Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Los tarahumaras, llamados también raramuri son un pueblo indígena del noroeste de México que son
conocidos por su habilidad para correr largas distancias. En su lengua, el término rarámuri se refiere
específicamente a los hombres, las mujeres se les conoce como Muki (en singular ) y como omugí o igómale
(en plural).
Originalmente los habitantes de gran parte del estado de Chihuahua, los rarámuri se retiraron a las altas
sierras y cañones como la Barranca del Cobre en la Sierra Madre Occidental durante la llegada de los
colonizadores españoles en el siglo 16. La zona de la Sierra Madre Occidental que ahora habitan a menudo se
La lengua Tarahumara pertenece a la familia uto-azteca o yutoaztecas . A pesar de que está en declive
lengua materna según algunos etnógrafos como el noruego Carl Lumholtz. Con asentamientos muy dispersos,
estas personas desarrollaron una tradición de carreras de larga distancia de hasta 200 millas (320 km) en una
sesión, en un periodo de dos días a través de su región para la comunicación entre aldeas, el transporte y la
caza . El funcionamiento de sus sandalias acolchadas se describen en el libro Born to Run del periodista
Christopher McDougall.
Tarahumara comúnmente caza con arco y flechas, pero también son conocidos por su habilidad para atrapar a
Los raramuris según la creencia descienden de la cultura Mogollón. Con la llegada de los españoles a
inicios del siglo XVI, fueron nombrados como Tarahumaras. A principios del siglo 17, los españoles habían
establecido minas en territorio de la cultura tarahumara e hicieron algunas incursiones en su territorio para
obtener mano de obra esclava. El jesuita Juan Fonte estableció una misión, San Pablo Balleza, en el extremo
sur del territorio Tarahumara, con la ampliación de la obra misionera con el pueblo de los indios tepehuanes
del sur. Estallo una resistencia violenta de los tepehuanes a la incursión española en el año 1616 que mató a
El descubrimiento de las minas de Parral, Chihuahua, en 1631 aumentó la presencia española en tierras
Tarahuama, trayendo más redadas de esclavos y misioneros jesuitas. Se establecieron misiones en Las Bocas,
Huejotitlán, San Felipe y Satevó. En 1648, el pueblo Tarahumara emprendió una guerra contra los
españoles y destruyeron la misión de San Francisco de Borja. Dos de los líderes de este ataque fueron
capturados por los españoles y ejecutados. Poco después, los españoles establecieron Villa de Aguilar en el
continuaron moviéndose entre la población cristiana en general y perdieron gran parte de su identidad tribal.
Los que están en las áreas superiores fueron a la guerra bajo el liderazgo de Tepórame y otros. Los jesuitas
volvieron en la década de 1670 y bautizaron a miles de personas de la etnia Tarahumara, pero estas personas
conservaron una identidad separada. Tepórame fue ejecutado por los españoles en el año 1690. Del 1696 al
1698, los Tarahumara libraron más de una guerra contra los españoles, pero fueron derrotados.
Por el año 1753, las misiones tarahumaras menores fueron entregados a los sacerdotes seculares, y en 1767
los jesuitas fueron expulsados de los territorios españoles. La mayoría de las misiones Tarahumaras dejaron de
funcionar o fueron entregados a los franciscanos. A pesar de los esfuerzos dedicados y entusiastas, los
franciscanos no pudieron igualar las hazañas de los jesuitas, y las misiones declinaron. Los jesuitas
Alimentación
Cultivos básicos de la cultura Tarahumara son el maíz, el fréjol, verdes, calabaza, y el tabaco. Chile, las
patatas, los tomates y las patatas dulces aparecen en regiones mexicanizados. Los platos de maíz comunes
son el pinole, tortillas, esquiate, atole, tamales y hervida y oídos asadas. Los fréjoles son uno de los alimentos
más ricos en proteínas esenciales los Tarahumaras. El trigo y frutas fueron introducidas por los misioneros y
son una fuente menor de nutrición. Las frutas cultivadas por la Tarahumara incluyen manzanas, albaricoques,
higos y naranjas.
Los tarahumaras también comen carne, pero esto constituye menos del 5% de su dieta. La mayoría de las
carnes que se consumen son el pescado, el pollo y las ardillas. En ocasiones ceremoniales, animales
Es monoteísta y adoran a : Onorúame- "Aquel que es el Padre", es identificado en las zonas más
evangelizados con la Iglesia Católica Romana como el "Dios Padre", pero todavía se equipara en zonas
remotas con Rayenari, el sol. Eyerúame, "el que es de la madre", se menciona a menudo en los sermones
(nawésari) de los gobernadores, y en función del grado de aculturación puede corresponder a la deidad
femenina primigenia casado con Onorúame, la Virgen María, también se menciona en los sermones como
María Santísima.
