoglucemia durante los partidos,
sobre todo teniendo en cuenta que los preparadores
físicos disminuyen la carga de entrenamiento previo a
los partidos, y al menos en Sudamérica, se acostumbra
a concentrar el día previo al partido en el que los
jugadores suelen recibir una dieta alta en carbohidratos
para incrementar las reservas musculares y hepáticas de
glucógeno. Con estas medidas, es altamente
improbable que el futbolista sufra de hipoglucemia
durante los partidos. Además, Bangsbo (1994) y
Ekblom (1986) no observaron variaciones
significativas de los niveles de glucemia durante los
partidos. A partir de esta evidencia podemos concluir
que si los futbolistas comienzan el partido con altos
niveles de glucógeno hepático (~100 gramos), es
altamente improbable que sufran de períodos de
hipoglucemia durante la parte final de los partidos.
Figura 15. Distribución de las carreras de más alta (histogramas
negros) y más baja intensidad (histogramas blancos) en períodos
de 15 minutos a lo largo de un partido en futbolistas de elite
(n=18). Tomada Mohr et al (2005)
Otros factores como la deshidratación y la hipertermia
también se han sugeridos como agentes responsables
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del desarrollo de fatiga hacia el final del segundo
tiempo (Reilly T, 1997). Durante un partido jugado en
una temperatura y humedad normal pueden perderse
más de 3 L de agua (Bangsbo 1994, Reilly 1997). La
deshidratación durante el ejercicio ha sido asociada a
una disminución en el volumen plasmático y por ende
de la tasa de liberación de oxígeno al músculo. En estas
condiciones para una intensidad de ejercicio dada será
mayor la tasa de oxidación glucógeno y menor la de
ácidos grasos (ǖstrand P, Rhodal K, 1993). Además,
los incrementos en la secreción de aldosterona
ocasionados por la pérdida de volumen plasmático
(Grant et al, 1996) van a promover una disminución en
la tasa de sudoración y por ende una elevación en la
temperatura corporal para una misma intensidad de
ejercicio. Ekblom 1986 reporto una temperatura central
en partidos de fútbol de entre 39-39.5 ºC con valores
individuales superiores a los 40ºC, que pueden ser lo
suficientemente altos como par inducir fatiga central
debido a un deterioro de la función cerebral (Nybo y
Nielsen, 2001). No obstante, Mohr et al (2004) no
encontraron un incremento de la temperatura corporal
hacia la última parte del segundo tiempo durante un
partido jugado en condiciones ambientales normales.
De todos modos la hipertermina durante los partidos de
fútbol puede ocasionar fatiga, sobre todo si los partidos
son jugados en condiciones de elevada temperatura y
humedad. Mustafa y Mahmoud (1979) citados por
Mohr et al (2005) reportaron que puede haber una
pérdida de 4 litros fluido corporal durante un partido
jugado a alta temperatura y humedad.
Mohr et al (2003) reportaron que sólo el 3% de los
jugadores evaluados realizaron su mayor distancia
recorrida a alta intensidad durante los 15 minutos
finales del segundo tiempo, y que más del 40% de los
jugadores desarrollaban las actividades de menor
intensidad durante los 15 minutos finales del partido.
En concordancia con esto, nosotros hemos visto en
veintiocho observaciones de jugadores profesionales
argentinos que la tasa de esfuerzo cae durante el
segundo tiempo principalmente debido a una reducción
de la distancia recorrida en sprint (>de 23 kmǜh-1) y a
alta intensidad de (>14 kmǜh-1), ya que la distancia
recorrida a baja intensidad (<14 kmǜh-1) durante un
partido tiende a mantenerse bastante estable durante el
segundo tiempo (Figura 10). Como fuera establecido
anteriormente (ver oxidación de sustratos en respuestas
metabólicas durante los partidos), los futbolistas
experimentan un progresivo vaciamiento de glucógeno
muscular que tiende a ser superior en las fibras de
contracción más rápida. De este modo, se demostró que
23/27
las fibras FTx se vacían en un 80% de su contenido
inicial de glucógeno, mientras que las fibras FTa y ST
en un 70 y un 49%, respectivamente (Krustrup et al,
2006). El mayor vaciamiento de glucógeno en las
fibras musculares de contracción más rápida podría
explicar, al menos en parte, por qué disminuye
proporcionalmente más la distancia recorrida en sprint,
que la distancia recorrida a alta intensidad y que la
distancia recorrida a baja intensidad durante un partido
(Figura). Las distancias recorridas a baja intensidad no
disminuyen significativamente, en parte, debido a que
son sostenidas principalmente por las fibras de
contracción lenta que sufren una menor depleción de
glucógeno y que pueden captar y oxidar una mayor
proporción de ácidos grasos que les son ofrecidos
desde el tejido adiposo en mayor cantidad durante el
segundo tiempo (Krustrup et al 2006, Bangsbo 1994).
Por contrapartida, es posible que la disminución de la
distancia recorrida en sprint y a alta intensidad se deba
a una elevada depleción de glucógeno en estas fibras
musculares específicas. Una disminución en la
concentración de glucógeno superior al 50% de su
valor de reposo puede inhibir a la enzima fosforilasa
(Bangsbo 1994) lo que se traducirá en una tasa de
resíntesis de ATP más baja. Por ende, cuando estas
fibras musculares sean recultadas su desarrollo de
tensión será más bajo. Por otro lado, no habría que
descartar que las fibras FT al tener una menor densidad
capilar podrían ser más sensible a la disminución en la
tasa de liberación de oxígeno causada como
consecuencia de la progresiva deshidratación y
posterior descenso del volumen plasmático. Una menor
tasa de liberación de oxígeno hacia este tipo de fibras
podría limitar la tasa de resíntesis de PCr en las pausas
del ejercicio intenso limitando la capacidad de repetir
sprints durante esta parte de los partidos.
Mohr et al (2005) reporto que la reducción en la
intensidad del ejercicio durante la etapa final de los
partidos de fútbol es independiente de la posición en el
campo de juego, el nivel de competencia, y el género;
lo cual indica que la mayoría de los futbolistas utilizan
todo su potencial físico durante un partido (Mohr et al,
2004).
En conclusión, podríamos decir que la fatiga ocurre en el
fútbol durante diferentes fases del juego, y es
aparente que mecanismos distintos operen en las
diferentes etapas mencionadas para ocasionar la
disminución del rendimiento.
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