Está en la página 1de 4

Universidad Católica del Táchira

Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas


Escuela de Derecho
Cátedra: Criminología
TEORIA DEL ETIQUETAMIENTO
CUANDO EL ESTADO CONSTRUYE AL DELINCUENTE

Teoría sobre la reacción social y la conducta desviada, también conocida como la labeling
theory, que refiere los efectos de la reacción social en la creación del delincuente (el
“etiquetado”).
La teoría de Becker se desarrolló durante un período dinámico, donde surgieron
innumerables expresiones y agregados que cuestionaron el poder político en todo el mundo,
y que fueron particularmente influyentes en el ámbito académico. Los movimientos de
liberación nacional, el nacimiento de los países del Tercer Mundo, las luchas por la igualdad
racial, por los derechos de las mujeres, iban construyendo durante las décadas del 60´y
70´un escenario original sin precedentes.
Según Becker, para comprender el crimen debe atenderse especialmente a la “reacción
social”, por una parte, y al proceso de definición o selección de determinadas conductas y
personas -etiquetadas como “desviadas”- por la otra.
El delito o el infractor tienen para esta tendencia naturaleza social y definicional. Integran
una realidad social que se construye. Por lo tanto, no interesan tanto las “causas” de la
desviación cuanto los procesos de criminalización a través de los cuales, ciertos grupos
sociales que tienen poder para ello, definen como delito y como delincuente a determinadas
conductas y determinadas personas. Cuando este proceso de etiquetamiento se realiza con
éxito, se construye un delincuente.
De esta forma, se analizan mucho más los procesos de definición social del delincuente
que el desviado en sí mismo.
Son las instancias estatales, institucionales o sociales de “control” las que crean el delito
y el delincuente. Pero esas instancias de control son altamente selectivas, discriminatorias y
poseen una altísima capacidad de atribuir significados simbólicos que visibilizan y exponen a
los desviados a continuos procesos de re-victimización.
La “reacción social”, no solamente es injusta, sino que resulta irracional, va precedida de
intenciones reales que se enmascaran detrás de la verbalización de grandes valores y, no
solamente no previene el delito ni reinserta al desviado, sino que crea al delincuente,
potencia los conflictos, genera y legitima estereotipos y afirma al infractor en su status
criminal.
La pena es la culminación de una cadena de símbolos y prácticas de degradación que
estigmatiza al ofensor con un status irreversible, al punto que éste redefine su personalidad
de acuerdo al nuevo rol Disvalioso asignado: el delincuente, que se asume como tal.
Desde la utilización de esposas, y los rituales carcelarios, hasta gestualidades
“preventivas” tales como los recaudos que los operadores de la justicia adoptan cuando
comparece ante sí un acusado (quitar los pisapapeles, requerir la presencia policial durante
el acto), suponen una función constitutiva del control social y una asignación de un nuevo rol:
el del delincuente, que además es aceptado por este.
Becker también se ocupa de desenmascarar un sujeto social de entera vigencia: el
empresario moral; una persona que, arrogándose la representación del conjunto, sobre todo
si se trata en ese caso de una víctima de un delito o un miembro de una corporación,
promueve iniciativas generalmente punitivas en materia criminal, hasta lograr sancionar