Los Tarahumara creen que el alma asciende una serie de cielos, se reencarna después de cada
muerte, y después de tres vidas se convierte en una polilla en la tierra, que representa la existencia final del
alma. Cuando la polilla muere, el alma muere por completo. Sin embargo, este extremo no se considera como
negativo o un castigo, sino simplemente como el orden de la vida. Otra variación reportada es que Dios tiene
una mujer que vive con él en el cielo, junto con sus hijos, el sukristo llamada (del español Jesucristo) y sus
hijas, la santi. Estos seres tienen un vínculo directo con el mundo físico a través de la iconografía católica,
crucifijos y medallas de santos. Mundo del diablo no es necesariamente malo, pero está contaminado a través
de sus vínculos con el Chabochi (los no rarámuri). El diablo se dice que a veces colaboran con Dios para
organizar castigos de ajuste y puede ser aplacada mediante sacrificios. En algunos casos, el Diablo, incluso
puede ser persuadido para que actúe como una entidad benévola. El diablo y Dios se dice que son hermanos
(el Diablo es el mayor de los dos) que creó conjuntamente la raza humana. Dios, con arcilla pura, creó el
rarámuri, mientras que el Diablo, mezclando ceniza blanca con su arcilla, creó a los Chabochi. Por lo tanto, el
diablo es el protector y dador de vida de los Chabochi como Dios es el de los rarámuri.
Las tesguiñadas
Los eventos Tesgüinada incluyen fiestas, ceremonias por las lluvias y cosechas, fiestas de curado, Semana
Santa, etc. Algunos de estos eventos tienen lugar durante y después de actividades comunales, por ejemplo,
cuando los vecinos se ayudan unos a otros, con sus campos o la construcción de grandes estructuras como
graneros, casas y corrales. Las ceremonias de cosecha y la lluvia se llevan a cabo durante los meses de cultivo
para garantizar una buena temporada de cultivos. Estos eventos también requieren un chamán, curandero, o
cantor. El trabajo del chamán y curandero son puramente religiosa, como el curandero está ahí para
diagnosticar y curar a los enfermos de la comunidad, y cantores conducen las tesgüinadas en cantos y ritmos
Las tesgüinadas son un aspecto importante de la cultura Tarahumara ya que actúan como un
lubricante social, debido a que los Tarahumaras son tímidos y privados. El antropólogo John Kennedy
describe la institución de tesgüinada como de tejido social importante a la cultura Tarahumara que él llama la
"red de Tejuino".
Música y danza están muy integrados en la vida social Tarahumara. El pianista clásico Romayne Wheeler
escribe que "La música santifica el momento en la vida de todos los tarahumaras," y "Todas nuestras acciones
tienen un significado musical." Durante el final del ciclo de años, los tarahumaras tocan violines que son
magistralmente tallados pero no barnizada. Las melodías son conocidos como piezas Matachín y se bailan por
bailarines ricamente ataviados con coloridos atuendos parecidos a prendas del norte de África y acompañados
de sonajas (sáuraka). Durante la Cuaresma tocan la flauta de tres agujeros de la caña de río, junto con los
tambores.
Actualmente se estima que la población de los Tarahumara en 2006 alcanzó entre 50.000 y 70.000 personas.
La mayoría todavía practica un estilo de vida tradicional, habitan refugios naturales como cuevas o salientes de
los acantilados, así como pequeñas cabañas de madera o piedra. Sus cultivos básicos son el maíz y el fréjol;
Sin embargo, muchos de los rarámuri siguen practicando la trashumancia, la cría de ganado, ovejas y ca
bras. Casi todos los rarámuri migran de una forma de actividad económica a otra en el curso del año.
Los Tarahumara no fueron conquistados por los aztecas, y sobrevivieron a guerras con los
españoles, los franceses y los americanos, pero hoy luchan por proteger su tierra que quieren ser
tomadas por el estado mexicano, señores de la droga o corporaciones que quieren explotar sus recursos
minerales.
La deforestación
La deforestación masiva es un problema importante en la Sierra Madre ya que al final de la década de 1800
llegaron los primeros leñadores a gran escala. El 92% de los pueblos indígenas que viven en los bosques de la
Sierra Madre son Tarahumara y tienen que defender su territorio de los proyectos mineros y forestales de gran
escala. El robo de las tierras indígenas por las compañías madereras merma su economía de subsistencia para
el futuro. La Comisión Mexicana de Solidaridad y Defensa de los Derechos Humanos elaboró un informe en el
año 2000 que indica que el gobierno ha fracasado en estudiar los efectos de la producción de madera en el
ecosistema. La liberalización de las leyes en la década de 1990 dio lugar a la sobreexplotación de los recursos.
El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) realizado en la década de 1990 impulsó la
inversión extranjera, que dio lugar a la privatización de las tierras comunales, un concepto ajeno a la
Minería
El desastre ambiental también es debido a la minería. La minería aquí data de 950 d.c. con la civilización
maya. Desde la conquista española, miles de toneladas de mercurio y plomo han sido puestos en libertad en el
cinturón minero mexicano, que es de 2000 km de largo y se extiende desde Oaxaca a Sonora en el noroeste .
La parte de la Sierra Madre de este cinturón es uno de los distritos mineros de oro y plata más prolíficos del
mundo. Las reformas en la década de 1990, permitieron la propiedad extranjera, y dio lugar a la reapertura de
las minas y a su aumento. En 2010, la producción minera de México alcanzado altos niveles: por ejemplo, el
19% de la producción mundial de plata se extrajo aquí. Los impactos ambientales son dramáticos, dando lugar
Turismo
Su territorio en la Sierra Madre ha servido durante mucho tiempo como un refugio de los Tarahumara. En la
década de 1800, se hicieron intentos para construir un ferrocarril. En la actualidad, esta línea es utilizada por
el tren Chihuahua Pacífico o el Chepe para transportar turistas, atraídos por falsas representaciones de la zona
como pura y prístina, a lugares de interés turístico. Se detiene cerca de muchos pueblos tarahumaras, que
atraen a los visitantes que esperan ver indios primitivos (la leyenda de la Tarahumara). Los Tarahumara
buscan ganar económicamente del turismo, tratando de responder a las expectativas y visión romántica de los
viajeros. Para atraer a los turistas, que retratan autenticismo cumpliendo con la imagen estereotipada del buen
salvaje. Un estilo más occidentalizada de vida puede ser inevitable, ya que su forma de vida ha cambiado más
Pueblo tarahumara
Rarámuris
Además, los hombres y las mujeres usan la palma y la palmilla para tejer canastas. Los
hombres fabrican violines, bolas, arcos y tambores, bateas y cucharas, y tallan figuras
con madera, tejen cobijas y fajas de lana con figuras geométricas muy distintivas.
Idioma tarahumara
Etnias yaquis, mayos, pimas, ópatas, pápagos
relacionadas
Índice
[ocultar]
1Etimología
2Ubicación geográfica
3Historia
4Sociedad
5Rasgos físicos
6Indumentaria
7Gobierno
8Tradiciones y religión
o 8.1Uso ritual del peyote
o 8.2Mezcla de religiones
o 8.3La Semana Santa
o 8.4Danzas rituales
9Festividades
10Mito de la creación tarahumara
11Presencia en los medios
12Deportes
o 12.1Juegos Olímpicos
13Cultura Popular
14Véase también
15Referencias
16Enlaces externos
Etimología[editar]
Tarahumara también es como se conoce en castellano a la lengua de este pueblo. La
denominación "tarahumara" es la castellanización de la citada palabra rarámuri, que debe
pronunciarse con una r suave al principio, inexistente ya que en este último caso se
deformaría la pronunciación original, sin R fuerte. Según el historiador Luis Alberto González
Rodríguez, rarámuri etimológicamente significa "pie corredor" y en un sentido más amplio
quiere decir 'los de los pies ligeros', haciendo alusión a la más antigua tradición de ellos:
correr. Ellos mismos se hacen llamar "los de los pies alados" o pies ligeros
Ubicación geográfica[editar]
Artículo principal: Demografía de los tarahumara
Los tarahumaras ocupan una cuarta parte del territorio en el suroeste del estado de
Chihuahua (65 000 km²) en una de las partes más altas de la Sierra Madre Occidental,
conocida también como Sierra Tarahumara.
Historia[editar]
Sociedad[editar]
El inhóspito medio donde habitan los tarahumaras impone la existencia de familias pequeñas,
sus parcelas difícilmente pueden mantener a más de cuatro o cinco miembros de la familia, en
la que el “imberbe”, a los 14 años de edad, es considerado ya un adulto por el resto del grupo.