 Useche Hendry Moreno Pedro Giraldo Gregori


 Vanegas Andrea Melgarejo María Villamil José 3°D
TEORIA DEL ETIQUETAMIENTO EQUIPO N°7
Universidad Católica del Táchira
Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas
Escuela de Derecho
Cátedra: Criminología
nuevos códigos y nuevas leyes. Afirma que el éxito de cada cruzada moral trae consigo un
emprendedor “profesional” y un nuevo grupo de “extraños”, y una nueva responsabilidad de
un organismo de aplicación respecto de estos “otros”.
En definitiva, la teoría del etiquetamiento sustituye el paradigma etiológico por el
paradigma del control. El control es asimétrico e irracional; puede ser formal, cuando lo llevan
a cabo agencias estatales (poder judicial, policía, códigos penales) o informal, cuando es la
sociedad la que genera esos mecanismos, a través de actores tales como la prensa, los
empresarios morales, el rumor, la escuela, etcétera.
La teoría del etiquetamiento (o “labeling approach”), en síntesis, nace en Estados Unidos
a mediados de los años 60', casi como una réplica al excesivo empirismo de las teorías
criminológicas de la época, preocupadas casi exclusivamente por dar respuestas a los
estados acerca de las causas que originan el delito, las formas para mantener y reproducir el
orden y el logro de las mejores estrategias para la prevención de las conductas desviadas.
Como lo explica Lamnek, el labeling approach demuestra también que la importancia práctica
de los criterios biológicos subsiste por su aplicación estigmatizante en el comportamiento
social, siendo esperable en la esfera de las prácticas cotidianas, incluso en el futuro,
repercusiones de los enfoques biológico antropológicos[1], en buena medida retomados por
el nuevo realismo de derecha anglosajón a partir de los años 80’.
Sus representantes más conocidos son Lemert y Howard Becker: aunque algunos
sostienen que debería reconocerse a Frank Tenenbaum la condición de precursor de esta
perspectiva, a partir de su formulación: “The young delinquent becomes bad, because he in
defined as bad” y a Lemert como un refundador de la escuela.
Si bien la teoría crece un contexto histórico particular, que incluye la guerra de Vietnam,
las consecuentes movilizaciones populares contra esa invasión armada, contra la
segregación racial, contra la discriminación de las mujeres y a favor del aborto, su impronta
novedosa la produce, sin duda, el corrimiento de la pregunta acerca de las causas de la
delincuencia hacia la indagación respecto de los procesos de definición del delincuente.
Surge, además, en medio de una nueva concepción de la vida, más libertaria, menos
materialista, no tan consumista como la que proponía el capitalismo welfarista, al punto de
que se pone en crisis la idea misma del sueño americano y del “american way of life”.
El cambio de paradigma implica, fundamentalmente, una evolución de los abordajes
causales hacia la auscultación de las percepciones y los sistemas de creencias sociales
mediante los cuales se define una conducta como desviada y se reacciona frente a ella, con
un conjunto de lógicas, discursos y prácticas que “etiquetan” a la persona que ha incurrido en
las mismas. Como dicen Larrauri-Cid, citando a Lemert, se produce un viraje respecto de la
antigua idea que concebía al control social como una respuesta a la desviación, que concibe
ahora a la desviación como una respuesta a las formas de control y reacción social.
La teoría cuestiona, en primer lugar, el proceso de definición del delito. Se pone en jaque
la idea de que las normas penales sancionan las conductas socialmente más reprochables,
argumentando que, en realidad, esas normas responden a los intereses de grupos sociales
poderosos, muchas veces sintetizados en empresarios morales, con aptitud para decidir e
influir en lo que legalmente está prohibido y lo que está permitido. Lo que acontece es,
primeramente, un “proceso de calificación”, en un contexto de interacción en el que los
hombres le atribuyen a otro la condición desviada. Si una persona incumple estos mandatos