Así, el hogar tarahumara, la unidad más persistente y definida en su vida, responde a las
modalidades originales de su psicología y, al asegurar las bases económicas del matrimonio,
existe una función social, impidiendo uniones permanentes entre discapacitados físicos o
mentales, o entre faltos de carácter o de sentido de responsabilidad.
Estructura familiar
El padre utiliza un término diferente para referirse a su hijo (Nolá) y su hija (Malá), pero la
madre emplea un mismo nombre para todos sus hijos (Ránala). Por su parte, aunque tanto los
hijos como las hijas tienen un término diferente para designar al padre, ambos usan el mismo
para la madre. (Bennett y Zing) En el idioma rarámuri se usa la palabra Teweke para referirse
a la niña y Towí para el niño.
A los hijos nunca les regañan, y desde muy pequeños les dejan la responsabilidad del cuidado
de algunos animales o tierras y sobre todo de decidir por ellos mismos.
La joven tarahumara nunca expone su cuerpo después de los 6 años de edad; aún casada, no
se quita la ropa frente al marido e incluso hace el amor vestida. La reserva frente a las
experiencias sexuales se rompe en las “tesgüinadas”, donde el joven puede entablar
comunicación y contacto con la chica y es una forma aceptada de iniciación libre.
En la vejez, el tarahumara vive en una casa separada, a donde sus hijos le llevan presentes
de comida y ropa; cuando muere, se le incinera en alguna cueva o en un cementerio (si es
que está bautizado) y se hacen complicadas ceremonias para que su alma viaje sin tropiezo.
En la filosofía rarámuri es primordial el respeto a la persona, por lo que los visitantes o turistas
deberán también ser respetuosos con ellos y sus tradiciones, como ellos lo son con toda la
gente. Valoran más a las personas que a las cosas.
Los habitantes, mestizos e indígenas de la comunidad tarahumara conviven en un medio
social que no favorece a los rarámuri, debido al despojo de casas y hogares amenazados.
Esta situación adquiere dimensiones adicionales por la carencia de una adecuada
infraestructura para los servicios de salud y educación, en la proliferación de enfermedades y
desnutrición infantil, en las muy limitadas alternativas para fortalecer la economía doméstica,
en la escasa disponibilidad de electricidad, agua potable, y vías de comunicación, que se
agravan con frecuencia por el impacto de los caprichos del clima y las prolongadas sequías.
Vivienda
Sus chozas de troncos de árbol, trabadas horizontalmente, salpican las laderas de las
montañas a los lados de los arroyos y en las altas mesetas. La parte superior se deja abierta
en un lado para que salga el humo del fuego que constantemente arde en la pieza de piso de
tierra aplanada. El techo es de tabletas o de troncos acanalados. En sus habitaciones, las
mismas desde tiempos precolombinos, no se acostumbran las sillas, las mesas o las camas.
Estilo de vida tarahumara
Perduran los utensilios de sus abuelos como metates, jícaras, molcajetes, vasijas de barro
y bateas. Algunos duermen sobre tarimas o sobre un cuero de chivo en el suelo. No pocos
viven en cuevas; las tapias de piedra los guarecen mejor de los vientos y de las lluvias e
impiden la entrada a los animales. En las barrancas predominaba las construcciones de piedra
y lodo por la escasez de madera. Los hogares, por familia, consisten de dos habitaciones
generalmente pero a veces la cocina es también comedor, recámara y sala. La única puerta la
abren en el centro del muro.
Generalmente, los tarahumaras tienen carencia de servicios de salubridad y por su mala
alimentación los agobian las enfermedades, entre ellas: dispepsias, enteritis agudas,
congestiones alcohólicas, cirrosis de hígado, pulmonía, tosferina, tuberculosis pulmonar
y sarna.
Matrimonio
El matrimonio es monógamo, aunque hay casos frecuentes de poligamia. Los recién casados
prefieren la residencia matrilocal. Se evita la unión entre hermanos y primos, pero en si no hay
reglas para esos enlaces. Se acostumbra el matrimonio a prueba, por un año, durante el cual
la muchacha se va a vivir con el joven. La mujer embarazada trabaja hasta el último momento.
A punto de dar a luz, se retira a la montaña, hace un lecho de yerba junto a un árbol, y
apoyada en él, pare, lava al niño y quema el cordón umbilical, el cual entierra.
Generalmente, los tarahumaras se casan muy jóvenes; antes de los 16 años. En las
“tesgüinadas” –que son a la vez reuniones sociales y de carácter económico– se conocen y se
tratan todos los miembros de la comunidad. Allí se hacen los noviazgos con plena libertad de
selección, aunque es frecuente que la mujer tome la iniciativa en las relaciones amorosas,
cantándole, bailándole en frente y llamando la atención del muchacho, tirándole guijarros.
Celebrado selváticamente el matrimonio, al domingo siguiente los casa oficialmente
el gobernador, ante la presencia de los demás miembros del grupo. Como se comprenderá,
estos matrimonios son monogámicos y endogámicos, en lo primero influye la tradición, y en lo
segundo, factores geográficos, la falta de comunicaciones, diferencias
en cultura, idioma y economía.
Es evidente el estilo propio con que el indígena ama. El tarahumara, al casarse, lo hace más
por cálculo que por amor. Piensa más en lo práctico y lo utilitario, así como en lo fisiológico,
que en la espiritualidad de su mujer. Le interesa más la salud de su mujer y que esta sea
"nueva" (es decir, joven, fuerte y trabajadora), que su alma. Esto no quiere decir, sin embargo,
que carezca él de una tonalidad amorosa propia. Prefiere el uso de su fuerza a los
refinamientos eróticos.
Fiestas
La antropóloga Ana Paula Pintado 4 en la investigación de sus estudios doctorales de identidad
y fiestas rarámuri, al hacerse la pregunta de por qué la importancia de la fiesta, afirma:
las fiestas son la base para la reproducción social, la manera de mantenerse como grupo. Son también
parte importante de su principal forma de ayudarse, el kórima. Es en las fiestas donde se casan, donde
se forman las parejas, donde construyen sus redes de parentesco. Es ahí donde se resuelven los
problemas de la comunidad, donde las autoridades, como el gobernador, el segundo gobernador, el
comisario ejidal y el comisario policía, dan el nawésari, el discurso, en el que, de forma muy solemne y
durante varios minutos, recuerdan a la gente lo que es ser un buen rarámuri
Rasgos físicos[editar]
Generalmente, los tarahumaras son delgados, entre ellos son muy raros los
tipos musculosos y muy altos. La mujer tiende a ser baja y más robusta.
Los ojos generalmente tienden a ser oblicuos, pómulos salientes, orejas chicas, nariz y boca
mediana, labios casi gruesos; el cabello lo tienen negro, grueso y liso; lampiña y ancha
la cara y escaso vello en el cuerpo; su piel es morena, gruesa y un poco reseca por las bajas
temperaturas; pies regulares, sus brazos son algo largos y sus piernas, como las
características de los atletas y corredores de grandes distancias. Su estatura promedio es de
1,70m.
Indumentaria[editar]
Mujeres tarahumaras en Chihuahua.
Tradiciones y religión[editar]
Los tarahumaras son muy religiosos pero practican sus creencias al margen de iglesias. De
acuerdo a reconocidos científicos como Richard Evans Schultes y Wade Davis este pueblo es
digno de admiración, pues ha preservado muchas de sus costumbres, a pesar del dominio y la
imposición de las iglesias europeas.
Se organizan en torno a los cantores (maynates) y rezadores, ancianos que ofician y
conducen las ceremonias al ritmo de sus sonajas que hacen con bules y sus cantos guturales
donde van narrando y describiendo la vida de los animales del monte como los lobos, coyotes,
mulas y zopilotes.
Gran parte de las tradiciones actuales de los rarámuris son una apropiación de lo aprendido
de los misioneros jesuitas durante los casi 150 años que convivieron en la época colonial. Luis
G. Verplancken .
Sus complejas celebraciones místico-religiosas están conformadas por danzas, tesgüinadas
y ofrendas, en las que nunca falta la bebida tradicional de maíz llamada tesgüino. Para ellos la
danza es una oración; con la danza imploran perdón, piden lluvia (para propiciarla se baila la
danza de “dutuburi”), dan las gracias por ella y por la cosecha; danzando ayudan a "Repá
betéame" (El que vive arriba), para que no pueda ser vencido por "Reré betéame" (El que vive
abajo).
Puede afirmarse que el tarahumara ha conservado su vieja cultura con sorprendente
tenacidad. Desde hace varios siglos emplean los mismos dibujos, los mismos símbolos en sus
obras artísticas, en sus fajas, cerámica y cobijas. A sus muertos continúan dejándoles comida
para el viaje sin retorno y les "ayudan" a subir al cielo mediante la celebración de tres o cuatro
fiestas, según si el difunto es hombre o mujer. Aunque en muchos casos el significado de
ritual ha desaparecido, éste ha demostrado gran vitalidad para subsistir.