 Useche Hendry Moreno Pedro Giraldo Gregori


 Vanegas Andrea Melgarejo María Villamil José 3°D
TEORIA DEL ETIQUETAMIENTO EQUIPO N°7
Universidad Católica del Táchira
Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas
Escuela de Derecho
Cátedra: Criminología
normativos grupales, seguramente, será considerada desviada desde la visión de esos
grupos. Sin embargo, a la inversa, “Desde el punto de vista del individuo que es etiquetado
como desviado, pueden ser outsiders aquellas personas que elaboraron las reglas, de cuya
violación fue encontrado culpable”.
Luego sobreviene una instancia de aplicación de las normas, mediante la cual son
definidos como desviados los contraventores de las mismas.
Esta relativización de la ontología del delito, a su vez, es necesariamente ributaria del
interaccionismo simbólico, ya que no puede comprenderse el crimen sino a través de la
reacción social, del proceso social de definición y selección de ciertas personas y conductas
etiquetadas como criminales. Delito y reacción social son términos interdependientes e
inseparables.
En la visión de Howard Becker, la teoría del etiquetamiento puede ser presentada con
arreglo a estas características:
1) Ningún modo de comportamiento contiene en sí la cualidad de desviado; antes bien, los
mismos modos de comportamiento pueden ser tanto conformistas como desviados, lo que se
demuestra con facilidad interculturalmente como también intracultural e históricamente.
2) Por la fijación de normas, a determinados modos de comportamiento se les atribuye el
predicado e desviado o violador de las reglas. Por lo tanto, los que establecen las normas
son los que definen el comportamiento desviado.
3) Estas definiciones del comportamiento desviado sólo influyen sobre el comportamiento
cuando las mismas son aplicadas. Las normas implícitas o explícitas son realizadas en
interacciones.
4) la aplicación de la norma como forma de etiquetamiento del comportamiento desviado es
realizada selectivamente, esto es, los mismos modos de comportamiento son definidos
diferencialmente según las situaciones y personas específicas.
5) Aquellos criterios que determinan la selección pueden ser subsumidos bajo el facto poder.
El poder puede ser concebido, operacionalmente, como la pertenencia a un estrato.
6) la rotulación como desviado pone en movimiento, bajo condiciones que deben ser aún
más especificadas los mecanismos de la self-fulfilling prophecy que permite esperar modos
de comportamiento ulteriores que están definidos como desviados, o bien que serán
definidos como tales. Por una decisiva reducción de las posibilidades de acción conformista
por expectativas de comportamiento no conformista se inician las carreras desviadas”[8].
En términos de política criminal, la teoría del etiquetamiento supone una crítica de las
instancias punitivas del estado, basada en que éste, a través de sus instancias de
criminalización (primarias y secundarias) favorece la identidad del delincuente, visibilizándolo
como tal y estigmatizándolo de tal manera que la persona termina asumiéndose como tal,
como portador de un nuevo rol desvalorado que lo obliga a iniciar procesos de socialización
en grupos vinculados a comportamientos desviados, lo que no hace más que favorecer su
inserción en la “carrera delictiva”.
Por lo tanto, desde el labeling se proponen estrategias basadas no tanto en la
recurrencia al sistema penal cuanto en medidas de descriminalización, vinculadas a la
reparación o restauración de los daños causados por el ofensor, evitando el proceso de
estigmatización que, de manera irreversible, ocasiona el sistema penal a través de sus
normas, sus símbolos, sus prácticas y sus gramáticas cotidianas.

 Useche Hendry Moreno Pedro Giraldo Gregori


 Vanegas Andrea Melgarejo María Villamil José 3°D
TEORIA DEL ETIQUETAMIENTO EQUIPO N°7
Universidad Católica del Táchira
Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas
Escuela de Derecho
Cátedra: Criminología
Finalmente la consideración del hecho delictivo como una construcción
completamente social resulta al menos dudosa en delitos que parecen transculturalmente
consistentes, como el homicidio, el robo o la violación. Que la reacción social a tales hechos
cambie con el tiempo no tiene nada de particular. También la opinión sobre la composición
del cosmos ha evolucionado a través de las épocas. Lo que resulta criticable en los teóricos
del etiquetado es que no hayan observado que la regulación de tales hechos delictivos no se
realiza por una mera cuestión de mantenimiento “del estatu quo” sino que es una pura
exigencia de la convivencia social. Además, no se olvide que una mayoría de las víctimas de
esos delitos comunes son miembros de los mismos sectores sociales que nutren a la
sociedad de delincuentes. Negar el derecho al Estado de intervenir en estas cuestiones
equivale a creer que sólo con cambiar los términos legales, los hechos a los que se refieren
tales términos desaparecerán. Es la ilusión del nominalismo. Pese a las críticas, muchas de
ellas de cariz metodológico, realizadas a la teoría del etiquetado, resulta innegable en la
actualidad su enorme aportación al estudio de los procesos de desviación y de delincuencia.
Su énfasis en él, influye en que se den los mecanismos de control en la creación de
desviación, es un avance irrenunciable para la Criminología actual. En opinión de Rock y
McIntosh (1974), la novedosa focalización sobre las estructuras de la creación, aplicación y
transmisión de normas, ha tenido implicaciones revolucionarias para el infra-desarrollado
campo de la Criminología.

 Useche Hendry Moreno Pedro Giraldo Gregori


 Vanegas Andrea Melgarejo María Villamil José 3°D
TEORIA DEL ETIQUETAMIENTO EQUIPO N°7

También podría gustarte