Todos sus movimientos se han mantenido vivos, latentes y aún han influido en algunas
ceremonias de la Iglesia católica. La existencia del patio para las ceremonias rituales, el
humo, que es el incienso del tarahumara, el rocío de los cuatro puntos cardinales, y los
cánticos ininteligibles se practican religiosamente, pero no pueden los tarahumaras darnos
una explicación mitológica de todo esto.
El Chamán (sukurúame) emplea prácticas ocultas para hacer el mal. y el Owiruame es el
sanador bueno, en los días antiguos se transportaba de un lugar a otro en forma de ave, al
llegar a su destino recuperaba su cuerpo, a veces viajaba junto con su familia.
El chamán es el guardián de las costumbres sociales de un pueblo. Sus obligaciones como
especialista ritual y terapéutico le obligan a ser un defensor del orden tradicional. Su función
es establecer un equilibrio entre el cuerpo y el cosmos. Algunos chamanes utilizan
el peyote (híkuli) para sus curaciones, esta planta alucinógena tiene un uso restringido y sólo
los chamanes saben la cantidad que se utilizará, así como su recolección y almacenamiento.
Se usa como ungüento en la piel para sanar reumatismo, mordeduras de serpiente y otras
dolencias. En ciertos lugares solo se usa el Jiculi para curar, y en otros la Bakanoa, son
plantas sagradas que tienen asegurada su territorialidad. y los de un lugar no se atreven a
mencionar la planta del otro lugar.
Uso ritual del peyote[editar]
El siguiente es un extracto del libro El río, exploraciones y descubrimientos en la selva
amazónica de Wade Davis.
"Para los tarahumaras el peyote es el hikuli, el ser espiritual sentado al lado del Padre Sol. Es una planta
tan potente que portaba cuatro caras, percibe la vida en siete dimensiones, y a la que nunca se puede
permitir reposar en el hogar de los vivos. Para recoger el hikuli los tarahumaras viajan lejos, hacia el
sureste, más allá de las estribaciones de la sierra, en el desierto. Allí encuentran la planta al escuchar su
canción. El hikuli nunca deja de cantar, incluso después de ser recolectado. Un hombre le contó
a Lumholtz que al volver al desierto había tratado de usar como almohada su bolsa de hikuli. Su canto
era tan alto que no podría dormir. Ya seguros en casa, los tarahumaras exteienden el hikulien mantas
que luego pringan por encima con sangre, para luego guardar con cuidado las plantas secas hasta que
las mujeres estén prontas a molerlas en un metate hasta convertirlas en un espeso líquido ocre. Se
hace una gran hoguera, con leños orientados hacia el este y el oeste. Sentado al oeste del fuego,
un chamán traza un círculo en la tierra dentro del cual dibujaba el símbolo del mundo. Coloca en la cruz
un botón del peyote y lo tapa con una calabaza invertida que amplifica la música y placía al espíritu de la
planta. El chamán luce un tocado de plumas, que le infunde la sabiduría de los pájaros y evita que los
vientos malignos entren en el círculo de fuego. Después de las porciones el peyote pasa de mano en
mano y hombres y mujeres envueltos en telas blancas y descalzos empiezan una danza que dura hasta
el amanecer. Luego, a la primera señal del sol, el chamán y su gente se paran hacia el este y se
despedían con los brazos del hikuli, el espíritu que había descendido llevado por las alas de palomas
verdes, para partir luego en compañía de una lechuza.". 5
Mezcla de religiones[editar]
Los tarahumaras tienen como Dios principal una fusión de Cristo con su dios, al cual
denominan Onorúame, quien hizo al mundo y lo regula. Las concepciones religiosas incluyen
el concepto del alma y el de su pérdida. El hombre está rodeado de seres malignos y
benignos; el viento es bueno y el tornado es malo. Se han añadido a sus creencias los
nombres de Jesús, María, Dios, infierno y pecado, el uso del rosario y del crucifijo y el
santiguamiento.
La Semana Santa[editar]
Al llegar los misioneros a la sierra trataron de enseñar a los rarámuri ciertos
pasajes evangélicos de la Semana Mayor, celebraciones que fueron de gran agrado para los
indígenas. Actualmente en todas las partes donde hay un templo se siguen haciendo estas
celebraciones siguiendo el mismo patrón que los misioneros les enseñaron. En estas fiestas
colocan ramas de pino que marcarán el camino de las múltiples procesiones; aquí participan
principalmente dos grupos: el de los fariseos (bandera blanca) y el de los soldados(bandera
roja); ambos tienen capitanes que los dirigen, tenaches que cargan con las imágenes de los
santos y los pascoleros que participan con la alegre danza del pascol, usando cascabeles
alrededor de los tobillos bailan al son de los violines y flautas.
Un dato interesante es que los rarámuris representan a los chabochis(los blancos, mestizos,
los mexicanos) en el grupo de los malos (fariseos), los cuales se pintan de blanco y
representan a los partidarios de Judas, que en la danza simbólicamente andan en todas
partes y dominan la situación, pero al final son vencidos y triunfan los representantes del bien:
los soldados.
Danzas rituales[editar]
Las danzas que realizan los tarahumaras no son exactamente bailes sociales, sino
ceremonias llenas de significado; son una plegaria en pantomima, cuidadosamente ejecutada,
y jamás cambiada por la inventiva. Pocas ceremonias tienen la afinidad del actor y el
espectador inherente en estas danzas, hilos de comprensión tejido en la tela de la vida de la
tribu, motivación espiritual de costumbres y creencias. Para el observador curioso podrán
parecer un retroceso raro, de fondo impresionante, e indumentaria artística, pero,
esencialmente, entretenimiento. Mas, para ellos, significan mucho más, pues a través de sus
danzas se desenvuelve su cultura y en ellas expresa sus esperanzas, sus temores, los
tormentos de su alma, sus anhelos de vida mejor, y sus plegarias por felicidad y alegría.
Bailan para agradecer bendiciones o para alejar los maleficios y para evitar las enfermedades,
el sufrimiento y la tragedia.
A través de sus danzas se ponen en comunicación con Dios. Al son del ruido isócrono que
producen sus sonajas, con unción religiosa, ejecutan el Tutugúri y el Yúmare, tan parecidos
al mitote de los huicholes y tepecanos del Sur; las pascolas y la Raspa del jícuri (jíkuri
sepawáame).67
El baile Tutugúri, es deprecatorio y generalmente se ejecuta de noche, especialmente en
época de cosechas. Lo bailan toda la noche, y al amanecer se comen las ofrendas que habían
colocado al pie de las creces. Tanto este baile como en el Yúmare no se tocan el violín y la
guitarra, sino nada más acompaña al canto del sacerdote la sonaja. Con excepción de la
Semana Santa, los Matachines –baile de la época colonial– se bailan en todas las fiestas al
son de guitarra y violín.
Es interesante observar que la característica más notable es el silencio. La vida nómada y las
tesgüinadas no se prestan para una extensa mitología o para un acervo de cuentos y
leyendas.
Festividades
Las fiestas son una parte importante de su cultura porque conserva su identidad. Entre las
ceremonias más trascendentes están las que realizan durante el ciclo agrícola, en fechas del
calendario católico y cualquier acontecimiento familiar como el nacimiento de un hijo.
La tradición es que cada hombre organice tres fiestas durante su vida y la mujer cuatro porque
es la más propensa al pecado y debe pagar más. Un elemento básico de la ceremonia es la
presencia del cantor, quien desde que se oculta el sol, cuando inicia la fiesta, hasta la
madrugada del día siguiente entona los cantos que sirven de fondo para que hombres y
mujeres dancen. También bailan la “Pascola” que acompañan con música de arpa y violín.
En la etnia de los guarijío, cuando alguien de la comunidad muere, se realizan tres
velaciones, pues consideran que debe volver a recoger sus huellas por los lugares donde
pasó y en caso de no hacerles las ceremonias se convierten en almas sin descanso. Al igual
que los tarahumaras, pima y tepehuanes, beben tesgüino durante los rituales, lo que acarrea
problemas de violencia.
Tesgüino
Del nacimiento a la tumba, a propósito del ciclo agrícola, de las fiestas, del trabajo compartido
al servicio de la comunidad, el “tesgüino” los acompaña para subrayar la convivencia, el
esfuerzo común, la celebración especial, es el alimento fundamental de los dioses. Por esta
razón se ofrece al sol y a la luna, a los cuatro rumbos del universo, a las milpas y a los
innumerables espíritus del cosmos.
Los matachines
Son los bailarines que actúan en las fiestas de la iglesia. Se distinguen por el brillante colorido
de su atuendo. La danza matachín es ejecutada por un número par de bailarines, ocho o
doce, que bailan acompañados de violines y guitarras. Es un baile de movimiento, giros y
cambios rápidos, ejecutado en dos hileras de danzantes bajo la dirección del jefe. Los
chapeones marcan el ritmo lanzando gritos en falsete, además de ser la única persona que
usa máscara, también revisan que la indumentaria de los danzantes sea la establecida.
Las carreras de bolas (rarajípari)
Este es un juego de pelota muy común entre los tarahumaras y guarojíos. Es también el acto
colectivo más importante que llevan a cabo los hombres tarahumaras. Consiste en lanzar con
el empeine del pie una bola (komakali) hecha de raíces de encino u otro árbol y correr
descalzo detrás de ella hasta alcanzarla. Con esta carrera los equipos realizan apuestas,
resulta ganador quien llegue a la meta, la cual a veces está a 200 kilómetros de distancia.
Las carreras pueden durar hasta dos días, toda la comunidad apoya y ayuda a sus
competidores: les llevan agua y pinole, iluminan su camino durante la noche
con ocotes encendidos, les echan porras, e incluso corren con ellos a lo largo de toda la ruta.
Las mujeres también juegan a lanzar dos pequeños aros entrelazados, a lo que le llaman
rowena. Con las carreras representan la razón de ser de su existencia: el correr.
Procedimiento del Rarajípari
En cuanto gritan que inicia el partido, los diez jugadores agarran su palillo y
amontonados buscan la pelota enterrada. El juego consiste en aventar la bola con el
palillo para el lado contrario.
No hay reglas para quitarse la pelota. Se empujan, se avientan y suben por la ladera
en busca de la bola.
Antes de hacer las apuestas, los indígenas se quitan un huarache para pegarle con
más facilidad a la pelota. Así continua el juego hasta que el equipo ganador logra llegar a
la meta.
Deportes[editar]
Juegos Olímpicos[editar]
En 1928, el gobierno Mexicano ingresó a dos Tarahumaras al Maratón, obtuvieron los lugares
32 y 35, quejándose de que la carrera fue muy corta. 10
Cultura Popular[editar]
La cultura tarahumara inspiro a los creadores de videojuegos del grupo Lienzo, quienes
publicaron un videojuego basado en algunas características de dicho pueblo, el juego llamado
Mulaka fue lanzado a inicios de 2018
Véase también[editar]
Idioma tarahumara
Demografía de los tarahumara
Pueblos taracahitas
Referencias[editar]
1. Volver arriba↑ Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos
Indios (2005). Lenguas indígenas de México. En: http://cdi.gob.mx/index.php?id_seccion=660 .
Consultada el 3 de diciembre del 2006.
2. Volver arriba↑ Robert H. Lister, Chihuahua. almacén de tempestades, Chihuahua,
México, Gob. del Edo. de Chihuahua, 1979, p. 144.
3. Volver arriba↑ Heras, Margot Q.; Robledo Hernández, Gabriela. «Pueblos indígenas de
México: Tarahumaras / Rarámuri». Consultado el 24 de julio de 2017.
4. Volver arriba↑ Ana Paula Pintado Cortina es antropóloga social por la Escuela Nacional
de Antropología e Historia y maestra en Antropología y Desarrollo por la Universidad de
Sussex, Inglaterra.
5. Volver arriba↑ Wade Davis (2001). El río, exploraciones y descubrimientos en la selva
amazónica. Fondo de Cultura Económica, El Áncora Editores. ISBN 958-36-0076-8.
6. Volver arriba↑ BONFIGLIOLI, CARLO (2003). «Las Danzas Rarámuris». Revista de la
Universidad de México (México, D. F.: Universidad Nacional Autónoma de México)
(627). ISSN 0185-1330. Consultado el 27 de abril de 2017.
7. Volver arriba↑ BONFIGLIOLI, CARLO; GUTIÉRREZ DEL ÁNGEL, ARTURO (2012). «Peyote,
enfermedad y regeneración de la vida entre huicholes y tarahumaras». Cuicuilco (México, D.
F.: Escuela Nacional de Antropología e Historia) 19 (53): 195-227. ISSN 0185-1659. Consultado el
27 de abril de 2017.
8. Volver arriba↑ Lienzo. «Mulaka: Origins». Consultado el 27 de marzo de 2015.
9. Volver arriba↑ Wade Davis. El río. p. 82.
10. Volver arriba↑ OpEdNews.com (5 de octubre de 2008). «The Tarahumara Indians of
Mexico "Olympics Too Short"» (en inglés). Consultado el 2 de febrero de 2015.
Enlaces externos[editar]